Mirando al Sur y desde su historia. Un diálogo memorable

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Mirando a México desde el Sur y desde su historia Un diálogo memorable

Conferencia de Prensa matutina. 9 de mayo de 2019. Versión estenográfica. Presidente Andrés Manuel López Obrador

PREGUNTA: Buenos días, presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Carlos Pozos, de Líderes Mexicanos y Petróleo y Energía. Presidente, estuve ausente y estuve en Estados Unidos en el Congreso Mundial del Petróleo, Offshore Technology Conference, conocido como OTC, y le tengo información al respecto.


Antes que nada, tenemos un colega distinguido, especial y quisiera mi primera pregunta dársela a mi compañero peruano Belmont, si puedo darle mi primera pregunta y nada más hacerle otra. ¿Puedo darle el micrófono? PREGUNTA: Muchas gracias. Señor presidente, vengo desde Perú y lo conozco gracias a las redes sociales. En mi país el silencio ha sido cómplice para no destacar lo extraordinario de lo que significa la gran transformación, cambiar la forma de pensar de un país. Yo me siento emocionado, me siento tranquilo, porque hoy es un día muy especial, venir aquí a la mañanera y se me perdió el celular, había perdido contacto. Y lo primero que quiero agradecer, algo que usted dijo, que lo más grande que tiene México es su gente. Y aquí tengo muchísimas palabras para agradecer el gesto que han tenido conmigo. Señor presidente: Enfrentarse al neoliberalismo como usted lo ha hecho, habría que preguntarle de qué manera está hecho usted, porque muy pocos hombres se atreven. Me voy a presentar, tal vez usted no me conoce. Mi nombre es Ricardo Belmont Cassinelli, yo fui alcalde de Lima dos veces, de los años 90 primero gobierno, hasta el año 93, y del 93 al año 96. Tuve como rival al presidente Fujimori al frente. Empezaba el neoliberalismo con toda su fuerza en el Perú. Después fui congresista de la República y candidato a la presidencia. Confieso que fracasé. Me enfrenté al poder fáctico y el poder fáctico me dio en el suelo, como decimos vulgarmente en el tema pugilístico.


Usted tiene la gran oportunidad histórica de convertirse en un líder latinoamericano. Yo vengo a hablar, no de la coyuntura mexicana, no me atrevo a intervenir en el problema doméstico de México, pero vengo hablar de lo que usted representa para Latinoamérica, una gran esperanza. La esperanza que usted ha construido es su culpa, presidente, porque es la primera vez que un mandatario después de ser electo se atreve a esto, a una conferencia, a recibir preguntas de todo tipo, a encarar con una paciencia, una perseverancia y una prudencia digno de un hombre con características singulares. Y de ahí esta introducción, porque quisiera hacerle muchas preguntas y no puedo hacerlas en este momento, pero mi primera pregunta es: ¿usted sabe lo que está trascendiendo al ir contra la corriente después de 36 años donde nos hicieron creer, por ejemplo, ahora que escucho de Pemex, que no estamos capacitados nosotros para manejar lo que hicimos? ¿Quién hizo Pemex? ¿Y por qué se habla ahora que tienen que venir otros a reemplazar a los mexicanos que hicieron este gran país al cual admiro, respeto y quiero? Porque a los 17 años por primera vez mi padre me trajo acá para que conociera la televisión, la radio que en esa época empezaba. Fui director de un medio de comunicación durante 36 años y llevo en el periodismo 46. He visto todo y quiero que usted tenga éxito, porque solamente los errores que cometí yo pueden servir para que usted tenga éxito. El primer poder, y lo decía un dueño de un periódico importante en la Argentina, el diario, dueño del diario El Clarín decía de manera peyorativa, si él pensaba algún día ser presidente, dijo: ‘No, ese es un puesto de segunda categoría’. Es el dueño de El Clarín, señor Magnetto, de El Clarín. El cuarto poder del Estado y es el primer poder del Estado, y si no hay una prensa distante, que balancee a lo que ustedes le llaman los fifís. Yo los conocí, en mi país les decimos los mermeleros, con el perdón,


porque no quiero ofender a nadie aquí, simplemente contar la historia de que Perú y México pareciera que nuestra historia, nuestras tradiciones, la Conquista, esto es lo mismo. Yo camino por la calle hablo con un mexicano, estoy hablando con un peruano. Por eso hago esta extensa introducción, presidente para preguntarle si usted sabe y mide y tal vez lo ha hecho, porque usted probablemente se adelanta 10 jugadas, si usted sabe lo que está sembrando, una siembra de un árbol frondoso con raíces muy profundas. En el tiempo tal vez yo no creo que lo vea, yo soy algunos años mayor que usted y veo un Déjà vu de mi vida en su personalidad con las características que yo no tuve, ni con las redes sociales que pude tener en ese momento que no existían. A mí me liquidó la prensa, no porque tenían nada personal contra mí, eran mis amigos, sino porque mi proyecto era volver a recuperar la patria, la autoestima, el amor a lo nuestro, a nuestras tradiciones, a la sentida pertenencia, a nuestra gente, al barrio y usted lo está haciendo. La gran transformación es la transformación del hombre, señor presidente. Y ese era el motivo de mi viaje, con toda mi familia he venido a México, solamente para verlo frente a frente y decirle estas palabras. No tengo que hacer preguntas, tengo que hacer una reflexión en voz alta. ¿Qué opinión le merece esta reflexión? PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Yo agradezco sus palabras, es usted muy bienvenido a México. En efecto, Perú y México tienen un pasado común, dos países, dos pueblos con mucha cultura, con civilizaciones extraordinarias, desde antes de la llegada de los españoles, de la Conquista o de los encuentros entre culturas.


Decirles que hace falta definir un nuevo proyecto para los pueblos, para las naciones del mundo. No aceptar el predominio de un solo proyecto y mucho menos si en los hechos ha demostrado su incapacidad para resolver los grandes y graves problemas nacionales. No podemos seguir con un proyecto fracasado, no funcionó el modelo neoliberal. Y lo que suele plantearse de buena fe y a veces como cuestionamiento a quienes no compartimos ese modelo siempre es: ¿Y cuál es la alternativa?, la pregunta. Por eso tenemos la obligación de elaborar, como se dice pomposamente, un nuevo paradigma, que no es más que presentar un proyecto nuevo que recoja los sentimientos de nuestro pueblo y que no olvide la historia, que es la gran maestra de la vida. Nosotros en México, como en el Perú, tenemos las grandes enseñanzas, a nosotros nos enseñó Morelos, desde hace más de 200 años, que había que luchar por la igualdad; Hidalgo nos enseñó que había que abolir la esclavitud. Tenía una frase Hidalgo, decía: ‘Los pueblos que quieran ser libres lo serán’. Juárez nos enseñó que no se puede aceptar el dominio de ningún país extranjero, que el respeto al derecho ajeno es la paz; y como algo muy especial, muy peculiar, muy de él, nos enseñó a ser perseverantes, a no perder la fe en la causa por la que se lucha. Madero es nuestro Apóstol de la Democracia. En un tiempo en que nadie hablaba de eso ni se creía que eso significara una opción, una alternativa, él planteó que la democracia era la salida a la crisis y al predominio de la dictadura. Y luego tuvimos un presidente extraordinario, el mejor del siglo XX, el general Lázaro Cárdenas del Río, que recuperó lo que había entregado Porfirio Díaz a extranjeros y demostró de que podíamos nosotros administrar nuestro petróleo, nuestros recursos naturales. Cuando se fueron, después de la expropiación, los dueños de las compañías petroleras extranjeras, nos sentenciaron diciendo que íbamos a ir a buscarlos, porque no iban a poder, los técnicos, los trabajadores mexicanos sacar adelante a la industria petrolera, porque


ellos tenían la tecnología, el cómo hacerle, y que no íbamos a tener capacidad los mexicanos. Y salió adelante la industria petrolera en circunstancias muy difíciles. Ahora tenemos este desafío de demostrar que no tenemos por qué continuar por el camino trillado de los últimos tiempos por este proyecto neoliberal o neoporfirista, que ni siquiera funcionó en términos cuantitativos porque en 36 años no ha habido crecimiento económico, que no es desarrollo. En 36 años México retrocedió, no avanzamos, no hubo crecimiento económico como lo hubo en otras épocas, 50 años antes que se impusiera la política neoliberal, la economía de México creció a una tasa promedio anual del seis por ciento y del periodo neoliberal en 36 años en promedio dos por ciento, y aumentó como nunca la corrupción. Eran como niños de pecho los presidentes del México posrevolucionario en comparación con algunos presidentes del periodo neoliberal. Creció la pobreza. Hay 24 millones de mexicanos en Estados Unidos, 12 nacidos en México y 12 de padres mexicanos viviendo en Estados Unidos. Se desató la inseguridad, la violencia, se afectó algo que es fundamental para tener una convivencia sana en paz, con tranquilidad, se rompieron familias, hubo mucha desintegración familiar, se afectó el tejido social, se abandonó a los jóvenes. Entonces, todo eso es el saldo, es el fruto podrido de la política neoliberal. Y tenemos que cambiar esa política, llevar a la práctica una nueva política que tiene en el caso nuestro como eje acabar con la corrupción, porque neoliberalismo en México se convirtió en sinónimo de corrupción, privatización-corrupción, beneficio para una minoría a costa de sufrimiento de la mayoría de los mexicanos. Entonces, el nuevo proyecto pasa por desterrar la corrupción, por acabar con la impunidad, porque exista un verdadero Estado de derecho, no de chueco, no de cohecho; pasa también por la justicia, por la igualdad, tiene que ver en lo internacional con el apego a los


principios de no intervención, de autodeterminación de los pueblos, de solución pacífica a las controversias, de cooperación para el desarrollo, cooperación entre los pueblos, entre las naciones, entre los gobiernos. Eso es lo que estamos acreditando y yo le invito a que participe dándole seguimiento, evaluando este proceso. Es muy interesante, porque hay desafíos y apuestas en el sentido de que no vamos a poder y nosotros decimos: Sí, sí se puede. Y en poco tiempo, hasta eso no va a transcurrir mucho tiempo, vamos a saber. Hasta ahora vamos bien y de buenas. La gente, que es lo principal- decía el presidente Juárez: ‘Con el pueblo todo sin el pueblo nada’-, la gente está apoyando, está respaldando y queremos llevar a cabo este cambio, esta transformación, queremos acabar con la corrupción, con la impunidad sin arbitrariedades, es decir, sin cometer arbitrariedades, no imponernos por la fuerza, garantizar las libertades. Vamos al cambio por el camino de la concordia y de la democracia de las libertades debatiendo, porque no tienen elementos nuestros adversarios, no tienen argumentos. Ya tuvieron la oportunidad y se hundió el país y creció la corrupción; por eso a debatir y hacerlo con libertades, sin ningún problema, respetando a los adversarios que no los consideramos enemigos, son adversarios, pero sí es un momento histórico el que estamos viendo. Le comento que por primera vez en la historia de México se está por aprobar que el presidente se someta a la revocación del mandato. En dos años va haber una consulta y se le va a preguntar al pueblo: ‘¿Quieres que continúe el presidente o que renuncie?’, porque el pueblo pone y el pueblo quita. Entonces, es interesante porque no es sólo la democracia representativa, es darle su lugar a la democracia participativa. Es todo lo que conforma este nuevo proyecto, democracia con libertad y dimensión social. Y muchas gracias, muchas gracias.


INTERLOCUTOR: Señor presidente con todo respeto, primero mi agradecimiento al señor ‘Lord Molécula’ que ha tenido la amabilidad de cederme el uso de la palabra. Creo que no hay contagio más intenso que el ejemplo, presidente. En el Perú cada tres gobiernos neoliberales se perdía un PBI completo, un PBI completo desaparecía con la sobrevaloración de las obras y todo lo que usted tantas veces ha narrado y por eso lo sigo. Cuando Margaret Thatcher dijo que primero la economía era el método y que después venían por el alma y el corazón de los pueblos, ahí entendí que nos querían robar el alma y el corazón. Yo lo único que quiero decir ahora es que usted está llevando adelante la primera revolución no cruenta, porque las anteriores, todas, fueron con la mano dura de la prepotencia, de la dictadura. Por eso yo le deseo éxito presidente, que Dios lo bendiga. Y créame que felicito a todos los periodistas que han puesto el pecho por esto, porque están contra la corriente; y solamente las convicciones son las que pueden llevar adelante esta tarea de transformar la mente de todo Latinoamérica, que ya lo está viendo a usted como un referente. Y me he permitido hacer esta extensa presentación por el respeto que le tengo a este querido país. Muchas gracias, presidente. PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Muchas gracias. Esto también es muy importante, lo conceptual. No vamos a estar hablando sólo de números o de lo cotidiano, de vez en cuando tenemos que hacer una reflexión y también para eso son estos encuentros. Entonces, yo celebro que se haya dado esta participación y si les parece mañana continuamos.


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