Viernes Santo 2011: Colecta por los Santos Lugares
Tierra Santa Iglesia de Comunión y Testimonio Del 10 al 24 de octubre de 2010 el Sínodo de los Obispos celebró en Roma una Asamblea especial para el Oriente Medio. En él participaron 185 “padres sinodales” que representaban a la Iglesia católica presente en 16 estados de todo el oriente. De 356 millones de habitantes en esos países, sólo veinte son cristianos y de éstos, únicamente 5.700.000 son católicos, que siguen siete ritos diferentes en plena comunión con la Iglesia de Roma. El tema de reflexión propuesto por el Papa era: La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio, teniendo como arquetipo a la Iglesia que nació en Pentecostés y se caracteriza por tener “un solo corazón y una sola alma”. El objetivo del Sínodo era doble: confirmar y sostener a los cristianos en su identidad, gracias a la Palabra de Dios y a los Sacramentos y renovar y promover la comunión eclesial entre las Iglesias particulares de Oriente Medio para que puedan ofrecer un testimonio de vida auténtica que incluya también la dimensión ecuménica, el diálogo interreligioso y la dimensión misionera. “Es una tarea ardua, -reconocería el Papa el día de su apertura-, porque los cristianos de Oriente Medio deben soportar a menudo condiciones de vida difíciles, tanto a nivel personal como familiar y de comunidad en unos países marcados por profundas divisiones y desgarrados por seculares conflictos”. Pero esas dificultades no pueden desalentar. La Iglesia está llamada a ser signo e instrumento de unidad y reconciliación.
Al proponer el mismo lema del Sínodo para la Jornada por Tierra Santa en el Viernes Santo, nos hacemos eco de la necesidad de apoyar los esfuerzos de las Iglesias orientales “demostrando el interés de toda la Iglesia por la valiosa y amada porción del pueblo de Dios que vive en Tierra Santa y en todo el Oriente Medio”. La Iglesia Madre de Jerusalén -Patriarcado Latino, Iglesias Orientales, Custodia de Tierra Santafortalecida por la Comunión de los siete ritos venerables, da testimonio del evangelio del amor y de la paz con gran generosidad, cuidando no sólo de su pequeña grey, haciendo el bien sin mirar a quién. Resaltamos cuatro de las muchas acciones con las que la comunión se convierte en testimonio de la excelencia del amor cristiano. LA INFANCIA Los niños, en la debilidad de los primeros años, encuentran asistencia en tantos centros benéficos, sobre todo en Belén: maternidades, casa cuna, guarderías, institutos especializados en enfermedades como la sordera…. Y la formación en escuelas y colegios de todas las Iglesias y diferentes congregaciones religiosas para toda la etapa educativa hasta el acceso a la universidad, que también encuentra el apoyo con becas y otras ayudas…. LA VIVIENDA Junto a la inestabilidad política y social y la falta de trabajo, la dificultad de acceder a la vivienda es uno de los mayores estímulos para la emigración, con el riesgo de la merma de la población cristiana. Se intenta frenar esa emigración con el esfuerzo económico de dotar a los matrimonios jóvenes de un hogar. En esa línea, tras los barrios cristianos promovidos por la Custodia en Bet Hanina, Betania, Belén, está la entrega –después de 25 años- de las 68 viviendas de Betfagé. LOS ANCIANOS La etapa final de la vida encuentra también para los cristianos de Tierra Santa grandes dificultades. La falta de previsión social o de una pensión hace que la caridad cristiana tenga que actuar con la acogida en residencias de ancianos, centros de día, hospitales, sostenidos por las Iglesias y atendidos por la abnegada entrega de tantas instituciones religiosas… ECUMENISMO La única Iglesia de Cristo se expresa en Tierra Santa en la variedad de tradiciones litúrgicas, espirituales, culturales y disciplinarias de los siete ritos de las Iglesias católicas. La comunión plena entre éstas debe favorecer el diálogo ecuménico con las cinco Iglesias “ortodoxas” y las dos nacidas de la Reforma (anglicanos y luteranos)… Todas esas actividades educativas, sociales, sanitarias y benéficas se pueden llevar a cabo gracias a la ayuda generosa de todos los cristianos que colaboran con la Jornada por Tierra Santa.
Site ritos de una Iglesia Católica 1) Iglesia Armenia Católica de Cilicia: Regida por un Exarca patriarcal, con sede en la 3ª Estación de la Vía Dolorosa. Con parroquias en Jerusalén y Amán. Y sólo “unas 50 familias” de fieles. 2) Iglesia Caldea Católica de Babilonia: También regida por un Exarca patriarcal, con sede en Jerusalény un vicario patriarcal para Jordania. Únicamente 25 feligreses. (Quizá algunos más si han podido llegar fugitivos de Irak). 3) Iglesia Griega-melquita Católica de Antioquía: Un vicario patriarcal con sede en el Patriarcado de Jerusalén y 8 parroquias en la zona. Arzobispado de Acre, con sede en Haifa y 34 parroquias en Galilea. Arzobispado de Petra Filadelfia, con sede en Amán y 29 parroquias. Cerca de 50.000 fieles en Tierra Santa. 4) Iglesia Maronita de Antioquía: Arzobispado con sede en Haifa. Once parroquias y tres institutos religiosos. Arzobispado de Jerusalén, Jordania y Palestina. Tres parroquias: Jerusalén, Belén y Amán. Más de 6.000 seguidores fundamentalmente en Galilea (por la emigración del Líbano). 5) Iglesia Siria Católica de Antioquía: Arzobispado en Jerusalén. Tres parroquias: Amán, Belén, Jerusalén. Unos 300 fieles. 6) Iglesia Copta Católica de Alejandría: Sin autoridad jerárquica, su presencia ha desaparecido al emigrar las pocas familias que por los años 80 eran atendidas por los franciscanos. 7) Iglesia Católica Latina: Patriarcado -arzobispado implantado en las cruzadas y restaurado en 1847. Sede en Jerusalén y auxiliares en Aman y Nazaret. Cuenta con 15 parroquias en Israel, 15 en Palestina y 32 en Jordania. Unos 30.000 fieles en Tierra Santa. Del centenar de congregaciones religiosas la más fuerte es la Custodia franciscana de Tierra Santa con más de 200 religiosos en el territorio y que lleva adelante el 80 por ciento de las obras sociales y benéficas en apoyo de la comunidad cristiana. “Aun siendo poco numerosos, los cristianos son portadores de la Buena Noticia del amor de Dios por el hombre, amor que se reveló precisamente en Tierra Santa en la persona de Jesucristo. Esta palabra de salvación, reforzada mediante la gracia de los sacramentos, resuena con especial eficacia en los lugares en que, por divina providencia, fue escrita, y es la única Palabra capaz de romper el círculo vicioso de la venganza, del odio, de la violencia... A la obra de la paz, a cuya realización toda la comunidad internacional está llamada, los cristianos, como ciudadanos de pleno derecho, pueden y deben dar su aportación en el espíritu de las bienaventuranzas, convirtiéndose en constructores de paz y apóstoles de reconciliación en beneficio de toda la sociedad”. (Benedicto XVI, Homilía en la clausura del Sínodo).