Kresley Cole
Lothaire Immortals After Dark 12 Un señor de los vampiros con la cara de un ángel caído, pero un corazón tan frío como el hielo. Su cautiva mortal, arrebatada de una prisión hacia otro peligro aún más aterrador. ¿Puede un guerrero siniestro, por fin elegir el amor sobre la venganza? Todos temen al enemigo de lo antiguo Impulsado por su insaciable sed de venganza, Lothaire, el vampiro más siniestro del Lore, planea hacerse con la corona de La Horda. Pero la sed de sangre y la tortura lo han dejado al borde de la locura—hasta que encuentra a Elizabeth Peirce, la llave de su victoria. El captura a la singular joven humana, pretendiendo ofrecer su alma a cambio de poder, pero Elizabeth calma su atormentada mente y despierta emociones que Lothaire creyó que nunca volvería a experimentar. Una fuerza mortal se esconde dentro de ella Creciendo en la pobreza desesperada, Ellie Pierce soñaba con una vida mejor, sin imaginarse jamás de que sería condenada por un asesinato —o que un malvado inmortal la salvaría de la pena de muerte. Pero Lothaire no es ningún salvador, de hecho él planea sacrificar a Ellie en un mes. Y aún así, el vampiro parece desearla, llenándola de riquezas y de placer sexual. En una apuesta por salvar su vida, Ellie entregara su cuerpo al malvado vampiro, mientras jura proteger su corazón. Siglos de fría indiferencia destruidos Elizabeth tienta a Lothaire más allá de la razón, como tan solo su compañera destinada podría hacerlo. Cuando el mes se acerca a su final, el deberá elegir entre una milenaria venganza de sangre y su irresistible prisionera. ¿Sucumbirá Lothaire a las miserias de su pasado?... ¿o lo arriesgará todo por un futuro con ella?
Prólogo Castillo Helvita, fortaleza de los Vampiros de la Horda INVIERNO RUSO, EN ÉPOCAS PASADAS —¿Qué nueva humillación nos traerá el día de hoy?—Ivana la Audaz pregunto a su hijo, Lothaire, cuando los guardias los escoltaban ante el vampiro conocido como Stefanovich —el rey de los Vampiros de la Horda. Y el padre de Lothaire. Aunque sólo tenía nueve, Lothaire se dio cuenta que el tono de su madre sostenía un rasgo de imprudencia. —¿Y por qué estas despierto?,—exigió, como si él pudiera explicar las maneras abruptas de su padre. La convocatoria había llegado al mediodía, mucho más allá de su hora de acostarse. —No sé, Madre, —murmuró mientras se ajusta la ropa. Había tenido sólo unos segundos para vestirse. —Estoy cansada de este trato. Un día él me empuja demasiado lejos, y lo lamentara. Lothaire la había oído por casualidad quejarse con su tío Fyodor sobre —las diatribas y coqueteos del rey, de su conducta cada vez más extraña— En voz baja le había confesado, —Lance mi amor sobre tu hermano, no soy nada en este reino, excepto una amante maltratada, aunque yo era la heredera del trono de Dacia. —Fyodor había tratado de consolarla, pero ella dijo: —sabía que sólo estaría con él hasta que su corazón dejará de latir. Ahora me pregunto si él tiene un corazón en absoluto. Hoy sus ojos azul claro estaban en llamas con una luz peligrosa. —Estaba destinada a ser mejor que esto. —Con cada uno de sus pasos, las pieles se extendían sobre sus hombros balanceándose hacia delante y hacia atrás. Los faldones de su vestido escarlata crujieron, un sonido agradable que siempre asociaba con ella. —Y tú, también mi príncipe. Ella lo llamó —príncipe, —pero Lothaire no lo era. Al menos, no en este reino. No era más que el bastardo de Stefanovich, uno en una larga lista de ellos. Siguieron a los dos guardias por las escaleras tortuosas a las habitaciones privadas del rey. Las paredes estaban cubiertas con oro y húmedas, por el frío. Afuera una tormenta de nieve golpeaba el castillo. Candelabros en la pared alumbraban el camino, reflejando llamas vacilantes sobre el metal, pero nada podría aliviar la penumbra haciéndose eco en estos corredores. Lothaire tembló, deseando estar de vuelta en su cama caliente con su nuevo cachorro dormitando sobre sus piernas. Una vez que llegaron al vestíbulo, afuera de los aposentos de Stefanovich y los guardias empezaron a abrir las crujientes puertas de oro, Ivana paso sus manos alisando sus elaboradas trenzas rubio—blancas y alzó la barbilla. No era la primera vez, que Lothaire pensaba que parecía un ángel de antaño. En el interior, revistiendo la pared del fondo, se alzaba una ventana altísima de cristal embutida con incrustaciones de símbolos de las artes oscuras. Los vitrales mantenían afuera la luz del sol débilmente visible a través de la tormenta y hacia un temible telón de fondo para la silla del rey. No es que el imponente vampiro necesitara algo para parecer más temible. Su construcción era más como la de un demonio, sus hombros eran más amplios que una tabla, sus puños eran como yunques. —Ah, Ivana Daciano se digna a obedecer una citación, —Stefanovich dijo desde la cabeza de la larga mesa del comedor. Cada noche, sus ojos parecían crecer más rojos, su brillo carmesí se destacaba contra su cabello de color arena que caía sobre su frente. La docena de cortesanos sentados con él se quedaron viendo a Ivana con disimulada malicia. Por su parte, ella retrocedió los labios hacia atrás para darles un destello de sus colmillos. Encontraba a estos
cortesanos debajo de ella y no hacia ningún secreto de ello. Sentado a la izquierda del rey estaba el tío Fyodor de Lothaire, que parecía avergonzado. Lothaire siguió la mirada de Ivana al asiento a la derecha de Stefanovich el lugar de honor reservado para ella. En el comedor los platos cubiertos con restos de comida estaban extendidos ante ella. Ocasionalmente, los vampiros jóvenes se alimentaban de lo de la tierra, consumiéndolo, además de sangre. ¿Tal vez otro de los bastardos de Stefanovich llego a Helvita a vivir entre ellos? El corazón de Lothaire saltó. Podría trabar amistad con él, podría tener un compañero. Como hijo bastardo del rey, no tenia ninguno; su madre lo era todo para él. —¡Es tarde!, —dijo Ivana. —Todos deberían estar en cama a esta hora odiosa. Fyodor parecía silenciosamente advertir a Ivana, pero ella no le prestó ninguna atención, exigente dijo, —¿Qué quieres, Stefanovich? Después de beber profundamente de una jarra de hidromiel mezclada con sangre, Stefanovich se limpió con la manga sobre sus labios. —Ver a mi altiva Mistress1 y a su débil bastardo. —El rey contempló a Lothaire. —Ven. —No lo hagas, hijo, —Ivana dijo entre dientes en Dacian. Lothaire respondió en el mismo, —Iré, quiero, ahorrártelo.—Como siempre, él haría todo lo posible para protegerla, no importando lo débil que sabía que era. En su expresión, la ansiedad luchaba con el orgullo. —Debería saber que Lothaire Daciano nunca se agacharía detrás de los faldones de su madre, incluso ante el rostro de un tirano con los ojos rojos. Cuando Lothaire se acercó a comparecer ante el rey, Stefanovich sacudió la cabeza con disgusto. — ¿Todavía no puede trazarte, verdad? El rostro de Lothaire era impasible cuando respondió: —Todavía no, mi rey.—No importaba lo mucho que intentara teletransportarse, nunca tenia éxito. Ivana le había dicho que el rastreo era un talento que llegaba tarde a los Daci —ellos habían limitado esa capacidad cerrando su reino. 1 NDT: Señora, Ama, Amante Ella consideraba que la incapacidad de Lothaire era otra señal de que él la tomaría después como ella, no como un simple Vampiro de la Horda. Stefanovich tomó el brazo delgado de Lothaire, apretándolo. —Demasiado frágil, ya veo. Lothaire estaba desesperado por crecer más, con impaciencia comía alimentos de la tierra. Él anhelaba ser tan formidable como su padre guerrero, por ninguna otra razón que la de proteger a su madre. No es que la princesa Ivana necesitara de protección. —Por todos los dioses, me avergüenzas, muchacho. Debería haberte retorcido el cuello, ejecutarte al nacer. Lothaire escuchaba estas críticas de manera rutinaria, se había acostumbrado a ellas. Su madre, sin embargo, no. Con un alarido, Ivana cogió rápidamente una jarra de sangre, arrojándosela a Stefanovich. Esta rompió un cristal negro detrás de él, desencadenando un rayo silencioso de luz. Los cortesanos sisearon, dispersándose por toda la cámara. El rayo dio a centímetros del codo inmóvil de Stefanovich antes de que un criado diurno se apresurara a rellenar el agujero con un paño arrugado. —Mi hijo es perfecto. —Ivana le enseñó los colmillos, sus iris azules se volvieron negros por la emoción. —Con excepción de que lleva tú estampa en la cara. Por suerte, heredó la mente aguda de mi linaje real. ¡Está lleno de astucia, una marca de los Daci!
Stefanovich también le mostró los afilados colmillos, sus ojos brillaban, incluso más rojos. —¡Tientas a mi ira, mujer! —Como tú tientas a la mía. —Ivana nunca se echaba atrás ante él. Siempre que Stefanovich golpeaba, ella le devolvió el golpe dos veces. Ivana le había dicho a Lothaire que los Daci eran fríamente lógicos, gobernados por la razón. Al parecer, Ivana la Audaz era la excepción. Furiosa como la ventisca que rugía afuera, ella incitaba a Stefanovich para llamar su atención, azotándolo con su lengua espinosa cada vez que él miraba hacia la noche. Ella había admitido una vez ante Lothaire que su padre soñaba con encontrar a la mujer vampiro que finalmente sería —la novia de Stefanovich, la que haría latir su corazón por toda la eternidad. La reina legítima, la que llevaría a sus verdaderos herederos. Ivana se alisó las trenzas, una vez más, luchando claramente con su temperamento rebelde. —Te burlas de tu hijo a tu propio riesgo, Stefanovich. —¿Hijo? Yo no lo reclamaría como tal. Este muchacho no se comparará con mi verdadero sucesor — Otro trago a su jarra. —De eso estoy seguro. —Yo también. ¡Lothaire será superior a cualquier otro hombre en todos los sentidos! ¡Es un Dacian! Lothaire vio este cambio con profunda inquietud, Recordando la advertencia que su tío Fyodor le había dado una vez a Ivana: —Incluso Stefanovich puede ponerse celoso de tus conocimientos y fuerza. Debes someterte antes de que su amor por ti se convierta en odio. Lothaire sabía que la advertencia de su tío se había hecho realidad. Stefanovich parecía cruel. —Crees que tu especie es mucho mejor que la mía… Una mujer ebria se tambaleaba en la sala de la cámara privada de Stefanovich. Una mujer mortal. La mandíbula de Lothaire se aflojó, e Ivana presionó el dorso de la mano sobre su boca. La mujer estaba vestida como una reina, su vestimenta era tan rica como la de la propia Ivana. ¿Era ella la que había cenado a la derecha del rey? —¿Una humana?—El shock de Ivana se convirtió rápidamente en ira. —¡Te atreves a traer a uno de esos animales enfermos a mi casa! ¿Cerca de mi único descendiente?—Ella caminó hacia delante para empujar a Lothaire detrás de ella. Aunque los vampiros adultos eran inmortales, Lothaire seguía siendo vulnerable a las enfermedades. —La humana es Olya, mi nueva Mistress. —¡Mistress!—, Ivana exclamó. —Más bien una mascota. ¡Su especie vive en casuchas de tierra, duermen entre el ganado! Stefanovich saludó a la mujer, y ella con coquetería serpenteo hacia él. —Ah, pero ella tiene un sabor a vino y miel.—Se volvió hacia su hermano. —¿Lo tiene ella, Fyodor? Fyodor dirigió una mirada culpable a Ivana. Tirando de su mascota en su regazo, Stefanovich se burló, —Deberías probarla, Ivana. —Él desnudó el brazo pálido de la mortal. Los ojos de Ivana se agrandaron. —¡Extraer sangre directamente de su piel! No hundiría mis colmillos en un ser humano o en cualquier otro animal. ¿Debere traerte a los cerdos para que los perfores? Ellos apartaban la vista, mirándose los unos a los otros, sus expresiones decían algo, pero Lothaire no pudo descifrar exactamente lo que decían. Finalmente, Ivana habló. —Stefanovich, sabes que hay consecuencias, sobre todo para alguien como tu… —Mi especie reverencia la Sed, —dijo Stefanovich, —veneran tomar sangre.
—Entonces, veneran la locura, porque eso es seguramente lo que seguirá. Ignorando la advertencia de Ivana, perforó la muñeca de la mujer, haciéndola gemir. —¡Eres repugnante!—Ivana bloqueado la vista de Lothaire, pero él estaba fascinado por esta visión, viendo a escondidas alrededor de sus faldas. Una vez que había terminado de alimentarse, Stefanovich libero el brazo de la mortal, y luego la besó de lleno en plena boca, provocando un grito de indignación de Ivana. —¿Qué bebas de su piel es bastante asqueroso, pero aparearse con su cuerpo? ¿No tienes vergüenza? Él rompió el beso. —Ninguna. —Se lamió los labios, y la mortal se rió, girando el cabello de Stefanovich alrededor de su dedo. —¡Esto es despreciable. No me haré cargo, ya no! —Y ¿qué vas a hacer al respecto? —Dejaré este lugar salvaje para siempre, —declaró. —Ahora, mata a tu nueva mascota, o volveré a Dacia. —Ten cuidado con los ultimátums, Ivana. No te agradara el resultado. Especialmente desde que no puedes encontrar tú patria. Ivana le había explicado a Lothaire por qué el reino de Dacia había permanecido en secreto durante tanto tiempo. Los misteriosos Daci viajaban en una niebla de camuflaje. Si abandonaban esa niebla, los Dacian nunca podría trazarse a casa por su cuenta, y los recuerdos de su ubicación se desvanecían. Con la primera vista de Stefanovich, Ivana había perdido su corazón, siguiéndolo de regreso a Helvita, dejando tras de sí su propia niebla, su familia, su futuro trono. —La encontraré, —ella afirmó ahora. —Así me cueste la vida, entregaré a Lothaire al Reino de Sangre y Niebla, una tierra donde reinan los inmortales civilizados. —¿Civilizados?, —Stefanovich se rió, y los cortesanos siguieron su ejemplo. —¡Esos demonios son más brutales que yo! —¡Macho ignorante! ¡No tienes ni idea de lo que hablas! No puede comprender nuestras formas —lo sé porque traté de enseñártelas. —¿Enséñamelas?—Él dio un puñetazo sobre la sustanciosa mesa. —¡Tu arrogancia será tu ruina, Ivana! ¡Siempre crees que eres mejor que yo! —¡Debido a que—yo—lo—soy! En ese momento, los cortesanos se quedaron en silencio. Con los dientes apretados, Stefanovich ordenó: —Retira tus palabras descuidadas, o al atardecer te lanzare a ti y a tu bastardo afuera en el frío. Lothaire tragó, pensando en el fuego en su habitación, sus rompecabezas queridos encima de su escritorio, sus juguetes esparcidos por la alfombra de piel caliente en el suelo. La vida en Helvita podría ser miserable, pero —Era la única vida que había conocido. —Discúlpate, madre, —silenciosamente se lo pidió a ella. En cambio, ella enderezó los hombros. —Elige, Stefanovich. La fétida humana o yo. —Pídeme perdón y trata de hacer las paces con mi nueva Mistress. —¿Pedir?—Ivana se burló. —Nunca. ¡Soy una princesa Daci! —¡Y yo soy el rey! —Deja a Ivana, hermano, —murmuró Fyodor. —Esto se pone tedioso. —Ella tiene que aprender su lugar. —Para Ivana, él ordenó, —¡Suplica el perdón de Olya! Cuando la mortal le lanzo a Ivana una mueca victoriosa, Lothaire sabía que él y su madre estaban condenados.
Un Mes Más Tarde… —Alimenta ese odio, Hijo. Que arda como una forja. —Sí, Madre, —Lothaire rallado, sus respiraciones se empañaban mientras caminaban a través de acumulaciones de nieve hasta sus rodillas. —¡Es lo único que nos mantendrá calientes!—Los ojos de Ivana brillaban con resentimiento como lo habían hecho desde que Stefanovich les ordenó salir de Helvita. Esa noche, Lothaire había escuchado el más ligero tropiezo en la respiración Ivana, había visto un destello de sorpresa. Ella sabía que se había equivocado. Pero había sido demasiado orgullosa para remediarlo, e inclinarse ante una humana. Ni siquiera por mí. Toda la corte se reunió en la entrada del castillo para ver a Lothaire y a la arrogante Ivana ser expulsados con sólo la ropa sobre sus espaldas. Para morir en el frío. Ellos habrían perecido hace mucho tiempo si Fyodor no hubiera deslizado las monedas a Lothaire. El cachorro de Lothaire lo había seguido, con los ojos muy abiertos y tropezando con sus propias patas, presa del pánico trato de llevarlo con él. Mientras que Lothaire se quedo viendo incredulidad, Stefanovich agarro al perro por la nuca, rompiéndole la espalda. Con el sonido de las risas de los vampiros de la corte, el rey había arrojó a la criatura muerta a los pies de Lothaire. —Sólo una de nuestras mascotas muere, este día. Los ojos de Lothaire se habían anegado, pero Ivana le siseó: —Nada de lágrimas, Lothaire! Utiliza tu odio en contra de él. —¡Nunca olvides la traición de esta noche! —Para Stefanovich, ella gritó: —Te darás cuenta cuando sea demasiado tarde... Ahora ella ausente murmuró, —En el momento en que lleguemos a Dacia, tendré tu alma tan amarga como el frío que trata de matarnos. —¿Cuánto tiempo más nos llevara?, —Tenía los pies entumecidos, el vientre vacío. —No sé. Sólo puedo seguir mi anhelo a ese hogar en Dacia. Como ella le había dicho a Lothaire, su padre, el Rey Serghei, gobernaba aquel reino, una tierra de abundancia y paz. —Está encerrado en piedra, escondida en el corazón de la montaña. En el interior de una elevada caverna mil veces más grande que Helvita había un castillo negro majestuoso, rodeado por fuentes deslumbrantes de sangre. Los súbditos del rey llenaban sus baldes cada mañana. Lothaire apenas podía imaginar un lugar así. —Después de todas nuestras andanzas, creo que estamos cerca, Hijo. Esa primera noche, cuando habían caminado por el bosque que rodeaba la sanguinaria y aterradora Helvita, ella temía que Lothaire no a travesara la noche helada. Una y otra vez, trató de teletransportarlos a Dacia, sólo para ser devueltos al mismo lugar. Él había sobrevivido; ella se había agotado. Ahora estaba demasiado débil para trazarse, por lo que avanzaban laboriosamente hacia otra aldea, uno que podría proporcionarles un granero para protegerse de la letal luz solar del día que se aproximaba. Desafortunadamente, cada aldea estaba llena de inmundos mortales. Ellos siempre veían la belleza de Ivana y el corte extranjero de su ropa con asombro — entonces sospechaban. Lothaire recibía su parte de atención por sus penetrantes ojos azul hielo y su cabello
blanco-rubio siempre que se derramaba por debajo de su gorro. A su vez, Ivana ridiculizaba sus sucios cuerpos, montados por piojos y su lenguaje simplista. Su desprecio por los mortales seguía creciendo, abasteciendo de combustible el suyo. Cada noche, antes del amanecer, dejaba oculto a Lothaire mientras cazaba. A veces, volvía con las mejillas rojas de sangre, y no había triunfo en sus ojos. Un tajo en la muñeca podía llenar una taza para él también. Otras veces, ella estaba pálida y taciturna, maldiciendo la traición de Stefanovich, lamentando su situación. Otra salida del sol, cuando se estaba quedando dormido, la había oído murmurar: —Ahora dormimos con el ganado, y debo beber de la carne... Ivana redujo la marcha, sacudiendo la cabeza alrededor. —¿Nos están siguiendo, Madre?—Los humanos de la última aldea habían sido más hostiles que cualquier otros, arrastrándose detrás de ellos, incluso en el desierto. —No lo creo. La nieve cubre nuestra pista rápidamente. —Caminaba trabajosamente, diciendo, —Es hora de tus lecciones. Durante el viaje de cada noche, lo instruía en todo para sobrevivir entre los humanos —beber del mismo sólo te matará de hambre, y nunca hasta la muerte —la etiqueta Dacian: —.los estallidos de emoción se considera la máxima grosería, por lo que, naturalmente, ofenderías mi linaje. Y siempre le extraía promesas para el futuro, ¿como si ella pensara que pronto iba a morir? —¿Qué debes hacer cuando seas mayor, mi príncipe? —Vengar la traición en contra de nosotros. Destruir a Stefanovich y tomar su trono. —¿Cuándo? —Antes de que él encuentra a su novia. —¿Por qué? Lothaire diligentemente respondió: —Una vez que encuentre a su mujer predestinado por la sangre, él se hará más poderoso, incluso más difícil de matar. Y él engendrará un heredero legítimo con ella. Los Vampiros de la Horda no seguirán al bastardo de Stefanovich, mientras viva su verdadero sucesor. —Debes estar completamente seguro de que la Horda te jurará lealtad. Si tu esfuerzo por reclamar la corona fracasa, te aniquilaran. Espera hasta que seas el más poderoso. —¿Tendré que llevar los ojos rojos para luchar contra él? Ella se detuvo, inclinando la cabeza. —¿Qué sabes de tal asunto? —Cuando un vampiro mata a su presa mientras bebe, se vuelve más poderoso, pero la sangre mancha sus ojos. —Sí, porque él bebe de lo más hondo, hasta el fondo del alma. Esto trae fuerza —pero también sed de sangre. Stefanovich se ha convertido en uno de los Caídos. —Ella añadió vagamente, —Y será aun más tortuoso. Para él, en particular. —¿Por qué? Ella le dio a Lothaire una mirada de valoración, como si decidiera algo sobre él. —No pienses en esas cosas, —finalmente dijo, haciendo su tono ligero. —Nunca mates cuando bebas, y nunca tendrá que preocuparte por ello. —Entonces, ¿cómo voy a... —se sonrojó de vergüenza. —¿Cómo seré lo suficientemente fuerte como para matar a Stefanovich? Ivana lo alcanzó, presionando sus manos en contra de sus mejillas congeladas, levantando su cara. — Olvídate de todo lo que has escuchado de tu padre. Cuando seas mayor, los hombres inmortales
temblaran de miedo, mientras que las mujeres se desmayaran a tu paso. —¿En verdad, Madre? —Estas perfectamente formado y crecerás hasta ser un Dacian magnífico, un vampiro para ser temido. Especialmente una vez que sangres. —Miró detenidamente hacia el cielo nublado, la nieve salpicaba su cara. —¿Y tu novia?— —Ivana encontró su mirada una vez más. —Ella será incomparable. Una reina ante la que incluso yo me posaría. Él entorno los ojos como si estuviera bromeando, pero su porte era serio. Lothaire esperaba encontrar a esa hembra rápidamente. Sabía que cuando se desarrollara por completo, poco a poco su corazón detendría su ritmo, sus pulmones dejarían su respiración. Cuando se convirtiera en un caminante muertoVampiro, no sentiría ninguna necesidad por las mujeres. Su tío una vez había tiraron bajo su barbilla y le había dicho: —Sólo cuando olvides lo que te pierdes en la cuna de unos suaves muslos de mujer, encontrarás a tu novia, y ella te devolverá la vida. Lothaire no se preocupaba por el lecho, pero la idea de su corazón deteniéndose le horrorizaba. —Le preguntó a Ivana, —¿Cuánto tiempo pasara hasta que la encuentre? Ella miró lejos, diciendo en un tono extraño, —no lo sé. Podría llevarte siglos. Fuera de Dacia, las mujeres vampiro escasean. Pero lo que sí sé es que serás un buen y fiel rey para ella. —Entonces ella le preguntó: —¿Y qué vas a hacer cuando poseas el trono de la Horda? —Aliarme con tu padre, uniendo a los Daci y a la Horda bajo un blasón familiar. Ella asintió con la cabeza. —Serghei es el único en quien puedes confiar. No en mis hermanos, o hermanas, con sus intrigas y complots. Únicamente en mi padre. Y, por supuesto, puedes confiar en tu novia. ¿Pero todos los demás? —Debo usarlos y desecharlos, no preocuparme por ninguno, ya que ellos no importan nada. Acurrucó su dedo índice debajo de su barbilla. —Sí, mi inteligente hijo. Pasaron los siguientes kilómetros de esta forma, con ella enseñándole las intrincadas costumbres de los Daci mientras trataban de ignorar el frío. Un cielo encapotado amenazaba con más nieve; las garras del alba atravesarían la oscuridad en cuestión de horas. Lothaire se estremeció, sus dientes y colmillos de bebé castañeaban. —Silencio, —susurró Ivana. —Los humanos nos siguen. —Ella olfateo el aire. —¡Dioses, su olor me agravia! —¿Qué quieren? Ella murmuró, —Darnos caza. —¿D—donde podemos ocultarnos?—Estaban en un amplio valle con altas mesetas al este y al oeste. Los mortales avanzaban por el norte. Las montañas se alzaban lejos al Sur. Ella miró a su alrededor con desesperación. —Tenemos que llegar a las montañas. Creo que es donde encontraremos el paso que conduce a Dacia. —Le dio un empujón. —¡Ahora corre! Lo hizo, tan rápido como pudo, pero la nieve estaba demasiado alta sobre la tierra, cegado por los copos que llovían con demasiada rapidez. —Nunca lo lograré, ¡Madre! Agarró su brazo e intento trazarse con él. Sus formas se desvanecieron brevemente, pero no desaparecieron. Apretando los dientes, lo intento una vez más, en vano. Liberándolo, ella lo giró en su lugar, buscando una vía de escape. Entonces se calmo, escuchando. Sus ojos se ampliaron. —¡Padre!, —ella gritó, el sonido resonó a lo largo del valle. —¡Estoy aquí! Tu Ivana está aquí. Nadie le respondió.
—¡Padre! Los mortales a la distancia daban gritos mientras se acercaban. —¿Papá? —ella se balanceaba sobre sus pies, su expresión... perdida. —Sé que te sentí y a los demás. Lothaire entonces lo supo. Inmortales de gran poder habían estado aquí. ¿Por qué no rescataron a su princesa? Lagrima carmesí se deslizaron por su hermoso rostro cuando ella cayó sobre sus rodillas. — Estábamos tan cerca. —La orgullosa Ivana comenzó a cavar en la nieve, usando sus garras para apuñalar las capas permanentes de hielo. Incluso cuando se arrancó las garras y sus dedos comenzaron a sangrar, siguió cavando. —¿Qué tan bajo te he llevado, Lothaire. Cuando me recuerdes, no te acuerdes de esto. Con cada puñado de hielo, un agujero crecía. —Tú eres el hijo de un rey, el nieto de un rey. ¡No lo olvides nunca! —Cuando la piel de sus dedos comenzó a desprenderse, trató de ayudarla, pero ella le dio una palmada en las manos, parecía a punto de enloquecer. Finalmente, lo metió en el pequeño hoyo que había hecho. —Ven. Ocúltate aquí. —Tengo que hacerlo más profundo, Madre. No hay suficiente espacio. Ella susurró, —hay suficiente espacio. Me aseguraré de que estés a salvo. Sus ojos se abrieron. ¿Tenía la intención de luchar contra ellos? —Trázate de aquí sola, —le dijo, aunque sabía que probablemente estaba demasiado débil incluso para eso. —¡Nunca! Ahora, ¿cuáles son sus votos para mí? —Madre, yo… Ella chasqueó sus colmillos, sus iris se volvieron negros. —¡Tus votos! —Tomar la vida de Stefanovich. Apoderarme de su trono. —¿En quién vas a confiar? —En nadie más que en tu padre y mi reina. Más lágrimas cayeron. —No, solo en tu reina, Lothaire. Serghei y los Daci nos abandonaron el día de hoy. —¿Por qué? —Llevamos a esos mortales muy cerca. —Ella dio un sollozo. —Él eligió el secreto valioso de su reino—sobre nuestras vidas. Debo pagar por mi insolencia, por mi falta de astucia. Ellos hacen un ejemplo de mí. El pánico estalló dentro de Lothaire. —¿Cómo te encontrare? ¿Qué hago? —Una vez que los humanos se vayan, mi familia vendrá por ti. Si no, harás todo lo necesario para sobrevivir. Recuerda todo los que te he enseñado. —Empujo su manga por encima de su brazo. —Bebe, Lothaire. Te hará lo suficiente fuerte para soportar los próximos días. Negó con la cabeza en confusión. —No puedes perder sangre. —¡Obedéceme! —Ella se mordió en la muñeca. —Inclina tu cabeza hacia atrás y parta tus labios. De mala gana, lo hizo, y ella levantó el brazo sobre su rostro vuelto hacia arriba, por encima de su boca. Su sangre era rica, rápidamente alejo el frío. Ella lo hizo beber hasta que la corriente había decaído a un goteo, hasta que el hielo se formo sobre la herida. —Ahora escucha. Los llevare lejos de ti, los distraeré. Ellos me tomaran a mí… —¡Nooo! —Él gritó. —¡Lothaire, escucha! Cuando me capturen, la necesidad de protegerme se elevará dentro de ti. Debes ignorarla y permanecer aquí. No hagas caso de tu instinto y confía en tu fría razón. Como no pude hacerlo con Stefanovich. Como falle en hacerlo mil veces. ¡Júrame esto!
—¿Quieres que me oculte? ¿Que no te defienda contra esas criaturas? —Lagrimas de desconcierto brotaron. —Sí, esto es precisamente lo que quiero. Hijo, tu mente es la más brillante que he conocido. Utilízala. No repitas mis errores —se apodero de su barbilla. —Hay un último voto que debes a darme. Un voto al Lore de que no dejaras este sitio hasta que los mortales se vayan. —¿Al Lore? ¡Era un voto irrompible! —Él quería poner una barandilla, negarse a esto. ¿Cómo podría no defenderla? Ella levantó su barbilla. —Lothaire, te... suplico esto. ¿Una princesa Daci suplicando a uno como yo? Sus labios se abrieron en estado de shock. Las palabras brotaron de ellos. —Yo lo juro por el Lore. —Muy bien. —Ella presionó un beso frío en su frente. —Quiero que nunca, nunca seas puesto en este punto tan deplorable de nuevo. —Sobre sus protestas frenéticas, comenzó a enterrarlo en la nieve. — Conviértete en el rey que naciste para ser. —¡Madre, por favor! ¿C—Cómo puedes hacer esto? —Porque eres mi hijo. Mi corazón. Haré lo que sea necesario para protegerte. —Sus miradas fijas se reunieron. —Lothaire, cualquier cosa digna en mí comenzó contigo. Se negaba a creer que sería la última vez que la vería, rechazo decirle a su madre cuánto la amaba… Ella susurró, —lo sé, —entonces lo arropo en la nieve. Calentado por su sangre, yacía acurrucado, temblando de miedo por ella. Sus ojos se movían, sin ver nada. ¿Había arrastrado sus pies, corriendo hacia atrás de nuevo en dirección de los mortales? Con el tiempo, oyó su lucha a la distancia, sentía las vibraciones de varias pisadas. De lo que debían de ser docenas de humanos rodeándola. Apretó los puños, luchando contra el frenético anhelo de salvarla. Sin embargo, Lothaire estaba impotente —obligado por su promesa y minado por su debilidad. Sus gritos ahogados de frustración se convirtieron en lágrimas ardientes cuando oyó el sonido de cadenas, los gritos apagados de ella. Los sonidos guturales de los hombres. Había sido criado en Helvita bajo el reinado malvado de Stefanovich, Lothaire sabía lo esos mortales le estaban haciendo. Mientras luchaba para no vomitar la preciosa sangre con la que lo había dotado, decidió que se convertiría en un Caído, consumiendo la fuerza de otras criaturas. Podría crecer loco por la sed de sangre; nunca volvería a estar desvalido otra vez. En lo que debieron ser horas más adelante, los gritos de ella se callaron. Una vez más, sus ojos se movieron. Creyó ver un hilo de humo, entonces el olor a carne quemada. Al amanecer. Sus gritos se renovaron. Mientras se quemaba, le gritó en Dacian, —¡No lo olvides nunca, mi príncipe! ¡Véngame! —Otras palabras siguieron, pero no pudo distinguirlas. Luego sonidos ininteligibles... gritos desesperados. Con el sonido de sus gritos, lloró, repitiendo sus votos una y otra vez, añadiendo uno nuevo. —Quemar al r—rey... Daci vivo...
“Mi cordura fallará mucho antes de que se haga mi voluntad. Por suerte, la única cosa más interesante que un loco es un ser implacable.” LOTHAIRE KONSTANTIN DACIANO, EL ENEMIGO DE LO ANTIGUO “¿Yo, una magnolia de acero? ¡Acero, mi culo! [Riendo, luego, bruscamente, seria.] Prueba con el titanio” ELIZABETH “ELLIE” PEIRCE, EXPERTA EN CHICOS, EN INVERTIR LA PSICOLOGÍA Y EN EVADIR LA LEY. “La diferencia entre tú y yo es que mis acciones no tienen consecuencias para mí. Eso es lo que me convierte en un dios.” SAROYA LA SEGADORA DEL ALMA, DEIDAD DE SANGRE, SAGRADA PROTECTORA DE LOS VAMPIROS, DIOSA DE LA MUERTE DIVINA.
Capítulo 1 Slateville, Virginia Cinco años antes. —¿Así que consideraste exorcizarme? —Saroya la segadora del Alma le preguntó al hombre herido que acechaba por la hoguera. —No sé lo que es peor. El hecho de que pensaras que yo era un demonio... Ella hizo girar el cuchillo ensangrentado en su mano, amando cómo los ojos ensanchados del hombre seguían cada rotación. —... o que creyeras que podrías separarme de mi huésped humano. Nada excepto la muerte podría eliminar a Saroya. Especialmente, no un diácono mortal, uno de entre un grupo de cinco que habían hecho todo el camino a este remolque vil de los Appalachia para realizar un exorcismo. Mientras trataba de refugiarse de su constante avance hacia adelante, él tropezó con una de las lámparas rotas en el suelo. Se tropezó a su espalda, liberando brevemente el control sobre su muñón chorreante que solía ser su brazo derecho. Ella suspiró con deleite. Siglos atrás, cuando había sido una diosa de la muerte, se habría abalanzó y hundido sus colmillos en la yugular del ser humano, chupando hasta que él no fuera más que una cáscara y devoraría su alma; ahora ella estaba condenada a poseer mortales insignificantes uno tras otro, experimentando su propia muerte una y otra vez. ¿Su última posesión? Elizabeth Peirce, una chica de diecinueve años, tan hermosa como pobre. Cuando el diácono encontró el cadáver desmembrado de uno de sus hermanos, dio un grito de pánico, mirando lejos de ella. En un instante, Saroya saltó sobre él, blandiendo la cuchilla, hundiendo el metal en su grueso cuello. La sangre la salpicó cuando arrancó la hoja libre para otro golpe. Y luego otro. A continuación, uno final. Ella paso la parte posterior de su brazo sobre su rostro salpicado mientras que su comportamiento se volvía contemplativo. Los mortales se creían tan especiales y tan elevados, pero decapitar a uno sonaba exactamente igual que un vendedor de pescado decapitando a una captura grasosa. Terminando con el último de los cinco diáconos, Saroya se dirigió al único sobreviviente a la izquierda en el remolque: Ruth, la madre de Elizabeth. Ella se acurrucaba en un rincón, murmurando oraciones mientras blandía un atizador. —He vencido el espíritu de tu hija, mujer. Nunca volverá, —Saroya mintió, sabiendo que Elizabeth pronto encontraría la forma de elevarse de la inconsciencia, recuperando el control de su cuerpo. De todos los mortales que Saroya había poseído, Elizabeth era la más linda, la más joven —y la más fuerte. Saroya tenía dificultad para levantarse y tomar el control a menos que la joven estuviera dormida o debilitada de algún modo. En principio. Saroya dio un suspiro. Elizabeth debería considerar un honor ser la forma de la esencia de Saroya, la carne y el templo de sangre alojando su divino espíritu vampírico. Saroya miró hacia abajo a su cuerpo robado. En cambio, había tenido que luchar por la posesión de Elizabeth, todavía estaba luchando. Independientemente. Después de siglos de ser mezcladas en hombres encorvados, ancianos o mujeres con cara de caballo, ella había encontrado su complemento ideal en Elizabeth. Al final, Saroya la derrotaría. Ella tenía la sabiduría de tiempos pasados y presentes, regalos consagrados — y un aliado. Lothaire el Enemigo de lo Antiguo. Él era un vampiro notoriamente malvado, con milenios de edad, y el hijo de un rey. Hace un año, su oráculo lo había dirigido a ella. Aun que Saroya y Lothaire había pasado sólo una noche juntos en el bosque cercano, él se había prometido salvarla de su existencia miserable.
Él no tenía la capacidad de devolver a Saroya a su estado de diosa. Pero de alguna manera extinguiría el alma de Elizabeth de su cuerpo, y luego transformaría a Saroya en un vampiro inmortal —eludiendo la maldición. Saroya sabía que Lothaire estaría de caza sin cesar en busca de respuestas. Porque era su novia. Miró fijamente por delante de la madre de Elizabeth hacia una pequeña ventana, encontrando el paisaje invernal vacío. ¿Había esperado que una masacre como esta pudiera haber traído a Lothaire? ¿Cuánto tiempo debo esperar en este terreno baldío abandonado por los dioses? ¿En silencio? Él había hablado de la legión de enemigos afuera para destruirlo, de venganzas antiguas: —Si un vampiro puede ser medido por la calidad de sus enemigos, dioses, entonces considérame temible. ¿Si por el número? Entonces no tengo igual. —¿Tal vez sus enemigos habían triunfado? Ya no iba a permanecer aquí. La familia Peirce había comenzado a encadenar a Elizabeth a la cama por las noches, previniendo que Saroya matara, la única capa para lo que ella vivía. Recordando su trato, se volvió hacia la mamá. —Sí, tu hija es mía para siempre. Y después de matarte, destripare a tu pequeño hijo, luego barreré a través de tu familia como una enfermedad. — Levantó el cuchillo encima de ella, dio un paso adelante. De repente, puntos negros salpicaron su visión. ¿Vértigo? —¡No, no! —Elizabeth estaba aumentando su conciencia con toda la delicadeza de un tren de carga. Cada vez, emergía como una mujer ahogándose sostenida debajo del agua. Abrumando a Saroya. La pequeña zorra podría reclamar el control de su cuerpo, pero, como siempre, se despertaría en una pesadilla fresca. —Disfrútala, Elizabeth... Sus piernas se doblaron su espalda se reunió con la alfombra. Oscuridad. Latido del corazón latido del corazón latido del corazón latido del corazón. Ellie Peirce despertó con un tamborileo loco en sus oídos. Ella yacía en el suelo del remolque de su familia, los ojos cerrados, su cuerpo cubierto con algo caliente y pegajoso. Ninguna palabra fue dicha a su alrededor. Los únicos sonidos eran el fuego de la sala de estar chisporroteando, su respiración poco profunda, y los sabuesos aullando afuera. Ella no tenía ningún recuerdo de cómo había llegado a estar así, no tiene idea de cuánto tiempo había perdido el conocimiento. —Mamá, ¿funciono? —Susurró mientras intentaba abrir los ojos. ¿Tal vez los diáconos habían tenido éxito? Por favor, Dios, deja que el exorcismo haya funcionado... mi última esperanza. Sus ojos se adaptaron a la habitación en penumbra, iluminada por el fuego, levantó la cabeza para mirar detenidamente hacia abajo a su cuerpo. Sus jeans gastados, camiseta y botas de segunda mano estaban empapados. Con sangre. Ella tragó. No es mía. Oh, Dios. Sus dedos estaban aferrados alrededor de la empuñadura de un cuchillo goteando. ¡Les dije que no me desencadenaran hasta que mi tío y mis primos estuvieran aquí! Pero el Reverendo Slocumb y los miembros de su iglesia —Ministerio de Emergencias—con aire de suficiencia habían pensado que podrían manejarla… Un movimiento atrajo su mirada hacia arriba. ¿Un atizador? Apretado en las manos de su madre.
—¡Espera! —Ellie se arrojó a su lado al igual que el atizador llego cerrándose de golpe en el suelo donde su cabeza había estado. La sangre salpicaba la alfombra como un charco aplastado. —¡Eres algo asqueroso, fuera de aquí! —la mamá gritó, levantando el hierro otra vez. —¡Tienes a mi muchacha, pero no tendrás mi hijo! —¡Espera! —Ellie se puso de pie, dejando caer el cuchillo. —¡Soy yo! —Levantó sus manos, con las palmas hacia afuera. La madre no bajo el atizador. Su largo cabello castaño estaba suelto, enredado alrededor de su cara sin arrugas. Ella usó un hombro para empujar los mechones de sus ojos. —Eso fue lo que dijiste antes de que comenzaras a gruñir en el lenguaje del demonio y a lanzar tajos hacia fuera—Su rímel estaba sobre sus mejillas, su lápiz labial melocotón embarrado por la barbilla. —¡Antes de que mataras a todos los diáconos! —¿Matado? —Ellie se giró alrededor, atónita por el espectáculo macabro. Cinco cuerpos desmembrados yacían esparcidos por la sala de estar. Estos hombres habían sido atraídos por el largo camino hasta aquí por las cartas suplicantes de su madre y por la evidencia de la posesión de Ellie: las grabaciones donde ella hablaba lenguas muertas que no tenía manera de conocer y fotografías de los mensajes en sangre que no tenía ningún recuerdo de haberlo escrito. Al parecer, Ellie había escrito una vez en sumerio, me rindo. Actualmente, la cabeza de Slocumb yacía separada de sus otros restos. Sus ojos estaban vidriosos en la muerte, con la lengua colgando entre sus labios entreabiertos. Un brazo le faltaba a su cadáver. Ella vagamente se dio cuenta de que debería ser uno en la mesa del comedor. El que estaba al lado de la madeja de cuero cabelludo y un montón de dedos cortados. Ellie se tapó la boca, luchando para no vomitar. Los cinco que habían prometido exorcizar al demonio. En su lugar, ella había matado a todos. —¿Es… esto fue hecho por... mi? —¡Como si no lo supieras, demonio! —La mamá movió el atizador hacia Ellie. —Juega tus juegos con alguien más. Ellie rascó su pecho, su piel parecía arrastrarse lentamente desde el ser dentro de ella. Ódiala tanto, ódiala, ódiala, ÓDIALA. Aunque nunca conocía sus pensamientos, ahora casi podía sentir su regocijo. Sirenas sonaron a la distancia, mandando a los sabuesos fuera a ladrar aún más fuerte. —Oh, Dios, mamá, ¿llamaste al sheriff bueno—para—nada? —Ellie y su familia eran gente de montaña hasta la médula. Toda ley era sospechosa. En ese momento, su madre dejó caer el atizador. —Realmente eres Ellie. ¡El demonio me dijo que no volverías esta vez! Me dijo que nunca volverías con nosotros. No era de extrañar que su mamá la hubiera atacado. —Soy yo, —dijo Ellie por encima del hombro cuando se apresuró a la ventana, sus botas chapotearon a través de la alfombra. Apartó las cortinas manchadas de humo de cigarrillo para contemplar la noche. Abajo por la ladera cubierta de nieve, vio las luces azules del sheriff, su auto serpentea por el sinuoso camino. Otro visitante aceleró detrás de él. —¡Tuve que llamarlos, Ellie! Tenía que detener al demonio. Y entonces el operador del 911 escucho a los diáconos justo cuando gritaban... ¿Qué debo hacer?... ¿Qué puedo hacer? ¡Diecinueve años era demasiado joven para ir a la cárcel! Ellie preferiría morir, ya había considerado el suicidio si el exorcismo no resultaba. Debido a que estos cinco ministros no eran las primeras víctimas del demonio. Había habido por lo menos otros dos hombres ya que la criatura había poseído el cuerpo de Ellie
hacia un año. Primero, había despertado para ver a un hombre de mediana edad en su cama, su fría piel contra la de ella, su garganta cortada parecía una enorme sonrisa. Nadie en la extensa familia Peirce sabía qué pensar. ¿Había plantado el cuerpo un clan rival? ¿Por qué escogieron a Ellie? ¿Por qué había estado la sangre sobre sus manos? Sus primos taciturnos habían enterrado al hombre detrás del granero, diciéndose a sí mismos que debió de habérselo merecido. La familia no comenzó a sospechar que ella estaba poseída hasta hace poco, cuando el demonio había planeado mutilar a un representante de la empresa de carbón entre los viejos animales disecados de Ellie, luego había, —blasfemando—hacia sus parientes de una forma que una chica como Ellie —nunca podría imaginar. Después de esto, su madre y su tío Ephraim había comenzado a encadenarla de noche, Ellie estaba igual que cualquiera que los sabuesos afuera. A pesar de que odiaba las cadenas y fácilmente podría haber elegido las cerraduras, ella las había soportado. Pero había sido demasiado tarde para algunos. Los excursionistas habían encontrado un altar espantoso en el bosque, con huesos humanos cubriendo el sitio. Su mamá le había susurrado a Ephraim, —¿Crees que fue Ellie? ¡Yo no! La maldita cosa dentro de ella estaba ganando, tomando el control con más frecuencia, y más fácilmente. Sólo es cuestión de tiempo hasta que me vaya por completo. Cuando las luces azules avanzaron más cerca, incluso eran evidentes a la luz de la luna, Ellie tuvo el loco impulso de limpiarse, alejar al sheriff a la parte exterior para fastidiarlo por una orden judicial, entonces tal vez el policía haría una llamada y daría vuelta. Después de todo, ella no había cometido esos asesinatos. ¡O tal vez debería correr! Pero ella sabía que la ley pondría a los sabuesos sobre su rastro, nunca lo haría al siguiente grito, no en el invierno. Y eso no resolvería el problema del demonio dentro de ella—Oyó un ruido detrás de ella y se dio la vuelta. Su madre, por lo general tan resistente, había caído de rodillas, el rostro arrugado. —Eso me dijo lo que me haría y luego perseguiría al resto de la familia, iría tras el pequeño Josh. Josué, el hermano adorado de Ellie. Se lo imaginó dando tumbos en su pijama de fútbol, sus mejillas rosadas cada vez que se reía. Una tía cuidaba del niño en una casa rodante justo abajo de la montaña. Con el pensamiento de los daños que vendrían por ella, las lágrimas de Ellie cayeron sin control. — ¿Q—qué debo hacer? Las propias lágrimas de su mamá se vertieron. —Si el reverendo —que en paz descanse—y su ministerio no pudieron consiguieron sacar ese demonio fuera de ti... nadie puede, Ellie. Tal vez deberías dejar que el sheriff te lleve. —¿Quieres que vaya a la cárcel? —Hemos hecho todo lo posible. —Su mamá se levantó, acercándose con cautela. —Tal vez la gente de prisión o incluso los psiquiatras puedan evitar que mates de nuevo. ¿Prisión? ¿O muerte? Ellie tragó, sabiendo que una vez que decidiera como manejar esto, nada podría influirla. Si su madre era obstinada, Ellie lo era tres veces más, tan inamovible como todas las montañas a su alrededor. Las sirenas hicieron eco, mientras los excursionistas merodeaban por el largo camino, y luego se detuvieron en la parte delantera del remolque. Ellie se secó las lágrimas. —Te daré algo mejor que la cárcel. —Podría tomar al demonio conmigo. Si ella salía corriendo por la puerta con la sangre sobre ella y un arma en la mano…
Su mamá sacudió la cabeza con severidad. —¡Elizabeth Ann Peirce, ni siquiera lo pienses! —Si esta cosa…—Ellie se paso las uñas a través de su pecho —piensa que dañara a mi familia, entonces no me conoce muy bien. —Aunque le habían quitado su pistola y las municiones, la Remington de su padre permanecía en su armario. El sheriff no sabría que estaba vacía. —¡No hagas eso, Ellie! Podría haber esperanza, algún tipo de tratamiento novedoso. —¿Quieres que me vaya de deambular por estas montañas a estar encerrada en una celda diminuta? —Ella no le recordó a su madre que probablemente obtendría la pena de muerte de todos modos. —¿Mate a los cinco diáconos en Appalachia? Ellie lo hizo. —No te dejare hacer esto. —La barbilla de su mamá sobresalió. —Las dos sospechábamos que llegaríamos a esto. —El demonio sólo mata cuando estoy débil. —Mi mente está arreglada. En ese momento, su mamá palideció aún más, sabiendo que estaba tan bien como hecho. —Y solamente piensa —si mato a este demonio, iré al cielo. Estaré con papá, —dijo Ellie, esperanzada de que fuera ahí donde terminara. Le tendió los brazos, y su madre se hundió en su contra, sollozando. —Ahora, dejar de actuar como si no supieras que todo esto tenía que pasar, como si no lo hubieras sabido durante meses. —Oh, Dios, dulzura, yo solamente... —Más sollozos. —¿Quieres decir una oración? Ellie se puso de puntillas y presiono un beso en la frente lisa de su madre. —No hay tiempo. ¿Y si esto vuelve? —Y las autoridades ya rodeaban el remolque, sus botas crujían en la nieve, mientras que el pomposo sheriff exigía que la señora Pierce abriera para ellos en este minuto. Él sabía que era mejor no asaltar un hogar temporal sobre esta montaña. Con una exhalación se estabilizo, Ellie se dio la vuelta hacia la habitación de su madre, forzándose a mirar los cuerpos. Estos hombres tenían familia. ¿Cuántos niños eran huérfanos sin padre a causa de este demonio? ¿Porque he estado tenazmente aferrada a la esperanza? Ellie pasó a su dormitorio, estremeciéndose ante la visión de las cadenas en los extremos de la cama, enroscadas como serpientes de cascabel. Entonces se quedó mirando con amargura los banderines de la Universidad Middle State los había clavado con tachuelas a las paredes de vinilo de su habitación, justo antes de que todo esto hubiera comenzado. ¡Lo emocionada que había estado sobre la Universidad! Para pagar la matrícula y el dormitorio, había trabajado en la tienda de abastecimiento con su tío todos los días después de la escuela y como guía durante cada día festivo durante años. Ellie había estado en clases el tiempo suficiente para comprender maravillada, mierda santa, puedo… ¡En realidad puedo hacer esto! Los cursos habían sido sorprendentemente fáciles para ella. Entonces ella comenzó a perder la noción del tiempo, despertándose en lugares extraños. Ellos la habían enviado de vuelta a casa con su maleta antes de que el semestre hubiera terminado. Habría sido la primera en la familia en obtener un título universitario. Cuando llegó al cuarto de atrás, vio a su reflejo en la puerta con espejo del armario. La sangre la cubría —su largo cabello castaño estaba mojado con ella. Sus ojos eran como pedernales grises y duros como la Montaña Peirce. Su camiseta empapada decía: ABASTECIMIENTO EPHRAIM: canotaje, pesca, cacería & guía. ¿Qué diría el tío Eph sobre esto? Se imaginó su rostro curtido y su expresión seria, así como la de su difunto padre. Continua y ten
cuidado de tus asuntos, Ellie. Nadie lo va a hacer por ti. Deslizó la puerta del armario abriéndolo, alcanzando los últimos equipos de trabajo de su padre —un casco de minero, herramientas de cerrajería, un cinturón de mantenimiento.Antes de que él muriera en la mina, su adorado Pa’ nunca había tenido menos de tres empleos al mismo tiempo. Con un nudo en la garganta, recogió su escopeta favorita: una Remington de dos cañones de calibre doce. Estaba vacía, no encontraría balas; el tío Eph hacía tiempo que se había llevado todas y recogió todos los proyectiles, por si acaso el demonio tenía alguna idea con la dispersión de armas. El peso familiar del arma la tranquilizo. Pronto todo esto terminaría para siempre. Con el pensamiento, sintió una extraña sensación de alivio. Cuando regresó a la sala de estar, su mamá corrió hacia adelante. —Por favor, nena, no ¿podrías simplemente intentarlo en la prisión? Estoy condenada de todos modos. Una inyección más tarde, o una bala ahora. Ellie moriría en sus propios términos desangrada en la nieve, en la cima de su montaña querida. —No, la prisión es inadmisible. Ahora tienes que pensar en Josh. Por la familia. —Ellie forzó una sonrisa. —Te quiero, mamá. Dile a Josh que lo quiero, también. Tú sabes que estaré mirando hacia abajo, viendo por cada uno. Mientras su madre empezaba a gritar, murmurando palabras confusas, Ellie señaló el espacio trasero. —¡Mantente sobre tu espalda y quédate ahí! ¿Me oyes? No salgas hasta que ellos lo hagan, no importa lo que pase. ¡Prométemelo! —Por fin, su mamá asintió con la cabeza. Ellie le dio un empujón, arrastró sus pies lejos, cerrando suavemente la puerta del dormitorio detrás de ella. Antes de que Ellie se extraviara por los nervios, se dirigió a la puerta principal, con la remington en la mano. Intento alcanzar su abrigo usado, luego hizo un puño en su lugar. Tonta. No tendrás frio mucho tiempo. A la cuenta de tres. Ellie respiró hondo varias veces, acelerando su pensamiento. Solo tengo diecinueve —demasiado joven. Uno… No tengo elección. Pronto, nada quedara de mí. Dos… Imagínate despertar y ver a mamá y a Josh, muertos, sus ojos vidriosos y ciegos. ¡Nunca! Con un grito, abrió la puerta, levantando el arma. —Disparen, —gritó el sheriff. Las balas salieron volando. No sintió ninguna de ellas, un hombre altísimo había aparecido de la nada, entre ella y los oficiales. Con un gruñido furioso, él la empujó al suelo, golpeando el arma de sus manos tomando las balas en la espalda. Ella lo miró con incredulidad. Sus iris eran... de color rojo. Al menos cinco tiros lo golpearon, pero su mirada monstruosa, nunca vacilo de sus ojos. —¡Alto al fuego! —¿De dónde vino? —¿Qué demonios está pasando? La piel del hombre se parecía al mármol perfecto, contrastando contra la camisa negra y el abrigo que llevaba. Tenía el cabello rubio pálido, sus rasgos cincelados. Y aquellos ojos... de otro mundo. —¡Otro demonio! —A ciegas ella arrastro su mano a través de la nieve, automáticamente para llegar a la escopeta, pero él dio un paso sobre su muñeca. Cuando ella dio un grito de dolor, apretó con más fuerza, sus labios retrocedieron para revelar... colmillos. —¿Te atreves a arriesgar a mi mujer? —Su voz era profunda y acentuada, con un tono lleno
de desprecio. Con sus palabras, los sabuesos de inmediato se quedaron en silencio. —¿D—de qué estás hablando? —De tu resplandeciente intento de gloria, Elizabeth. ¿Y todo debido a unos cuantos asesinatos? —Él le dirigió una mirada de disgusto, como diciendo, crece. El sheriff le ordenó: —¡Pon tus manos donde pueda verlas! En cambio, el demonio de cabello claro se agachó a su lado, ahuecando su nuca para asirla más cerca. Con la otra mano, arrojo el arma. Cuando otra bala conecto en su espalda, silbó por encima de su hombro, descubriendo esos colmillos. —Un —momento, —él espetó. Ellie dio un vistazo a los policías, ellos se veía demasiado confundidos para reaccionar. Y detrás de ellos, Ephraim y algunos de sus primos había venido corriendo por la montaña, con los rifles en la mano. Ellos habían ido más despacio en estado de shock al ver al demonio. El hombre se burló, —mortales—, luego se volvió hacia ella. —Escucha con mucha atención, Elizabeth. Yo soy Lothaire el Enemigo de lo Antiguo, y tú me perteneces. Después de considerar mis opciones, he decidido que te permitiré ir a la cárcel esta tarde. —¡T—tienes a la chica incorrecta! ¡No te conozco!... Hablaba sobre ella, dijo, —En tu prisión humana, la ocultas de los de mi clase, lo que significa que estará relativamente segura, mientras continúo mi búsqueda. Volveré por ti en dos años. Más o menos. —Él le dio un fuerte apretón. —Pero si intentas dañarte a ti misma —y por lo tanto, a mi mujer—otra vez, te castigare más allá de lo imaginable. ¿Me entiendes? —¿Tu mujer? ¡Yo no soy tuya! —Tú no me tienes. —Él estrecho esos ojos rojos. —El ser glorioso que vive dentro de ti, no obstante... —¡No lo entiendo! ¿Qué es lo que hay dentro de mí? Estiró su mano libre hacia su cara, sus garras negras destellaron a la luz de la luna. Ignorando su pregunta, con voz ronca, murmuró, —la tendré, mi reina, para siempre. Cuando él retiro un mechón de cabello de su cara, ella se estremeció. —¡Suéltame, demonio! Él la miró fijamente, incluso mientras se dirigía a otra con esa voz profunda e hipnótica. —Saroya, si me puedes escuchar, duerme hasta que vuelva por ti. Cuando todos mis complots y mis deudores tengan que pagar. ¿Saroya? ¿Tiene un nombre? Con velocidad inhumana, él se levantó, vislumbrándose por encima de Ellie. Más palabras en otro idioma, siguieron, entonces desapareció en el aire. Los oficiales agitados se acercaron a Ellie, con sus mandíbulas flojas. El sudor le corría de sus frentes, aun cuando sus respiraciones humeaban. Uno la esposo en silencio, mientras que los otros apuntaban con sus armas en todas direcciones, incluso hacia arriba. Ephraim y sus primos, parecía afectados, ellos no podían hacer nada para salvarla, excepto asesinar a cuatro policías a sangre fría. Su mente aturdida finalmente registro que sería capturada con vida. El demonio de ojos rojos había impedido su muerte. Y Ellie ardía por matarlo por eso.
Capítulo 2 Ridgevale Centro Correccional para Mujeres, Virginia En la actualidad —La condenada ¿tiene algunas palabras finales?, Entonó el guardia. —¡No! —Ellie se retorcía contra las ataduras sobre la camilla, tensando los electrodos que salpican su pecho. Con cada uno de sus latidos frenéticos, el monitor EKG2 se disparaba. Los tubos de IV3 serpenteaban de cada brazo balanceándose hacia atrás y hacia adelante. —¡No, estoy lista! Ella podría sentir miedo porque estaba a punto de morir, pero la urgencia abrumaba a todas las demás emociones. Ella temía que la muerte le fuera arrebatada una vez más de sus manos. Y el demonio se agitaba dentro de ella. Ante el temor de que — Saroya— se levantara y atacara a todos a su alrededor, Ellie no había tomado la última comida, no se había reunido con ningún familiar o sacerdote. Hizo un inventario de sus pertenencias mundanas —un ChapStick4, libros de texto universitarios, cuatro dólares en cambio, y sus diarios—con un rápido grado de eficiencia. Ellie había hecho las paces con su destino hacía mucho tiempo, tenía hambre de morir desde la noche de su detención. Había escrito disculpas a las familias de las víctimas, salvándose entregarlas después de que se hubiera ido. —Por favor, apúrese, señor, —le rogó al guardia entrado en años. 2 Elektrokardiogramm 3 Intravenosa 4 Protector de labios En ese momento, un zumbido de murmullos estalló en la habitación de al lado. Los testigos detrás de la ventana de vidrios polarizados no sabían qué pensar de su comportamiento, no sabían cómo tratar a un asesino tan inusual. Ella era joven, no habían presentado ninguna apelación a su sentencia, y en todos los reportes nunca había mostrado un comportamiento violento en aumento. Había tenido roces con la ley. Algunos menores —ser descubierta en el estacionamiento con algún muchacho—. Algunos no tan pequeños—cacería furtiva en tierras estatales, negarse a testificar en contra de los miembros de su familia o a cooperar con la aplicación de la ley. Pero jamás hubo una gota de sangre humana derramada por su mano hasta el asesinato múltiple. Saroya había estado más ocupada de lo que Ellie había soñado jamás. —Estoy lista. El director frunció el ceño, y los dos guardias que le flanquean se movieron incómodos. Contra todo lo posible —y Saroya—Ellie había terminado por gustarles, admirando su firme determinación por educarse, por obtener un título, aunque ella no tenía ningún futuro. Ellie siempre había sido sensata para las personas, y habían terminado por gustarle los tres a su espalda. —Gracias por todo. —Entonces que Dios esté contigo, Ellie Peirce. —El director se volvió hacia la sala de control adyacente. Cuando los guardias lo siguieron, uno breve extendió su mano enguantada a su hombro. El otro le dio una rápida inclinación de cabeza, pero sabía que estaban afectados por su muerte. La puerta se cerró detrás de ellos, un último clic ensordecedor. Estoy sola ahora. Miro detrás de ellos, comprendiendo que nadie saldría de esta habitación con vida. Sola. Tan asustada. No quería, tenía que morir...
Se miró los brazos, atados a los soportes acolchados. Sus muñecas tenían cinta adhesiva, sus palmas hacia arriba. Las dos líneas IV eran de doce pies de largo, corriendo desde el interior de sus brazos a un par de escotillas en la pared detrás de ella, continuando en la sala de control. Media hora antes, un doctor sin nombre, anónimo, había iniciado allí un goteo de suero salino. Al mediodía, añadiría un trío de productos químicos, y momentos después, la pesadilla terminaría para siempre. Esto tiene que terminar. Casi ahí. Es gracioso lo qué uno piensa al borde de la muerte. ¿Cuánta gente sabía —el minuto—cuando pasaría? Dudaba que alguien alguna vez hubiera ido a su propia ejecución con un paso tan febril que todavía la estimulaba, con un objetivo y una voluntad de hierro inclinados en consecuencia a la misma. Lejos de silenciar su determinación, la cárcel sólo la había perfeccionado, fue como añadir capa tras capa de revestimientos para apuntalar la orilla de un tren de montaña. Estoy a punto de ganar. De golpearla. Saroya sólo se había elevado dos veces en los últimos cinco años, en ambas ocasiones durante los primeros meses. Los apagones de Ellie habían dado lugar a la desfiguración permanente de dos de sus compañeras de celda. Todo hecho con sus propias manos. El demonio por mucho tiempo inactivo, ahora se agitaba. ¿Detectando su propio destino? Así es, vas a la baja, perra. Sólo dos cosas podrían salvar su vida en este momento. Una llamada inesperada del gobernador. O el poderoso compañero de Saroya de ojos rojos. No pasaba un día por el que Ellie no pensara en el demonio llamado Lothaire el Enemigo de lo Antiguo. Ella había visto al hombre aparecer de la nada y luego desvanecerse, había visto balas fastidiarlo. Los miembros de su familia, el sheriff, y aquellos oficiales lo habían atestiguado con ella, no importo cuántas veces —hasta—finales—de la reelección del sheriff le dijo que no estuvo... . Estiró la cabeza hacia atrás para mirar el reloj en la pared detrás de ella. Tres minutos para el mediodía. Ciento ochenta segundos, para que la muerte se deslizara por los tubos. Aunque impulsada Ellie no sin remordimientos. Lamentaba no poder utilizar su grado de psicología ganado con esfuerzo, tenía una carrera, trabó amistad con mujeres que no eran asesinas. Lamentaba no tener una familia propia. Tal vez no debería haber sido tan cuidadosa para no terminar siendo una madre adolescente como su mamá y su abuela. Infierno, tal vez Ellie debería haberse entregado a uno de esos muchachos impacientes con los que había ido al estacionamiento. Probablemente debería haber sido menos rígida e inflexible en general. Inflexible. Pero esa era la Peirce en ella, Ellie se saldría con la suya al final. Mejor háganse a un lado. Otra mirada al reloj. Dos minutos más hasta que—Las luces parpadearon, aumentando su ansiedad. Otra subida de tensión, un momento después los testigos murmuraban nerviosos. Con el tercer parpadeo, Ellie se congeló de miedo aún más cuando el EKG se volvió loco. ¡Nada puede detener esto! Frecuencia cardiaca 150, 170, 190... Oscuridad. El EKG se quedó en blanco con un último punto dentado. Sin ventanas en el pabellón de la muerte. Oscuridad total. Los testigos golpeaban sobre la puerta, pidiendo a gritos una evacuación. —¿Qué está pasando? —Ellie gritó. Por alguna razón, ningún generador encendido, ninguna luz de
reserva emitía un resplandor. Acostada en la oscuridad, atada a una camilla. A lo lejos, un grito resonó. A punto de hiperventilar, se retorció en su contra las correas, maldiciendo sus cadenas. —¿Qué está pasando ahí fuera? Un grito de agonía sonó, pero se negó a que el pensamiento saliera a la superficie. Un aplauso discordante de armas de fuego alimento sus temores. Un hombre gritó: —¡No puedo verlo! ¿A dónde diablos se fue? —entonces vino un grito escalofriante. Otro hombre rogó: —¡Por favor! ¡Nooo! Oh, Dios, tengo una fami… —a continuación sonidos de gorgoteos. La comprensión se apodero de ella. Él había venido. Lothaire el Enemigo de lo Antiguo había vuelto por ella. Tal como lo había prometido...
Capítulo 3 —Esa pequeña súka5 —Lothaire dijo con desprecio mientras el cuello de un guardia se quebraba en su puño. Elizabeth estaba a punto de ser ejecutada —voluntariamente— por un número insignificante de asesinatos. En momentos simples. El compañero del guardia disparo salvajemente; las balas conectaron sobre la piel de Lothaire, pero él apenas las notó. Él se había alimentado ayer y estaba muy fuerte por ello. Al menos, su cuerpo lo estaba. Su mente, sin embargo… Con un alarido, se abalanzó hacia delante acuchillando con sus garras la garganta del tirador. Cuando la sangre salpicó sobre su cara, los colmillos de Lothaire se afilaron por la carne, sus pensamientos en blanco. La locura. Lamiéndome los talones. Incluso ahora, con tanto en juego. Demasiadas víctimas, demasiados recuerdos. Siempre pagando peaje. ¡No, enfócate en el final del juego! Llega a ella, salva a tu mujer. Sus enemigos le habían impedido llegar a ella antes. Si es demasiado tarde... Cargó hacia adelante a través de corredores sin luz, viendo fácilmente en la oscuridad, pero el lugar era un laberinto de pasillos y habitaciones minúsculas. 5 (Perra en ruso.) —¡Blyad!6 —No podía captar su esencia sobre el olor a amoníaco. Otro pasillo apareció a la vista, más cámaras etiquetadas: espacios familiares, salas de visitas, celdas. No hay tiempo. Le había advertido a Elizabeth que no dañara a su mujer. Sin embargo, ella opto por ser condenada, dirigiendo al abogado de oficio a no presentar ningún recurso, a no negociar ninguna apelación. Después de vivir miles de años, Lothaire muy rara vez se sorprendía, sus acciones había sorprendido la mierda fuera de él. Correr hacia una lluvia de balas era una cosa, incansablemente planear un suicidio durante años otra completamente diferente. No podía decidir si ella estaba mortalmente deficiente con premeditación o demente. En cualquier caso, estaba demostrando ser una espina en su costado, costándole de incalculables formas. Lothaire era conocido en todo el Lore por recoger deudas de sangre de los inmortales en situaciones desesperadas, negociando con ellos para hacer tratos con el diablo. A pesar de que estaba orgulloso de su contabilidad rebosante de entradas, atesorándolas, él ya había quemado dos debido a Elizabeth. Había obligado a un oráculo en deuda a vigilar su encarcelamiento. Y solamente unos minutos antes, un deudor technopath lo había acompañado aquí para cortar toda la energía de la instalación, incluyendo los generadores de respaldo, dejándola sin luz, sin cámaras. Sólo en una total confusión. Y ese era el consensó del plan de hoy de Lothaire: el technopath cortaba la energía, mientras el vampiro masacraba en su camino hacia la mujer. Ridículamente simple para un estratega nacido. Como si se sacrificasen por el plan, dos guardias lo interceptaron en el pasillo, iluminando con sus linternas sus ojos de color rojo. Durante su silencio de asombro, Lothaire tuvo tiempo para anticipar sus reacciones. El más grande a la derecha dispara primero, tres disparos antes de que se dé cuenta que le arranque la columna vertebral. El de la izquierda tartamudeara una respuesta a mis preguntas, aunque sabrá que
morirá inmediatamente después. —¡Las manos donde podamos verlas! 6 (Puta en ruso) Lothaire atacó. Primer disparo, segundo disparo, tercer—Un grito torturado. El gran cuerpo de uno sin espina dorsal cayó al piso. Con una mano, Lothaire tiró el largo hueso. Con la otra, levantó al guardia restante por la garganta. —¿Cuál es el camino hacia la cámara de ejecución? Lothaire disminuyo su apretón lo suficiente para que el hombre rechinara hacia fuera, —D—derecho, entonces... luego el segundo pasillo a la izquierda. Todo el camino hasta el final. Pero, p—por favor Chasquido. En el momento en que el cuerpo del guardia se derrumbó, Lothaire ya estaba en el segundo pasillo a la izquierda. Él había puesto a Elizabeth en su mente, se había asegurado que estuviera relativamente a salvo. Después de todo, él no se preocupaba por su mente, sólo por su cuerpo, el templo que albergaba a su Novia. Mi compañera. La hembra que sólo significaba para él. Y era una mujer gloriosa, sedienta de sangre ella era... . ¿Saroya había sentido la ejecución? ¿Luchando desesperadamente por levantarse, para protegerse? Sus garras negras se clavaron en sus manos hasta que la sangre fluyo. Enfócate. ¡Enfócate! A medida que se adentraba más en el edificio, Lothaire luchó para distanciar sus pensamientos de su reciente encarcelamiento. La razón por la que llego tarde a la ejecución de mi Novia. Semanas atrás, cuando él supo de esta fecha, había estado a punto de rescatar a Saroya. Entonces, él había sido capturado por la Orden, un ejército mortal. Había escapado de ellos... pero ¿a tiempo? Los haces de más linternas brillaron adelante. Tres guardias antidisturbios escoltaban a un puñado de civiles. —¿Hay alguien ahí? —Un guardia exigió. Lothaire previó cortar una andanada de sangre y gritos a través del grupo. ¡No, enfócate! A pesar de placer, sería egoísta. Para ahorrar tiempo, Lothaire se trazo más allá de ellos, desapareciendo y reapareciendo en un instante. Cuando llegó a la sala de observación, se teletransportó a su interior. Dos hombres jóvenes justo irrumpían por la puerta de la cámara de ejecución contigua para vigilarla, buscando con Maglites (Marca de linternas) y rifles de asalto. Entonces, por primera vez en cinco años, la mirada de Lothaire cayó sobre Elizabeth. La última vez que la contemplo, ella estaba sobre la nieve, sus ojos inusualmente grises lo miraron con un miedo encantador. Ahora ella estaba sujeta, vestida con un uniforme de color naranja lúgubre. Su largo cabello de color café estaba recogido con severidad de su rostro. Una vez más, estaba aterrorizada, sus ojos se lanzaban a ciegas en la oscuridad, pero él no sintió ninguna simpatía, sólo odio. ¡Todo esto era obra suya! Con la aprobación de Elizabeth, las agujas habían sido hundidas en el interior de sus dos brazos—Un líquido transparente ya fluía por cada tubo. Sintió como si su corazón fuera a explotar. ¿Es demasiado tarde? Con un rugido, se trazó al interior, lanzo a los dos hombres lejos, arrojándolos de cabeza contra la pared opuesta.
—¿Quién está ahí? —Elizabeth gritó cuando él puso las manos temblorosas sobre sus brazos delicados para enhebrar las agujas de sus venas. —¿Qué está pasando? ¡No puedo ver! Se inclinó para oler el líquido, casi hundiéndose a sus rodillas con el alivio. Solución salina. No había olor a sustancias químicas, simplemente agua salada. Para estar seguro, cortó la línea con una garra y goteo el líquido sobre su lengua. A salvo Pero si hubieran sido segundos después... Mientras arrancaba libres los electrodos que cubrían a Elizabeth, rallo, —Has sido mala pequeña mortal. Aspiro un aliento. Entonces ella gritó: —¡Detente, bastardo! ¡Déjame ser! Una vez que él corto a través de sus ataduras, la sujeto con un mano alrededor de la muñeca y tiró de ella a sus pies. Antes de Lothaire se trazara de nuevo a la seguridad de su casa, él le prometió: —Ahora, Elizabeth, tendrás que pagar. Cuando la tierra reapareció de repente debajo de ella, Ellie se precipito hacia delante. Ella sabía que aquel monstruo tenía la culpa, podría reconocer la voz de Lothaire en cualquier parte. Ese timbre profundo, acentuado la había atormentado en sus sueños. Algo como náuseas se apoderaron de ella, cuando se dio cuenta que ya no estaba en la cárcel. De algún modo la había transportado a una habitación de lujo, a algún tipo de mansión. Justo cuando ella recuperaba el equilibrio sintió que su cuerpo se levantaba del suelo. —¡Ah! Detente, detente… —¡Te lo advertí, mortal! —El demonio gritó cuando la arrojó lejos de él. Con un grito ahogado, aterrizó de lado sobre un sofá a la mitad del cuarto. ¡Levántate! Mareo... ¡Ellie, Mantenlo a la vista! Después de un movimiento para despejar su cabeza, se encaramó a sus pies. El demonio iba y venía delante de ella, desapareciendo y reapareciendo mientras paseaba. Él era más grande de lo que recordaba, y esta vez parecía aún más cruel. Tenía los puños cerrados, los tendones apretados en el cuello. Sus iris brillaban rojos, venas con sangre se bifurcaban a lo largo de la parte blanca de sus ojos. Su cara estaba salpicada de sangre, su cabello rubio teñido con ella. Una vez más estaba vestido todo de negro, desde su gabardina hasta sus botas. Agujeros de balas plagaban su camisa. ¡Esto no puede estar pasando! ¿Robada del corredor de la pena de muerte en una prisión de máxima seguridad? Por él... —¡Prometí castigarte! —Balanceo su largo brazo hacia un lado, golpeando una columna de mármol. Trozos de ello aterrizaron en la alfombra afelpada a sus pies, el edificio entero pareció sacudirse. Su fuerza era monstruosa, al igual que todo lo relacionado con él. —Desobedeciste bajo tu propio riesgo. Debería estar encogida ante él. En cambio, sentía una rabia abrasadora hirviendo dentro de ella. Ellie había pensado que por fin sería libre, que al final había derrotado a Saroya. Había estado a dos minutos de la muerte, lista para ello. Pero este demonio lo había frustrado una vez más. Él ya le había quitado su libertad, asegurándose que pasara la mitad de una década en una diminuta, celda maloliente. Cinco años desesperada. Al recordar esos años, se encontró gritando, —¿Qué quieres de mí?
¿Qué? —Por el rabillo del ojo vio a un florero, agarrándolo rápidamente. —¿Por qué demonios no me puedes dejar en paz? —Ella arrojo la pieza pesada —al golpearlo en el pecho se hizo añicos por el impacto. Como si ella lo hubiera estrellado contra una pared de ladrillos. Aún mientras lo veía con incredulidad, encontró un pesado candelabro a su camino agarrándolo. A dos minutos. Tan condenadamente cerca. Lo lanzó por encima de su cabeza. Él... se desmaterializo, y voló en su forma nebulosa. Ella dio un grito de furia. Otro candelabro salió volando, un pisapapeles, una lámpara. Él simplemente esquivó los proyectiles. ¡Esto no puede estar pasando! Ella estaba sin aliento, desesperada por hacerle daño, por castigarlo. Mil ochocientos veinte días de estaciones afuera, sin nieve o flores, sin amigos ni familia. Su hermanito no la recordaba. Mientras que Josh había estado creciendo constantemente hacia la madurez sin ella en su vida, la existencia de Ellie se había estancado, interrumpida sólo por los episodios de maldad. Ya no se sentía como una... persona. No soy una persona, soy el preso *8793347 en el Centro correccional * (DOC Departamento of Corrections) de Virginia. Soy el anfitrión de Saroya. A causa de él. La mirada de Ellie se posó sobre una espada en una horquilla de exhibición. Ella saltó por el arma, sacándola de su envoltura ornamental. El resplandor del metal se reflejo en sus ojos. En ese instante, llegó la claridad. Ella sabía lo que tenía que hacer. Agarrando la empuñadura con ambas manos, se volvió hacia él. —¡Te voy a destripar, demonio!— Echó hacia atrás sus labios para que ella pudiera ver sus horripilantes colmillos, y luego chasqueo dos dedos hacia ella. Vamos, entonces... Sus ojos se agrandaron y ella cargo, con la espada a punto de hundirse en su pecho. En el último momento —la giró sobre sí misma. —¡No!, —Gritó él. Entonces de algún modo estaba entre ella y la punta de la espada, acuñada contra su cuerpo. La hoja se deslizó más abajo hacia atrás hasta que se encontró con el hueso. Se quedo sin aliento, sintiendo que sus músculos se tensaban en su contra, sintiendo su ira en aumento. El rojo de su iris sangraba sobre la parte blanca de sus ojos por completo. Desnudó los colmillos hacia ella. —Esto se convierte en la segunda vez que me has desafiado, Sùka. Has cometido un error para mal. Con un golpe de muñeca, la envió volando hasta el piso. Aturdida. Tendida sobre su espalda. Lágrimas histéricas la amenazaban. Ella lo oyó quitarse la espada del cuerpo, luego desecharla. No llorare delante de él. No me rendiré a su perra. Para darse valor, recordó los años que paso mirando a las paredes de los bloques de cemento. Contando los bloques, las líneas de las boquillas, viendo los patrones y las formas. Lo había llamado el Canal de bloques de cemento. Sólo bloques, todos los días. Ninguna interrupción. Jamás. Apretando los dientes, se retorció hacia un lado, trabajando para levantarse. Su cabello se había soltado, derramándose sobre su cara. Ella empujo el bloqueo de sus ojos. —Mantente abajo, —ordenó, alzándose sobre ella. Él era un demonio, un animal, todavía tenía sangre
salpicada sobre su cara. ¿A cuántos había asesinado el día de hoy? —Regresa de nuevo al infierno, imbécil. —Luego escupió en sus botas.
Capítulo 4 Lothaire la cogió de los brazos, tirando de ella en su contra, ignorando el dolor de su nueva herida. Ella trato de matarse otra vez. Casi lográndolo... —¡Déjame ir!—Ella se agitó contra su control. Elizabeth casi lo priva de su novia codiciada, había desobedecido sus órdenes —dos veces—y lo había apuñalado. Sin embargo, ¿ella estaba furiosa con él? Como se seguía azotando, él apretó más hasta que un grito salió de sus labios, y se calmó. Contrólate. Él respiró hondo. Además renunciarías a tu novia. Era demasiado fuerte para perder el control cuando ella estaba cerca. La rabia... la locura... Inhala. Exhala. Saroya estaba bajo su custodia, a salvo por ahora. Desastre evitado. Después de un momento largo, se encontró que su ira menguada, la neblina se disipo un poco. Aflojó su agarre, pero la mantuvo cerca de él. —¿Ya terminaste?—Le espetó. Con expresión testaruda, murmuró, —Por un hechizo. ¿Aun desafiándome? Lothaire sabía que él se equilibraba sobre el borde de la locura, y ahora se dio cuenta de esta humana podría ya estar allí. Pero tras su cólera, el dolor de sus heridas disminuyó, ahogado por una conciencia atroz de ella. Él miró hacia abajo a sus ojos con sorprendente desconcierto. La sensación era casi... hipnótica. Ella impregnó todos sus sentidos. El cuerpo de su novia emitía un calor insoportable, mientras temblaba en su contra. Su latido rápido de corazón era el llamado de una sirena para él, haciendo alarde de la prisa que cursaba. Una vena en su cuello pulsaba de manera incitante. ¿Dolor? Él no sentía ninguno. Su mirada cayó sobre el sedoso cabello suelto derramado sobre sus hombros. Ondas marrones hacían que el color gris ahumado de sus ojos se destacara, enmarcados con gruesas pestañas negras. Se había puesto más bonita en los años intermedios. Curvas. Sus caderas se redondearon seductoramente, sus pechos altos se filtraban en contra de la parte superior de ese top raído. Se frotó la lengua sobre un colmillo al recordar la primera noche que vio a Saroya. Estaba en el bosque en un improvisado altar, cubierta de sangre bajo la luz de la luna llena. Una mirada a ella, y su corazón se despertó de su largo sueño. Su respiración lleno sus pulmones. Su eje se puso rígido en un calor rápido, exigiendo su liberación por primera vez en milenios. Se endureció al recordar cómo él había ido lamido la sangre de su víctima de su dulce piel mientras él mismo se acariciaba. Ella se había puesto de pie pasiva en contra de él —dándole a una mujer, la suavidad de su fuerza—cuando se estremecido y derramó su semilla sobre las hojas... Lo que Elizabeth vio en su expresión la hizo aspirar, sus mejillas se sonrosaron. —¿Qué quieres de mí? Sus ojos se posaron en su cuello, sus colmillos palpitaban por esa carne tierna. Tocarte. Beber de ti y que te pongas húmeda por ello... ¡No, no es ella! La lujuria lo montó con fuerza, pero nunca actuaria en consecuencia. A pesar de que Lothaire asesinaba fácilmente, aunque invariablemente actuaba sin honor, él no traicionaría a su reina. Especialmente, no con una mortal sin valor, una mujer que normalmente estaba por debajo de su nota. Soltó a Elizabeth, empujándola lejos de él. Lothaire solamente se saciaría con su Novia. ¿Cuando se alzara ella?
Saroya le había explicado que gran parte de la posesión trabajaba en Elizabeth. Ninguna de las dos mujeres sabía lo que pensaba la otra, aunque Saroya creía que la muchacha a veces, podía sentir sus intenciones, tal como Saroya podía percibir cambios en Elizabeth. La diosa encontraría difícil elevarse a menos que Elizabeth se debilitará de alguna manera, física o emocionalmente, o que ella durmiera. Cuanto más durmiera, más fácilmente Saroya, podría recuperar el control del cuerpo. Sin embargo, una vez que la chica comenzara a empujar su camino de regreso a la superficie, Saroya se vería abrumada con mareos, visión borrosa, y una sensación de movimiento dentro del cuerpo, un desplazamiento en su interior. Lothaire le había preguntado, —¿Por qué no se puedes mantener el control? Con ojos grises resplandecientes, Saroya había siseado, —La mortal es demasiado fuerte. Ahora, como entonces, le horrorizaba que su Novia estuviera sujeta a los caprichos de un ser humano, una situación muy similar a la de su madre. ¡Blyad! Si Elizabeth podía sentir las intenciones de Saroya de vez en cuando, entonces la diosa ¿no podía detectar la presencia de su compañero? Hasta que se levantara, él tendría que lidiar con Elizabeth. —Siéntate,—le ordenó. Con el mentón levantado, se quedó de pie. Sus cejas se juntaron. Tan pocos le desobedecían, especialmente no en los talones de su rabia. Lothaire había permanecido con vida tanto tiempo usando su habilidad para predecir los movimientos de sus adversarios. Él sabía cómo se comportarían, a menudo antes que ellos. Su vida era una partida de ajedrez sin fin, una marcha calculada que lo llevaba cada vez más al Final de su partida, de reinos confiscados y retribución entregada. Sin embargo, esta mujer seguía demostrando ser impredecible. Cuando ella volvió la cuchilla sobre sí misma... —Siéntate ahora. O volvere con cadenas para sentarte encadenada. Ella tragó saliva, pero no se movió. Le pareció casi lamentable que ella se fuera tan pronto. Quebrarla sería un deporte divertido. —Muy bien. —El se trazado a uno de sus múltiples escondites, esta vez a uno estratégico en los montes Urales, para recuperar un conjunto de esposas. Aunque los inmortales con una fuerza incalculable y habilidades rutinarias temblaban delante de él, una humana impotente que ni siquiera tenía un cuarto de siglo de vida lo desafiaba. Impotente. Volvió a pensar en lo fácil que sería para sus enemigos matarla. ¿Por qué Elizabeth no había languidecido silenciosamente en la prisión? ¡Este rescate no pudo venir en peor momento! Múltiples facciones —Demonarquias, Vampiros de la Horda, Valkirias, Furias, y el Lykae—lo buscaban, en busca de venganza, o, mejor aún, para matarlo. Tan pronto como descubrieran que tenía una Novia en su poder, ellos harían de Saroya su objetivo también. Y Lothaire tenía un trono en juego. Miles de años de planeación pronto darían sus frutos —su Final de la partida, finalmente lo lograría—siempre y cuando no se distrajera en estas últimas semanas. Él consideraba el final de la partida su amo porque únicamente le servía, no pensaba en otra cosa... No, él no permitiría que Elizabeth alterara su curso. Regresó directamente con las esposas. La chica sólo había dado unos pasos cuando se congeló con el tintineo. Ellie despacio se volvió hacia él, sus ojos se abrieron al ver las cadenas en sus manos. Cuando él desaparecido, ella pensó escapar. Ahora, ella caminó hacia el sofá y se hundió en el, suplicando por dentro, Que no me encadene, que no me encadene. —¿Me tienes miedo, humana?—Él tocó los eslabones.
¡Por supuesto que sí! Él tenía poderes sobrenaturales, acababa matar, y por alguna razón este maníaco estaba obsesionado con ella. Pero Ellie por lo general tenía un gran sentido para las personas, y ella sospechaba que él respetaría su temple. Así que contestó con honestidad, —Correcto—ahora, estoy bastante asustada.—Su acento se había vuelto más pronunciado, un acento de montaña que se espesaba cada vez que sus emociones crecían. —Pero creo que trabajaré a través de él. Inclinó la cabeza hacia ella, como si fuera un espectáculo que nunca había visto. Ella sabía sin lugar a dudas que pocos le habían hecho frente. Comprensible. Todos sus movimientos deletreaban amenaza. —¿Y le temes estas esposas? Este demonio está jugando conmigo. —Sí, señor, lo hago. Pero no quieres encadenarme... Él alzó las cejas. —¿No quiero? —¿Qué pasa si Saroya despierta? Estoy segura de que se molestaría si se encuentra atada. Y no quieres arruinar su... reunión. —Apenas podía pronunciar la palabra. ¿Qué harían juntos? Seguramente él querría hacer el amor con su reina por fin. Porque, por alguna razón, él nunca lo había hecho antes. Ellie seguía siendo virgen. Lo que significa que Saroya nunca había tenido un amante cuando había ganado el control. Después de un momento interminable, Lothaire dejo caer las cadenas al suelo. Ellie no sentía la concesión como una victoria, le parecía más una trampa con cebo. Pero con la amenaza inmediata apartada, ella arrastró su mirada de él para inspeccionar su entorno. La habitación era varias veces más grande que el remolque entero en el que había crecido. El mobiliario parecía rico, pero moderno, como en una de esas revistas de diseño. Las cortinas estaban corridas tan apretadas, ella no podía decir si era de día o de noche. —¿Dónde estoy? Él cruzó los brazos sobre su amplio pecho. —Nueva York. —Nueva York, —repitió torpemente. Ella nunca había estado fuera de Appalachia, pero siempre había querido viajar. Ahora todo era muy surrealista. —¿Por qué me has traído aquí? —Debido a que este lugar esta místicamente protegido — es ineludible e impenetrable. ¿Místicamente? En ese momento, decidió que era mejor mantener la mente abierta, para no romperse con la tensión. —Te mantendré aquí por un tiempo, hasta que eche tu alma de tu cuerpo. —¿D—de qué estás hablando? —Tu cuerpo será solo de Saroya. ¿Tenía el poder de robar el cuerpo de Ellie para ella? ¿Para siempre? —¡Me mataré antes de que eso suceda!—Ella saltó a sus pies, no sería una estatua de bronce en un pedestal. —¿Me oyes? —Si te dañas de cualquier forma, asesinare a tu madre y a tu hermano. Ella calmó el miedo que temblaba a través de ella. —Tal vez debería terminar con uno de ellos hoy para demostrar la buena fe de mi amenaza, —dijo, como si comentara el clima.—¿Algún mensaje que te gustaría que yo entregue? Su mente gritó: ¡Oh, Dios, no! Sin embargo, se obligó a burlarse: —Hazlo. No les importo un comino. Ninguno de esos imbéciles vino a mi ejecución hoy.—Ella se los había prohibido. ¿Su familia habría obedecido sus otras órdenes? Lothaire desapareció justo ante sus ojos. Desde detrás de ella, murmuró: —Eres una farsante dotada, pequeña humana... Ella sintió su aliento en el cuello antes de que se diera vuelta.
—Pero tu acelerado corazón te delata, —finalizó. Podía desaparecer y reaparecer directamente en el remolque de su mamá, asesinarlos en cuestión de segundos. Si su familia estaba allí. Lothaire esperaba que deseara vengarse por lo de la ejecución, Ellie había hecho jurar a su madre que se mantendría —y toda la familia—alejada en los días circundantes. Seguramente no habría cobertura en las noticias de la misteriosa desaparición de Ellie, su madre estaría en modo de defensa, era poco probable que volviera a su casa hasta que oyera de su hija fugitiva. Ellie estaba casi segura de que estaban fuera del alcance de Lothaire, ¿pero podía apostar la vida de su familia en ello? No. Entonces, él ganaría. Toda su ira descarada se desvaneció, y ella se hundió en el sofá. Siempre creyó que ganaría la batalla contra Saroya porque había pensado que se reduciría a una prueba de voluntades. Pero este hombre... este animal... Cuando su mirada revoloteo sobre los agujeros de bala en su pecho que él parecía no notar, en seguida, encontrándose con sus escalofriantes ojos rojos, ella comprendió que no podría ganar.
Capítulo 5 Lothaire podía ver la derrota en su porte. Por fin la mortal había aceptado su situación, aceptado que tenía toda la influencia que necesitaba para forzar su cooperación. Ahora él simplemente tenía que esperar a Saroya. —Permítele que se alcé, Elizabeth. —Ella no lo está intentando, más. No la puedo estimular para ello. —¿Pero ella estaba tratando antes? Para escapar de la ejecución. —Cuando ella no lo negó, Lothaire se imaginó a Saroya atrapada, arañando para elevarse, para defenderse a sí misma... ¡Dioses, odiaba a esta niña y no podía matarla! Se paseó una vez más, luchando para controlar su ira sin tener en cuenta el cansancio y las punzadas de sus heridas que rápidamente se curaban. ¿Cuándo fue la última vez que realmente había dormido? ¿Días atrás? ¿Semanas desde que había descansado durante más de una hora a la vez? Necesitaba dormir, para soñar. Los recuerdos venían en los sueños. Siempre cobrando peaje... Pero él lo necesitaba para comenzar su trabajo, sus siete pequeñas tareas… —Si puedes expulsar mi alma —dijo Elizabeth, —entonces ¿por qué necesitas que se levante? y ¿por qué me pusiste en el hielo durante cinco años? Redujo la velocidad, mirando más allá de ella. —Yo no tenía los medios entonces. —¿Pero ahora los tienes? Todavía no. Después de muchos años de engañar, asesinar y manipular, Lothaire se había apoderado del anillo de Sums, un talismán de gran poder que otorgaba un deseo. Sólo para que se lo robaron durante su reciente captura. Él nunca olvidaría cuando los mortales de la Orden lo habían atacado con los lanzadores de energía, drenando su fuerza, forzándolo a arrodillarse… la sangre que cegó sus ojos y que se derramaba alrededor de sus rodillas. El chirrido ensordecedor del anillo cayendo a través del suelo cuando su líder, un soldado llamado Declan Chase, lo había atrapado. —¿Tienes los medios ahora? —preguntó la muchacha otra vez. En algún lugar de la maraña de su mente Lothaire conocía la ubicación del anillo. Él solamente tenía que acceder a esa información. —He presupuestado que en cualquier noche de aquí al final de un mes. Tiempo suficiente para vadear a través de los millones y millones de recuerdos robados. Como su padre antes de él, Lothaire era un cosas, un cosechador de memorias. Una bendición para algunos vampiros, una maldición para uno de los Caídos. Maldita sea su tío por tentarle con el poder todos esos siglos… —Debes beber rápido para ser lo bastante fuerte para destruir a mi hermano, — Fyodor le había dicho cuando ellos se habían reunido una vez más. —Mis ojos son rojos, ¿no?— había dicho Lothaire. —He sido un azote sobre los seres humanos. —O puedes beber de los inmortales también y robarle su fuerza, incluso sus poderes. Únete a mí, Lothaire. —Ivana me advirtió en contra de esto. Fyodor había sonreído levemente. —Tú madrea, probablemente asumió que habrías matado hace mucho a Stefanovich, pero ahora… Impaciente por el poder, Lothaire había comenzado a apuntar sobre los inmortales. Sin embargo, sus almas estaban mucho más deterioradas que las de los seres humanos. Y tenían muchos más recuerdos exponencialmente. La ruina para un COSAS. Su tío le había prometido y entregado la fuerza desmesurada, pero había minimizado los efectos secundarios. La locura. Recuerdos por siempre cobrando peaje. Lothaire se equilibrada sobre el filo de una navaja. Aunque Fyodor, también un Cosas, había perdido la razón mucho antes de su muerte el año pasado,
Lothaire de algún modo se había retirado, limitando sus matanzas y cosechas de memorias, arañando su camino de regreso a la razón. Todo para servir a mi final de la partida... Él echó un vistazo a su audiencia mortal sentada en el sofá. ¿Cuánto tiempo había estado caminando, con sus pensamientos a la deriva? Su expresión había cambiado de ser derrotado a tortuosa mientras miraba las herramientas de la chimenea. En otra situación, él podría haber admirado su tenacidad. Ahora le espetó, —Debes quererlos muertos. —Ella apartó la mirada al frente. Con el ceño fruncido, siguió el ritmo, reflexionando sobre su reacción anterior. No podía recordar que su cuerpo respondiera violentamente durante la noche con su Saroya. Durante años, él había permanecido al margen de ella fácilmente, una vez que él había tomado su liberación inicial con ella en el bosque. Ahora el deseo hervía en su interior. No hagas caso esto, Saroya se levantará pronto. Y cuando lo hiciera, él la tocaría, realmente la probaría. Exploraría sus nuevas curvas. —¡Guau! Tus ojos están cada vez más raros aún... . He aquí la locura en un vampiro. Todo el mundo en el Lore sabía que Lothaire estaba al borde; nadie sabía lo cerca que estaba. La mayoría de las veces, tenía dificultad para discernir entre sus recuerdos y los de sus víctimas. Cuando dormía, sin control se remontaba a lugares extraños, como en el sonambulismo. Con frecuencia cada vez mayor, él había estado abrumado por la rabia. Incluso ahora lo llamaba. —Quiero que Saroya se eleve, —le dijo a la humana. —¿No puedes tacarla de mí en cambio? Tal vez ponerla en el cuerpo de una mujer demonio con los ojos rojos inyectados en sangre. —¡Ella no es más un demonio que yo! Saroya La Segadora de almas es la diosa de la muerte y la sangre, antigua deidad de la Horda de vampiros. —¿V…vampiros? —Susurró Elizabeth mientras ella estaba tambaleándose. —¿Eres... no eres un vampiro? Él le enseñó los colmillos. —Tú... ¿bebes de la gente? ¿Los muerdes? Él articuló, —encantado. —Aunque no sin un propósito expreso, No por más tiempo. Su última víctima había sido calculada —Declan Chase, su carcelero. El hombre que sabía dónde el anillo de sums había sido llevado. Lothaire necesitaba sólo dormir para experimentar los recuerdos de Chase en los sueños... Elizabeth se puso las manos sobre sus rodillas, con su respiración jadeante. —No hay sol. Es por eso que las cortinas están corridas tan apretadas. Un vampiro. Dulce Jesús protégeme siempre. — La sangre comenzó gotear de la punción de la aguja en el interior de su brazo. Con la mirada fija clavada en ella, el hambre lo atormentaba. Había sido herido en varias ocasiones. Sin duda era la única razón por la él tanto quería probarla. No porque el olor de su sangre era exquisito... que hacía que su pene se hinchara en sus pantalones y se afilaran sus colmillos. Se pasó la lengua por uno, saboreando con la punta su propia sangre. Elizabeth gritó: —¡Mira! Él no se había permitido saborearla antes. Su sangre no serviría para ningún objetivo, y podría ponerlo sobre el borde. Pero dioses, su llamada era irresistible. —¡No vas a morderme! Ven cerca de mí con esos colmillos tuyos, y los golpeare fuera. Él estaba detrás de ella en un instante, con un brazo atado alrededor de su cintura. Con su mano libre, recorrió la longitud de su brillante cabello y tiró de su cabeza hacia un lado. Su pulso revoloteaba ante
sus ojos. ¿Cuántas veces había anhelado su carne, pero él se la negaba a sí mismo? Sin embargo, nunca tuvo sus colmillos palpitando como ahora, chorreando por penetrarla... —¡No me toques! —Golpeo ella, clavándole las uñas en el brazo, pero él disfrutaba de las luchas con sus enemigos. Siempre lo había hecho. Le pasó un colmillo por la piel dorada de su cuello, cortando una longitud poco profunda, la sangre reuniéndose con cuidado. Con la voz ronca, él dijo, —lo gustaré más si luchas. Te va a gustar más si no lo haces. —Decenas de mujeres y hombres habían disfrutado de su extracción de sangre. Esto los hizo tener hambre, los hizo adherirse a él como si ellos quisieron sacrificarse sobre sus colmillos. Los mortales parecían particularmente susceptibles. Muchos se vinieron en sus brazos. ¿Lo haría Elizabeth? La idea le hizo endurecer aún más. Bajó la cabeza, cerro la boca sobre la herida. Cuando la lengua tocó una gota de sangre, su cuerpo se sacudió como si un rayo lo hubiera golpeado. Una corriente ardiente parecía electrificar todas las venas de su cuerpo... Delicioso. —¿Q…qué me estás haciendo? El lamió le herida otra vez, queriendo rugir cuando ella comenzó a temblar, su resistencia se suavizo. Ella se apoyó en él, su trasero apretado contra su eje dolorido. Cuando él la cogió con más fuerza todavía y se presiono contra ella, ella gemía. Sí, a los mortales les gustaba su mordida, pero ella temblaba con necesidad. —¡Oh! Ohhhh, no... ¡Oh, por favor! —Su voz era ronca, su aliento bajo. Sin embargo, justo cuando había ampliado la mandíbula para perforar el cuello para más, comenzó a luchar de nuevo. —¡No, ahora no! Lothaire arrancó su boca lejos, vio su cara incluso más pálida. Ella se tambaleó sobre sus pies. — Ahora no... ¡Saroya se elevaba! ¡No luches contra ella, niña! —él mandó, tirando de Elizabeth hacia arriba. —No, no, no… —Sus párpados se cerraron. Él la agarró contra él, girándola en sus brazos. —Saroya, vuelve a mí. Después de un largo rato, sus ojos se abrieron, estrechados; luego la palma de su mano se disparó para acabar en su mejilla. —¿Cómo te atreves a dejarme podrir en una prisión?, ¡Basura! Voy a jugar con tu bazo antes de que termine la noche. —Saroya —él chirrió, apenas manteniendo su ira bajo control. Inhala, exhala. —Ah, mi flor. Te he echado de menos también.
Capítulo 6 Cuando Saroya retrocedió la mano una vez más para golpear el rostro sonriente de Lothaire, su expresión se volvió mortal. —Una vez es perdonado, diosa, pero dos veces resultaría imprudente. Su mano vaciló. Lothaire era un asesino notorio, y mientras estuviera atrapada en esta cáscara mortal, Saroya era vulnerable. Aunque su espíritu continuaría después de la muerte de esta humana, tal como siempre lo hacía, este era el cuerpo que ella quería. Saroya estaba determinada a mantenerlo sano y salvo. Para eso, ella necesitaba la ayuda de este vampiro. Irritante. —Libérame, Lothaire. Sin decir una palabra, lo hizo. Ella dio un paso atrás, inspeccionándolo por primera vez en años. Por supuesto que había cambiado poco, estaba congelado para siempre en esta forma inmortal. Era al menos de seis pies y medio de alto, delgado, pero musculoso. Sus rasgos eran perfectos, barba dorada cubría su amplia, mandíbula masculina y su fuerte mentón hendido. Su pálido cabello era denso y lacio, largo hasta la altura del cuello —ahora manchado de sangre. —¿Has matado? ¿Sin esperarme? —Para llevar a cabo tú fuga de la cárcel, sí. ¡Finalmente fuera de aquel horrible lugar! Ella exploró su entorno, encontrándolo apenas mejor. El área estaba decorada con un toque sutil, colores ricos y telas costosas evidentemente, pero estaba desordenado — en un lado había un montón de mármol destrozado y varios jarrones rotos. Saroya prefería los adornos llamativos, la elegancia de una tumba llena de sacrificios a ella, repleta de trofeos de carne y huesos. Seda brillante negra salpicada por sangre contra el granito. —¿A dónde me has traído? —preguntó en un tono afligido. —A Nueva York, —él contestó. —A una de nuestras casas. —Supongo que tenemos muchas. —Poseemos mansiones, chaletes7, châteaus8. Cualquier vivienda que desees será tuya. Como si necesitara que le digiera eso. Ella echó un vistazo abajo a su brazo, a una marca seca de color rojo. —¿Me mordiste? —Estrechando los ojos, añadió, —y no pienses en mentirme. Un músculo hizo tictac en su mandíbula. —Sabes que no puedo mentir, Saroya. —Los vampiros naturales eran físicamente incapaces de ello. Cada vez que una mentira surgía, un vampiro sentiría el rána, una sensación de quemadura en la garganta. —¿Te atreviste a perforar mi piel? —Estuve un poco tentado a ello. Pero en este caso, sólo roce tu cuello. Ella se acercó y rozó por encima el corte con las yemas de sus dedos. Por alguna razón, su cuerpo parecía torpe, sus pechos pesados. —¿Tomando directamente de la carne, cosas? Veinte mil años de mis recuerdos indudablemente te enviarán por el borde, —dijo. —Debes haber estado muy deseoso de sangre para haber robado la suya. ¿Había un rubor sutil sobre su cara? —Apostaría a que tienes que estar al frente de la conciencia para que coseche tus memorias. En cuanto a Elizabeth —creo que puedo manejar veinticuatro años humanos. —¿Cuánto tiempo me dejaste en aquella prisión, Lothaire? —La mitad de una década. —¿Qué fue más importante que yo? Él se encogió de hombros. —Encontrar un modo de eludir tu maldición.
7 Villa 8 Castillos —Asumo que has encontrado tal medio. O de otra forma todavía estaría encerrada. —Te liberé porque el cuerpo estaba a punto de ser ejecutado. Por los mortales. ¡Demasiada vergüenza para llevar! —Percibí una amenaza, ¿pero una ejecución? ¿Por un número tan insignificante de muertes? Parte de la tensión dejó sus amplios hombros. —Mis pensamientos exactos. —¿Así que no estamos más cerca? —Por lo menos ahora que era libre, sería capaz de matar una vez más. En el pasado, había cosechado almas de sus matanzas, cada víctima le proporciona su fuerza. Ella había sido un vampiro verdadero. Ahora robaba vida únicamente por placer. —Después de años de búsqueda, descubrí el anillo de Sums. —¿Sums? —Sus ojos se ensancharon. —Lothaire inteligente. ¡Por haber pensado en esta posibilidad! —Ese talismán estaba impregnado de poder. —Eso me permitirá extinguir el alma de Elizabeth y hacer su cuerpo inmortal. Deberás convertirte en un vampiro como yo. Las mujeres Vampiros sólo podían nacer —nunca hechas. A pesar de que la sangre vampírica potencialmente podía transformar a varones humanos en vampiros, una hembra mortal como Elizabeth nunca sobreviviría la conversión. Incluso una antigua deidad como Saroya no sabía por qué. Pero el anillo vencería esto. ¿Qué más podría hacer el anillo... ? Ella casi tuvo ganas de reír — lo que ella nunca hacia. Entonces su satisfacción se atenuó. —Tengo entendido que el anillo se perdió hace siglos. Junto con su propietaria. —Una bruja llamada La Dorada, una adversaria particular peligrosa (traicionera) de Saroya, había guardado el anillo. No importaba que tan celosamente Saroya hubiera intentado dar muerte a La Dorada, sus asesinos nunca se lo pudieron cumplir. —¿Tu robaste el anillo de La Dorada? Él inclinó la cabeza majestuosamente. Sus labios se separaron. —¡Sabía que eras ambicioso, pero esto es difícil de creer! Incluso los dioses se andan con cuidado con La Dorada. Sobre todo los malos. —Nunca he estado más indefensa ante ella... . —Afronté a la hechicera y sus lacayos hace siete días, aún estoy aquí de pie. ¿Él había sobrevivido a una confrontación? —¡Ella se centrará en tu Novia para castigarte! ¿A menos que la mataras? ¿Estoy libre de la profecía por fin? —Todavía no. —Si la dejaste con viva, entonces vendrá por nosotros. —Sí, —él dijo casualmente. —¡Debemos usar ese anillo para devolverme mi divinidad (godhood), Lothaire! Y rápido. —Incluso el Anillo de Sums tiene limitaciones. Si el anillo pudiera hacerte un dios, entonces La Dorada le habría ordenado que la hiciera así. Creo que estamos limitados al reino de los inmortales. —En cualquier caso, dame el anillo. —Hace tres semanas, fui atrapado por enemigos, una organización llamada la Orden. Ellos me encarcelaron y lo confiscaron. Estuvo tentada a no creer en semejante historia —pocos en el Lore eran tan formidables como Lothaire—pero él no podía mentir. —¿Por qué te hicieron su objetivo?
—Para examinarme, determinar mis debilidades, y luego ejecutarme. Muchos otros guerreros del Lore también fueron capturados. —Esos enemigos deben de ser excepcionalmente astutos para haberte atrapado. —Sus armas son avanzadas. Pero robaré el anillo. Me marcho mañana por la noche, una vez que los liquide. Y una vez que lo tenga... nos pondremos al corriente, —añadió él. —Debes destruir a La Dorada, Lothaire. Tienes que hacerlo. Él entrecerró los ojos. —Tengo la intención, en cuanto recupere el anillo. Considera las posibilidades de la hechicera como si estuviera muerta. Tranquilizándose un poco, ella preguntó, —¿Cuánto tiempo te tomará recuperarlo? —¿Una noche? ¿Un mes? No puedo decirlo con certeza, —dijo. —Bebí la sangre de mi antiguo carcelero. Él sabe cómo encontrar el anillo, y puedo llegar a sus recuerdos a través de mis sueños. Ya he visto algunos. Saroya no era una diosa de la paciencia. —Este cuerpo envejece con cada día. Lothaire merodeó alrededor de ella, descaradamente paso su mirada sobre su cuerpo. —Ha cambiado mucho. —¡Espejo! —ella ordenó imperiosamente. Con un aburrido levantamiento de su frente, señaló detrás de ella, a uno colgado sobre una pared artesanal. Saroya se acercó al cristal y se miro fijamente en el, encogiéndose en su uniforme de prisión. El rasguño sobre su cuello llamó su atención. ¿Esa cicatriz? ¿Se curaría esto antes de que se convirtiera en un vampiro? Una vez que este cuerpo se hiciera inmortal, sería congelado para siempre — en esta apariencia fija. Lothaire se trazo de pie detrás de ella. —No sufriste ningún daño en tu tiempo en prisión, sólo te has puesto más hermosa. Ella examinó su figura. ¿Elizabeth había perdido peso? Saroya se había resignado a su corta estructura nueva —meras pulgadas sobre cinco pies —pero ella no podía aceptar esta delgadez. —El cuerpo es demasiado delgado. Recordó una de las pocas veces que ella se había elevado en aquella fétida cárcel. Había leído el diario de Elizabeth, notando que la mortal " trabajaba" cada día en su celda. Lamentablemente, lo demostró. ¡La forma de Saroya perdería sus propios rasgos! Sus ojos habían sido grandes y amarillo felino, una rendija en el centro con un delgado iris negro. Sus labios de color rojo sangre, su piel pálida como la luna. Ella había tenido casi seis pies estatura y voluptuosa en un grado obsceno. Cada vez que descendía de su plano divino a la tierra, los hombres habían estado impresionados solo por contemplarla. Una vez que ella les hacía señas, ellos se ofrecían a su marca insidiosa de muerte... . Se paso las manos sobre esta nueva figura delgada, buscando a tientas para la suavidad. ¿Cuánta carne puede obtener este cuerpo antes de que Lothaire encuentre el anillo? Al menos el busto de Elizabeth había crecido a un tamaño decente. Cuando Saroya se ahueco con alivio ella misma, los ojos de Lothaire se entornaron. Saroya bruscamente dejó caer sus manos. En un tono enérgico, ella dijo, " Esta cara es la más hermosa de mis templos. " Aunque este aspecto actual no se podía comparar con el suyo, cuando ella había tenido unos encantadores ojos de gato, Saroya había disfrutado de algún éxito atrayendo víctimas. Los machos querían proteger a la muchacha de vulnerable aspecto y arrancar su inocencia. En cambio, Saroya había
arrancado sus corazones, ojos, y testículos. A diferencia de su hermana gemela, Lamia, una diosa de la vida y la fertilidad, Saroya era una deidad virgen y siempre lo sería, defendiendo su castidad a muerte... A muerte de los demás. Sin embargo, Lothaire creía que era una criatura sexual, creía que nunca había tomado a un amante en el cuerpo de Elizabeth por fidelidad a él... —En efecto encantador. —Su voz se había vuelto más ronca. —¿A quién tuviste antes de esta humana? —Poseí a un profesor de Historia Americana de mediana edad. Tenía mucho que aprender de él, lo mantuve vivo por la mayor parte de los años noventa. Después de él vino una pala —con dientes—una mujer jorobada. Salté de un edificio para liberarme de ella. —Ella frunció el ceño. —Esa transferencia no demostró ser tan instantánea como yo esperaba. —¿Cómo son elegidos estos templos para ti? —Podría estar basado en un linaje (una línea de sangre). Sólo el que me maldijo lo puede decir. — ¡Lamia, maldito a por el Ether 9! —Todo lo que sé es que haré cualquier cosa para permanecer en Elizabeth —y harías bien en ayudarme. Te prometo que, la siguiente forma para tu Novia posiblemente no puede ser mejor, si aún me puedes encontrar. 9 Ether: Firmamento, cielo, espacio Podría poseer a un hombre, o un bebé, o un octogenario. No una joven bella e inocente. Aún otra razón por la que este cuerpo era una forma perfecta. Elizabeth era una virgen, tanto como la fascinación de Lothaire. Él alargo la mano a su cintura, girándola para afrontarlo. Ella se puso rígida, pero se lo permitió. — También estoy muy contento con tu anfitrión. ¿Cuánto tiempo puedes mantenerte libre? —Ella se elevará esta misma noche. Ella es sumamente decidida. Lothaire, la quiero fuera. Apartó un mechón de cabello de su frente, sus ojos rojos siguiendo el movimiento de su mano. —Y tendrás todo lo que deseas una vez que recupere el anillo. Por ahora, haré que su miedo se eleve otra vez. —¿Crees que puedes hacer algo cuando ella esta inactiva? ¿Cómo? ¿Cuándo no puedes dañar el cuerpo para torturarla y guiarla a la sumisión? Sus labios retrocedieron sobre sus colmillos, no en una sonrisa. —Deja que yo me preocupe por nuestra pequeña y patética mortal. "Tal hostilidad”. ¿Una de las cosas que había aprendido sobre Lothaire? Él despreciaba a los seres humanos, incluso más que ella. —Elizabeth simplemente trató de destruirse, pensando que mataría a mi Novia. ¡Sin embargo no puedo castigarla por su transgresión! —él rechino. —Ten por seguro que la próxima vez que ella se eleve será la última. Saroya nunca había conocido a un hombre tan seguro de sí mismo. Pero entonces él era poderoso, brillante, calculador, y, por encima de todas las cosas, perfectamente formado. Lothaire era tan convincente (atractivo, irresistible) como un dios de la virilidad. La noche de su primer encuentro, ella le había permitido lamer la sangre de su presa de su piel cuando él se acariciaba su propio órgano para aliviarse. A pesar de que ella había repelido sus
necesidades animales, aunque había estado renuente había estado fascinada por la vista. Y ella estaba por encima de tales impulsos. Saroya despreciaba todas las cosas sexuales. Sangre y muerte eran todo lo que veneraba “ciertamente no un acto diseñado para crear vida”. De hecho, ella aborrecía a los machos “aquellos portadores imprudentes de la semilla” por completo. Ahora tenía una ventosa en la nuca, la mirada clavada sobre sus labios, sin duda con la intención de reclamarla. ¿Cómo aplazarlo una vez más? —Como te dije hace años, Lothaire, no cederé este cuerpo hasta que sea totalmente mío para dártelo. Él se enderezó, encontrando sus ojos. —Y como te dije, Saroya, no puedo tomarte hasta que seas inmortal, además no me arriesgare a matarte con mi fuerza. Pero hay otras formas de darnos placer entre sí. Primate repugnante. —A pesar de la gran oportunidad, no he estado con otra desde mi blooding10. Sí, él tendría una gran oportunidad. —Supongo que las hembras se lanzan a donde quiera que vas. —Hasta cierto grado tedioso. —Él estudió su expresión. —¿Celosa al pensar en mí con otra? —No en lo absoluto. —A ella no le importaba con quien se apareara, el podría hacerlo con una hormiga sobre la acera. Su agarre sobre su cuello se apretó, una amenaza clara. —No soy un macho desinteresado —cuando doy, espero recibir. Hoy te di la libertad. Aunque esto la horrorizaba, ella sabía que tendría que manipularlo. —Vampiro, apesto a cárcel, a pobreza, y a temor. Mira mi aspecto, mis vestiduras atroces. Quiero sentirme hermosa, deseable. Necesito ropa, joyas, cosméticos. Mi cabello tiene que ser cortado, mi piel bañada. Pensó que él podría insistir en el tema. En cambio, la liberó, ofreciéndole su mano. —Entonces bienvenida a Nueva York. —Echo hacia atrás una cortina, dejando al descubierto un balcón que daba a un parque verde y a una ciudad enorme. Él la condujo avanzado hacia la luz del sol mientras él retrocedía en las sombras. —Independientemente de lo que necesites, lo encontraremos aquí. 10 Blooding: Sangrado ¿Esperaba que estuviera impresionada por esta vista? Estaba confundida. Impresionante sería ver esta enorme ciudad esclavizada a su voluntad...
Capítulo 7 Su penthouse se había convertido en el vestidor de ensueño de una chica. Terciopelo azul cubría la mesa del comedor, salpicado de piedras preciosas del tamaño del puño de su novia. Bastidores con costosas prendas de vestir cubrían las paredes de la sala de estar. Zapatos de diseñador cubrían el suelo. Los cosméticos habían sido establecidos en su vestidor. Y en la cocina, un chef preparaba una comida digna de una reina. Después de que Lothaire se limpio, había hecho algunas llamadas. Después de una hora, su casa se había llenado con los estilistas más exclusivos de la ciudad, cosmetólogos, y comerciantes, toda para una venta ambulante de sus mercancías y servicios. Por lo menos, de los propietarios mortales más exclusivos. Normalmente él habría comprado a través de vendedores del Lore, pero los rumores sobre la nueva mujer del Enemigo de lo Antiguo serían imposibles de suprimir a no ser que él matará a todos los testigos. Lo que él vacilaba en hacer; él disfrutaba de los productos de lujo para sí mismo. Aun cuando todavía no era un rey, se vestía como uno... Por lo tanto los seres humanos servirían. Se ajustó las gafas de sol que se vio obligado a llevar delante de ellos. Durante las últimas horas, Saroya había estado encerrada en la Suite con un conjunto de cosmetólogos y un "especialista en cera"—sea lo que sea eso —paso la tarde haciendo lo que los Dioses hacían solo-los-dioses-sabían-que en el cuarto de baño. Para pasar el tiempo, tuvo la tentación de abordar un nuevo rompecabezas mecánico que había adquirido —un poliedro ensamblable, que se podía resolver en sesenta y cinco movimientos, pero su concentración variaba casi todos los días como este. Y ahora el sonido de la voz de su novia se burlaba de él. Su aroma dejaba su cuerpo colgado apretado. Como siempre, la locura lo amenazaba. Lothaire sabía una cosa que lo relajaría. Se trazó al closet de su habitación, abriendo la caja fuerte dentro de ella. Allí se encontraba su posesión más preciada: un pesado libro de contabilidad de deudas. Él no lo usaba para registrar gastos monetarios e ingresos. En cambio, él registraba deudas de sangre, haciendo la crónica de todo los inmortales que habían jurado hacer todo lo que se él les exigiera. Como un avaro palmeaba su oro, Lothaire repasaba a sus deudores, con reverencia deslizaba los dedos sobre las páginas del libro de cuentas. Se quedó inmóvil, presintiendo algo que no podía estar en lo cierto. Una presencia de mucho, mucho tiempo. Él metió el libro en la caja fuerte, cerrándola de golpe, y luego se trazo hasta el borde de la sombra del balcón. La puesta de sol estaba velada por nubes brumosas, pero aún así tenía que protegerse los ojos sensibles mientras miraba por la ciudad. ¿Estaba siendo acosado? ¿Cómo anticiparse a una amenaza cuando apenas podía desenmarañar la realidad de su ensueño? Esperando... observando... Una vez que cayó la noche, la presencia desapareció. ¿O lo había imaginado? Sin resolver, volvió a la sala de estar. Saroya surgió un poco después. A la vista de ella, le restó importancia a su inquietud. La espera había valido la pena. Un largo vestido de seda negro moldeado sobre cada una de sus curvas. El frente era una V profunda que recorría todo el camino hasta la cintura. Lazos de cuero fino atravesados sobre su pecho,
manteniendo el material sobre sus pechos llenos en su lugar. Quería verlos. Por primera vez. Lothaire nunca había visto su figura desnuda. Sus ojos estaban clavados en sus movimientos en esa ingeniosa prenda que se creó para que los hombres fantasearan con desatar lentamente aquellos lazos para liberar su carne atada. Se paseó a través de la habitación, sus tacones de aguja le daban la ilusión de altura. Su cabello húmedo olía a champú perfumado y colgaba en gran medida por la espalda. El maquillaje había sido aplicado generosamente. Trazos de rubor en sus mejillas y una pesada base casi mitigaba los matices de su rostro de huesos finos. Sus ojos llevaban sombras con matices en tonos de color café, negro y plata. Lápiz de labios escarlata. Tenía labios de una mujer muy sexy, con un arco haciendo un mohín. Y con las uñas pintadas parecían como si la sangre goteara de cada yema del dedo. Un t oque muy agradable, Saroya. En general, el efecto era flagrantemente sexual. Por todos los dioses, Era una pieza preciosa, y muy pronto él la reclamaria. Con ese pensamiento, su eje se hinchó. Se movió incómodo, y ajusto la chaqueta larga para ocultar su reacción a ella. La presión era cada vez mayor... Lothaire tenía treinta y tres años la última vez que había tenido una mujer debajo de él, la noche antes de que su corazón dejara de latir y se había congelado en su forma inmortal. Hasta esa edad, él había disfrutado de las mujeres de todas las facciones en el Lore, había tomado una nueva cada noche. ¿Ahora tendría que sufrir las urgencias y los impulsos de su juventud nuevamente? Entre mantener la cordura y tratar de disminuir la inconveniente erección, le resultaba imposible concentrarse en su juego final. Comenzó a caminar, teniendo que recordarse a sí mismo, para no teletransportarse frente a los mortales. No puedo perder el foco. Por fin, él estaba sobre la cúspide de usurpar el trono Horda. Había terminado la tarea más difícil —matar a Stefanovich-hace mucho tiempo. Aunque no antes de que el viejo rey hubiera repartido golpes a diestra y siniestra contra su hijo bastardo con una maldad incomprensible. Machacando la tierra sobre mí... ¡No, tenía que enfocarse en el juego final! En el anillo. Ello le permitiría a Lothaire destruir a Elizabeth y a Saroya transformarse en un vampiro, una medida de protección vital para su Novia, y la clave para asegurar para si el trono de la Horda. Y el anillo le daría el poder de encontrar y aniquilar a los Daci. Para localizar a Serghei al fin. Un anillo equivalía a la compañera eterna de Lothaire, dos reinos, y la venganza de la que él había tenido hambre desde el asesinato de su madre... Saroya comenzó a finalizar sus compras, su comportamiento era aburrido. Señaló cada estante de ropa, ordenando: —Pon esos en mi armario. —Su dormitorio, al lado del suyo, tenía un clóset de gran tamaño, él dudaba que todo pudiera caber incluso en ese espacio cavernoso. Con un aire ofendido, examinaba la oferta de la joyería. —Me quedare con todas esas chucherías Ocho cifras era el valor de las chucherías. Lothaire suspiró. Bienvenido al matrimonio. Todos los ojos se fijaron en él. Con un movimiento imprudente de su parte, aprobó los gastos. De ser posible, la gente se arrastraría aún más, lo que aumentó su irritación. Cuando Saroya regresó a su habitación y se instaló en una silla para que su cabello fuera recortado, él la siguió.
—¿Puedo tener alguna privacidad? —Preguntó. —No, —dijo simplemente. Ya no. Él era dueño de ese cuerpo tanto como ella lo era. Iba a estar allí para cualquier alteración. —Y después de esto, quiero ver la ropa que he comprado para ti. —Él se inclinó hacia abajo para decirle al oído: —¡Quiero verte en la ropa interior! —Su mirada se sumergió, con avidez recogiendo las elevaciones de sus pechos. De un tirón al lazo de cuero... carne de oro saldría en tropel. —Desde luego, amante, —ella dijo, demasiado suavemente. Él tomo su barbilla, girándola para afrontarlo. —Saroya, yo no te compre todas estas cosas para tu provecho. —Él nunca daba un regalo sin pensar en la retribución de su inversión. —Las compre para que nosotros dos disfrutáramos de ellas. Tal como vamos a hacer con este nuevo cuerpo. Ella arqueó la espalda sutilmente. —Un cuerpo así fue hecho para tener relaciones sexuales, ¿no? Apretó los dientes antes de decir: —Sólo me lo puedo imaginar, ya que nunca lo he visto. —Pronto, Enemigo de lo Antiguo. Te lo prometo. Lothaire se debatía entre creerle. La mitología sobre Saroya en el mejor de los casos era escasa, y contradictoria. Algunos decían que había sido tan frígida -y mortal- con los hombres como su gemela Lamia era sexual con ellos. Otros decían que Saroya participaba en orgías depravadas en sus templos. Viéndola así, mierda, maquillada y con esa ropa —él habría apostado por la segundo. Pero no importaban lo que sus inclinaciones decían, sabía que la gran Saroya no se iría alegremente a la cama con un compañero como él, un hombre que exigía obediencia en todos los sentidos. Y él jamás violaría a una mujer. Por lo que tomaría toda su experiencia para llevarla al redil. —Córtalo, hasta mi barbilla, —le ordenó al estilista. —Ah—ah, —Lothaire chirrió. —Mantenlo así de largo.—él nunca había visto el cabello tan hermoso, rizos color de visón.. ¿Ahora ella quería cortarlo todo? ¿Después de que él se imaginaba enredando sus dedos a través de él infinidad de veces? ¿Después de que él había fantaseado con sujetarlo en sus puños, cuando aliviara su eje en su boca... ? Saroya se erizó. —Lo quiero corto. Él Chasqueó sus dedos, y el estilista salió corriendo de la habitación, cerrando la puerta detrás. —Lo prefiero largo. —Es mi cabello. Él le dirigió una mirada sarcástica de diversión. —Este cuerpo es mío tanto como lo que es tuyo. Sus ojos brillaban. —Yo lo habito. —Y yo lo robe de la prisión. Voy a ser el que lo alimente, y lo proteja de sí mismo. El cuerpo estaría muerto si no fuera por mí. Por lo tanto, es mío. —Te olvidas de que soy una diosa, —dijo entre dientes. —Tu diosa. Y una perra también. Pero entonces, ¿no eran todas las diosas afligidas unas perras? A pesar de que sabía que no podía esperar nada diferente de Saroya, podría comenzar a ponerla en línea. —Te olvidas de que no tienes poderes. Así que por ahora, yo soy tu Dios. Dejar de presionarme, Saroya. —Le sostuvo la mirada. —No te gustara cuando te haga retroceder.
Capítulo 8 Saroya abrió los labios para maldecir a Lothaire y mandarlo a la superficie del sol, pero su mirada vaciló. Levantó su mano recién arreglada a su frente. Podía sentir a Elizabeth tratando de levantarse —como si la chica estuviera tratando de embestir las paredes que las separaban desde su interior. Un recordatorio de lo mucho que necesitaba Saroya a este demonio. Por ahora. Controla tu ira, dile lo que quiere oír. —Lothaire, yo era una deidad del éter en primer lugar. No estoy acostumbrada a renunciar al control. Y ahora que he estado tanto tiempo oprimida y atrapada. Estoy segura de que alguien tan grandioso como tú apenas puede imaginarse lo bajo a lo que ha sido llevada, pero trataré. Inmediatamente, sintió un cambio en él. Sus palabras le habían afectado. —Yo lo entiendo, diosa. —Ahora con ternura curvo el dedo índice bajo su barbilla. —Pero en este asunto no me doblegaré. Él no puede mentir. Lo que significaba que realmente no cedería. —Entonces dejare todo esto, —ella onduló su gran masa de pelo —para tu placer. Sus ojos se oscurecieron con necesidad. —¿Y qué otra cosa podrías hacer para mi placer? Nada. Nunca jamás. Esa noche dejó que la besarla, ella apenas había ocultado lo repugnante que había encontrado ese apareamiento con él. Si no hubiera sido por su sangramiento, ¿seguramente se habría dado cuenta de su reacción? Sabía que no o él no se habría motivado tanto para asegurarse el Anillo de Sums para ella, si hubiera descubierto como de sexualmente repelente su Novia lo encontraba. ¿Cómo podría disimular ahora, si él se acercara en este momento? Reprimiendo un temblor, ronroneó: —Pronto lo verás. Pero por ahora, consentiré tu deseo por mi pelo.—Antes de que se levantara y girara sobre sus talones para llamar a la humana de vuelta, vio a sus ojos estrecharse con sospecha. Cuando la estilista comenzó a recortar centímetros escasos de su larga melena, Lothaire se sentó cerca, como si vigilara su seguridad. Observar este proceso, le pareció a la vez relajante y emocionante. Mientras el cepillo se deslizaba a través de su pelo, sus párpados se hicieron pesados, así que él se inclinó hacia delante, avanzando lentamente hacia el borde de su silla. Era evidente que la necesitaba mucho más que a su trono. ¿Cómo podría posponerlo, posiblemente, por un mes? ¿Tal vez desviando su atención hacia otra? Encontrar una compañera de cama no sería difícil para él. Incluso ella podía admitir lo apuesto que se veía en su ropa hecha a la medida. Su pelo rubio era bastante largo estaba limpio de sangre y con un estilo aparentemente descuidado al aire con un resultado totalmente decadente. Llevaba gafas de sol para ocultar sus ojos y un abrigo largo para cubrir su reacción física a ella. Ambos le daban un aspecto aún más pícaro. Especialmente con la barba dorada oscureciendo su mandíbula, esta había sido congelada para siempre con él, él podría afeitar su rostro, pero pronto volvería a la misma longitud. Las mujeres y los hombres aquí lo codiciaban con tanta intensidad, que ella podía sentir su deseo. El debería llevarse a uno o a todos ellos a la cama. Me encargare de ello. Una vez que la estilista termino, Saroya se miró en el espejo, desdeñando el resultado, pero ¿qué podía esperar, teniendo en cuenta las limitaciones de Lothaire?
Los rizos suaves, que fluían la hacían parecer más joven, más inocente. Menos poderosa. A pesar de que detestaba el sexo, sumaba un punto al verse sexualmente receptiva —una ilusión de conveniencia, como la utilizada por una Venus Atrapamoscas. Saroya disfrutaba de atraer a sus víctimas con la promesa de cumplir sus sueños más salvajes, sólo para entregarlos a sus peores pesadillas. Se deleitaba imaginando cada uno de sus últimos y lamentables pensamientos: yo creía que me deseabas. Con voz raposa, Lothaire le dijo, —Estoy muy contento. Saroya le comunico: —Entonces, supongo que la mortal puede vivir. La mujer pensó que estaba bromeando y se rió, pero se quedó en silencio al ver la expresión impasible de Saroya. Entonces Lothaire comenzó a sacar a la humana de su apartamento apurándola, antes de que Saroya pudiera asegurarse de que fuera una compañera de cama para él. Sin duda, él creía que su novia no se opondría a eso de todos modos, ellos podrían comenzar a complacerse el uno al otro de otros modos. Cuando estuvieron solos, él se trazo de nuevo, alcanzándola —justo en ese momento, el estómago de ella gruñó. Dejó caer la mano. —¿No has comido durante todo el día? Otro ruido. Exhaló, parecía de mala gana divertido, como si encontrara ese rasgo humano muy pintoresco. — Tengo una comida preparada por ti. —¿Comer alimentos de los mortales?—Solo de pensarlo, crecieron sus náuseas. —Me rehusó. —No te puedes rehusar. —Comeré en cuanto tú lo hagas. —Los vampiros podían comer fácilmente como un mortal y podían beber sangre, pero él estaba igualmente de indispuestos. —Saroya, tú sabes que eso no pasara. —Me alimentaré, cuando pueda beber sangre una vez más. Lo extraño febrilmente. —¿No lo tolera tú estómago ahora? Ella sacudió la cabeza. —Lo intenté con Elizabeth. A la primera señal de náuseas, retrocedí a segundo plano, feliz ante la idea de que despertaría y vomitaría baldes de sangre —Las pequeñas cosas de la vida... —Y después de obligarla a estar latente ¿entonces qué? Tendría que alimentar este cuerpo humano hasta que pueda convertirlo en un vampiro. —Repitiendo sus palabras, dijo, —En esto, no me doblegaré. Dejemos a Elizabeth alimentarse. —¿Quieres que ella se levantarse de vez en cuando? De que otra manera esperaría Saroya comer —y apaciguar su lujuria.—¿Puedes mantenerla prisionera aquí, cuando te alejes? ¿Tener un guardia para proteger el cuerpo de La Dorada mientras buscas el anillo? Con el ceño fruncido, la mente compleja de Lothaire ya estaba trabajando en los detalles. Lothaire podía tener los impulsos de un primate, pero su mente la impresionaba. él dijo —Este apartamento está protegido de cualquier intruso y de fugas. Está escondido para cualquier ser en el Lore. —¿Cómo? —Conozco algunas de las viejas maneras, —dijo. —He usado un hechizo Druida para crear una frontera invisible en todo el apartamento. Incluso La Dorada no podría traspasar esa frontera. —Entonces, ¿dónde está el bloqueo?—En algún sitio de esta vivienda él inscribió, grabo o pinto símbolos —o
algún tipo de código. Sería prudente saber dónde —así como conocer el código para revertirlo y volver a activarlo. —Está dentro de mi habitación. —Previendo su pregunta, dijo: —La combinación se actualiza durante todo el día, sólo en caso de que un talentoso adivino pueda adivinar su existencia. Ella dejo de mentir, por ahora. —Excelente, Vampiro. —Estaba segura de que Lothaire había tomado precauciones, decididamente convencido de mantenerla a salvo, para regresarla a su antigua gloria. Después de todo, estaba destinado a ella para siempre. Sí ella estaba segura. Lo suficiente como para rehusarse a regodearse en este débil cascaron mortal más tiempo del necesario. —Entonces puedes tratar con Elizabeth. ¿Y tal vez hacerle agregar algo más de carne? Lothaire, si pudiera confiar en ti para eso, podría dormir hasta mi conversión, edificando mi fuerza. —Ella necesitaba dormir para dominar Elizabeth a su voluntad. —¿Dormir todo el tiempo? —Él no podía creerlo. —¡Te dije que podría tomarme un mes! ¿Que se supone haré sin mi mujer durante ese tiempo? ¡Animal en celo! —Un mes es igual a un segundo para mí, apenas una reposición de descanso. Y tú has tenido tanto tiempo. ¡Además, no deberías tener tiempo para una mujer, porque debes de estar trabajando sin descanso para encontrar ese anillo! Lo veía luchando para controlar su temperamento. —Las circunstancias son diferentes ahora. Mis necesidades son fuertes, y mi mente se aprovecha de ello. No puedo darme el lujo de perder mi concentración. —Muy bien. Intentaré levantarme mañana por la noche, —mintió. —No lo intentes, diosa. —Él agarró su muñeca, forzando la palma de su mano hacia su erección palpitante. —Soy un hombre sangrado. Tendré a otra para liberarme de este dolor. Tú o una extraña. Decide. Saroya tiró hacia atrás la mano, separando sus labios para decirle que se fuera con una extraña. Pero entonces cayó en cuenta del tiempo que perdería al buscarse una compañera de cama y eso lo alejaría de su búsqueda y que sus aventuras con otra limitaría el tiempo en que seguiría en este cuerpo. Cosa que no iba a hacer. No con La Dorada en el cuadro. Una idea surgió. ¿Por qué no dejaba que Elizabeth soportara su lujuria primitiva? —Te puedes saciar con Elizabeth. —Por lo menos, hasta cierto punto. Saroya no quería que su templo favorito fuera profanado con los descendientes de Lothaire. —Saciarme con una humana, —escupió con disgusto. —¿Con esa humana? —Te dejaré usarla a tu voluntad. Sólo tienes que guardar tu reclamo para mí y además ¡no estropees su piel con tus mordidas! —Tú pides mucho de mí, mujer. Hora de acariciar su ego. —Esto no es más que algo temporal, mi rey. Sólo quiero ser tuya en todos los sentidos, para gobernar a la Horda a tu lado. Eres un hombre grande y poderoso. Tú te mereces una reina que se iguale a ti, Lothaire. —Hizo un esfuerzo para deslizar su mano por su pecho. —Imagina una eternidad de derramamiento de sangre en conjunto, cazando juntos, conquistando juntos... Sabía que él había soñado durante mucho tiempo con estas cosas para ser impasible. La necesidad de Lothaire de gobernar sobre sus hermanos, no era meramente obsesiva —era patológica. Esto encajaba dentro de sus planes. El resto del tiempo, se esforzaría por alcanzar la divinidad, pero por el momento, estaba dispuesta a aceptar gobernar un reino de criaturas que vivirían en la forma que ella había establecido… Alimentándose de otros, reclamando la noche como su propio dominio.
Por supuesto, en última instancia, ella sería gobernante supremo de estas criaturas, y Lothaire sería su consorte adulador. —Como tu reina pondré la corona sobre tu rubia cabeza y nos regocijaremos, cuando todos los seres de la noche tiemblan ante ti. Sus cejas se juntaron, su anhelo era casi palpable. —Pronto, mi rey —murmuró, justo antes de que una nueva ola de vértigo se apoderara de ella. Se trasladó a la orilla de la cama, hundiéndose. Él sacudió su cabeza con fuerza, ordenándole, —lucha con ella ahora. Quédate conmigo. —La chica ya viene.—Saroya irritada se quitó los tacones de aguja de una patada. —No hay nada que yo pueda hacer, Lothaire. ¡Sólo úsala! —¡Blyad! No sabes lo que estás diciendo. ¡Te levantaras mañana por la noche, diosa o sufrirás mi ira! Sus párpados se cerraron y la negrura se apoderó de ella.
Capítulo 9 Ellie se despertó con una inhalación desesperada. Cada vez que se levantaba se parecía a luchar por un largo camino en un túnel negro, sin sonidos roto solamente por un torrente de ímpetu. Ahora, ella sacudía la cabeza alrededor, al verse en una habitación oscura encima de las más suaves sabanas que jamás se hubiera imaginado. No estoy en prisión — Los recuerdos de la tarde regresaron de golpe como el choque de una ola. Lothaire tenía su boca caliente contra su cuello. Sus colmillos barriendo sobre su piel por sangre. Su lengua serpenteando por las gotas. Se estremeció. Él había probado su sangre. Oh, mi Señor, los vampiros existen. Una posesión demoniaca no debería de saltar en una muchacha de los Apalaches, el hogar de los manipuladores de serpientes, hablantes de lenguas y del legendario Mothman11. Pero la idea de un vampiro bebedor de sangre, había torcido su mundo entero. Y si eso era cierto, entonces no tenía ninguna razón para no creer que Saroya era una deidad. Ellie se echó el brazo sobre la cara, gimiendo en la miseria, —Oh, Dios. 11 N.de.T: El Hombre polilla o Mothman* es un ser críptido, denominado en español "hombre—polilla", cuya aparición, según la leyenda en Estados Unidos, suele estar asociada con futuras catástrofes personales o generales —No soy el dios al que te refieres, —entonó Lothaire desde una esquina oscura. —Aunque para ti, podría serlo. Ella se puso de pie en la cama de un tirón, entrecerrando los ojos en la oscuridad. Sus ojos rojos brillaban desde las sombras como brasas. —¡Tú!—su pesadilla continuaba. Adaptándose, ya que afuera era de noche. Las cortinas estaban echadas hacia atrás, una brisa fría sopló y entre abrió las puertas francesas. El horizonte brillaba en la distancia. Otro día de tiempo perdido, pero supuso que ahora todo su tiempo era prestado. Luego se evaluó el cuerpo. ¿No había sangre? Estaba vestida con un vestido de seda casi indecente, con pulseras y anillos adornándola. Uñas largas de color rojo en las puntas de sus dedos. ¿Sin piel incrusta debajo de ellas? Saroya siempre la dejaba en escenas horrorosas. Entonces, ¿dónde estaban los cadáveres? —¿Saroya... me hizo matar mientras estaba inconsciente? —No. Ellie exhaló con alivio. —Mi Novia estaba cansada también, así que se fue temprano a la cama. —Desde que Ellie lo vio por última vez, él se había lavado y limpiado la sangre, se había cambiado a un pantalón negro con botones. —Pero siempre hay un mañana. —Si tu objetivo es hacerme miserable, considera esa misión cumplida. —Ella siempre despertaba de los apagones agotada y hambrienta. Incluso si no estaba cubierta de sangre, se sentía sucia y utilizada. —Entonces, ¿De qué me perdí? —Ella se golpeó la frente con la palma de su mano. —Oh, sí, lo último que recuerdo, es que eres un vampiro. —Lo soy. —Él la veía de otra manera. ¿Pero por qué? ¿Cómo podía estudiar a una persona cuando estaba fuera del escenario por medio de sus interacciones? No podía tener una idea de su estado de ánimo tampoco. El no parecía furioso o que se volvería loco en algún momento, solo estaba ensimismado en una completa calma. Como un depredador.
Ella tragó. —¿Bebiste más de mi sangre mientras estaba dormida? En un tono sarcástico, dijo, —De alguna manera me contuve. El alivio la hizo valiente, y le espetó: —Sé sarcástico todo lo que quieras, señor, pero estabas lamiendo de mis venas como un hijo de puta, antes de que fuera pateada sobre mis pies. —Y te estaba gustado eso. Estabas gimiendo y frotándote contra mí. Apartó la mirada avergonzada. Porque lo que decía era cierto. El placer que había sentido había sido desconcertante… —¿Realmente no recuerdas nada del resto de la tarde? Ella sacudió la cabeza bruscamente. —¿Cómo de enloquecedor debe de ser, no tener ningún control sobre tu cuerpo? Si odias tanto esto, entonces ¿por qué te levantas una y otra vez? —Porque este es mi cuerpo. —Ella golpeó su pecho casi al descubierto, y los brazaletes sonaron en sus muñecas. —¡Mío! —Incorrecto. He puesto mi reclamo sobre el mismo. Y pronto lo abandonaras para cedérselo a otra mujer. ¡Él iba a echar fuera su alma! Ellie recordó que se había sentido derrotada cuando él, había amenazado a su madre y su hermano —hasta que se dio cuenta de que aún le quedaba una jugada. Si pudiera llegar a un teléfono, podía hacer que su familia se ocultara. Entonces el vampiro no tendría ninguna influencia sobre ella. Ellie podría sacarse fuera —y a Saroya con ella. Este mapache no está jerarquerizado aún… —Si tú estás dispuesta a morir por esto, entonces ¿por qué no te retiras y le permites gobernar?—le preguntó. —Tendrías simplemente que dormirte dentro de tu forma física, sin más dolor, ni miedo. No habría necesidad de que me deshaga de tu alma. —Yo estaba dispuesta a morir para eliminar a un asesino que mata hombres buenos. No para darle un libre con—tú—permiso. —Añadió lo último algo ausente, tenía la sensación de que algo no estaba bien en su cuerpo. —No continúes peleando conmigo, Elizabeth. Cualquiera que cruce espadas conmigo pierde. Es simplemente un hecho. —¿Huh?—Algo definitivamente estaba mal en la parte baja. Con creciente irritación, dijo, —cruzando espadas. ¿Estás perdiendo... —Sí, bueno, tal vez sea porque nunca has conocido a nadie como yo. Soy más terca que cualquiera que te hayas encontrado. —Una declaración ridícula, de una muchacha ignorante. Soy miles de años más viejo. He conocido a millones de personas. —¿Miles? ¡Eso es antiguo! —Exclamó. —¿Así que los chupasangre son inmortales? —Te daré un momento para abrigar tu mente endeble alrededor de este asunto. —Demasiado considerado de tu parte. Pero no importa. Soy aún más terca de cabeza que nadie. Y puedo ser más obstinada que una montaña. Es mi naturaleza. —¡Maldición! ¿Por qué sentía tan raro entre sus piernas? Lothaire abrió la boca para decir algo, pero ella lo interrumpió. —Tengo que usar el baño. El resopló con irritación y apuntó hacia un pasillo. —Por allí. Ellie se levantó de la cama, haciendo una mueca hacia sus pies adoloridos con pedicura. Un par de tacones de aguja estaba en ángulo sobre el suelo. ¿Tacones, Saroya? Eso es cruel. Crece, Ellie había ido descalza unos buenos siete meses de cada año. En
prisión, había usado flip—flops12 Los zapatos le eran extraños, los tacones una tortura. Por un pasillo largo, vio el cuarto de baño. El interior era amplio. Un piso de mármol relucía, los contenedores hacían juego. Toallas afelpadas muy bonitas, para usarse, estaban colgadas de un perchero con calefacción. Cuando se dio la vuelta para examinarse en el espejo de pared a pared, se quedó sin aliento ante su reflejo. El vestido negro que llevaba era de la más fina seda, pero este se sumergía hasta hacer que su ombligo fuera visible. Sus pechos estaban 12 Sandalias de goma casi expuestos y a punto de salirse, la delgada tela claramente definía lo poco que cubría. Estar expuesta así hubiera sido demasiado vergonzoso para ella, pero la prisión —y la ducha comunal—habían perforado cualquier atisbo de pudor que una vez había poseído. Tenía un corte de pelo nuevo y elegante, manicura y pedicura, pero las capas de maquillaje cubrían su rostro. Sus labios eran de color rojo brillante, sus ojos matizados con sombras llamativas. Parecía una versión de estrella—porno de sí misma. El maquillaje ocultaba el rasguño que el vampiro le había hecho. Se examinó el cuello y el pecho en busca de más mordeduras, no encontrando ninguna. Por lo que él le había dicho la verdad. Teniendo en cuenta la manera en que antes había lamido ese flujo de sangre, había pensado que seguramente él mordería a Saroya y terminaría el trabajo. A sí que ¿por qué se abstuvo? ¿Saroya le había dado a Lothaire su virginidad en cambio? ¡Para todo lo que Saroya amaba asesinar a los hombres, nunca había disfrutado de uno! Ellie levantó el dobladillo del vestido y gritó. Saroya le había hecho una depilación con cera — completa. —¿Qué carajo?—Estaba calva como una bola de billar. —¿Quién hizo esto?—Su cara se calentó. La desnudez era tan descaradamente sexual. Sin duda Lothaire la había desflorado hoy. Se sentó en el inodoro, sintiendo la sensación con total naturalidad, con cuidado sondeo por dentro. Ningún dolor. Su virginidad intacta. ¿Así que no había habido sexo y ni mordeduras? ¿Los vampiros tendrían sexo? Entonces recordó cuando había lamido su sangre. Sus ojos se ensancharon. —¡Oh!—Él tenido una erección, la habría molido contra su espalda. Tal vez Psico—Saroya se había negado. Si era una diosa, entonces tal vez pensaba que el sexo estaba por debajo de ella. ¿Entonces por qué la depilación con cera? Ellie vació su vejiga, se lavó las manos, luego se dirigió de nuevo hacia el milenario inmortal que esperaba por ella. La habitación ahora estaba iluminada. Lámparas empotradas lanzaban un resplandor luminoso. Una vez que sus ojos se acostumbraron, el rostro de él atrajo su atención y dio un paso vacilante. La primera noche que lo había visto, estaba demasiado petrificada para registrar mucho de su aspecto, ¡solo sus ojos rojos demoniacos! Entonces, el día de hoy, había estado todo cubierto de sangre. ¿Ahora? Querido Dios, él estaba... muy bien. Todos sus rasgos cincelados y el pelo rubio alborotado. Incluso sus ojos espeluznantes no podían quitarle merito a su rostro, sólo le hacían parecer una especie de ángel caído.
Una vez que pudo apartar la mirada de él, notó otros detalles —como el tamaño de la habitación. —Si solo no fuera tan agobiante —murmuró, sorprendida por la altura del techo. Decorada en tonos crema, la habitación era tan espaciosa que se dividida en un estudio, con un área para sentarse y dormir. El mobiliario era tan lujoso, que temía tocarlo. Sin embargo, el colchón king size estaban directamente en el suelo —¿Tienes algo en contra de las camas? —A los vampiros les gusta dormir lo más cerca posible del suelo. —Pero no estamos en la planta baja. —A veinticinco pisos de eso. También disfruto teniendo el penthouse. ¡Ella nunca había estado por encima de tres pisos antes! Vio un enorme parque más allá del balcón. — ¿Eso es… Central Park? —¿Y qué con eso? Ella salió corriendo hacia afuera. Mira las bonitas luces. Mejor que en televisión Cuando llegó al barandal del balcón, fue disparada hacia atrás como si se hubiera topado con un muro invisible. Justo cuando estaba a punto de aterrizar sobre su culo, Lothaire se apoderó de sus costados, sosteniéndola en posición vertical. Él la puso sobre sus pies, pero se mantuvo cerca de ella. En su oído, dijo, —Místicamente protegido, recuérdalo. —Él agarró su muñeca y la obligó a tocar la barrera invisible. Los labios de ella se separaron cuando sintió la energía presionando contra su mano. —No puedes salir de estas instalaciones de ningún modo a menos que seas escoltada por mí. —La soltó, pero no se alejó. —De una cárcel a otra. —Precisamente, —murmuró, poniendo sus manos sobre sus caderas. Se quedó inmóvil, sin saber qué hacer. Probablemente le aparecían a todo el mundo, como amantes observando el horizonte, en vez de un vampiro y su cautiva. Su piel se erizó con la conciencia de eso. Al final, él la giro para afrontarlo. Pagaría para saber lo qué está pensando. —¿Cómo te mueves tan rápido? —No me muevo rápido. Tú, mortal, te mueves despacio. —¿Había bajado la mirada al revelador escote en V de su vestido? —¿Y cómo desapareces y apareces? —Eso se llama trazarse —es como los vampiros viajan. —Él frunció el ceño, dejando caer sus manos. —Ha pasado mucho tiempo desde que hable con alguien que sabe tan poco acerca de nuestro mundo. Por increíble que parezca, es aún menos lo que se sobre el tuyo. Él comenzó a regresar de nuevo a la habitación, diciendo por encima del hombro: —Ven. Se encontró con sus talones escarbando el lugar. Lo único que la hacía sostenerse a su obstinación como a una vela, era su terca incapacidad para recibir órdenes. —¿Realmente piensas que me eres mi dueño? La miró con una mirada suave. —Sí. ¡Lo odio! —¡Así que antes, cuando estabas a punto de hacer algo y me informabas cómo iban a ser las cosas, tú básicamente me estabas diciendo que voy a ser una esclava hasta el final de mis días! —Textualmente. —Empezó a rodearla de una manera extraña, merodeando misteriosamente, cosa que la asustó y sacó el infierno fuera de ella. Por lo que levantó la barbilla. —¿Y dónde exactamente vas a enviar mi alma? —¿Enviarla? Hmm. Aún no sé donde van las almas después de esta existencia. —Dando vueltas, dando vueltas. —Mi única preocupación es que la tuya se haya ido de tu cuerpo.
—Si no es que acabo conmigo antes, entonces. —No lo harás. Usaré tu debilidad “tu amor por tu familia” para asegurarme de que no te dañes a ti misma. —¿Eres realmente el tipo de hombre que mataría a una mujer indefensa y a un niño?—Ella le exigió, a pesar de todo en este hombre gritaba que lo era. Lothaire le sostuvo la mira y respondió: —Lo haré sin vacilar para conseguir lo que quiero. Lo haré con placer si sigues desafiándome. Es un animal... entonces es mejor tratarlo como uno, Ellie. No muestres ningún temor. —Ruégame por sus vidas ahora, Elizabeth. Suplica por ellos. Con más valentía de lo que alguna vez había fingido, le dijo: —Me odiarías peor de lo que ya lo haces. Así que hare algo mejor. Negociare contigo. —¿Negociar?, —Repitió, parecía intrigado. Luego su expresión se cerró. —Sólo los que tienen poder pueden negociar. Tú no tienes ninguno. —Ahí es donde te equivocas. He evitado que Saroya se levante una o dos veces en el pasado. Me armarme de valor en contra de ella aún más. No dormiré o comeré. Pensaré nada más en la forma de enterrarla profundamente en el interior, que no verá jamás la luz del día. —Ellie pensó que estaría furioso por eso. En su lugar, se vio de nuevo intrigado. —Me gusta un buen negocio. Sin embargo, también disfruto haciendo rogar a mis enemigos. —Me necesitas viva, pero necesitas más que eso. Necesitaras de mi cooperación. Así que, ¿qué tenias planeado para mí después de que consiguieras que te suplicara? —Había planeado una comida, para. Entrecerró los ojos hacia él. —Por supuesto que tengo hambre, Lothaire. Podría comerme un caballo ahora mismo. ¿Ves como fácilmente podemos estar juntos? Él le pElliezcó la barbilla, duro. —Ten cuidado pequeña mascota. Si juegas conmigo, no te gustará cuando me una al juego.—Inclino cabeza hacia ella. —Y por esta posibilidad, ¿qué quieres a cambio? —No dejarás que Saroya mate. Después considerarlo un momento, dijo, —¿Hasta que te hayas ido? Estuvo de acuerdo. Y obedecerás mis órdenes, sin cuestionar, o tú castigo equivale al fin de tú familia. Trata de evitar que Saroya se levante o dáñate a ti misma de alguna manera y tal vez arranques sus cabezas de sus cuellos con tus propias manos. ¿Me entiendes, Elizabeth? —E… entiendo. —Entonces ella agregó: —Entiendo que toda mi familia está a salvo de ti y de cualquier persona que trabaje contigo, siempre y cuando coopere. Él arqueó una ceja, como si se sorprendiera por su temeridad. Ella sospechaba que era una novedad para él. Entonces, ¿qué pasaría cuando la novedad desapareciera? —Me preguntaba si estabas loca. Ahora he decidido que debes estarlo y mucho. —Se dio media vuelta y avanzo hacia otra habitación. — Sígueme. Después de haber tenido una especie de victoria, ella lo siguió. A cada paso, se encontraba con más ejemplos de su riqueza, lujos como nunca había imaginado —arte, alfombras orientales, aparatos electrónicos novedosos. Pero ni un solo teléfono o computadora. Este lugar era un paraíso en comparación a la cárcel. El aire era más seco aquí, no estaba cargado de humedad. Mientras que en su sala llegaba el olor de orina y maza, aquí todo olía a nuevo. El apartamento tenía dos alas con extensas terrazas entre ellos. Incluso una de las terrazas, tenía una piscina.
Un paraíso en comparación a cualquier parte. —¿Cuántas habitaciones hay en este lugar? —Más de una docena a lo largo de los tres pisos. —¿Vives solo? —A partir de hoy, vivo con Saroya y una prisionera temporal. Entonces, un pensamiento la golpeo. —¿Estamos a punto de comer juntos? —¿No querrás verme beber, ni cenar? Nunca había sido escrupulosa con la sangre, había cazado ciervos con su tío toda la vida, eventualmente guiaba partidas de caza como negocio propio. Entonces, los crímenes de Saroya habían endurecido a Ellie aún más. Por no mencionar cuando la perra había bebido baldes de sangre… Pero Ellie no había negociado que Lothaire no pudiera matar o que no podía beber de ella. —La sangre en sí misma no es un problema. Estoy más interesada de en donde la consigues. —De una jarra en el refrigerador por lo general. Esta noche, comerás sola. Estoy aquí sólo para asegurarme de que ganes peso. Para rellenar más tus curvas. Saroya te encuentra carente de ellas. ¡No había nada de malo con sus curvas! —Entonces tal vez ustedes debieron de secuestrar a una chica regordeta, una que ya estuviera confeccionada y cumpliera con sus requisitos. Él apareció a su lado en un instante, su mano se cerró sobre uno de sus codos. —Tú eres mía. Tu cuerpo es mío por derecho. Tú eres de mi propiedad. Cuanto antes lo aceptes, mejor será para ti. Ella trató de liberarse, pero su control era como el de una tenaza. —¡Tú eres el que está loco! —¿Deberé volver con la cabeza de tu madre? Tal vez la sitúe como centro de mesa. —¡Todavía estoy cooperando! —¡Era la persona más espantosa que jamás se había encontrado! No había nadie en las montañas backcountry o incluso en el pabellón de la muerte con quien pudiera compararlo. Su sonrisa se profundizó. —¿Y quién es tu dueño? ¡Di las palabras! ¡Se obligó a decir! —Tú…lo eres.
Capítulo 10 —Siéntate—Lothaire indico el comedor. Encima de la extensa mesa había platos, cubiertos de plata y dos lugares puestos con suficientes utensilios para confundir a la chica. Elizabeth miró a su alrededor —¿Quién cocinó esto? —Un chef vino antes—dijo Lothaire eventualmente sorprendido, por su prolongada lucidez. Antes de que Elizabeth despertara, había observado la subida y la caída de su pecho, con los párpados cada vez más pesados. —¿Cómo logró el cocinero atravesar el campo de fuerza?—Preguntó —Pensé que era impenetrable.” —Lo es —En teoría, el límite nunca podría ser roto, protegiéndola contra las legiones de inmortales que darían cualquier cosa por matarla o capturarla, sólo para castigar o presionar a Lothaire. Si es que podían encontrar este lugar. Pero Lothaire no correría ningún riesgo. En su larga vida, había encontrado que cada vez que uno describía algo en el Lore, como siempre o nunca ocurre, el destino usualmente le demostraba que estaba equivocado. —Puedo abrirlo a voluntad, por supuesto.” Cuando ella escogió el asiento al final del lado derecho, le espetó: —¡Ah—ah! Ese no. Tú no te sientas allí.” Él no había tenido control sobre la puta mortal de Stefanovich en aquellos años, pero ahora, en su propia casa, haría las reglas para esta humana. —De acuerdo, de acuerdo—Se trasladó a otro sitio y tomo asiento. —Continua. Con una mirada hostil, ella desenrolló la servilleta y la colocó sobre su regazo, entonces con la cuchara sirvió porciones en su plato. Cuando empezó a comer, tomo delicados bocados de diferentes platillos, él notó que su comportamiento en la mesa no era tan tosco como él había esperado. Ella escogió ese momento para levantar un bocado de foie gras, (paté) dejándolo caer en su plato con un plaf. —¿Qué es esto? —No es la comida provinciana a la que estás acostumbrada, pero tendrás que comerla —Estoy llena. Su plato apenas había sido tocado. —Come, más. Cuando ella empezó a mordisquear el aderezo, él dijo —Eso es perejil.” —La única cosa que reconocí. —Come de todo lo demás. Después de una pausa consiguió tomar otras viseras, cortó una suculenta cola de langosta, le dio un mordisco vacilante, entonces furtivamente la escupió en su servilleta. Dos cosas lo golpearon. Ella nunca había tomado langosta y a la tonta descarada no le gustaba. Incluso él recordaba el sabor de esta. Con el salmón no le fue mejor. Pronto había más comida en la servilleta que en su estómago. —La comida huele delicioso, o al menos lo haría para un ser humano —dijo —Especialmente para una que podría comerse un caballo ¿Estas desafiándome una vez más? —Nací y me críe en una montaña. Luego fui a prisión. Nunca he comido de esta manera. Mariscos lujosos como estos. Si querías que comiera pescado, este debería venir en una bolsa de Long John Silver13. Ah, sólo es eso. —Entonces, come el pan. 13 N de T: Tienda de comida rápida. Ella comenzó a untar un rollo de hojaldre. —¿Saroya realmente quiere subir de peso?—Cuando él
asintió, dijo —¿Y tú estás abordo? Él pensó que estaba hermosa ahora, casi irresistible, pero no tenía ninguna preferencia en particular. Más carne significaba más de lo que ya le gustaba. Y Saroya sería la única que habitaría el cuerpo por toda la eternidad. —Si mi novia lo quiere, entonces estoy de acuerdo”. —Bieeen, pero no digas que no te lo advertí, porque demasiado pan y mi trasero obtendrá proporciones enormes —Ella dio un mordisco. —Tomo nota —Hablas gracioso. ¿Tú acento es europeo? Rodo los ojos. —Es ruso. —¡Espera! ¿Dijiste novia?—Farfulló Elizabeth. —¿Estás casado con ella?
El vampiro exhalado impaciente, sentado a la cabecera de la mesa. —El matrimonio no es necesario para mi clase. Nuestro vínculo es mucho más fuerte. —¿Cómo qué? —Una Novia es la compañera de un vampiro, la única hembra que significa todo para él. Saroya es mía. Ellie procesó esa información —mente abierta— entonces le preguntó —¿Cómo sabes que es ella? Él inclinó la cabeza de esa manera evaluándola, como si estuviera considerando los pros y los contras de responderle. —Ella me sangró—Ante su mirada interrogativa, dijo —Cada vampiro adulto macho camina como un muerto en vida hasta que encuentra a su compañera y ella lo sangra, lo trae de vuelta a la vida. Saroya hizo que mi corazón volviera a latir, hizo que mis pulmones inhalaron aliento —En un tono ronco, añadió. —Entre otras cosas. —¿Cómo sabes que no fui yo quién… te sangró? Un músculo palpito en su mandíbula. —Porque el destino no podría despreciarme tan indeciblemente. Buscaría el sol de mediodía si fuera emparejado con alguien como tú. —Como yo—repitió ella con suavidad. Se habían burlado de ella demasiado a menudo durante su vida para sentirse ofendida. Su piel era tan gruesa como una armadura. —Sí, como tú. Una ignorante, mortal cajera de Kmart14. —tomó el cuchillo más afilado de sus cubiertos, distraídamente lo giró entre su pulgar izquierdo y dedo índice. —¿Kmart? Tendría que haber tenido mucha suerte. Esos puestos de trabajo eran difíciles de conseguir. Trabajaba en la tienda de provisiones de mi tío. —Entonces eres incluso peor. Una aprendiz de cajera con aspiraciones a Kmart. —Aún mejor que un demonio. —Saroya no es un demonio—rechino. —Yo no tendría uno de ellos tampoco. —Oh, es cierto, ella es una diosa. Y tú eres un vampiro. Supongo que los Pookas15 son reales, también. ¿Y los cambia formas?—Entonces sus ojos se abrieron. —¿El Mothman es real? En las Virginias, todo el mundo había oído hablar de ese ser alado demoniaco, con orbes rojos por ojos. Continuaba habiendo avistamientos incompletos de lo que volaba entre la penumbra y el polvo de carbón. El sheriff que apreso a Ellie había bromeado con los demás que podían haber tenido un avistamiento del Mothman la noche de su detención, un encuentro entretenido sobre la aislada Montaña Peirce. —Todo lo que has soñado es real —dijo Lothaire. —Cada criatura que crees un mito. Nosotros llamamos a nuestro mundo Lore. Y para que conste, Mothman es un pusilánime.
14 N de T: cadena de supermercado con sede en E.U 15 N de T: Duendes pequeños y deformes más temidos en Irlanda, el disfraz con el que aparen con mayor frecuencia es el de un caballo oscuro, aunque dependiendo de la zona toman otra apariencia, un ogro enorme peludo, un águila con una envergadura enorme o un chivo negro con cuernos retorcidos. Sus labios se separaron al oír eso —¿Cómo es que los de tu clase no se muestran a los seres humanos? —Somos castigados cuando innecesariamente nos revelamos como inmortales. —Así que todos estos " mitos" ¿están afuera caminando en secreto por las calles? —Y gestionando gobiernos, protagonizando películas, infiltrándose en las monarquías humanas. Tú especie es notoriamente débil y distraída en comparación con los Loreans, por lo que vagamos libremente sobre la tierra, los dioses caminan entre tu gente. Un pensamiento horrible se le ocurrió. —Si tú has bebido mi sangre, ¿me convertiré en un vampiro también?—Di que no, di que no, di que no. El exhaló. —Si fuera tan simple. —¡Gracias a Dios! Al vampiro no le gusto eso en lo absoluto. La tensión vibraba de él. Apretó la punta del cuchillo que tenía contra la yema de su pulgar derecho, girándolo hasta que la sangre empezó a gotear. El silencio reino. —¿Lothaire? Él no respondió, gota, gota… Ella jugueteo con la servilleta. La tranquilidad poco familiar aumento su nerviosismo. La cárcel había sido un continuo asalto para sus oídos. Durante el día, los presos golpeaban los barrotes, los guardias pisoteaban los escalones de acero al subir y bajar. Sonaba como un desordenado cajón de utensilios siendo abierto y cerrado de golpe, repetidamente. Por la noche, misteriosos gemidos tanto de placer como de dolor resonaban en el pabellón. Alaridos descontrolados. Al asesino serial al otro lado del corredor le gustaba silbarle en la oscuridad… Finalmente Lothaire chirrió —He tenido mortales que me rogaron por convertirlos. La mayoría de los seres humanos daría cualquier cosa por ser inmortales. Es considerado un regalo inestimable. Miró en otra dirección, a pesar de su nueva herida. —No me gustaría eso. —¿Nunca enfermar, nunca envejecer? Ellie tenía un talento innato para la empatía, para ponerse a sí misma en los zapatos del otro. Ahora se imaginaba lo que sería vivir miles de años, como Lothaire aparentemente había hecho. ¿Cómo podría disfrutar cada día de su vida cuando el suministro de de ellos era ilimitado? ¿Cómo podría experimentar asombro o entusiasmo? —Todo lo que podía pensar es que sería agotador. ¿Una expresión sombría había cruzado su rostro? —Entonces, si no me convertiré en un vampiro —dijo Ellie —y no es tan fácil de hacer, ¿cómo estarán tú y Saroya juntos? —Busco un anillo que tiene el poder de transformarla en un vampiro. —¿Hacerla un vampiro? ¿En mi cuerpo? Si ella es una diosa, ¿por qué, esta escarbando en mí como una garrapata? Él simplemente la miró con esos ojos espeluznantes, girando el cuchillo mientras su sangre comenzaba a reunir sobre la superficie de la mesa. A pesar de que la aterraba, Ellie siguió adelante. —¿Por qué iba a estar dentro de mí, de una cajera? ¿Por qué debo creer que es una…
deidad? —Entiéndeme muchacha, yo no miento. Nunca. Fue condenada a una forma humana. —¿Quién la maldijo? ¿Por qué la puso en mí? Al ver que no tenía intención de responderle, dijo. —Mira, ustedes están recibiendo mi cuerpo en este acuerdo. Yo no estoy obteniendo nada. Dijiste que te gustaba un buen negocio ¿cierto? Debes reconocer que esto no es exactamente un intercambio justo. Te mataría que me dijeras ¿por qué ella necesita mi cuerpo? Sus ojos tenían una mirada lejana y profundizaban en color, diciéndole que su mente estaba a la deriva. ¿Disociación? Había visto la misma expresión esta mañana cuando él había fijado las pautas. Se le ocurrió entonces que este vampiro no era solamente malo. El Enemigo de lo Antiguo podría estar clínicamente loco.
—Otra diosa la maldijo a tomar una forma mortal —Lothaire finalmente dijo, luchando para frenar la locura de nuevo. Enfócate. —No sé por qué fuiste elegida. —¿Qué diosa? Saroya tenía una gemela, Lamia. Cada hermana obtenía su fuerza de la vida. Lamia de la creación y protección de esta, Saroya de sesgar y consumir almas. Cuando Saroya hizo una tentativa de más poder, matando indiscriminadamente y alterando el equilibrio, Lamia había unido fuerzas con otros dioses y maldijo a Saroya a experimentar la muerte una y otra vez como un ser humano. —La maldición de la mortalidad—murmuró. —¿Puede haber algo peor?—Bajó la mirada, sorprendido de encontrarse a si mismo enterrando la punta de un cuchillo en su pulgar. —Lothaire, ¿por qué fue maldecida? —Elizabeth continuo descuidadamente. Se lamió la herida que goteaba de nuevo. —Porque ella es como yo—Un ser insaciable de poder. — Ella vio una jugada más, y la tomó. —No entiendo. —Hazlo Coño, No me importa una mierda —Él estaba enfermo de que los otros actuaran como si estuviera pronunciado un disparate. Él mataba a la mayoría que elegía cuestionarlo. Pero no podía dañar a la humana ante él, a la hembra de firmes ojos grises midiéndolo. Clavó la mirada en ellos por un largo rato, sorprendido al encontrar que se sentía más equilibrado. —¿Cómo pudo una joven de los Backwoods alguna vez quedar atrapada en algo tan… poco probable? Sin romper el contacto visual, se reclinó en su silla. —Me pregunté eso a mí mismo continuamente desde el primer momento en que te vi. Después de todo, al principio, no tenía idea de que eras algo más que una simple humana, no tenía idea de cómo yo podría estar conectado a ti. ¿Por qué estaba conversando tan fácilmente con ella? ¿Tal vez porque él sabía que iba a llevarse sus secretos a la tumba? ¿Y pronto? Por alguna razón, las palabras parecían extraídas de él. —Imagina mi absoluta decepción hacia ti, mujer. Lothaire el Enemigo de lo Antiguo —el vampiro vivo más temido, hijo de un rey y nieto de otro—¿emparejado con una mortal? Mucho menos una mortal sin ninguna distinción. Estoy dando a entender que tú gente es peor que los campesinos. En lugar de indignación, la curiosidad iluminó su rostro. —Espera.
¿Yo vine primero? ¿No me encontraste gracias a ella? Oye, ¿estás diciendo que eres un príncipe? —Sí, campesinos— repitió lentamente. —Lo más bajo de lo bajo entre los humanos —Entonces él enuncio, —Excesivamente atrasados y vulgares montañeses. —He sido llamada peores cosas, señor —Con su cejas arqueadas, exhaló con impaciencia. — Contrabandista, destiladora clandestina, Elly May Clampett, madre de montaña, palurda, Salvaje Bessie, campesina sureña, basura de remolque, patán, y, más recientemente, condenada a muerte. —¿Ninguna referencias a la minería? Estoy decepcionado. La tristeza brilló en sus ojos expresivos. —Mi padre murió en un derrumbe en la mina. Desde entonces, ninguno de mis parientes trabaja bajo tierra. —¿Naturalmente, la gran malvada compañía de carbón fue la culpable? —Estoy segura que hay buenas empresas de carbón por ahí, Va—Co no es una de ellas. La minería se termino para nosotros. —Por lo que continuaran siendo extremadamente pobres. —Supongo que, la conclusión más acertada es que los insultos sólo duelen cuando vienen de alguien a quien respetas. —¿Entonces nadie te enseñó a respetar a tus superiores? —¿Crees que eres mejor que yo porque tú eres un príncipe?—¿Había sonado incrédula? —Soy un rey desplazado de dos facciones de vampiros. Ahora trabajo para reclamar mis tronos. — ¿Por qué estoy diciéndole esto? No le importaba un comino si lo respetaba. —En cuanto a lo otro, creo que soy mejor que tú porque eres demostrablemente mi inferior en todos los sentidos. Inteligencia, riqueza, salud, apariencia, linaje, ¿debo continuar? Ella agito la mano. —¿Cómo me encontraste? Obviamente eres rico, ¡oh, y de la realeza!, ¿por qué estarías en una de las zonas más pobres de América? Separó los labios para decirle que se callará, pero ella diligentemente tomó otro bocado de salmón, en realidad lo trago. —La llegada de mi Novia había sido pronosticada. Un oráculo predijo dónde y cuándo estaría. Pero no que seria —El mismo oráculo que le ayudaba ahora, una Fey llamada Hag. Echó un vistazo al plato de Elizabeth. Ella tomo otro bocado. —Te encontré cuando tenías catorce años, pero no provocaste mi sangrado —Había asumido que ella era demasiado joven. —Decidí entonces que nunca regresaría, caminaría como los muertos antes de estar eternamente vinculado a un criatura tan baja como tú. —Independientemente de que ella prometía ser físicamente hermosa. —Entonces, ¿por qué volviste? —Por pura curiosidad —Podría haber sido pura curiosidad, pero esto lo había atormentado, y había regresado tres veces más. Cuando tenía quince años, una mujer en ciernes, la había encontrado nadando una noche con un chico, con impaciencia explorando un beso con él. A los diecisiete años, había estado al borde de lo espectacular, con su piel bañada por el sol, los ojos muy claros, y características impactantes, sin embargo, todavía demasiado humilde para tentarle. Hasta un año después… —Justo cuando juré rechazarte por siempre, te encontré en el bosque en un improvisado altar, rodeada de cuerpos. La expresión de Elizabeth se endureció. —No era yo. Sino Saroya. —Sí, Saroya —suspiró. Cubierta de sangre de pies a cabeza, audaz y letal, ella me sangró inmediatamente. Ahora veía el pasado de Elizabeth, saboreando el recuerdo de esa noche…
Entre inexpertas inhalaciones, él preguntó —¿Quién eres? —Él sabía que la conciencia de la mortal había desaparecido, sintió la ausencia de Elizabeth. Ante él había otra entidad. —Soy Saroya, vampiro —Su acento había cambiado. —Tú diosa, atrapada en la mortalidad. Todos los vampiros sabían que Saroya había sido engañada en su alto plano y había sido maldecida por su hermana a vivir dentro de los seres humanos al azar, uno tras otro, experimentando en repetidas ocasiones su propia muerte a través de ellos. Si Lothaire había tenido alguna duda sobre su identidad, la había eliminado hablándole en ruso, en el acento real. No había manera de que una ignorante campesina de dieciocho años, conociese esa lengua. Y además, Lothaire se merecía una diosa. Él sabía que el destino no lo habría emparejado con ¡la humilde Elizabeth Peirce! Durante miles de años había buscado dominar a los vampiros de la Horda. ¿Cómo iban a negar su reclamo con Saroya, la protectora de los vampiros, como su reina? —¿Te he de sangrado?—Preguntó con sedosa amenaza. —Sí, soy Lothaire, tú hombre. —No tengo ningún hombre y no acepto un amo—le espetó ella. —¡Soy una diosa! —Eso es una vergüenza—respondió sin problemas, haciendo caso omiso de los latidos de su nuevo corazón y el endurecimiento insoportable de su eje, negándose al frenesí de su demanda, a hundir sus colmillos profundamente en su carne. —Porque eres mía, yo podría encontrar una manera de extinguir el alma humana, y luego hacer tú cuerpo inmortal. —¿Lothaire? —Ella estrecho sus ojos. —El antiguo, descendiente de dos líneas reales con un gran poder. Incluso yo he oído hablar de ti. —Y muy pronto tengo la intención de apoderarme de mis reinos. Y tendré a mi reina inmortal a mi lado. Ella se acercó más. —¿Tú me harías inmortal en este cuerpo? —Con el tiempo, podría encontrar una manera. Nada podría detenerme. —Sin embargo, ¿deseas aparearte conmigo ahora? Para completar el Blooding16. Cada vampiro tenía que experimentar su primera liberación tocando el cuerpo de su Novia. La mayoría de los vampiros sólo tomaban a sus hembras, pero Lothaire sabía que él no podría. Trazándose a pocos centímetros de ella, la tomó por la nuca con una mano temblorosa. —La única cosa más grande que mi necesidad es mi fortaleza. Tú forma mortal es demasiado frágil para que yo te reclamé. Pero debo finalizar esto. —Entonces no te daré este cuerpo hasta que destruyas el alma de Elizabeth y sea mío del todo. Por el momento, puedes tener tu alivio físico de algún modo… —¿Lothaire?—Elizabeth interrumpió sus pensamientos. Al recordar el interludio con Saroya, le lanzo una mirada de odio renovado a la muchacha. Esa noche él y la diosa hablaron hasta el amanecer, de sus objetivos. Una y otra vez, había descubierto lo bien que encajaban. Saroya era su igual en todos los sentidos —una reina ante la que incluso Ivana se inclinaría. ¡Blyad! ¿Cómo podía su Novia esperar que usará a Elizabeth? Tal vez Saroya no veía la dicotomía entre las dos hembras, pero era evidente que Lothaire sí. Sería como tomar una mujer completamente diferente. Una vez Saroya entendiera mejor sus circunstancias, no estaría tan deseosa de que Lothaire disfrutara de otra. Imaginó cómo se sentiría si la situación fuera al revés. Homicida. Aunque había despreciado a Elizabeth en su adolescencia, incluso había sido erróneamente protector
con ella. Cuando la había visto besarse con ese hombre, Lothaire arrojo su camión hacia el valle. El hombre había salido del agua para investigar, por lo que Lothaire le había caído encima también… Tal vez Saroya no siente celos porque ella no siente nada por ti, una parte de su mente le susurró. 16 sangrado Sí, Lothaire se enorgullecía de predecir las acciones de otros, ¿realmente anticipó el levantamiento de Saroya para él mañana por la noche? Aunque le costaba creerlo, la diosa no estaba convencida de sus encantos. Un absurdo, lo sabía, pero ¿quién podía entender la mente de las mujeres? Lothaire resolvió echarla a perder aún más y demostrarle su destreza en la cama, para asegurarse de que ella lo necesitaba para otras cosas. Exhaló. Había pasado tanto tiempo desde que había tenido relaciones sexuales que no podía haber retenido ninguna destreza. Sonrió con satisfacción, pensando, tal vez debería practicar con Elizabeth. Una sacudida repentina de lujuria lo golpeo como un puñetazo, borrándole la sonrisa. Afilo su mirada en ella. Estudiando sus ojos grises que se encontraron con los suyos. La idea era acertada. O tal vez me estoy agarrando a un clavo ardiendo, racionalizándolo porque quiero tocar a una humana. No, el cuerpo compartido de su Novia confundía su dañada mente. Esa era la única razón por la que la deseaba. ¿A menos que me parezca más a mi padre de lo que me atrevo a admitir?
Capítulo 11 —Tengo trabajo que hacer, —dijo el vampiro, mientras ubicaba Ellie de nuevo su habitación, dejándola tambaleante en sus pies. ¿Se acostumbraría alguna vez a teletransportarse? —Te quedaras aquí hasta que regrese por ti. —¿Trabajo? ¿Regresar por tus tronos? —¿Siempre haces tantas preguntas? —¿Siempre contestas tan pocas de ellas?, —Respondió ella, ganándose otra mueca. —Sólo dime esto. Si Saroya es tan excesivamente importante para ti, entonces ¿por qué me dejaste en la cárcel? —Estaba seguro de que estarías físicamente a salvo. —¿Y mentalmente? —Me importa menos. Sólo estoy interesado en tu cuerpo. Típico macho. —¿De qué tenía que estar protegida? —Soy el Enemigo de lo Antiguo. Hay muchos que dañaría a Saroya para vengarse de mí. —Dañarla. En mi cuerpo. Le agarró la mandíbula, su piel sorprendentemente cálida. —Como te he dicho, aquí estás protegida, muchacha. Al único que debes temer es a mí. Lo que quería decir que era en el último lugar en el que necesitaba estar. Ellie podría forzar una cerradura, pero ¿pero en cuantos a destrozar una cárcel invisible? ¿Si había cerraduras místicas, habría aperturas místicas? —¿Qué pasa con mis pertenencias? ¿Cepillo de dientes, ropa interior, etc.? —Todo lo que necesitas estaba en el cuarto de baño. Cualquier prenda de vestir, —abrió una puerta en el corredor, —está aquí. —Él había revelado un armario tan grande como su viejo remolque. Sus pensamientos se quedaron en blanco cuando ella entró. Vestidos, abrigos, bolsos, pantalones en todas partes. Debía de haber varias docenas de pares de zapatos, aún más suéteres y blusas. Con los ojos muy abiertos, giró en su lugar. —¡Estas son las ropas más finas que he visto! Lothaire apoyó el hombro contra la puerta. —Ellas lo serían. La alta costura de Appalachian tiene reputación por sus carencias. Sabía que deliberadamente la estaba insultando, pero optó por actuar como si estuviera bromeando. Había luchado codo a codo con él y perdió. Ahora ella iba a tratar en otra dirección. Su mamá siempre había dicho, —Consigues más con miel que con vinagre. Y cuando te quedas sin los dos, alcanza los perdigones. Ellie llegó a la conclusión que podría llegar a los perdigones muy pronto. Ahora, dijo, —¿Appalachian y la alta costura? Pon una moneda en el tarro de las contradicciones. —Ella serpenteó hacia la parte trasera, después de curiosear estante tras estante. En casa, había tenido poca ropa —un par de jeans gastados, algunos cortos para el verano, pocas camisetas, del equipo de guía. Luego, en la cárcel, cuatro uniformes alternos. Esta selección era abrumadora. —¿Compraste todo esto para Saroya? Parecía más relajado de lo que había estado en el comedor, tal vez la miraba con un poco menos de hostilidad. —Lo hice. Ellie trató de imaginar la reacción de la diosa. —Ella debió volverse loca. —Deseaba cada última prenda y chuchería, dijo, con marcado acento ruso. —¿Y terminaste comprando todo eso por ella? Ellie chasqueó los dedos. —¿Así nada más? —Por supuesto. Ella es mi mujer. —Tienes que amarla mucho. No dijo nada, sólo cruzó los brazos sobre su musculoso pecho.
—¿Lo haces? —Ya te lo he dicho, ella es mi Novia predestinada. Si había dicho la verdad acerca de no mentir —¿eso podría ser una mentira?, Entonces Ellie podría ver su respuesta como una desviación. —¿Amas a Saroya? —Cuando los mortales me hacen preguntas incesantes, habitualmente les arranco las lenguas y los veo desangrarse hasta morir. En lugar de estar horrorizada, pensó, ¡Definitiva desviación! ¿Problemas en el paraíso? Haciendo su tono casual, dijo, —Es bueno saber acerca de las lenguas. —Las puntas rojas de sus dedos se perdieron amorosamente sobre el resbaloso cuero de una chaqueta. —¿Puedo probarme esto? Cuando él se encogió de hombros, ella se deslizo en la chaqueta, su mirada cambio a parpados caídos mientras la abrazaba cerca de ella. —Lothaire, no podía haber imaginado este tipo de cosas. —Una vez más, aceptaré sólo lo mejor. ¿Como una diosa para novia, en lugar de una mortal? ¿Una deidad, en lugar de una campesina él la había encontrado tan carente que la vigilo durante años, decepcionado por la elección del destino para él? Y durante todo ese tiempo nunca supo que un vampiro la mantuvo en la mira. Aparentemente tomando una decisión, se dirigió a un tocador pulido en contra de la pared del fondo. Después de conseguir abrir un cajón superficial, regresó su puesto en la puerta sin decir palabra. —¿Qué hay allí?—Joyas. Enormes. Brillantes. —Oh, mi Dios. —Jadeó. —No puedo recuperar el aliento. Inmediatamente se trazó junto a ella, agarrándola del brazo, esta vez más suavemente. —Te lo agradezco, Lothaire. El brillo me ciega. —Y no podía dejar de pensar que una sola de esas piedras probablemente pondría a flote a toda su familia por años. Podría mantener a la compañía de carbón fuera de sus culos… —¿Reaccionas de esta manera, a pesar de que nunca tendrás nada de eso? En un tono defensivo, dijo, —Ellas son todavía hermosas. Todavía estoy feliz de haberlas visto. —tiró contra su agarre, pero él la giró hacia él. Ella lo miró fijamente, preguntándose lo qué sería tener a un hombre comprándole cosas como esas. Que me quiera tan desesperadamente, que mataría por mí. Sus cejas se juntaron. Se dio cuenta de que eran más oscuras que su pelo, negras barras diagonales sobre rasgos bien definidos con piel tan suave y pálida como el mármol. Como si no pudiera evitarlo, enroscó sus dedos por el pelo de ella. Normalmente, a ella le encantaba ser acariciada de esta manera, podría ser dócil como un gatito. Pero ahora un asesino la estaba tocando. Dejó que las hebras se filtraran a través de sus dedos extendidos, su mirada siguio el movimiento. Acariciando, acariciando... Sorprendentemente, algo de su tensión comenzó a ceder—Dejó caer la mano. —Te voy a dejar sola en tu habitación durante algún tiempo. Estarás sola, —ralló en un tono insistente. Como si estuviera discutiendo ese punto con él. Se volvió hacia una puerta lateral de una recámara conectada a la suya. ¿La de él? Bueno, qué acogedor. —No hay escapatoria, ni teléfono. Considera esta habitación tu nueva celda. Ella lo siguió. —Espera, ¿qué se supone que debo hacer? —Ve a la cama al amanecer. Acostumbra tu cuerpo a dormir durante el día. —¿Y mañana? ¿Luego qué? Dijiste que podría tener un mes de vida.
¿Qué esperas que haga en ese tiempo? " —Ganar peso. Él cerró la puerta en su cara. Ellie miró a los paneles de la puerta sólida, con los puños cerrados. "¡Idiota!" Ella dio un tirón en la manija de la puerta. ¡Cerrado! Barrió la mirada por la habitación. ¿Mi nueva celda? No importa qué tan amplia y espaciosa fuera, seguía atrapada. ¡Odiaba estar confinada! Apresurándose a través de las puertas francesas de su balcón, aspiró en profundas bocanadas el aire de la noche. Nueva York descansaba delante de ella, todas las luces brillantes y la energía. ¡Deseaba muchísimo estar allí! Se imaginó todos los lugares para explorar, toda la gente nueva e interesante que podría conocer. Pero nunca tendría la oportunidad. Porque había barreras místicas. Y diosas y arrogantes bebedores de sangre. Camino hacia el interior, cogió el taburete del tocador, y lo lanzo a la barrera. El taburete rebotó directamente hacia el interior, saltando hacia ella. Se echó a reír histéricamente hasta que conecto con su espinilla. Eso iba a dejar una marca. Ja, Ja, Saroya. Amoratado es tu color. Ella estaba a punto de correr con la cara hacia el pomo de la puerta cuando recordó que no debía hacerse daño, de lo contrario arriesgaba a su familia. Así que se marchó al cuarto de baño. Verse a sí misma con todo ese maquillaje, con el vestido caluroso de Elvira17* era como ver a Saroya. Por primera vez, Ellie estaba viendo el aspecto que la diosa prefería. Abrió el agua caliente para lavarse la cara. —Te odio más que el infierno, Saroya. Un psicólogo podría tener un día de campo con esto. ¿Contemplando el espejo con odio? ¿Las afirmaciones diarias se volvían acusaciones diarias? ¡Maldita sea, debería estar muerta ahora mismo! Pero la zorra lo había frustrado una vez más. —Es posible que hayas ganado esta batalla, Saroya, pero ganaré la guerra. Te destruiré, de alguna manera. — A pesar de que dijo estas palabras audaces, Ellie luchaba contra el pesar de su situación actual. 17 Casandra Peterson, actriz estadounidense mejor conocida por su personaje de televisión como Horror host o presentadora de programas de terror Elvira Señora de la Oscuridad (Elvira, Mistress of the Dark) Usaba un vestido negro, gótico con un gran escote. Parte de ella aún deseaba tener otra oportunidad, la posibilidad de vivir. ¿Por qué tenía que hacer este sacrificio? ¿Por qué había descendido a ella? Pero ella siempre se había resignado a su suerte. Recogiendo agua en sus manos, dijo: —Tú gran final está rodando como una tormenta. Nada lo detendrá. —Se frotó la cara más fuerte de lo que nunca lo había hecho, librándose a sí misma de la pintura de guerra de Saroya. Otro vistazo en el espejo. Ya estoy de vuelta, pensó, a pesar de que la presencia de la diosa se escondía en su interior, carcomiéndola como un cáncer. Después de secar su piel sensible, Ellie regreso al armario. Repasando las opciones, se metió en un par de jeans y una simple blusa azul marino. Sintiéndose más como Ellie, dejó sus pies descalzos. Incapaz de contenerse, lanzó otro vistazo a las joyas. Recordó la forma en Lothaire se las había mostrado. Sin una palabra, sin jactancia. ¿Por qué le había importado si Ellie las veía? ¿Había anticipado su reacción al suelo? ¿Imaginó que se
volvería loca como Saroya? Luego frunció el ceño. Lothaire no había dicho nada que indicara que él y Saroya se gustaran, y mucho menos que se amaran. Había hablado sólo de destino y sangramiento. Infinitas preguntas acerca de él surgieron. ¿Amaba a la diosa? ¿Por qué no se había acostado con su novia? ¿Eran todos los vampiros tan despiadados como él? Deseó poder analizar a Lothaire en su tiempo libre, tal vez utilizaría su título para su beneficio. Una de las razones por las que había estudiado psicología era que siempre le había resultado fácil empatizar con los demás. Una herramienta muy útil para un consejero. Sin embargo, la psicología era la ciencia del comportamiento humano. Él era inhumano.
Ella sólo tenía que trabajar más para descubrir lo que había marcado a Lothaire, utilizando cualquier medio necesario. Cuando salió del closet, recordó que antes habían salido por la puerta principal de su suite. Se habían trazado al interior. A diferencia de la habitación de Lothaire la puerta contigua, estaría sin cerrojo Ni siquiera tendría que forzarla. Tal vez cuando él se fuera, tendría que investigar este lugar. ¿Acaso se atrevería a desobedecerlo? Probablemente nunca sabría que se había escabullido. Con ese objetivo en mente, se arrodilló en la rendija de la puerta de la habitación de él, escuchándolo. Oyó el susurro de las sábanas, una maldición ahogada. ¿Había ido a la cama? ¿Después de decirle que tenía trabajo que hacer? ¿Y esta era su clase de jornada laboral? Una vez más pensó, Típico macho. Espera. Él solamente había... ¿gemido?
Nunca me voy a dormir con esta erección. A pesar de que Lothaire estaba exhausto, eso palpitaba por liberación, imposible de ignorar. No podía girarse sobre su frente, sin moler su eje contra el colchón, no podía girarse sobre su espalda sin que sus manos descendieran para masturbar su longitud. Pero estaría maldito si se derramaba en solitario cuando estaba en posesión de su Novia. Sus ojos se estrecharon cuando la mortal se arrodilló en la puerta de la entrada común. ¿Terminaste de gritar y de arrojar cosas, Elizabeth? Podía oír su suave respiración jadeante en la grieta debajo de la puerta. ¿Ella lo espiaba? Lothaire era un maestro del espionaje, disfrutando de algunas cosas más. Durante su larga vida, había visto a innumerables seres teniendo sexo (relaciones sexuales), era un voyerista descarado. Y había notado que siempre que una pareja se acercaba a la liberación, llegaban a un punto sin retorno en que los sentidos y todas las inhibiciones se perdían, un punto en que nada podría separarlos. Lothaire mismo nunca había estado inconsciente de lo que estaba haciendo, ni incapaz de detenerse. Ahora temía que si se acercaba al clímax esta noche, cruzaría una línea, lanzando a Elizabeth en su cama. Él la desnudaría completamente y enterraría su miembro y colmillos tan profundamente en ella, que no sabría dónde terminaba ella y comenzaba él... No. No me rebajaré con una mortal. Lothaire podía esperar a que Saroya se elevara mañana por la noche.
Esperaría, se juró a sí mismo, aunque su mente le susurró, Ella no lo hará. Pero, ¿cómo dormir? Encendió el metrónomo al lado de su cama. Tic... tac... tic... Calmante, pero no lo suficiente para combatir el dolor persistente en sus bolas. Tal vez debería drogarse a sí mismo como su antiguo carcelero habitualmente hacia —Declan Chase, un soldado irlandés de la Orden, conocido como el Blademan. Lothaire se incorporó, llevándose las manos a la frente. ¿Había sido solo ayer su fuga de la isla prisión de la Orden? Se sentía como si hubieran pasado semanas. Hacia menos de veinticuatro horas, Chase había sido herido mortalmente. Lothaire le había dado al Blademan su sangre a cambio de la propia libertad de Lothaire —cualquier cosa para llegar a Saroya antes de la ejecución. Sin embargo, otro acuerdo. La tentativa de convertir a Chase en un vampiro; salvar a Saroya. Siglos habían pasado desde que Lothaire había convertido a un vampiro. ¿Tal vez soy un padre, una vez más? Pero la sangre no era garantía. ¿Vivía Chase, incluso todavía? Mi enemigo. Y, potencialmente, mi prole. Frunció el ceño, sin saber cómo se sentía al respecto. Especialmente desde que Chase torturó a Lothaire durante su encarcelamiento. Aunque el Blademan había sido brutalmente torturado cuando joven —y por lo tanto sabía a qué diablos iba—Lothaire se había reído del dolor. Incluso cuando su piel se quemaba en cenizas. Chase no había entendido, ninguna miseria podría compararse con estar oculto en la nieve mientras escuchabas como tu propia madre era salvajemente violada y quemada viva. Ninguna crueldad podría compararse con lo que le había hecho Stefanovich a Lothaire años más tarde. Tierra pulverizándose sobre mí, raíces enroscándose en mi cuerpo. ¡Bloquea ese recuerdo! O mira hacia el abismo... Sin importar lo que pasó entre Lothaire y Chase, ahora estaban conectados por la sangre, habían intercambiado sangre entre ellos. Lo que significaba que Lothaire podría llegar a la mente de Chase con la suya, podría investigar en sus recuerdos. Tal vez no necesito dormir. Sólo tenía que acercarse lo suficiente a Chase. La mujer del Blademan era una valkyria. Ella se lo había llevado de regreso al Val Hall, la propiedad en Luisiana, donde su aquelarre residía —con su incesante niebla, destellos de relámpagos, y los impíos gritos de Valkyrias. Un lugar que Lothaire conocía muy bien. Él era uno de sólo un puñado de vampiros que había visto el interior y seguía vivo. Podría ir allí ahora, en busca de Chase. Sin embargo, si Lothaire tenía estos planes, entonces otros podrían también. Inmortales de todo el Lore querían un pedazo de Declan Chase, el hombre del saco que se había deslizado a través de la noche, secuestrando a decenas de ellos y a sus seres queridos para horribles experimentos. Pero lo conseguiré primero. Sobre todo porque Lothaire llegaría a él primero...
Capítulo 12 —¿Eres un guardia extra, entonces? —Lothaire le preguntó a Thaddeus Brayden, uno de sus compañeros con los que escapo de la prisión. El joven estaba caminando fuera de la mansión de las Valkirias antes de la guerra, marchando dentro y fuera de los bancos de niebla que se removían desde el pantano cercano. Thaddeus se giró, su feroz expresión se relajo al instante —lejos de ser la recepción habitual de Lothaire. —¡Supongo que lo soy, señor Lothaire! Estamos en una especie de estado de sitio, —dijo con un marcado acento de Texas. Vestía vaqueros desteñidos, una camiseta y botas vaqueras, viéndose ridículamente humano. A pesar de que Thaddeus era nuevo en el Lore, sólo había descubierto que no era mortal hacía un mes, el muchacho podría ser útil esta noche. —¿Cómo pasaste a través de los límites del Val Hall? —Pregunto Lothaire mirándolo. —¿Cuando nadie más puede? Lothaire sonrió sobre su hombro a la multitud de linchadores inmortales que se congregaban en las puertas de entrada, impidiendo su venganza sólo un hechizo Wicca en el recinto. Que era similar “pero inferior” a su propia barrera druida. Fácil de violar para mí. Como estaba previsto, todos los Loreans querían vengarse de Chase. Lo que no sabían era que el Blademan había sido sólo el músculo detrás de la Orden, su cerebro había sido lavado desde el momento en que era un muchacho por el verdadero líder “el Comandante Webb”. Webb, el mortal que se había llevado el anillo de Lothaire fuera de la isla prisión, tenía un escondite secreto. Chase, sabía dónde estaba. Lothaire les deseo lo mejor a la multitud sedienta de sangre, pero sabía que nunca pasarían más allá del límite —y mucho menos la segunda línea de defensa de las Valkirias. Los espectros. Vestidos con túnicas rojas andrajosas, los ecos fantasmales de mujeres guerreras muertas invadían la mansión en un torbEllieno, un rostro esquelético que asomaba hacia afuera de vez en cuando. Las Valkirias habían contratado al Antiguo Azote18 “con su supuestamente impenetrable guardia” para proteger la mansión después de una reciente incursión de vampiros. ¿No había sido Lothaire una parte de eso? Ah, sí. Ese fui yo. —Ya te he dicho, Thaddeus, que tengo poderes que otros no pueden empezar a comprender. Y parece que tú tampoco puede hacerlo, paréntesis. Simplemente beber de la presa adecuada. Thaddeus se echó a reír, aunque Lothaire estaba serio. Mucho tiempo atrás, había consumido de un hechicero que sabía neutralizar los hechizos wicca. Lothaire todavía recordaba el sabor de su sangre, todavía recordaba el aliado improbable que le había ayudado a capturarlo... Thaddeus se precipitó hacia delante, con la mano extendida. —En cualquier caso, es bueno verle. Lothaire le dio a la mano una mirada fulminante hasta que el chico la dejo caer con una sonrisa. No importaba lo desagradable que fuera con el joven inmortal, Thaddeus todavía pensaba lo mejor de él. En su primer encuentro, Lothaire se estaba muriendo de hambre en su cautiverio y escogió a Thaddeus para beber. Joven, sin muchos recuerdos, lo prefirió. El muchacho vivió sólo porque era parte vampiro. —Supongo que está aquí para verificar a Chase, ¿eh? Yo podría pedirles a las Valks que lo dejen pasar los espectros, pero… —arrastró las botas de piel de serpiente, desconcertado —ellas no parecen preocuparse mucho por usted. —Yo no pido nada, —lo tomo. Si lo quisiera desesperadamente, incluso los Espectros no me podrían
detener. Si hubiera empacado apropiadamente... 18 Plaga Pero él no necesariamente tenía que estar dentro, sólo cerca de Chase. Thaddeus arqueó las cejas ante eso, pero sabía que era mejor creerle. Las hazañas de Lothaire en la isla habían aturdido la mente del chico. —Chase está aguantando allí “apenas” pero sigue inconsciente. El hombre había sido destripado con una espada. —Que esperaba, Thaddeus. —Mis amigos me llaman Thad. ¿El Enemigo de lo Antiguo conversando con un jugador de futbol adolecente Águila Scout llamado Thad? Un vampiro/medio fantasma llamado Thaddeus era más aceptable. En cualquier caso... —Nosotros no somos amigos, —dijo Lothaire, luego frunció el ceño. Las palabras le produjeron una quemazón en la garganta, casi como si se tratara de una mentira. ¿Cómo podía ser? Thaddeus era todo lo que él no era: virgen, bueno y decente dedicado a sus seres queridos y amigos. Aparte del hecho de que él y Thaddeus eran considerados muy atractivos —Lothaire lo era mucho más, por supuesto, —no podían ser más distintos. —Tengo que decirle que, Regin sigue estando realmente cabreada con usted por enroscarnos a todos nosotros una vez más. —Pateó una piedra del camino. Regin La Radiante era un Valkiria belicosa19 Junto con Lothaire, Thaddeus, y eventualmente el mismo Chase, ella había sido parte de un grupo de seis; aliándose únicamente para escapar de la isla, un grupo no muy feliz. Lothaire había salvado su vida a cambio de los votos de Chase. Si el Blademan vive, entrará en mi libro de cuentas. Los seis habían estado huyendo juntos por una semana, habían luchado codo con codo contra enemigos mutuos. Hasta que Lothaire había llegado a un acuerdo con sus adversarios —a quienes en última instancia, también jodió. —Vi una jugada abierta y la tomé. —En un tono reflexivo, Lothaire, dijo, —¿Y sin embargo, Regin perdonó a Chase por todos sus pecados contra ella? 19 Instigadora, guerrera Antes de que Chase recordara que en su vida pasada la había amado, el Blademan había seguido las órdenes de Webb y torturo a Regin, la había mirado a los ojos y mientras lanzaba en el cuerpo de la Valkiria un veneno terriblemente doloroso. Más tarde, él había estado atormentado por la culpa. —Regin sabía que DC no era malo, no en el fondo, —dijo Thaddeus. —Ella asegura de usted lo es. Valkyria santurrona. Regin probablemente había matado a miles de Loreans más en su larga vida. Sin embargo, ella era admirada por ello. Y ¿Lothaire? Vilipendiado. —Espero que su sangre haga el truco en DC, —dijo Thaddeus. —Si usted le salvó la vida, entonces tendrían que perdonarlo, ¿verdad? —Eres tan ingenuo, que físicamente me agravias. —Además, no todos los hombres sobreviven a la transformación. Thaddeus asintió con gravedad. —He escuchando mucho acerca de usted, señor Lothaire. Nada bueno. Lo considero todo el tiempo, pero parece que la mitad de estas personas del Lore tienen una impresión realmente negativa de usted. —Por el bien de la precisión, supuse que ese porcentaje estaba más cerca del noventa. Y sus
impresiones son correctas. —Lothaire gustosamente había perjudicado a la mayoría de ellos de una manera reprobable. —Tu consideración por mí sólo te hace parecer lamentablemente ignorante y voluntariamente obtuso... —Se interrumpió, su atención vagaba hacia su casa. Deseo volver con mi Novia. La idea lo detuvo en seco. ¿Por qué Lothaire ahora se sentía tan conectado con ella? Años antes, fácilmente se separó de ella. Ahora, pasar simples momentos sin ella lo afectaba. ¡Blyad! —Regin también dijo que sus ojos de color rojo significan que se está volviendo loco. —¿Seguramente lo expresó con más colorido que eso? —Regin era una zorra bocazas que se creía graciosa. Thaddeus se pasó la mano por la parte de atrás de su cuello. —Ella dijo, “Mira, yo soy Lothaire, Yo soy la morsa, koo—koo—ka—choo.” O algo así. Ella me dijo que debía estar aún más chiflado que Nix. ¿Es eso cierto? Nix la que todo lo sabe, La Valkyria oráculo. Su némesis durante miles de años, había frustrado más planes del vampiro que los adivinos de todas las facciones combinadas. —¿Más loco que Nix? Imposible. —Ella estaba mucho peor que Lothaire. Se preguntó si ella había previsto a Saroya. ¿La única cosa buena sobre Nix? Estaba tan enloquecida que a menudo se olvidaba de sus visiones. Pero ¿y si se había acordado? ¿Qué pasa si Nix conspiraba en contra de él incluso ahora? La dama blanca moviéndose en contra del rey negro en el tablero de ajedrez... Thaddeus murmuró: —Sus ojos están cambiando por segundos. Se ven peor de lo que alguna vez los he visto. Inquieto por dejar a mi Novia sola. Mercenarios y asesinos de todas las facciones lo perseguían continuamente. Siempre que Loreans poderosos le debían deudas de sangre, por lo general optaban por enviar a sus mejores guerreros por la cabeza de Lothaire. —Gajes del oficio. Pero los beneficios son fantásticos. —¿Qué es eso, señor Lothaire? Sin embargo, ahora podían apuntar a la novia de Lothaire. Recordó que técnicamente Saroya no podía ser asesinada. Pero yo la quiero en la hermosa forma de Elizabeth. Pensó en sus ojos grises, labios sexy y su figura digna de fantasías, una vez más determinó que era fundamental asegurar su cuerpo para Saroya. Por no mencionar su deliciosa sangre. Ella sabía a vino y miel, tal como su padre había dicho. Los colmillos de Lothaire se afilaron incluso ahora. —¿Qué pasa con el vino y la miel?, —preguntó Thaddeus. —Lo que dice no tiene sentido. ¿Hablé en voz alta? Como si desalojará los recuerdos, Lothaire negó con la cabeza fuertemente, sin querer retrocedió dentro de la línea de los espectros. —¡Cuidado! —Exclamó Thaddeus. Antes de que Lothaire pudiera trazarse de su camino, ellos le arañaron la cara, dejando surcos sangrientos. —¿Está usted bien, señor Lothaire? Dolor. Aferrándose a un hilo de lucidez. No muestres ninguna debilidad, no demuestres nada de locura. Cuando la sangre goteó en sus labios, sacó la lengua para saborearla. Detectó una nota más alta de la sangre de Elizabeth mezclada con el suya, y esto lo calmó. Los espectros fueron más despacio, y su líder lo miró fijamente con su espectral rostro. —Sólo yo sé cómo destruirte, —Lothaire chirrió. —Tócame otra vez, Plaga, y te lo demostraré. Ella gritó, Lothaire sonrió con satisfacción. —Te conocí cuando eras bonita. Su cara mostró su rostro antiguo, el de una hermosa guerrera de Macedonia.
En un tono contemplativo, Lothaire le preguntó: —¿No te lo hice cuando eras bonita? Otro grito furioso, luego fue arrastrado por la marea de la tempestad. Lothaire se encogió de hombros. —Supongo que lo hice. Adelante con Chase. Thaddeus persistentemente lo siguió. —¿Qué quieres con DC? —Llegar al interior de su mente y leer sus pensamientos. —¿Cómo? Implorando al cielo por paciencia, Lothaire dijo entre dientes, —bebí la sangre de él, y luego más tarde le regale la mía. Tenemos un puente entre nosotros para siempre. —Así que eso es lo que quiso decir cuando le advirtió a Regin sobre lazos irrompibles. Parcialmente Thaddeus se plantó delante de Lothaire. —¿Por qué debería dejarle que funda su mente o lo que sea con la de DC? Lothaire dejó escapar una risa amarga. —¿Qué puedes hacer para detenerme? Ahora hazte a un lado. —Estuvo a punto de añadir: —O mataré a tu amada madre adoptiva y a tu abuela por tu insolencia,—pero el rána surgió en su garganta. Lo que significaba que sería una mentira. ¿Por qué no asesinaría a dos personas insignificantes? ¿Por qué incluso sentía un trozo de lealtad a Thaddeus? Porque hay algo con el chico que me afecta. Una demostración de lealtad... Thaddeus echó los hombros hacia atrás. —Podría dar la alarma. Y yo podría arrebatar tu garganta antes de que tomaras aliento para gritar. Pero debido a sus interacciones pasadas, Lothaire lo dispensaría esta tarde. —Utilizare los recuerdos de Chase para encontrar al Comandante Webb, el que ordenó nuestro secuestro y los tediosos experimentos. El que todavía podría dañar a tu familia. El que tiene la clave de mi futuro, en la forma de un anillo. Los colmillos del joven se alargaron. —Quiero darle caza también. —¿Por qué, crees probable que necesito ayuda para llevar a cabo una venganza de sangre? ¿No? Lothaire todavía tenía que terminar las antiguas. Recordaba a Olya, esa hembra humana en Helvita, recordó lo mucho que había querido asesinarla. Ella había sido drenada por Stefanovich mucho antes de que Lothaire pudiera llegar a ella. Se acordó de los mortales brutalizando a su madre. —¡Véngame!—Le había gritado. Sólo que ahora Lothaire estaba en la cúspide de la retribución. Encontraré a Serghei al fin... —No importa si usted la necesita, señor Lothaire. Ansió la venganza también. Además, somos amigos. Y los amigos se cuidan mutuamente las espaldas. Al igual que lo hicimos en la isla. En el calor del escape, Lothaire podría haber salvado al chico un par de veces, sin recibir nada a cambio de Thaddeus, pero sólo porque servía a los propios fines de Lothaire. También había puesto en peligro la vida de Thaddeus en varias ocasiones. Lothaire cortó sus argumentos con un lacónico: —Discutiremos esto más adelante —Para que fuera cierta su afirmación, Lothaire previó la extensión de "discusión". Thaddeus le preguntaría: —¿Puedo ir contigo? Lothaire le respondería: —No. Ahora, vete a la mierda. —Mantendré eso, señor Lothaire. Ahora, ¿qué es exactamente lo que está buscando con su fusión mental? Por debajo de la ventana del cuarto de Chase y del camino de los espectros, Lothaire respondió: — Debe de haber visitado el escondite de Webb. Si puedo acceder a ese recuerdo, puedo trazarme
directamente, como si hubiera estado allí. —¡Entonces, acceda, y vayamos a patear culos! —El primer paso es que te calles. Thaddeus asintió con entusiasmo. —Muy bien. Lothaire estabilizó su respiración, calmó su corazón al escuchar el propio latido del corazón de Chase. Una vez que empezó a crecer fuerte en sus oídos, como un temblor repetitivo, Lothaire cerró brevemente los ojos, pero todavía podía ver. Directamente en la mente afligida Chase. Lothaire allí encontró... oscuridad. Vacuidad. Ningún pensamiento, ningún sueño. ¿Está en las garras de la muerte? ¿Dioses, podría tener su propia mente en reposo como esta? Valdría la pena morir. Él se adentró más profundo, pero todo estaba tranquilo. No había ningún pensamiento de Webb en el corto plazo, y Lothaire no podía rasguñar en todas las cicatrices de la mente de Chase para buscar una memoria específica. Él podría también tratar de navegar en los suyos. Al menos sabía dónde estaba el agujero negro, las trampas de arenas movedizas y los puntos de no retorno. Liberó su dominio de Chase, exhalando por la frustración. Nada que mostrara su invasión, sin información nueva. Sus garras se clavaron en sus palmas. ¡Chto za huy!20 Debo tener ese anillo! Resguardado fuera de su alcance a pesar de que era suyo. 20 NDT: En Ruso algo así como ¡que mierda! Thaddeus le preguntó: —¿Encontró a Webb? ¿Alguna cosa que ayude en nuestra misión? —¿Nuestra misión? ¡No he visto nada que ayude a mis objetivos! No digas nada de esto —o cualquier cosa sobre mí—a nadie. —¿Por qué debo mantenerlo en secreto de mis otros amigos? ¿Significa que le haría daño a cualquiera de ellos? Lothaire no tenía tiempo para dañar a cualquiera de ellos. —No lo hare. Aún no, —añadió para evitar el rána. Después de una vacilación, Thaddeus dijo: —Bueno, lo guardare en secreto. Pero necesito saber cómo puedo ponerme en contacto con usted. ¿Cuál es su número? Lothaire se le quedó mirando. —¿Número? ¿Para qué lo quieres? Thaddeus puso los ojos en blanco. —Una vez más. Debido a que “somos amigos.” Tengo la intención de ayudarle con Webb, y darle respaldo contra La Dorada. Dijeron que ella vendrá por usted. Ella lo hara. Cuando Lothaire la había visto por última vez, horriblemente momificada para contemplarla. Había estado gritando RIIIIINNNNNGGGGG— mientras ella lo cazaba a través de la prisión de la Orden, con sus lacayos Wendigos merodeando a su lado. Había tenido una gran sorpresa que los esperaba a todos.. —¿Lothaire? Holaaaa. —¿Qué? —Dije, quiero conocer a la Missus21 Lothaire se puso tenso, estirando lentamente la cabeza hacia el muchacho. —¿Missus? —Ellos dicen que tiene a su novia ahora. —Ellos significa Nix. —Lothaire le enseñó los colmillos, los sentía goteando en la lengua. Sí, él había jugado con sus enemigos, amenazando a sus familias, burlándose de sus reacciones frenéticas mientras
él siempre era frío y calculador. No más. 21 término informal en dirección a la esposa de alguien. O señora). Inconsciente del impulso creciente de Lothaire por asesinar, Thaddeus continuó: —Hay un montón de gente por aquí hablando de las bondades de su dama. Antes de que Thaddeus pudiera parpadear, Lothaire tenía su mano alrededor de la garganta del chico, apretando... —¿Cuál es la recompensa? ¿Quién la publicó? ¡Lothaire tonto!, ¿Por qué no había actuado indiferente? ¿Por qué reveló su enloquecida posesividad de Saroya? Tan satisfecho que estaba en el pasado, seguro de que nada le importaría lo suficiente para revelar una debilidad. Thaddeus mordió, —no sé lo que es... pero dijeron que no tiene precio. No sé quién... lo publicó. ¿No tiene precio? —¿Alguien ubico cazadores en nuestro camino? Entonces ellos enviaron comida para atormentarme. Si mi mortífera Novia no llega a ellos primero. — Lothaire liberó a Thaddeus con un empujón que lo lanzó al suelo. Entre jadeos, el muchacho dijo: —¡Yo sabía que había una dama, antes! Usted hizo algunos comentarios. Es por eso que habría hecho cualquier cosa para salir de la isla. —Él estaba encantado con esto, luchando para ponerse de pie y quitándose el polvo como si nada hubiera pasado. —Esa es la razón por la que nos traiciono a todos. Sabía que no eras tan malo como dicen Regin, Nix, Cara, Emma y… —¡Basta! Los soldados del ejército Vertas “los supuestos sombreros blancos en el Lore” actúan con más superioridad moral que tú. Sin embargo, ¿ellos castigarían a una mujer que no ha dañado a ninguno de ellos? Hipócritas en la liga. Debo convertirla en un ser inmortal, tan pronto como sea posible. Saroya tenía que ser capaz de defenderse, de trazarse para escapar si fuera necesario. —Bueno, entonces, ¿qué es?—Presionó el chico. —No es un vampiro, porque Regin me dijo que ya no quedan mujeres vampiro. ¿Tal vez es una diablesa o una bruja? No puedo pensar... No puedo pensar. ¿Por qué este interés por parte de Thaddeus? —¿Te plantaron aquí, para obtener información de mí? —¡No, desde luego que no! Incluso si Lothaire mantenía a Saroya detrás de una barrera, no había nada infalible en el Lore. El pánico apretó en su pecho. Regresa. Nunca la dejes sin vigilancia una vez más. A Thaddeus le chirrió, —Olvida que alguna vez me conociste, muchacho. —Luego desapareció.
Capítulo 13 Cuando Lothaire volvió al apartamento, él encontró a Elizabeth justo cuando salía de su habitación. En contra de sus órdenes. Se había quitado todo aquel maquillaje; aunque Lothaire estaba poco dispuesto a admitir, que lo encontraba una mejora. También se había puesto unos jeans que con amor perfilaban su insolente trasero, un hecho que compenso lo peor de su cólera. ¿Yendo a explorar, verdad? Cuando él se imaginó a su pequeño cerebro mortal luchando para procesar su nuevo entorno, entonces decidió ser su sombra, haciéndose invisible él podría estudiar sus reacciones. Cuándo entró en el primer dormitorio sin luz y las luces se encendieron de forma automática, ella giro en un círculo, exigiendo, “¿Quien está allí?” Entonces salió de la habitación. Las luces se apagaron. “Ah”. En la sala de estar, presionó un botón para la TV. Cuando esta se elevó de una consola, se quedo con los ojos muy abiertos. La sala de cine obtuvo una exclamación: "¡Hoo!" Lo que supuso que era el Hillbilly22 para "Excelente". 22 La denominación “hilbilly” es un término de doble uso, como gentilicio y para designar la música tradicional de las zonas en que se asienta la población a la que se refiere. Como gentilicio, “hillbilly”es un término peyorativo usado en Estados Unidos para definir a los habitantes de ciertas áreas remotas, rurales o montañosas. En particular, el término se usa para describir a los residentes de los Apalaches, cordillera montañosa situada paralela a la Costa Este de los Estados Unidos, actualmente una de las zonas más deprimidas del país. En puridad, el término tiene una connotación de aislamiento respecto de la cultura dominante, no necesariamente de rechazo o resistencia a ella, y sólo es despectivo dependiendo del contexto en que se usa o el objetivo que se persigue. En la cocina, se asomo en el refrigerador, haciendo una mueca a las jarras de sangre. Cuando Lothaire vagamente se preguntaba lo que el chef mortal había preparado para su abastecimiento el día de hoy, ella olió una, entonces rápidamente la devolvió. Investigó en los gabinetes, encontrando todos vacíos. Después de examinar los aparatos electrodomésticos, ella cantó, "Meet George Jetson”23 Signifique lo que signifique. De hecho, su exploración consistía principalmente en pulsar botones y saltar hacia atrás con miedo. Ella podría estar en una tierra extraña. Parecía alternadamente desconfiada y deslumbrada. Sin embargo en el vestíbulo principal, contemplo fijamente el candelabro de cristal durante un largo rato, ladeando la cabeza en diferentes direcciones, siguiendo el diseño complejo con la mirada. Lothaire podía ver los prismas de luz reflejados en sus amplios ojos grises. Tenía… ojos inteligentes. Quizás había más allí de lo que él se había permitido ver. Se quedo viendo la forma delicada de su cara de perfil. Desde este ángulo, él podía ver que sus labios tenían un toque más lleno al medio, dándoles forma de arco. Era tan frágil. Tocarla se parecería a manipular telaraña. Reclamarla sería imposible. Tenía que ser más fuerte. La idea de sí mismo en una rabia de sangre, desesperado por estar profundamente en su interior... Se pasó la mano por la cara. Si él la tomara en aquel estado, podría desgarrarla en dos, podría pulverizar sus huesos. Bajo aquella caída de pelo brillante se frotó la nuca, entonces conscientemente se metió un mechón detrás de su oído. ¿La mortal en realidad lo sentía observándola?
Algunos seres humanos poseían una especie de sexto sentido. Pocos de ellos confiaban en el. Un vampiro te está viendo como una presa. ¿Puedes sentirlo, Elizabeth? 23 N.D.T: El tema de los Supersónicos Ella entrecerró los ojos, mirando detenidamente a su alrededor. ¿Puedes sentirme... ? Después de un momento, su semblante se volvió sospechosamente determinado. Con paso decidido, volvió a la primera habitación. En el interior, separó la mesita de noche lejos de la pared, y luego se dejo caer de rodillas. ¿Qué está haciendo? se preguntó vagamente, su mirada se clavo sobre su trasero redondeado y muslos tensos —hasta que la oyó rasgando el papel tapiz. Se trazo a escasos centímetros de ella para conseguir una vista de lo que estaba haciendo. Estaba buscando una toma telefónica24 ¿Sin un teléfono? ¿Por qué? Buscaría en vano. No había ninguna en el apartamento. Todos habían sido retirados y enyesados. Por la tercera habitación, ella debió de haber concluido lo mismo, porque se sentó sobre sus talones y soplo su pelo de los ojos. "Hijo de perra". Ahora pondrá su cabeza entre sus manos y llorará mientras la observo sin inmutarme. En cambio, se golpeó un muslo con la mano, luego se levantó, marchándose a la cocina. Recupero un cuchillo de mantequilla y una cuchilla, regreso a la sala de televisión, maniobrando el pesado equipo lejos de la pared. Entonces volvió sobre sus rodillas, sus nuevas herramientas estaban listas. Él levantó las cejas cuando pedazos de hardware comenzaron a volar detrás de la consola. Tornillos pequeños, una placa de cable, pedazos de cable... La caja del cable desapareció de su plataforma, de un nuevo tirón de la peculiar mortal. Una vez más, se trazo más cerca para verla. La encontró tendida sobre su vientre, jugueteando con la caja. “Vamos, vamos." Se mordió el labio inferior. "Botón de mensaje." 24 NDT: Toma o enchufe de teléfono ¡Estaba tratando de enviar una señal por el cable! No, Lothaire no muy a menudo estaba sorprendido; ella seguía desconcertándolo. Elizabeth había demostrado ser... más complicada de lo que él había asumido. Y la llamarada de sorpresa no era in disfrutable. Justo cuando estaba a punto de detenerla, ella refunfuñó, "No, no. ¡Maldito, Motorola!" Se sentó, apoyándose contra la pared, las rodillas contra su pecho. Sus ojos comenzaron aguarse. Ahora ella gritará mientras me regodeo sobre predecir esto mismo. Sin embargo, tan repentinamente como su tristeza había aparecido, esta desapareció. Cerró de golpe la parte inferior de su puño contra el piso, luego comenzó a poner todo en su lugar, al menos superficialmente, ocultando los bits que había quitado. Otro aspecto determinado iluminó su rostro, y ella volvió a su habitación. ¿Qué iba a hacer ahora? Por alguna razón, no puedo esperar para saberlo. Comenzó a mirar la cerradura de la puerta contigua. No. De ninguna manera. Aunque se acercaba el amanecer, Ellie todavía no oía a Lothaire dentro de su habitación. Y ella quería entrar. Comprobó el picaporte de estilo palanca. La cerradura era un cerrojo estándar y un pasador, no sería muy difícil de abrir. ¿Pero qué si él regresaba? Recordó como la había arrojado a través del cuarto esta tarde mientras sus
ojos brillaban rojos como llamas. Podría tener un teléfono allí. Decidido. Corrió al cuarto de baño por provisiones. En un kit de aseo personal, encontró unas pinzas. Tiró de ellas de par en par como un pasador25, luego contra la encimera dobló un extremo en un ángulo de noventa 25 NDT: Pasador u Horquilla grados. Perfecto para una llave de tensión. Un pasador abierto actuaría como ganzúa. De vuelta en el picaporte, ella insertó la llave de tensión ajustándola en el ojo de la cerradura. Con la otra mano, metió el pasador a su lado para empujar el cilindro de pines. Ajustar la tensión. Torsión. Ajustar la tensión... Clic. "Dulce. Bebé." Ella abrió la puerta, guardando sus instrumentos en los bolsillos de sus jeans. La habitación de Lothaire era un doble a la suya en tamaño y configuración, pero los colores en éste eran más masculinos, con ricos tonos tierra en el papel tapiz y la alfombra. Luces especiales acentuaban la pintura sobre las paredes. Los cuadros se veían con estilo, como si fueran de alguna clase. Pesadas cortina cubrían las puertas francesas de su balcón. Su cama estaba deshecha, sus sabanas torcidas. ¿Era un metrónomo26 lo que se asentaba sobre su mesita de noche? Al otro lado de la habitación, un escritorio de aspecto antiguo estaba cubierto de complicados rompecabezas en 3—D. Algunos estaban terminados, pero varios parecían en curso. Levantó uno que consistía en anillos metálicos y alambres. No era un rompecabezas —eso era un paralizador de cerebro. El otro era mecánico. 26 Metrónomo: Instrumento para medir el tiempo e indicar el compás de las composiciones musicales: el metrónomo es un péndulo invertido y tiene un movimiento oscilatorio. Bloques luminosos de plata y triángulos formaban un tercero. Junto a ellos, un libro estaba abierto el capítulo titulado: "Rompecabezas Mecánicos, el Principio de Goldberg."¿Teoría geométrica aplicada para armarlos? ¿Había hecho Lothaire algunos de estos rompecabezas? Siguió adelante, miró a la izquierda del escritorio. Esparcidas sobre el piso había cartas arrugadas en una lengua “y un alfabeto” que no podía leer. Siempre temerosa de su regreso, rápidamente investigó su cuarto de baño. Sorprendentemente, este se pareció al de un hombre normal: crema de afeitar, navaja de afeitar, jabón, un cepillo de dientes. Tiene que mantener esos colmillos blancos. El gabinete no contenía medicamentos. Supuso que los vampiros no tenían dolencias. Su closet estaba lleno de ropa costosa —decenas de pantalones largos y esbeltos, camisas con botones a la medida y chaquetas, en todas las variaciones de negro. Botas relucientes llenaban los estantes de zapatos. Al vampiro le gusta algo la ropa. Se inclinó para oler uno de sus abrigos, recogiendo su fragancia masculina —suavemente amaderada, ¿con la más ligera mordedura de hojas perennes? Tan hipnotízate como su aspecto. Cuando se dio cuenta que sus parpados crecían pesados, ella misma se dio una sacudida interior, luego se arrastró lejos del abrigo. En un cajón de accesorios, con precisión él había organizado gafas de sol, relojes, gemelos, y clips grabados de dinero. En la parte trasera del closet, vio una serie de espadas acomodadas en una repisa forrada en fieltro. La empuñadura de cada espada estaba más o menos lejos de la punta de la otra. De hecho, ella apostaría a que estaban exactamente a una pulgada de distancia, como si él hubiera usado una regla. Estas armas no aparecían ser decorativas como con la que ella casi se había apuñalado esta tarde —
mente abierta—más bien accesorios útiles. Un recordatorio oportuno que él era un guerrero, un hombre mortal. ¿Qué estoy haciendo aquí? La curiosidad mató a Ellie. Y a pesar de su búsqueda, sólo había recogido un poco de información para ayudarse en contra de Lothaire —y ninguna nueva esperanza de fuga. Ahora que las emociones de las últimas horas habían disminuido, exhaló con fatiga, imaginando su nueva cama. Aunque se preocupaba por el levantamiento de Saroya, nada podría evitarlo. Ellie no había dormido desde la noche anterior a su ejecución. Ejecución. Los recuerdos de la mañana emergieron, pero ella sin piedad los comprimió. Se imaginaria una liga27 en su muñeca siempre que 27 NDT: Banda de goma se acordara de la mesa de inyección, el tictac del reloj, los gritos... ¡Chasquido! Piensa hacia adelante, nunca más. De algún modo, antes de que Lothaire consiguiera aquel anillo, Ellie encontraría un modo de comunicarse con su familia. Una vez que se asegurara que ellos estaban bien y desaparecieran, ella finalmente conseguiría hacer lo que tenía que ser hecho. Tienes que cuidar de tu negocio, Ellie. Ella y Saroya no serían más. Todavía puedo morir — puede que sea en un par de días fuera del horario. Azotada por el cansancio, Ellie volvió hacia su habitación. Había sido un día tan agotador—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
Capítulo 14 Los ojos de la muchacha se ampliaron cuando giró para afrontar a Lothaire, su pelo una onda oscura se balanceo sobre uno de sus hombros. —¿Elegiste forzar la cerradura de mi habitación? ¿Invadir mi intimidad? —tronó él, furioso por la intrusión, furioso por sus reacciones ante ella. Cuando había aspirado el olor de la mortal, bajando sus parpados… apenas había reprimido un gemido cuando se puso duro como una piedra. Inmediatamente se trazó delante de ella, ahuecando su garganta. Ella retrocedió con miedo, su corazón latía a un ritmo entrecortado que él podría sentir. —¡Te he dicho que no dañaré este cuerpo! ¿Sin embargo te estremeces ante mí? Con voz estrangulada, ella gritó, —¿Estas bromeando? —¡Tranquiliza a tu maldito corazón! —bramó, su instinto para protegerla —para consolarla—casi anula su necesidad imperiosa de castigarla. ¡Lo que lo enfureció aún más! Él sabía que solo debería devolverla a su habitación, después dormir —y no únicamente soñar con los recuerdos. Él estaba muy nervioso, su locura le pisaba los talones en todo momento. Pero su ira exigía sosiego. —Te estremeces como una cobarde. ¿Eres una? ¿Debo añadir cobardía a todos los adjetivos que suelo utilizar para describirte? —¡Vete a la mierda, vampiro! —Golpeó su brazo lejos, él la dejó. —No soy ninguna cobarde. Tengo sílex28 en mis venas. No confundas mis reflejos con temor. — Cerró sus puños, menguando su miedo. —¡Y no podrás jugar con la tarjeta de la intimidad! No mientras tu vagabunda sin hogar ha establecido su casa de cartón dentro de mí. Reaccionó mejor a su ira, su visión se aclaro, los rumores eran ciertos. Estaba vinculado a los estados de ánimo de su Novia, respondiendo a ellos. Y Elizabeth era un fragmento de Saroya, como un marcador para su hembra. Con los dientes apretados, le ordenó, —Tranquilízate, Elizabeth. —Conocía una cosa que los tranquilizaría a ambos. Liberación. Con una mordida, estaría pidiendo para que él la aliviarla. Se preguntó si otros rumores acerca de las Novias eran ciertos. ¿Sera el placer más profundo de lo que nunca me he imaginado? ¡Espera por tu única y verdadera! Saroya lo valdrá. Elizabeth lo vio fijamente a los ojos. —Mírame, Lothaire. Estoy calmada, ¿de acuerdo? —Entonces contesta la pregunta. ¿Por qué estás en mi habitación? —Tenía curiosidad acerca de ti. —¿Curiosidad de encontrar un modo de frustrar mis planes? ¿Y qué descubriste sobre mí que no sabías? —Algunas cosas. ¿Qué? ¿Qué? La anticipación se burlaba de él —porque no tenía ninguna pista lo que ella diría. Se sentó en su escritorio, con impaciencia agito una mano hacia ella. —Conmigo Thrall29 Ella respiro hondo, y dijo, —Tienes insomnio. Hablas y escribes al menos dos idiomas, pero tiene dificultad para centrar tus pensamientos lo suficiente para escribir algo en detalle. Eres obsesivo— compulsivo con tus posesiones, lo que me lleva a pensar que muy poco de tu vida fuera de estas paredes es cómo tú quisieras que fuera. Que no tuviste ningún 28 NDT: Variedad sedimentaria del cuarzo, muy dura y amarillenta, formada principalmente por sílice, pedernal. 29 NDT: Thrall (nórdico antiguo þræll) era el calificativo para un esclavo en la cultura escandinava durante la Era vikinga. Los Thralls pertenecían a la casta más baja de la sociedad nórdica y normalmente
sin aptitudes, ni capacidades laborales concretas. amigo al crecer y esto no ha cambiado desde entonces. Eres narcisista—pero lo supe desde la primera vez que te vi. Él inclinó la cabeza, de mala gana, impresionado, aunque su tono era todo lo contrario. —Ante todo, no soy narcisista. —Cuando ella abrió la boca para discutir, él dijo, —Sé que Narkissos de Thespiae —tal vez nosotros podríamos compartir rasgos, pero vine en primer lugar, entonces él es Lothaircisista, no al revés. Además, hablo y escribo ocho idiomas. En cuanto a mi obsesión por el orden, es evidente por mi closet. El insomnio es bastante fácil de adivinar. Las sabanas están retorcidas. —Y el metrónomo. Lo usas para relajarte. Humana observadora. —¿Mi supuesto estado sin amigos? —Ella lo tenía muerto justo allí, excepto por su halfling30 joven admirador. Entonces Lothaire frunció el ceño. No, él una vez tuvo un compañero de gran ayuda. Hasta que fui traicionado. —Lo supe por los rompecabezas, —dijo Elizabeth. —Ellos son una recreación solitaria. Un par se ven muy viejos, así que supongo que has estado interesado por algún tiempo, probablemente desde que eras un chico. Otra vez, lo inesperado. Ella en realidad lo divertía. —Mira, Lothaire, esto no funcionará. Solo volveré a mi habitación. —Siéntate. —Le indicó un sofá junto a su escritorio. Después de una vacilación, ella se sentó en borde del cojín, con la espalda erguida. —Relájate, mortal. —¿Cómo puedo cuando no tengo idea lo que vas a hacer? —Su mirada revoloteó sobre el borde de su rostro. Él levantó los brazos, embadurnándose con los cortes que había olvidado. Espectro de mierda. — Tratare de relajarme a partir del día de hoy y de esta noche. Sin embargo Elizabeth se sostenía rígidamente, aunque estaba agotada. Manchas coloreaban la piel bajo sus ojos. —Cómo aprendiste a abrir cerraduras? 30 NDT: Mestizo —Los fines de semana, mi padre trabajaba como personal de mantenimiento haciendo la cerrajería al lado. —¿Antes de que muriera en la mina? ¿Todo ese trabajo y aun estaban envueltos en la pobreza? Ella levantó la barbilla, sus ojos centellaban. Tan orgullosa. Así que otra pequeña razón de ser. —¿Disfrutaste buscando en mi casa? —¿Cuánto tiempo me estuviste observando? —ella exigió. —¿Cuánto tiempo piensas? —¿Alguna vez respondes una pregunta sencillamente —como? Él hizo un hábito de las respuestas indirectas. Su incapacidad de mentir lo había hecho un experto en malversarlas. No muy a menudo se le pedía ello, aunque —¿Y tú? Eres casi tan mala como yo. —Está bien. Sí, disfruté fisgoneando alrededor de tu apartamento. Pude ver cosas que nunca he tenido antes. Probablemente soñaré con ese candelabro esta noche. —Se mordió el labio inferior. —Justo después de que haya soñando con aquellas joyas. Él se había sorprendido por mostrárselos a Elizabeth, por querer ver su reacción. O quizás simplemente había deseado alguna reacción, cualquier respuesta a su regalo. Saroya había estado… carente de reacción.
—¿Realmente piensas que eso es con lo qué vas a soñar? —él preguntó. —Es más probable que revivas los acontecimientos de las ultimas veinticuatro horas. —Él no creía que ella hubiera comprendido todo lo que le había pasado. Su mente había estado demasiado ocupada infructuosamente planeando una fuga —el suicidio. ¿Pero una vez que realmente aceptara que ella estaba... condenada? Todo lo que había soportado la alcanzaría. Todas las miserias se ponen al corriente tarde o temprano. ¿Iba a experimentar la muerte cercana de Elizabeth en sueños? Había tomado lo suficiente de su sangre antes. —No me permitiré reflexionar acerca de hoy, —dijo ella. —Tan simple como eso —¿tu mente toma tus órdenes a voluntad? Mente sobre la mente. Ella se encogió de hombros. —Si, algo por el estilo. Él se inclinó hacia adelante en su asiento. —Así que esta noche, he aprendido que eres injustificablemente orgullosa. Crees que eres fuerte de voluntad y aguda de mente. —No soy im penetrable o con poca fuerza de voluntad. —y te gusta analizar las cosas. ¿Me pregunto lo que harías con esto? —Se trazó a su caja fuerte, recuperando su atesorado libro de contabilidad. Nunca le había mostrado a otra persona su contabilidad. Pero Elizabeth pronto estaría muerta, y ahora él estaba curioso por ver lo que ella diría. Se sentó en su escritorio una vez más, abriendo el tomo. —Ven. Ve mi libro de contabilidad. Ella se levantó vacilante, luego se puso de pie a su lado. —Nunca he visto un libro de contabilidad como este. Sólo contenía dos columnas: Deudor y Objetivo. —¿Y has revisado muchos en tu remolque en Appalachia31? —La cosa más graciosa sobre los chistes de Appalachia —a diferencia de todos los otros chistes, es que simplemente nunca envejecen. Él arqueó una ceja. —Esto es la contabilidad de deudas de sangre de Loreans. —Hay muchas entradas. Él inclinó la cabeza. Todo para servir a su Final de partida. —Esto representa miles de los años de…contabilidad —Una y otra vez, había usado su capacidad de predecir los movimientos de otros, asegurándose siempre de estar en el lugar indicado en el momento adecuado para imponer votos de sangre. Si Nïx era la reina de la previsión, entonces Lothaire era el rey de perspicacia. 31 NDT: Appalachia es una localidad situada en el estado de Virginia, en Estados Unidos. Pertenece al Condado de Wise. Reina blanca contra rey negro. Recordó su último encuentro con la adivina, en la isla prisión. Él le había dicho, —Hasta nuestra próxima partida. —Pero ella había contestado, —No habrá un próximo encuentro, vampiro. ¿Qué quiso decir ella? —Explícame cómo funciona, —dijo Elizabeth, atrayéndolo de sus pensamientos. —Si un inmortal se encuentra en una situación desesperada, estaré de acuerdo con ayudarle, pero sólo por un precio. Entonces lo haré jurar que hará algo que quiera. El refrán de hacer un trato con el diablo viene de mí. —Si él parecía orgulloso, también... Lo estoy.
—Así que por eso parecías tan interesado cuando te ofrecí un trato. —Así es. —Otra vez le resultaba fácil hablar con ella, como si las palabras fueran extraídas de él, como si hubiera esperado toda su vida para revelar estas cosas. Debo de necesitar un confidente, uno que nunca podrá decir mis secretos. La mayoría de los hombres legendarios lo hacen. —¿Pero si ayudas a otros? —¿De modo que quizás no soy completamente malo? —Él soltó una carcajada sin sentido del humor. —La mayoría de las veces soy yo el que manipula a los seres en situaciones desesperadas. Por ejemplo, herí fatalmente a un ser amado, luego me ofrezco para salvarlo. —Esos nombres apuntados se encuentran en un infierno por una sorpresa, ¿eh? Elizabeth era más inteligente de lo que al principio la había considerado. —Precisamente. Él arrastro la mirada de las páginas a su rostro, inspeccionándolo como él haría con una pintura que había encontrado superficialmente atractiva sólo para descubrir capas, matices. Negó con la cabeza con fuerza. No, si Saroya estuviera en la delantera, él sentiría este deseo, esta fascinación, incluso, por ella sola. —¿Por lo general qué es lo que sueles exigir de ellos? —No suelo recogerlo de ellos. —Sus deudores siempre asumían que exigiría a su primogénito. ¿Cómo si fuera el maldito Rumpelstiltskin32? ¿Qué haría Lothaire con un sinnúmero de bebés berreando? ¿Criarlos en una jaula (perrera)? —Pero cuando haga mi movimiento para tomar mis tronos, sus cuentas se vencerán.— Y el mundo temblará. Sus labios se curvaron cuando pasó revista a algunas de las entradas más recientes: dos miembros reales del Clan Lykae MacRieve; el dios de mar Nereus; Loa la sacerdotisa de vudú; Gamboa el demoniaco señor de la droga; Rydstrom Woede, rey de los demonios rage. —¿Todos trabajaran para conseguir esos tronos? —Sí. Nada para ellos. —Había luchado al lado de una Valkiria que detestaba cuando todo lo que quería hacer era vengarse de ella. Se había alineado con diversas demonarchies, convenciendo a algunas que era la encarnación del diablo, dedicado a conducirlos de nuevo al infierno. Había jurado lealtad a un rey vampiro —uno que se había sentado sobre el trono del propio Lothaire. —Si tus reinos son tan importantes, entonces ¿por qué los perdiste en primer lugar? —No podría esperar que entendieras las maquinaciones políticas de los vampiros. Ella inclinó la cabeza hacia él. —¿Ninguno de tus deudores ha tratado de largarse sin pagar alguna vez? —Los votos al Lore son irrompibles. —Entonces me sorprende que no traten de matarte. —Ah, ellos lo hacen, constantemente, —dijo él. —Y ahora vendrán tras de ti, pensando en negociarte por su deuda o sacar provecho sobre una recompensa. Luego, por supuesto, están los que buscan venganza, empeñados en vengar los asesinatos que he cometido. —Apunto su mirada en ella. —He cometido muchos. 32 NDT: Rumpelstilskin es el personaje antagonista principal de un cuento de hadas (llamado Rumpelstilzchen en el alemán original) tema recurrente de los cuentos de hadas, que incluye tareas imposibles, la condición pesarosa y el intercambio del hijo, y sobre todo, el nombre secreto. Ella no apartó la mirada. De hecho, tuvo la extraña impresión de que ella lo estaba estudiando a él. El insecto quiere entender a la lupa. —¿Es por eso qué te llaman el Enemigo de lo Antiguo? —En parte. También porque aparezco como una plaga cada par de siglos, matando a las masas de
seres antes de su desaparición.—A veces desaparecen involuntariamente. —¿Hay una recompensa real sobre mi cabeza? Cuando Lothaire descubriera quien la había fijado, la sangre correría. —Mi Novia ya es el objetivo número uno en el Lore. Ahora miles lucharán por la recompensa —y ellos creen que tú eres mía. Usarán oráculos para rastrear tus movimientos. Así que si de algún modo fueras capaz de escapar de estos límites, serías secuestrada en cuestión de segundos. Ellos te harían cosas terribles. Ella arqueo las cejas. —Sólo puedo imaginarme lo malo que tiene que ser para que lo llames terrible. Pero si ellos ofrecen la muerte, no olvides que quiero morir. —Algunos enemigos tomarían tu vida. La mayoría te mantendría. Al anatómicamente incorrecto dios del mar nada le gustaría más que sondear en tus profundidades y robarte tu virginidad. Mis enemigos vampiros te guardarían viva para alimentarse, perforándote todas las noches durante décadas. Los demonios te consignarían en sus notorios harenes, donde serías prostituida para todas las criaturas donde muchos pagarían generosamente por la posibilidad de humillar a la Novia de Lothaire. Aprenderías a pulir los cuernos de los demonios en las formas más degradantes. Ella tragó. —¿Harenes y prostitución y cuernos, entonces? —¿De repente el destino que he planificado para ti no parece tan atroz? Ella volvió al sofá, sentándose con menos rigidez que antes. —Para que quede claro. Mi destino, como lo propones, es el siguiente: Dentro de unos treinta días, enviaras mi alma empaquetada —a donde quiera que las almas van—y mi familia nunca será dañada por ti. —Aproximadamente, —él contestó, mediante una de su salida—palabra favorita. La muchacha asumía que él se refería al número de días. En realidad, él hablaba de la parte —del embalaje de alma.—Su alma sería extinguida. —Por aproximadamente, te refieres a unos treinta, ¿o al resto de ello? Pequeña bruja. —La pregunta que deberías hacer es por qué los días son tan variables. —Lothaire. ¿Por qué los días son tan variables? —Te he dicho que necesito un anillo especial para convertir a Saroya en un vampiro. El mismo anillo liberará tu alma de tu cuerpo. —No es mentira. —Esto podría tomarme semanas para localizarlo. —Ya veo. No, es que yo me queje, pero si, se supone, que debes estar buscando algo, entonces ¿por qué tratabas de dormir esta noche? ¿No es eso más o menos monótono? ¿No deberías estar trazándote a fuera en el pavimento incluso ahora? Ella lo hizo parecer perezoso. Nadie trabajaba tan duro como él lo hacía en sus siete pequeñas tareas: encontrar el anillo, eliminar el alma de la humana, convertir a Saroya en un vampiro, matar a La Dorada, reclamar la Corona de la Horda, encontrar a Serghei quemarlo vivo, conquistar a los Daci. Él no tomaba ningún placer de la vida, no disfrutaba de ningún entretenimiento. Todo al servicio de su Final de partida. Cansado solamente de pensar en todo ese trabajo, él se reclinó en su silla. Y otra vez, tuvo la sensación de que ella lo estudiaba. —El sueño y el trabajo son lo mismo ahora. —No entiendo. —Cuando bebo la sangre directamente de la vena, puedo cosechar los recuerdos de mi víctima. Veo sus recuerdos en mis sueños, volviéndolos a vivir cuando duermo. Siento la mordedura de frío sobre su piel, el dolor de sus heridas, incluso su muerte en mis manos. Recientemente, bebí de un hombre que sabe dónde está el anillo. Ahora sólo tengo que llegar a aquel recuerdo, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Tengo que abrirme paso entre muchos de ellos.
Ella pasó los dedos sobre la herida de su cuello. —¿Soñarás los mío? —Probablemente. No puedo esperar por los cariñosos recuerdos del estofado de ardilla alrededor de la chimenea del remolque. Ella abrió los labios, sin duda para dar una réplica cortante, luego la sofocó. —¿Cómo sabes cual es un sueño normal y cual es a partir de la vida de alguien más? —No sueño nada más que recuerdos, y sólo los de ellos. —No es de extrañar que estés loco. Pero afectaran a tu salud mental, ¿verdad? —Saroya afecta mi salud mental. Tú eres simplemente un objeto irrelevante. —¿Así que si el anillo es igual a mi muerte, entonces cada vez que duermas significa que estoy más cerca de morir? —No hay que poner un punto demasiado fino en ello, pero sí. Finalmente ella miró lejos, diciendo en voz baja, —¿Me darías un aviso previo? —No. No más de lo que harías con los venados que cazabas. —¡Eran animales! —¿Eres mucho más?—él preguntó en un tono reflexivo. —¿Y qué harías con tu aviso previo? —Me gustaría escribirle a mi familia. —Ah, las últimas cartas de Ellie Ana. Que conmovedor. Pero no hay espacio en Lore para el sentimentalismo. —Cuando doblo los brazos sobre su pecho, ella parecía estar haciendo una nota mental de ello. Él en realidad había sentido una pizca se sentimentalismo antes cuando se había dado cuenta que Chase podría morir —y con él, la única esperanza de Lothaire de una línea de vampiro. ¿No dejare nada detrás mí? Hace mucho tiempo, Lothaire había creado vampiros en algunas ocasiones, pero ellos siempre fallecían antes que él. Había perdido el gusto por ello. Cada uno murió antes de él. ¿Y ahora debo ser sentimental, sensible a mi edad? Elizabeth preguntó, —¿Alguna vez has hecho algo por otro sin esperar nada a cambio? —Lanzare mi mente atrás. Más lejos... más lejos... Ah, sí. Durante la Edad De Hierro, por casualidad encontré a un moribundo guerrero mortal en un campo de batalla. Él quería que yo llevara un mensaje a su esposa e hijos. Yo estaba en un estado de ánimo caprichoso. 'Dales el mensaje tu mismo', le dije, y lo convertí en un vampiro. Cuando se reunieron, ella corrió hacia él, lagrimas de alegría corrían por su rostro, sus hijos detrás. Cuando sus descendientes se alegraron, la giró en sus brazos, apretándola contra su pecho. Un momento tan conmovedor, tal emoción —hasta que ella estalló como una uva. Elizabeth estaba horrorizada. —Los vampiros y los humanos no se mezclan. Eres demasiado frágil. Si perdiera el control y pusiera mis manos sobre tu cuerpo... plop Ella se quedó en silencio. ¿Por qué mataría por saber lo que ella está pensando ahora mismo? Probablemente porque disfruto matando. En una oferta clara por cambiar de tema, ella preguntó, —¿Tus objetivos siempre caen en tus garras? —El noventa y seis punto cuatro por ciento de las veces, sí. Ella frunció los labios. —Que... aburrido. —¿Qué dijiste? —¿Dónde está la diversión en esto? ¿Dónde está la sorpresa? —La vida no es diversión.
—No lo es para la mayoría, supongo. —Ella se inclinó atrás en el sofá, metiendo sus piernas debajo ella. —Pero si fuera rica como tú, yo me divertiría. —Si no fueras tan lamentablemente pobre, sabrías que el dinero no compra la felicidad. —Hablas como un hombre que siempre ha tenido dinero. —¿Qué harías si fueras yo? ¿Divertirte? —Gastaría el dinero para mi familia. Y viajaría. —Ella miró al techo, como si se imaginara todos los sitios a los que iría. —Me gustaría ver todas las Grandes: la Gran Muralla China, las Grandes Pirámides, la Gran Barrera de Coral. Diablos, visitaría la Costa por primera vez. Ella nunca había estado fuera de Appalachia, nunca había visto un océano, una playa. Apenas podría imaginar eso. No tenía ni idea a lo que el aire marino olía, ni idea de cómo las olas se sentirían en sus pies. ¿Cómo reaccionaría? Probablemente no como él esperaría. —He visto el mundo, Elizabeth, varias veces. Es sobreestimado. No tengo familia a la cual agradecer. —¿Así que por ahora lees tu libro para disfrutar? —Ella rozó el diseño de la tela del sofá, sus uñas rojas arrastrándose ligeramente. —¿Cuál es la última entrada en tu libro de contabilidad? —Es un mortal llamado Declan Chase. Si vive. Él es el que posee los recuerdos del anillo. —Si él vive. ¿Le hiciste daño? —preguntó. ¿Había sofocado ella un bostezo? —No yo. Un demonio lo destripó con una espada ayer. Pero le di mi sangre para hacerlo inmortal. —¿No es una oferta muy grande? Desde que todos los mortales te ruegan que lo hagas. ¿Creo que dijiste que no tenía precio? —Ella descansó su cabeza sobre el brazo del sofá. —Deseaba mucho un lazo con él. A pesar de que actuaba como si me sometiera al ofrecer mi sangre. Lothaire recordó el subterfugio33, un argumento simple pero elegante, y luego la culminación — Chase inconsciente, con la boca abierta cuando se vio obligado a aceptar la sangre de un vampiro. A pesar de que el Blademan lo consideraba como una profanación, un veneno en sus venas... —Ahora puedo localizarlo en cualquier parte del mundo, en cualquier momento, —Lothaire continuó. —Puedo leer su mente si está cerca. Sí, mortal, en las circunstancias correctas puedo leer la mente. Otra manera en la que soy superior a ti. Ella jadeará con asombro, levantando la mano a su sien, por temor a que este leyendo su mente ahora mismo... Silencio. Él le echó un vistazo; sus manos se apretaron en puños temblantes. Elizabeth estaba profundamente dormida. 33 NDT: Pretexto o excusa fingida que se usa para evadir un compromiso, librarse de una obligación o esquivar una situación difícil Él finalmente se había abierto y en realidad hablaba con alguien —le había mostrado su maldito libro—¿y ella se había dormido? ¿La había aburrido? ¡Súka! Estuvo tentado a trazarla en medio de una pelea ghoul en jaula, ¡para ver si eso la despertaba! Se inclino sobre ella, mirando hacia abajo, confundido por el comportamiento de esta mortal. Y por qué nunca podía predecirla. A través de los latidos de su corazón, oyó incluso la respiración de Elizabeth. En el sueño, se veía delicada, incluso más joven. Tan hermosa, pero profundamente carente de potencial. Ella parece bastante inteligente —excepto cuando me desafía—sin embargo a excepción de su apariencia, no hay nada digno de mención sobre ella, ningún logro del que ella pudiera jactarse. Había tenido inclinaciones atléticas con todas sus expediciones a la naturaleza y tal, pero no era una atleta distinguida. No tocaba ningún instrumento, y hablaba sólo un idioma —mal. Si no fuera por Saroya, Elizabeth habría tenido una vida desperdiciada, igual que su repugnante madre. Ropa de la tienda de segunda mano y perfume barato en un sucio remolque, con fugas.
Al menos ahora Elizabeth servía a un propósito superior. Cuando su respiración se hizo más profunda, sus labios se entreabrieron y los latidos de su corazón aumentaron arrulladoramente. Como un metrónomo... como las olas que ella nunca vería. Tan joven, esta mortal. Mirándola fijamente ahora, él casi podía olvidar cuánto detestaba a los humanos. Casi. Sus pensamientos fueron interrumpidos por su repentino bostezo. Verla dormir lo había calmado. Su Novia —o al menos su cuerpo — podría calmarlo. ¿Un instrumento que puedo usar? Después de desatar su espada, se quito las botas, retiró su camisa. Ahora dormiré. Ahora los recuerdos vendrían. Cuando se trazó a su cama, él pensó, Tus días están contados, joven Elizabeth.
Capítulo 15 Ellie se despertó con un gemido. Un gemido de hombre. Entre abrió los ojos y se encontró acurrucada en el sofá en la habitación del vampiro. Ella extendió la mano y aturdida encendió una lámpara cercana, se ilumino la zona lo suficiente para que ella lograra ver a Lothaire. Él yacía dormido en su cama. Se levantó y se acercó a él, curiosa de ver si podía encontrarlo tan guapo ahora que ella estaba descansada —y no agudamente traumatizada. A su lado, Ellie exhalado de resignación. ¿Cómo podía estar tan dañado mental —y moralmente —y sin embargo ser tan impresionante en el exterior? Vestido sólo con jeans oscuros que colgaban de sus caderas, se reclinó en su frente, el lado de su cabeza apoyada en su antebrazo. Su pelo rubio largo estaba revuelto, esos desquiciantes ojos ocultos. Su rostro era perfectamente inquietantemente, con su orgullosa nariz patricia y pómulos anchos. Incluso la barba que cubría su audaz mandíbula era atractiva para ella. Sus dedos se morían de ganas de remontar sus labios, para determinar si eran tan firmes como parecían. Ella nunca se había fijado en los labios de los hombres antes, pero los suyos eran sexy. Ahora que las heridas habían cicatrizado, la suave piel de su espalda parecía exigir su toque. Esos musculosos hombros... Él volvió a gemir y sus cejas se unieron bruscamente. ¿Soñando? Si verdaderamente experimenta los recuerdos de todas sus víctimas —miles de años de pena —¿cómo podía no estar volviéndose loco? Seguramente no soñaba con el anillo ya. ¿Tal vez estaba viendo sus recuerdos? Nunca había hecho nada de lo cual ella estaría demasiado avergonzada de que él descubriera, pero ella no quería que sintiera exactamente lo mucho que ella amaba a su familia, o que conociera lo terrible que eran sus apuros actualmente. La última vez que hablo con su madre, había habido rumores hacer de los hombres Pierce volviendo a las minas. Su mamá había dicho: Sobre mi cadáver, Ellie, entonces se sintió avergonzada por su comentario hacía su hija que estaba en el corredor de los condenados a muerte... Cuando Lothaire se volvió de espalda, la boca de Ellie se seco. Su torso estaba duro como una piedra, con los abdominales y pectorales marcados. Un pelo rubio más oscuro, casi de color dorado, rompía al centro de su pecho y una fina línea dorada se arrastraba debajo de su ombligo y más abajo. Sus sentidos de privación lo apreciaron, casi mitigando su odio por él. Querido Dios, el vampiro era tan... hermoso. Masculina perfección. Sobre todo con los ojos cerrados. Po dría mirarlo todo el día. ¡No! Chasqueó la liga. Era un asesino que buscaba rehacerla. Él era en parte responsable de su encarcelamiento. Era mejor no tener ninguna confusa atracción por él. De hecho, consideró brevemente abrir las cortinas para que el sol de la mañana entrara, pero decidió no hacerlo. Era demasiado rápido, sólo se trazaría fuera de la exposición de la luz. En su lugar, Ellie se arrastró a sí misma, planeando ducharse, vestirse y prepararse mentalmente para su próxima ronda con él. Dentro de su habitación, cerró con llave la puerta de comunicación entre la suite de su lado —como si eso hiciera cualquier cosa para mantenerlo fuera. Luego descorrió las cortinas de su balcón. Sus labios se separaron. ¿Final de la tarde? Agotada o no, no podía creer que había dormido tanto tiempo. En la cárcel, que se
había despertado a las 6 am en punto durante toda su sentencia. Se dirigió a su cuarto de baño, encontrando abundante artículos de tocador en el interior. La promesa de una ducha con agua muy caliente —sin los ojos de algún guardia sobre ella—realizo un llamado en ella. Una vez que sintió el agua hirviendo en cascada sobre ella, suspiró con satisfacción, sin prisa lavado su cuerpo con un jabón perfumado. Sin embargo, pronto sus manos redujeron la marcha, el baño se volvió acariciante. Había pasado mucho tiempo desde que ella había podido tocarse a sí misma —estando totalmente desnuda y sin ser observada—que había olvidado de lo que ella sentía. Bloquearon las imágenes de torso cincelado de Lothaire de su mente, diciéndose a sí misma que sólo estaba a familiarizarse con su cuerpo. Cuando ahueco uno de sus pechos, un suspiro tembloroso se le escapó. Maldita sea, pero echaba de menos las caricias, se perdió los sonidos masculinos de apreciación cuando la había tocado a su vez. Ellie había disfrutado de los hombres, había sido un incurable coquetea durante toda su vida. Había empañado muchas ventanas de cabina de camión que le había conseguido una gran reputación. Esa fue Ellie, la virgen fácil —que era traviesa para hablar, para las caricias, para machacar. Siempre y cuando sus jeans se quedaran con la cremallera. Pero entonces había sido despedida, expulsada de coquetear y de reír y de tocar. En la cárcel, había tenido muchas ganas de sentir la aspereza de las manos de los chicos en sus pechos, escuchar sus gemidos desesperados en su oído. "Déjame tenerte, Ellie... Sólo pondré la punta, te lo juro." Apoyó el antebrazo en la pared de la ducha de mármol cuando su mano libre descendio por su abdomen y más abajo. Ya que ahora estaba desnuda entre sus piernas, Ellie percibía sensaciones diferentes en cada gota de agua a lo largo de su carne, el roce de una de sus largas uñas... Ella estaba por dentro tan resbaladiza, tan tentada a hacer algo más que explorar. Se mordió el labio y miró a su alrededor, medio asustada de que Lothaire se traza en la habitación y la sorprendiera. ¿Qué haría? Cuando él la había arrebatado contra su cuerpo ayer, había sentido el poder inquebrantable de sus músculos, había sentido su erección increíblemente grande. Su sexo se contrajo con el recuerdo de aquella dureza. Un chorro de agua empañó la abrasión en su cuello, lo que la hizo estremecerse. El vampiro la había probado allí, parecía que saboreaba su gusto, gimiendo mientras tomaba. Por alguna razón, la idea de eso era... erótico para ella —como si la hubiera querido tanto, tuvo que tomar una parte de ella en sí mismo. Su respiración se estremeció hacia afuera. ¿Qué hubiera pasado si Saroya no se hubiera levantado? ¿El vampiro habría ahuecado los pechos de Ellie? Recordaba cómo le habían dolido. En ese momento, no podía haberlo detenido, había estado en un estado de estupor sensual por su boca. ¿Habría arrastrado sus besos más bajos... y más abajo? Se imaginó esos labios firmes cerrándose alrededor de uno de sus pezones, sus cejas rubias dibujadas por el placer, sus manos pálidas amasando—¡No! ¿Qué estaba mal con ella? Detestaba al vampiro, sin embargo, ¿estaba fantaseando acerca de él? Dejó caer las manos inmediatamente, cortando el agua. Recostado contra la pared, ella contuvo el aliento, obteniendo el control de su necesidad. Los vampiros siempre eran retratados como hipnóticamente atractivos en las películas. Seguramente había algún tipo de influencia extraña sobre ella —una cualidad sobrenatural acerca de él.
Aunque la explicación más probable era que ella estaba simplemente necesitada después de su estancia prisión. Después de secarse, llegó hasta el armario repleto, se tambaleó de nuevo con todas las selecciones. Podía pasarse horas mezclando y combinando. Nunca había seguido la moda de las revistas femeninas porque sabía que nunca tendría suficientes opciones para crear conjuntos, para tener un “estilo personal”. De hecho, vagamente había estado resentida con las mujeres que tenían los recursos “y el tiempo” para gastarlos en moda. Todavía no tienes el tiempo. Recordándose a sí misma que ella tenía sólo un mes como máximo, rápidamente se eligió un par de pantalones color beige y un suéter azul con cuello vuelto bajo. El atuendo parecía una tontería sin zapatos, así que se puso un par de zapatillas de color tabaco. ¿El vampiro estaría todavía? ¿Tendrían otra conversación —o confrontación? Se preguntó si el sentimiento de aleteo en su vientre era el hambre. O los nervios. Rápidamente trenzo la coronilla de su pelo, dejando el resto para que se rizara en sus hombros. Después de debatir sobre el maquillaje, ella optó por un ligero brillo labial. Un bramido atronador resonó en su habitación. Seguido por otro, y otro. Más alto, más fuerte. Luego silencio.
Capítulo 16 Cuando Lothaire despertó, yacía en un banco de nieve. A pesar de que seguramente era aún de día en Nueva York, el color amarillo claro de la luna se derramaba sobre él. Trazándose en sueños. Una vez más. ¿Dónde demonios estoy? ¿Esto iba a suceder cada vez que durmiera? Lanzó una mirada a su alrededor, reconociendo su paradero —porque se trataba de una propiedad a la que regresaba a menudo, una que ahora le pertenecía. El campo en el que su madre había muerto. Recordaba de manera claramente la muerte de Ivana y la noche siguiente. Sobre todo la víspera siguiente a eso, en la que finalmente había sido capaz de levantarse de su capullo de nieve. El sol casi se había puesto cuando empezó a arañar para poder sacar su cuerpo fuera de la nieve. Los humanos se habían ido hacía mucho tiempo, pero Lothaire se había visto obligado a esperar en agonía hasta que llegase el crepúsculo. Por fin rompió la capa exterior de hielo y corrió en busca de su madre... esperando contra toda esperanza. Entonces divisó todo lo que quedaba de la orgullosa Ivana—ceniza negra contra la brillante y blanca nieve. Con un grito ahogado, llegó hasta sus restos, pero una ligera brisa susurró, dispersando sus cenizas a través del campo. “¡No, no, madre!” Llorando, desesperado por tocar siquiera un fragmento de ella, se abalanzo sobre ellos. Se trazó hasta el lugar, cepillando sus dedos sobre la ceniza desintegrada. La primera vez que había sido capaz de teletransportarse. El golpe lo sacudió. Horas antes, esa habilidad hubiera evitado el sacrificio de Ivana. Cayó de rodillas, lleno de un odio amargo contra sí mismo. Le fallé. Las lágrimas caían, hasta que se dio cuenta de su presencia. Los Daci a su alrededor, envueltos en la niebla. Su madre le había dicho que su familia iría por él una vez que los humanos se hubieran ido. Efectivamente, ellos lo habían hecho. “Lothaire, le susurraban como el viento”. Él se puso de pie, señalando en círculos."¡Muéstrense!" Volvió el odio que había sentido por sí mismo hacia el exterior. Oyó la voz de su madre en su mente: "Confía en la fría razón." Pero no pudo. La furia quemó dentro de él justo como el sol la había quemado a ella. "¡Ustedes cobardes inmundos! ¿Dónde estaban anoche? ¿Dónde está Serghei? ", Gritó hasta que la saliva que rociaba sus labios, se congelo. “¡Déjenme ver sus caras!” “Lothaire…” Se trazó adelante, volando en la niebla con sus colmillos descubiertos. No podía verlos. Los ojos muy abiertos, hasta que se dio cuenta de que eran la niebla—y dentro de ella, también. “¡Permitieron que se quemara!,” Gritó, con la garganta en carne viva. “¡Luchen conmigo!” Por todo su alrededor, escuchó sus murmullos: “... su maldición... ” “... Se trazó dentro de la niebla... ” “... Sangre de la Horda... ” “... falta... ” “... rabia... ” “¡Sí, tengo la sangre de la Horda! Lo mejor para destruir” Simplemente trazándose en la distancia, se disipo. La noche estaba tranquila, silencio absoluto. Completamente solo. A través de los siglos, Lothaire había vuelto aquí una y otra vez, buscando desesperadamente al pueblo de su madre, buscando a Serghei.
Pero nunca se había trazado en sueños hasta esta clase de distancia. El mordisco de la nieve en sus pies descalzos, una invitación de la brisa helada a la calidez de su torso al descubierto. Despreció este lugar. Lothaire aún podía recordar el olor de la carne quemada de Ivana en esa helada madrugada. Debido a que su padre, Serghei, el rey de los Daci, la había abandonado. El abuelo que Lothaire nunca —en su vida sin fin—había podido encontrar. Cuando joven, Lothaire no comprendió el dolor que su madre había sentido. Desde entonces había conocido muchos tipos de tortura, había sentido su propia piel quemándose por el sol. Ahora entendía a lo que Serghei había sometido a Ivana. Todavía puedo sentir sus cenizas frágiles contra la punta de mis dedos... Con el recuerdo, la rabia hirvió dentro de Lothaire, tan fresca como esa víspera. ¿No debería haberse atenuado? Se sentía enloquecer, con ganas de destrozar al enemigo hasta que la sangre humeante rociara como la lluvia la nieve pintándola. —¡Da la cara, Serghei! —Bramó. —¡Maldito cobarde! Por un instante, pensó que sintió su presencia. ¿O fue sólo un remanente persistente de su sueño? — ¡Da la cara!—Nadie lo confronto, nadie respondió a su desafío. —¡Maldito seas por siempre, lucha contra mí! Este podría ser el momento en que cayese al filo de la navaja, irremediablemente loco. Otro bramido surgió de su pecho. Anhelando la sangre, la matanza... rotura de huesos... La prisa cuando la carne dio paso a sus colmillos. En el filo de una navaja de afeitar, la mirada fija en el abismo. Y el abismo le devolvía la mirada. Justo cuando se dio cuenta que estaba a punto de perder esta batalla, se imaginó la piel de su complaciente novia, renunciando a su vino carmesí. Hundir sus colmillos en ella, sumergirse en lo profundo... Sus ojos se abrieron. Ella está sola. Indefensa. En menos de un instante, había regresado al apartamento. Necesitaba protegerla. Necesitaba de ella. Enterrar su cara en su cabello y aspirar su aroma embriagador, podía imaginarlo con tanta claridad. Encontró a Elizabeth parada en el balcón bajo la cubierta de sol. No es ella, no ella. Saroya únicamente. El susurró, —Permite que Saroya se alce. Ella se dio la vuelta. —Estás de vuelta—Oh, Dios mío, tus ojos. —¡Permite su subida!—Abismo. —Ella no lo está intentando. Echó hacia atrás la cabeza y gritó. —Lothaire?—Escuchó cómo se atragantaba con un miedo mortal, y sin embargo, disminuyó cerca de él, las manos en frente de ella. —¿Q… qué te ha pasado? ¿Hay nieve en tus pantalones? Entrecerró los ojos sobre ella, dispuesto, sí, ven a mí. Ella dio un paso más cerca de las sombras, y luego otro. Sus manos temblaban. Las quiero en mí. Ven y tócame, mujer. Tócame, y yo podría durar otra noche.
Los ojos del vampiro eran más aterradores de lo que Ellie los había visto nunca. Estaban llenos de rabia — y angustia. Una horquilla roja rodeada de blanco, dándole un aspecto aún más siniestro. Sin embargo, eran fascinantes para ella.
Su pecho desnudo se alzaba al respirar, sus manos apretadas en puños, la promesa de violencia en cada músculo ondulante y tendón estirado. Sus colmillos brillaron afilados. Y aún así se encontró cruzando hacia él, queriendo alisar su cabello despeinado por el viento en la frente, necesitando sentir su piel perfecta. Cuando se unió a él en la habitación, algo empezó a suceder que Ellie no entendía. Él se colocó más cerca de ella, más cerca, con una sedosa gracia, depredadora. Cayó en la cuenta, de que no quería asustar a su presa. Ella se estremeció, al mando de sí misma, no saldría corriendo. Porque sintió que eso podría… excitarlo. Pronto estaban tan cerca que tenía que estirar la cabeza para encontrarse con su mirada. Sus labios se separaron con la necesidad evidente que vio allí. Pero, ¿qué es lo que él necesitaba? ¿Qué quería? ¿Por qué sentía como si fuera a morir si no averiguaba como se sentía su pálida piel? —Elizabeth, —dijo entre dientes, su voz cruda, su expresión enloquecida. Tal vez podría tocarlo, podía satisfacer su curiosidad, y él no lo recordaría siquiera —¿Puedo... puedo tocarte? Se estremeció, y luego susurró: —Si. Tócame. Para probar las aguas, apartó un mechón de pelo de su cara. Cuando simplemente se acercó a ella, tentativamente puso la palma de su mano sobre su pecho, contra su piel helada. ¿Dónde se había trazado? ¿A qué tierra nevada? Él se estremeció, aún cuando sus músculos saltaron con su toque —Elizabeth, —le gruñó con voz entrecortada, —me quemas. Estaba a punto de soltar sus manos cuando le ordenó, —Más. —O… bien. —Avivó sus dedos sobre el pecho, avanzando poco a poco hasta que sus manos se extendieron sobre sus rígidos pectorales, sus pezones planos. Ella no entendía a este hombre, este malvado vampiro con sus ojos angustiados. Él todavía no había puesto sus manos sobre ella. ¿Porque temía? —Si pierdo el control... —Le había advertido. Pero sentía que ella lo calmaba, que lo afectaba físicamente —y mentalmente. Efectivamente, la agitación comenzó a ceder, sus párpados se volvieron pesados. Ellie estaba tan afectada. Su fascinación creció con los bordes que se flexionaban bajo su mano, pidiendo a gritos ser exploradas. Cuando ella peinó con las uñas el vello dorado del pecho, los ojos de él se cerraron como cubiertos con una capucha. —¿Estás mejor?—Su voz era vergonzosamente ronca. Pero ella había estado dolorida por algún tipo de contacto durante media década, ¿cómo no podía apreciar a un hombre como él? Todo pelo alborotado y músculos abultados. Dando la impresión de despertar, le lanzó una mirada llena de odio. Golpeó sus manos lejos murmurando una maldición, entonces se dirigió hacia la cocina. Como no se trazó, pensó que él quería que lo siguiera. Ella lo miró reacia asombrándose de los planos esculpido de su espalda, su forma cónica descendiendo hasta las caderas estrechas... Incluso su andar era sexy. Lothaire caminaba como imaginaba que lo haría un poderoso rey. En la cocina, abrió el refrigerador, apoyado en la puerta sacó una jarra de sangre. Se veía como un dosificador de crema en sus manos grandes. Levanto la jarra, tragando su contenido, mientras que Ellie se hundía en una silla, mirándolo con fascinación.
Lo vio mirarla por el rabillo del ojo, sabía que él observaba su respiración entrecortada, sus mejillas enrojecieron. Ahora que ella lo había tocado, estaba aún más atraída por él. La atraía como la luz a la polilla. ¿Tal vez era un poco menos intimidante, sin su lujosa ropa a la medida y botas caras? Y su traqueteo con la jarra en el refrigerador era tan normal, tan masculino, no podía dejar de responder. Incluso cuando un hilo de sangre corría por la comisura de sus labios. Vampiro. Sangre. Aun así, no podía apartar la mirada. ¿Cómo puede esta vista hacerme babear? Cuando terminó, se pasó el antebrazo por encima de su boca, por la barba y el mentón. —¿Mira hasta hartarte? ¿Toca hasta llenarte? No te preocupes, estoy acostumbrado a que las mujeres de todas las especies me codicien. Sintió el rubor de la vergüenza, pero lo frenó. Ellie tenía una fecha de vencimiento en su vida que se acercaba rápidamente, no podía perder ni un minuto avergonzándose por nada. Y resolvió que no se golpearía porque se sintiese atraída por un mortal maniático, vampiro que ella ansiaba matar. Ellie inclinó la cabeza considerando la situación, diciendo con sinceridad: —Bueno, al menos, el envoltorio es hermoso. En su expresión, dijo, —Oh, vamos. En toda tu vida sin fin, ¿nadie ha insinuado que eres feo por dentro?
Los más débiles que Lothaire no hacían un hábito el insultarlo. Por supuesto, ella quería morir. —Tú no vas a provocarme para que te mate, dijo, y agregó, —esta noche. Sin embargo, el tribunal de mi ira, te castigará de otra manera. Su cólera estaba lista, y su humor asqueroso. A pesar de que había dormido durante horas, los únicos recuerdos que había soñado o vivido en carne propia —fueron los propios, algo que no había ocurrido en mucho tiempo. Lo que significaba que no había cosechado ninguna nueva información sobre el paradero del anillo. Si no podía acceder a los recuerdos Declan Chase, se vería obligado a ponerse en la búsqueda del anillo de nuevo. La primera vez que había tomado el consejo de su tío y bebido “en directo” la sangre inmortal, Lothaire había aceptado el riesgo: la locura. Pero se había convencido de que su mente era demasiado fuerte para ser excesivamente afectado. Tal vez había crecido más diabólico, su conciencia aún más erosionada. Nunca había esperado trazarse en sueños y los estragos, los momentos en que no podía oír a un enemigo acechándolo por el estruendo de su corazón. Nunca había esperado perder su capacidad estratégica. En el pasado, fácilmente había manipulado a varias personas, desde hacía décadas, previendo los movimientos de cada jugador como si fueran peones de ajedrez. Ahora la solución de un simple rompecabezas se le escapaba. Rara vez podía dormir. Cuando lo hacía, no podía filtrarse a través de sus sueños para llegar a la información que necesitaba. ¿Algo también extraño? No había experimentado los recuerdos de Elizabeth en absoluto. Fue su última toma, ¿por qué no lo había visto las suyas? Lo único bueno que llego con su descanso fue que sus heridas se habían curado por completo. A su edad, podían pasar semanas entre sus tomas, pero la regeneración le había dejado muerto de hambre. Sirvió más de la sangre fría en un vaso —glu, glu.—Él quiso beber tranquilamente delante de la mortal, sólo para molestarla.
Pero ella no hizo ningún comentario sobre el desayuno, sólo dijo: —No he encontrado nada aquí que pueda comer. —No te preocupes, alimentaré a mi nueva mascota. —¿Mascota?—Sus ojos brillaban. —Nunca supe que podía odiar a alguien tan profundamente como lo hago. —A menudo ayudo a descubrir los límites exteriores del odio. Es un talento mío. —Meditando sobre tu propia situación desconcertante, dijo, Debes de estar confundida por sentir deseo por un hombre que desprecias. —No, me di cuenta de lo que está pasando. —Estoy intrigado contra mi voluntad. Dime lo que tu cerebro mortal amenaza con dejarr salir —, dijo él, imitando su acento. Ella entrecerró los ojos. —Siempre me han gustado los hombres. Antes de la cárcel tenía bastantes novios, íbamos al estacionamiento cada fin de semana. Los celos estallaron dentro de él, aunque estaría condenado si sabía por qué. Elizabeth no era suya. Como si recordara a un ex novio, miraba su pasado y a Lothaire. Sus ojos desaparecieron lánguidos, ella giró un mechón de cabello, recorriendo su regordete labio inferior. Ese pelo. Esos labios. —Perdiéndome en algún estacionamiento, —murmuró ella distraídamente, un rubor se extendió a lo largo de sus altos pómulos. —Caliente, agitado... estacionamiento. Justo cuando estaba a punto de romper algo, ella le devolvió la mirada. —En los últimos cinco años, he visto un total de nueve hombres. Piensa en eso por un segundo. Entonces entenderás cómo incluso tú te puedes ver bien. —¿Incluso yo?—Su tono fue de burla. —¿Mis atributos naturales no tienen nada que ver con eso?— Hizo un gesto sobre sí mismo, señalando su físico impecable. Había llegado a ser perfectamente forjado. Exactamente como lo prometieron. Pero, por todos los dioses, ¿qué se necesita para mantener mis propias promesas? —Lothaire, solamente porque estoy sexualmente desesperada eso no te convierte en un melocotón. ¿Sexualmente desesperada? Su mente tuvo un flash del momento en que la había visto en el agua besando con avidez a ese chico, clavándole los dedos en sus hombros mientras su boca se había movido sobre él. La expresión del hombre había sido de asombro antes de que sus ojos se cerraran, por la lujuria que lo abrumaba... La visión de Lothaire se volvió roja. Elizabeth se había retorcido contra el muchacho, como si no pudiera acercarse lo suficiente a él. Lothaire arrojó su vaso en la cocina, sangre y fragmentos de la explosión contra la pared. Se trazó delante de ella, agarrando de un tirón la parte superior de los brazos de su asiento. Los latidos de su corazón se aceleraron, sus ojos muy abiertos por el miedo delicioso...
Capítulo 17 Las manos de Ellie volaron hacia el pecho del vampiro cuando su boca descendió sobre su cuello. — ¿Qué está mal contigo? —¡Este cuerpo me pertenece ahora! Nunca va a ser tocado por otro. Él rechino, contra su piel. — ¡Maldita sea, permítele a Saroya levantarse!—Sus labios se abrieron, y su lengua barrio su piel. —¡Oh! Yo… Yo no puedo, ella ni siquiera esta intentándolo— ¿Beberás de mi otra vez? Su piel era más cálida de lo que había estado antes, cada vez más y más caliente bajo sus dedos. Con otra perversa lamida sobre su cuello un escalofrío la recorrió. Los pezones de Ellie se apretaron en puntos sensibles, sus senos hinchándose. —Tú estás necesitada de mi tacto, desvanécete y has que ella venga a mí—ordenó, con voz ronca. — Le daré placer a este cuerpo, y luego tú estarás liberada del dolor cuando despiertes —No sé cómo desvanecerme—exclamó, su acento cada vez más grueso. Él estaba besando su cuello tan ávidamente, no mordiendo, pero con un hambre urgente. —Oh, Dios, no puedo pensar cuando haces eso—¿Había gemido lo ultimo? Debió, porque él se aparto de ella, mirando hacia abajo para sopesar su reacción. Estaba jadeando, sus ojos se centraron en su sexy boca, aquellos labios. Le desabrochó el botón de los pantalones. —Tú me odias… Ella tragó saliva con miedo. Y anticipación. —…pero aún así me dejaras hacerte lo que quiera—pElliezcó la cremallera, graznando palabras en ruso a medida que él, lentamente comenzaba a tirar hacia debajo. —Yo… ¡Yo te odio más que nada! Pero —esa boca tuya se siente tan bien. Probablemente tienes algún tipo de control vampírico artificial sobre mi—Alguna explicación debía tener ese deseo animal que sentía por él. Cuando extendió sus pantalones y los abrió sus dedos toco el encaje de seda de su ropa interior las bragas con un gemido, Ellie se mordió el labio inferior, luchando por mantener los ojos abiertos. ¿Continuarían sus dedos bajando, descubriendo su humedad…? ¿Cuánto más podía controlar? ¿Su vida, su futuro, y ahora sus deseos? Ella sufría de demencia temporal, comprensible teniendo en cuenta todo lo que había pasado. Todo por lo que él le había hecho pasar. Al pensamiento, ella lo odió una vez más. Ellie sacudió fuertemente su cabeza, y luego encontró sus ojos ardientes. —No, no te dejaré hacer lo que quieras—le agarró la muñeca, tirando de su cada vez más descendiente mano dentro de sus bragas. —Porque no te quiero, y nunca te querré Un músculo pálpito en su mandíbula. No sabía si iba a darle un beso más —o a matarla. Se volvió y golpeó la pared de la cocina, levantando una nube de yeso. —Como si yo te quisiera—¡te detesto tanto que me quema! ¡Y no puedo matarte! —Aún. Posó la mirada en ella. —Todavía no. Pero muy pronto—Él desapareció, reapareciendo segundos más tarde, completamente vestido. Su ancho pecho estaba agitado aún bajo un suéter de color gris oscuro de algún material fino, cachemir o probablemente algo igual de costoso. Independientemente de lo que fuera, se amoldaba a sus músculos como una segunda piel. Su pantalón negro, obviamente, estaba hecho a medida. Llevaba una correa para espada y la espada. Asombrosamente hermoso. —Vamos a dar un paseo
¿Una oportunidad para escapar? —¿Dónde? —A ver a Hag34
Lothaire trazó a Elizabeth dentro de una cabaña junto al mar en la orilla de una playa solitaria en las Outer Banks35. Necesitaba una reunión de emergencia con su oráculo, una mujer Fey conocida como la Hag en el sótano. —¿Dónde estamos?—susurró Elizabeth. —¡Dijiste que tus enemigos podrían encontrarme fuera del apartamento! —No aquí. Su protección es idéntica a la mía—Elizabeth estaría lo suficientemente segura. Además, no tenía más remedio que consultar con Hag —su mente estaba cada vez más desordenada. Peligrosamente. Hace instantes, había decidido bajar los pantalones de Elizabeth hasta sus tobillos, luego inclinarla sobre la mesa para follarla allí mismo. Brevemente había pensado que era una idea brillante. Haciéndola gemir mi nombre antes de permitirle venirse, sumergirme en su apretado calor, sintiéndola contraerse a mí alrededor… ¡No, no! ¡Enfócate! Aparte del hecho de que él esperaba el levantamiento de Saroya esa misma noche, podría matar a Elizabeth. Sí él perdía el control, profundizando en ella con todas sus fuerzas… Sus fosas nasales llamearon y apretó los puños. El ansia de sangre peleaba con la necesidad sexual. Ya había estado cerca de tomarla esta mañana. Hag podría ayudarle a encontrar un foco, podría ayudarle a sortear a través de sus recuerdos —para que pudiera librarse de Elizabeth, cuanto antes. 34 (N. del T.) significa bruja o arpía y el nombre despectivo del personaje 35 (N. del T.) Grupo de islas en Carolina del Norte, USA El oráculo era la única persona que, incluso mínimamente, confiaba con su Endgame36 Había previsto a su novia y le había dicho cómo encontrarla. Se había asegurado que el cuerpo de Elizabeth estuviera protegido durante su encarcelamiento. Por años, Hag había guardado sus secretos… Las persianas de su casa estaban cerradas contra lo último de sol del día. El oráculo lo estaba esperando. Cuando Elizabeth inspeccionó la sala abierta y el área de la cocina, Lothaire trató de ver este lugar a través de sus ojos. Alas de murciélago y madejas de hierbas colgando del techo para secarse. Cadáveres de animales yacían en una mesa de carnicero en varios estados de descomposición. Hag elaboraba brebajes burbujeantes en una estufa moderna de gas, mientras que en bancos largos de trabajo tenía una variedad de frascos sobre quemadores. Su colección de cráneos de demonios decoraba un estante superior —parecían humanos a excepción de los cuernos y colmillos sobresalientes. Cabezas de Ghoul alineadas en otro estante, sus rostros verdes putrefactos congelados en el horror. Penes de Centauro conservados en tarros llenos. —Hag—la llamó. El oráculo era en realidad una fey de aspecto joven que había sido transformada en una vieja sin poder durante algunos siglos antes de que regresará recientemente a su verdadera forma:
la de una hermosa morena con orejas puntiagudas. Balery era su verdadero nombre, pero a le gustaba llamarla mejor Hag. Lothaire quería recordarle a la vieja fey del pasado tan a menudo como fuera posible. Porque él era quien la había salvado. Otro nombre en mi libro. Hag salió de una habitación al fondo. —Lothaire, no puedo decir que esto es una sorpresa —Ella se limpio las ensangrentadas manos en un delantal manchado. 36 NDT: Endgame: Fin del Juego, se refiere a la última partida, como en el ajedrez, la jugada del Jaque Mate. A pesar de que llevaba ropa moderna bajo el delantal, botas, una falda corta, una camiseta —tenía una definitivamente in moderna37 vieja bolsa negra de huesos videntes puesta en su cinturón. Aparte de su talento como un oráculo, —que se había debilitado por falta de uso de su involuntario —Hag era también un concoctiones38, especializada en venenos y pociones. Elizabeth quedó asombrada con las manos ensangrentadas de la Fey, deslizándose cerca de él como para protegerse. El vampiro quien intentaba destruir su alma. Le oyó susurrar a sí misma, —mente abierta, mente abierta—y creyó había curvado el dedo a través de una de las presillas de su cinturón. —¿Ahora permaneces cerca de la sanguijuela? —El temor de Elizabeth era tan mortal, desigual. Otro ejemplo de cómo era inferior a la valerosa Saroya. ¿El intento resplandeciente de gloria de Elizabeth hace cinco años? ¿Su conexión con él antes en las sombras? Mera deficiencia mental, decidió Lothaire. —En este momento, pienso que eres el menor de dos males. Soltó una carcajada sin alegría. —No puedes estar más equivocada. —¿Ella es la Hag?—Murmuró Elizabeth. —No se parece a una. ¿Cambia de noche o algo así? Hag suspiró ante su ignorancia. En un tono desdeñoso, dijo, —trajiste compañía humana. —Mis enemigos ya saben que está en mi poder. —¿En tan pocas horas? —Nix—Él no necesito decir más. —Debemos actualizar nuestros códigos claves cada hora Él asintió. La fey rodeo a Elizabeth, sus orejas puntiagudas se movían nerviosamente. —Ella es más guapa que en mis visiones. 37 NDT: Fuera de moda. 38 NDT: Una inventor o elaborador de brebajes. —¿Esperabas algo menos de mi novia? —¿Visiones?—La postura tímida de Elizabeth desapareció, y se apartó de él para fulminar con la mirada a Hag. —¿Tú fuiste la que le dijo a este monstruo como encontrarme? Hag no le hizo caso como si fuera un perro ladrando. —Su cuerpo se reproducirá bien, después de que la conviertas—remarcó a Lothaire. Había estado tan preocupado por el acto de la reproducción que nunca había pensado en el resultado. ¿Cómo sería su descendencia, cuando llegarán a este cuerpo? Aunque los vampiros se reproducían moderadamente, se imaginó numerosos niños de pelo rubio con decididos ojos grises. —Requeriré muchos herederos. La comprensión —y el horror—apareció en la expresión de Elizabeth. Cuan bizarro era darse cuenta que el cuerpo de uno seguiría, Lothaire reflexionó, reproduciendo
pequeños para otros. —Mis hijos—Elizabeth apretó los puños. —Criados por ti y tu asquerosa puta—Si ella lo golpeara, como deseaba hacer, se rompería los huesos de la mano. Cuando Hag dio un apretón evaluando la cadera de Elizabeth, la chica se dio vuelta, moviendo uno de sus puños. El se trazó entre ellas, capturando su palma. —Nunca toques a esta fey. Nunca. Su piel es venenosa. Hag era una Venefican, una mujer envenenada. Cuando era una niña, había sido alimentada con pequeñas cantidades de veneno hasta que su piel se había vuelto definitivamente letal. También había sido entrenada como una cortesana, poniendo esos rasgos juntos, ella era un arma perfecta. —Y antes de concebir ideas suicidas—Lothaire le dijo a Elizabeth, —entérate que ella te sanará antes de que puedas morir. Pero experimentarás la agonía como nunca antes. Elizabeth dio un tirón a su mano lejos de él, con barbilla levantada. —Ella es una humana un poco salvaje, ¿no?—Dijo Hag. —Elizabeth aún no ha comprendido su lugar en el gran esquema de las cosas—le dio a la chica un moderado empujón hacia el mostrador de la cocina. —Siéntate, cállate, y no toques nada. Vaciló antes de sentarse en un taburete, todavía erizada. —¿Qué te trae por aquí hoy?—Preguntó Hag. —He venido por una poción. Necesito despejar mi mente para llegar a mis recuerdos—Mi final del juego esta tan cerca. Entonces tendría todo lo que siempre había querido. Finalmente entenderé lo incomprensible… —Necesito concentrarme—En algo más que el encanto de Elizabeth. Hag inclino sus ojos de una gama de color marrón sobre él. —¿Quieres hablar de negocios delante de ella? Se encogió de hombros. —Ella se habrá ido antes. Pero tiene que comer hasta entonces. Hag le dijo —Ve al cuarto de atrás y busca un cofre verde adornado con enredaderas de hoja verde. Abre la tapa y dile lo que deseas comer. No abras el cofre negro decorado con telarañas. Cuando Elizabeth sólo entrecerró los ojos, Lothaire, dijo, —Has lo que ella te dijo. Debes seguir sus órdenes como si fueran mías. Elizabeth se levantó con enfado, y luego se paseó por el cuarto de atrás. Él oyó un chirrido de bisagra, y luego ella pronunció —Fun… yuns39 Un segundo más tarde con su acento particular: —¡Vete al infierno! Por encima del hombro, ordenó, —Come algo nutritivo. Después de una pausa rebelde, dijo, —Waa—ffles—con—mieel—dee—ma—plee—40 Entonces ella gritó, —¡Hoo!—Excelente. Ella regresó con un plato repleto y cubiertos de plata, se sentó en la mesa cercana. Ahora que había recuperado su equilibrio, actuaba sin 39 (N del T) comida similar a los Pretzel 40 (N del T) Blueberry waffles Maple syrup son unos waffles con syrup, similar a los panqueques inmutarse por todo eso, pero él sabía que las ruedas estaban girando, podía ver la maquinación brillando en sus ojos. Sin embargo, no podía predecir lo que ella haría. Con cautela tomó un bocado de su desayuno, murmurando: —¡Oh, Dios mío, esto esta bueno! Otro bocado y otro. Disfrutaba de la comida de una forma casi sensual. Se preguntó si así sería en la cama, degustando el sabor de su piel. Mientras saboreo la suya.
Hag le estaba diciendo algo y él quería concentrarse, pero seguía oyendo el tenedor de Elizabeth en ese plato, sus ruiditos de placer. Se encontró absorto cuando ella giro un bocado de waffle con maple. —¿Estás disfrutando de tus viandas 41?—él le rechinó. —En prisión la comida sabia a trench foot42 —Con un aire petulante, añadió. —Además, estoy disfrutando el hecho de que yo puedo hacer algo que tú no puedes. —¿No puedo?—El se trazó al asiento a su lado. Con una elevación desafiante de su ceja, Elizabeth levantó un bocado de waffle. —¿Quieres a morder? —No tienes ni idea. —El waffle. Oh, pero tú eres una sanguijuela. —Ella dio un gesto exagerado. Encontró imperativo eliminar esa expresión de la cara de la mortal. Aunque sabía que Hag lo miraba con desconcierto, le importaba un comino. Agarró la muñeca de Elizabeth y tomó el bocado. A la vez, sus papilas gustativas gritaron ¡mal! No había masticado en años y era torpe con ello, pero al final se pudo tragar la comida. Elizabeth le lanzó una media sonrisa sorprendida. —Tienes jarabe en el labio. Aquí—Lamió su pulgar y lo extendió para quitar los restos de jarabe de su boca. 41 (N del T) vittles palabra en desuso: vianda 42 (N del T) se traduce como pie de trinchera, es una dolencia producida por extensas exposiciones al frío, el paralelismo con la comida, es inexplicable en este contexto. Así que, se podría decir que me gusta esto El aire entre ellos era electrizante cuando él debatía el pinchar su muñeca para lamer bebiendo todo. Hag se aclaró la garganta. —El anillo, ¿Lothaire? De mala gana, se levantó. —¿Todavía no lo has visto en las visiones? Ella hizo espacio para que se sentará en el mostrador, guardo una pila de lo que parecían cráneos de aves. —No he tenido más suerte que tú. Esta oculta, con algún tipo de magia muy fuerte. Cada vez que trato de descubrir su ubicación, mi capacidad se debilita. Puedo sentir la mirada de la mortal todavía en mí. Lo que significaba que estaba teniendo dificultades para mantener los ojos lejos de ella. Se paso los dedos por el pelo. —¿Puedes ayudarme en mi concentración? —Es posible. Pero tenemos otras preocupaciones. La Dorada. La Reina Sorceri del Mal. Hace unas semanas, la había encontrado dormida en una tumba oculta en el Amazonas. Había estado medio muerta, momificada desde hacía siglos en un sarcófago, con el anillo de Sums en el pulgar. A pesar de que había tenido hechizos de protección unidos a ella, incluyendo un que garantizaba despertarla, Lothaire había arrancado su pulgar crujiente y robado el anillo. Y, posiblemente, había inundado su tumba con un maremoto. ¿Tal vez no debí robar descaradamente su posesión más preciada de su cuerpo, despertándola y, potencialmente, anunciando el apocalipsis? Podría haber dejado su pulgar… —He visto a la Dorada en visiones, la he sentido—continuó Hag. —La Reina del Mal no se detendrá ante nada para castigarte. Una —reina—era una hechicera que ejercía el mayor control sobre algo que cualquier otra hechicera. Cuando la Dorada estuviera regenerada por completo, podría controlar a los seres del mal —incluyendo a Lothaire.
Pero él no estaba preocupaba por su poder, calculando que con el anillo podría derrotarla fácilmente. Sin embargo, justo cuando había estado a punto de deslizarlo en su dedo, había sido capturado por Declan Chase. —Tratare con ella una vez que haya encontrado el anillo, —dijo Lothaire. —Tenemos algo de tiempo. Hace sólo siete días, me las arreglé para echarla en un abismo de fuego—Cuando todo el infierno se desato, o mejor dicho, cuando todos los prisioneros inmortales escapaban de las celdas de la Orden, sus zombies Wendigos lo habían atacado en paquete. Había derrotado a todos ellos, una hazaña particularmente notable teniendo en cuenta que había estado muriendo de hambre, recuperándose de la tortura, místicamente debilitado e incapaz de trazarse. Entonces él volvió su mirada llena de odio hacía la Dorada… Hag jugueteaba con un frasco de humo. —La hechicera ya está llegando por ti. —¿Ha resucitado con tanta rapidez?—Después de despachar a los Wendigos, había saltado sobre una grieta para llegar a la Dorada, lanzándola al suelo. Pero ella le había cogido la pierna. Cuando ellos pendían, había hecho lo que cualquiera en su situación, patearla en la cara hasta hundirle el cráneo y un ojo regenerado. Al final, ella cayó en un abismo de cientos de metros de profundidad. —Sí, La Dorada se está recuperando de las heridas que le infligiste —y de su estado momificado. ¿Lothaire, si apenas pudiste contra ella la última vez, y ahora se está regenerando…? Su control sobre todas las criaturas del mal será absoluto en cuestión de semanas, incluso días. Entonces podría ordenarle saludar el sol de mediodía en un desierto ecuatorial, lo cual lo mataría incluso a él. Elizabeth tosió, escondiendo una sonrisa detrás de su puño. —¿Qué es tan divertido?—Exigió. —A mí me parece que estuviste a punto de conseguir una zurra en el culo por parte de una chica. No sé quién es esta Dorada, pero le deseo toda la suerte del mundo. Hag se quedó sin aliento. Lothaire dio un puñetazo en el taburete a su lado, rompiéndolo, las astillas volaron. Mientras él y Hag veían con asombro, la mortal con calma tomo su plato y se acomodo el cabello, luego se comió otro bocado de waffle.
Capítulo 18 Varias realidades se habían hecho evidentes para Ellie mientras los inmortales habían hablado en frente de ella como si fuera un niño pequeño olvidado en una silla alta. Uno: Lothaire estaba teniendo dificultades para encontrar el anillo que era igual a la muerte de Ellie. Dos: Su concentración sufría cuando estaba chiflado. Tres: Ellie necesitaba volverlo loco tan a menudo como fuera posible. Cuatro: Corría el riesgo de morir con cada intento. Y eso estaba bien. Ganar… Ganar. Sin embargo, ahora su severa expresión estaba haciendo un número sobre su coraje. Para reforzarse de nuevo, se recordó que estaba prácticamente ya muerta. Ellie había leído una vez un artículo sobre el desorden de estrés postraumático en tiempos de guerra. Recordó en particular lo que un oficial de la armada decía a los soldados nuevos en la primera línea. — Moriste el día que te apuntaste a esta guerra. Ya están muertos. ¿Por qué no ser valientes ahora? Morí el día que Saroya me poseyó. ¿Por qué no llevarme la cordura de Lothaire conmigo? Con la voz vibrando de cólera, el vampiro dijo, —Había sido torturado y privado de sangre durante semanas antes de enfrentarme a La Dorada. Ellie le miró como si estuviera ligeramente avergonzada por él. —¿Pero no era ella todavía una momia o algo así? ¿Regenerándose y todo eso? Suena como si fueras el peso mosca para un peso pesado. Por el rabillo del ojo vio caer la mandíbula de Hag. Lothaire se trazó frente a ella, apretando sus puños con tanta fuerza que la sangre comenzó a gotear de ellos. —La bruja tenía una docena de wendigos protegiéndola que derroté. —No sé lo que es un wendigo. Podría ser un conejito del Lore. Pero suena como si consideraras esa hazaña una gran cosa. Hag intervino. —Los wendigos son zombies voraces, contagiosos incluso para los inmortales, rápidos como el rayo, con garras y colmillos tan largos como espadas. En el pasado, uno habría sido suficiente para diezmar una especie entera de inmortales. Mucho mas una docena. En un tono alegre, Ellie le preguntó, —Eres muy dulce con Lothaire, ¿no es así? Ahora Hag se dirigió hacia ella con malicia no disimulada. En un tono incrédulo, Lothaire rechinó, —Tu insolencia. —Solo me estoy divirtiendo con ustedes dos payasos. Pero en serio, Lothaire, debes derrotar a La Dorada antes de preocuparte por el anillo. Hag dijo, —Si no cierras la boca, sellaré tus labios por ti. Elizabeth se encogió de hombros. —Supongo que no quieres hacer caso de mis consejos. —Él dijo que te callaras. Pero Lothaire alzó sus manos. —De vez en cuando mi nueva mascota hace trucos. —A Elizabeth le dijo, —Habla. —Si la Dorada puede controlar a todas esas diabólicas criaturas, entonces será mejor que la consigas mientras resuelve todo eso —Alzó su mirada. —Soy plenamente consciente de que no hay nadie que luche cuando tienen el poder sobre ti por completo. —Si encuentro el anillo que busco, entonces podría derrotarla con él. —¿Me dijiste que podría tomarte un mes encontrarlo? —Poco probable. Pero posible. —La Dorada estará con toda su fuerza en una fracción de ese tiempo. Siempre debes atacar la tarea sensible a tiempo en primer lugar.
—Una deducción razonable, pero no tienes todas las variables. La localización del anillo puede cambiar. Si no lo alcanzo, podría perderlo para siempre. —¿Y eso sería una vergüenza? Justo cuando Ellie decidió que había empujado demasiado lejos — y marcado sus tantos — él le dijo, —Ahora hablaré con Hag en privado. —¿Dónde exactamente quieres que me vaya, Lothaire? —¿Querías ver el océano?—dijo en un tono enigmático. —Está justo afuera. Ve. Contémplalo. La excitación vibró a través de ella. —¿De verdad? —Estamos en las Outer Banks. Ellie saltó sobre sus pies, corriendo hacia la puerta principal.
Lothaire murmuró, —En cinco, cuatro, tres… —¿Qué estás diciendo?—Preguntó Hag. —La mortal está corriendo de cara contra el… —Aaahhhh. —…límite. Sonrió con satisfacción. —Normalmente no atormentas a tus presas, Lothaire. —Sí, lo hago, le corrigió. Y además mi presa suele ponerlo en marcha. —¿Su mente esta defectuosa? La mente de los mortales se rompe tan fácilmente. —Ella quiere provocarme, para aguijonear mi locura, tanto que la ataque y la mate. —¿Ella está sacando provecho de tu mayor debilidad tan pronto? Entonces es sorprendentemente inteligente, ¿no?—Hag añadió un sobre de cristales verdes a un matraz, y se consumió brevemente. —¿Estás seguro de que no es ella tu novia? —Cuidado, Hag, le advirtió, enfurecido de que ella incluso considerase que Elizabeth fuera para él. — Tus anteriores empleadores pueden haber perdonado tu descaro; yo no lo haré. —Nunca predije que tu mujer fuera Saroya. —En pocas palabras lo hiciste. ‘Una reina grande y sin miedo amada por los vampiros, que asegurará tu trono para ti,’—dijo, —Ellie Ann, el último de los Apalaches, no va a inspirar amor a la Horda de vampiros. Elizabeth no era de la realeza, no era noble, no era un vampiro. Ni siquiera de lo más bajo del Lore. Saroya era una deidad. Hag apretó los labios. ¿Todavía no estaba convencido? ¿Cómo podía ser ella? Por supuesto, la novia de Lothaire era una diosa. Él tenía la intención de comenzar una dinastía con ella que durara para la eternidad. La madre de esa dinastía no podía ser una ignorante campesina mortal. —¿Recuerdas la primera vez que encontré a Elizabeth?—preguntó. —¿Cómo regresé y te dije que había sido un error? Clamé y negué tu visión, hasta que encontré a Saroya y todo cobró sentido. Fue como una epifanía. Y te recuerdo que nunca fui sangrado hasta que vi a Saroya. —Podría lanzarlos ahora. Saber con certeza. —Es lo mismo que lanzarlos para saber si el cielo es azul. ¿Para que perder tu poder en eso, cuando apenas puedes conseguir lo suficiente como para ayudarme como está? Entre otras cosas, se suponía que habías localizado a la reina Valkyria. Pero fue en vano. Cuando ella abrió la boca de nuevo, Lothaire la cortó. —Diosa de la sangre triunfa sobre camión de
basura mortal. Punto. Incluso entretenerse con la alternativa es ridículo. Niveló su mirada con la de ella. —No podría — y nunca podré — renunciar a Saroya. Plantea este tema de nuevo de cualquier manera y cortaré tu garganta hasta la columna vertebral. ¿Entendido? Ella musitó, —Entendido. Al menos una mujer sabía cuando retroceder ante él. No es que Hag fuera cobarde, pero sobre todas las cosas, la hembra fey había destacado en la elección de sus batallas. —Ahora, teniendo en cuanta a la Dorada. No quiero usar el anillo para derrotarla. Había planeado no usarlo más de tres veces. Aunque el anillo de Sums era fácil de utilizar, era uno de los talismanes más difíciles en el Lore. El anillo podía convertir casi cualquier deseo en realidad, pero entre más se usara, el decidía malinterpretar los deseos. En el pasado había oído de dos poseedores. El primer deseo de un hombre fue una fortuna de oro. Cofres de lo mismo aparecieron frente a su puerta principal. El cuarto deseo de otro hombre fue lo mismo. El oro había caído desde el cielo, sepultando a su familia. Y el anillo no permitió que ningún deseo fuera revertido. Lothaire bien podía poner a La Dorada en espera y arriesgarse a una malinterpretación del anillo para más tarde, o encararla ahora y arriesgarse a que el anillo fuera trasladado de las instalaciones de Webb. El movimiento lógico en realidad sería buscar a la hechicera. —Encuéntrala para mí, dijo Lothaire, — Y la afrontaré. Hag asintió con la cabeza. —Estaré en su búsqueda tanto como mis visiones me lo permitan. —¿Y qué hay de mi confusión, mi falta de concentración? —Tu novia puede calmar tu mente tan bien como cualquier cosa que pueda preparar para ti. —¿Qué debo hacer? ¿Llevar a Saroya conmigo mientras lucho para recuperar mi anillo?—Ella no se levantará de todos modos, susurró su mente. No, esta noche lo haría. Debía hacerlo. ¿Sería suficiente para calmar su mente? En cualquier caso, buscaría una poción. —No puedo exponerla al Lore. Mis enemigos podrían aniquilarla. —Entonces aproxímate a ella tanto como sea posible. Háblale. Tócala. —Es inconveniente. Solo prepara algo para mí. —Hay un remedio, pero necesitaré la ceniza de cinco vides para hacerlo. Las vides no se encuentran usualmente en este plano. Tendré que hacer una tirada para localizar alguna. —Hazlo. Sacó ese rollo de tela negra de su cinturón, desenrollándolo en el mostrador, soltando docenas de pequeños huesos de varias formas. Ella los cogió y los lanzó como si fueran dados, entonces estudió su localización, enfocando su visión. —Hay una manada de cambiaformas lobeznos en los bosques de Moldavia. Ellos utilizan las vides para curar a sus esclavos mortales después de tener sexo vigoroso. —¿Cómo puedo encontrar la guarida de la manada? Vacilante tiró de nuevo sus huesos. —Es un lugar a un día de viaje del Templo de Riora. Riora, la diosa de lo imposible. —Conozco la localización. Quedaban unas seis horas antes del amanecer en Moldavia. Se trazaría hasta el exterior del templo, kilómetro a kilómetro, mientras revisaba de nuevo cada hora por si Saroya se alzaba. —Iré directamente. Quiero la base de la poción preparada cuando regrese.
—Habrá docenas de machos, dijo Hag. —¿No puedes usar una deuda de sangre y conseguir una espada extra o dos? Solamente un loco asaltaría una guarida de cambiaformas solo. Él alzó una ceja. —¿Y tu punto es?
Capítulo 19 La costa. Ellie estaba viéndola, sus manos y mejilla presionadas contra la frontera invisible. Estaba tan cerca que podía oler la sal en el aire, podía oír las olas, pero no podía tocar nada. El límite existía únicamente para el porche cubierto de Hag, como Lothaire había sabido obviamente. La frente de Ellie aun palpitaba. El paisaje delante de ella era tan diferente de sus amadas montañas, la vista aquí abierta y alarmantemente infinita. Sus hombros se tensaron cuando Lothaire se coloco junto a ella. Dejo caer sus manos, furiosa consigo misma de que el la atrapara mirando nostálgicamente al océano. —¿Me dejas estar así de cerca pero no me dejaras tocar la arena, el agua? ─Es justo como con las joyas.—Sus palabras goteaban diversión. ─Serás feliz simplemente de hacer visto esto. Ella dijo en voz baja, ─Te odio más que al infierno. ─Lo sé. Confórtate con saber que solo tendrás que lidiar conmigo por unos pocos días más. Con la nueva poción de Hag, podre soñar con el anillo esta noche. Por lo que, ¡podrías estar muerta mañana! ─Planeo regresar y atormentarte. ─Entonces tendrás que formarte. Por ahora, regresare en un par de horas o nunca. ─Sé lo que espero. Después de que el desapareciera murmurando un juramento, Ellie se volcó a idea tras idea para su fuga. Pero ella solo no sabía lo suficiente acerca de este mundo para navegar su situación actual. Permaneció en el límite hasta que la luz del día desapareció sobre el océano en un tumulto de violetas y naranjas. Vistas como estas podían hacer que una chica quisiera no estar ya muerta. Con pesar en el corazón, fue a dentro, tomando un taburete en el mostrador de Hag. La vidente estaba trabajando en alguna poción, parecía ajetreada. Transpiración goteando sobre su labio, rizos sueltos pendiendo sobre su rostro sonrojado. Incluso las puntas de sus puntiagudas orejas estaban rosadas. Y aun Hag estaba hermosa con sus fantasmales ojos cafés y delicados rasgos. Dos de los dos inmortales que Ellie había conocido eran sobrenaturalmente hermosos. Lo que sugería la pregunta —¿Cómo se había ganado esta su nombre? Hag tomó lo que parecían ser huevos azules endurecidos, luego comenzó a molerlos con un mazo y un mortero. Cuando su delantal se abrió, Ellie se congelo. La vidente tenía un teléfono celular atado a su cinturón. Decidió ganarse a Hag, tal vez convencerla de una llamada telefónica. Con ese pensamiento en mente, Ellie regreso al cofre de comida y ordeno, ─Dos Coca—colas heladas. Dos vasos de Coca fría aparecieron. Para alguien que amaba la comida tanto como Ellie, este cofre era como un arca sagrada. Ellie llevo las bebidas de vuelta al mostrador, colocándola una enfrente del oráculo. ─Tú no me pareces una bruja. ─Y esperaba tanto no desilusionarte. —¿Así que cual es tu nombre real? Silencio. La mirada de Ellie cayó en el viejo libro que yacía cerca del mortero. —¿Es un libro de hechizos?—lo recogió, corriendo sus dedos por la cubierta. ─Nunca sentí una piel
tan suave. ─De hecho de un humano dedicado al cuidado de la piel. Ellie lo dejo con un escalofrió. —¿Realmente puedes ver el futuro? ─Si. —¿Puedo abrir una ventana? ─No. ─Tus orejas son puntiagudas. ─Y tus ojos funcionan. ─Podría hacer la molienda por ti, —se ofreció Ellie. —¿Por qué no me pones a trabajar? ─Creo que las órdenes de Lothaire fueron que te sentaras, te callaras, y no tocaras nada. Sugiero que las obedezcas, Elizabeth. Su actitud condescendiente la irritaba. ─No soy un niño. ─Para nosotros, bien podrías serlo. —¿Qué si te noqueo y robo tu teléfono? La vidente hizo rodar sus ojos. ─Inténtalo, mortal. Planeo hacerlo. ─Date por advertida, Hag. ─Incluso aunque de alguna manera obtuvieras un triunfo sobre mí, lo tengo bloqueado con una contraseña. Maldición, de vuelta a la simpatía. En un tono más conciliador, dijo, ─Puedes llamarme Ellie, si quieres. ─No quiero.—Hag corrió el dorso de una mano teñida de azul sobre un brillante rizo café. ─Mira. Esta es la parte en la que intentas trabar amistad conmigo para que yo te ayude, ahórratelo. Solo sirvo a los intereses de Lothaire. —¿Y los de Soraya? ¿No te importa que un asesino psicópata este suelto en el mundo? ─Si ese es el deseo de Lothaire, entonces también es el mío. —¿Le temes tanto? ─Le debo a Lothaire mi vida. Además, sería una locura no temerle al Enemigo de lo Antiguo. —¿Están ustedes dos involucrados? ─Claro que no. El tiene una Novia a la que le es fiel. ─Pero Soraya y Lothaire no son íntimos.—Al menos, yo no creo que lo sean… ─No voy a discutir esto contigo. Lothaire apareció en la habitación, haciendo que Ellie brincara en su asiento. Desde la última vez que lo había visto, él se había puesto un abrigo largo, hecho a la medida sobre sus amplios hombros. El estaba sin aliento, con rayas de tierra en una mejilla y lodo salpicando encima de sus piernas. —¿Soraya ha intentado levantarse? ─Ella no está tratando por el momento, —dijo Ellie ásperamente. —¿Puedo tomar el mensaje? —¡Me prometiste que la dejarías levantarse! ─Soraya ni siquiera esta intentándolo, —¿Dónde es el incendio, vampiro? El había estado alejado de la diosa por años. ¿Ahora solo tenía que verla? —¿Qué dijiste? ─Ni—un—tic. Lothaire lanzo su puño sobre la pared, luego desapareció. Hag suspiro sobre el orificio, luego regreso a trabajar. —¿Es el siempre tan… intenso?—incluso cuando Ellie y Lothaire habían compartido de alguna manera una conversación normal anoche, el había estado zumbando con algo.
—Tú eres estúpida al insultarlo. Si el pierde el control, morirás — feo. Nota personal: descubrir su definición de feo. —¿Qué sería necesario para que me ayudes? Todo lo que necesito es una llamada. ─Nada que tú tengas. Ahora, cállate. Dos minutos después: —¿Tienes un baño? —¿Pensando en escapar? ─Pensando en hacer pis, de hecho. Hag le señalo hacia un pasillo lateral. ─No abras las ventanas o persianas en ninguna parte de la casa. ─Bien.—En el baño, Ellie cerró la puerta detrás de ella, paseando. —¿Qué voy a hacer?—murmuro. — ¿Qué haré… que haré…? ─ Ven conmigo, —le respondió una voz susurante. Una voz. ¡Desde el maldito espejo! Ellie se pego contra la puerta. —¿Qui—quien eres?—¡Mente abierta! ─ La caballería, está aquí para salvarte.—La mano de una mujer apareció directamente a un lado del sorprendido reflejo de Ellie — parecía como si viniera de adentro del espejo. ¿Caballería? Su corazón dio un salto. Pero entonces recordó lo que los enemigos de Lothaire le harían. Harems, prostitución y cuernos. Ellie se giro y abrió la puerta, corriendo de vuelta a la cocina. —¡Hag!—grito. ─Hay — hay algo en el espejo, algo que quiere que vaya con el. Hag dejo las hojas que había estado clasificando. —¿Espejo?—tomo el machete del gancho en la pared. ─ Mariketa la Esperada. Debe de haber buscado en cada espejo del mundo por tu reflejo. —¿Quién es Mariketa ─Ella es la líder de la Casa de las Brujas, una notoria banda de mercenarias.—Arma en mano, Hag corrió hacia el baño. Esto no va a terminar bien para Mariketa. Cuidadosamente Ellie siguió a Hag. —¿Brujas mercenarias? ¡Tienes que estar bromeando! ─Han descifrado el encriptado de nuestra barrera. O al menos parte de ella.—En la puerta, Hag dijo, ─Ve a dentro y dile que quieres ir con ella. ─Uh, está bien.—Ellie entro, entonces encaró al espejo. ─Hey, ¿están ahí, la Caballería? La voz contesto, ─No tengo todo el día, Novia de Lothaire. Tengo cerveza níquel y disco boliche esta noche.—Mariketa sonaba tan humana, tan normal, que Ellie tenía sus dudas. Especialmente cuando Hag deslizo a un lado del espejo y elevo el machete. Mariketa continuo, ─No puedo atravesar el plano del cristal, a causa del hechizo límite de la vieja escuela. Pero puedes alcanzarme en el espejo y tomar mi mano. Yo hare el resto. Hag la alentó a que continuara, así que Ellie dijo, ─Yeah, okay, aquí voy. La fey metió la mano dentro del espejo, como si la estuviera metiendola en una piscina de agua. Mariketa dijo, ─Te tengo. Hag respondió, ─No, Yo te tengo. Su machete se estrello con el cristal. Un grito irrumpió. —¡Ahhh! ¡Tu PERRA! En un chorro de sangre, la fey brinco hacia atrás; Ellie jadeo. Hag sostenía la mano cercenada de la bruja. Como una especie de bestia rugió desde dentro del espejo, la energía comenzó a llenar el aire, haciendo que el fino vello del brazo de Ellie se erizara. Usando la sangre, Hag dibujo frenéticamente raros símbolos en el vidrio, terminando justo cuando un destello de lo que parecía un rayo torpedeaba hacia ellas.
─Aguanta… mantente firme, —murmuro Hag. El rayo choco en la superficie del cristal y de regreso hacia la oscuridad. Otro grito sonó — — ¡Pagaras por esto, fey! —luego silencio. El cristal estaba solido una vez más, los símbolos dieron la impresión de filtrarse en el espejo antes de desaparecer. Hag se recargo contra la pared. ─Ellas sabían lo suficiente sobre nuestra clave para localizarte. Dioses oscuros, eso estuvo cerca. ─Me salvaste, gracias. Su rostro palideció. ─ Estuvo demasiado cerca. Debí cambian el encriptado hace una hora. No eras invisible para los enemigos. Lothaire me matara por esto. —¿No hay daño, no hay falla? No tengo ni un rasguño sobre mí. ─No conoces a Lothaire.—La expresión de Hag era afligida. —¿Qué si no le digo? —¿Y qué querías a cambio? La mirada de Ellie bajo al teléfono. ─Sabes que lo que quiero. ─Le prometí al Lore nunca traicionar a Lothaire. Incluso si quisiera dejarte llamar, es imposible romper mi juramento al Lore. —¿Entonces que puedes darme? Los ojos de Hag se clavaron. ─No lo sé… No puedo pensar. ─Mejor apresúrate. El podría regresar pronto. Hey, tal vez podrías contestarme veinte preguntas. En un repiqueteo rápido, Hag dijo, ─Tendría que reservarme el derecho de no contestar ciertas preguntas si dichas preguntas pueden inadvertidamente afectar los intereses de Lothaire. Una persona inteligente puede recoger mucho únicamente de las preguntas que refute. Por ejemplo, ¿Cómo acabo de recoger que es posible que los intereses de Lothaire se vean perjudicados? ¿Y que tú crees que soy inteligente? ─Entonces prométeme información acerca de este mundo, acerca de los inmortales en general. ─Ayúdame a limpiar, y hare que valga la pena. ─Um, yeah, necesitaré que prometas eso al Lore. Hag miro a Ellie. ─Tengo un presentimiento muy portentoso acerca de ti. Pero quiero vivir. Así que, prometo al Lore darte la información acerca de nuestro mundo. ─Está bien. Dime qué quieres que haga… Hag le dio un polvo para verter sobre el lavabo y a lo largo del machete para hacer que la sangre desapareciera mientras ella desintegraba la mano de la bruja en otro recipiente. Cuando todo estuvo en orden, Hag dijo, ─No importa cuán limpio lo dejemos — nos vas a entregar. Él vera a través de ti. Ellie regreso a su taburete. ─Mira, es como cuando la Ley viene preguntando acerca un paradero o un laboratorio. Incluso si me atrapan con una jarra brillante en la mano, lo niego. Me convierto en una pared de ladrillo. No soy el eslabón débil aquí. ─Huelo sangre de bruja, —entono Lothaire detrás de ellas. La fey se giro algo rápido, pero Ellie era una experta en esto. ─Yeah, no puedo creer que los monstruos como ustedes envíen mierda como esa por USPS. —Tamborileo sus uñas en el mostrador. ─Planeo reportarlos cuando escape. ─Uh—huh.—Lothaire entrecerró los ojos hacia Hag. —¿Qué poción requiere sangre de bruja? ─Fortalecí la barrera contra ellas específicamente después de que me dijiste acerca de la recompensa. La Casa no se detendrá ante nada para capturar a Elizabeth. El escrutinio el rostro de Hag, claramente sospechoso. ─Tal previsión.
─ Soy un oráculo. Muy buena. —¿Cómo va tu búsqueda, Lothaire?—pregunto Hag. ─Estoy cerca.—Giro su penetrante mirada hacia Ellie. —¿Soraya? ─Ni un pio. ─Si descubro que la has estado conteniendo… —¡Maldición, que no! Lothaire evidenciaba la más terrorífica apariencia que Ellie hubiera visto nunca en un hombre. Le daba escalofrió, la hacía querer buscar escondite. Entonces el desapareció. Ellie estaba a punto de exhalar un aliento contenido cuando recordó el viejo truco de la policía. ─Rostro firme, Hag. Regresara enseguida.
Capítulo 20 Ellas estaban haciendo algo. Lothaire volvió a casa de Hag segundos más tarde para atraparlas compartiendo en confianza, una mirada de alivio... Él se hizo invisible, y se limitó a constatar que la fey agitaba su olla, mientras que Elizabeth continuaba tamborileando con las uñas sobre el mostrador. Con los ojos entrecerrados, Lothaire volvió a su tarea. Sí, pasaba algo. Pero no tenía el tiempo o la claridad para profundizar. Durante las últimas horas, había cubierto millas, corriendo en el exterior del templo vacío de Riora a través de un bosque milenario. Ya que sólo podían trazarse a lugares que previamente había visitado o lugares que podía ver, tenía dificultad para cubrir gran cantidad de terreno. Era casi más fácil correr, a través de los senderos hechos por los animales, ya que huían de su presencia. Incluso otros depredadores me tienen miedo... Aunque esta tarea podía ayudar a completar su Partida Final, él encontró que sus pensamientos iban a la deriva una vez más a Elizabeth, esta vez a la mirada de anhelo en su cara mientras ella había mirado fijamente hacia el mar. Su satisfacción sobre esto había demostrado ser curiosamente menor de lo que él había esperado. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella? ¿O en cómo se había derretido por él anteriormente en el departamento? Debido a que, aún la veo como una opción. Él nunca había tenido problemas con las mujeres antes. Ahora, dos habían entrado en su vida, como si únicamente fueran una plaga. Una no parecía desearlo, y la otra si lo hacía, pero sólo porque había sido privada de cualquier hombre. Aquella boca de la joven se siente tan bien... ¿Qué haría si Saroya todavía no se levantaba esta noche? ¿Traicionar a su novia? La necesidad de Lothaire de ser fiel no era por razones sentimentales, sino por razones lógicas. Él había estudiado a los realmente grandes reyes y reinas en el Lore, e históricamente, las parejas reales que amasaban el poder juntos no dormían con otros. Los machos no tomaron concubinas. Las hembras en secreto no se resbalaban en cama de otros. La pareja se presentó como un frente unido ante el mundo, sin grietas en sus cimientos ante los enemigos y gusanos en su camino. Cada lealtad sólo demostró ser absoluto el uno al otro. Lothaire no podía discutir con los hechos. Él Había esperado esta unidad con Saroya, había planificado eso. Pero técnicamente, Elizabeth y Saroya eran una y la misma. Si su novia no veía la diferencia, entonces tal vez él no debería tener escrúpulos sobre eso. Podía disfrutar de Elizabeth y seguir siendo fiel—Se puso tenso, cogiendo el olor de un grupo de shifter. Él lo rastreó a la entrada de una madriguera, luego se sumergió en el interior. En la tierra. Mantente enfocado. Cinco vides de ceniza y salir fuera. Siguió por un túnel a una caverna parecida a una bóveda, un lugar de reunión central, con pasillos ramificados en todas las direcciones. Alrededor de una fogata, camas cubiertas de tierra, y bancos de piedra cubrían las paredes. Raíces colgaban del techo como dedos de agarre. La tierra se mueve sobre mí... Bloquea ese recuerdo. O mira fijamente hacia el abismo. Bloquéalo. ¡Enfócate! Olió a mortales en algún sitio más profundo en la caverna. Sus esclavos
. Los shifters empezaron a emerger de otros túneles. Docenas le rodeaban, todos en su forma humana, pero tensados con agresión. El más grande, el alfa, dijo: —¿Un vampiro se atreve a entrar en nuestro territorio, invadiendo la propiedad cerca de nuestras mujeres? —Hay pocos que se atreven a ello. —¿Sólo un loco entraría en una guarida de shifter? Lothaire fue acosado por el aburrimiento. ¿Cuántos paquetes se habían enfrentado a él y los había matado? Incalculable. ─Busco vides de ceniza. Dámelos, y los perdonare a todos. —¿Quién diablos eres? ─Exigió el alfa. —Soy el enemigo de lo Antiguo. Los ojos de Alpha se agrandaron. ─Tu mataste a mi padre y a mis tres hermanos mayores. Lothaire arrastrando las palabras dijo, ─ Nunca he oído de eso antes.—Al parecer, él había matado a tantos miembros de la familia de que considerablemente debió de haber afectado la población del Lore. Haciendo mi parte para el medio ambiente. Un corpulento hombre sin cuello dijo: —¿La sanguijuela apuntó a la línea de un alfa? Ahora va a morir. Disco rayado. —Vamos a dejarlo en paz, —uno más cobarde o sabio aconsejo al shifter. Otros murmuraban en acuerdo. —¿Estás loco?—Lo fulminó con la mirada el Alpha. —Hay treinta de nosotros. Y él es solo uno. Por la comisura de la boca, el cobarde insistió: ─Pero... pero él es el Enemigo de lo Antiguo. Entonces a Lothaire, le dijo, —Nos hemos quedado sin vides, y nuestro proveedor no ha tenido por semanas. Yo lo juro por el Lore. —¡Cierra la puta boca!—Ordenó el Alpha. No hay vides. Lothaire debería trazarse lejos, no arriesgarse a su sed de sangre, lo que garantiza que no bebiera nada de estos animales en el fragor de la lucha —Mira eso, —el sin cuello, dijo, —se va a trazar lejos, regresara a su rey. Oh, espera su rey fue asesinado, la primavera pasada. Asesinado en su propio castillo. El rey al que Lothaire había servido. El rey al que le había fallado. Una muerte que tanto le afligió —y celebró. Una rabia tranquila latente en el interior de Lothaire… Su mente aumento en un túnel de visión estrecha. Todo a su alrededor se desaceleró hasta incluso los latidos de su corazón acelerado parecía laboriosos, como relojes aceitados haciendo tictac. El alfa atacara con las garras de su mano izquierda dominante. Cortaré su brazo con la derecha, y usaré mi izquierda para cortar su yugular. El cobarde vacilante atacar por la espalda. Una patada hacia atrás se conectará con su pecho y aplastará sus costillas. El Sin cuello agarrará rápidamente un banco de piedra, balanceándolo mientras perforo su pecho y le quito su corazón. El resto reaccionará de modo incontrolable, cambiando y atacando como un paquete. ─Se han equivocado para mal. ─Lothaire les enseñó los colmillos. —Ahora todos ustedes conseguirán morir.
Capítulo 21 —¿Así que cual es mi recompensa por salvar tu culo fey?—Preguntó Ellie cuando Hag regresó a la cocina. Poco después de la última sospechosa aparición de Lothaire, Hag se había excusado diciendo que tenía que comprobar algo. Ahora que había vuelto contemplaba a Ellie con extraña intensidad. —Ve a ese librero. —Hag señaló a un conjunto de desvencijadas estanterías. —Busca un viejo tomo titulado —El libro vivo del Lore, —es una enciclopedia de nuestro mundo que se actualiza por sí solo. ¿Enciclopedia? ¡Premio¡Ellie la encontró y rápidamente abrió las anticuadas páginas. Las palabras estaban escritas a mano con una letra al estilo antiguo pero eran legibles. —Si Lothaire regresa y te encuentra con el negaré habértelo señalado. —Afirmativo.—Momentos más tarde Ellie se reclino con el libro en una silla bajo la luz de la luna llena. Primero, buscó Diosa de Sangre, Saroya o Devoradora de almas, pero no había nada. Abatida, fue a la entrada Vampiros. ¡Allí sí que había información! se concentró y empezó a leer sobre las distintas facciones de vampiros. Lothaire se había burlado de ella ——No podría esperar que entendieses las maquinaciones políticas de los vampiros. Por lo tanto era imperativo para Ellie entenderlas. Los Abstemios eran un relativamente un ejército joven de humanos convertidos liderados por un vampiro nacido llamado Kristoff El Gravewalker43. Ellos habían jurado no beber sangre directamente de la carne “abstenerse” sus ojos eran claros, sus mentes fuertes y Kristoff los gobernaba desde su castillo en Mount Black. Los Daci eran supuestamente otra facción, se pensaba que eran los primeros vampiros y se rumoraba que vivían en un reino bajo tierra, con un legendario castillo que nadie en el Lore podía encontrar, Tampoco nadie podía probar su existencia. La Horda era la principal facción vampírica, en su mayoría formada por Los Caídos “vampiros de ojos rojos como Lothaire” que habían asesinado a su presa mientras bebían de ella. Eran liderados por Tymur El Leal, llamado así porque servía a quienquiera que fuera el rey sentado en el trono. Incluso si su anterior Señor había sido asesinado por el nuevo. Desde la muerte del rey Demestriu el año anterior, Tymur y otros vampiros leales habían guardado el castillo de Helvita, la sede real, mientras esperaban la llegada del próximo heredero. Ellos sólo aceptarían a un heredero legítimo que considerara sagrada La Sed —la necesidad de los vampiros de beber directamente de la carne. Lothaire, ciertamente, no tenía ningún problema en beber de otros, Así qué ¿era ilegítimo? Por la información que ella había podido reunir, probablemente él estaba interesado en el trono de La Horda o en El Dacian —o en ambos—¿pero cómo podía estar siquiera seguro de que los Daci existían? Sus ojos se estrecharon ¿Era él un dacian de carne y hueso (realmente vivo)? Ellie memorizó todo lo que pudo, repitiendo los hechos en su cabeza. Abstemios, Kristoff, Oblak, abstenerse de la carne, ojos claros. Horda, Tymur, Helvita. Compuesta por los caídos. Asesinos de ojos rojos. Daci ¿Mito? Castillo en Dacia. Los primeros vampiros, ojos desconocidos Luego, Ellie examinó con detenimiento todos los rasgos de los vampiros como especie. Los vampiros nacidos enfermaban si mentían. Analizaré los métodos de evasión de Lothaire. Podían trazarse por el mundo 43 El caminante de tumbas entero, pero no podían teletransportarse fuera de ciertas trampas místicas, cadenas o del agarre de un enemigo más fuerte.
Los vampiros machos, normalmente se convertían en inmortales entre los veintitantos a los treinta y pocos, transformándose en muertos vivientes hasta que encontraban a su Novia y ésta los sangraba. Lo que significaba que Lothaire se había pasado miles de años sin sexo. Miles. ¡Concéntrate Ellie! Después de estudiar cada palabra sobre los vampiros, cambió su búsqueda a otra entrada. ¿No había dicho Lothaire que Hag era fey? Los fey del Dominio de Grimm eran maestros en el arte de los venenos. Comprobado. Tenían su propio reino místico llamado Draiksulia. ¿Entonces qué hace Hag en Carolina del Norte? Normalmente estaban en guerra con los vampiros o con varias monarquías demoníacas también llamadas demonarquías. Así qué ¿porqué estaba Hag trabajando para Lothaire? Continuo. Ellie ojeó el libro por encima leyendo sobre ninfas, ghouls y cerunnos “criaturas parecidas a las serpientes que podían hablar” Tragó ante la espantosa ilustración de un wendigo, sintiendo un reticente respeto hacia Lothaire por haber sido capaz de derrotar a tantos de ellos. Dentro del Lore había diferentes facciones de poder tales como las Valkirias, los Lycae y la Casa de Las Brujas. Efectivamente las brujas eran mercenarias místicas que vendían sus hechizos al mejor postor. Aparentemente la mano de su líder había crecido de nuevo. Los vampiros no eran la única especie con poderes regenerativos. Hag y Lothaire también habían hablado sobre una hechicera llamada La Dorada ,La Reina del Mal, así que Ellie pasó por encima de Demonios de Arena, Sasquatch y Shifters44... Hechiceras. Tenían la habilidad de controlar materiales o seres vivos de diferentes maneras. Una hechicera era conocida como reina, si su poder particular era más fuerte que el de cualquier otra. 44 Cambia formas. Así que La Dorada verdaderamente podía controlar el mal. Incapaz de evitarlo Ellie buscó Aliens. En cambio encontró Accession —Un fenómeno místico que ocurría cada 500 años y que compelía a las facciones tanto a ir a la guerra como a encontrar a sus parejas. La Accession actuaba como un control de población de Inmortales, y una estaba en marcha en este momento. Cuando el cielo comenzó a clarear levantó la vista consternada. El sol saldría pronto y ella apenas había arañado la superficie. De repente el libro fue cerrado de golpe y arrancado de sus manos. —¿Qué tenemos aquí? Lothaire. Delante de ella y cubierto de sangre y pedazos de ¿piel... ?.Sus ojos llameaban mientras apretaba con fuerza el libro. Mierda. Cuando él se trazó dentro, ella rápidamente lo siguió. Lothaire ondeó el libro ante la cara de Hag. — ¿Por qué tiene ella esto? Ellie rápidamente dijo.—Lo vi y lo tome. Sólo quería aprender sobre este mundo. En un tono furioso él dijo —No estarás en él el suficiente tiempo para que te importe. —Ella es imposible de controlar, Lothaire —dijo Hag calmadamente mientras elaboraba algo en la cocina. —Como sabes ella es astuta. Dime ¿encontraste las viñas? Él asintió con la cabeza y al sentir a Ellie estudiándole se giró hacia ella —¿Qué? —Estás cubierto de piel y cartílagos. Él se echó una mirada.
—¿Y? Ella chasqueó la lengua. —¿Has tenido una pelea Lothaire? ¿Jugaste sucio con otros vampiros? —Poshiol ty —Jódete ¿ha intentado Saroya levantarse? —Ella está en el fondo, casi hibernando. Ni siquiera un escalofrío, lo que significa que no estará por aquí pronto. En ese momento, la furia incendió los ojos de él. Agarró a Ellie por el antebrazo trazándolos a ambos al dormitorio de su apartamento todavía con el libro en la mano. Cuando la soltó ella se encogió la manga. —¡Me llenaste de piel!—Cuando Lothaire comenzó a pasearse por a la habitación, ella agarró una de las cartas arrugadas del suelo y la usó como toallita para limpiarse la sangre. Aunque estaba tentada a correr para darse una ducha, tenía al menos, que intentar quitarle el libro. —No he terminado de leer eso. Él miró el libro con el ceño fruncido, como si no recordara que lo sostenía. —Deberías dejarme leerlo, Lothaire, de hecho quedé muy impresionada contigo al ver la ilustración del wendigo, casi como si hubieras cazado el alce más grande en una competición de caza. Clavó su mirada en ella, su expresión como diciendo ¿Quién eres tú? entonces frunciendo el ceño se trazó hasta su caja fuerte y guardó el libro dentro. Cuando regresó ella le dijo,—No puedes estar tan enfadado sólo porque leí algo de ese viejo libro, o porque tuviste que pelear con algunos pequeños vampiros —¡Eran shifters! —No conseguí leer nada sobre los shifters aún, así que no puedo apreciar el esfuerzo que tuviste que usar en la pelea, pero estoy segura de que tú lo consideras una gran proeza. Él se trazó ante ella fuera de sí, la agarró de la garganta, usando la suficiente presión para que lo tomara en serio. Ella ni se inmutó. —O quizás estás enfadado porque Saroya no apareció. —Considerando el acalorado encuentro entre Ellie y él del principio, ella se había imaginado que él querría acostarse con Saroya cuanto antes pero rechazó la idea al ver su estado tan ruinoso horas después. Aún así se había pasado media década sin echarle ni un vistazo a su compañera. —Lothaire, ¿Por qué estabas tan seguro de que aparecería Saroya? Ella normalmente no lo hace, especialmente si no hay nadie a quien matar o mutilar. La soltó con un juramento entre dientes y se deshizo de la gabardina sucia con un movimiento de hombros. —¿Hay algo terrible de lo que tengas que discutir con la diosa? ¿Algún asesinato que planear o algún malvado a quién quieres marcar a puñetazos... ? A Ellie se le fue la voz, le faltaron las palabras y se hundió en el sofá, Porque ahora podía ver su descarada erección presionando contra sus pantalones. —Así que ahí está el fuego, vampiro Cuando ella consiguió dejar de mirar boquiabierta la magnitud de la misma, reticentemente, arrastro la mirada. Sus hombros estaban tensos y sus cejas rubias se estrechaban sobre unos hambrientos ojos rojos. ¡El vampiro necesitaba ponerse a trabajar y Saroya no aparecía por ningún lado! ¿Todo esto era por lujuria? ¿Nada de asesinatos ni complots? La lujuria entraba dentro del ámbito de su conocimiento, Ella había tenido suficiente experiencia enrollándose con chicos en cabinas de camión y mientras creció, había aprendido mucho simplemente
escuchando. Se había criado en los Apalaches, por amor de Dios. Por no mencionar que las mujeres de su familia se habían asegurado de que Ellie supiese como manejar al sexo opuesto, porque en tiempos pasados todo dependía de los hombres. Ella recordaba a su abuela diciéndole. “Los hombres son como calderas de carbón Ellie, si encuentras un hombre con el que quieras quedarte, tienes que alimentar su deseo todos los días, hacerle arder por ti y entonces permitir que libere su vapor regularmente, o nunca conseguirás que funcione.” —¡Demonios Saroya podía tomar lecciones de la Abuela Peirce! Ellie observo como Lothaire seguía deambulando por la habitación sin descanso e imaginaba el dolor que tenía que estar sintiendo ahí abajo. Y en la boca también. Seguía pasándose la lengua por los colmillos. “Sus colmillos están afilados, pero mi piel no tiene nuevas marcas, su erección excepcionalmente preparada pero mi cuerpo sigue intacto.” Saroya, ésa estúpida zorra “que había tenido tiempo para hacerse con un nuevo guardarropa, depilarse sus partes y hacerse las uñas” ¿Había dejado a su vampiro en éstas condiciones? ¿Y entonces lo abandonaba en compañía de otra mujer, otra mujer exactamente igual a ella? Si ella es lo suficientemente estúpida para dejarlo insatisfecho, Ellie pensó medio en broma, entonces quizá debería alimentar su deseo y liberar su vapor. Ponerlo de mi parte. Ella se quedó helada. ¿Qué si lo hacía? ¿Podría ella ganar? ¿Tentarlo tanto que la prefiriera a ella antes que a Saroya? Sus ojos se estrecharon, si había una manera de deshacerse de Ellie, quizás al revés también funcionaría. ¡Y si ella podía conseguir que Lothaire echase a Saroya! Podría conseguir que me devolviera mi cuerpo, que me devolviera mi vida. El vampiro seguía paseándose de un lado a otro de la habitación, en un momento estaba en una esquina, al segundo, justo donde estaba antes. Sus movimientos eran tan vertiginosos como los pensamientos de Ellie; por primera vez en años se permitió pensar que tal vez…tal vez no tenía que morir. Ellie podría ir a la cama con Lothaire si tenía que hacerlo, podría cerrar los ojos y pretender que él no era malvado y que no lo odiaba con todo su ser. Sin duda. No parecía importarte mientras te pasaba la lengua por todo el cuello, Ellie Con el recuerdo, sus pezones se tensaron otra vez, pero se obligó a sí misma a ignorar su reacción. ¿Podría ella permitirle tomarla? ¿Arriesgándose a algún daño corporal? ¿A explotar? ¿Qué elección tenía? Si todo lo que necesitaban para deshacerse de Ellie era un anillo, tarde o temprano Lothaire iba a encontrarlo. Entonces Saroya ganaría. Nunca. —Seduciré a Lothaire,me hare irreemplazable para él. Pero ella sabía que no se trataba sólo de seducir su cuerpo. Si yo fuera un antiguo inmortal ¿qué desearía? Ímpetu, sorpresa, excitación. Ellie podía mantenerlo sobre los dedos de sus pies, en vilo, con la expectativa. También ganaría la mente del vampiro. Entonces patearían el culo de Saroya y Ellie tendría sus joyas. No tengo que morir, mi futuro está en mis manos una vez más. Usaría todo su arsenal, todas las lecciones que aprendió, todas las locuras que había hecho en las cabinas de los autos, todos sus vicios y victorias.
Enfrentaría su sabiduría rural contra la mundana y de otro mundo de él. Mi futuro se reduce a hacer que un vampiro me desee más que a una diosa.
Lothaire seguía dando vueltas, hirviendo de ira por dentro. El amanecer había ido y venido, la noche había acabado Y Saroya continuaba dormida. Lo que significaba que no tenía ningún deseo de verlo. Incluso después de haberle explicado que su lujuria no podía ser acallada, incluso cuando la creciente presión dentro de él se había convertido en dolor. ¡Esa zorra! Había estado en lo cierto. Yo predije esto. ¿Esperaría Saroya todo un mes para aparecer? ¿Mientras él estaba afuera luchando por ellos? ¿Dónde estaba la lealtad, la unión entre ellos? Su sufrida mente apenas podía procesar ésta situación. ¡Él debería haberla forzado a acostarse con él ayer en vez de comprarle las malditas ropas! Con un rugido balanceó el puño y con el golpe rompió un antiguo juego de vasos de whisky. Nunca había deseado a una mujer que no lo deseara a su vez. —Lothaire—murmuró Elizabeth. —Necesito decirte algo. —Entonces dilo. —Es embarazoso, no voy a gritarlo a través de la habitación. —Ella se enroscó el pelo hacia arriba y lentamente lo fue atando en un nudo. Jugaba con esas sedosas hebras como si supiera cómo le afectaba, absorto imaginó que desnudaba su cuello para él. Desnudo e invitante. Su miembro latió aún más fuerte. —Cuéntame. Ella dobló su dedo en un gesto para que se acercara. —Ven por favor. Él se pasó la lengua sobre un colmillo, entonces se trazó hasta quedar justo enfrente de ella. —¿Qué? Ella permaneció en el mismo sitio y alzándose de puntillas colocó sus delicadas manos sobre su pecho, él casi se estremeció. En su oreja ella susurró —Lothaire tengo que decirte que estás más duro que una piedra. Eso fue… inesperado. Otra casi sacudida. —¿Crees que no me he dado cuenta? —Sólo quería que supieras que otros pueden notarlo también. —Míralo, Elizabeth, —la cogió de la barbilla y empujó su cabeza hacia abajo. —¿Crees que podría alguna vez ser tan ingenuo como para pensar que esto pasaría desapercibido? Ella continuó contemplando su erección incluso después de que él la hubiese soltado. Echó su cabeza hacia atrás para poder mirarla. Puedo sentir su preciosa mirada en mi pene. Se imaginó colocándola de rodillas y alimentando sus labios con su pene. La obligaría a succionar hasta que no quedara nada de él... Ella murmuró. —Tal vez quieras que regresar aquí después. —¿Después de qué? —Después de que te hayas ocupado de eso. —Asumes que necesito ocuparme de mí mismo —Después del primer toque, estaría de vuelta, casi a tientas desesperado por estar con ella. O más bien con Saroya. Mi Novia, que no se digna a verme. Que se joda. Él usaría a ésta mortal para su propio placer y si por capricho se le antojaba, haría que su pequeño cuerpo se corriese en un clímax tan fuerte, que la diosa todavía lo sentiría cuando apareciera. —Tú, chica te vas a ocupar de mí.
Elizabeth no mostró miedo ni sorpresa, tan sólo le tomó la medida con su mirada gris. —¿No vas a pelear conmigo? —No, todo lo que pido es que antes te quites toda esa sangre de encima. —¿Cuál es tu plan?—Con una mirada burlona él dijo, —¿Quizá estás intentando que te desee más que a Saroya?—Elizabeth enarcó las cejas. —He predicho todos los movimientos de tu tablero, cada jugada que podrías hacer y éste es el único movimiento posible para ti. —Puede ser que eso sea exactamente lo que planeas. Entonces te daré la oportunidad de demostrarme con cuántas ganas me quieres complacer. Cuando regrese de ducharme quiero verte puesto el camisón de seda roja y que te pongas de rodillas ante mí. Justo cuando se trazaba para salir la escuchó murmurar, —Me aseguraré de que estés complacido.
Capítulo 22 Ellie enmascaró su asombro hasta que él se había trazado a la distancia. ¿El vampiro sólo tenía la intención de usarla en la forma más superficial imaginable? Mal, en muchos niveles. En primer lugar, nunca había caído por un hombre antes. Había limitado sus encuentros a la tercera base, una bastante suave tercera base. —Moliendo con toda la ropa para llegar al clímax. Ningún sentimentalismo, ninguna queja, ningún embarazo. Ideal para ella. Y en segundo lugar, necesitaba que Lothaire la deseara tanto como para que la eligiera por encima de una deidad. No tendría que seducir a su cuerpo y su mente, si no fuese más que un receptáculo de vampiros. Ellie había sospechado que él anhelaba la maravilla, la sorpresa, la emoción. Y en ese momento se le ocurrió que la mejor manera de darle una sorpresa sería desobedeciendo sus órdenes. Mientras se apresuraba a su propia ducha, ella debatía sus opciones. Por un lado, Ellie tenía que obedecerle, para no poner en riesgo a su familia. Si sólo su vida fuera la que estuviese en juego, entonces esto sería algo que no pensaría. Por otro lado, si su plan tuviera éxito, podría ganar el premio mayor —su cuerpo de regreso de Saroya y tal vez una oportunidad de escapar de Lothaire, de preferencia con un bolsillo lleno de joyas para mejorar la situación financiera de su familia. Después de una ducha rápida, se echó una bata y se sentó en su tocador. Ya que él parecía tener predilección por su cabello, ella lo puso para arriba sin apretarlo —sólo para dejarlo frente a él. Luego utilizo un poco de maquillaje de Saroya. Rímel, brillo labial, un poco de delineador de ojos. Pero a la hora de vestirse, Ellie no estaba tan segura. Ella miró con consternación el peluche de color rojo en su cajón de ropa interior. No estaba avergonzada de llevarlo, ni rastro de pudor, pero ella no quería que su encuentro con Lothaire pareciera planeado: ella vestida con un osito de peluche dándole a la boca de él un abrazo, y luego, él dejándola sin decir una palabra. Al final, se puso la ropa interior sexy pero optó por usar otro par de pantalones vaqueros y una camiseta, una roja como su compromiso. Incluso se puso botas de tacón de aguja. Cuando terminó de vestirse, se detuvo en el espejo. Sus vaqueros y su camiseta eran ceñidos, sus botas de tacón alto y sexy. Pero hasta ella podía ver que a la combinación le faltaba algo... . De un trago, se arrancó la camiseta, se quitó el sujetador, luego se puso la camiseta otra vez. Esto lo hará. Se imaginó viéndose a sí misma desde sus ojos. ¿Cómo me vería para un vampiro milenario? Los jeans acentúan las curvas de sus caderas y su trasero. Sus senos sobresalían contra el material fino de la parte superior de la camiseta. Él probablemente querría tocarla allí. Sólo de pensar en sus manos sobre ella hizo que sus pezones se pusieran duros. No me voy a golpearé a mi misma por desear un hijo de puta como él. Ella anticipo esto, porque estaba emocionalmente atascada y sexualmente desesperada —de la prisión. El conjunto era sexy, pero no tanto como el vestido que hubiera querido ponerse—estoy jugando con fichas que no puedo permitirme el lujo de perder. Ella exhaló, a punto de cambiarse—Lothairie apareció en su habitación, con el pelo todavía húmedo, vestido con otro traje caro. Brevemente se preguntó por qué se había cambiado, pero pensó que lo hacía para intimidarla —o salir directamente después de su mamada. Hora del show, Ellie Él se veía lujurioso, su cuerpo tenso. —Te he dado una orden.—Se trazó para estar justamente de pie ante ella, agarrándola del codo. —¿Me desafías, cuando estoy a punto de la ira? Podría matarte con tanta
facilidad. —Pero no lo harás. —Podría. Aunque no tenga la intención de hacerlo. En caso de que no lo hayas notado, estoy completamente loco. En un tono inexpresivo, dijo, —Creo que simplemente eres incomprendido. Tuvo que dar un segundo vistazo al vampiro. —Además, Lothaire, ¿Podría tu juego de ajedrez recuperarse después de un movimiento así? No es estás tan avanzado que corres el riesgo de perderlo todo. Él le lanzó una mirada de valoración, hizo una nota mental — Aprender a jugar ajedrez. —Entiendes que pasaría si me desobedeces. Se obligó a darle su mejor sonrisa, como si estuviera encantada con él. —Oh, me parece que realmente no te gustaría que me pusiera eso. Él alzó las cejas. ¿No me gustaría? Sobre la base de cada onza de coraje que poseía, le dijo: —Definitivamente no es la primera vez que vamos a... intimar. —¿Y por qué no? —Tú quieres que me sienta cómoda, Me siento más cómoda en jeans. Su control estaba estrangulado. —¿Realmente crees que me importa un carajo tu comodidad? ¡Coraje, Ellie! —Te dije que por favor, ¿no? Dejó caer su brazo, se dirigió hacia la puerta que conectaba al sofá en su habitación, sin duda para que ella lo siguiera. Se reclinó contra el respaldo del mismo, sus largas piernas estiradas frente a él. Juntó las manos detrás de la cabeza, diciendo en un tono sarcástico, —estoy listo para ser satisfecho. Y, por supuesto, para ser seducido lejos de las garras de Saroya. — Sonaba como si estuviera sofocando una risa cruel. —Continua. —¿Crees que conoces mi plan—y crees que no tengo una oportunidad en todo el infierno. —Ninguna en absoluto. —Sin embargo, ¿Todavía vas a dejarme intentarlo? —Doy la bienvenida a tus más inspirados esfuerzos. Aunque no creo que sea justo—ya que no habrás sido capaz de practicar tus habilidades de seducción en la cárcel. O tal vez has sido capaz. ¿Quién sabe lo que pasa detrás de las rejas? Su expresión era tan burlona, le escocía profundamente, como una herida. —¿Esto es divertido para ti? —Escandalosamente. —¿Y qué pensará Saroya de lo que hacemos? —Estoy seguro de que le relataré todos tus torpes intentos por suplantarla —así que ella y yo nos podremos reír de ellos juntos. Ellie entrecerró los ojos. Sí, su burla escocía, pero él no logro intimidarla, acababa de ondear una bandera roja delante de un toro. Nunca has tenido una chica de campo. Una terrosa, chica boca sucia —cuya vida estaba en juego. Podía tirarle un lazo. Recordó que escucho hablar a los muchachos por casualidad de ella en el Instituto: —¿Alguna vez has estado en el estacionamiento con Ellie Peirce? Te cambia la vida. ─, Decidió entonces que sabía lo suficiente acerca de los hombres como para ser peligrosa. Él la había subestimado bajo su propio riesgo. Recordó que todo el mundo siempre la había subestimado, puso los hombros hacia atrás y se acercó
para unirse a él, notando que su mirada estaba fija en sus pechos sin sujetador. Su abultada erección casi la hace flaquear, pero cuando llegó hasta él, ella se sentó a horcajadas en su regazo, descansando encima de él sobre sus rodillas. —Quiero tener todos los tiros esta noche, Lothaire. —¿Tú? —Sí, hare todo el trabajo. Tú solo siéntate y relájate después de tu ajetreado día haciendo el mal. ¿Mantendrás las manos quietas? —Es poco probable. —Dijiste que podrías hacerme daño si me tocabas. —Es por eso que pedí la delantera, Elizabeth. —¿Seguro que no tienes miedo de la virgen mortal conduciendo el camión? Por supuesto, tengo algunas experiencias que te puede gustar. Él le pElliezcó la barbilla de nuevo. —Ah, voy a disfrutar de tus habilidades de estacionamiento. Ella echó la cabeza hacia atrás, otra vez fuera de su control, pero todavía le sonrió. —Cuando la única herramienta que uno posee es un martillo... —Cada problema comienza a parecerse a un clavo. Por supuesto, él estaba familiarizado con su frase favorita. Ausente se lamió un colmillo. —No puedo esperar para ver exactamente cómo vas a... conducir. A continuación te voy a dar un paseo que nunca olvidaras.
Capítulo 23 Testarudamente me desafía mientras me da una sonrisa que revuelve mi mente. ¿En qué estaría pensando ella? ¿La idea que Lothaire pudiera elegir esta maleducada campesina sobre la diosa de los vampiros? Cómico. Pero, oh, él esperaba con impaciencia la campaña inexperta de Elizabeth para influenciarlo. — realmente me mostraras que eres superior a una deidad. ¿Estás nerviosa? Rápidamente se aburriría con su juego, y después le arrancaría la parte superior y acariciará esos grandes y atrevidos pechos por primera vez. Y pasare mi lengua sobre esos pezones que se presionan contra el material. —Tal vez esa no es la única razón por la que quiero estar contigo, —dijo ella. —Explícate. —Voy a morir pronto. Tal vez no quiero morir virgen. —Pero yo no te cogeré. Lo mantengo solo para mi Novia. Se mordisqueó el labio inferior haciendo puchero. —Entonces quiero estar contigo porque llevo siglos sin tocar a un hombre. Sus pezones estaban tan duros que él casi podía creer que realmente deseaba sus manos sobre ella. — No soy un hombre. —No. No lo eres. Pero lo serás. —Ella alcanzo y se quito el broche de su sedosa melena, dejándola caer en una cascada sobre sus hombros. Los rizos rebotaban sobre sus pechos, cosquilleando sus puntas, su esencia tentadora cayó sobre él. Espera. ¿Lo haré? Después ella se inclinó y desabotono el botón de en medio de su camisa, extendiendo la abertura tanto como se podía, dejando al descubierto el centro de su torso. Con otra sonrisa, se volvió a inclinar y presiono su boca sobre su piel. Sus músculos se tensaron bajo sus labios. Le dio una lamida. Él siseo una maldición. Otro botón abierto, otro beso acompañándolo. Otra vez y otra vez ella hizo esto con los besos más ligeros. Dulce pero sexy. Para el momento que le había quitado la camisa de su pecho, ella le había beso desde la clavícula hasta el ombligo y comenzado hacia arriba una vez más. Cuando ella alcanzo un pezón, se quedó justo sobre él, dejándolo sentir su cálido aliento antes de que rozara sus labios sobre el. Al contacto, su miembro pulso en sus pantalones. Mientras él la veía, toqueteó su pezón con la lengua, haciendo que su cuerpo se pusiera rígido. Después ella lo succionó. Justo cuando estaba a punto de gemir, ella…lo mordió. Sus caderas se dispararon sin control. —¿Te gusta eso?—ella preguntó. —Te hare lo mismo, chica. A ver si te gusta. Ella lamió su otro pezón, murmurando contra él, —¿Promesa? —¿Jugando conmigo? Te perforare, beberé de ti. Quítate tú camiseta y veme. Ella se enderezó y recogió el dobladillo de su camiseta, levantándola lentamente, desnudando pulgada a pulgada su esplendido torso…después el comienzo abultado de sus pechos. Más arriba, más arriba, a punto de revelar sus pezones —Dejo caer el material. —Estoy manejando. No estoy lista para dejarte al mando aun. Él tomó un mechón de su cabello, enredándolo alrededor de su puño. —Entiéndeme, Elizabeth, —el comenzó, a punto de decir que se había cansado de jugar su juego. Pero el rána vino sobre él. No puedo mentir.
Aparentemente él… ¿no había terminado de jugar su juego? ¿Puede que incluso le gustará? ¡No con ella! Tiro bruscamente de su cabello. En lugar de llorar con miedo, ella dijo, —parece que vas a manejar, entonces. Es una lástima que no vayas a ver la única cosa en que soy realmente, pero realmente buena. Maldita sea. Otra vez estimuló su curiosidad. Recordó el placer que sintió solo por verla desmantelar la caja del cable. Ciertamente él no había esperado sus acciones entonces; ¿Qué otras sorpresas tenia reservadas para él? —Mmm. ¿Qué tan buena? —¿Probablemente soy mejor en eso que tú en la matanza? —Tienes cinco minutos para impresionarme, —él dijo. —Y sé que, mis habilidades de matanza están sumamente bien afiladas. Será mejor que me tengas gritándole a las vigas. —Infiernos, Lothaire, puedo hacer eso en cuatro. Ahora, si ya terminaste de charlar conmigo. Me encantaría mostrarte mis tetas. Él ahogo una sorpresiva tos. Enmascara tu sorpresa. No muestres ninguna reacción. Con un estrechamiento de ojos, la dejo ir para que pudiera quitarse la parte superior de su atuendo. Cuando estuvo desnuda ante él, él siseo entre dientes. Los senos de la mortal eran… divinos. Grandes, llenos, con la piel suave y dorada. Sus pezones rosados estaban parados. Mientras la miraba paralizado, ella se sentó sobre su eje, un gemido desgarrador de él y un grito de ella. —¡Demonios, vampiro, tu vienes cargado para el oso! —¿Qué significa eso? —Los cazadores en territorio de oso tienen que salir armados hasta los dientes, aunque estén de caza menor. Lo que estoy diciendo es que estas bien dotado y muy, muy duro. —Soy superlativo en todas las formas. —Uh—huh—coloco su mano en su pecho, después se inclino hacia adelante para presionar sus pechos contra él. Con la mano puesta entre sus cuerpos, ella acarició el pezón de él —y el de ella— mientras lo besaba tiernamente en la mejilla, después en la comisura de sus labios, dando una pequeña lamida ahí.—Me gusta la manera en que sabes, Lothaire. Estando así de lujuriosa, su acento se hizo más grueso, la cadencia más placentera. Por alguna razón, él lo encontró…sexy como el demonio. —Sabes a todo superlativo. ¿Se estaba burlando de él? Otra caricia en su pezón. Él no podía pensar. Y después ella realmente empezó a hablar. Después de succionar el lóbulo de su oreja, le susurro a él como se sentía —mojada y adolorida—como se sentía él contra ella —caliente, rígido como el acero. Como se imaginaba lamiéndolo de las rodillas al cuello, dándose un festín en medio. —¿Te alimentaras de mi hasta llenarte, vampiro…? Si. Si lo haré. Todo el tiempo lucho para oponerse al calor que se dirigía hacia él. Y Lothaire se dio cuenta que podrían gustarle sus juegos de verdad.
Lo que comenzó como un ejercicio, como un medio de auto—preservación para Ellie, pronto se salió de control. Solo la manera que la estaba mirando la excitaba como nada en sus recuerdos. Se le quedaba viendo como si quisiera devorarla. ¿Realmente mordería sus pechos? Con esa idea, sus pezones se fruncieron aun más, como si lo
estuvieran tentando a hacerlo. La perfecta piel de él llamaba a sus labios; los planos inflexibles de su cuerpo la hacían respirar poco profundo. Y cada inhalación de aire traía su delicioso aroma dentro de ella—a madera, masculino con una mordida. —También me encanta tu esencia. —Lo sé. Vi tu reacción cuando oliste mi abrigo. Estaba demasiado excitada como para estar avergonzada, su atención hechizada por los músculos de su torso, por la promesa de esa fuerza increíble en cada pulgada esculpida de él. —Tus músculos son demasiado duros, vampiro, se sienten tan bien. —Mi miembro es duro también, —el raspó. Cuando su miembro se elevo bajo ella, su sexo palpitó listo para él. —¿Eso se siente bien, mascota?─ Su acento áspero, su tono desafiante... el deseo como nunca lo había conocido la inundó. “Justo cuando pienso no puedo conseguir nada más difícil, lo haces. Ella miro fijamente sus labios mientras lamia los suyos. Necesitaba besarlo. ¿Pero sus colmillos la cortarían? Pronto no se preocuparía… Ellie estaba perdiendo el control. Cuando se excitaba lo suficiente. Su mente parecía estar en blanco hasta que todo lo que le preocupaba era llegar al orgasmo. Nunca había comunión con su pareja, ningún encuentro de ojos y mentes. Solo ella trabajando para llegar. Ella nunca había intentado estremecer el mundo de un chico o nada por el estilo. Era solo una afortunada coincidencia que el chico bajo ella siempre llegará, también. Y ahora la costura de sus pantalones y la parte superior del miembro de Lothaire se habían alineado contra su adolorido clítoris. Estaba a punto de empezar a moverse contra él, y después todo habría terminado. Ella encontraría un ritmo que la llevaría al fin. —Puedo sentir tu calor, —el chirrió. —Quiero esos pantalones fuera de ti. ¿Llevarse esa perfección? Ella presiono su dedo índice sobre sus labios, dándole una sonrisa indulgente. —Solo déjame hacer lo que necesito hacer.
Capítulo 24 Lothaire puso su mano sobre su cuello, empujándola hacia atrás. —¿Entonces, estás loca? Una vez más, no veía miedo en los ojos de Elizabeth. Ellos eran parpados pesados de un gris centelleante y profundo. —¿Coqueteas con mi rabia, como si intentaras llevarla adelante? —Eso no es lo que estoy tratando de llevar adelante justo ahora. Estoy ocupada con algo más. —Ella usó ambas manos para peinar su cabello sedoso hacia arriba, amontonándolo arriba de su cabeza. La esencia sublime de su cabello caia sobre él mientras sus pechos se balanceaban. Sus pensamientos se hicieron borrosos. ¡No! Él estaba enfadado por algo, necesitaba disciplinarla. —Tuviste tus cinco minutos. Ahora es momento…—Sus palabras se apagaron. Porque ella comenzó a moverse. Dioses todopoderosos. Su cabeza cayó hacia adelante, con la mirada clavada mientras ella lánguidamente mecía sus caderas hacia arriba y hacia abajo sobre su regazo, sensualmente rozando su sexo a lo largo de su hinchado miembro. Después de otra ondulación, gimió, levantando la mirada hacía él. Sus instintos vampíricos se encendieron, notando los cambios en su presa. Su respiración era jadeante mientras sus pupilas se dilataban; la sangre teñía sus pómulos, extendiéndose bajo su cuello a sus pechos, poniendo más rígidos sus pezones. Si, el había visto a amantes llegar a un punto sin retorno cuando todas la inhibiciones se perdían, cuando nada podría separarlos. Elizabeth estaba ahí. Por primera vez, él pensó que le gustaría experimentar ese punto para sí mismo. —Lothaire estás viendo mis pezones… ¿aun deseas morderme?—ella bajo sus manos, soltando las ondulaciones obscuras de su cabello, luego agarró sus hombros. —Inclínate hacia delante, mascota. Solo usare mi lengua en ellos. Ella se estremeció. —¿Es lo que quieres? —Si Ella se inclinó hacia atrás. Aunque su atrevimiento lo atrajo como una fuente de sangre fresca, su cólera no podía ser negada. — Quieres que los chupe. —Adoloridos por ti. —¡Entonces obedéceme ahora, Elizabeth! Cerró los ojos, con la cabeza hacia atrás, ella susurró, —No. Él era el maestro, ella era su pertenencia. Debería obedecerlo. Justo cuando Lothaire alcanzo y tomó sus pechos y llevándose uno a la boca…él atrapó la esencia de su excitación. Fue como respirar una droga de la que sabía que nunca tendría suficiente. Él gimió, —Estas mojada por mí. Envolvió sus manos alrededor de su nuca, aferrándose a él al igual que utilizaba su regazo. — Empapada. Me sorprende que no puedas sentirlo a través de mis jeans. La idea de ella tan excitada que empapó sus bragas y sus jeans… Los impulsos de un predador lo atormentaron, lo llevaron a dominarla —a tomar de ella — su liberación, su sangre. Él se imaginó fijándola bajo él, forzando a sus muslos abiertos a aceptar todo su miembro…o a su boca. Mis colmillos en su deliciosa piel femenina. —No me irrites, Elizabeth. Mi control se desliza.
Ella agarro una de las manos, atrayendo su dedo índice a sus labios. Cuando lo succiono dentro de su boca, humedeciéndolo libremente, su miembro se sacudió en respuesta. Después ella puso su dedo mojado contra uno de sus pezones. Con ojos extasiados él lentamente hizo círculos en la punta. —Puedo sentirlo latir. Con un grito, extendió las rodillas para bajar más. Cuantos más círculos trazaba, más fuerte ella lo montaba. Él iba a llegar si no la detenía pronto. ¿Con una mortal de baja categoría? Pero, dioses, se siente tan bien. Él no podía evitar corcovear debajo de ella. Ella gemía de placer, finalmente llevó sus manos sobre sus pechos. Cuando sintió sus pezones tensos en sus palmas, el casi pierde su semilla. —Ansiosa pequeña Elizabeth —El usaba sus pechos para presionarla hacia abajo mientras molía su miembro contra ella. —¿Es esto lo que te gusta? —Justo…ahí. —¿Te vas a venir? —Si él iba a hacerlo, entonces ella también lo haría. —Estoy tan cerca. —Ella mordió su labio inferior mientras el anhelaba hacerlo. Entonces su mirada se posó en sus labios. —Vampiro, me vendré montándote…me vendré fuerte hasta gritar, si puedo besarte en la boca. ¿Quieres que lo haga? —Te gusta hablar sucio, muéstrame que más puedes hacer con tu lengua. Se engancho en un respiro. Justo cuando percibió otra oleada de deseo, rozó sus labios contra los de él. Los suyos eran suaves, vivificantes. Cuando ella lanzó su lengua dentro de su boca, él la encontró, entrelazando su lengua con la de ella, girándola una y otra vez. Parecía derretirse para él, ella envolvió sus delgados brazos alrededor de su cuello como si ella nunca lo fuera a dejar ir, como si ella no pudiera estar lo suficientemente cerca. Cuando ella comenzó dulcemente a succionar su lengua, sus ojos se volvieron hacia atrás de su cabeza. ¡Elizabeth! ¿Cómo podía esto sentirse tan bien para él? ¿Las historias acerca de las Novias de los vampiros eran ciertas? Infinitamente más placer con su Novia. Demasiado placer. No. Ella era una mortal, no su mujer. La confundo con mi Novia. Aunque se dijo a si mismo esto, sus colmillos se prepararon para ella. Toma de ella… Contra su boca, el gimió—Morderte.— Ella no se retiró; ¿Había asentido? No importaba. Él hundió uno de sus colmillos en su labio inferior, como en una ciruela. La sangre se derramó en su lengua; su cuerpo se sacudió. —¡Uhm! —Su esencia corrió a través de sus venas, como la fiebre extendiéndose sobre él. El frenesí se apoderó, la lujuria lo monto. Gota tras gota mojaban sus lenguas mientras ella taladraba su sexo en contra de su miembro. Nada podía sentirse tan bien. Lamió, succionó. Su visión vaciló. Quiero consumirla, tomarla dentro de mí. Demasiado. Ella es demasiado frágil. Demasiado mortal. De alguna manera el se alejo de ella para recuperar el aliento y medir la reacción de ella, sabiendo que estaría disgustada por la sangre.
Quería ver ese disgusto, recordarse a sí mismo que la chica humana nunca entendería como vivía él. Sus parpados están pesados, pero sus ojos grises eran feroces sobre su boca. Como si no se hubiera dado cuenta de su propia sangre goteando, sus manos salieron disparadas, sus dedos hicieron túneles en su cabello. Cogió dos puñados y dio le dio un tirón de regreso al beso, lamiéndolo con su lengua ensangrentada. ¡Joder! ¡Cosita caliente! Con manos temblorosas, tomó la parte de atrás de su cabeza y agarro su trasero, atrayéndola hacia él, empujando sus senos contra su pecho. Mientras ella lo cabalgaba, sus pezones se frotaban hacia arriba y abajo sobre su piel sudorosa. Hazme venir así. No importa. El creció exaltado. Su miembro estaba hinchado por su semilla, la corona gruesa con ello. Solo no pares. Entre besos, el raspo, —Te vienes, huelo que estas cerca… —Él sabía que si él la tocaba en ese momento, sus pantalones estarían mojados en su palma. Quería deslizar sus dedos dentro de ella, lamer su miel de ellos. Ella tiró más fuerte en su cabello, retorciéndose sobre él más rápido. Más rápido. Más rápido. Su sangre en sus venas. Fricción abrazadora sobre su miembro. —¡Ahhh! Independientemente de lo que hagas…no detengas esto…—las lenguas enredadas. La presión creciendo. Su cuerpo se puso rígido, inclinándose de nuevo. El placer lo hizo romper el beso para aventar su cabeza hacia atrás y gruñir —¡Mierda! ¡Elizavetta!—Por un momento, su mente rodó, quedando felizmente en blanco. Todo lo que él podía percibir era su corazón acelerado. Entonces escucho su propio rugido salvaje: —Mujer me estás haciendo… ¡Venirme! —Su semilla salió disparado de su miembro, eyaculando tan fuerte que bramó maldiciones en ruso. Gritando sin control con cada chorro, más fuerte y más fuerte. Sus ondulaciones se volvieron frenéticas. Mientras ella batía el semen por todo su miembro, él pensaba, Sígueme, Elizavetta, sígueme hacia el final.
—¡Lothaire! —Ellie gritó. —Oh, Dios, me vengo, vengo—sus parpados se cerraron. Su orgasmo la abrumó. Oleada tras oleada de éxtasis rápido y ardiente. Pero la intensidad continúo construyéndose, casi asustándola. Sus ojos se abrieron. —¿L—Lothaire? —susurró cuando sin poder hacer nada su sexo siguió en un espasmo, vacio. —¡No termina! Su mirada ardiente se cerró en la de ella. Él le hablaba en palabras extranjeras que ella no entendía, pero palpitaban con ferocidad, con hambre. Esos ojos…perderse en ellos. Finalmente, su liberación disminuyó. Con un quejido, Ellie se derrumbó sobre él, enterrando su cara contra su cuello. Estoy fuera de mi intensidad. Nunca había conocido algo como esto. ¡Había orgasmos, y después estaba el venirse! Envolviendo su brazo alrededor de su cuello, le dio un tirón a su lado, atrayéndola cerca hasta que sus pechos se presionaban con fuerza en su contra. Ella no tenía otro lugar para poner su mano más que en su agitado pecho, arriba de su palpitante corazón. Emocionalmente atrofiada, sexualmente desesperada, ella se lo repitió a sí misma. Esa era la única razón
por la que acababa de gritar en el abandono con el macho que estaba decidido a matarla. El vampiro que había mordió su labio por sangre. Después de una vacilación, él recargo su barbilla en su cabeza, justo cuando ella pensó que estaban actuando como amantes normales, la tomo de la muñeca y empujo su mano dentro del calor húmedo en sus pantalones. —Pequeña Elizabeth impaciente. Siente lo que me hiciste hacer. Sin pensarlo, ella cerró sus dedos alrededor de su húmedo miembro, aun medio duro. Cuando pulso en reacción, ella suspiro suavemente. El primero que alguna vez había sostenido. Anhelaba verlo, besarlo. Ella nunca había estado interesada en darle a la cabeza, como lo llamaba. Pero ahora se lamia el labio superior, imaginando que era la corona hinchada… —Si no estuviera tan agotado, te haría limpiarme. —Sonaba enojado, pero después él se inclino hacia abajo para rozar sus labios en su oído. —Con tu lengua. Ella se estremeció por su tono ronco. Mientras ponderaba si él hablaba en serio, y cuál debería ser su propia reacción, él dijo, —El beso de sangre no te molestó. —Estaba siendo amable en el momento. Te complací ¿no?—Ella le dio un apretón, ganando un gruñido. —¿Te hice gritarle a las vigas? De repente se puso tenso, apretando su muñeca fuerte. —Todo tu esfuerzo fue en vano, pequeña mascota. —Él aventó su mano lejos. —Tú patético intento de recoger mis afectos fracaso. No puedes compararte con Saroya. Sin otra palabra, él desapareció.
Capítulo 25 Revolcándome con una humana, al igual que mi padre. Horrorizado con él mismo, Lothaire se trazo a su cuarto de baño, desnudándose para otra ducha. Cuando el agua cayó sobre él, presionó sus palmas contra la pared, luchando con su cuerpo para mantener la calma. En el proceso, había querido consumir a Elizabeth, tan frenéticamente que había vuelto a su lengua natal. Él nunca había perdido el control así, no podía recordarse de alguna vez en la que se hubiera venido con tanta fuerza —como si hubiese sido un rompecabezas cuyas piezas fueron desordenadas, y luego muy lentamente vueltas a unir. Y ni siquiera la había reclamado como suya. Nunca olvidaría la mirada de sus ojos cuando le agarró el pelo, tirando de él para obtener más de ese beso empapado en sangre. Nunca olvidaré que me vine como una fuente mientras mi Novia tenía un orgasmo sobre mí. No, no... No era su novia. Estar cerca de Saroya antes lo habían dejado preparado; Elizabeth simplemente había estado en el lugar correcto en el momento adecuado. Si Saroya se hubiera molestado en elevarse, ella habría retorcido aquella exclamación de asombro de él. Saroya sería la única causante del infierno viviente que era ahora mismo. Desde luego. De todos modos, siguió reproduciendo lo que acababa de ocurrir con la mortal, encontrándose despierto de nuevo. ¿Sólo momentos después de aquella clase de liberación? Frunció el ceño y bajo su mirada a su desenfrenada polla. Esto no es posible. Él había ridiculizado las intenciones de Elizabeth, esperando ser divertido con su inexperiencia. Por lo menos, había esperado que ella fingiera el deseo. En cambio, había estado desesperada por venirse, trabajando su semilla sin necesidad de utilizar la boca o las manos. Montándolo. Voluptuosamente. Lo que le hizo imaginarla desnuda, montando otras cosas. Mi muslo, mi boca... Elizabeth había dicho que había tenido suficientes novios. ¿Con cuántos había practicado para ser capaz de moverse así? ¿Cuántos habían estado como él, perdidos en ella sin poder hacer otra cosa que derramarse debajo de ella? Los colmillos de Lothaire se afilados con agresión con el solo pensamiento de ella con otro. Al menos ninguno de sus “novios” había tomado su virginidad. Se preguntó por qué no la había malgastado. Lothaire no había estado allí para interrumpir todas las sesiones de natación con hombres jóvenes, y obviamente ella disfrutaba de su sexualidad. Igual que yo. Él sonrió con satisfacción. La virginidad de Elizabeth me pertenece a mí solamente. Su sonrisa se desvaneció. Nunca la conocería así. Sólo podía reclamar a Saroya. ¿Nunca experimentaría la pasión desenfrenada de Elizabeth? ¿Nunca movería lentamente su miembro dentro de su sexo goteante? Así que ella no sería diferente al resto de todas sus otras conquistas. Su puño salió disparado, conectando contra la pared. El mármol se derrumbó, y su erección se desvaneció. Quiso matar a cualquiera que hubiera estado con ella. Aniquilar a todos ellos. Los vampiros de la Horda eran famosos por apoderarse de ideas repentinas, actuando sobre impulsos vagos. Así que cuando su mente estaba a punto de aferrarse al asesinato y convertir sus siete pequeñas tareas en ocho,
él la oyó caminar hacia el cuarto de baño. La curiosidad lo gobernó una vez más. ¿Qué haría ella? Se dio vuelta para apoyar su brazo contra el cristal, descansando su frente en el. —¿De vuelta por más, mascota?—dijo casualmente, aunque sentía todo lo contrario. Ella siguió caminando con sus pechos expuestos, sus hombros hacia atrás. Apretó los puños y su miembro se hincho una vez más. Pareció impetuosa, sus ojos desafiantes. Tiró de un mecho de aquella melena sobre sus hombros, lo que casi le hizo ganar un lugar en su ducha. —Estoy aquí para recordarte algo. ¿Qué, de qué? El placer ondulada a través de él, casi como una distracción. Pero su tono sonó aburrió. —Hmm ¿Recordarme?—¿Por qué su voz parecía tan ronca? Ah, mis gritos sobresaltaron a las vigas. Ella agarró rápidamente su pantalón desechado del piso. —Cuando le cuentes a Saroya sobre mis torpes tentativas, asegúrate de mencionar la parte donde gustosamente te dejaste montar como un caballo perezoso y que te hice los vaqueros de crema45 más rápido que a un quinceañero escolar exprimiendo una teta por primera vez.—le arrojó los pantalones a la ducha. —Tal vez podrías querer limpiar éstos también.—Se dio la vuelta sobre sus talones y salió fuera de la habitación. Se quedo viendo fijamente después de que ella salió. ¿Vaqueros de crema? ¿Caballo perezoso? Espontáneamente, sus labios se curvaron en una sonrisa. Después de lavarse y cambiarse a la más modesta de las opciones de la ropa de dormir —un camisón de seda largo, blanco —Ellie se acercó a su cama. 45 NDT: Vaqueros de crema: Una palabra inventada por el cantante Tenacious D para expresar cuando algo es increíblemente impresionante. Cuando se metió en ella, suspiró por la suavidad que la saludó. Nunca pensé que las sabanas podían sentirse como esto. Aquí yacía, vestida en seda, sobre los linos más finos que jamás había imaginado, disfrutando de una considerable cama —a pesar de que estaba en el suelo. Ella era retenida en un paraíso de prisión, por un carcelero de ojos rojos que duplicaba cualquier fantasía sexual andante. Un carcelero que esta noche había despertado algo en ella, algo que Ellie instintivamente temía no volver a experimentar con otros. Del mismo modo empezó a inquietarse, preguntándose cómo iba a vivir sin el éxtasis que había descubierto con Lothaire, recordó que probablemente no iba a vivir de todos modos. Ajusta la liga. Chasquido. ¡CHASQUIDO!. Finalmente, se calmó, su estridente mente se desacelero. Justo cuando estaba quedándose dormida, una sensación de vértigo la golpeó; Cuando abrió los ojos, ella estaba de pie en su habitación. ¿Me trazo otra vez? —Entretenme —ordenó, tomando asiento en su escritorio. Él se encontraba sin camisa, descalzo. Su Pelo húmedo colgaba descuidadamente sobre su frente. Tan magnífico, demasiado magnífico. —Entretenerte. —Se frotó los ojos. —Eso no formaba parte de la descripción del trabajo. —Creo que la descripción del trabajo para ti era hacer todo lo que yo ordenara. Además, estas claramente vestida para el trabajo que deseo y no para el trabajo que tienes, y mi Novia me entretendrá después de lo que pasamos. —Baila, mono, baila. ¿Es eso? Lothaire, estoy exhausta. —Hazlo pizdy. No prestas una de mierda atención. Siéntate. Habla conmigo. Ella dudó en volver a ese sofá, pero finalmente se dejó caer con un resoplido.
—Encuentro que tengo preguntas sobre ti. Asombroso, considerando lo que eres... tú. Pero no puedo controlar mi curiosidad. —¿Qué quiere saber? —¿Por qué eres todavía virgen? Ella no quiso decirle la verdadera razón, que había temido quedar embarazada de algún muchacho del Instituto, tener que abandonar sus sueños largamente sostenidos —de una carrera satisfactoria, un marido cariñoso, y finalmente, cuando estuviera lista para ellos, niños. Así que en lugar de ello, dijo, —Adivino que Saroya de alguna manera se resistió a tus encantos todas aquellas veces que salieron juntos a matar. —Nunca he ido a matar con ella. —¿Ella solo salió y asesino? ¿Por qué? Se encogió de hombros. —Ella solía tomar sustento del acto. Ahora supongo que es hábito. —No tiene sentido. —Supongamos que ya no necesita comer para vivir, pero puedes comer. ¿No te perderías el sabor de la comida, el ritual de la comida? Tenía un punto. Ellie amaba comer. —No contestaste mi pregunta─, dijo. —¿Ningún guardia de prisión intentó desflorarte? —La mayor parte de ellos eran decentes. —¿Pero no todos? Alguno de ellos... ¿te toco?—Su expresión se oscureció, sus colmillos parecían crecer. Allí va con una ronda de locura nuevamente. Y cuando sus ojos se agrandaron vacios, sus sentidos se pusieron en alerta roja. —¡Detén tu maldito corazón! Ella gritó, —¡Tal vez podría detener a mi maldito corazón si dejaras de dar malditos gritos! —Sostengo tu destino en mis manos, sin embargo, me faltan el respeto a cada paso. —No te has ganado mi respeto. —Hoy podría soñar con el anillo. Entonces te habrás ido para siempre. Ella cruzó los brazos sobre su pecho. —Amas sostener esa espada sobre mi cuello. ¿Estás tratando de volverme loca como tú? ¿Quieres comprobarme mentalmente antes de hacerlo físicamente? —¿Es una posibilidad?—él preguntó con total seriedad. Por lo menos se había calmado por un momento. —¿Cuánto más crees que puedo tomar?—Tomaras lo que te dé… —¿Y te gusta esto?—Ella hizo rodar sus ojos. —¿Torturar a todos así? Él se quedó inmóvil como una estatua, su voz chorreaba amenazas cuando él dijo, —No conoces el significado de tortura. —¿Y tú? ¿Sólo la has repartido o has sido el blanco? —Ambos. Deseó no sentir curiosidad por él. Pero... —¿Cómo fuiste torturado? —Toma la peor agonía que creas posible imaginar, multiplicarla por mil, luego sufre eso cada segundo durante seiscientos años. Y eso no será más que una entre muchas más. —¿Seis siglos?—Está exagerando. Tiene que ser. —¿Es por eso que estás loco? —En parte. También debido a los recuerdos. —¿Viste algún recuerdo mío cuándo dormiste la ultima vez? —Hasta ahora, no hay ninguno recuerdo de polvo de carbón, filtraciones de techos, o el aroma acre de innumerables bichos chisporroteando en vieja manteca de cerdo en la cocina.
¡Él lo hizo parecer tan horrible… pero lo que no daría ella para estar de vuelta allí ahora mismo! —me observaste más de lo que pensé. —Tuve que aprender sobre ti, investigando tus pertenencias, espiando a tu escalofriante familia. Ella jadeó. —¿Estuviste en mi casa? —Yo tengo una casa. Tú vivías en un transporte. —Era comprado y pagado. Nadie podía hacernos marchar alguna vez.—A diferencia de la tierra donde estaba estacionado. El representante de Va Co que Saroya había matado había estado husmeando alrededor de la Montaña Peirce por alguna razón. Profundamente abajo, había encontrado carbón. Va Co comenzó a hacer presión sobre la familia para que vendieran. Cuando esto no funcionó, ellos habían ido tras el crédito hipotecario. A pesar de que Ruth y Ephraim y el resto de la familia juntos habían estado cubriendo los pagos, sólo era cuestión de tiempo antes de que ellos faltaran a su préstamo. —Eres tan orgullosa, —murmuró Lothaire, con tono perplejo. —Y no puedo entender por qué. Ella contuvo una réplica. Tranquila, Ellie. Consigue información. —Dime como es Saroya. —Viciosa, despectiva, intrépida. Ella es una reina ante la cual otras reinas tienen que inclinarse. Ellie arqueó una ceja. —¿Una mujer viciosa que no le importa que pases tanto tiempo a solas con la hermosa Hag? —La Fey y yo no estamos involucrados. —¿Saroya debe de estar encantada de darte todos los herederos que deseas? —Ella me dará tanto como deseo, —dijo con frialdad. ¿Desviación? —¿No quieres empezar a trabajar en pequeños príncipes vampiro? —No puedo reclamarla hasta que ella no esté en un cuerpo inmortal, de lo contrario podría hacerle daño con mi fuerza. ¿Recuerdas? Pop. —Así que esa es la demora. —¿O había allí algo más? Saroya todavía podría satisfacer al vampiro. ¿O quizás la diosa no disfrutaba de situaciones sexuales? —Me cuesta trabajo imaginar ese tipo de fuerza. —Hay cuatro cosas que hacen a un vampiro más poderoso que sus hermanos. La sed de sangre, un corazón que late, la sangre Dacian, y la edad. Soy un vampiro antiguo con los ojos rojos, por la sed de sangre, y un Dacian con el corazón palpitante. He vivido durante miles de años, haciéndome más fuerte a lo largo de los interminables días de mi vida. Grandioso. Había sido atrapada por el Hulk de los vampiros. Entonces ella echó un vistazo. —¿Eres un Dacian real?—Ah, es cierto, has estado leyendo después de la escuela. Mi madre era Ivana Daciano, heredera al trono. Soy Lothaire Daciano, ahora el heredero legítimo─. —Pero se piensa que no ellos existen. —Por supuesto que existen. Los Inmortales pueden ser tan malos como los seres humanos, pensando que si no pueden ver algo, no debe existir. —¿Tú interés radica en los tronos de la Horda y el Dacian?—cuando él inclino su cabeza, dijo, —Si eres tan poderoso, sus súbditos deben estar ansiosos para que puedas ser su rey. Hizo un sonido de mofa. —Tengo la intención de someter a un Reino y arrasar al otro. —¿Y luego qué? Sus cejas rubias se entrelazaron. —¿Qué quieres decir? —¿Arrasar, someter? Tiene que haber una buena razón para hacer estas cosas. —Satisfacción pura.
—¿Cuánto durará esto? ¿Cien años? ¿Mil? ¿Seguramente tienes un objetivo final? Él se levantó, repentinamente enfurecido, toda intimidación imponente. —¡Tengo un juego final! Alrededor de la locura. Murmuró para sí en ruso, entonces, sacudió bruscamente la cabeza de esa manera que hacen los locos —como si él sólo hubiera visto o experimentado algo que nadie más pudiera. —¿Este “juego final” es tu objetivo final?—Preguntó. —Bien, entonces ¿qué es? Su mirada se desvió mientras se paseaba. —Siete pequeñas tareas. —Dime. Sonando como si recitara una lista, dijo, —Buscar el anillo. Deshacerme del alma de Elizabeth. Retornar a Saroya. Matar a la Dorada. Hacerse cargo de la Horda. Encontrar y matar a Serghei. Conquistar a los Daci. Deshacerse de mi alma. ¿Con qué facilidad dijo eso! ¿Y quién sería Serghei? —Vampiro, odio decir esto, pero esas tareas no son un objetivo final. Se dio la vuelta para enfrentarla. —¡Cállate la boca, pequeña mortal! —O te tendré. Ella se quedó en silencio, en el borde mientras él se paseaba/trazando. Largos momentos más tarde, él dijo bruscamente, —¿de qué demonios estabas hablando? —Un objetivo final debe ser el resultado, no el proceso de llegar a él. —Quizás tomar placer del proceso en sí. Ellie dijo, —entonces el objetivo final es el placer. Las tareas son todavía el proceso. —Mi objetivo es en servicio a una venganza de sangre. He trabajado para esto, durante miles de años. En una pequeña voz, ella señaló, —Sigue siendo un proceso. —Ahhh!—él rugió, perforar la pared otra vez. —¡Cierra la maldita boca! En un tono tan casual como ella pudo fingir, dijo, —La mayor parte de las personas tienen objetivo de una vida familiar y una carrera provechosa, con felicidad y el placer como resultado. —¿Y qué sabes de la felicidad?—Él se calmó, parecía sumamente interesado en este tema. —La experimenté la mayor parte de mi vida. Y la agradezco aún más después de mis recientes miserias. —¿Cómo podrías haber sido feliz en aquel remolque, forzada a cazar para alimentarse, teniendo tan pocas posesiones? Ella parpadeó. ¿Él no la insultaba? Lothaire estaba verdaderamente curioso acerca de esto. — Apreciaba los buenos momentos que pasé con los que amo, y rápidamente me funcionó más allá de los malos tiempos. Lo hecho, hecho está. Nunca pienso en el pasado. —Eso es simplista. —No es una cosa complicada, —ella contestó. —Esto es un abstracto. —Y sin embargo, puedes aprender a ser feliz. Has dicho que tus habilidades de matanza estaban bien afinadas. ¿Qué sucede si pones todo ese esfuerzo en encontrar la felicidad? —Entonces yo no habría sobrevivido todos estos años. —Quizás puedas encontrarla compartiendo intereses con Saroya. —Déjala fuera de esto. —Ella es del tipo instrumental. ¿Qué disfruta hacer ella? Él estrecho los ojos. —Saroya caza, igual que solías hacerlo tú. —Ella no caza como yo.—¡La idea le daba ganas de golpear una pared! —¿Me viste dejar cadáveres de ciervos por toda la montaña para podrirse? ¿Por ninguna razón? No hay comparación. Nunca le faltaría
el respeto a la vida ni la desperdiciaría así. —¿Tema delicado? ¿He encontrado una grieta en tu armadura? —Cualquier comparación con ella me irrita. No somos para nada iguales. —Es cierto, son… —¡Oh, simplemente guárdatelo! —interrumpió ella. —Ya sé que soy inferior a ella en todos los sentidos, bla, bla, bla. Él arqueó una ceja, y luego continuó, —En cuanto a compartir intereses, Saroya y yo gobernaremos juntos, protegeremos y educaremos a nuestros hijos. ¡Mi descendencia! —Sólo puedo imaginar lo que una diosa de la muerte puede enseñarle a tus hijos. —Tú no sembraras la discordia. Tu táctica es transparente. —Es sólo una táctica si estoy siendo deshonesta. De lo contrario, es una observación. Y verdaderamente me pregunto sobre las habilidades de crianza de Saroya, sin dejar de mencionar las tuyas. Él frunció el ceño, su comportamiento se estaba volviendo más contemplativo. —¿Lothaire, nunca has pensado como sería ser padre? —Sería un riesgo —aunque pocos se atreverían a dañar a los descendientes de Saroya. Seguramente ningún enemigos vampiro de mí... —Cruzó al balcón y miró hacia fuera. Cuando una brisa se cernió a través de su pelo, sus hombros se tensaron. —Una niebla se levanta, —dijo en un tono extraño. Ella no estaba llegando a ninguna parte con él. —¿Estoy siendo un buen entretenimiento, vampiro? Estoy cansada. Esta mortal inferior necesita descansar. Él se volvió hacia ella. —Dormirás aquí.—A su aspecto incrédulo, dijo, —no exagero las amenazas hacía ti. Esperaba tener habitaciones separadas, no porque quisiera permitirte un poco de privacidad, sino porque no quería verte. Lamentablemente, no tenemos ese lujo. Está bien.—Se levantó, sacó una almohada y una manta de su habitación, y luego regresó al sofá. —No me toques mientras duermo, —Lothaire dijo. —No te acerque a mí.—Cuando le sostuvo la mirada, de repente recordó el inquietante bramido que salió de su habitación la última vez que había dormido. “No importa lo que ocurra."
Capítulo 26 ¿Dónde estoy ahora? Lothaire despertó en la nieve, una vez más, esta vez durante el día. La luz del sol se filtraba sobre su pecho desnudo era como una tira de cuero sin curtir frotándolo lentamente. Protegiéndose los ojos, miró a su alrededor, su corazón comenzó a tronar en sus oídos. ¡Oh, dioses, no... Se arrodilló en medio de un bosque. A su alrededor estaban los árboles que lloraban sangre. El sol de la mañana se derramaba entre los troncos retorcidos, filtrándose a lo largo de la corteza. Una vez más, había regresado a este lugar de su pasado —el Bosque Sanguinario que flanqueaba el Castillo de Helvita. Crecí dentro de esas paredes. Más tarde conocí la tortura en estos bosques. La constante presión triturante de la tierra sobre él, como si la tierra se estuviese alimentado de él, como la digestión de una comida… No había vuelto aquí desde que el rey Demestriu había muerto. Ahora, sin ningún rey en la residencia, los vampiros leales guardaban el asiento, a la espera de un heredero con dos requisitos: tenía que venerar la sed de sangre, y tenía que ser un legítimo rey. Liderados por un soldado llamado Tymur Allegiant, que había rechazado a todos los contendientes. Tymur asesinaría a Lothaire en cuanto lo tuviese a la vista. ¿Por qué regrese a este lugar de traición? ¿Por qué su subconsciente se centraba en los recuerdos de su tortura?—Un metal frío besó su cuello. ¿Una espada de verdad? ¿Una amenaza imaginaria? Giró la cabeza para encontrar dos centinelas de día, un demonio behorned y un Cerunno. Ellos habían recibido la orden de hacerlo prisionero, para interrogarlo. El demonio podía teletransportarse a un refugio, la velocidad de la Cerunno era legendaria. Sin embargo, se quedaron. Entonces ellos no tienen ni idea de quién soy. El demonio dijo: —¿Quién se atreve a traspasar estos terrenos sagrados? Lothaire le enseñó los colmillos. Me trazaré con una velocidad tal que no podrán seguir, apareciendo detrás del demonio, susurrando mi nombre en su oído. Temblará de miedo antes de que retuerza la cabeza de su cuello. El Cerunno escapará —hasta que le arroje la espada del demonio, atravesando a la criatura en la columna vertebral... —El Enemigo de lo Antiguo, —le susurró Lothaire al oído al demonio antes de tomarlo por los cuernos y hacerle una torsión. La cabeza se desprendió rápidamente de los tendones raídos y las vértebras crujientes. —Y no hay muchos que se atrevan a ello. —Miró impasible el cuerpo colapsado del centinela. Me equivoqué. No había habido ningún signo de miedo, sino que el hombre se había enojado al oír el nombre de Lothaire. El segundo guardia ya había comenzado su retirada deslizándose, corriendo por la nieve, alrededor de los árboles. Lothaire le arrebató la espada al demonio y se la arrojó al Cerunno, golpeándolo en la espalda, paralizándolo. Sus pensamientos ya estaban en otra cosa, Lothaire se trazo hasta el ser, pasando por encima de su cola serpentina crispando para recuperar la espada. A la vez que desprendía la cabeza del Cerunno con un swing, Lothaire se dio cuenta de que su mente dañada estaba tratando de decirle algo al enviarlo aquí. Sin embargo, lo más probable es que estuviese muerto antes de que pudiera interpretarlo. Se había trazado directamente a sus enemigos sin armas, sólo para despertar desorientado en el sol. Si el demonio se hubiese movido antes que yo en primer lugar, estaría muerto.
Por lo menos Lothaire no había revivido la tortura que había experimentado aquí. Seguramente caería en el abismo a continuación. Querría estar demente. Los recuerdos siempre lo obsesionaban. Pero ni uno solo nuevo del anillo. Después de varias horas de sueño, no había obtenido ninguna pista nueva. Con ambos oponentes eliminados, Lothaire trató de no darse cuenta que los troncos de los árboles parecían abrirse más cerca de los cadáveres. Los árboles de este bosque no necesitaban ni el sol ni la lluvia para vivir —como casi todo en este reino vampírico, se alimentaban de sangre. Él bloqueó el gemido rapaz de un tronco, el silbante zumbido de una extremidad... Con un estremecimiento, Lothaire se trazó al apartamento. A pesar de que todavía tenía que dormir, para soñar, estaba preocupado por el riesgo. ¿Tendría que conseguir enlaces que le impidieran trazarse? ¿Encadenarse a la cama cada vez que durmiera? De vuelta en la habitación en penumbra, Elizabeth estaba durmiendo pacíficamente. Su aspecto era cálido y suave, tan alejado de la violencia que él acababa de infringir. Mientras la miraba, el enfrentamiento comenzó a mezclarse con sus recuerdos, solidificándose con el valor de casi un millón de noches de ellos, cada uno lleno con tortura, guerra o muerte. La sangre hasta mis tobillos, y un sinfín de gritos en mis oídos. Sí, Elizabeth estaba muy alejada, siempre debería ser así... Arrastró la mirada lejos de ella, frunciendo el ceño hacia abajo a una espada goteando que no había recordado que sostenía. Perdiendo el juicio. Con un movimiento experto, sacudió la hoja y la sangre salió volando. Perturbado, arrojó el arma a la distancia, y luego se sentó en la silla de su escritorio, dejando caer la cabeza entre sus manos. La locura se deslizaba cada vez más, el abismo a la espera. ¿Qué voy a hacer? Por primera vez en mucho tiempo, no lo sabía. Estando tan cerca del Final de la partida, y ¿cediendo el control ahora? ¡Nunca! Alzó la mirada, centrándola en su rompecabezas más complicado. ¿La mente sobre la mente?
Un escalofrío en el dormitorio. Ellie se despertó, preguntándose si una ventana se había quedado abierta. Pero el frío provenía de Lothaire que había vuelto a aparecer después de algún misterioso viaje, con nieve aún apelmazada alrededor de las piernas de los pantalones y agarrando una espada sangrienta en su puño. Ella había mantenido los párpados cerrados, su respiración profunda, e incluso, mientras él la había mirado con una expresión indescifrable. Por último, se había hundido en la silla del escritorio. Entonces él le había dado a uno de esos rompecabezas una mirada desafiante, como si fuese a derrotarlo o a morir en el intento. Ahora, ella observo que parecía estar haciendo progresos, colocando un bloque aquí, girando la estructura para insertar un triángulo. Estaba cautivada por sus pálidos dedos trabajado. A pesar del borde con garras negras, eran largos y elegantes. Al igual que imaginaba que serían los de un cirujano. Sin embargo, Lothaire usaba sus manos no para salvar, sino para destruir.
Cuando los dedos cesaron abruptamente su trabajo, la tensión irradiaba de él, escalaba como una bomba de relojería a punto de explotar. Sus ojos ardían rojos. Con un rugido, arrojó el rompecabezas a través de la habitación, tan fuerte que las piezas se deslizaron por el suelo y se incrustaron en la pared del fondo. Dios, es tan fuerte. Contuvo el aliento. Al parecer, uno de los más fuertes. Pero eso no fue suficiente destrucción para el vampiro. Mientras ella lo miraba con asombro, aplastó los muebles, tiró las lámparas. Corrió el antebrazo sobre el escritorio y barrió todos los rompecabezas tirándolos al suelo. Se quedó quieto, arqueando las cejas juntas. ¿Arrepentimiento? Era evidente que no podía soportar ver a sus queridos rompecabezas en desorden. Tomando aliento, sus ojos brillando en la oscuridad, se dejó caer de rodillas. Quizás le debería ayudar, para influir en sus afectos. —¿Qué te pasa, Lothaire?, —Preguntó, reuniendo valor para unirse a él en el suelo. —Tan simple antes, —dijo él, ausente, estudiando un bloque desde todos los ángulos. —Un juego de niños. Se arrodilló delante de él. —Está bien. Shh, vampiro, —murmuró, mientras comenzó a reunir piezas similares en pilas para, luego colocarlos sobre el escritorio. Levantó la cabeza para mirarla por completo. Sus ojos estaban definitivamente fuera de sí. Parecía... vulnerable. Incluso con sus colmillos y garras negras, sus iris de fuego. A pesar de que seguramente acababa de terminar hacía un par de minutos con la vida de alguien. Nunca vamos a vivir cerca del bosque de sangre. Los árboles lloran la sangre, que beben de sus profundidades. Nunca cerca de ellos otra vez. —Eran sus palabras las divagaciones de un loco, su acento más marcado de lo que alguna vez le había oído. A pesar de que ella quería exigirle una explicación de lo que eso significaba, dijo, —Por supuesto que no. ¿Por qué estabas en el… bosque? —Me trazo cuando duermo. Me trazo hacia mis enemigos. ¿Cuánto tiempo el destino me dejará salirme con la mía? ¿Cuántas veces puedo tener una espada en mi cuello, antes de que una se hunda de verdad? —¿No se puede evitar que te traces? —Con cadenas. Odio estar encadenado. Atrapado rápidamente en cualquier situación. —Yo también. —Cuando era niño, estuve atrapado en una red.—Él miró más allá de ella. —No se podía trazarme. El metal era frío y pesado en mi piel. Ellos se dejaron caer para recoger mi cabeza y colmillos. —¿Quién? Mira a la sanguijuela señorial en harapos, —se burló él, imitando el acento de otra persona. —Debe tener hambre.—Un largo suspiro. —Estaba a salvo. ¿Pero con qué fin... ? Sin previo aviso, dejó a un lado su rompecabezas y la llevó en sus brazos, directo a la cama. Se sentó contra la pared, tomándola en su regazo, mirándola. —Cuando tome el castillo, los cortaré a todos. —Um, ¿todos y hasta el último árbol? Eso pareció apaciguarlo de alguna forma. —Sí, belleza, yo sabía que estarías de acuerdo, —respondió él, rozando un mechón de pelo de la frente.
La habitación se oscureció aún más cuando una especie de lluvia comenzó a caer afuera, parecía que estaban en un capullo del mundo. ¿Ni siquiera recordaría esta conversación? Tal vez podría profundizar para obtener información. —Lothaire, háblame de la venganza de sangre. ¿Cómo encajan las siete tareas? —Vengaré la muerte de mi madre.—Alzó la mirada, parecía ver que Ellie no podía ver. —Ella murió por mí, no tenía que hacerlo. Serghei podría haberla salvado. —¿Y Serghei es... ? —Su padre. El que permitió que fuera violada por docenas, y luego quemada viva. Ellie sujetó su mandíbula para que no cayese. En un tono distante, Lothaire murmuró: —Ningún niño debe escuchar esas cosas. El Daci la abandonó, regresando cuando no era más que cenizas esparcidas. Pero yo les hare pagar. ¿Había estado cerca cuando su madre había sido violada y asesinada? ¿Por qué el padre de Ivana no hizo nada para salvar a su hija, pero perdonó a su nieto? No importa, Ellie. El pasado de Lothaire no te importa. No importa qué tan trágico fuera. —¿Cómo entra el anillo en juego? —Ellie sabía que Lothaire planeaba usarlo para convertir Saroya en un vampiro —y deshacerse de mí— pero ¿cómo servía a su venganza de sangre? ¿No debería la adquisición de su mujer estar en una lista de tareas diferentes? —¿Qué se supone que el anillo puede hacer? —Casi todo lo que uno desea. Durante un tiempo,—agregó enigmáticamente. —Es un poderoso talismán, sin embargo, aparentemente es fácil de usar. Sólo tienes que girarlo en el dedo y pedir un deseo. Pero no demasiados. —¿Qué significa eso? Él no respondió, sólo le acarició el cabello. Al darse cuenta de que no iba a conseguir más de él sobre este tema, dijo, —Sé que lo encontrarás muy pronto. Él le sonrió, revelando incluso, los dientes blancos, sus colmillos no eran tan intimidante en este crepúsculo. Lothaire Daciano era impresionante cuando sonreía. —Lo haré. Y entonces serás mi reina para siempre. —Sí, para siempre, Lothaire. Doblo el dedo debajo de su barbilla, en lugar de pElliezcarla. —Uno quiere estar conmigo. Esta inesperada ternura, junto con su vulnerabilidad, le provocaba dolor en el pecho. —Esperé una eternidad por ti.—Recorrió con los nudillos su mejilla, con expresión de anhelo. Y ella tenía la extraña necesidad de llorar. —No supe lo que vería. Imaginando por siglos, buscando caras. ¿Estás contento de cómo me veo? Otra sonrisa pícara hizo que su corazón se apretara. —Podría mirar a Saroya durante horas. Un elogio, Ellie suponía. Inclinó la cabeza hacia él. Lothaire pareció más joven cuando sonreía. — ¿Qué edad tenías cuando te volviste inmortal? —Tenía treinta y tres años cuando mi corazón dejó de latir.—Suspiró. —La última vez que tomé una criada. Como ella había pensado. Miles de años sin una mujer. —¿Estás realmente mal, Lothaire? —Sí, —respondió sin vacilar. —¿Realmente significa que me haras daño? —Cuando encuentre con el anillo, sí. Para ti, no soy nada más que la muerte, —dijo, así como él dio otro toque sensible en la mejilla. —¿Me dolerá cuando expulses fuera mi alma?
—El anillo puede traer dolor. No lo sé. La repuesta era preocupantemente vaga. —¿No me vas a mostrar ningún tipo de misericordia? —¿Misericordia? Mi padre me la pidió una vez. Después de que lo decapité, le di de comer sus restos a los perros. —Lothaire le dirigió una sonrisa siniestra, tan diferente de su sonrisa rompecorazones. Esta era más para desnudar sus colmillos. —Él odiaba a los perros. —¿Mataste a tu propio padre? Se puso tenso a su alrededor. —Tal vez no debiera haberme enterrado con vida durante seis siglos. —E—enterrado. —Enviado a la tumba. Antes de que estuviese muerto. ¡Oh, Dios mío. Ayer por la noche, había reconocido que estaba fuera de su liga con Lothaire. Ahora se dio cuenta que estaba fuera de su liga en todo este nuevo mundo por completo. Un mundo lleno de odio y tortura y asesinato. No es de extrañar que quisiera a Saroya. Y, sin embargo, se encontró acariciando suavemente con sus dedos la fuerte mandíbula. —Siento todo lo que has sufrido. Él levantó la cabeza girándola y le mordió el dedo índice. —Ay —¡Como un animal rabioso! Cuando la sangre surgió, le estrechó la muñeca y se llevó la mano a la boca, cerrando los labios sobre la punta del dedo. Cuando empezó a succionar, sus párpados se volvieron pesados, y luego los cerró por completo. Esos músculos esculpidos se relajaron su alrededor. Y, oh, ella respondió a su evidente placer. Mirar a sus labios trabajando la hizo derretirse. Cuando su lengua se enroscó alrededor de la punta de su dedo, sintió un dolor lento y húmedo crecer entre sus piernas. ¿Por qué no le permitió amamantar sus pechos antes? ¿Para qué su boca hambrienta trabajase los pezones rígidos? De pronto se soltó, cambiando de expresión. —Te necesito. Tragó saliva, preguntándose qué iba a hacer ahora. —Lothaire? —¿Quieres que te toque? ¿Ella? ¿La lastimaría? Si pudiera acariciarla con tanta suavidad como con la que había trabajado ese rompecabezas... Antes de que lo hubiese arrojado con rabia. Ellie había planeado seducirlo lejos de Saroya. ¿Te estás rindiendo después de un fracaso? Le tomó el pecho con la palma caliente, esos dedos elegantes tiraban de su pezón a través de la seda. Ella abrió la boca, su cuerpo se derritió como si se hubiese quedado sin un sólo hueso. —Respóndeme. —Metió su boca en su cuello, tomándole el pelo con un pequeño roce de un colmillo. —¿Sí o no, Elizabeth? antes de que deje de fingir que tu respuesta es importante. Cuando empezó a deslizar el camisón hasta sus muslos, ella se estremeció, perdida en la necesidad — Sí, sí...
Capítulo 27 La confusión cedía. Lothaire no estaba soñando. Tenía una de sus manos sobre un tierno pecho, La otra subía pulgada a pulgada, pero sin pausa, el camisón de Elizabeth por sus firmes muslos. ¿Cómo había acabado en esta posición? No lo podía recordar. —¿Por qué sentía el sabor de su deliciosa sangre? No podía recordar... "Espera"¿Ella lo había estado interrogando? Cuando su mente comenzó a aclararse, se dio cuenta de que la mortal había pensado sacarle ventaja. —¿Escarbando para conseguir información? Ella tragó saliva. —¡Tú pequeña zorra! —Él quería castigarla y no podía. "¡Blyad!" ¿Cuánto le llevaría encontrar el anillo y librarse de ella? La frustración burbujeo dentro de él, Se levantó y bruscamente la tiró sobre la cama, consiguiendo que lanzara un grito. Cuando ella se apresuró a enderezarse, su camisón se deslizó hacia arriba y él pudo echar una rápida ojeada a su sexo. ¿Desnudo? Al momento se trazó a la cama, tirándola de espaldas. —¿Tienes una sorpresa para mí? La veré ahora. —Separa tus muslos. —¡No!—ella se bajó el camisón abruptamente. Él le sujetó las rodillas y se las separó arrugando el camisón. Con el rostro enrojecido ella trato de luchaba, pero él la sometió fácilmente, la inmovilizó colocando sus caderas entre sus muslos. —Hicimos las cosas a tu manera la última vez, ahora las haremos a la mía... —Su voz se apagó en cuanto echó una primera mirada a su carne femenina. Los brillantes labios de su sexo abiertos como pétalos. Dejó escapar un gruñido, mientras su mano bajaba hacia ella. Él no quería desearla, pero la vista de su excitado sexo, y su lujurioso aroma, llevó su deseo más allá del control. Si ella necesitaba correrse, él instintivamente tenía que complacerla. A la primera percepción de ella mojada, caliente al tacto, increíblemente suave... Soltó un gemido reverente. —¡Déjame ir! Ella lo empujó. ¿Quitándole su premio? —Mía Elizabeth. —Él ahuecó su mano posesivamente, sobre su sexo dándole un duro apretón. —Esto me pertenece. No me niegues lo que es mío. Cuando sus uñas se hundieron en su brazo, él soltó una risa cruel. —Como las garras de una gatita. —Otro apretón. —Entiéndeme, mujer, soy el dueño de tu cuerpo, disfrutaré de el por el resto de mi vida. Lamiéndolo, follándolo, todo a mi antojo. Ella empezó a temblar de miedo, viéndose delante de él con ojos desolados. —Maldita eso no es suficiente. Sí, él la odiaba y disfrutaba insultándola “especialmente ahora que lo había interrogado. Sí, estaba furioso por no tener ninguna pista de su sueño anterior, y esperaba desquitarse con ella.” Pero ahora tenía una dolorosa erección, lo que significaba que ansiaba la desinhibida sexualidad que ella le había demostrado, la deseaba más mojada, la deseaba desenfrenada. Con esfuerzo, suavizó su tono. —Relájate mascota.—Se obligó a decir. —No te haré daño esta noche. —"¿Hmm. no fue una mentira? La tensión todavía vibraba dentro de ella.
—¿No confías en mí? Ella sacudió la cabeza. Su brillante cabellera, suelta contra las sábanas. —Sólo quiero acariciarte con los dedos. Sólo jugar. Obsérvame. —Para demostrarlo, pasó el dedo índice sobre su clítoris, frotándolo lujuriosamente. Una vez, dos veces… Ella disminuyo el agarre sobre su brazo. Otra ligera caricia y comenzó a relajarse. —Eso es, mujer —si él se burlaba, ella levantaba las caderas buscando más. —Tan receptiva.—Él rozó con su dedo los húmedos labios vaginales.—Eres tan bonita aquí, Elizabeth.—Y para pronunciar esa declaración sin sentir el Rána, tuvo que añadir.—Te encuentro exquisita aquí. Ella tragó saliva nerviosamente, estudiando su expresión. —Pon los brazos sobre tu cabeza y mantenlos ahí. —¿Por qué? —Porque yo conduzco. Hazlo. Sujétate los codos.—Cuando ella vacilantemente lo hizo, él cerró sus puños sobre su camisón y lo desgarró, dejándola completamente desnuda. "Dioses todopoderosos" —¡Lothaire! tus ojos... Entre jadeos, él soltó entre dientes. —He necesitado ver... verte. Así. Estrecha cintura que iba ensanchándose hacia unas bien proporcionadas caderas, generosos pechos que le hacían la boca agua, piel del color de la miel. El exuberante calor entre sus piernas... Lothaire pensaba que era digno de lo mejor, lo consideraba su derecho; pero incluso se sintió mareado por su suerte, al contemplarla extendida ante él. Cuando comenzó a temblar de nuevo, él se tendió de lado junto a ella, doblando su brazo, descansó su cabeza sobre una mano. Esta pose casual desmentía la explosiva necesidad en su interior, mientras lentamente acariciaba su pequeño clítoris. Ella jadeó otra vez. Me vuelves loca, vampiro. —Por supuesto que lo hago, Elizabeth. Otra caricia.
Este hombre era la encarnación del sexo. Comparados con Lothaire, los chicos con los que Ellie había estado antes eran unos brutos torpes. Ahora estaba tratando con un inmortal seductor que usaba sus talentosos dedos y su ingeniosa mente para hacer cosas pecaminosas con ella. Un inmortal, cuyos ojos parecían haber capturado el fuego, y se volvían profundamente rojos mientras miraban fijamente su cuerpo desnudo. Cuando él dibujó la humedad continuo con aquellos círculos perezosos, ella relajó sus brazos sobre su cabeza y dejo caer las rodillas ampliamente. —¿Quieres más? —Moliendo su dureza contra su cadera, con la nariz le acarició el cuello, el oído, murmurando palabras en ruso. Sus cálidos suspiros contra ella, la hacían temblar violentamente. —¿Qué dijiste? —Te decía obscenidades al oído. —En un tono desigual le dijo.—Te contaba, que tienes el coñito más bonito que he visto en mi vida y lo que voy a hacer con él. Ella gimió, enterrando sus uñas en sus codos.—¡Lothaire! —Sé mi querida. —Jadeó con ese acento profundo. —y acaríciate con los dedos para mí. Enséñame como te gusta correrte. Su acento… el borde áspero de sus sucias palabras, era como si la tocara, acariciándola por todas
partes. Ella, prestamente obedeció, deslizando su mano entre sus piernas, acariciando suavemente su clítoris. Aunque él no se lo había pedido con la otra mano se ahueco un pecho, lo que parecía agradarle. —¿No te penetras? —Sus ojos fijos en sus dedos. Ella sólo pudo sacudir la cabeza. —¿No sabes cómo, verdad? Pronto te enseñaré lo bien que se siente tener algo dentro de ti. "Lothaire... ” —Una vez que tu cuerpo se convierta en inmortal, te llenaré con mi pene y me correré aquí dentro profundamente. —Con la yema del dedo índice dio un golpecito justo en su centro. —Y aquí.—Levantó la mano hacia su boca, introduciéndole la punta del pulgar. Cuando ella obedientemente succionó, él siseó. —Sí, dulce Lizvetta, estaré dentro de esta carne al atardecer, a la medianoche, al amanecer. Imaginando que su dedo era otra parte de su anatomía, ella chupó extasiada. —Siento tu pequeña lengua ¿Vas a hacer que me corra sólo con eso? —Alejó su mano, pasando la yema mojada de su dedo primero sobre un puntiagudo pezón, luego sobre el otro. —Lothaire, estoy cerca... —¿Sin esperarme? Se levanto desabrochándose los pantalones, se los quitó, después se colocó de rodillas entre sus piernas. Ella contempló con reverencia su cuerpo desnudo, su enorme pene —era más hermoso de lo que ella había imaginado. La venosa erección estaba tan rígida, la cabeza tan amplia. La humedad salpicaba la hinchada abertura. Cuando pudo pensar de nuevo, dijo. —Quiero tocarte, aprender lo que te gusta. —Él le lanzó una mirada inescrutable" —¿Satisfecho con eso?". —Estás ocupada con otra cosa. — Apuntó su mirada hacia sus dedos, y agarró su erección con una mano, levantándola sobre ella. Con los músculos de los brazos a punto de reventar, presionó la cabeza de su excitación contra el pecho de ella, tomando aire fuertemente ante el contacto. Lentamente la paseó sobre un pezón, luego sobre el otro, haciéndola soltar un gemido ahogado. Tragó saliva cuando él se colocó entre sus pechos, ahuecándolos con las manos hasta que presionaron su erección por ambos lados. Con un gruñido, él empujó. Su cabeza cayó hacia atrás, los tendones de su cuello se tensaron. "Dios mío… podría correrme sólo con observar cómo se mueve". Él sujetó ambos pezones entre el pulgar y el índice y empujó de nuevo. Y otra vez. —Podría derramarme sobre tu cuello si no me detengo.—Ella gimoteó imaginando el líquido caliente marcándola. —Haz lo que quieras. Pero él ya había comenzado a bajar su miembro por su torso. En una neblina de sensaciones Ellie vio la húmeda cabeza deslizándose por su vientre. —Más abajo, vampiro, presiónalo contra mí. Déjame moverme contra el. _ ¿Quieres que nos toquemos? ¿Quieres sentirme contra tus labios desnudos? —De nuevo, su tono era desafiante. —Entonces bésame, levántate y bésame. Ellie sintió como si el vampiro estuviese probándola, pero para determinar ¿qué?
Apartando los dedos de su sexo, Elizabeth colocó sus manos tras ella, apoyándose en sus brazos para
levantarse. Condujo su boca hacia la de Lothaire arbitrariamente, al encuentro de su lengua. "Dioses ella me vuelve loco". Él retrocedió. —Más fuerte. Bésame como si te fueras a morir si no te corres pronto. Sus ojos estaban fijos en los labios de él. —Lo haré. Él tomó su brillante pelo, y la empujó hacia delante. —¡Hazlo! Con un ronco jadeo, ella se inclino, cuando él atrapó su boca con la suya, ella succionó su lengua otra vez. Haciéndole perder la cabeza. Y entonces, ella tentativamente, pasó la lengua sobre uno de sus doloridos colmillos, sacándo su propia sangre para él. Él se quedó en shock, incluso mientras pensaba. "¡Sí, dioses sí! Hazlo otra vez…” La pequeña bruja le lamió el otro colmillo más fuerte. "¿Compartiendo otro beso de sangre conmigo?" El placer afectó directamente a su miembro, pero la idea de ella haciendo esto incendió su mente. Demasiado intenso, demasiado de ella. Demasiado inolvidable... Él rompió el beso. Furioso con ella. Encantado con ella. Su polla a punto de explotar. —Recuéstate. — Él apenas reconocía su propia voz. —Sujeta tus codos otra vez. Cuando ella obedeció, él la recompensó bajando unas pulgadas sus caderas, su pene presionando su humedad. Ella envolvió una pierna alrededor de la cintura de él, animándole. " Cosita caliente…" Finalmente, Lothaire descansó su erección contra sus temblorosos labios. "¡Mierda!" Él tuvo que apretarse la corona de su miembro para no correrse instantáneamente. "Tan mojada". — Empapada. Con su otra mano, él gentilmente pElliezco los pliegues en contra de su eje, como había hecho con sus pechos. Entonces se movió sobre su clítoris. —¡Oh—mi—Dios! —Las manos de ella volaron a sus caderas. —¡Elizabeth, quieta, no te atrevas a correrte todavía! —¡Demasiado tarde! —Ella se estremeció, su largo pelo cayó desordenadamente sobre las sábanas. — No puedo parar. Sintió las uñas de ella clavándose en su trasero, mientras sus caderas rodaban arriba y abajo, deslizando su sexo a lo largo de su erección. Tan pronto como él se liberará de su agarre, se derramaría. "No puedo resistirme a esto... " Él extendió sus rodillas más ampliamente, empujando contra la parte trasera de sus muslos. Cuando él empujó más fuerte sobre ella, sus pechos rebotaron, sus rosados pezones sobresalieron. "Demasiado…" Con la mirada fija en sus párpados entrecerrados, él dijo con voz rasposa. —Quieres mi semilla. —Sí. —Entonces observa cómo me corro. —Él soltó su miembro, su espalda se arqueó mientras el semen subía a toda prisa. —¡Ah Elizavetta!— Bramó él, explotando en su vientre. Formando arcos, su semen, cayó como latigazos sobre ella una y otra vez. Él se quedó estupefacto. Porque ella se estaba retorciendo en otro orgasmo. Y sonreía. Sus labios curvados con deleite. —¿Lizvetta? Cuando al fin el terminó de correrse, se derrumbó a su lado con un gruñido, su erección aún moviéndose nerviosamente contra el muslo de ella.
"Demasiado de ella". Necesitaba huir de ella. Y aún así, yació de lado con un brazo extendido a lo largo de sus pechos, su pierna sobre las suyas, acercándola. En ese momento frunció el ceño. Ellos encajaban. Como dos piezas de un rompecabezas.
El cuerpo de Ellie canturreaba, su piel hormigueaba. La áspera respiración de Lothaire le golpeaba en la oreja. Yacieron así, hasta que ambos recuperaron la normalidad. Él incluso rozó sus labios contra su sien. Embadurnándose un dedo con su semilla, ella le lanzó una provocativa sonrisa. —Mira lo que me hiciste hacer. —Dijo ella repitiendo sus palabras. Justo cuando Ellie estaba pensando que había hecho algún progreso, él se alejó poniéndose de espaldas, su cara una máscara de rabia. —Cuestióname así otra vez, y haré que ruegues por tu muerte. —Antes de desaparecer añadió. —Y todavía no te comparas con Saroya.—Se quedo atónita, abriendo y cerrando los ojos sin poder creer lo que acababa de ocurrir, pero la prueba evidente descansaba reunida sobre su vientre. Antes había encontrado erótico sentir cómo se corría sobre ella; ahora se sentía mancillada por ello. "Usada". Ellie se cubrió la cara con el antebrazo, su labio inferior temblaba. No sólo no había sido lo suficiente buena para influenciarlo. Él se había vuelto a burlar de ella por intentar seducirlo y alejarlo de Saroya. "Duele tanto". Ella no se permitía llorar, ni siquiera en prisión. Ahora no sabía si podría contener las lágrimas. Ella acababa de llegar -de nuevo- con alguien que la había amenazado, a ella y a su familia repetidamente. Alguien que asesinaba. "Alguien a quien odiaba profundamente" Antes de que pudiese estallar en lágrimas, sintió una agitación en el pecho. Saroya. "Me pregunto qué pensará la Diosa del esperma encima de ella". Si ella de verdad desprecia todas las cosas sexuales... Demonios, incluso si no lo hacía. Por primera vez en su vida, Ellie le permitiría levantarse sin luchar. "Por los baldes de sangre que vomité." —Diviértete con esto Diosa.
Capítulo 28 “Oh tú, pequeña bruja” Saroya se levantó en la cama, mirando con horror su vientre cubierto. Tan cerca de tomar su fruto. Era por eso que se había visto obligada a alzarse. La simiente de Lothaire se sentía como si escaldase su piel, como ácido sobre ella. Vida en cada maldita gota. Ella se apresuró dentro del cuarto de baño de su suite, limpiándose frenéticamente, recorriéndose a sí misma con un paño húmedo hasta que su piel estuvo erosionada. Como se habría reído Lamia. Si Saroya se hubiera alzado cuando el vampiro se lo había pedido, ¿era esto lo que él tenía planeado para ella? ¿Degradación? ¡Ella sabía que no sería capaz de ocultar su repulsión! Una vez que se sintió relativamente limpia de su marca, se evaluó a sí misma en el espejo. Había moretones en la parte superior de sus brazos y en el interior de sus muslos. ¿Había sangre en su boca? ¡Le había cortado la lengua con sus colmillos! Bruto. El primer impulso de Saroya fue retirarse. Pero evidentemente, Lothaire ya se había servido. Si había permanecido en el apartamento, este sería un momento idela para que ella se enfrentara a él… Mientras comenzaba a prepararse a sí misma, Saroya añoró las épocas en que había tenido decenas de sirvientes para bañarla, vestirla y adornarla con joyas. Ahora ella debía arreglárselas sola. Después de aplicarse sus propios cosméticos, escogió entre el mísero número de prendas de vestir asignadas a ella, eligiendo una falda negra estrecha, tacones de aguja y un halter metálico. Satisfecha con el resultado, fue hacía la habitación de él, encontrando a Lothaire en us escritorio, mirando distraído un rompecabezas en sus manos. ¿Hundido en sus pensamientos? ¿Sobre lo que acababa de ocurrir con Elizabeth? Todo alrededor de la habitación eran escombros aplastados. ¿Había experimentado uno de esos momentos de furia de los que le había hablado? No era un buen augurio. Quizás eso era por lo que había usado a la humana — para dar rienda suelta a su rencor. Alzó la cabeza, le lanzó una mirada de desprecio. Antes de que ella pudiera decir una palabra, la mirada se desvaneció. —Ah, Saroya se ha dignado a alzarse para mí. —¿Por qué no me confundes con Elizabeth? —Ella y la mortal no eran meramente gemelas, ellas compartían un cuerpo. Ignorando su pregunta, le preguntó —¿Cuándo te has despertado? —A tiempo para encontrar tus… restos sobre mi vientre. Elizabeth me permitió alzarme solamente para disfrutar de eso. Él soltó una medio sonrisa. —No te mereces nada menos. Esperé por ti ayer por la noche, pero te rehusaste a encontrarte conmigo. —Y ¿eso es lo que tenías reservado para mí? —Depende de lo buena que seas. No llego como una fuente para cualquiera. ¡Qué descaro! —Entonces ella debe haber sido muy talentosa. —Sorprendentemente bastante. Debería haberse sentido vulnerable de que Elizabeth tan bien le hubiera dado placer a él, pero ella era Saroya, diosa de la sangre y la muerte divina. Por otro lado, Lothaire estaba destinado a ella. Él no podía renunciar a ella más de lo que el sol podía dejar de amanecer. —Tal vez hubiera tratado a mi Novia de manera diferente, —dijo. —En cualquier caso, deberías haber
sido tú trayéndome placer. Saroya examinó sus uñas. Nunca sería ella. Ella había evitado entregarse a un varón por veinte milenios. Solo Lothaire creería que es el único que puede dominarme. Alzó su mirada hacia él. El Enemigo de lo Antiguo haría bien en no persistir en la creencia de que después ella se transformaría. Al contrario, ella se deleitaría con su último triste pensamiento: Creía que ella me quería.
Lothaire había esperado que Elizabeth viniera dentro de su habitación, reprendiéndole por su salida y los comentarios punzantes. ¿Estaba incluso deseando que llegara? En su lugar, Saroya se enfrentaba a él una vez más. Estaba todavía furioso con la diosa por no dejarse ver — pero aún más con Elizabeth por ser tan increíblemente sexy. La manera en que había pasado la lengua por sus colmillos… sus roncos gemidos… Su pasión le había excitado como ninguna otra cosa que pudiera recordar. Lejos de estar disgustada por su semilla marcándola, había parecido excitarse por ello. —Mira lo que te hecho a hacer, —le había provocado, muy cerca seduciéndolo. No pienses en ella. Tu Novia está frente a ti. La que no se había alzado para él. —Dime por qué no viniste a mi encuentro como prometiste. —Elizabeth no me dejó alzarme. Bastante mentirosa. Otra vez, ¿dónde estaba la lealtad, la confianza? —Si es así, entonces ella será castigada. Severamente. Aunque me pregunto cómo pudo impedírtelo “mientras dormía.” Si Saroya no se había alzado, entonces tal vez había tenido miedo. ¿La diosa de la sangre asustada de enfrentarme? Imposible. —¿Estás más cerca del anillo?—Ella cambió de tema, y él se lo permitió, decidiendo abandonar esto, superando su resentimiento. Ivana le había dicho que sería un buen y fiel compañero para su Novia. No importaba por qué Saroya le había negado, Lothaire comenzaría de nuevo con ella. —No, no estoy más cerca en mi búsqueda, —dijo. —Pero podría ver los recuerdos de mi objetivo la próxima vez que sueñe. Si no, planeo capturar a su mujer valkyria para forzarla a cooperar. —Si Declan Chase vivía. Lothaire podría encontrarlo esta víspera. —Como sabes, no hay influencia más grande que un ser querido. Por supuesto, Lothaire podría matar a la mujer de Chase la primera vez que fanfarroneara delante de él. Regin la Radiante pondría a prueba la paciencia de un monje fey. —Tus planes son sensatos. ¿Y La Dorada? —Mi oráculo la está buscando. Hasta el momento no se ha desviado cerca de ti. Notó su evidente alivio, pero no hizo comentarios sobre ello. —Ahora que te tengo aquí, puedes pasar la noche conmigo. Siéntate. —Señaló el sofá. Cuando cruzó la habitación para seguir su orden, él se trazó a su closet para vestirse adecuadamente con una camisa, como un buen compañero haría. Ella le gritó, —¿Cómo sabías que era yo en lugar de la mortal? Las manos de Lothaire se detuvieron en un botón. Lo sabía porque Elizabeth es… más bonita. No se iba a engañar más a sí mismo — las dos mujeres no eran una y la misma. La diosa cubría su cara con maquillaje, cubriendo esas encantadoras pecas en su nariz. Y caminaba con rigidez, no con ese
sensual bamboleo de sus caderas. Los ojos de Elizabeth eran brillantes. Sonreía en algunas ocasiones. No, no. Saroya parecía y caminaba de forma diferente porque era una diosa. Ella misma se comportaba como una. No de forma común como Elizabeth. Cuando volvió, le respondió, —Sin duda, reconozco a mi propia Novia. —Se sentó en la silla del escritorio; Saroya se sentó en el extremo más alejado del sofá, tan lejos de él como le era posible. Incluso Elizabeth no había hecho eso y ella le temía. No importa. —Habla conmigo, Saroya. —¿Sobre qué? —De cualquier cosa que esté en tu mente.—Antes se había sentado haciendo juegos de ingenio con ella. Por un rato, sus intercambios le habían distraído de otros asuntos. ¿Podía esperar lo mismo de Saroya? —Muy bien. Quiero sirvientes. —No puedo confiar en nadie más que Hag. —Entonces dámela. Haz que me sirva. —Dudo que resultara como tú piensas. Algunos inmortales no son buenos esclavos. Desgraciadamente, ella está entre uno de ellos. Además necesito sus talentos como oráculo. —Esto me decepciona profundamente, Lothaire. —Es temporal. Hacemos sacrificios ahora para ser recompensados más tarde.—Siguió un silencio. — ¿Y no hay ninguna otra cosa en tu mente?—Eso sonaba más duro de lo que él había querido decir. —Mis pensamientos están consumidos por el anillo. Otro ataque de silencio. Como un hombre cuya existencia había sido casi siempre solitaria, Lothaire no estaba acostumbrado a buscar cosas sobre las que hablar. —¿Cuál es tu recuerdo favorito, Saroya? —Tan buena pregunta como cualquier otra, supuso. —¿Por qué lo preguntas? —Solamente estoy de humor. Ella miró sus uñas. —Una vez, para divertirme, elegí a un par de mis acólitos vampiros, un macho y su novia, y amenacé la vida de sus dos descendientes. Por supuesto, los padres habrían hecho cualquier cosa para salvarlos. Así que hice al padre jurar por el Lore que se comería a su mujer, bocado a bocado — comenzando por los dedos de los pies. —Saroya suspiró. —Después, lo intentó todo para salir de su promesa, para sortearla. Por lo menos para aliviar su sufrimiento. Pero su juramento le obligaba, y su molesta regeneración le aseguró que esto se prolongara durante décadas. De hecho él estaba todavía en ello cuando fui maldecida. Esos votos inquebrantables al Lore… Los Inmortales dependían de ellos, incluso cuando siempre temían ser atrapado por uno. Saroya se encogió de hombros. —Le aseguré a mis acólitos que criaría a sus hijos mientras estaban ocupados de otra forma. Pero recuerdo con cariño haber bebido de ellos de todos modos. Los hombros de Lothaire se anudaron, cualquier relajación anterior desapareció. ¿Cuán buena madre podría ser Saroya…? —¿Hiciste daño a los jóvenes? Eso no lo harás más. —¿Piensas darme órdenes de nuevo, Lothaire? Comprende que soy una diosa — no tengo sensibilidad con la edad. Mis acólitos eran meramente organismos que utilizaba como juguetes. Jóvenes, viejos… la edad no importa nada. —Si vas contra las crías, entonces tus enemigos irán contra las tuyas. Ella parpadeo. —Yo no tengo crías. —Pero tendrás. Yo tendré.—Maldita Elizabeth por plantar dudas.
—Si tal es tu deseo, vampiro. Me esforzaré en ser más dócil para ti. Eso es lo que quieres, ¿no? Podría querer a una mujer que aceptara mis órdenes — y entonces hacer todo pero. Empujó esos pensamientos a un lado. —Di algo gracioso, Saroya. —Ordenó. —¿Qué? —¿Eres rápida de ingenio, con mucha labia?—Como Elizabeth continuaba siendo. Tú eres el peso mosca para el peso pesado… —Lothaire, yo esclavizaba a otros para hacer esas cosas, para que pudieran entretenerme. Silencio una vez más. Siguió recordando la noche en el bosque con Saroya, lo bien que se había llevado con ella. O ¿simplemente había estado asombrado por su sangrado? —La primera noche que te encontré, hablamos durante horas. ¿Por qué ahora es como sacarse los dientes? —Estoy confundida, Lothaire. Suena como si me estuvieras haciendo una audición para un papel que ya gane. Uno que es mío más allá de cualquier rectificación. ¿Ha sembrado de alguna manera la discordia entre nosotros la mortal? Él volvió su expresión neutral. La mortal lo ha hecho. Nunca había pensado más allá de la llegada al trono y la realización de sus objetivos hasta que una chica humana lo había desafiado. Ahora se vio forzado a preguntarse cómo sería la eternidad con la mujer delante de él. No, no, más inmortales tenían dificultades con sus compañeras al principio. Sobre todo si eran de diferentes facciones o culturas. Lothaire no iba a ser diferente. Al menos en esto. Como otros varones del Lore hacían cada día, Lothaire ganaría a su mujer. Podía ser cariñoso, si decidía serlo. Podía convencerla para que le respondiera. Si no hablamos, ¿qué vamos a hacer esta tarde, flor? —Cazar, matar, verter la sangre de los inocentes. Lothaire no entendía esta necesidad de Saroya de matar. Si ella no cosechaba la sangre, ¿qué sentido tenía? Entendía el asesinato de sus enemigos y los obstáculos políticos. Se deleitaba en ello. Pero Saroya masacraba sus presas sin ninguna razón. Y Lothaire había jurado que no dejaría que ella asesinrá. —No cazamos. Estás completamente oculta de mis enemigos solo aquí y con mi oráculo.—Le dijo honestamente, aunque podría haberla llevado fuera, medio—trazándose con ella para mantenerla invisible para los otros. Y había un tatuaje druida que podría usar que la convertiría en indetectable. Podía adquirir la tinta de uno de sus deudores. Pero mantendría esa información guardada por ahora. —Lamentablemente, Saroya, hay una recompensa por tu cabeza. —¡Una recompensa!—exclamó. —¡Devuélveme mi divinidad, y heriré a todos tus enemigos, los quebrantaré con la locura y la peste, hasta que hiervan y supuren, arrastrándose a tus pies por misericordia! Sus labios se curvaron. —Disfruto cuando te pones así. —Me convertiré en una reina aterradora para ti, tan pronto como encuentres el anillo para nosotros. —Ella estudió su rostro, no podía confundir su interés. —Hasta entonces, disfruta de Elizabeth, —dijo. —Parece que te estás frotando bien con tu juguete mortal. —¿Frotando bien?—¿Cuándo ella se retorcía mientras había eyaculado sobre ella? —Sí, supongo que lo hacemos bastante bien. Es una buena cosa que no seas celosa — porque nosotros somos un par de libertinos juntos.
Muestra desagrado, hembra. Maldice lo suficiente porque esto te molesta. En cambio, estaba incrédula. —¿Ustedes dos? ¿No tuviste que forzarla para que te saciara? Ligeramente ofendido, él gruñó, —Mírame, Saroya, apenas podía mantener sus manos lejos de mí. —¿Pero ella se fue con eso? ¿Aún sabiendo que estás comprometido con otra? —¿Cómo me comprometí cuando me dirigiste para que usara una sustituta por ti?—Saroya claramente no sintiendo ninguno de los lazos vampíricos como él lo hacía. Solo hay una manera de avivar eso. En la cama. —Además, a Elizabeth se le ha metido en la cabeza que puede ganarme sobre ti. —Eso me divierte muchísimo. —¿Lo hace? No podría decirlo. ¿Por qué no sonríes, entonces?—Ninguna expresión. —Venga, tienes una hermosa sonrisa. —Quieres decir que Elizabeth la tiene. ¿Sonríe tímidamente para ti, Lothaire? ¿Estás perdidamente enamorado? ¿Tal vez la prefieres por encima de mí? ¿Podría ELizavetta ser mía? Su nombre gritado al cielo se había sentido… correcto. El pensamiento era tan aborrecible, que inmediatamente lo desterró. —Estoy peligrosamente cerca de hacerte daño, diosa. —Seguramente el gran Lothaire no estará dejando crecer tontamente el apego. ¿Era el abandono de Elizabeth lo que le había despertado así, o simplemente el cuerpo de su novia? Tiempo de descubrirlo. —¿El apego? Como suele suceder, estoy dispuesto a probar su reemplazo. —¡Qué descaro! ¿Piensas que no recordaré esos insultos sarcásticos? —Ven a mí, y haré que todo dependa de ti. —Puedo leer esa mirada en tus ojos. Extraño. Pensé que estarías agotado por esta noche. —Puedo tener una docena de asaltos si estoy inspirado. Ven a mí. Ahora. Esto no es una petición. Aunque sus ojos se entornaron, se levantó y caminó penosamente hasta él. La arrastró hacia su regazo, pero ella seguía estando tensa. —Relájate, Saroya. Cuando él había permanecido junto a Elizabeth con una pierna echada sobre las suyas, su brazo cubriendo sus suaves pechos… Encajaban. Esto era como empujar dos piezas de rompecabezas que no coincidían, forzándolas. No, no. Mente trastornada. —Me va a ser fácil contigo. ¿No deseas besarme? ¿Conocer mi tacto? —Me harás daño. Elizabeth no es consciente de tu fuerza sin límites, pero yo lo soy. —Me he controlado para no hacerle daño a ella. Dos veces. —¿La has usado dos veces? ¿Y nunca luchó contra ti?—Otra vez parecía incrédula. —Permíteme demostrarte por qué ella lo consintió. —Dices que no la has herido, pero estoy dolorida justo ahora,—dijo Saroya. —Magullada y maltratada. Dime, Lothaire, ¿tienes alguna herida, alguna punzada de dolor? —Por supuesto que no. —Yo los tengo por todo mi cuerpo. —Entonces seré más suave contigo, incluso más cuidadoso con mi Novia. Ahuecando las manos en su cara, le murmuró en el oído, —Solo relájate, Saroya, y te prometo que solo te daré placer. Apretara los ojos cerrados, con el cuerpo rígido, como si una helada creciera sobre ella. Se inclinó para presionar sus labios con los de ella, una y otra vez, jugando con su lengua. Profundizó el beso, y ella respondió…
Exactamente como él había predicho. Él retrocedió. —Te has vuelto fría.—Sus ojos estaban cerrados apretadamente, sus labios finos. Y lo peor… Se había sorprendido a sí mismo imaginando que era Elizabeth para permanecer duro. —No quieres mi contacto en lo absoluto. Abrió sus ojos. —Nunca sería capaz de relajarme por temor a que me hagas daño. Lothaire, imagina ir a la batalla en estado mortal. Sin regeneración, poder, velocidad. Imagina estar indefenso. ¿Estarías tan interesado en lanzarte a la batalla, sin importar lo mucho que ames la guerra?—Ella tenía un punto. Convéncete a ti mismo, Lothaire. No puedes mentir a los otros, pero puedes mentirte a ti mismo. —Cuando sea un vampiro, las cosas serán diferentes,—insistió. —Por ahora, te pido paciencia. Pido comprensión de mi compañero hasta entonces. Sí, cuando ella sea un vampiro… ¿Y todavía se rehusaba aceptar que su Novia fuera sexualmente fría? No, Saroya podría desearlo. —¿Tu cuerpo mortal no siente nada más dolor? Debes tener necesidades. —No, aparentemente has satisfecho algunos de esos impulsos recientemente. ¡Blyad!. Había desaprovechado ese placer en Elizabeth. Saroya torpemente le palmeó el hombro. —Pronto encontraras el anillo, y entonces seré tuya en todos los sentidos. Por ahora, utiliza a la mortal. —¿No te preocupa que pudiera llegar a enamorarme de ella?—preguntó, aunque sabía la respuesta. Saroya simplemente no podía comprender que alguien pudiera no desearla por encima de las otras. Su arrogancia le impedía tener ese tipo de dudas. Y no pudo evitar sentir como si no existiera una lección inherente para ser aprendida por él. —No, en absoluto, Lothaire. Si la elijes por encima de mí, tendrías que renunciar a todas tus aspiraciones al trono de la Horda, a todo por lo que has trabajado todos estos miles de años. Además, tú eres más inteligente, se que puedes ver a través de sus manipulaciones. Nunca nos dejarías ser los peones de una humilde mortal. Un peón. Él y su madre ya habían sido antes peones de una mortal. —Suplica el perdón de Olya… Nunca más. —Has visto a la familia de Elizabeth,—continuó Saroya. —Ellos serían tus familia politica. Ella querría vivir entre ellos. Contuvo un estremecimiento. —Apenas sobreviví viviendo en esa caravana. ¿Qué tan bien encajarías allí? Lothaire preferiría morir. —Tengo una idea, vampiro,—dijo Saroya repentinamente. —Llévame con tu oráculo. —¿Por qué?—preguntó, todavía dándose patadas a sí mismo por saciar a la humana —¿Me preguntaste que quería hacer esta noche? Quiero hacerle una pregunta sobre el futuro. Él suspiró, trazándola junto a Hag. Tan pronto como aparecieron en la cocina de la fey, Hag le dijo a Saroya. —Oh, eres tú. Entre dientes apretados, Saroya dijo, —¿Cómo supiste que era yo? ¿Incluso antes de que dijera una palabra? —A causa del maquillaje—murmuró Hag. —Los montones y montones de maquillaje. Saroya dijo amablemente, —Acabas de asegurar tu muerte. Una vez que tu utilidad se acabe, Lothaire me traerá tu cabeza. La utilizare como un caza—moscas. Los ojos de la fey se volvieron verde bosque con la ira. —Eso no está en mi futuro, diosa. —Esta es mi Novia, Hag.—Lothaire interrumpió bruscamente, perplejo por su hostilidad. —No es
Elizabeth. Un poco de respeto, entonces. —Muy bien.—Pero los ojos de Hag todavía centellaban. —Has ayudado a Lothaire a ver su futuro,—dijo Saroya. —Quiero una respuesta sobre mi propia pregunta.—Solo puedo hacer un número de tiradas por día.—Ante la mirada amenazante de Lothaire, Hag añadió. —Pero lo intentaré.—Pregunta a tus huesos si la Horda aceptaría a Lothaire como su rey si yo estoy a su lado. —Eso no es tan simple. —Lo es. Él es en parte Dacian. Ellos cortan todos los motivos improcedentes y se centran solo en sus objetivos. El primer objetivo de Lothaire es convertirse en rey de la Horda. Quiero saber si soy la llave al trono de la Horda. —Hazlo Hag. La fey de mala gana se quitó el saco, extendiendo la tela. Lanzó los huesos, leyéndolos. —¿Bien?—exigió Lothaire. Como si las palabras le fueran arrancadas, Hag dijo, —La Horda te aceptará si Saroya está a tu lado — y si ella es un vampiro. Tymur el Leal y sus hombres te cederán el Castillo de Helvita y te jurarán lealtad. Tymur de rodillas ante mí, mientras decido si debo decapitarlo… Los ojos entornados de Lothaire se agrandaron. —Ahí, Lothaire,—dijo Saroya, —como te prometí, voy a poner la corona justo en tu cabeza. Serás un rey, como Ivana la Audaz quería. Y después de gobernar la Horda, vas a utilizar ese ejército para apoderarte del trono de Dacia. Está todo tan cerca. Sólo estamos esperando por ti, mi rey. Rey. Su pecho le dolía con deseo. Coronado, gobernar, poder. Construiría un monumento a su madre en el viejo castillo de Stefanovich. Si no lo arrasaba hasta el suelo, piedra por piedra sangrienta. —Ahora, Lothaire,—Saroya comenzó, —¿Podemos tener más bienes y servicios ofrecidos en el apartamento? Tu reina anhela rubíes. Y diamantes ojos de gato. Tal vez un collar romano salpicado de esmeraldas…
Capítulo 29 —Lothaire solamente… me dejó, —murmuró Ellie a Hag, su voz sonaba tan desconcertada como ella lo estaba. Durante las últimas siete noches la había dejado con la Fey “como si fuera una niña malcriada con su niñera” mientras que él había estado afuera sin descanso buscando el anillo, tan determinado a reemplazarla para siempre. Pero esta salida de sol, no había venido a recogerla. Eran las tres de la tarde. Ahora sabía cómo se sentía ser el último niño en ser recogido de la guardería. —¿Que se supone que debo hacer con esto? —Mirando a la nada, Ellie le dio un trago a su cerveza. Ella y Hag estaban en la cubierta de la Fey, recostadas en unas sillas de sol, con aperitivos, revistas y una cubeta con hielo con unas Coronas Lights entre ellas. Después del susto con la —bruja-en-el-espejo-, el oráculo había sido mucho más amable con ella. Probablemente porque sabía que Ellie estaba a punto de morir y todo. Y Ellie la había finalmente perdonado por poner a Lothaire en su camino, después de todo, Hag no tenía nada que ver con que Saroya se hubiese establecido en su interior. —No tienes que hacer nada, Elizabeth, —dijo Hag. —Esta tarde vamos a disfrutar de nosotras mismas, hasta que vuelva. Dándose cuenta de que Soraya probablemente no querría un bronceado, Ellie se había ido a St. Tropez, para pasar el día allí, untada de aceite de coco. A pesar de que siempre se había bronceado con facilidad, por el tiempo que había pasado últimamente en prisión, estaba pálida. No más. Iba a broncearse, frenéticamente. Y como Saroya quería subir de peso, Ellie había decidido perderlo. En la actualidad estaba a dieta de cebada y lúpulo. —Algo pasó después de que Saroya se levantó la última vez, dijo Ellie —Desde entonces Lothaire ha estado actuado diferente conmigo. Como si todo el terreno que había ganado con él lo hubiera perdido. Cuando Ellie había despertado, Lothaire la había mirado como si ella lo hubiera ofendido, como si él estuviera resentido. Tal vez había probado que Saroya era seducible. Tal vez la había había instruido en los intentos de Ellie. “Aunque todavía soy virgen”. Por supuesto, Lothaire le había explicado por qué no podían tener relaciones sexuales. —Me gustaría apretar tu mano, en un gesto bien intencionado pero torpe, si mi piel no fuera venenosa. Hag estaba tan desacostumbrada a tener amigas como Ellie. Cada noche, una vez que la fey terminaba sus labores, ella y Ellie, habían tomado sus bebidas y conversado. Emborrachándose con una Fey. Mi nueva vida normal. Habían hablado de pociones, la caza, la locura del Lore. Y de la condición única de Hag. Resultó que hace años, Hag se había enamorado de un demonio, estrictamente fuera de los límites para una fey como ella. El musculoso guerrero había dudado que su “pequeña y delicada Fey” lo amara, sobre todo porque era muy joven. A su vez, ella había dudado que pudiera soportar su piel envenenada el tiempo suficiente para reclamarla. Habían decidido reunirse una década más tarde bajo el árbol de manzanas de oro de Draiksulia, si todavía se sentía de la misma manera y el podría obtener un antídoto para ella. A causa de la maldición de Hag, perdió siglos para su cita. Ahora era incapaz de encontrar al guerrero, ni siquiera sus huesos podían decirle donde había desaparecido.
Los ojos marrones de cierva de Hag, brillaban verdes con la emoción cada vez que hablaba de él… —¿Oye, no crees que Lothaire este… muerto?, pregunto Ellie, confundida de sentirse casi preocupada por la seguridad de su captor. Captor y prontamente verdugo. —El volverá, Elizabeth. “Y como me siento acerca de eso” —Me gustaría saber si está muerto, —dijo Hag mirando su reloj. La fey estaba trabajando en una poción experimental, que esperaba pudiera contrarrestar el hechizo que protegía a uno de los enemigos de Lothaire, alguna Valkyria llamada Regin la Radiante. Al descubrir que Regin tenía un hechizo de protección, Lothaire habida dicho entre dientes, ¡Nix! ¡Esa perra! Cualquier cosa que eso significara. —Podría haberse distraído en su mente y perder el camino temporalmente. —agregó Hag. Ellie podía creer eso. Se había ido deteriorando mentalmente. Un amanecer que había ido a buscarla, estaba cubierto de sangre y delirando sobre sus enemigos. “¡Sígueme!, no es seguro para ti.” Hace dos noches, se había despertado en su lugar en el sofá y lo encontró arrodillado a su lado, acariciándole el cabello. Había murmurado, “Cada vez es más difícil de decir cuando estoy despierto… no se puede vivir así durante mucho tiempo.” Algunas veces él le hablaba en ruso, como si esperara completamente que ella le respondiera en el mismo idioma. Nunca lo había interrogado de nuevo aparte de ocasionalmente preguntarle, “¿Voy a morir esta noche?” “No todavía,” respondía distantemente. Pero en la última puesta del sol, no había respondido, solo había mirado fijamente a lo lejos. Ellie abrió otra cerveza, tapando la botella con un trozo de lima. agregó —¿Puedes decirme por qué Saroya no está intentando ni siquiera alzarse? ¿No debería estar preocupada por él justo ahora? ¿Por qué no está anhelando verlo? Si yo fuera mala y Lothaire me hubiera bañado con joyas y ropa, estaría encima de él. —¿Lo harías? —Hag estudió su rostro. —¿Incluso después de todo lo que él te ha hecho? Como siempre, Ellie reprodujo la voz burlona del vampiro en su cabeza. “No puedes compararte con Saroya.” Pensaba que era inmune a los insultos, pero por alguna razón, los suyos habían dado en el blanco. “Eres demostrablemente mi inferior en cualquier manera. Inteligencia, riqueza, apariencia, linaje…” El desprecio en su tono, su sonrisa de suficiencia. Suspiró. La verdad de sus palabras. Su ego había recibido un golpe. Pero entonces estaban esos destellos de un lado diferente de él. El Lothaire seductor, encantador cuyos besos ponían su sangre ardiendo. El vampiro que hacía que sus dedos se enroscaran con su acento, sus anticuadas frases. “Se mi querida... ” —¿Estás preguntando si podría enamorarme de él? —Ellie le preguntó, intentando imaginar cómo sería ser amada por Lothaire. Pero sabía que era mejor no soñar con cosas que nunca iban a ser. — Incluso si por algún milagro el sintiera más por mí, nunca lo amaría. Solo un tonto se enamoraría de su captor. —Encontró la mirada de Hag. —No soy tonta. Mi interés en él es puramente de vida-o-muerte. —Tomó un largo trago de su cerveza. —En ese sentido, ¿Hay alguna opción de que yo sea su novia? Pareciendo elegir sus palabras con mucho cuidado, Hag dijo. —Las compañeras mortales son extremadamente raras para los Loreans. Estoy pensando ahora en todas las parejas que ha reunión esta Accession y no puedo citar ni una sola con un humano en la mezcla. En cualquier caso, Lothaire
desprecia a los mortales más que cualquiera que yo conozca. —¿Por qué? —No te lo voy a decir, y te sugiero que no le preguntes. —Pero es posible que sea suya. ¿Por qué no haces de oráculo y lo sabes con certeza? —Sabes que solo puedo hacer un número de tiradas al día. Ellie había preguntado a Hag como funcionaba lanzar los huesos. Ella había respondido que era como buscar un texto en un libro, pero si se hacía demasiado a menudo, las palabras podían volverse borrosas. —¿Qué si soy suya? —insistió Ellie. —Si sirves a los intereses de Lothaire, entonces ¿Cómo crees que le afectará una vez descubra que ha matado a su única y sola novia? ¿Piensas que estará enojado? La mirada de Hag voló lejos. —Confío en el juicio de Lothaire... —Cuéntame por qué le debes tanto. —Muy bien. —Hag obtuvo otra cerveza, abriendo fácilmente el tapón con la uña de su pulgar. — Hace siglos, comencé a trabajar para un poderoso hechicero y sus hermanas. A él no le gustó una de mis predicciones, así que me maldijo para parecer una vieja bruja repulsiva, cautiva de su voluntad durante el tiempo que él viviera —una situación especialmente grave, teniendo en cuenta lo difícil que era asesinarle. Era conocido como el Único Inmortal. —Sus dedos se tensaron alrededor de la botella. Justo cuando Ellie pensó que se haría añicos, Hag aflojó su agarre. —Si no es por Lothaire, todavía estaría atrapada en el sótano de un húmedo castillo. Él traicionó todas sus alianzas, rompiendo un pacto para liberarme del hechicero... —¿Lothaire hizo todo eso por ti? Hag soltó una carcajada sin ganas. —No, él tenía otras misteriosas razones. Mi libertad fue simplemente una feliz coincidencia, pero de todos modos, me hizo prometer una deuda por adelantado, lo que me puso en su famoso libro —Su temporizador se puso en marcha. —Vuelvo después de un rato. No te quemes demasiado. Sola, Ellie recogió su revista de viajes una vez más. Volvió la página, examinando atentamente un artículo sobre Bora-Bora, pero sin leerlo realmente. En cambio, reflexionó sobre todas las cosas que nunca llegaría a hacer. Ver a su familia de nuevo. Viajar alrededor del mundo. Conseguir una casa de su propiedad. Tener niños. ¿La idea de Ellie de una cerca blanca de madera? Su propia cabaña en la Montaña Peirce. Nunca iba a llegar a encontrar a ese hombre que la idolatraría. Siempre había imaginado el tipo de chico con el que terminaría, fantaseando con todo detalle cómo sería. Básicamente todo lo contrario de Lothaire en todos los sentidos. Reflexionando como este podía hacer que una chica no deseara estar tambaleándose al borde de la muerte. Tambaleándose. Ellie estaba harta de eso. Por lo menos en el corredor de la muerte había sido capaz de contar los días hasta que al fin fuese liberada. Los bordes de la revista se arrugaron con su apretón. Ahora ella sobrevivía en este infierno-de-espera. Ella quería gritar, quería estrangular a Lothaire, de verdad podía ver el atractivo de acabar con la vida de alguien. Como deseaba otra oportunidad de "cruzar espadas" con él, especialmente ahora que había aprendido a descifrar la forma en que hablaba. Había analizado sus declaraciones una y otra vez y estaba segura de poder decir cuando se desviaba o cambiaba de tema. Si ella le preguntaba,"¿te gusta el azul?" y si le gustaba pero no lo quería admitir, él se burlaba,"¿parezco el tipo de hombre al que le gusta el azul?".
Él empezaba sus frases con “Tal vez" o "Apuesto que" para evitar mentir. O decía algo escandaloso para distraer la atención. Ella lo llamaba el lenguaje de Lothaire. Ellie estaba de acuerdo con él en una cosa: para tener la más remota oportunidad de sobrevivir, sólo había una opción abierta para ella. Seducirlo. Una parte de ella quería intentarlo una vez más, quizá si conseguía que la reclamara totalmente, podría abrir una brecha entre él y Saroya. O quizá debería sólo hacerle la mamada que él quería. Recordaba las palabras de su prima Sadie, que era la puta residente de la ladera: "Si quieres comunicarle una idea al cerebro de un hombre, hazlo a través de su pene. Es como ponerle una bocina en el oído a todos". Reflexionando sobre que la seducción de Lothaire no tenía nada que ver con el hecho de que Ellie todavía le deseaba como al crack. Efectivamente había despertado algo en ella. Durante toda la semana ella había estado caliente como el infierno, sufriendo por sentir sus manos sobre ella, recordando lo que habían hecho juntos. Cuando dormía soñaba con amamantarlo, y luego teniendo su ancha erección dentro de ella. Se había tocado un par de veces en la ducha, pero nunca se relajaba lo suficiente como para llegar al orgasmo, pues temía que Lothaire apareciese de repente, la descubriera y se burlara de ella maliciosamente. Ella soltó un suspiro, pasando de la página, decidiendo que no había nada que hacer. "Nunca tuve oportunidad con él de todos modos" Lo que significaba que no había ninguna opción abierta para ella. Se daba por muerta, como los soldados en el frente. La idea era liberarse de alguna manera. La presión para influir en él había sido agotadora. Especialmente porque la había evitado durante días. Estaba resuelta a ser firme. ¿Entonces por qué se le volvían borrosas las páginas por las lágrimas no derramadas?
La odiaba. La deseaba. Durante una semana, Lothaire se había mantenido a distancia de Elizabeth, dejándola con Hag e ignorándola cuando se veían forzados a estar juntos. Nunca la había necesitado tanto como ahora. Durante todo el día había estado siguiendo la pista a Declan Chase —que había sobrevivido sin ayuda de Lothaire. Resultó que el Blademan había sido un berserker inmortal todo el tiempo, aunque Chase no lo había sabido. Una y otra vez, Lothaire había intentado acercarse lo suficiente a él para interceptar su mente, pero su compañera, Regin, tenía algún tipo de hechizo que repelía a Lothaire. La súka nunca se apartaba del lado de Chase. Después de pasar el día espiando a la pareja —incluyendo sus entusiastas encuentros sexuales, Lothaire regresó a su apartamento, cansado pero excitado, ansiando a su propia mujer. A su Novia. La última vez que Saroya había salido a la superficie, él había jurado renunciar a la mortal. Y después de haberle comprado a la Diosa de todo excepto la luna, ella había estado de acuerdo en levantarse en
dos semanas. ¿Pero qué hacer hasta entonces? Estar separado de su Novia estaba afectando tanto a su cuerpo como a su cordura. Se había trazado dormido más a menudo, había tenido más ataques de rabia, e incluso bloqueos mientras cazaba. En lugar de visiones sobre el anillo, había estado soñando con cosas largo tiempo olvidadas, recuerdos al azar, sus propios recuerdos. “Un niño de pelo rubio alcanzándome" La valkyria Helen, embarazada, mirando con pesar a su marido. “Nix demandando ¿dónde está tu paciencia... ?” Y más, Lothaire había percibido ese misteriosa presencia otra vez. Los Daci. Creyó haberlos sentido fuera del apartamento un par de veces. Pero no los había visto. ¿Le habían estado siguiendo, o sólo había imaginado su presencia? Demasiadas novedades, demasiados movimientos."Y apenas puedo dejar de pensar en Elizabeth y mantener mi lujuria bajo control" Antes de que la recogiera por el resto del día, sabía que tenía que aliviar un poco esta presión. Valía la pena después de siete días… Tendido en su cama, con cuidado se bajó los pantalones por encima de su dolorosa erección. La apretó en su puño y comenzó a bombear, preguntándose si Elizabeth se había atrevido a correrse, después de su última vez juntos. Mientras que él había estado ocupado pensando en su miserable estado sexual lejos de Elizabeth, no había pensado en el de ella. Ella era una mujer lujuriosa. Probablemente la pequeña campesina se habría aliviado ella misma fácilmente Dentro de su casa, acariciando su sexo virgen. Esa delicada piel desnuda creciendo tan resbaladiza. La idea lo puso a echar humo mientras se bombeaba con el puño. ¿Haría caso de su sugerencia y se penetraría con un dedo? ¿O dos? ¿O esperaría a que él le enseñara…? Sus colmillos gotearon en su boca, afilados por ella. Se pasó la lengua por uno, chupando su propia sangre, fantaseando con que era de ella. Su espalda se arqueó mientras gemía en ruso, “Espérame, Lizvetta. Espera…” El semen subió hasta su polla desenfrenada mientras se mecían sus caderas, cogiéndosela con el puño… Sin embargo, luego se desaceleró. ¿Qué pasaría si hubiera esperado por él? Quiero sus manos sobre mí. Quiero que me vea venirme. Elizabeth había disfrutado viendo derramarse su semilla. Si regresaba con ella, podría convencerla para que la extrajera de él. Con la boca. Este plan tenía sentido —tomando su liberación con ella, usándola como una herramienta. Aunque sólo fuese para apuntalar su cordura. Con ese objetivo en mente, minuciosamente puso con mucho cuidado su eje dentro de sus pantalones, puso mala cara para disimular su erección, y entonces se trazó hasta Hag.
La fey miraba dentro de una olla hirviendo. ¿Dándole una mirada de censura? —Elizabeth está afuera. Él encontró a la mortal tomando el sol mientras leía la revista Travel Leisure, con una cubeta de cervezas heladas a su lado. Llevaba un bikini. Uno pequeño. Triángulos de tela color rojo cereza ensartados.
Su piel dorada reluciendo cubierta de aceite. El aceite de coco —una esencia exótica, y por lo tanto un erótico, olor. Su mandíbula se aflojó, su polla endureciéndose en expectación. ¡No sabía que esta visión me daría la bienvenida! Deseando verla en su tiempo libre, se trazó hasta la casa, se puso las gafas de sol y luego regresó. Después de decirle a la fey que diera un paseo, trazó una silla hasta el borde de las sombras, en silencio se quitó el abrigo. Allí, observó, fascinado, por como el sol empapaba la piel morena de Elizabeth, calentándola, marcándola ante sus ojos. Nunca había visto una carne tan suave como la de ella. Sus dientes brillaban incluso más blancos contra su nuevo bronceado. Vio un sutil toque de color caoba en esa brillante melena. Era de los Apalaches, en algún lugar de su línea, probablemente tenía un antepasado escocés. Su bikini se burlaba de él, el material se aferraba a los pezones rígidos y a la más leve insinuación de su hendidura. Tenía que morderla en cada triángulo. Ella doblaba la página que estaba viendo. Sólo había una razón para guardar las páginas de una revista de viajes. Cuando se sueña con un futuro viaje. Uno que nunca vas a hacer. Él frunció el ceño ante su reacción a esto, se recordó a sí mismo que no se arrepentía de las decisiones ya tomadas. Y su sacrificio había sido determinado durante media década. Lo único que quería era el uso de su hermoso cuerpo hasta entonces. —Quítate la parte superior, mascota. Ella abrió la boca. —Deja de llamarme así, imbécil. —Pero tú eres una mascota. Te alimento, te doy refugio, te acaricio. Y tú me traes diversión. Ahora haz lo que te digo. —Si hubiera sabido que ibas a pasar el día aquí, me podría haber metido en una bolsa. —Por eso es que estas iracunda hoy. —En esto, Lothaire. No tengo nada por lo que estar iracunda. —Ah, tú has debido extrañarme. —Claramente no tanto como tú me echas de menos. —Ella levantó sus gafas de sol, poniendo los ojos sobre su erección. —Te he dado una orden. Ella al final apretó los labios. —¿Quieres ver mis pechos?—Ronroneo ella y le lanzó esa sonrisa cegadora. Se sentó erguido en la silla, tensándose con anticipación. —Conseguiste que Saroya te las mostrara. —Su sonrisa se desvaneció, ella tomó la cerveza, doblando su dedo alrededor del cuello de la botella. Mientras bebía, él pensaba, no tiene clase. Pero, curiosamente… excitante. —Tu ni siquiera aspiras a su gracia ¿verdad? —No.—Ella chupó ruidosamente una rodaja de lima. —Tú realmente no quieres hacer esto hoy, Elizabeth. —¡Pero tengo que hacerlo! Ya ves, me estoy quedando sin días con demasiada rapidez para aplazar cualquier cosa. Negándose a morder el anzuelo, él estuvo de acuerdo: —Sí. Lo estas. —Ahora sobre la parte superior. Cierra la boca y quítatelo. Ella se río y bebió más cerveza. —Tomas un trazado largo de un puente corto, vampiro. —¿Ya no quieres seducirme lejos de mi Novia?
—No, he decidido que nada vale la pena prostituirse para ti. —¿Y qué acerca de tu razón alternativa?—¿Simplemente querer estar con un hombre? ¿Conocer su taque? —Fue bueno Lothaire, pero no tan bueno. —Te viniste con suficiente rapidez.—Él más bien prefería disfrutar de esta contienda, por que rara vez le sucedía. —¿Estás seguro que quieres ir por ahí?—Porque, oh gran rey, tú te viniste en tus pantalones. Sus ojos se estrecharon. —¿No fue eso lo que pasó con todas tus demás conquistas? —Solo porque yo no sea pobre, imbécil y vulgar como ellos eso no quiere decir que sea inmune a tus encantos. Ahora. Quítate la parte superior. Al ver que ella no lo hizo, le espetó: —Tú me desobedeces, ya que asumes que no recibirás ningún castigo. —Que te parece jugar un juego de toma y da. Tú respondes a mis preguntas y yo tiraré de esto — indico uno de los triángulos superiores de su traje —un poco a la derecha.
Capítulo 30 Elizabeth y sus juegos. Los cuales él podría disfrutar más de lo que quería admitir. —Adelante. —¿Dónde has estado? —preguntó ella. —Acechando a mis enemigos, Declan Chase y Regin la Radiante. Chase es la clave para encontrar mi anillo. Ella movió la tela hacia la derecha, justo lo suficiente para revelar… su línea de bronceado. Joder, eso era sexy. Apostaría a que la piel le quemaría al tacto. —Pensé que sólo necesitabas soñar con sus recuerdos. —Los recuerdos resultan difíciles de alcanzar —dijo él ausentemente. —Pero compartimos la sangre entre nosotros, así que puedo leer su mente si consigo acércame lo suficiente a él. Otro ajuste de tela. —¿Quién es Nix? La maldijiste el otro día. La pesadilla de mi existencia. —Es una Valkiria adivina a la que he conocido casi toda mi vida. Le gusta meter la nariz en donde no la llaman. —La reina blanca, con su premonición divina. —¿Tuviste una relación con ella? ¿Cómo responder a eso? —Hemos sido… muchas cosas el uno para el otro —dijo, recordando la primera vez que la conoció, justo un mes después de la muerte de su madre. Él había estado muriéndose de hambre, herido, cojeando por un aislado desfiladero montañoso sin la menor idea de a dónde ir. Una red metálica había caído sobre él, impidiéndole rastrearse. —Miren a la sanguijuela señorial en sus harapos —había dicho una Valkyria de cabello oscuro mientras ella y otras de su calaña descendían por una pared de roca. —Luce tan hambriento. Él había chasqueado los colmillos hacia ellas, salpicando gotas de sangre y saliva. Mientras ellas discutían sobre quién decapitaría a la presa, otra Valkiria se había paseado por el medio. Con su cabello negro azabache y brillantes ojos dorados, había resultado incomprensiblemente hermosa para él. —Perdona a éste, hermana —dijo ella—. Es especial. —¿Por qué lo dices, Phenïx? —No puedo verlo —dijo la tal Phenïx—. De hecho, la única manera en que puedo decirlo es que él juega un papel importante en nuestros asuntos al leer tu futuro, Helen. Ustedes dos están conectados de alguna manera. —Hablas con acertijos como de costumbre. —Helen había guardado su espada en su vaina con un movimiento brusco de exasperación—. Él es un patético parásito. Me moriría de pena si estuviera conectada a alguien como él. Pero ellas lo habían perdonado, y la Valkiria de ojos dorados había dejado caer furtivamente unas monedas para él cuando ellas se habían alejado cabalgando sobre sus corceles blancos. Un siglo había pasado antes de que se encontrara de nuevo con Nïx. Ambos habían intentado capturar a un hechicero cuyo castillo estaba sitiado por un ejército invasor de demonios de piedra, una de las más brutales demonarquías. Nïx había planeado salvar la vida del hechicero para que éste pudiera desempeñar algún desconocido papel en el futuro; Lothaire quería beber su sangre y robar su legendario conocimiento. Los dos habían decidido trabajar juntos. Dejarían a los demonios derrotar al ejército del hechicero y penetrar en su dominio místicamente protegido. Luego Lothaire y Nïx se abalanzarían para atrapar al hechicero por sí mismos. Mientras él y la Valkyria permanecían a la espera sobre un afloramiento con vista al enfrentamiento, Lothaire había trabajado en un rompecabezas de anillo, escuchando la charla de la Valkyria,
sorprendido de estar de acuerdo en todo lo que ella decía. Ella había elogiado al hechicero por no tomar ninguna esposa, por no tener descendencia ni desarrollar ninguna amistad. —Él no tiene debilidades. El rey de los demonios piedra no tendrá ninguna influencia para forzar la magia en él. Lothaire aprovechaba esas mismas vulnerabilidades. Razón por la cual él mismo no tenía ningún amigo. Es una elección, no una carencia… Con un dedo con una uña como garra, Nïx había señalado a los soldados en acción, comentándolos. —Idiota. Más idiota. Un idiota con cuernos. —Él había gruñido estando de acuerdo—. ¡Oh, mira eso! Mira a ése —había dicho de vez en cuando, prediciendo un asesinato particularmente horrible en el campo de batalla. Pronto habían comenzado a conversar, sobre todo acerca de cómo los mortales podían ser tan tontos, hasta que la conversación se había vuelto personal. —¿No tienes compañero, mujer? —había preguntado él, intrigado con ella, aunque ella era su enemiga natural. —Estuve comprometida con Loki por un tiempo. Lo cual no procedió bien por obvias razones. Así que por ahora soy una manizer 46 incorregible. —Ante la mirada en blanco de Lothaire, ella dijo—: Eso será divertido en el siglo XXI. —Si eres una adivina, dime mi futuro. —No puedo. Todavía no veo nada de ti. Muy pocos dejan mi visión completamente en blanco. En la hora antes del amanecer, Lothaire había dicho: —Me cansé de esperar, Phenïx. Quédate si quieres, pero yo no esperaré más. Sus ojos se habían puesto nebulosos. —Paciencia, Lothaire. Debes aprender a ser paciente. Él se había levantado en toda su estatura, furioso de que ella se hubiera atrevido a reprenderlo. —El día en que siga las órdenes de una loca engendrada por un rayo será mi último día. —Con una mezquina risa, se había tensado para trazarse de inmediato. 46 Manizer: la versión femenina de “mujeriego”. Justo cuando él comenzaba a desaparecer, había divisado a un demonio saltando el saliente, con espada en mano. Deja a la Valkiria a su suerte, se había dicho Lothaire. Ella no significa nada. ¡Es un enemigo! Sin embargo, él había dudado. Tal vez hubiera sido más receptivo entonces; tal vez no había tenido nada mejor que hacer. Por alguna razón, había regresado junto a ella para matar al hombre, justo cuando los límites del castillo caían… En los próximos años, ambos habían acechado a enemigos comunes, creciendo la confianza en el otro, al menos lo suficiente como para cuidar la espalda del otro cuando la caza se extendía. Pero Lothaire nunca había aprendido a ser paciente, y su obstinación los puso en contra de vez en cuando. La lucidez de ella continuaba disminuyendo. Y aún así, habían tenido mucho en común, y un respeto a regañadientes se había formado. Se acordó de una vez confesándose a ella: —Phenïx, eres la única… —¡Lothaire! Él alzó la cabeza bruscamente. —¿Qué? Elizabeth estaba frunciendo el ceño. —¿Tú y Nïx? Se sacudió a sí mismo de su ensimismamiento. —Pertenecemos a ejércitos diferentes del Lore, al Pravus y a las Vertas. Ella está dirigiendo a las Vertas, y yo estoy ya sea del lado del Pravus o del que… del que sea que se adapte mejor a mi Final de partida.
—¿Por qué nunca la mataste? Eso es lo que haces con tus enemigos, ¿no? Un pregunta difícil de responder. Al final, dijo: —Aunque es un enemigo, Nïx es la única que conozco que coincide con mi edad y conocimiento. —En locura y cansancio—. Tenemos una historia. —Por lo que su vida se vería alterada sin ella—. Decidí hace mucho tiempo que siempre podría matarla, pero nunca podría traerla de vuelta. —Ya veo. —Cuando Elizabeth tomó otro trago, el excedente de la botella goteó por su pecho, serpenteando hacia abajo. A medida que su miraba lo seguía, su mente fácilmente regresó del pasado a este muy atractivo presente. —Creo que respondí tu pregunta. —Él levantó las cejas hacia la parte superior. Enfadada, ella tiró de la tela más hacia un lado. —¿Piensas en mí cuando estás lejos? —Pienso en cómo estás a punto de morir. Un fino sacrificio para Saroya. Mientras ella tiraba de su top, Elizabeth preguntó: —¿Cuánto tiempo me queda? —Probablemente una semana. Ella alejó la vista, tomando otro trago de cerveza mientras ajustaba la tela. El siguiente movimiento desnudaría a un insolente pezón. —En algún momento, ¿tus pensamientos son afectuosos hacia mí? Él había meditado sobre destruir el alma de Elizabeth, y podría haber sentido el susurro de algo. — ¿Me veo como el tipo de hombre que tendría pensamientos afectuosos, niña? Ahora estás siendo ridícula. Con los ojos de ella ligeramente agrandándose, él espetó: —¿Qué? —Nada. —Si no hay más que dar, entonces vamos a llegar a lo de tomar47. —Hmm. Tal vez he cambiado de opinión. —Pasó la botella de cerveza húmeda por su escote. Justo donde él había empujado su eje hace una semana—. ¿No te gustaría poder ver… y tocar? —He pasado los últimos seis días desando poder tocar. Ahora me lo propongo. —Antes de que ella pudiera reaccionar, él ya se había trazado junto a ella en la luz, agarrándola antes de que él se quemara, luego regresó con ella al apartamento. Él podía oler el sol en su cabello, podía ver nuevas pecas en su nariz. Piel dorada, perversas líneas de bronceado… su piel estaba caliente. —¡Déjame ir! —Ella se removió contra su pecho—. ¿Ahora qué quieres de mí? Tal vez hay algún centímetro de mi piel en donde aún no te has chorreado. ¿Es eso? —Estos días lejos de mí te han hecho más atrevida. Tontamente. Pero te voy a poner en cintura. Ella lo golpeó. —¡Te odio! 47 Tit for Tat; es un juego de palabras que significan “Toma y da”. Refiriéndose a que ambos obtienen lo mismo, o “algo a cambio de algo”. —El sentimiento es mutuo —gruñó con dificultad, el rána quemando. ¡Blyad’! Por supuesto que él la odiaba. Ella era una mortal, ignorante incluso del peligro que él representaba para ella. Él envolvió su mano alrededor de la garganta de ella. —Podría estrangularte tan fácilmente. Exprimir la vida simplemente de ti. —¡Hazlo! —gritó, sus ojos feroces—. ¡Y deja de hablar de ello!
—Tú no vas a incitarme a que te mate —dijo el vampiro—. Así que deja de intentarlo. Si fuera a hacerlo por mi propia mano, ya lo habría hecho. Por un breve segundo, Ellie pensó que lo vio fruncir el ceño, como si él se acabara de dar cuenta de
que era verdad. No puede mentir, ¿eh? Cuando él aflojó el apretón en su garganta, ella se tambaleó hacia atrás. —¡No te estoy gritando porque quiero que me mates, te estoy gritando porque me pones enferma! ¿Se supone que eres una especie de cerebrito del Lore? ¿Pero estás decidido a elegir a Saroya por sobre mí? ¿Por qué eres tan estúpido que no ves lo que está justo frente a ti? —¿Frente a mí? ¿Te refieres a la mortal con su griterío con un marcado acento ordinario? ¿A la ignorante humana sin ningún logro? Tal vez soy lo suficientemente inteligente como para no rebajarme a una criatura como tú. —Yo no soy ignorante. ¡Tengo un título! Él arqueó una ceja rubia. —Ciertamente. Y dice Secundaria en él. En cualquier caso, hay más para aprender que un solo título. Nunca has estado fuera de tu estado, nunca has tropezado con otras personas más que las que son como tú. —¡Porque soy joven! He estado en prisión desde que era adolescente. No tienes ni idea de lo que habría hecho si esa perra tuya no hubiera secuestrado mi cuerpo. No puedes tener las dos cosas, ¡no puedes ridiculizar mi ignorancia cuando tú echaste una mano para moldearla! —¿No tengo idea de lo que habrías hecho? Apuesto a que habrías vivido en una miserable casa rodante con los lloriqueos de mocosos aferrándose a tu delantal mientras tú ves la televisión todo el día. Él acababa de hacer el lenguaje de Lothaire. —Tú no crees que eso es lo que yo habría hecho. No crees nada de eso. El vampiro tardó en reaccionar. Pero se recuperó, diciendo en un tono suave: —Esto se está volviendo tedioso, Elizabeth. Cierra la boca y desnúdate. —¡Ve por Saroya para hacerlo! ¡O quizá ella te encuentra tan odioso como yo! —Un músculo se tensó en la mandíbula de él, advirtiéndole que había ido demasiado lejos. No te preocupes. Ya estás muerta. —Atraes a mi ira porque nunca la has presenciado realmente. Le pondré remedio ahora mismo. —La atrajo hacia su pecho bruscamente—. Vamos a dar un paseo. —¡Dijiste que tus enemigos me encontrarían! —¿Para ser una prostituta de demonio…? —Nos cubriré. Y de nuevo, al que más deberías temer es a mí. —En el espacio de una respiración, él la trazó a una cueva. Pero no se había teletransportado completamente; estaban en alguna especie de crepúsculo brumoso. Aún así ella podía sentir el olor a humedad y a putrefacción, podía escuchar a las moscas zumbando. Una vez que sus ojos se acostumbraron a la penumbra, vio a los cadáveres. A los cuerpos decapitados de hombres jóvenes. Docenas y docenas de ellos. Sangre, miembros amputados, cráneos aplastados. Salpicaduras en las húmedas paredes de la caverna. Ella hubiera vomitado el contenido de su estómago si hubiera sido más débil de complexión. O si no hubiera visto una escena familiar en su propia casa hace cinco años. Cuando pudo confiar en su voz, ella preguntó: —¿Tú hiciste esto? —Ah, Elizabeth, ¿ahora ves de lo que soy capaz? Matar una manada entera en su propia guarida me aburrió. Mi corazón nunca se aceleró, mi sed de sangre nunca se estimuló. Bostezaba ruidosamente cuando trabajaba en quitar cabezas. Lo último que escuché fue a mí tronando la lengua por encima de mi descortesía. Harías bien en temer mi ira para comprender que mi nombre provoca miedo en los corazones de aquellos que me conocen… por una razón. —¡Entiendo que eres aterrador, enfermizo y perverso! Entiendo que el Enemigo de lo Antiguo y Saroya la Segadora del Alma son absolutamente perfectos el uno para el otro. Dos piezas rotas de un rompecabezas atascadas juntas.
Una vez más, sus palabras tocaron una fibra sensible. Él la apretó del brazo con su mano, su expresión prometiendo dolor. —¿Es así como es tu vida? Él se burló. —Casi todas las noches desde hace milenios. —Entonces lo siento por ti. Así es, Elizabeth, tu mascota, la campesina que desprecias, “el cuerpo”, te compadece. —Ella lo miró con fijeza a la cara—. Oh—oh, hemos conseguido que ese músculo se tense en tu mandíbula. ¡Lo que se traduce como problemas para mí! ¿Qué pasa? ¿No puedes manejarlo cuando alguien te dice las cosas como son? Probablemente soy la primera persona que lo hace en siglos. ¿Hubo un parpadeo en aquellos ojos rojos? —Tal como es —gruñó él—. ¿Y cómo es que tú podrías compadecerte de mí? —Tengo veinticuatro años. He pasado más del veinte por ciento de mi vida condenada a muerte. Y aún así he tenido más felicidad en mi corta vida de lo que tú has tenido en tu interminable vida.
Capítulo 31 Esa Elizabeth, ¡como mierda se atrevía!—¡Como de costumbre hablas de cosas que ni siquiera entiendes! —¿Yo? ¡Apuesto a que tú ni siquiera sabes lo que es la felicidad! Lothaire quería chasquear —Por supuesto que lo sé —pero no lo hizo... Creía que la había conocido siendo niño con su madre, pero no podía recordar aquellos primeros años vívidamente, no después de los eones transcurridos, no después de una vida dedicada a la venganza. Y no podía revivir lo que había sentido en aquellos días puesto que no había sentido nada que se le aproximase desde entonces. A menudo espiaba a otros, estudiando sus formas de vida. Había estado vigilando a dos hermanas Sorceri riéndose disimuladamente de irónicas bromas. Había observado a los lycae en sus juegos bruscos, riéndose tan estridentemente que tenían que sujetarse los lados. Ellos experimentaban la felicidad, Lothaire no. Sabía que era diferente a los otros, y aún así, no podía asegurar que fuera in feliz —aunque no supiese lo que significaba lo contrario. —Bién ¿sabes lo que es? —demandó Elizabeth. "No puedo mentir". Alegría, felicidad, satisfacción, todas esas cosas eran incomprensibles para él. Una de las razones por las que luchaba tan duro por su Final del juego era porque seguramente quedaría satisfecho una vez que sus votos hubiesen sido completados; una vez que su ardua y desagradable tarea finalmente hubiese acabado. Ella dio un grito ahogado —¡no lo sabes ¿crees que soy tonta?! He estado sentada en mi miserable tráiler experimentando algo que tu mente ni siquiera puede comprender. —No puedo matarte ¡pero puedo herirte, romper tus frágiles huesos! —Lo harías, lastimarías a la única persona que podría enseñarte a ser feliz. —ella se apretó la frente— ¡oh Dios ¿ahora?! ¿Saroya se elevaba?—¡Elizabeth no retrocedas, termina esto conmigo! Ella estrechó su mirada hacia él. —Sólo mantengo los términos de nuestro trato. Si Saroya quiere su turno, entonces tengo que salir de su camino ¿no? —¡Tú, pequeña zorra, no te escaparas de esto!—su voz retumbó en la caverna. —¡Uh oh, ahí voy... whoa, whoa estoy yéndome justo delante de ti¡ ¡red Rover48, envía a Saroya ahora mismo! ¡Observa cuan feliz puede hacerte La Devoradora de Almas! —Y entonces Elizabeth se desmayó. Lothaire la atrajo hacia él y la sostuvo justo cuando Saroya decía. —¿Dónde estoy? Sentí sangre y violencia Dio un furioso grito, Elizabeth se había burlado de él, tenido la última palabra y después se había alejado a propósito. ¡Maldita, la iba a estrangular! —¿Lothaire? ¿Qué te pasa? —Entonces Saroya frunció el ceño, luchando por ponerse de pie, pero él dejó la mano sobre su brazo manteniéndola envuelta. —¿Por qué estoy vestida así? ¡Oh, mi piel! Obtener el control. Antes de aplastar a Saroya con furia. “Inhalar, exhalar.” —La mortal se mostraba… molesta. Y desconcertante. Ella continuaba asombrándole a cada paso. —¿No puedes controlar a una chica humana? —Saroya escudriñó alrededor toda la carnicería. — ¡Pero mira esta espléndida matanza! ¿Obra tuya? 48 Es un juego infantil al aire libre donde hay dos equipos alineados a cierta distancia tomados de las manos y por turnos van diciendo red Rover, red Rover envíame a —nombre del jugador del equipo
contrario—y el que es nombrado tiene que tratar de romper la cadena corriendo hacia donde están tomados de las manos, si no lo consigue debe incorporarse al equipo contrario. Rover es una palabra noruega para pirata. Elizabeth se había disgustado. Saroya no sólo aceptaba lo que era, se regocijaba de ello. —¿No hay más vidas que tomar? todas éstas completamente acabadas. Lothaire eres un egoísta. — Ella empujó con el pie una pierna cercenada. —¿Por qué has traído a Elizabeth aquí? ¿Tiene esto algo que ver con el anillo? —Estoy haciendo progresos en ese aspecto. —¿Así que no tienes el anillo para mi, ni vidas para que pueda tomar, aunque no he asesinado en años? —Ella pateó una cabeza descompuesta, e hizo una mueca de dolor ante el contacto. —¿Eres siempre tan egoísta? —Sí —Respondió distraídamente. Ellos no podían permanecer aquí mucho más tiempo, él sólo podía medio-trazar a dos personas durante un corto período. En un instante los llevó de regreso a su habitación de Nueva York y la liberó. —¡Llévame a donde haya cuerpos con vida Lothaire!, mejor trázame a la antigua casa de Elizabeth, prometí a su madre que la mataría. Exijo tenerla en mis garras. —Exige todo lo que quieras, no ocurrirá. —Después de todo él sentía gratitud hacia esa campesina por haber tenido a Elizabeth. Sin esa mortal, Lothaire no tendría cuerpo para su Novia. —No permaneceré en primer plano para ser tratada así. —Saroya comenzó a balancearse sobre sus pies. ¿Ahora ella iba a retroceder? ¡Infiernos si lo iba a hacer! —Si te vas a propósito, marcaré este cuerpo, quemaré tu cara, te sacaré un ojo. Saroya inmediatamente se enderezó. —¿Qué quieres? —Lothaire claramente estaba claramente de humor peligroso. —Responderás algunas preguntas para mí. —En un tono ofendido ella dijo. —De verdad, Lothaire, ¿a qué viene esto? Yo soy la única que debería estar furiosa ¿Cómo permitiste que Elizabeth bronceara mi piel así? Él se trazó de una pared a la otra. —Necesito información. —¿Sobre qué? —Hablamos hace años de gobernar juntos —dijo—¿Todavía quieres eso? —Por supuesto. Temo que seas tú el que tiene dudas. —Nosotros hablamos de tronos, poder y venganza. Pero ¿qué de nosotros? —¿Qué quieres decir? —Cuando mi venganza hay sido infringida y nuestras coronas reposen en nuestras cabezas ¿entonces qué? —Entonces, conquistaremos más —dijo ella—Podemos gobernar el mundo juntos, mientras buscamos un modo de que retorne mi divinidad. Yo también tengo enemigos a quien castigar. ¿O has olvidado eso? —Tú hermana Lamia. —Entre otros —La Dorada, por ejemplo. —Tienes a La Reina del Mal jurando represalias contra ti, lo que significa en mí contra. —Saroya dudó si contarle a Lothaire sus muchos crímenes contra la hechicera, pero decidió no hacerlo. Él no necesitaba saber porqué había estado enviando asesinos tras La Dorada durante siglos. Él no necesitaba conocer la profecía, esa predicción hecha por un oráculo vampiro muerto hace mucho tiempo. — Si no la derrotas, ella me matará. Lo presiento.
—La Dorada no puede encontrarte. Nadie en El Lore sabe de este apartamento. Estás totalmente oculta si permaneces aquí o donde Hag y ocultaré el cuerpo de todas las maneras que pueda. ¿Piensas que permitiría alguna vez que La Dorada me robara a mi compañera, y con ella mi futuro? Saroya se calmó con eso. Aunque no confiaba en nadie, sabía que Lothaire era uno de los más implacables guerreros del Lore y uno de los vampiros más fuertes que habían existido. Él se pElliezcó el puente de la nariz. —¿Y después de que La Dorada haya sido derrotada como te imaginas nuestras vidas? —Aniquilaremos a cualquier enemigo que quede, convirtiéndonos en la pareja más poderosa que el mundo haya conocido. Sintiendo incrementarse su frustración, él dijo. —Y cuando nuestro trabajo este hecho ¿por las noches, al amanecer?, entonces ¿qué? Ella apartó su cabello hacia atrás suavemente. —No entiendo. —¿Sabes lo que es la felicidad? —Es observar debilitarse la luz en los ojos de un buen hombre, es tener a tus súbditos arrastrándose, es ejercer el poder sobre la vida y la muerte. —No, Saroya. No puedo creer que vaya a decir esto, pero… cada una de esas cosas es un proceso, no un resultado. —Él se rió amargamente. —No tienes más idea de lo que es la felicidad que yo. —Te estás volviendo loco por tu pequeña concubina. Mírate —Es como si la estuvieses añorando. Casi como si ella fuera tu Novia. Lo que es probable que Elizabeth fuera. Aunque Saroya creyó en un principio, que había sido ella misma la que había sangrado a Lothaire, ya no lo creía. ¿Qué significaba para él tener sentimientos por una criatura tan repugnante? Algo grande estaba trabajando aquí. De hecho él nunca creería que Elizabeth era suya, la mera idea sería mortificante para un macho de su rango y posición. Si Lothaire todavía no había visto la verdad era porque no quería.
Las dudas se comían la confianza de Lothaire, erosionándola. Incluso si él llegara a creer que Elizabeth era su Novia - y era un gran si- no había nada que pudiera hacer al respecto. Él ya había puesto su destino en movimiento, estaba indisolublemente unido a su suerte, obligado no sólo a expulsar el alma de Elizabeth, como la chica pensaba... No podía ser ella. Sin duda. Al sentir tanta aversión a su humanidad, Lothaire nunca se había permitido ni siquiera considerar que Elizabeth pudiese ser su Novia. Ahora aparentemente, iba para allá. Era posible que Elizabeth no lo hubiera sangrado en sus primeros encuentros porque era demasiado joven. Las hembras de otras especies normalmente no provocaban el sangrado a no ser que ellas hubieran crecido lo suficiente. A los diecisiete, Elizabeth no le había despertado, a los dieciocho, una mirada a Saroya había despertado su corazón y su cuerpo volvió a la vida. ¿Fue debido a la llegada de Saroya? ¿O a la edad de Elizabeth? "No, no no, diosa triunfa sobre basura de tráiler".
Lujuriosa basura de tráiler, con predilección por lamerle sus colmillos y succionar su lengua lentamente. De todas las parejas que se habían formado en ésta Accession, de todas las historias de infortunio y dicha entre compañeros, ninguna había incluido a un ser humano. "¿Por qué tuve que escoger la pajita más corta?" Incluso el macho mortal de Regin la Radiante había terminado siendo un berserker del Lore. Y Saroya, ahora, le crucificó. —Imagina cómo habría reaccionado tu familia ante Elizabeth Peirce. ¿La aprobaría Ivana? Ivana hubiese echado espuma por la boca de la ira ¿su único descendiente rechazando a una diosa por un "animal inferior"? ¿Dónde estaba la lógica en eso? Stefanovich, se hubiese reído mofándose de él. —El hijo Dacian no es mejor que un vampiro de la Horda —y le habría preguntado a Lothaire si Elizabeth sabía a vino y miel. "Y yo diría que sí" —Sabes que Elizabeth no puede ser tu Novia. —dijo Saroya plácidamente. —Además del hecho de que soy una diosa, y por lo tanto una impecable pareja para un rey como tú, considera esto; Ningún vampiro aterrorizaría a su hembra como tú lo has hecho con ella. Saroya tenía razón, ¿no habrían sus instintos haberle impedido herir a Elizabeth? En vez de eso, él había conducido a esta mortal al corredor de la muerte, la había menospreciado en cada oportunidad, sostenido su inminente muerte sobre ella, burlándose con eso. La había atormentado mentalmente. "Contempla el océano que nunca tocarás, las joyas que nunca poseerás. Desea al macho que nunca te deseará a su vez y siente el placer que nunca experimentarás de nuevo." La bilis subió por la garganta de Lothaire. "No es Elizabeth. No es justo" Ni siquiera su tío Fyodor había torturado a su Novia así y ella había sido un enemigo odiado. Ivana le había dicho a Lothaire. —Serás un rey bueno y leal a tu Novia. —Pero él no lo había sido para Elizabeth. Había convertido la vida de la chica en un infierno viviente. "No es ella, no ella" Y aún ahora, mientras su agitación crecía, y sus dudas pesaban sobre él en un grado abrumador, su primer impulso era tocar a Elizabeth. No porque fuese su Novia, sino porque ella le daba placer haciéndole olvidar sus problemas por algún tiempo. —Oblígala a que salga. —soltó Lothaire. Saroya parpadeó hacia él. —¿Estás despidiéndome? —Sí. —¿Ni siquiera vas a intentar seducirme? —No sientes deseo por mí. Nunca lo has sentido. Puedo esperar por la humana, que sí me desea. —¿Cómo sabes que no será mejor conmigo? —Debido a que posiblemente no puede ser mejor con nadie. —Las palabras dichas en voz alta le sacudieron —la verdad dicha en voz alta. ¿Tengo la suficiente voluntad para renunciar a ese placer? ¿Qué elección tenía? —¿Qué es tan superior con ella? —Demandó Saroya. —Cuéntame que hace Elizabeth que te embriaga de esta forma. ¿Extiende sus muslos en bienvenida? ¿Gime en tu boca? La frustración aumentaba. Le molestaba la mujer delante de él. —¿Te mira con necesidad? —Como si fuera a morir si no la follo. —Siseó él. —Practicaré esa expresión en el espejo para cuando hagamos el amor. —¡Acaba con este engaño!—él clavo los dedos en su propio pelo. —No tienes intenciones de acostarte
conmigo. Los rumores de tu virginidad son ciertos. Nunca has estado con un hombre. —Pero sólo porque no había encontrado a mi compañero. En un tono helado, él dijo. —Estás muy por encima de un vampiro como yo como para mentirle ¿no es así Diosa? Pasó un largo rato. —Sí, tienes razón. —su expresión de leve preocupación se transformó en una de regodeo. —Oh, Lothaire, eras demasiado arrogante para creer que una hembra no te desea sexualmente. Pero estoy por encima de los bajos deseos. —¿Admites libremente tu traición? ¡Nunca pretendiste compartir mi cama!—Mintiéndome. Traicionándome. ¡Ya! —Tomas a una Diosa por Novia. Nací diferente, fui creada diferente ¿Es el sexo tan importante para ti? ¡Estamos hablando de conquistar reinos juntos! Para eso están las concubinas. Él podría mantener un harén, tomar a una nueva hembra cada noche. No requería de una Novia para eso. ¿Frente unido, Lothaire? —No había planeado tomar a ninguna otra hembra. Siembran discordia. —Eres el más singular de los machos. —Entonces ella entornó los ojos. —No es una cuestión de sexo, es una cuestión de Ella. —Cuando él no dijo nada ella separó sus labios. —¡Estás enamorándote de la mortal! Pues date cuenta de este hecho; pronto destruirás su alma. —¿Crees que me tienes a tu merced? —Lo hago. —Podría usar el anillo para forzar a la Horda a seguirme. —Anillo tramposo, poder precario. Me necesitarás a tu lado todo el tiempo que desees gobernarlos — o serás desafiado constantemente. Él no podía negar eso. Lothaire no cumplía uno de los dos requisitos sagrados de la Horda, justo como Hag había predicho, su Novia era la llave para su trono. —Sin mí, Lothaire, te enfrentas a una eternidad de insurrección. ¿Cómo conquistarás a los Daci con tu reino envuelto en una rebelión? —Entonces quizás las conserve a ti y a Elizabeth. Tú serás mi reina, y ella nuestro sucio pequeño secreto. Una concubina oculta que aparece sólo en mi cama. —Perfecto. De la misma forma que merecía una diosa como reina, también merecía una joven y núbil hembra que saciara su lujuria. —¿Quieres que comparta este cuerpo, Lothaire? Eso no ocurrirá. —Yo digo que sí. —¿Recuerdas el resto de nuestra conversación la primera noche en los bosques?—Preguntó Saroya, su voz aterciopelada. —Yo lo hago a menudo. Él también pensaba en ello a menudo... Trazándose a pocas pulgadas de ella, rodeó su nuca con una mano temblorosa. —La única cosa más grande que mi necesidad es mi fuerza. Tu forma mortal es demasiado frágil para que la reclame, pero debo acabar esto. —Entonces, no te cederé este cuerpo hasta que destruyas el alma de Elizabeth y consigas que esté completa. — dijo Saroya. —Por ahora, puedes tener tu liberación física de otra manera, después de jurar que harás esas cosas que has ofrecido. Jura por tu Lore, y haz un pacto irrompible conmigo. Ellos se miraron a los ojos, y sintió como si el tiempo se detuviera, para que pudiera apreciar la trascendencia de sus siguientes palabras. —Juro por El Lore, que haré todo lo que esté en mi mano para extinguir el alma de Elizabeth para siempre y entonces hare este cuerpo inmortal. Ella parecía vagamente sorprendida y después complacida. —Muy bien, mi rey...
Ahora Saroya dijo. —Hiciste tu juramento, Lothaire. Estarás irremediablemente obligado por él a encontrar el anillo para hacer este cuerpo inmortal y deshacerte de Elizabeth. Había estado en lo cierto esa noche; sus palabras habían sido trascendentales, pero no por las razones que él había asumido. —Libérame de este pacto. Sus labios se curvaron, casi en una sonrisa. —Juro por El Lore que nunca te liberaré. —Ella estaba disfrutando con esto. —Estos votos son tan convincentes ¿no? ¿Recuerdo a mis acólitos? Tu destino está sellado, Lothaire. Lo estaba, él lo sabía, su camino era claro. —Consuélate vampiro. Si permaneces firme, pronto tendrás todo lo que has querido. Todo lo que Ivana quería para ti. Pero parecía que había empezado a querer más. —Ahora, Lothaire, ¿convoco a tu concubina… temporal? Entrecerrando los ojos él rechinó. —Sí flor. Tenla bañada y vestida de seda roja en mi cama. Oh, y sáltate lo del maquillaje llamativo.
Capítulo 32 Ellie se despertó con escalofríos por todo cuerpo de arriba a abajo. Lothaire estaba a su lado en la cama, pasando el reverso de sus dedos desde su ombligo hasta el valle entre sus pechos. Estaba vestida con lencería sexy, él estaba desnudo. —Me gustas en rojo—, dijo, su voz áspera, lo que la hizo temblar aún más. —Te he estado esperando. —Qué... ¿qué estás haciendo? —He decidido darte una oportunidad de expiar tu insolencia anterior. Con la cabeza. —Mi insolencia. ¿Acababa Saroya de retroceder por su cuenta? —Eso significaba... —Oh, Dios, ella me ha librado ¿así de su cama? ¿O simplemente había estado con ella aquí? Ellie no se sentía como si hubieran tenido relaciones íntimas. Pero, ¿cómo podía saberlo con certeza? —Uno u otro, no importa nada. —Tienes razón—de cualquier manera, esto es enfermizo. ¡Tú y Saroya están enfermos! —Ella empujó su pecho, pero no pudo moverlo. —¡Aléjate de mí! Él fácilmente capturo sus muñecas con una de sus manos, fijándolas encima de ella. Cuando cubrió uno de sus pechos con su mano libre, amasando suavemente, ella exclamó, —¡No me toques! ¡No te deseo! Se inclinó para besarla, pero ella estiró la cabeza. Él pElliezcó su barbilla, sosteniéndola hasta que ella... apretó sus labios cerrando contra los suyos. Él se echó hacia atrás. —¿Qué es esto? ¡Compórtate como las otras veces que estuviste conmigo! Cuando te derretías por mí. —Eso fue antes de que entendiera por completo la sucia ficha de trabajo que eres. —¿A causa de que decapite a algunos cambia formas? Vamos, Lizvetta, no es como si anduviera golpeando gnomos con la polla. Su boca calló abierta. —¡Eres increíble! Un mortífero, monstruo miserable, sin amigos. Bello por fuera, pero no mucho más. ¡Dios, encuentra el anillo y sácame de mi miseria! —¡Compórtate como las otras veces que estuvimos juntos! No es una petición. —Que te jodan, vampiro. —Pronto. —¡Suéltame!—Cuando no lo hizo, ella gritó, —¡Suéltame, suéltame, SUELTAME! —Dioses Oscuros, ¡cállate!—, Gritó él, pero la soltó. Ella se escurrió de la cama. —¿Por qué le serías infiel a Saroya? La primera vez que estuvimos juntos fue porque llegó tarde a una cita, la segunda solo pasó, pero esta sería premeditada. ¿Por qué simplemente no esperas a tu novia? No es a mí a quien quieres -me has dicho mil veces lo inferior que soy a Saroya. Juró que permitiré que se eleve. Haciendo caso omiso de ella, él ordenó: —Vuelve a esta cama ahora. —¿Ella se ha retirado porque no te desea? Soltó una carcajada —¿Qué mujer no me desea?—¿Lenguaje de Lothaire? —¡Yo! ¿Me preguntaste por qué seguía siendo virgen? Es por hombres como tú, los que toman. ¡Hombres egoístas, estúpidos! ¡No te deseo! —Por supuesto que sí, Elizabeth. Con solo mirarme te mojas.
—Mirarte me hace pensar en la clase de hombre con el que debería estar. —¿Y qué clase de hombre es ese? ¿Borracho, pobre, patético? —No. Nunca lo he conocido, pero lo veo claro como el día. Tiene arrugas alrededor de los ojos cuando sonríe y la piel curtida de trabajar al aire libre. El trabajo honrado ha encallecido sus manos. Él y yo cazaremos juntos, cocinaremos y comeremos grandes comidas en familia. Él se casará conmigo y le gustará a mi familia, también. Suavizando la voz dijo, —Él me dará un niño y una niña. Los ojos de Lothaire se estrecharon. —No. No lo hará. Nunca conocerás a otro aparte de mí. Ahora, vuelve a la cama y deja de comportarse como si se trata de algún tipo de evento. Nos hemos dado placer antes el uno al otro, y todo lo que quiero de ti es intercambiar de un par de orgasmos. —No, no soy el tipo de mujer que deja que un hombre la trate como basura, después de conseguir lo que desea. No has hecho nada para merecer estar conmigo. —Sin embargo, ¿tú honesto, bronceado, e imaginario marido lo merece? Piensa en él todo lo que quieras, sin embargo, será por mí por quien te retuerzas entre gritos esta noche. Puedo hacer que desees esto. Un mordisco, y estarás rogándome que te toque. —¿Drogándome vampiro roofie49? ¿No puedes conseguirlo de ningún otro modo? —¿Quieres que trabaje por ello, entonces?—La voz ronca de Lothaire creció. —Lo haré, Elizabeth. No dejaré la seducción de lado para obtener lo que quiero. Sus ojos se clavaron con los suyos con ese brillo depredador, y ella se volvió a sentir como una presa indefensa, el objeto de la lujuria de un vampiro despiadado. Por alguna razón, la idea de esto hizo sus respiraciones poco profundas. Sintió que su piel enrojecía, cada vez más para atraerlo. En un instante estaba de pie junto a la cama, y al siguiente estaba sobre ella, recostada bajo la firme presión de su mano. 49 NDT: Droga que usan los violadores para dormir a las mujeres. Antes de que pudiera pensar en defenderse, él ya había empezado a bajar la seda desde sus hombros hacia la piscina de su cintura. La indignación quemó dentro de ella, lanzándole un puñetazo salvaje, pero con velocidad sobrenatural, él fácilmente cogió sus dos muñecas con una mano. —Ah—ah, sólo vas a hacerte daño. Y me distraerás. Ahora bien, relájate. Ella se tensó aún más. —Dulce Lizvetta, con tú piel caliente y tú sangre caliente.—Estiró los brazos sobre su cabeza, sujetándola por las muñecas una vez más. —Déjame ver si no puedo avivar la fiebre en ti.—Con su mano libre, rodó su pezón entre el pulgar y el dedo índice. —¿Te gusta esto? —¡No!—Jadeó la palabra. —Mentirosa. ¿Y qué dices de esto?—Le pElliezcó el otro. Sus caderas corcovearon. —¡No! En su oreja, le susurró: —Sé mi amada, y dime que me deseas. —¡No lo haré! Se inclinó sobre uno de sus pechos. Ella sintió su cálido aliento abanicando sobre él y apenas mantuvo los ojos abiertos. Él nunca los había succionado antes. Había querido hacerlo la primera noche, pero ella se lo negó. Durante su segunda vez juntos había estado absorto en otras cosas. Ahora su deseo era claro. —Mira tus bonitos pezones.—Su lengua giró en torno a uno, haciéndola ahogar un grito. —Ellos me ruegan que los pruebe, la sangre los endure hasta que parecen pequeñas bayas. Haré todo lo que pueda
para no perforarlos.—Él atrapó la punta entre los dientes... y suavemente tiró. Ella oyó un gemido, apenas podía creer que el sonido carnal, había salido de ella. Sus labios se curvaron en una sonrisa antes de que ellos se cerraran alrededor del pico para succionar. Su boca era abrasadora al igual que su lengua fustigadora. Cuando él se echó hacia atrás para ver su reacción con su mirada roja y malvada, ella estaba jadeando, luchando contra el impulso de arquearse por más. —Ah, te gusta eso.—Mientras mordisqueaba y chupaba su otro pecho, sus dedos se arrastraban por su cuerpo, haciendo círculos sobre su ombligo. Contra el pezón mojado, con voz áspera dijo: —Y te gustó cuando te toqué aquí, ¿no?—Su mano deslizó bajo el peluche. (la lencería) —¡No!, —Exclamó ella, mientras su dedo índice se deslizaba entre sus pliegues. —¿No quieres que continúe?—Él dejó todo, la succión en el pecho, el juego habilidoso de sus dedos. —Lothaire… —Ruégame. Dime que me necesitas, que me deseas solamente. Ella sacudió la cabeza. —Te siento temblar, Te siento ponerte resbaladiza. ¿Por qué eres tan obstinada? ¿Obstinada? ¡Esa era la única cosa por la que parecía que no podía estar con él! Debido a que en ese momento, lo único que quería era que le hiciera el amor con la boca y las manos. —Durante siete días, Lizvetta, he pensado en ello constantemente. Sé que me necesitas como yo a ti. —La vulnerabilidad subyacente en sus palabras casi fue su perdición. Pero entonces volvió a ser de nuevo el Lothaire agresivo. —A la mierda con esto. Tengo el peso de una semana de semilla para ti —y tú estás casi a punto. —Él comenzó a acariciar entre sus piernas de nuevo. —Puedes no pedirlo con palabras, pero tu cuerpo está suplicando. Espera. ¿El peso de una semana? La realidad salió a la superficie en su mente saturada de deseo. Entonces ¿Saroya realmente no le había dado placer esta noche? El sexo era, obviamente importante — fundamentalpara él, y a Saroya le desagradaba. Tal vez Ellie tenía razón y Saroya nunca lo había saciado. ¿Tal vez la diosa de la sangre no era una diosa en la cama? —Lothaire, dime que no me comparo con Saroya. Sus dedos fueron más despacio. —¿Qué? —Ya me has oído. Me lo dirás inmediatamente después de que lo hagamos, así que me lo quiero quitar de en medio ahora. Dime, No te comparas con Saroya. —Entonces me podré relajar —seré toda tuya. —Estoy muy ocupado ahora mismo. —Otro golpe entusiasta. ¡Concéntrate, Ellie! —Sólo dime esas cinco palabras, y luego podrás hacerme lo que quieras. —Pronto voy a hacer todo lo que quiero de todos modos. Él no lo podía decir. Lothaire estaba empezando a sentir algo por ella. Cuando había mencionado a otro hombre, el vampiro pareció celoso. Antes, le preguntó sobre pensamientos tiernos hacia ella, y él desvió a esa pregunta también. Lo que significa que la partida —con un solo movimiento a mi disposición—aún está en juego. Seducción. Tal vez debería darle al vampiro exactamente lo que él quería. ¿Bocina al oído, Sadie? Bueno, Ellie tenía algo que necesitaba comunicarle desesperadamente. ¡Quiero vivir, estar libre de Saroya! —Lothaire, creo que me puedo comprar a ella a tus ojos.
—Piensa lo que quieras. —Dijo poniendo sus manos lejos de ella, se echó hacia atrás, tenso por la frustración. Pero una vez más, él no lo negó. ¡Todavía tengo una oportunidad con él! —Ella no te desea como yo lo hago, ¿verdad? Sus puños cerrados, con una expresión que anunciaba otro ataque.
—¿Que te he dicho sobre cuidar tu lengua?—Lothaire no quería que la mortal supiera que Saroya no lo deseaba, pero, por supuesto, a Elizabeth nada se le escapaba. Con los nervios de punta, su furia se intensificaba. Su pene y testículos estaban tan hinchados por la necesidad reprimida que se sentían como si hubieran sido maltratados. Succionar sus pechos regordetes y sus pequeños pezones duros sólo había aumentado el dolor... Ella se giró hacia su lado, ahuecando su cara con las palmas de sus manos. Cuando finalmente él volvió su cara para afrontarla, ella dijo, —Saroya no puede desearte tanto como yo, Lothaire. Nadie puede. Tan similar a lo que él había dicho sobre Elizabeth. Con voz entrecortada, murmuró: —He estado sufriendo por ti. Dioses, ¿Cómo le encantaba oír eso, como un bálsamo sobre su orgullo. —Dilo de nuevo. Dime cuánto te duele. —Te lo mostraré. —Cuando ella se inclinó y apretó sus labios contra los suyos, él trabajó para controlarse a sí mismo, tomando su boca en un beso lento, lánguido, sus lenguas se enredaron con pereza. Al igual que en el pasado, ella se derritió por él. Sí, Lizvetta! Esto es lo que necesito de ti. Pero ¿por qué se lo daba ahora? Él se separó. —¿Qué provocó este cambio? —¿Te importa? —¿Normalmente? Lo e s pizdy. Soy suspicaz. —Pensé que habías estado con Saroya y que estabas tratando de tenernos a las dos en una misma noche. Estaba enojada. Y maldita sea, estaba tan celosa como largo es el día. ¿Celosa? ¡Finalmente! Y era lógico, ya que los celos todavía hervían en el interior Lothaire por el hombre imaginario de Elizabeth, y él no podía comprender por qué. Ella se levantó y besó su oído, acariciándolo con respiraciones sensuales, entonces ella apretó su boca en la parte inferior de su clavícula. Seguido de otro beso en el pecho. Un hombre con imaginación podía pensar que estaba haciendo camino con sus labios hasta abajo. Se volvió de espaldas, su eje surgió preparado. —Mi pobre, pobre, vampiro —ella lamió uno de sus pezones, lo que lo hizo estremecer —todo lo que siempre has querido es a mí en lencería sexy dándote una mamada. De alguna manera se tensó aún más. Con la voz aun más ronca, le preguntó: —¿Voy a tener lo que quiero, por fin? —No.—Se quitó el camisón por completo, tirándolo a un lado. —Sólo la mamada. —Supongo que tendré que conformarme. Sus labios se curvaron. —Estoy hambrienta de de ti, Lothaire. —¿Lo estas, entonces?—Su tono era dudoso. —Cuando chupé tu pulgar, me imaginaba que era tú corona.—Ella continuó su camino hacia abajo. —He soñado con eso, también. ¿Así que eso es lo que sueña? —Tú comportamiento es... inesperado.
—Ahora, nunca he hecho esto antes, así que no seré tan experta como lo fui montándote. Mocosa insolente. Profundizó los calientes lengüetazos a lo largo de su torso, sus mortales lengüetadas eran como si se lo estuviera haciendo a un dulce. Cuando alcanzó su ombligo pasó las uñas a través del pelo nítido que descendía sobre de él. Él ya había empezado a mecer sus caderas, su saco tensándose. —Tendrás que ser paciente conmigo mientras me tropiezo en mi aprendizaje. ¿Paciente? Su eje no había sido succionado en eones, Lothaire no iba a durar a través de sus tropiezos. Sin advertencia, se trazó a los pies de la cama. —Prefiero enseñarte cómo.
Capítulo 33 —¿Enseñarme? Ellie pensó tontamente. Mientras se recostaba hacia atrás maravillándose de Lothaire. La visión de él de pie en toda su gloriosa desnudes, opacaba su ingenio —prendiendo su cuerpo en llamas. Sus ojos amorosamente se posaron en sus músculos que se afilaban por su amplio pecho hasta sus estrechas caderas. Los rígidos hoyuelos en los costados de su firme trasero como una piedra…su erección sobresaliendo con orgullo. —Ven a mí. Le ordeno. Siéntate en el borde de la cama. Una vez que lo hizo. Él tomo su eje en la mano facilitándolo hacia su boca. —Lame la punta. Cuando ella se le quedo viendo. Sintiendo el rubor en su cara. Una parte de ella no creía que iba a hacer esto. Chupar el miembro de un vampiro. Ella trago saliva. Y se inclino hacia delante para frotar tentativamente la lengua por él. Ese pequeño contacto, lo hizo gemir —mientras ella sonreía con asombro. Su piel ahí era tan suave, tan sensible. —Una vez más. Ladró entre dientes.—Y mírame. Miro hacia arriba pasando su lengua por la ranura. Con voz tensa él pregunto: —¿Me probaste? —El más leve indicio de sabor a sal. Respondió. —Liquido pre seminal. Eso no durará mucho. —¡No digas eso! Apenas si estoy comenzando. Sin embargo dio otra toma doble del vampiro. Cuando el tomo su mano, ajustando sus dedos a lo largo de su eje. Este latió en su palma. A medida que la conducía para acariciarlo. Él silbó. —Tu mano… es tan suave en mi. Cuando la parte inferior de su puño hizo contacto con sus testículos, silbó otro aliento entre dientes apretados. —¿Te hice daño? El encontró la pregunta. Divertida. —No, tú no me lastimaste. Mis bolas están pesadas, cargadas de semillas. Ellas necesitan tu toque. La hizo ahuecarlas con su otra mano. Su postura se amplió para darle más acceso, ella las sopeso en su palma fascinada. ─Ahora desliza tu lengua alrededor de la cabeza. Estaba hechizada cuando otra gota de humedad salió de allí. Pero levanto la mirada hacia él cuando embadurno la punta con su lengua. Todos los músculos de su esculpido torso se contrajeron en un despliegue impresionante. “¿Solo por mi lengua?”. Un regocijo creció dentro de ella, maravillándola… Excitándola. Lo que era comprensible, teniendo en cuenta su aroma adictivo, su delicioso sabor. Sus reacciones totalmente masculinas. —Creo que me va a gustar esto Lothaire. Dijo justo antes de girar la lengua alrededor de la protuberante corona. —Chuparlo… con tu boca. Ella asintió y tranquilamente se lo llevo a sus labios. Otro gemido salió de su pecho. Su placer la hizo audaz y lo metió más hondo en su boca lamiendo mientras chupaba. Cuando su cabeza cayó hacia a atrás brevemente. Ella se dio cuenta que le encantaba esto. Con manos temblorosas, él entrelazo sus manos sobre su cabello le pregunto: —¿Cómo es tu primera experiencia? Su acento era pronunciado, sus palabras roncas. Ella lo succiono más fuerte, y luego murmuro: —Podría hacer esto toda la noche. Sus pobres testículos realmente parecían adoloridos… Ella bajo para darle a cada uno una lamida. Sonrió mientras
que sus rodillas casi se doblan. —¡Ah, buena chica! Cuando tomo su eje en la boca una vez mas él le sostuvo la cabeza y comenzó a mecer sus caderas, entonces como si fuera un gran esfuerzo retiro la mano y las puso en puños a sus costados. —¿Sabes lo difícil… que es no…follar tu boca? ¿Eso es lo que necesitaba? Entonces ella necesitaba crear con su mano y su boca la sensación como si estuviera haciendo precisamente eso. Así que bombeo tanto el puño, como su boca sobre su húmedo eje al mismo tiempo. —¡Si, justo así! Un gruñido bajo comenzó a nacer dentro de él. Se puso aun más duro, demandante, al igual que ella percibía más de ese sabor salado. —¡Mírame! Él le acaricio el rostro. Las venas de sus musculosos brazos se pusieron en relieve. Tanta fuerza —pero él la sostenía suavemente. Conforme ella comenzó a trabajar su carne hinchada. Se encontró con su mirada. Ojos rojos consumiéndola. ─Estoy apunto…de llegar Lizvetta. Su voz era entrecortada. —Sé mi amada…tómalo de mi…y te recompensare, belleza. —¡Lo hare! Luego ella regreso a lo suyo. Ávida por su liberación. Queriendo sentirlo, probarlo. ─ Voy, a venirme… De repente, se quedo inmóvil. —¡Justo sobre tu talentosa lengua! Con un rugido brutal. Eyaculo. Arrojando chorros contra la parte posterior de su boca. Ella sintió cada estremecimiento y ondulación de su poderoso cuerpo. Sintió que su eje bombeaba entre sus labios mientras gritaba al techo. El calor se deslizo por su garganta. Mientras él gritaba su aprobación. —¡Si, si Lizvetta! Una y otra vez se derramo. Mientras sus caderas se sacudían sin poder hacer nada en su boca. Cuando dio un último gemido. Tiro de ella lejos de él, ella se desplomo en la cama tratando de recuperar el aliento. Incapaz de ocultar su sorpresa. “Que emocionante, que primario” Ella estrecho sus brazos sobres su cabeza y sonrió—¿Te gusto? Se burlo. ¿Estaba enojado con ella?” —Inesperado Elizabeth... ”
Demasiado. Una vez más el placer fue inolvidable. Como si Elizabeth marcará su mente con estos recuerdos”. Su ansiosa exploración… la forma en que esos labios carnosos se habían sellado alrededor de su pene. Sus pequeñas mejillas contrayéndose mientras chupaba…su sonrisa, después de que acepto todo lo que él le dio. Ella le dijo que lo atormentaría después de que ella se hubiera ido. Entrecerró los ojos sobre ella. Ella podría. —¿Acaso hice algo mal? Lothaire presiono una rodilla en la cama. —¡Abre los muslos! “Al parecer no” Cuando se abrió de piernas para él. Comenzó a endurecerse una vez más. Ya no le sorprendía él nunca tendría suficiente de ella.
Eso no debía pasar… Me preocuparé por eso más tarde. Le acarició el sexo—dios misericordioso le había gustado chuparlo y tragar su semilla. Estaba húmeda de deseo, tan lista para ser follada. Si no con su polla entonces con los dedos. Hundió uno dentro de ella probablemente era la primera vez que alguien la tocaba así… Ella jadeó. —Lothaire, que se siente tan bien… —¿Te duele aquí por mí? —¿Es—esta es mi recompensa? ¿Vas a tener sexo conmigo? Su aparente deleite ante la perspectiva. Lo exaspero de nuevo. Demasiado. Estaba turbado por dentro. Y ella era la causa —“No, como mortal no eres lo suficientemente fuerte como para recibirme.” No eres un partido para mí en absoluto. Carente de cualquier modo. —“Usaré mis dedos.” Estiraba su interior. Era demasiado estrecha su virginidad se interponía en su camino. —“Esto necesita irse. —¿Qué?... ¿De qué hablas? —Esto comienza a doler Lothaire. “¿Él la estaba lastimando?” El quería eso. El estaba obsesionado con ella, más que con su venganza, más que con sus votos. Algo está mal conmigo. ¡Desprecio a su especie! Empezó a forzar un segundo dedo, en su interior. Sosteniendo su mirada le ordeno: —Tómalo, Elizabeth tómalos profundamente. Cuando había acuñado a ambos en su interior los extendió, sus lágrimas brotaron. —¡No puedes! —¡Puedo! ¡Tu virginidad es mía! Saco sus dedos empujando de vuelta a su interior. ─”Por favor…Detente.” Ella se aparto, pero con su mano la tomo por el cuello, su cabeza cayó a un lado. Con los ojos fuertemente cerrados. Elizabeth no podía ser suya. No sometería a mi frágil mujer al corredor de la muerte por media década. Por supuesto que no era ella. No habría tomado la virginidad de su novia con un crudo empuje de sus dedos… No me habría comprometido a destruir su alma. Más tranquilo. Se relajo un poco, capaz de frenar su ira. —“No temas —el dolor valdrá la pena.” Se encontró alisando el pelo de su rostro mientras dejaba que se ajustara por completo. —“¿Aun te duele?” Cuando ella asintió, con los ojos brillantes, algo se retorció en su pecho, ¿Cómo puede alguien dañarla? Tan bella, tan confiada. “Pequeña tierna mortal…—Lo hare mejor, entonces”. —Sssss—solo dame un segundo. —Sshh. Lizvetta, El retiro sus dedos, arrodillándose en el piso al final del colchón. ─”Te dije que te recompensaría”. Bajando la cabeza le beso el ombligo y más abajo. —“¡Espera! No puedes hacer eso. No después de que acabas… ¡oh detente!” Una vez más se revolvió…pero el apretó sus caderas, levantando su espalda. —¿Que estás haciendo? Exclamo. —Tomando lo que es mío. Sus manos se extendieron por su culo. Y se la llevó como un plato a la boca presionándo su boca abierta entre sus piernas deslizando su lengua entre sus pliegues. —Lothaire, no —¡oh! Ooo... El saboreo el dulce gusto de su sangre virginal mezclada con su miel, gruñendo bajo en su garganta, casi se derrama en el suelo. —Soñaba con saborearte, Lizvetta. Él mordisqueo, lamió, devoró. Cuando ella comenzó a mecerse en su lengua, el metió el dedo índice en el interior de su humedad. Lo movió y luego lo curvo hacía arriba hasta que se encontró con su carne sutilmente surcada.
Su pequeño lugar escondido se hincho. Esperando a ser encontrado por un hombre explorador. — “¿Alguna vez has tenido a un hombre haciéndote cosquillas aquí?” Él le dio una caricia. —“¡Lo…THAIRE! Grito, arqueando la espalda. —¿Suenas sorprendida? Bromeo. — “¿Supongo que te gusta esto? ¿Valió la pena un poco de dolor al principio? Cuando la froto un poco más, él pasó la lengua por su clítoris —¡Oh, Dios mío! Sollozó. Apretando las sabanas. —Te dije que te enseñaría lo bien que se puede sentir. —No te detengas… ¡No te detengas! Detuvo el dedo en su interior. Riendo en silencio en contra de su carne. —¡Eres el demonio! Torció las caderas, retorciéndose frenéticamente, para conseguir su dedo sobre aquel punto. —¡Pieza, sexy! —¡Lothaire no me atormentes! “Atormentar”. Su miembro palpitaba. Sintiendo ya los temblores iníciales. —Es lo menos que puedo hacer, ya que estas a punto de hacerme acabar en mi alfombra. Jadeando. Ella se apoyo en sus codos con los ojos muy abiertos —¿Estás apunto de… Otra curva de sus dedos la hizo caer de espaldas con un grito ahogado. Sus rodillas cayeron abiertas.
Capítulo 34 Ellie oyó al vampiro reír otra vez, pero esta vez sonaba mucho más tenso. A través de sus pesados parpados, miro hacia abajo hacia la pálida cabeza inclinada sobre ella mientras él arremolinaba su lengua, suavemente acariciando su interior. —Uhn, estas tan mojada, —gruñó él, implacable. Estaba cerca, y él la mantenía justo al borde. Aquella intensidad aterradora que ella había sentido con él antes regresaba más fuerte que nunca. Sin embargo, luego... una corriente revoloteó dentro de su pecho. No. No puede ser. Entonces volvió a suceder. —Pídeme que te deje venir, —Lothaire le dijo, —y yo podría... —No... . ¡No! —Saroya había comenzado a levantarse más. ¿Dos veces en un día? Él levantó su cabeza. —¿No?—¡Ella está tratando de levantarse!—Ellie se inclino hacia arriba. — Lothaire, quiero esto. No hagas que me vaya. ¡Por favor, tengo que sentir esto! —Obedéceme, Lizvetta. Tú te quedas conmigo. —Ella asintió con la cabeza temblorosa. —L... lo intentaré. —Mírame—. Su mirada fija sostuvo la de ella, el rojo hipnótico de sus ojos la fascinaban. Como mirar fijamente dos brasas. — Este placer es solo para que tu lo disfrutes. Tienes que permanecer conmigo para eso. —Saroya ya había robado tanto de ella. Ellie se negó a entregarle esto también. Ella la resistió con todo lo que tenía. Esperando... luchando... Con el tiempo, la amenaza pasó. —Creo que la contuve. —Bien. —Él paso su cara contra su muslo, como si de alguna manera la estuviera alabando como alguna clase de animal. Ellie tragó. —¿Vas a seguir ahora? ¿Con aquel beso tuyo? —Con su mano libre acariciaba su eje y con una sonrisa impresa en sus labios, él se inclinó sobre ella una vez más. A media que él rizaba su dedo, tomó su clítoris entre sus labios para succionarlo. Sus ojos se abrieron ampliamente y luego gradualmente se fueron cerrando. Su beso se hizo más fuerte. Desenfrenado. Voraz. Las sensaciones se hicieron más profundas, más fuerte y más fuerte a medida que él gruñía contra ella. El la exprimió hasta... Ella gritó. ¡—Ahhh, Lothaire! ¡Mi Dios! —Impresionante. Éxtasis. Con la mente entumecida por los espasmos, su sexo se apodero de su dedo una y otra vez. Ella se incorporo con un gemido, sujetándo su pelo, frotando su carne contra su lengua mientras él la acariciaba profundamente. ¡Maldición, cómo se mueve! Con su puño volando arriba y abajo sobre su eje, Lothaire gruñó entre cada lamedura hambrienta sobre sus brillantes y resbaladizos labios. Su orgasmo empapo su lengua. Él lamió con más fuerza. Todavía no es suficiente, no es suficiente. El gusto de ella tenía que durar en él por toda la eternidad. Ella trató de empujarlo lejos; él no debía ser rechazado. Pronto, ella gritó otra vez. Su hembra no había terminado aún. Cuando sus muslos se cerraban alrededor de su cabeza mientras ella se sacudía... Demasiado. Inmediatamente, él se vino, en un estallido comenzó a eyacular en el suelo. Su semilla fluía libre en ondas, que se reunían debajo de él mientras él lamia y lamia sus orgasmos. Cuando pasó por fin y ella se retorcía lejos de su boca, él luchó para recuperar el aliento. No confiaba en sus piernas para ponerse de pie, así que tranquilamente le besó los muslos antes de trazase a la cama.
Allí, se echó, atrayéndola hacia él. Ella se acurrucará a mi lado, pero ronroneando de satisfacción mientras envuelve un brazo sobre mi pecho y desliza su pierna sobre la mía. La estrecharé contra mí, luego ella se dormirá en mis brazos. Prueba de mí... Elizabeth rompió en llanto, tapándose la cara con las manos. —¿Qué es esto? —Horrorizado, él le quito las manos de la cara. —¿Todavía estas sufriendo? —Nooo,—ella gritó miserablemente. —Yo—yo sólo quiero ir a mi habitación. Su ego recibía golpe tras golpe esta misma noche. Mi Novia no me quiere, y cuando le doy placer a mi amante, la hembra llora angustiada. Él sabía que estaba fuera de práctica, pero esto era ridículo. —Entonces ¿por qué demonios estás llorando? —Tu realmente v... vas a hacerlo. Tienes toda la intención de expulsar mi alma. —¿Por qué justo ahora admites eso? —E... Este fue mi premio de consolación. Querías que obtuviera placer como regalo de despedida. ¿Gracias por jugar, Elizabeth? ¿Pero game over? Él ciñó su frente. Porque probablemente ella tenía razón. Y un par de orgasmos no podía expiar lo que él estaba a punto de hacer con ella. Nada podría. Las lágrimas corrían por sus mejillas. —Pero nosotros... pero seguramente esto no es algo que todos experimentan al estar juntos. Tienes que sentir algo por mí. Con una voz monótona, él dijo, —Si lo hago o no es irrelevante. Uso a la gente y la desecho. Eso es lo que siempre he hecho. —¿Alguna vez ha desechado a alguien y luego lo has lamentado? —Nunca. —Pero lo harás conmigo.—Ella paso su antebrazo sobre sus ojos. —Yo podría hacerte feliz, Lothaire. Te darás cuenta de eso demasiado tarde. Él frunció el ceño. ¿Ivana no le había gritado lo mismo a su padre? Lothaire con cautela presionó la cabeza de Elizabeth sobre su pecho, frotando su otra palma sobre su espalda mientras la rodeaba con sus brazos. Extrañamente, ella lo dejó, incluso lo atrajo más cerca. —Me secuestraste. Eres quien va a m... matarme. ¿Por qué estoy dejando que me consueles? Él miró fijamente sobre su cabeza. Porque me he asegurado de que no tengas a nadie a quien recurrir. —Todo entre nosotros es enfermizo... retorcido. Y no tiene razón de ser. —Shh, shh. —Él la meció en sus brazos. Nunca había consolado a nadie de tal manera. Estaba incómodo con esto también. —Te o... odio t... tanto.—Sollozaba con tal fuerza que su cuerpo se estremecía contra él, las lágrimas mojaban su pecho. —Lo sé. —¿Cuándo m... me haya ido, que le... que le vas a d... decir a m... mis niños sobre mí? ¿Te—te harás cargo de ellos? —Sólo quédate tranquila, por ahora, Elizabeth. —¿Por qué no pudieron t... tu y Saroya d... dejarme en paz? Yo sólo que... quería vivir. ¿Por qué esto estaba dando un giro visceral? O bien él estaba desarrollando una conciencia, o Ellie Ana Peirce era su Novia. Ambos argumentos eran desastrosos para él. Porque sería un hecho que no era Elizabeth la que
moriría... sería él. La única manera de liberarse de sus votos ante el Lore sería su propia muerte. Ella no es mía, ella no es mía... .
Capítulo 35 Los bramidos de Lothaire despertaron a Ellie en la madrugada. Ella parpadeó, sorprendida de encontrarse a sí misma desnuda... y en su cama con él, acunada entre sus brazos. Estaba vestido sólo con jeans oscuros, presionándola contra su pecho desnudo. ¿Cómo se habían metido en esta posición? No tenía ningún recuerdo de lo pasado luego de quedarse dormida sollozando, mientras que suavemente la había acariciado. Sollozando hasta quedarse dormida. A pesar de que siempre se había enorgullecido de no llorar, ella se había desbordado en un océano de lágrimas. Pero, ¿cómo no iba a hacerlo? Ayer por la noche, había ido del placer más sublime al dolor más crudo... ambos proporcionados de la mano del mismo hombre. Ahora él estaba obviamente en las garras de una pesadilla. ¿Estaría reviviendo algún terrible recuerdo? Incluso después de todo el daño que le había hecho a ella... y que le haría en el futuro... sintió una punzada de compasión. Desenredándose de sus brazos, se levantó sobre sus rodillas para mirar hacia él. —¿Lothaire?— Murmuró, con la garganta irritada. Los músculos de su torso se tensaron hasta que parecieron anudados bajo la piel alisada por el sudor. Él gritó en ruso, torciendo los dedos como si estuviera en agonía. ¿Qué debo hacer? ¿Debo tocarlo? A pesar de que gritaba una y otra vez, estaba extrañamente quieto, como si él no pudiera moverse. —Lothaire, despierta… —¡No!—Rugió, con los ojos todavía cerrados. —¡Nooo!—arrojo uno de los brazos hacia fuera, lanzándola en un vuelo. Aterrizo con un ruido sordo a cierta distancia de la cama, ella hizo un inventario mental de su cuerpo, sorprendentemente no se había roto nada. Vacilante, ella llegó a sus pies. No puedo hacer nada por él. ¡No se merece mi simpatía de todos modos! Deshaciéndose del mareo, retrocedió hacia su habitación, donde se puso un camisón. En su propia cama, atrajo sus rodillas contra el pecho, meciéndose mientras los gritos se hacían más fuertes. Mecerse, mecerse... Nunca había oído a nadie con tanto dolor. ¿Gritaré de dolor cuando se deshaga de mi alma? ¿Se compadecerá de mí? Él le había dicho que no le mostraría misericordia... —¿Elizavetta?, —Gritó aturdido. Cerró los ojos, como si obstruyese el sonido. ¿Había llamado por ella? ¿Por qué su nombre y no el de Saroya? Porque él me necesita. ¡No, ignóralo, Ellie! —¿Elizavetta? Parecía tan... perdido. —Maldita sea, —murmuró, levantándose para regresar a su habitación. —No dejaría a un animal sufrir así... Se quedó paralizada al verlo. Huellas sangrientas corrían por sus mejillas desde sus ojos cerrados. Dios mío, ¿son... lágrimas? ¿Qué clase de miseria podría llevar a este cruel vampiro hasta las lágrimas? Los propios ojos de Ellie se llenaron de lágrimas, y se encontró escalando a la cama con él una vez más. —¡No me lastimes, vampiro!—Le apartó el pelo claro de la frente. ¿Qué estaba mal con él? ¿Qué estaba mal con ella? Ella sentía la necesidad de quitarle su dolor, y ella
no entendía por qué. —¿Lizvetta?—Jadeó, comenzando a tranquilizarse un poco. Ella acarició su rostro desgarradoramente hermoso. —Estoy aquí. —Más de su tensión decayó. El vampiro podía pensar que podría hacerlo muy bien sin ella; ella no estaba tan segura de sus posibilidades. Él podría desdeñarla todo lo que quisiera, pero era obvio que él la necesitaba. Y darse cuenta de eso la afectaba. A medida que continuaba acariciándolo como a una mascota, volvió a imaginar cómo sería ser amada por Lothaire. Si dejara alguna vez de planear matarla, ella podría verse tentada a averiguarlo. Ellie sacudió la cabeza con fuerza. Mejor no soñar con cosas que nunca serán. Entonces frunció el ceño cuando bajo la vista a su mano. Él había comenzado poco a poco a desaparecer. —¡Oh, no, no!—Le había dicho que podría ser asesinado si se tranzaba en su sueño. — ¡Despierta! La sobreviviente en Ellie pensó, envíalo fuera, niña. Pero otra parte de ella... no sabía muy bien cual... la hizo tomarlo por los hombros y sacudirlo. No hubo ninguna respuesta. —¡Lothaire, no te vayas!—Ellie sabía que debía abandonarlo y salvarse. Ella le sacudió más fuerte. Sin embargo, en lugar de traer a Lothaire de regreso, todo lo que había hecho era asegurarse de ser arrastrada a hacia lo desconocido con él. Su último pensamiento fue: ¡Dios mío!, ¿sobre qué será su pesadilla... ?
Mantente cuerdo,Lothaire se ordenó a sí mismo mientras la tierra presionaba sobre él. ¿Cuánto tiempo ya que su padre lo había enterrado aquí en su hoyo eterno? ¿Cuántos siglos desde que lo habían dejado para pudrirse dentro del bosque de árboles de sangre? Su castigo por intentar asesinar a Stefanovich. El intento fallidó. Debido a que fui traicionado. Por el único amigo que jamás había conocido. Cadenas lo ataban aquí en la tierra. Era incapaz de tranzarse de las mismas, estaba demasiado débil para romper los eslabones. No podía morir a causa de la luz solar o una decapitación rápida Se dio cuenta de que otra raíz había encontrado su piel, y había empezado a tantearlo. Pronto excavaría a través de él, buscando cualquier regeneración de carne, cualquier gota de sangre en el cascaron de su cuerpo. Las raíces enroscadas por todos sus miembros, los gusanos siempre festejando. Ardía en deseos de gritar de dolor y frustración, pero estaba rígidamente atrapado, no podía mover ninguna parte de su cuerpo. Ni siquiera abrir la mandíbula o separar la parte de lo que quedaba de sus labios. ¿Cuánto hacía que su padre lo había castigado así? Uno de sus padres lo habían enterrado para salvar su vida, el otro para atormentarlo... ¿Movimientos desde la superficie? Podía sentir las vibraciones. A veces Stefanovich le cortaba la garganta a algún mortal sobre su tumba, empapando la tierra con sangre — tan cerca que Lothaire podía olerla, pero nunca la llegaría a tomar. Siempre fuera de su alcance. Perdiendo la cordura, rindiéndose hora tras hora sin fin. La superficie siempre fuera de su alcance... ¿Escucho palas que rasgan la tierra de encima? No, nadie está cavando. ¿Cuántas veces había imaginado uno de esos escenarios? Quién iba a excavar en busca de él, ¿a quién demonios le importa lo suficiente para hacerlo? ¿Sus amigos, familia? Lothaire no tenía a nadie con quien pudiera contar. Con cada segundo, su tormento le recordaba que a nadie en este mundo le importaba que él sufriera.
Pero entonces unos segundos después, sintió que la presión por encima de él cedía con facilidad. ¿Podría ser la tensión en las esposas alrededor de su cuello? De un tiro, fue arrastrado hacia arriba, las raíces violentamente arrancadas de su cuerpo, despojando a la carne de la costra que se formo sobre ella. ¿En la superficie, por fin? ¡Demasiado brillante, muy brillante! Después de la oscuridad por tanto tiempo, incluso el negro de la noche estrellada le lastimaba la vista. Trató de sisear, trató de cubrirse los ojos atrofiados con lo que quedaba de su brazo. —¡Ah, Lothaire!—¿Fyodor? ¿Mi tío? —He estado buscándote. Salvado. Mi tío ha venido a salvarme. Si Lothaire hubiera tenido sangre de sobra, las lágrimas se hubieran arrastrado por su cara. Realmente tenía alguien ahí, alguien leal a mí. —Seis siglos te he buscado. ¡Seiscientos años! ¿Enterrado durante tanto tiempo? Nunca me imaginé... —Y ahora, sobrino, te liberarse de tus ataduras. Con dos condiciones. — ¿Condiciones? Lothaire quería raspar, —¡Cualquier cosa! ¡Haré lo que sea!,—Pero sus labios y lengua había sido comido. Él negociaría por la condenación... no podía ser peor que su situación actual. —De lo contrario, te plantaré directamente dentro de la tierra, para no volver jamás. Tío, ¿cómo puedes decirme eso? La traición... —Mi hermano te lastimo estos siglos, Lothaire. Pero no debiste enfrentarte a Stefanovich hasta que fueras más fuerte. Te ayudare a sanar de esto, te enseñare cómo hacerte lo suficientemente poderoso para derrotarlo. Todo lo que pido a cambio es tu lealtad... y su cabeza. Soy el heredero real de Stefanovich. La Horda me aceptara porque él no tiene ningún hijo legítimo. Encontrare una manera de dejarte el trono si muero. —Me libera sólo para cazar a su hermano, soltándome de mi jaula como una criatura del infierno. Fyodor le dio de sangre a Lothaire para curarse, vertiéndola en su boca encostrada, lo justo para que él pudiera hablar una vez más. —¿Promete lealtad hacia mí, tu futuro rey, hasta el día que muera?— Dijo Fyodor. Aunque Lothaire quería aullar con furia, y decirle a su tío que no podía hacerlo en su peor momento, no pudo. —Yo... yo lo juro——jadeó, vomitando suciedad y la sangre nueva —p... por el Lore—Nunca olvidaré esta traición, tío, nunca. —Se bienvenido a la vida, Lothaire, a un nuevo comienzo. Contra la cegadora luz de las estrellas blancas, Lothaire había entrecerrado los ojos pasando por delante de Fyodor y vio al que él había llamado una vez amigo, que en secreto observaba desde el bosque...
Quitándose los remanentes del sueño, Lothaire araño su pecho desnudo se hundió de rodillas dentro del Bosque de sangre una vez más. Cuando gritó al cielo nocturno, la humedad dejo un rastro desde sus ojos. No puedo seguir viviendo así. El abismo le devolvió la mirada. Por fin, caeré por el borde. Se arrodilló ante el gran árbol que había crecido, mirando con horror en la corteza, el llanto de sangre. Mi sangre. ¡Jodidamente quería sumergirse en el abismo! La cordura sólo había forjado dolor. Dio una risa enloquecida, aliviado cuando sintió que caía... caía... —L... Lothaire,—oyó a Elizabeth débilmente llamándolo. ¿Estaba soñando con sus recuerdos? El aroma de su miedo, lo puso de pie. No, no, ella no puede estar aquí. Esto no es real. —P... por favor... —Ella exclamó.
Se dio la vuelta, pero no creyó en sus ojos. Ella estaba sobre sus manos y rodillas en la nieve, arrastrándose hacia él. Elizabeth estaba aquí. Sus labios estaban pálidos, con expresión afligida. —D... demasiado frío. La locura tiene que esperar. —Lizvetta!—Gritó, tensando para tranzarse... Enemigos aparecieron junto a ella. Una espada en el cuello de Elizabeth lo detuvo en seco. La espada de Tymur el Leal. La pandilla de demonios, Cerunnos y vampiros de Tymur los rodearon. Para llevarla lejos de mí. Todos se empeñan en alejarla de mí. —Ah, Lothaire, creo que tengo algo tuyo, —dijo Tymur, la barba rala colgando todo el camino hasta el pecho. —Si te trazas a la distancia o te resistes a nosotros, nunca más la volverás a ver. Más de los secuaces de Tymur se acercaron a Lothaire. Los demonios lo atacaron repetidamente dándole golpes en la cabeza y la espalda, clavándole espadas cortas. No podía hacer nada para protegerse... no podía hacer nada para llegar a ella. Su visión se nubló. ¿Sangre alrededor de mis pies? ¿Mía? Sangre negra, de su negro corazón. La conciencia vacilante, de Lothaire luchaba por mantener su mirada entrenada sobre Elizabeth. Tymur la empujó sobre sus rodillas, torciendo el largo de su cabello alrededor de su carnoso puño. Sus suaves gritos. No puedo llegar a ella. Su mirada aterrorizada se encontró con la de Lothaire. La revelación lo golpeo, el reconocimiento cantó en su interior, recorriendo cada una de sus venas. Era ella. Su Novia. Queridos dioses, era... Elizabeth. Te darás cuenta de lo que tenías demasiado tarde. ¿Era demasiado tarde? Su mujer, capturada por los peores seres del Lore. Me alié con ellos. Soy peor que ellos. —Esto es delicioso. —Los ojos de Tymur enrojecieron de satisfacción. —¿El azote del Lore emparejado con una mortal? No podrías tener una responsabilidad mayor. Es tan difícil mantener esta especie con viva. Con la boca llena de sangre, Lothaire se atraganto, —Dáñala y desataré una ira indescriptible... sobre tu casa... tus descendientes. ¡No viviré para nada más! ¿Cuántas veces había estado en esta situación, pero a la inversa? ¿Cuántas veces había colocado su espada en la garganta de una mujer?, sonriendo al frenesí de su hombre para llegar a ella, su necesidad animal de protegerla. Pero negocié con ellos. Elizabeth se llevó las manos a los oídos, murmurando: —No es real, no es real. —¿Qué quieres, Tymur? ¿La recompensa? —Aunque es tentador, tengo la intención de retener a la encantadora humana. Y cada noche mis hombres y yo beberemos de sus muslos, brindaremos por el Enemigo de lo Antiguo, el hijo de puta no deseado, que cree que nos gobernará. —¡Tu no vas a follarla ni a tocarla! Un Cerunno se inclinó sobre Elizabeth, su lengua bífida recorrió a lo largo de su mejilla, mientras enroscaba su cola alrededor de sus rodillas. En ese momento, sus ojos grises se volvieron escalofriantemente blancos. Sus labios se separaron, sus brazos colapsaron inertes. Se quedó mirando a la nada. —No, Lizvetta!—se llenó de pánico. —Oh, querido, su mente se quebró.—Tymur chasqueó su lengua. —Sucede mucho con ellos. Una lástima. No sabe lo que se pierde. En cuanto a ti, te plantaré de nuevo en el suelo, y dejaré que alimentes de nuevo a ese árbol de sangre un poco más. Creo que te ha echado de menos—. Lothaire se estremeció,
incluso cuando el sudor estalló sobre su cuerpo. —¿Cuánto tiempo estuviste enterrado la última vez?, —Preguntó Tymur en un tono contemplativo.— O tal vez me puedes dar tu legendario libro de deudas. La chica, a cambio de el libro, Lothaire. ¿Mis miles de deudas para salvarla? ¿Después de todos estos años de duro trabajo? Una parte de él ardía por gritar, —¡El libro es tuyo, sólo quiero tenerla de vuelta! Una parte de él era todavía... Lothaire. Se dijo que podría tranzarse hasta allí, y luego recuperar a Elizabeth más adelante, podría recuperarla de sus enemigos. ¡Pero por todos los dioses, la quiero ahora! —Dame tu decisión... —Tymur se calló ya que una niebla repentina llegó. La cuadrilla se puso inquieta. Ordenó, —Comprueben el perímetro... Cuatro hombres aparecieron... espadachines macizos, de tez pálida, cada uno con su arma levantada. Lothaire dudo de lo que veía. Venían de la niebla. Dacians. Cuando los demonios y Cerunnos se lanzaron al ataque, los Daci empezaron a cortar a través de ellos con frialdad metódica. Luchando sin emoción, sólo con precisión letal. Y ellos se abrían camino hacia Elizabeth. —Agarra a la mortal, —ordenó el mayor de los Dacian. —Regrésala al castillo. Ni Lothaire, ni los espadachines sería capaz de llegar a ella antes de que Tymur la tranzara lejos de este lugar. Lejos de mí. Cuando Lothaire peleo en contra de sus captores, el vampiro aprovecho para tirar de Elizabeth por el pelo una vez más, arrastrándola para ponerla de pies. Ella no mostró ninguna reacción. Aún, cuando Tymur trato de trazarse, no pasó nada. Lothaire arriesgó un vistazo a su alrededor. Ninguno de los demonios o vampiros de la Horda podía trazarse en la niebla. Ese líder de los Daci se acercaba a Tymur, se acercaba a Elizabeth. Si el espadachín Dacian se la llevaba de regreso a su reino oculto, Lothaire no podría encontrarla. El pánico redobló. Con toda la fuerza que quedaba en su cuerpo, se elevo contra las garras de los guardias demonios, finalmente liberándose. Mató a tres enemigos, cuatro... Sólo el Daci, Tymur, y otros dos guardias quedaban. Tymur se giró para defenderse de Lothaire, liberando a Elizabeth, ella se hundió en la nieve, con la mirada aún vacía. ¿Qué pasa si ella nunca se recupera? La furia lo azotó como un látigo. —Has cometido un terrible error Tymur—. El ansia de sangre hirvió en el. —Ahora vas a morir.—Arremetiendo en un trazado, Lothaire se estrelló contra el vampiro, lanzándolo lejos de Elizabeth. El impacto trituro los huesos. Tymur gimió de dolor. Lothaire le arrebató su arma fácilmente. El vampiro se quedó mirando a Lothaire, sabía que la muerte le vendría, cuando Lothaire contrajo sus labios detrás de los colmillos y tiró la espada a la distancia, Tymur se encogió. —¿Harías a mi novia un esclavo de sangre?—La voz de Lothaire... enloqueció, irreconocible. —¿Mi mujer? ¿Mi Elizabeth? Con rabia ciega, acuchillo con sus garras a Tymur, golpeó con los puños a través del torso malherido del macho, recogiendo puñados de vísceras. Él gritó de placer cuando los arcos de la sangre se dispersaron por la nieve. Cuando por fin arrastró libre la cabeza del apaleado Tymur, Lothaire miró hacia arriba a través de la neblina. Todos los enemigos habían sido derribados por los fríos Daci. Rodeaban a Lothaire y a Elizabeth, sus miradas eran vigilantes, pero inescrutables.
La sed de sangre toco dentro de él, la necesidad rapaz de la matanza. Cerró su mirada en la sangre que aún brotaba del cuello destrozado de Tymur. Lamiendo sus labios por esa fuente humeantes. El cuerpo se agitaba en agonía, excitándolo. Lothaire gruño, clavando sus garras en la cabeza que llevaba aún. ¿Lo observaría el Daci caer sobre su presa en un frenesí? La sed de sangre, una fiebre innegable... ¿El latido del corazón de Elizabeth? Calmante... como las olas. Al igual que un faro. Aclaro su visión, vio su forma delicada... en medio de la carnicería que había causado. Dejó caer la cabeza de Tymur, agachándose delante de ella para enfrentarse a los Daci. El líder tenía los ojos del color del hielo de los glaciares, y tan despiadados. Del color que mis ojos solían ser. En Dacian, dijo, —Tan cerca de perderla para siempre, primo. —Él entrecerró su mirada en la expresión vacía de Elizabeth, y sus labios teñidos de azul. —Es posible que aún… ¿Primo? Con un rugido brutal, Lothaire trazó a Elizabeth lejos.
Capítulo 36 Ella oyó a Hag y a Lothaire discutiendo, sus voces eran confusas. Pero Ellie no podía responder. Cuando ella había desaparecido con Lothaire, de repente se había encontrado transportada a una tierra helada, luego había sido abandonada entre árboles negros, sin hojas que rezumaba sangre. —El bosque de sangre—¿Él había divagado sobre eso? A la distancia, había visto el castillo más inquietante que alguna vez se había imaginado. Entonces los demonios con cuernos y los Cerunnos la habían rodeado. Una cosa era leer sobre serpientes que andaban, y otra muy distinta ser capturada por ellos. Las cosas que había visto… cosas que no podían tener razón. Y las cosas de las que se habían enterado, las insinuaciones sobre la tortura de Lothaire. Él le había dicho que había sido enterrado vivo durante seiscientos años. ¿Cuándo en las garras de una penosa pesadilla, inconscientemente había regresado a su tumba... ? Ella sólo había tenido la intención de retroceder un poco, para dejar que Saroya sufriera aquella escena horrible. Pero cuando la diosa no se elevó, Ellie había caído en ese estupor. Recordó que poco después de eso, sólo remotamente había percibido gritos, estruendos de espadas, los impíos rugidos de Lothaire. Y ahora Ellie no podía salir de ello, no podía hablar. Él la había sentado a su derecha en una silla, pero no podía moverse de la misma. —¡Vampiro, te advertí de esto!—Hag gritó mientras acomodaba una manta alrededor de los hombros de Ellie. —¡Los mortales pueden romperse! —¡Entonces repárala! —¿Cómo podría saber cómo tratar a un mortal en estado de shock? ¡Ella esta catatónica! —¡No me importa una mierda, la curarás! —¿Por qué la llevaste a Helvita? ¿Qué esperabas? Tienes suerte que no muriera a causa de los elementos. —Me trazo en sueños. Debo haberla agarrado. No, la agarré. Como un idiota. —¡Esto no importa, Hag!—Cada palabra surgía más fuerte, Lothaire espetó, —¡Ahora, deja de ser una perra tonta y arréglala! —No pensé que te preocuparas por su mente, sólo por su cuerpo. ¿Correcto? Saroya estará sana y salva de esto, vampiro. Así que puedes relajarte. Buen punto. ¿Por qué se preocupaba Lothaire en lo absoluto? —¡Silencio! ¡Déjeme pensar!—En un tono vago, Lothaire refunfuñó, —Recuerdo a alguien que pasó por esto. Debo recordar quién. Maldita sea, ¿Quién era? Ambos comenzaron pasearse, hablando al mismo tiempo: —¡Él quiere que yo arregle a un ser humano! ¿Debería ir por el whisky? ¿O quizás por un curita? —Era un macho. ¡El que sufrió esta misma cosa! ¿Quién demonios era? Entonces Lothaire dijo, —¡Recuerdo!—y desapareció. Hag sonaba como si hubiera empezado a rebuscar en algún libro de hechizos. —Elizabeth, el vampiro asesinará como loco por esto. ¡Como es poco probable que se castigué a sí mismo, debes despertar! ¿Debo? Ellie no creía que deseara vivir en un mundo como el Lore. Donde un padre enterraba vivo a su hijo durante siglos. Donde los monstruos habitaban. La lengua bífida que se deslizó por mi mejilla...
Con el recuerdo, sus pensamientos se quedaron en blanco una vez más. Por cuánto tiempo ella no lo sabía. De repente Hag replicó, —¿Quién es él, Lothaire? ¿Es esto una especie de broma? ¿Otro hombre estaba aquí? Una voz profunda dijo, —Mi nombre es Thaddeus Brayden, ma'am. Pero usted puede llamarme Thad.
Lothaire había tomado al muchacho directamente del patio delantero del Val Hall, diciendo, — ¡Necesito tu ayuda para arreglar a Lizvetta¡ Las valkyrias habían gritado, —¡No te lo puedes llevar! ¡Déjalo ser, vampiro! ¡A lo que Lothaire elocuentemente había respondido, —Váyanse a la mierda, ustedes mismas! —¿Por favor puede explicarme qué está pasando?—Thaddeus le preguntaba ahora a Hag. —El Señor Lothaire no lo hizo con mucho sentido. ¿Y, uh, de quién es la sangre que está sobre él? Cuando la fey miró a Lothaire, él asintió con la cabeza, confiaba en el muchacho. En un grado. Hag dijo, —Esta chica es nueva en el Lore y acaba de estar en medio de una lucha de espadas del Lore. Lothaire ganó, pero ella vio criaturas del Pravus. La comprensión floreció sobre el rostro de Thaddeus. —Lo tengo. Todo eso me tomó algo de tiempo cronometrarlo hacia fuera. —Y Thaddeus era un Lorean, incluso si él no sabía que lo era entonces. Elizabeth era un mortal. Ella es tan débil. ¡Débil! ¿Qué pasa si nunca veía su mirada obstinada otra vez? ¿Sentía su pasión? Ibas a eliminarla de todos modos, su mente le susurró. Ella podría ser mi Novia, pero ella no puede ser mi reina. Luchando para controlar su tono, Lothaire dijo, —Entonces qué se necesita para cronometrarla, Thaddeus? —Algunas semanas, y el cuidado de una valkyria agradable y una fey. —¡Semanas!—A Hag, Lothaire dijo, —Y en cuanto a ti busca, un brebaje. Ella miró detenidamente hacia su libro de hechizos como si deseara obtener una respuesta. —¿Uh, sólo es una sugerencia, Sr. Lothaire, —comenzó Thaddeus, —pero no debería estar, sosteniendo a Lizvetta o algo así? Si la tomará en mis brazos, la apretaría desesperadamente, con demasiado con fuerza. —¡Espera!—Exclamó Hag. —Las vides de ash ayudan a los mortales también. Podría aclarar su mente con la poción que había pensado para ti. —Excelente idea, Hag. ¡Sólo hay un problema... no hay ningunas malditas vides que pudiera encontrar! —Hay una, otra fuente. ¡No me había molestado en mencionarlo porque es tan imposible... —¡Dime! —Nereus. —Ella no dijo más. El dios de mar. —Me debe una deuda de sangre. —Pero temiendo la llegada de Lothaire... Nereus había reclutado guardias para proteger su guarida, algunos de los inmortales más despiadados que alguna vez habían vivido. —Hag, empieza a trabajar en la poción una vez más. —¿Pero cómo pasaras más allá de sus centinelas para cobrar tu deuda?—Probablemente no lo lograré. —Y con eso, Lothaire se trazó a la orilla de una costa montañosa permanentemente sacudida por la tempestad, para enfrentarse con un dios.
Capítulo 37 ¿Dónde se ha ido Lothaire? Ellie se preguntó. ¿Estaba él en peligro? No sabía por qué debería importarle un bledo. Aparte de su catatonia, nada había cambiado entre ellos. ¿Verdad? Aquel joven se inclinó delante de Ellie, entonces con mucho cuidado movió su cabeza hasta que ella lo estaba observando. Pero todavía no podía enfocar sus ojos. —Así que tú eres la Novia de Lothaire. ¡Sabía que él me permitiría conocerte! No importa lo rudo que parecía al principio. No soy su Novia, solamente un mascota campesina que utiliza para salir del paso hasta que pueda matarme. Al menos, eso es lo que ella había pensado hace sólo unas horas cuando había llorado en sus brazos. ¿Pero considerando la reacción anterior de Lothaire... ? Ahora ella no lo sabía. —¿Lizvetta, verdad?—el recién llegado preguntó con un acento sureño. No era un acento de montaña, pero definitivamente de Sur. Hag dijo, —Ella prefiere que la llamen Ellie. —¿Y tú? No puedo llamar a alguien tan bonita como tu... Hag. ¿Tal vez tienes un segundo nombre? Ellie pensó que él sonreía abiertamente cuando dijo eso. —A Lothaire no le gustará que me llames... —Simplemente deja que yo me preocupe de él. —Muy bien. Mi nombre es Balery. —¿Ella se lo dijo, pero a mí no? —Encantado de conocerte, Balery. —¿Y qué podrías ser, Thaddeus? Pareces mortal. —Gracias. Pero en realidad soy un vampiro y fantasma mestizo. Hag... Balery... contuvo el aliento. ¿Por qué? —Sí, tengo mucho de eso. —Una vez más Ellie oyó diversión en su tono. —Ya que soy malo, poderoso y raro y todo. —Entonces a Ellie, él le dijo, —Mi nombre es Thad. Soy un amigo del Señor Lothaire. Y voy a ayudarte con esto. ¿Este tipo era de verdad? Su voz profunda estaba llena de bondad, pero si era amigo de Lothaire y parte vampiro, ¿eso no lo convertiría en malvado? —El Señor Lothaire se acercó y me trajo porque yo era humano hace muy poco tiempo. O al menos, pensaba que lo era. Y estuve catatónico cuando vi a algunas de las criaturas que encontraste. Cosas espeluznantes, eh. Las cosas que vi… Thad tomó sus manos entre las suyas. Eran grandes y ásperas, calentando las suyas. —Pero ahora estas a salvo. Nadie te hará daño. Vamos a protegerte. —Segura. Protegida. ¡Cómo había deseado Ellie que alguien le dijera exactamente esto! En cualquier momento de los últimos cinco años. Pero aún así no era capaz de enfocar su mirada, ni siquiera para ver el aspecto que él tenía. —Cuando logre salir de eso, —él continuo, —estaba con una valkyria llamada Regin la Radiante muy bonita y una fey oscura llamada Natalya y me tomaron bajo sus alas. Regin la Radiante, ¿la que Lothaire acechaba? Oh, muchacho. Odio este mundo. —Todos los días las damas se dirigían a mí, hablándome de cosas normales sobre todo. Y después de
un tiempo, me sentí lo bastante cómodo para salir de mi cabeza. —Él dio un ligero apretón a sus manos. —Entonces eso es lo que voy a hacer contigo. Conversar. Porque no prefiero estar en algún otro lugar. Me oculto de mi mamá adoptiva. Ella es la mejor, pero piensa que estoy en la escuela superior... y que todavía soy humano... pero he terminado con la escuela mortal. Así que cada día de ocho a tres, tengo que desaparecer. Me quedo con las valkyrias la mayoría de las veces, pero ninguna de ellas juega al fútbol. Ellas no paran de emborracharse con las brujas, jugar videojuegos, y dar alaridos en desorden. Esto es mejor que el Libro del Lore... —¡Eh!, si emerges, te contare historias sobre el señor Lothaire. Sobre como salvó mi vida una y otra vez. ¿Hag brevemente había dejado de revolver su poción ante eso? —Entonces ¿de qué debería hablarte ahora? —Thad reflexionó. Ellie lo oyó chasquear los dedos cuando dijo, —Ah, lo sé... Su voz era un bálsamo calmante, él le hablo sobre las valkyirias que emiten un rayo con sus emociones, encendiendo el cielo como si fuera el cuarto de julio. Le habló de cómo una valkyria tipo hada madrina llamada Nïx le había puesto un tutor de vampiro, uno que le estaba enseñando a trazarse... y como pedir una entrega de sangre. Le dijo a Ellie como él y su mamá y abue vivían ahora en una magnífica mansión de Nueva Orleans. Y durante todo el tiempo él hacia una pausa para recordarla que nunca dejaría que nadie la lastimara, que ella estaba a salvo. Con el paso del tiempo, la mirada de Ellie comenzó a enfocarlo. Ella podía decir que era alto, musculoso, y de cabello oscuro. Hermoso. —Tu vuelves, Ellie.—Él sonrió abiertamente. ¡Oh, esa sonrisa! Con hoyuelos. Tan genuino, tan abierta. —Sólo tienes que volver un poco más. No dejaré que nada te haga daño. Ella trató de hablar, de moverse. Luchando... Puedo hacer esto. Mente sobre mente. Igual que dar de patadas a Saroya fuera de escena. Ellie comenzó a empujar su camino a través. —Eso es todo, cariño. Vuelve con nosotros. Pelea…pelea… respiración profunda. —¿Hola? —¡Bienvenida de nuevo! —Oh, gracias a los dioses, —dijo Hag, añadiendo en un murmullo, —Ahora todos conseguiremos vivir.
Capítulo 38 Cuando Ellie salió de la ducha, Hag estaba esperando con un cambio de ropa. —Thad se rehúso a irse hasta que Lothaire regrese, pensando que podrías necesitar algo de “vigilancia” hasta que su “hermano” vuelva. —Claramente Thad nunca te ha visto blandir un machete. —Ellie tomó la ropa: una camiseta y un par de pantalones cortos de mezclilla que había dejado ahí. —No es como si el código le permitiría irse de todas formas. Sin un portal o una escolta, nadie excepto Lothaire puede trazarse dentro, o fuera. Yo había planeado retenerlo aquí hasta que Lothaire decidiera lo que hay que hacer con él. —¿A dónde me llevó Lothaire más temprano? ¿Qué era ese horrible lugar? —Accidentalmente te trazó a Helvita la capital de la Horda. —De la que he leído. ¿Ahí es donde fue torturado? Hag no lo confirmó ni lo desmintió. —Ahora, respecto a este chico. Si le dices cualquier cosa acerca de tu situación actual, Lothaire lo matará. Una palabra al respecto equivaldrá a su sentencia de muerte. No puedes pedirle ayuda para escapar. Ellie se metió en los pantalones cortos. —No diré nada. —Te vi mirar el celular de Thad antes de que te excusaras para ir a la ducha. —Sí, bueno, te vi mirándome ver su teléfono. Hag cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Es por eso que no le pediste usarlo? ¿Por qué temías mis represalias? —Cierto, no quería que le cortaras la mano. Pero también me retuvo otra razón. —Ante la expresión interrogante de Hag, Ellie dijo—: Soy la Novia de Lothaire, ¿verdad? Ella se volvió bruscamente para acomodar la toalla sobre el estante. —¿Por qué me preguntas esto otra vez? Ellie se puso la camiseta. —Hubo un momento en la pelea cuando él pareció… estupefacto mientras me miraba. Las últimas veinticuatro horas habían sido como una montaña rusa para Ellie. La noche anterior, ella había aceptado su final. Ahora, algo la había hecho cambiar. ¿Cómo podría Ellie creer que Lothaire la condenaría después de su obvia preocupación, de su pánico? —No importa si lo eres o no, Elizabeth. Él necesita a Saroya para reclamar la corona de la Horda. —Porque es ilegítimo. Hag asintió vacilante con la cabeza. —¿Por qué no puede usar simplemente el anillo para conseguirlo? Lothaire me dijo que puede hacer casi cualquier cosa. —Sólo puede usarse cierto número de veces antes de que los deseos comiencen a salir mal. Además, sin Saroya a su lado, se desatarían incontables rebeliones. —No entiendo. Saroya no tiene poderes. —La Horda sólo aceptará un heredero vampiro de la realeza, o a uno casado con alguien de la realeza… —O con una antigua ex diosa vampiro. —Exactamente. Y ya que él planea usar a la Horda para tomar el control de los Daci, Saroya es equivalente a dos coronas. Ellie era equivalente a nada. No importa que yo sea su Novia. Él tendría que quererla más de lo que quería a esos tronos. Cuando Ellie terminó de vestirse, Hag dijo: —Una vez más, no puedes decirle a Thad nada que pueda
interponerse en el curso de los planes de Lothaire. —Ya entendí. Pero bueno, no le digas al chico que estuve en prisión por asesinato, ¿okey? Hag asintió en acuerdo, y regresaron a la cocina. En ese instante, Thad se levantó de su asiento en el mostrador. Qué caballeroso. Estaba vestido con pantalones de mezclilla gastados que destacaban sus poderosas piernas y una camiseta lisa negra que se extendía sobre sus bien desarrollados pectorales. El chico tenía la constitución de un defensa de fútbol americano. —Ellie, tú color ha regresado. Estarás tan bien como la lluvia para cuando regrese el señor Lothaire. Mientras Hag continuaba su trabajo en la base de su nueva poción, Ellie tomó asiento a su lado. —Cuéntame cómo es que mi hermano y tú se conocieron —dijo Thad con ojos entusiasmados. De cerca, ella pudo ver que eran de color avellana con vívidos puntos azules. —Uhm, Hag nos reunió —respondió Ellie vagamente. Él frunció el ceño ante la palabra Hag. —Me refiero a que Balery usó su previsión y todo eso. —Esos oráculos —él sonrió hacia la Fey—siempre ayudando a la gente. Muérdete la lengua, Ellie. —Entonces tú… ¿no puedes ser realmente amigo de Lothaire? —Lo soy, ma’am —respondió orgullosamente, haciendo una reverencia con el pecho—. Estoy bastante seguro de que soy su único amigo. ¿Por qué eso hacía que su corazón se contrajera? Ella odiaba a Lothaire más que nunca después de lo de anoche. ¿No es así? Sin duda que sí. Sin embargo algo más se removía en su interior. Ellie no se atrevía a nombrarlo porque eso confirmaría que era una tonta. No soy ninguna tonta, no más de lo que lo es Lothaire. Él podría haber cambiado la forma en que la miraba, pero ella recién había sollozado por su próxima ejecución. Sin mencionar el paseo de esta mañana… —Espera, ¿me llamaste señora? No soy mucho más mayor que tú. Te ves como de veinte. —Acabo de cumplir los diecisiete. —Con tono decisivo, dijo—: Todo el mundo cree que soy más grande porque soy muy alto y fornido. Hag murmuró: —Es que lo eres. —Después de aclararse la garganta, preguntó—: ¿Cómo conociste a Lothaire? Nos parece poco probable que seas un conocido de él. —Él y yo fuimos capturados por los soldados humanos, luego nos encarcelaron en una isla para torturarnos y experimentar con nosotros y todo eso. —Oh, Dios mío, ¡eso es horrible! —Ellie dijo, brevemente apretándole el musculoso brazo—. ¿Por qué les harían esas cosas? —Se hacen llamar la Orden. Consideran a los inmortales miscreats —antinaturales. Abominaciones y todo eso. Planean exterminar hasta el último de nosotros. —¿Cómo es que te capturaron? —Ese es el condenado asunto. Sólo fui a recoger a una chica para llevarla al cine, preocupado por nada más que los Eagle Scouts50, mi toque de queda —y tal vez en robarle un beso a mí cita. —Le guiñó un ojo a Ellie, y ella sintió como si se ruborizara—. Lo siguiente que supe fue que desperté en un depósito de retención con todas esas criaturas. Fue entonces cuando enloquecí. —Debe haber sido aterrador. —Bueno, no fue un día de campo en junio, eso es seguro. ¡Y la celda! No puedes imaginar lo que es estar encerrado durante días y días. ¿No puedo? Tú amigo me metió en la casa grande por cinco años.
Chasquido liga. ¡Chasquido! —Yo sólo recibí una sesión de tortura, nada demasiado grave, ¿pero el señor Lothaire? Lo quemaron hasta que se le carbonizó la piel y podían verse sus huesos. Lo tenían muerto de hambre. Él solamente se reía, jugando con las mentes de los humanos y todo. Ellie fácilmente pudo imaginárselo haciendo eso. 50 Eagle Scouts: Grupo de chicos exploradores —Cuando los prisioneros se liberaron, me salvó la vida, en repetidas ocasiones. Y todo el tiempo, estaba desesperado por salir de la isla. Nos imaginamos que tenía a alguien con quien regresar. ¡No sabíamos que eras tú! —Evidentemente recordando algo, Thad dijo—: Seguro que el señor Lothaire está loco por ti. No por mí. —Y, ¿qué haces tú, Ellie? —preguntó. Bueno, antes, tenía un puesto en el corredor de la muerte, pero últimamente he sido el juguete de un vampiro. Pronto seré sacrificada para que así la Segadora de Almas y el Enemigo de lo Antiguo puedan hacer bebés. —¿Qué hago yo? —Ellie captó la mirada de advertencia de Hag. En un simulado tono burbujeante, dijo—: Oye, ¿quieres un trago, Thad? A mí me vendría bien un trago. Tengo que mostrarte ese cofre…
Tres horas más tarde, Ellie estaba arrastrando las palabras hacia el cofre. —Te dijeee tee…kilaa…cuervooo, por favor. De alguna manera Thad, Hag y ella ya se habían terminado dos cubetas de Coronas51. Thad le había dicho que nunca había probado el tequila. Ellie apenas lo recordaba. ¡Una manera para remediarlo! —Limón. Sal. Otra cubeta de Coronas. Y papas fritas, gracias. Cuando Ellie sacó sus suplementos a la terraza, encontró a Thad medio borracho ajustando una bisagra del obturador con una herramienta de bolsillo multiusos. Así que Eagle Scout. Ella y Hag estaban en trajes de baño y él se había quitado la camiseta. Aunque era un día sin nubes, Thad no tenía ningún problema con el sol, y tenía un bronceado para demostrarlo. —Supongo que es mi mitad fantasma —le había explicado con un encogimiento de hombros. 51 Corona: marca de cerveza. A espaldas de él, Ellie imitó a una gatita dando zarpazos hacia él; Hag sonrió con su cerveza en la boca. Después de abrir en un estallido una nueva ronda para cada uno de ellos, Ellie se hundió en el diván para observar el sudor goteando a lo largo de las elevaciones y bajadas de los músculos en el torso de Thad. ¿Estoy sintiendo lujuria por él? ¿O simplemente estoy apreciando su increíble atractivo? Se le ocurrió que él era exactamente el tipo de chico con el que siempre se había imaginado. De buen carácter, apuesto, considerado. Entonces ¿por qué se sentía atraída hacía una letal y mortifera sanguijuela como Lothaire? ¿Debido a los traumas mentales y a su desesperación sexual? ¿O debido a su mente brillante y su toque seductor? Esa mirada fundida… Tal vez debería poner a prueba si verdaderamente deseaba a Lothaire o si simplemente necesitaba a un hombre, a cualquier hombre. ¿Tal vez comprobaría eso con Thad? Las innumerables Coronas decían que era el mejor plan de la historia.
Cuando el temporizador sonó, Hag se levantó tambaleantemente, señalando al cielo. —¡Poción! — dijo, como si hubiera dicho “¡Eureka!” Luego se fue a la cocina. Sola con Thad, Ellie dijo: —Muchas gracias por traerme de regreso esta mañana. —Tomó otro trago para armarse de valor, se puso de pie, acercándose a él—. Eres mi héroe. Todavía concentrado en su tarea, él arrastró las palabras: —Cuando quieras, cariño. —Había descubierto que él había nacido y crecido en Texas. Un largo, alto, magnifico trago de Texas… —¿Te importaría si te doy un abrazo de agradecimiento? —Su voz se había vuelto gutural. Se volvió hacia ella con el ceño fruncido, frotando la palma de su mano en la barbilla. Antes de que dijera nada, ella lanzó sus manos alrededor de su cuello, sus uñas se cernieron en el cabello rizado de su nuca. Dios, él huele increíble. Los músculos de su pecho se flexionaron contra los pechos de ella, su piel húmeda estaba tan caliente que podía sentirla a través de la partes superior de su traje de baño. —¿O qué tal un beso de agradecimiento? —Se puso de puntitas. Él se ruborizó profundamente. —Uh. Eres la mujer de señor Lothaire, lo que significa que estás tomada. Realmente tomada. Y en cuanto a mí, yo… Ellie presionó sus labios contra los de él, apretando su abrazo mientras él se paralizaba en estado de shock. Pero sus labios eran firmes, con sabor a limón y una pizca de sal. Lindo. Ella lo besó con más ímpetu, y sus labios finalmente se separaron en un suspiro. Él huele, se siente, y sabe maravillosamente. ¿Y entonces dónde está la lujuria? ¡Maldición! Ahora podía admitir lo que instintivamente sabía. Sin Lothaire, nunca sentiré la misma pasión otra vez. Ella estaba a punto de apartarse cuando Hag salió. —¡Dioses Oscuros! ¿Qué es esto, Elizabeth? — exclamó—. ¿Quieres que este chico muera? Tanto Thad como Ellie se apartaron a trompicones murmurando disculpas a Hag, el uno al otro. La Fey le señaló el baño a Ellie. —¡Ve a lavarte la cara ahora mismo! —A Thad, Hag le dijo—: Siéntate. Tú serás el siguiente. Dentro del baño, Hag cerró la puerta de un golpe detrás de Ellie. —¡Lávate! Quítate su aroma. Ellie se frotó obedientemente la cara. De acuerdo tal vez las cervezas se habían equivocado y esa no había sido la mejor idea. —¿No le vas a decir a Lothaire? —Esto pasó bajo mi vigilancia. Dejé que dos pos—adolescentes, se emborracharan estando solos. Lothaire no puede enterarse jamás. ¿Por qué, en nombre de los dioses, lo hiciste? —Yo sólo… tenía que saber por qué siento estas cosas tan intensas con Lothaire. Si se trata por qué acabo de salir directamente de prisión, o si es por él. El semblante desaprobatorio de Hag se suavizó. —No importa lo poco aconsejable que fue tu experimento, no puedo criticarte por tu curiosidad. —Ella exhaló—. Sólo puedo imaginar lo que debes estar sintiendo. ¿Pero al menos conseguiste una resolución? —Sólo Lothaire para mí. En cuanto a la pasión, al menos. —Nadie es tan tonto. Luego Ellie frunció el ceño. ¿Qué tal si en realidad había un futuro con un vampiro como él? ¿En algún lugar —y de algún modo—para ser encontrado? Para salvarse, ella había seducido su cuerpo y su mente, con cierto éxito. Pero había dejado a su corazón fuera de ello. ¿Qué tal si se disponía a ganar al vampiro porque quería probar una vida con él?
—Haré que Lothaire se enamore de mí. Me refiero a realmente enamorado. —Pondré su corazón en la mira. Trázate, vampiro, pero no puedes ocultarte. —¿Y si aún así te sacrifica por Saroya, por sus coronas? —Preguntó Hag—Todo lo que estarás haciendo es hacerlo peor para los dos. Ellie mantendría su corazón protegido todo el tiempo, decidida a no enamorarse de Lothaire. Y una vez que tomaba una decisión, no podían hacerla cambiar de idea. —Entonces tengo que hacer que me ame más que a dos reinos vampiro. —¿Y exactamente cómo vas a hacer eso? Ellie sonrió. —Lo averiguaré con más tequila. Ahora, déjame ir a suavizar las cosas con el pobre Thad…
Capítulo 39 Un amor, un corazón… Vamos todos juntos a sentirnos bien. Cuando Lothaire se trazó de vuelta a la casa de Hag, la música reggae y risas sonaban desde la terraza. Una botella se abrió, vasos chocaron. Aunque la base de la poción ya burbujeaba, la cocina estaba vacía. “¿Elizabeth estaba a fuera?” “¿Acaso había recuperado su plena conciencia sin este brebaje?” “Hasta aquí en cuanto a su imaginación. Hag completaría la poción, yo se la administraría, la terca mirada de Elizabeth volvería a enfocarse. Sus brazos me rodearían en señal de gratitud…” Las vides de Ash se apretaron en sus temblorosos puños, Lothaire se hizo invisible. Medio— trazándose hacia la puerta abierta de patio para encontrar a Elizabeth, Hag y Thaddeus tomando tragos de tequila en la terraza. El alivio se apodero de él mientras contemplaba la escena. Elizabeth estaba despierta, sus ojos brillaban. Llevaba pantaloncillos cortos y la parte de arriba de el traje de baño. Al ver que Thaddeus no se comía con los ojos su cuerpo. Thaddeus viviría. Elizabeth estaba a salvo, el muchacho era un caballero con ella, y Lothaire se dio cuenta que Hag había cambiado el código de la barrera desde que él se había ido. Todo estaba bien. Sin embargo, el estaba furiosos con los tres. Lothaire pensó, que no sabía por qué. Solo sabía que su oráculo, su mujer y su….amigo no necesitaban estar bebiendo y riendo sin él en los alrededores. Los ojos de Lothaire se estrecharon. Esto se sentía vagamente como… un motín, pero no podía decir precisamente porque. El los escucho hablar entre tragos. Thaddeus estaba contando historias ¿acerca de él? —Lothaire es el tipo más gracioso que jamás haya conocido”. El dijo. —Sí, claro. —Se burlo Elizabeth. —Puedo procesar eso tan bien como lo hice con los Cerunnos. —¡Lo digo en serio! —En medio de nuestra huida, todo el mundo se estaba yéndo al infierno —peleas por todas partes, explosiones a la izquierda y a la derecha con grito escalofriantes. Lothaire aparece de la nada tan calmado como si nada pasara. —La última vez que lo vimos estaba peleando con una enorme banda de vampiros. —uno del grupo le pregunto cómo fue posible que sobreviviera a esa batalla. Y en esa voz inexpresiva, dice tres palabras: —‘Soy,tan bueno’.” Mientras las mujeres reían, Lothaire apoyo un hombro en el marco de la puerta aun sin ser visible, volviendo la mente atrás. Lo recordaba porque Thaddeus le había demostrado lealtad directamente después de eso. El grupo estaba a punto de tomar un avión con Declan Chace, con rumbo a escapar, pero ellos no habían querido incluir a Lothaire. Sin embargo Thaddeus había demandado que se le permitiera abordar. Lothaire había declinado, por supuesto. Entonces ordeno a los demonios alados que derribaran el avión —para traer a Chase. Pero Lothaire jamás olvido que Thaddeus se había enfrentado por el —aunque el muchacho no ganaba nada con eso. Uno de los primeros casos de lealtad que Lothaire había experimentado desde que su madre había muerto… —Dime más. —Elizabeth exclamo oscilando como un cazador hacia una cerveza. El área alrededor de su sillón estaba cubierta con papitas aplastadas. Lo que hizo a sus labios curvarse. —¡Mas! —Una noche, estábamos tomando un tiempo fuera en ese laboratorio tenebroso—. Empezó Thaddeus. —Había herramientas de tortura colgadas en todas partes, pero Lothaire no se inmuto en lo absoluto. Solo trepó encima de la jaula para poder dormir, diciéndonos al resto de nosotros, —‘A cualquiera que me contemple aún de cerca mientras duermo, lo estrangularé con sus propias viseras’. —
Digo, ¿quien dice mierdas como esa?” Más risas. “En ese momento, ya había bebido de la sangre de Chase, estaba dispuesto a llegar a los recuerdos del hombre.” El muchacho tiro otra munición. —Y en el camino, Lothaire le dijo a este enorme berserker que se cuidara, 'además visitaré de nuevo mi fase juvenil de cráneo de mierda. Elizabeth resopló cerveza por la nariz, y Thaddeus tiro la cabeza atrás mientras reía. Hag, no se les unió ella sabía que Lothaire lo había dicho en serio. “Ah. Traviesa juventud” —Y, él es un loco valiente. Thaddeus afirmo, exhibiendo ese caso inequívoco de culto a los héroes. “Pero Elizabeth está pendiente de cada palabra que dice de mí. Una sensación satisfactoria.” —Ahora, eso si te lo puedo creer”. Dijo —Se, que mató un manada de wendigos”. Thaddeus hizo señas a la distancia. —Eso fue antes de la pelea. Después de eso, el se enfrentó a un ejército de ellos, salvando nuestras vidas. En todo ese tiempo el estaba tratando de regresar a ti. La sonrisa de Elizabeth se desvaneció. Lothaire casi podía escuchar sus pensamientos: “No estaba tratando de volver a mí.” —En la isla, fui el único que sospecho que tenía una dama. —Thaddeus continúo.—Cuando Lothaire se puso ausente me murmuro algo sobre su joven Novia, mirándolo con miedo, lo cual, es cierto pero es poco raro de escuchar. —He regresado. —Interrumpió Lothaire. Todos saltaron, moviendo sus cabezas en su dirección. “Él no recordaba haberle dicho esas cosas a Thaddeus. ¿Joven? ¿Miedo? Definitivamente no describían a Saroya. “¿Siempre supe en mi interior, que Elizabeth era mía?” Su sonrisa volvió. —Lothaire, estas a salvo. Como tú. Después de las lágrimas de anoche —y el terror de esta mañana —¿Ella estaba feliz de verlo sano y salvo? —Por supuesto—A Thaddeus le dijo. —Veo te has hecho sentir como en tu casa. El muchacho contemplo su cerveza. —Pensé en pasar el rato, tal vez dándole una mano salvaguardando a su dama. —¿Reanimaste a Elizabeth? —Solo le ayude, unos momentos. Lothaire le dio un corto asentamiento. —Hag, unas palabras. Se trazo a dentro, tirando las vides sobre el mostrador. Ella lo siguió. —Las conseguiste. A duras penas. Los guardias habían sido tan feroces como él esperaba. De alguna manera había infringido sus defensas para hacer frente a Nereus... Mientras el dios le entregaba las vides con alivio. Le pregunto a Lothaire por su nueva Novia, uno de los Loreans especulaba sobre ella. — ¿Es alguien a quien conozco? —Ella no es nadie. —Lothaire respondió con la verdad. —Realmente pensé que demandarías a mi primogénito. —Como si quisiera a tu maldito, guppy52 —Lothaire escupió trazándose en seguida antes de que Nereus pudiera matarlo. —Tu stock está listo. — Le dijo Hag mientras doblaba las vides en una cacerola burbujeante —No es que lo necesitemos ahora. ¿La fey estaba articulando mal? —¿Como hizo Thaddeus para traerla de vuelta? —Le hablo, diciéndole que estaba protegida. Es increíble lo bien que respondió a algo tan simple. — Me imagino que sentirse a salvo es una novedad para ella.
Lothaire ignoro su tono de censura, atribuyéndolo a los espíritus, y se centró en el resultado. Elizabeth estaba bien, y Thaddeus había demostrado lealtad una vez más. 52 NDT: Pez de agua dulce Tal vez el mestizo podía ser un aliando después de todo… Ahora que la preocupación de Lothaire por Elizabeth se había aliviado, finalmente podría evaluar la batalla de esta mañana —y sus ramificaciones. ¿Si ese varón Dacian en verdad era su primo? ¿Qué otros integrantes de su familia aun vivían en el lado Dacian? Tal vez estaba más cerca de encontrar ese reino, de encontrar a Serghei. Tenía que ser si ellos habían atacado de manera tan agresiva a la Novia de Lothaire. Sin embargo otro enemigo a enfrentar. Después de presenciar sus habilidades con la espada Lothaire no iba a subestimarlos. Y ahora que Tymur el Leal había sido despachado, las maquinaciones políticas entre los vampiros se incrementarían rápidamente una vez más. Los Forbearers53 probablemente harían una jugada por el trono, liderados por el nacido con derecho Kristoff por quien Lothaire sentía una particular animosidad letal, y que se había rebelado contra la Horda en el pasado. Pero Kristoff había prohibió a su ejército beber sangre directamente de la carne “abstenerse”. Eso violaba uno de los dos principios sagrados de la Horda: La Sed. Aparte de Kristoff había otro contendiente, poco probable, pero podría ser. Mucho para analizar, movimientos para predecir… —Rodé para encontrar a la Dorada, pero en la actualidad está muy lejos de nosotros. —Dijo Hag. —Muy bien, —respondió ausente, solo ahora recordó que había predicho el movimiento de Tymur, no había asesinado al vampiro con su desapego habitual. En defensa de Elizabeth Lothaire había tirado de su mejor arma, basándose en su instinto abrasador. Ella es mía. Leyéndolo tan bien. Hag dijo: —¿Sabes lo que es Elizabeth ahora? ¿Verdad? —¿Tal vez no cortarás la garganta de mi columna vertebral si hablo de esto? 53 Forbearers: Abstemios Había sido tan arrogante durante esa conversación con Hag, rechazando la idea de una Novia mortal como absurda. No se había molestado en decirle a Hag exactamente como fue atrapado con Saroya. —¿Cómo vas a hacer para que Elizabeth olvide todo lo que le has hecho? —Pregunto Hag. —No lo hará fácilmente, en todo caso. Confía en mí en esto. —No importa si es ella mi Novia. No puedo quedármela. Mis planes deben seguir inalterables. Hag, parpadeo. —¿No es tu intensión…? Lothaire, si sigues con esto. Te destruirá. —Seré destruido si no cumplo estos votos. —Tu madre no hubiera querido eso para ti. —¡Asumes que hablo de los votos que le hice a Ivana? Tal vez tontamente hice otros. Elizabeth entró. Bronceada, descalza, metida en esos short cortos. Tan sexy sus pensamientos se quedaron en blanco por un momento. —Hey, Lothaire. Thad nos ha estado contando todo acerca de ti. —De de lo heroico que eres. Se deslizo hacia él con un movimiento de caderas que acelero su pulso. —¿Y fuiste a buscar las vides de Ash para mí? Hag escogió ese momento para poner la estufa a fuego lento y desviarse de la cocina a la terraza.
Antes de que si quiera lo decidiera, Lothaire encontró sus manos rodeando su cintura. —¿Estás segura de que lo hice por ti? —Pregunto él, poniéndola sobre el mostrador. —Uh—huh. Solo necesitas mantener mi cuerpo saludable. No mi mente. Metiendo las caderas entre sus rodillas él dijo: —Tal vez no deberías atribuirme características, que no están ahí. —Y tú, deberías parar con el Lenguaje de Lotahire.—Ella levanto su mano contra su pecho, dibujando perezosos círculos con su dedo índice. —¿De qué estás hablando? —Haces preguntas para rodear las mentiras. O dices cosas como —Ella imito su acento—Tal vez, o Asumo que tu… Si, eso es, vampiro, conseguí tu número. Lo desconcertó lo rápido que aprendió sus modos, pero hizo su rostro impasible. —¿Te preocupaste por mi hoy? ¿Entre los tragos de tequila? Ella suspiro. —Y también cambias abruptamente de tema. —Y en cualquier caso, si me preocupé por ti Leo. —¿Como me llamaste? —Tus iniciales. ¿Lothaire the Enemy of the Old? Suena como a Lothaire el mago de Oz. Leo te sienta mejor. Sus dedos se posaron en los laterales de su cadera. —Enemigo de lo Antiguo no es un nombre, se trata de una designación. Se necesitan grandes rasgos para sobrevivir en el Lore, me he ganado el derecho a ser llamado así. —Buen, ahora te has ganado tu apodo, también. —¿Por qué ahora? —Estoy zumbada te ves magnifico y besable. Tú necesitas un apodo. En toda su vida, nadie lo había llamado por uno. Tampoco sentía la desenvoltura para hacerlo. —¿Por qué este….afecto? —Anoche estabas llorando. ¿No estás enojada porque te lleve a Helvita? —Te agarre, —ella admitió. —Tú empezabas a desaparecer, así que yo trate de despertarte. —¿Preocupada por mi? —Su pizca de placer fue invadida por la irritación. —Y sin embargo te ordene que no me tocaras. ¿Por qué me desobedeciste? —Tú me llamaste, en varias ocasiones gritaste mi nombre. Entonces una parte de él sabía que Elizabeth era suya. —¡Y me dijiste que podrían matarte si te trazabas mientras dormías! —Y después de ver a esas criaturas, lo creo. Los músculos de sus hombros se ennudecieron. —¿Qué es lo que recuerdas? —Pedazos confusos hasta un punto después nada, de todos modos, ya lo supere. —¿Cómo es eso posible? —Tengo algo que esperar ahora. —En un tono solemne ella dijo. —He decidido Leo, que voy a quedarme contigo. A pesar de que todo su interior estaba temblando, con calma dijo: —¿Entonces te tengo? —Incluso siendo el pendejo más grande que he podido imaginar. El frunció el seño por eso. —Muchachita, insolente. —¿Soy tu Novia verdad? —La idea de una Novia mortal es ridícula. —Incluso si la Novia en cuestión, me hace débil desde que la deseo. —Estas hablando el Lenguaje de Lothaire. No me respondiste. —¿Cuántas veces te he dicho que eres inferior a mí?
En lugar de sentirse insultada ella sonrío. —¿Entonces como debo llamarte, maridito? ¿O novio vampiro? Justo cuando estaba por bajarla del mostrador. Ella se inclino y le susurro al oído. —¿Si me bebes a sorbos, te pondrás borracho? Su cuerpo se tenso. —Solo hay una forma de averiguarlo. —Entonces llévame a tu cama, y hazme cosas realmente traviesas mientras me dices suciedades al oído. Él solo ahogó un gruñido. Cuando salían, rápidamente se detuvo en la terraza y le dijo a Thaddeus. —Hag abrirá un portal temporal para que tú regreses a casa de tus padres. —Deja tu número de teléfono con ella antes de irte. Y por supuesto, no le des esta dirección a nadie. —Seguro, señor Lothaire. Pero de nuevo el chico se rehusó a mirarlo a los ojos.
Capítulo 40 —Hay algo diferente en ti, —dijo el vampiro tan pronto como habían aparecido en su habitación. Entendí algunas cosas sobre mí. —No me puedo imaginar que. —Y sobre ti. Había empezado a hacer esa cosa de depredador acechando a su alrededor. —Si tan sólo pudiera mentir tan fácilmente. Averiguaré tu secreto. Aferrándose a un cambio de tema, Ellie le preguntó: —¿Qué estabas soñando antes cuando te trazaste? —Entonces se mordió la lengua cuando vio un atisbo crudo de angustia en sus ojos. Su expresión se volvió cerrada. —Un recuerdo... uno de los míos. Algo de lo que… no quiero hablar de ello. Ella tenía una idea bastante buena de lo que era. —Muy bien. —¿No vas a presionarme? —Me lo dirás cuando estés listo, —dijo. Eso realmente pareció agradarle. Cogió su cabello y lo olio dándole un toque con la boca. ─Hueles como la sal, el sol y tequila. Exótico incluso para alguien como yo.—Inhalo profundamente, como si él quisiera tomar su olor en él —De repente su cuerpo se sacudió con tensión, y él la apartó. —¿Por qué sigo percibiendo la esencia de Thaddeus…. incluso cuando estamos lejos de él? —Estoy segura de que nos abrazábamos. —Pero ella podía sentir como sus mejillas enrojecían. ¿Estaba su corazón acelerado? —Tú estás… mintiendo. ¿Por qué mentirías?, a menos que... —Sus ojos se dispararon llamas de color rojo fuego. —¡No, Lothaire, esto no es lo que parece! —Cuéntame cómo fue, —dijo suavemente antes de rugir, —¡O lo voy matar! —Yo…Le di un beso. —Entonces, lo has matado. —¡Thad No me regreso el besó! Estaba desconcertado, se quedó allí. Después, él estaba mortificado. —¡Entonces te voy a castigar, sinvergüenza! ¡Debo colgarte desnuda a un poste en un cruce de demonios! —Con un aullido enloquecido, lanzó uno de sus puños contra la pared, golpeando como si fuera una bola de demolición. La sala se estremeció. Dio otro puñetazo antes de que se enfrentara a ella, gritando, —¿Lo tocaste? —¡No! En cualquier caso, ¿por qué te importa? Continuamente me dices que no soy tu novia. ¡Saroya lo es! ¿Qué es un beso inofensivo para una mujer a la que vas a matar pronto? —¡Dime por qué lo hiciste! ¿Por qué carajos querrías besarlo? —¡Mis motivos son míos! Él puso su mano ensangrentada sobre su garganta. —Dime, o te voy a retorcer este pequeño y bonito cuello. Nada había cambiado, con Lothaire. Nada. ─No puedes.—Ella se sacudió de su mano. —Así que deja la aguja de ese disco, ¡vampiro! —No, ¡pero puedo matar a tu familia! ¿Hacer que escojas un pariente sobre otro para que viva? ¡Oh, Dios, ellos no! —Por favor, no lo hagas, Lothaire Él ya estaba trazándolos a la montaña. —Llévame de vuelta al apartamento, y te lo diré... —Ella le pidió cuando vio que el lugar era como un pueblo fantasma. No había luces, ni voces, no había televisores encendidos en cualquiera de los remolques de toda la montaña. La familia de Peirce había conseguido perderse por sí mismos.
—¿Dónde diablos están?, —Espetó, siguiéndola dentro de su viejo remolque. Era la primera vez que había vuelto desde la noche de los asesinatos. Sus pertenencias estaban esparcidas. Mamá había salido a toda prisa, y estaba claro que había estado ausente por un tiempo. Vacío. Ellie comprobó con una mirada de triunfo. Lothaire volvió su mirada hacia ella, los trazo de regreso hacia fuera para mirar hacia abajo a la montaña sin luz. —¡Dime dónde están! —Se fueron —Ella respiró profundamente el aire del campo, cuadrando los hombros. —Están fuera de tu alcance para siempre. Al volver aquí a su montaña, ella reabsorbió su fuerza. Este lugar había visto cientos de años de lucha y penurias, de sangre perdida y de encuentros de dolor. En este momento, Ellie creía que había sido perfeccionada por la vida aquí, como si ella sólo había estado esperando para ir mano a mano con un demonio, como Lothaire. —Hmm.—Ella tocó su labio. —No puedes matarlos. No puedes hacerme daño. Parece que está mejorando la mano de estas cartas de mierda, Leo.
La última vez que habían estado a las puertas de este tráiler, Elizabeth había arriesgado su vida para matar a Saroya, corriendo hacia una lluvia de balas. Ahora, después de todo lo que le había hecho, ella estaba burlándose de él. ¿Yo en verdad creí que era una cobarde? —¿Así que es peor, Lothaire? ¿El hecho de que soy una ignorante humana hillbilly? —Ella le clavó su dedo índice en el pecho. —¿O el hecho de que fuiste vencido por uno? Esta confianza en ella... deliciosa. ¡No, estás enfurecido con esta desvergonzada! Y encantado con ella. La posesividad y la lujuria y algo más que no podía definir peleaban dentro de él. Entonces se acordó de su beso a ese muchacho. ¿Con qué facilidad Lothaire podía imaginar la mirada de asombro de Thaddeus! Los celos—hervían. —Hag nunca permitiría que los llamaras. —No. —No pudo ser Thadd. ─Su familia se había ido hacia demasiado tiempo. —¡Dime cómo les advertiste! —O, ¿qué? —Ella se rió burlonamente. —Voy a encontrarlos. —Ellos están ocultos, como solo la gente de la montaña sabe hacerlo. Acéptalo, Lothaire, has perdido este encuentro. Juegas a la ofensiva; yo jugué a la defensiva. Puse en marcha este plan hace media década. Lothaire se volvió de nuevo hacia la vivienda.—¿De qué estás hablando? Con el mentón levantado, Elizabeth intento apartarse lejos de él. Después de un momento, él se lo permitió. —Supuse que habría que repartir el castigo que prometiste si lograba matar a tu reina. Así que hice que mi madre me jurara que ella y todos nuestros escasos familiares se ocultarían por un tiempo. ¿Limpiar una montaña entera de Peirces? Era como raspar un hormiguero hasta dejarlo completamente limpio.
Sin embargo, había sucedido. —Dejas que tu reputación como el Enemigo de lo Antiguo te preceda, ¿para hacer que tus enemigos te teman? —Cuando le clavó el dedo en el pecho una vez más, se le apretó el estómago con el deseo.—Mi mayor activo es que siempre soy subestimada… por gente como tú.—Ella cubrió su mirada con la suya. ─Soy el golpe bajo que nunca viste venir. Inesperado Elizabeth, con sus feroces ojos grises. Saroya podría ser despiadada y letal, pero Elizabeth era astuta, seductora. Ejecutado círculos discretamente alrededor de él en cada oportunidad. ¿Debido a no era una sorpresa tras otra era otra forma de decir que la había subestimado? ¿Golpe bajo? Ella lo había dejado tambaleándose. —Así que no, Lothaire, no harás ningún daño hecho a mi familia por esta noche. O nunca. ¿Esto— queda—claro? Cristalino, pensó mientras sus labios se entreabrieron. Sé exactamente lo que eres ahora. Yo sé lo que serás. Era evidente lo que tenía que hacer. Incluso podía reconocer que estaba experimentando una necesidad desconocida, antes de esta chica mortal, algo más que un deseo. Y era a pesar de la diosa en su interior. —¡Lothaire, te hice una pregunta! Él entrecerró los ojos cuando un débil pensamiento se produjo. ─Si sospechabas que tu familia estaba a salvo, ¿por qué estuviste de acuerdo con mis planes? ¿Por qué actuabas con miedo por ellos? Ella se encogió de hombros, y le lanzo una mirada majestuosa de que se atrevia a hacer algo, un gruñido de lujuria se escapó de su pecho. Tu pecadillo está olvidado—por ahora—se inclinó para besarla.
Capítulo 41 —¡Suéltame, monstruo!—Ellie inútilmente lo empujó. —¡No voy besarte! ¡Estabas a punto de lastimar a mi familia! —Y me llevaste lejos de mi montaña otra vez… —No iba a hacerle daño a nadie—, dijo el vampiro. —Había planeado llevarte afuera del remolque y asustarte. Entonces verías la razón. Él no puede mentir. —Pero parece que sostengo una mano de cartas de mierda. —Él pasó sus dedos por su pelo. —Te niegas a hacer lo que predije. —Tú no eres quien para hablar de eso. —No era el homicida que ella había percibido —él la había impresionado. Y ver esa mirada en sus ojos la afectó. Junto con la prisa que acababa de experimentar al oler el aire fresco de su casa —el bosque, la tierra misma —ella casi podía sentir…esperanza. Él me sacó de mi casa, pero tal vez un día el hombre frente a mí me devolverá allí. En un tono cansado, él dijo, —Dime por qué besaste al muchacho.—Para averiguar si deseaba a cualquier hombre después de mi estancia en prisión, o si era sólo a ti… —¿Y? Él está aguantando la respiración. Querido Dios, realmente podría tener una oportunidad con Lothaire. —No sentí ningún deseo por él, porque estaba deseándote... a ti. —A mí—. El orgullo se disparo en la profundidad de sus ojos rojos. —Bien. No lo hare... No quiero tener que decapitar a Thaddeus. O colgarte en un cruce de caminos de demonios. —¿En serio? ¡Oh, Lothaire, esto es enorme! Esto es lo que yo llamaría un momento muy importante. —Cierra la boca. Ella sonrió abiertamente. Su mirada descendió a su boca. —¿Quieres un beso de verdad ahora? ¿De tu propio hombre? Mi propio hombre. Ella casi se tambaleó. Lothaire nunca la había tratado como su Novia; ahora su mirada sobre ella era caliente y posesiva. Lo hago, Leo, pero voy a quererlo por mucho más que una semana. — ¡Quiero vivir! Le ahueco el rostro con sus manos pálidas. —Te mantendré, Lizvetta.
—¿Significa que… —los ojos de Elizabeth comenzaron a destellar—no tengo que morir? ¿Qué monstruo podría matar a una persona como ella? Había estado planeándolo. No, peor que la muerte. —¡Nunca morirás! Te mantendré para siempre. Debido a que sería... su reina. En Helvita, había reconocido a Elizabeth como la Novia que el destino había escogido para él. Ahora contemplaba a la astuta reina que había escogido para sí mismo. De algún modo él encontraría una manera de rodear sus votos hacía la diosa. Era Lothaire, después de todo. Él podría averiguar cualquier cosa. —Pero ¿qué pasará con Saroya? —Yo me encargaré de ella. —¿Cómo? —El anillo todavía está en juego, ¿no? —él dijo. —Vivirás, y yo me encargaré de Saroya, pero a cambio, es necesario que tu... —La agarró de los hombros. —Te pido que olvides lo que pasó entre
nosotros antes. —¿Qué quieres decir? —Hag me dijo que no podrías superar mi trató hacia ti. —Ohhh. ¿Como las amenazas contra mí y mis seres queridos? ¿La angustia mental y las burlas interminables? ¿Cómo el ponerme en el pabellón de la muerte? Él frunció el ceño. —Si quieres vivir, entonces todo eso debe ser olvidado, tal como has hecho con tus miserias anteriores. ¡Me dijiste que has hecho eso antes! —Tengo, y lo hare ahora. Todo lo que te pido es que jures que nunca dañaras a mi familia, por tu mano u orden. ¿Tenemos un trato?—Siempre con los votos—, murmuro. —Añadiré mi propia condición. En las siguientes semanas, no harás ninguna pregunta sobre mis planes o acciones. Confiaras en mí para decidir qué es lo mejor para nosotros. Ella vaciló. —De acuerdo.—Entonces juro por el Lore que tu familia nunca será dañada por mi mano o mi orden. —Y yo juro que te dejaré decidir qué es lo mejor para nosotros. Durante tres semanas. Él entrecerró los ojos evaluativamente sobre ella, pero lo dejó pasar. —También me dijiste que podrías hacerme feliz—. Doblo un dedo bajo su barbilla. —Tienes trabajo esperando por ti. —He escuchado —probablemente solo sea un loco rumor—que el sexo hace a los hombres felices. ¿Quieres sellar este trato, Leo? Él la atrajo con fuerza a sus brazos. —¿Piensas que no quiero reclamarte?—Ella inclinó la cabeza hacia él. —Pero crees que me harás daño. —¿Cuándo un macho humano hiere a una hembra durante el sexo, ¿qué pasa? —Creo que ella podría caminar gracioso. —Puedo levantar un maldito tren, Lizvetta. ¿Qué sería de ti?—Por primera vez en su larga vida larga, se arrepentía de su fuerza — a pesar de que había pagado tan caro por ella. Ahora era un obstáculo. Por no mencionar sus instintos vampíricos. Él no era ningún mortal convertido; él era de una especie diferente, un vampiro nacido sin impulsos humanos para atenuar su comportamiento predador. — Imagina si trataras de luchar con una mariposa, pero supieras que no debes quitar el polvo de sus alas. Es el equivalente a nuestra situación. Ella arrastró su índice por su pecho, diciendo en un acento sexy, —¿Qué pasa si la mariposa te monta como un caballo perezoso? Se tensó alrededor de ella. —Continua.
—En lugar de moler como hice sobre ti cuando nosotros estábamos sobre el sofá, —dijo Ellie, — podría montarte. El interés del vampiro definitivamente despertó. Pero entonces él negó con la cabeza. —No he tenido sexo en milenios. ¿Qué te hace pensar que no perderé el control? —Solamente sé que no lo harás.—Ellie había tomado la decisión de que esto iba a suceder. Ella creía que era su Novia —aunque él expresamente no hubiera reconocido el hecho aún lo que significaba que creía que no le haría daño. Además, en la parte posterior su mente, ella realmente quería sellar este acuerdo. Para robarlo de
Saroya por completo. Sólo cuida tu corazón, Ellie. Los celos anteriores de él le habían provocado cosas raras a ella. —Está será tu primera vez, Elizabeth, y está lejos, muy lejos de ser tu última. No puedo arriesgarme a herirte o a asustarte. Su mano se deslizó para acariciarlo a través de sus pantalones, ganando un gruñido. —No me has asustado las veces que hemos estado juntos.—Mucho. —Todo lo que he sentido es placer.—Después un poco de dolor. —He negando mis instintos contigo. —¿Qué quieres decir? Él pasó una mano sobre su rostro cansado. —Los vampiros no follan como los hombres humanos. El acto para nosotros es todo acerca de la posesión, la sangre, el dominio. Esas características serán más fuertes si estoy dentro de ti. Cuando te conviertas en un vampiro, no tendré que contenerme tanto. —¿Yo? ¿Convertirme en un vampiro?—¡So! Nunca había pensado que le pasaría a ella sólo a Saroya. —Cuando dije que te mantendría para siempre, lo dije en serio. Ella tragó ante la intensidad en sus palabras, el destello de sus colmillos. Claramente una discusión para otro día... —Tengo una idea. Vamos a quitarnos la ropa y juguemos un rato sobre el sofá. Si en el viaje tropiezo y caigo de frente sobre tu pene, entonces no será tu culpa. —¿Perder tu virginidad mientras estas arriba? —Ya he perdido esa clase de virginidad. ¿Había enrojecido su cara? —Sería más fácil para ti si me pongo sobre tu cuerpo una vez que te haya convertido. Nunca lo había visto tan devastado. Justo cuando estaba a punto de darse por vencida, él exhaló una bocanada de aire. —No puedo luchar contra esto—. Se quito la ropa de la parte superior. —Porque ahora mi mente se ha obsesionado por ti cayendo de frente sobre mí pene. Ya casi lo puedo sentir. Sin cuidado de su ropa, se arrancó el cinturón y los pantalones. Cuando su erección saltó libre, él los trazo a su lugar habitual. Mientras se sentaba, gloriosamente desnudo, sobre el sofá, ella se puso de pie entre sus rodillas, quitándose sus pantaloncillos cortos. —¿Estas nervioso, Lothaire? —Ha pasado un rato.—Pasó la mirada sobre ella. —Y quiero que tu primera follada sea... —¿Superlativa? Sus labios se curvaron en la sonrisa más sexy que alguna vez había visto en un hombre, y ella brevemente se olvidó de como desatar la parte inferior de su traje de baño. Había sospechado que Lothaire anhelaba la excitación. Ahora sus ojos estaba radiantes por ella, su respiración era ligera. Una de sus piernas se deslizaba hacia arriba y hacia abajo. Una vez que estuvo desnuda, avanzó lentamente sobre su regazo, levantándose sobre sus rodillas extendidas por encima de él. —Voy a estar dentro de ti—, dijo él, como si sólo ahora lo aceptara. Su eje sobresalía por la anticipación, la corona casi encuentra su sexo. —¿Cargado para el oso una vez más?—ella bromeó, haciéndolo sonreír abiertamente de nuevo. —Realmente, de hecho, vine cargado para el oso—. Se acercó con mucho cuidado rozando sus colmillos a lo largo de su cuello. —Solamente para encontrar una mariposa. Ella se estremeció. Podía ser tan encantador, tan seductor cuando quería serlo. —Quiero besarte, Lizvetta. Ella se inclinó hacia delante con impaciencia para presionar sus labios contra los suyos.
Pero él tomó la iniciativa, poniendo su espalda en su brazo. Con sus labios encima de los suyos, la forzó a aceptar los empujes fuertes de su lengua, hasta que esto se parecía al sexo... , como él estuviera follando su boca con la lengua. Dio un grito en contra de sus labios cuando él sumergió un dedo en su sexo desde atrás, empujando al mismo tiempo que su beso. Cuando él acuñó un segundo dedo dentro, ella pensó, Me está preparando. Una y otra vez, él besó y empujó... más fuerte. Más áspero. No, él me advierte. En cambio esto prendió fuego a su imaginación. Había visto su manera de moverse, ¿qué más podría hacer con ese pecaminoso cuerpo suyo? ¿Cuáles eran esos impulsos de los que él seguía hablando? Ella y Lothaire habían tenido algunos momentos de tocar- y- terminar juntos, pero siempre seguidos del éxtasis. Cuando la liberó de su beso, estaba sin aliento, en una bruma de deseo. —Estoy lista, Lothaire. Él le había dicho que la frase pactar con el diablo vino de él; Ellie se sentía como si estuviera a punto de vender su alma.
—Realmente confías en que no te hare daño.—Lothaire sacudió la cabeza con fuerza, preguntando exactamente cuando había accedido a reclamarla. Antes, le había dicho que ella era como un golpe bajo. Ahora él se dio cuenta que nunca podría dejar de dejar de tambalearse. Pero no había vuelta atrás a partir de esto. Incluso un hombre mejor que él haría cualquier cosa para poseer a esta hermosa criatura —con su piel melosa y su sexy línea de bronceado, con su largo cabello ondulante que cosquilleaba sus pezones. Esos ojos grises ardientes… Mucho menos un vampiro que había codiciado a su reina durante siglos. —En verdad confío en ti, Leo. Tú eres mi tipo, —murmuró, mirando hacia él a través de sus pestañas. —Vas a cuidar de mí esta noche.—¿Cómo podían sus palabras hacer que su pecho se sintiera oprimido? ¿Hacían que tratara desesperadamente no hacerle daño? —Entonces no puedo tocarte. —Entrelazó sus dedos detrás de su cabeza. —No hasta que sepa que puedo pasar por esto. —Lo haces sonar como si fuera una dura prueba. Lo será. —Lo único que sé es que estas por tu cuenta. —Está bien. Puedo hacer esto. ¿Qué tan difícil puede ser? —Como follar acero. Ella arqueó una ceja. —Entonces somos una pareja perfecta, porque en este momento estoy caliente como una fragua.—Llevándolo de la mano lo acaricio lentamente, arriba y abajo... arriba…abajo, dejando su control irregular. Apenas reconociendo su voz, le dijo, —Comienza esto, Lizvetta. Móntame. Mordisqueó su labio y cabeceó, bajándose a sí misma sobre él. Cuando la punta de su miembro se encontró con su sexo húmedo y suave, casi se derramó contra su apertura. —Dios todopoderoso, es apretado. Ella abrió sus rodillas, pero sólo fue capaz de tomar la cabeza en su interior. —Lothaire, por favor... Si él sujetaba fuertemente sus caderas, la llevaría abajo sobre su longitud, rasgando su carne sensible. Apretó sus dedos entrelazados hasta que pensó que sus huesos se romperían. —Estas... haciéndolo... muy bien. —Él dejó caer sus manos, apretándolas a sus costados.
Una vez más, amplió sus rodillas, pero ella fue atrapada rápidamente. —No consigo ir más abajo. Oh, Dios, necesito ir más abajo. Él dijo entre dientes, —¿Y cómo habías planeado tomarme? Ella parpadeó. —Pensé que solamente me deslizaría hacia abajo. —Entonces necesitaré que estés resbaladiza, te necesitaré goteando. —Se echo hacia atrás para contemplar sus pechos hinchados. Justo antes sus ojos, un rubor irradió sobre su suave piel, burlándose de él en todos los sitios en donde podría perforarla. —Ahueca tus pechos hasta mi boca. Cuando lo hizo, le sostuvo la mirada mientras acariciaba un pezón. Cerrando los labios sobre él, lamió el pico... —¡Lothaire! —Cuando él comenzó a succionar, ella se ondulo, trabajando para empalarse a sí misma. Agonía. Sentía que explotaría, segundos después de bombear en ella con sólo la corona dentro. Con un gemido, perforó su pezón, con un pinchazo diminuto de su colmillo, la sangre manaba a su lengua choreando. ¡Delicioso! ¿Alguna vez tendría bastante de ella? Ella gritó. ¿De dolor? No, ella arqueaba su espalda. —Lothaire, chupa más fuerte. Él lo hizo, hasta que la succión sobre su pezón casi la sostuvo en posición vertical. Cuando se forzó a detenerse, ella gimoteó, a toda prisa ahueco el otro pecho para tentarlo de nuevo. —Aquí. Él robó otra probada. Contra su pecho, con la boca humedecida por su sangre, con voz áspera dijo, — No puedo tomar más. Agarrándose de sus hombros, ella refunfuñó, —Ni yo tampoco.—Aún no la había penetrado. —En realidad eres demasiado grande. Ella comenzó a arrastrarse fuera de él. ¿Alejándose de mí? Sus colmillos se pusieron aún más afilados, sus instintos tomando el control... Trázate a la cama, sujétala debajo de ti. Toma su sangre, inúndala con tu semilla. Él agarró su cintura diminuta, atrapándola, únicamente impidiendo que sus garras se clavaran en su piel. —Ah ah, Lizvetta. —¡Nosotros no encajamos! —Lo haremos. No te dejaré ir hasta que te haya reclamado. — Perdóname. Sus caderas se resistieron, haciéndola rebotar sobre su eje, la levanto con los brazos, luego la deslizo hacia abajo. —¡Lothaire!—Su voz era una mezcla de dolor y deseo. —¡Déjame ir! —No. ¡Porque ahora, no eres… —otro corcoveo de sus caderas —aún… —un impulso más contundente —¡mía! — gruñó al mismo tiempo que tocaba la parte superior de su sexo. Con un grito ahogado, ella deslizo su cabeza hacia adelante, su cuerpo tembloroso contra su pecho agitado. —Mírame. ¿Te hice daño? —preguntó, haciendo caso omiso de las voces en su cabeza, que clamaban, entiérrate en ella, reclámala, hazle entender quien la marcará. Quien la dominará. Ella mordió su labio, con expresión cerrada. —Esto me dolió un poco, Leo. ¡No, nunca hacerle daño! Él se sacudió, interiormente cantando, Endgame. Endgame. Elizabeth como mi reina. No puedo asustarla Ella nunca sabría la batalla en su interior cuando ella empezó a maniobrar sobre su eje. Él extendió sus dedos a través de su culo, sintiendo el movimiento sensual de su carne mientras ella ponía a prueba su cuerpo, con su ajuste perfecto. ¡Joder, él palpitaba en su interior! ¡No, contrólate a ti mismo! Él rechinó sus dientes, el sudor humedecía
su piel. Cuando ella dio un contoneo cauteloso con sus caderas, ambos se encontraron con la mirada, preguntándose cómo reaccionaría ella. Sus parpados se entrecerraron... un gemido escapó de sus labios. Se estremeció en respuesta. La realidad lo golpeó estaba viendo a su mujer, —su— descubrir de este placer por primera vez. La idea lo satisfizo de un modo que no podía describir. Cuanto tiempo he esperado esto, esperado por ella. —Ahora sólo se siente mejor y mejor. —Ella tocó su frente con la suya. —Bebé, puedo sentir los latidos de tu corazón dentro de mí. Pronto en más de un sentido. —Nunca podrás dar marcha atrás, Lizvetta. Te he reclamado para mí. — Pero no por completo. Él todavía tenía que morder su cuello. Ritual. La marca era un signo de esta reclamación, el sello entre ellos. Hunde tus colmillos en ella. Hazla retorcerse sobre ellos también. Justo cuando sus ojos se clavaban en el punto pulsante de su cuello, ella susurró, —Nunca pensé que podría ser así. Lothaire, nunca me he sentido tan cerca de otro. Arrastró su mirada hasta la suya. Con voz gruesa, él admitió, —Yo tampoco. Ella sonrió. —Bien. No le hagas daño. Sólo ternura. No la asustes. Esta noche, Lothaire, no serás un vampiro con ella. En ruso, le dijo, —Pequeña mortal, has cambiado todo. —¿Puedo quererte tanto? ¿Para negar lo que soy? Porque sentía algo más fuerte por ella —un profundo sentimiento de posesividad hasta los huesos, de protección. Nadie alguna vez dañaría a la mujer en sus brazos, ni siquiera él mismo.
Capítulo 42 Cuando Ellie se levantó y tentativamente se deslizó por primera vez, los ojos de Lothaire se ampliaron, luego se entrecerraron una vez más. ¿Estaba tan sorprendido como ella lo estaba por como de correcto se sentía esto? Incluso sus iris parecían más nítidos, su forma mejor definida, su mirada lúcida mientras se encontraba con la de ella. Conexión… En el pasado, Ellie nunca se había comunicado con otro, nunca había visto los ojos de un muchacho y sentido algo más profundo que la necesidad de liberación. Ahora, con Lothaire… ella lo hacía. Esto era más que solo sexo; esto era un vínculo, como una promesa entre ellos. Pensó que había sabido que tipo de hombre quería. Ahora se daba cuenta que siempre había necesitado a este amante vampiro con sus hambrientos ojos rojos y su eternidad de anhelos. El ha estado anhelándome todo este tiempo. Cuando ella lentamente comenzó a cabalgarlo, ahuecó su cara, inclinándose hacia adelante para besarlo con todos los sentimientos que burbujeaban dentro de ella. Él encontró su boca buscando con la lengua y labios implacables. Cuida tu corazón, Ellie. Pero su beso posesivo… ¿quién podría protegerse contra de eso? ¿O las sensaciones que caían sobre ella? Sus pezones se arrastraban hacia arriba y hacia abajo en su musculoso pecho, sus manos calientes eran como marcas a través de su culo. Cuando se echó hacia atrás, tratando de recuperar el aliento, con voz áspera él dijo. —Mira tú expresión. Estás enamorada de mí. Apenas podía pensar, pero por alguna razón no quería que él tuviera ese poder sobre ella. —No estoy enamorada de ti—. Podría enamorarme de ti. —Claro que lo estás. ¡Protege tu corazón! —Y… yo nunca dije eso. —Ah, pero yo soy yo. —Lothaire, ¿siempre eres tan malditamente hablador durante el sexo? Puedo hacer te… Soltó una risa dolorosa, luego gimió cuando ella movió sus caderas. —¡¡Lizvetta!!—Pulsó en su interior. —Más de eso. Ella se estaba acercando a su punto, pero ella quería ver su placer. Esto no era sólo acerca de su salida; ella necesitaba satisfacer a su hombre. Ella disminuyó su ritmo. Un error. —¡Muévete sobre mi!—entrelazó su pelo alrededor de su mano, atrayéndola para lamer su cuello. — Más fuerte, más rápido. Como si Lothaire nunca se permitiría irse insatisfecho. —¡Tendré más de ti!—él liberó su pelo para agarrar sus pechos. —Dado ó tomado. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello, cabalgándolo con abandono. Sin embargo mientras miraba sus ojos, su claridad se desvaneció. Un gruñido comenzó a emanar de él mientras su eje se hinchaba aún más dentro de ella. Sus labios se apartaron de sus colmillos. —Necesito follarte con fuerza. —Él lucía salvaje, sus ojos como fuego. El miedo corrió a través de ella. —Lothaire… La rodeó con sus brazos y los trazó a la cama -con ella atrapada debajo de él. Cuando empujo en el interior de Elizabeth, Lothaire rugió hacia el techo por lo correcto de ello. Él era un vampiro nacido, y ella era su mujer predestinada, ahora maniatada a la cama.
A través de la bruma del placer inconcebible, la sintió tensa por debajo de él. No, ella puede tomarme. Se retiró para otro empuje, sumergiéndose en su sexo apretado. —D…demasiado fuerte, susurró. —¿Qué? ¡Quiero que sea duro! Tú me das lo que quiero. —Por favor, se suave conmigo, Leo. —Ella se apoyo hasta besar su cuello con un roce ligero de sus labios. Como las alas de una mariposa. Su mortal. Tan delicada. Con cuánta facilidad podía romper su pequeño cuerpo. ¡Endgame! Esta criatura es mi reina. La dañare con mi maldita fuerza. Pero, ¿cómo podría evitar penetrar dentro de ella? Cuando cada vez que lo hacía, su canal lo acariciaba… un cielo húmedo de seda, que se frotaba sobre su glande como una lengua, y a continuación, apretaba su eje adolorido como un puño… Nadie le hará daño, ni siquiera yo mismo. Apretó los dientes, entonces se levantó sobre un brazo estirado. Enjaulando su cuerpo inmóvil, deslizó el pulgar sobre su clítoris. —Mueva tus caderas arriba y abajo sobre mí. —dijo. Basándose en sus últimas reservas de control, se abstuvo de empujar, hasta que sus músculos empezaron a temblar por el esfuerzo y el sudor corría por su torso. Entonces... su novia comenzó a moverse por debajo de él. —¡Ah, eso es todo! —Él bajó la cabeza para succionar sus rígidos pezones. —Más rápido, —gruñó alrededor del pico, dándole un pellizco con su colmillo, estimulándola. —¡Oh! A le gustó eso. Conseguir que este tan húmeda. El olor de su delicioso sexo le hizo perderse, —¡Más fuerte!—Ponme fuera de mi miseria. Sus manos volaron a su culo, sus dedos la agarraron, utilizándolos para tirar de ella hacia arriba. Sus gemidos se hicieron más fuertes, más urgentes. —Tú me darás esto cada vez que yo lo quiera... me permitirás hacer todo lo que quiero, —él rayó — Porque tú eres mi Novia, Lizvetta. Y tengo muchos años para compensar. Entre respiraciones jadeantes, le preguntó: —¿Soy realmente tuya? —Hasta el día que muera, ─dijo, con voz tensa. La creciente presión en su miembro lo azotó con la necesidad de mover sus propias caderas, los instintos vampíricos que había negado sólo se hacían cada vez más fuertes. De alguna manera se contenía a sí mismo aún. Pero lo que necesitaba era marcar su cuello. Sus colmillos goteaban por ella, tan afilados como nunca lo habían estado. —¿Necesitas que te muerda? —¡Sí! Hazlo ya. —Una mordedura de verdad. En tu cuello. Sin dudarlo, ella volvió la cabeza hacia un lado, ofreciéndole esa piel dorada. Anhelaba perforarla. —Intentare no hacerte daño... —Debo hacer un mordisco limpio. Él le enseñó los colmillos por encima de ella, presionado las puntas contra su cuello. Se hundieron profundamente, como si los hubieran arrastrado a ella. Perfección. El sentía sus gritos: —¡Oh, Dios, sí! Delirando con la sensación, él tragó con prisa caliente. Consumiéndola completamente. Su sangre fluyó en verdad, como si viniera directamente de su corazón, vinculándolos. —¡Lothaire! —Ella se arqueó bajo él. —Yo me... ¡Vengo! Sus uñas marcaron su piel. Gruñó contra ella, disfrutando de sus marcas en él. Consumiéndola.
Cuando ella llego al clímax, sintió su sexo ordeñando su miembro, exigiendo su pago. Toma todo lo que ella te da. Toma... No. Él no podía tomar más sangre, ni podía sembrar su semilla. No puedo terminar en su interior. Mientras que lo necesita hacer desesperadamente. De algún modo luchó contra la dicha completa de su mordedura, con la rectitud que nunca había conocido. De algún modo soltó su cuello. Ella se arqueó una vez más. Su cabeza golpeaba. ¿Viniéndose otra vez? —¡Ah, dioses, te siento! La presión que palpitaba en su pene le hizo tirar la cabeza hacia atrás y bramar —¡Lizvetta! Yo te reclamo… En el último segundo, echó hacia atrás las caderas, al mismo tiempo que el semen comenzó a bombear de él, línea tras línea marcando su tierno cuerpo.
Lothaire se derrumbó a su lado, con el corazón acelerado, todavía lánguidamente empujando contra la cadera de Ellie. —Ahora eres mía,—él jadeó, chasqueando su lengua contra la marca de su mordedura. Aturdida. No puede orientarme. El vampiro la mantendría, nunca más iría abajo. Y ella no podía estar más feliz. Él se levantó sobre un codo y retiró el cabello húmedo de su frente, inclinándose para besarla a intervalos. Cuándo pudo manejar sus palabras otra vez, ella le preguntó, —¿Por qué te retiraste? —No te dejaré quedar embarazada. Ella frunció el ceño. —Dijiste que querías herederos. —No tendremos ningún descendiente hasta que seas un vampiro. Mañana Hag te dará una poción anticonceptiva que durará un mes o dos. Tan arbitrario. ¿Ni siquiera me lo pregunta? —¿Tengo algo que decir? —Justo hace una hora, acordamos que yo tomaría las decisiones por nosotros. Bueno, no era eso. Ella le lanzo una sonrisa. —Tienes razón. Hasta el fondo de la poción. Con una mirada enigmática, él dijo, —Te guiaré correctamente, si confías en mí. Ella se quedo viendo fijamente a la mirada fija de él. ¿Podría confiar ciegamente en un hombre como él? Se obligó a cabecear. —También necesitarás un tatuaje de encubrimiento. Tengo mucho que mostrarte fuera de estas paredes, Elizabeth. —¿Qué?—ella preguntó sin aliento, porque él ya había comenzado a endurecerse para otra ronda. —Nada menos que el mundo entero, muchacha hermosa... Al final de la noche, cuando ella le preguntó por cuánto tiempo más, él negó con la cabeza. —No importa lo mucho que te quiero. —Él la arrastró cerca, hasta que yació sobre su pecho. —Estoy bien,—dijo ella con voz somnolienta. —Tu mortal puede pasar, incluso con grandes vampiros malos. Él doblo su dedo bajo su barbilla, levantando su cara. —Hablaremos cuando despiertes. —Él parecía mirarla realmente. —Tus pupilas son tan nítidas en este momento. —Mi mente está tranquila. Ella se acurrucó más cerca de él. —Eso me hace feliz, Leo. —Me has complacido esta noche. —Él presionó un beso sobre su pelo. —Sobre todas las cosas, me has
complacido. Es él. Lothaire para mí. ¿Pacté con el diablo? Si esto está mal, no quiero tener razón. Mientras se quedaba dormida, realmente se sentía protegida, cuidada. —Me alegro que me escogieras. —Yo también. —Entonces, en un arrulló, en un murmullo amoroso, él dijo, —Pero no me traiciones nunca, Lizvetta.
Una vez que Elizabeth se durmió, Lothaire permaneció despierto, queriendo disfrutar de esta rara paz. Su aliento sobre mi pecho. Aliviando la tensión de cada músculo. Cálida relajación. Su compañera. Reclamada. Era la cosa más exquisita que alguna vez había poseído. Mientras enroscaba sus dedos por su brillante cabello oscuro, sus pensamientos eran sorprendentemente claros. Cristalinos. Encontraré un camino alrededor de mis votos de sangre. Su situación era simplemente un rompecabezas para solucionar. Y soy el amo de ellos. Su mirada cayó sobre el rompecabezas diabólicamente difícil de dieciocho piezas entre su colección. Se necesitaban sesenta y cinco movimientos deliberados para ensamblarlo -sin un solo error. Soltando a Elizabeth con un beso en su frente, se trazó a su silla. Sesenta y cinco movimientos ridículamente simples más tarde, él sostenía el rompecabezas resuelto en sus manos aturdidas. Entonces Lothaire sonrió malvadamente. Estoy de regreso...
Capítulo 43 Nunca me acostumbraré a esto, pensó Ellie mientras las olas lamían sus pies en una aislada playa en Francia. Una brisa fragante danzaba sobre su piel, la mayoría de la cual estaba desnuda en un bikini de tiras. Por casi tres semanas, Lothaire la había llevado a las playas iluminadas por la luna alrededor del mundo... después de que Hag le hubiese dado un tatuaje genial de aspecto druida alrededor del tobillo. Pero ese dolor había valido la pena para ver el mundo. —Es precioso aquí, vampiro —Casi tanto como tú... Él estaba descalzo, sin camisa, usando sólo unos pantalones vaqueros de corte bajo. El rocío marino había humedecido su cabello y empañado su pecho. A la luz de la luna, su piel brillaba, sus ojos resplandecían. A pesar de que él había visto su expresión emocionada con cada lugar nuevo que visitaban, su atenta mirada estaba trabada en su rostro. —Gracias por traerme aquí. Un pequeño asentimiento. Después de esa primera noche de sexo alucinante, Ellie había despertado, adolorida pero feliz, esperando que las cosas fuesen diferentes entre ellos. En vez de eso, Lothaire la había dejado de nuevo con Hag, como si nada hubiese cambiado. Bueno, excepto por el candente beso encrespador de dedos que le había dado antes de irse. Y después había regresado temprano, preguntándole, —Si pudieras ir a cualquier parte en el mundo, ¿a dónde irías? —Bora… Bo... Ni siquiera había terminado de decir las palabras cuando él ya los había trazado ahí. Cada vez que ella estaba en la casa de Hag, leía revistas de viaje, y luego él la llevaba a cualquier destino que ella hubiese marcado54. Aparentemente Lothaire había estado en todas partes. Todavía no lo había dejado perplejo en ninguno de sus viajes. Él le había mostrado todas las Grandes: la Gran Muralla China, la Grandes Pirámides, la Gran Barrera de Coral. Además de las Maldivas, los bosques de Asia, los témpanos glaciales, y selvas... Ahora ella miraba hacia abajo al agua alrededor de sus tobillos. —Uh, Lothaire, ¿por qué el agua está brillando? —Es la fosforescencia. En cada destino, le enseñaba cosas nuevas sobre la zona. Parecía saber de todo, y ella presentía que él sinceramente disfrutaba de enseñarle. —Fos… fur ¿qué? Él deletreó la palabra, y luego le explicó, —Diminutos organismos que emiten luz cuando son perturbados. —¿De verdad? —Salpicó durante un rato, fascinada. —Sabes, esta no será la última vez que los veas. Como alguien que había tenido límites de tiempo aplicados a su vida útil —dos veces—le resultaba difícil sacudirse la sensación de que la muerte estaba al acecho. —Antes de que nos vayamos, ¿podemos caminar más por la playa, tal vez recoger algunas conchas? —Tenía un estante en el apartamento designado nada más que para conchas de mar. —Como desees. Caminaron en silencio, perdidos en sus propios pensamientos. Estas semanas no habían sido perfectas entre ellos, por supuesto. Cuando llegaban a dormir juntos, él tenía que encadenarse a la cama. Como le había explicado, —No más viajes no planificados para mi Novia.
Y ahí estaban los asuntos de una perra en cuclillas dentro de Ellie y de un anillo que conseguir. Sin mencionar la constante tensión que había sentido en él, como si estuviese luchando contra alguna fuerza dentro de sí mismo. 54 NDT:: Acá hace referencia a doblar la esquina de una página para marcar el interés que se tiene en esa información en particular. Una noche después de que habían hecho el amor, él le había murmurado, —Me gustaría contarte las cosas que tengo en mi mente —Precisamente el hecho de que quisiera confiar en ella significaba mucho—. Me podrías ayudar a verlas claramente. Sin embargo no importaba cuánto se lo preguntara, él no se lo diría. Quizá sólo se estaba impacientando por convertirla en vampiro. ¿Podría eso explicar la tensión que había comenzado a notar en su hermoso rostro? Ella no estaba tan ansiosa de ser convertida. La idea de transformarse en otra especie era aterradora para ella. ¿Cómo no iba a lamentar todas las cosas a las que estaría renunciando para siempre? El pollo frito de su madre, los waffles, las cervezas. La luz del sol. Ella le había preguntado, —¿Alguna vez has deseado pasar un día holgazaneando bajo el sol? —No puedo extrañar lo que nunca he conocido. —Pero yo podría. —Ya veremos eso... Más que nada, extrañaría a los seres que amaba. Él le había dicho, —Nunca los volverás a ver, Elizabeth. Yo soy tu familia ahora... tomaste mi apellido en el momento en que te reclamé. Tu lealtad es sólo para mí. Incluso si ella creyera que podría moverse alrededor de esa proclamación, había otras preocupaciones. Había aprendido que prácticamente no había hembras vampiros en el Lore —porque todas habían muerto de algún tipo de plaga inmortal, una que sólo las afectaba a ellas. —¿Qué pasará si me contagio con la plaga cuando me conviertas? —le había preguntado a él. —Esa debería ser la última de tus preocupaciones. Preocúpate por los asesinos, las guerras, los torturadores. Pero no por una enfermedad. —¿Tu mundo es siempre tan violento? Él había admitido, —El Lore es un... lugar despiadado. Para sobrevivir en él, Ellie tendría que volverse más agresiva, insensible incluso. Él le había dicho que los que sobrevivían más tiempo eran los notorios, los inmortales con reputaciones basadas en un triunfo remarcable o en una valiente hazaña. En prisión, ella había trabajado tan duro para aferrarse a su humanidad. Ahora se esperaba que la tirara a la basura. ¿Deseaba estar con él tan desesperadamente? ¿Para cambiar tan drásticamente? Si lo amara, puede que lo hiciera. Pero no lo amaba. No del todo. Mente sobre la mente. Sólo una tonta lo amaría... Además de eso, cada vez que sentía que estaba en peligro de enamorarse de él, habían tenido una discusión por algo. Unas cuantas noches atrás, cuando él había estado estudiando obsesivamente su preciado libro de cuentas, ella había limpiado algunos escombros de sus variados arrebatos y lavado sus sábanas. Él había estado espantado. —Tú... ¿tú limpiaste? —Alguien tenía que hacerlo. No me gusta dormir en sábanas sucias.
—Hasta que podamos contratar sirvientes, nos transferiremos a otra habitación. ¡Incluso a otra propiedad! Ninguna Novia mía “limpia”. —Sigues tratando de cambiar mi forma de hablar y actuar. Vas a alterar mi propia especie para que se adapte a la tuya. ¿Cuándo cambiarás algo por mí? —Este perro viejo no aprenderá nuevos trucos. Además, el lugar de una hembra es ajustarse a su macho. Ellie se había mordido la lengua para evitar gritarle. A veces con él, se mordía la lengua con tanta fuerza que sangraba. Y habían peleado a causa de sus celos irracionales. Una noche, la había llevado a un arroyo donde ella solía nadar cuando era joven. —¿Por qué me trajiste aquí, Lothaire? —Una vez te gustó este lugar. Había amado este lugar. Sin embargo la emoción por el considerado gesto se había desvanecido directamente. —¿Cómo supiste eso? —El vampiro debió haberla visto ahí... de noche—. ¿Me “espiaste”? —Espío a todo el mundo. ¿Por qué contigo sería diferente? Pronto irás a espiar conmigo. Luego, la comprensión había aflorado. —Oh, Dios mío, tú eres el que hirió a Davis, el muchacho con el que yo estaba. Nos viste juntos, y lo arrojaste por un barranco. ¡Se rompió ambas piernas! —¿Vivió? —Con la mirada estrechándose, Lothaire había murmurado, —no por mucho tiempo más. Ellie a duras penas impidió que buscara a su antiguo novio con la intención de cometer un crimen. Conseguir que perdonará a Thaddeus fue en su mayor parte una batalla cuesta arriba. —Vamos, Lothaire —había dicho Ellie. —Él solamente quiere visitarnos en la casa de Hag. Puede ayudar a protegerme cuando estás ausente. —Olvídalo. —Él es tu mejor amigo —No necesariamente porque a Lothaire le importara algo respecto a Thaddeus, sino porque el muchacho se preocupaba más por Lothaire de lo que cualquier otro en el Lore lo haría. —¿Cómo sé que no lo vas a “mortificar” con más de tus besos? —Porque sabes que estoy encaprichada sólo por ti. Además, puedes confiar en él. Cualquier otro hombre me habría devuelto el beso —Cuando permaneció impasible, ella había gritado—, ¡estás celoso de un muchacho de dieciocho años de edad! —Él tiene “diecisiete”. Con el tiempo había convencido a Lothaire. O eso había creído ella. En donde Hag, había apoyado al muchacho contra una pared, con la expresión llena de malicia. — Elizabeth Daciano es “mi” mujer. Thad había tragado. —Y seguramente es muy agradable, Sr. Lothaire. —Guarda tu boca para ti mismo hoy, muchacho, o tu columna vertebral decorará la repisa de nuestra chimenea... Pero después de sus luchas con Lothaire, cada vez que él la encontraba pensativa, la sorprendía con nuevos regalos. Le había comprado joyas de todas partes del mundo. Las propias joyas de Ellie. Suponía que las otras también eran suyas, pero éstas eran especiales porque las había escogido específicamente para ella. O la sorprendía con sexo perverso. Su sensual vampiro tenía tantos trucos bajo la manga, y a medida que se sentía más cómodo controlando su fuerza con ella, le había revelado uno tras otro. Sin embargo cada nuevo movimiento la hacía preguntarse con cuántas impresionantes hembras inmortales había practicado él antes de ella. Una vez le había dicho que se había acostado con una nueva cada noche: cortesanas fey, camareras ninfas, las ocasionales demonios pastoras. Pero nunca una humana, por supuesto... Él repentinamente tomó su mano. La suya encajaba en la de él como si fuese un guante hecho para
ella. Echó un vistazo hacia él por debajo de las pestañas y suspiró. Lothaire era como un dios de pálidos cabellos al lado de ella. Entonces él se detuvo, luciendo como si quisiera decir algo, pero cerró la boca y siguió caminando. Mataría por saber lo que estás pensando... Ellie no quería romper esta precaria tregua con él, no quería echar a perder este tiempo de luna de miel. Pero a la menor oportunidad, necesitaba saber cómo iban a desalojar a la diosa. La noche en que habían intercambiado sus votos, Ellie había estado demasiado agotada por todos los avances para darse cuenta de algo crítico. Cuando le había preguntado cómo se desharían de Saroya, Lothaire le había respondido, —El anillo todavía está en juego, ¿o no? Clásico Lenguaje de Lothaire. Había sido tan falsa, prometiéndole que iba a dejar pasar todas las cosas que le había hecho. En ese momento, habría dicho cualquier cosa. Había reconocido que lo tenía contra las cuerdas, y maldita sea, ella quería vivir. Ahora, incluso mientras sostenía su mano y se apoyaba en su fuerte brazo, se preguntaba si podría mantener su palabra. Verdaderamente quería superar su resentimiento... en vez de simplemente mentirle sobre eso y chasquear su liga mental. ¿Pero cómo podría dejar pasar la forma como la trató cuando todo lo que él estaba haciendo ahora sólo se lo recordaba? El decirle que nunca volvería a ver a su familia de nuevo trajo a su mente cómo los había amenazado con tanta crueldad. Sin mencionar el hecho de que la había atascado en el corredor de la muerte. Trató de razonar que él había impedido que Saroya los matara encerrando a Ellie. Se dijo a sí misma que él había salvado sus vidas. Ellie se dijo eso montones de veces. Y a pesar de que había tomado la poción anticonceptiva de Hag, él todavía se retiraba durante el sexo. No es que quisiera quedar embarazada justo ahora o algo, pero debía de estar horrorizado con la idea de un heredero mitad humano. Cada vez que dejaba su semen en cualquier otra parte menos dentro de ella, le recordaba sus muchos insultos. Débil mortal, estúpida humana. Nunca nadie la había hecho sentir tan inadecuada. No es como si hubiese cambiado de idea respecto a lo que ella era, aceptándola; simplemente estaba esperando el momento en que se hiciera diferente. Quitando las diferencias entre sus especies y ellos todavía estaban en mundos aparte. Él era de la realeza. Ella era... Ellie. ¿Todavía me considera una “atrasada y vulgar montañesa rústica”? Probablemente estaría avergonzado de mí frente a los demás. Dios, eso duele. ¿Y cómo podía estar cómoda con él, cuando sentía cuán peligroso —y malvado—era todavía? Había estado orgullosa porque no había querido decapitar a su amigo. Qué manera de establecer el criterio, Ellie... Él dejó de caminar, arrastrándola más cerca. —Si pudieras tener cualquier regalo, ¿cuál sería? —La brisa azotaba su cabello a través de sus magras mejillas—. Ningún gasto es demasiado grande. —El pago de la montaña de mi familia. Quizá tener un lugar cerca de ellos. —Elizabeth... —le dijo en señal de advertencia. A la luz de la luna, sus ojos brillaban como los de un animal atrapado por un faro. —Bien entonces, ¿quizá algo para Balery? ¡Podrías tacharla de tu libro! —Una y otra vez, la fey había
ayudado a Ellie a tratar de entender un enigma como Lothaire. La otra noche, Ellie había admitido que sería una fracasada para él si él podía ajustar algunas cosas. Barely había respondido, —Tienes que entender que él nació y fue criado en un mundo fuera del reino humano, en un momento diferente. Hace siglos, él creció en ese castillo funesto que viste, bajo el reinado de un cruel déspota... que además era su padre. A pesar de que Lothaire es uno de los machos más inteligentes que he encontrado jamás, no tiene conocimiento con respecto a los sentimientos de las mujeres. Ninguna. La tuya sería la primera relación que ha tenido con una amante, la curva de aprendizaje precariamente empinada... Ahora Lothaire dijo, —La deuda de Hag todavía no ha sido satisfecha. En cualquier caso, yo estaba hablando de un regalo para ti —Claramente frustrado, murmuró—, Sólo olvídalo. Simplemente tendrás que soportar cuando te traiga más joyas. —¿Exactamente cuán rico eres, Leo? A él comenzaba a gustarle cuando ella lo llamaba así, porque el apodo era de ellos nada más. Del mismo modo que a ella comenzaba a gustarle ser llamada Lizvetta en su áspero acento. —Nosotros somos obscenamente ricos. Como corresponde a un rey y una reina. Siempre proveeré para ti. Y “sólo” para mí. Tal vez podría empeñar algunas de sus joyas en el futuro, y enviarle algo de dinero a su familia. Él tiró de su mano. —El agua está caliente. Ven a nadar conmigo. Sonríe, Ellie. —Tienes esa mirada en tu rostro. Estoy a punto de ser follada, ¿cierto? Después de trabajar un poco para sacarse la ropa, él la alcanzó, apoyando las palmas en su trasero con una palmada moderada. Se sorprendió a sí misma gimiendo roncamente. —En efecto —dijo él con voz áspera, amasando su palmeada carne mientras la levantaba, obligando a sus piernas a rodear su cintura—. Estás a punto de ser follada... Algún tiempo después, con las olas estrellándose contra ellos, Ellie chillaba de placer, gritando su nombre como una oración mientras se aferraba a sus hombros mojados. Directamente después, él dio un grito brutal y tiró de su eje fuera de ella. Exhalando sus respiraciones junto a su oído, bombeó semen entre sus cuerpos resbaladizos. Tan cuidadoso de no dejarme embarazada. Esa conexión que había sentido la primera vez que habían tenido relaciones sexuales estaba perdida ahora. Cuando finalmente la liberó, ella se apartó para lavarse su semilla, con los ojos hormigueándole con lágrimas. —¿Lizvetta? —Él rozó el dorso de sus dedos por su mejilla. Tanta fuerza en él, sin embargo podía acariciarla tan suavemente—. Mírame —Cuando ella lo hizo, su mirada parecía arder con emoción—. ¿Te he hecho daño, amor? ¿Cómo podía hacer que su corazón se derritiera tan fácilmente? Cuando la miraba así, todas sus defensas se desmoronaban. —No, no es eso. Con voz ronca, le dijo, —Eres mía. Tu vida está conmigo. No luches contra eso. La ternura en su tono la hizo querer lanzar los brazos a su alrededor y admitir lo mucho que se preocupaba por él. Pero se obligó a decir la verdad. —A veces tengo dudas... —¿Dudas? —Como un tiro, él enrolló un mechón de su cabello alrededor de su puño, su expresión alterada desde el hambre sexual hasta la amenaza—. El tiempo para las dudas ha terminado. Esto es algo consumado, Novia. —Lothaire...
—Si alguna vez nos separáramos, te traería de regreso a mí —dijo con voz áspera—. No hay ningún lugar en la tierra donde no pueda encontrarte. De cualquier otro hombre, esas palabras podrían ser una promesa a futuro. De Lothaire, no eran nada más que una amenaza. Ponla con las otras. ¡Chasquido! —Ningún lugar, Elizavetta —repitió él, con los ojos encendidos. Semejante contraste con sus anteriores sentimientos sinceros. Era como si dos hombres estuvieran frente a ella, uno que necesitaba amar y ser amado, y uno que solamente quería a la Novia que consideraba suya por derecho. Ninguno de los dos sabía cómo amar. —Entiendo eso, Lothaire. Durante el último par de semanas, la liga se había estirado tanto que se preguntaba cómo era que todavía no se había roto.
Capítulo 44 Ella no está enamorada de mí, pensó Lothaire mientras dejaba a Elizabeth con Hag. Eso lo dejaba sumamente perplejo. Le había dado placer a su Novia, la había consentido, la había protegido. Quería darle la inmortalidad y hacerla de la realeza. Era el hombre más apuesto que ella había visto nunca. Aun así, ella continuaba guardando una parte de sí misma. ¡Eso lo enfurecía sin fin! ¿Por qué se aferraría a su miserable familia? ¿A su vieja vida? No tenía respuestas... porque todavía no había soñado ninguno de los recuerdos de su Novia... Como saludo, Hag le dijo: —Thaddeus preguntó por ti más temprano—La fey lucía rayas de pasta púrpura en sus manos y una mejilla—.Quiere ir en tu misión de venganza, para cuidar de ti. —Do pizdy55. Haría bien en olvidar siquiera que existo. Hag estuvo de acuerdo. —¿Has tratado de explicarle al muchacho cómo eres realmente? —Se lo mostré. Perforé su cuello a los diez segundos de haberlo conocido, justo después de que me ayudara a salir de un apuro. Y a partir de esas escasas gotas de sangre, había robado los recuerdos de Thaddeus con bastante facilidad. Lothaire ya había experimentado un par de ellos, había soñado correr bajo el sol, sintiendo la calidez en su piel. 55 NDT: Significa “Al coño” en polaco. No le extrañaba que su Novia lamentara la pérdida. —¿Por qué ya nadie cree que soy malvado? —le preguntó. —Oh, yo lo hago. Honestamente —dijo solemnemente Elizabeth antes de dar la vuelta hacia el baño—. Voy a lavarme el agua salada. ¡No te vayas hasta que regrese! Mientras la miraba alejarse a paso lento, pensó, ella no cree que sea malvado, no en realidad. Ayer cuando regresó a la casa de Hag para recoger a Elizabeth, estaba dormida. Cuidadosamente la levantó en sus brazos, y ella había enterrado el rostro contra su pecho tan confiadamente. Su mirada había caído hacia ella, inquieto, pensando, todavía no sabe de lo que soy realmente capaz, no tiene idea de lo que he hecho. Lo que haría por poseerla para siempre. Ahora exhaló una bocanada de aire, sentándose en la mesa del comedor. En un tono bajo, le preguntó a la fey, —¿Elizabeth habla de mí? —Hag dio un cauteloso asentimiento—. ¿Y? ¿Cuáles son sus sentimientos hacia mí? —Varían de acuerdo a tu comportamiento —dejó caer unas hojas en una olla—. Impresionante como funciona eso. Su mirada se estrechó, —Ten cuidado, Hag —Su humor de nuevo era insoportable. Había pasado el día inútilmente soñando sus propios recuerdos una vez más. —No me ha dicho que te ama, si eso es lo que quieres saber. Eso era. Necesitaba que Elizabeth se enamorara de él... porque sólo entonces confiaría en su lealtad hacia él. Sin embargo un hombre inferior podría sospechar que todavía lo odiaba por todos sus pecados contra ella y simplemente esperaba su momento para estar libre de él. Y libre de Saroya. Hag preguntó, —¿No ves sus pensamientos en sueños? Se pellizcó el puente de la nariz. —Ninguno —Incluso a pesar de que continuaba bebiendo de ella.
Cada vez que dormía, Elizabeth era como un tranquilo punto en blanco en su mente. Y no importa cuánto se lo pidiera, ella nunca le diría sus sentimientos. Sin embargo todas las noches, decía o hacía algo que le recordaba lo mucho que anhelaba a su familia. Aunque se sentía como un amante mezquino y celoso, sabía que si ella era leal a ellos, entonces no podía ser completamente leal a él. La situación sería perfecta para una traición, porque elegiría sus intereses por encima de los de él si un conflicto surgiera alguna vez. Y seamos realistas, ¿cuándo no estaré en conflicto con esos humanos maleducados? Romper el contacto con ellos era lo más prudente. Nuevos reportes de prensa afirmaban que Elizabeth había sido mortalmente herida en un escape fallido de la cárcel. Su familia la creería muerta. —Estás cediéndole tu corazón —observó Hag. Él miró en dirección a Elizabeth. —Ella es… —se detuvo, luego admitió —atesorada. Si algo me sucede alguna vez, tienes que protegerla. Busca la manera de liberarla. La fey asintió. —Hablando de si algo te sucede, la Dorada ha sido sentida en el Sur, cerca del aquelarre de las Valkyrias en Louisiana. La hechicera antes había vivido en el Amazonas; ¿ahora estaba en Louisiana? Había apostado que la repugnante momia y sus lacayos Wendingos estaban escondiéndose en la cuenca del pantano. —Iré allá esta tarde —Se trazaría a un bar en el pantano llamado El lugar de Erol, uno frecuentado por docenas de inmortales. Quizá la Dorada había viajado a esa área por la energía del Lore. O quizá había sentido que él había estado ahí recientemente. —¿Saroya se ha alzado? —preguntó Hag. —Una vez. Mientras Elizabeth dormía —La chica ni siquiera se había enterado. No había perdido tiempo castigando a Saroya, desatando su furia consigo mismo sobre ella. —¡Sabías que no eras mi maldita Novia! —¿Estás tan seguro? ¿Cómo pudo haber sido engañado? —No eres mía. Buscaría el sol del mediodía si me emparejara contigo — ¿No le había dicho la misma cosa a Elizabeth? Se estremeció al pensar en lo increíblemente mucho que la había insultado. —Sabías desde el principio que yo no tenía un vínculo predestinado contigo. —Usé tu propia arrogancia como un arma en tu contra. Semejante arsenal es abundante. Además, muy en lo profundo reconociste a Elizabeth como tuya pero te negaste a aceptarlo. Lo que es en extremo comprensible, Lothaire. A pesar de todo, la abandonarás por mí, porque todavía quieres tus coronas —Ella había mirado hacia abajo al cuerpo de Elizabeth con desprecio. —A pesar de que obviamente estás apareándote con ella. —Encontraré otra forma de recuperar mis reinos. —Si encuentras la manera de que un vampiro rompa un juramento con el Lore, déjamelo saber... Sus votos lo ataban como grilletes, obligándolo a ir por un camino del que no podía desviarse. Lo obligaban a buscar sin descanso. Con el fin de pasar tiempo con Elizabeth, tenía que resistir la compulsión, pero sólo podía hacer eso por una cantidad limitada de tiempo. Entonces ella regresó, bañada, vestida, llevando una bandeja de desayuno cargada. —¿Te portarás bien con todos los demás pequeños vampiros cuando estés afuera buscando esta noche? Él ignoró la mirada inquisidora de Hag. Sabía que la fey se preguntaba de qué se trataba ahora su Juego Final. Lothaire sólo esperaba que fuese tan claro como lo había sido antes durante milenios. —Por supuesto —se levantó. —Me voy ahora. —Al menos bésame como si fueses a extrañarme, Leo —exigió Elizabeth en un tono picante que lo hizo querer hacer nada más que trazarla de regreso a su cama. —De otro modo no pensaré que eres
dulce conmigo. Las esquinas de sus labios se curvaron. Le gustaba su acento ahora. Incluso si no hubiese comenzado a encontrar sexy su acento de montaña, era una ventaja para ella... la gente la escuchaba hablar, veía su belleza y la subestimaban. Justo como había hecho él. Golpe bajo. Pero ya no más. Cada día con ella, él estaba aprendiendo qué formidable mujer era. A donde quiera que viajaran, su aguda mente absorbía el conocimiento como una esponja. Enseñarle había probado ser gratificante, agradable. Y experimentar esos lugares con ella los arrojaba bajo una nueva luz, haciéndolos excitantes para él de nuevo. Ella lo hacía sentir joven y vivo. Elizabeth Daciano era una droga para un hombre como Lothaire. Así que, ¿por qué no podía sacarse la sensación de que estaba alejándose de él? Se inclinó hacia abajo para presionar sus labios con los de ella, recibiendo su suave aroma en él. —¿Te preocuparás por mí cuando no esté? Ella sacudió la cabeza. —Pero me compadeceré de cualquiera que se cruce en tu camino. Su pecho se encorvó. Como una droga, Elizavetta... De mala gana se trazó lejos. Tan pronto como apareció en el estacionamiento lleno de conchas de ostras del Lugar de Erol, percibió una fuerte presencia. La Dorada estaba cerca. Lloviznaba, el trueno retumbaba. La música sonaba desde adentro de la choza en ruinas del bar. El olor de tantos de sus enemigos enredados en un solo lugar lo tenían deseando haber traído una bomba mística. Para erradicarlos a todos tan fácilmente... No. Enfócate. Se acercó a la orilla del agua negra, agachándose para espiar en un viejo escondrijo a lo lejos en medio de una ensenada. Trazándose a ciegas, se acuclilló encima de este, escuchando por la Dorada. Por encima de la lluvia fortaleciéndose, escuchó sólo los sonidos esperados... reptiles deslizándose a través del pantano, el grito errante de una Valkyria. Olfateó el aire húmedo, y percibió un leve rastro a piel podrida de la Dorada, pero no pudo determinar con precisión su origen. En el pasado, habría esperado aquí hasta el amanecer, acechando a su enemigo, previendo su próxima batalla con morboso detalle. Ahora estaba impaciente, sabiendo que sus pensamientos se volverían más caóticos a cada momento que estaba lejos de Elizabeth. El rayo se bifurcó en lo alto, volviendo al pantano radiante momentáneamente. Los ojos reflectantes de las criaturas del Lore destellaron a lo largo del agua. Ninguno era su presa. ¿Dónde estás Dorada? No tenía tiempo para perseguirla... Su cabeza se volvió de golpe cuando captó de nuevo el olor. Se trazó de un salto, aterrizando en el perímetro del pantano, girando en el lugar. El olor parecía provenir de todos los lugares a su alrededor. Entonces voy a recorrer cada centímetro de este fango olvidado por los dioses. Medio trazándose, comenzó a cubrir terreno, desmaterializándose a través de matorrales de zarzas, luego precipitándose alrededor de los árboles. El viento comenzó a aullar, extendiendo la lluvia hacia los lados, dispersando el olor. Aun corriendo, sus pensamientos se volvieron tan enredados como la maleza. Encontrar a la Dorada. Asesinarla. Entonces nada me distraerá del anillo. Había considerado olvidar la deuda del Blademan a cambio de la ubicación de Webb. Después de todo, Chase seguramente odiaba a Webb; el comandante había actuado a sus espaldas y había
“estudiado” a Regin. Pero Lothaire sabía que el Blademan no le diría nada. Despreciaba a Lothaire incluso más que al hombre que había ordenado que cortaran y abrieran a su mujer... mientras estaba consciente. Navegando por un espeso grupo de cipreses, Lothaire se escondió bajo una rama, mirando fijamente a una manada de cocodrilos cambiaformas, y las ninfas que malvivían con ellos. Los seres lo divisaron, gritaron con miedo, y luego se dispersaron en todas direcciones. No malgastó en ellos ni siquiera un siseo. Ese olor... ¿por qué no podía aterrizarlo en algún lugar... ? No, no habría ninguna negociación con el Blademan; acceder a los recuerdos de Chase era la única esperanza de Lothaire de reclamar su anillo. Sin embargo en vez de soñarlos, continuaba experimentando los suyos. ¿El último? Lothaire había revivido la noche que finalmente había capturado a Stefanovich para Fyodor, siglos después de que la tortura de Lothaire hubiera terminado. En una furia sin sentido, Lothaire había torturado a Stefanovich por horas —días—disfrutando de los ruegos de su padre por misericordia. Una vez que Fyodor dio la orden, Lothaire levantó su espada para el golpe mortal, calmándose lo suficiente como para comprender que el corazón del rey estaba palpitando. —¡Blyad’56! Él ha sido sangrado, Tío. Fyodor lo miró horrorizado. —Entonces debe haber engendrado un heredero secreto —Presionó el borde de su propia espada contra la garganta de Stefanovich, comenzando a corta de atrás hacia adelante—. ¿Dónde está tu Novia? —Muriendo —rechinó con dificultad Stefanovich; apenas si estaba vivo. —Como las demás. Las hembras vampiros habían sido afectadas en número por algún tipo de plaga. El Rey Stefanovich considerando eso como una vergonzosa señal de debilidad —¡inmortales sucumbiendo a una enfermedad!—había mantenido la epidemia en secreto, difundiendo rumores salvajes... —¿Y dónde está tu heredero? —preguntó Lothaire, preparándose para otra ronda de tortura. —Donde nunca lo encontrarás, bastardo. Pero Lothaire lo había hecho. Moviéndose como una sombra, silencioso como la muerte, se asomó sobre una cuna. Un bebé de cabello rubio alzó la mirada hasta él, agarrando su dedo con una mano diminuta... ¿Por qué veía esa escena de nuevo? ¿Qué estaba diciéndole su consciencia? Cuando el amanecer se acercaba, disminuyó su ritmo implacable, dando tumbos hasta detenerse. El sudor corría por su espalda y rostro para mezclarse con la lluvia. Echó una mirada acusadora hacia el cielo iluminado por rayos. Lothaire no había descubierto ninguna señal de la Dorada. Esa fuerte presencia se había desvanecido en la nada. 56 NDT:: En ruso blyad’ se traduce como “hijo de puta”. Sin embargo otra noche malgastada. ¿Será ésta cuando mi mente falle para siempre? Estrujó su cabeza entre sus manos. A pesar de que sólo había dejado pasar el pensamiento de sus coronas, su aprehensión por Elizabeth era incesante, oprimiéndolo, como lo había hecho la tierra una vez hace siglos atrás. ¡La quiero demasiado! ¿Qué demonios voy a hacer? Eventualmente, encontraría el anillo. Entonces tres posibles escenarios se desplegarían ante él. Podría desear volver en el tiempo, borrando sus votos por completo. Una vez ahí, expulsaría a Saroya, entonces se tomaría su tiempo para cortejar a Elizabeth, tratándola como a una reina. O podría desear regresar, sin embargo se negaba... los votos en sí mismos podrían impedirle usar el
anillo de esa manera. Había hecho un juramento de hacer todo lo posible para transformar a Saroya en una inmortal y para extinguir a Elizabeth. Lo cual significaba que cualquier intento de hacerlo de otro modo encontraría oposición. Si todo lo demás fallaba, podía dejar a Elizabeth al cuidado de Hag, luego quemarse hasta las cenizas bajo el sol. ¿Buscar mi propia muerte, después de haber sobrevivido tanto tiempo... ? Pero un intento de suicidio también rompería sus juramentos con Saroya. ¿Podría incluso ser posible resistirse a la compulsión —y al dolor—lo suficiente como para morir por Elizabeth? Los tres escenarios implicarían que en efecto él había recuperado el talismán que podría destruir a su Novia. El riesgo... No podía contarle a nadie sobre su apuro, ni podía pedir ayuda, sin romper su pacto con la diosa. Incluso no podía advertirle a Elizabeth que lo dejara. No es que eso importara. El anillo funcionaría sin importar cuán lejos o cerca estuviera ella. En un enredo mortal de su propia creación, no podía establecer un escape. Desecho por mi propia arrogancia, por mi interminable necesidad de venganza. ¿Serán mis defectos literalmente mortales? Todos esos votos de sangre que había coleccionado no podían hacer nada para ayudarlo a eludir el suyo propio. Su esperanza —o la perdición de su Novia—yacía en el anillo. Justo cuando se tensaba para trazarse de vuelta con Elizabeth para pasar el día, para perderse a sí mismo en su cuerpo y su olor, escuchó el chillido de una Valkyria llevado sobre el golpeteo de la lluvia que iba disminuyendo. ¿Podría ser el de Nïx? Tan traicionera como era, siempre parecía entenderlo. Tal vez le concedería un favor; él no merecía menos de ella. Con su asediada mente a punto de romperse, decidió tragarse su orgullo y llamar a la única persona que podía discernir su atasco. Se trazó al Val Hall, permaneciendo en la niebla, a la espera. Momentos después, Nïx se paseaba afuera en el porche delantero, ofreciendo un mechón de cabello negro a los espectros que la rodeaban. El cabello era su pago negociado. Lothaire sabía que cuando el Azote recolectara lo suficiente para hacer una trenza de cierta longitud, podrían doblegar a todas las Valkyrias a hacer su voluntad por un tiempo. Las poderosas Valkyrias serían esclavizadas. Apenas podía esperar. Nïx se paseó hacia él en la llovizna, con actitud indiferente. En el pasado, ella le había dicho que él desafiaba su previsión. Conveniente, ya que ella desafiaba su intuición. Pero ahora él estaba apostando por su habilidad para leerlo todo excepto su mente... básicamente con los poderes de una diosa. Sin embargo, ¿cargaba un maldito murciélago en el hombro? En su camiseta rosada se leía: “¿Por qué no podemos ser amigos?” Sutil, Nïx. Muy sutil. Se detuvo a unos pocos pasos de él. Se quedaron de pie sin hablar, valorándose el uno al otro. Su largo cabello negro estaba húmedo y azotado por el viento, sus amplios ojos dorados eran inescrutables. Su fluida falda estaba hecha jirones en el dobladillo. Hace sólo unas semanas, la había visto en la isla prisión; desde entonces parecía más delgada, cansada. Siempre había sido chiquita, pero ahora parecía más pequeña.
A pesar de eso, estaba favorecida en forma, tan hermosa físicamente como dañada mentalmente. Ella inclinó su cabeza entonces, como si pudiera espiar dentro de él. Él silenciosamente la instó a ver —a conocer—lo que tan desesperadamente necesitaba. Ayúdame a salir de este vínculo. Con dificultad, pronunció, —Nïx, debo tener a Elizabeth —No podía decir nada más, no podía explicar nada. Incluso esa declaración probaba los límites de su voto; simplemente permanecer en la presencia de Nïx drenaba su fuerza. Ella sonrió, con la mirada vacía. —¿Entonces el rey negro busca la ayuda de la reina blanca? —El rayo destelló en lo alto, severamente iluminando su cara. Sus hermosas facciones se afilaron, su semblante misterioso mientras murmuraba, —Lothaire, has estado equivocado en algo. El abismo no se queda mirándote, te guiña el ojo. Luego giró sobre sus talones y lo dejó. Incredulidad. Ella ya había pasado a los fantasmas cuando él encontró su voz. —¡Maldita perra! — Bramó, mientras pensaba—, estoy perdido... Ese día mientras dormía, con Elizabeth apretada en sus brazos, Lothaire soñó con el anillo.
Capítulo 45 Los recuerdos de Chase de la ubicación del anillo habían sido caóticos y confusos. Lo que significaba que Lothaire había estado a gusto con ellos, usándolos para trazarse directamente al escondite de Webb en las Montañas Rocosas Canadienses. Jamás habría supuesto que era Canadá. Más temprano, cuando Lothaire había despertado, había actuado como si nada estuviera fuera de lugar, dejando a Elizabeth en casa de Hag. A pesar de que una vez que comenzó a besar a Elizabeth en despedida, se le hizo difícil detenerse. Ahora examinaba la parte delantera de un rancho inclasificable... uno rodeado por algo de la más alta tecnología en seguridad en la tierra. Y más, Chase había estado familiarizado con cada dispositivo de seguridad, lo que significaba que Lothaire también lo estaba. Los eludió todos, rompiendo fácilmente las defensas de la estructura. Haciéndose incorpóreo, Lothaire medio se trazó por los pasillos poco iluminados. Invisible a los ojos mortales, irrumpió en los aposentos privados de Webb. La caja fuerte del hombre debía estar detrás de una pared dentro de esta habitación, y el anillo adentro. Encontró a Webb sentado en su escritorio, en medio de una llamada telefónica, con los músculos de sus hombros agrupados en tensión. Lothaire podía escuchar ambos lados de la conversación. Webb estaba hablando con el Blademan, Declan Chase. Interesante. —No puedo decirte lo mucho que significa para mí que hayas llamado —dijo Webb. —No deseo reanudar la comunicación contigo —dijo Chase en su espeso acento irlandés—. Pero para resarcirte por haberme salvado la vida, he decido darte una advertencia. —¿De qué? —El Enemigo de lo Antiguo bebió mi sangre en la isla. Tiene mis recuerdos, lo que significa que él eventualmente soñará la ubicación de tu rancho, tu seguridad, todo. Irá por ti. Y por el anillo. Ya estoy aquí. Lothaire simplemente ahogó una carcajada. El tiempo es lo importante, Chase. —No tendrá las combinaciones, y hay contramedidas en su lugar —dijo el comandante—. Pero me mudaré de inmediato, escondiéndolo de él esta misma noche —Una pesada pausa—. A menos que tú quieras hacerlo. Vuelve al redil, Declan. Necesitamos tu fuerza. Todavía hay trabajo que hacer para detener a la marea de inmortales de apoderarse de la tierra. De esclavizarnos. Como si nosotros te quisiéramos. —Mi conexión con la Orden está terminada —dijo Chase—. Sólo mantén el anillo lejos de las manos del vampiro. Sorprendentemente, confío en Lothaire incluso menos que en ti. Las palabras lastiman, Chase. —¿En realidad vas a aliarte con los miscreats? —Demandó Webb—. ¿Has olvidado que esas abominaciones torturaron y asesinaron a tus padres? ¿Te torturaron y casi te mataron? ¡Te salvé de ellos! —Soy uno de esos miscreats, Webb. Un berserker de nacimiento. Estamos sacudiéndonos el lavado de cerebro de la Orden, ¿verdad, Blademan? A pesar de que el rostro de Webb estaba rojo de ira, su tono permaneció paternal, preocupado. — Hijo, tu mente no está clara. Esa mujer te ha influenciado. —No soy tu hijo —chasqueó Chase—. Y esa mujer va a ser mi esposa. Es preferible que me influencie Regin que tú.
Discutible. —He reportado a la Orden que falleciste en la isla —dijo Webb—. Y me apegaré a eso, pero sólo si dejas de estar en contra de nuestra misión. Chase respondió, —Me dijiste que o estaba de tu lado o del de ellos. Tenías razón. Daña a alguno entre mis aliados, y tomaré represalias. Clic. El Blademan subió un escalón en mi apreciación. Tan pronto como la llamada terminó, Lothaire dijo, —Ah, ¿ese era Chase advirtiéndote sobre mí? Lástima. Si tan sólo lo hubiese hecho mucho antes. El comandante se volteó, disparándole un lanzador de carga. Lothaire se echó a reír mientras la corriente eléctrica pasaba a través de su torso. —Medio trazado, Webb. No puedes tocarme. Pero yo puedo tocarte —Brevemente se materializó para golpear el arma en la mano de Webb, rompiendo el brazo del mortal con un satisfactorio crujido. Webb grito de dolor, con su otra mano lanzándose por un botón bajo su escritorio. —Ah—ah, no toques esa alarma —Lothaire aseguró la mano del hombre en su propio puño. Dando el más ligero apretón, destrozó los huesos de Webb como una nuez triturada. Mientras el hombre emitía un grito, Lothaire sonrió con desdén, sabiendo cuan terrorífico lucía... el rostro de la muerte. —Ahora, tienes dos opciones, humano. Si me dices la combinación de tu caja fuerte y revelas cuales contramedidas están en su lugar, puede que te perdone la vida. O puedo torturarte por la información, luego beber tus recuerdos de modo que pueda encontrar y castigar también a tu familia. Tienes una escondida en alguna parte, ¿no es así? —Nunca. ¡Nunca te lo diré! —Muy bien. Lo disfrutaré más si te resistes... Al final, torturó a Webb hasta que el hombre rogó para divulgarlo todo. Después de un tiempo, Lothaire se lo permitió. —Y una última pregunta —dijo Lothaire, elevándose por encima del mutilado cuerpo del hombre—. ¿Quién le dio mi nombre a la Orden? ¿Quién me puso en la lista de captura de Chase? La sangre burbujeó en los labios de Webb cuando se echó a reír con la voz entrecortada. —Vampiro... en el fondo... lo sabes. En ese momento, la compostura de Lothaire se tambaleó. Él había tenido una sospecha, por supuesto, pero no podía ser correcta. —No es posible. Entre toses de asfixia, Webb rechinó, —Sabes... quién te entregó a nosotros. Tenía que estar mintiendo. Sólo hay una forma de saberlo con certeza. La mirada de Lothaire cayó sobre el cuello del hombre. ¿Sería esta la víctima que lo enviaría al abismo? ¿Podría detenerse de beber a Webb hasta la médula? Deberé arriesgarme. —Te drenaré ahora —Lothaire arrastró al hombre hasta sus pies—. Resístete. Eso le añade algo —Luego perforó la yugular de Webb, haciendo una mueca ante la sangre. El comandante sabía a aguas de cloaca comparado con Elizabeth. Sin embargo la inminente muerte se burlaba de Lothaire, atrayéndolo a succionar con más fuerza mientras el agitado cuerpo de Webb se volvía más y más ligero debido a la pérdida de sangre. Cuando el hombre quedó inerte, Lothaire lo dejó caer, tambaleándose. ¿Qué hay en su sangre? Una neblina narcótica lo envolvió. Cruda, potente. Lothaire estaba drogado, demasiado colocado como para meditar por qué. Deslizó su espalda hacia abajo por la pared, cerrando los ojos contra la
habitación girando. Cuando Webb tomó su último aliento tembloroso, las imágenes comenzaron a fluir a través de la mente de Lothaire a la velocidad de la luz. Cayó en un semisueño, inmerso en los retorcidos recuerdos del hombre. Pasaron lo que se sintieron como horas antes de que Lothaire pudiera apoderarse del recuerdo que buscaba... El comandante no había mentido acerca del traidor de Lothaire. La bilis se alzó en la garganta de Lothaire, un pico de puro odio resucitándolo. Entrecerró los ojos. Todos aquellos en los que alguna vez había confiado habían muerto... o lo habían traicionado. Elizabeth todavía podía hacer una de esas cosas. O ambas. Por siempre traicionado. Stefanovich, Serghei, Fyodor, Saroya, incluso el único ser que Lothaire había llamado amigo... Pero no Elizabeth. Nunca ella. Se puso de pie pesada y ruidosamente, pateó el cuerpo sin vida de Webb —hasta nunca, gilipollas— luego se puso en marcha hacia la caja fuerte. Ahora a desactivar todos los dispositivos de seguridad. Presionar un botón ahí, ingresar un código falso, girar la palanca una vez. Meter el código real. El acertijo se movía. Si Lothaire no tuviera tanto en juego, habría disfrutado esto. Con un siseo, la puerta de la caja fuerte se abrió. Ahí. Una bolsa de terciopelo negro. Deslizó el anillo de ahí. Mientras se ponía la banda lisa de oro, sintió un insondable poder irradiando de él. Sin perder ni un segundo, Lothaire giró el anillo, pidiendo su deseo. Regresar en el tiempo para deshacer mis votos a Saroya La Segadora de Almas. Nada. Lothaire no sintió ninguna oleada de energía como lo había hecho en el pasado con otros talismanes menores. Tal vez el anillo prohibía el viaje en el tiempo. Modificó su deseo: Borra mis votos a Saroya. De nuevo, nada. Queridos dioses, el anillo lo rechazaba; los votos permanecían inquebrantables. El impulso por destruir a su Novia crecía abrumadoramente. La muerte era el único movimiento que quedaba en el tablero de ajedrez. ¿La de Elizabeth o la suya? Miró por la ventana del estudio. El sol estaba alzándose, rayos de luz estallando sobre las montañas distantes. Como dedos agarrando. Su instinto era ir bajo tierra, evadir su alcance. ¿Podría sacrificarse a sí mismo por Elizabeth? ¡Parte de él apenas podía creer que Lothaire —el atroz Enemigo de lo Antiguo—estaba siquiera contemplando esto! Para protegerla, ¿iba a volverse cenizas? Como había hecho Ivana todos esos años atrás para protegerlo... Se dijo a sí mismo que sólo estaba considerando esto porque la muerte de Elizabeth lo alteraría. ¿Cómo podría cualquier vampiro continuar viviendo sin su Novia? Trató de convencerse a sí mismo de que su corazón no tenía ninguna influencia en esta decisión. Pero la tenía. Pequeña mortal, lo has cambiado “todo”... Antes de que Ivana hubiese ido a encontrar su muerte, Lothaire le había preguntado, —¿Cómo puedes hacer esto? —Finalmente entendía su respuesta. Porque todo lo que es digno en mí comenzó con Elizabeth. Se frotó el pecho con la mano, sorprendido por el dolor que sentía ahí. Desearía haberla visto una vez más... Enderezando los hombros, se trazó hacia afuera para encontrar el amanecer, retando a un enemigo
que habĂa eludido toda su vida. Un enemigo que ahora rezaba que lo derrotara.
Capítulo 46 —Está sucediendo —Ellie admitió a Balery mientras ella bebía a sorbos una Coca-Cola. —Me estoy enamorando de él. Ella y la Fey estaban en la terraza observando la puesta del sol mientras Ellie esperaba ansiosamente a Lothaire. Él había estado desaparecido todo el día. Cuando él se había ido, Ellie le había vuelto a decir que ella no se preocuparía. En cuanto a eso. Thad había ido de visita más temprano. Por horas, él y Balery habían tratado de distraerla, pero su sensación de temor había ido creciendo constantemente durante todo el día. A las cuatro de la tarde, le había exigido a Balery que tirará los huesos. Lo que sea que la Fey había visto se había filtrado en el color de su rostro, y le había arrancado una palabra: “… ardiendo.” Sin embargo, una vez que se había recompuesto, Balery había puesto una falsa sonrisa y consideró que esa lectura era un “fiasco”. Sin importar lo mucho que Ellie la trato de engatusar, ella se rehusó a hablar más sobre el tema. Ahora Balery dijo: —Ya me había dado cuenta, por la forma en que lo miras. ¿Se lo has dicho? Ellie murmuró: —No todavía. —Aferrándose al hilo de su anterior testarudez, había retrocedido en su promesa. Nunca enamorarme de Lothaire se había convertido en no decirle que lo amo primero… —Elizabeth —comenzó Balery en tono afligido—, hay algo que necesitas saber sobre Saroya y… Lothaire apareció; Ellie dejó caer la mandíbula. Estaba quemado profundamente en algunas partes, sus músculos saltados, sudor y sangre manaban de su piel carbonizada. Antes de que Hag o Ellie pudieran decir una palabra, él ya había tomado el brazo de Ellie, trazándola a su dormitorio en el apartamento. —¡Lothaire, Dios mío! ¿Qué te pasó? —¿Balery lo había presenciado? Sus iris eran del rojo más profundo del que Ellie jamás los había visto antes, el color de la sangre atravesaba la blancura de sus ojos. —Mira lo que he recuperado, Lizvetta. —Él apretaba un sencillo anillo de oro con dos dedos hasta que los nudillos se le pusieron blancos, su expresión era una mezcla de locura y agonía. —Eso es bueno, ¿cierto? Él se rió amargamente. —¿Bueno? Es tu perdición. —¿De qué estás hablando? —No puedo salvarte… Sin importar lo que intente, mis votos me controlan. Escalofríos se deslizaron por la espalda de ella. —No lo entiendo. Por favor cálmate, Lothaire. ¿Bebiste de alguien? —Lizvetta, ni siquiera puedo matar tu cuerpo antes para salvar tu alma… —¿Matarme? ¿Qué pasa con mi alma? ¡Estás hablando locuras otra vez! —gritó ella—. Sólo tienes que usar ese anillo para sacar a Saroya de mí. Él comenzó a pasearse por la habitación, nunca una buena señal. —No puedo traicionarla. ¡Tú no entiendes! —¡Entonces haz que entienda! Como si lo hiciera con gran dificultad, él rechinó: —Prometí al Lore convertir a Saroya en inmortal… y destruirte a ti. Tú no puedes morir simplemente. Tú alma será expulsada. He tratado de todo para salir de la promesa… luchando contra ella incluso ahora. ¿Él había sabido todo el tiempo que él tendría que hacer esto? Incluso si ella entendía que las promesas hacia el Lore eran inquebrantables. —Déjame escapar, Lothaire. Se paseó más en la habitación. —Podrías estar al otro lado del mundo. Eso no hará una diferencia
cuando me vea obligado a…forzado a… terminar contigo. Ella no podía tomar suficiente aire. —¿Mi alma será expulsada de mi cuerpo… o de todo? —¡Desaparecerá! ¡Como si nunca hubieras existido! Respira, Ellie, respira. —¡Esto es lo que habías estado insinuando! ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Para prepararme? —No podía… físicamente no podía colocarte en un camino que pudiera interferir con mis votos. Pensé que podría ahorrártelo de todos modos. La desesperación se profundizó. Y aún así voy a morir. De regresó a donde había comenzado. No, ahora era mucho peor. Al menos antes no había estado enamorada del vampiro. Al menos antes pasaría de ser una condenada a muerte al cielo, o eso había creído. Ahora iba a irse del paraíso del placer a… la nada. ¿No existiré más? ¿Destruida por el hombre que empezaba a amar? Él se pasó los dedos por el cabello cubierto de hollín. —Ni siquiera pude permanecer en el sol… Ella separó los labios. ¿Era por eso que su piel se había quemado? Balery le había dicho que el dolor era insoportable para un vampiro. —¿Trataste de morir por mí? —¡Por supuesto! —Espetó, atrayéndola a sus brazos—. ¡Preferiría morir antes que hacerte daño! Ella no podía creer eso, pero sabía que él no podía mentir. Hoy, Lothaire había tratado de acabar con su vida por ella, había desafiado al instinto de supervivencia que lo había mantenido vivo por miles de años. —¿Cómo eres capaz de decirme todo esto ahora? ¿Debido a que ya no hay marcha atrás? Él se aferró a sus hombros, mirándola a la cara. Su expresión le respondió. —Oh. —Las lágrimas se acumularon y cayeron. ¿Por qué no llorar? Nunca se había sentido más desesperanzada. Al menos ahora sabía con lo que él había estado luchando. —¿Do—dolerá? Ante sus palabras, él lanzó un bramido de angustia, sangre salió por la comisura de un ojo. —Lizvetta, no lo hare… —¿Puedes usar el anillo para traerme de vuelta? —¡No se puede revertir un deseo! ¡Pero encontraré la forma de traerte de regreso! —Lothaire, yo —dio un sollozo—tengo miedo. Otro agonizante bramido le siguió, luego la envolvió contra su pecho. Estaba temblando a su alrededor, luchando contra esa batalla interior. —Si no puedo salvarte, te seguiré. —La estrechó con más fuerza, meciéndola, murmurando palabras desconocidas en ruso. Su piel chamuscada y ropas olían a ceniza. Él trató de quemarse por mí. ¿Sería ese el último aroma que percibiría? —No me sigas, Lothaire. No quiero que tú… —¡“RIIIIINNNNNNGGGGG!” (“¡AAANIIIIIIIILLOOOOOOO!”) Ellie alzó la cabeza de golpe. —¿Qué es eso? —¡Devuélveme mi aaniiiilloooo! —El grito de una mujer sonaba justo desde afuera del balcón — veinticinco pisos arriba del suelo. A la vez, Lothaire empujó a Ellie a un lado para quitarse el anillo. —La Dorada. ¿Cómo mierda nos encontró? ¿Alguna mujer desde el exterior lo estaba controlando? ¡Justo como temía! —¡Enemigo de lo Antiguo! —Las palabras de la Dorada sonaban estáticas, como si fueran pasadas por un filtro—. Déjame entrar. No te me resistas. —No puedo luchar contra ella —espetó Lothaire en voz baja mientras iba a la pared junto a la puerta
del balcón. Los símbolos estaban grabados en el yeso—. ¡Ve a la puerta de enfrente, Elizabeth! Serás capaz de abrirla pronto. Una vez que Lothaire desbloqueó los límites, la Dorada descendió sobre la barandilla del balcón, como si acabara de atravesar una entrada invisible. Con un movimiento de su mano, las puertas de estilo francés se abrieron de golpe. Mientras Ellie se quedaba boquiabierta, la hechicera flotó al interior, a escasos centímetros del suelo. Lothaire le había revelado algunas cosas de la Dorada, cómo que estaba medio loca, grotescamente momificada, gritaba por su anillo. Ahora la hechicera estaba regenerándose. Todavía tenía un solo ojo —pero sorprendentemente era de color verde oliva con espesas pestañas. Algunas hebras de su cabello eran espesas y lustrosamente negras, otras eran fibras lacias. La mitad de su rostro tenía piel suave y morena; la otra estaba incrustada con gasa putrefacta. Una sólida coraza de oro cubría su torso, una falda de hilos dorados se envolvían alrededor de sus caderas. —¡Corre, Elizabeth! Ellie cerró la mandíbula con un chasquido, y se dio vuelta, corriendo hacia la puerta principal. Pasando a través de los pasillos corriendo. La entrada principal la vista. Al llegar, abrió el ordinario cerrojo, luego abrió la puerta, Ellie se detuvo en seco con un grito; Lothaire dio un bramido como respuesta desde su habitación. Wendigos le cerraban el paso. Sus cuerpos eran escuálidos, encorvados y deformes, sus colmillos del tamaño de sus dedos. Piel pálida se estiraba por sus esqueletos, y aún así parecía ondularse en algunos sitios. El horror la golpeó. Llevaban puesta la piel de otros. Mangas, chalecos, collares… Ellie golpeó una mano sobre su boca, retrocediendo. Es demasiado. No puedo soportar más de esto. A medida que ellos se escabullían hacia el apartamento, se relamieron los labios ante ella, con sus ojos rojos encendidos. Con hambre. Ella huyó de regreso hacia Lothaire, impulsándose con los brazos, corriendo como nunca antes lo había hecho. Estaban pisándole los talones, gruñendo, babeando. Dentro del dormitorio ella se tambaleó. Con los ojos abiertos de par en par, Lothaire le tendió una mano, pero no se movió, no trató de protegerla. Ella corrió detrás de él de todas formas. —¡Me está controlando, Elizabeth! Me dijo que no me moviera. Estoy atrapado en esta posición. La Dorada sacó la silla del escritorio de Lothaire, tomando asiento con aire casual. Pero sus movimientos eran lentos. —¿Cómo encontraste este lugar? —demandó él. La hechicera sostuvo el anillo contra la luz de la lámpara. —Un viejo conocido me lo dijo. —Deslizó el anillo en su dedo pulgar, luego hizo señas a Ellie—. Ven, chica. Ellie negó con la cabeza lentamente. —Ven, o haré que tu vampiro te beba hasta la muerte. Lothaire le apretó la muñeca… hasta que la Dorada ordenó: —Suéltala. Él lo hizo al momento. Viendo el control que la hechicera tenía sobre él, Ellie cruzó la habitación hasta detenerse ante la
Dorada. ¿Me matará? ¿Me convertirá en una de esas cosas? —Arrodíllate. Sin otra alternativa, Ellie lo hizo. La hechicera la examinó con ese único ojo. —¿Saroya la Segadora de Almas está escondida profundamente en esta mortal, Lothaire? ¿Era la diosa de los vampiros la Novia que buscabas? Tal vez querías volver a este huésped humano en inmortal con mi anillo. Él permaneció en silencio. —¿Proteges el cuerpo con tanta vehemencia para preservar a Saroya? ¿O esta chica es tuya? —¿Viniste aquí para insultarme? Tú sabes la respuesta a esa pregunta. —¿Lenguaje de Lothaire? La Dorada levantó su mano buena para tocar la frente de Ellie, ordenando: —Enfréntame, Saroya. Ellie retrocedió, resistiéndose a Saroya con todas sus fuerzas. —¡No, hechicera! —gritó Lothaire—. ¡No hagas esto! —Sé que puedes sentirme en el fondo, diosa —dijo la Dorada, ignorándolo—. ¡Ahora sal! El revestimiento de oro de la mujer parecía vibrar mientras el poder infundía la habitación. Ellie podía asentir a Saroya deslizándose violentamente en su pecho, pero aún así ella luchó. Lothaire tiró con fuerza contra el control de la Dorada. —Esto tiene que ver más con mis crímenes contra ti. ¿Qué quieres de Saroya? —Venganza. Ellie guardó silencio, luchando por mantener a la diosa atrás. —¿Por qué? —gruñó Lothaire. —¿Por qué crees que estaba en esa tumba, vampiro? —dijo la Dorada—. ¡Debido a que los asesinos de Saroya me perseguían sin cesar! Desesperada, volví al anillo, pero era demasiado poderosa para vencerla. Así que deseé nunca ser encontrada por sus asesinos, ser liberada de sus tormentos. Y el anillo se aseguró de que yo estuviera siempre fuera de su alcance, haciendo que mis otros enemigos me atraparan en una tumba por siglos. —Ella se quedó con la mirada fija con su único ojo por un largo rato, luego se giró hacia él—. Hasta que tú llegaste, despertándome. Al mismo tiempo, sentí la ausencia de la divinidad de Saroya. Me negué a dejarte usar mi propio anillo para empoderarla de cualquier manera. —Esto no tiene sentido, Dorada. Saroya no tendría ninguna razón para asesinarte. ¿Quién eres tú para una diosa? La visión de Ellie flaqueó. Estaba perdiendo terreno, no podía aguantar mucho más tiempo… La Dorada le frunció el ceño a Lothaire. —¿No conoces la profecía? —¿De qué estás hablando? —dijo él—. ¿Qué profecía? Distracción. —Hmm. Sólo sé que está a punto de cumplirse. Con eso, Ellie dio un grito, colapsando mientras su visión se oscurecía.
Saroya se sintió obligada a surgir, parpadeando. ¿Estaba en la habitación de Lothaire? Con la mano en la frente, se puso de rodillas… y se encontró a sí misma rodeada de Wendigos. De cara a su antigua enemiga. ¡La predicción! El miedo creció en ella, pareciendo hincharse dentro de su garganta. Pero Saroya hizo como si todavía tuviera poderes. —Dorada —se burló—. Han pasado siglos. La Dorada sonrió, dejando al descubierto unos colmillos podridos entre otros blancos brillantes. —Ya
no eres la diosa de los ojos de gato —dijo ella, hablando inglés estático a través de algún tipo de hechizo traductor. —Tú ya no eres digna de ver. Rodeándote de la compañía de bestias babeantes. —Regeneración. —La Dorada se encogió de hombros. Sus adornos habituales casi resplandecían, revestiduras de oro tan pesadas que parecían como si aplastaran su forma putrefacta—. Tu hombre me perjudicó muy a fondo. Quería vengarme de Lothaire. No tenía idea de que podría impartírtela a ti también. Esto no podía estar pasando. Estaba anunciado…Estaba anunciado… El miedo inundó a Saroya, pero se forzó a sí misma a hacer un gesto de desprecio. —¿Qué me puedes hacer? —¿Estoy sudando de miedo?—Yo soy una diosa. —No tienes poderes. Y eres pura maldad. Fácil de controlar para mí. ¿Debo hacer lo que se adivinó hace tanto tiempo? Saroya tragó. —Si lo intentas, fracasarás. Y luego te castigaré con la ira de un Dios. La Dorada sonrió, su rostro estirado en una máscara repelente. —Creo que correré el riesgo. Saroya se giró hacia Lothaire. —¡Vampiro, haz algo! Sus músculos estaban anudados, su expresión tensa, pero él permaneció inmóvil. La Dorada claramente lo tenía bajo su yugo. —No tomes a Saroya, hechicera. ¡Debe haber otra manera de arreglar esto! La comprensión la golpeó. Lothaire estaba actuando como si ella fuera su Novia, porque él sabía que la Dorada la expulsaría para castigarlo. Efectivamente, había descubierto una manera de escapar de su promesa. —¡Dorada, yo no soy su Novia! Si buscas venganza contra Lothaire, entonces debes matar… —¿Por qué me niegas ahora, Saroya? —gritó Lothaire. La Dorada levantó su mano, sus dedos extendidos dirigiendo la energía mística a Saroya. La joyería de oro de su cuerpo retumbó, su único ojo brilló. Los Wendigos aullaban mientras el aire se volvía eléctrico. —¡No! —gritó Saroya—. ¡No lo hagas! —Nunca te hubiera hecho daño, diosa, nunca te habría puesto como objetivo, si no me hubieras asediado con tus asesinos. ¡Idiota! Me diste la espalda en este camino. Tú cumpliste esta profecía. —¡Pagarás, Dorada! Mi hermana… —Envíale saludos. —La Dorada cerró su ojo y jaló el puño de golpe. La oscuridad se extendió ante Saroya, la profecía repitiéndose una y otra vez mientras su consciencia comenzaba a apagarse. Se predice que La Dorada, la Reina del Mal y del Oro, una hechicera de gran poder, destruirá a Saroya la Segadora de Almas, Diosa de la Muerte Divina, condenándola al Éter que la engendró, por siempre sin forma como el caos de donde surgió… Anunciada. Una profecía autorealizada. Oscuridad. Silencio. Frialdad. Vacio. El último pensamiento de Saroya: Mis acciones tuvieron una consecuencia.
Capítulo 47 Elizabeth cayó al suelo, su cuerpo inerte. Parecía que pasaban horas, mientras Lothaire -y La Doradaesperaba que despertará. Esperando. Por fin, se levantó, poniéndose de pie rápidamente, acariciándose el pecho ansiosamente. —¿Saroya se ha ido?—Elizabeth lo afronto. —¡Oh Dios ella se ha ido! La mandíbula de Lothaire se relajó, al tiempo que fijaba la mirada en su radiante piel y en sus vívidos ojos. En esos labios con forma de arco... Antes su atractivo lo había atormentado. Libre de Saroya, su mujer era irresistible. El ser dentro de Elizabeth, debía haber diluido su deseo por ella. Ahora era como si el feroz deseo y el instinto de protección que había sentido antes por ella se hubieran multiplicado exponencialmente. E inyectado directamente en su corazón. "Mi Novia". Eso era de lo que hablaba todo el mundo. El rostro de Elizabeth... era como si una ventana de cristal se hubiese roto en pedazos para permitir que entrara la luz y brillara, resplandecía con una belleza perfecta. —Mátala, Lothaire, —dijo La Dorada. Luchando contra su control, dijo con tono desdeñoso. —¿Por qué me molestaría? Ya me has quitado a Saroya. —En caso de que esta mortal sea tu Novia real. Antes, estaba encadenado por sus propios votos, ahora que estaba libre de ellos, se sentía más poderoso que nunca. Elizabeth era el faro que enfocaba todo lo que había dentro de él. —Nunca le haré daño. Y sabes que yo no puedo mentir. —Sospechaba que era tu Novia. Ahora te ordeno que la mates. —Me importa una mierda lo que ordenes, hechicera. —¿La única cosa más poderosa que el dominio que tenía La Dorada sobre él? Era el que tenia Elizabeth. —No puedes obligarme a que la lastime. No estás completamente curada, y te acabas de debilitar aún más asesinando a una Diosa. Lucharé contra ti hasta que a ninguno de los dos le queden fuerzas para herir a Elizabeth. —Haré esto más sencillo. —espetó La Dorada. —O la matas o te obligaré a matarte a ti mismo. Él se echó a reír. —Entonces hazlo despacio súka. Me gustan los preliminares. —¿Despacio, Lothaire? Tengo todo el tiempo del mundo para observar cómo te arrancas la piel del cuerpo. —¡No! —Elizabeth se acercó deprisa hasta colocarse de manera protectora delante de él. —Por favor ¡no hagas esto Dorada! La hechicera no le hizo ningún caso. —Quiero que te quites la carne como si fuese una camisa, vampiro. Haré que una de mis bestias la vista hasta que se pudra sobre su cuerpo. —¿Tú eres la que los vistes con… piel?—Elizabeth tragó repetidamente como si estuviera enferma. —Empieza por tu cuello, Enemigo de lo Antiguo.—dijo Dorada. Los Wendigos posaron sus horrorosos cuerpos en el suelo, preparándose para ver el espectáculo —y recoger los restos. Se encontró clavándose sus propias garras para cortarse la piel de su cuello. No puedo detenerme... —¡Espera! —gritó Elizabeth. —¿Por qué no negocias con nosotros? —¿Te atreves a dirigirte a mí? —Saroya miró a Ellie con su único ojo escalofriante. —Tenemos algo que deseas. —dijo, sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Entre los Wendigos, esta señora que parecía una momia, la confesión de Lothaire, y el exorcismo de Saroya, tenía tantas cosas en la cabeza, que su mente casi se había quebrado. Sin embargo, estaba intentando mantenerla unida para salvar a su vampiro. —El libro de
contabilidad de Lothaire con sus deudas de sangre. Sólo detén la mutilación por un minuto y déjame hablarte de él. La Dorada indicó con el brazo a Lothaire para que se detuviera y entonces se dirigió a ella. — Explícate. —Hay miles de deudas. Él ha trabajado en ello desde siempre. A cambio de dejarnos vivir a los dos y no darnos más problemas, te daremos... la mitad del libro. —¿Y quién está en deuda? ¿La escoria del Lore?—La Dorada desenrolló un trozo de venda, echando una ojeada a la herida que se veía debajo y suspiró. —¿Inmortales de voluntad débil? Ellie movió la cabeza. —Tenemos reyes, reinas, dioses. Algunos de los buenos también —a los que no puedes manejar. —Endureciendo la voz, dijo. —Pero no puedes forzar a Lothaire a que sólo te lo entregue porque él es malo y puedes controlarlo como a un muñeco. Esto tiene que ser un acuerdo. La Dorada parpadeó con su único ojo. —¿Por qué tiene que serlo? "Buena pregunta. ¡Piensa Ellie, piensa!". —Para que puedas cobrar estas deudas, deben haber sido conferidas a ti voluntariamente. —Eso sonaba lógico. —Si le quitas su libre albedrío y robas sus votos de sangre, los votos no valdrán ni el papel donde están escritos. La Dorada se dirigió a Lothaire. —Puedes hablar, ¿existe ese libro? Ellie había esperado que él se pusiera a rugir por esto, rehusándose a negociar con el trabajo de toda una vida. En cambió, está mirándome como si... estuviera asombrado —El libro es exactamente como dice mi Novia. —Lenguaje de Lothaire. La parte del libro sí, pero lo del libre albedrío no lo era. La Dorada inclinó la cabeza, enviando brillantes ondas de pelo que se desplomaban como fibras sin vida. —Me gustaría elegir a mis deudores, decidir la división. —Si permites que use el anillo, —dijo Lothaire. —Te lo daré completo. Ellie dio un grito ahogado. —¡El anillo no da más que problemas, es peligroso! —No tienes ni idea, —murmuró la Dorada —lo llevo pero no lo uso más. —¡Entonces no hay motivo para que no me lo prestes, hechicera! Ellie movió la cabeza tristemente. —No, Lothaire. Con la voz elevándose a cada palabra, Lothaire le dijo a La Dorada. —Ahora que estamos negociando y tú tienes el anillo —¡mierda, me gustaría poder moverme otra vez! Otra onda de La Dorada y él estuvo libre. Agarró a Ellie de los brazos. —Debo tener este poder. Lizvetta, debes convertirte en vampiro. Y aunque estoy contentísimo de que Saroya se haya ido, la corona de la Horda ha desaparecido con ella. No voy a dar carpetazo a mis ambiciones como si fuera un maldito juego. —Por favor, ya resolveremos eso juntos. —dijo Ellie, pero él permaneció inamovible. —¿Qué pasa si hay más juramentos que me estás ocultando y desconozco? —No hay ninguno. Confía en mí. —He confiado en ti, y esta noche casi muero dos veces por tu culpa. Él se estremeció, pero aún así le dijo a Dorada. —Permíteme utilizar el anillo hasta mañana a medianoche, y el libro es tuyo. La Dorada cerró brevemente su ojo, en silencio. —Tráemelo. —le dijo finalmente a Lothaire. —Si es como dice tu mortal, entonces haré un trato por el anillo. En la periferia de la habitación, los Wendigos no estaban contentos, como si les molestará no matar a nadie. Haciendo caso omiso de las protestas de Ellie, Lothaire rescató el libro de su caja fuerte,
mostrándoselo a La Dorada. El ojo de la hechicera se iluminó. Los dos hicieron sus votos. El libro de Lothaire, dado libremente, compraría veinticuatro horas con el anillo de Sums. Después de lo cual La Dorada regresaría aquí por el anillo. Con una expresión mordaz, La Dorada se sacó el anillo y se lo tendió. —Esta vez conservaré mi pulgar, Enemigo de lo Antiguo. Y cuando Lothaire le tendió su inestimable libro de contabilidad a La Dorada, lo hizo sin un segundo vistazo. Porque su mirada estaba absorta sobre Ellie.
Capítulo 48 —¿Cómo se siente estar libre de Saroya?—Preguntó Lothaire. Acababa de salir de la ducha con su carne curada y reparada; el olor del humo que permanecía en él, parecía incomodar particularmente a Elizabeth. Él no había saboreado el recordatorio de su repetido, intento enloquecido de suicidio. Pero ahora todo estaba cayendo en su sitio, la presión de las últimas semanas estaba disipándose al fin. —Prometí que ganaría la guerra contra ella, —dijo Elizabeth. —De todos modos, me cuesta creer que se ha ido, ella y la Dorada. No puedo creer que todo esto haya terminado. —Gracias a ti. —Su ingeniosa Novia había vuelto a sorprenderlo. —Regateaste con la Dorada, fanfarroneaste ante la Reina del Mal. No podría estar más orgullos de ti, Lizvetta. Se sonrojó, metiendo tímidamente el cabello detrás de su oreja. Él podría decir que ella estaba contenta con —pero sorprendida por— la alabanza. Entonces él frunció el ceño. Estaba actuando como si él nunca la hubiera alabado. Debió de haberlo hecho. Seguramente. Pero no podía poner el dedo en un ejemplo. Como alguien que sabía la importancia de proteger el ego propio, estaba horrorizado consigo mismo. Eso iba a cambiar. Por mucho que le costará… —Lothaire, ¿supongo que no tuviste la ocasión de marcar a Balery fuera del libro cuando lo obtuviste de la caja fuerte? —¿Qué piensas?—preguntó, con toda seriedad. —Pienso que… lo hiciste. —Error. Su rostro se ensombreció. —Oh. —Sin embargo, me las arreglé para tachar a una oráculo fey llamada Hag. —¡Sabía que lo harías!—Le dio una de sus sonrisas revolvedoras-demente. —Entiéndelo como un gesto hacia ti. Nada más. —No importa porqué, solo que lo hiciste. —Pero entonces su sonrisa flaqueó. —Explícame lo que sucedió antes, contigo y mi… alma. —Con el tiempo, te lo contaré todo. —Como estaba cegado por los prejuicios y la sed de venganza —Pero no tenemos tiempo ahora.—Levantó el dedo, blandiendo el anillo. —Debemos completar este último paso para ti, y luego planearemos nuestro futuro. Lothaire tendría que modificar su estrategia. Con Saroya fuera, la Horda no caería bajo su esclavitud — pero entonces él había salvado un deseo cuando se liberó de su juramento. Ahorrado por Elizabeth… Ahora, las conspiraciones y los planes comenzaban a desarrollarse con una claridad sorprendente. Sus tareas, en orden de importancia: hacer a Elizabeth inmortal, idear una manera para engañar a la Horda y someterla, encontrar y conquistar a los Daci. Entonces podré matar a Serghei. Todavía podría tener a su compañera eterna, los dos tronos, y su venganza. Todo estaba bien aún… Pero cuando Lothaire tomó a Elizabeth en sus brazos, frunció el ceño al encontrarla temblando. — Estás a salvo ahora, amor. Restablecí la frontera. Y estarás escondida donde Hag cuando la Dorada y sus Wendigos regresen. Tengo la intención de que no vuelvas a ver a otro de esos animales durante toda tu vida. —Curvó un dedo en su barbilla. —Y, Elizabeth, vas a vivir por mucho, mucho tiempo. —No quiero esto, Lothaire. Inhalando con paciencia, dijo, —Para robarle el anillo a la Dorada, derroté sectas y bestias de leyenda; para reclamarlo una vez más, sobreviví a la prisión de la Orden, diezmando ejércitos. He sacrificado mi
libro. ¡Hice todas esas cosas por ti! ¿No puedes entender el regalo que estás a punto de recibir?—Lo tendré difícil por un tiempo para verme como uno. Me dijiste que nunca podré volver a ver a mi familia de nuevo. Nunca podré regresar a mi antigua vida. Bajo el sol, cazando, haciendo excursiones. Comiendo grandes almuerzos familiares con mis seres queridos. Lothaire se estaba poniendo enfadado… celoso una vez más. —Tienes que olvidarte de esos otros mortales. Ellos están en tu pasado. Yo soy tu futuro.—¡No se puede simplemente abandonar a la familia! —Por supuesto que se puede. Yo lo hice. —¡Los tuyos están todos muertos! —¿Lo están?—Alzó sus cejas. —Elizabeth, recuerda que te lo dije —los mortales y los vampiros no se mezclan. —Tú y yo lo hicimos. —Si supieras cuantas veces estuve a punto de perder el control… Además, los dioses vierten (llueven) su castigo sobre los inmortales que innecesariamente se revelan a los humanos. Yo no hice esta ley, pero incluso nosotros debemos acatarla. Ahora, no me arruines esta noche, Novia. —Hazme el amor primero, Leo. Una última vez como humana. —No retrasarás más esto. —¡No me estás escuchando! Solo dame más tiempo. No estoy diciendo que no esté de acuerdo con ello, pero solo dame tiempo para llegar a un acuerdo con esto. Hace una hora, ¡ibas a apagar mi alma! Todo esto es demasiado para mi mente. Las lágrimas cayeron por sus mejillas, y a él no le gustó verlas en absoluto. Le hicieron sentir inestable — como un fracaso. Mi Novia nunca debería tener motivo para derramar lágrimas. Las quitó tiernamente. —Juraste que me dejarías tomar las decisiones por ti durante tres semanas. Mi tiempo aún no se ha acabado. —Te estoy rogando que no me hagas esto. Vamos a hablar de ello. Él se detuvo. Pero si incluso él fuera del tipo de macho que discutía las decisiones con su mujer, ellos no tenían tiempo para esto. Ella no estaba a salvo — no hasta que fuera convertida. —Lothaire, si tu cuidas de mí en lo más mínimo, no harás esto. Él le apretó los brazos. —Eso es absolutamente la peor cosa que podrías haber dicho. Es porque cuido de ti que debo hacer esto. —¡No puedes usar ese anillo conmigo! Tú mismo has dicho que no sabes lo que hará. —El primer deseo es el más exacto. Hasta el momento, no me ha concedido ninguno, así que comenzaré desde el inicio con él. —¿Te das cuenta cuán vago suena eso? ¡Esta es mi vida! Leí en el Libro del Lore que el catalizador para la transformación es la muerte. —No estamos haciendo esto por el camino habitual. Mírame, Elizabeth. Escucha mis palabras: No me cabe duda de que esto va a funcionar exactamente como pienso — o no correría el riesgo.—Cuando ella comenzó a temblar fuertemente, él dijo, —¿Crees que no he repasado mi deseo en repetidas ocasiones, comprobando cada sentencia con la previsión de Hag? En este tipo de cosas, soy acertado. —¡No puedes convencerme de esto! —Entonces debes confiar en mí de que sé lo que es mejor, Elizabeth. La parte difícil era obtener el anillo, a continuación elaborar el deseó requiere habilidad, pero el proceso será fácil. En un parpadeo, te convertirás en un vampiro, como si te hubiera engendrado como tal. —Dijiste que la gente generalmente se convierte porque están a punto de morir. Yo no lo estoy. Estoy sana. Soy joven.
—Mis enemigos te utilizarán de blanco. Incluso sin las deudas de sangre, todavía tendré enemigos que intentaran hacerme daño a través de mi Novia. Tú eres mi vulnerabilidad más evidente. —Vulnerabilidad más evidente, —ella repitió suavemente. Hablándole como si fuera una niña, dijo, —Piensa, amor — si pudieras trazarte, podrías haberte desvanecido en la cara de esos Wendigos. ¿Cómo puedo llevarte a mi mundo si tú no tienes la fuerza para defenderte a ti misma o la habilidad de escabullirte de una amenaza en un instante? —¡Entonces no quiero estar en tu violento, desquiciado mundo! ¿Qué te parece? ¡No tendría que trazarme lejos de los Wendigos porque no tendría que verlos en mi apartamento! Él echó hacia atrás su cabeza. —¿No aceptarías este regalo para estar conmigo? Estás enamorada de mí — harías cualquier cosa que te pidiera. Las mujeres enamoradas hacían sacrificios. Eso era simplemente lo que hacían. A lo largo de su vida había observado el mundo a su alrededor, y en la mayoría de los casos, las mujeres habían dado a los hombres lo que deseaban. Seguramente los últimos cincuenta años habían sido una anomalía… —¡Estás pidiendo demasiado! Si usas ese anillo te odiaré. —Lo superarás. Cuando tengas todo lo demás. Sus cejas se juntaron, la mirada fija. —No pasaré por esto, Lothaire. —Como dijo la Dorada, correré el riesgo.
Realmente él lo iba a hacer. Presa del pánico, Ellie se dio la vuelta, corriendo por la habitación una vez más. Detrás de ella, oyó suspirar irritado a Lothaire. Entonces exclamó, —Prepárate Elizabeth. Cuando se precipitó por el pasillo, le oyó decir algo más, pero no pudo distinguir las palabras. Repentinamente, un fuego rugió en su interior. Agarrándose el pecho, redujo su velocidad — sin embargo continuo a toda velocidad por el apartamento. Sintió los colmillos creciendo es su boca. ¡No, no, no! Apareció frente a ella, cogiéndola contra él. —Está hecho, Elizabeth. Ahora eres como yo. ¿Ves qué fácil ha sido? Hundió la cara entre sus manos mientras los mareos la golpeaban. Todo era demasiado fuerte; su cuerpo se sentía ligero como el aire. Los olores… ¿eso que estaba oliendo era la sangre de él? Contra su oído, el corazón de él sonaba como el repiqueteo del reloj de una torre. Él apartó sus manos. Se dio cuenta con horror que sus uñas eran oscuras — y más como garras. —No, déjame verte, amor. Tus iris son de color negro — hermosos más allá de las palabras. Pero debes calmarte. Todo está bien ahora, estás a salvo conmigo. —¿S…soy un vampiro?—Mente abierta, mente abierta. Mientras se ponía de pie sin decir nada, él agarró sus manos, apretando uno de sus dedos contra su garra, pareciendo encantado con su agudeza. —Y mira tus pequeños colmillos.—Su voz se hizo ronca. —Ah, Lizvetta, podría venirme solo con mirarlos. Eres perfecta en todos los sentidos. Sonaba como un niño con un juguete nuevo — mientras ella estaba en carne viva por la pérdida, enferma por la confusión. Las emociones estallaban dentro de ella, impulsos que no entendía. Sus pensamientos se aceleraron. ¡Lo odio! ¿Lo amo? Necesito probarlo.
¡Bébeme! Nunca había sentido su cuerpo menos suyo. Ni siquiera cuando Saroya había vívido en su interior. Él podría devolverme como era con ese anillo. Si le diera razones para ello, si lo asustará lo suficiente… —Estás a gusto—Él le acarició la cara. —Ahora nadie podrá separarnos. —¿Abrázame?—murmuró. —¡Ah, cualquier cosa!—La atrajo con fuerza contra él, metiendo la cabeza bajo su barbilla. —Ahora no tengo que temer hacerte daño. Ódiale… Ámale… ¡Su esencia! —Lothaire, t…te necesito.
—No puedes hacerme más feliz, Elizabeth. —Ahora que ella era inmortal, Lothaire podía reconocer lo que sentía por ella, podía dejar de luchar contra ello al fin. Cuando ella entrelazo los dedos detrás de su cuello, presionando sus pechos contra su pecho, el gruño, —Esto es solo otra señal de que tu transformación ha sido perfecta, los vampiros somos criaturas notablemente lujuriosas. Se levantó de puntillas para besar su pecho en la V de su camisa, acariciando con los labios. Sus colmillos lo perforaron. Un placer como nunca había conocido sacudió todo su cuerpo. — ¡Uhh, Elizavetta!— Cuando ella gimió y succionó, su mente se quedó brevemente en blanco… —¡No!—rugió, haciendo palanca para liberarse del mordisco. —Bebiste de la carne, de mí. —La agarró por los hombros, todavía obnubilado con la lujuria después de su mordisco, incluso cuando la alarma lo embargaba. —¿No sabes cuan mal está mi mente? ¿Cómo está de envenenada con los recuerdos? ¡Y no tengo duda de que eres un cosas como yo. —¡Desconviérteme!—gritó, sus iris de color negro sólido con la emoción, la sangre corriendo de la comisura de sus labios. —¡O me volveré loca! Sacudió su cabeza fuertemente. —Había pretendido… Había querido hacértelo más fácil tomando una gota de sangre en tu lengua. Para enseñarte a amarlo. Pero has tomado de la fuente en tu primera vez. —¡Entonces cámbiame de nuevo! —He considerado esa posibilidad, había jugado con la idea de usar otro deseo para hacerte inmune a mi sangre. Después de todo, estas obligada a tomarla directamente de mí, tarde o temprano. Pero entonces, también quería ambos tronos. —Exhaló. —No puedo creer que esté haciendo esto. —Alzando su mano, giró el anillo en su dedo. —Cada vez que mi Novia beba de mí, solo recogerá mis recuerdos forjados de esta noche en adelante. Ninguno de los recuerdos de mis víctimas jamás la afectará, ni los míos, ni los de mi pasado. Su rostro se ensombreció y se tambaleó sobre sus pies. —Bueno, Elizabeth, eso simplemente nos ha costado un reino. Y todavía… el resultado es necesario. No solemos alimentarnos de los nuestros, pero ahora puedes beber de mí. Beberás solamente de mí. Su sangre tomada de la carne podría hacerla incluso más fuerte. Y ahora tenían un puente entre ellos. Lazos irrompibles. —Podría haber deseado que no tomaras mis recuerdos,—continuó, —pero quiero que conozcas mis actos, que veas mi valor en la batalla mientras lucho por ti y nuestros pequeños. Quiero que estés orgullosa de tu compañero. Y cada día, soñaría con sus sentimientos por ella — experimentando lo nítidos que eran, como su
única obsesión continuaba creciendo. Ese vínculo haría su vida más fácil. Tenía muy poco conocimiento de las relaciones, de llevar una vida en común con otra persona, de hablar de sus sentimientos. Ahora no tendría necesidad de aprender. Ella simplemente conocería su mente tan bien como él mismo. Sus labios se movían en silencio. —Seré todo lo que necesitas, te nutriré. —Ella había tenido en sorbo escaso antes; ahora tenía la intención de alimentarla a fondo. La idea de ella tomando de su cuerpo para llenarse, sus nuevos colmillos hundiéndose profundamente en su carne… Su miembro creció tan rápidamente que tuvo que ahogar un gemido. Tal vez, podría revisar sus complots y sus planes después de haber reclamado y alimentado a su Novia vampiro. Su mirada se lanzó cuando ella se puso a buscar otro recurso. Él se aseguraría de que no tuviera ninguno. Sin embargo, a continuación su lengua lamió la sangre en sus labios. El sabor hizo que sus ojos se entrecerraran salvajes, su respiración superficial. —¿L…Lothaire? Podía oír su corazón enloquecido, podía oler su excitación. Pero el hambre en su expresión casi lo derribó. Todo lo que necesites, Elizabeth.
Capítulo 49 Ellie podía escuchar el hipnótico latido del corazón de Lothaire, podía percibirlo acelerándose cuando bajo la mirada hacia su rostro. —Tan hermosa Elizabeth, has recompensado ampliamente mi larga espera. —Sin liberar su mano, él la trazó a la caja fuerte, lanzando el anillo al interior. —Está hecho—la llevó a su cama. —Esta noche empezamos nuestra nueva vida. Ella ya palpitaba por todas partes —su sexo, humedeciendo sus bragas, sus pezones se tensaron contra la parte superior, sus… colmillos se deslizaron por su lengua. Esa breve muestra de su sangre sabía como un regreso a casa. Y sin embargo, estaba tan enfurecida con él que podría atragantarse.—No quería esto—los sentimientos eran demasiados, tan intensos. Espantoso. —Estás enojada. Pero pasará. Ella no dijo nada, sólo trató de mantenerse enfocada. —Después de esta noche, te mostraré cuanto placer es tuyo para tomar, y me perdonarás. Ella sacudió la cabeza. —He arruinado tu Juego Final, ¿no me quieres abandonarme? ¿Repudiarme?. Él simplemente sonrió, con una mueca sensual de sus labios. —Contigo a mi lado, ¿quién sabe lo que puedo ganar? Juntos seremos invencibles. Además, no tengo tiempo para venganza actualmente. Tengo que enseñarle a mi Novia a trazarse, a alimentarse. A conocer su propia fuerza y controlarla —Él la atrajo cerca.—Pero primero, debo convencerla, para que admita que soy su hombre y me ama, entonces aceptará esto por sí misma. La satisfacción que ella sentía de él era embriagadora. Parecía estar zumbando, incluso cuando ella se dio cuenta de lo dolorosamente necesitado que estaba por reclamarla. —Nunca te dije que te amaba. —Debes—dijo en un tono condescendiente. —Y ahora que eres de mi especie, te sentirás aún más unida a mí —la tomó de la nuca, acercándola para toquetear con sus labios a lo largo de su cuello. Cuando lo hizo con la lengua las sensaciones la bombardearon, ella se hundió en su contra. —¿Quieres que te desnude, Novia?—en el espacio de uno de sus jadeos, le había arrancado toda la ropa, amontonándola a sus pies. —Quítame la camisa—jadeó en su oído. —Quiero sentir esos pezones frotándose contra mi pecho. ¡Oh, Dios, así lo hizo! Con un gemido, ella tomó su camisa. El material parecía desaparecer bajo sus dedos. —La fuerza es embriagadora, ¿no? ¿Ella la había hecho jirones? ¿Exactamente qué tan fuerte era…? Sus pensamientos fueron a la deriva, cuando su mirada se cerró sobre su pecho descubierto, en la marca de su mordida. ¿Por qué nunca había apreciado la belleza plena de su carne, la piel suave que la tentaba a morderlo una vez más? Tentándola a saciar su hambre… Le hizo agarrar su cinturón de cuero, señalándoselo con una mirada de sus ojos. —Quítalo, si quieres más de mí Ella no podría detener esto, aunque hubiera querido. Su cuerpo pulsaba como una cuerda de guitarra. Apenas tiró. El cuero se partió en dos. —Libre, —murmuró ella, tirando de sus jeans. — Hambrienta — Sus ropas no eran rival para sus dedos frenéticos, y pronto estuvo de pie desnudo ante ella. — Lothaire… ¿qué me está sucediendo?
—Te cuidare. Todo estará bien, si confías en mí—tomó las pequeñas manos de Elizabeth, apoyándolas contra su pecho. Por voluntad propia, sus garras cavaron en sus músculos, asegurando lo que ella deseaba, retenerlo cerca. Como si alguna vez me alejara de su lado. —Esta noche te familiarizaras con todo tu cuerpo una vez más. Al igual que yo. Su aspecto había cambiado, pero por suerte no demasiado. A pesar de que no tenía líneas de bronceado, su piel era totalmente dorada, como lo había sido cuando la había visto a los diecinueve años. Su larga melena caía sobre sus hombros era aún más rica en color, más sedosa. Sus iris resplandecían desde el gris al brillante negro azabache, sus colmillos se afilaron ante sus ojos. Ver esos rasgos vampíricos en ella hizo que sus propios instintos negados durante tanto tiempo rugieran por entrar en acción. Durante semanas, se había impedido sujetarla contra cualquier cosa. No la empujo de frente contra el colchón, cuando se coloco detrás de ella. No forzó sus rodillas hasta los hombros, guío unas pulgadas más en su interior. Ahora él maniobraba su espalda contra la pared, cerró las manos entorno a su garganta mientras le besaba el oído, la mejilla, el labio inferior. Lamió la sangre de este, probando a sí mismo en ella. —Tú eres infinitamente más poderoso ahora. —Sin embargo, en comparación con su fuerza antigua, ella seguía siendo delicada para él. —¿Entonces no tendrás que detenerte? No podía mentir. —Te daré todo lo que pueda. Tomándole la palabra, su mirada se clavó en su cuello, en la vena que palpitaba allí. —¿Quieres más sangre? Ella apartó la mirada, pero no antes de relamerse los labios. —Nunca te avergüences de tu sed. Sostenemos que es sagrado. Mírame, y dime qué quieres más. Ella inclina su mirada hacia él. —Que Dios me ayude… y… yo quiero. —Ahora mismo, mi sangre fluye rápido a un lugar de mi cuerpo—Sus ojos se abrieron con la comprensión. Antes de que pudiera protestar, él los tuvo sobre la cama. —Entonces, recuéstate—Cuando lo hizo vacilantemente, él se arrodillo al lado de su cabeza. Empuñando su eje, le dijo: —Hunde tus hermosos colmillos en mí aquí—Podría decir que ella quería hacerlo, podía oír su sangre corriendo allí. —Bebe, Elizabeth. Ella lo miró con codicia. —Pero te hare daño Ahueco la parte posterior de su cabeza, tirando de ella hacia él hasta que sus labios se apretaron contra este. —Bebe Toma de ella. ¿No tenia siempre ese pensamiento durante el sexo? Esta noche, pensaba, darle todo a ella… Con un gemido perdido, cubrió su carne lamiendo, saboreando, reduciendo la intensidad con un toque de su boca paladeo su saco, y luego regreso a su eje. Pero no mordió. En cambio, ella susurró su nombre, dando besos amorosos a lo largo de su longitud, acariciándole con su rostro…estimándolo. Él tiernamente metió su pelo detrás de la oreja, con ganas de que continuara haciendo esto para siempre, incluso cuando estaba desesperado porque lo mordiera. Para tentarla, corrió una garra a lo largo del lado de su eje, trazando una línea de sangre. —Lizvetta,
amor… ¡toma!
La mirada de Ellie estaba paralizada por las gotas de color carmesí que rodeaban la parte superior de la erección de Lothaire. Un grito se le escapó cuando sus colmillos surgieron, parecían hincharse dentro de su boca. —Seré todo lo que necesites—¿Había sido su acento alguna vez tan grueso? —Pruébame—cubriendo con su mano la cadera de ella, sus garras excavaron en su piel. Era más contundente ahora con ella, más animalistico. Aunque su agresividad llamaba, convocaba una salvaje respuesta dentro de ella, negó con la cabeza. —¡Lothaire, no puedo hacerte daño! —¿Te duelen los colmillos? —¡Oh, Dios, sí! —Es necesario que los hundas en la carne. Mi carne. El dolor sólo empeorará. Mirando hacia él en busca de valor, ella abrió los labios. —Sí, Novia, aliméntate… Lanzó su lengua al flujo, con el primer contacto, un delirante gemido se le escapó. Su sangre le quemaba, parecía saltar a su lengua, trayendo esa sensación de regreso al hogar, de lo correcto. A la vez, la sed y la excitación la llenaron. Insoportable. Él susurró en una exhalación. — Debes morder… Antes de que ella incluso hubiera tomado una decisión consciente, sus colmillos comenzaron a hundirse en el costado de la gruesa erección. Ella atravesó su carne, sus ojos se pusieron en blanco. —Dioses, ¡sí!—Rugió él, con la espalda inclinada. Innegable. Cuando la deliciosa sangre de Lothaire empapo su lengua, su poderoso corazón tronó en sus oídos, un redoble de sus gemidos de éxtasis. —Chupa, Lizvetta, hasta que ya no puedas más. Soy fuerte para ti—Ella lo hizo, dibujando una rica, carrera sexual en él. Sentía como si hubiera esperado toda su vida para beber así. Con cada trago, sus pechos y sexo se hincharon, los pezones sobresalían arbitrariamente. Estaba en llamas, su cuerpo parecía vibrar con cada latido de su corazón ¿o era el suyo? La sangre de Lothaire estaba afectándola de manera que no podía entender. Se sentía más viva que nunca, pero sus emociones estaban fuera de control. En un momento pensaba que iba a llorar, al siguiente a reír histéricamente. Chupo más fuerte. —No te detengas, no retires tus colmillos—Recuesta la espalda, dijo con voz áspera —Debo besarte a la vez. Ella mantuvo su mordedura mientras él maniobraba su cuerpo a su lado. —Grita, Lizvetta, grita para mí—Cuando enterró la cabeza entre sus piernas, presionando su boca abierta sobre ella, ella gritó. —¡Ah! Sigue alimentándote—, le ordenó con un latigazo de su lengua y te recompensaré. Vagamente, recordó la última vez que había dicho eso. Quería ser recompensada, no dejaría de chupar hasta que él se retirará. Él se revolvió con placer cuando ella amaso sus garras en su torso, dibujando codiciosos tirones. Y entonces él cubrió su clítoris con su boca, y sorbió este. Éxtasis. Nunca me quitarán esto. Ella hundió sus garras en su trasero. No quiero que esto termine. Cuando él gruñó contra su carne, las vibraciones de placer en ella aumentaron. A punto de llegar al
orgasmo como nunca lo había hecho antes. Su sangre en la lengua. Sus músculos flexionados atrapados bajo sus garras. Su eje en su boca voraz. Podía sentir su semilla derramándose, pensó que la probó. Y cuando percibió un pinchazo de su propio colmillo, sus ojos brillaron abiertos. Cayó sobre el borde. Gritando... aspirando profundamente... gritando más. Él gruñó contra ella, cuando su semen comenzó a bombear por encima de su torso, llegando a su pecho. El olor a semen, del sexo. De la sangre. Cielo. Incluso después de haber llegado, él seguía estando duro entre sus labios. Entre respiraciones fuertes, le dijo, —Amor, vas a tener que regresármelo para tu recompensa. —Le tomó el rostro, presionando el pulgar contra un músculo de su mandíbula para liberarse. Ella lo hizo con renuencia, dando una lamida anhelante al eje cuando lo sacó de ella. Perdí mi mente. Descuidadamente se enjugó algunos rastros de su semilla del pecho, y luego se trazo entre sus piernas. —Ahora que nos hemos quitado de en medio el primer frenesí…—deslizó su dedo dentro de su núcleo resbaladizo. —Lothaire—no le dio cuartel cuando acuño dentro de ella un segundo dedo hasta el fondo. Con un movimiento rápido de muñeca, perversamente empujo, más rápido… más profundo. Las venas de su brazo sobresalían y los músculos del cuello ahora se veían doblemente sexy para ella. —¿Es… es siempre así? Orgasmo humano, petardo. Orgasmo Vampírico, explosión atómica. —¿Una vez que aprendamos lo que tu cuerpo puede hacer? Sólo va a mejorar. Hare que te guste esto, me darás las gracias por convertirte. Ella negó fuertemente con la cabeza. —Todavía no lo he aceptado Él hizo cosquillas en la parte superior de su canal hasta que gritó. —¿Qué fue eso, Novia? Cuando se detuvo, ella gritó —¡Eso no es justo!—¿Debo ser injusto una vez más, Lizvetta?—Otro golpe, otra pausa. Mirándolo fijamente a los ojos, volvió a asentir como si estuviera haciendo un pacto con el diablo, su alma entregada en el espacio de una súplica. —Por favor no te detengas…
Capítulo 50 Los iris de Elizabeth se volvieron oscuros por la emoción mientras él acariciaba su calor, su respiración era entrecortada en sus labios manchados de sangre Simplemente mirarla hacia que le doliera de vuelta el pecho. Pero Lothaire no podía permitirse disfrutar de esa sensación poco conocida —de la liberación sorprendente que acaban de compartir. El tenía una misión. Tenía que convencerla de que éste era el camino correcto. Si, su Novia tenía un defecto fatal, ese era su testarudez. Desde luego, ahora le gustaba ese rasgo en ella, lo encontraba admirable. No significaba que no debía ser persuadida en algunas ocasiones. Estaba preparado para el desafío. Una vez más curvo el dedo dentro de ella. Debido a que su sangre corría dentro de ella, ese pequeño lugar acanalado se había hinchado... hasta el punto de que él sería capaz de sentirlo contra su eje cuando la tomará, se sentiría atrapado en el borde de su hinchada corona. Y, dioses, cómo se sentiría... —Te sorprenderé con placer, con riqueza. —Comenzó dando vueltas su pulgar sobre su clítoris mientras frotaba en su interior. —Nunca te arrepentirá de ello. Esta noche, te hare llegar más de una docena de veces, cada una más fuerte que la anterior. " Un destello de angustia pasó por su rostro. Él había escuchado de los humanos convertidos que el sexo como un ser inmortal era mil veces más intenso. No era de extrañar que ella temiera. —Shh, shh, amor, puedes tomarlo ahora… Yo nunca le haría nada a tu cuerpo que no me agradecerías más tarde. —Como cambiar mí especie. Desvergonzadamente, dijo, —Así es. —Extrajo sus dedos, y empujó sus manos hasta su culo y la levantó. Con un impulso rápido, montó a su hembra.
Lothaire se retiró y adentró su eje profundamente, girando las magras caderas para que Ellie sintiera cosas que nunca se imagino que pudiera sentir. —¡Sí, sí! ¿Sí? —Ella comenzó a tener un orgasmo antes incluso que hubiera comprendido lo cerca que estaba. —Me vengo... ¡Oh, Dios! Podía sentir a su sexo apretando el eje una y otra vez, mientras él se estremecía y sudaba encima de ella, ya en el mismo punto. —¡No se va a detener Lothaire! —Su miembro se deslizaba sobre ese punto en su interior, haciendo que el orgasmo continuara y continuara. Fue implacable, siguió sumergiéndose y sumergiéndose, hasta que ella estuvo sollozando por misericordia... mientras alzaba sus caderas por más. Pero él rechinando los dientes y aminoró el paso. —¿Aceptas esto? Él coloco sus dedos en su pelo, agarrándolo, levantando su cara hacia él. —¿Me aceptas? Casi podía imaginar que estaba diciendo perdón en lugar de aceptar. —¡Lo hago! ¡Oh, sí! Ella le hubiera dicho cualquier cosa en ese momento, cualquier cosa para que se moviera dentro de ella. Él se hundió para darle un beso, lamiendo sus labios, y sus sensibles colmillos. Cuando la rica sangre se derramaba entre sus lenguas, ella destrozó las sabanas con sus nuevas garras. La primera vez que ellos habían tenido relaciones sexuales, le había suplicado ser más suave. ¡Ahora ella exigió¡—¡Más fuerte!
—¿Lo quieres con fuerza? —Su tono de voz le advirtió que tal vez no. Sin embargo, se encontró presionándolo de regreso para estimularlo. Se estremeció, arqueando sus garras. Y por un breve instante, él le lanzó una mirada... ¿de asombro? Entonces, el Lothaire despiadado regresó. Con un gruñido, empujó sus caderas en el colchón, palpitando contra ella. Los sonidos del sexo crecieron ensordecedores... entrechocando con su piel, el continuo gimiendo, sus palabras guturales en ruso. Y siempre el estruendo de sus corazones. Ella estaba en el borde, a punto de llegar al clímax de nuevo. Esta dicha cruda la habría matado como ser humano. Entre respiraciones agitadas, con voz áspera él dijo, —Dime que me amas. Ella estuvo a punto de gritar que lo hacía. Pero incluso en esta bruma de emociones, se aferró a un susurro de obstinación. No se lo diré primero... Y una vez que empezó a llegar al orgasmo, no podía hacer nada más que gritar su nombre. Justo cuando Ellie temía que no podría aguantar más sus empujes, él detuvo por completo su cuerpo, sus músculos tensos como un cordel. — ¡Nunca te dejaré ir, Lizvetta! —Él permaneció inmóvil dentro de ella, su rostro era una máscara de tensión. —¡Tú eres mía! —él rugió, —con los ojos radiantes, fijando su mirada en la de ella. —¡Mía! ¡Ah, dioses, lo eres... mía…! El éxtasis iluminado sus rasgos. Su semilla hervía hacia afuera deprisa. Sus caderas se lanzaron hacia delante en una furia incontrolable, pintoneando entre sus piernas. Chorros ardientes de semen bombeándose dentro de ella... su cuerpo vertiéndose en ella… una y otra vez... Una vez que él la había llenado con su calor, él finalmente colapsó sobre ella. —Lizvetta—gimió aturdido. Ella le aferró cerca, presionando besos sobre su húmeda sien, el sudor, resbalaba por el cuello. Él se quedó dentro de ella, aun empujando suavemente. A medida que sus corazones latían en conjunto, ella experimentó esa cercanía con él que una vez había conocido y después se perdió. —Esto es solo principio, amor, —él prometido, con su eje agitándose en su interior... Al final de la noche, después de un sin número de episodios de sexo, él la exprimió contra su pecho —fuertemente. Pero se sentía bien para ella. —¿Sabes cuánto tiempo he querido sostener así a mi Novia? —Presionando los labios contra su pelo, murmuró, —Nunca te faltará nada, Elizabeth. El mundo es tuyo para tomar. Una vez más, se sentía protegida. Segura. Sus párpados empezaron a cerrarse. Pero no quería que esto terminara, temía que al despertar en la mañana, todo esto no fuera más que un sueño. —Tengo tanto sueño. —Mi niña hermosa, llega el amanecer. Y todos los vampiros buenos se van a dormir. Ella se relajó, arqueando una ceja. —Entonces permanecerás despierto. Él agarro su rostro, y ligeramente cubrió la boca con la suya, lamiendo tiernamente sus colmillos, dándole una última probada de su sangre. El dulce beso de buenas noches. Luego la regreso a la cuna segura de sus brazos. ¿Entonces por qué todavía sentía una sombra de recelo? ¿Por qué sentía como si en realidad acabara de vender su alma al diablo —y había una política de no reembolso? No, no. ¿A qué mujer no le gustaría este dios, este amante decadente, con poder y dinero, que parecía adorar su cuerpo?
Si él le dijera que la amaba ahora mismo, ella se lo diría de regreso. Y ella lo quería decir. Pero él no lo había dicho. Y nunca le había dicho que estaba arrepentido de todo lo que había hecho. Estoy loca por Lothaire...
Lothaire tenía exactamente cero reinos bajo su control. Ninguna de sus venganzas se había llevado a cabo y todos sus planes habían sido puestos patas arriba. Sin embargo, una lánguida relajación se extendió a través de él. Sus labios se curvaron por su propia voluntad. La satisfacción que sentía al acariciar el cabello de Elizabeth mientras dormía en su pecho era... indescriptible. Él la había complació con su cuerpo, alimentando su necesidad, y luego saciado. La había alimentado con su sangre hasta que su piel se calentó. Ahora dormía profundamente... mientras que él la protegía con la fuerza que había ganado a través de eones de supervivencia. Por supuesto que lo amaba. Él sabía que ella había estado a punto de decirlo antes. Así que su lealtad era suya... Indescriptible. Lothaire se había esforzado mucho al ensayar ese deseo de transformación, y el anillo había hecho exactamente lo ordenado. Lo que significaba que al día siguiente le daría un regalo que ningún otro hombre podía ofrecer. Cuando ella despreocupadamente ausente presiono el borde del labio inferior con uno de sus adorables colmillos, él suspiró. El Enemigo de lo Antiguo suspiró. Queridos dioses, ella finalmente había sido de él. Felicidad. A continuación, sus propios colmillos se afilaron. Mataré a cualquiera que intente aprovecharse de estos sentimientos en mí.
Capítulo 51 Al caer la tarde, Ellie despertó sin aturdimiento. Un segundo antes estaba dormida, al siguiente despierta. Extraño. Encontró a Lothaire observándola con una ternura desconcertante, con el cabello alborotado colgando sobre uno de sus ojos. Si él había sido magnífico antes... Lothaire con ese aspecto de amarla era impresionante. Con voz áspera, él dijo, —Buen crepúsculo. ¿La versión vampiro de buenos días? —Uh, para ti también. —¿Cómo te sientes? —¿Mentalmente?—El jurado sigue deliberando. ¿Cuerpo sabio? Sorprendentemente bien. Aunque rechazó admitirlo. Ellie no quería pensar que él podría seguir saliéndose con la suya tratándola con esta arbitrariedad. Si ella iba a hacer una vida vampirica —oh querido Señor— necesitaba cortar este comportamiento de raíz. Ella se encogió de hombros. —Me siento bien. Es definitivamente diferente.—Ella no tenía ningún remordimiento, a pesar de su sexo agresivo. Pero tampoco tengo ningún anhelo por mis waffles habituales. —¿Qué estas pensando? —Echo de menos la comida.—Con una punzada de tristeza, ella se levantó, sintiendo sus ojos sobre su cuerpo como nunca lo había hecho antes. Palpable. Posesivo. —Seré tu desayuno. He reemplazado al refrigerador. Ven, Lizvetta, te encantara mi sabor, el modo en que sé. Y sé muy bien qué prefieres hacer una punción directamente en mí…fuente. Tan petulante. Ella miró la cama — esta parecía la escena de un crimen. El colchón estaba destrozado. ¿Por sus garras? La sangre estaba por todas partes. Ella se sonrojo al darse cuenta que nunca le ofreció su propia sangre. ¿Esto la hacía una amante egoísta? Él siguió su mirada, pareciendo orgulloso de la destrucción. Le lanzó una sonrisa de satisfacción como si acababa de ganar una discusión. Y por cualquiera razón sus colmillos eran tan... increíblemente... sexys. Su cabeza estaba en blanco. Lámelos, siéntelos en ti. Se frotó la lengua por uno de los suyos. Ese vampiro pecaminoso podría hacerla una estúpida esclava sexual si se lo permitía. Sacudió fuertemente la cabeza, luego se dirigió a su habitación para ponerse algo de ropa. No confiaba en ella misma para estar desnuda a su alrededor. Cuando abrió su closet, rompió la perilla de la puerta limpiamente. —Ya te acostumbraras a la fuerza, —dijo, de repente detrás de ella. Mientras abría la perilla de la puerta, él añadió, —No es algo malo ser fuerte. Con un trago, ella puso la perilla sobre el anaquel y minuciosamente comenzó a vestirse, cuidando de no destruir la tela que sentían tan frágil como telaraña. Lothaire la veía con una expresión cautivada, como si nunca la hubiera visto desnudo antes —o tal vez él simplemente no quería perderla de vista. —Admítelo. El sexo vampiro es mejor. Ráfaga atómica. —No importa. Lothaire, tenemos que hablar. —Vamos. —Llego hasta ella, atrayéndola, hasta que pudo sentir su erección como una barra de acero contra ella. —Después de que pasemos de nuevo, y de que te alimentes de mí una vez más. La Dorada volverá a la medianoche, pero después, tengo una sorpresa para ti. —Ahora. Por favor vístete.
Al ver que hablaba en serio, él se encogió. —Me siento muy generoso ahora mismo. El vencedor. Si había sido arrogante antes, ahora era insoportable. Esto la irritaba como nunca antes. Él se trazo lejos. Cuando ella regreso al dormitorio, él salió de su closet totalmente vestido. Tal como lo habían hecho tantas veces antes, él se sentó en su escritorio, ella en el sofá. —Dime, Elizabeth. ¿Qué no puede esperar hasta más tarde? —Lothaire, no puedes tomar decisiones por mí otra vez. —Desde luego que puedo. —No, empezaremos esta cosa como iguales. Dilo. —No puedo decir eso. Mientras que tú, mi amor, conservas la capacidad de mentir, yo no la tengo. —¿Qué fue eso?—Ella lo había entendido mal. —No somos iguales, Elizabeth. Tengo miles de años de conocimiento sobre ti. La sabiduría sangrienta de épocas. La habitación pareció mecerse. —Tú eres mi Novia, mi posesión más preciada, y soy tu compañero y técnicamente tu padre. Tomaré las decisiones por nosotros, y confiaras en mí para saber qué es lo mejor —¿Cómo puedes decir esto? —No querías ser un vampiro, pero terminaste amándolo. —Amando una noche de ello. ¡El resto queda por verse!—Ella trató de decirse que él solamente no sabía que no debía de decir estas cosas. Como Balery había explicado, Lothaire era emocionalmente insensible porque nunca había aprendido cuando —o por qué uno podría —comportarse de manera diferente. Tienes que ser paciente, Ellie... — Lothaire, prométame que nunca me quitaras la opción de elegir otra vez. —Cuidaré de ti por el resto de mi vida, haciendo lo que sea necesario para garantizar tu seguridad. Si esto incluye tomar decisiones por ti, entonces así será. —Sus labios se separaron. Ella era ahora un vampiro, y él todavía seguía tratándola como mierda. Esto nunca va a terminar. ¿Una eternidad de vida con este imbécil arrogante? —¡No, Lothaire, esta mierda se termina ahora! O te dejo. ¿Me entiendes? No tengo que estar contigo — y prefiero estar sola que ser constantemente tratada como un niño. —Tu sangre sigue estando alta todavía. Esto se aliviará con el tiempo.—Él le dio una mirada indulgente. —Te perdonaré estas imprudentes palabras por ahora. Ella farfulló, —¿Perdonar? —Vamos a hablar sobre quien debería perdonar a quien. —¿A quién?—, él corrigió. —¡Cállate! Estoy en lo correcto aquí. ¿Recuerdas todas esas cosas que me hiciste? ¿Amenazar a mi familia? ¿A mi madre y hermano? ¿El envió de mi trasero a la prisión? Tú nunca me pediste disculpas. Nunca ni una sola vez pediste el perdón —de mí. Solamente mandaste a tu mascota a que lo superara. Y sólo después de que reconociste que yo era tu Novia, una vez que el foco finalmente parpadeo sobre tu cabeza dura. —¡Y tú me dijiste que superarías estas cosas!—Espetó. —Lo prometiste. —Mentí. Él parecía aturdido, como si esa posibilidad nunca se le había ocurrido. —¡Entonces ya me ha traicionado! —¿Pensaste que yo solamente haría caso omiso de todo en el transcurso de un par de semanas? ¡Yo no puedo —especialmente cuando no has cambiado en lo absoluto! Y todo eso pasó antes de que me
convirtieras en un bebedor de sangre contra mi voluntad. —¡Convertirte en un bebedor de sangre debería anular cualquier ofensa en contra tuya!—él gritó, poniéndose de pie. —Debería sentirte aún más en deuda conmigo. ¡Trabajé durante años para encontrar ese anillo! ¡Arriesgué mi vida una y otra vez —y no le hago la corte a la muerte a la ligera! —Nunca pedí esto. —Ser la criatura —hecha—de Lothaire, ser su posesión. —¡Nunca te lo pedí! —Me dijiste que aceptabas lo que había entre nosotros, que me aceptabas. Tomé tus palabras por ciertas y confié en ellas. ¡Confié en ti! —Mentiste, también—gritó ella. —Me dijiste que nunca lamentaría esto. ¡Ahora mismo lo hago, con todo mi corazón! Se está haciendo claro que esto nunca funcionará entre nosotros dos. En ese momento, su expresión furiosa se transformo en una mueca cruel. Ella despreciaba esa mirada. —Un problema. Te has enamorado de mí. No será capaz de vivir sin mí. Él pensaba que la tenía a su merced; ella ansiaba hacerlo tanto daño como él se lo seguía haciendo. — No, no me he enamorado de ti. Después de anoche, estoy completamente enamorada de ti. Pero como siempre, ella no quería que él supiera de sus sentimientos, no quería darle un nuevo poder sobre ella. Además, el amor no lo conquistaba todo. Si había aprendido una cosa al crecer en una comunidad miserable (empobrecida), era que a veces el amor no era suficiente. —Y una vez más, estas mintiendo—, dijo él, pero le ella pareció ver un destello de duda en sus ojos. —Amor o no, yo había decidido darnos una posibilidad. Pero lo arruinaste. ¡Lo arruinas todo con tu arrogancia y egoísmo —todo! Él parecía que ni siquiera la escuchaba, su mente se aferraba a una sola cosa: —Tu realmente me amas. Es obvio. Incluso si no me lo has dicho ah, ¿cómo lo pusiste? — esto “lo que sentimos entre nosotros no es algo que todo el mundo experimenta en conjunto”. —¿No te lo dije la noche que realmente me di cuenta que me ibas a matar? ¿Qué no habrías dicho en mis zapatos? —Terminemos esto ahora, Elizabeth. Estas actuando tontamente. —Desde luego que soy ya la que actúa tontamente. Nunca tú. ¡Como soy demostrablemente tu inferior! ¿No es cómo lo has puesto? ¿Cómo podría amar a alguien que me ha tratado como a un perro? Esperas que tenga sentimientos por un hombre que me capturó, me atormentó, que en secreto planificaba destruir mi alma. ¿Qué piensas que diría eso sobre mí? ¿Te gustaría una mujer que permitió que un imbécil la tratará de esa forma?—¿Si no has estado enamorándote de mí, entonces qué hemos estado haciendo durante estas tres semanas? —¿Nosotros? ¡He estado sobreviviendo! E hice lo que fue necesario. Con una voz reservadamente siniestra, dijo, —¿Esto es todo esto para ti? ¿Una treta?—¿Cómo podría ser algo más? Dime, Lothaire, lo quiero saber. Convénceme por qué debería amarte. —¡Debido a que ninguna otra mujer lo haría! Sin embargo ¿fingiste afecto por mí?—Sus ojos ardían con furia. Esto... la asustó. Lo que sólo la hizo enloquecer. —Siempre en la parte posterior mi mente pensé en todo lo habías hecho. —¿Harás lo que sea necesario para sobrevivir una vez más? No tienes idea de cómo trazarte o conseguir sangre. Eres completamente dependiente de mí. Si tengo que usar tu sed para mantenerte como mi cautiva, entonces lo hare. Toda la confianza que había logrado sentir por él solamente había sido violada —más allá de la
reparación. Sintió sus labios retrocediendo sobre sus propios colmillos, los sintió afilarse cuando los recuerdos la atacaron. —He decidido dejarte ir a la prisión esta víspera. —Mataré a tu familia con deleite... . El miedo y la frustración que había construido y construido ahora hervía. —Nunca quiero ver tu cara otra vez. —Es una lástima, Elizabeth. Estas atrapada conmigo. No durante unas décadas, no durante siglos. Estas atada a mí para siempre. ¿Esa niña y se niño tus descendiente de los que hablaste? Vendrán de mí… o nadie. —¡Me marcho!— Ella se dirigió hacia la puerta, cruzando a zancadas hacia abajo al pasillo, estremeciendo cuando recordó aquellas cosas que la persiguieron la noche anterior. —¿Dejándome?—Él se trazó delante de ella con una risa burlona. —Incluso si pudieras pasar por el límite, ¿a dónde irías? Ella camino a su alrededor. —¿A dónde podrías ir que no te pudiera encontrar?—Él seguía, burlándose de ella, aun cuando sus sentimientos estaban en carne viva, con los nervios raídos. Ahora estaban en la sala de estar donde la había traído esa primera mañana —directamente del banco de inyección. Él la había lanzado alrededor, empujándola al piso. —¿A dónde iría yo?—ella preguntó. —¡Que tal al mismo lugar donde mi familia fue… donde no puedes encontrarlos! Tarde o temprano, seré libre. Le pareció ver un destello de alarma en sus ojos, pero su propia agresión rápidamente lo invadió. — ¡Resígnate al hecho de que nunca los volverás a ver otra vez! Están muertos para ti, tal como tú lo estas para ellos. —¿Qué, se supone, que significa eso? —Ellos creen que moriste en la fuga de la prisión, muerta a tiros por una guardia. Ellos nunca sabrán la verdad, mascota. Y con esto, su liga mental... se rompió. En lugar de irme, arremeteré contra alguien. Agarró rápidamente un florero, lanzándoselo. —¡Te odio! ¡Sólo una idiota podría alguna vez amarte!—Entonces una lámpara. —¡Horrible (Feo) en el interior!—Ella se abalanzó en picada sobre la espada decorativa con la que lo había amenazado el primer día. —¡Por qué no tratas de lanzarme a través del cuarto ahora!—En un tono insidioso le dijo, —Hag te llamó salvaje antes. Hag no había visto nada. —¡Te mataré! —Nunca me harías daño. Niégalo todo lo que quieras, pero realmente me amas. Utiliza tu pequeña espada para convencerme de lo contrario, o acepta que eres mía para siempre. —Una vez más él se echo a reír. Su risa la hizo trisas, cortando como un cuchillo. En una salvaje confusión, levantó la espada, deseando poder reducir su presunción. Cuándo avanzó hacia ella, ella gritó, —¡Aléjate! No puedo... ¡No puedo estar aquí ahora! ¡Solo déjame ser yo! —¿No puedes estar aquí? Y sin embargo, no te dejaré ir. —¡Te dije que te vayas! ¡La balanceare! —Su visión se cubrió de rojo. Literalmente. Lágrimas de sangre. Dios querido, ahora, tengo lágrimas de sangre. No puede ver. —Nunca podrías blandir esa lámina en mi contra. Ahora, deja de actuar como una niña, y ponla en su
sitio antes de que alguien salga lastimado. Ella gritó por la furia, pero todavía podía oír su risa. No puedo dejar de gritar… la empuñadura de la espada aplastada en mis manos... a ciegas balanceo la lámina. La risa se detuvo. ¿Eso fue un golpe seco en el suelo? Tragó saliva, el vértigo la envolvió. ¿Eso no había sido simplemente su cuerpo? El bastardo está jugando conmigo, engañándome. Se frotó los ojos, una y otra vez, y vio... Horror. Lothaire yacía sobre su espalda, la cabeza colgaba en un ángulo de su cuerpo. Su columna estaba cortada separada de su cuello... Sus dedos se aflojaron. La espada cayó al suelo. Sus rodillas se encorvaron, ella se desplomó al lado de su cuerpo. ¿Yo... lo maté? Más lágrimas fluyeron cuando se arrojó sobre su pecho inmóvil. ¡No, no, no! Él era invencible —nada podía detenerlo. Y mucho menos ella. ¿Qué he hecho? Ni siquiera había estado lo bastante cerca para alcanzarlo. ¿Cómo, como, como? La angustia reemplazó a su rabia. Incluso después de todo, ella nunca había querido hacerlo daño como para esto—o... matarlo. El hecho de que pensará que ellos no podrían vivir juntos no significaba que ella no hubiera sentido amor por él. ¡No estaba cerca de él! —Él no se ha i…ido,—sollozó. —Él no. N…no puede ser.—Ellie se levanto, estúpidamente rasgándose el pelo. Sus ojos llenos de sangre se vertieron. Ella se congeló. El anillo. —N…no permitiré que pasé.—Ella saltó a sus pies, corriendo a hacia la caja fuerte. —Te traeré de regreso. —Tú no vas a hacer nada, —una voz dijo detrás de ella. Ellie se dio la vuelta. Una mujer de pelo largo negro, orejas puntiagudas, y pequeños colmillos estaba al lado del cuerpo de Lothaire. Al otro lado había un demonio descomunal, observando la escena atentamente. —¿Quién eres?—Exigió Ellie. —¿Cómo rompiste el límite? —La valkyria que este punto de secuestrarte. Y estoy dentro por la información de una adivina. —Intenta apartarme de lo que me propongo. —Ellie descubrió sus colmillos. —Si fuera tu no me atrevería. Con una velocidad equivalente a la de Lothaire, la mujer de pelo negro se lanzó contra Ellie, su puño la tomó descuidada. Ellie giro sobre un pie, su boca roció sangre antes de que cayera sobre sus rodillas. La mujer estuvo sobre ella inmediatamente, atando sus muñecas, luego empujo una cuchilla contra su garganta. —¡No! ¡Déjame ir! —¿Entontes fuiste primero una humana? Apuesto a que eso le bajo los humos al engreído hijo de puta. —Ella señaló al demonio. —Deshazior, ahora. Inmediatamente el demonio se trazó a su lado, agarrando el brazo de Ellie. Él podría teletrasportarla en un instante de aquí. Lejos de Lothaire. —¡No, no me toques!—Ellie siseó, luchando con toda su fuerza nueva, pero ella no podía romper el agarre del demonio. Ahora suplicándole a la valkyria, exclamó, —¡Tengo que llegar al anillo! ¡Estoy rogándote! ¡Negociaré por ello, solo escúchame! —La mujer fue inamovible. Para el demonio, Ellie gritó, —¡No! No hagas esto.
Él empezó a trazarse tanto con la valkyria como con ella. Justo antes de que desaparecieran, Ellie volteó para un último vistazo de Lothaire. El vampiro del que se había enamorado. Maté al hombre que amaba. Pero lo traeré de regreso... Un instante más tarde, los tres aparecieron frente a una enorme mansión con espectros vestidos de rojo volando alrededor. El relámpago rayó el cielo brumoso de la noche, chillidos sonaban constantemente. ¿Me ha tomado un aquelarre de valkyrias? Ella tenía que averiguar dónde estaba, y luego idear un plan de escape. Tengo que conseguir al anillo antes de que La Dorada llegue. Mientras la valkyria la arrastraba hacia la entrada principal, la mente de Ellie zumbaba con ideas. ¡Ella podría forzar al demonio a punta de espada a que la trazará de regreso! Entonces podría curar a Lothaire, podría retroceder en el tiempo si tenía que hacerlo. Liberarse. Encontrar una espada. No ha terminado. Sus nuevas garras mordieron las palmas de sus manos hasta que la sangre goteó. ¡Tengo que escaparme! Lothaire ahí tirado... muerto. Cuando la mujer comenzó a empujarla hasta los escalones del pórtico, el demonio hizo una reverencia burlona. —Hasta que nos encontremos otra vez, Carafina. —¡No!—¡Era su viaje de regreso! Ellie se agitó contra el asimiento inflexible de la mujer, pero él ya había desaparecido. Después de ofrecerle con total naturalidad un mechón de su pelo a los espectros voladores, esta Carafina tomó rígidamente a Ellie de los brazos, aventándola, enviando a través de las puertas delanteras. Ellie se dio la vuelta. —¡Déjame ir, perra! Los ojos violetas de la valkyria estaban, brillando misteriosamente. —Soy lo único que te protege de mis hermanas ahora. El interior, estaba repleto de mujeres con orejas puntiagudas, por todas partes del lugar la miraban fijamente desde el descanso del segundo piso, revistiendo las paredes. Aunque cada una de ellas era asombrosamente hermosa a su manera, todas ellas tenían garras y colmillos y se movían con una gracia sobrenatural. A medida que su captor forzaba a Ellie más adentro, una valkyiria dijo, —¿Permitimos que una sanguijuela aun camine a través del Val Hall? —¡Val Hall¡—¡la fortaleza valkyria! En Luisiana. ¿Ah, Dios, cómo podré regresar a Nueva York? Derramó más lágrimas inútiles, pero fue capaz de parpadear más rápidamente. ¡Todavía no ha terminado! —¿Dónde encontró el Enemigo de lo Antiguo una mujer vampiro?—pregunto otra. —¡Oh, me da asco, odio cuándo las sanguijuelas lloran! Una tercera dijo en broma, —Entonces ¿por qué siempre haces que lo hagan en el campo de batalla? El grupo se echó a reír. Regresar con Lothaire, volver a Lothaire. Pero Ellie se debilitaba por momentos, con la boca seca por la sed. ¿Por sus lágrimas? —¿Sabes que la perra acaba de mirar mi cuello?—Una pequeña pelirroja espetó. —Porque en caso de que ella me estuviera comiendo con ojos hambrientos. Cuando entraron a otra habitación, Ellie vio aún a más valkyrias cubriendo las paredes. Una de mirada dorada estaba sentada a la cabeza de una mesa larga en el comedor —con un murciélago sobre su hombro. —Bienvenida, Ellie Ann Peirce Daciano. Soy Nïx lo que Todo lo Sabe y seré tu adivina esta noche.
Así que esta es la famosa Nïx. —¿Por qué he sido traída aquí? —Cara la Justa, tu Valkyria/secuestradora Furia por la noche, planeó recatarte de Lothaire para conseguir información. Verás, él tomó a la hermana gemela de Cara -nuestra reina, Furie- y la encarceló. Cara le dio a Ellie otro empujón, sus ojos violetas se volvieron plateados por la emoción. —¡Tu amante la encadenó al fondo del océano para que ella pudiera ahogarse una y otra vez hasta el final de los tiempos! ¡Él lo hizo hace seis décadas! ¿Había flamas avivándose en torno a la cabeza de Cara? Nïx murmuró, —Carafina tranquila, tus alas comienza a mostrarse. —¿Alas de fuego? Ellie estaba demasiado angustiada para preocuparse. Ella se arranca las palabras hacia afuera, —Llegas muy tarde. Él está muerto. —¿Qué?—Nïx grito, viéndose sinceramente trastorna —¡Yo no vi esto! —Y…yo lo decapité. —La sangre burbujeaba en su estómago en forma de náuseas, pero ella logró contenerlo. Alguien a lo largo de la pared murmuró, —¿La vampiresa decapitó al Enemigo de lo Antiguo? No puedo decidir si la debo destripar o conseguir su autógrafo. Ellie se dio la vuelta siseando. Cara le dijo a Nïx, —Él no está muerto. Su Novia dejó una franja de tendón. No fue una decapitación completa. Él surgirá de nuevo. La esperanza saltó en el corazón de Ellie. —¿Él va a... él va a vivir?—Una vez más sus nuevas garras se clavaron en sus palmas. —Ven más cerca, Elizabeth, y déjeme verte por cierto, —dijo Nïx. Cuando Ellie lo hizo con impaciencia, la adivina parecía mirar detenidamente dentro de su mente. Después de lo que parecieron horas, Nïx pronunció, —Lothaire está muy vivo. —¿Lo juras? —A menudo. Aunque no tanto como la mal hablada de Regin. Intento no hacerlo delante de Bertil. — Ella acarició al murciélago. —¿Quise decir… si Lothaire vivirá? —Él lo hará. Por alguna razón, ella confió en esta loca valkyria. Si Nïx decía que él viviría, entonces Ellie le creería. Ella se hundió con el alivio. Cara la agarró rápidamente. —Y una vez que él se cure, vendrá a buscarte. Hasta ese momento, serás retenida aquí,—dijo Cara. —No hay escapatoria del Val Hall. Si intentas trazarte de aquí, los espectros te lo impedirán violentamente. Ellie apenas escuchaba. No lo maté, su mente cantaba, no lo maté. Nïx añadido, —Serás una clase de preso político. Él vendrá por mí. Ellie nunca habría esperado estar tan emocionada por la perspectiva. Entonces ella frunció el ceño. ¿Vendría Lothaire por ella? ¿La perdonaría? En un momento de su pelea, él la había visto de forma homicida. Y eso fue antes de que casi lo hubiera decapitado. Desde luego él sabría que fue un accidente. Era su Novia vampiro; tendría que venir por ella. Más tranquila, Ellie finalmente miró alrededor de la sala. A pesar de que el alivio de que Lothaire viviría la atravesó ella no podía sentir felicidad. ¿Encarcelada una vez más?
Capítulo 52 Como si estuvieran a una gran distancia, Lothaire oyó a seres murmurar… ¿Dacian? ¿Dónde estoy? ¿Se había trazado en sueños otra vez? ¿Por qué no puedo abrir los ojos? Cada músculo de su cuerpo se tensó, su primer pensamiento frenético fue para Elizabeth. —Ha enloquecido demasiado, —dijo una voz profunda. —¿Pero su compañera también? —Por lo menos la maldición se acabó, —dijo una mujer. —Es cierto Mina, ¿pero Lothaire no es simplemente una nueva maldición?, —dijo un hombre con sequedad. —Quizás deberíamos haberlo dejado en York. —¿Debo decirte lo que ya te dije antes, o, simplemente, más a menudo?, —dijo otro hombre en un tono torpe. —Y es Nueva York. Evidentemente, hay una diferencia entre las dos. ¡Blyad!. Eran Daci. Lo habían capturado. ¿Dónde está Elizabeth? A continuación, los recuerdos de ella se abalanzaron sobre él. La última cosa que recordaba era su grito, sus ojos negros por la furia cuando había empuñado la espada. La había oscilado en contra de él. Después la picadura de la hoja. ¿Ella… estuvo a punto de cortarme la cabeza? ¡Dioses, le había mentido, fingido amor por él, y trató de matarlo! Se había preguntado cuántas veces podría tener una espada en el cuello antes de que una le golpeara de verdad. Nunca había pensado que tendría que preocuparse de que su propia Novia diera el golpe. Una vez más, fui traicionado. Con dificultad, movió la mano hacia su garganta, sintiendo un vendaje. ¿Por qué lo vendarían los Daci? —Está despertando al fin. Cuando Lothaire logró levantar los párpados, se encontró en la cama en una habitación magnifica. El olor de la sangre fresca llenaba el aire. La luz entraba a raudales por la ventana abierta y se extendía sobre sus brazos, pero no le quemaba. Figuras borrosas estaba junto a la cama. Trató de levantarse. No pudo. Ajustando su visión, vio a tres hombres altos, de pelo oscuro, todos ellos similares en apariencia, y una hembra baja y rubia. Cada uno vestido con ropas anticuadas. Otro enorme vampiro estaba sentado en el escritorio, apoyando las botas sobre él. Bebía de una jarra, lo que olía a una mezcla de sangre con alcohol. Su aspecto era más moderno que el de los otros, con los ojos de un azul glacial. Como los míos solían ser. ¡El Dacian del Bosque Sangriento! —¿Dónde estoy?—Rechinó Lothaire, con la garganta ardiendo como si se hubiera tragado un atizador. —En el Castillo de Dacia—, dijo, el que estaba sentado. —Soy el príncipe Stelian. De pie están los Príncipes Trehan, Viktor, y Mirceo, así como la hermana de Mirceo, la hermosa princesa Kosmina. Nerviosamente ella hizo una reverencia formal. —¿Una mujer vampiro? —Lothaire no había visto una de raza pura en siglos. —Las nuestras han estado a salvo de la peste. Lothaire estrechó su mirada en Stelian. —Tú estabas en Helvita esa mañana. —Es correcto. Estábamos tratando de salvar a nuestra reina de los hombres de Tymur. Desde que tuviste, ¿cuál es el término moderno?— dejaste caer la pelota. —¿Reina?—El vértigo se precipito sobre Lothaire. —Bienvenido a su reino, mi señor. Es nuestro gobernante ahora. Recientemente reinstaurado. —Él levantó la jarra en un brindis fingido.
—¿Cómo? No he conquistado nada, no he librado una guerra contra ustedes. —La familia real te ha escogido para ser nuestro gobernante. Casi por unanimidad, con sólo una excepción. —¿Por qué haces esto? Exigió Lothaire, tosiendo sangre. —¿Por qué no tomas el trono para ti mismo? —Aquí, tío Lothaire, —dijo la mujer, corriendo hacia adelante con un cáliz incrustado con joyas. — Toma esto. Tiene hierbas curativas. Lothaire lanzó la taza con el revés contra la pared, salpicando sangre perfumada. —¿Tío? Stelian exhalo. —Técnicamente, eres nuestro primo. Sin embargo, los más jóvenes Mirceo y Kosmina nos llaman primos mayores “tío” es como una curiosa tradición. —¡Responde a mi pregunta! Trehan dijo, —Cuando Ivana la Audaz murió, maldijo a su familia a la guerra y a apuñalarnos por la espalda hasta que tú fueras rey, hasta que todos nosotros te prometiéramos lealtad. —Mi madre no era una bruja. Stelian descartó eso lejos. — Quizá ella solo aprovecho las intrigas ya en movimiento. Eso fue antes de nuestro tiempo. En cualquier caso, seis generaciones fueron exterminadas por asesinatos y guerras civiles. Finalmente decidimos investigar, para ver si serías un buen gobernante.—Él dio un trago, diciendo en voz baja, “Antes de que nosotros nos matáramos el uno al otro. Los tres hombres de pie lanzaron la mirada a Stelian. Él simplemente se encogió de hombros. — Lothaire lo descubrirá todo tarde o temprano. Viktor dijo: —Te hemos estudiado, pero decidimos que estabas demasiado enloquecido para controlar cualquier cosa. Ante el ceño de Lothaire, Mirceo se apresuró a explicar: —Insistías en aparecer a las afueras de nuestro reino, a medio vestir, gritándole a alguien “Lucha hijo de puta”. Kosmina jadeó. —Ese lenguaje. Acariciándole la mano, Mirceo continuó: —Y también desafiabas a Serghei, que ha estado muerto. —¡Muerto! —¿Mi venganza no existe? Mirceo asintió con la cabeza. —Desde hace más de un milenio. Todos estos años que había perdido Lothaire, empeñado en la entrega de una retribución. Por un hombre que ya no existía. Trehan dijo en un tono mesurado, —Por no mencionar el hecho de que parecía como si intentaras consumir al líder de la Horda en el bosque. Sin embargo, después te instalaste con tu Novia, y te volviste más lúcido. Decidimos jurarte lealtad a ti y a tu reina. Lothaire se tensó aún más. Así que Elizabeth había sido la clave de su trono. La predicción de Hag había demostrado ser correcta. Lástima que Elizabeth había intentado cortarle la cabeza. —¿Dónde está… —“esa perra”—… ella? Iba a echarla en el calabozo de este castillo, condenándola a otra cárcel. ¡Blyad!. ¿Por qué la idea no le daba placer? ¿Únicamente porque ella era su Novia? ¡Él despreciaba ese vínculo predestinado con ella! Y ahora estaban unidos por la sangre también. Pero incluso con esa unión, Elizabeth no había sentido nada por él —había intentado violentamente alejarse de él—mientras él había bajado la guardia… —Después del atentado contra tu vida, —dijo Stelian, —fue capturada por una Valkyria llamada Cara la Justa.
—Así que Carafina tomó a mi Novia. Elizabeth estaba dentro de las paredes del Val Hall. Esos campos de rayos podían aterrorizarla peor de lo que él jamás podría. Su mujer le había hecho daño, y ahora pagaría. Lothaire quería reír. Sin embargo, su resentimiento se tambaleó bajo el peso de otro sentimiento. Pérdida. Todo lo que siento es… pérdida. —¿Y La Dorada?,—preguntó él. —¿Tuvisteis un enfrentamiento con ella? —Su anillo le ha sido devuelto, tu transacción finalizada, —Stelian dijo, añadiendo contra el borde de la jarra, —Dios ayude a las pobres almas de ese libro. Lothaire ya lamentaba su libro de contabilidad, su fortuna dilapida. ¡Podría comenzar un nuevo libro! Tal vez él y La Dorada podría negociar las deudas como tarjetas de béisbol… Kosmina se aclaró la garganta. Cuando todas las miradas se volvieron hacia ella, su rostro se volvió rojo brillante. —Te…tememos que la Reina Elizavetta está detrás de la guardia del Antiguo Flagelo. N…no hay manera de eludirlos. —La mocosa era socialmente inepta, más atrasada de lo que hubiera creído nunca que Elisabeth fuera. —Tu tío conoce el camino alrededor del Flagelo, —Lothaire rechinó con disgusto. —Pero no lo utilizare. ¿Carafina pensaba obligarlo a revelar dónde estaba su hermana? Todo el mundo asumía que lo sabía, simplemente porque él había sido quien la hundió en primer lugar. ¿Tal vez no debiera haber optado por un fondo marino con frecuentes rupturas sísmicas y una corriente fuerte? Cuando él les había dicho a otros que no tenían idea de dónde estaba Furie, había dicho la verdad. Al día de hoy, Lothaire no podía encontrar a la reina Valkyria, pese a la ayuda de Hag. Incluso si pudiera, nunca lo haría por el rescate de Elizabeth. “¡Feo por dentro!” le había gritado ella. "¡Yo nunca podría amarte!". Realmente no se había enamorado de él. De él. Lo cual indicaba que ella era una idiota. No tenía tiempo ni paciencia para ello. ¡Maldita sea, Elizabeth! ¿Por qué…? Stelian chasqueó la lengua. —¿Sentimientos heridos a causa de una mísera decapitación? ¿Sabían que ella le había hecho esto a él? Voy a matarlos a todos… —Ella dejó un octavo de pulgada de tendón, —añadió Stelian. —Bastante para la regeneración. Lothaire estrechó su mirada en él. —Tú eres el que votó en contra de la reinstaurarme. —Ese soy yo. Parecía prudente entonces, y aún más ahora que has perdido a tu reina. —No la he perdido. —No soy un experto con las mujeres, —los demás voltearon sus ojos ante eso, —pero creo que un intento de decapitación comunica la necesidad de un poco de espacio. A Lothaire no le gustaba este Stelian culo-sabiondo. En un tono inocente, el Dacian preguntó: —¿No es ese el término moderno para eso? Viktor dijo: —Hemos reunido un grupo para negociar con las Valkyrias. Si eso falla, estaré contento de iniciar el asedio.—Un negro destello cruzó sus iris, como si la idea de una guerra le excitara. Así que a este le gusta pelear. —Desármalo. Carafina puede pudrirse esperando. —Ante la mirada incrédula de los machos, Lothaire dijo: —No quiero recuperar a mi Novia. Mirceo dijo: —Independientemente de lo que pasó entre la reina Elizavetta y usted debería estar
subordinada al bien de la corona… —No pronuncies su nombre otra vez, —murmuró Lothaire, o será tu última expresión. Los labios de Mirceo se abrieron por la sorpresa. —Si esto es lo que... dispone, mi liege. —¿No estás acostumbrado a recibir órdenes, Mirceo?—Lothaire los miró uno por uno. —¿Todos asumen que quiero su reino? ¡Tal vez prefiero a la Horda de mierda! Otro grito ahogado de Kosmina, que se ruborizó más ferozmente. Stelian dijo: —Ve a la ventana, mira hacia fuera. Despreocupado de su desnudez, Lothaire lo hizo. Con un ahogado chisporroteo, Kosmina se trazó lejos, mientras Mirceo se reía entre dientes. —Hay ropa para ti, tío. Ten cuidado de no establecer una nueva moda. En la ventana, Lothaire miró, emocionado. ¿Por qué Ivana alguna vez dejó este lugar? Él estaba en el legendario castillo de piedra negra de Dacia, el único rodeado por fuentes de sangre. La magnífica estructura asentada en lo alto sobre alguna saliente rocosa - desde aquí, podía estudiar el reino que se extendía más y más, antes de desaparecer en la niebla en el horizonte. Cavernas altísimas la sobrepasaban, las calles empedradas serpenteaban a través de la niebla. La arquitectura era de estilo antiguo, pero ricamente construidas con piedra tallada. En la parte superior de una caverna alta, un prisma gigante diluía la luz del sol, brillando a través de todo el reino, disminuyendo los rayos que iluminaban todo, pero no quemaban. Ni siquiera la piel de un vampiro. Y todo lo que veo es… mío. Cuando pudo manejar las palabras una vez más, les informó: —Mi coronación se llevará a cabo tan pronto como mi garganta sane. Aceptaré sus votos de fidelidad después. Esto estaba sucediendo, los imbéciles lo estaban invitando a gobernar este fantástico reino. —Muy bien, —dijo Stelian con decepción no disimulada. —¿Adoptaras un nuevo nombre de regencia? Una tradición vampiro. El propio tío de Lothaire, Fyodor había adoptado un nuevo nombre, cuando fue coronado por la Horda, lo que significaba una regla sin fin. Oh, no exactamente, tío. —No. Hice muchas relaciones públicas con el nombre que tengo. Seré conocido como el rey Lothaire, el Enemigo de lo Antiguo. Él todavía tendría su guerra contra los vampiros, pero los bandos serian intercambiados. U tilizaré a los Daci para arrasar a la Horda. No tenía ningún problema revirtiéndose a sí mismo, él cambiaba de alianzas con facilidad. Y entonces él lo haría. Tendría todo lo que alguna vez había querido. Luego conocería la felicidad. Conocí antes la felicidad. Pero ella me la robó. Con un golpe de espada. De todos los golpes, de todas las torturas, ese golpe le había hecho el peor daño. ¿Por qué, Elizabeth…?. Con los puños cerrados, les ordenó: —Déjenme para me vista. Déjenme que disfrute con la idea de mi Novia atrapada en un infierno lleno de Valkirias maliciosas. La arquera—Furia Carafina la aterrorizarían. La beligerante Regin tendría su garganta. ¿Nix salvaría a Elizabeth, o dejaría que la naturaleza siguiera su curso? Espero esto último. Tal vez debería enviar a su mujer un regalo de despedida, como ella le había dicho
una vez. Sí, para informarle que ahora soy un rey, y la he abandonado. Los príncipes se trazaron retirándose uno tras otro, con Stelian murmurando: —Un rey con los ojos rojos que desprecia a su Novia. Dios nos ayude a todos…
Capítulo 53 Eso es una perspectiva sanguijuela, matar-o-ser-matado, —Regin la radiante, una espadachín milenaria de piel brillante, le dijo a Ellie en un tono siniestro. —Así que levanta tu arma y prepárate para tu final. Porque estoy a punto de tomar tu cabeza. Ellie bostezó. Diez días de esto se estaban volviendo obsoletos. —Chica, no quiero jugar más a los videojuegos. El compañero berserker de Regin, Declan, había estado teniendo reuniones con algunos berserkers relativo a la Accession, por lo que Regin había estado pasando el rato aquí por un par de días, brillando en el sofá, jugando videojuegos con Ellie. Al principio, Regin había estado entusiasmada por conocerla, porque Ellie había hecho lo que Regin había soñado durante siglos. —¡Trágate esa sanguijuela chupasangre asesina, en una taza de tu propio chocolate! ¿Pateaste el trasero a Lothaire? ¿No jodas? Descríbelo segundo a segundo le dijo con voz entrecortada… La única cosa que las Valkyrias odiaban más que a los vampiros en general, era particularmente a Lothaire. Por supuesto, Regin habría tenido éxito “recogiendo la cabeza y los colmillos de Lothaire. Sin embargo, después de un par de días, Regin se había dado cuenta de que Ellie todavía tenía sentimientos por el archienemigo de las Valkyrias, —Eso no es cool, hillbilly,no es cool ¿Por qué no había venido aún por Ellie? De vez en cuando, Nïx la visitaba, manteniéndola informada —aunque no siempre era coherente. A través de Nix, Ellie supo que Lothaire estaba de hecho recuperándose y que había sido invitado a gobernar Dacia. Serghei ya no existía. Lothaire se había convertido en rey. Como el siempre había querido. Ellie había pasado por tantas emociones al pensar en él —culpa, ira, deseo. ¿Estaba todo perdonado? ¡Infiernos no! Todavía estaba furiosa con él. Esto no significaba que no estuviera anhelando que la rescatará. Ellie sabía que él podía -creía que podía hacer casi cualquier cosa. Pero después de casi dos semanas, ella tuvo que preguntarse si el rey Lothaire alguna vez iba a reclamar a su reina. Ella le había preguntado a Nïx, —Si él ha sanado, entonces ¿por qué no ha venido por mí? —¿Quién? —Uh, Lothaire. —No suena una campana… —¿Puedo enviarle un mensaje a Dacia, para explicar lo que pasó? Con los ojos brillantes de emoción, Nïx había gritado, —¿A quién estamos enviando un mensaje…? Ahora, Ellie dijo a Regin, —Jugaremos mañana. Además, ¿no es el momento de mi copa para cenar? Los iris ambarinos de Regin destellaron plateados con ira. —No soy tu recadera de sangre.—Ella dio un grito que hirió los sensibles oídos de Ellie. —Chupa mi polla, VampirEllie chúpala. Enojada, Ellie presiono sus nudillos en el brazo de Regin con todas sus nuevas fuerzas vampíricas. Nïx le había dicho al principio, —Si alguna de mis medias hermanas se pasan de la raya, lleva la montaña sobre ellas. Ellie había aprendido que no había otro modo de tratar con las Valkyrias. Si a ellas les gustaban las mujeres que no aceptaban ninguna mierda de ellas, era sólo cuestión de tiempo antes de que fuera Señorita Popularidad aquí.
—¡Perra!, —Gritó Regin. —Solo puedes esquivarlo porque le bajaste los humos a Lothaire por mucho tiempo. Nïx les dijo a todos que Ellie había atacado a Lothaire a propósito, y estuvo cerca de decapitar a uno de los villanos más temidos del Lore habían llamado a Ellie una criatura con la cual no jodias. —Tráelo, Regin, cualquier día de la semana. —La próxima vez te lo traeré de regalo. Tu sangre está en el microondas, slore57. —salió pisando fuerte. Al parecer, así era como Regin trataba a todos sus amigos. Ellie se encogió de hombros. Cada una de las Valkyrias era a su manera excéntrica, desde Nïx la de los ojos vacíos, hasta la desalentadora Cara, quien era parte Furia, una raza de mujeres guerreras que incluso las Valkyrias evitaban. Aunque muchas de las decenas de personas que vivían en Val Hall no se fiaban del vampirismo de Ellie, pensó que se estaba adaptando a ellas. Cuando se olvidaban de sí mismas, las valkyrias eran una especie divertida. Todos ellas eran medias hermanas, básicamente, una gran familia unida, con todo lo que viene con familias de ese tamaño -isputas, compatibilidades, favoritismo y lealtad inquebrantable. En cierto modo, Ellie estaba como en casa aquí. Suspiró. Todavía extrañaba a sus propios amigos, Balery y Thad, a su propia familia… La mirada de Ellie cayó en el sofá, al teléfono celular que Regin olvido. Sus ojos se ensancharon. Después de diez días de intimidar a sus captores para que la dejaran hacer una llamada, Ellie aún no las había convencido. Tan cuidadosamente como acunaría un huevo, Ellie recogió el teléfono. ¿Se atrevería a llamar a su familia, hacerles saber que estaba viva? Acababa de marcarles cuando se dio cuenta, al menos tenía que decirles que ya podrían salir de su escondite con seguridad. Además, aún se negaba a reconocer que no podía verlos y nunca volvería a su montaña. 57 NDT: Combinación de las palabras puta y zorra A pesar de que entendía las precauciones de Lothaire acerca de mezclar la fuerza inmortal con la fragilidad humana —VampirEllie nunca encontró un picaporte que no se rompiera, ella creía que podía entrenar para controlar su fuerza. ¿Y acerca de la advertencia de nunca revelar innecesariamente asuntos del Lore a los seres humanos? Bien, su familia había tenido que arrancarse la venda de los ojos mucho antes. En primer lugar, con Saroya, y luego con Lothaire. Si los dioses querían castigar a Ellie, ella les recordaría que albergar a Saroya en su cuerpo durante seis años fue el maldito tiempo cumplido. Con ese pensamiento, marcó el número celular de su madre. —¿Mamá? Soy yo, Ellie —¡Oh, Señor Jesús en el cielo, sabía que no estabas muerta! Nos dijeron que te habían disparado en la fuga de prisión, ¡pero yo sabía que aún estabas con vida! ¿Por qué no viniste a casa? Ellie podía oír el desconcierto en el tono de su madre, la entendía. Si ella estaba viva y fuera de la cárcel, entonces debería estar en casa, fin de la historia. —Lo haré en el futuro. En algún momento. Pero es…complicado, Mamá. Y realmente difícil de creer. —Pues, veamos si no puedo seguirte el ritmo y mantengo los ojos en mi cabeza. ¿Por dónde empezar? Habían pasado tantas cosas. ¿Cuánto debía revelarle a su madre? —Primero, dime como se porta Josh. —Josh está cada vez más revoltoso, rebelde y voluntarioso, naturalmente, toda la familia está
orgullosa de cómo consigue sacarlo fuera. Gritos de Valkyrias sonaron en la habitación de al lado. Mamá grito, —¿Qué demonios fue eso? —¡La TV! Déjame bajar el volumen. —Corrió hacia la puerta, la cerró y la bloqueo —al romper la perilla. Mierda. —¿Cómo lo están llevando los demás? ¿Y tú? —Oh, cariño, nosotros estamos manejándolo bien, —dijo alegremente. Demasiado alegre. —Dime que tan grave es, Mamá. Una exhalación en el teléfono. —Tratamos de juntar los pagos de la hipoteca cada mes, pero Va-Co estaba sosteniendo nuestros pies sobre el fuego, niña. Los colmillos de Ellie se afilaron, la violencia cocía hervía lentamente dentro de ella. —Todos nuestros hombres están de vuelta en la mina. —¿Qué? Pero juraron que no harían eso. ¿Qué pasa con la tienda de Ephraim? —¿En esta economía? Todo está cerrado. O era la mina, o perderíamos la montaña. La mayoría de tus primos están felices por el trabajo. —Conseguiré una manera de enviar dinero, ¿de acuerdo? —Ellie, sólo dime acerca de ti. Comienza desde el principio. Se mordió el labio. —¿Recuerdas el demonio de ojos rojos que todo el mundo vio esa noche? —¿Del que nos estábamos escondiendo? ¿El Mothman58 —Ese sería él. Sólo que no es un demonio o Mothman, y no tienen que ocultarse por más tiempo. Él nunca los lastimara. —Lothaire no podía romper su juramento de no dañar a su familia, había visto de primera mano la forma en que lo ataban esos votos. —Entonces, ¿qué es? Después de una vacilación, Ellie admitió, —Es un vampiro, fue el que me saco de la cárcel. Su nombre es Lothaire Daciano.—El simple hecho de decir su nombre le provocó una punzada. Tomaste mi nombre el instante en que te reclamé… Mamá farfulló, —¿V…vampiro? ¡Oh, Ellie, está a punto de darme un ataque al corazón. ¿Estás segura? —Estoy segura —lo he visto beber sangre. —¡Jesús! ¿Este… vampiro te lastimo? ¿Estás con él ahora? —Vino a ser mi protector, me llevó de viaje por todo el mundo. Pensó que la loca de Saroya era su compañera, pero resulto que era yo. 58 NDT: Hombre Polilla —¿Saroya continúa matando? —Se ha ido, mamá. Para Siempre. —¡Estás curada! ¿Por qué no me lo dijiste en primer lugar? Porque fui curada de una cosa solo para convertirme en algo más, algo en lo que podrías tener un momento aún más difícil de aceptar. —Um, en realidad no he caído en cuenta que estoy libre de ella. —¿Todavía andas con ese tipo vampiro? ¿O tengo que enviar a nuestros hombres para traerte? —¡De ninguna manera, mamá! A menos que desees matarlos a todos. Además, no estoy con él actualmente. Más o menos conseguí ser atrapada por algunos de sus enemigos. Un grupo de chicas. Son muy decentes, aunque… —Ellie se apresuró a añadir. —Tengo toda la comida que puede comer —l a sangre que puedo beber, —y vemos telenovelas juntas, tengo mi propia habitación —que solía pertenecer a una especie de princesa del hielo —y me tratan realmente bien. No es que Ellie disfrutara de estar prisionera, pero hasta que pudiera averiguar todos sus nuevos poderes, estar en un ambiente protegido, sin sol no era tan malo.
Cada hora aquí aprendía más sobre el Lore, y las chicas eran buena compañía. Nunca patean mi trasero mucho más que yo el de ellas. ¿Una de las primeras cosas que había aprendido? El combate era bastante divertido cuando nunca quedas adolorido por mucho tiempo. —No me importa estar aquí en absoluto, de verdad. —En cierto modo, estaba muy agradecida de estar en Val Hall. Debido a que por cualquier razón, Lothaire no había venido a buscarla. En el fondo, Ellie sabía que no tenía otro lugar adonde ir. Ese conocimiento era aterrador. —Ellas me están enseñando todo acerca de los vampiros—de mi misma —mientras espero a ver si Lothaire vendrá a rescatarme. Nix había sido un salvavidas, engancho a Ellie con el mismo tutor que había enseñado a Thad, aunque a Ellie no se le permitió ver o comunicarse con el chico. Thad era demasiado leal a Lothaire, y las Valkyrias temían que repartiera información sobre ella a su enemigo. El tutor, una halfling59 vampiro/valkyria llamada Emmaline MacRieve, era absolutamente encantadora, con una estructura ósea para morirse, colmillos pequeños, orejas puntiagudas y larga cabellera dorada. Había sido genuinamente alentadora cuando Ellie comenzó a trazarse. Bueno, a vacilar. Aunque no había conseguido progresar en esto, ella practicaba todos los días. Pero ella se dio cuenta que Emmaline se mantenía a distancia, y algo sobre la halfling seguía tirando de la memoria de Ellie, haciéndola cautelosa también. Emmaline probablemente había tenido cierta clase de mala experiencia personal con Lothaire. Parecía que todos en el Lore tenían una historia que contar acerca de dicho vampiro. —¿Si él te rescata?—Exigió mamá. —Pensé que habías dicho que era tu protector. ¿Por qué no habría de hacerlo? —Tuvimos un pequeño tropiezo. Pero estoy segura de que va a venir. —¡Ven, por favor, Lothaire! —¿Cómo es él? —Preguntó mamá, encendiendo un cigarrillo. —¿Ese-bebedor-de-sangre? —Es alto, guapo, y tan rico, como el día es largo. —bastante famoso. En el mundo de los mortales, Lothaire hubiera sido un actor rompecorazones quien simplemente cometía en promedio un par de asesinatos al día, por milenios. Como Novia de Lothaire, se había ganado cierta notoriedad, también en el corredor de la muerte, entre los Loreans curiosos, la mortal que de alguna manera había sobrevivido a la conversión. Cuando no constaba que otra mujer lo hubiera hecho. —También es un poderoso rey entre su especie—, dijo Ellie. —Famoso en su círculo. —Infame por su crueldad deshonesta. Si, Ellie había oído hablar de sus fechorías, sabía que todos en el Lore lo consideraban un monstruo diabólico. Pero al final, había decidido que, si bien podría ser un demonio, él seguía siendo su chico. Suspiró de nuevo ¿Era suyo? Se preguntaba cada minuto del día. ¿Si nunca vendría a recogerla? 59 Halfling: Mestiza En su mente, eso se reducía a que tendrían que trabajar mucho en su relación, ahora que ella no era un nuevo vampiro enfurecido lleno de esteroides, estaba lista para hincarle el colmillo. Siempre y cuando él venga por mí, patearé su trasero de cualquier forma, pero lo resolveremos. O bien estaba tomándole mucho tiempo sanar —o había decidido no venir por ella. Sin duda, un inmortal de su avanzada edad sería lo suficientemente maduro para discutir sus diferencias. —¿Qué pasa si no viene, Ellie?
Buena pregunta. —Ya se me ocurrirá algo. —Yo, ¿por qué esta con llave la puerta?, —Gritó desde la sala Regin. —¿Con quién diablos está hablando VampirEllie? —¡Mamá, tengo que cortar! Pero enviaré dinero en cuanto pueda.—Astillándose la puerta se vino abajo, revelando a Regin, que brillaba como una luz fosforescente. —No sabes como de muerta estas, sanguijuela. —¡Te amo, mamá, los amo a todos, hablaré pronto!—Ella colgó el teléfono. Accidentalmente aplastándolo. Regin se lanzó a Ellie. Ellie se preparó para el impacto, cerrando los ojos cuando algo como el vértigo la abrumo. Esperó… Entonces vino un golpe en la consola del televisor. Regin le gritó, —¡Voy a joderte completa! Cuando Ellie abrió los ojos, ella estaba al otro lado de la habitación y Regin había chocado de cabeza simplemente con el televisor. ¿Me trace? ¡Por fin! Ese vértigo, ¿cuándo lo había sentido antes? ¡En la pelea con Lothaire! ¿Se había trazado incluso entonces? No es de extrañar que ella le hubiera alcanzado con ese giro de espada. ¡Cómo deseaba poder explicárselo! Por ahora, tenía una Valkyria cabreada con la que tratar. ¡Pero Regin nunca podría alcanzarla ahora que podía desaparecer! —¿Qué te pasa, luciérnaga? ¿Olvidaste cómo cambiar el canal? Ja, ja, ja, la Valkyria, no puede atraparme, —se burló Ellie con voz cantarina. —¡La Hillbilly, a la carrera, corriendoo! Cuando Regin saltó del sofá, Ellie trazo, una vez más, pero Regin previo su reaparición y la barrio al suelo. —¡Ow! Luego Regin procedió a mostrarle sus verdaderos colores, haciendo que Ellie golpeara su propio rostro. —¿Por qué te golpeas? ¿Eh? Vampiro, deja de golpearte a ti misma. —¿Vampiro?—Preguntó Nïx desde la puerta, su pelo alborotado, su mirada perdida. Ese murciélago rabioso de ella se posó en su hombro, con vehemencia batiendo sus alas, tan enloquecido, como su dueña. —¿En el Val Hall? —Sus ojos ambarinos giraban al color plateado, los colores girando. Una extraña electricidad comenzó a crepitar en el aire. Cada uno de los aumentados sentidos inmortales de Ellie gritaron PELIGRO. ¿Seguramente, no de Nïx? Olvidándose del murciélago, la adivina ataco, con un revés envió a Regin, a través del cuarto. Antes de que Ellie pudiera reaccionar, Nïx había empujado sus rodillas en los hombros de Ellie, sujetándola con una fuerza monstruosa. Con el pelo desordenado sobre su pálido rostro, Nïx murmuró, —Helen pagó con un corazón roto. Furie pago. Emmaline. —¡Nïx! ¡Soy yo, Ellie! ¿Qué estás haciendo? La adivina ladeó la cabeza como un animal. —¿No sabes dónde está Furie…? —Un rayo cayó en el exterior, los truenos hacían temblar la casa. —¡Nïxie, calma!—Regin trepo encima, tirando de su hermana. —Era apenas una mierda alrededor —Pero incluso Regin no era rival para el poder de Nïx. Finalmente, Nïx permitió a Regin tirar de ella, ambas aterrizaron enredadas en el suelo. La adivina parpadeó con perplejidad. —¿Qué sucedió? Ellie gritó, —¿y tú me lo preguntas?—Luego se arrepintió de su tono cuando Nïx de repente pareció
agotada, incluso enferma. Su murciélago se contoneo hacia ella, saltando a su brazo, pareciendo calmarla. —¿Qué coño, Nïx? ¡Estas mostrando mierdas con frecuencia estos días! —Regin misma se desenredo de su hermana, espantando al murciélago lejos. —Fuiste toda Cabalgata de las Valkirias sobre VampirEllie. Nïx se abstrajo en algo invisible de Ellie, luego suspiró con tristeza. —Y me temo que entre los dos, yo estoy haciéndolo mejor…
Capítulo 54 Rey Lothaire, el rey loco. Le gustaba el apodo, les oía a menudo decir esa frase: —¿Qué ha hecho el rey loco ahora? No era porque él hubiera perdido su cordura, sino debido a su comportamiento ya que rara vez dormía, vagaba por las calles a todas horas, planificando el envió de sus nuevos súbditos a la guerra contra la Horda a la primera oportunidad. Este crepúsculo, Lothaire soportaba al tribunal. Se sentó sobre su trono dorado, decorado con cráneos sumergidos en oro. Su diseño. Si hubiera tenido una reina, su trono habría sido similar. Desde luego, sus cráneos serían más delicados. Pero él no tenía ninguna reina. Los primos reales quienes actuaban como un consejo que sabía evaluar su salud mental, abrían el tribunal durante las noches cuando Lothaire pareció más lúcido y sereno. Durante las últimas tres semanas, ese tipo de noches habían sido sorprendentemente frecuentes. Elizabeth y él habían intercambiado sangre, lo cual significaba que él tenía un lazo inquebrantable con su mente. A diferencia del que tenía con Chase, el enlace con su Novia mantenía a Lothaire relativamente cuerdo. Una bendición… porque se negaba a permitir que alguien sospechara que él sufría debido a su…Novia regicida60. 60 NDT: Que mata a un rey o una reina, al príncipe heredero al regente o que lo intenta. Lothaire no iba ser objeto de lástima. ¿Cuántas veces se había burlado de los machos afligidos? ¿Cuántas veces se había mofado él de ellos, —¿Aww, nos masturbamos hasta las lagrimas anoche? El destino quiso que el vínculo con Elizabeth significara que él podría sobrevivir sin ella. Él ya no la necesitaba; por suerte, ya no la quería. ¿Mintiéndote a ti mismo, Lothaire? Cuando entonó ante el tribunal, —Sólo, veré a mi concilio.—los obligo a dispersarse como si estuvieran en llamas. Ya era hora de una reunión con la familia Real, ahora que él los conocía íntimamente —de espiarlos rutinariamente. —Despejen la galería. Incluyéndote, Hag. Ella lo fulminó con la mirada, sin duda deseando nunca haber aceptado su posición como oráculo real. Después de su coronación, un asunto formal que era una absurda farsa parte de la tradición, Lothaire se había trazado a donde Hag por una poción —para borrar a Elizabeth de su memoria por completo. La casa de la Fey estaba completamente desierta, lucia como si no hubiera sido habitada durante cientos de años. Ninguna esencia persistía, no había huellas sobre la arena que condujeran fuera de la entrada. Él se había trazado a la ciudad más cercana para hacer una llamada telefónica, robando un teléfono celular de su distraído dueño —algún maldito idiota quien había estado salvando huérfanos de un infierno o algo así… a continuación marco el numero de Hag. —¿Dónde diablos estas? —Lejos. No quiero estar en medio de Elizabeth y tú. —¡En medio!—Rugió, lamentándose de haber quitado el nombre de Hag de su libro. —¡Si tú no estás conmigo, estás contra mí! —¡no existe ningún medio! Tú eres mi maldita adivina. —Y algunos de tus enemigos han descubierto nuestra conexión. Mientras hablamos, estoy siendo perseguida, por el rey y la reina de los demonios de la ira. Buscan mi ayuda para encontrarte. —así como a la hermana de la reina, que ha estado desaparecida desde la fuga de la isla prisión. Buena suerte para ellos con esto último, —ella había dicho eso enigmáticamente. —Mariketa la Esperada, Portia la Hechicera De piedra, y muchos más están pisándome los talones. De
todos modos, tu negocio está terminado, tus tareas completas. —No todas ellas. —queda una. Todavía quería la corona de la Horda, todavía planeaba esa venganza. —Tienes que ser mi nuevo oráculo real. No te encontraran si estas dentro de mi reino. Desde que había llegado su actitud dejaba mucho que desear. Incluso ahora ella lo miró airadamente antes de la salir de la habitación. Una vez que él y los cinco miembros de la Familia Real estuvieron solos, Lothaire se tomó su tiempo para estudiarlos. Ninguno tenía pareja. Trehan había sido sangrado, pero no tenía ninguna Novia para demostrarlo. Mirceo era el más joven de los machos, sólo treinta, y pronto se congelaría en su inmortalidad, perdiendo toda capacidad sexual. Su ritmo cardiaco era errático… y lento. Su hermana, Kosmina, era demasiado inmadura para aún contemplar la posibilidad de un macho propio. Lothaire no tenía idea del latido del corazón de Viktor o Stelian. Ambos utilizaban un viejo hechizo para encubrirlo. Lo cual Lothaire encontró fascinante. Viktor probablemente no tendría tiempo para estar en celo de todos modos, ya que lo único que él hacía era la luchar. He conocido ghouls que eran más pacíficos. ¿Y el sexto miembro real, ellos lo ocultaban creían que él no lo sabría? Mi investigación continúa... Con un aire aburrido, Lothaire se dirigió a Stelian. —¿Ninguno de mis súbditos pidió un favor de su rey? El vampiro descomunal negó con la cabeza. —Ellos simplemente te tienen miedo. —¿Y eso por qué demonios será? —Preguntó suavemente. Sonriendo, Mirceo preguntó, —¿Cómo encuentras tus alojamientos, Tío?—Él era el jefe de la guardia de castillo. Le gustaba a Lothaire, lo encontraba divertido porque era imprevisible. Como una vez encontré a Elizabeth. —Son apropiados, —contestó Lothaire, no era mentira, a pesar de que su sala de estar era del tamaño de un salón de baile. Si él no fuera un amo de los rompecabezas, podría haberse perdido en su nuevo castillo laberíntico. —Por qué, Mirceo, no creo que tu corazón latiera mucho desde que entraste aquí. — No más de lo que se acelera un trueno. —¿Y ya no necesitas respirar? El vampiro joven sofocó su expresión de pánico. —Desafortunadamente, eso es verdad, Tío. Él actuaba estoico sobre ello, pero en secreto, él se mantenía fuera cada noche frenéticamente enroscándose a cualquier cosa que se moviera, en la misma situación lujuriosa en la que Lothaire había estado siglos a atrás. Precisamente anoche, Mirceo había estado felizmente lamiendo los pechos de una hembra mientras un macho lo amamantó —hasta que el pobre Mirceo había perdido... el interés. —No temas, —dijo Lothaire, —Probablemente aún no notas que te pareces a todos los demás en este mundo, excepto que tú te la pasas follando como un animal. Con un comentario, Lothaire podía hacer que tanto Mirceo como su hermana mojigata se sintieran profundamente incómodos. Como rodar un repuesto. Stelian rápidamente cambió de tema. —Has estado viajando mucho. —Como el más viejo de la Familia Real, él era el Guardián, la posición más poderosa después del rey. Stelian era el que decidía quien entraba o dejaba Dacia, y solo él enseñaba a su gente a usar la niebla para salir sin ser detectados. Él parecía sorprendido -y disgustado de que Lothaire hubiera aprendido a controlarla tan fácilmente.
Pero Stelian se apresuro a añadir que sólo él conocía todos los poderes esotéricos de la niebla. Dame tiempo. Sin embargo, el Guardián debe haber estado haciendo un buen maldito trabajo si aún el Libro del Lore no había etiquetado a Dacia. A partir de su espionaje, Lothaire sabía que Stelian era tolerante -hasta que alguien tratara de marcharse sin autorización. ¿Entonces? Incluso Lothaire había levantado una ceja ante su respuesta glacial. —Realmente viajo mucho, —coincidió Lothaire. Para apuntalar su cordura aún más, él a menudo regresaba a su apartamento y se llevaba el aroma de Elizabeth en él, enterrando su cara en sus camisones de seda, y en su almohada. Aunque no era lo mismo que tocarla, su aroma -junto con su lazo de sangre— era suficiente para superar la mayor parte de las noches. Se preguntó qué pensarían los Daci de su nuevo rey si averiguaran que llevaba la ropa interior de su Novia en su bolsillo en todo momento. Pero entonces, ¿qué enloquecido rey de los vampiros no llevaba la ropa interior de su reina en el bolsillo? —La capital es aburrida, —dijo a Stelian. Lo era — a pesar de que otras especies eran bienvenidas aquí. Con la condición de que ellos nunca se marcharan. Lo que significaba que allí eran las ninfas quienes de ocupaban de los lujuriosos vampiros jóvenes como Mirceo. —¿Realmente permaneces dentro de la niebla cuándo vas al extranjero? —Stelian preguntó. — ¿Invisible para todos? —¿De qué otra forma seria yo capaz de regresar?—Lenguaje de Lothaire. Él había ordenado a Hag inventar una luz -guía solo para él-porque en ocasiones a Lothaire le gustaba ser visto. Parte de él quería prohibir la niebla por completo, para que sus súbditos se anunciaran al mundo. De lo contrario, Lothaire era simplemente el rey de un reino que nadie sabía que existía. En otras palabras, él era el árbol en el bosque que cayó silenciosamente -cuando no había nadie cerca para ser aplastado. Pero la envolvente niebla realmente protegía a los Daci de la invasión y la plaga. Además, con cada excursión, eran básicamente libres para espiar, lo cual apoyaba incondicionalmente... Su impetuoso primo Viktor dijo: —Entiendo que has observado entrenar a nuestros soldados. ¿Qué piensas de ellos?—Él era un general, y con justa razón orgulloso de sus batallones. El ejército era afilado, disciplinado y magistral con la espada. De hecho, los Daci estaban obsesionados con todas las armas medievales —mazas, dagas arrojadizas, látigos, hachas de batalla. Tan pronto como un Daci manipulaba un arma, la sangre fría —simplemente impregnaba su espíritu. Ya regido por la lógica, se volvía aún más centrado, capaz de predecir los movimientos de su oponente. Casi como yo lo hago. —Los soldados están ensombrecidos, demasiado preocupados por el honor militar, —contestó Lothaire. Toda esa habilidad y fuerza —y sin embargo ellos no han librado ninguna guerra, ¿solo han luchado entre ellos? No te preocupes, Viktor. Me ocuparé de eso. En cualquier caso, ellos me servirán bastante bien en mi guerra contra la Horda. A no ser que estés preocupado por la defensa de mi reino oculto. Viktor se puso tenso, apretando los puños bajo la mesa. De sangre pura o no, él tenía un carácter impetuoso, quejumbroso lo cual aseguraba que él fuera un solitario entre los Daci reservado y lógico. ¿Y… la sobrina… serena de Lothaire? Aunque Kosmina tenía veinte años, ella había sido protegida por la realeza masculina,
sobreprotectoramente a un grado perjudicial. Al parecer, el desnudo cuerpo masculino de Lothaire había sido el primero que ella había visto. Lástima, Mina, siempre encontraría a todos los demás carentes en comparación con el Tío Lothaire. Sin embargo, a pesar de que era tan ignorante del sexo y el pecado como si fuera una niña, Kosmina era una máquina de matar, una amante de las armas con reflejos increíbles. Mitad colegiala con sonrisa tonta, mitad asesina letal. Lothaire había notado que sus orejas eran puntiagudas, cortesía de algún antepasado Fey… quien también la había dotado con una velocidad extraordinaria. Él le preguntó ahora, —¿Y cuál es tu función? ¿O es que solo existes para ser mimada? Con el rostro ardiente, ella tartamudeó, —Yo… yo… Lothaire siguió hablando sobre ella, diciendo: —Tengo entendido que nunca te has aventurado fuera de Dacia, no sabrías que hacer si un automóvil te golpeara en la cara, que podrías hacer… si no estás, digamos, familiarizada con los malditos autos. Sus ojos se abrieron ampliamente. Él debería enviarla fuera de Dacia, enviarla a investigar un particular grupo de exuberantes ninfas en Luisiana. —Kosmina, estás lejanamente emparentada con una hembra llamada Ivana la Audaz. Actúa como tal. Tapándose la boca con la mano, ella se trazó de inmediato. Por último, se dirigió a su primo Trehan, un asesino a cargo de un grupo de élite de asesinos. Él era el más solemne de todos los primos, el más “Dacian” de ellos, por lo tanto el menos divertido de espiar. A menudo se quedaba mirando fijamente a la nada, sin duda pensando en alguna Novia que lo había sangrado, luego lo abandono. Lothaire junto los dedos. —Ah, Trehan, sólo una hembra puede hacer que te pongas así. —Tú lo sabes, —respondió con frialdad. Mientras Mirceo estaba fuera saciándose a sí mismo en cada rincón oscuro de Dacia, Trehan siempre se trazaba de regreso a sus habitaciones solo, consumiendo sus lujurias con su propia mano, a menudo múltiples veces en una noche… mientras Lothaire entornaba sus ojos en repugnancia. ¿Todavía no puedo hacer lo mismo? No por mucho tiempo; Lothaire había decidido que después de esta reunión, él mismo reactivaría sus encuentros con otras hembras. Él era un rey todopoderoso, y definitivamente había leído el interés sobre él mientras había caminado por las calles empedradas de su reino. Claramente, sus súbditos todavía disfrutaban bastante su parte exterior. Sí, un monarca omnipotente estaba a punto de comenzar la búsqueda de un grupo de concubinas. ¿Entonces dónde estaba la felicidad? Perdida. Ahora él sabía lo que había perdido, porque lo había sentido brevemente aún antes de que obtuviera su corona. Lothaire llegó a la conclusión de que cada ser tenía una llave única para su felicidad. La mía era Elizabeth. Debido a sus acciones, ella había privado a Lothaire de su llave. Sus colmillos se afilaron. Había matado a otros por menos. Si no estás conmigo, estás contra mí... . Su instinto era castigar y apoderarse de su mente en venganza. —¿Mi liege? —dijo Stelian, sus cejas levantadas. —¿Qué venganza estamos contemplando esta víspera? ¿Hable en voz alta? —Reanudaremos esto más adelante, —mordió Lothaire, luego se trazo a su
habitación, paseándose de un lado a otro. Todo que él quería era no sufrir más traiciones. Él no había deseado el amor de Elizabeth, no particularmente. Pero él había creído que su lealtad lo seguiría. ¿Por qué había sido incapaz de ganarla? En el pasado, cualquier hembra con la cual se hubiera acostado lo seguiría a todas partes durante años. Pero no su Novia, la que él quería por encima de todas las demás. Ella no me quiere de vuelta. Y no puedo entender por qué. Mientras trataba de resolver el rompecabezas que era Elizabeth, su mente corría a través de sus interacciones pasadas. Nunca le dije como me sentía. Pero joder, traté de morir por ella. Me conocía mejor que nadie; era lo suficientemente inteligente para entender mis sentimientos. ¿Tal vez debería haberle dicho que ella era inteligente…? Recordó a Saroya considerándola tan arrogante que nunca sospecharía que alguien pudiera no desearla. Recordó la sensación de que había una lección inherente para él. Fui tan arrogante que nunca me di cuenta de que Elizabeth no me deseaba como yo a ella. La mayor parte de las noches se mantenía ocupado, pero en los momentos de calma podía sentirla, podía percibir su presencia a través de su lazo de sangre. Aunque había tratado de profundizar en sus emociones, la distancia era demasiado grande, y apenas podía distinguir las propias, menos aún las de ella. Todo lo que sabía era que ella no sentía miedo. Entonces debía estar a salvo. ¿Qué voy a hacer sin ella? Cuando logró dormir, trato de llegar a ella una y otra vez, sufriendo por ello tanto con su cuerpo como con su alma. ¡Él la despreciaba para eso! Su corazón le dolía como nunca lo habías hecho antes, lo hizo querer gritar de dolor. Una agonía aguda y punzante llameó con cada latido. —¡Elizavetta! —rugió al techo, arañando su pecho. Odiaba aquel corazón que latía solo por ella, el cual ella había traído a la vida... Me trajo a la vida. Al igual que un animal atrapado que se muerde, un miembro podrido, Lothaire excavó en su pecho.
Capítulo 55 —¡Paquete! —gritó alguien desde abajo. Desde el cuarto temporal de Ellie, ella escuchó lo que sonaba como una docena de valkyrias corriendo escalera abajo. —¿Para quién es? —Tiene que ser para mí —¡Cállate! —¡No, cállate tú! Ellie suspiró, todavía se maravillaba de lo codiciosas que eran sus carceleras Valkyrias. Las había visto robando ropa en complejos atracos, luchando con espadas por joyas, abalanzándose las unas sobre las otras para arrancarse de las manos las armas nuevas. Ahora que había aprendido a trazarse, Ellie consideró trazarse abajo y recoger todo, pero no tenía la energía para hacerlo. Su apetito la había abandonado. No ansiaba comida—¿o sangre? En comparación con el rico sabor de la oscuridad de Lothaire, la sangre oscura, la cosa en las bolsas era nauseabunda. Habían pasado unas tres semanas desde que había sido llevada al Val Hall, y aún esperaba que viniera a rescatarla. En ese tiempo, Ellie había perdonado a Lothaire por convertirla en vampiro. Aunque de vez en cuando se sentía como un bicho de feria — con sus ojos volviéndose negros y sus colmillos afilándose sin motivo aparente — ser un vampiro no era tan malo. En ocasiones incluso le gustaba ser tan fuerte, como cuando daba puñetazos a Valkyrias respondonas. Ellie le había perdonados muchas de las cosas que había hecho, una vez que se dio cuenta de que lo que Lothaire decía y hacía no siempre encajaba. A pesar de que se había mofado de ella por ser una inferior mortal, el había intentado quemarse vivo para salvarle la vida — y en esos momentos había sido mortal. En su último día junto, se había comportado como un tirano, ridiculizándola; sin embargo, en las horas anteriores le había hecho el amor como si la quisiera. Cuando había dicho que no eran iguales, no significaba necesariamente que el pensara que era estúpida o que no tuviese ningún valor para él. Le había dicho, “¿Engañando a la Dorada? No podría estar más orgulloso, Lizvetta.” Una vez más, ella había sido más bien mortal en esos momentos… En ocasiones, Ellie había soñado con brevísimos recuerdos de él, viendo la noche en la que hicieron el amor desde su punto de vista. O experimentaba un tipo de conexión intensa con él. Pero sus pensamientos y emociones iban siempre tan frenéticos imposibles de desentrañar para una novata como ella. Todo lo que sabía era que le echaba tanto de menos, que sentía dolor —Es para la vampiro. —gritó alguien desde abajo. Ellie saltó disparada a sus pies. ¿De Lothaire? ¿De quién sino? Mareada, aturdida, se trazó abajo a la multitud, dando codazos para llegar al centro. No había otro modo de tratar con las valkyrias. ¿La quería Lothaire de nuevo? ¿Estaba intentando liberarla ahora? —¡Déjenme tenerlo! Con un despreocupado siseo, una de las valkyrias más jóvenes se lo dio. El elegante paquete estaba estampado con un sello que parecía de la realeza, dirigido a ella de Lothaire Konstanti Daciano, Soberano de Dacia, Reino de Sangre y Niebla.
Ellie desgarró el paquete, dándoles a todas una sonrisa entusiasmada. Sacó la parte superior Sus dedos flojearon. El paquete cayó al suelo, lanzando su contenido. Un corazón negro sangriento salió afuera rodando. Cuando se detuvo a sus pies, puso la palma de la mano sobre su boca para evitar vomitar. ¿Por qué haría algo así? ¿Cómo…? La muchedumbre se abrió para la férrea Cara, con Nix siguiéndola detrás. —Lee la nota, vampiro. —Ordenó Cara Con las manos temblorosas, Ellie recogió el pergamino quebradizo. Elizabeth, Con mi cordial saludo. Nunca volverás a tener tus garras en otro de los míos. Púdrete en el infierno, L Nix junto las manos sobre el pecho, suspirando, —Te ha dado su corazón. Eso es tan romántico. Mucho mejor que un corazón de caramelo. Esos se quedan pegados en los colmillos, ¿sabes? —No va a venir por ti—Dijo Cara en tono incrédulo. Ellie agitó su cabeza, insensible. —No, no lo va a hacer. —Entonces no eres una ventaja—Los ojos violeta de Cara brillaron. —Tu utilidad ha terminado. Nix me ha recomendado que no te mate. Así que estás por tu cuenta —¿Me estás liberando?—¿Me estás echando? —¿Por qué debería tenerte aquí? ¡Porque no tengo ningún sitio al que ir! Ellie no podía vivir con su familia. No tenía buenos amigos aparte de Thad y Hag, y su fidelidad iba en primer lugar para Lothaire. Ellie se había convertido en un vampiro… sin ninguna razón. Estaría completamente sola en su mundo. Él no quería ni siquiera hablar con ella, discutir qué había pasado, mucho menos esforzarse por la relación. Él la había abandonado al… al Lore. Después de haberla tomado de su familia. Ante ese pensamiento, todas las racionalizaciones que había hecho sobre él desaparecieron. ¡Ese bastardo! ¿Vas a vivir en este mundo, Ellie? Entonces hazte dura, hazte mala. Cuida de tus propios asuntos. Lothaire le había dicho, “Para vivir en el Lore hay que dar golpes osados” Ella podía ser igual de loca que todos esos fenómenos. ¡Soy Apalache! ¡Ella ir a la montaña como nunca la habían visto! Ellie se giró hacia Nix. —¿Puedo enviarle un paquete de vuelta? Ella saludó a Ellie, gorgojeando, —Me encargaré yo misma. Conducida por una rabia abrasadora, Ellie miró a Cara. —Dame una espada. Lo que fuera que vio Cara en su expresión le hizo lanzarle un cuchillo. Ellie apretó el puño alrededor de la empuñadura. Entonces, ante los ruidos de los murmullos impactados de las Valkyrias… —Oh, vamos, la vampiresa no será capaz de… ¡TÍA! ¡Ella lo hizo, mierda! —Ellie es mi mejor amiga. —A mí me gustaba incluso antes de conocerla — Tú la odias en comparación de lo mucho que me
gusta. —Nunca tendrá que volver a pagar una ronda en el Lore. Ellie le hizo a Lothaire un regalo de todo corazón de su propia cosecha.
—¿Hoy está cuerdo?—Murmuró Stelian mientras él y los otros machos de la realeza se trazaron dentro del cuarto de consejo. Habían pedido encontrarse con Lothaire esa noche para evaluar su nueva regla. Sí, sus noches coherentes y estables habían sido sorprendentemente frecuentes; esa noche no era una de ellas. Lothaire frotó un colmillo con su lengua. Tengo su evaluación. En la sala del consejo había habido una vez una ornamentada mesa redonda, indicando la igualdad entre los que se sentaban. Él había hecho destrozar la mesa, reemplazándola con una rectangular. Un trono dominaba un extremo. Sin silla en el otro. Y si Lothaire recibiese alguna queja por su redecoración, no volvería a haber consejo. Estaba realmente consiguiendo quejas por otras cosas. Stelian a menudo estaba demasiado borracho para estar asustado de Lothaire así que tontamente decía lo que pensaba. Mirceo normalmente pensaba que Lothaire estaba bromeando, creyendo que él podía bromear con su tío. Sin su novia, a Trehan le daba igual si vivía o moría. Viktor deseaba luchar con su rey, tomándose cada ofensa con el espíritu malvado con el que Lothaire las daba. Kosmina adoraba a su Nuevo —malhablado pero bien intencionado tío. —Porque, como ella decía, — Quizás no se supone que tengamos que entenderle. Quizás el es tanto un enigma como un amo de los rompecabezas. Escucha, escucha, Kosmina. Pero aun así voy a enviar tu culo a Louisiana. Quizás la familia real necesitaba presenciar una demostración del poder sin igual de Lothaire. Por el momento, ellos simplemente pensaban que era un tonto enamorado que había sido abandonado por su mujer. Todavía recuperándose… Después de semanas en Dacia y numerosos días de sueños, Lothaire seguía sin tener ningún recuerdo de Elizabeth. Su conciencia parecía moverse en el borde mismo de ellos. El sabía que los vampiros nunca veían nada en sus visiones de lo que no se pudiesen recuperar mentalmente. ¿Qué hay en los recuerdos de Elizabeth que me puedan marcar peor de lo que ya estoy? Stelian se aclaró la garganta. —Antes de empezar, nos gustaría hablar sobre tu reina. Lothaire junto sus dedos. —Obviamente, no tengo ninguna. Mirceo dijo, —Eres un monarca con Novia, mi liege. Eso significa que ella es nuestra señora, y la servimos. Ahora mismo, ella es un objetivo de tus enemigos. La octava parte de una pulgada de tendón. —¡No quiero escuchar una sangrienta cosa sobre eso! Stelian dijo, —Si no por otro motivo, necesitas a tu Novia para tener herederos. —No necesito a nadie. Planeo vivir — y gobernar — para siempre.—Así que los herederos son innecesarios. ¿Pero qué de simplemente tener niños? Le había agradado la idea de tener descendencia con Elizabeth. ¡Otra cosa que me ha robado! Entornó los ojos. —¿Frunces el ceño, joven Viktor? ¿Que gobierne eternamente no te gusta? El alto vampiro se levantó, con los puños cerrados. —Tu orden del día no es lo que habíamos
imaginado, primo. ¿Quieres enviarnos a una nueva guerra y crees que deberíamos revelarnos a todo el Lore? Esto dejará de ser Dacia. Con su silenciosa intensidad, Trehan dijo, —Prometimos lealtad a un rey y a una reina. Viktor añadió, —Juramos proteger a la Reina Elizavetta… En un destello, Lothaire saltó de su silla, trazándose adelante para golpear la cabeza de Viktor contra la mesa. —¡Te dije que no volvieras a pronunciarme ese nombre! Viktor liberó su espada y lanzó un golpe, pero Lothaire la atrapó, apretándola. —Si no estás conmigo, estás en mi contra.—Su sangre salpicó sobre la cara incrédula de Viktor. —Te has equivocado.—Lothaire dio un tirón brutal, arrojando el arma lejos de él. Cuando los otros sacaron sus armas, Lothaire barrió la habitación con una velocidad que no pudieron comprender. Garras afuera, desarmó a sus oponentes — inutilizando un tendón en el sitio adecuado del brazo, cortando un ligamento… Volviendo a Viktor, golpeó la cabeza de su primo. —Ahora, —dijo crispado mientras aplastaba el cráneo de Viktor.—¿Estamos todos de acuerdo en que no hay que joder a Lothaire? ¿Qué puedo ser tu pariente, pero siempre seré el Enemigo de lo Antiguo? Aturdidos, todos asintieron reacios. —Sobre todas las cosas, soy su rey—miró a todos de arriba a abajo mientras ellos luchaban por recuperar el aliento o cerrar una herida sangrante. —Me obedecerán a mí. Su única alianza es hacia mí. Júrenlo. No como Elizabeth, ellos estarían atados a él. Pero él había querido su lealtad más que la de cualquier otro, más que nada. Una vez que cada miembro de la realeza hizo su juramento, soltó a Viktor, que cayó al suelo. — Lothaire terminó la lección. Ellos arrastraron a Viktor fuera, entonces se trazaron de la habitación, todos menos Stelian, que se sujetaba un brazo efusivamente. —Te has ganado un enemigo para toda la vida en Viktor. —¡He ganado respeto! —Viktor es demasiado parecido a ti como para aprender la lección que trataste de enseñarle. Lothaire lamió distraídamente el corte en su mano. —Entonces el pronto perecerá bajo mi gobierno. Stelian agitó su cabeza. —Ahora que las ambiciones políticas han sido neutralizadas entre nosotros, tus primos son un grupo bueno y auténtico. Podrían unirse como una familia de nuevo, si tú los guiaras. —Te has perdido el punto, Stelian. Ellos podrían ser demasiado buenos y auténticos. —Lothaire sacó sus colmillos. —Pero yo no lo soy. Hag entró entonces, vestida en un conservador atuendo Daciano, manchado con pociones rosa chillón y verde neón. —Necesitamos hablar, Lothaire. —Ella le había dicho que le llamaría señor tan pronto como él la llamara Balery. O cuando el infierno se congelara. —¿Qué pasa, Hag? —No sé qué, o exactamente cuándo, o cómo — pero la primera amenaza a tu reino se acerca… pronto.
Capítulo 56 —¿Dónde voy a ir?,—Preguntó Ellie a Nïx rascándose su nuevo vendaje. Ella y la Valkyria, que el día de hoy parecía lúcida, se detuvieron en el pórtico delantero de Vall Hall, esperando a que el sol se pusiera. Aunque la mayor parte del aquelarre había querido quedarse con Ellie, Cara lo había puesto en pocas palabras: "Si ella tarda en marcharse, ella muere." A pesar de estar sin dinero, con sólo un cambio de ropa, una sudadera con capucha, y un cuarto de sangre empaquetado en una bolsa, iba a atender el decreto de Cara. —Nunca pude imaginarme algo así, —dijo Ellie a la adivina. —¿Cómo voy a comer sola o a protegerme del sol? ¿Cómo me ganaré la vida? Las palmas de Nïx volaron a sus mejillas. — ¡Quieres que te enseñe cómo unirte al servicio de mecanografía! —Lo digo en serio, Valkyria! No puedo utilizar exactamente mi título para conseguir un trabajo. Ni siquiera tengo una identidad que pueda utilizar. Oye, ¿tal vez puedo ir a Nueva Orleans, conseguir un trabajo en una tienda del Lore en algún sitio? —Supongo que este es un mal momento para decirte que muchos seres te querrán matar en cuanto estés a la vista sólo por ser un vampiro. Hombres lobo, furias, Berserkers y brujas tratarán de hacerlo antes de preguntarse o decidirse a averiguar quién eres y por qué deben temerte. He estado enviando notas, pero esas cosas se llevan su tiempo. —¿Por qué Lothaire me abandonaría de este modo? ¿Púdrete en el infierno? ¿Qué fue eso? —¡Lo sé, perfectamente. ¿Es más acerca de la decapitación? Por desgracia, él todavía podría estar reponiéndose —reponiéndose durante décadas. El tiempo no significa lo mismo para las personas más viejas. Piénsalo de esta manera: Lothaire ha vivido tanto tiempo, que tres semanas las sentiría como unas escasas horas. Su reloj interno le está diciendo que ha estado lejos de ti por una tarde. —¿Así que solo debo esperarlo hasta que entre en razón? Después de ese paquete, ¿por qué iba a querer estar con un desequilibrado no—muerto? —Bueno, no te olvides de que él vino a mí en busca de ayuda para salvarte. Teniendo en cuenta que él me detesta, —piensa que yo le traicioné -eso fue enorme. —¿Lo has traicionado? —Sí. A menudo. —Ella se encogió de hombros. —A veces tienes que ser cruel para ser amable. —No entiendo. Nïx la empujó al patio delantero, a la luz ardiente del sol de la tarde. —¡Mueve un poco tus alas, mariposa! Ellie se trazó de regreso; los espectros la devolvieron. Se encorvó y siseó, pero su piel... no se quemó. —¿Qué es esto, Valkyria?—Ella se quedó mirando sus brazos sin marcas. —¿Cómo es esto posible? —¿Oíste a Lothaire cuando hizo su deseo para transformarte? Ellie negó con la cabeza lentamente. —Él es sumamente brillante. Seguramente habrá expresado su deseo, por ejemplo, —convierte a Elizabeth en un vampiro con todas sus fuerzas, y ninguna de sus debilidades. Lothaire le había dicho que tenía una sorpresa para ella. La había escuchado cuando le había dicho lo mucho que echaría de menos el sol. Y le dio un regalo que ningún otro hombre podría. Todos los amaneceres para la eternidad.
Desafortunadamente, ella casi lo decapitó antes de que pudiera presentarle su ofrenda. Levantó la cabeza hacia la luz, aún con incredulidad. Soy verdaderamente libre. Después de años de cautiverio, de responder a los demás, podía ir a donde a ella le gustase, hacer lo que quisiera. Podría viajar por el mundo, sin miedo a arder. Pero el regalo desinteresado de Lothaire —después de todo, él nunca podría disfrutarlo con ella, — sólo le recordaba a Ellie que había habido una oportunidad entre ellos. Cuando se le llenaron de lágrimas los ojos, ella las alejo, avergonzada de que Nïx la viera. Necesitaba de su familia, aunque sólo fuera para mirarla desde la distancia por un tiempo, Ellie recogió su bolso y rápidamente dijo adiós al Val Hall, a los espectros, a Nïx. —¡Adiós, Reina Ellie!—Clamó la Valkyria. —Gracias por todo, Nïx. —Ellie se encogió de hombros en su sudadera con capucha, tirando de ella sobre su cabeza, por si acaso alguien la detectaba. Luego se trazó al bosque cercano al remolque de su madre. El bosque que cubría la montaña era de arboles viejos, los pinos de madera fuerte eran tan densos que la luz del sol apenas si llegaba a la tierra húmeda —no es que tuviese que preocuparse por eso por más tiempo Mientras caminaba a lo largo de senderos familiares, alzó la miraba, viendo las copas más altas de los árboles rastrilladas con la constante brisa de la cordillera. Sus sentidos ahora eran tan agudos. En este momento, podía oler la tierra misma. El sonido de las cigarras era como un rugido en sus oídos. Cada vez que pisaba las agujas de pino verde, su olor fresco entraba en erupción. Un mordisco de hojas perennes. Igual al aroma de Lothaire. No pienses en él Ellie Mira hacia adelante, nunca des vuelta. Desde el borde del bosque, vio su viejo remolque, encontrándolo más sórdido que nunca a la luz del día. El aroma de alimentos cocinándose llegaba desde el interior. Aunque ya no le atraía por apetito, olía a casa. ¿Cómo iba a ser capaz de salir de esta montaña de nuevo? Sabía que no podía quedarse, pero ¿dónde podría ir? Ellie consideró brevemente vivir en uno de los lugares exóticos a los que Lothaire la había llevado. Y dónde encontraría sangre en Bora-Bora ¡Oh, ahí estaba Josh! Jugaba con algunos primos en un columpio oxidado, con el mecanismo averiado. ¡Mira lo mucho que ha crecido! Su pelo oscuro era más rojizo que el de ella, pero sus ojos compartían el mismo color. ¡Cómo había echado de menos a su hermanito! Mientras lo observaba, se perdió en los recuerdos de él como un bebé regordete, recordando cómo se había balanceado alrededor del remolque como un Weeble61 siempre al frente con el mentón obstinado. Lágrimas se reunieron y se derramaron —¡Las manos donde puedaa verlaas, o te vueelo la cabezaa! El tío Ephraim. En el bosque detrás de ella. Ella se quedó paralizada. ¡Oh, Dios mío! Hasta aquí, en cuanto a no hacer contacto con su familia. Y él era un gatillo rápido, se preguntó si podría trazarse lejos antes que una bala conectará. ¿Trazarte lejos a donde, Ellie? —¡Manoos arribaa, he diicho! Dejó caer la bolsa de la compra, levantando las manos. —Soy yo, tío Eph. Es Ellie. —Se giró suavemente y se descubrió la cabeza.
Su rostro curtido palideció, su ancha mandíbula cayó abierta de par en par al bajar su arma. —Ruuth—gritó en dirección del remolque. —Ruuth, veen prontoo, tu hijaa estaá perdiendoo los ojoos! Ellie gritó: —¿Qué?—¡Ah, las lágrimas! —¡Espera, no estoy perdiendo mis ojos! No llames a… Demasiado tarde. Mamá salió a la carga en sus zapatillas de casa, casi tropezando por las escaleras. — ¿Qué pasa?—Ella empujó su pelo rojo y espeso de la cara, tirando un cigarrillo. Efhraim cubrió los hombros de Ellie con su mano callosa. —Quédate tranquila, niña, te llevaremos a un hospital rápidoo coomo el raayo. —Estoy bien. Así es como lloro ahora. —Como si eso tuviera sentido. Pero cuando su madre les alcanzó, echó un vistazo a Ellie y movió la cabeza tristemente. —Ellie Ann, ¿Esas son laágrima? ¿Queé ha hecho ese tipo contigo?,¡Ellie! Cuando Josh llegó corriendo hacia ellos, Ellie se dio la vuelta. —Envíalo bajo la montaña. ¡No quiero que me vea así! Mamá le cortó el paso, espantándolo de regreso con sus amigos, y luego dijo a Ellie, —Será mejoor entraar. 61 NDT: Es un muñeco que se balancea pero nunca se cae, también llamado tente en pie. Ella asintió con la cabeza, y los tres caminaron al remolque en silencio. En el interior, una vez que su madre le dio una mirada más cercana —mirada que acariciaba los rastros de las lágrimas de Ellie, sus garras negras y pequeños colmillos surgió la comprensión. —Oh, Ellie, —murmuró, —¿no sabes que cuando te acuesta con perros, te levantas con pulgas? ¡Sabe lo que soy! ¿Cómo reaccionará? ¿Me rechazará? ¿Estará disgustada? —No significa que no voy a amaar tu pulguienta piel. Ellie quería hundirse en el alivio. Cuando mamá abrió los brazos, se sintió tentada a correr hacia ella, pero se detuvo. —No puedo abrazar a nadie todavía. Soy un poco fuerte—como. Ephraim miró hacia atrás y adelante entre ellas. —Ellie, creo que tienes un montón de cosa que contaarnos. Asintiendo gravemente, se sentó en un sofá en mal estado de la sala de estar, levantando pelos de perro y motas de polvo que flotaban a través de la luz del sol que entraba al interior. Entonces comenzó a contarles sus nuevas habilidades y la inmortalidad, su necesidad de sangre... Una vez que hubo terminado, Ephraim parecía aturdido. —Tendré que reflexionaar sobre todo estoo un rato. Pero el hecho es que erees una Peirce. No importa en lo que te hayas convertidoo. Y hacemoos lo correcto por los nuestroos. Así que nos dices que vas a necesitar —tragaar—beber, o lo que sea. Iremos a cazaar, te echare una mano donde puuedaa". Mamá cruzó los brazos sobre el pecho, de mal humor se recostó en su sillón reclinable. —Quiero saber más sobre el vampiro que te hizo esto. Así que Ellie les habló de Lothaire, —dejando de lado el sexo alucinante, por supuesto, —se los resumió: —Y entonces él me dio su corazón en una caja y me dijo que me pudriera en el infierno. ¡Ni siquiera quiero hablar de lo que ha sucedido, me acaba de enviar un beso—de—despedida! —Lo voy a mataar, —Ephraim rallado, con los ojos brillantes, lo que hizo que a Ellie se le formara un nudo en la garganta nuevamente. Cuando vio sus lágrimas de sangre, su tío, juró: —Lo voy a matarlo disparándole a bocajarro, Ellie Ann. Él pone un pie en nuestra montaña y es un hijoputa muerto.
Capítulo 57 —Tienes una visita, Lothaire, —Llamó Hag. —¿Una visita? ¿En mi reino supuestamente oculto? —Él le enseñó los colmillos a Stelian, que se limitó a levantar las cejas. —Por todos los cielos, muéstrame a mi huésped no invitado. Era Nïx, con una caja de regalo pequeña —¿Cómo has entrado aquí, Valkyria? Ella miró a su alrededor, sus ojos dorados se ensancharon y luego murmuró: —¿Dónde lo pongo? — Su pelo era arrastrado por el viento, y tenía manchas oscuras bajo los ojos. Llevaba una arrugada blusa campirana, una falda larga —y una bota. —Estás empeorando. —¿Por qué no tenía la energía para odiar a Nïx como se merecía ser odiada? En la isla, ella le dijo: “No habrá un próximo encuentro, vampiro. ” ¿Por qué no podía estar molesto? —Tú estás mejorando, —dijo. —Antes. Ahora no tanto. —Si estás aquí para negociar la libertad de Elizabeth, aguanta la respiración. Y permanece sentada. Tomó mi felicidad y se la llevo lejos. —No, no estoy aquí por eso. Sólo soy una mensajera de Elizabeth. Le enviaste tu corazón en una caja, y ella respondió. Inmediatamente, se trazó hacia Nïx, arrebatándole el paquete. Cuando Lothaire levantó la tapa con una sensación de pavor, Nïx murmuró: —Sugerencia: es el de medio. El frágil dedo de Elizabeth. Ver que se mutiló así provocó una reacción visceral —el dolor punzaba a través de su propia mano, irradiando a través de su corazón regenerado. Cerró la tapa con un trago, sentimentalmente guardando el paquete en su bolsillo. —Le diste tu corazón y ella te dio el pájaro. —Nïx suspiró. —Canciones se escribirán sobre esto. Stelian se rió, atragantándose con su aguamiel. Entonces Elizabeth en verdad me odia. No me importa un carajo. —Mi aquelarre se volvió loco con esto, por cierto, —dijo Nïx. —Por supuesto que adoran a la vampiresa combativa. Si no encontramos pronto a nuestra reina, probablemente pondremos su nombre en la boleta electoral. Esto en cuanto a su tormento a Elizabeth. A las Valkyrias nunca las había visto venir. —Y ahora su reina está en el próximo capítulo de su vida eterna. ¿Cuál es, cuál es... ? —¡No, no me importa! No… ¡Maldita sea! Él tomó el brazo de Nïx, para luego, trazarlos a su suite privada, en lo alto del castillo. Demasiado tarde, recordó el estado de sus habitaciones. Desde que no había permitido que nadie entrar para limpiar, se encontraban en... desorden. —¿Remodelando, vampiro?—Ella escaneó la zona, teniendo en cuenta los muebles que había destruido y la pared que había golpeado tantas veces hasta que finalmente se había derrumbado. ¡Todo por culpa de Elizabeth! Nïx frunció el ceño. —Me gusta la forma en que estaba antes. —¿Antes? Naturalmente, ¿has estado aquí? Ella se encogió de hombros. —¿Entonces, quieres saber lo que tu Novia está haciendo? No podía mentir. —No he ido por ella, ¿verdad? Se acercó a la ventana de la sala de estar, mirando hacia fuera. —Es comprensible. Ellos incluso dicen que le tienes miedo. Y por ellos, me refiero a mí. Pero el rumor se está poniendo al día. Me darás las
gracias por esto más tarde, —prometió, paseando a su escritorio y hurgando en los papeles. —Debe haberte tomado días regenerar un corazón. Todo ese dolor... Si tan sólo pudiera encontrar un hombre tan romántico. —¿Romántico? Fue para marcar el final de nuestra relación. Mantenla en el Val Hall para siempre, si lo deseas. —Oh, no. Se ha ido. A un paradero desconocido. Su intestino se apretó. El tatuaje de camuflaje alrededor de su tobillo se había desvanecido con su transformación. ¿Estaría Elizabeth segura fuera de la guardia de los espectros? ¿A quién pretendía engañar? Era una mujer feroz —¡un vampiro que lo había derrotado! —Ellie mencionó algo acerca de ver el mundo. Quería decirle a Nïx, —Me tiene sin el menor cuidado, —pero su garganta ardería por la mentira. — ¿Sabes que hay una recompensa por su cabeza? —¿La que Kristoff ha publicado? —¿Kristoff? Mordió hacia fuera. El Caminante de tumbas recibirá una visita mía —Él esta de paseo actualmente. Estará de regreso en Oblak en algunas semanas. Si me acuerdo, me aseguraré, de hacerle saber que le harás una visita. —Haz lo que quieras—, él espetó. —No temas, muy pocos Loreans harán un objetivo de Ellie. ¿Después de que les he dicho a todos lo que te hizo? Además, ellos saben que es mejor, no usarla como una ventaja, ya que al parecer no la quieres. ¿No es así? Todavía la buscaba en su cama, sólo para encontrarse a sí mismo agarrando nada. En cada despertar, rugía por la frustración, sacudido nuevamente por que ella no estaba con él. —Puedes mantener la fachada, Lothaire, fingiendo lo maravilloso que estas sin ella. Pero los dos sabemos que la echas de menos. —Tal vez simplemente perdí a una mujer —a cualquier mujer. Te apuesto que seré el vampiro que abandona a su esposa y disfruta de las demás A partir de hoy, lo haría. Su plan para instalar concubinas se había retrasado por la regeneración de su corazón. Luego había perdido el entusiasmo por la idea, porque su nuevo corazón le dolía más que el otro. Pero no habría más retrasos. Nïx examinó sus garras, como si su declaración fuera el colmo de lo absurdo. —¿Sabes cuántas veces he oído eso? Se trazó frente a ella, poco a poco arrinconándola contra la pared. —¡Ah!, flor, ¿te gustaría que te demuestre lo rápido que me he olvidado de ella?, —Le preguntó, con la voz goteando insinuaciones. En un susurro sin aliento, dijo: —Sí. Bésame, Lothaire. Él arqueó una ceja. ¿Podría algún hombre decirle que no? Nïx era impresionante —y aparentemente dispuesta. Él aparto el cabello enredado de su cara. Siempre supe que me quería. ¿Qué mujer no lo haría? Elizabeth. Porque soy feo por dentro. Haciendo caso omiso de los pensamientos acerca de su Novia y su pasado polémico con Nïx, se inclinó más cerca... más cerca. Sonrió al imaginar que Elizabeth averiguaba acerca de otras mujeres en su vida, descubriendo que solo era un punto más en su marcador de revolcones, sin un pensamiento dedicado a ella. No es un pensamiento. Besaré a Nïx... y será mejor que con Lizvetta. ¿Mejor que la primera noche que reclamo a su Novia, ayudándola a tomarlo dentro de su cuerpo?
¿Mejor que la noche en que la había convertido? ¿Cuando había amasado su carne con sus pequeñas garras mientras se alimentaba de él? La manera en su corazón latía al compás del de ella... la forma en que siempre se movía en círculos alrededor de él... la forma en que su barbilla sobresalía tercamente, sus feroces ojos grises... Justo antes de que alcanzara los labios de Nïx, se quedó paralizado. ¿Mejor con la Valkyria? Idiota, no puede ser mejor. Su ira estalló. —¡Ahhh! —espetó. —¡Es ella! ¡Esa perra me arruino! —Él golpeó la pared junto a la cabeza de Nïx, ella bostezó. —¡Sabías que esto iba a suceder! Sabías que nunca te besaría. Sin embargo, tú dijiste, que desafío a tu previsión. No hace falta ser una adivina para ver cuánto te dueles por ella, Lothaire. Es la pieza del rompecabezas que falta. Nunca estarás completo sin ella, no importa cuántas Valkyrias etéreamente hermosas tengas en la cama. Elizabeth es mi felicidad, pensó de nuevo. —Podría odiarla por lo que me hizo. —¿Debido a una decapitación sin éxito?—Ella golpeó su garra contra su barbilla. —Wow. Nunca pensé que fueras un coño. Estoy repensando nuestra amistad. Él le enseñó los colmillos, una vez más. —¡No se trata de mi cuello! Me traicionó. —Fingiendo afecto por él. Por él. —He tenido suficientes traiciones en mi vida. De mi padre, mi tío, de ti. —¿De mi? —No te hagas la tímida, Valkyria. Sé de tu traición. Advertiste a Stefanovich de mi intento inminente contra su vida. Él te escuchó muy bien Ella se encogió de hombros con indiferencia. —Se lo dije, pero sólo después de que te expliqué que tenía la intención de hacer exactamente eso. En repetidas ocasiones te dije que fueras paciente, que confiaras en mí, pero no quisiste escuchar. Fuiste por él de todos modos. —¡Eras mi más antigua amiga! Nunca pensé que realmente te comunicarías con él. —Actué por tu bien, para girar a tu destino en una dirección diferente, antes de la tragedia. —¿Tragedia?— Volvió a golpear con el puño esta vez sobre el escritorio y se rompió en astillas, los papeles volaron. —¿Qué podría haber sido peor de lo que ocurrió? ¡Sufrí seis siglos infernales por tu culpa! ¿Sabes lo que era estar en esa tumba, para que los insectos vagaran dentro de mi cadáver viviente, cosechando mi carne? Sin tener idea de cuándo iba a terminar... el árbol de la sangre creciendo en mi interior. Él se tambaleó sobre sus pies, los recuerdos amenazaban con abrumarlo. —Se… alimentaban. Recé por la muerte. ¡Cualquier cosa para ponerle final al dolor! —Si Stefanovich no te hubiera capturado, entonces no tendrías a tu Novia. Inhalo por calma. Exhalo. Sorteando el vínculo que tenía con Elizabeth. —¿De qué mierda estás hablando? —Nunca te has preguntado “¿por qué yo te traicionaría? ”—Nïx hizo comillas en el aire, —¿verdad? —Debido a que somos enemigos naturales. Instintivamente tú desprecias lo que soy. Sólo era cuestión de tiempo. Se sentó en el asiento de la ventana del estudio. —Si no hubieras sido capturado por Stefanovich, hubieras muerto en la invasión de la Horda a Draiksulia. —No hubo invasión de la Horda al plano Fey. Ella chasqueó los dedos. ─ Exactamente. Tú, al igual que todos nuestros aliados Valkyrie, se salvaron.
A partir de sólo un susurro en el oído de tu padre. Sus labios se separaron. —Y si hubieras perecido entonces, nunca habrías tenido contacto con Saroya —quien habría matado más, mientras estuviera en el cuerpo de Elizabeth, sin darle tiempo para el intento de un exorcismo.— Los Vacantes ojos dorados de Nïx brillaban. —Vi el futuro alterno de tu Novia tan claro como el día. Una mañana de otoño, Elizabeth lavaba la ropa por su madre, doblando la ropa de la cuerda para tender la ropa. Entonces tomó la Remington de su padre y entró sola en el bosque. Metió los cañones bajo su barbilla. La sangre, el cerebro y el hueso salpicaron sobre las hojas. Él se estremeció. ─Lo vi todo. ¿Aún crees que soy una traidora? No tendría a Elizabeth si no fuera por las acciones de Nïx. ¡No la tenía de todos modos! Entonces sus ojos se estrecharon. —¿Por qué me dejaste tanto tiempo en la tumba? Estuviste allí la noche que Fyodor me liberó —te vi en el bosque. —Mi previsión no funciona contigo. Sólo era capaz de encontrarte mediante la lectura de destino de Helen. ¿Sabes lo que ella hizo por ti? —Sí. —Mi tía. —Una vergüenza. —Habla mal de mi hermana muerta, Lothaire, y llevaré mi locura a otro lugar. —¿A algún lugar fuera de Dacia?—Él agitó su brazo. —Si todo el tiempo podías encontrar este reino, ¡me podría haber dicho cómo hacerlo! Pasé siglos buscándolo. ¡Como tu bien lo sabías! —No estaban dispuestos a ser encontrados aún. ¿Prefieres haber peleado contra ellos o que te conviertan en su rey por invitación? Sólo hacía falta paciencia, que es lo que te dije una y otra vez. Pero nunca me escuchaste. Tú rompiste la confianza entre nosotros, no yo. —Incluso después de todo, el antagonismo entre nosotros, fui a ti por ayuda hace apenas unas semanas. ¡Me diste la espalda y me enviaste directamente a la Dorada a mi casa! No te atrevas a negarlo. —Tenía la esperanza de que La Dora encontrará la mejor dirección. El mapa del tesoro es a veces una farsa. Sus puños se cerraron con fuerza, los músculos de sus hombros se anudaron con la tensión. —Querías a Elizabeth, y necesitabas que Saroya desaparecida —sin romper tus votos. ¿Nix había enviado a La Dorada para ayudarlo? —Mi plan era brillante. —Y arriesgado. —Si Elizabeth no hubiera pensado sobre la marcha... Ambos estaríamos muertos. —Un gran riesgo conduce a una gran recompensa, ¿no?—Entonces Nïx se echó a reír. —Disfruto al decirle a los Loreans, —‘Debes de tener en cuenta que tu deuda de sangre están siendo atendida por La Dorada, con efecto inmediato’. Se vio sacudido por estas explicaciones. ¿Mi milenario odio por Nïx carecía de fundamento? ¿Quién sería su némesis, si no Nïx? En el Lore, ella era el único adversario digno de él. ¿Lo cual fue una de las múltiples razones por las que no hubo represalias después de que lo traicionará? Siempre puedo matarla, pero nunca podre traerla de regreso... En un tono contemplativo, agregó, —Viste a La Dora cuando estaba llena del júbilo por una victoria largamente esperada. La mayoría de las veces, es tan apocalíptica. Y ahora tiene peones malos y buenos para librar su guerra. Tendré que arreglar eso en el futuro. —Nïx frunció el ceño, y de pronto se vio muy, muy cansada. Después de que pareció contar con los dedos, murmuró: —¿Cómo me acordaré de arreglar todo esto en el futuro?
Al fin, miró a Lothaire. —¡Me arriesgo a un apocalipsis por ti, y ni siquiera quieres estar con Elizabeth! —¡Ella casi me decapitó! ¡Nunca he estado más cerca de la muerte durante todos mis años! —Así que ahora estás haciendo un mohín en tu castillo. ¿Después de las miserias que le has infligido a legiones? ¿Puedes repartir, pero no lo puede tomar? —Es diferente. —¿Cómo? Encajó los dedos en su pelo. — Simplemente es. —¿Cómo?—, Insistió. —Porque creo... ¡porque estaba enamorado de ella! —¿Entonces por qué no está aquí contigo ahora? —¡No fui correspondido!—Se sorprendió al decirlo en voz alta. ¿Lothaire Daciano, un rey, admitiendo que se enamoró de una mujer que lo despreciaba? —¿Crees eso a causa de los recuerdos en sus sueños? ¿O a causa de sus acciones? —No puedo ver sus recuerdos, Nïx. ¡Pero sé por qué —es debido a que los vampiros no ven lo que no pueden manejar!—No puedo soportar saber que jugó conmigo. Ella lo había superado. —Sólo dime lo que yo... dime lo que debo haber diferente, para que me amé. Nix puso los ojos en blanco. —¿Por dónde empezar? —¡Vete a la mierda! —¿Por qué debo ayudarte con Elizabeth, de todas formas? Me has traicionado de la peor manera de lo que alguna vez lo he hecho. ¿Por qué atacar a Furie en lugar de exigir tu venganza directamente sobre mí? —¿Dónde está el deporte en eso? ¡Estás más loca que yo! ¿Por qué no puedes encontrar a Furie, adivina? ¿Es que otro punto en blanco en tus visiones? Nunca dudé que sería encontrarla. —¿Eso habría cambiado tu decisión de encarcelarla? —No. Seguí las órdenes de mi rey. Tú más que nadie debes saber por qué tenía que obedecerlo en todo. —En todo caso, ¿me ayudarás a encontrar la Valkyria Furie ahora? —Como le dije a Regin, no sé dónde está. —Pero lo hiciste una vez, Lothaire. Tú fuiste el que la encadenó en el fondo del océano. —Por tus intervenciones en el pasado, debería estar obligado por el honor a ayudarte, —dijo Lothaire. —Por desgracia, no tengo honor. Su rostro se ensombreció. —No te puedo ayudar de esta manera. Estás más consumido por el odio de lo que nunca pensé, y eres mucho más ignorante acerca de las mujeres de lo que jamás imagine. Estoy perdiendo el tiempo que necesito para otras cosas. —Ella se volvió para irse. Detrás de ella, él llamó, —me bebí al Comandante Webb, Valkyria. Tengo sus recuerdos. Sé que estabas trabajando para él. Lothaire ahora también sabía que probablemente Webb... renacería. Como un ser inmortal. Antes de que Lothaire lo hubiera mordido, el astuto hijo de puta, había hecho estallar una muestra de sangre, como una cápsula de cianuro. Cuando Webb murió, había tenido la sangre de un inmortal corriendo a través de él, uno tan poderoso que incluso Lothaire había sido superado después de beber. Webb podría volver, y solo los dioses sabían cómo qué.
Tal vez debería informarle a Chase todos los oscuros secretos que he aprendido acerca de su padre sustituto, para aliviar algo de su culpa. Y para prepararlo. Pero Lothaire seguía siendo Lothaire, y lazo de sangre o no, Chase era todavía un idiota. No doy sin recibir. ¿Sin embargo, no tenía a Elizabeth con él? Nix se volvió hacia él, con el rostro desfigurado por el cansancio. —No estaba trabajando con Webb, yo lo estaba usando. —¿Cómo sentirán tus aliados si saben de tu conexión con él? Mediante Webb, enviaste a la bruja a la isla. Demonios, enviaste a tu propia hermana. Me pregunto por qué le diste mi nombre para que lo añadiera a la lista de captura. No obstante, otra traición. Ella inclinó la cabeza hacia él, sus ojos se volvieron plateados. —Tenía que atraparte antes de que usaras el anillo, Lothaire. Un segundo más y seriamente habrías reescrito a la mujer equivocada. No quiero ni pensar qué habría sucedido si tu Novia, si Saroya se hubiera hecho un vampiro, con la capacidad de trazarse... Y más, te necesitaba en la isla para conseguir seis fines: exterminar a los Wendigos, salvar la vida de Thaddeus, donar sangre a Chase para estabilizarlo hasta que su berserker se hiciera cargo. Me olvidé de las demás, —dijo con creciente agitación. —No importa. Resta: a veces tienes que ser cruel para ser amable. —Así que después de esta noche, ¿se supone que debo sentirme en deuda contigo? ¿Esperas que de vuelta a mi animosidad hacia ti? No podía aunque quisiera hacerlo. Ella tenía razón, estaba consumido por el odio. —Veo a Furie ahogarse, pero nunca la encuentro. ¡Es mi hermana! ¿Y tú no puedes perdonarme eso? Tal vez debería decirle a Nïx, donde la dejé... Pero había algo más en la línea. —Tú y yo sabemos a quién está unida. El hundimiento de ella era también estratégico. Nïx parecía abatida. Moviendo los labios en silencio, envolvió sus brazos alrededor de su pecho. El entendimiento lo golpeó. Con el fin de ayudarme esta noche, se ha lastimado de cualquier forma. — ¿Nïx?—Estaba cansada, confundida, apenas el ser maligno que la había creído durante tanto tiempo. En nórdico antiguo, ella le preguntó, —¿Cómo recordaré el apocalipsis? Su voz era atormentada, su estructura delgada temblaba. —Hay tanto para ver, para recordar, tantos rostros... Por todo ello, los recuerdos habían ensombrecido sus pensamientos, las visiones del futuro habían ocultado las de ella. Él había jugado su Endgame, al parecer, ella había estado jugando el de miles de personas. —¿Cómo?— Exclamó. El relámpago, destelló dentro de las grandes cavernas de Dacia por primera vez en la historia. En las calles de abajo, los gritos sonaron. El trueno sacudió el reino entero, haciéndose eco en las ruinas hasta estremecerlo. La amenaza desconocida de la que Hag habló. —¡Cálmate, Valkyia!—La agarró de los hombros, dándole un empujón. Golpeó contra él era más fuerte, y dos destellos fueron lanzados en rápida sucesión. Al igual que detonaciones. ¡Ella podría derribar el castillo! —¡Phenix, cálmate!—La levantó en sus brazos trazándose a lo lejos. De inmediato, el relámpago menguó. Los segundos pasaban. Alaridos silenciados aquí y allá. Desastre evitado. —¿Phenix?— Susurró hacia él. —Nadie me llama así, solo tú. Todo el que lo utilizaba está muerto.
Están todos muertos. Él exhalo una ráfaga de aire. —Ellos siempre mueren antes que nosotros, ¿no? —Sin falta. —¿Cuándo fue la última vez que dormiste? —Desde que te vi en la isla. Eso había sido hace varias semanas. —¿Por qué? ¿Los gritos de Val Hall te mantienen despierta? —Me gusta ir a la deriva con el sonido de gritos. No, es porque siempre hay alguien que necesita de mi ayuda. Los Loreans son incesantes, merodeando alrededor de la mansión, con sus corazones lánguidos y deseos incumplidos. Puedo sentir su dolor, como un diente malo que nunca puedo sacarme. —Necesitas un hombre para mantener a raya a esos seres. —No tienes ni idea. Murmuró una maldición y luego dijo: —Puedes descansar aquí esta víspera. —Trazándose al sofá de la sala de estar, la dejó allí suavemente. —Mantendré a los Loreans fuera por una noche. —Es benditamente tranquilo aquí, en lo alto de este castillo. La reina Blanca y el rey negro pueden llamarlo empate por un tiempo... Mi enemiga, mi amiga sola una vez. ¿Por qué seguía ayudándolo? Con un brusco —Buenas noches, — arrojó que una manta sobre ella. Pero ella dijo: —Quédate. Sólo hasta que me duerma. Después de discutir unos minutos, se dejó caer, apoyando su espalda contra el sofá, con los brazos estirados por encima de sus rodillas dobladas. —¿Por qué me quieres aquí? Bostezó ampliamente, como de jóvenes lo hacían. —Podemos observarnos la espalda mutuamente, como estábamos acostumbrados a hacer. A pesar de que se sentía como en los viejos tiempos, dijo, —Todavía no puedes confiar en mí. Estoy pensando en cortarte el pelo mientras duermes, sólo para tener unos pases más allá de la Plaga. —Por supuesto. Háblame de otras cosas. —¿Sobre qué? —Cualquier cosa. Otra exhalación, entonces él dijo lo que pensaba. —Me siento... viejo.—Él sabía que ella podía comprenderlo. Cuando habían sido amigos, él una vez le confesó, — Phenix, eres la única que entiende la verdad: La solitaria vida eterna no es más que un castigo eterno. —Lothaire, has encontrado la suciedad más joven que somos. Se frotó la mano por la cara. —No me sentía viejo cuando estaba con Elizabeth. Me sentía como un joven vampiro, que acababa de empezar con ella. El mundo era nuestro para tomar. —Te envidio ese sentimiento. Después de varios latidos del corazón, admitió en voz baja: —Volvería a la tumba si eso obligara a Elizabeth a amarme. —Oh, Lothaire, —suspiró ella, acariciando su hombro. —Traté de ayudarte con ella. La cuide en Val Hall. Le mostré que podía caminar bajo el sol. —¿Estaba emocionada?—Se volvió para hacer frente a Nïx. —¿Qué te dijo? ¿Me mencionó?—A pesar de que Lothaire siempre había jurado que nunca otorgaría un regalo sin pensar en el rendimiento de su inversión, él finalmente lo hizo. Le dio a Elizabeth el sol. Él quiso que ella tuviera esa felicidad, incluso si él mismo no podía. —Ellie estaba... triste. —¿Triste?—Mordió hacia afuera. ¡Nunca entendería a las mujeres! —¿Entonces nunca hablo de mi?
—¿En las semanas que la ignoraste, en las que la humillabas con cada día que no la recuperabas? Honestamente, Lothaire, si hubieras traído a alguien tan... torpe. Él frunció el ceño al techo. El silencio reinó. Maldita sea, Nïx se iba a dormir y lo dejaría solo y perturbado, preguntándose cómo había hecho para que Elizabeth estuviera triste y si debía darle a su Novia otro de sus corazones negros en penitencia. Con el ceño fruncido, con voz ronca dijo: —No soy un coño, ya sabes. —Entonces, sueña con sus recuerdos, —susurró Nïx, antes de irse a la deriva.
Capítulo 58 Después de varios días de regreso en su casa de la infancia, Ellie aún no se había aclimatado. Mientras remendaba calcetines, miraba a su alrededor en el remolque, tratando de verlo a través de los ojos de Lothaire. Mamá estaba en la cocina, friendo pollo para cuando Ephraim y los demás llegaran a casa de la mina. Un Big Mouth Billy Bass62 estaba montado con orgullo en la pared. Muñecas de porcelana que proclamaban Venta navideña de QVC63 apiladas en un estante. Dos perros de caza perezosos, Bo y Bo Junior, dormitaban a sus pies. Lothaire, probablemente odiaba a los animales. Encontraría todo de mal gusto y estremecedor. Se encogió de hombros. Incluso en comparación con lo lujoso de su apartamento y la grandeza del Val Hall, a ella le gustaba más aquí. Aunque ya no se sentía como en casa. Debido a que Lothaire no está conmigo. Mamá hecho un vistazo por encima de ella. —¿Estas suspirando por el vampiro, con el que acaba de cortar?, Ellie Ann Pierce. —Creo que mi apElliedo es Daciano, en realidad. —¡El infierno dices! Podría matar a ese monstruo por lo que te hizo.—Él no es un monstruo, mamá. Creo que es un incomprendido. Josh entró saltando en el interior, corriendo directamente hacia Ellie. —Mi fuerte es el mejor, Ellie!─, Le dijo, trepando sobre ella en el sofá. 62 NDT: Es un animatronic, cantante que representa un róbalo de boca grande, muy popular a finales de 1990 y principios del 2000, es un pez de goma estirado sobre una marco mecánico a primera vista parece un montaje de pesca deportiva. Gira la cabeza hacia fuera y luego se menea en la placa de trofeo cantando canciones como “No Worry Be Happy” de Bobby McFerrin y “Toma Me to Te River” de Al green. 63 NDT: Empresa multinacional de compras por tv. Había estado jugando en la casa del árbol que construido para él, la que construyó en menos de cuarenta y cinco minutos y sin un martillo. Había utilizado sus pulgares para presionar con las uñas la madera sin darse cuenta. Inicialmente, Josh había estado renuente a su hermana desaparecida tanto tiempo, como si percibiera que no estaba bien de alguna forma. Aunque Ellie suponía, que no parecía muy diferente —siempre y cuando no tuviera hambre o alguna dolencia—el niño había estado distante. Ahora no podía apartarlo lejos. No es que alguna vez lo intentará. Desde que la había tomado para prenderse a ella en todo momento, tuvo que acelerar seriamente su curso intensivo para controlar su fuerza vampírica. —¡Josh, todavía no puedo creer lo grande que estas! Cuando él hizo un músculo de su brazo derecho, refrenó una sonrisa y pareció diligentemente impresionada. —El tío Ephraim dijo que tendré más de diez pies de altura. —Bueno, tal vez si comes tus verduras. —Y mamá dijo que regresaste a la montaña a causa de que conseguiste un dii…divorcio, y si algún hombre viene alrededor y pregunta por ti, se supone debo decirle que estás muerta, y luego escupir en sus botas. Con una mirada maliciosa a su madre, Ellie dijo: —¿Divorcio?
¿Entonces, lo hice? Mamá se encogió de hombros. Ellie se volvió hacia Josh. —¿Por qué no te limpias?, y te hare una PBJ64. —¿Sin corteza? —Depende de cómo estén las finanzas, cariño. —Con las cejas levantadas, dijo, ─Ellie está bromeando. Sin corteza, es una promesa. Una vez que se fue, le dijo a mamá: —Saldré esta noche. —Durante la última semana, había pensado continuamente acerca de las formas que podía entrar en el apartamento de Lothaire y robar las joyas. Había venido con las manos vacías. En lugar de eso, tenía la intención de ir de robo—de—gato* (*Se refiere a meterse a una casa a robar) más tarde, cualquier cosa para conseguir que su familia estuviera fuera de la mina. 64 NDT: Sándwich de mantequilla de maní y mermelada. El tráiler se balanceó, salpicando la grasa de la freidora. Igual que Josh al venir corriendo con los ojos abiertos del cuarto de baño, una fuerte explosión siguió. Ellie y su madre cruzaron las miradas, sabiendo que sólo una cosa podría desencadenar una explosión no planificado de esa forma. Había sido otro derrumbe en la mina. Lothaire fue a la deriva poco después de Nix, su cabeza cayó hacia delante, lanzando sus ojos detrás de sus párpados. Por fin, comenzó a ser testigo de una corriente de recuerdos de Elizabeth. Temía lo que podría encontrar, pero sin prestar atención se abrió a su pasado… Cuando su padre murió, Elizabeth estaba desolada, pero se permitió muy poco tiempo para llorar. En su lugar, había trabajado incansablemente para buscar una vida mejor junto a su madre y hermano. Lothaire observó ejemplo tras ejemplo del uso de su ingenio para avanzar, en el trabajo, en la escuela. Y ella conoció el éxito, ganando ímpetu. Hasta que Lothaire y Saroya habían devastado su existencia con un año infernal, que culmino en una noche de matanza. Luego la prisión. Los ojos de Lothaire picaron, cuando experimentó el peso del paño mortuorio persistente en la sala. Sintió que se le aceleraba el pulso cuando se enderezaba en la cama, despertando por los siseos de los otros reclusos en la oscuridad, gimiendo, lamentándose. Su labio inferior temblaba cuando ella soñaba con sus banderines de la universidad y las mejillas sonrosadas de su hermano pequeño. ¡Cuánto anhelaba verlo crecer! Pero en cinco años, nunca se permitió llorar. Experimentó de primera mano los momentos cercanos a su ejecución, los IV hundiéndose en sus venas, su "rescate" a un sitio aún mucho más tortuoso. Revivió sus propias burlas, como si hubieran sido dirigidas a él. Se había burlado de su origen y de sus seres queridos, hiriéndola repetidamente. Si él, de hecho, siempre había alabado su inteligencia, entonces ella no tenía ningún recuerdo de eso. No sólo no se había retractado de sus comentarios llenos de odio, nunca había enderezado los agravios. Lothaire oyó sus pensamientos: "¿Todavía me considera sólo una hillbilly atrasada y vulgar? Él probablemente se avergüence de mí ante los demás. Dios, eso duele.” ¡No, tú eres todo para mí! Desde su punto de vista, experimentó la noche en que le había dicho que la mantendría, que la había elegido. Sintió su revoloteo de esperanza, y más tarde, sintió su miseria una vez que ella comprendió
que todavía la iba a matar, que destruiría su alma. En el comienzo de su terrible experiencia con Saroya, Elizabeth había aceptado que iba a morir, sin embargo había perdido la esperanza, desde la primera vez, desde aquella noche en que la había enviado al corredor de la muerte. La esperanza frustrada fue lo peor. Elizabeth le había dicho con honestidad, “No quiero vivir en tu violento y extraño mundo. ¿Por qué decidiría ella vivir dentro del violento reino de los inmortales —y mucho menos elegirlo como su protector en medio de este? No le había dado ningún motivo para que lo eligiera sobre sus seres queridos, simplemente decreto que ella nunca los volvería a ver. Una vez que vio los recuerdos de su familia —riendo con ellos, abrigada por ellos, siempre presentes para ayudar—reconoció lo ridículo que había sido al esperar que los olvidara. Su familia había demostrado ser leal a Elizabeth. Sin hacer preguntas, dos de sus primos habían enterrado los cuerpos por ella detrás del granero. No había pensado—o importado—acerca de lo sucedido con las víctimas de Saroya. Elizabeth le dijo una vez que su familia era una unidad, que su montaña era un sistema de apoyo a toda prueba. Mi familia carece en comparación a esta. Ivana había sido traicionada por su padre. El propio padre de Lothaire lo había torturado. Los Pierce eran invulnerables al engaño y a la cobardía de esa manera. Pero al final, Lothaire no estaba celoso de la devoción de Elizabeth a los demás —sin importar lo mucho que la codiciaba. Sólo porque amaba a su familia y era leal a ellos no significaba que no podría ser leal a él también. Mientras nunca se cruzaran. En cambio, había puesto en movimiento los eventos que la separaron de sus seres queridos para siempre. Él la había despojado de su familia. Así como Serghei me despojó de Ivana. En el sueño, empezó a sudar cuando comprendió la verdad: le hice a Elizabeth... lo que él me hizo. Lothaire nunca había visto sus recuerdos por una razón —porque no podía manejar la forma en que había tratado a su preciosa mujer. Justo cuando estaba a punto de despertar, desesperado por alguna vez reconquistarla, surgió otro destello de sus recuerdos. Mientras él había estado dormido una noche, sufriendo alguna pesadilla, ella lo contemplaba con ternura. Su pecho le había dolido con sentimientos hacia él —como el suyo continuaba haciendo por ella. Le había alisado el pelo de la frente, calmándolo con palabras suaves. Nunca había sabido eso. ¡Ah, dioses, ella lo quería! Lothaire lo sentía ardiendo en su interior. Podría tener la lealtad que muestra a su familia. El amor… Se despertó con un grito. —Lizvetta! ¡Sabía que estaba enamorada de mí! Se volvió, pero Nix no estaba en el sofá. La encontró sentada en la ventana, saludando hacia abajo a sus súbditos. Se veía fresca, con el cabello peinado. —¡Elizabeth me ama!—Le gritó sin más preámbulos. —¿Por qué me atacaría de esa manera? Nix se encogió de hombros, soplando un beso a alguien. —¿Debido a que ella era un vampiro nuevo con sus emociones corriendo alto? ¿Le dijiste algo que pudiera haber provocado a ese tipo de rabia? Se frotó la parte de atrás del cuello. —Puede que haya habido algunas frases escogidas. —Además, ella se trazó cuando te golpeó con la espada.
—Imposible. Sólo había sido un vampiro durante horas. —Ella puede trazarse por todo el mundo ahora. Elizabeth era sorprendente. —Estoy orgulloso. Pero si puede trazarse sin limitaciones, volverá con su familia.—Era incapaz de pensar mucho más allá de tener su Novia de regreso, su mente se apoderó de una pequeña tarea: conseguir a Elizavetta. —¿Qué te dijo cuando salió del Val Hall? Nix se volvió hacia él. —Recuerdo que estaba de pie aturdida en el porche delantero. La tan cacareada reina de la orgullosa Daci estaba sola, sin dinero, con unas cuantas ropas — la abandonada por todas las Valkyrias—en una bolsa de papel. No tenía la menor idea de lo que iba a hacer o cómo iba a alimentarse por sí misma, y temía que su familia nunca la aceptara. Ah, y ella estaba dando a luz un dedo. Gritó de frustración, trazándose para perforar un puño en un muro despejado. —¿Me dices estas cosas? Es igual que si me destriparas con un cuchillo. —Sólo te estoy diciendo lo que sé por qué podría estar menos que encantada si te presentas. —Sentí sus emociones, sé que ella me amaba. —Antes de que le rompieras el corazón. Largos momentos pasaron. En voz baja, preguntó: —¿Nunca tendré su amor otra vez? —Me gustaría que mantuvieras el dedo, Lothaire. Puede que sea todo lo que tengas de ella. La familia es la llave. Echó hacia atrás la cabeza y gritó: —¡Stelian! Cuando el vampiro se trazó en el interior, hizo una reverencia cortesana a Nix, quien sonrió con aire ausente. Lothaire no perdió el tiempo. —Ve y compra la montaña de la familia de mi reina. Ponla a su nombre. Miente, roba, engaña, o mata para lograrlo. Stelian saludó con sarcasmo. —Tenemos intermediarios que tratan con los seres humanos. Dalo por hecho. —Y consigue las montañas de al lado, por si acaso. —Veo que estás pensando en comprar el perdón de la reina. Ya era hora. —Deten. El discurso. Stelian desapareció. Nix asintió con la cabeza. —Ahora estamos empezando a ontenerlo, vampiro... —Se calló, poniéndose de pie, sus ojos se volvieron plateados. —Lothaire, algo está mal. Él también había sentido un gran temor. Su conexión con Elizabeth era más clara ahora, más de lo que lo había sido nunca. —¿Qué ves, Nix? Con una mirada salvaje, murmuró, —Ellie dando vueltas a ciegas, sangre brotando de su boca. Ve a la montaña, Lothaire, ¡sigue los gritos!
Capítulo 59 —¡Elizabeth! —Lothaire la encontró de rodillas en un campo iluminado por el sol, cubierta de polvo de carbón, sosteniendo las manos sobre sus oídos sangrantes. Él estaba medio trazado, pero aún así la luz lo quemó. —¿L…Lothaire? —Lágrimas corrían por sus mejillas y derramaba más sangre por la boca. Estaba débil, obviamente, no había bebido lo suficiente, y se había lesionado recientemente. Mortales malheridos yacían en el suelo a su alrededor. —Estoy aquí, dime qué ha pasado. Ella negó con la cabeza, confusa. No podía oír, apenas podía hablar. —Ayuda... yo... Él la cogió en sus brazos, llevándola de regreso a su casa. —¡No! —Gritó ella, golpeándolo—. Vuelve. ¡Vuelve! Lothaire estabilizó su respiración, tratando de igualar su ritmo cardíaco a la carrera frenética del de Elizabeth. Cuando el latido de su corazón empezó a crecer fuerte en sus oídos, Lothaire cerró brevemente los ojos, viendo dentro de su mente, hablandole directamente en sus pensamientos. —Shh, Shh, amor. Cálmate. —¡Llévame de regreso! ¡Mi familia se está muriendo! —¡Arreglaré esto! Muéstrame lo que ha ocurrido. —¡Tengo que volver! —Salvaré a todo aquel que viva. Sabes que puedo hacer cualquier cosa. ¿Confías en mí? Los labios le temblaban. Otro par de lágrimas corrieron por su rostro. —¿Puedo? —Sólo tú puedes confiar en mí. —Las palabras en ruso salieron de sus labios—: P elearé cualquier batalla por ti, aplastaré cualquier adversidad. Porque tú eres mía, niña hermosa. Te amo con locura que el pasado antes de ti se siente cuerdo... —¿Lothaire? —Confía en mí. Hazlo, por tu familia. Por fin, asintió, y él quería gritar de satisfacción. —Ahora, bebe. —Se mordió la muñeca, empujando el corte contra sus labios—. Cúrate. —Cuando ella se resistió, gritó en su mente—: ¡Ahora, Elizabeth! Ella dio un tirón, abriendo mucho los ojos, y luego apretó los labios contra su muñeca. Cuando ella succionó suavemente, el placer lo recorrió, pero se ordenó enfocarse, recordándose que su Endgame estaba en juego. Mientras ella extraía fuerza de él, empezando a sanar, le dijo, — Déjame ver lo que pasó. Muéstrame. De repente, vio un pandemónium. Una explosión en la mina, docenas de hombres atrapados... Elizabeth tratando de localizar a sus familiares a medida que las rocas continuaban cayendo... Ella sólo podía trazar a uno a la vez, debilitándose rápidamente... Otra explosión le rompió los tímpanos... Una viga de soporte giró hacia abajo, golpeando su torso, dañando algo internamente. —Si más rocas caen, Lothaire, si se prende fuego... —¿Dónde debo trazarme? Imagínate exactamente ese lugar. —Ella lo hizo—. Déjame ver los rostros de tus parientes. Imágenes de uno tras otro surgieron. Doce hombres dejados. Lothaire los memorizó.
—Quédate aquí, Elizabeth. No dejes este lugar. Salvaré a todo aquel que viva. Se trazó a la distancia, pero cuando inmediatamente su puente se rompió, le pareció oírla decir: — Hazlos regresar a mí. Dos pequeñas tareas: encontrar a los mortales claves, regresar a Elizabeth. En el interior. Oscuridad total. La oscuridad lo envolvió, la especie de oscuridad que sólo se encuentra bajo tierra. Incluso él se esforzaba por ver aquí abajo. El polvo le picaba los ojos y llenaba sus pulmones, como si estuvieran siendo compactados con polvo. Se quedó inmóvil ante la comprensión. Podía ser enterrado vivo aquí abajo. La tierra pulverizada sobre mí... Con escalofríos violentos, se esforzó por respirar. Un sudor frío le recorrió la piel. Le había dicho a Nïx que volvería a la tumba por Elizabeth. Aquí estoy jodido. ¡No, enfócate! Dos pequeñas tareas. Elizabeth deseaba que salvara a su familia. Podría llevarla a casa conmigo, hoy. Apartó la primera roca en su camino, arrojándola a un lado. Luego otra. Gritando por el esfuerzo, empezó a despejar su camino a través del túnel. Al mismo tiempo, el techo se inclinaba precariamente por encima de él, las vigas de apoyo se agrietaban bajo su carga. Cuando cayó lodo sobre él, se estremeció de nuevo. ¡Enfócate! Por fin, vio las luces de los cascos de los mineros. La mayoría de los hombres estaban inconscientes, pero sus corazones latían. Con el polvo oscureciéndoles el rostro, no podía distinguir a los familiares de Elizabeth de los demás. Lo cual significaba que tenía que salvar a todos ellos, y más tarde los clasificaría. Los que aún estaban conscientes se alejaron de él. —¿Quién diablos eres? —¡Tus... ojos! —¿Qué eres? Agarró por el cuello a los hombres, trazando a seis a la vez, soltándolos lejos del campo abrasador, escaneando rápidamente sus rostros en busca de los Peirces. Pero él todavía no había encontrado al pariente que Elizabeth secretamente adoraba más —su tío Ephraim. Lothaire se trazó más y más profundo, esforzándose por ver. Sólo cuando vio al hombre a corta distancia, Lothaire oyó otro sismo de mal agüero. Cogió a su tío y lo trazó, lanzándolo en el campo antes de regresar. Un hombre todavía estaba desaparecido, un primo. Lothaire había salvado al mortal favorito de su Novia, y ¿ahora él corría el riesgo de ser enterrado aquí por algún primo al azar? Sintió la tentación de trazarse lejos, nombrando a esto finalizado. Le había dicho que los hiciera regresar, ¿si no lo hiciera? Él no estaba listo para volver al negocio por ellos. Pero ella confiaba en él, confiaba en él para salvar a todo aquel que viviera. La lealtad debía ir en ambos sentidos. A pesar de que tuviera que demostrarlo en este infierno tenebroso, entonces los dioses lo ayudarán, era mejor que la recibiera de ella... Se dio cuenta del aroma del fuego demasiado tarde...
Lothaire había venido por ella. ¿Había venido por ella? Ellie sanaba a cada segundo, su sangre tan deliciosamente cálida era como combustible para cohetes, en comparación con la sangre de los animales que había estado bebiendo.
Su audición ya estaba de vuelta, su lesión interna reparada. Ya no estaba petrificada por su familia, porque Lothaire podía hacer cualquier cosa. Si él dijo que iba a salvar a todos los que vivían, entonces eso es lo que haría. Curioso, a Ellie —no te importaba su despotismo en esto. Pero inmortal o no, si el polvo de carbón se encendía allá abajo, él podía... morir. Acosada por la ansiedad —por él—se paseaba/trazaba, mordiéndose el labio. No podía perderlo de nuevo. Sus ojos empezaron a humedecerse, sangre acumulandose. ¿Qué le estaba haciendo tardarse tanto tiempo? Ella se estremeció, recordando las rocas que caían, el carbón en sus pulmones... Jadeó. Oh, Dios mío. Él soñaba con ser sepultado en la tierra, atrapado. Ella había tratado de calmar sus agonizantes pesadillas. Y sin embargo, lo envié a una mina colapsada. Con un grito, se trazó hacia el campo de clasificación. Así que muchos ya habían sido salvados. En un recuento apresurado. Contabilizó a todos y cada uno de sus parientes, algunos de ellos gravemente heridos. ¿Por qué no había vuelto Lothaire? Entonces se dio cuenta de que uno de sus primos en tercer grado estaba ayudando a los demás, pero no tenía polvo sobre él. No había estado en la mina antes, sin embargo, se lo había mostrado a Lothaire como uno de los desaparecidos. Lothaire estaba buscando a alguien que nunca encontraría. Llena de temor, se trazó al interior de la mina, inmediatamente cayendo frente a las llamas que se dispararon sobre ella. ¡No había fuego antes! Oh, Dios, oh Dios. Tiró de la camisa hacia su boca para mantener el polvo inflamable fuera de sus pulmones. Si Lothaire había respirado demasiado de el... Avanzo lentamente a través del flujo del humo cegador, apresurándose para llegar a él, tratando de sentirlo mientras navegaba por las arterias de la montaña. Él había dicho que tenían lazos irrompibles. ¡Usa tu ingenio, Ellie! Una vez que se estableció y se concentró, por instinto, parecía saber a dónde ir, caminando alrededor de las rocas caídas, su conexión con Lothaire se hizo más fuerte, como un sonido cada vez más potente cerca de la fuente. Casi allí... Ella lo encontró. —¡Lothaire! ¿Leo? —Estaba inconsciente, atrapado bajo una avalancha de rocas en llamas, con la piel en llamas. Cuando lo sacó de entre los escombros, ella gritó. Sus pulmones cargados de carbón se había reventado, su torso había estallado hacia fuera. Con los párpados entreabiertos. Con las cejas dibujadas, él articuló, —Déjame ahora... ve... te... —Sus ojos se cerraron. La tensión dejó su cuerpo. —Mejor guárdate tus órdenes para alguien que vaya a seguirlas, vampiro.
Capítulo 60 —Viene tu mamá, —Ephraim le advirtió a Ellie mientras apretaba una compresa fría sobre la cara de Lothaire. Durante dos días, Lothaire había permanecido inconsciente y vendado en el cuarto oscurecido de Ellie, con Bo Junior tendido sobre sus tobillos durante la mayor parte de ese tiempo. Ese perro tenía una vena malvada de una milla de ancho. Supuso que el intratable sabueso sobresaldría al vampiro intratable. Después de que Ephraim había vendado su propia cabeza, ayudo a Ellie a limpiar las heridas de Lothaire y a lograr que se sintiera cómodo, incluso había cazado furtivamente un venado para alimentar al hombre que le había salvado la vida. Todo el mundo —incluyendo a su madre, especialmente ella—había cambiado de opinión acerca del vampiro villano de Ellie. —Entonces, vamos a ver si lo entiendo, —había dicho su Madre, mirando con asombro el rostro de Lothaire. Incluso quemado y con una gasa envuelta, él todavía lucía como un dios. —El hombre más hermoso que hayas visto te convirtió y nunca puedes enfermar o morir, entonces ¿te echo a perder con joyas y ropa, mientras te llevaba alrededor del mundo? —Cuando lo dices así, suena irrazonable haberlo rechazado y por accidente casi decapitado. —¡Si el zapato encaja, Ellie Ann Daciano! —¿Has olvidado todo lo que te dije? —dijo Ellie gritando—. Él me trató como... como tú tratas a Bo. —¡Ese perro duerme en la cama conmigo, chica! —Si estuviera con Lothaire, ¡tendría que vivir dentro de una montaña! Finalmente, Mamá había fruncido el ceño. —¿Cómo en una madriguera o algo así? —Un castillo. Pero ese no es el punto... Ahora Ephraim murmuró, —He estado corriendo una interferencia, pero ella tiene su opinión formada sobre ese vampiro como la tuya. Mamá se movió, uniendo las cejas al mirar hacia donde dormía Lothaire. —Basta con mirarlo, —susurró—. Nunca me acostumbraré a esa cara. Ellie casi dijo, —Espera a que veas sus ojos. —¿No es la cosa más hermosa? Al igual que una estatua elegante del museo. Lothaire continuaba sanando, pareciéndose más y más al impecable ángel caído al que Ellie estaba acostumbrada. Mamá volvió a comprobar las mantas en las ventanas, chasqueando la lengua a través de la habitación, organizando algunos de los globos de buenos deseos y los teddy-gramas que continuaban siendo entregados. Finalmente, tomó asiento junto a la cama. —Un hombre fino quiere a mi bebé para ser su reina. — Suspiró—. Reina Elizabeth. Vivirás para siempre en un castillo, y puedes revolotear alrededor como un hada —Ellie no la corrigió, —y serás rica y adorada por él. —Mamá, una vez más, no sé por qué volvió. Puede ser que sólo necesite un heredero o algo así. ¿Quién sabe? —¿Por qué si no esté ángel salvaría a todos nuestros hombres? —Él nunca dijo que había vuelto por mí. —A menos que lo hubiera dicho en ruso. Recordó la emoción en sus palabras, las que había sentido como una promesa... —Es mejor que esperes que él lo haya hecho, —su madre masculló con rabia. —Sólo estoy diciendo que se le conoce por ser malo. No tengo idea de lo que está tramando.
—Nosotros no somos exactamente santos por aquí, Señorita Casa de Cristal. Por Dios, Ellie, ¿cuándo llegaste a ser tan prejuiciosa? Mi madre está decepcionada por no hacer que mi unión vampírica funcionará. Aunque Mamá nunca había hablado ni una palabra con Lothaire, ya había instruido a Josh para que lo llamara Tío Leo. Ephraim negó con la cabeza. —No podrás vivir con tu madre ahora. Ya lo sabes, ¿eh? —Sí. —Entonces realmente espero que Lothaire viniera aquí por los motivos correctos...
—Estoy en el remolque, ¿verdad? —Lothaire carraspeó mientras estaba en la cama de Elizabeth. Acababa de despertar con su dulce aroma en la almohada, cuando el olor de alguna alimaña desafortunada que se freía en la cocina lo abrumó. Ahora miró detenidamente a su alrededor, a las paredes de vinilo y a las sabanas gastadas, a las monstruosas muñecas de porcelana. Un sabueso de aspecto malévolo dormido sobre sus pies. Le gustaba el perro. Elizabeth cruzó los brazos sobre su pecho. —Era aquí o podría haberte dejado que en la mina. Cuando vio los globos y los osos de peluche con ojos de botón, casi prefería la mina. Ella se levantó y dio una palmada en el muslo, instando al perro, —Aquí, muchacho, bájate de él. La bestia gruñó mientras Lothaire, dijo, —Se puede quedar. Ella se sentó de nuevo, murmurando, —¡Ustedes dos son el uno para el otro! Ahora es tuyo, por cierto. Entonces él es nuestro. —¿Por qué hay horribles osos de peluche con mi nombre en ellos? —Toda mi familia ahora te ama. Ellos querían darte las gracias por haberlos salvado. Rescataste a todos, ya sabes. —Y entonces tú me rescataste.— Salvando su vida mientras ella arriesgaba la suya. La fidelidad tiene recompensa en especie. Pero si alguna vez se ponía en peligro otra vez... Ella hizo un movimiento con la mano. —En cualquier caso, tenemos más guisos de los que nosotros —o ellos—podríamos comer en un mes. —Y, ¿cómo explicaron su rescate? —Mi familia sabe lo que somos y no les contamos nuestros secretos a los forasteros —créeme. Los otros mineros creen que eres... el Mothman. Lothaire rodó los ojos. —Mothman. ¿De verdad, Elizabeth? ¿En serio? Ella se encogió de hombros. —Mira, estoy profundamente agradecida por lo que hiciste. Pero ¿por qué has venido aquí? —Por ti. He ganado el control de un reino. Regresa conmigo a Dacia y sé mi reina. —Tu última palabra sobre el tema era que yo debería pudrirme en el infierno. Inesperadamente Elizabeth no estaba cayendo en sus brazos como lo había previsto, incluso después de haber actuado como un héroe y sido valerosamente herido. Tal vez la había perdido. —Lothaire, me diste tu negro corazón y me dijiste que nunca pondría mis garras en otro. —Te lo daré otra vez. —Él extendió sus propias garras sobre su pecho, a punto de cavar—.Me duele como nada lo ha hecho antes... —¡No! —Ella se lanzó hacia adelante, golpeando su mano. Con fuerza. —Tu piel acaba de repararse. Él bajó la mano, refunfuñando, —Mi corazón no hace bien el maldito trabajo sin ti. Ella pareció suavizarse en eso, pero entonces le preguntó, —¿Has hecho realmente algo para cambiar? —He aprendido que necesito consultarte ciertos asuntos, no sea que me decapites.
—Lothaire... —Dijo en advertencia—. No me quisiste de verdad, no hasta que fui un vampiro. Y eso duele. —Cuando Saroya fue expulsada de ti esa noche, sentí como si alguien me hubiera inyectado sentimientos por ti. Te vi con claridad por primera vez, sabía que eras mi Novia sin lugar a dudas. Antes de que fueras un vampiro. —¿Y si no hubiera habido ningún anillo?, ¿Ninguna forma de convertirme? ¿Podrías haber aceptado eso? —Nunca. El dolor brilló en su expresión. —¿Por qué? —No cortejo a mi propia muerte, Lizvetta. Eras mortal, podías morir tan fácilmente. Cuando la Novia de un vampiro muere, es su fin, es para él como caminar muerto si no saluda al sol. Así que en última instancia, no soy tan fuerte como tú. —¿Es por eso que estabas tan ansioso por convertirme? Él se encogió de hombros. —Y el sexo es mejor. —¡Ugh! —Ella lanzó sus manos hacia arriba. —Porque es más seguro. Cada vez que me negaba a mis instintos, temía hacerte daño. —Si yo hubiera permanecido humana, ¿podrías haber sentido lo mismo por mí? —Nunca me habría reconocido a mí mismo todo lo que sentía por ti mientras tú eras tan vulnerable. Pero entonces, cuando fuiste convertida, eras tan fuerte... —Su voz cayó una octava, y dijo, —Tomaste todas mis ansias y me hiciste débil. Cuando se mordió el labio inferior con uno de sus pequeños colmillos, sus pensamientos se borraron por un momento. —¿Todo lo que sentías por mí? —Vamos, vamos, Novia. Tú eres muy inteligente. Debe saber que estoy enamorado de ti. Ahora, ¿volverás conmigo? Dando la impresión de endurecerse en contra de él, ella dijo, —Pero me dijiste que nosotros no éramos iguales. Eso realmente no acompaña mi idea del amor. —Te trazaste el primer día que fuiste un vampiro. Me derribaste con una espada. La mayor parte del Lore vive con miedo hacia ti. Tu lealtad hacia tu familia nunca vaciló, no importa lo mucho que te ofrecí, o la cantidad de presión que ejercí sobre ti. Tienes mucho que enseñarme, Elizabeth. Como seguía estando indecisa, dijo, —Entendí lo importante que es tu familia porque recordé lo importante que era mi madre para mí. Estos largos milenios, he odiado a Serghei por alejar a mi familia de mí —ahora me di cuenta que traté de hacerte lo mismo. —¿Y si tenemos otra riña? ¿Te negarás a hablar conmigo? Tenía ganas de decirte cuánto sentía haberte herirte, ¡hasta que me enviaste ese horrible paquete! —Y me diste tu dedo a cambio. Lo que ahora puedo admitir que fue hilarante. —Sobre todo porque había vuelto a crecer. —No has respondido a mi pregunta. No tienes exactamente dominadas las habilidades para relacionarte. Y pelearemos en el futuro. —Como ya he dicho, tú me enseñarás. Además, tendrás mis recuerdos y sabrás cómo me siento realmente. Todo lo que tienes que hacer es beber de mí cada noche. —Miró a su boca, a sus colmillos alistándose ante el mero pensamiento—. Echas de menos mi sangre, admítelo. —¡No! —Jadeó, apretando los labios. Con voz ronca, él dijo, —Entonces ¿por qué esos sexys colmillos tuyos están afilados? —Levantando la mirada a sus ojos sombríos, él expresó con voz áspera, —Dioses, te voy a hacer muchas cosas
depravadas cuando estemos de regreso en nuestro castillo. Ella tragó saliva. —Yo—yo no he aceptado ir contigo. —Entonces dime donde puedo hacerle esas cosas a mi Novia. Si nos quedamos aquí, vamos a romper esta cama endeble, es posible que este transporte entero. Con el mentón levantado, ella dijo, —Tienes que pedirme disculpas por cómo me trataste. Ella estaba vacilando. Él registró una mirada de triunfo, cuando dijo con honestidad, —Lo siento, Elizabeth. Traté de retroceder en el tiempo con el anillo, con la intención de tratarte como a una reina desde nuestro primer encuentro.—Luego frunció el ceño. —Siempre debes decirme cuando tengo que pedir disculpas. —¡Sólo hasta que encuentres el truco! —Ah, ¿entonces, estás de acuerdo? Así que nos vamos a ir. —Se incorporó, acomodándose—. ¿Estoy usando una camiseta sin mangas, Lizvetta? —Él se quedo observando boquiabierto hacia abajo—. ¡Oh, vamos! —¿Supongo que ahora no es un buen momento para darte tu gorra Skoal? —Tu venganza es indescriptible. Sólo por esto, tienes que perdonarme por mi trato hacia ti. —¿Todavía de prepotente? —Yo, literalmente, arriesgué mi cuello, sólo ahora lo digo frente a ti. La vio contraer los labios, pero su expresión era educada. —Le dije a Nïx que iría a la tumba de nuevo si hacía que me amaras. Fui a la tumba en esa mina, por lo tanto... —¿Estás tratando de hacerme sentir culpable para que puedas manipularme? Él parpadeó. —Por supuesto. Ahora, dime que me amas. —Lo hago, Lothaire. Por alguna razón, realmente te amo. Y le daré a esto una posibilidad, —dijo ella. —Si te quedas aquí conmigo.
Ellie ya se había hecho a la idea de que intentaría vivir en el castillo de Lothaire y ser la reina de los vampiros y todo, pero esta era una oportunidad demasiado divertida como para dejarla pasar. Lothaire tragó, su mirada vacilante parpadeó a través de los Beanie Babies65 en el alféizar de la ventana y los animales de peluche. —Podría gustarte estar aquí, Lothaire, ¡lo sé! Con una expresión de dolor, dijo, —Los muñecos rellenos me horrorizan y me repelen. —Se estremeció—. Y el aura de patetismo en este lugar es ineludible. No lo haces... no puedes querer vivir aquí. ¿No en vez de un castillo con sirvientes que esperan acudir por todas tus necesidades? —¡Claro que podría! Y entonces no necesitarías toda esa ropa lujosa tuya. Él se retorció. —No, no creo que pueda vivir aquí. De verdad que no, Elizabeth. Y porque estaban tan en sintonía con él, ella podía sentir algo parecido al pánico en su interior. —¿No quieres siquiera darle una oportunidad? —En realidad, ni siquiera puedo estar aquí por mucho tiempo. Ella le acarició la mano. —Lo sé, cariño, lo sé. —Si sabes que no puedo estar aquí, y tú no quieres venir conmigo... —Sus ojos enrojecieron siniestramente. —¿Crees que podamos vivir separados? He intentado eso, ¡y lo detesto! Luego hizo un claro esfuerzo por calmarse. Abrió la boca para decir algo, se lo pensó mejor. Por fin, dijo, —Estoy comprando esta montaña y las colindantes para ti. Un aliento se le escapo. —Lothaire, no sé ni qué decir.
—Ven conmigo de regreso a nuestro reino, y tendré una mansión construida aquí para tu madre. — Con gran esfuerzo, dijo, —Podremos visitarla, si es con poca frecuencia. Ella se inclinó hasta que sus rostros estuvieron a pulgadas de distancia. —Vendremos de visita cada fin de semana, días festivos, y en 65 NDT: fue un popular muñeco de peluche, cada uno tenía un “forro desechable” relleno de bolitas de plástico, en lugar del relleno convencional, dando la impresión de ser un muñeco flexible.) NASCAR66, vampiro. —Ella apretó los labios contra los suyos, un suspirando por lo correcto que se sentía, con la certeza de que su vida estaba con él. Oh, Lothaire, ni siquiera puedes saber lo que te ha golpeado... Entre besos, él le dijo, —Si estás de acuerdo solo los domingos y en los feriados, compraré todas las casas para tus hermanos. —Contra sus labios, dijo, Y tú sabías que NASCAR está empujando, Novia. 66 NDT: NASCAR hace referencia a las siglas en ingles de National Association for Stock Car Auto Racing (Asociación Nacional de Carreras de Automóviles de series) actualmente representa la categoría automovilística más comercial de EUA
Epílogo Algún Tiempo Después... —Nos reíamos disimuladamente a tus espaldas, le dijo Stelian a Lothaire en un tono confuso, — divertidos por la forma en la que una mujer tan joven te estaba manejando. —Su expresión era atónica. Lothaire conocía esa mirada, él la llevaba a menudo. —¿Pero no entendiste nada de lo que decía?, — Dijo, mirando a Elizabeth en el conjunto de los apartamentos de su castillo. Estaba sentada ante el fuego de la chimenea, riendo con Hag y Kosmina, el sabueso real a sus pies. —Correcto. —Stelian bebió un buen trago de hidromiel con sangre—. ¿Cómo que acaba de conseguir mi acuerdo para que yo visite a su familia en Navidad? En un tono tanto pesaroso como rebosante de orgullo, dijo, —Nunca ves a mi reina venir hasta que es demasiado tarde.—Apenas esta tarde, Elizabeth había conseguido de alguna manera que Lothaire se comprometiera a adoptar Joshua, y a ocho de sus primos, al estilo “truco o trato”. Pero, en realidad. ¿Qué tan difícil podía ser? A pesar de que no debería sorprender a nadie, el niño mortal adoraba a Lothaire. Estoy adquiriendo los parientes, como una shifters* (*cambia formas) gata no esterilizada. Elizabeth capturó su mirada, lanzándole su sonrisa revolvedora de mente. Cubierta por las joyas que amorosamente le otorgaba, ella irradiaba su alegría. No había tenido ningún problema en adaptarse a esta forma de vida extraña, tomándolo todo con calma. Con cada incursión que hacía a fuera en su nuevo reino, fácilmente había aprendido más de la lengua de sus súbditos y sus costumbres. Y enseñado un poco de las suyas. Los reservados Daci... la adoraban, encontrándola refrescante. Como se predijo. Después de excusarse, Elizabeth se trazó para sentarse a su lado en el sofá. Su sabueso —al que él se negaba a llamar Bo Junior—parecía indignado, todavía desconcertado cada vez que alguien se trazaba. Cuando Lothaire tomó su mano en las suyas, presionando un tierno beso en su dorso, Stelian se excusó con una mirada cautelosa a Elizabeth. —Todo el mundo junto lo están haciendo mucho mejor, ¿no te parece?, Ella preguntó. Había soñado desde hace mucho tiempo los recuerdos de él sobre Dacia, y después de analizar las relaciones de Lothaire con la familia real, se había puesto "salvarlas". Ahora que Elizabeth era la reina, parte del hielo entre todos ellos estaba, de hecho, descongelándose. Después de siglos de lucha, habían comenzado a reunirse alrededor de la chimenea del estudio. Sin embargo, él dijo, —Podría admitirlo, ¿si lo hiciera? —¿Lenguaje de Lothaire. —Ella arqueó una ceja. —Bueno, creo que todo está saliendo muy bien. Al conocer a Víktor, ella le había dicho al general, —¡Tú eres el feroz del que se jactaba Lothaire! No es de extrañar que te nombrara jefe de mi guardia. Cuando está fuera, él no me confiaría a nadie más. — El pecho del soldado se había hinchado. A Mirceo, le dijo, —Podría pedirle a Balery que vea cuánto tiempo esperarás por la que será tu Novia. La cuenta atrás a veces ayuda. —Consejos de una reina sabía que había tenido experiencias duras con el conteo regresivo. Le había dicho a Trehan, Si puedo vivir con Lothaire, entonces cualquier cosa es posible con tu Novia. ¿No puedes darle a tu relación sólo un intento más? Con Kosmina, con la que había tenido muy poco trato, le admitió a Lothaire, —No sé ni por dónde empezar. Ella realmente puede ser que necesite un reinicio completo... —Hola, Louisiana. Elizabeth creía que todos "venían juntos como una familia" o algo así, y que la razón por la que él se sentía incómodo con ellos era porque temía que "pudiera llegar a preocuparse por ellos”.
Él se había burlado, listo para asegurarle que odiaba a su familia y no los quería cerca, pero no había sido capaz de pronunciar las palabras. Así que por ahora, ellos invadían su espacio personal, Dacianos invadiéndolo. A pesar de eso, era feliz una vez más. Mientras observaba a su Novia exquisita, pensó, Pero guardaré celosamente mi llave. La reina Elizavetta Daciano era su Final del juego, siempre lo había sido. ¿Ivana la Audaz se habría inclinado ante ella? Sí. Pero en el fondo, sabía que ya no importaba. Cada noche, cuando Elizabeth bebía de él, su vínculo inquebrantable se reforzaba —y con él, su mente continuaba manteniéndose estable. Nunca estaría completamente sano —con la posibilidad de que—siempre y cuando ella lo aceptara, él podría manejarlo. Cuando ella dormía, soñaba con sus acciones que abarcaban el día anterior. Si salía en misión oficial real de negocios, ella le daba un beso de despedida con la suplica, —No hagas nada que puedas lamentar que sueñe, Leo. Sólo dos tareas apremiantes prevalecían. Tenía que recompensar a Nïx, y necesitaba cumplir con la promesa a su madre de gobernar a la Horda. Había decidido —con la ayuda de un golpe bajo—ayudar en la búsqueda de la adivina por Furie. Aunque no necesariamente quería que Phenïx fuera su acompañante una vez más, no le gustaba estar en deuda con nadie. Y cuando pensaba en lo mucho que amaba a Elizabeth y lo increíblemente bien que se sentía al tenerla a su lado, reconoció que estaba en serio, gravemente endeudado con Nïx. Ahora bien, si él sólo pudiera encontrar a la adivina para decirselo, cuando él se había trazado de Dacia para salvar a Elizabeth, la Valkyria se había desvanecido. Nadie en el Lore podía localizar a Nïx la que Todo lo Sabe... En cuanto a su voto final a Ivana, Lothaire se atormentaba. Elizabeth le había indicado, —Ivana quería que tú gobernaras a la Horda, mientras Serghei gobernaba en Daci, para unir a los dos reinos, ¿correcto? ¿Qué habría dicho si hubiera sabido que tomarías el lugar de Serghei como rey? Buen punto. Sin embargo, a continuación, Elizabeth había añadido, —Por supuesto, si la corona está allí esperando para ser tomada, sé que mi chico es perfecto para el trabajo... Con el fin de evitar un conflicto a gran escala, Trehan había ofrecido que sus asesinos eliminaran a los otros dos contendientes: Kristoff el Caminante de Tumbas y Emmaline La Improbable, la hija mestiza de la Valkyria Helen y el tío de Lothaire, Fyodor, también conocido como el Rey Demestriu. Aunque ambos Kristoff y Emmaline eran legítimos, no reverenciaban a la Sed. Lothaire había puesto Trehan en lista de espera. Con ese pensamiento en mente, le dijo a Elizabeth ahora, —Veré a uno de los contendientes al trono de la Horda esta víspera. —¿Tienes qué? —Debo enfrentar a Kristoff - ese jilipollas- para que revoque la recompensa por tu cabeza. Ella sonrió abiertamente. —Además deseas es ver la expresión de su cara cuando te manifestaré ante él. —Ah eso. —Me conoce tan bien. —¿Te quedaras aquí? —Esta vez, sí. —Muy bien, —él dijo, disimulando su emoción, porque tenía la intención de hacer una captura esta víspera. ¿De qué servía tener un calabozo propio, si no se utilizaba? ¿Podría Elizabeth descubrir su golpe — era realmente justo, sólo uno insignificante, probablemente ni
siquiera un asesinato—en su próximo conjunto de sueños? Sus labios se curvaron. Por supuesto. Así que "almacenaría" un mensaje para ella: Admítelo, amor, te gusta cuando soy un poco malo... Ella lo miró. —Pero que no se te olvide nuestro nuevo lema, Leo. "Siempre podemos matarlos después, pero no podemos traerlos de vuelta". —Mi Novia sabia e inteligente. —Él la tomó de la nuca, atrayéndola—. Tú lo eres todo, —dijo simplemente. Con un suspiro de satisfacción, apretó la boca contra la suya, dándole un beso que casi lo hizo caer de espaldas en su cama. De alguna manera se separó, murmurando a su oído, —Cuando regrese, lleva seda roja. Sus iris brillaron en negro, su mirada ardiente. —Me aseguraré de que seas... satisfecho. —Mocosa descarada—bromeó a la ligera, incluso cuando su cuerpo se tensó con lo que deseaba. Debía hacer esto rápido...
Lothaire se teletransportó a Mt. Oblak, a la sede del Forbearer, y desenvainó su espada. Medio trazándose en las cámaras del Caminante de Tumbas, casi invisible, encontró a Kristoff mirando por la ventana abierta, su pelo color arena ondeando en la brisa. Los ojos azules del macho estaban limpios de la sed de sangre, pero parecía preocupado mientras miraba hacia la noche. ¿Soñando con su futura Novia? ¿O con el padre que nunca conoció? Lothaire se recordó viendo a Kristoff cuando era un bebé. Hacia todos estos años atrás, Lothaire se inclinó sobre su cuna, empeñado en asesinar al verdadero heredero de Stefanovich... hasta que el bebé de pelo rubio había llegado y aferrado su dedo. Como si lo reconociera. Si Kristoff hacia un movimiento en falso esta víspera, Lothaire remediaría su misericordia de antes. Moviéndose como una sombra, silencioso como la muerte, Lothaire colocó su espada contra el cuello de Kristoff, —Hola, hermano...