Juan Ojeda
Arte de Navegar
Ra Sar¿¿a t¿troac¿ DEsDE cHTMBoTE PARA
El penú
Juan Ojeda
Arte de Navegar (1962 - I.974l
Ra Saata peRe t¿üartea cHtMBorE el penú DEsDE
¡Pora dejar de ser Forastetos' en Nuestra propia tierra,leamos lo Nuestro!
Primera edición, 2000 Segunda ediciÓn, octubre del 2006
Carátula: Música Latinoamericana del artista Plástico chimbotano Renato Sifuentes Edición a cargo de Jaime Guzmán Aranda Hecha Por Río Santa Editores Fco. Pizarro 704 - Telef. 327710 Email: riosanta 1 3@hotmail'com esta ediciÓn, Río Santa Editores, 2006 de Derechos @
ProhibidolareproducciÓntotaloparcialsinautorizacion. Hecho e impreso en el Perú / Printed in Perú
(Jna tierra d.e nadie
V
para todos
/
que nos parece limpia g es hediendo,
que nos parece uid.a g es la muerte / qte nos parece gloría g es derrota; ... unatíerra sin cabello.Ly sin dientes / Es eI hterto Ete se llama absurdo.
Mtguel Rodríguez Paz
INDICE
XI
Prólogo I
7 10 12
13 16 1B
20 21
23 24 26 28 30 31
Crónica de Boecio Swedenborg Soliloquio Paracelso La Noche Stultifera Navis Caput Mortum Eleusis De las Condiciones Historia Rústica Cántico para Leopardi Hermes Trismegisto Hommage a Stephane Mallarme Dioscuros tf
35
Elogio de los NaveEantes ilt
61
Van Gogh en Arles
64 66
Monólogo lnterior El Sueño de Elsinor
6B
La Noche Marítimá
70
FJomesickness
72
Norno Orthio Rapsodia para Suely Rolnik Portrait of a Blind Poet
77.
75
76 77 78
80 82 83
Hommage alDestenado
Antífona para John Cage Le Soleilest Devenu Noir Oración para Scardanelli Bowels
DelCautiverio IV
87 90 92 93 96 98 99 100
102 103
1U 107 109 110 113
Kerygma Meditación de Meister Eckhart Laquesis Confesión de Menció Mutanabbi Promenade Angelus Silesius Orfeo en el Hades Osario Marftimo. Oratorio para Raymond Roussel Cetrería de Paolo Uccello Mar Órfico Landscape Elogio de la Deshlcción Elogio de la Infancia
PROLOGO
DEL AVERNq HA:IA Los MoN'rEs
NAVEGANTS
pÉnrttEs
rÚtvnnnn
y le Cuenta Jung, comentando el Lllises, que un iío ancianr¡ lo detuvo un día en la calle " " pregurúó; " ¿Sabis cómo atormento el Diahlo a los ráprr.sbcts? Y continuó: Lo,s hace esperar" '
lieirttiseis años se ha tenido que esperar püra ver publicado, en Jttnna total, el libro Arte de de 1974. Ir{avegar, que Juan ajeda dejó estructurado meses antes de morir, el I I de noviembre "pr'rr) en esenciales que son elementos ct¿atro al evocur pertinente es la cita deiung también del tormentoIy' mundo el presenie libro; (Ilises, símbolo de sabiduría; su descettso al Hctdes: el y el tedio, todos ellos, elemento.s sustantivos en Jiialmente, la re.flexión sobre el tiempo, la espera la poesia de Oieda.
Ningún"personaje se menciona tantas veces en Arte de Navegar y más aún el ambiente ",..anciano de precario dot¡cle mora conlo Caronte: "...el viejo blonco con antigtto pelo": el pelo", "...ese anciano de lono,so rostro conduce vehernenle / T'attta acrilud, que la otra riba tr:rtfigttra-falaz toda esperanza". Y con é1, el trance de navegación de su barca, siendo el símbolo cle esa navegación cle donde deriva, en gran ntedida, el nombre del I i b rt¡ AItí sZ o¡ur", también, la tentátióa centrnl y dontinante de la obrtt, la condición humana, la hisloria moral del hombre puesta en escena en el tras¡taso de las alntus a lrat'és de dicho río, todo a cürgo de Caronte, quien re¡ leta su barca con Ia nn¡ltitud inlerminuble cle almas que lloran, de los algttnas a gritos, por las aflicciones que ya padecen, v que suft'irart aún más por los siglos a la pasar de siglo.s; ntierttras que, como parte del castigo,lta las aco,sa el anhelo incontenible por dejar otrtt orilll clr¡nde las espera el dolor tanto por los tormerttos qtte r¡llí se in/ligen conto gentidos. esta vida .sencilla ntientras el barquero lus aporrea t'on el remo para acallar .stts ii ,o"rto de Juan tiene su escenurio'1t su cenlro en ntedio de esas agLtes impías que llegan del cmciano irritado, quien ha,:;ta la entbocadut"a del Hades, a orillas tle cu.vofoso arrihu la bnrca es.frontera arraja ct esa sepulÍura las almas de los que algtna t,ez.li:eron vivos. El Aqueronle pone en el Jttan con él infranqueable que dit,icJe la vida terrent dei pctricc:intienl<'¡ sentpiterno. Y niebla donde tapete'el iuicio, la condena y el pavor postrent; todo ello sumido en wt paisaie de s
ó
I
o ha.t, ho ri zttntes
difu s o s.
Xi
siempre en él y nosotros una Carottte, en nuestras convel"Saciones cott Juan, eierció de Juatt era el nuvegante pr,tr antonomas'ia erL la mitología personal .fascinación subyttga:nte. Él aunque 'su de";tino sea-fatal v abominuble' Es el navegante símbolo, el que une mundos opLtestos, tle e'sa divinidad descalabrada el nudo, ))creo que, en elfonclo, J1y1n e1a la encarnación ¿triti e inson¿lrblc.c, de diclto río lago enverdacl, por slt Es en t",,gr;';í;i;;;á¡tn, por la pena que en ellas cunde' donde anchurL; de onrJas parclas y negruzcas, profunclns tambíén retumbar cle los truenos' sólo interrumpidos estallan rojizos los relántpagos V se oye el estallicltt l' su poesía; quizá por por los acompasado, goipÁ de los remos del barqtte,o rlottde Juan abisma al AcTueronle como el Río del olvido, porque quien sc eso tambiétz tan olvidacla, pues se conoce y se olvidan de él o ella para síempre' srmerge en stls dgra.s obiáa en ellas quién es todos es un de"censo a la morada de los muertos' íoutgo, dt Siguiendo ¿rto iuta i camino, Ártn y cle-los inJiernos, adonde Juan proyecta la realidad una peregrinaciótt por el mundo subterráneo grondezas pero más con SuS ausencias l comtip.T,corriente, es clecir la virJa cr¡lidiana, Coll StlS
miserias:
" Yo siempre he morado en el
Infierno
Y de lavída sólo conozco un roslro destrozado" ". nl ioiri án Ia niebla más dura que los sueños inútiles
MAR APOCALÍPTICO ningún mar externo' l'[i el de los El mar u océatto en la nattegación de Ojeda no es, por eso' de sus nTves los descubridores del "lluevo sargazos, que hollaron por primera vez cort la proa autor dilecto para Jttan' Tampoco Mundo',, ni elfragoroso indico, tan caro a Luis de Camoens, dijera, según Juan Gonzalo Rose" "Por esta se tr.ata del océano Pacffico, ante el que Balboa que inspiró a Homero y Virgilio porquería te dejé, Teresiña"; y menos puede ser el Mediterráneo Euxino' Tampoco' añorado por ovidio al sufrü' ignominioso exilir¡ en el.Ponto 1t que fuera tan de Chimbate, ni su espe'ctral Isla Blanca' pese como se poclría suponer, )s et marfrente a la bahía de pescadores que enrumbaba a las amanecidas de Juan bajo el farol titilante de la lancha saliendo desde ese puerto, lugar de su nacimiento' determina nuestro destino de pereLa masa,r":á;;;;;;;7";";; ,t ti liu en gran medicla del infierno' Su travesía es por et gr.inos de este mundo: ei rio doliente de. la muerte, antesala y la quieta laguna Estigia' donde el marinero )queronte y,sus afluentes; el Cocito, el Flegetonte' ptutón, er ntás cntel e implacable de los dioses , hii o de traspas(t ras armas hacia er Hades , y rcina Cronos, el tiemPo.
xtl
Lavisión de Juan es apocalíptica, situando su oído en la quilla, ora aquietada, ora banibopor tanto leante, siempre verdosa de la barca de Caronte, poniendo su tacto en el remo pulido de castigar a lás almas estremecidas de llanto, y proyectando su gusto a la boca siempre abierta ser para los condenados que pagan Caronte, porque bajo su lengua se deposita la moneda la conducidás y luego echados a la grieta inconmensurable. Juan recurue alfabulario clásico de sus como así conceptos, mitología gr""o-lotina para representar su visión e intuieíones, sl/s s-
-
entimientos Y alucinaciones
-
stgntficados de su poesía son todos aquellos que pueden estar presentes en ese trance que hay ,, i*)o, de una a otra orilla en esa barca macabra atiborrada de almas. Y su actitud es iólo aquelta que cabe en ésa navegación suprema de la vida hacia la muerte y su eterna expiasus olvidos y virtudes , sus banderas y traiciones ,.sus elevaciones y derrumbes. ción, - - ' ion Ahora bien, aí""rt desaparecen las oiillas, también la barca y su timonel; y es como si se estuviera pasmado en alta mar donde no hay paisaje ni historia, ni personajes, ni sus consecuenque nos enfrentamos solos tes emocí.ones. Tampoco expectación ni sucesos. ¿8ué ocurre? Es ante el misterio, a la incerüdumbre en la que navegamos,frente al destino desolado, a la ausenLos
ciade Dios y alvacío existencial: "Esa quieta cesación del sentido...
"
Aconte como cuando estamos en alta mar, en donde es muy lejano mi origen e ignoto mi punto tle llegada; estoy solo con el precario mundo que cargo y, con el otro que me compone 'desde dentri, donde soy un desterrado, un expatriado. Y siento que únicamente el agua y el aire el me componen e integran, siendo mi único sustento; no la tierra estéril y empobrecida, tampoco arbitrio nuestra fr"go qrue aaima y apasiona; son el agua y el viento,.que haten o detienen a su y son el sol, la soberanos: supremos nave. y las demás eiementos contemplan ajenos, con roles -lluviay - -'nila noche que se acrecienta. oltí qué seiecesitará unción del alma para ingresar al rigor de estos versos, debiendo primero curar y sanar nuestro espíritu, porque ésta es morada de muertos; no poesía pary la complacencia, ni para adornar el mundo y solazar la vida. Quizas sí para recomponer la historia, pero más para meditar y alcanzar una premonitoria y urgente sabiduría que tanto requerique también está escrito en los mos en estos tiempos agraces. Porque lo más estremecedor es lo det iifiemo: que allí los réprobos ya no ven ni sienten su daño y su horror sino que, pergaminos -¡nái en estavida bien, se deleitan con su castigo, que es lo que nos puede estar ocurriendo ahora y en este preciso instante.
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visto, que sabe, Juan, en toda esta alegoría, es el ánima viva, el ser consciente que ha que gravemente comparay ausculta. Y que havuelto. Y que al.final, con su muerte, testimonia lo y desamparado que el Dante premunido de nos decía, y eso sí, recánociendo que moría ntás solo ni nombre poderosos guías : Virgilio y Beatriz. Juan no tiene baculos ni hombros donde apoydrse; 'de arisca o de consuelo, voz mujer, i novia dlfusa, que.pronunciar en los labios. Tampoco una en su indulgente, de atgún maestro.'Y hemos evocado al Dante porque el capítulo del Infierno, genio demoníaco' Divina Comedia, es a lo que más se parece la poesía de este Santo o "*rrlro trashumante enlos reinos de lo oculto, quefueJuan Ojeda' RIBAS
DIALÉCTICAS
"riotro elemento recurrente en la poesía de Juan ojeda es la continua referencio a las donde termina la tierra y empieza el bas " u orillas, el lugar cJe donde se parte y adonde se llega, que es su poesía mar, !,viceversa; símbolo de ese desgarramiento y alumbramiento dialéctico telón de fondo. Las Ellas no son un mero enunciado, ni un recurso retórico y menos un simple que el conglomerado "ribas " son, inclusiv-e, más que el puct'to atrabiliario '¡t ssngt*tionado' más Las citatJino )t contercial -elemento estridente de la modernidad y del mundo de lo's vivos-. ,,ribas " son el símbolo del lugar por donde avunzo Ia huntanidad doliente que tiene que traspa' sar de -- ttna a ltra orilla.
etlas el paiisoje es neblinoso, (:omo una realidad difusa que se pierde en las sombras. porque a ese brillo ¡t fulgor q te ,leviene de la luz incierta de las aguas del Aqueronte, a ese sonidr que'hace el golpeteo del oleaje acompasado del río en losflancos de Ia barca que transporta a las
in
e. alntas afiigidas -que dejan la vida fugaz por la otra interminable- se proyecta en las ribas refleja cle los actos vividos, empañadas como un telón defondo pasmado e inescrutable, en las orillas del río, se divisa el hambre, las enfermcdudes,los vic:ios, eidolon Atlí Ia estución siempre es inverñal, y es donde. surge dejando a un lado o superando c
Caronte el personaje esencial de Juan, que es la humanidad doliente. Sean los inspiradores c h referentes a partir de quienes se habla: Mencio, Boecio, Swedenborg, Leopardi, Van Gogh, o comc el hombre coetánea Suely Rolnik, todos ellos son puertas abiertas para sumergirse en especie, como realidad antropológica.y hasta coryg entelequia' ' y tiene, stemjri alfonáo, la"niebla como el típico paisaje de los ríos infernales, porque ell: esbozan los sere: es el halo natural de lo angustiado, deformado y esperpéntico. En la niebla se ser conlemplc' de instanle horrendos, y a la piadosa niebla vuelven para poder ,soportar el breve dos:
XIV
niebla qttieta "Así, para el que despierta' todrt -e't cepos " duros los entre Que ál t,iento arrastia oscuro y El lugar ttel castigtt eterno, en la literatura grie'ga ¡t latina' es el infiemo' lóbrego' y escarnio en Ia subterráneo, atloncle tJnían que ir las clmas después de muerÍas; lugar de./ilego de sentido, doctri,a cristiuna. Sin emba-rgo, el inliento rJe Juan e,t más trementlo: es la ausencia el tedio: laquiebr-a de la racionalidad, eldesquiciamiento y, más aún, elt'acío, launiformidrtdy " Y todo s e.n t i r as
allí será cruiiente abismo es
tre m
ece
r s e uu
IIa
nt es e s fer as r í gi ci a s :
impenet.rabl,e río tiempo inmóvil
püvot"oso rostt'o de lo hueco ".
EL HOMBRE TOTALY FATAL para el En el libro se indaga por una verdatJ dentra de Io oscuro, hosco y tenebroso, válida comprometerse y hombre como conjunto. Hay allí un primer acto de valor: el identificarse, por lo que es comprender una realidad lrascendente para construir una
re":ponsabilizarse humanidadverdadera,.fundada en el abrazo y la solidarida^cl. Á*i:" lot pr"grniás esenciales: ¿Hacia-dónde vamos? ¿Cual es el destinofinal del hombre? humana en e! juturo? ¿La tecnificación de la sociedad no ¿Cuales son los signos de Ia condición io* qu" ósta pierda cada día más y más en humanismo? ¿Es designio de Dios? Sus respuestas y funestas que le hicieron perder toda esperanzá. son - - tan demoledoras ir" asado, dirááto y sin o^boges, único y peculiar en plantearse tales cuestiones, riguroso y artes y'consutradas, acendrado en su método. A todo ello tenían que dar respuesta diversos saberes, ciencias y conclusiones debates pregptntos, religione,s y arduas JilosoJías'. I)ar t,ersión de las - por Io correspanclía hacerlo a la candort¡su poesta. Mactzas v agobiantes.fueron la's respuestas Preg.un-, infelices y calamitosas-, lo que constitwyó parte.iitndamental en el motivo de su suicidio. indagó Juun respucstas pnr cuyas que todo.s esconclemo.s por comodidad, ntiedo o impolencia, to-t
ac,ciosamente. y éstusfueron adversas, negatittcts v horrenda.g ¿Octtltarlas a sí mismo'? ¿Esconriers,:ele.ellas? ¿!,.4unipulorlas? ¿Buscurrefugiaenalgúnempleobienomalremunerado? 'Totio
n pánico, inmóvil duración"
proeza es trascendente porque él asume el destino del hombre, pues hacía tiempo que un dejó de iablar como individuo para hablar repre.sentando al género humano que sobrelleva y su distino y determinadas condiciones que lo enajenan. A través de Juan habla la historia verbo tiene ls densidad de siglos vividos' Su
"
" Cambado de soledad y neutro polvo hurga sus ojos '
la esencia del estupor de la especíe. No del dolor vertical, explicable circunstancial' proyecto huma' merúe, sino clel horror horizontal, permdnente y no enmendable. Horror ante un mundo hacia e' del rodar no y cósmico que él intuye o conoce deforme y pavoroso, cual es el
Él
e,s
vacío. Es la visión tetorífica y espúntosa que también diera el evangelista. Horror catastrofe que se remonta al origen de Ia Creación, como un aborto divino interminable:
de unc
donde Nacimiento y Muerte, Putrefacción y Crecimiento, ,s on c' o lu m nas q u ebr ad as que un oio perverso contempla torpemente " ' "
"Talvez somos undon abolido por el nacimiento"' sus indagacione,s san eslremecedoras. Huy un resultado de espant: y de s'consecl¿encia del e,yamen que arroja en ,\us proyecciones la ¿iencia, conclusión síntesis sabiduríu cJelmyndo, que derivan erl ser abruntadoras v lacerantes y anle lo cual ¡qué olvidad: distraírlo banol se siente al hontbre lrcntc a ese sinu.falal que lo ürarca desde ante'g de nac'e'
Las r-espuestas
a
1,
vulnernbles resultan ser sus corulicione's ! iioiírre cle" filosofia, poesía, religión y moral, donde lo superfluo no ingresa y todo esencial se hace triza,s. Y sólo la sombra rie nuestru¡ destino permanece, que las almas en bre"¿ rumot de culpa y añoranza logran esconder en el puvoroso escenario donde todas las imágena: en voces ve,:' sort abominable.r y las significados ignominiosos, dichos en idiomas soterrados, rlos, en instantes que.fiteron pcro yo deiaron de ser supremos' ¡Que- ittdefensas
''
y
"l'luestro indagar ha concluido Y ésta es la sabiduría; nada ha¡' " Que explorarfuera de lafabula...
XVI
EL DESCEI{SO
YIA CAíilA
¿De dóncle tieriva la nocirin, ), hasta el sentimiento de tragedia en Juan? euizá de Ia convicción de que esü¿vimos hechos ptJra ser dioses v he¡nos rodaclo a une condir:ión banal y efimeraI expulsudos dcl parcíso y desptres perdiendo rJíu a tlía inocencia y sabiduría,. hasta caer despoiados de todas las'¿irludes, en el pozo t:iego perverso de lafuntilid v, consecuentemente, s, en lu condena a! inf erno. "Tierca de io.s díoses qtre el hombre habita, 7- bajo r:! nturmullo tiel tit:mpo una rnuerte segura',.
En la pt'oyección del tiempo pasado, ¡iresente y.fi"turo, Oieda encuentra una línea de allí ta clave de su desencanto, de su ¿esilusión y con.se-
descenso, cadi¿cidad e ignominia. He
cuente.[ulalismo.
"Y así e-r como \;ütnüs descendiendr¡ en Ia niebla huec:a de lctvida
humana"
Hay una dit'ecdonitliriad de descenso ¡t t:aída. Desdc unu infancia hacia un lugar perdido, hut'i¿ una caducidttd, desdc el vicntre materno a la./bsa septtlcral. Som6s óngeles e:xpul^;adi.,.t v' ex¡Latriudts de! reíno. Hentr¡s perdido la ver¿adeio ,oro, el divino útero rnüterna, la morada im¡sereced.era. Srsmos desterrados del paraí.so fle Ia inocenciav la divinidad.. desde tma plenifud
¿Conocerán el tiempo otro? 7hIvez una inacencia oscura accedería, como doloro.sa llagu, en la raíz de lovivido. el tientpo dei,iniendo bnjo inntóvil rnateria. Pero nue.ttra pureza va la hemo.r peydida, o ffiorü e ¡t un dorninio de ¡tat oro,sos geslos ". "
Todo ha de,venidr; e¡z muerte, en j'also lenguaje T,husta en gestos impropios. Hay un origen poclerosa,::¡tbliilev Die ltívict¡. Perr¡ la [ínea que he¡nos seguido es nefasú, di¡ando lo glorioi, y hemos caducudc, f'r; sul,t:t es poesíc de lu ¿!e.;ilu¡'ión v la desesperan"o pi, la esterilidud del ntunda- Quizá porque 'se hn cma¡lo muchc... dehirto a que se ha esperado lanto... porque cuando se tiene unn ideti [ait altav €s tavt elen'r::lo e! propósita r]eviene profündo el desencanto. " PerJ
tú vace,g cculto o simuias
de Io que, en verrtari , e ,, tw únic,¡
llciarte nti5terio:
XVII
en la innoble morada de Ia realidad nutres un s entido más hc¡ndo, del que yaha cesado todo vesligio humuno"'
Arte de nüvegsr es paradójicamente la elegía de un naufragio, la rapsodia de una catá'strofe. Una de:;graciafatal ha convertido totlo en ntinas y se avizoran solamente los despojos' mirada conturbada Sólo permarr"i"n lai n¿inas de lo que ha sido casa, palacio y ciudad. La descienrle u las regiones del espanto, de las ruinas putreJactas, del abandono de Dios. "Los desgdrrados, esos que recogen, sin saberlo, lri pat orlsa carencia del mundo y, transfigurados, toportan el misterio y hahitan una soledad deJorme"
'
Alguien se burlct de riosotros. Hemos sido engañados. Dios iuega con el Hombre- Hay un pleno :;ino esbozofraudulento, y todo es mueca ): frattde qir," ,ro conclu\:e, y ni siquiet'a e.s fi'aude 'Jarsa. I tto1, quiene.s no se desílusionan de nada, porque nada uvizoran, nada alumbra sus espíritus, a nada a'sPir.rrt.
EL DIOS,4U.qENTT: La poesía tle .luan Ojeda es ,tl vucio de Dios, es Ia estructura ausente. Y Ia enajenación de Dios 1o es porqye iste ,seu di.sto-nle e inasequible sino peor Porqlrc no es habido; porque al regre.\o cle la anhelantc búsqtteda Iu respuesta de .htan es que el lugar que ocupuba está vacío, es hueco y;1,ttce ctbandonado. Dio.g ha h.uido dciando su creación desamparada: "
Sobre lo tierra unü ausencia de dioses ".
Ha ex¡tlrtrado todr¡. ha ,sotnetido todo a un ttrduo proceso tle verificación. Ha destejido r vuelto a teier vertlajes unriqrisimas y nuevas. Es buscador üfatigable de bases y principios Pera el restiltado e-s que no halt nadu' Todo es pavor, horror y miseria' "Habitamos el cadáver de
u.n
Dios".
L)l muntlo ha fievenido así en un paranto, en un e.spacio inerte ¡' sin sentido. No hay nada que produzcafelicitlad ni alegría. No hay ninguna razi¡¡t va.ledera, porque nada se mantiene en
pie; todas
las
efigies han caído corroídat'
XVIII
t
uElogía de la Inf,ancia" es, en el.li:ndo L*;,t){ir:'ino de -{e, de. pn:mi,sión. v- un ilamatirt t it¿ acción rev¡lvcionaria, a que bttset.rc.lr¡r;-';,'rrs rtír:r::' de! bisy y {unctrr,;t¡.s tsil:t !'titL,t,¡:. lierr:s I ttti(r titlsvü hi:;tr¡¡'ia: la tierra del anheh, ít inliut::i:t d:t! wit¡nrJt.'. el ,lír¿ i'¡?. {.lLt€ des$.1't¿t'tr:n:r¡,:; !,tr ¡;,,;, i:¿ morads del isien a lu que todos estülnos ,:(ilvccLr.los; " Oh ínfanc i a de ¡ futu rt J' .r'¿g,o.r', y a,:i c e s c lt c hü ía hu-muntt muchedurnbre, se insinii,:t¡¡
los tiempos de un orden ¡¡uet'a,!
I'orquc la tierra, niño, te cohilcrri en sus dones eternos, porque ).'it s€ ni.euinü la eciad de unu l'tisíoria fetttnda; mir a, ¡ni¡.o i,slo.\ t'trines. I-uego cctntinemos hucia lcs nantes¡érttlest "
I) en íl¡t S dnc h ez {-i k ó rc
y.4iN.
poesía, Ia suya, oscura pero de ine¡abte grundeza, en los momentos mas solemne,s de la cual aparec' u' oí*, o Ia presenciq de un anlmal liiLre ¡' snivaje' o de un tnstrumenla musical intacto e incorruptú, como si se tratase cit: una aprsrlcir.tn tnística, seü un ciewo, una corza' u¡7 ganto, un e.st.()rnino, un sistro. Se escucha repentino el r:anttt de un tordo o el'nelo asustadizo e íntimo de un gorrión.
Ilabra"lectores que se afanen por e.xplir:arla o camprutnderla con el sentido de la racionali' Le dad. En tal üttento s¡i duda habrá rnucho qwe quetlttr,t oculto; pero no hay que desesperar. y aunquq poesía es precisamente tal por .-rer incógnita )' trtisterirt, presencia de lo divinrt secreto de alguna ntanera, rlesbordante ), Dromisoria: es:t: es ":/ c¿so del liÍ:ro qtte ahora sostefiernos tmgitlos, que arrüsa y L.astiga pero tanil¡ién ir;t,iste ;, ennt¡blece, si no ¡tor su.fon,io lorluratlo, si po, to aylenticidad y devocién con que estu pergefrailo 't parqu€. es el testimonio ¡:or el cuaí se t' ons a gr ó y o frenrió una v ida. conceptual, het.ética y a la v-ez sa{ru{ia, ccn urx repertorio mu.v grande de imágene's. ulucinanl¿ en sus lamentacíanes; nada mwndana, caliejtru o dest,ergonzstln; que desaparer:e de la s'uperlt' cie de los días para surnet'girse c:n un espücio y, tiernpo suprurceaÍes, que nos hunde cn su espírittt en susfantasmas )) obsesiones; a veces ini'úlleble, donde no l¡cv estridencia, vanalid¿'í, ni lug,t' para la piedud. POESí.A PROVECTA
Y
SABIA
Juan Ojedacont'eptúu el tiempo cúlrlo unü uniriad clut c:<tntrariüs, un mov-imi(tnto dia!écticc una conjunciórt 1; dispersión. Y que en ei instatite esta corttenido todo, aunque la esencia i' ': madre es lg eternidad. Y es clesfle la eternidad que él asunrc st4 cünlo o ';u prédicfl v r"epre,senta aquella en lave-ie: o Ia senectud, cowto corresponde por ser síntesis cie. vid s". A Ju.an le a¡rajo sietnpre la edad prove:' ta. En sys gestos, en su talante y en su voz tt *laba de situcrse en esü cctndición, siempre con :,tor¿o gravev aciago. "'Su léngua¡Z es longevo pero colntudct ri¿:sir¿1rdante , que prodiga una sínlesi.l d¿ r'¿;: 1, a Poesía densa, de edad eternu, donde ,se suwtü itbeiir:zu s*lem,ne una recia,sal¡iduría. Dande '-:
irnágenes,gonser.soberbias,resultanpo.rpueslasclafiml¡ezadelr.,sjwiciosqueallíseo-|rece-. solumer:
poesía tie es¡tacios attrylius jt tiempo tl¿ienrclo, don¡le !¿¡5 5¿t1:tüt:ienes son ahnÍidas y sehacen broncos los ccrnceptos.
XX
.
¿Cómo puedo hablar delfrato la semilla, si no conozco los orígenes? kndré que retornar a las raíces, "
Y
Buscando lu evidencia, bajo la canfusion; Llenándome de siglos y piedras, Como asiendo los significados, Y sus designios , la verdad perenn e " .
tantofiguras literarias como refleprevalece sino el conocimiento. Su belleza es ardor o Ia.fruición sentencia.s. No el xiones intenrtr y slbrehumana, imponente, con el rostrc adusto y Cesencaiado; y con las manos en altoy cri^spadas o piadosamente recogidas. Gra.fica con imágenes y mctáforas realidades profundas y verdades supremas. Intuyc hocia dónde va la marcha deluniverso. Es un aviso urgente que nos dice que el tren en el que vamos corue descarrilado y será inevítable que se precipüe en el abismo. La muerte de Juan - su suicidio es voz de alerta, un llamado de atención urgenle, una t:larinada de aiarma: comprometerse a cambiar el curso de la historia, poner las manos en el .fuego para no seguir siendo cómpiices de este descalabro y de este siniestro, Ert su poesía no hay exaltación sino sapiencta; no hay
y
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BITÁCOR,A RITUAL Y TESTAMENTO PROFÉTICO
Arte de navegür pertenece u la literatura de visione.s, en donde los elementos que se nombran tienen carácter de .símbolos, corx un signiJicado peculiur ¡, mi.sterio.so, de acuerdo a una estética, a una c:reencia, a una religión o ü un código de pri'zcipios y normüs. De allí su dificultad ), su carácler críptico. Los escenarios y actores se a,semejan d un auto sacramental, con un lenguaje canónico y epopé,r'i.r:o, con el acento proJético de las obras clásicas de todos los tiempos. Sus acordes son de trombone,s, bajos, tubas, violoncelos y en lo alto o lo profundo una nota sutil de diana. Música gue se contempla credrse y hundirse en el inJinito cósmico y en el caos inmiserícorde, lejos de toda cotidianidad. Es una obra ritual, como la consagrución de una misa; acto con el cual él justífica su vídu y ,ru muerfe: ¡hinmo y expiación!, ¡hossana y marlirio! Es carta de navegación y testamento olégrajb; cuaderna de bitácora y escotílla de perdición. Es códice de los tiempos antiguos y c om eta ! anz a da a I futuro inexp I o rado. Es un canto ceremonial, con la compul,rión de una tabla de salvación y un estigma de fatdlidad. De allí que en ella no haya ané'cdotas. ni compasión hacia el lector, porque.en verdad la hizo para sí mismo o para la eternidad. O para Caronte, su divinidad. Con este libro Juan
XXI
en los ámbitos
síderales:
y
carta de presentación a Ia potestad con al/inal se redime. La obra que se sitúa al borde del abiimó, en el peligrá pleno, en el flanco izquierdo del acantilado clesde donde sólo se cae, ansíoso de escuchar su propio grito de suícida o-desafiando a las verdades trascendentes a develarse, a,cerc& del origen y el signo que encieta la creación, dispuesto a arrojarse sin contemplaciones para auscultar el ojo del misterio afin de desgarrar sus vestiduras, decidido a vengarse de la ballena blanca del destino humano que le ha a*ebatado el priv.ilegio del sueño deleitoso y el despertar complacido. Sobrecoge la maiestad y hasta Ia vlolencia de- sus versos y estrofa.s, más que en el plano. formal en el.fondo misterioso e infi,nito de sí mismos. Es inconmensurable en la dimensión de cInto, que además de ritmos, imagenes, emociones y principios que Io sustentan, mttestra prodigío y el vabío portentosos que hay en la creación del mundo y en la existencia humana, y d desígnio estremecedotr esperanzado ofatal, que debemos cumplir en esta horay deshora supre
lavega
es su nave
sus alas, su
Ia cual_lucha, se enfrenta, se mezcla, se destruye y con la que
MAS.
En Arte de novegar Juan es demiurgo, pro.feta, gran maestro una proeza del género humano, donde se contiene todo, hasta la
sangrar de
y loco a la vez. Es esta actitud heroica de morir en
sus páginas, en las gue nos da unu imagen contrita del mundo en descalabru¡; acordes solemnes, acompasados, de misa de difuntos o de responsoftinebre por sí mismo v pnr e) hombre. Poesía supranaturü\, de un mundo único, lejos de las melodías, estilos y temas consabidos, donde todo es distinto, inusitado y sorprendente en los componentes y en el conjunlo, e, Ics detalles y en la densidad de Ia trama. Con Ia belleza de Io grandioro y mental.
*in
"Ahara que Ia muertefrota sobre el aire su cadena',. "De estas ruinas que el mar bate oscuramente con,su mano rota".
TESTIMONIO: IIN LIBRO DENTRO DE OTRO LIBRO El rasgo más
ntable
de esta obra es la impresionante percepción que se obtiene re.specto complejo y tormentoso proceso interior de elaboracíón y expresión que caracterizó a Ojeda toda su producciótt y, particularmente, en Arte de navegar, en donde se entremezclan ei g fusión elementos psícológicos, místicos y meta/ísicos; emociones, razones e intuiciones; il nes, pesadillas yfurores. Sin embargo. hay un elemento más, cual es la reminiscencia históri
XXII
Etogio de los navegantes, libro autónomo dentro de la -luan entre los I 9 1t-2 I años obra - - mayor, y quefuera escrito parcomü Io expresura'Juan en una entrevista, es el poema introduc' Áon'igo*tás, íou ht mogí" torio a un antbicioso práyecto de escribir un cunto naciunul como la Eneida o Los Lusíadas, proyecto que comportimos como producto de nuestras larga.t caminatas en las playas de Luríny de Chilca. pensamos hacer juntos el libro y nos pusimcss a trabajar en él totnando vo como punto un Aclltthuasi incaico derruído, donde mctraban, como sombras laceradas y estremecipurlida 'das, algunas Ac!la.t ve.jadus que eran tesligos de los sucesos pasados, presentes y futuros de nuestro devenír'histórico. El tema con el que inicié e.so.t canfos.fue el de las guerrillas de la década rlel sesenía, atizorando el aclvenintiento rie unmundo nlreva, corolario de la revolución socialisla. El resgltado rJe ese trabajo, por parte míu,.fuerort los cantos que después integraron mi que Las Actas. En e! caso de Juan, el libro que escribiera es Elogio de los navegantes, poemaria 'luego presentó ul toncurr^o de los Cuadernos Trimestt'ales de Poe.sía de Trujillo. A él le atraía indu¿l{tblemente, por su adhesión al mundo de la navegación, lu época colonial del Descubrintiento y, la Conqui-sta, de ahí que en el p,oenta Elogio de lx navegantes aparezcan imágenes y evocnciones, muy generica.s, tle ac¡uellos suce.sos histitrícos, pue'\ se. trulaba del prólogo del libro que se suma ü lo5 anteriores en el poemario
que,entrentuchosctt'osüspecfosco.sntogónicovtambién.r,e,ocupqlíqdelravesíasybatallas,... C'on E\ogío cle los iavegantes .litan inuuguro un lé.xico distinto, propio e intransferible, ntrnca escttchad7 en el proceso de lu pr¡ss{¿ peruena; donde las palabros son marmóreas y dramtiticus, baja el irnperio de irt trisílaba' honrlrt '1' si¡t t:t¡tttpn'tión' "Funestct el mar de eternos elementos, ntr¡radu del linuie humanrt: Oscuras cttet,ü5, huesos de rnarsopa, obstinados helechos crecen
Internúnahles en las ribas Allí el pacienle cuerv'o ha tietnpo Moticia la carroña. Estos son nuestros rlaminios; los pedruscos Resecos, las raíces podridas y lo tiewa estéril " Se siente, en
primer lugar arin antes de poder Denetrar al fondo de esa superficie una
arrolladora 7, contun.dente, ia de estur an.te una obra grandio.srt, sinJónica, absoluta. En sttforma exterior, cle largos versícuk¡s ordenadc¡s en tercetos, todos pareios e implacaque evoca, de bles, pareciera qtte la supedicie del papel nadraga tmte la vastedad del mundo un renglones como u,.t tinglado suprewra, de ritmos ásperos, atribulados, inclementes, haciendo misterios6 de. afroz evidencici 1,t de innegable estupor: versos irrenunciables, de los cuales ^uirJo no podi:mos huir ni escaPar"
'impresión '
XXIII
DESTTNO DE POETA Rimbcrud, a los I9 años, despreció la poesín ¡ese rayo.fi:lgurante en que la había con riol despues de ese cantoflagrante y abrasadnr que erigió en su libro Una moruda en el inJier para trüJ¡ci¿r con armas y marfil en los desierlos de Abisinia y mezquirto y codicioso atesar una porción de otr¡ que cuidaba desveladrs en las cundentes arenas. Juon Ojeda, en camt,: desprecia el mundo y Ia existencia y todo lo que ha7, s, ellos de supremo para.salvar lo único c-, justiJica con su propia.¡ida: la poesía. Can su exislencia expuesta Juan sastiene, ,euster¿ta y solventqu pasión y su razón poét!: Irn¡serkirrito, ,s'in dar ninguna explicación, Iet,anta la arquitecturaáe su obra sin permitirse i^, digresirin, una debilidad de pristura, ttn ge^eto de cunsancio, de hastío o deflaqueza. y nos ense u asumirla sin ceder po.siciones, sin seguir las modas de la época y sin reemplazarlo por ning, empleo. Jitan nunca se empleó en nad.a, salvo su cansagracíón a la poesía, Conocía la tradir:ión poética de munera crtrilletu .v ocendrodo. Nadie como él p: dontinur más poesía¡'filosoJía de todus lus época,i, espaci'os y culturas. Para leer agotado. r\ente en t'aria.s lertguas Y estuCirtr con igual ¡tasión libros de arle camo de ciencias. Ey bagaie, tlos pcelcs peruanos t'ueron leídos e inr:orporado.s plenamente u su 4liverso: Ce: I'allejo y Murfín Adán. ¡Cómo no!,.¡recuentahan nuestra charla Eguren y César Moro. entlnrgo, su pttesía se presenta distinta, original y única, sin vínculo alguno ¡en ubsolttto! cor. moda ca!lejerade la ét¡oca. Oon una fiterza y decisión inr-encible:; perseguía hacet' grun poesía, de contundenc;: pienitud- Tbda'r quienes lo conociet^on si.quiera en purte y, más aún, quienes lo leyeron de ur.: otra münet'6 se €.xpre.rr¿n invarioblemente sobre élcorno: "Gran poeta". ¿Por qué lo dicen'/ _ nncin€ra implicitn creú que por las sigtiientes razones: (l ) por ta esencía[idad de su espíritu. :ttl fonrlo, lrt ctutenticidad y la verdad de su postura.frente al mundo; (2) por su lenguaje úntc . inconJi:ndittle, ¿:r¿ando un universo genuina e insospechaCo; (3) porqüe abre'ceminos, se pon. la cabezü de una c¡ru¿nstancia especial de la historia del tlesenvolvimiento artístico v literc en el Perú Su poesí':t e's cullc, de vocablos y conceptos ezrudikts, que se engarzan y se tuercen obses.: nados. Thmbii:n. y en buena medida, es ahusiva con el lector, de ritntos inusualés, con un lár docto petu a Ia vez con form*s que sólo lu plena lil¡ertad osa emprendni y osu*ir donde adjetiva r:on térrninos que porecen extraídos de un diccionario venerable de la aflicción, mundo apesadum.brado y del horrar En gran rnedida porque ése es su signo y su elección irre, ctble. ¿
XXIV
DESTTNODE
POEru
Rimbaud' a los I9 años, despreció la p.oesía ¡ese rayof,:lgurante e-n que la había converticantoflagranti y abrasi¿o, i"" para ftartcsr con arm^S y marfil en los desiertos "rls¡7 "o ,u libro rlna morada en el infíerno, dr1b¡r¡r¡o y mezquino y codicioso atesorar una porción de oro tlue cuidaba desvelado en las candentes arenas. Juan ojeda, en cambio, desprecia el mundo y Ia existencia y todo Io que hay en d" ,upremo pdra .lot o, ro único que j ustiJicg co n s u propia vida : la poei "ilo, ía. can su existéncia expuesta Juan sostiene, ^eustenta y solventqu pasión y su razón poética. Impertérrito' sitt dar ninguna explicación, levanta ta ar{uirccturaáe su obra sin permitirse una digresión' una debilidad depostura, un gesto de cansa,riio, de hastío o deflaqueza. y nosenseña a asumirla sin ceder posiciones, sin seguir las modas de ta y ,tn r"L*plororlo po, ningún empleo' Juan nunca se empreó en nada, .é,nocy sarvo su ronrogrorrrSn a ra poesía. conocía la tradición poét:tci de munera iáfpuio v arendroda. Nadie como él para dominar más poesía y filosoJia de t:odas to, apo")r,"írit"r^ y culturas. para leer agotadoramente en varias lenguas' Y estudiur con igual pasión ;ibros de arte como de ciencías. En ese bagaie' dos poetas peruanos fueron leídls rnrorp,or'id^s prenamente a su r¿niverso; L'alleio y Martín Adátt' césar " ¡cómo no!, ¡recuenraban'nu"r,rio charla Eguren y césar Moro. embargo' su poesía se presenta distinta, sin original y única, sin vínculo alguno ¡en absoluto! con lu moda cal lej era de I a época. do ! después de ese
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razones: (r) por ta'"r"nrtoí)ia )" ru espíritr, por la autenticidad y ta verdaá de su postura.frente ál mtyndo; (2) por su lenguaje único inconfundible, creando un universo genuino e e insoipechado; (3) porqa.e,obre se pone a una circunstancia especial de la historia "ominos, del desenvolimiento ar:ttístico ':r7r';::r* literario el fondo,
1,
su poesía es culta, de vocablos y t':onceptos eruditos, que se engarzan v se tuercen obsesio_ nados. También, y en buena medida,'es
abuiiva con el tu"tot de ritmos inusuaÍés, con formas que sóro la prena libr;;;;';"|;;;;":;:t"i'lr*r, con un léxico donde se adietiva con términos que parecen extraídoi de un diccionario venerable de la aflicción, del apesadumbrado y docto pera a Ia vez
::;i:
del horror. En gran medida porque ése es su signo y su erección irrevo-
XXIV
]
t
i
Poemas como Ia vida, que contienen todas las preguntas y, coma la vida, por ser vida, conliene todas Ias respuestas a todos ios intewogante.s" f]oe¡nas sombríos, espeluznantes, bajo el designiti rle algo que no nos carresponde arcstionur, ni .riquiera preguntar; pero inevitables en el sentida que siquiera uno en el mundo tenía que.formularlos 1, ctbtener respuesta.t, aunque sucumbiera ante e!!as, Poesía del alma, que ingresa al mundo íntimo.y'esencial de la condición singular que tiene el Hcmbre, donde hay unpaisaje defondo muy adusÍo ),lato; unas ribas, una arcada, unafuente, una ediJicar:ión antigtta I el mar insr¡mne" Su lenguuje )t .tt¿ f ülünte son oceánicos, insondables y e,t l)igll¡ü crsn,stante. Poesía de vocablcs densos, con herruptbre de siglcts, como de arrancadas y r!¿stt'iidr¿:; loncs de mastiles expuesto-r ul misterio, con el lenguaje del mar ciego y piadoso, que íie¡rc el rilinr¡ del oleaje golpeando las rocas y nturienCo én pla¡,as igttotas pensandose y amún.lr,,rc ¿ .tí ttismo. Ai leer ios ¡toemas de,Iuan/brrnulémono.:; unu pregunta .senciila; IHa|,, en todo el contexto de lu poesía perLtana actual, poesía de lu calidad, de lu ntagnitud, de la profundidad y de la e,sirtturt de la poe-tía de Juan? Entonr:es, ¿por qué el rezagarniento, la marginalidad, el anquilo,ia¡rti¿nto en que se íe tuvo y se le tiene? TT'INERAR,IO DE TlNA LOCARA Elproceso y el estilo de elaboración y expresión de Arte de navegar refleja inexorablentente la i:ontple.ia dinámica del proceso bio-psico-srtciul de.su autor, en el que la tormentosa interactión erttre los ámbitos de lo genético, Io afectit,o, lrs racionn[, la energía vital, el medio ambiente, el ct¡nte.rto histórico v el azar jugó el rol de un ün¡tlaaable compositor v clirector cle orquesta que, a! mis¡¡tts tiempo, creaba, ejecutaba y destruía su verdadera obra nxaestra, que quizá debería {lun'tctrse, mus propiayhonestantente "Artedenaufragar"... comoque.fue, realymagistralmente, a la ttez el Preludio y el Réquiem (o auto responso) per_fectos para su.tuic'idio. Y así como hay testimonios evidentes de lu genfalidad de'esÍe autor can aciertos que hemos traltdo de señalar en estas páginas, es dolarc¡so comprabar también que hay pruebas de Ia ¡tértiidtt de! sentido y delt'értigo y desquiciamiento de que.fue siendo víctinta cacla día. E,s' que fue un hambre que se cor¿sustel'tcirj hasÍa arder, consumirse )) explosionar con la poesíu, ccn la que sostenía una rektción ígnea, que no podía ser sinofuego al rojo vivo, incendio inabarcabíe. Él nda lo miraba a lrat,és de esas llamas u hogueras que alzaba con un delirio i mpi acabíe [,a poesía fite .su des titt o, su rnartirio " su inrnolución.
XXV
{
En su obra hay momentos en que es caprichoso, que nos haee perdernos en.su laberittto. Hay otros instantes en que se le sientepedanti, soberbio y autosuficieite;
"Eterniclad exacta para armar un pito',
En otros momentos cantbia de ritmo, golpea con algo ínsólito, como cuqndo tit,qba la bandeia de escabeches a la mesa donde ,oirirsabon sus amigos, ensaya un paso inusitado queriendo sorprender otras veces quiere ostentar y hasta rompe las patas de Ia silla en que el lector revisa anonadado sus versos, destrozando bruscamenre para el efecto un esquema rítmico. " Hay, en Arte de navegar, así como poemas de un sentiái otros sin sentido' o' más aún, poemas sintomaticos de un desequilibrio, ";;;t;i;üi,'rupr"^o, incoherentás e insensatos; pura acumulación sin lógica, como cuando un demente junta latas, curtones, retazos de tela, vestigios del mundo' e inlentaiugando a solas, hacernos pe:rder la pctciencia, .-----' prueba de la turbación v del r' horrorenquehabíacaído.
Esque:
" Es
un hombre hastiado de soportar el mundo
,,.
Hay poemas que dan círculos, que son concéntricos, repetitivos, pavoro.t;os por el mareo, la oquedad y la sen'sación de caída qie producen. Lo que de allí se recoge es sensorialmente el
apabullamientrt y el absurdo. El tibro, en ciertr¡ es el propio inlierno ¿".1r* ir ri"*) monda' arrasada y yerma que él tanto invocara.^o*"oto, atrozntente quieta! ¡En el hastío! El paisaje ¡Y de ruinas, neblinoso y desértico, con la sequetlad donde la respiración es dura y ogitada. polvo derruido, síntesis de ruinas; estableciendo la relación con el mar que lo obsecle, de esta maner(r: "Quien se ahoga en un océano despierta en un desierto ', (Marcus, en el "Osario marítimo,')
se
.
Juan va nombrando los asuntos con indolencia y desidia, como si ya nada le tmportara. Dice en "Portrait of a Blind poet',: "En el lucro de la umbría venótico río de oro: Nave sin ojos, oh N9c-h9, diamante stgnaáoit origen_ o- ' Ebrios labios d9 pórJido en una estatlta c !19 gr fa rd o s d e I í qir e n pl at e a d o : b tam a i^ íg" r. Y del reposo que, tremante, calcína al Abismí_ Inertefuego, los designios- canta el polvo iilrsuto.
intitil,
XXVI
J
i
Desc ans o tercenal, hues os hurgados por el Tiempo ; PQrpgdos sin retorno, ardidos, numerosajoyadá mundo. ¿ Qué a I e grí a ho r ada ins e ns ib le m e n te oj ós d es nudo s ? ¿ Qué bri I I o e I ev e, aho r a có nc av o, elfes tín ho rrendo ?
demármolfatiga, coronado, vano Rítual o ro -m e di o dí a n e gro - ofe n d e e I j úb i I o, Trasfronda de neblí. Ojos de oro de un pliego azul: Sacra ceniza, árido en ebrio abismo, el mago ptitrido',. Sólo hastío
D_o n
de p a t i o s o n
en " Confesión de Mencia", y en otro.s poemas, se repiten como en una móquina demente verso tras verso, como sifuesen los barrotes de una cárcel inicua: Y
"Y se asemejan
alparloteo deun enajenado. Lavida es como un.secreto que al aparecer Fluye i ndistinto en ruidos y'silencíos. Obcecación del espíritu pudriéndos e hacia adentro Lamentaciones que ahora escuchas disipándose Lamentaciones en medio de un cuarto cerrado Gr itos p é tre o s re tum b a ndo en un a men t e s ellada. Ya sin nadie que remueva un rastro en la vida La repercusión de sonidos emitidos por nadie El camino de las palabras que nada nombran Yse asemejan al parloteo deun enajenado. Lavida es como un secreto que al aparecer Fluye indistínto en rínnos y silencios, O b c e cac i ó n del esp íritu murié ndas e ha c ia adentro Pensamientos en medio de un cuarto cercado G r i to s mu er t o s retumb ando en una m ent e e s trop e a da. La vida es como el parloteo de un enajenado EI camino de las palabras que nada nombran Pensamientos en medio de una nttnte estropeada Obcecación del espíritu... " ¡Tú, Arthur Rimbaud, no estás eximido de culpa! ¡Tanto habíamos repetido estefragmento
tuyo!: "El poeta se hacevidente por medio de un largo, inmenso y razonado desorden de todos los sentidos. Busca todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; exprime en él todos sus venenos, para no guardar sino su quintaesencia. Inefoble tortura, en que necesita toda lafe, toda la/uerza sobrehumana en que se wtelve entre todos el gran doliente, el gran criminal, el gran
XXVII
-t
verrugas ert la cara' Digo que es maldito... Imagínense un hombre injertánd.ose y cultivándose
precisoserviiente,hacersevidente" ' :t, -,- ^- t^ -. de sentido, es el absurdo y el EI libro mismo, en.t^tt pfoc€so como escritura, es la quiebra organico y se torna delirio; deja lo que salva y caos, en donde el lenguaje deia de tener cuerpo vielve conflagración y abismo de las cosas' de redime y quizá comoán io mente cle Juan sdó se con el mundo cayeny at.final el yacío. En él se eonfronta aI lector con la atroz ntptura,
lo, ,"r"r, do en Ia aberración Y la quimera. con maiestad y tragicisArte de no"riií rli"i'"iil¡¿n, el itinerario de una locura, siempre como Ia de ia d" Fí¡"d,"ich Nietzsche, y también con vehemencia y conmíseración, "'á*-.o ^o, WcentVanGogh.
HACIA LOS MONTES FÉRTILES el hecfut, qtte encuentro muy significativo' de ser Quiero celebrar -ya parct Jittalizar-, Nacional Mayor de San Marcos quienes han muntenido .jóvenÁ estudiantes cle la Liniversidad lJniversidad,fue el lar que lo siempre viva y presente su memoria. AI Jinat, el clauslro de esct y eI soplo del espíritu que en cobijara ¡que nos cobijara!. Fuerun sus aulas, corredores y paÍios, década del 60' aquello que alentó su gran poesía. Fue, además, el San Marcos de la ullo., ^ori, de un orden social con que enalteció la bandera del puebTo, rtet Pent irredento, de la aspiración podía justicia v dignitl.ttcl, el qtre ti ¿¡o si.quiera un grumo de esperanzas ¡todo lo que su alma ' y antes de morir estuvo en su soporta'r !. i, san Marcos inicict su vida ), su obra poética horas ,,á^pu, en realicJud, desde San Marcos enrumbó hacia Ia esquinafatídica de la c'uadra 23 de lc estupefuctu. . Av. Árequipu en rlonde se ínmolara. una ntadrugada.neblinosay de Cronopia Editores quienes Bringas y Liliana Ávilá Rolando que sean Celebro tamblén este objetivo' En incansablemente alentáron la edición del libro hasta ver ahoru realizado no sabemos quién! en el homenaje a todo ello pongo el ramo de rosas que llevábamos con Juan ¡4 generosos me adhiero, entrecementerio de Surco, doicle gustabamos pasear. A esos esfuerzos gando este modesto yfervoroso aporte espirítual, con mi.emoción atribulada por la añoranza' "'"-" l";;í ;;;;j;;, era candoroso ei el amor pues le hacía vibrar el amor núbil, ingenuo y virginal, así creo que son las alas de la esperanza que él avizorara como rasgo.final de su obra poema'Elogio de la memorable, hecho que se grafica en el orden que ocupa en la obra el Comedia con el Infancia,'. En esto Ajeda qitto seguir Ia pauta del Dante,'quien inicia la Divina caso de Juan es que en el tifi"rno y concluye ion la-redención y la aspiración de unavita nuova, representada por Ia infancia deunanueva humanidad'
xxvilt
"Elogio de la Infancia" es, en elfondo, un poema defe, de promisión, y un llamado u la acción revolucionaria, a que busquemos las raíces del bien y fundemos una ,xueva tieta ¡, urn nueva historia: la tieta del anhelo, la infancin del mundo, el día en que desayunemos todos, la morada del hien a Ia que todos estantos convocados: "
¡Oh infancia defuturos siglos, ya se escucha
Ia
humtna mucheduntbre, se insinúan
los tiempos de un orden nuevo
!
Porque la tierra, niño, te cobijaró en sus dones eternos, parque ya se avecina la edad de una ltistoria.fecunda: mira, mira estas ruinas. Luego cantinemos hacia los montesfértiles!"
Danilo Sánchez Lihón
XXIX
Juan OJeda
Arte de Navegar (1962 - 19-741
'l¡rett 6'.oió re eú1.1,9 gúer nol.uóvOe¡roq 6pr¡ 6c cliy' cüy4r (o,1 oúq,""a.1 ,1eiá,r,
"^olo-t, ¡oid íxel.or
ar¡1urv áni 1póvov averor" ¡ilr¡q ,repnó¡reOc, npbq Oeóv ei6óreg oüte rcrxóv
o:..,ot"o0o!' i¡
Kfrzeg 6d ncpeorrlrclo,
[ii,cl,uo,, n pev elouoo, rél.og 7r¡po,oq opycrl,éou,
6'
étépq 0cvároro, rriuuui" áj iir"rrlr;iprlE ropnd6, 6oov ¡' éni y4v *í0"""á,'rtéilg.
Nosotros, como las hojas que brotan al tiempo florido qr" cund"n d. .úbi;;;i;;i'' rgual, de la flor de la edad disfrutamos lo po"o qu" alcanza un palmo, sin saber nada del mal ni ¿el ¡iln' que guardan los dioses;.las negras frr""nos cuidan, que rigen de primavera y
el plazo, una de la afligidavefiz y el de la muerte, la otra; y nó duran
más que cuanro en ta tierrá
de
joven los frutos
d.*il;r";i;;i^'
MIMNERMO (Elegeia, II, l8) pygr the
sea
our galleys went,
With cleaving prows in order brave, 'lb aspeeding wind and a bounding wave,
A gallant armament:' Each bark built out
ofa forest_tree,
Left leafu and rough as fiist it grew, And nailed all over the gaping rid"s, o ' ..
Within and without
ROBERT BROWNING (paracelsus, tV, 44g)
Ein Ausdn¡ck hat nur mi Strome des l.ebens Bedeutung LUDWIG WITTCENSTEIN (Gesprache mit Matcolm)
t
CRONICA DE BOECIO
He oído las v<¡ces, he oído los clamores, absurdamente sostenidos corno en u¡ra feria.
He comprendido el propósito y la argucia, y todas las cosas hacia atrás revolviéndose. El dolo presidc en el consejo de los hombres, y sólo la futilidad. Oh el tiempo, el tiempo de rnorir y sobre la tiera una ausencia de dioses.
r"¡lrlÍ?iili,llt.
para el cría que nc¡ arnarás, y cuando no hallas en tu paso sino un camino rnondo.
Sobre el reseco musgo de ruinas se arrastra el día, quebradizo corno irnposible vuelo de crisálida.
Dioses.
Y sumcrgir gastados brazos en la irrealidad del carnino, chapotear entre alas rotas, gajos de luz dura, mano de criptas que se elevan y la garra humedecida de sombras.
"lln un puñado de polvo.juzgarás cl rcino, y caminarcmos sin pregunta posible que aplaque nuestro clesconcierto." Oh, este es un tiempo de prodigios. Escarbamos las anchas tierras con manos seguras, y nada hay allí que nos consucle. f)uras astillas de algún vie.jo cráneo, sucio por los cuervos, este horrible viento que baja dc las colinas próximas arrasffando el hedor de los lnueftos: y no hay consolación.
Todo se oscurece presagiando la muerte del día, y ya no habrá más días sobre la tierra árida, o no habremos nosotros. ¿Cómo los dioses custodian lo cterno? ¿Quiénes oprimen con gravedad el sentido del mundo? Dioses. Dioses. Los he visto danzar con movimientos horribles: el viento removía el seco polvo de la Tierra Colorada, y yo huía enloquecido, soportando las revelaciones. ' Arrastrarse hasta esos maderos hundidos, el agua del mar dejando una fetidez maldita, y hundirse entre el agaay la arena. "Soporta, soporta este Reino"
Oh, es el exilio. ¿Pero dónde contemplaré un Origen que ordene este universo absurdo? La vida desciende en medio de las cosas, vacía y sorda, y un ojo atento
rueda a contemplar el osario del mundo y se anuda como un viejo vicio a cada objeto improbable. Pero ya sabemos que todo lo real es precario, y en qué sentido.
Así, oh alma mía, abstente de indagar o abandona el camino. 'a
¿De quién es esa torpe mano que bate, angustiada, las sombras?
Oh, escucho todavía el vano estrépito de las voces que huyen. Así, pues, qué sabias palabras no podrán imporhnamos, qué gestos que no posean avara suficiencia en medio del Caos;
y cómo viviremos estos días sin desesperarnos, y cómo hablar y en qué sentido.
Oh alma mía, nada qusda ya sr:bre ia tiení que hayas odiad. con *ierra humillación, la dorarJu ,r,ár.urr, que repite el esplendor dc aburridos gesios aprendidos, sin duda, para consolarnás y no hay consolación, Oh, es el exilio.
-I :iltTlll];
sobre nobIes manuscriros convcrrí cjcrcir:io. ;z alií todo era tan desolaclor como la misrna ru¿lidad. 6Acaso alilnenta ai esLríriru el errante curso ctre l¡¡s asfros? Oh, toda verdad hedía corno un tiestc de ra;llas: ,¡u,,rtar. As.í, hemos elegido, tal vez, un lenguaje que los dioses, ahítos ya de días, abominan con inñobie desenca¡rto. Ticra de los dioses qiie el horntrrc tiabita" y ba.¡o el munnulio ilel tiempo uüa muerte segura. Pero ios dioses sc cuidan cle ser demasiado telrestres, 1'e.sa es nuesüa futilidad"
"Entrc la rcalidad y la irrealiclad conocerá.s el Reino".
Y sabernos cieftanlente Que el tiernpo es rnfnos real que los sueños, y chapotearncs cr-)n nuestras poirres voccls en un tiertrpo per.iitlo. Ahora los hombres sóro habl:ln una icnguii f-arsa, ¿ tros cscuchas.! Nada hay allí que pueda servifie, todo cs como r¡na buria_ o una insrdiosa pesadilla. Ya hemos levantado ¡;obre los días honidos un tiernp,,¡ más purr_r, y no escuchamos sino ras obcccadas voces de los acrgu.;or.
SWEDEI{BORG Tine held me green and dyíng DYLAN TTIOMAS
¿Qué sentido, qué camino, qué inconstantes brillos destellan en el vano ejercicio de los tratos humanos? (Oprimirás con esos ojos labrados en la oscuridad -allí no hay interior ni exterior: sólo muerte y origenel horrendo manantial donde toda pureza se cons?¡gra. Verás aún lo irnprevisible en las úlceras de la hogaza.) ¿Qué conoceremos más tarde, qué conoceremos, cuando de cstos refugios se abra el miedo? ¿Qué renuncias, horadadas las mermas de infortunio, qué renuncias? ¡Qué hondo lo erróneo o las prisiones de la luz!
murmullo de aguas, y negra es la incierta tierra, y has debido ocultar el rencor de tanto sueño hurgado, habitar, ajeno, una sabiduría que es cepo y fracaso. Cesa un
Salir, huir, untar el mundo con el mundo mismo.
Y ya no podremos abandonar de la mente lo mirado. ¡Oh! Huir, salir, dürar en las vertiginosas moradas del acto. ¿No descendemos, consumándonos, entre improbables aguas? Hay, en verdad, un terror que arrebataría lo humano: andez del temor de haberlo contemplado todo, de haber y no haber rasgado el tiempo (cuando había tiempo) y éramos conforme al don de estar muriendo siempre, formas que abrevaban su luz en una luz más intima
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Nada poseemos fuera de lo enóneo. Mua: quebradizos presagios, tan innobles y torpes como la dolorosa hemrmbre que el inviemo oculta entre las piedras pardas. Nos refugiamos en lo incomunicable, y mientras rueda el día inerte intentamos comprendernos, confundiendo el espíritu con el olor muerto de unas sobras resecas.
No podemos regresar sin detener¡os.
Y no hay seguridad sino
esta obcecada pesadilla que enterrará en el mundo nuestra fugacidad vacia. Y todo allí será crujiente abismo, sentirás estremecerse aullantes esferas rígidas :
Impenetrable río tiempo inmóvil pavoroso rostro de 1o hueco
Lava, lava las pustulas del espíritu.
No abandones el trato de lo pétreo, pero lava, lava estas sombras mientras se acerca la gran noche. Recoge estos sentidos demasiado poderosos, ffízalos. Detesta los imperdonables cuerpos celestes, y el curso de las estaciones te sea aborrecible. Oh, y hemos vivido entre objetos como grandes llagas por donde la realidad se precipitaba abominablemente, o gobernando a veces una insidiosa mueca soportamos el hedor de la noche, y tratamos vanamente de retener el mundo en una du¡ación quieta.
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soLILoQUIO
Para el que ha contemplado la duración lo real es horrenda fábula. Sólo los desesperados, esos que soportan una implacable soledad horadando las cosas, podrían
develar nuestra torpe carencia, la vana sobriedad del espírinr cuando nos asalta el temor de un mundo ajeno a los sentidos. ¿Qué esperarías, agotado de ti o una estéril música, cuyo resplandor al abismarse te anonadaría?
Pero tu yaces oculto o simulas alejarte De lo que, en verdad, es tu único misterio: en la innoble morada de la realidad nutres un sentido más hondo, del que ya ha cesado todo vestigio humano.
Y destruyes el reino de lo innombrable, que en ti mismo habita. ¿Qué esperarías? ¿Sólo madurar, descendiendo, en una materia más huraña que el polvo?
Nada hay en los dominios frescos del sueño o ,"
"*tttu.
Or, he considerado con indiferencia mi vida y debemos marcharnos.
'|2
PARACELSO Durch das schüfternde Geschiebe Den vom Tod getvie,snen Gang.
STEFAN CEORGE Descend lower, descend onlv
Ittto the world of perpetual sotirude
T.S.
ELIOT
Porque no debemos perrnanecer, La tierra se inclinó con url sonambulisnto de voJes, Y los caminos fueron colmados en la inefte morada. ¿Qué premoniciones sostener en este insidioso sueño? Caminar sólo caminar. entre la scnsación árida 99*o una prisión de los sentidos. y bajo los setos El ruido de imprecisas manos ordenando las ruinas. Silencioso día de la desesperanza en un ocio podre, Torp" día del mudar de hábito como vieja cánula Desvencijada, allegando los leños ásperos de la locura. ¿Fs tiempo escindido en quiencs, pronos y vanos, Elevan en el fervor del caos urra vi,la desecada?
En las pendientes del temor nada es ciencia. Vivir Fsa quieta cesación del sentido: caer dentro, Nutriendo en un tiempo seco el tiempo de la herida. Esta-confusión pútrida, que absurclamente llamamos realidad, Es sólo fábula que el cosmos remueve En nuestros pobres días hastiados. No hay ciencia Aquí en el cepo iruroble de las muertas esferus. Descender a estos lugares,
Disgregado rumor y tiempo derrelicto. f)escender A las palabras inanimadas, no sentido del límite
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Sino seca memoria en un mundo seco, destitución Que arde y celebra la carencia, vértigo del mundo despojado de mundo. Descender al tiempo, En lo sólido que toda duración opirime, El borde.de la fuente, la luz inmóvil en la arcada: Acércate al borde, y verás el oculto origen. ¿No vivimos dentro del cadáver de un dios?
Tal vezsomos un don abolido por el nacimiento, Pero ya nadie confia en estos tiempos. A los hombres les basta e[ pequeño mundo de sus días, Y no se cansan de mudar; Inútil es despertarlos de sí mismos, Labor que ya la muerte prodiga.
Lo real renueva en ei caos un idioma olvidado. lay el tiempo de la prímula y el armadillo, p¿tr"os que el viento limpia en un gañido Y_u9ql Y brillan las raíces huecas Balanceándose enfre el hinojo y la escolopendra-
Y el tordo: música incierta.
y
aún se escucha su
tamento.Jl?#"ü:t-To{"t1.r"r.
¿Con qué infortunio el canicular destello
Quebré los vidrios del viejo ventanal? No celeridad, lino lo inmóvil gorjeando en lo inmóvil, la estación Del baldado prestigio y el sopor reconciliado. En este reino el objeto arrastra sus dones Y rnarchitas yacen las hojas que ayer observamos. El muérdago silvestre y el vestigio rugoso del cedro En un confin del mundo abren preseas-. Los ojos Han labrado restos de muros yi contempladoi. Así la duración
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l
Y el abúlico tordo Impidió la floración y colmó los caminos.
Es madurada en los sentidos muertos.
Miseria y putrefacción Entre las rarnas insignes. Lo temporal y lo intemporal Vuelven a reconciliarse En un mundo carente de Realidad. Son torpes columnas las que sostienen las constelaciones,
El céreo deambular de los astros corno una preocupación seca. Todavía resuena el chillido de los pájaros, Hórrida quirnera, agua que ya en nada aflora, La morada vacia que su ardor anticipa, Enfre los cedros quemados por el sol. Sorda es la dilución de la vida en un estancarse Que brilla en las eras como oscuro homenaje. El armadillo lamió las galerías en la rot'a fuente del día Y mientras hurgábamos, el universo se había reducido. Lo intemporal, pues, es un erroi de los senüdos Y no anheles mayor ciencia que tu muerte y tus.ojos Que ruedan entre improbables imágenes.
Ef
tr,A Fl()f-'HE A lvtalcoIn !-¡tvt't',t' ln memorialn En csta noche oscura de mi vida que bíen se ¡:o Oor' ¡' iu fonte frida, aunqu¿ e-s de: no(he.
SAN JUAITi DI] t,A C]RUZ
¿Qué atroz misierio dearnbuia en los posos resecos de la noche? Anojado tatigosamente sobre la tren'a áricÍ¿i te t¡abrías contentado con nutrir el ardor en el'!'eutoso irivierno,y ya nada sobrevivc de tanta enconada miseri¿, !11 las abluciones del corazón.
Oil, sí, ese mudo nJmoÍ. absort,.r y quieto labr ado
por incesantes, pavorosos pcnsamientos abrazalas he'-es <ie tu vida
enfenr:a
fnerte fúego
Se escucha
ei parloteo abi¡iico en unas rücas frenéticas. Es el mar, ciios apacible v rencoroso, Pétreo relugio donde resonarás para siernpre cotrlo un agua i-oia.
Y bajarnos p'lr la seca nyenirla lracia ia ltoche cerrada y luego caminarnos a ciega';, siri urovernos, y fuc alli cuando estalló el sorcio iainento Eran c{}rfio munnullos rebota-ndo entre las ncgras bóvedas ¿,Qué nrirabas?
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I
En medio de la noche nada se ve y nada se siente, puedes hurrar al sueño _Sólo ceniza. La vida es muerre rodeada dl"";;;;encia inútil que y¿ce sin fondo en la mémoria.
*. ó;;
Hemos sido elegidos para perecer, y no obstante cavar eñ los rígidosiominios del tiempo, y hallar la misma rnuerte ro/éndono, ,i rort o, cada honlbre es un extraño i"r".iot o.
Sólo la lívid¿ noche-que todo lo desordena, arrastra hedores de voces tullídas, .rrir¡r" que aflora como aire detenido.ibr""i
",rg. Ul.ou muerta.
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STULTTFERA NAVIS des cendres La Maladíe et la Mort font naus Jlamboya' pour qui lr¡"" f"'*".i
BAUDELAIRE Les vew se rallumerent 6i íiil"t" vitrée en cellule vitrée t, pruPla d' une aPocalYPse
liií"t "' " óÜiíiduME
APoLLINATRE
la época'.brillo labrado Sordas ya las segures de f"s sombras' Con música muerta En el más hondo fttt" Át se desmorona l¡á á. hurtar un tiempo que quebrada el Y d*;;;t;delabros bajo agua ut:lu y ttiut"t muros rotos donde agua 9 sin orilla' Oh hartura de ,-con pnsa' el mundo pétreo' para huronear
R"i;il; il;;j;;
sitio
fuego incesante de los días Hemos navegado sobre el de miradas resecas Y ocuttos frJcr¡entarnos un rumor que destella con su inútil' certeza Como abrir la ottu"áu¿ i *á" t",;t* el mundo sino una fulllu' ir."*;;d"t la luz en un PozoPodrido came quieta Áridas prisiones Ñ;ú"'t"o 'üuucomohasta tarde Y desordenu*o' üJ tilout' y dorrnimos rodillas y ropa que se quiebra' Mientras rrou ,r""J"uü'" u":á
Brilla sin sentido la vida
Pasa el mundo Y observamo
o ceftza' Cór¡c¡ el car¡lino arde, rosffo
dqlT^ul-.,-.,^Tarr seguros de sus pequeña'; existiera llmuerte que ¿u¿uo*u
0rr;;ñ;,
És tutt d'ensa la faniastnlgona
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Aquí hasta los muros orean Un poderoso sucño cnroscando sueños y sombras yermas Pasa el rnundo y la vida horadada por fiestas. Y el que remueve las ribas Sólo entiende cómo las naves se ahuecan, Permaneceré un tiempo tascando los bordes de esta prisión, Explorando ese hilo de luz que rueda cn la noche Oh abandonar el pavoroso refugio, la fuente seca Quizás fuera mana un mundo rnás dulce Que la doiorcrsa ribera.
Pero en estc broquel de sueños inmór,iles )¡ agua muerta Observo cómo 1o real se ahueca.
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.J
CA.PUT MORTUUM tw hallé cosa en qué Poner los oios Oue no fuese recuerdo de lu tñuerte' rRitlctsco DE QUEVEDo Y
"-
en el brillo El fatigado de las nudosas meditaciones' De la desesperanza (detenido aire muerto o mundo)
yace
del exilio Desgarrado por el ruido quieto Í-#;;u urrt sabiduríá maloliente como la muerte' abrevarán' no lo sabemos En qué secreto rencor sus ojos Ni deseamos Preguntarle' HaY un seco terror en sus cuencos pudiera disgregarse Y una tensión inmóvil, "ótno si el mundo Y;i';"b á"seo de contenerlo arrastrara su ruina'
y su-ardor cadavérico' Sí. ahora entendemos su pureza el universo' soportar Et un ftontUre hastiado de caso roto de la vida' y el notobronJo lo' utt*t
Y solloza
su cadena' Ahora que la muerte tiota sobre el aire sus ojos' hurga polvo ó;;t¿; de soledad y neufro muro este y Ásí el mundo es interior a los objetos' es inerte trono' d". t*¿*aba en recogidos signos'
símbolo y ardiera Oh, caminar al fin le fuera dado en En una sola costumbre difusa (ni cuerPo ni mundo) lámina horrend¿' Estos ojos inciertos abren pétrea
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EX-EUStrS l;'t:.t.
ilí.s d;,:scen.sus Át,ct
En"EtrDA, i-ib.VI
Nc¡ ciescienCe la noche sólo para los ciesgarrados, pues en medio de la vasta alegría oirás ei pánico.
Tras el tluir del río una jninóvil músic¡: briila, y hay pánico, Objetos an'ojados en el desván del espíritu resuenan ceñidos por una luz monótona v mucla, y ya no sabemos dónde ocultar esa astucia apática que f'lota en los ojos como u¡r aire hurgado. ¿,Qué laboriosas sombras fatigan lo real? No lo satrríamos. I:l ¡nisterio que sin cesar remueve ia estéril tierra, ya se L'rscurece cuando lo nornbramos.
Ajenos a un nacimiento que se nutre de nosotros descendemos en nllestra propia esencra. Cegados
por el súbito oieaje de las formas, compartimos el terrtrr y la atraz certidumbre en lo vivido. Los desgarracios, esos que recogeri, sin saberlo. la pavorosa carenoia del mundo y, transfigurados. sopoflan el misterio y habitarr una solederi def,rrn¡e, están más cerca ciel nacirnrento. Y si pudiérarnos entrar a la rnorada en que -y-acen. su soia inerci¡r nos clestruiría. ¿Soportaremc,s. entcncr:s, el rrérliga iL: l,-r real'l
A veces, sn un fttrncli',:le dí¿rs quebrad,:s, l.lo.i tlenros convencido de arastrar actos cotno ásperas ilagas en las que acasc, roído lrs ei srleiio
21
tt t
Y así indaganros el verdadero mundo encontraríamos' misrnos' áe sabernos ajenos. a nosotros ;i y exilio morada que i-previsto en no sea sino el i"'tunt' salido' fonáo del'que nunca henros ruedan hacia
;ñ;r"
"t
p9r Pues todo está rodeado
iü"
unl muefta Realidad
duración Petico, inmóvil
"t donde nada encontraremos'
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DE LAS CONDICIONES
¿Cómo puedo hablar del fruto
Y la semilla, si no conozco los orígenes? e----' Tendré que retornar a las raíces,
Buscando la evidencia, bajo la óonfusión; Llenándome de siglos y píedras, como asiendo los significados, Y sus designios, la vérdad p".áor.
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HISTORIA RÚSTICA teve at¿x omhres devoue SAINT.JOHN PERSE
nercan!
L,n
un agua. silenciosa Ahora sabremos la prudencia hurgamos
i""á",
m.e$iodí
? - *, ^ "*oaviados' esta vieja humildad de.escarnto .:"""1 .oiun¿o pav.or' .91.
Jretornar a nosotros, desconocido
ü;l;;t
ü*Ui¿n
d.J
t. uutt'tn quebradat -u-11! ut' duerme
en lo sagrado como la memona'
este caos Te nutre el terror, oh alma'
zumbante, carencia de sentido' reino de la l Y es tenible rumor de mundo destnembrado de rnuerte' desde grasa de ro1t1os.' agua inmóvil' á"1."U^ pfedra inc'lina su gañido máscaras Vú; ¡i;ti. aquí rebrillan tibias ;triado hurgar, niebla descascarada bajo quietud lo ardido como cuero-de remos ardor Jetestable mana toda razón' ¿Seco huYe? ;; ;btit de ojos a una realidad que temeroso quemados' H" .orninudó en promontorios paciencia ¿. ,rtu vida sin propósito' llagada iuUtuáot pot una claridad en febriles *unt'ü"uttpo* ia vida tiende sus modos ;;;;,.'ii"eo u orti¿"r' bellísimos caminos que no asisten' Resuenen el tiempo' resuenen sus misteiios, abramos cierto de alma que se enfunda' Todo y rostros'. he oído ese brillo de casas fardos de oro en la.bradas rojizas
desecación'
;";;;;¡" ;;th*
;;;i*d.t ;i"á;""
pronto es mano muy tierna O{.i l",r^.lj1:""nt' mlsteno' besde dentro, temerosos de este
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la vida no posee forma. Son nuestros rostros que nos acompañan, aún en la temible muerte del amor, quienes hurtan el caos y hacen ciudades )'familias. Si pudiéramos ser los ofros, y ellos entraran desprevenidamente a nuestra casa, pavorosa es la ausencia humana y sagrado su secreto. Ahora caminamos sin rnirarnos y hablaremos sordamente, soporüando materias de sueño.
cÁNrrco
PARA LEoPARDI Ningno aspira más que u nocht'.t'.filego MARTIN ADAN
Oh, Noche, nutres esa alma en un sabio hastío. El borde ilunrinado resuene: es otro abisrno Quien aquí ordenó sus contemplaciones. Sueño de oro Que aguas límpidas fatigan, una cosrulnbre fhusta Y en la seca fbntana. la ebria luz ofende. Y no cesar la exploración en la oscr¡ra colina Donde el aire i:in rostrc¡ :lcposita sus ner',,ii)s la estéril músic,a. aullquc clatnara. n.rihc oiría. Es esa muerta verb¿ Lrrillando en sl ,^:spc.io.
Y
I a ternura lo cstrechó, prudettte. hasta desvanccerlo En el antro farnoso, negro ardor de la vicia. Sagrada es su scparacion, oh humano, ajuno En su muerte, de cste yermo rio, trana ctr ardentía. Sirte sin nadie que unos ojos tlifirnrina¡r. ¡lcores Visitados lror naufragitrs de despojcs r-icl tedio,
La tierra cillt¡rnriió en su rmpureza cse liiso dr:s¡rudl Como polvrr de flamas. rosadn tartJi: y exlrerieucia. En la tlcntc raída duras ver)as aronlaron Piras sorda:i. y en ei roseclal la inrnóvii corza Rasgadas las perezosas fiestas de la gorgona, El festín dstenido como en un oleo de Griinew¡rld
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Una sombra de flores resecas lamió múrices vanos. ¿Qué oro rehuyó sus ribas al cisne de ptata? En sus ojos el universo acostumbró lo etemo
Y fimbrias de la infancia el hábito perfecto. Ah, domos de pesadumbre y brillo, Ilubieras ilustrado el agua inquieta en fus sentidos. Los minerales más pulcros que el sueño Ya hienden tu boca sarmentosa con oculto ingenio, Y la asustadiza corza silba en tu cabeza. Una generosa alegría en su sistro coronada Rueda, oh Noche de la Memoria, en el rJiar¡antc ciel micdo Y el idioma que produce tu prodigio Es el ojo árido que mira su destino.
Así:
El poeta celebra el exilio de la vida humana, Y el fuego puro habita del morir.
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HERMES TRISMEGISTO A Danilo Sánchez Lihón
Como sí La Desesperación aun
En rnedio de olas de oro por su incomparable luz de heliotropo por su inconquistable sombra acude A las orillas del sueño a los amores funestos Jarcias envejecidas sobre el espíriru Las barcas ausentes Como navegar en el Universo Destruido estrellas unánimes galaxias constelaciones inútiles Barcas De pronto una música de laureles acude el día el solsticio rotas las velas o la esPuma noches intensas apretujados sueños El vagar de caminos se hace tremar trópicos las manos olvidadas el espectro de la Nada ei rostro de Oro
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I
Cumplen así las ribas el noctumo embalaje el Rosko Ias singladuras del aire los momentos indecibles al borde del cadalso la lluvia inicia el día los campos se inclinan abrevaderos del sol Llaves de pronto am¡inadas por una sombra humillante Pronto el tiempo acude.
rr.;::::'r";ractas
es la renuncia al sueño
que retiene el cuerpo portadores de escomb.", n"J:.:J3 Lumbres llarnan a las puertas con inscripciones gnómicas Durante láminas ajenas la noche arrastrá sus harápos la Noche indecente dejoyas la Noche crispada sobre olivos de niebla la Noche Aviva su luz entre los muertos resuena el río interior las máscaras se detienen en el límite
un día encuentran r", o"r:1X'""fiX:faunas nadie camina
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HOMMAGE A STEPHANE MALLAR'ME tJn peu
pro¡ond ruisseau calontnié la mort
MALLARME
Aboliclo de sí -hastlo umbroso- flébil noche rumor Riela el oro de la esterilidad' Fausto de huraño nn Ut"n"u.briedad de mundo - sistro límpido sueño ha frecuentado la duración ierre "nd.tto Y es más fresca su inmovilidad' Lumbre lo oscuro' R"*u.rru cúspide por lamentado surtido¡ estricto' besiertos de entusiasmo vacío de la indiferencia' El borde de esta calma sólo sirte desconocida'
-
pvteza' Todo rostro es tierno y contempla una falsa suenos' proplos O es mundo: máscara labrada de nuestros Cetros de niebla aztx en cinerarias piedras' Pliegos casi etemos, conmovidos-de avaro misterio' de silencio: - ofrendas - en ardor maduro celebra' intactg oido que ese Sán música inasible
b;;"
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DIOSCUROS
Mientras obsen'as la.,'ida disgregarse en su mús,ca hueca, Fatigado por imperiosos sueños que nacla anuncian ¿Regresas a hrs días no vividos? Tal vez hurgabas las nberas Donde debiste yacer tan insensiblerncnte, ct'¡nsunriclo Por una secl de rostr^s que nunca aparecicron. He considerado cl ardor de este áspero vier.¡c, ei viento Recoge lnis últimos pensamientos con sus ulanos deshcchas, Y quizás nu¡rca llegues a cornprender dcl todo Por qrré este camino. por qué lo que vive Y alguna tarde maduró, consurnándose, en la ¡rureza Se desgarra ahora en unos ojos sin peso, vencidos Los secretos más tiernos y las Cemoradas <'ticndas.
Anoja tus deseos fuera del mulrdo, en lo h rndtr Que toda furia precipita, sobre lo intacto Donde laluz es tan fresca QUe nori hacq corrtener Las ganas de mirar el muro huraño.
En estas orillas resecas hallaremos el sentitlo Que rernueve la blanca música inaudible. el mundo tan celebrado por unos huéspe<Jes, En verdad, demasiado hermosos? Pero el que lra carninado Hasta las primeras colinas, entre los rostros ocultos Donde el viento malhumorado chirría en las ribas Y las aves levantan e! vrrelo en sus alas de ¡riedra, Ése ya no puede sino temer !a misma vrda. .1Es éste
sitr a.rust'iañe' soportar ttt" ]l::i:1", llor¿ir'l pal'qllcs sili l'r' ,-,rirar las e ritatuasá"-tot . ir, r.,irás, enrorrccs,
está escl'ito
así j,arctltos, oh navegalltc' si .-^.i, y ios camtnos i,t'¿io. sagrado del despertar - ai, sueño' suc'ño Y ¡o'dainos al fin unrr'el dc este cepo despoiados' en una g;;;; iuz' r:.s',i
t-3,ht¿,ios
t'o:^tu quebierdz:s
contenlplas.esas ¡nuertc' ;.-r e I ilerl,t,-dc cstc ntritrdo I tiernpo ardc su propio durar' Ceslnenrbrándose en
I.l lr riirstarrl.").
iri:¡rut-r: rJesde sctnbras
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II
ELOGIO DE LOS NAVEGANTES At vos incerlanr morlale.s, funeris horam Quaeritis, et quu sil mor.¡ aditura via. PROPERCIO (Elegiae, Lib.Il,27) bist du ntur ein trüber Gast auf der dunklen Erde. GCITTHE (Selige Schnsucht. l9)
LA LLAVE E tu che se' costí, anima viva, Pártiti da cote,sti che son morti. DANTE (Inferno, III, 88)
Funesto el mar de etemos elementos, morada del linaje humano: Oscuras cuevas, huesos de marsopa, obstinados helechos crecen Interminables en las ribas
Allí el paciente cuervo ha tiempo Malicia la carroña- Estos son nuestros dominios: los pedruscos Resecos, las raíces podridas y la tierra estéril. Dime: ¿Andabas en los espacios consumados del puerto, Llevando y trayendo los horarios, la gente aturdida? Deleznable substancia engendra la presurosa ser,ectud De los días vividos, el laberinto de la canle convirtiendo En multitud de rencores, la tierra donde se oprime la luz Sin aparente motivo. Plegáronse a la imposible dicha Los olvidados poÍnenores de una costumbre aborrecible, El pérfido lenguaje de un camino vano. ¿Qué esperamos,
35
Si Ia oscura h¡rrnit,{^¡ r , Nuesrros o.l1-Ylil¿ud.de la ind
üilfirTlT;In'#;fir;liü::;:jr olallca de las piedras
En profusiót
ra mano ",.,rt--^¡¡*r¡., c,;;;;;1.::l'ii"a,
'';"ái"ü"','nln
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unas parabfsS lrcnrro^
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r1;f |T11"1.,,11',H,;:, *'"* noche acumulando
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#;i*ilT5:,Afi {1li:,,,1,:f rÍ":*.ri,r'gacion ltnas y osa¡nentas'
No poclrás
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"a..se ampare ":: Til,T,jl, " Mientras agrietada esta En ros días. ,,La
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r-u,"ruo;-:",","r#:'Jjft' De tabaco
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llrcrtrll:li.l 'r ilr;i
Que lrqiii rii) v;Íqati.,. ..1{.r,: ir.t.: ;l.bilitrs (il: s;l,rur-i.tir l]jn lA:;il1,,:;li¡ii i]!ii:i iriir:: ¡;t:rl llr.¡ il¡,ll¡¡rrl :i!:, l-'tli,lel't(,s |-;r;¡ i ' l-'.trr t!. . i);,!-,.!irt. i,,rl¡l{i\, ia i¡¡l¡i;f¿r ir. :lirt;', { ,\:{i ,,.ai))illirs ,,ri.¡iiii[:..,:r i,¡:;rl ].!,r;: lli ilt,rll¡,,ti i)Ijii.l,
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Con todo y con fulgores, en uno y más allá De la tierra calcinada. Atisbar: Fuerza aün en tanto polvo que nos come adentro. Pero mirar, surgir gritando como rocas, iírboles, tallos erguidos en la temerosa claridad Que guardan las montañas. Cñcer, y no crecimos, no damos,
No después de mucha o tanta etemidad de sombra, P_or sentirnos poco en aquello que sale y desteje, Y abandona cuanto nace, acaba en la mirada. No hlcimos, sino en ausencia pcr nosotros, en mares vacíos, Réducto que en silencio p.r.ugiu la distancia, el monte Nunca halado después de los intensos crematorios, Las calles inundadas, el sol que agrieta en duras evidencias. Ser esto que pronuncia crujiendo, y sale a dar en mano El peso de la claridad venida a cargos: pero nada nuestro.
Estu'imos preguntando en las noches: alimentad los costos, Sus vuelos, decíamos: y nosotros nunca, que no fuera el olvido, Abierto, penetrando a voz y penetrando, como salicla llorosa En cuanto apagan los ojos y no decimos nada, si por otros: Sus ganancias de nuestra raíz engrueso costo, La hierba que mastican y nosotroi nada Si fbimos, Tocamos las piedras metiéndonos, arando Por todas las materias qtre fluían, creados entre ra elevación Del aire y sus vcrtientes, socavados para otra lentitud Inafterable, al principio común que nos guardaban los silencios: Solos, tornados sin fin, tangibles elementos Que alcanzaron el agua y sus fábulas crecientes,
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Y esto nos venía, y tuimos, por pura descendencia Del sentido al material, juntandá las caídas
Flasta tocar solemnes la altura y el designio: en vcrdad
Sólo hernos acunado advenimiento
eue en presencia surran, aquí,
cretrás
,l;lt nj,i_iitos
puentes
De carrrinos c¡ue anclaT,o.. vamos, y el pecho con rnaderas, y y senderos, ofrecráos, y no,iu, Nosotros nada, si lo que nos diáen: Pr.rentes
A otras dulzuras A ofros animales A todos los aires A nunca nosotros pero sí lo de ellos, ^ Oue dejaron el camino y el pueníe. Venían evidentes con fría corazay escudos de bronce; Nos llevaro¡-¡ a las piedras puras áel alba que amábamos. Y alli nos quitaban, rasgabán Ia carnl ¿.ll*t",--vsr¡¡vür
Y las alileas, condecían nuestros brazos Corno pájaros quebra<ios; y terníamos sus armas, Sr¡s"nuevas palabras urdidás desde otros mares. Y ahora. tienen puentes que han necno conro cu€l.irS de cada pecho; tiénen los minerales, f..etnis El trigo, las liutas hrimedas Que hemos sembrailo rompiéndonos ia piel. ,{hora son de ciudaci, después que los pii*.ro, se alejaron: Elk^rs ahc.¡ra en susti¡uto, en nuevo
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A los que apagaron el sol y las cosechas Transitar funesto en las mismas aberturas, Mirando, diciendo. Caminos que difieren la sensación de caer, Entregadoi como estarse; alisados; entregados Unos a laborar ffas la espesura, Sin predios, por los puentes que han dejado' Cansancio enervado en las pupilas, el cuerpo Siempre negándose a no ceder,
Mas la virh¡d de ser la misma cosa Y hacer cuanto describe, cuanto mata, hastiados' Los meses perdurari al margen del olvido, Acumulan cada entender, tomar el mundo, así' Y después la respuesta: el decimos ataviados, Entre ceremoniai: alisados, entre murallas que pertenecierott Anteriores a nosotros; entregados Para desplomarse: la ceremonia inútil, los cimientos Atendiendo su dolor hacia el contacto. Las cosas urdidas en extensión Concluyen por devenir, hacen proceso En otros territorios; y lo que antes fluyó perennemente, Nos atribuye al curso, al elemento que decae¡Ah! la ausencia, este nutrir caminos Óomo sombra, unir tristes llanuras, abrumar
.
Peso indeciso que pronuncia - Y cae la hoja A la apagada estancia que el tiempo mantiene
Entre horas estrictas. Sólo la forma crepita:
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Es eterno el día acudiendo a
redimirlo¡Ahi la ausencia, acopia signos olvidados, Derran¡ada estela, el indolente paso Que alisa advenimiento Así impasibles transitan Las horas, desdc el fondo que asciende plenitud, Flasta crecer arcilla inútil, raíces o ceniza Todo se diluve, nada queda: tal un fruto desnuclo
Que retiernbla en el vacio. Sombra. Ausencia Como soledad de siglos, objetos que indican El fenecer graruito soterrado en toda exrstencia. Soledad. Y en verdad nos preguntábamos: ¿Qué eres entre tantas ruinas, sobre adustos muertos que arrastran los días? ¿eué atenta finirus entregan Tus raíces?'Ius aguas dulces y profundas ¿dónde Reúnen sus huesos, la hierba exacta que retorna los usos de los bosques, a tu piel antigua y terrena? Somos una edad desposeída, una hondura más de ausencias.
A
Oh siempre errabundo sueño, tierra asolada Bajo un párpado insomne: todo es condición hundida Que entreabre el silencio en la heredad. (Y ese puerto del entendimiento ¿podría acaso detener La oscuridad del mundo? Arrojados así a proceloso mar Nuestra razón se empeña, y nuestra voluntad sostiene El fruto del camino incierto: Aquí sólo hay árida rierra)
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Pero la historia que impulsa nuestros mares. La Historia cuya inmanencia purifica las sornbras que infestan nuestros ojos: ¿Puede entregarnos el fuego quc signifique los crnrinos? Antiguos guerreros Esperaban las naves en los puertos,
Reposados en las rocas que en el rnár aún recoge Griterío de gaviotas, vuelo de abejorro en los helechos, Brazo al sueño del velamen en los árboles muertos:
(Verdes saurios mordisquean sus escamas, la erizada carne del tiempo que se tiende a contemplarse deviniendo) ¿Esperaré
tlna calrna para hallar el universo Propuesto como cosa asequible? ¿Seré los guerreros acaso, Olvrdando mis actos en un tiempo presente, Para un tiernpo pasado al que la herencia me une? Las naves Advienen con horrendas mercancías (oh ancíano de precario pelo:
Aparta a los incautos que merodean en el puente): el sueño aposenta Posibilidad de hallanne entre la hierba Sosteniendo el canto de guerreros antiguos. Pero lo que fue acude en existencia gastada: Animales que en edad de musgo y pedrerías Despavoridcs respiraban en las playas, los frutos resecos Que recogíamos en barriletes de junco: todo tiene sentido Como cosa que fue, y retorna en su pura permanencia. Y cuando acudimos ai dorado mundo de la magia.
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trrrcal materi¿r nos ascienrle. Itl pensar ¿lcsiiz_a Oscuras causas como significaclos: esta ropa.
Ilurneclecida por las liu"'ias inarinits, las ¡;.lqu'rras rrrr.ias ,.ii:i s;rui::,
Y dulccs cogoil.rs e' los mortcs. ¿,puedu entonces rrspcrar cn ia ¡rochc La illr,'ocación del cacicirie er, r,.r-n() a ia hogrie-rt,l He mrrarlo
A los nrarrnos acercarsc pclr ci l¿ulchó¡r cl¡srr.ulcji;: Las raras allí trotan s.bre 1¿r hcrruinbre. Veu un r:oli¿¡r l)e su¿i,e maiaquita, de rnetaies frescoli con ol,:rr ccxnc, rie nrrir; ti'aje gris o pálido hace ri,v'i.lrc'tos, Rccoriándosc ei perfil colttr¿l el r¡caso cjesclc e i barc,.r. {-o presenie son csÍas sr:nsaciones qud acrirnuran ilr:nias,
Y puedo comprender la esencia creciendo enfre las preclras, Los nror¿iclos nroluscos r:n la rocalia húnleda.
¿,Irueron
[-os herccieros que nutrían el signo pai.a contul-]lcan]os En el njes de la cosecha o anterior ai grito de la llL¡vra Sobre la,s brerñas r¡ru-qgosas? Ésta es la tierra qlle trazrmos
i ara. rnedrr el fuego quc nraduró ros aii¡r¡entos dcr gucrrero; r\si los ríos clcncle el bagre se aleja de !as brerbils Pavoroso de una rnano que sosfiene ei seclai. antigll¿r m¿lno
(]ric vcnía dt- altas nrurallas cle ¿clobe o sanrurrioi de piedra. Flernos camina¿lo por la orilla cont¡ari¿: e*con,ado:; áib'res
\'.' ,ultpeslno
'Í,.,
\
anea ias muias en los risccs lc-¡anos. debreroll son:lr las cclrazas cenidas a ios cuerpos. "¡¡Én ,ridor en las rnallas de bronce. Otros srrlCatlos
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Desde naves inmensas auscuttaban la gente con sus armas El curaca vencido sollozaba rígido cerca al timonel. É.stas son las regiones de sequía y abunctante pesca.
Grandes cerros y carroña viviente despeñárrdose ; La lluvia baja a veces de las nubes en el mar, f-ecunda Resgcos algarrobos y se auserlta por años. ¿Somos herederos De estas ruinas que me traen un olor del pasado? El hechicero habló con el fuego y comprendió designios.
(¡Y nadie
título en los campos, Hacedor de construcciones que después al aiba Nos diga que el saber le pertenece; se redacte
Que por antigua substancia somos la piedra irredenta De alzarnos: que él conduce Hacia el gran conocimiento humano! !La edad de nlorir Se decrepita bajo estos vigorosos brazos!
¡Aquí hay montes, rios, frondas Ubicadas al nacer, torrentes De cuerpos encendidos; hay indicios incontables, Nuestros, con historias iniciadas más allá del tiempo, Con hombres que han dejado días como carnpos!) Bonanza e historia: La lucidez que no atestigua la sonrisa del barquero, Glorias ahítas de pasado, bien a renunciar Cuánto de quebradura nos oprirne, cuánto de herencia Se despeña hasta el profuso puente que nos ciñe. ¡Oh! navegamos entre graves escomblos, escuetas claridadcs
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tir.ricn v'Llr-1,"'e el ciia l'rai{l c!,1i¡
liuvra (ia n':cri.loll¡: ilcariíiiias. ¿,Exrcndere los o-1os nt:is ¿rii¿t cic ias irr-r.¡rrs qirrr Iritlpitiut t)r¡nrjc !e ag()tir cl vicl-iio. ciorlr-jc gol¡-r¡¡¡r.r l.r: srlllihl";¡5 r)stlts hiieliar [,rltlcabriendri un ar()nra pcrdrrlo. de irusencr¿r. clLic llacla clicrr rrii sar,grc'/ Fsi'Lrch¿. r:5cuclta cl sr'rniiir'r
lJu: la hondura quc s'"tsfcnia
i)c
tus propias iralirbrirs: ¿,que resrrcna'/ irrfo¡-¡unic, er-i lLi r(,p¿t. Dctcrioro en |tr alrnrclltr'r v r-iestrucc:rrill. {-ih ciiiiri.
Olor ¡lr: fruta o sombra. de canlinos a lr,i i,r.l;.:. a l-ltis b,razos Nufi'¿; ,:l furor que conlLllgaba el vtento: sea liber-t¿tcl cl polvrr Ii)n que reposo, y este don vacío, escitdrt ilurn¡nldo. Oh dias; 3ir-lno:¡ dcsattgrantio en nlí, ills¡luós dc tanto liurnano enten{rl¡relltr¡, l)ciaills d.e mis pasos amaiilii-,s: pronLrnciarr sol. las historias. I os c¡.rninos, para llantarrne anror. y eltll]ezar cie nuevo
Ctur cl alira en cada pietlra.
(llay un cauce qLrc rrierte su iiJiolna 1' rlescieride a la losa con pieles teiridas de fronclas rnr¡rtuorias. i,¡-uf Lrsas r1á!eS de poivo iabrades, lia'ura aneganclo Ce muene llus rnanos y días. Cauc.e enhiesto l)e iiorr,rr y de sangrc e.,ticntJida, donlte irenlt-rs llc,¡anclcr tr-as lit:elhs, el iiclo y ia iLrz qucr i:rlzr-\ ntrestros bl¿iz,-rs ¿,!' i'i:,i rie.laremos la esr:ncia hunrana: Nos iremos comienclc los fiutos que s:rbcii a nada?
Scib ei tir'mpo cro{tr-rcc la :bsuiuta fonna .londc torir-r ¡rcrect_r.) Abisinadas agu:is: pura extensión a.ciag¡i. {.Jna voz nos crrcunda Dc hrlg<;r-es *pacos: nii'egirl¡,r)ii rezln¡ancJti tirilcbia:r en áricns días.
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los ríos' y pregullto Así, diariamente busco las estancias' el sol que desolla: y siempre por pregyntg Por mis manos' tu cuerpo: de sombras y ciudades dem¡idas' Encuentro huesos, t;i;'b;t u"itt" conduce vehemente (¡Oh! Ese anciano de lanoso rostro configura falaz toda esperanza') Tanta acritud, que l;otra riba algo: ella sabía de las piedras' e"i*i"-rl"ti" not
"*iuua
que morían' que nacían tarnbién Nuestro musgo' de las paredes bebíamlt..^=. ;;t; del alta. Por las calles esperábamos' i;;i;# hambre y sed' pero soñábarnos:
Laluzy
sus
mem"ti*'
frágil' cubriéndonos la boca Lavozsalía como temerosa o d.eicielo v sus árboles vacíos' De sílabas La lluvia nos amaba y destejí ",,'u.gu''"v';;;;"t Nos íbamos ¡ugarráo "r, ü, vertientes. cantos' Su pradera suave en nuestros pero yo sigo, con sueño t'i"tuttáo ríos; y así camin muriéndome, buscando las estancias' O
' hasta Persiguiendo los rJías, confuso 1levarye,1:]1,:?:1^ vatrctnlot estos, ¿lees;;;;A;;"" sólo vives del silencio: hoguera? ra de ¿eué lenguajc somos'? ti"Lpo Engendrados en er
denffo de convulsos mares Venimos de un destino oscl'tro' nombres tormentas' Indagamos lo que d::l::::-:s Que atestiguan las repartiendo y arnanclo' En un júbilo ¿" ,",, "oiifuncliéndon-os
AlgonuestroencadaSangre,guarnecienrjolatiescendenciatonlada. que hace llama entre las tuutilrr, Radic¿rles frutas son las naves' al crecer' hasta llenarme Mis naves tibias durmiéndome mar' los puentes y las viñas' De tendencias ¿orrát "tiro el testrmonros' ;;rp"t á.i catálolo perenne. Ivfis frutales recodos,
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Abdicados cauces, creencias, asunto entre osamentas, fríos resoles Para esta invitación contada, estor iug"r., integra.dos'sin espacio, Furos intentos de mover l. qu.u.ua"rá, f;;;;;"guraoo
"o*
En naves, dudas y aires de mis ojos crausurados a ro etemo, A la convicción de ser sin tiempá Porque ya no conocemos
!a ti9rr.a, el crepitar del día que antecede, que dice Tentándonos a fiios restos ¿, ot u,uerte, sostenida Entre p"*on"""r y ahondarse humanamente: A bri go un desmonte como
c
ódice,
rro-o,o"Ti"*ü"il'"l|u;:ff "ro
Para aumento de tu muerte y mi termino, la cabellera
Del viejo en ti, acreditada porque hacia horrendos mares Navegan los esquifes.
Nosotros, a fin del argumento entre las ribas,
confinados a puentes y'anuras, haciéndonos como que entramos: ¡oh ciudades! ¡oh frnes¡os Estas hermosas tumbas, ror pri"o"i¡Ls atenuados ar devenir,
ú;;iü;;ü;"."i,i,""ff.
Mas diciéndome oue_aquí estoy, y establezco la tierra Ia¡ raíces, conóciénáorr;;iá-,r"s, !n rocas, desiertos de ruz Donde el caer pervive, y el térmiiá, ,i, ,uli"nJo f puro, "uui¿uá A cuerpo y tránsito su eterna emanación de días, soles, semanas, de sangre, sigros.de gdi" de sabernos como muerte: J,¡islos Días en semanas, meses ¿e clá¡¿aá d. vái"', ñ;;;i"uiirr¿onor,
tiiLo"
De vida recobrada en otro tiempo muerto.
A inrentar
en reinos, desunido de esro,
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tro"rfilillJ;'rlporrensamble
tu abernrra' lnvicadas* potenctas Del que acrecienta su lucidez en de razones en pie cuando De etemida¿ u.u"nto Jt mimrcias' el mar insigne entre sus algas Los miembro. l.go""t'tu ti"t'u'
Demuerteunidaatusemblanza'Brertasiluminadascuandodelmonte alturas; preferente' acoso S. A.r*y. lo compretldido a las el turno de embalaje En abandonu, u tnu'tto disimulo Ya distante de las nave's'i*manezco
ausente
penetrar hasta la hondura A reparar mis cosas rotas, a
inasibles hojas en mis manos' Donde nace mi silencio; contempto y siempre circundando la frente en que dormito; il;;;;s l"út. tti pecho encuenffo los dientes de la muerte Atisbando mis recuentos"'
Eran tus Pertenenctas' el día en soledad' El gran campo convencido para
El cauce que imProvisa tus ansias'
Descubrirte con las cosas' ya en tu historia: Aclusto referir Io cotidiano entrado
Lacantidartrdeherenciaqueposeeelfuego'Calles tu sed reposa' óu. ptoui.nen del fin en que
6Qué es la obra en ti' el camlnar tenidas En el rnundo, las diarias conjehtras urgido para celebrar tus pasos ' Notando la pregunta en cada rostro' y después el polvo que anuncra' de encuentros?
;;
";1"
iruJ"auá
trabajos, con sólo remover El sudor reciente compilado en los cualquier objeto' Entre frondas y ríos cantabas:
r
Así
consla en el original
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"Hoja tras hoja fueron juntando los dias atavío perenne. Mientras debajo de la luz crecía un racimo de sombra: Cuánto humo inauguraba ausentos* frutos en el alma: Pura ceniza entrebarían* los brazos consumados. En tanto.
Desterrado ya el recuerdo, lejana la extendida hoguera, No quedó sino asir una amarga máscara de olvido".
¡El cantol Turbios párpados ai aire que continuo Deshace toda frase humana. Nos hemos pertenecido en ocasión,
A voz desestimada que venía en goznes, así entendida la premura Por otro lugar: cortejo lúcido ensamblado con el brazo, El ojo que destaca. Si tornábamos las cosas en sr: resplandor,
Ello venía por denuncia, antecedido en coyuntüras que han hecho Como piedra estos crecidos, esperados gritos. Esa la gloria Del que abre compartiendo: afán de concluir en deciclida y plena, lmpostergable carta. ¡Ciaridades envejecidas en brazos v lenguas, Profundas concavidades apareci<ias al fin y al inicio De lo que acontece y no descansa! Ellos urge,-r: somos los muertos buscamos soledad para rlecirnos. (El existir tiene sentido en cuanto hacemos. Ellos saben Las ruinas y no hacen. Dicen la muerte contenida en todo acto, Los conductos de acabar aún gritando.) Y por cada indicio
Y los hijos de los muertos,
De mundo inhabitable, una evasión; otra azul que permanece Fustigada. Y en aires, en azul que carga pasto alucinaclo, Hierbas luminosas desde una mano retirada a océanos
t
Así consta en el originul
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Rastreando la hondura de las aguas. Meses de estar buscando Como sueños, dúctil la memoria en las roturas, pero del mar Todo llevado en imágenes, en excusa de estos documentos que coligen Plena ausencia. Permanecen todavía, en evasión, densos y oscuros Contenidos en su laxitud atormentada' asiendo estados Hundidos en sueños o largas historias, en el contorno puro En que devienen las cosas. Así olvidan los montes quebrados, Losionjuntos rotos que por parque, por calles también piden, y vivimos. Y más sobre el silencio, hurgando entre las frondas
Dem¡idas estancias.
¡Oficios, surcos, cauces Por donde Acude la sangre! Y aún silencio, raíces hacia los celestes cantos. Yo no enturbio, no oculto lo que adentro abisma: vivo arraigado A un mundo de signos diluidos; entre crudas extensiones, Senderos de apagados rostros, amargas espesuras que inician
El criterio. Levanto el brazo, pido claridad, y una estela De ceniza profunda emerge con su prédica de pálidas sandalias. No hay otrb camino que el desorden, la exacta libertad de juicio Prrra alzamos. ¡Oh!, existir ensangrentados de llanto, Bajo las inermes plumas de un cauce inseguro; hollar la ruta,
Mientras un hundimiento de huesos nos devuelve a la sombra: No hay otro camino que el desorden, el peso de atisbar rotunda Esta futura emanación de dias(Tú haces soledad, sobre ruinas que muestran oquedades, de piel transida Inmensa en dioses que permiten: plenitud Su carne devastada; haces Así incrernentas tu cadáver y te dices puro.)
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Yo no enfi¡rbio: R-efiero estos profundos costos, tal la esencia bajo sí, humana,
Asida. Me defiendo y te defiendo, gritánclome, a sirnple tacto Que en desorden, en fuerza y salto lleva conjuros hasta alzarnos. Soy desde mi voluntad de hacer, arraigado a una confusión Que no he creado, como estando sobre aires y tumultos encendidos, cosas que me arraigan por vivir y enconffar mis pasos y rnis tierras Frecuentadas de actos, Vclv contando los días. al par de lo que vivo Y lo encontrado, la última intención y el fruto, nunca los clescansos. De nada mi sc¡ algo que busco me retiene a ser luchando.
contenido en tiempo que pronto acallará. Antes haré, tendré los mare El ojo limpio en que limpiar mis ojos. Soy voluntad estncta, Actitud de hacer, mas siempre voluntad entretejicla hacia lo ctemo. Nacen mis pasos en la extensión que sustentan las montañas, sobre la tierra tremante de los bosq-1cs y sus cuencas creoidas, Dentro dc cada aire que golpean las tonnentas; surjo hasta enterrar EI aroma de las cosas perdidas, llameando como sol o luces descubiertas, como tronco encendido; y desde alli mi sangre:
y ¡rolvo, vacias agLlas de días surnergidc,s entre muertes_ Nazco y canto la evidencia de una estación imperturbable, Porc¡ue soy, y amo el cspacio que nutren las pifdras en los ríos, c-'avenras
Porque me pertenecen estas rnanos erguidas e'angustias y rocas, estas pupilas que empezaron a !atir entre tas hojas, que .salicron Girando y reunienco todo cl amor de las raíces. Brotü en cada espacio
Y
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me pefienecen ios aires Que los árboles alz,an en las noches crcciclas, i lo, l,,o."s detrás de los montes, y estas manos dicen de rni fuerz.a En los días oscuros.
]tavozhaciendo, aizo mi voz entre las ruinas, Dudo, atisbo midiendo lo que ardía en mis comarcas, hundiéndome por sélo descubrir y asir entre rnis rnanos: llama que oscila grito Desde la intemperie. Porque soy amando. creciendo del Mi nueva residencia, bajando hasta tocar la copa dulce De los bosques, cotr el amor que brota como gaffa'
Y
este cuerpo, este musgo adenfrado, estas memorias
de amor Que entreabren su entidad definitiva' también Arraigan mi rnorada.
¡Soy triunfante luz en todo lo que nutre La ausencia, naciendo a iniciar rni viaje por entre las piedras profundas! Entonces amo mi devastada piel entre humosos escombros, fundamento
Asido a cada hoja mutilada; y encuéntrome gritando aún de ser En rnis fatigas. Mas asi de verrne, así conozco calles, Salgo u suttut rni relación a tos creyentes, doy pazy fonna, Despierto hacia adentro y al fbndo arraigo' Entónces, después de mucha ceremonia rctomo a mis iniemos, Aduzco ensamblado: conducto de mi estar haciendo entre las frondas Nuevo f'uego. Pero así" las ertra.viadas rutas, lo que figuré por mis caminos, entre leyendo y asir Ia vida, llevándome a mi sangre;
Así hago el'¿alor, pienso en la insurgencia y los profundos costos, Digo qtre encontraré laluz y sigo c'arninando' Invierno y lluvia,
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Monumento y hierba, junto a la tormenta que nos comc. Pero asi, en la ciudad y sus muertos, sus alimentos devastados, (Oh tiernoo en mordedura) su arrCiente esperanza
i)e ser inútilmente: asi, invierno y lluvia, nazci* diariamente A otras andanzas, dejo los connubios y pregunto: ¿Qué de luces han gestado estas colinas, paia haber amado
una fría cadencia, un mito, la tiesca espuma de los meses oscuros? ¿Qué de luz ofrecen sus vertientes? ¿eüé lega<io principal, Royéndonos, en tanto los árboles prónuncian tam-bién sus muertes? Oficios de perfecta umbría, donde estamos, sin entender Ot¡o camino que las manos, la voz en mano, desigual, en tácita, Alineando para otros por sus puentes en ideas, foimas, J.n1da nosotros padres, hijos de una tierra vasta, de collados Fértiles, y nada este torrente. "fodo conducirá a la destrucción,
Al sernos acabando la hola empeorada, siempre que siga; Puro desorden hasta entrar en nuestra realidad, ufzundí tí"rnposLas muertes rrienen entre semanas de sombra, y comemos, seguimos frecuentando, amamos; por algún sitio nos desolla el aire; se aprende a caminar los signos, lás tertr¡rias, aquellas de principio; Porque somos aquí, seguimos el camino, y es el'escombro, presente, Que anunciatenazSabemos: un entender como Gtro, este sentar Denuncias, de activarse, sea desde el lugar cionde ,, noó. polvo, al Sea tanrbiÉn, sin ocultar, la misma fuerza.
Nos c,¡men a poco, tal náufragos, casi
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original
53
"
-rori;?"rt;T3#encia
Al paso, de.la ocasión, nos cornen, lo sabemos; si ya por ropp, '' Andar, nos piden algo, alegran de nuestra sangl'e, se van riendo: ¿acaso es por nosotr¡:s? r)e aquí nos han desarraigado; Se llevaron también lo que era para amar, como que er'corazón, La piel de sus cosechas; y decían que era su corazón Y lo mascaban, y decían que era mayor la timidez en la cosecha,
Y deshechaban. sólo algo nos quedó, por una tradición profunda Que nos camina los huesos. Y nos quebraron al suelo, Sin corazón con que empezar a levantar la hierba rota. Por eso nos reuniremos, con principios, a dentada irnica, Con muelas; porque tanto esperar es también un abandono. si todo viene de otros, que dejaron libros, que bebieron como matar, Pisando. hollando el maizal que descubría su carne de luz pura, a nuestras bocas sólo entre preguntas, Entonces nada es creación, fuerzas en que avivaron las entrañas
Y viene
Y los brazos, ias esperanzas nuestras. Es de otros, que amaron Y en cada rincón nos ntantenían en silencio; que dijeron Que éramos así, que estábamos felices; y después justificado el cuerpo De alguien que fue antecesor, tendió, mirando sus conquistas, Las legurnbres por acá, donde ahora nos cuesta oscuro estos resoles. Pero somos miles, despiertos y desnudos. llenamos las comarcas De bocas restallantes; pedimc,s lo nuestro, para adentrarnos sin mieclo, Arañando, bramando como las piedras, sin lágrimas. pedimos eso, Lo que nos pertenece por linaje, por inicio frutal de árbol
Y ramajes, para urdir la realidad con nuestros brazos, Y destrozar ideas, lo que nos ileva ahora, y enconrrar, erguidos, Las esencias, lo que entraña sernos en mafes, rnontes,
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Estos son los meses razonables'
El fecundo elemento que la extraña sapiencia no logrará arrebatarnos' Aqui están los armarios, el escaparate cariado y los oscuros aposentos; Más allá, sobre las piedras pardas, el río con sus dedos terrosos. sin ernbargo, no hay agua, sólo ese anciano longevo; las cosechas Fueron anásadas por funestos ventarrones. Aquí la tierra eS seca. Hacia el Cerro Colorado guiaban tnis pasos un interés desconocido' Crece allí la hierba del salitre y tierras aceitosas, el paciente Griterío de los cuervos del mar. Enfemros estuvimos esperando En los muelles. caminando hasta la Plaza de Pescadores, pequeñas cosas solícitas. Habían cargado los navíos y tú querías preguntar, Árboles diserninados en campos amarillos, el tiempo perdido Entre la salvación Y la gloria.
Vayamos pues, Y Poseamos holganza en los tributos. escasez, de meses Cosecha para los
(En la blanca cornisa dormitó el gorrión, y fueron mis cantos Quc escuchaba Ya distantes). ¿Y quiénes regresamos a poseer la dignidad pobre rnuchedumbre de miserias Que no acontece, satisfechos de nuestra distiende elección que una s-iempre recordadas? El fervor de orden, necesidad licita gn su templanza interna, precarios con
El fervor, unas veces enunciado en ese movimiento tierno De un rostro conmovido: ¿desdice acaso el bien que podría obtenerse Aún en la propia negación de los actos reales? vayamos pues,
y
oprimamos el silencio en los áridos confines, el canto del gonión ya óerca del parapeto antigug, donde veníamos a contencplar Gesticuiaciones inútiles de aburridos náufragos que la marea
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Recubre con unas algas neuas. Reino de la prevaricación Y el desmedro: escucha, escucha el trote de las ratas
rin la tierra estéril; mira la nave y laméntate, obcécate en obhgaciones Groseramente sostenidas. Reino de la acritud, desfallece Y te mostraré las ganancias y las pérdidas. Luego prosigarnos Conversando con ambigüedad: "No deseaba hacer esto. Mire Ud. mis rnanos, La sangre está seca". Alimenta tus responsabilidades, arruga el universo Y laméntate apacible hasta que haya tiempo para matar y tlempo Para regocijarse. ¿Qué dicen los aedas en laudables rnurmurios, de esta humana nlateria vinculada a la promiscuidad y el clolor?
ciudades llenas de comerciantes próspcros he visto, los escaparates Sutilmente adornados con luminosos estuches que mostraban un gusto refinado por las piedras antiguas, doradas sortijas y ojos Con incrustaciones de platino y rubí. "Para entender sabiduría y doctrina; Para conocer las razones prudentes": He aquí la tierra estéril. "Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura": He aquí la tierra estéril. He aquí los presagios; y apresúrate que el viento corre hacia el mediodía. ven y carninemos lrasta esos promontorios eriazos donde sólo la corneja Grita,asustadiza y con augurios de muerte; aiisa Tus dulces cabellos húmedos de mal atiza los miislos blancos de la mañana Que se tiende como una virgen tenible. y tu, que remueves el polvo
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Buscando la llave: apรกrtate,de estos que son muertos. ยกReino de la maceraciรณn y er vestigioi v"o tu, ol dia podrido, El viento podrido, la nave podrida "n". r nosotros esperando.
1963
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-
1965
III
VAN GOGII EN ARLES {Jnd er schliesst das Weltall ein. Diese ganze Welt voll Habeit Und Verzweiflung, voll von Grcibern
HUGO VON HOFMANNSTHAL
¿Qué oculta la cansada estación, entre ramas resecas, o el poivoriento brillo del aire? No ei trabajo ceñido por la premura, ni ios oscuros cuidados nos consolarían. La fi;ente es agostada, la seca hierba gime Y el lamento escuchado con obstinación ahora nos aterra.
Fuego yerrno es la sedientangidez del mundo. ¿Quién anudaría ese sueño o ardor que roe el espíriru? El que ha perdido La razón en los desiertos de la Realidad Persigue el vuelo de ias aves como único camitlo. Un mrnor más triste que la vana sagacidad del hombre Podría desmembrar esa sombra lancinante del muro, Lenguas de niebla bajo inútiles palabras Rendidas o rnuertas, vivas en su propia descomposición.
Aquí en las ribas estancadas Hasta la belleza es hastío. Pardas sornbras reptantes
Ahuecan la memoria Y el júbilo secreto de la muerte Se enrosca sobre ia vida estéril.
caminar a nada por oriilas deshechas, guijarros Limpios cümo la quieta ola que los cubre, ni viva ni muerta. El mar de oro, sin ernbargo, resuena con su rnúsica vacía Es're
61
Y es dificil percibir si estarnos despiertos o dormidos, Otras olas inmóviles rasgan r;l irnpalpable rostro Que nos redime, venciéndonor;, en rnertes ojos Sobrevivientes de nosotros rni¡lrnos.
Al
descender a las ribas, oyes
La pudrición de la ltealidacl. Sorda superficie criba el vivir ya confuso, Y sin nadie que aquí frecuentara, o contemplar Corno pueda llaraarse, no poder nombrar nada Es dentro del mundo como est¿llido muerto Gobernar ei silencio que reiumbra y reposa, música seca Después irse como se vall todos. ¿,Qué escucharías En tu alma, ese universo atascado? No poder nonlbrar Filego de piedra, tiempo o palabra yerrna. Sólida bruma habitar, niebla horada y arde D-esflecada por el ruido de nuf¡ir.n pét .o exilio Ehrio poivo del ob.jeto y sabio hedoi de muerto. Este ir a nada y quién soporta así ei mirar o ruina Ojos quiábranse ahítos en vacío de cepo. Nuestro indagar ha concluido esra es la sabiduría: nar.la hay Que explorar ftiera de la tábur¿1. Estos son ros dominios Del nrundo que peffnanece incognoscible, Y seguiremos penetrando io impenehable como una corona De sueñr:. No existe nada Que explorar en este munclo lionde el tordo emigró dejando LIn herido refle.jo sobre la fitentc áricla.
Y
Tal vez el silencio nos pennitiria Recogerno-q en lo oscuro, en lo carente de vicla
a¿
Y a cada manotazo del espíritu Atrevernos a sepultar las sabias palabras. Sólo el que nada ha contemplado Puede acceder a lo real I)evelar este incesante asombro Que celebra, conmovido el intimo espacio Que madura en los ojos. En el no saber está el saber En la no vida está la verdad En el no mundo está el mundo Y este es el sentido cle nuestro explorar: Existir en un ardor confuso.
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-l
MONÓLOGO INTBRIOR
presente instantáneo perpetuo I..*po Y desde el munclo inmóvil *ilUi*iifusas.
Ocultar el hasrío de ta luz p"Jiri..á" Pero aquí en las ribas todo s".n*.iu" En un círculo en ruinas sobre ," pr"pl"
origen.
Revives la música quieta de tu cuerpo Yacente en el hartazgo de una sed hir""a, Palabras muertas flotando .n Y este bosque se ciñe .n ru ,"iiiiáal reseco
.i;ir;;o
perfecta.
Tiempo presente instantáneo perpetuo. La mirada se abre sobre un espacio de aire yerrno, Sientes la carne di de hiero qu¿ p"diá;;;;',fl1tii,H: Y Atzando ramos de nieblá. S;i;r;;;;úrit encuentro Donde tu rosrro es ta f,íbula;;;;;;o muerro, Y buscas deba.¡o del mundo del polvo.
il;'l,:;"
h;a:;;;
Tiempo presente instantáneo perpefuo. en este cieto de cepos, 3:t:T"r_-r.puJtados tlorctes que arden, mampostería rajada. pórticos Que una lengua de vienio ¿*rfru".'"'oJo arena, Sequedad del mundo encerrado ,oUolo, objetos ojos que miran hacia adentro, áridos pozos.
*;;;;
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Tiernpo presente instantáneo perpetuo Tiempo que es mundo de imnóvilpolvo Mundo muerto ardiendo en tiempo pétreo Tiempo presente instantáneo perpetuo.
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EL SUBÑO DE ELSINOR Enshaded ín forgetfu tness divine
JOHN KEATS
con los oios de diamante mira deide las ciega's alturas JOSÉ
MARÍA EGUREN
año pasado Las campánulas florecieron el óurr.rn á"ttto olor de luz quieta'
del Orco Estaremos atentos a las señas cenizas'. Nuestras casas premunidas de f;;;;;" de ala'bastro reflejando el viaje Y el maderamen de oro, inclinado i"t g"ti*as sobrevuclan en el mástil grito su Ún e"stornino que aletea,elevando Ei sonido si se Percibe apenas' puñado de tiempo' A veces, lremos despertado 9" yn f,l dit"o'inmóvit de la Realidad Circundaba los Pórticos' era doloroso V-uof""t a palpár el odgen' contenerse'oscuridad la en ¿;; "rrurrio ni¡os buJcábamos Y sólo fulgen gritos, quebrado' ' Se abre un rumor de aire nosotros jamás nos enconffará' Ese niño gue deambula en que irisa sus sordas raíces' Es este mundo impensable
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Prisión es toda serenidad,
Y la voz pura del sonámbulo Seguirá acompañándonos como una música inasible.
Y
ese reposo de los ojos sobre el tiempo muerto, Esas claras manos de ia noche Inclinan sus hojas vivísimas, casi errantes
Sobre una sombra oculta en la espesura.
Pulpa de los rastros que la nnche alisa. Topaoios de hebras y rumbos en el rnar Los auspicios del día en el humo milenario Como vetas de aves hennosas, troncos brillantes Donde la rnúsica baila entre heliotropos.
El alción rasga la mancha de madreselvas Es una irnpresión que dura menos que el silbo Que ahora penetra las hojas. "Permanecer es descenso, Camino sin aire y mundo". Las palabras brotaban de la luz pétrea Y la sinnga era una fantasía hueca, Y en los frisos frotamos el aceite quemanie Y ese ruido continúa entre la espesura muerta. Las aves escarban unos maderos oscuros. Y las flores de niebla, oh haberlas tocado.
6V
-
LA NocHE MAnÍrrvrn
Del tr'ópico y la gibia olas de plata La noche recubre sus cascos Sonámbulos de Pórfido Moneclas de ltrz sobre la fuente del trempo Un aro de fuego en la sima Voces del relántPago Todo indicio es PerPetuo El rostro de la noche Límpidas piedras de trans¡rarencia infinita Lo real es música inmóvil R.acimos de furia del mar Aguas de eléboro sobre ritos o memoria intacta Lo real es música inaudible Yérgitese la sima del tiemPo Caen torres de jade Polvo dc constelaciones El cuerpo sacro Allí estuvimos en el esplendor de ia noche perpetüa Memoria de las estaciones Como joyas de rebaños blanquísimos Sanguaza del mar brillando en la uña Signos de catástrofes ebrias La noche abreva sus lienzos Descendemos en la orilla quieta Sólo aleteo de aves enfermas Vidrios y madera Podrida
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¡ La mirada es país Frondas de cobre del sol Celdas de alabastro Plumas resecas de aves muertas ; Huesos erizados en la arena '1 Laraya del agua brilla I Miríadas de nroradas Pelos del cangrejo hirsuto , Piedras y estrellas marinas Ojo de oro !9l"ules mirada que yace en su propia música Cielo de sepia en la noche perp.tua. '
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HOMESICKNESS Sont autant de chemins a ma tristesse oferts Pour sortir de la vie et desc'endre aux Enfers
SAINT-,AMANT El etcrno es el inmóvil CÉSAR
MoRo
Así ha debido ser gozoso, reinos de tiempo o mundo Por donde hallé secretas ribas, altos sitios de ser. Era una visión detenida como en un dibujo de Hokusai Y recordaba aquello del cuerpo tirado para los perros,
Entre los espacios xánticos de la Biblioteca Nacional. Tal vez habité desprevenidamente, huyendo de r-ostros Una epifanía dolorosa vibraba en ia avenida Abancay, Y caminando con Andrés Cloud Paisajes untados por la niebla, Plateadas ramillas de un viaje Cuando remontamos los cerros azules Y Danilo, hermosamente, palpaba su chompa ploma Y bebíamos hasta tarde en el bar Apolo.
Al desprenderme del aire no vi la rnúsica que nacía. Ardiendo.en los pozos secos del tiempo Y hurgar'lo inmóvil, rumor de hálito muerto Se deshace el rostro en rrn brillo de crigen.Oescender Entre hojas conmovidas en la fuente, sombras duras Ese ardor es yema de la música, ebrio labio quebrado.
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\"ic. il' tr."ii rrir il- i rrli.a iid iios dt: l.'lr¡si:r,,1,
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V,lr,,,
NON4O ORTI{IO
Las caléndulas morosas, me decías En música convertías tu¿esaiento Este.paso que froto con dedicacián Aquí estabas mirando f" g.nt" /ru vi¿a de peros Para ceremonias basra, rri. ¿rró*guá"
.rlilrrp""'
La inmundicia de las palabras, el escanciar hueco pe la du¡ación arascaia, r"rpii* La diorita, et rumor de tás di.;;; "oilrul".i*n¿o pr"i""ur" Detrás del muro escuchas ,¡"u, *l'rrrirrr"¿o, Onix y nácar Relucientes corazas en el sebo del auriga. Las caléndulas, ruidos, las caléndulas [/n olor muerro desrella .n ,ioio á"*iu *ri¿u.
'7't
RAPSODIA PAR{ SUELT ROLNIK
Y el corazón del júbilo como un dulce
deseo
Prolongado en un espacio schónbergiano, percusión Del silbido de los talismanes oreando las orillas. Abres las pardas cenizas del rnar Y las piedras más finas sobre una arena quieta: Blanco es el tiempo que se tiende en los maderos flotantes Acompañado por minúsculas aves de ojos poderosos. Con afilada luz el tiempo nutre la música, y las cólquidas idea. la mármol en R.eposo de Cascos celestes de la uma, Violetas y alabastro, tapices de bronce recamados de espuma Fatigan la niebla rosada de las constelaciones, Y la playa se ilumina con sedas blanquísimas Y el equilibrista arroja su traje de fiesta Cólquidas Y la gramática hermosa brillando en la miel del día (Nornbre oficial: República del Peru) Sistros azules de Omar Conigiendo las minas dei cosmos, una manera precisa De habitar el tiempo interior al espacio Labrar el espacio interior al tiempo. Trasparéncia de pensamientos estáticos De modo que la playa refleja la punta de un mapa Y los cordajes se enredan colgados del mundo. Ah, Suely, mirabas Tu pequeña bolsa de cuero marroquí y las aves allí rendidas Lustraban enloquecidas el oro de unas plurnas temerosas.
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I
-
-
Y el mar ardiendo en los tiernos rebaños del trópico Murmurios de broqueles, griterío de gaviotas * iu, piraru.. -Córno reiurnbraba la insaclable garnuia de las uguur. Y-3sos frascos que humeaban y iu, U"yu, color estuche ¿Flotaron siempre entre er chiitioo ¿e tos cormoranes? Esa noche contemplamos el hiato de la Realidad La tumba de poe. I a uma de Shelrey. La casa ."""'J:lrl:' Reinos de lentejuelas irirviendo en lá guitarra Colores de frutillas y colchas de vicu¡a El universo presente en un átonro de coticiranidad Por mares nunca d_antes navegados. f-uslaJui f, Sl El instante que retorna u ,u oiigrn fOs Etemidad exacta para arrnar un pito Oh mar, en islas laqueadas ¿e iniustrias ebrias Tiempo hurnano y tiempo natural .n ,n cofre de fuego, No eran vanos los ojos cle dorado .nluriur_o Ilustrando la cienciá que irisa tu, ,r*r.u,
oto
oh rna¡ incesancia
de naves en el agua,flJo.l'.ot Ascender al canro o].or::o de tierras"q;. consagra Libri quósdam ad sc.ientiam, quósdam ad insaniam
i;;,d;
Petrarca, De remediis utrisque fortunae, ¿¡. Ah, Suely, hermosa luz de,ntr;.u y o.t Quieto yace.el libro estampado en lu"ro,marroquí Thálafta, rhálatta! Nereida Tropicalia.
deduxere
Oh mocinha do céu!
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PORTRAIT OF A BLIND POET A Lltilliam S. Bunoughs
En el lucro de la umbría -venático río de oro: Nave sin ojos, oh Noche, diamante signado al origenEbrios labios de pórfido en una estatüa inútil, Crecer fardos de liquen plateado: 'orurna insigne.
Y del reposo que, tremante, calcina al Abismo -Inerte fuego, los designios- canta el polvo hirsuto.
Descanso terrenal, huesos hurgados por el Tiempo; Párpados sin retomo, ardidos, nulnerosa joya de mundo. ¿Qué alegría horada insensiblemente ojos desnudos? ¿Qué brillo eleve, ahora cóncavo, el festín horrendo? Sólo hastío de mármol fatiga, coronado, vano Ritual
Donde patio sonoro - rnedioctría negro - ofende el.júbilo, Tras fronda de neblí. Ojos de oro de un pliego azul: Sacra ceniza, árido en ebrio abismo, el mago pútrido.
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HOMMAGE AL DESTERRADO (Imitación de César Vallejo) A Cesáre"o Marlínez
cortejos i¡rútilus' Respondiendo de piedras, tal mis sobre las quijadas L-"."f"*"as de innúmeros tiempos goterones' regios Se encaUritan los ojos por su acotadas óamUiun en doloroso metal las aguas a su función ovípara' Y', en fin, se acostumbra el hueso partes tristes Estos días de aire a fonclo, estas la muralla' é;;;;"to munclo desflecado en bien nos etnociona más o Da tretnar de pasos en el cliente sincerísir¡o' fuego el óon ruu tintes sin sombra, abierto acunan bestia y niebla' Así tus S¡sves chapoteos fisicos Y;;;"; en mi ,oitto un traje vicioso de brillos'
furiosa muerte' Permanecer en dobles trenos de los mares fregan espurnas cuanto^ Y en cuanto ios muros' y en frente tuyo l'e verías contento de tus hojas' al y de frlosa gtacia inclina' Con quien la suerte se codeá en piedras canijas Hoy he visto el diploma del agua oscuro' V átoy caviloso, tuerto y peligrosatnente
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I
ANTÍFONA PARA JOHN CAGE Venu au monde san naitre, san vivre Y demeurant, n'esperant pas mouri4 epicentre des ioies, des peines, du calnte'
SAMUEL BECKETT
El que oprime el ticmpo -ebrias ruinas blancasLustra fronda de ojos que yacen yerrnos, Y a cúspide horada el pavor que-lo consagra' en los días huecos? ¿Oyes cimbrar la muerte Ésie friso labramos -huraño oro inmóvil, Negro fuego vacío para el dedo quebradoy los siglos' Qué U¡Ua en las moradas resecas E-l mundo es cóncavo sueño petrificado' Viñas de la nc¡che ósea en su cetro muerto, Áridas sirtes húmidas y polvo lacerado, A unas nieblas de mármol descendemos: Hedor de lo real el cautiverio que habitamos' Y el aire se pudre entre piedras graznadas, Cima del rostro de oro, oh exilio hurgado' Y de los arbustos nacen sierpes y medallas Donde el tiempo frota su música de humano'
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LE SOLEIL EST DEVENU NOIR
"¿Cómo es mi vida? ¿Existe mi vida?" [{e oído clamar En los desiertos del tiempo, y era una voz fina Como volcada sobre sí misma, aire desgajado de la desesperación Al descender a suelos más tristes que la transparencia Sólo se oye este renunciar a la vida, hay voces o músicas Que te preguntan: "¿Cómo es mi vida?" Y no sabrías responder, Porque estamos urdidos de sueños y no podemos despertar.
El mundo discurre cantando una patria oculta, Y somos este gran sueño, estos rostros que anhelan Y convendría olvidarnos de nosotros mismos, Porque heredar este sonambulismo es desandar. ¿Desde dónde se erige nuestro idioma, tierra hem¡mbrada?
Un niño elevaba sus brazos al tocar el aire Pero el estremecimiento es recordar.
estricto,
,
Habrá un día gozoso, nuestros cuerpos serán ajenos Y podremos deambular sintiéndonos en nuestro propio borde. Oh, alma mía, renuncia. Diremos entonces que el alto fuego Se nutría, ávido de perderse, de lastimadas llamas. ¿No observabas la quietud de los objetos, Ese contentarse en un tierno espacio mudo? Es que hemos perdido el sentido de los signos,
El mundo ya no habla.
78
*-----l>-"
¿Serenos ylrcen qrlencs pcrciirieron'? A veces sorprendemos, [iiiVrriüsos. li] t:ielicla ,Jci c'l'ir,: En ia conversacion hastiail;r ric !es í-tcnlrr': u
S'r"lrrán'i
Aceso secretamenie se aIlP;rls|u¡l <-1el mull,-irl. Y las frestas que erigen son lnarier;is ctre un ti':,rto dolorostr Porque estar en la vicia, saberse, nunca rc :'iolnbruiJo.
Así, pues, destruyete aire o rostro rnr¡.al¡;;.rbie Y sobre cste camino que es ir n nada Recorlcilt¿i tus sueños, untí] lus ,.'i(is Con la niebla del tiernpo que ün ¡-:i mundo se iiisrpil. Nriestra iinica sabidt¡ría es cl no saber Y contcmplar, tensos, ei vivir f uera de la vida.
7q
oRAcIó¡v p¡,n
t scARrlANELLr Breve combute de importuna tierra, en mi defensa soy peligro sumo: y mientras con mis annas me consumo, menos me hospeda el cuerpo que me entierra.
FRANCISCO DE QUEVEDO L'Enfer es de meme essence que la Ciel. C'est le memefeu qui est lumiere ici la brulure, MAR.CEL JOUHANDEALI
Yo siempre he morado en el Infiemo, Y de la vida sólo conozco un rostro destrozado: El rostro de la niebla más dura que los sueños inútiles' De tiernas ramas muertas hice un reino de tedio Donde miro sin piedad el sol negro del tiempo.
Me rodean palabras que no entiendo, casas cerradas Que quizá fueron habitadas por mis pensamientos. Pero entre los días atascados que se irisan sin miedo Sólo reconozco los lugares cubiertos de polvo y sequedad.
Y el viento que
se arrastra, malhumorado, en las cornisas
Desata algo del pobre fuego donde he debido observar A los hombres vivir como fantasmas. Pero no, esos cuerpos gozosos eran reales como la muerte Y sabían arder como la buena leña de los siglos
Nutriendo la verdadera vida que jamás.cono,cimos. Yo siempre contemplaba los abismos Por dondp el aire seco de los días reverdece, Los muro's de una casa vacía eran país \
\
Y los ojos durces rJe la rnúsica brillaban en su cetro triste, Y esos ojos eran como un rostro ,r.ioo. La verdadera vida no existe: todo lo desmorona el tiempo. Un
día despertaremos de este insidioso Infierno, Y el parloteo herido de la música r.i¡i¿ sus flamas libres
Porque se abrirá ei rostro perfecto del Sueño.
84
BO}VELS
Grotesca beatirud. ¡Oh Absr-rrdo!
Y así es como varnos arrastrando El rostro de niebla de la vida humana. La reaiidad es el estupor calcinaclo de un demente, Y los sueños se despeñan en las ribas depravadas Y es como para llorar. Grotesca beatitud.
Así va el cuerpo Atado a la mue¡te Como sangriento espejo. Grotesca beatitud.
El tiempo frota sus flores desecadas. Y así es como vamos descendiendo En la niebla hueca de la vida huniana.
82
DBL CAUTIVERIO What shadow'hidden or Unseen hand ín our mirtst C eas e les s ly touches our fac
es ?
ARCHIBALD MACLEISH
de ser Tiempo? ¿Qué día del tiempo relumbrará junhrras de camino áspero, V"-o t itut la riba Y el aire es un bosque de rostro* quebrados Donde effamos halando el aterido Infierno.
Rígidos flamas que irreal ofende el tedio, Nuestras cosas yaccn ardiendo en nosotros mismos Y estamos fitera, aterrados, palpando el abismo Que resuella su triste grasa de confuso Sueño. Esta música labrada entre fogatas negras, Ebria fatiga que arrastra un muerto brillo, Sobre el mundo de nieblas su rumor entierra.
Rost¡o del tiempo que se pudre en el camino Ojo del morador en bloque su mirada pétrea: Esta prisión del mundo es un cadáver vivo.
*
Así consta en
il
original
83
KERYGMA Alldead, All.flesh ihey sung Is rc¡tten Sing of it no longer
WILLIAM CARLOS WILLIAMS
Arrojados en un mundo que se pudre minuciosamente Si vuelves el rostro, no hay nrmores ni crujidos ¿Escuchas? Se arrastran, hoscos, hasta una luz Que nadie ha visto. En estas hondas celdas Cansados manoteos en la niebla, gestos de sombras cariadas Insidioso el tiempo hurga escindido: quizás Un intrascendente cambio de decorado. Sorda dialéctica Mientras la tierra hiede como una idea atascada Ni antes ni después, sólo ahogos o inertes muecas Yo, que labré los plateados pórticos y el ónix, Recordando el sentido de las leyes naturales Ví las aves carnívoras abandonar sus lechos de piedra. Eran tres círculos en el espacio Así hemos sopoftado estos escombros. augurios Del tiempo de la destrucción. pobre razón errónea For caminos que nadie se atreve a mirar, secretos De rostros comidos por el pavor, demridos En la esférica soledad enclaustrados en nosotros. Se abre el interior de tesoros quebrados Que un ave pequeña desordena implacable. Indagarnos La inexistencia del Camino. Y ¡ros detuvimos En medio de rocas lustrosas. Ojo desértico. Consideré esferas rosáceas en la mente Haber enrrevisto la pesadilla. Ciudades que se desmoronan NO HAY SALIDA. Y ceruleas luces de la razón roída
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Desocul.tas el sentido, condenarte a huir Dedos trizados, huruanas ruinas, ente de mente Tiempo tedio deforme que aitn soportanros Desde dentro estás afuera y guarnecido de muerte Caminas desecándote, sólo el cuerpo tiene sueño. Secreto es, aterrados, descender sin nosotros
Aquí abajo es incómodo. Respirar es irreparable Las palabras desecan el alma, arde niebla pétrea ¿Escuchas? ¿Quién es el irreal que siempre te acompaña? Aquí no hay tiempo, baba sólida de la Realidad Sólo cenestesia del cuerpo dentro del cuerpo. I-as palabras abren el vértigo. Henos, pues, Recogiendo niebla blanquísima en céreas cavas Desmembrados gemidos de un tiempo llagado Remover de párpados rotos en un espe.'o trizado Soportar cllerpos ríspidos, carne podre brlllando En cristalinas urnas - irreales - malvas criLres l)el mediodía celebrada herrumbre. Rostros Ntisterios comidos uor la locura, negra luz lnciefta Depositando en tus ojos un at'dor hueco. csc¿llllas De espacicr abren su funda de vrvir de nrebla. Reino inútil. Tiempo sordo y cascos de este cielo ' Desportillado. Sorbes polvo de sueti'.r 1'eb!cs* Cesación del sentido en un mun<lo muerto Vivir sueños bajo una fiebre quebraCa La coirciencia se pudrc, baba de la Realidad. Aquí lo oscuro, deslurnbrante iuz seca Sin salida improbable ascender. Retomar Donde nunca henros estado. Ni espacio ni tiempo Sólo aleteo de polvo tristísimo. Negra caveffta de luz El mediodia sus labrados de oro desierto Caminar a ciegas -inrnóviles- casas sin puertas Ovas del ruido del pánico, hieden objetos NO HAY SALIDA. Ni ascenso ni descenso' Compacto Humo clue chilla, ardidas rocas de sueño Disgregación estóril de! tiempo, ruinas de vida r
Así consta en e! original
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MEDITACION DE MEISTER ECKHART Und ist das Tiefensehen so gefahrliclt
HERMANN HESSE
Reconciliación y pennanencia Para el tedio del mundo.
No asir cómo rueda el tiempo Y las orillas llenas de cadáveres, Luego pasamos las tardes en pequeñas naves muertas Oscuridad de la mente, y el principio Se tiende como arena desmoronada. ¿Retomaré, entonces, a mi sombra cerrada Y encenderé la sorda materia que fluye en la vida? Reconciliación Y pasos agotados por la Serenidad. Nos íremos sin labrar más indicios que unos cuerpos tristes Y los gestos que jamás conocimos, y el deseo de huir Porque nadie habita. Nada hay detrás de las colinai. ¿Y esos ruidos resecos? Nos recogemos sin espacio Mientras descendemos a ló inarticulado, candelabros Estancados en la hierba quieta. Esto es el insaciable muro Donde contemplamos la muerte y cernimos el mundo. ¿No es el tiempo que arraiga tu morada? Te sentirás huir a ciertos sueños Y el friso que acogías, casas quebradas
t
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Para el tedio del mundo. Tiernpo quemado y solvente S贸lo un n隆mor de cenizas demasiado gozosas, Y el agua de sombras que agrieta lo real Y despojados descendemos a los pozos inertes'
La vida no reposa y sus bellas coronas se pudren Mundo muerto Y tiemPo'
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LAQUESIS
Para trizar la RealidaC, borde untado de arro'z reposo' La miseria de estar vivos y esperando' esta cadena sólo atisba polvo al fin del acto' Y el rostro acude como mundo que atenaza Y hay una tatiga de haber colmado los ojos p¿rrairnos honáos, gozosas aguas ardiendo en dócil fábula. P<.rrc¡uc
Tiempo que hubinros. rodeados de muertc y airc llumeroso' Ahora clámide quebrada en cl nruro o brillo áspero' del rnunclo itrnOnlbrado? ¿,y si cl camino es sólo n¡áscara I[emcls urdiclo cl reino con tnaterias tan deseosas colllo un arco del dios Que clebió sentirse la música, abismada, dn el país saivaje que custodia. Aguas y oro desgarrado' Sin ernbargo, el brillo contenido de la luz detbrme, estretneció Pendiendo en un olor de sombras. Nos acercamos Y la música cesó bajo los setos, y era un hastiado ardor' humano! ¿Y si lo real es sólo máscara? ¡Oh mundo
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CONFESIÓN DE MENCIO fin de todo ¿slttdi,¡ t1o es otro que el de cncontrtr el torctzón perdido. L)l
I-IBRO DE N,IENCIO (Gao Zr. 64.l
En el muro del viejo cascote de Zor¡ llay un cscaparate que con facilidud haría desmontar L.as fiescas lajas de la mente. l-a hcmrmbre del invienlo dejó sus cicatnces Entre las cañas de barnbú, y los sirgadores emigraron Sirlo Shen-nLing, inventor del arado, erraba oiego Rostros deteniclos en el perpetuo hueco del tiempo Mcng Zi contempló su imagen [-a Realidad aparecía y desaparecía. E,s cierto, pensó, el mundo soy yo Desprovisto de identidad Satori Y de¡amos atrás el Puente y dcsccndimos Por- la calle del costado de Feng Hsien f-el'antanclo una polvareda de los demonios Drs¡lrcgados graznando con fimbrias. J''rcir 'fz:e o t{¡o del Cielo, no dejaba de remover l-;r botella de asuardiente, y tras cada áurea risotada Pegiba un buen sc¡rbo y briliaba más cárdeno que [,i Po. hl doblar hacra la carretera el sol golpeó nuestros rostros Y el Pequeño Vehículo dejó de f'uncionar Airora escuchas el ruido linal de una mentc vencida Y deslízase el tiempo como un lenguaje estropeado Co¡l un rumor tan secreto que conmueve el silencio. (llarrtjad de o¡os yacentes en el Vacío \' rodeando unos pens;lmientos dcshechos. Fábul¿ du una antigua cosfumbre En la densidad del instante que torpernenre es signo Se aviva en un borde inasible. Espacios quebrados
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1)
Por el peso íntimo de los frutos Esa grave celebración de lo que al pasar perrnanece Y que, en fin, es como una nostalgia de nlundo. ¿Y qué habremos de hacer, lavdos* por el conocimiento Que recubre este intolerable sueño que hurga el tiempo? La conciencia, com. nube de heno, desciende en la noche Incendiando con su sordo chillido el azar y el espajo*. Aquí es inútil conservar la tumba del instante propicio La puerta brillante que resuena en un ardor inóierto: Todo fue abolido por la duración, y apcnas unas irnágenes Rasgan el origen: sueño atroz o don deleznable. Este mundo concreto y flébil es mito pétreo Que segrega el símbolo. LJltimos -orádor"s cle la tierra Hemos descendido tarde, ya ha cesado la palabra Y no hay más sentido que la ausencia de sentido: el pensar celebrado en la madum destrucción, esta Realidad áucrta Muros que se desmoronan nutriendo nuestra propia ceguera. ¿Con qué propósito I{uang-Ti removió et mun¿o y no hallti mejor sabiduría que su terca visión? ¿,Es lo real Aquello quc nombra el terror de unos signos óolrnados? Porque, bien r¡istas las cosas, sólo contelnplarnos Un espacio drenado por gesticulaciones morales.
Y de existir algún sentido de la Hisroria Usura del tiernpo Que desmorona las más bellas ciudades: Tao muerto En la blanca cadena del sol bajo la conciencia mutilada Palabras que descienden contra los larallones Golpeando entre las aguas inrnóviles dc lt¡ real: la vida Ya sin nada l¡ue remueva un rastl.o en la mente Esperas la disgregación total cle la Realidad El carnino de las palahras que nada nombran Y se asernejan al parloteo de un enajenado. La vida es como un secreto que al aparecer Fluye indistinto en ruidc¡,s o silencioi '
Así consta en el orlginal
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Obcecación del espíritu pudriéndose hacia adentro Lamentaciones que ahori escuchas, disipándose Lamentaciones en medio de un cerrado "uurto Gritos pétreos retumbando en una mente sellada. Ya sin nadie que rémueva un rastro en Ia vida La repercusión de sonidos emitidos por nadie El carnino de las palabras que nada no-U.un Y se asemejan al parloteo de un enajenado. La vida es como un secreto que al niura.a, Fluye indistinto en ruidos o silpnc¡osObcecación del espíritu muriéndose hacia adentro rensarnlentos en medio de un cuarto cerrado Gritos rnuertos refumbando en una mente estropeada. La vida es como el parloteo de un .nuilou¿o El camino de las palabras que nada ná,rrUrun Pensarnientos en medio deLna mente estropeada Obcecación del espíritu desecándose sin identidad,
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l
MUTANABBI
En las sordas sombras del mundo, El tiempo más infecundo de las aguas quietas Que rebrillan como presagios ¿e ií¿ifeientes dioses, La estación canicular entré la edad polvorienta Rezurna un viento pernicioso.
cómo notan en er aire ",istarilÍillil:Xfi:3:"*' Un trato leve que el asornbro desmembraría Los ocupa con su lengua podrida.
ii":ij:
Ha co I rnado estos dom inios, ;'*::T: Las delicadas tiendas, ebrias Ln iris de pavo real Incendian la arenilla blanca del desierto, Ese espejismo brilrando sobre los rostros más secretos Murmura unas secas palabras, y es incierta la meditación. Nos arrojaremos hacia las tierrás áridas, Persiguiendo los transparentes indicios Del ciervo acorralado que hiere con su luz el universo, Y seremos salvos.
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E r ra
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ado nuj o d e, 1 Í." ff ,! ilfi Del mandril insensato, raspando el"laire con uñas de oro? Hasta las ar.,es de plumaje nativo que custodian Las orillas calumniadas por el *rn"r. del siglo Han despreciado los cuerpos morados que yacen a la deriva. tig
",'l",,lllilll
Oh, siglo de las destrucciones. ¿,Cuándo cesarán las músicas desarticuladas que golpean, pudriéndose, en er corazón de ros hombres?
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Se siente como una hondonada de aire infecto En todos los caminos de Ia tierra.
Los niños ejercitan Sus pequeñas porciones de pureza blandiendo ojos quebrados, Y hastiados los animales se refugian en un idioma roto.
Montes encorvados por la lluvia reseca de la canícula Muerden sus cetros de polvo sobre los santuarios, Y esas caravanas de moribundos Hinchan la soledad del reino con tristezas de piedra. ¿Cuándo veremos desmenuzarse, como arena pútrida, La abominable autoridad de los mercaderes?
Yo grabo estas palabras de una época oscura.
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PROMENADE el ignoto país de cu),o borde Nütgún v'iajero torna-
CALDERON DE LA BARCA
De los vinculos que el tiempo descotnpone: Cepos oscuros Donde el viento asiste dogma y silbo. Cirietas del habla Para untar los bordes, y siempre mis candados tniro Entre el tedio que relumbra sin origetr. Yazga en su camino y rnúsica sorda En los días destierre el rostro muerto, Tenga cumplida hoja de sirte. Naves de aire enfermo recubriendo la luz, Tullidas lenguas Sobre el tiempo tiendan sus arcadas. Y rostros caen sedientos de piedra Rajan mares de plateado esplendor sin nadie Para escuchar, redimidos, ei agua quieta. Así entiendo sobreviven estas cárceles En e[ quebrado viento, y ábrese el uso salobre Mientras ciesciende el aire en rosas de bronce. Estas moradas oprime el tiempo del Hastio Y brillan en el oro oscuro de la sangre. Oh, viendo el deleznable edificio, A cúspide y polvo el alma me retiene: Confusa claridad del aire rígido Donde mis pasos suman su heredad inerte.
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Ai\Gtt,US
SILFTSIUS
.!ttun¡¡t:tI t)erston o/ i¡.tsI¡, ¿/e.,iinc. " "',Áu,'¿'r' Y' irabcr labracfc; en e I furvr_ir En qr_ri inno*brabt.,.o.ui, C u an
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I cl¿sencanto y la dr.¡cla. ;;;;:; .Lr,rsrroc cs¡rírirus
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ORFEO EN EL HADES Ohne ,4ngl Leben. T.W. ADORNO
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Muerto el fresco ¡nuro de la sirte humana, La altitud del aire en su penoso abismo Convertida la tierra en hierba y los árboles en ríos, Para acunar orillas de cebadas aguas Como tienrpos de atisbar los bordes, Que tenemos fortuna en ojos tras las'llamas Y el fuego mismo rnorderá la boca insomne Hasta lailer la música hermosa de sus llagas. Campos de transida honrlura, mares de campos En los cerros y las vanas alquerías, sordos collados Por donde asimos el uso de la tierra y su rígido llanto. Fuego de plata entre las astas Y puentes de nieve de oro.
I-lrdidos los días en las rosas juntas, La inclinada costumbre degustándonos De pasear hacia adentro, de irnos arañando el fondo Que tnza y nos resuella en hierbas tensas, Que atina sus copas de untadas ramas Y entendemos el mundo y tras árida bruma Hurgarnos nuestros ojos Ardiendo hojas de plata Entre ríos de ciudades y huroneando el alma" Este día nos recoge desde una calle huraña Y sobre el fuego ungido ya de polvo Funde sus pergaminos de carne, hondas bocas de piedra
Que asisten sueños de mudas cantidades, Frisos de flama dulces y verdes Desmoronando el río en sequedad y origen.
Y
estas cañas de oro Que entumecen sus barras de luz entre los árboles,
Tendrán lluvia y prosa insigne Bajo pórticos de calles, En el reino de niebla del ojo Donde acude, golpeando sus astas, la orilla de la sangre.
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OSARIO MARÍTIMO who drr¡wns an ocean wakes in a desert
MORTON MARCUS
Henos huyendo así remuevo los blancos días Naves muertas en el aire oculto Y..ltf. las aguas que hurgué sobre la tierra Abrirán mis ojos su ,"qu.iad cobryaié las piedras Que amontonan la vidaen un orurio oscuro. osario de días, tropel de prata tenebrosa de mis dudas Donde acuden los pasos igrietados y hu".or, Tiempo cebado en tardes i-nmóvilesiujosa usura. Tornasol del aire en piedra ,ior roruJo, H¿sta mostrar el agua que nos abandona, rusticas lvlonedas de un solo agraz. y mis usos destierran: Veo pasar el grueso ríó ¿e poU..rur. -" Se amontona la sangre y lai cormas caminaban Por aberruras de vicio y g.u.¡os A. gu.iu, secas. Perfectos mares del humó járciasr-"*rnuro, Y crestas de abismo. Toda la vestimenia <iel origen. Pero teniendo la cúspide quern"roá.uüu cen.os en bajíos Con serenidad festones y grieta Montes de fuego y piediaiomos acápites Que atiza la murallá, ufanos Los mares, sed por viñas, bordes al pie del llano Que acopia fermentados ríos piedru,in nn Acosado. por el día, sangre detenida en pálpito y ceguera Donde el tiempo se cobija de la edaJf ru.u*o. creprra.
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ORATORIA PARA R.AYMOND ROUSSEL Paroi parée de ¡taresse tle paroseis.
MARCEL DLICHAMP
,n,
"í;ó,::,
Fuego que horada fus ojos resecos, Ojos que el fuego consagra Para los días sin mundo. Tiempo De una memoria o rostro. Ah ii cornprendiera El límite en que, indócil, el fuego Continúa tus pasos. de piedra Ahora reúnes, ou,o,,otlilos Que un rein{r, conmovrdo, oculta avaro: O.jos y sordos sueños de brillo desflecado
Brillo
De cetrería que huye, aire de oro abolido Sobre días ahuecados. Ojos Que un fuego blanco remueve en la noclle, Letros y viñas yermas. En que la noche l"br:rlr':itJ;JrT;'#:r. Rostro y fuego. Así tu tiempo, Música.
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to.s oi<ts
cETREnÍn DE PAOLO UCCELLO
Tiernos falcones apretados por cadenas de viñas. El paisaje nrorado con sus tllon"s amarillos, Aire de seda en la gruta, cometines pacen
Armonías que sepultan el oro de los iracentlosos. Por este polvo rendido los claustros envejecen Aunque la luz destila. remozada,lascas libres
Y el gamo se tiende bajo sus cornamentas Con ilustre olvido. Es ésa sombra impotente
Que desquicia las frondas en presentido drrrar. Tras sus lentos festrnes de tiempo o palabra Fluraña, clámide que impera enlo inmOvil -Pasos secos en el fondo de exhaustas sangres
O nieblas blanquísimas- Otro modo se cumple En las vasta casa inhallable donde el huésped Reposa oprimiendo los frutos de piedra.
El deseoso remueve antros rojos de niebla, Dispone nívea cueva, y hundiendo su cuerpo En el muro, detiene el tiempo lustroso C'on reinos
y cerebro. Alto
es el ábrego, Un deseo de unánime bonete de sangie' Relurnbre en su patio de máquina atíoz.
L i
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El que sueña acostumbra sus labios al goce Y desciende al bosque de higos y mundo. Este cielo riela opacas murallas o usinas Que un libro servil repite entre tronos Y muertas coronas de ruidos, hatos famosos En ánforas cinerarias inclinando las letras Quemadas por domos de liebres. El cazador frecuenta Jarcias rotas del aire queriendo ocultar El solo mimbre de su cabalgadura. Aureo neblí
Humilla - inasible sed - el tiempo en anaqueles. Libros ebrios contemplan el cielo de mármol, Grimorios tras su brillo de plata Ocupan los santos del tenue breviario Con una muela de ajo. Frisos de umbría, Talismanes y frascos en rijas de Beardsley
Labran aves de laúdes y ojos. Ah desear Falenas y crujir de apresuradas ovas, El oro abandona las sayas en una fimbria verde: Joyas que por flébiles desiertos del hastío Se desgarran en las losas blancas de la veste. Imprevisible el sabio litigio de especias
Confina los capítulos como vetas de cedro Reposando el incunable bajo las antorchas. Los signos al hacerse ilegibles descubren Rosados tamboriles de cuero mediterráneo, Ardiendo en los estribos de condotieros De los encabezamientos de las letras góticas. Oh hastío de palimpsestos en sordos baúles,
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Cetros de carcomi luz o polvo de mariposas S Maceradas hebras de resplรกndor. p;ota,
I as marmรณreas
aves que sollozan _ su roce el yeso arranca destellos de ,un*, _ loble Es el tedio impasible dereniendo
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106
_ยก,
de oro.
MAR
ónrrco Thought.flies ottt.fr-om fhescars oJ' the .rect as d to land. Flocki thar are longing.t '"
"'{¿g;!íf
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¿Qué consagra el ardor de muerte por la vida, este asir de vida en la muerte? Otro es el fuego Que ordena la oculta tierra, ebria aridez de tiernpo detenido Y rostro ardiendo en inerte fábula.
Y
Fuego de cadáveres ahora lava el mundo.
El que contempla, estremecido, el oro de la oscuridad: Retorna a su corona vacia y estrecha el día con sigilo, Temeroso del tesoro pútrido Que abandona el aire inrnóvil sobre er mar. Lentas son las voces De los pescadores en las quietas orillas, Ni un leve rumor aquí retiene el espíritu Sólo franjas de luz petrificada parpadean en la niebla hueca, Y el brillo de los garfios húndese en las aguas. Entre las rocas apenas blanqueadas, fucos resecos Y hastío insistente de aves, ojos De dioses abatidos en las heces del tiernpo. ¿Quién oprime el aire de las muertas esferas? ¿euién remueve Con torpes manos las cenizas dei mundo? Sólo un gemir contenido de plata deforme bate el mar, Y el aire se oscurece como hálito sordo de ojos yermos Y debemos soportar esta frjeza, caminar aterrados De hurgar un espacio agostado, cuerpos Que fatigadas olas renuncian a arrastrar. Muerte de la vida
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r
Vida de la muerte. Desde las piedras enfermas de la orilla contener el mundo Y soportar, c贸ncavos, la inmovilidad de lo real'
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108
LANDSCAPE Tlte u,orld is too mut'lt x,itlt
WORDSWORTH Sec'a
realiducl: Arenu,
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drio,
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EMIt-IO Br\LT
I-as erriinas muertas de la orilla Inc I inalt lr-rs
\lcdiodia
lrslf¡¡.nes ocultos.
alrsa ojos y sorrr.las
En un rr)undo irltirncl
Oh espíritu, Repites el oro sin múrsica tluc lusfra el tiernpo en la roca. L)e rost;'os resecos tionda ts est¿ v¡da. Aire quici(). Bodega oscur¿r y soi:clas viñas Oprimeu un clor de muertos. Sombra del árbol abolida. Agua ,Jesvanece en peñascos I)onr.ie sirlo mmores abrer) Sus a;etes pútridos. Es el acto res<.rl de bruma, coitsumándose, Quc L¡rbra sobre los caminos. Vida Para ebrios del tierr-rpo rnutiiado Que en secas ramas a¡de 1' b'rilla sclno un pez quebrado.
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i. .A.GAS
lt.1
ELOGIO DE LA DESTRT-ICCION .lber stille biutt'! tn tlunkl¿r Hóhle sturnntere Menschheit
/iigt
atts ha¡'ten 14e¡uilett Ja's ar'!ósettcle
CL,ORC TI{AKi,
Tiempo agrietada y conf'uso, tierrrpo de muertes y áridos ablsmos humallos. "Oh, ya hcmos cotlocido el ticnipo. ya ilemüs ordenado el pasado y el futuro en el hón'ido escombro de ttn prc-;cntc rrredimible, y todo es como rr¿Icer desde la tierra tnuerta, tiempo mltcrto entre muertas raíces" región verdadera, o te has confundido? grita?" ¿Qué midos son esos? ¿Quién Sóln lut raídas jarcias dei viento, que arrastra el hedor del mar enf'enno. Ya ni los cucl'vos graznan sobre los musgosos cuerpos flotando a la deriva' Tratamos de soñar, soñar. nutriendo el cariado prestigio de un Saber osouro' Una premonltoria gravedad gobernó nuestros sentidos mientras caminábamos sobre bntmosas ntinas, y era el murmullo o el estrépito de un universo detenido' "E,s ésta la
Oh, tu, diestro ya en el arte de [a navegaciÓn y temeroso de rnás duros escollos; ¿escuchas las lamentaciones? sueños? ¿Qué detestables tierras sepultas en los Cómo huir cle una revelación, dinle. y habcr hurgado y ¡¡ientlas despertaba: lo real ordenándose en un calor pirtrido. Objetos, objetos del ticrnpo y )'a no pucdes contcnerte, torpes aguas clel espíntu en un¿l duracrón que temes Vivías
110
IIaitp
c soñabas soportando u.n tiempo absurdo. ¿Vivías o soñabas? Objetos húndense y es incrte ,odo lr,.,n,,ono obrar. la cies.rdenada crencia cier que sus horrrbles ojos horadados por una visión ¡nuerta. y clías, 'r' días quc: no transcun.en y aúllai des<je un pozo. pústulas, pétrea sonrbra, huesos .óídos
rrabita?#*ffi,
por ciiligentes ratas.
Y ios que no vivierorr lri soñaron. otro? TaI vezuna inocencia oscura accedería, como dolorosa llaga, en la raíz¿* fo u*i¿"o,-el tiempo devrnienrJo Uu.¡o inñiárii riateria. ¿conocerán er tiernpo
Pero nuestra purezaya la hemo. p.r.tiao, o rrora en un dominio de pavoroios gestos, Reino dc to Sórdido clonde lu'ido nos reriene, y es difícil la ascensrórr, y dioses ",,b;;;; h*=n Anrcrnronando párpados áe piedra.
ile s rru 1, e l o s s e n ti do s y r,r^h o r3.:"tsT'I": #, el tiempo, ¡oh, destruve! oestruye ' er espíritu entre ¡:utrefacciones y Caos, y espera entre el sueño y la muerte el nacirniento de la Reaiidad.
T:lr*i.
"¿,Ves ásp
algo alií abajo?,, .*,1"i:
era m en
re a rurcri d o,
jiT#j rt,H#i
Así, pues, destruve el tiempo de un Reino ya al propósiro de usura ln.tig*nci;.-ó;r;."),", vencido te digo, " y que el torpe ayuntamiento.d"
lu, disquisiciones no ocupe la memoria en L:n gesto conmovido.
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propiedad humana? ¿Quiéne s laboran la deleznable de abandonar que tiempo es Destruye, destruye tenaz rie unas pobres virtudes, la. astucia lo oculto, que sin cesar trunca lo vivido, trastos de una extinguida Realidad. 1o
cle
Porque ahora habitarnos un mundo derrelicto' ei uso del tiempo entre insidiosas cosfumbres, la. opacidad del acto en la aciaga I'{istoria' Destruye, destnrye y no procures lo imominado, la pura dulación del instante en un reino irreal' mientras heredas un Ienguale erróneo. real y confuso? ¿Es fiei la memoria pa!'a un tiempo tan un Origen falso? en cuidado execrable el ¡l.amentaste ¡Antes de tí, incligencia, y después de tí, indigencia!
(Nutre la clestrucción a quienes cntendieron el ntundo, y e s [ecesarro consurnirse en una ciencia óptima, p¿ir¿i Ínostrar la aborecible irnagen de un cosmos putrefactadg).
"Oh, no perturbes mi quietud con olores de despojos, en esta ribera sólo existe la esterilidad. Ascenderemos a los cefros tnorados, Y no nos ahoguemos en la transpal'encia".
Iluminación del desordcn en un más alto vestigio, herurnbraclas llaves que conducen a aposentos derruídos. incierta? ¿Es ésta la pútrida heredad roída en una mente Y habrernos de considt:rar ia uisuficiencia del espíritu, y hay'a otra Realidad tlo este tiernpo rtendaz, costra de otros tiempos pétreos clondc Nacirnientos y Mricrte, Putrefacción y Crecrtnient¡. s;r¡n ccltirnnas quebradas quc ur1 o jo perveiso contempla tolpclnente. Nor,. de
112
ET,OGÍÜ DE LA TNFANCIA A .lulír¡
Porque será L¡ trcna en sus cioncs prime¡cis: herba";es fbcu*dcs. ei ruido dcl tclrCo e* los y a'Júa stlna.nr,i:-). S¡lnandr.¡ \,'ivinrOs
.^,/el.son
risc.s,
esperaüdo un cb¡eic cle presagios. la razón de una eciaj nucva. el tiel¡íro de las yides tierrras, no tiei:'a árida, ilo os)curos l)ri,fnontorlc)s. ¡
Quiénes murrnuralt allí. eri csos huesos biancos.,)
Iiendintos las raices ci; un clesierfo de osamentas. mansioncs ¡'r:carnadas de ántba¡ pedrería en la¡ ":scalinatas. clcrad¡-, acanto sobre los capileie:;. üh cludaries, estas son las ruinas. Cunstruirernos, niño, ia nar,.e fu,tfte '','desde ¿ilií, desce¡rdien<io a ias breñas. las ramas piateaiias s,¡bre i¿ {lcnte.
ei rnusso c¡t lumiriosa profusrtln. la escarcha brill¿ll,¡lo er ca¿ja iro.ia vl,--¡iela. el polen rosaclo. pero mira: comercianres rbesos, cabritiila y vestinre'ta ororosa a esplieg., -rla charia a rnediotjia ba_lo los pórticos tallados, clevanec y irriserii:. Nosctrcs eqiterailos otra tierra. ¿dlLré preseirte o fjasa(jo rros concluce
a.nulrir cl tir:rnpo f-ufuro? l-¿r cleierrtaciiln cll la came. cl catú a nredjanoche riespuós cle una agotar,iora t""lu.u. ,{ i:nt¡c;nlif tttr):i j ,(iOrrlrt,r-'tielltosl l.a Son¡iSa aparenic. i{oche (r:oirr. si crl trc:mnü J'rcra ia. nocire), adóide caminamos,,,
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"Por aquí peffnanecemos durante el verano, de día comemos langostas y en la tarde hacemos el amor. Estas son las luinas, hüo mío; no andes con prevaricadores, recibe consejo y prudencia que serán carninos en la noche. Mira estas manos, bésalas y participa en el reino de tra muerte, hijo mío. No bebas agua impura; nuestros antepasaclos bebían en vajilla de plata, nosotros elramos con el candelabro quebrado, las manos quebradas, la impostura útil. ¿Ves estos vestidos? La orta esti{ gastada, e[ resplandor de otros tiempos gastado y rtuesh'os cráneos vacíos".
¡Oh infancia de futuros siglos, ya se escucha la hurnana muchedumbre, se insinúan ios tiempos de un orden nue:vo! Porque la tierra, niño, te cobijará en sus dones etemos, porqu€ ya se avecrna la edad de una histona fecunda: mira, mira estas minas. Luego caminemos hacia los montes fértiles.
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La Edición popular de ,,Arte de Naveoar,, se terminó de imprimir el6 de Octubre OétZOOO, en los talleres de EditorialGráfica A & G, la publicación se hizo en papel periódico importado a color
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Ojeda nació el 27
de
matzode 1944en Chimbote, A la edad de 18 años
viajÓ a Lima para postular a la universidad de San Marcos e ingresa a la Escuela de Filosofía. Allíconoce a los poetas con los cuales formaría "piélago".
En vida publicó "Ardiente Sombra" (1903) una elegía dedicada al poeta Javier Heraud; "Elogio de los Navegantes" (1900), que obtuvo una mención honrosa en el concurso "Poeta Joven del Perú" y "Eleusis" (1972). Visitó Brasil y panamá, luego, a su regreso (1973) ingresa a la Escuela de Bibliotecarios en la Biblioteca Nacional. El 19 de Noviembre de 1974,a la edad de 30 años, el cuerpo inerte de Juan ojeda fue encontrado tirado junto a la berma, en la cuadr a23 dela Av. Arequipa. El póeta
aflrmaba que "la vida es una breve fiesta a la cual todos estamos obligados a asistir."
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