Ciclo A
Cuarto domingo Tiempo Ordinaro 30 0 de d enero de d 2011 MĂşsica: cĂtara y flauta
Sof. 2,3.3,12-13 Buscad al Señor, vosotros todos humildes de la tierra, todos, tierra los que cumplís sus preceptos; buscad la jjusticia,, buscad la humildad;; quizá así encontraréis cobijo el día de la ira del Señor. Y dejaré Yo d j é en medio di de d ti un pueblo pobre y humilde, que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá más iniquidad, no dirá más mentiras, nii hablará h bl á con falsedad. f l d d Se alimentarán y reposarán sin que nadie los inquiete. inquiete
Los humildes del país
Salmo
145
Él hace jjusticia a los oprimidos, p y da pan a los hambrientos. El Seùor da libertad a los cautivos. cautivos.
Felices los pobres en el EspĂritu, porque de d ellos ll es ell Reino R i de d los l Cielos. Ci l
El el el el
Señor Señor Señor Señor
abre los ojos j a los ciegos, g , levanta a los humillados, ama a los justos; j protege al emigrante.
Felices los pobres en el Espíritu, Espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Sostiene a la viuda y al huérfano, huérfano pero trastorna el camino de los malvados. ¡El Señor S ñ reina i por siempre, i tu Dios, Sión, por todas las edades! . Fel ces los pobres en el Espíritu, Felices Esp r tu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
1Cor 1,26-31 Y si no, hermanos, considerad quienes habéis sido llamados, pues no hay entre vosotros muchos sabios según los criterios del mundo mundo, ni muchos poderosos poderosos, ni muchos nobles. Al contrario, Dios ha escogido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes; ha escogido lo vil, lo despreciable, lo que no es nada a los ojos del mundo para anular a quienes creen que son algo. algo De este modo, modo nadie puede presumir delante de Dios. A él debéis debé s vuestra uest a e existencia ste c a c cristiana, st a a, ya que Cristo se ha hecho para nosotros sabiduría divina, salvación, santificación y redención. De esta manera, como está á escrito, el que quiera presumir, que lo haga en el Señor.
Aleluya Mt 5: 12a
E t d alegres Estrad l y contentos, t t porque vuestra t recompensa serรก grande en el cielo.
Mt 5: 1-12a Al ver a la gente, Jesús subió al monte, se sentó, y se le
acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñarles con estas p palabras: Dichosos los pobres en el espíritu, porque suyo es el reino de los cielos. Dichosos los que están tristes, porque Dios los consolará. Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará. Di h Dichosos llos misericordiosos, i i di porque Dios tendrá misericordia de ellos. Dichosos los que tienen un corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Dios Dichosos los que construyen la paz, porque Dios los llamará sus hijos. Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando os injurien y os persigan, persigan y digan contra vosotros toda clase de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque será El Lago, en primer término la Iglesia de las Bienaventuranzas. grande vuestra recompensa en los cielos.
Él les dijo: « Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y p perdónanos nuestros p pecados p porque q también nosotros p perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación. » Lc 11: 2-4