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INFOGRAFÍA
Entrevista a Vicente Rojo diseñador.
Vicente Rojo tuvo una producción infinitamente democrática, que llena paredes, libreros y espacios públicos. Pero al mirarla en detalle es imposible no preguntarse por el metódico trabajo que la hizo posible.
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¿cómo que Vicente Rojo se ha ido?
también es otro ¿cómo? que imagino casi como un diálogo entre mis ojos, su obra y sus manos. Y es que esa noche también entiendo que nunca acabaré de asimilar por completo cómo es que Vicente Rojo pintaba. Especialmente, cómo están pintados los cuadros de la serie México bajo la lluvia que realizó entre 1980 y 1989.
Navego con los ojos el mar de lluvia de la imagen, donde se suman y se suman diagonales que se cruzan con una inundación de triángulos muy ordenados. Estas lluvias geométricas parecen tener un ritmo extremadamente regular.
Detrás está la marea de colores, al frente, la regularidad de la diagonal que atraviesa metódicamente todo el plano de izquierda a derecha. Miro bien los triángulos y los descubro rombos que se transforman inmediatamente en cuadrados y, de pronto, de la otra esquina, brota esa diagonal y se vuelve a imponer ese ritmo triangular en mi mirada.
Pero luego se me van revelando los colores irreverentes del fondo, esos ocres y sienas manchados, punteados al frente por uno que otro rosa mexicano. Descubro al lila muy presente en sus infinitas tonalidades, variaciones violáceas.
Doy vuelta a la revista para descubrir su contraportada y siento un golpe de color; de este lado pareciera que los colores se han vuelto más intensos y los negros infinitamente más negros.
De este lado pareciera que los colores se han vuelto más intensos y los negros infinitamente más negros. Triángulos rodeados de líneas más gruesas, rayas subrayadas. Luego, cuando pareciera que se podría develar el secreto, aparece de nuevo la pregunta: ¿Cómo? Empiezo a asimilar, en este diálogo de ojos e imagen, que no tengo manera de desentrañar este cuadro con la mirada, pero descubro también que no quiero hacerlo. Si no acabo de entender este cuadro, la conversación con Vicente Rojo seguirá entonces abierta.
Quiero que el ejercicio de mirar este México bajo la lluvia me remita siempre al artista-hacedor, que me obligue a pensar en esas manos hábiles que se mezclan entre tierras, óleos, acrílicos, pero también entre reglas, escuadras y, tal vez, algún esténcil.
Ver esta obra (y empiezo a pensar que ver todas sus obras) es imaginar a Vicente Rojo trabajando. Ahí está el artista, en un luminoso taller, con un compás en una mano y en la otra un lápiz de esos que tienen todos los colores en la punta. Malabareando entre el orden y el caos inminente: una tensión casi explosiva. El rigor de la regla frente al frenesí del color.
Fotógrafo:Rogelio Cuéllar, 2017 ,Barcelona Espa ñ a