FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA Y CIVIL DE LIMA PROGRAMA DE EDUCACIÓN Gestión de la Innovación Educativa Mg. JULIO VALENZUELA T.
Estudiante: Alfonso ARRUÉ ARBIETO La Innovación Educativa: Un paso hacia un futuro mejor “Solo se puede aprender a Innovar: ¡Innovando!” Las grandes innovaciones son propuestas por soñadores, seguros de sí mismos, llenos de fe y esperanza.
El siguiente ensayo surge a partir de la literatura proporcionada en el curso Gestión de la Innovación de la Maestría de Instituciones educativas, que describe todos los elementos a tener en cuenta cuando se habla de innovación en ámbitos educativos, pero también sobre la base de los 20 años que llevo trabajando en una Federación deportiva y los 15 que participo de la tarea educativa. La primera frase refleja que no existe reglas para la innovación, solo el deseo de mejorar la vida propia y para esto también la ajena. La segunda frase refleja que las personas que se resisten al cambio probablemente se aferran a sus propias seguridades o respondan a sus temores, lo cual les hace carecer de motivación para soñar y empeñar la fe y la esperanza en un cambio transformador. Considero que tanto a nivel evolutivo como cultural, toda innovación apunta a la mejora de la calidad de vida de las personas, en particular desde el punto de vista de los que gestionamos la innovación, apunta a la mejora del servicio que brindamos, lo cual debería ser una búsqueda interminable en la vida de toda institución y una política alineada con los objetivos de la misma. Este es un criterio que debe ayudar a distinguir una innovación de cualquier otro cambio, también nos recuerda que la innovación nos conduce a una práctica y cultura transformadoras porque las dificultades son siempre nuevas; y se deslinda de la idea de innovación como un hecho concreto y acabado. Tratando de integrar todos los elementos citados en los documentos proporcionados por el curso, podría referir que la innovación en un servicio o institución enfrenta ciertos retos estructurales como los siguientes: 1. El reto de definir objetivos claros y priorizarlos en orden de importancia: Esto elemental porque orienta la acción innovadora y probablemente responda a establecer una relación entre mirar dentro y fuera de nuestras instituciones en relación a qué queremos asegurar o lograr: ¿un gran rendimiento de los estudiantes que se refleje en el éxito en pruebas nacionales e internacionales?, ¿tener gran alcance en el desarrollo de todos los estudiantes a través de aulas competitivas?, ¿generar que nuestro servicio sea más atractivo para generar mayor demanda e inversiones?, ¿qué la educación sea parte de la cultura en el país y no solo una opción de unos pocos y para el servicio de la industria?, ¿priorizar el qué es lo que sabe, más que cuánto sabe?, que está ligado con centrar el interés en el desarrollo de la persona, más que en los contenidos. 2. El reto de convencer a la comunidad de que el cambio es para bien: Cuando un cambio es bueno corre el riesgo de que no se sostenga por diferentes razones, probablemente porque conflictúa con los intereses personales de otros, al respecto se puede apreciar cómo en muchas instituciones, sobre todo estatales, pero
también en la gestión de los colegios privados, un cambio de gestión puede implicar un cambio de personal; además requiere una adecuada comunicación, porque no se puede compartir lo que no se conoce; finalmente, las innovaciones no deben implicar dar más trabajo, sino que resultan de satisfacer necesidades y vacíos que al ser resueltos deberían ser bien acogidas. 3. El reto de pensar en todo y en todos antes de gestionar el cambio – “Visión de Futuro”: En el Ajedrez antes de mover una ficha, hay que tomarse el trabajo de proyectar qué pasaría si lo hago. Muchas decisiones que implican innovar fracasan porque se toman decisiones sin prever “si se puede perder el juego” tras esta decisión; entre otros factores porque dicha innovación se apoya en el conocimiento de muy pocas personas que al retirarse dejan huérfanas grandes conquistas, lo cual demanda gestión de competencias de colaboradores, sean personas o entidades, crear esquemas de trabajo que se hagan cultura, sobre todo en términos de requerimientos y planificación. También porque si alguien, que ocupa un cargo o no, no ve satisfecha su participación mediante su rol en esta innovación, podría sabotearla; parece mentira, pero trabajos muy bien hechos no se continuaron solo porque no llevaban “la firma” del jefe o porque este nunca participó y al no comprenderlos los descartó. 4. El reto de comprender a las personas y su peculiaridad: Cada persona es un universo distinto, con distintas costumbres y maneras de pensar, es posible que por más que le expliques las cosas, no las entienda, por eso es imprescindible trabajar con ellas, para conocerlas, comprenderlas y demostrarles en la práctica que la innovación consensuada con sus aportes es mejor “que seguir con lo mismo”. Para concluir toda innovación mide su éxito en la consecución de mejores resultados y es importante declarar dicho impacto para su sostenimiento, en esta tarea hay que tener bastante paciencia con las personas y con los tiempos porque no es inmediata la sensación de mejora y porque no siempre lo que se planifica se ejecuta y todos van a fallar en algún momento, lo importante es que el equipo pueda corregir en el momento oportuno las dificultades. Una de las cosas más valiosas de una innovación es que los pioneros que se atreven a apostar por ella adquieren una fuerza tal por defender sus sueños, aquello que consideran es suyo, que su nivel de compromiso va en incremento (tiempo y prolijidad) y el aprendizaje de lo que son capaces de lograr es una motivación imborrable, esto se puede aplicar en forma inversa cuando se gestiona personas (educa) y se acompaña su autonomía para innovar frente a los retos de hoy y los del mañana como intentamos hacer en el aula de clase.
Alfonso Arrué Educador