Una Obra Redentora N°2

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Segunda edición:

Aliento de Vida “Una obra redentora”

mi Dios, m

gra

Equipo Editorial Presidente/Editor Principal/Enfoque a la Iglesia Daniel A. Rivera Rosado Vice-presidente/ Enfoque a los Ministerios Xavier A. Sánchez Morales Logística/ “La Voz de la Gente” Jane E. Díaz Navarro Enfoque a la Familia Maurim E. Chiclana Andino Enfoque a la Juventud Amós J. Pagán Ríos Enfoque a la Niñez Andrea C. González Ramírez Enfoque a la Misiones/Relaciones Públicas Rayziel Santa Morales “Lápiz y Papel” Yiomarie Ojeda Rodríguez Relacionista Público/Artista Gráfico/Webmaster Julián J. Torres Chico RevistaAlientodeVida.com

Todos somos par cuadro, al cual le llam ella están plasmadas cuando aceptamos a Señor y Salvador. En estuvieron con él, los los que le hemos ac le aceptarán. Todos c todos con un mismo espíritu y un mismo a Señor. Nosotros co sabemos y damos tes 2,000 años atrás ex de carne y hueso, co imperfecciones, pero incuestionable, ese en su amor y su acc eterna y la vida eter nuestro Padre celesti disfrutamos de un am amor sin medidas, d que mide y siente conoce nuestro peca misericordia con nue


El Cuadro de la Cruz

“De mis cadenas el me libró, mi Salvador, murió por mí Y como un río el derramó, sublime acia y grande amor.”

rte de un gran mamos “cruz”, en s nuestras fotos de Jesús como único ella están los que s que le aceptaron, ceptado y los que como una familia, o sentir, un mismo amor; la Iglesia del omo conocedores stimonio que hace xistió un hombre, on perfecciones e o con una divinidad era Jesús. Jesús ción, nos dio vida rna nos la otorga ial, Jehová. En ella mor eterno, de un de un amor ciego nuestro corazón, ado y muestra su estra vida.

Jesús con el acto de la cruz, nos otorgó también gracia, al tener gracia tenemos un toque sin igual ya que proviene del Dios nuestro y su amor incalculable. Esa gracia es la que nos sostiene en nuestra vida, es la que nos brinda esperanza de que algún día, nuestro Salvador, volverá por nosotros y cuando ese día llegaré, nuestro anhelo, es que él nos halle velando. Mientras eso ocurre, tenemos que vivir nuestra vida, una vida plena, una vida en abundancia, una vida entregada al servicio cristiano y al servicio humano. Pero, ¿Qué vida es esta si no conocemos quien le da sentido? ¿Qué vida es esta si la misma carece de esencia? Al Dios ser tan grande y tan maravilloso, revela su llenura y cobertura por medio del acto de amor de la cruz en Cristo. Por ese acto tan preciado es que tenemos al Hijo y por ende, vida. Aquellos que por diversas razones no tienen al Hijo o le han conocido y le han dejado de buscar, andan perdidos, andan confundidos y vacíos. Dios Padre, mira tristemente al cuadro que el con tanto amor y esmero ha construido y ve como hay algunas fotos que se han ido desgastando. Ve como sueños y propósitos se han ido deteriorando y lo más triste, es que él nos sigue esperando. Sigue ofreciéndonos ese milagro y ese acto de amor, esperando que volvamos a él. Lo más curioso, es que él no tiene prisa, no tiene ajoro en Página 3

que le reconozcamos o volvamos a él, solo tiene ganas… El deseo de un padre ver a su hijo progresar en todo, el deseo de un padre ver a su hijo triunfar en la vida sin nada a que temer, sin tener que padecer sin tener que desfallecer, si él brindaría las fuerzas… Estas cosas que ya sabemos son parte para que reflexionemos en que estado estamos en el cuadro familiar de Dios. ¿Estaremos intactos, fervientes sirviendo al prójimo no importando de donde venga y que haga sino, importando el mostrar el amor de Dios? ¿Estaremos “pixeleados”, que estamos en la foto y no estamos, hacemos pero no hacemos? ¿Esteremos borrosos, estaremos en blanco y negro, casi sin vida? Te pregunto, ¿estas en el cuadro? Eso solo lo sabemos nosotros… Lo importante de todo esto, es que sabemos que el Hijo de Dios ha venido, nos ha tocado, ha hecho con nuestras vidas lo que él ha querido, nos ha dado entendimiento para reconocer lo verdadero y estar en lo verdadero que es estar en él y en su hermosa presencia. Esto es Dios; amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe mansedumbre y templanza. Y Cristo es el camino, la verdad y la vida. Y el Espíritu Santo; consolación. ¡SONRÍE! *click*


El amor y su acción liberadora… por Rvdo. José R. Morales Quiñones ICDC Sonadora


“Juan presenta un cristianismo básico, esencial y dinámico; un cristianismo sin aditivos, es decir, genuino, no artificial; un cristianismo que contrasta a lo lejos con el estilo plastificado del cristianismo, adoptado hoy por el Occidente”. Giácomo Cassese

Considero un acierto el que ésta edición de la revista Aliento de Vida, con enfoque hacia la Iglesia, tome como base bíblica la primera carta de Juan, un documento de principios del siglo segundo . Opino esto pues, tal y como nos señalan Michele Morgen y Raymond Brown, hacia el interior de aquella comunidad joánica se produjo un gran cisma y contrario al caso del Evangelio según Juan, un documento de finales del siglo primero, donde las tensiones principales se dieron contra la sinagoga judía, en el caso de las cartas joánicas el cisma aludido se dio más bien entre los mismos cristianos, o sea, fue hacia adentro, hacia la Iglesia. Por lo tanto, esta edición que enfoca hacia la Iglesia selecciona, adecuadamente, un documento que pretendió hacer lo mismo en su origen. ¿Y qué del mencionado cisma? Franz Joseph Schierse, Willi Marxsen, Eduard Lohse y Michele Morgen atribuyen, respectivamente, a «herejes y herejías» hacia el interior de la comunidad joánica. Pheme Perkins prefiere llamarles «disidentes», Raymond Brown «mentirosos» y Francis Martin «falsos maestros»; más todo esto a la altura de la segunda y tercera gener-

ación de creyentes. Mucho se ha escrito en el intento de asignar responsabilidad a estos llamados «herejes» y a sus contenidos , que según nos afirma Lohse, resultaban ser falsos en su cristología y reprobables en su ética . Dicho sea de paso, quienes quiera que hayan sido, el trato que recibieron del autor (¿el anciano de 2 y 3 de Jn?) o autores (¿la comunidad joánica?) fue de: «mentirosos» (1 Jn 2.4, 22; 4.20), «anticristo» (1 Jn 2.18, 22; 4.4), «estar en las tinieblas» (1 Jn 2. 9-11), «no tener comunión con Dios» (1 Jn 2.23), «ser hijos del diablo» (1 Jn 3.10, 12), «falsos profetas» (1 Jn 4.1), «ser del mundo» (1 Jn 4.5) y «no ser de Dios» (1 Jn 4. 6) . Me parece la posición más sensata es la planteada por Raymond Brown, Ediberto López y Jean Zumstein, quienes apuntan, específicamente, hacia el docetismo incipiente de la época. ¿Quiénes eran estos docetas? ¿Qué creían? ¿Qué enseñaban? La literatura nos sugiere que, entre otras cosas, los docetas: negaban la encarnación y humanidad de Jesús (1 Jn 4. 2-3), su crucifixión (1 Jn 1.7; 2.1; 4.10; 5.6), la celebración de la Cena (1 Jn 5.6), la obediencia a sus mandamientos (1 Jn 1.6; 2.4, 7) y adulaban

de tener nuevas y exclusivas revelaciones del Espíritu (1 Jn 4.1). Ciertamente, estas enseñanzas y desvíos fueron los que catapultaron el documento bajo estudio a las respectivas iglesias domésticas que formaban la comunidad joánica, probablemente en Éfeso. ¿Para qué? En palabras de Marxsen, para mantener a la comunidad en su verdadera confesión. En palabras de Martin, para afirmarse en el poder generador de vida de la cruz. En palabras de Perkins, para atender las tensiones y rupturas experimentadas en el propio seno de la comunidad joánica. O finalmente, y en palabras de Rudolf Bultmann citadas por Lohse, para advertir del peligro de una herejía y exhortar al cumplimiento fiel de los mandamientos . Dejando a un lado esta importante discusión, pasemos a otros asuntos. ¿Por qué hablo del amor y su acción liberadora? ¿Qué tiene de liberador y/o redentor el amor? Cualquier lector o lectora de 1 de Juan notará que su autor o autores nos llevan y traen, una y otra vez, sobre dos temas principales: (1) el rechazo a los «herejes» y (2) la exhortación al amor fraterno .


Cuestiono, ¿Por qué esa continua exhortación y énfasis por el amor fraterno? ¿Qué propiciaría en medio del ambiente antes descrito? Me aventuro a responder esto fue así, pues la ortodoxia joánica entendía el amor engendraría entre ellos(as) una gran obra liberadora, muy a pesar del contexto de división, fragmentación y herejías que les asediaba. Bien lo ha planteado Giácomo Cassese:

“La dinámica del amor fraternal constituye la ética cristiana por excelencia. Resulta muy interesante notar que ante la división teológica y doctrinal, Juan insiste en la práctica del amor fraternal. Pareciera decirnos entre líneas que el amor es la manera indeleble e inimitable del cristianismo verdadero, e ingrediente preventivo de las divisiones causadas por asuntos doctrinales”. Mi propuesta supone entonces que la práctica del amor libraría, en cierta manera, a la comunidad joánica de al menos cinco cosas:

(1)de perder la comunión, (2) de caer en tinieblas

por no guardar los mandamientos,

(3) del individualismo, (4) de la credulidad ingenua y (5) de la desconfianza. Veamos cada una de ellas muy brevemente.

El amor nos liberta de perder la comunión… Con el Padre, el Hijo y el Espíritu (1 Jn 1.3, 7; 2. 22-24; 3. 24), pero también con el hermano y la hermana (1 Jn 2. 10, 19; 3. 11; 4.7). Solo así, amando multidireccionalmente, a Dios y a todo lo creado, en justicia (1 Jn 3.9) y de hecho y en verdad (1 Jn 3.17), es que entonces se produce el gozo y la comunión completa en la vida (1 Jn 1.4). Los docetas sólo querían amar a Dios unidireccionalmente, y de pura palabrería, quitando al prójimo, entiéndase mejor quitando la comunión, justicia, verdad y el gozo completo. Ese falso amor no liberta nada, tampoco propende a la comunión, sino que aísla, esclaviza y mata. El amor nos liberta de caer en tinieblas por no guardar los mandamientos… Quien verdaderamente ama a Dios, guarda su palabra, su instrucción y anda como Él anduvo (1 Jn 2. 3-6; 3.4; 4.21; 5. 2-5), por tanto, las tinieblas no deben ser materia de desvelos. En cambio, los docetas, cuales malabaristas teológicos, ajustaron su cristología para obedecerse a ellos mismos y justificar sus mentiras y apetitos éticos. ¡Esto sí son tinieblas! ¡Esto sí es falso amor! ¡Esto sí quebranta la comunión! El amor nos liberta del individualismo… Andar como Él anduvo usualmente genera respuestas muy efusivas y entusiastas, pero en cuanto se admite e internaliza que esto implica darse, que

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esto implica poner la vida por nuestro hermano y hermana (1 Jn 3. 16; 4.9), comienzan a llover las excusas e inundan las racionalizaciones. Quien único nos liberta del germen individualista es el verdadero amor, el mismo al que renunciaban los docetas y el mismo que libertaría a los creyentes joánicos. El amor nos liberta de una credulidad ingenua… Pareciera que cualquier suerte de disparate, adornada con algún “me lo dijo el espíritu” era suficiente para ganar terreno en algunos creyentes joánicos. De ahí la importante exhortación a probar si los espíritus eran de Dios, pues muchos no lo eran (1 Jn 2.26; 3.7; 4.1). Amar a Dios, al prójimo, a uno(a) y a todo lo creado implica, irrenunciablemente, probar los espíritus. Probar los espíritus se nos presenta entonces como una disciplina espiritual. El amor nos liberta de la desconfianza… Mencioné anteriormente que para el fiel y/o leal, las tinieblas no deben ser materia de desvelos; pues tampoco lo debe ser el temor. Ambas cosas rodeaban a los cristianos joánicos, las tinieblas y el temor, más se exhortaba al amor, a la fidelidad y confianza, y así se echarían fuera estas cosas que nada tienen que ver con gozo completo (1 Jn 4.17-18; 5.14). Qué interesante, el amor echando fuera. ¡Qué mucho tendrían que echar fuera, en amor, los cristianos joánicos!


A manera de cierre, comparto ahora algunos comentarios e interrogantes que entiendo éste escrito podría sugerir a la Iglesia de hoy. Malabaristas teológicos han existido siempre, más identificar y probar a los(as) contemporáneos(as) nos corresponde a nosotros(as). Responder en amor a esos y esas que ajustan e inventan cristologías para beneficiarse, nos corresponde a nosotros(as). Me refiero a esos(as) que se desvían de los valores, como los desafíos del Reino de Dios. Me refiero a esos(as) que no están vinculados(as) a las luchas por la justicia, la paz, la verdad y la solidaridad, particularmente, de los(as) que están fijos en los márgenes. Y me refiero también a esos(as) que se auto-proclaman portavoces de dudosas nuevas revelaciones, que lo único que buscan es legitimarse, cueste lo que cueste. A esos y esas, hoy, tenemos que responder en amor, confiando no perder la comunión. De otro lado, nos tenemos que preguntar, ¿A dónde nos lleva la espiritualidad que cultivamos? ¿Al amor multidireccional? ¿Unidireccional? ¿A la fuga mundi? ¿A dar la vida por el hermano? ¿Qué privilegia y/o enfatiza? ¿Tinieblas y juicio? ¿Fidelidad, confianza y lealtad? Por último, concluyo con esta inspiradora cita de Claudio Vianney Malzoni: “Si alguien insiste en querer algo nuevo, no hay nada más nuevo que el mandamiento del amor. Este mandamiento es nuevo y es viejo porque nunca envejece” . ¡Les animo al amor y su acción liberadora! Bibliografía: Brown, Raymond. Introducción al Nuevo Testamento: cuestiones preliminares, evangelios y obras conexas. Editorial Trotta: Madrid, 2002. Cassese, Giácomo. Epístolas universales. Augsburg Fortress: Minneapolis, 2007. Fernández Ramos, Felipe. Comentario al Nuevo Testamento. La Casa de la Biblia: Estella (Navarra), 1995. Joseph Schierse, Franz. Introducción al Nuevo Testamento. Editorial Herder: Barcelona, 1983. Lohse, Eduard. Introducción al Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad: Madrid, 1986. López, Ediberto. Cómo se formó la Biblia. Augsburg Fortress: Minneapolis, 2006. Marxsen, Willi. Introducción al Nuevo Testamento: una iniciación a sus problemas. Ediciones Sígueme: Salamanca, 1983. Martin, Francis. Comentario Bíblico Internacional: comentario católico y ecuménico para el siglo XXI. Navarra: Editorial Verbo Divino, 1999. Morgen, Michele. Las cartas de Juan. Editorial Verbo Divino: Estella (Navarra), 1990. Perkins, Pheme. Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Editorial Verbo Divino: Estella (Navarra), 2004. Vianney Malzoni, Claudio. Comentario Bíblico Latinoamericano. Editorial Verbo Divino: Estella (Navarra), 2003. Zumstein, Jean. Introducción al Nuevo Testamento: su historia, su escritura, su teología. Desclée De Brouwer: Bilbao, 2008.

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LA SOBERANÍA DE DIOS por Dr. Juan R. Mejías Ortiz Pastor ICDC Río Arriba Saliente

El presente artículo emerge del reclamo de la juventud Discípulos de Cristo para que se les explique, de manera general, el concepto doctrinal de la soberanía de Dios. La soberanía divina es un tema cardinal dentro del pensamiento teológico de la iglesia cristiana. Desde el periodo nuevatestamentario hasta las escuelas teológicas contemporáneas se contempla la incursión del tema en los tratados teológicos. De igual manera, dicha preminencia temática ha levantado polémicas y discrepancias conceptuales entre las diversas escuelas del pensamiento cristiano. Postergando el análisis de este conflicto teológico deseo esbozar varias ideas generales acerca de la soberanía divina que deben ser conocidas por nuestra juventud. En palabras simples, esta doctrina sostiene que la soberanía divina es el atributo por el cual Dios gobierna sobre toda la creación. Esto es, nada ocurre sin su consentimiento y sin su voluntad.

El ser humano al visualizarse así mismo y contemplar cuanto le rodea, descubre que el hecho de existir, y a su vez la capacidad de relacionarse con la Deidad alcanzan su realización por conducto de la soberanía divina. Así cada evento natural, histórico, social, psicológico, ontológico es comprendido desde el crisol de la soberanía de Dios. Esto se sintetiza en las palabras del reformador francés Juan Calvino al exponer,

Un recorrido por las páginas de la Biblia evidencia que el argumento teológico de la soberanía de Dios se constituye en su tema principal. Se comprende el concepto de soberanía de Dios como parte indisoluble del conjunto de atributos que le caracterizan . Se dice que Dios es soberano porque se reconoce su eternidad (Isaías 41:4 y Apocalipsis 1:8), su poder (Génesis 17:1), su santidad (Levítico 19:2, Isaías 57:15 y 1 Pedro 1:16), su justicia (Salmo 11:7 “la voluntad de Dios es la causa primera y dueña de todas y Salmo 119:137), su miserilas cosas, porque nada se hace cordia (Deuteronomio 5:10), sino por su mandato o permis- su amor (1 Juan 4:7-9), su omnisciencia (Salmo 139:1-4), ión” (1, XVI, 8). su inmutabilidad (Malaquías En sus tratados teológicos, Cal- 3:6 y Santiago 1:17), entre otros vino comprende el tema como la atributos. Dicho de otra manera, capacidad que tiene la Deidad cae dentro de la imposibilidad para gobernar cuanto existe, al- el argumentar a favor de la soudiendo a que nada es efecto del beranía de Dios y negar su omazar sino que todo está someti- nisciencia. Si a Dios le faltase do a su eterna providencia. De un pequeño conocimiento por la misma manera, sostuvo que saber dejaría de ser soberano. una vez efectuada la creación De la misma manera, si no es por medio del poder de su Santa eterno, su soberanía dejará de Palabra, todo está sujeto a su existir en algún momento y así gobierno y sustentabilidad. sucesivamente.

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Así dice Jehová,

Rey de Israel y su Redentor,

Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. Isaías 44:6 La soberanía divina es entendida dentro del reconocimiento de una amplitud de atributos que le han sido revelados al ser humano. Uno de los padres capadocios del siglo IV, Gregorio de Nisa al tratar la unicidad de los atributos divinos sostiene

“no es lógico pretender que en los acontecimientos se manifieste alguno de los atributos de Dios y en cambio otros no. Efectivamente, ninguno de esos excelsos nombres constituye en absoluto de por sí, separado de los demás, una virtud aislada.” Dios, en su soberanía, se da a conocer al ser humano. San Pablo escribiendo a la iglesia en Éfeso escribe Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, de reunir todas las cosas en Cristo (Efesios 1:9-10a). Ampliemos nuestro marco de análisis. Esta vez, el punto de partida es la aceptación de la imposibilidad del ser humano por definir a la Deidad. A diferencia de los dioses de la antigüedad, creados por el imaginario pre-científico y por los dotes artísticos humanos, el Dios de la fe abrahámica

no posee imagen alguna e incluso las prohíbe (Éxodo 20:46). Aún más, el simple hecho del reconocimiento de la soberanía del Señor desvanece toda pretensión religiosa que afirme la existencia de otras divinidades (Isaías 44:6). A través de todas sus páginas, la Biblia establece dos axiomas fundamentales: la ininteligibilidad total de Dios por parte de la mente humana y la posibilidad de conocer a Dios (San Juan 13:20, 14:7). Las Escrituras nos dicen

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna. (1 Juan 5:20) Lo que el ser humano sabe acerca de Dios se limita a su revelación. Es la deidad quien decide revelarse progresivamente a través de la historia. Es por ello, que la construcción del pensamiento teológico es entendida en el contexto de la revelación. En otras palabras, sin la

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iniciativa divina de la revelación de su Persona fuese imposible el desarrollo del pensamiento teológico (Efesios 1:9-10). Dios revela su soberanía al ser humano desde el mismo comienzo de la creación (Génesis 1:1, Salmo 33:6, Romanos 1:19-20). Las Sagradas Escrituras, en el orden canónico, inicia la reflexión acerca de la manifestación de la soberanía divina aludiendo a que su Espíritu se movía sobre la faz del caos, resaltando su señorío sobre el universo. Una vez la Deidad decide emplear la autoridad de su Palabra surge la vida. Así se revela como el Creador Todopoderoso. Los relatos bíblicos de la creación son reflexiones teológicas que apuntan al reconocimiento de la supremacía del señorío de Dios. Esta tesis sigue germinando a través de todo el pensamiento bíblico, las Sagradas Escrituras atestiguan


Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca. Él junta como montón las aguas del mar; él pone en depósitos los abismos.

Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

Salmo 33:6-7

Salmo 19:1

Mi mano fundó también la tierra; mi mano derecha midió los cielos con el palmo. Al llamarlos yo, comparecieron juntos. Isaías 48:13

Por el poder de su Palabra crea la vida y la sostiene (Colosenses 1:16-17). En la carta a los Efesios, el redactor paulino proclama en él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11). La doctrina de la soberanía divina plantea que Dios se manifiesta tanto en la creación como en la historia humana. Por ejemplo, la narración del llamamiento a Abraham pone de manifiesto la intervención de Dios en la historia. El Dios del patriarca promete revelarse y actuar con prontitud en la generación de su hijo Isaac y su descendencia (Génesis 17:7). De generación en generación, el ser humano experimentará la intervención divina en su quehacer histórico-social. Así evoca el señorío de Dios y la permanencia de su reino sobre la humanidad por todas las generaciones. No obstante, la doctrina de la soberanía divina replantea preguntas que requieren respuestas apropiadas: ¿cómo explicar la existencia del mal, del pecado y de la muerte?, ¿porqué Dios permite que el ser humano sufra?, ¿sí Dios es soberano, porqué no hace que todos los seres reconozcan su señorío? Al tratar estas preguntas le invito a remontarse hasta el siglo V de la era común para obtener de San Agustín respuestas certeras. Las corrientes filosóficas de esa época, como lo fueron el gnosticismo y el maniqueísmo, resolvían este dilema argumentando la existencia de dos principios eternos y contrarios: uno que funda el bien y la luz y otro que se señorea sobre la maldad y las tinieblas. Al descartar estas explicaciones por contradecir el principio fundamental del monoteísmo judeocristiano, que rechaza la aceptación de cualquier otra divinidad, el obispo de Hipona encuentra contestaciones acertadas en su doctrina del libre albedrío. En sus libro Confesiones reflexiona acerca de las dificultades que enfrentó en su juventud, consecuencia de la vida desorbitada que llevaba antes de la experiencia de conversión a la fe cristiana, descubre que la vida gobernada por la pasiones sitúan al ser humano lejos del bien y lo hace incurrir en acciones pecaminosas contra si mismo y contra sus semejantes. Insiste Agustín, que el mal no es una naturaleza, no es algo creado, más bien es producto del alejamiento del ser humano del bien y de la caridad. Para San Agustín el origen del mal no recae en Dios. La existencia del mal, por ende sus consecuencias como el pecado y la muerte, no se encuentran en Dios sino en el ser humano quien decide actuar en oposición a la vida recta decretada por la Divinidad. La teología agustiniana, y más tarde la reformada, sostiene que en su soberanía Dios le ha otorgado al ser humano el don de la racionalidad y del libre albedrío. Con este último, posee la capacidad de acercarse más a la Deidad, sin embargo opta por tomar la ruta contraria; es decir, de inclinarse por la maldad . Tal inclinación le ha situado en un callejón sin salida que imposibilita la recuperación de su estado RevistaAlientodeVida.com


POR CUANTO TODOS PECARON Y ESTÁN DESTITUIDOS DE LA GLORIA DE DIOS original al ser creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26-27). El apóstol Pablo arguye que por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Ante tal dilema, Dios decide intervenir en favor de su creación. De esta manera, el Dios soberano también se da conocer como el Dios salvador. El tema teológico central del pensamiento reformador recae en su énfasis soteriológico fundamentado en la obra de Cristo Jesús. Este pensamiento sostiene que ante la aceptación de la incapacidad humana por alcanzar la salvación, Dios en su soberanía provee el vínculo necesario para el cumplimiento soteriológico. El plan de salvación de Dios encuentra su máxima realización en la persona de Jesucristo. En su soberanía Dios le devuelve al ser humano la posibilidad de reencontrarse con su santo amor y obtener el perdón de pecado. Así la obra de Jesucristo tiene pertinencia en la relación del ser humano con Dios, consigo mismo y con su prójimo. Por la gracia divina obtiene la redención y el perdón de los pecados, volviendo a restablecer la posibilidad de acercarse libremente al Señor. La obra de Jesucristo como mediador y establecedor de un nuevo pacto en su sangre (Hebreos 13:12 y Apocalipsis 1:5) atiende la incapacidad humana de restablecer su condición originaria. Se canta en el libro del Apocalipsis

Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y nación.

Apocalipsis 5:9

La esencia del mensaje del Evangelio es la proclamación del acercamiento del reino de cielos en la persona de su Santo Hijo Jesucristo, cuya obediencia en la cruz le brinda al ser humano el don de la salvación.

Siendo justificados y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con miras a manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús. Romanos 3: 24-26 En otras palabras, Dios en su soberanía opta por entregar en sacrificio a Su Unigénito para que todo aquel que crea en él y le siga no se pierda en su propia concupiscencia sino que alcance vida eterna (San Juan 3:16). Así surge una nueva humanidad, regenerada en Cristo, con una nueva experiencia salvífica en Dios para el goce de la vida eterna. Gracia al Dios soberano, quien actúa siempre a favor de la humanidad, el ser humano obtiene la salvación a través de la manifestación plena del amor divino en Cristo Jesús, nuestro Señor. No obstante, queda en el ser humano aceptar el don de la salvación. La libertad humana siempre debe ser entendida desde la soberanía divina. A Dios le place, en su eterna soberanía, que el ser humano conserve el don del libre albedrío para decidir si opta por aceptar el regalo de vida ofrecido en Cristo Jesús o decide por vivir en tinieblas. De igual manera, Dios, en su santa soberanía, desea que todos sean salvos de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10) y experimenten su eterno amor y gran misericordia. Así el sacrificio de Jesucristo viene a consumar la acción de Dios en favor de todos. A Dios sea la gloria.

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Desde una vida transformadora por Gustavo A. González Rodríguez

Partiendo desde esa premisa retante que puede provocar que tú y yo rebusquemos a toda pausa un significado real de lo que es la vida, abro camino para dar una apertura de lo que Dios invita a través de ese Jesús personal. Y ese extracto de esa canción me parece que habla del corazón de Jesús humanizado para que entendamos que desde su corazón amo aunque sufrió, que supo decir totalmente verdades controversiales para aquel tiempo, que supo morir y desvivirse por una humanidad mientras trazaba su ministerio y que tuvo un corazón que para muchos estuvo preso por ejecuciones que lo culpaban, pero para él todos iban a ser completamente libres. Desde esa vida transformadora, pensante y revolucionaria se te hace una invitación a ti joven para que puedas internalizar y hacer conciencia sobre el significado de esta vida, como valorarla y que implicaciones tiene para todos nosotros. Mantener lo que llamamos vida, no es un asunto fácil y mucho menos en nuestras fuerzas. Si queremos mantener nuestra vida, lo primero que debemos reconocer como cristianos es que nosotros no podemos solos. Nuestras fuerzas no son lo suficientemente fuertes para mantenernos firmes ante las tentaciones, los “defectos de fábrica” o los malos hábitos que hemos adquirido desde la igle-

“corazón que ha sabido amar llorando, corazón que ha querido cantar verdad, corazón que ha sabido morir andando, corazón prisionero de libertad” -Silvio Rodríguez

sia y de la cotidianidad, con el tiempo pueden crear una diversificación para no agarrarnos de quien da vida y hacerle una invitación real a otros y otras para que sean participes de ella.

stancias que duran solamente semanas, meses o años, que tanto más cuando consideramos la vida después de la muerte, es decir, que difícil se nos hace invertir esta vida de cara a la eterHace unos meses mi sobrino nidad. Este pasaje (1Jn 5:11me hablaba de lo difícil que lo 13,20) habla precisamente de estaba pasando en su escuela esto, y es sumamente pertinente a causa de un maestro. Estaba para la vida de cada uno de notan desanimado que iba mal con sotros hoy en día. En el, Juan sus notas. Yo le dije que aunque nos escribe para recordarnos lo fuera difícil tenia que hacer un que Dios tiene para nosotros esfuerzo y entender que él es- Escuchamos los discursos dentaba a punto de terminar y que tro de nuestras Iglesias y tal pano podía bajar su rendimiento rece que falta este elemento. En por que simplemente no le gus- ocasiones nos enfocamos en la taba el maestro. Pareciera que él filantropía (por ejemplo) dejando no podía visualizar el fin de ese en segundo plano el Evangelio; corto periodo y estaba tan sumi- esta ahí pero de una forma tan do en su “problema” que no veía encubierta que puede pasar por razón para ignorar al profesor y desapercibido. Juan nos dice, enfocarse en su meta, que era “El que tiene al Hijo, tiene la terminar con buenas notas. Igual que mi sobrino, todos los seres humanos tenemos dificultad en ver mas allá de la situación en la que nos encontramos, como si nunca fuera a cambiar. Nos quejamos, regocijamos o gastamos como si el momento fuera lo único capaz de dictar la realidad de nuestras vidas sin pensar que las cosas pueden cambiar de un momento a otro. Esto es así con circunRevistaAlientodeVida.com

vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida”.

Y yo pregunto de que vale alimentar, vestir, curar, motivar, entretener, etc. a una persona si al final del día no le damos a conocer la Vida, que es Cristo Jesús. Sin Jesucristo los estamos enviando al infierno con el estomago lleno. ¿A cuantas personas tu conoces que no tienen al Hijo de Dios? ¿A caso no te importa donde vayan a pasar ellos la


eternidad? A caso en tu mente y en tu corazón hay un sentimiento de satisfacción que te inmoviliza al saber que ya tu eres “salvo”. Te olvidas que nuestro Señor nos dio una tarea por cumplir, “Como el Padre me envío a mí, así yo los envío a ustedes” (Jn 20:21, NVI). Se trata de cumplir con lo que Dios requiere de nosotros.

apreciar el verdadero valor de todos tus esfuerzos. Si vives con la mirada fija en la meta (Fil. 3:14) todo lo que ganes lo invertirás para la Gloria de Dios y todo lo que “pierdas” será igual que nada, porque tendrás como objetivo llegar ante el Rey de Reyes con la frente en alto para escucharle decir

No, mi intención es dirigirme a ti que sabes que algo no anda bien. Mi intención es que los deseos de tu corazón sean alineados con la voluntad de Dios para que de esa forma sean perfeccionados. La clave radica en que comiences a ver las cosas desde la perspectiva de Dios, desde la eternidad. C.S. Lewis escribió,

Nos reunimos para la toma de decisiones y nos enfocamos en templos más grandes, bancos acojinados, aires acondicionados, sistemas de sonidos, proyectores con sus pantallas etc. ¿Y la misión? Lo que sobra va para la misión, o tal vez planificamos un día o dos o tres en el año para hacer una recolecta especial con ese propósito. Pero si observamos nuestros presupuestos, tanto de Iglesia local como personales, la mayor parte se invierte en nosotros mismos y lo menos en los demás; y de eso la menor parte para dejarle saber a otros en y fuera de Puerto Rico que Jesús los ama y murió por ellos. Y luego oramos para que Dios nos apoye en lugar de orar y ayunar antes para que sea Dios el que tome la decisión. Y con paciencia esperar a ver que opinión tiene Dios sobre el giro “cristiano” que le hemos dado al sueño americano/puertorriqueño. No es que estas cosas estén mal, pero cuando actuamos así actuamos como si esto (esta vida) fuera lo único, como si Dios no hubiera fijado una fecha para tu muerte, como si Dios no hubiera fijado una fecha para el fin de este siglo, para el establecimiento del nuevo cielo y la nueva tierra.

“¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”

“si lees historia encontraras que los cristianos que hicieron más por este mundo fueron precisamente aquellos que pensaban más en el siguiente”.

Tus aspiraciones cambiarán, si entiendes esto, serás liberado de las presiones que te rodean. Ya no mirarás hacia el lado para ver lo que tiene el otro para fijártelo como objetivo, sino que mirarás la Palabra de Dios para ver cuales deben ser tus objetivos. En tu mente, una casa grande será substituida por una del tamaño justo y necesario; un auto del año con todos los lujos que puedas pagar será sustituido por uno que te lleve y te traiga por un precio módico. ¿Y la diferencia? La podrás invertir en los tesoros del cielo (Mt. 6:19-20).

Quisiera que te atrevieras a orar como oró Jonathan Edwards (uno de los líderes del avivamiento del 1733 en los EE.UU), diciendo

(Mt. 25:23, NVI).

“¡Dios, pon el sello de la eternidad en mis ojos!”.

No de una forma poética ni romántica sino con el conocimiento de que Jesús esta vivo y va a regresar. Con el deseo de colaborar con ese regreso (Mr. 13:10), “sacrificando” tu comodidad ante el mundo en favor de adelantar el Reino de Dios. Y, tal vez, reconociendo que eso que te ocupa y te preocupa ahora Mi intención en este día no es no va a importar de aquí a cien hacerte sentir bien o buscar en años. Que el recordatorio que este pasaje algo que te ayude a Juan nos hace te impulse a dar ser una mejor persona. No, mi tu vida de forma radical a Jeintención es desafiarte a revisar sucristo, por que lo porvenir es tu vida a la luz de las escrituras, mucho mejor que lo actual y lo sin compararte con tus amigos actual no dura para siempre. cristianos ni con los líderes de tu Iglesia local. Vuelve a la Palabra, Dios te bendiga. ¿qué dice Jesús que debe ser un seguidor suyo? ¿Te describe a ti El Maestro? O más bien parece hablar de alguien que aún estas Cuando miras todo a través del por conocer. Mi intención no es cristal de la eternidad puedes dirigirme a una “generación”. Página 15


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Certeza de mi salvación por Hno. José Labarca

Hoy en día existen muchas posturas sobre la salvación y la obra redentora de Jesucristo; es por esto que debemos preguntarnos si verdaderamente estamos convencidos de que somos salvos o si vivimos en una constante incertidumbre. Es importante conocer el significado del sacrificio de Jesús para poder sentir una seguridad de salvación para nuestras almas. La palabra de Dios nos enseña que Jesús fue el “cordero” que Dios sacrifico por la humanidad. La historia nos muestra que la antigüedad, para limpiar nuestras almas del pecado y la maldad era necesario sacrificar un cordero para así con su sangre limpiar las manchas de nuestros pecados. Es por esto que Dios se hace carne en la persona de Jesucristo y Jesús no solo es el cordero llevado al sacrificio sino, que también es el sumo sacerdote que entra al lugar santo a ofrecer el sacrificio pero en este caso a ofrecerse a si mismo.

Ahora bien, somos salvos pero seguimos siendo humanos frágiles con defectos e imperfecciones que en ocasiones como dice el apóstol Pablo

La carta a los hebreos nos detalla de mejor forma lo que acabo de explicar pero es necesario conocer si usted debe o no vivir con la incertidumbre de su salvación. Jesús vino a reconciliar el mundo con Dios por lo tanto todo el pecado quedo vencido el mismo lo llevo sobre si y por sus llagas fuimos nosotros curados. El venció el pecado de todo el mundo y luego resucito venciendo la muerte que es causada por el pecado porque la paga del pecado es muerte. Por lo tanto Jesús concreto un sacrificio perfecto para que tu y yo tengamos acceso a su reino y no nos sintamos culpables por nuestra humanidad.

No debemos ignorar cada vez que erramos de la voluntad de Dios sino, que debemos reconocer nuestros errores y hacer como el salmista cuando dijo “mi pecado te declare”. ¿Qué padre, a quien le confesemos que hemos cometido un error, nos va a condenar? Posiblemente nos corrija, pero luego de corregirnos nos perdona así de esta manera es Dios con nosotros. Dios ha depositado en ti y en mi el gran don de la salvación es el momento de caminar con la seguridad que ya el nos limpio mas si vemos que en algo hemos fallado debemos ir a su presencia en oración y Dios que conoce el corazo sabe cuales fueron tus intenciones.

La carta a los Romanos nos muestra el fácil acceso que tenemos a la salvación pues la salvación esta en nuestra boca y en nuestro corazón; una vez creímos con nuestro corazón y confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor somos salvos y nuestros pecados por mas viles que sean son arrojados a lo profundo de la mar y se nos es dado un nombre nuevo.

“el bien que queremos hacer no hacemos y el mal que no queremos hacer ese hacemos” y esta humanidad nos lleva constantemente a pecar y a equivocarnos. Hebreos 2:3 nos dice “¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande? ¿Que nos dice esto?”. Nos dice que la salvación no es un juego, la salvación no es una licencia para pecar porque ya Jesús pago el precio, no es un salvo siempre salvo. Esto nos esta diciendo que la salvación hay que atesorarla y alimentarla de manera tal que no vengamos a ser cristianos que ignoren el precio tan alto que Dios y Jesús pagaron por la humanidad.

No vivamos con incertidumbre Jesús fue a preparar un lugar para ti pero entre tanto el viene por ti asegúrate de no decepcionarlo. Vivamos agradecidos y atesoremos la gran obra redentora de nuestro Señor Jesucristo.


La obra redentora por Hna. Irma Arévalo

Y lo que Dios ha dicho es que él nos ha dado vida eterna, y que tendremos esa vida si creemos en su Hijo. Si vivimos unidos al Hijo de Dios, tenemos vida eterna. Si no vivimos unidos al Hijo de Dios, no tenemos vida eterna. Les escribo esto a ustedes, que confían en el Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. Y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y que nos ha dado la capacidad de conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su Hijo Jesucristo; él es el Dios verdadero, que da la vida eterna. 1 Juan 5:11-13,20

La obra redentora de Cristo nos ha dado el acceso al descanso o reposo por fe y obediencia. El apóstol Juan nos escribe en este pasaje, que Dios ha dado vida eterna. Pero su propósito es que entendiéramos lo que tenemos que hacer. No solo se trata de creer si no también se trata de obedecer.

“Y tendremos esa vida si creemos en su Hijo, Si vivimos unidos a su Hijo” “Nosotros vivimos unidos a su hijo Jesucristo; él es el Dios verdadero, que da la vida eterna” La única manera de conseguir la vida eterna es:

1. Estar en El

Gálatas 3:27: “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.”

2. Creer en El

Juan 11:25: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

3. Hacer su voluntad

Juan 14:15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” En Cristo Jesús están todas la bendiciones espirituales, la palabra nos dice que El es nuestro mediador, y que todas las cosas las pidamos en su nombre porque nadie llega al Padre si no es por el Hijo. Jesús vino para revelar al Padre y solo por medio de Él es que sabemos lo que Dios ha hecho por nosotros. Por eso conocemos al Dios verdadero. Ahora nosotros tenemos el libro de la vida, la Biblia, y en el encontramos que Jesús fue fiel y así tenemos que ser nosotros. No se trata de decir “yo creo”, se trata de hacer, vivir y obedecer su palabra. Jesús en obediencia a su Padre paso miles de cosas, aun cuando sus fuerzas físicas no podían más, se levantaba y seguía caminando, ante todo la voluntad de Dios se tenía que cumplir, y sabía que tenía que morir para poder vivir. Para poder vivir la vida eterna.

Cuantos flaqueamos y cuando empezamos a sentir los latigazos en nuestras vidas diarias, empezamos a dudar, dejamos de creer, dejamos de obedecer. Así como la voluntad de Dios se tenía que cumplir en Jesús así mismo el propósito de Dios en nuestras vidas se tiene que cumplir no importando lo que tengamos que pasar, no importando cuantas veces nos caigamos tenemos que seguir. Tenemos que creer sus promesas que nos hace a través de su Palabra y que esas promesas sean nuestra motivación cada día. Cada uno de nosotros tenemos que pelear nuestra propia batalla de fe. No podemos olvidad que con Cristo somos más que vencedores, y si nos mantenemos en obediencia a pesar de las dificultades veremos la Gloria de Dios y seremos participes de una vida eterna.


¡Levántate, toma tu lecho y anda! por Hna. Angélica Pérez

“He llegado al estanque de Betesda una vez más, otro año más aquí tirado en el suelo, esperando a que alguien me ayude a llegar a ese estanque. Todas mis esperanzas están ahí, en ese estanque en el cual puedo obtener mi sanidad. Un hombre se ha acercado a mi ¡y qué hombre!, el sol se siente hasta pequeño al tenerlo a el al lado… ¿Qué querrá? -¿Te quieres sanar? -dijo el hombre, su voz llena de firmeza y paz. -Desde hace mucho, pero no tengo manera de llegar al estanque con esta camilla y mucho menos quien me lleve a él, todos los años hay alguien que se me adelanta. Este hombre me mira a los ojos de una manera que nunca antes nadie lo había hecho, ¿es acaso amor lo que percibo en esa mirada? ¿Misericordia, quizás? -Levántate, recoge tu camilla y camina. Las palabras de este hombre no hacían sentido, pero a medida que escapaban de su boca las últimas sílabas comencé a sentir los nervios de mis piernas. Un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo y cuando por fin me percaté que en realidad estaba caminando, ya iba de camino a la sinagoga de la cuidad. Hasta que ellos me detuvieron… -Hoy es día de descanso, no se puede cargar una camilla.” ¿Cuantos no hemos experimentado en nuestra vida, en algún momento u otro, la sanidad que sólo Dios puede dar? Ese momento irreal donde nuestro cuerpo parece ser recreado y nuestras dolencias escapan, como si nunca antes hubiesen estado ahí. Puede ser que quizás no hayas experimentado esta sanidad aún, pero de todas formas es importante que sepas esto, habrá personas que te querrán detener.

Cuando Dios nos sana, en realidad nos esta reconstruyendo; algo que no funciona y que de repente es reconstruido tendrá un funcionamiento excepcional si es usado correctamente. Precisamente por esto es que Dios nos sana, él desea vernos llegar al máximo en nuestro desempeño como cristianos y cristianas, nos sana para que podamos “recoger nuestras camillas y caminar, correr”, aquellos que nos levantamos y cargamos nuestras camillas llevamos un mensaje latente “He sido sanado” y con es solo mensaje se pueden impactar vidas. Siempre están los obstáculos, personas que querrán que dejemos de caminar, de correr, y realizar nuestros sueños y recoger las bendiciones que Dios tiene para ti, esas piedras de tropiezo y recursos del enemigo que nos querrán detener y decirnos que no es momento de cargar camilla alguna. Sino cargamos esa camilla de la cual Dios nos saco y la llevamos en nuestras manos como muestra de nuestra sanidad, terminaremos acostados en ella una vez más. Tarde o temprano, la camilla caerá al suelo y nosotros sobre ella, con nuestros músculos paralizados, incapaces de volverse a levantar. Hay una voz que nos dice que nos levantemos, tomemos nuestra camilla y caminemos hacia la meta, escuchemos esa voz y hagamos caso omiso a las voces que nos dicen que ‘dejemos de caminar’ esa camilla, las voces que nos cuestionan quién nos sanó y cómo lo hizo. Seamos como este paralitico, fue sanado y escuchó solo la voz de Dios, aun cuando le reclamaron, la voz de Jesús fue la única que supo escuchar y obedecer. Así que hoy, nos levantamos, tomamos nuestras camillas y ¡caminamos a la meta!

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¡GRACIAS! AGRADECIMIENTOS: Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo, Puerto Rico Confraternidad de Jóvenes ICDCPR Julián Javier: Servicios Creativos

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