Alexis Peños Ramos
Opinión pública y sociedad en red
No nos gustan las películas de terror Aunque sabemos que por norma general las películas de terror son malas, siempre acabamos mostrando cierta esperanza a la hora de ir al cine a verlas, y como casi siempre, volvemos algo decepcionados. Es increíble cómo son tan populares. Todos sabemos lo que va a ocurrir en todo momento: cuando la chica de la película abra la misteriosa puerta, el malo se abalanzará sobre ella y desaparecerá para sorpresa de sus acompañantes. Siempre con un guión muy simplón y una trama muy predecible.
Las películas de terror no tratan los miedos del individuo, ya que estos son muy dispares entre cada uno de nosotros. Al final, el objetivo de la productora es alcanzar el plan de ingresos predefinido, y para eso es necesario dar con ese miedo que nos identifique a todos y a cada uno de nosotros como sociedad de forma global. Algunos clásicos utilizados son los alienígenas, lo paranormal o el terrorismo. Si los miedos por excelencia del siglo pasado tienen que ver con los nazis y los comunistas, en este Siglo XXI, no hay debate, el terrorismo islámico se impone de forma global a cualquier otra fobia. Para los espectadores, la película tuvo un inicio muy intenso y aparatoso aquel 11 de septiembre. Con la caída del World Trade Center 7 y de las Torres Gemelas, también cayó de golpe toda la seguridad que las democracias se habían encargado de construir a lo largo de los años desde 1945. Poco a poco, se han ido produciendo más episodios de esta filmografía, ya considerada como la peor saga de terror que hemos visto. El 11 de marzo de 2004 en Madrid, el 7 de julio de 2005 en Londres, el 15 de abril de 2013 en Boston o el 13 de noviembre de 2016 en París son ejemplos que recordamos con tristeza.
El terrorismo es la dominación mediante el terror, es la sombra, es limitación, es el dolor y es la impotencia. Los datos del Departamento de Estado estadounidense indican que unas 20.800 personas murieron en 2015 víctimas de ataques terroristas islámicos en todo el mundo. Durante 2016, los recuentos informales cifran unas 21.000 víctimas mortales y en 2017 se suman otras 14.000 víctimas en todo el mundo.
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Alexis Peños Ramos
Opinión pública y sociedad en red
Casi 60.000 víctimas en solamente los últimos 3 años. Los datos muestran algo que debería ser evidente, se está librando una guerra, pero esta es diferente a cualquier otra. Se acabó eso de los uniformes y de los ejércitos, ahora todos bailamos juntos, a compás, puedes hablar con un terrorista sin enterarte, puedes estar a punto de morir y no darte cuenta, ya no vas a la guerra, la guerra viene a buscarte a ti.
Todos los gobiernos occidentales han prometido combatir el terrorismo. “Lucharemos contra el terrorismo, venga desde donde venga” decía la primera ministra británica, Theresa May. ¿Pero están de verdad haciendo todo lo posible? A lo mejor vendría bien recordarle a May que Gran Bretaña ha estado financiando al Estado Islámico para no perjudicar las relaciones con Arabia Saudí y los países del Golfo Pérsico, muy importantes para la economía británica. “Amo a los saudíes”, decía Donald Trump. Todo el mundo sabe que la élite saudí ha estado financiando al Qaeda por muchos años, pero aun así, el presidente de Estados Unidos los ama y los países occidentales, incluido el nuestro, cuentan con contratos multimillonarios de exportación de armas hacia estos países. Pero como dijo la portavoz del gobierno, Isabel Celaá: “son de alta precisión, no se van a equivocar matando yemeníes”. Pero si no matan yemeníes, que también ¿para qué más las quieren?
Los gobiernos occidentales están recogiendo los frutos de todo el odio que han plantado. Para estrenar la película, antes hay que producirla y sacarla adelante con éxito. El terrorismo yihadista no es algo que haya surgido en este siglo, sino que se ha dado por la colaboración reiterada con grupos extremistas islámicos en el pasado, a cambio de intereses a corto plazo sin preocuparse de las consecuencias futuras y sin responsabilidad alguna. ¿Cómo no van a estar perdiendo crédito las democracias occidentales? En la película, los ciudadanos representaríamos muy bien a ese personaje que se expone por los demás y que muere el primero. Los gobiernos en cambio, no se sabe a ciencia cierta qué papel interpretan.
Que no nos cuenten películas, que no nos gustan, y menos sabiendo el papel que nos toca. Extinguir los contratos multimillonarios de armas con Arabia Saudí y compañía es un primer paso para demostrar que de verdad se pretende luchar contra el terrorismo y de que nuestra seguridad y nuestras vidas tienen mayor valor que cualquier contrato multimillonario.
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