Alud Winter Magazine - Número 1

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Alud WINTER MAGAZINE

No.1 Un domingo cualquiera Fotografía de Antonio Xoubanova — Candanchú, años treinta Breve historia de la estación más antigua de España — Una carretera helada Cómo enfrentarse a la conducción en nieve — Amor por la montaña Dos montañeros conversan con pasión — Ensayo sobre la nieve 100 datos relevantes e insignificantes sobre el frío — El refugio tecnológico del Montblanc Viaje al interior del refugio Goûter — el jugo de la uva helada Un reportaje sobre la vendimia a -10ºC — Blanco Sobre la belleza del no color — Fuego contra nieve Un relato de Agustín Fernández Mallo — El frío invisible Guantes de invierno UN DOMINGO CUALQUIERA


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Fotografía antonio xoubanova

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Alud es un regalo de Mercedes-Benz para los seguidores del frío. Creemos en el invierno como una fascinante oportunidad y en la nieve, el hielo y la montaña como un destino impredecible. Tienes en tus manos una publicación anual dedicada a revelar qué sucede cuando el mundo está bajo cero.

www.mercedes-benz.es www.experienciasmercedes.com ALUD. WINTER MAGAZINE

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Un domingo cualquiera Fotografía de Antonio Xoubanova

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Candanchú, años treinta Breve historia de la estación más antigua de España

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Una carretera helada Cómo enfrentarse a la conducción en nieve

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Amor por la montaña Dos montañeros conversan con pasión

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Ensayo sobre la nieve 100 datos relevantes e insignificantes sobre el frío

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El refugio tecnológico del montblanc Viaje al interior del refugio Goûter

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Blanco Sobre la belleza del no color

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el jugo de la uva helada Un reportaje sobre la vendimia a -10ºC

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Fuego contra nieve Un relato de Agustín Fernández Mallo

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El frío invisible Guantes de invierno

Número 1. Enero 2013


Fotografía juan baraja Texto laura l. Palacio

CANDANCHÚ, AnOS TREINTA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX EL FUROR ANGLOSAJÓN POR LOS DEPORTES DE INVIERNO SE EXTENDIÓ POR TODA EUROPA. CANDANCHÚ, LA PRIMERA ESTACIÓN DE ESQUÍ ABIERTA EN ESPAÑA, ES UN TESTIMONIO TODAVÍA VIVO DE UNA ÉPOCA EN LA QUE APRENDIERON LOS VETERANOS DE ESTE DEPORTE. POR ENTONCES ESQUIAR TODAVÍA ERA UN ‘HOBBY’ CASI TEMERARIO.

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Un grupo de niños juega en la nieve. Acaban de descubrir lo divertido que es esquiar. Algunos han conseguido sus “esquís”, por darles un nombre similar a lo que conocemos hoy en día, gracias al tonelero de Jaca: de uno de sus viejos toneles salen varias piezas al desmontarlo. Otros han tenido un padre astuto que caminando por el bosque ha sabido encontrar el tronco ideal para construir un par de tablas. Los afortunados los llevan de la madera más flexible y que menos pesa, el fresno. Los anclajes son arcaicos, hechos con alambres y atados a las botas de cada día. Sus guantes, calcetines rotos. Pero eso es lo de menos: la gran nevada del inverno está fresca y cualquier ladera sirve para deslizarse una y otra vez. Las caídas no duelen. Sólo se oyen risas, gritos, algún consejo. Ésta podría ser cualquier mañana de un mes de diciembre de los años treinta en el Pirineo aragonés. El origen del esquí en España no está muy lejano. Los vecinos de la zona ni imaginan todavía cómo este deporte cambiará la vida del valle, que llegará a convertirse en una referencia del esquí a nivel nacional. Candanchú está en la cabecera de valle del río Aragón, a 28 kilómetros de Jaca y a tan sólo dos del paso fronterizo del Somport. Hasta convertirse en la estación que es hoy pasarán unas cuantas décadas, pero vayamos por pasos. La montaña no siempre ha resultado a ojos del hombre un paraíso donde disfrutar de cada rincón, si no más bien al contrario. Las viejas creencias decían que la montaña no trae más que males. Se la consideraba una zona de repulsión, a donde sólo se acudía en casos de extrema necesidad, con fines bélicos o mercantiles. De hecho, todavía en los años veinte, al excursionista que visitara la Jacetania le saludaban en francés, y aun con la consiguiente respuesta en castellano, costaba creer que el viandante fuese paisano. En seguida, el club zaragozano Montañeros de Aragón y el vecino Ski Club Tolosano del País Vasco, hicieron de Candanchú una zona habitual de ocio. En 1930 deciden sembrar una buena semilla: el primer evento deportivo aragonés sobre esquís. Una carrera de ocho kilómetros de recorrido en Rioseta, que por ser la pionera en la región, sólo logró reunir a nueve corredores y unos sesenta espectadores. Pero esto no minó los ánimos de sus organizadores: ese mismo año Montañeros de Aragón hizo posible el primer Concurso franco-español de Esquí, una prueba que se celebró de forma ininterrumpida hasta 1936 con la colaboración del Club Pyrénéen de Pau. Y resultó todo un éxito. Los hoteles de Jaca se llenaron. Quinientas personas animaban a sus corredores que, en modalidad de esquí de fondo, tenían doce arduos kilómetros hasta la meta. Participaron deportistas llegados de Peñalara

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Los anclajes son arcaicos, hechos con alambres y atados a las botas de cada día. Sus guantes, calcetines rotos.

y del Club Alpino de Madrid, del Ski Club Tolosano y del Centre Excursionista de Catalunya, de los Clubs Deportivos de Bilbao y de San Sebastián. La parte francesa llegaba de Pau y Tarbes. En total, cuarenta y cinco corredores. Poco después, la estación vería surgir a uno de sus equipos más legendarios, los Tres Sarrios. Un acertadísimo apodo para el equipo formado por Luis Gómez Laguna, José María Serrano Vicens y Fernando de Yarza. Todos ellos, a su vez, miembros de Montañeros de Aragón, y compañeros en la Universidad de Zaragoza. Se convirtieron en tres inseparables dentro de esta asociación, un equipo que sabía animar a otros a su causa, haciendo así grande el futuro del esquí en el Pirineo aragonés. Su iniciativa para mejorar la técnica y el material, entonces todo en fase de pruebas y expansión, ayudó mucho a todos los que llegaron después interesados en este deporte. Yarza, por ejemplo, fue uno de los primeros en utilizar la cera que se untaba a la superficie del esquí en contacto con la nieve –primitivamente hecha a base de grasa de cerdo– para lograr un mejor deslizamiento. Hasta ahora quienes visitaban Candanchú, una montaña sin huellas del paso del hombre, debían subir esforzándose tras un largo recorrido a pie. El ferrocarril de Canfranc acercaba las montañas a la ciudad, pero desde allí hasta las pistas había un largo trecho que recorrer cargados con mochila, comida y esquís, hasta que al fin, en 1931, Montañeros de Aragón construye el primer edificio: el refugio de Santa Cristina. Dista mucho de los hoteles que acostumbramos a ver actualmente en una estación pero, para la época, este refugio suponía una gran comodidad: un lugar donde comer y calentarse al fuego tras el agotador día de esquí y, lo más importante, poder hacer noche. A partir de aquí, el ambiente de la zona cambia: el esquí comienza a estar de moda. Muchos montañeros se encuentran ya el sábado en torno a las cinco de la tarde en la Estación del Norte de Zaragoza. Durante el trayecto en tren, las botas se alinean sobre los tubos de la calefacción a vapor. Hablan de su excursión, de sus anclajes al esquí, trucos para evitar heridas en los pies. Es un mundo nuevo y en expansión, y cualquiera tiene algo que aportar. Ya de

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noche llega el tren a su destino, pero nadie quiere ser el primero en subir andando hasta el refugio. Lo más difícil es hacer la huella en la nieve virgen. Y con ventisca, todavía más. Así que, dada la camaradería entre los montañeros, lo usual es turnarse a la cabeza. Una vez en el refugio, el fuego arde en el centro de la estancia, se oye hablar español, francés, alemán… Otras necesidades se irían subsanando, como por ejemplo convencer al jefe de Telégrafos de Jaca para que envíe cada viernes un parte con el tiempo y la nieve al club, o facilitar dos pares de tablas a los Carabineros de Arañones y Candanchú para que puedan vigilar la zona, o solucionar el suministro de leña para la tan cuestionada chimenea: al parecer durante los primeros años el tiro no funcionaba del todo bien. También los vascos se animaron a construir su edificio en 1933 y, aunque popularmente se le llamaba “el Hotel de los Vascos”, lo bautizaron como Hotel Candanchú. Pocos meses después llegó la guerra y esta instalación quedó requisada para convertirse en el centro de la Primera Compañía de Esquiadores. Como tantas otras ilusiones, la del esquí quedó igualmente congelada hasta la década de los cuarenta. Por entonces volvía a despegar tímidamente el deporte blanco. Se hablaba de mejorar la estación con un remonte eléctrico que llegó en 1952, cuya instalación resultó bastante peculiar. Un telesilla de madera, de un solo asiento, “con un cable mucho más grueso de lo normal, el de un remolcador. A menudo se paraba por falta de electricidad. Tenía unas veinte pilonas, pero la quinta era especial. La bautizamos como ‘La Maite’, era el nombre de una joven muy guapa, de San Sebastián, que trabajaba en el Hotel Candanchú”, recuerda con una pícara sonrisa Antonio Hijós. Este señor tiene hoy 85 años, vive en Jaca y fue el primer director de la Escuela de Esquí de Candanchú. Su memoria, tan clara como la nieve, guarda con cariño momentos importantes para la estación: la aparición de la ya mentada Escuela de Esquí, la segunda de España después de la de La Molina. O también la inauguración del Hotel Tobazo en 1963, la del Hotel Edelweis en 1966, el primer tele-arrastre –llamado “caballo loco” porque su arranque era un tanto brusco– y tantos inviernos dedicados a la enseñanza de lo que mejor hacía. “Soy el profesor número ocho de España y el primero de Aragón. En tres giros me bajaba el Tobazo, me gustaba prepararme y también demostrar que lo hacía. He esquiado toda mi vida y no me he hecho ni un esguince”, asegura con aplomo. Quien también amó Candanchú desde bien jovencito es Emiliano Galindo. En los últimos años es gerente de Deportes Galindo, pero su oficio viene de lejos. Tuvo el

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01. Grupo de esquiadores en 1930. 02. Auto-oruga que utilizaban EN EL ‘SKY CLUB TOLOSANO’. 03. Esquiadores en la estación de Canfranc en 1935.

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04. Telesilla biplaza que sustituyó al de madera en 1975. 05. Primeras fotos de la estación: dos chicas sobre un arcaico trineo, 1930-1935. 06. Los ‘tres sarrios’: José Serrano, Luis Gómez Laguna y Fernando Yarza en 1935.

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07. Grupo de esquiadores en el refugio de Candanchú, 1930-1935.

09. Coches aparcados a pie de pista, 1972.

08. Primer telesilla de la estación, en el Tobazo –llamado “La Maite”– a la altura de la quinta pilona, 1930-1935.

10. Tonelería cuyos toneles eran UTILIZADOS para construir esquís. 11. El Rey Don Juan Carlos recibiendo clases de esquí con Eduardo Roldán y Emiliano Galindo en 1991.


honor de regentar el primer alquiler de esquís de la estación. “Mi tío Matías me enseñó todo lo que sabía, él era un gran esquiador.” Y no hace falta indagar demasiado para adivinar que Matías Galindo fue una leyenda. Daba clases, pero iba por libre, y dirigió el Hotel Somport. Como casi todo entonces, este local tenía también su otro nombre: “el túnel del tiempo”; “porque sabías cuándo entrabas, pero nunca cuándo ibas a salir. Era el local de moda en los sesenta”. Atrás quedan los años del esquiador heroico que, para segundos de bajada, sufría la subida en cuña por las laderas más empinadas. Llega la modernización, el coche se puede aparcar muy próximo a la pista. Ya casi se olvidan las filas en zigzag de militares haciendo la labor de los nuevos pisapistas –una espátula a la altura de la bota del anterior para apelmazar la nieve– y la vieja silla monoplaza de madera se ha sustituido por un remonte con silla para dos, más sólido. “El primer telesquí de pilonas de hierro, el B50, lo construimos en 1963”, recuerda José María Abós. Este benasqués es uno de los mejores testigos de cómo Candanchú fue un ejemplo a seguir en otros lugares no muy lejanos: “Después fuimos a trabajar a Formigal, la segunda estación de Aragón, también en la cimentación y el reglaje de las pilonas. Cuando acabamos me quedé allí, me eligieron como director de la estación”. Una vez que echó raices, Candanchú se convirtió en un centro vital de aprendizaje para todo aquel que deseara formarse como instructor de esquí. En los primeros años la figura de profesor era algo borrosa: los vecinos más ágiles mostraban sus conocimientos de forma desinteresada. Después llegaron algunos centroeuropeos, como el suizo Ignaz Heini Kaduf, famoso por ser insuperable en las bajadas gracias a la postura del huevo. Se dedicaba a aleccionar a los jóvenes de la recién fundada Escuela Militar de Montaña, cuerpo que ayudó también a impulsar todavía más el esquí. Cuando en 1960 se crea la Escuela Española de Esquí, quien tiene el orgullo de ser el primer “demostrador” de España es Eduardo Roldán, la persona que más años ha estado al frente de esta estación. “Llegué a Candanchú gracias a un campamento del Frente de Juventudes, allá por los años cincuenta. Era joven y no tenía dinero, así

Atrás quedan los años del esquiador heroico que, para segundos de bajada, sufría la subida en cuña por las laderas más empinadas.

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que si podía me colaba en el telesilla. Todo lo que ahorraba era para venir a esquiar aquí. De hecho, alguna noche no me quedó más remedio que dormir en la sala de calderas del Hotel Candanchú, con el permiso de José Antonio Galindo. Siempre se lo agradeceré.” Dicen que quien va a Candanchú, repite, y que todos vuelven hipnotizados. Es la pasión de tantos hombres la que ha conseguido su encanto. En cada viaje –primero a pie, luego en tren, después en coche– la emoción crece hasta estallar con la llegada, al contemplar el panorama, sencillamente espectacular. Por eso es inevitable sonreír. Porque es la pureza de todos cuantos han pasado una y otra vez por estas laderas lo que hace de éste un lugar tan especial. Y así llega hasta nuestros días esta estación de esquí, la decana, como la llaman. La que seguirá haciendo historia.  —

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una carretera helada EXISTE UN DESTINO CON EL QUE UN CONDUCTOR NUNCA QUERRÍA ENCONTRARSE: UN PUERTO DE MONTAÑA CON LA CALZADA INVADIDA POR LA NIEVE O ESMALTADA POR UNA GRUESA CAPA DE HIELO. PERO HAY MANERAS DE DESHACER LA PESADILLA SIN NECESIDAD DE RECURRIR A TONELADAS DE SAL GRUESA. EL SISTEMA 4MATIC DE MERCEDES-BENZ ES UNA DE ELLAS.

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CONDUCCIÓN EXTREMA EN ANDORRA

Una carretera helada resulta un desafío, una amenaza, un contratiempo o una prueba de habilidad, depende del estado de ánimo de quien conduce. Pero parece claro que nunca se presenta como una oportunidad para disfrutar del placer de ir al volante. Quizá pocos conductores elegirían un largo viaje que atravesara un paisaje arrasado por la nieve o el hielo si lo que están buscando es esa peculiar sensación de control y libertad que se experimenta a toda velocidad en una larga pista en un día soleado. Pero nadie puede esperar que la meteorología esté siempre a su favor. Todo el que conduzca sabe que debe estar instruido para cualquier contratiempo y, a veces, esa instrucción puede ser en sí misma muy satisfactoria. Mercedes-Benz desarrolla, durante toda la temporada de invierno, su EXPERIENCIA 4MATIC, una acción que demuestra que conducir bajo cero más que peligroso puede ser excitante si se cuenta con el sistema adecuado. Junto a las pistas de esquí de Vallnord y Pas de la Casa, en Andorra, se ofrece a los visitantes la posibilidad de conducir sobre una pista nevada un vehículo Mercedes con el sistema exclusivo de tracción 4MATIC, una patente de la marca que convierte sus coches en ejemplo de vehículo seguro en condiciones excepcionales.

volante, todo dispuesto para demostrarte lo que se puede hacer conduciendo a -5ºC. Todo el mundo cree que sabe coger una curva hasta que se enfrenta a una cerrada y congelada. O no ha experimentado la sensación de acelarar al máximo en una recta cuajada de nieve compacta y frenar en seco. El coche está más capacidato para reaccionar de lo que esperas, en muchas ocasiones se adelanta a lo que tú mismo puedes prever, aunque siempre seas tú quien tiene el control y las decisiones dependan de ti. Mercedes-Benz creó la Experiencia 4MATIC para ofrecerte la posibilidad de probar una nueva forma de conducir y un contexto insólito para hacerlo. Pocas veces te has podido encontrar ante una situación similar, el riesgo es máximo pero la seguridad es total. Disfruta de la nieve, condúcela.

Efectivamente, esto es una invitación a probar esta experiencia. Olvida el frío, olvida el ligero mal de altura que se experimenta a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, olvida las ocasiones en que has tenido que bajarte del coche y luchar con las cadenas para enfundarlas milagrosamente en las ruedas de tu coche, olvídate de la responsabilidad de llevar a otros pasajeros, porque estarás tú solo frente al

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Cómo conducir sobre hielo y nieve (y no acabar en la copa de un pino) Ilustración Jaime Martínez

ALGUNOS DETALLES AL VOLANTE QUE SÓLO DEPENDEN DE TI 1. TOMA EL CONTROL Suele ser mucho más fácil decirlo que hacerlo: en el trabajo, en casa, en tu vida personal… Cuando estés al volante toma en control. No hay otra elección. Conducir es una actividad que requiere atención, conocimiento, experiencia, anticipación y pericia, más cuanto peor es el firme sobre el que rodamos. Cuando las condiciones climatológicas son adversas la conducción se vuelve más exigente. Conocer nuestro vehículo, el firme y lo que debemos hacer, aumenta considerablemente la seguridad. Está en tus manos.

2. INTENDENCIA Sal de casa con los deberes hechos. Lleva el vehículo siempre a punto: escobillas de los limpiaparabrisas, anticongelante y neumáticos en buen estado. No conduzcas muy abrigado y lleva calzado cómodo. Si circulas habitualmente por carreteras nevadas plantéate la posibilidad de poner neumáticos de invierno. Si no, asegúrate de que llevas cadenas y que sabes instalarlas adecuadamente. Se montan en el eje motriz. Si el vehículo tiene tracción a las cuatro ruedas y sólo tienes un juego, móntalas en el eje delantero. Lleva el depósito de gasolina lleno y el móvil cargado. Prepara el camino.

3. SUAVE ES MEJOR Tus hijos gritan en el asiento trasero como si se fuese a acabar el mundo. Suenan los primeros acordes de tu canción favorita en la radio. El coche de delante hace una maniobra temeraria que desafía las leyes de la lógica. Te diriges hacia la cita de tu vida. Tu jefe…, lo de tu jefe no tiene nombre. Da igual. Conduce con suavidad, evita los movimientos bruscos de volante, vigila aceleraciones, frenadas y reducciones. Suave es mejor.

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4. DATE UN RESPIRO Levanta el pie. Para bien o para mal, el día sólo tiene 24 horas. Siempre a la carrera, corriendo de un lado para otro. Esa eterna sensación de que llegas tarde, de que no das abasto. Acaba con la tiranía del reloj. Tómatelo con calma aunque, a veces, no resulte sencillo. Modera siempre la velocidad cuando conduzcas sobre hielo o nieve. Un firme tan variable exige una velocidad que te permita reaccionar a tiempo. Deja la prisa en casa.

5. NO ERES CHARLIE PARKER Tampoco estás es un legendario club de jazz neoyorquino. Así son las cosas. Evita las improvisaciones. Anticipa las maniobras con mucha antelación y así conseguirás el tiempo extra que necesitas para obtener buenos resultados. Aumenta considerablemente la distancia de seguridad. Hará que las cosas resulten más sencillas. Prevé las maniobras que tienes que realizar y los puntos donde tienes que reducir la velocidad, como por ejemplo las curvas. No des la nota.

6. TODO ES NEGOCIABLE Casi todo en la vida es negociable. Las curvas no son una excepción. Antes de trazar una curva hay que reducir la velocidad y prever el radio y el agarre de la misma. Una vez dentro, no hay que reducir ni frenar para aumentar así la capacidad de giro. En caso de pérdida de adherencia del tren delantero conviene soltar poco a poco la dirección hasta conseguir de nuevo agarre. Si la pérdida de adherencia se produce en el tren trasero hay que acelerar suavemente al tiempo que se hace contravolante en el sentido de salida de la curva. Busca el equilibrio.

7. CUESTA ABAJO En la vida, cuando vas cuesta abajo conviene tomar medidas. Al volante conviene tomar precauciones. Durante las bajadas, reduce la velocidad disminuyendo la marcha. Si tienes que usar el freno, hazlo siempre de forma suave. Llega a las curvas a la velocidad adecuada y no intentes reducir justo a la entrada de éstas. En una subida en la que no haya hueco para dos coches, el vehículo obligado a ceder el paso es el que baja. Resulta más difícil hacer traccionar el vehículo con una pendiente pronunciada. No bajes la guardia.

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UNA AYUDA EXTRA DE MERCEDES-BENZ Y EL SISTEMA 4MATIC 1. NO SEAS UN BAMBI Desplazarse sobre hielo, nieve o superficies muy deslizantes no es sencillo. Cualquiera que haya visto Bambi es consciente de los peligros que implica. La tracción integral 4MATIC aporta motricidad a cada una de las cuatro ruedas haciendo más previsible el comportamiento del vehículo. La nueva generación del sistema, desarrollada por Mercedes-Benz, mejora aún más la tracción y la estabilidad. Conduce con seguridad y confort. No seas un bambi. 2. EVITA LOS DESLICES Cada uno hace con su vida lo que quiere. Sólo faltaría. Sin embargo, evita los deslices al volante. El sistema 4ETS frena la rueda cuando detecta que pierde tracción para que el diferencial del eje mande más potencia de tracción a la rueda que permanece apoyada. Si las dos ruedas de un mismo eje pierden adherencia, el sistema frenará ambas ruedas y el diferencial central será el encargado de mandar todo el par hacia el eje y/o ruedas que no han sufrido pérdida de agarre. Pisa sobre seguro. 3. PARAR A TIEMPO Puede ser una interminable ristra de chistes, la fatídica penúltima copa o una carrera artística o deportiva que se extiende más allá de lo razonable. Saber parar a tiempo es una virtud poco extendida. El sistema antibloqueo de frenos (ABS) aumenta la seguridad al frenar en situaciones de peligro. El ABS bloquea y desbloquea el disco de freno a intervalos de tiempo muy cortos evitando la tendencia de las ruedas a bloquearse. Esta alternancia permite además que las ruedas liberadas continúen girando y manteniendo por momentos la trazada marcada con el volante. Hay que saber parar. 4. PATINAZO El patinazo de ayer ya no tiene solución. Quizás pedir perdón o poner cara de paisaje y esperar a que lo borre el tiempo. Todavía no existe una tecnología que te ayude con eso. Todo se andará. Al volante es distinto. El sistema de control de tracción (ASR) impide que las ruedas patinen al acelerar. Actúa sobre el giro en vacío de ruedas individuales y sobre el derrape lateral del vehículo. Si detecta que una rueda tiende a patinar, corrige su número de revoluciones activando el freno, e incluso llegando a cortar la inyección en uno o más cilindros reduciendo así el par motor. Ojalá todo fuera tan fácil.

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5. DERRAPAR YA NO MOLA Tienes 10 años. Pedaleas con fuerza a lomos de tu recién estrenada bicicleta. Vas directo hacia el banco en el que el resto de la pandilla come pipas. Aprietas la maneta del freno trasero dibujando un espectacular derrape sobre la arena. Pasa la vida. Derrapar ya no tiene tanta gracia. El programa electrónico de estabilidad (ESP®) reduce el peligro de derrape del vehículo. El ESP® frena de forma selectiva una o varias ruedas para impedir el riesgo de sobreviraje o subviraje del vehículo y aumenta con ello la seguridad de conducción. Hay una edad para todo. 6. LEER LA MENTE Tranquilo, no estamos ante un fenómeno de parapsicología. Cuando levantas el pie del acelerador y pisas el pedal del freno más rápido de lo habitual, el sistema interpreta que se trata de una maniobra de frenado de emergencia. El servofreno de emergencia (BAS) te asiste aumentando automáticamente la presión de frenado en las ruedas. El BAS está integrado en el ESP® y utiliza también el ABS para dosificar con precisión la fuerza de frenado hasta llegar al límite de bloqueo. Basta levantar el pie del pedal para desconectarlo. Así conservas siempre el control del vehículo. Como siempre, hay truco. 7. CUESTA ARRIBA A veces las cosas se hacen cuesta arriba. No sólo en sentido metafórico. Si tienes que subir una pendiente pronunciada desde parado conviene insertar la segunda marcha, hará que aumente el par motor y la fuerza para comenzar a rodar. También es recomendable usar la posición E del cambio automático. El vehículo tenderá a ahorrar combustible cambiando, entre otras cosas, de relación con bajas revoluciones, zona del cuentarrevoluciones donde mayor fuerza de tracción (par motor) tiene el vehículo. Además contarás con el apoyo del sistema de control de tracción ASR. Llegarás a la cima.

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Cuatro sistemas que pueden echarte una mano EL ESP El ESP® detecta una situación crítica de conducción, frena de forma precisa una o varias ruedas, en función de las circunstancias. Además, si el sistema detecta la necesidad, adapta automáticamente el par motor. Por tanto, el ESP® le ayuda a estabilizar de nuevo su vehículo, especialmente en curvas y en maniobras repentinas de cambio de carril para evitar un obstáculo. No obstante, el ESP® sólo puede ayudarte dentro del marco impuesto por las leyes de la física. El componente más importante del programa de estabilidad es un sensor que mide la velocidad de guiñada. Este dispositivo analiza continuamente el movimiento del vehículo en torno a su eje vertical y compara el valor actual medido con el valor nominal, que resulta de la posición del volante y la velocidad. Si el vehículo se separa de esta línea ideal, interviene el ESP® e influye sobre posibles movimientos de derrape desde su mismo nacimiento. El ESP® completa las funciones del sistema antibloqueo de frenos y del sistema de control de tracción con una regulación de la estabilidad. Mercedes-Benz fue el primer fabricante que equipó a todos sus vehículos de serie con ESP®. Desde entonces, los automóviles con la estrella se han visto involucrados con mucha menos frecuencia en accidentes graves de tráfico que los vehículos de otras marcas.

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SISTEMA PRE-SAFE® El sistema PRE-SAFE®, galardonado con numerosos premios, puede activar medidas preventivas para protección de los ocupantes en situaciones críticas de conducción. Por ejemplo, es posible pretensar a título preventivo los cinturones de seguridad del conductor y del acompañante por medio de pretensores reversibles. De ese modo, ambos ocupantes están mejor sujetos sobre los asientos y no se desplazan tanto hacia delante si se produce una colisión frontal. Como ha podido demostrarse en pruebas de choque, los esfuerzos resultantes en la cabeza disminuyen un 30% y los esfuerzos en la nuca un 40%. Todos los asientos pueden colocarse en la posición más favorable de cara a una posible colisión. Si los sensores detectan un sobreviraje o subviraje acusado, que permite asumir que el vehículo puede salirse de la calzada e incluso llegar a volcar, es posible cerrar además automáticamente las ventanillas laterales y el techo corredizo. El departamento de investigación de accidentes reales de Mercedes-Benz ha demostrado que, en dos tercios de los siniestros, existe tiempo suficiente para iniciar medidas de protección para los ocupantes. Si se produce efectivamente el siniestro, el vehículo y sus ocupantes están mejor preparados gracias al sistema PRE-SAFE®. Si logra evitarse el choque, los sistemas completamente reversibles recuperan su situación inicial y están de nuevo en orden de operación.

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EL ABC El control activo de la suspensión ABC es, probablemente, el sistema de suspensión más desarrollado disponible en el mercado. La función de estabilización frente al viento lateral integrada ahora adicionalmente en el ABC se activa a partir de una velocidad de 80 km/h al circular en recta o en curvas suaves. La función de estabilización frente al viento lateral se desactiva si el conductor corrige la dirección con el volante de forma rápida y acentuada.

Tracción 4MATIC El sistema 4MATIC utiliza un diferencial central de engranajes planetarios. La distribución de fuerza entre el eje delantero y trasero, diferente para cada serie, garantiza un comportamiento impecable y predecible sobre cualquier tipo de superficie. La interacción de 4MATIC con los sistemas electrónicos de tracción 4ESP® y 4ETS permite una conducción dinámica, confortable y segura, incluso sobre calzadas en mal estado. Un distintivo importante de 4MATIC es la renuncia a bloqueos convencionales de diferencial. En su lugar se frenan de forma precisa las ruedas que tienen una adherencia insuficiente a la calzada, aumentándose al mismo tiempo el par que se envía a las ruedas con buena tracción. Gracias a estos impulsos automáticos y rápidos sobre los frenos se puede simular la acción de tres bloqueos de diferencial. El sistema dosifica los impulsos automáticos sobre los frenos para mejorar la tracción al ponerse en marcha sobre pisos resbaladizos y aumentar la estabilidad en maniobras críticas de conducción, utilizando para ello los datos de los sensores que miden el número de revoluciones de las ruedas, el giro del volante, la velocidad de guiñada y la aceleración transversal del vehículo. La gran ventaja del sistema 4MATIC es que a diferencia de otros sistemas de tracción integral, tu conducción en situaciones de baja adherencia no será diferente a tu conducción habitual, haciendo siempre al vehículo previsible en sus reacciones con una sensación de seguridad total. Mercedes-Benz posee la mayor gama de vehículos de tracción total del mercado.

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Fotografía jORGE FUEMBUENA Texto MÓNICA escudero

amor por la la montana

IGUAL QUE EL MAR HA SEDUCIDO Y DEVORADO DURANTE SIGLOS A SUCESIVAS GENERACIONES DE AVENTUREROS, LA MONTAÑA TIENE SUS PROPIOS ENAMORADOS. MONTAÑEROS, PROFESIONALES O AFICIONADOS, QUE INVIERTEN TODA SU VIDA EN INTENTAR DOMINAR LAS ALTURAS Y EL FRÍO. RAFAEL Y MANUEL SON DOS EJEMPLOS DEL ANTIGUO Y EL NUEVO AMOR POR LA MONTAÑA.

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(INTERIOR DÍA. Salón de la casa de Rafael, un hombre de 84 años dinámico y lleno de recuerdos que conversa con Manuel, 40 años menor, en presencia de una urbanita que pregunta y toma nota de cuanto dicen. Acaban de dar las ocho de la mañana y se adivina tras el amplio ventanal que el sol se desparrama estrepitoso sobre el pueblo de Salardú, en el Valle de Arán. La invitada comenta en voz alta el panorama casi de postal: casitas con la chimeneas todavía –o ya– humeantes, un arroyo de agua tan fría como clara, árboles, montañas.Y nieve, cantidades ingentes de nieve blanquísima, algodonosa, tan perfecta que casi parece de mentira. Los dos hombres sonríen y se miran con cara de complicidad, como de haber oído lo mismo muchas veces porque estas montañas son su mundo, su casa, su centro de diversión, de vida social y hasta su gimnasio. Se ve que las conocen palmo a palmo porque, cada uno a su manera, se han deslizado por sus diferentes caras innumerables veces.)

Rafael: La nieve me ha descubierto muchas cosas, que puedes disfrutarla y sentir diferentes tipos de placer. Depende de la persona; hay a quien le gusta la velocidad, hay a quien le gusta el esquí de fondo, más suave y menos arriesgado... depende del tipo de persona. Manuel: A mí lo que realmente me gusta es deslizarme con un patín o con cualquier cosa con la que te puedas dejar caer. Además, la montaña tiene mucha energía. (Manuel Prieto trabajaba en publicidad como freelance en su Madrid natal cuando, en una excursión para practicar snowboard, llegó por casualidad a Salardú, hace ya 11 años, y el pueblo le enamoró de tal manera que fue incapaz de marcharse. Ahora trabaja en Madrid durante los meses de verano para poder dedicar el resto del año a lo que realmente le gusta: la nieve.) R: Sí, hay quien busca la sensación de velocidad. M: Es culpa de la adrenalina. Yo estoy obsesionado con las cuestas. Veo una y me tengo que tirar. Me acuerdo que de pequeño, en la calle de mi casa, cogíamos la típica tabla, le poníamos unos rodamientos y nos tirábamos hacia abajo. Y cuando hacían las obras del Metro al lado de casa, que había unas cuestas gigantes, le quitábamos la tapa a la taza del váter de casa, nos sentábamos encima y nos tirábamos por la cuesta. Lo difícil era ponerte de pie. Yo tengo un hermano gemelo, imagínate cómo llegábamos a casa. Mi frase es “nos veremos por las cuestas”. R: Pues yo recuerdo que nosotros empezamos con unas tabletas de los comederos de los animales, les poníamos un trozo de cuero, metíamos el pie allí y a ale, a esquiar. Después el Centro Excursionista empezó a traer esquís de verdad, y aún pasó tiempo hasta que comenzó el desarrollo del esquí tal y como lo conocemos ahora. (Rafael Mombiedro, 84 años, fue uno de los pioneros del esquí en España, llegando a participar, después de ganar varios campeonatos en el Valle de Arán, en las Olimpiadas de Oslo de 1952.)

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amor por la monta単a


M: En el snowboard, que es lo que yo practico, desde las primeras tablas sin cantos o las tablas sin camber [curvatura que se le da a la tabla durante la fabricación] que venían de Estados Unidos, que no podías ir por nieve dura porque estaban pensadas sólo para nieve polvo, la evolución empezó cuando comenzaron a meter carbono y cierto tipo de materiales que hacen que deslices más rápido y que sea todo un poco más seguro. R: Es que incluso en la materia del snowboard , que es un deporte joven, ha habido cambios, que yo me entero a través de mis hijos y hay cosas que me llaman la atención. Como las tablas que hay hoy en día para hacer montaña... M: Sí, se refiere al splitboard, una tabla de montaña que está partida por la mitad y se convierte en unos esquís de travesía, de manera que puedes desplazarte sin doble equipamiento y con un movimiento más aeróbico. Cuando llegas a la cumbre lo que quieres es bajar, así que no estás tan cansado

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como si fueras andando, con raquetas o con crampones. Pero vamos, el splitboard lleva ya diez años... La evolución más importante en estos deportes, más que en las tablas, ha sido en las fijaciones y en las botas. El material que va en los pies y que hace que te sientas cómodo. R: Es que yo llegué a esquiar con un tipo de esquí que usaban los franceses: tenía un agujero y una correa; tú atabas la bota al esquí, y eso era todo. Si te caías estaba clara: era o pata o esquí. Una caída de éstas era fatal. Pero por otra parte tenías una sujeción perfecta. M: Me imagino que con ese sistema las lesiones de rodilla debían de ser habituales y la medicina tampoco estaba tan evolucionada, con lo cual podías tirarte ocho meses tumbado en la cama… Pero bueno, las lesiones son un precio que hay que pagar. Están ahí, pero no se habla de ellas: no puedes hacer una bajada pensando que te vas a romper una costilla o que se te va a ir la rodilla. Es una cosa que no piensas y, cuando pasa, tienes que tener paciencia y lo único que puedes hacer es intentar adelantar los tiempos de recuperación. Lo que más molesta de las lesiones es que no puedes seguir haciendo lo que te gusta.

La diferencia de edad entre ambos es de más de 40 años, toda una generación, pero su entendimiento y complicidad es total.

R: En el año 51 –anda que no ha llovido desde entonces– tuve una triple fractura de pelvis en Andorra, y allí sufrí mucho, mucho. Todos mis compañeros decían “Mombiedro ya está fastidiado”, pero el que lo sufría era yo… Pensaban que no volvería a esquiar, pero se equivocaron. No tuve ningún reparo en volver. M: Lo que pasa al final con las lesiones es que cuando te estás cayendo ya sabes lo que te va a pasar, sabes casi tanto como los médicos y cuando llegas al traumatólogo le dices: mira, me pasa esto, esto o lo otro. R: Hay cosas de éstas que hay que vivirlas. En el año 58, después de ganar diferentes categorías de un campeonato del Valle de Arán, en Baqueira, tocaba el descenso; como había tenido un topetazo fuerte hacía poco tiempo, no me hacía tanta gracia. Estábamos en la cota 2.200, y los corredores propusimos hacer dos o tres virajes en la parte de arriba para que la bajada no fuera tan peligrosa, que nos íbamos a matar. Yo llevaba el dorsal número seis. Sale el primero y tira directo hacia abajo. Y entonces dije, “¿ah, sí? Pues te vas a enterar”, y yo, que ni tenía ganas de hacer el descenso, voy, me tiro y lo gano. Si llego a salir el primero no hubiera pasado. Sensatamente, hubiese hecho lo que acordamos, dos virajes, por espíritu de conservación, más que nada, pero si ya se ponen en ese plan… pues a por todas. (Rafael habla con una cierta nostalgia de aquellos tiempos. Hace 14 años le pusieron una prótesis en la rodilla que le apartó definitivamente del esquí, su gran pasión, e incluso del esquí de fondo o “esquí salud”, como recuerda que le llamaban en “su época”.)

amor por la montaña


M: En el snowboard es fundamental también saber caer, porque cuando vas a cuarenta o cincuenta kilómetros por hora con una tabla que te hace un contracanto, el impacto es brutal. R: Para esto es muy importante el dominio que tienes tú sobre la nieve, tu experiencia. Esto lo tengo más que comprobado, ves que alguien gira o lleva una posición... El esquiador que está en la montaña tiene un dominio que le permite estar esquiando días sin caerse. M: En esto se nota mucho que yo hago snowboard y tú esquías: yo no concibo un día sin caerme, porque haciendo snowboard te caes, te caes sí o sí. (Durante la temporada, Manuel repara tablas de snowboard, organiza eventos y cualquier cosa que le permita pasar el máximo tiempo posible encima de la tabla.) R: Y porque quieres experimentar más cosas, y por la posición que llevas. M: Exacto. La gente cuando viene a que le enseñes se desanima porque dicen que se caen mucho. Pero éste es un deporte en el que te caes, tengas poca experiencia o mucha. Aunque vayas a

Nosotros empezamos con unas tabletas de los comederos de los animales, les poníamos un trozo de cuero, metíamos el pie allí y con eso esquiábamos. Las lesiones son un precio que hay que pagar. Están ahí, pero no se habla de ellas: no puedes hacer una bajada pensando que te vas a romper una costilla o que se te va a ir la rodilla.

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dos kilómetros por hora, la tabla te hace un contracanto y te caes, esté la nieve como esté. R: Si la nieve no está pisadita, un gran porcentaje de gente no sale de la pista ni a tiros. M: Para mí la nieve virgen es lo máximo. R: Es el néctar… M: Es lo más difícil, también. R: Ahí iba yo. Algo que he hecho infinidad de veces, y disfrutando de verdad, es bajar por una pista con nieve profunda, casi hasta la rodilla. Esto en el mundo del turista, el que viaja a la nieve de manera esporádica, que es más bien de ponerse detrás del monitor o el amiguito y hacer unas bajaditas, esto cuesta. M: A mí hay gente a la que me gusta mucho ver esquiar, como a los franceses, que siguen con los esquís tradicionales, largos y estrechos, que no flotan, metiéndose por donde hay nieve polvo. Eso me admira. Con el material nuevo que hay ahora (esquís más anchos, más cortos y más blandos), salir fuera de pista, que antes pedía de mucha técnica, es más fácil incluso para el turista. (La urbanita que pregunta y toma notas, protesta levemente por esta presunta discriminacación de los turistas.) M: No, no, en absoluto ¿eh? Tú analiza una cosa: un turista o un aficionado, aunque tiene la misma pasión que nosotros por la nieve –o más, porque les cuesta más esfuerzo hacerlo– igual esquía diez o quince días al año. Y tú en cuanto estás una temporada aquí le has sacado seis años en horas, porque te has pasado cuatro meses. R: Y la práctica hace al maestro. M: Sí, estos deportes son de echarle horas. La experiencia que puedes adquirir en la montaña te ayuda mucho a conocerla, aunque ella siempre tiene la última palabra, porque todos los años, e incluso todos los días, cambia. Para mí es como un ser vivo, tiene su vida propia. No quiero decir que los turistas sean menos.Yo para estar en la nieve he dejado dos empresas, y estaba estudiando para director de fotografía. Llegué aquí y dije: “Manuel, esto se ha acabado”.Y me metí en un taller a reparar tablas, para dedicar tiempo a la nieve. Podría estar hablando de nieve en un bar, pero a mí hablar de nieve es algo no me gusta, a mí me gusta hacerlo. Estar aquí, en la montaña. (Se ha hecho un silencio y la mirada de los tres se ha vuelto hacia la ventana; parece que no hay nada más que decir”.) —

amor por la montaña


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Gama GL: consumo medio 7,4-12,3 l/100 km. y emisiones de CO2 192-288 g/km.

40 – 40


ENSAYO SOBRE LA NIEVE 100 datos relevantes e insignificantes sobre el frĂ­o

UN DOMINGO CUALQUIERA


migración aniimal más larga Polo Norte- La Antártida p53

muñeco de nieve más grande Maine p55

Telesilla más alto Brekenridge p46 copo de nieve mÁs grande Montana p50

pista de hielo mÁs grande México D.F. p47

jersey de lana más grande Perú p54

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Bufanda más larga Uruguay p54

42 – 42 42 – 43


iglú más grande Austria p55

estación de esquí más grande Italia p46

punto de nieve más elevado Nepal p44

hábitat del yeti Cordillera del Himalaya p51

Récord de tiempo en contacto directo con la nieve China p52

Mayor estación de esquí cubierta Dubai p47

RÉcord de nieve precipitada Indonesia p50

RÉcord de velocidad en snowboard AUSTRALIA p51

temperatura más baja alcanzada La antártida p52

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve


CO2 En marte nieva

Luna de Saturno con la mejor nieve para esquíar de la Vía Láctea ENCÉDALO

8 %

46.000.000 km

Volumen

2

91 %

10 %

Países con más superficie

área

Glaciares que ocupan GROENLANDIA

Superficie aproximada nevada en la Tierra anualmente

DINAMARCA RUSIA CANADÁ

14 %

Volumen

84 % área

Glaciares que ocupan antártida

20.000.000 km3 2.000 m Volumen

ESPESOR

Capa de hielo más grande

8.848 m

9.000 8.000 7.000 6.000

Punto con nieve más elevado

5.000 4.000 3.000

2.555 m

2.000 1.000 0 1.000 2.000

Lugar más profundo bajo hielo

3.000

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44 – 44 44 – 45


Morrena central Morrena lateral

75 % Agua dulce del mundo que contienen los glaciares

Circo glaciar

Lengua glaciar

Morrena terminal

Glaciares en el mundo

Partes de un glaciar

1,25 m/h Velocidad del glaciar más rápido del mundo

160.000

50 m/h Velocidad de un caracol

Glaciar más grande del mundo Glaciar Peterman en Groenlandia. Se está descomponiendo a causa del cambio climático. En 2008 contaba con cerca de 1.295 km cuadrados pero perdió mucha superficie, destaca en 2008 un desprendimiento de 29 km cuadrados, el equivalente a la mitad de Manhatan. En 2010 se ha desprendido un iceberg del doble del tamaño de la isla de Manhatan. El proceso continúa.

11.000 m Mayor que la superficie de Jamaica B15

Se rompió en varios trozos entre 2002-2003. El mayor trozo es el B-15A que en 2003 tenía 3.000 km2, el mayor objeto a la deriva en el mar.

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve

200.000 millones Tm Masa de hielo perdida cada año en Groenlandia a causa del calentamiento global. Groenlandia Entre abril de 2002 y agosto de 2011, Groenlandia perdió casi 200.000 millones de toneladas de masa cada año a causa del calentamiento inducido por fusión capa de hielo polar.


3.600

Estimación de estaciones de esquí en el mundo

36 Estaciones en España

4.000 km2 22.300 Estimación del ámbito de esquí mundial

Estimación de remontes en el parque mundial

FRANCIA Dominio de esquí más grande del mundo

1.200 km pistas

12

áreas

Estación de esquí más grande DOLOMITI

357 18 % Estaciones de esquí en Francia

De los remontes del mundo

15 km/h Velocidad media de un telesilla

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3.963 m Telesilla más alto del mundo BRECKENRIDGE

46 – 46 46 – 47


15 €

Precio forfait por día más barato en España santa inés (soria)

47 €

café chocolate sopa Productos más consumidos en las estaciones de esquí

Precio forfait por día más caro en España BAQUEIRA BERET

100 $ Precio forfait por jornada estación de esquí más cara y exclusiva del mundo GAME GREEK CHALET, VAIL (COLORADO)

1

taza de sopa

=

25 176 =

cucharas

300.000 € Factura de la luz anual de un cañon de nieve

60 × 40 m La pista de hielo más grande

400

Longitud de la mayor estación de esquí cubierta dubai

22.500 m2 Área esquiable = 3 campos de fútbol

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve

Los cañones de nieve de las estaciones de esquí gastan en 4 meses lo mismo que 18.000 personas en 1 año.

gotas


340 kcal/h Gasto energético de práctica de snowboard Mujeres

450 kcal/h Gasto energético de práctica de snowboard hombres

más de 400 kcal/h Gasto energético de práctica de esquí Mujeres

44 %

56 %

más de 500 kcal/h

Mujeres

HOMBRES

Gasto energético de práctica de esquí hombres

11% 40%

De los practicantes de esquí tienen una edad comprendida entre 7 y 11 años

De los practicantes de esquí tienen una edad comprendida entre 25 y 40 años

100  calorías/h Se consumen al conducir

135-235 calorías

Aporte calórico barrita energética de 50 gramos

accidentes

21

Media de edad de los accidentados

2,9 %

Luxación en hombro

7,8 %

Pulgar de la mano

Principales accidentes practicando esquí

2,4 %

12,3 %

14,7 %

18,6 %

Fracturas de clavícula

Lesión de rodilla

Rotura de muñeca

FRACTURAS en general

Lugar donde está el único hueso que no se ha roto todavía esquiando

Principales accidentes practicando snowboard

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48 – 48 48 – 49


251,4 km/h

30-40 €/día

Récord esquí / hombre SIMONE ORIGONE (ITA)

242,59 km/h Récord esquí / mujer SANNA TIDSTRAND (SUE)

201,907 km/h Récord snowboard DARREN POWELL (AUS)

200 km/h Récord bobsleigh EQUIPO DE ESTADOS UNIDOS

15-20 €/día

150 €

150 €

40 km/h Velocidad máxima aconsejable sobre hielo MERCEDES-BenZ

A 60 km/h la distancia de frenado es: 15 m sobre suelo SECO 30 m sobre suelo MOJADO 60 m sobre NIEVE 120 m sobre HIELO

La velocidad máxima recomendada para circular sobre nieve o hielo nunca deberá exceder de los 40km/h. Aun así, siempre se deberá adecuar a la morfología y las condiciones de la calzada sobre la que estemos circulando.

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve

60 €

9 €/día

5 €/día

0€ Viaje ladera abajo con bolsa de plástico


10

23

20 cm 38 cm 1887 espesor

Copos caen de media durante el invierno

1,7 m/s Velocidad de un copo de nieve

275

ancho

año

Copo de nieve más grande registrado montana (ee. uu.)

10.000.000

Toneladas de sal empleadas cada año en EE. UU. para evitar el hielo y la nieve en las carreteras nieve fresca muy fría

Moléculas de agua necesarias para formar hielo

20 kg/m3

Nevisca

nieve fresca normal

80-100 kg/m3 nieve en granos finos

250-350 kg/m 25 cm nieve fresca

=

0,25–10 cm agua

150 m Récord de nieve precipitada en el mundo irian jaya (indonesia)

NevAsca

3

nieve vieja

500 kg/m3

VENTISCA

Densidad de la nieve

2.500  l/m2

Mayores cantidad de nieve precipitada en España Grazalema

AGUANIEVE

GRANULOS

Tipología de la nieve

El Rubenzori (Uganda-Congo) las cordilleras DE Colombia norte de Myanmar (Asia) cimas de las islas Indonesias Lugares del mundo que más precipitación de nieve reciben

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50 – 50 50 – 51


Tipos de aludes  /  velocidad

28,96 m Precipitación acumulativa más alta de nieve en el mundo mount baker (ee. uu.)

200 km/h alud de nieve reciente

120 bombas atómicas 100 km/h

En una tormenta de nieve pueden caer más de 39 millones de toneladas de nieve, acarreando la energía equivalente a 120 bombas atómicas

alud de nieve antigua

60 km/h alud de fusión

SE DICE QUE EL HOMBRE DE LAS NIEVES O YETI HABITA EN LA CORDILLERA DEL HIMALAYA, RONDANDO LA LÍNEA DE BOSQUE, ENTRE LOS 14.000 Y LOS 20.000 PIES.

6 m UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve

CIONOFOBIA Miedo a la nieve CRIOFOBIA Persistente, anormal E injustificado miedo al frío extremo, a las escarchas y las heladas


TIRITAR

0 -10

Reacción del cuerpo para contraer los músculos y entrar antes en calor (la actividad muscular aumenta la sensación térmica)

-20 -30 -40 -50 -60 -70 -80

-32°C Temperatura más fría registrada en España (1956) LAGO ESTANGENTO

-64°C

Temperatura a la que pueden llegar en la ciudad más fría del mundo YAKUTSK (RUSIA)

-90 -100 -110 -120 -130

-128°C Temperatura más fría registrada (1983) VOSTOK STATION ANTARCTICA

24 km/h

48 km/h

temperatura real

Sensación térmica

temperatura real

Sensación térmica

4°C  -7°C -18°C

-5°C -21°C -35°C

4°C  -7°C -18°C

-11°C -28°C -45°C

La sensación de frío aumenta con la velocidad del viento

30 cal.

Se consumen más al día por cada grado centígrados que baja el termómetro

28°C Temperatura corporal ERIZO EQUIDNA

46’ 7’’

Récord de persona en contacto directo con la nieve JIN SONHAO (CHINA)

37°C Temperatura corporal SER HUMANO

42°C Temperatura corporal POLLO

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40.000 km

4.000 km

965 km

GAVIOTÍN ÁRTICO

ganso de las nieves

Caribúes

POLO NORTE

canadá

alaska

ANTÁRTIDA

méxico

canadá

40.000

32.000

24.000

16.000

8.000

4.750 km

3.200 km

965 km

mariposa monarca

golfistas

chorlito dorado

canadá

canadá

ártico

méxico

florida

argentina

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve


CUIN

200-250 gr. Lana necesaria para hacer una bufanda

4-12

Bufandas que se sacan al año de la lana de una oveja

22,8 m

Unidad que se utiliza para medir la capacidad de hinchado del plumón

212 m Gorro de lana más largo del mundo SAND POINT (EE.UU.)

400-850 cuin Relleno de una chaqueta

de manga a manga

3.500

Son las plumas aproximadas que puede tener un pato

13,6 m

longitud corporal

SPF 4 Filtro mínimo recomendable de las gafas de sol

10,2 m

MARRÓN

ancho de cuerpo

Jersey más largo del mundo PERÚ

+15 %

Aumento del efecto dañino del sol en la piel por cada 1.000 metros de altura

Color de filtro que mejor protege los ojos

80 % Mayor es la radiación reflejadada por los cristales que forman la nieve

15

Nivel de protección solar mínimo recomendado

5.000 m Bufanda más larga del mundo

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día internacional del frío Festival de las regiones árticas de Arkhangelsk, en Rusia FIESTA DE LA NIEVE SE CELEBRA DESDE 1954 EN BARILOCHE, ARGENTINA FESTIVAL DE LA NIEVE En Sapporo, Japón, festival con esculturas de nieve

200 ×35 m Escultura de nieve más grande del mundo HARBIN (CHINA)

22 ENERO

5.387 Participantes en la mayor guerra de bolas de nieve

Día Mundial de la Nieve

56.500.000 Resultados de la palabra nieve en Google

37 m Altura del mayor muñeco de nieve MAINE (EE. UU.)

0,01 mm Altura

0,001 mm Tamaño de la nariz, realizada con iones de platino a través de nanomanipulación

Muñeco de nieve más pequeño GRAN BRETAÑA

30

Son los tipos de tonalidades que reconocen los esquimales, lo que supone una facultad visual muy importante para ellos

70.000 Estimación de esquimales en el mundo

CANAdá Groenlandia alaska siberia

UN DOMINGO ensayo sobre CUALQUIERA la nieve

Es un mito que los Esquimales tengan 100 palabras diferentes para designar la nieve

12,1 m 8,1 m DiÁmetro

Iglú más grande del mundo KUHTAI (AUSTRIA)

altura interior


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UN DOMINGO CUALQUIERA


Fotografía GETTY IMAGES Texto ignacio cartagena

UN GIGANTESCO HUEVO METALIZADO AGARRADO AL MONTBLANC QUE ESCONDE EL REFUGIO ALPINO MÁS ALTO DE FRANCIA Y UNO DE LOS MÁS INNOVADORES DEL MUNDO. EL REFUGIO DEL GOÛTER ES UNA PROEZA ARQUITECTÓNICA A CASI 4.000 METROS DE ALTURA Y UNA ACOGEDORA RECOMPENSA PARA AQUELLOS QUE SE ATREVEN A REMONTAR LOS ALPES.

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El refugio tecnol贸gico del Montblanc


“Qui, l’aria taglia la gola…” El comentario es de Marco, un estudiante suizo de arquitectura, procedente del cantón Ticino, que se ha ofrecido a acompañarnos en una primera aproximación al Mont Blanc, prometiendo dejarnos ir cuando alcancemos la cota máxima para jugadores de mus y paseantes de jardines. “L’aria taglia la gola.” Tiene razón: aquí y ahora –finales del mes de octubre– el aire corta la garganta. Estamos en el inicio de uno de los corredores que tradicionalmente emplean los alpinistas para tratar de coronar el Mont Blanc: una ingente catedral de roca y hielo cuya cima alcanza los 4.800 metros, por la que cada año circula un turismo de montaña de unas 17.000 personas, con picos diarios de hasta 300 alpinistas. Desde donde nos encontramos, haciendo esfuerzos por respirar y mantener el paso de

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nuestro guía alpino, podemos contemplar una extraña estructura metálica con forma de huevo. Se trata del nuevo refugio del Goûter, un prodigio de la ingeniería nacido de la pluma del arquitecto suizo Hervé Dessimoz. Algo así como el buque insignia de la nueva generación de refugios alpinos de alta montaña: ecológicos, autosostenibles, altamente tecnificados, provistos de un confort funcional y sofisticado. “Construir un albergue semejante en el techo de Europa, a más de 3.817 metros de altitud” –prosigue Marco– “es un desafío constante, no sólo en términos de diseño (cuatro años para proyectarlo y otros tres para construirlo) sino también financiero (un presupuesto de más de siete millones de euros). Que además responda a los más altos parámetros medioambientales supone una lección para las ciudades que se

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Un ejemplo de la nueva generación de refugios alpinos de alta montaña: ecológicos, autosostenibles, altamente tecnificados, provistos de un confort funcional y sofisticado. levantan a cotas mucho más humanas: si aquí hemos podido hacerlo, entonces puede hacerse en cualquier sitio.” Hagamos un poco de historia: el refugio del Goûter se abre a principios de los años sesenta para el incipiente turismo de alta montaña, y desde entonces había venido albergando a unos 100-150 alpinistas al día. En los últimos años, la amortización de las instalaciones era patente, y las críticas habían aflorado. Sus huéspedes lo tildaban de incómodo, desfasado y agresivo con el medio ambiente. El edificio dependía del cordón umbilical de agua y energía; sus dormitorios eran gélidos y estaban superpoblados. Por no hablar de los dos únicos baños, exteriores, pasados a la historia del alpinismo internacional como la última prueba de ascetismo antes de coronar el Mont Blanc. Todo ello llevó a la Federación Francesa de Clubs Alpinos, creada en 1874, con más de 250 clubes inscritos y más de 80.000 miembros, a embarcarse en la gran aventura de hacer un edificio completamente nuevo, emplazándolo a unos 300 metros del antiguo. La empresa fue de enorme complejidad: debido a las condiciones extremas, sólo se podía trabajar entre los meses de marzo y septiembre. Las imprevisibles condiciones meteorológicas obligaron a construir una grúa telescópica de 12 metros que podía recogerse en cinco minutos. La magnitud del desafío y la voluntad de minimizar el impacto ambiental llevaron a implicar, desde un primer momento, a las poblaciones circundantes. La mayor parte de las piezas del edificio –muchas de ellas elaboradas con materiales ecológicos locales– eran montadas en los valles al pie de la montaña, y luego eran transportadas por helicóptero. En lugar de los tradicionales métodos de ensamblaje, se optó por una resina natural, y el conjunto quedó anclado a la tierra helada gracias unos cimientos alojados a unos 14 metros de profundidad. La actual estructura contrasta en todo con su predecesora: es un edificio que se alimenta, literalmente, de los recursos de la montaña. La

El refugio tecnológico Del montblanc

energía obtenida a través de sus paneles térmicos y solares satisface un 30% de las necesidades de consumo de electricidad y un 80% de las de calefacción. El sistema de ventilación de doble flujo permite recuperar un 75% de la energía consumida y el agua que se emplea se consigue derritiendo parte de la nieve acumulada bajo el edificio, y que se deposita en una cisterna con capacidad para 28.000 litros. Su forma ovoidal, una especie de geoda de más de 120 planchas de acero inoxidable, ha sido diseñada para soportar corrientes de aire superiores a los 240 kilómetros/hora; y su estructura interna –un total de 198 piezas de madera de 550 kilos de peso cada una– se ha realizado a base de maderas procedentes en su mayor parte de los bosques del vecino pueblo de Saint Gervais. El aspecto exterior, propio de una nave espacial que por error o impericia del piloto hubiera aterrizado en uno de los picos del mundo, contrasta con un interior de colores claros y elementos rústicos, que invita al descanso y a la serenidad, pudiendo alojar un máximo de 120 alpinistas simultáneamente. Es un número intencionadamente limitado, con objeto de restringir, en lo posible, el tráfico por este corredor, la vía más común de acceso a la cumbre del Mont Blanc. Cuando el nuevo Goûter abra sus puertas, en verano de 2013, será el refugio de montaña más alto de Francia; y la reserva de plaza será –a diferencia lo que sucedía con anterior albergue– un riguroso requisito para la admisión. Nosotros no estaremos entre esos primeros huéspedes: con la ayuda enciclopédica de Marco, ya descendemos el Mont Blanc desde nuestra humilde cota. Las apacibles aguas del lago Lemán nos esperan. —


BLANCO ALUD. WINTER MAGAZINE

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michael zimmerer

Three buffalo in snow under overcast sky and sun Buffalo standing in brown river surrounded by snowscape

www.michaelgzimmerer.com


hiroshi watanabe

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Gaku Tada, Matsuo Kabuki Maiko Takaku, Matsuo KabukI

www.hiroshiwatanabe.com

Blanco


Lo inundan todo con palabras, te explican los pormenores de las cosas, filtran los sentimientos que te brotan ante un paisaje blanco, nevado y blanco, frente a la palidez de una muchacha en flor, frente al vuelo aun por volar de la blanca paloma de Picasso, quizás la misma equivocada paloma de Alberti que por ir al norte fue al sur, que creyó que las estrellas eran rocío y la calor la nevada: se equivocaba. Pero ellos te lo explican todo sobre el frío, la nieve y las palomas, y descuartizan –sabiamente, claro- la sencilla blancura de lo blanco El blanco es un color acromático, de claridad máxima y de oscuridad nula, que se percibe como consecuencia de la fotorrecepción de una luz intensa constituida por todas las longitudes de onda del espectro visible, por tres longitudes…

y sigue y sigue y sigue hasta la extenuación de lo empírico. Pero todo es más sencillo: BLANCO blanco Y la “ele”, aprisionada entre la “be” y la “a”, resuena dulce y altiva mientras esquía por la pendiente del paladar. Prueba a decirlo en alto saboreando la palabra: blanco y verás como algo parecido a la armonía, a la nada, al todo, a lo absoluto, llena de estrellas (blancas) el cielo de tu boca. Blanco porcelana blanco seda blanco plata blanco hueso blanco antiguo blanco siena blanco chocolate blanco té blanco blanco grano de arena blanco marfil blanco flor de loto blanco roto blanco puro y blanco nieve

andrés aberasturi

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“Espacio blanco para toda la nieve, para toda la música” reclamaba Neruda. Porque el blanco es un vértigo infinito, el gran desafío, como la vida, sí, como la vida: el folio en blanco por escribir, el lienzo blanco por manchar, la blanca pantalla que espera un trazo, una letra.

Lo escribió Miguel Hernández:

… Y la nieve que también nos la explican seriamente: cómo se forma, el por qué de su blancura. Pero ninguna explicación trasciende el fascinante espectáculo mil veces repetido de esa casi-transparencia que es un paisaje inmenso y hasta monótono de blancura hecha carne, belleza con fecha de caducidad, explosión de luz tan potente que a tantos cegó cuando el joven Jenofonte guiaba la amarga retirada de los diez mil.

Un papel desvelado en su blancura. La hoja blanca de un álamo intachable. El revés de un jazmín insobornable. Una azucena virgen de escritura.

Albo níveo lechoso nevado albar albugíneo argentino cande cano pálido y albinos, tan hijos de la luna, con su piel sin secretos y brutalmente perseguidos por increíbles supercherías.

Blanco

Por tu pie, la blancura más bailable, donde cesa en diez partes tu hermosura, una paloma sube a tu cintura, baja a la tierra un nardo interminable. Y Rafael Alberti lo volvió a decir:

Hasta que William Carlos Williams sentenció: y no hay blancura (perdida) tan blanca como el recuerdo de la blancura.


erika svensson

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Untitled (de la serie Tulip) Untitled (Work in progress)

www.erikasvensson.com

Blanco


kevin cooley

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Lyman Badlands. Lyman, Wyoming, 2008, C-print 30x38.5” and 47.5x61” Badlands 2. South of Lyman, Wyoming, 2008, C-print 30x38.5” and 47.5x61”

www.kevincooley.net

Blanco


gustavo lacerda

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Serie Albinos www. gustavolacerda.com.br

Blanco


alejandra laviada

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Point of Equilibrium, 2010 before the fall, 2008

www.alejandralaviada.coM

Blanco


amanda boe

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A, 2012 Untitled, 2012

www.amandaboe.com

Blanco


Fotografía GETTY IMAGES Texto YOLANDA ORTIZ

EL VINO DE HIELO Es uno de los más especiales del planeta, pero también uno de los más dífíciles de elaborar. Para los enólogos, cada vendimia es un juego de azar, a expensas de que la naturaleza les dé la carta ganadora en forma de frío y hielo. Si lo consiguen, el premio es un elixir dulce y evocador.

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El jugo de la uva helada


En los extensos campos y lagos de Canadá, la nieve y el frío se adueñan del paisaje durante los largos meses de invierno. Las gélidas temperaturas hacen duro el día a día e invitan más a quedarse junto a una chimenea que a aventurarse al exterior. No es el caso de los viticultores de la península de Niágara o del Valle Okanagan, en la Columbia

De las uvas se extrae una minúscula cantidad, apenas unas gotas, de zumo concentrado de extraordinario dulzor y notable acidez natural, la esencia de un buen vino de hielo.

Británica. Para ellos la nieve y el frío extremo son dos ingredientes fundamentales para elaborar su particular oro líquido: los vinos de hielo. El icewine, un vino dulce originario de Alemania –donde todavía se elabora bajo el nombre de eiswein–, es el resultado de un proceso llevado al límite. En lugar de vendimiar las uvas en septiembre u octubre, lo habitual en el hemisferio norte, los viticultores dejan la fruta en el viñedo hasta el invierno, cuando el hielo ha envuelto cada grano de uva. El día exacto de la vendimia no se decide, en muchos casos, hasta unas horas antes de acudir al viñedo. Y se deben dar todas las condiciones adecuadas; si falla alguna, la calidad del vino de hielo, que comanda precios elevados, puede verse afectada. “Suelen ser días de estrés para los viticultores”, explica Dirk Richter, propietario de Weingut Max Ferdinand Richter, una bodega a orillas del río Mosela en Alemania con 300 años de historia. “Hacer vino de hielo es como jugar en el casino. Mentalmente, debes dar las uvas por perdidas y esperar que la suerte te acompañe.” Son conscientes de que se la juegan al haber dejado las cepas de mejor calidad sin vendimiar, pendientes de que las previsiones meteorológicas anuncien una ola de frío –que puede no llegar– y de que si llega, el día óptimo para vendimiar no coincida con la Nochebuena, arruinando las celebraciones familiares. Al Dr. Richter no se le olvida la Navidad de 1986: “Salimos a vendimiar a las 3 de la mañana, después de cenar con la familia el día de Nochebuena. Elegimos esa hora para poder estar en casa durante la cena, pero también con la idea de dejar tiempo a las mujeres que salían a vendimiar para que prepararan la comida de Navidad”. En el momento de la recolección (lo ideal son entre -8º y -10º) se hace imprescindible buena ropa de abrigo y guantes para proteger las manos, aunque hagan la tarea más complicada. Para retirar las uvas, la veintena de vendimiadores que trabaja con el Dr. Richter debe sortear el hielo y las redes protectoras que se colocan en verano en el viñedo para evitar que los pájaros o los jabalíes se coman la uva, como le ocurrió en 1991. Desde entonces cuenta con una valla electrificada alrededor de su viñedo. Los vendimiadores cogen las uvas, duras como piedras, las meten en cajas y las introducen de

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inmediato en la prensa, muchas veces a pie de viña, para evitar que los cristales de hielo dentro de la uva se rompan. De esas uvas se extrae una minúscula cantidad, apenas unas gotas, de zumo concentrado de extraordinario dulzor y notable acidez natural, la esencia de un buen vino de hielo. Paciencia y coordinación son dos cualidades preciadas en los viñedos helados. Pero ni cumpliendo esos requisitos se garantizan las cosechas. Suele ocurrir en Alemania, donde la llegada del frío no es tan previsible como en Canadá, como saben en las Bodegas Max Ferdinand Richter. En 2005 y 2006 no elaboraron vino de hielo porque el otoño fue demasiado cálido, pero el Dr. Richter lamenta especialmente la cosecha de 2008. “Después de esperar hasta enero para vendimiar y hacerlo a -19º, las uvas estaban tan heladas que no consiguieron fermentar”, recuerda. En 2011 la lluvia destrozó las uvas, pero esta vez el Dr. Richter decidió experimentar y aprovecharlas para hacer vinagre de vino de hielo, algo único hasta el momento. Para la cosecha de este año, vendimiada el 12 de diciembre, Richter es optimista; “serán vinos de gran calidad y equilibrio”, asegura.

esa protección, los pájaros se comieron 25.000 dólares en uvas, pero el objetivo se cumplió: Pelee Island consiguió elaborar 50 cajas de vino de hielo. En la actualidad los principales importadores de vino de hielo son China y Taiwán, donde el vino no se destina tanto al consumo sino que se considera un símbolo de estatus. Y como ocurre con las joyas o los perfumes de marca, el vino también es objeto de falsificaciones. De hecho, el vino de hielo canadiense es el más falsificado de todos los vinos del mundo, incluso por encima de los legendarios Grand Crus de Burdeos. Las uvas más comunes con las que se elaboran estos vinos son Riesling, especialmente en Alemania, y Vidal y Cabernet Franc en Canadá, pero también se utilizan otras como Tempranillo y Garnacha, habituales en los vinos españoles pero inusuales en los vinos de hielo. Es el caso de Bodegas San Prudencio, que elabora un vino de hielo con uvas de estas variedades cultivadas en la Sierra de Cantabria, en Rioja. De color tenue y aroma intenso, es una rareza con apenas 1.000 botellas de la cosecha 2009 y un precio de 55,5 euros.

El origen del vino de hielo se remonta al siglo XVIII en Alemania. Su descubrimiento se produjo de forma accidental en 1794 cuando una inesperada helada congeló las uvas en el viñedo. Un viticultor, decidido a salvar la cosecha, las vendimió y descubrió que el vino resultante era aromático y de un dulzor excepcional. A pesar de este éxito, el vino de hielo no se comenzó a producir de forma regular hasta 170 años después. Al ser un vino sometido a los vaivenes de la meteorología, los viticultores prefirieron no arriesgar sus cosechas hasta que los avances tecnológicos permitieron hacerlo viable comercialmente. Desde entonces, contar con un eiswein en la lista de vinos es un símbolo de prestigio.

Más asequible para el bolsillo es el elaborado con la variedad Gewürztraminer en Bodegas Gramona. Es un vino similar a los de hielo, pero con una técnica adaptada al Penedès. En esta zona el termómetro no suele llegar a los -8ºC necesarios para elaborar el vino de hielo, por lo que congelan los racimos de uva en cámaras de frío. Ni su elaboración, ni su precio (16 euros) son tan extremos como los vinos de hielo, que tradcionalmente se suelen servir con los postres. También son un excelente acompañamiento para el foie o los quesos muy maduros, porque su sabor se complementa con la acidez natural del vino de hielo. En Inniskillin recomiendan servirlo a unos 10ºC, es decir fresco pero no frío, en pequeñas porciones y nunca con postres que sean más dulces que el vino de hielo.

Aunque Alemania y Austria son los que ostentan el pedigrí, donde realmente se ha implantado ha sido en Canadá, el mayor productor de vino de hielo del mundo. La bodega pionera fue Inniskillin, pero su primer intento, en 1983, fracasó después de que los pájaros se comieran las uvas un día antes de la cosecha. La suerte (relativa) se alió con otra bodega rival, Pelee Island Vineyards. Situada en plena ruta de las aves migratorias, los propietarios tuvieron la precaución de instalar redes protectoras en el viñedo. Incluso con

Gurús del vino como Jancis Robinson consideran que el vino de hielo tiene más de artificio que de calidad, y a la hora de elegir un vino dulce se decantan por los Sauternes o los Oportos. Sin embargo, probar un vino de hielo de calidad es una experiencia: la combinación de la fruta, la untuosidad de su textura y su dulzor contrarrestado por una marcada acidez son un placer para los sentidos. Es un vino de extremos, como su elaboración y su naturaleza. —

EL JUGO DE LA UVA HELADA


Fuego contra nieve UN RELATO DE agustín fernández mallo

1 A los escritores nos invitan a ferias de libros; es natural. Tales eventos incluyen salas de espera y aeropuertos, actos protocolarios, estampación mecánica de firmas, impartición de alguna conferencia que con suerte es la misma que ya diste en otras ferias, saludos de colegas por los que te sabes odiado —se pondrían azufre en la mano cuando te la estrechan si no fuera porque también se quemarían ellos— y horas mirando el techo de una habitación de hotel en una ciudad casi siempre extraña. No obstante, durante la Miami Book Fair International del año 2011, ocurrió una cosa muy rara. Se ha puesto de moda que todo quien no sabe cocinar cocine pasta, de modo que un grupo de siete autores y cuatro editores —españoles y latinoamericanos— fuimos a cenar a un restaurante llamado Todo Carne 88, a pocos kilómetros de la feria, en el que no había un solo plato de pasta. Los tres taxistas que durante aquellos días la organización había puesto a nuestro servicio para llevarnos y traernos a los actos feriales nos lo habían recomendado. “En ese restaurante escribió muchos poemas Juan Ramón Jiménez”, dijo uno, que recitó de memoria el poema Espacio. Nada más llegar, se desató una tormenta tropical acompañada de un ruido que parecía venir de las paredes; pensé en arañazos. Mientras nos entregaba las cartas de menú, el camarero afirmó que se trataba de las palmeras del jardín, tan pegadas a la casa que lamían las fachadas laterales del primer piso. Lo cierto es que un par de veces las ventanas del fondo se abrieron violentamente; tuvimos que ser cambiados de mesa. La cena trascurrió entre anécdotas y chistes de esos que sólo hacen gracia a escritores, editores y satélites del mundo literario; y en ocasiones, ni eso. Así que antes de que llegara el postre, algunos salimos a fumar un cigarrillo a la terraza cubierta, medio ganada por una vegetación que nos mantenía a resguardo. Nos sentamos en un banco al que no le alcanzaba la lluvia. Cualquier indocumentado como yo diría que aquella casa —en la que el restaurante contaba con dos de los tres pisos— era “colonial” o que en su día perteneció a algún vicecónsul de aquellos de las novelas de Marguerite Duras. Aún no habíamos terminado el cigarrillo cuando también salió a fumar un grupo de escritores y editoras españolas, de otra mesa, que de casualidad habían venido al mismo restaurante. Nos saludamos a distancia. Sin que nos oyeran, comentamos entre risas que ellos también estarían hartos de comer pasta

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—aclaro que Miami es el paraíso de la pasta en raciones multiplicadas por dos; para colmo, siempre le añaden trozos de piña—. Al cabo de unos segundos, una mujer de aquel grupo se acercó y me dijo: “Agustín, ¿tienes fuego?”. A lo que asentí. Encendió su cigarrillo y se llevó mi mechero para que los fumadores de su grupo hicieran lo propio. Ahora quiero hablar acerca de ese mechero. Se trata de un BIC, azul oscuro. Lo había comprado hacía un par de años en una gasolinera de las afueras de la ciudad de Aspen, Colorado, al pie de las Montañas Rocosas. Recuerdo que era diciembre y que sólo a nosotros se nos podía ocurrir cruzar los Estados Unidos en coche en aquellas fechas. El mechero es muy gañán. En uno de los lomos tiene escrito “USA”, y el interior de esas letras se halla dibujado con la bandera de USA, redundancia que “ya de por sí es demasiado buena como para dejarla escapar”, me había dicho mi chica al verlo en el expositor giratorio de la gasolinera. El otro lomo tiene una pegatina tan grande como el mechero, llena de advertencias de uso escritas en letra muy pequeña: un verdadero libro de advertencias e instrucciones de uso del mechero, casi La vida, instrucciones de uso aplicada a los mecheros o micropoema de insólitas sentencias, como por ejemplo: “no debe acercar el mechero a una fuente de gas” “no debe tirar este mechero a una hoguera” “este mechero no es comestible” “los mecheros no son juguetes eróticos” “los niños y los mecheros son incompatibles” “un mechero no sustituye a una vela” “este mechero no es apto para ser usado en baladas de conciertos de rock” […] Parece increíble, pero es verdad. De tal modo que esa pegatina, blanca aunque oscurecida ya por mi manoseo, constituye una preciosa y auténtica Biblia de Las Advertencias de Mecheros; me siento muy contento de poder tenerla entre mis manos. A veces la leo y creo que todo el conocimiento que alguien puede tener acerca de los mecheros lo llevo yo, en el bolsillo; es un sentimiento que tiene que ver con la fascinación por lo enciclopédico. He recorrido todos los estancos y tiendas en los que venden mecheros, he buscado más Biblias de Advertencias de Mecheros, he investigado en profundidad ese asunto, incluso lo he tecleado en Google, y puedo asegurar que la Biblia más completa, la más competente, la que más advierte, es la de mi mechero, escrita en varias tipografías, de la Arial a la Santa Fe, pasando por una letra a mano, como artesanal. Y además está el detalle del código de barras que, casualmente, tiene una composición numérica que empieza por 3, 14, 16, …, dígitos iniciales de ese Número Irracional por antonomasia vulgarmente conocido como Pi. Y así, inmediaciones de Aspen, carretera secundaria, 3.00 am, casi sin combustible y el hallazgo de aquella gasolinera al pie de una montaña blanca. Veníamos de una llanura, también blanca, en la que apenas medio kilómetro atrás habíamos visto una caravana cuyo techo era circunvalado por una colección de bombillas rojas, azules y blancas; en su interior, una mujer parecía sujetar a un niño en brazos mientras cocinaba. Llenamos el tanque. Los surtidores, plantados en la misma nieve, parecían animales prehistóricos a la espera de que alguien pusiera su corazón a bombear y, tras hacerlo, entramos a pagar y allí estaba el mechero, un tremendo brillo en el mueble giratorio —mi chica me lo señaló—, parecía un árbol de navidad; lo compré y, de paso, saltándonos todas las advertencias de la Biblia de Las Advertencias de Mecheros, fumamos un


cigarrillo en la pequeña caseta del hombre que estaba al cargo de la gasolinera en turno de noche, con quien decidimos tomar también un riquísimo café de máquina; medio dólar. Nos dijo que estábamos locos, que nunca llegaríamos al Albergue de Montaña de Aspen: apenas veinte millas mediadas por un puerto de montaña que ni un lugareño se atrevería aquella noche a pasar. La quitanieves no tenía previsto trabajar hasta el día siguiente. Mientras el tipo hablaba, aparté un poco la cortina. Observé nuestro coche, junto al surtidor, y más allá de la carretera una planicie blanca que muy al fondo se doraba como mostaza al horno; me pareció que estaba amaneciendo. El tipo nos habló de las rarezas meteorológicas de aquellas tierras y aseguró que a pocos kilómetros al sur ya no había nieve, sino campos de maíz y achicoria, y que haríamos bien en tomar rumbo a esas otras latitudes. Le dijimos que sí porque nunca hay que llevar la contraria a los locales, pero nada habría de cambiar nuestra determinación. Curioseamos diversas chucherías, más mecheros, una gruía de montaña y esquí, un manual, mucho más técnico, para escaladores, osos y renos tallados en madera. El hombre no debía de tener más de cuarenta años. Desde una boca sin dientes nos contó que vivía en una caravana, al lado de la carretera, decorada por él mismo con una fila de bombillas rojas, azules y blancas, y que tenía dos hijas —pensé en la teleserie La casa de la pradera; lógicamente, esa tontería me la guardé—. Nos invitó además a una especie de pasteles chocolateados y nos ofreció una cama por si necesitábamos descansar antes de que amaneciera. Fue entonces cuando miré de nuevo por la ventana y dije: —Ya amanece. Él apartó la cortina. Observó unos segundos antes de decir: —Eso no es el amanecer, eso es fuego. Nos acercamos. En silencio miramos cómo, al encuentro con la nieve, el resplandor ganaba por minutos el horizonte. Naturalmente, pensé en Manderley, cuando al final de Rebeca la mansión se quema, pensé también en la Torre Windsor y en unas nunca aclaradas sombras tras las ventanas del piso 19, pensé en una plataforma petrolífera de la Shell incendiada hacía un par de años en el Golfo de México, y entre tanto mi mano derecha asía el mechero con todas las advertencias contra el fuego. Se trataba de algo inédito para mí: en una mano la Biblia de Las Advertencias contra el fuego y, reflejado en mis ojos, un incendio. Manoseé aun más el mechero. Como le ocurre a los ciegos, pude leer al tacto las advertencias y también el código de barras, con su número Pi, el Irracional por antonomasia. Aquello no sólo me llenó de espasmo, sino que me hizo sentir lo sublime: el mechero en mi mano y, a lo lejos, fuego contra nieve, suma de contrarios que sólo puede terminar en un cálido punto medio, o troncos en una chimenea que no se apaga —“por favor, echa más leña”, solía decirme ella cuando aún estábamos juntos; éramos felices—, o la piel, que es fuego y nieve al mismo tiempo, o todas esas estepas congeladas en las que animales que jamás veremos abren túneles con patas y dientes, y después tú pisas y hay allí abajo un horizonte vertical que ni tú ni ninguno tampoco veremos, o esos desayunos en hoteles de montaña mientras afuera nieva y, dentro, un televisor parpadea, y un café y el mismo periódico tres días, y eso te basta, o el misterio —por qué no decirlo— de cada copo de nieve, distinto a todos los copos en la misma medida en que tampoco hay dos estaciones de servicio iguales, ni dos automóviles iguales, ni dos carreteras iguales, ni dos mecheros iguales. En efecto, no pudimos continuar camino aquella noche, pero no importó; durante horas no despegamos la vista de la nieve y el fuego. “Parece el primer cine de la Historia”, dijo ella. El gasolinero y yo asentimos.

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Desde entonces, me encanta mirar el mechero porque los objetos —como la nieve y el fuego— no han sido hechos para ser usados, sino para que los miremos. La mirada es su uso, el uso más noble y evolucionado que se le pueda dar a un objeto. Conservo el mechero y su pegatina como un enciclopédico tesoro. Mejor dicho: conservaba.

2 Había parado de llover cuando vimos que el camarero llegaba con el postre. Con intención de regresar a la mesa, apagamos los cigarrillos, momento en el que aproveché para acercarme al extremo contrario de la terraza y pedirle al otro grupo mi mechero. Una mujer, a quien sobradamente conocía, me lo tendió con una sonrisa de gratitud. No tuve que mirarlo para comprobar lo que me sugería el tacto: alguien había arrancado la pegatina de las advertencias. Por no poner a nadie en un apuro, no dije nada. Regresé a mi mesa. El postre estaba buenísimo, los chistes de escritores seguían su curso, fuimos invitados a unas copas de mezcal incluso, pero me sentía triste. Para qué demonios alguien que no soy yo querrá esa pegatina, me dije, para qué querrá alguien la Biblia de Las Advertencias de Mecheros si ni siquiera las entiende, si ni siquiera ha visto cómo se juntan la nieve y el fuego. O quizá será el ladrón uno de esos tipos que van al campo y mientras caminan no pueden evitar pegar patadas a toda clase de arbustos y pisar decenas de insectos. Y que nadie me malinterprete, sé que esa clase de depredadores no hacen nada malo, sé que nada importan en el Universo unos cuantos arbustos más o menos y un centenar de insectos, pero allí, mientras terminaba el vaso de mezcal, me pregunté para qué esa depredación inútil, esa depredación de Biblias de Advertencias de Mecheros. Voy a suponer que quien despegó mi Biblia, tras leerla, la habrá guardado en lugar seguro; puede que la haya plastificado a fin de conservar la historia que contiene, aquella experiencia sublime: fuego contra nieve.

Fuego contra nieve


Fotografía COKE BARTRINA Estilismo ana domínguez

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guantes The Outpost


guantes loewe

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