LA REVOLUCIÓN MEXICANA
ANTECEDENTES
En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a mucha gente, que de inmediato comenzó a organizarse para participar en las elecciones de 1910. Surgieron varios partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución de sus problemas. Lamentablemente, Díaz cambió de opinión y se reeligió de nuevo. Pero era ya imposible detener el deseo de cambio. Porfirio Díaz fue presidente de México treinta y un años. Durante ese tiempo, el poder quedó en manos de un pequeño grupo de personas, encabezadas por Díaz; el pueblo no tuvo oportunidad de opinar sobre sus problemas ni de elegir a sus gobernantes. Mientras tanto, había surgido una nueva generación de jóvenes, maestros, médicos, abogados, ingenieros, agricultores e industriales que querían participar en la vida política del país y que no podían hacerlo porque todos los puestos estaban ya ocupados por hombres mucho más viejos que ellos. Cuando, en 1908, Díaz afirmó que México se encontraba maduro para la democracia, estos jóvenes sintieron que había llegado el momento de participar en la política y se sintieron llenos de entusiasmo. Uno de esos hombres fue Francisco I. Madero. Había estudiado y viajado fuera de México, pues venía de una familia de hacendados y empresarios, y no tenía dificultades económicas. Sin embargo, sabía que muchos mexicanos vivían en condiciones de extrema pobreza y estaba hondamente preocupado por los problemas nacionales. Quería participar en el gobierno de su país y decidió entrar en la política. Junto con otras personas que, como él, estaban en contra de que Porfirio Díaz se reeligiera, Madero fundó el partido Anti reeleccionista, del que fue candidato. Después se dedicó a viajar por todo el país, para explicar al pueblo de sus ideas
políticas. Desde el tiempo en que Juárez había recorrido el país esto no sucedía. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio. Su campaña creó gran interés en las elecciones de 1910 y que mucha gente deseara participar en ellas.
EL MOVIMIENTO MADERISTA
LA DECENA TRÁGICA
Con el apoyo de algunos diplomáticos extranjeros encabezados por el embajador de Estados Unidos, en Febrero de 1913 tres antiguos militares porfiristas se rebelaron contra Madero en la ciudad de México. Uno de ellos, Bernardino Reyes, murió cuando dirigía un ataque contra el Palacio Nacional. Los otros dos, Felix Días y Manuel Mondragón, se encerraron en la ciudadela, antiguo depósito de armas en el centro de la capital. Madero hizo frente a la situación valerosamente. Para su desgracia, puso el mando de las tropas leales en manos de Huerta, que el año anterior había sometido a los orozquistas pero ahora estaba desacuerdo con los sublevados. Durante diez días ocurrieron distintos enfrentamientos que causaron un estado de enorme confusión. Hubo numerosos combates en la ciudad de México; muchos civiles murieron y muchos edificios fueron dañados. El embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson, arregló que Huerta y los militares alzados se entrevistaran en la embajada de su país. Wilson temía que el movimiento revolucionario afectara los intereses de las compañías norteamericanas. Prefería que hubiera un nuevo dictador y creía que Huerta podría serlo. El 18 de febrero, unos soldados de Huerta entraron a Palacio Nacional y apresaron a Madero junto con el vicepresidente Pino Suárez. Los dos fueron obligados a reunirse a sus cargos; los asesinaron cuatro días después. El crimen indignó a todo el país. Victoriano Huerta realizó las maquinaciones necesarias para asumir legalmente la presidencia, pero su traición era evidente. De inmediato tuvo que enfrentarse a quienes no estaban dispuestos a aceptarlo
AHORA REFLEXIONA ¿Qué dificultades tuvo que afrontar Francisco I. Madero como presidente? Si Porfirio Díaz ya había renunciado al Poder, ¿por qué continuó la lucha armada?
PLAN DE SAN LUIS
Madero creía en la democracia y en la necesidad de renovar el gobierno de acuerdo con las leyes, pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Díaz y poco antes de las elecciones de 1910 fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Allí recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, aunque debía permanecer en la ciudad, sin embargo, a principios de octubre Madero escapó a los Estados Unidos de América, donde publicó el Plan de San Luis Potosí. En ese documento, Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional, hasta que se realizaran nuevas elecciones; prometió que se devolverían las tierras a quienes hubieran sido despojados de ellas; pidió que se defendiera el sufragio (voto) efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamado al pueblo para que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910 y arrojara del poder al dictador. La experiencia lo había convencido de que no había otra manera de lograr el cambio de gobernante.
COMIENZA LA REVOLUCIÓN El 14 de noviembre de 1910, en Cuchillo Parado, Chihuahua, Toribio Ortega se levantó en armas con un pequeño grupo de seguidores. El 18 del mismo mes, en Puebla, fue descubierto una conspiración maderista en la casa de la familia Serdán. Al resistirse contra la policía y los soldados, Aquiles y Máximo Serdán perdieron la vida; fueron unos de los primeros mártires de la revolución. Su hermana Carmen y su madre, que también lucharon, fueron encarceladas. En Chihuahua, Madero logró que Pascual Orozco y Francisco Villa estuvieran de su parte. En Morelos sucedió lo mismo con Emiliano Zapata. En la ciudad de México hubo motines contra Porfirio Díaz. Ni Orozco ni Villa tenían preparación militar, pero resultaron ser estrategas excelentes; los seguía gente del norte, descontenta por la exigencia de latifundios ganaderos.
En marzo de 1911, Zapata encabezó a los campesinos de Morelos, que reclamaban sus derechos sobre la tierra y el agua. En otros lugares de la República hubo también levantamientos.
El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante treinta años, parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general. En sólo seis meses las fuerzas maderistas triunfaron sobre las del viejo dictador. La acción definitiva fue la toma de Ciudad Juárez, por Orozco y Villa. En esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia y salió del país rumbo a Francia, donde murió en 1915. La Revolución mexicana inicia el 20 de noviembre de 1910, en la cual contribuyeron, tres causas fundamentales para dar inicio a esta guerra. 1. Causas de orden político: El envejecimiento del sistema, manifestado en la prolongada permanencia de Díaz en el poder, así como en la inmovilidad del gabinete porfirista ( el ministro más joven tenía 60 años de edad y por lo menos, 20 años en el puesto ) de la misma forma los diputados y senadores , gobernadores y demás puestos administrativos de distintos niveles, fueron ocupados por elementos fieles al régimen, limitando los espacios requeridos, para su consolidación como clase social, por la cada vez más numerosa clase media. 2. Causes económicas: Inconformidad de los pequeños empresarios dedicados a labores comerciales, agrícolas e industriales, inconformes con el manejo que la oligarquía de los científicos, hacía de los créditos bancarios, pues en muchas ocasiones los destinaba a financiar sus propios proyectos. Otra razón que motivó también la inconformidad de la clase media emprendedora, eran los efectos que la tienda de raya tenía en el desarrollo del capitalismo, pues al limitar el intercambio dinero– mercancías, dificultaba el crecimiento del mercado interno. 3. Causas sociales: El descontento de los campesinos causado por el despojo de tierras, que de manera sistemática se venía dando desde 1883, en que se empezó a aplicarse la
ley de deslinde y colonización de tierras baldías, y aunque su aplicación fue suspendida en 1808, sus efectos resultaron catastróficos para la mayoría de los poseedores de tierras que no pudieron comprobar por medio de títulos, la legítima posesión de sus terrenos, que perdieron, incrementándose el latifundismo iniciado desde los tiempos de la reforma liberal. El General Álvaro Obregón es quien comenzó la etapa final. Con gran prestigio y poder, trabajó afanosamente en otorgar derechos a obreros y campesinos, para hacer crecer su base popular de apoyo y para asentar las bases de un esquema político diferente. En 1924 ocupó la presidencia Plutarco Elías Calles y es con él con quien el nuevo esquema político tomó forma definitiva.