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Un Legado de Amor

La Hermandad de Dolores, ha adquirido durante las últimas décadas un importante legado textil para la Semana Santa guatemalteca. Sin embargo, es preciso destacar el sustancial valor de algunas de las piezas que se atesoran dentro de la institución.

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Es el caso del conjunto de mantos importados por Fray Miguel Ángel Murcia, dos de las piezas textiles más importantes y revolucionarias de mediados del siglo XX. En 1957, con el aporte de la señora Rosa González Pinto, la Reina de la Humanidad estrenó un manto de terciopelo negro, recamado en canutillo metálico. Proveniente de la región de Murcia, España.

A finales de la década de los 60, se importó un extenso manto bordado sobre terciopelo rojo granate, en esta ocasión para la Virgen de Dolores. Esta excepcional pieza combina con gran destreza una serie de motivos vegetales y elementos iconográficos de la pasión.

La ciudad de Lorca, fue desde el siglo XVI uno de los puntos clave del arte textil en España. Se especializó en la utilización de sedas matizadas, que a punto de bordado, dan lugar a obras estéticas muy próximas a la pintura de caballete.

Al centro de la cauda,es posible observar, un hábil retrato de la dolorosa con la estética representativa de la época. En alusión a los motivos del bordado, la materialización de las Armas Christi, circunscritas en medallones que son una muestra de la diestra labor del bordado metálico. Combinando tres clases de oro, brillante, mate y briscado.

Sin duda alguna, el manto de “Murcia” es una magnífica obra de arte, con un valor histórico intrínseco incalculable, que favorece el extenso ropero de la Consagrada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores, de La Recolección.

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