Luis Alberto Valencia: “Los niños en Colombia quieren ser como Pablo Escobar”.
Alexis Peños Ramos / Madrid
17 de junio de 2018
A los 48 años, Luis Alberto decide venir a España en busca de una mejor calidad de vida y un trabajo estable. Lejos queda ya en su recuerdo aquellos años en los que Colombia estuvo bajo el control absoluto del narcotráfico. Nacido en Pereira, región montañosa del oeste de Colombia, se desplazó a Caquetá, región amazónica del sur del país, para trabajar en una de las muchas plantaciones de cocaína que tenía en su poder el intocable Cártel de Medellín. “No tenía opción”. La muerte de su padre, la pobreza y el desempleo fueron las principales causas que le llevaron a trabajar para el conocido cártel. Después de 4 años recogiendo hoja de coca y trabajando en los laboratorios, consiguió trabajo como conductor de autobuses en Bogotá y dejó ese mundo para siempre.
¿Con cuantos años decidiste ir a trabajar a Caquetá? Bueno yo era muy joven, tendría 21 años cuando fui a trabajar para allá.
¿Quién te ofreció el trabajo? Tenía amigos que estaban ganando dinero en Caquetá. Yo no fui hasta que murió mi padre, ahí las cosas cambiaron. Un amigo me dijo que hacía falta gente para recoger hoja en las plantaciones y allá me fui.
¿Tu familia vio bien que fueras a trabajar allí? La pobreza es muy mala. Colombia estaba pasando mucha hambre y aunque no te lo creas, era lo más normal del mundo ir a trabajar en la cocaína. Incluso estudiantes iban a recoger hoja de coca. Muchos campesinos tenían sus fincas de ganado y a parte sus plantaciones.
¿De verdad tenía un campesino la necesidad de sembrar cocaína? Bueno, yo conocí un campesino que tenía 12 hectáreas sembradas, pues sacaba cada 2 meses, 12.000 gramos. Eso se pagaba aproximadamente a 12 millones de pesos. En su caso no era necesario porque tenía una finca bastante grande y mucho ganado, pero la cocaína daba mucho dinero y no había ningún tipo de control.
¿Cuánto dinero cobrabas tú? Cuando estaba recogiendo hoja, unos 15.000 pesos por jornal. Más tarde en el laboratorio cobraba más, unos 20.000 pesos. En ese momento no era un mal sueldo.
¿Estuviste siempre en el mismo laboratorio? Sí, en Caquetá. Mi laboratorio era más bien rústico, como la mayoría de los que había alrededor. Sin embargo, en esa región se encontraba “Tranquilandia”, el complejo más grande que tenía el cártel, con 19 laboratorios (mucho más especializados) y hasta 8 pistas de aterrizaje para avionetas.
¿Qué proceso se llevaba a cabo en el laboratorio? Se producía en grandes dimensiones; si 25 kilogramos de hoja era 1 arroba, al día realizábamos un total de 100 arrobas. El proceso es sencillo; A las hojas se les echa sal-soda para que suden y después se meten en un bidón gigante de gasolina. Cuando las hojas quedan transparentes, se escurren y se tiran. Al bidón se le echa un cubo de agua con 4 cucharadas de ácido sulfúrico. Como el agua pesa, la sustancia se va al fondo del bidón, a si que se cogía una manguera y se sacaba. Finalmente, se le echaba pergamanato para dejar el agua transparente y amoniaco para espesarla. De ahí a unos lienzos de dacrón para su filtración, (ya se podía apreciar una forma harinosa). Convertíamos la sustancia en pelotas. Las dejábamos al sol para que secaran y se convirtieran en polvo.
¿Cómo medíais los químicos? Nosotros lo hacíamos a ojo. Existía un proceso posterior llamado cristalización, que utilizaban laboratorios más profesionales. Echaban acetona y éter para conseguir una sustancia más pura.
Si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿volverías a trabajar allí? Me habría gustado no tener que hacerlo pero la vida tiene estas cosas.
¿Has sido testigo alguna vez de alguna tortura? No, yo me dediqué únicamente a la plantación y más tarde al laboratorio, pero claro que había torturas y cosas horribles. Los cárteles querían mostrar su autoridad utilizando el terror y el miedo.
Hay muchas series y películas sobre Pablo Escobar, ¿muestran la realidad? Algunas más que otras…Por ejemplo, “Narcos” tuvo mucho éxito pero sin embargo “Sobreviviendo a Escobar” es mucho más fiel a la realidad.
¿Llegaste a conocer a algún miembro importante del cártel? Conocí a Octavio Pavón y a Iván Urdinola, pero nunca llegué a tratar con ellos.
¿Cómo ves la situación actual de Colombia en relación con el narcotráfico? Colombia ha sido muy violenta pero desde que eliminaron a Pablo, la cosa ha mermado mucho. Claro que ha habido cárteles que le han remplazado, pero no se metieron tanto en política. Pablo Escobar tenía montada una guerra en el país. Hubo una época en la que llegaba a ofrecer 2 millones de pesos por cada agente de policía muerto.
¿Se podría decir que Colombia ha pasado página? No estoy seguro, hay una minoría que todavía defiende a Pablo. Muchos niños lo admiran y juegan a ser él. Es complicado.
¿Dónde está Pablo, en el cielo o en el infierno? En el infierno, sin duda.
Luis Alberto y Alexis Peños en la nave industrial de Antisa SL. Fotografía: Alexis Peños.