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TAPAR PARA DESTAPAR
from Revista D+ 25
by alejofilms
CON UNA SERIE DE FOTOGRAFÍAS VINTAGE INTERVENIDAS, CALLEGARI
RECREÓ UNA ÉPOCA EN LA QUE EL SEXO ESTABA VELADO.
Gonzalo García Callegari (Lima, 1971) es uno de los artistas plásticos más activos de su generación. Cuando todavía cursaba arte en la Universidad Católica convocó a otros estudiantes como él y organizó la exposición Futuros maestros en la Galería Del Arca, en San Isidro, dirigida por el arquitecto Franco Vella. Era el año 1994, y desde entonces se ha mantenido imparable con su participación en más de 120 exposiciones colectivas, ferias de arte, residencias artísticas y 19 muestras individuales; la más reciente fue presentada en julio en Librería La Rebelde. Además, es el motor del colectivo Fixed Project Lima.
Los trabajos de García Callegari se caracterizan por la ironía con la que representa diversos temas históricos, sociales y políticos en los que construye hermosas metáforas visuales con una impresionante destreza técnica e impecable presentación en el dibujo a lápiz, óleo, acrílico, acuarela, tinta china, carboncillo, collage o en cualquiera de las formas de arte que utilice para expresarse.
La última serie en la que ha trabajado con ahínco se titula Putavida, la cual comenzó durante la pandemia. El factor motivador fueron unas fotografías eróticas vintage que descubrió en la colección de arte de su pareja, el reconocido anticuario Jorge Bustamante. Pequeñas fotos que hace ochenta o cien años los caballeros guardaban en sus billeteras para intercambiarlas entre ellos, mucho antes de la existencia de revistas pornográficas como Playboy o Hustler
Saber que estas fotos eróticas de voluptuosas mujeres desnudas o con vestuarios para interpretar juegos de roles, parejas haciendo el amor o participando en orgías fueron en su época algo prohibido, secreto o censurado pero a la vez codiciado, lo hicieron meditar sobre su propia vida y despertar sexual. “La idea fue explorar en mi infancia y en la de mi generación toda esta censura, toda esta cosa oculta que había alrededor del sexo”, comenta Gonzalo.
Siempre lúdico, escaneó las fotos en alta resolución para imprimirlas en grande e intervenirlas. De esta manera hizo crucigramas, pupiletras, rompecabezas y scrabbles empleando palabras relacionadas con el erotismo, como cama, lujuria, pubis, caricia, goce, pecado, sentir, deseo, etc., con lo que creó un doble juego entre la imagen en sí y su intervención artística con colores, óleo, tinta china, rasgado y collage.
“Lo que hice es juntar el juego con esta cosa erótica, pues es la manera como yo sublimaba la parte sexual, y muchos de nosotros también. No había fuentes. La calata de la última página de la revista Caretas era el máximo escándalo”, recuerda García Callegari, quien se caracteriza por tener una obra sutil pero a la vez muy simbólica.