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Transporte y Logística 2030
Por: Melanie Müllers, Ph.Dc.
Es probable que las áreas urbanas reciban la mayor parte de los proyectos futuros, el gobierno debe ofrecer incentivos para garantizar que las áreas rurales permanezcan conectadas.
La necesidad de una planificación a largo plazo se aplica al desarrollo de la infraestructura de transporte en particular. Puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarriles, puentes, túneles: todos tienen en común que sus ciclos de vida abarcan muchas décadas, si no siglos. Esto requiere una previsión a largo plazo de la demanda de infraestructura de transporte, su impacto en la economía y el medio ambiente. La financiación necesaria para la construcción, el funcionamiento y el mantenimiento también debe planificarse a largo plazo.
Las necesidades de transporte están creciendo con fuerza en todo el mundo. La continua globalización, junto con las altas tasas de crecimiento de la densidad de población y el PIB en algunas regiones, significa que el flujo de bienes y personas seguirá aumentando con el tiempo. Para realizar o planificar inversiones masivas, donde se plantea enormes desafíos para todas las partes involucradas, algunas de las preguntas clave incluyen:
• ¿Dónde están las mayores necesidades de desarrollo de infraestructura de transporte en los próximos años y décadas?
• ¿Cuáles son las formas más efectivas de financiar la infraestructura de transporte?
¿Cuáles serán los papeles del sector público y de los inversores privados?
• ¿Cómo se pueden equipar adecuadamente las megaciudades y los puntos críticos económicos con infraestructura de transporte sin desvincular las áreas rurales?
• ¿Seguirá siendo la infraestructura de transporte un motor del crecimiento económico?
• ¿Cómo se puede desarrollar la infraestructura de transporte de una manera ambientalmente sostenible?
El gobierno también debe analizar más de cerca las acciones que ayudan a gestionar la demanda, incluidas las medidas regulatorias como los peajes. Si bien dicha regulación tiene ciertos inconvenientes y la oposición política puede ser feroz, potencialmente ofrece beneficios significativos, tanto en términos de reducción de volúmenes de tráfico como de generación de fondos para reinvertir en infraestructura de transporte.
La fijación de precios eficiente basada en el costo externo iguala la oferta y la demanda en su punto más eficiente, lo que genera beneficios económicos directo reduciendo las externalidades (es decir, la congestión, la contaminación) al nivel óptimo. Los índicadores de el transporte en el futuro, prevéen la tarificación vial, por lo que los usuarios deberían estar preparados para pagar más por el uso de la infraestructura de transporte en el futuro. Si bien muchos países emergentes están registrando niveles récord de inversión en infraestructura de transporte, es poco probable que cierren completamente la brecha existente para 2030.