Libro odas de aedo

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Porque no creo que la jefa venga a

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Prólogo. No piense usted, que al tomar entre sus manos éste libro de poesía, es cursilería. No crea, que son cosas de nuestros antepasados, por ufanos, o que sólo el género literario esta en las obras de los poetas reconocidos; esos que atrapaban al amor, como también a la amada más codiciada. O en aquel rincón donde se guardaban los sentimientos y la locura; que lograban tocar a todos los románticos su alma y su ternura. Y donde el anhelo por la pasión, era el maestro inspirador. Demencia sería, el buscar la gloria a través de la poesía; nada más aterrador el querer ser vencedor. Que creyendo escribir esperanzas y deberes, desafiamos a la vida y a la muerte. Porque el modo de decir, es sólo una forma, de la idea concebir. Sin embargo no pretendo, ni creo lograr satisfacer la exigencia de muchos letrados que en ésta rama cuentan con mucho más experiencia. De quienes al hurgar las palabras, logran aventajar con gran elocuencia y tienen a bien confortar y entender, ¡cómo alcanzar porvenir sin correr! Antes bien, el pretexto del libro, será para cada lector su contenido. Sabemos por entendimiento, que cada quién busca el conocimiento. Y que todo lo sentido, tiene que ver con lo vivido. Que fácil es confundir la profundidad, con la oscuridad; como también la claridad, con la frivolidad. Y es sin lugar a dudas, al expresar, una forma de despertar. Porqué decir algo sobre poesía, es pura necedad; ya que la poesía es sí, es riqueza en el decir. Y con devoción, entusiasmo e ilusión, la poesía rebasa por mucho a la razón.


Pruneda.

Dedicaci贸n.

A la memoria de todos mis seres queridos, ya idos. A mis hermanos de sangre, coraz贸n y recuerdos. A mis hermanos en la fe, que todo tiempo es crecer. A los de mi casa, que son mi gran familia. A los amigos tenidos, en los caminos recorridos. Y para todas las personas, que entusiasmaron esta obra.

Pruneda.


Agradecimiento s.

A mi hermana Elsa, quién se acerca sin importar distancia, y que al escuchar lo escrito, es apoyo y entusiasmo entendido. A Laura, mi esposa, Quién siempre incondicional y animosa, su apoyo, fue mi ayuda. A mis hijos Yunuén y Emilio, por dejarse robar, su tiempo y su atención. A quienes me exhortaban a continuar escribiendo, con ocurrencias y desatinos. Y A todos aquellos que me insistieron seguir, hasta terminar, para poder nuevamente empezar.

Pruneda.


Índice ¡ ¡Qué miedo!

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¿ ¿Cómo no tengo un amigo? ¿Dónde está la riqueza? ¿Dónde están los colores? ¿Qué es ciencia? ¿Que es el Amor? ¿Qué es poesía? ¿Qué es un libro? ¿Qué me está pasando? ¿Quieres ser doctor?

107 56 53 82 95 121 104 73 10

A A Laura. A la playa… A quien merece. A veces quisiera… ADN Del ABC. Afán. Agradecer. Almo/hadas. Árbol. Así es la vida. Avaricia. Aves y cualidades.

126 116 37 78 136 63 3 131 24 48 46 105

B Belleza. Bicentenario. Busca.

33 38 98

C Carta de divorcio. Comprendo. Confieso que he pecado.

51 23 14


Connubio. Cuando crezcas. Cuando pasa el tiempo.

59 7 61

D Dioses. Dos palabras.

74 91

E Efímero. El gigante invisible. El hábito que mata. El Plan. El secreto. Elsa. Éramos doce. Esperanza.

39 99 111 21 1 134 108 81

F Fe.

32

H Habladuría. Hoy quiero vivir.

90 47

L La basura. La lengua. La puerta. La receta. La Rueda. La televisión. La vida es un líquido. La vida talada. Las Palabras. Las arañas. Las manos. Las ventanas. Le tengo un encargo. Los colores. Los diez Mandaecos.

130 76 92 115 29 89 101 96 43 35 122 65 94 17 128


Lucia.

132

M Mario Vargas Llosa. Me fio Me asomo hoy. Me gusta estar aquí. Me han robado la sonrisa. Mi mundo. Mi planeta. Mi tienda. Mis cercanos parientes. Misión. Mujeres. Mujeres. II. Mujeres. III.

40 85 58 18 87 45 36 49 55 41 67 68 69

N Necesito tu ayuda. Negro. No es de cuidado. No estoy loco. No me gusta.

5 15 31 86 4

O Ojos. Otoño.

9 6

P Palito de madera. Pandora. Perdón. Pintor. Prestamos.

109 103 70 83 20

Q Qué decir. Quiero tener. Quiero y tengo. Quinceañera.

27 64 77 124


S Salud, Don vino. Se acostumbran mis ojos. Se venden. Somos. Soy feliz. Soy un asesino. Sueño.

127 118 26 11 50 71 75

T Tanathos. Tenías razón… Tiempo de vida.

16 2 13

U Un adiós más… Un ciego. Un tanto. Una oportunidad para vivir.

113 8 119 79


ODAS DE AEDO

El secreto. Tal vez no debiera decirlo, creo no ser quien, para contarlo, confieso que me incomoda, el guardarlo; y mucho más, el ocultarlo. Es el secreto, que al recibirlo, me hace cómplice y confidente; y para no decirlo, hasta muerdo mis dientes, es una noticia que no puedo pregonar pero mi corazón no me permite conservar, Es el secreto, que al saberlo, me complica el disimulo; y me roba privacidad, el conocerlo; te haces socio del silencio, que se busca revelar, es una invasión, que hace la amistad peligrar. Mi intención, no es compartir lo oscuro; o saber de ese mal, como abismo profundo, no es curativa la prudencia, si carcome la conciencia, ni tampoco me ayuda la tregua, por qué no libera, y si mengua. Es el secreto, que es algo que en mí, quiere salir, seguro son palabras, que lograrán herir; callarlo, no es justa condición, decirlo, seguro guerra o discusión. Es el secreto,

que al denunciarlo, me hace más esclavo, el tenerlo, un monstruo alimentando, es un pacto imposible de gobernar, es una carga, difícil de llevar. ¿Quieres qué te diga mi secreto? Pruneda.


ODAS DE AEDO

Tenías razón… Tenías razón cuándo apenas ayer me decías; que aunque nadie las admire, las flores adornan de noche y de día. que los huertos sus frutos ofrecen, sin importar quienes los cosechen. Tenías razón cuándo apenas ayer me decías; que la felicidad en la vida, es un suspiro que puede atraparse, como una estrella escondida. Qué la fortaleza, cómo la belleza, son dones que iluminan el paisaje, pero desnudan la conciencia y el espejo; y aún más, el alma y el cielo. Tenías razón cuándo apenas me decías, Que cuando se sueña despierto, No se puede ya dormir; Y el viaje es más largo, sin poder ir. Que la victoria del día, no es el descanso de mañana. Que la fuerza, la pasión y el tesón, deben ser de mi trabajo, la ocupación. Tenías razón, cuándo tu consejo, trataba de alcanzar mi rebeldía; y eran mi ilusión y mi fantasía, tú preocupación, cada día. Tenías razón, cuándo apenas ayer me decías; que como vela encendida, que no parece que alumbre a la luz del día, llegará la noche y serás guía de todos aquellos que te lo pidan; y también auxilio y camino, para esos que declinan. Pruneda.


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Agradecer. ¿Te encuentras confundido, enojado o deprimido? ¿Te sientes fatigado, resentido o culpable? ¿Te piensas incapaz, inseguro y tenso? O ¿te crees irritable, torpe e indigno? Nada de eso importa en absoluto. Nada de eso te ayuda, ni es fecundo. Nada te dará consuelo. Si no buscas al cielo. Si toda tu queja, es sólo reniego, haz ahora un juramento. si todo es murmurar e insulto, se prudente y tómate un minuto. Nada es mucho, bastante, moderado o poco, para el tuerto, el manco o el cojo. Pero peor es, el necio, el ingrato o el exigente, ¡creo que éste mundo debe ser, con mejor gente! Que vivan con suavidad y blancura. Que busquen la frescura y la dulzura. Que lo intenten hoy y también mañana, con ternura. Hasta el día que descansen en la sepultura. Pruneda.


ODAS DE AEDO

No me gusta. No me gusta, cuando ocupo más mi mente, que mi corazón. Que creyendo ser luz, no alumbro ningún camino. Que sintiendo ser fuerte, no ofrezco una lágrima al ausente. ¿Por qué querer abrir una ventana y siempre cerrar una puerta? No me gusta cuando pienso de todo lo que sería capaz. Si el intento fuese mi arma, de seguro me diera paz. Que ni pensando mucho, logro un sueño. Y que casi siempre la altura, se busca por duda. Que si remontase como una águila, necesitaría ser ruiseñor, para cantar, porque si la vida, quiero dominar, debo de comenzar, por mi alma conquistar. No me gusta cuando mi andar, no es puerto de lo deseado. Cuando los horizontes son montes lejanos. Que ni volando, libero perdidos veranos. Porque los pies hacen el camino, pero sólo las manos, el destino. No me gusta cuando al escribir, la palabra es mi sentir. Porque la presencia, es una forma de ayuda. Y por riquezas no alcanzadas, se pierde la salud. Y queda la vida añorada. No me gusta pensar, pero es cierto sobre la suerte, que el sufrimiento es sentencia y justicia la muerte. Que siempre será más apreciado lo que empieza, como la vida y el amor; y valioso, el recuerdo y la salvación. Pruneda.


ODAS DE AEDO

Necesito tu ayuda. Necesito tu ayuda, para poder buscar la madurez, esa que en la soledad, nunca se logra obtener, esa que enseña el valor y la sensatez del tiempo, el momento para dar y siempre mejor camino transitar. Necesito tu ayuda, para intentar romper esquemas, esas barreras, que en vez de ignorar, habrá que aceptar; porqué las diferencias, cómo las preferencias, son asuntos de historias y conciencias. Necesito tu ayuda, mañana pretendo ser aventurero, arriesgar mi corona y ni cubierto, no posponer el placer y vivir el momento, porque el más grande sueño, es creer que tendré tiempo. Necesito tu ayuda, para que invada mis actos la disciplina, porque el camino es búsqueda y no fortuna, de pedir encontrarme ante lo bueno y lo malo; y hacer diferencia entre lo áspero y lo delicado. Necesito tu ayuda, porque no quiero tener inercia, lo peor es la apatía y la negligencia. Tener como hábito la costumbre, es atender, la rutina y el hambre. Necesito tu ayuda, para escuchar mi voz y mi pasión, entender que pensar, no es también, el razonar. Que el triunfo es mudar el estorbo; y sólo nuestra conciencia, es soberano tesoro. Necesito tu ayuda para apreciar, la paciencia y la salud; lo imposible y la voluntad; el tropiezo y la bondad y aún todo mal. Saber cuándo detener, lo que a mis años, mi vanidad atrapo; Y merecer la renuncia, porque así lo siento y entiendo yo. Pruneda.


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Otoño. ¡Estoy enojado! Porque las primaveras se me escaparon de mis manos. Porque no podré reponer lo mucho que perdí. Porque no tendré forma de aprovechar, Lo poco que me ha de quedar.

¡Estoy enojado! Porque me quedan siete viejos rencores y solo una confianza en la vida. Porque me estoy yendo menos mortal de lo que llegué a éste mundo. Porque la tardanza a casi todo ha sido mi estandarte. Y la mañana ya es de tarde.

¡Estoy enojado! Porque resulta que se pierden los nombres cuando tengo llanto y creó que está lloviendo dentro de mi cuarto. Porque a mí me gustan las mañanitas y no las golondrinas. Porque entre más camino hay, menos guerra doy.

¡Estoy enojado! Porque a lo mejor viviré cuando ninguno me necesite. Porque me iré como el que pierde y también nadie me recuerde. Porque la memoria también tiene un tiempo,


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y no siempre es largo el olvido.

Pruneda

Cuando crezcas. ¿Qué vas a ser de grande? ¿Serás bombero, policía, ó aviador? ¿Qué vas a ser de grande? ¿Serás doctor, maestro ó pintor? ¿Cómo vas a ser de grande? ¿Serás alto, fuerte, y gallardo? ¿Ó delgado, bajito, y callado? ¿Qué te gustaría ser de grande? Sí soy doctor, será, para curar gente. Sí soy maestro, enseñar a leer y escribir. Sí bombero decido, salvar de incendios. Pero si soy policía, cuidaré a los niños. Aviador no; me dan miedo las alturas. ¿Y pintor? eso sí me gustaría, y tendría muchos colores, muchos… ¿Qué más te gustaría ser de grande? No sé. ¿No te gustaría ser un hombre bueno? de esos que son felices, que ayudan a otros, que siempre los recuerdan. Sí… de esos hombres buenos que saben amar, que saben sufrir, pero ante todo; enseñan a conocer a Dios a través de sus ojos, y la oración. Sí, sí… eso quiero ser cuando sea grande… un hombre bueno.


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Pruneda.

Un ciego. ¿Cómo es el color blanco? frio y suave, como la nieve ¿Cómo es el color negro? liso y resistente, como el carbón.

¿Cómo es el color verde? húmedo, como caminar en el pasto ¿Cómo es el color rojo? caliente, como mi sangre.

¿Cómo es el color azul? inalcanzable, como el cielo ¿Cómo es el color amarillo? alegre, como el canto de un canario.

¿Cómo es el color de mi piel? blanca, negra, roja, amarilla; porque al contacto, te dejas ver. Pruneda.


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Ojos.

Hay ojos claros, no por ello serenos, los hay oscuros, no por ello hermosos, los hay verdes, no por ello dominantes, hay ojos castaños, son un paisaje en otoño.

Hay ojos pequeños, como si vieran menos, los hay grandes, que casi te comen, hay ojos grises, como de gato, los azules, se confunden con el cielo.

También los hay, inquietos, otros tanto cabizbajos, y hasta pizpiretos. Abiertos sin decir nada, o entrecerrados, como ocultando algo.

Los ojos astutos, como de tigre, otros los tienen, limpios y brillantes. También los hay, con esperanza, y otros tantos, con alegría.

Pero todos, todos, son ventanas del alma.

Pruneda.


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¿Quieres ser doctor? Eres inspiración de un alma generosa, tienes espíritu ansioso de ciencia. Azote de males y dolores, esclavo de ricos y aliento de pobres.

Será tú familia, la de ellos. Tu tiempo, completo, para todos. La puerta de tú casa, siempre abierta. El descanso, hasta la sepultura.

Ni soñar en enfermarte, siempre presto al auxilio, Nunca impaciente, ni fastidiado. y al cobrar, no olvides ser considerado.

Tu éxito, por el número de criados. Por lo espaciosa y cómoda de tu casa. Por los lugares a donde viajas. Por el deber cumplido.

Vivirás solo, en tus tristezas. Si tienes problemas, ajeno apoyo de tus colegas. Estarás solo en tus fatigas y preocupaciones. Y siempre lejos de tus sueños y tus ilusiones.

¿Aún quieres ser doctor? Pruneda.


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Somos. 1.

Somos, lo que somos. Somos, lo que pensamos. Somos, lo que decimos. Somos, lo que comemos.

Somos, lo que somos. Porqué somos, lo que no queremos ser. Porqué somos, lo que queremos olvidar. Porqué somos, lo que tratamos de evitar.

Somos, lo que pensamos. Porqué, cada momento me acuerdo. Porqué, cada día quiero empezar. Porqué, cada año deseo ser mejor.

Somos, lo que decimos. Porqué, cada instante tropieza mi corazón. Porqué, cada ocasión ofendo sin razón. Porqué, cada tiempo por frenar mi lengua… Lucho.


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Somos. 2

Somos, lo que comemos. Porqué, cada mañana una taza de café me conforta. Porqué, cada tarde la comida es un festín. Porqué, cada noche comer poco para amanecer.

Somos, lo que somos. Somos, lo que pensamos. Decimos y Comemos.

Pruneda.


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Tiempo de vida. La poesía siempre ha sido mi pasatiempo favorito, aunque frecuentemente tenga contratiempos, aunque no me gusta perder el tiempo, o siento no tener tiempo para eso.

Soy de las personas que piensa que el tiempo es oro, y no debemos desperdiciarlo. Siempre es confortable ocupar el tiempo libre, y no matarlo en nada. Porqué en la vida se nos pasa el tiempo, o nos falta tiempo, Y qué me dice, de llegar a tiempo o ser puntual. Ni perder ni un minuto, en cumplir en tiempo. Y aconsejo: del tiempo, no perderlo, ni retrasarlo, desperdiciarlo, ó matarlo. Mejor será ocuparlo; para que no nos falte. Que tengamos mucho tiempo, el que queramos tener. Si mides el tiempo, en la felicidad, es poca la vida; en la desdicha, es mucha la vida; en la alegría, siempre será corta; y de la tristeza, excesiva. Un segundo basta de descuido, para todo. Un minuto de silencio, para el difunto, y a la hora de la muerte, un adiós, también tenemos la semana mayor.


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El mes del amor. Las cuatro estaciones. Mi cumpleaños. El año bisiesto. La década de los ochenta. 50 años de historia. Y 100 años de soledad. Pruneda.

Confieso que he pecado. Confieso que he pecado, porque me angustia la miseria, porque ambiciono lo ajeno, porque me afano por tener y mi avaricia, no me da conformidad. Confieso que he pecado, porque deseo lo prohibido, porque el rencor me corroe, porque todo lo que tengo, no me conforta, y la envidia vive, día a día. Confieso que he pecado, porque mi avidez no sacia, porque en ocasiones, es glotonería mi hambre, porque el apetito en realidad, no es más que gula, porque lucho por tener sobriedad, que me de tranquilidad. Confieso que he pecado, porque la ofensa, me enoja, porque sólo a ratos tengo coraje, para la vida, porque me falta pasión en mis encuentros, porque la ira, ciega mi juicio. Confieso que he pecado, porque a veces ganan los sentidos y hay desenfreno a las pasiones, porque al abstenerme, me siento con más pecado, porque la lujuria inmoraliza mi ser y me da mancha a los placeres. Confieso que he pecado, porque el descuido y la vagancia, comprometen mi voluntad, porque abandono mis sueños, porque compro la comodidad, a precio de intranquilidad, porque tener pereza, me conduce a la pobreza.


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Confieso que he pecado, porque en ocasiones me gana la arrogancia, cuando un triunfo alcanzo, porque tengo vanidad, sí el halago toca mi oído, porque lo soberbio, es veneno para el alma, porque lo magnífico sería más, si la humildad le acompañará. Confieso que he pecado. Pruneda.

Negro. El negro, color por demás oscuro. El negro, si hay difunto, a ponerse luto. En la suerte, el negro es infortunio. Pero si es el color de la intención, no hay perdón. El negro, color por demás refinado. Si es vestido, sin duda distinguido. Si es adorno de azabache, bien de noche. Si se requiere garbo, el negro da “al clavo”. El negro, color por demás sofisticado. Es formal, pero ataca el ánimo. Es fuerte, pero lo usa la muerte. Es para provocar respeto, aunque sea al muerto. El negro, me crea superstición. Si es gato que al paso cruza, habrá brujería. Si es con un tulipán, el encuentro; será mi amuleto. Y si el cielo está negro, llanto caerá del firmamento. El negro, un color sin resplandor. Está en la chamarra y en el charol. Algunas mentes, tienen ese color. Y otras tantas, hasta su conciencia, y su humor.


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Pruneda.

Tanathos . Tanathos, Tanathos, hijo de la Noche. Tanathos, hermano de la Muerte. Eres dios del Sueño, y hermano de la Esperanza. Tienes tantos hijos, como la hojarasca. Tanathos, tu hija la Fantasía. La misma, que un momento es pez, y en un instante, ciervo es. Qué maravilla, qué locura, ¿No lo crees? Fantasía, ¿es tu metamorfosis don o capricho? Igual eres un diamante, que una moneda rara. Por cazadores y pescadores, diosa venerada. Nunca dudando atender, la necesidad engañada. Tanathos, tu hermana la Muerte, con corazón de hierro y entrañas de bronce, con un hoz en la mano y grandes dientes. Tártaro tu hogar y todos los males, tus residentes. Tanathos, dios griego del Sueño. ¿Se puede bien morir? Cómo llegar al fin, el fin del vivir. ¿Se puede bien despedir? Cómo estar hasta el fin, sí el principio es morir. Tanathos, Tanathos, dios de Sueño. Abrevias los sufrimientos, permitiendo la muerte. A escuchar asistes, de todo lo que no se dice.


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Y animas las almas, hacia sus nuevos horizontes. Tanathos, nunca olvides que el viajero es uno. Que la esencia del hombre, es su existencia. Que tú aliento, como el viento, siempre conforta al moribundo. Pruneda.

Los colores.

El negro, me conmueve, el azul, me hace volar, el verde, un paisaje, el rojo, me enciende, el amarillo, me ilumina, el gris, triste es, el blanco, sólo el ártico; y muchos más colores. Que pintan, las flores, que iluminan, caminos, que embellecen, la vida; y se quedan esos colores, en los montes, en los resplandores,


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en los girasoles, en los olores, Y a veces…en los amores.

Pruneda.

Me gusta estar aquí. 1. Me gusta estar aquí, al margen de mi realidad, al borde de la melancolía, a la orilla de mis deseos, y en la esquina, de los sueños. Me gusta estar aquí, donde la mentira, parece verdad, donde el corazón, puede compartirse, donde el pensamiento, se hace sentimiento; y donde creer, es un don del alma. Me gusta estar aquí, tan cerca de mis recuerdos, tan lejos de los fracasos, tan entusiasta de mis logros; y tan resignado de mis pérdidas. Me gusta estar aquí, en lo permitido, en lo alcanzado, en la tradición, aunque no sea mi vocación, en el silencio, que es prudencia; y en esa prudencia, que da, promesa. Me gusta estar aquí, muy próximo de mis secretos, muy distante de mis ausencias,


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sin otro motivo, que alcanzar la esencia, que sólo permite merecer, la conciencia. Pruneda.

Me gusta estar aquí. 2. Me gusta estar aquí, cuando afloran mis ideas, donde al escribir, volcó inocencias, el lugar donde puedo tener un verano, y lograr acercar al hermano lejano. Me gusta estar aquí, donde mi frente, nunca esta ausente, porque con una palabra, logro gritar; y una lagrima, me hace alentar, porque ese, es mi mundo y mi pensar. Me gusta estar aquí, porque aquí, están todos los que quiero y extraño, porque aquí, están los que me han dejado, porque aquí, logro entender lo divino y lo profano, de cada día, por eso, me gusta estar aquí, en mi poesía. Pruneda.


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Prestamos . Prestamos de inmediato, sí, en el acto, prestamos sin aval, por el qué dirán. Hasta más de veinte, porque es gente, y menos de cien, si viene a pie. Prestamos sólo dinero; y con intereses de por medio. Ajustamos su cuenta, a favor de la nuestra. Prestamos en el momento, por seguridad pedimos escrituras. Si no tiene propiedad que lo respalde, sólo le echamos un balde. Prestamos antes de necesitarlo, porque si no lo usa, lo pierde; y si ya, lo tiene, ya de todos modos, lo debe. Prestamos al que tiene urgencia, porque deba la letra, en alguna agencia; o esta comprometido, su sueño, como sea; prestamos, yo soy el dueño.


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¿Se va a casar en unos meses? prestamos, con muy pocos intereses. No olvidamos que una boda es bendita, sólo nos aseguramos, con su casita. No olvide, que si quiere viajar, le prestamos para el Caribe o el lejano Oriente, siempre y cuando no sea, el día de “los santos inocentes”. Y también le prestamos, para andar por el mundo, pero recuerde que el cielo, no nos vale de escudo. Pruneda.

El Plan. 1. Qué maravilla nos están proponiendo, el plan nacional de desarrollo. No piense usted que es otro rollo, no crea que esta vez, nos están mintiendo. El plan incluye crecimiento. Nos dicen que es para atacar de lleno el desempleo; y no vaya a creer que sólo será para sector ocupado, es para todo aquel, que se sienta capado, que aun, con años de lucha, siga esperando, no lo más amado, sino aquello, que siente que ha sido robado. Proponen el ahorro como economía y yo sin olla ni alcancía. También dice del uso correcto y racional de recursos naturales, yo que ni tiempo tengo, de atender mis animales. Nos hablan de una política de ambiente; y yo sólo siento, que todo lo dejan pendiente. Un plan de desarrollo social, para igualar oportunidades. ¿Será para toda condición, sin importar las edades? aun cuando haya tempestades,


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siempre buscando el equilibrio a la población, como si con eso, privilegiarán, su atención. Yo quisiera un plan, en el que exista en nuestro país, confianza y garantías, por el amor donde nací. Que la soberanía sea determinante, por seguridad, que la independencia alcance su integridad; y que tanto la noche, como el día, cuestión de libertad. Pruneda.

El plan 2. En estado de derecho, el plan nos parece desierto, nos dicen, el combate frontal a la delincuencia; y ésta existe, por no atender, las cunas y las conciencias. Que la justicia y ley, será para todos, en el trato, eso parece, cosa más bien, de recato. Un plan de desarrollo por la democracia, no se entiende, sin una atención digna a la infancia. Un plan que propone, libertad de expresión, cierta sería, si no hubiese tantos en prisión. Eso es abismo, sin cielo ni corazón. Una cultura política de buenas relaciones, entre las iglesias y las diferentes pretensiones, donde todos concurran a una gran fiesta, de buena voluntad, y sin protesta, esa sería, la mejor política. ¿Dónde se encuentra? Pero al parecer este plan, tiene intención magistral. Esta revuelto, pero es puro aparentar. Tiene todo suelto, pero puede ayudar.


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Es un plan, que tira al vuelo, sin aterrizar. En fin ¿Qué sería de nuestro México, sin políticos para gobernar?

Pruneda.

Comprendo. Hay cosas que mejor no saber. Hay cosas que mejor no decir. Hay cosas que no vale contar. Hay cosas mejor no escuchar. Hay cosas que mejor no saber, como el pasado, del presente amor, como el dolor del alma, hecho gemido; o el sufrir del hermano o del amigo. Hay cosas que mejor no decir. El consejo, que no da entendimiento. La noticia, que roba la caricia. La verdad, que es rival de mi contento. Hay cosas que no vale contar. La actitud, que no deja ver rectitud. Los sueños, que los pillan halagueños. Los secretos, que son tumbas a los vientos.


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Hay cosas mejor no escuchar. La presunción, que descalza la ilusión. La queja, que me siembra la tristeza y la fragilidad, que acredita mi realidad. Hay cosas que mejor no…….

Pruneda.

Árbol. 1.

Me atrevo a decir, porque es mi sentir. Lo puedo afirmar, que hay en casi toda la tierra y no en el mar. Que es albergue y refugio en sus copas, de pájaros y muchos animales. Y siempre sombra y reposo, en un día caluroso.

Es representación de vida y de estaciones. Algunos tan perennes, que los ven generaciones. Para el Arca de Noé, muchos de ellos, usaron. Donde protección, a todas especies otorgaron.

Algunos viven en jardines, otros en parques y muchos más en bosques. Son los amigos naturales y territorio señalado de muchos animales. Son ellos, los ÁRBOLES, los cuales hay de diversos ejemplares. Nos sirven en la construcción, la industria y para sustancias medicinales.

Haciendo un poco de historia, y también para refrescar la memoria. El “ÁRBOL DE LA VIDA”, por el pecado que no se olvida.


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Fue puesto por DIOS, en el Jardín de Edén. Desobedeciendo la prohibición, tanto ella, como él.

También tenemos el de la derrota española. El “ÁRBOL DE LA NOCHE TRISTE”. Donde anunciamos el recuerdo conquistado. Que hasta la fecha, me sigo preguntando.

Pruneda.

Árbol. 2.

Si de fiesta se trata, la viva llama encendemos. Del “ARBOL PIROTÉCNICO”, que tenemos. Con él, danzas y alegrías demostramos. Con él, la gran mayoría de las ideas, apagamos.

Pero si la temporada es invernal. No hay como el “ÁRBOL DE NAVIDAD”. Es un huésped alegre, por un par de meses. Y es al final de la veda, su estorbar, lo que nos queda.

Un paisaje arbolado, siempre es bello y soberano. Porque un parque sin arbustos, ni arboles; sin duda es un pecado. No robes del follaje, su frescura, ni destruyas de la selva su espesura.


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Ni acuestes al frondoso RoblĂŠ. Un monte sin riqueza, es una tristeza.

Pruneda.

Se venden. Se venden tacos de lengua, espero no tenga inconveniente, son de mentirosos, embusteros y habladores; y de todos aquellos, que al usarla mal, se las cortaron, para luego, preparar. Se venden tacos de cabeza, de aquellos que no les agrada pensar, de otros, que ni el sombrero les queda; y unos mĂĄs, que el entendimiento, estĂĄ en otro talento. Se venden tacos de tripas, son de aquellos que vivieron, con berrinches, con disgustos y enojos; y todo lo hicieron con ceguera y sin cacumen, por eso, hoy se venden. Se venden tacos de maciza, son de esos, que no les gustaba la longaniza,


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que piensan que la grasa les roba ingenio y lucidez, ¡Suatos! creen que la ausencia, es igual a la escasez. Se venden tacos de vísceras, son de los que creían, que comiendo corazón, van a entender el valor, de aquellos que con el hígado, les da hierro y valentía, cosa más falsa, que una entraña, te haga grande el alma. Se venden tacos combinados y al gusto, para todos aquellos que, la variedad, sea su debilidad, que su antojo, sea su modo, que su apetito, se su delito; y que al comer y celebrar, siempre es para pecar. Pruneda.

Qué decir. 1.

Qué decir, de la vida, esa, que una vez es puerta, y otra, salida, que es rutina su presencia; y como la salud, al perderla, nos damos cuenta de su excelencia.

Qué decir, del amor, si al paso del tiempo, como nosotros, también envejece; y que al no saber buscarlo, no lo reconoces, cuando lo has encontrado.

Qué decir, de los enamorados, que sordos y ciegos,


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no son entendidos, los consejos; y viven en lugares tan altos, donde abundan los precipicios.

Qué decir, del trabajo, de ése invencible de cada día, que nos hace fuertes a la vida, que logra con su tenacidad, frutos y exigencia, someternos, por toda nuestra existencia.

Pruneda.

Qué decir. 2.

Qué decir, de la felicidad y de la verdad, ambas están en nuestras vidas, ambas, campanas que nos llaman; y es, al ambicionarlas, la forma más fácil de alejarlas.

Qué decir, de la sabiduría, que es tan difícil de tenerla, porque de ella emanan; la tristeza y la alegría, el amor y el enojo; la ayuda y la duda; el miedo y el sueño; y todo lo hecho, lo dicho y hasta lo callado.

Qué decir, de la muerte,


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cuando acompañar ante un duelo, no hay palabras que conforten, ni dolor que secreto guarde, ni esperanza, que consuelo tenga.

Pruneda.

La Rueda. 1. Empezó con una piedra, que arrojaron cuesta abajo, avanzo hasta hacerse chica, se perdió de las miradas; y el comienzo, fue así.

Se han usado, por los hombres, y la historia lo atestigua, las culturas la adoptaron, fue el invento codiciado; y la rueda, así nació.

Ha rodado por el mundo, se ha aplicado a casi todo,


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como el sol que tiene rayos; y la luna, es redondita, siempre es bueno, el circular.

Desde tiempos muy remotos, fue la bici, la de moda, era en viaje el paseo, el transporte del abuelo, de la urbe, su andar.

Los carruajes, ya eran muchos, y viajaban familiares, policías dirigían, el sentido del camino; y el choque, evitar.

Pruneda.

La Rueda. 2.

Con el paso de los años, la experiencia se hizo carro, el sendero era malo, y se tuvo, que arreglar, pa´ poder, correr mejor.

Y siguió el tiempo andando; y la rueda, se hizo de hule, aguantando las veredas, y las piedras de la calle, y la ruta, al fin, creció.


ODAS DE AEDO

Con el plazo, ya cumplido, y las llantas sobre ruedas, con el aire comprimido, se acabaron los brinquitos y la ronda, se acorto.

Y la vía, se hizo ciencia. Y el auto, la sorpresa. La distancia, se hizo corta. Y el rumbo agradable. E inmortal, la rueda es.

Gracias a que se inventará, viajo fuera de la casa; carreteras más confiadas, trayectorias más seguras; y al bajar velocidad, el paisaje disfrutar. Pruneda.

No es de cuidado. No es de cuidado, oímos decir, cuando un mal no es tanto; que nos haga nuestro vicio desistir o que tal desdicha, faena impedir.

No es de cuidado, llegamos a decir, para la costumbre, dejarla vivir; porque el camino a la renuncia, en unos es tortura y en otros locura.

No es de cuidado, expresión muy sonada,


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justificación que nos llama, cómo las campanas; porqué la buena razón, es estorbada y más fácil, preferir la culpa, que la lucha.

No es de cuidado, decimos por no querer cambiar, sentir el pecado, una forma natural; porqué aquel que es vencido, usa el silencio y hacer, de ese encanto, una forma de llanto.

Despiadado, por no considerarlo, todo, hasta lo mínimo, es de cuidado; porqué cualquier dolencia, mal o enfermedad, te lleva, a la eternidad.

Pruneda

Fe. Qué alegría es recibir, y el deseo, de ya acudir, a quién tanto se anhela; y por quién tanto, se espera.

Qué felicidad, da la confianza, sí el aliento es esperanza; y la cuna se prepara, porque buena es, la ilusión anticipada. Y si el amor de dos, da un querer, invitando al nuevo ser, para la vida engrandecer,


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qué alentador, debe ser. Qué bendición es la maternidad, casi se siente alcanzar la eternidad; y si algún pecado fue cometido, sólo el cielo, está de testigo.

Qué agradecimiento y deuda se tiene, cuando esa espera, se ve que prospera; porque el vivir, es señal de la naturaleza; y sentir merecer la esencia, más grande la certeza.

Maternidad, palabra que tiene puerta, que es fruto, por perder la inocencia, que es aliento de lo divino; y fragancia de lo nacido. Pruneda

Belleza. 1. Si tu rostro no te agrada, no por ello, a los demás, ten preparada tu sonrisa; y el milagro se dará.

Si tu andar no tiene garbo; y no lo puedes evitar, piensa en el prodigio, que es andar, sin tropezar.


ODAS DE AEDO

Si no te complace saludar; y la mano tratas de ocultar, piensa cuánta gente, a sus lejanos parientes, quisiera en estos momentos estrechar.

Si tu mirada es esquiva, porque pienses que te puede delatar, qué dirás de los que no pueden mirar, acaso, por ello, el cielo, puedan alcanzar.

Si atención te cuesta tener, porque la platica, no es de tú interés, recuerda que los ojos en la noche, tus oídos deben ser, escuchar es un regalo, que pocos saben ofrecer.

Pruneda.

Belleza. 2.

Si no te complace tu voz; y sientes que estruendosa o chillona es; piensa que algunas voces, nacieron para cantar, otras tantas para orar y muchas para consolar.

Si no te gustan tus cabellos, no te enredes, ya con ellos, piensa que es como un sombrero natural, que lo puedes, a capricho acomodar.


ODAS DE AEDO

Si no tienes contento con tu persona; y crees con ello no poder conquistar, regálate el esfuerzo, de todo agradecer, pues la fortuna es, aceptar y entender.

Pruneda.

Las arañas. Las arañas no andan solas, no andan solas. Las arañas son patonas, muy patonas. Son pacientes, a la espera. Y al acecho, la sorpresa y el engaño. Las arañas hilan solas, son agudas. Presumidas ponzoñosas, eso son, las arañas. Los rincones son su hogar, ¡que barbaridad! Y algunas tienen nombre, ¿conociste a Carlota? Telarañas bien tejidas, para atrapar a los turistas.


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Ah! qué arañas tan patonas y peludas, si te pican o te muerden, te intoxicas o te mueres, malas son las arañas, lo mejor es evitarlas. En ocho se cuentan sus ojos y patas; y para la artimaña, todo el día trabajan; y si alguna de ellas, tú te encuentras, no la dejes escapar. Y la casa a fumigar. Muchas mujeres por sus afanes y empeños, se hacen acreedoras a tales enredos; hay en nuestro territorio, una muy temida, es la famosa y mortal, viuda negra o capulina. También tenemos la tarántula que amedrenta; y paraliza a quien de frente se tope con ella, con sus bellos colores, sin dejar de dar terrores, hasta sólo de verlas en exhibición, se despierta la comezón. Pruneda.

Mi planeta.

Hoy daremos reconocimientos, a todos aquellos que esperan, por sus méritos. Hoy otorgaremos condecoraciones, a los que necesitan recomendaciones.

Para los diligentes, dar la distinción, por ayudar a los animales, a evitar su extinción. A favor de todos los ambientalistas, por no pretender, ser metalistas.


ODAS DE AEDO

Hoy por destacarse como defensores de los derechos, aunque algunos de izquierda, la mayoría ambidiestros, para todos los estudiosos del clima, que casi, aseguran que ni respiran.

Para todos aquellos activistas, no importando, si son oficinistas, quienes con marchas y plantones, demostraron, tener pantalones.

Y nuestro mayor, reconocimiento, por quien siempre está contento, por luchar incansable, por el bien del hogar, que es nuestro planeta y no nos podemos, mudar.

Pruneda.

A quien merece. Hoy se festejará con una medalla más, ¡sí! adivinaron, será para mi general, por sus años de servicio y su excelencia, denle una banda y una cruz, para su conciencia.

Póstumo, por su valor como soldado militar, el “Águila Azteca”, ¡claro! Familiar; para sus tres huérfanos y su viuda en espera; y una casa hipotecada. Una verdadera desgracia, todo sea por mi patria.


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Al policía, quien nos protege en esta comunidad, que vive contra maleantes de esta sociedad, darle, un grado de ascenso por su desempeño, y también un premio en efectivo, por buen compañero.

Sin olvidar al civil, que su vida perdió, por detener al asaltante, que le robó, quien buscando justicia y razón, resistencia ofreció, habiendo tantos curiosos, ninguno se metió.

Hoy y por último, una deferencia especial, al único que logró escalar; y llegar a la silla presidencial, con el propósito de acabar, con todo lo trivial.

Pruneda.

Bicentenario. En éste dos mil diez, qué lejos parecen doscientos años, donde en todos los rincones del país, siguen los desengaños. Se dan celebraciones y quehaceres, en todos los niveles acontecimientos para recordar, a nuestros grandes héroes. No será importante, salirnos del presupuesto, ya como gobierno, pondremos otro puesto. No será de vendimia, sino para recaudar impuestos, sólo así, el pueblo podrá tener protección y derechos. Son alegres y emotivas las festividades,


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sean, para chicos, o sean para grandes. no importa, condiciones sociales, ni edades, lo realmente importante, es buscar ideales. Es triste y sombría nuestra historia, viajando nuestros próceres por la memoria. Con tantos sueños, lucha y organización, les hayan dado, “fusilación”. Es vergonzoso y humillante, saber que todos los héroes, diamantes y militantes de justicia social, reposan sin descansar. Que contrariados y ofendidos, fueron a dar, al final del camino, sin lograr contemplar el triunfo, que aún es, anhelo merecido. Hemos tenido de todo, en doscientos años de independencia; y aun nuestro pueblo, sigue en intendencia. Entendemos que no es cosa de choque, ni de guerra, sino todo lo contrario, un debate de conciencia. Casi todos ellos, valientes defensores, lo único que consiguieron estos paladines. Hartos de justicia y alcances nacionales, sepulcros gélidos y perdidas ilusiones. Pruneda.

Efímero.

“El tiempo, nos come. El trabajo, nos ocupa. La distancia, nos distrae. Y la preocupación, nos empaña. La lucha, nos agota. La desilusión, nos entristece.


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Y…. Los años, nos cansan. Los meses, nos sorprenden. Las semanas, nos atrapan. Y los días…. Los días, un suspiro. Y la vida…. La vida, sólo eso, un anhelo, un sueño, un deseo.” Pruneda.

Mario Vargas Llosa. Hoy tuve una gran envidia, dicen que es de la buena. Aunque eso, ni lo creó, ni me ayuda, antes bien, te obliga al daño y a la duda. Hoy me enteré, que merecidamente, del máximo galardón de literatura, el premio Nobel, sólo para la raza pura, sí, estoy hablando, de un gran peruano.


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Escritor, ensayista, defensor; y social siempre luchador, con destacado compromiso; y exigente por alcanzar el paraíso. Qué orgullo, qué gusto, que alto, puede lograr llegar, y aspirar un ser humano. conseguir la cima de las letras y la plenitud; y entender que fueron años de desvelo y aptitud. Qué envidia para mí, qué alegría para él. Mientras unos declinan sin oportunidad, otros les falta el hambre de la curiosidad; y algunos, más sus esfuerzos son sólo necedad. Qué alegría, para el ganador; El ganar, es una obligada forma de llegar. Será que no hay más para qué esforzar. Ya que la última medida, es la altura y sin duda, el finalizar. Qué alegría, para el soñador; El soñar, es un modo fácil para no alcanzar. O será que soñar, es seguir con libertad. ya que nunca la cumbre y la dicha, podrán culminar. Pruneda.

Misión. 1. Hay tanto por hacer. Hay tanto por ganar. Hay tanto por limpiar. Y, tanto porque esperar. Hay tanto por hacer. Simpatizar con la idea encendida y no callada. Llorar por aquellos que la desdicha, les gana.


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Aborrecer a todos, por la justicia ignorada. Admirar a los amantes de las letras. Entender sonriendo al que esta durmiendo. Ayudar a la riqueza, que no sabe de pobreza. Difícil misión el ofrecer abrigo, al enemigo. Hay tanto que ganar. Cuando la ternura, se puede otorgar. Cuando una alma te agrada por su libertad. Cuando la generosidad, es dar por dar. Porque el sustento, no sólo es alimento. Por el bien que es nacer. Porque algunos el viaje los hace perder. Por estar orgulloso, al buscar ser juicioso. Y por tener ambición, que mejore condición. Hay tanto por limpiar. El polvo del descuido y la decidía. Las manchas de la disculpa y la ausencia. Las frecuentes palabras sucias y mezquinas. Pruneda.

Misión. 2.

Los deseos, que se guardan en la oscuridad. El espejo de la conciencia y el de la vanidad. La cama de los pecados y el lodo de la profundidad.


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La borrasca de las intenciones y la mortaja de los corazones.

Hay tanto que esperar. La inocencia, donde nace la querencia. Al viajero, preciado dinero. A la mañana, que asome por cada ventana.

Los recuerdos, guardados o perdidos. El plazo: aliento de promesa y de velar creencia. El consuelo: adivinar la pérdida y entender la necesidad. Hay tanto porque no morir y mucho, mucho por que vivir.

Pruneda.

Las Palabras. 1. Contra las palabras falsas, prisión a mis oídos. Contra las palabras equívocas, pobre entendimiento.


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Contra palabras superfluas, necesaria sencillez. A muchas palabras, fácil condena. Por palabras tontas, callada ausencia. Las palabras necias, adormecen la pasión. Las que son confortables, humedecen el alma. Las palabras que dan prosperidad, llevan camino andado. Pero si son palabras sabias, resplandecen al ser. Si dan consuelo al decirlas, regalo con esperanza. Las palabras que son oportunas, son aliento que anima. Y sin duda alguna; las palabras vivas, ofrendan milagro. Pero hay palabras que no deberían existir, si no tienen voluntad de cicatriz, me refiero a las palabras frívolas, esas que nunca una herida logran cerrar. O las palabras insatisfechas, esas que no pueden, ni tienen como colmar. Las palabras ofensivas, que dan erosión, siempre son, oscura prisión. Pruneda.

Las palabras. 2.

Aquellas que les gusta discutir, son palabras que alejan;


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y tienen revuelo y nunca pueden convenir, antes muertas que coincidir.

Ah!..., pero qué bellas son, aquellas que son promesa, las palabras que reconcilian; ésas sí, que aproximan. Y que decir de las justas, tan difíciles, que se sienten mustias. O las palabras libres de culpas, ésas que aventajan trato. Por eso pienso y digo: Una palabra para cada ocasión, sin olvidar, que vaya cargada de buena intención.

Pruneda.

Mi mundo. Me sepulto, entre notas musicales, entre letras y versos, entre tierras y flores,


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entre sueños y frustraciones, entre cantos y llantos, entre vicios y aciertos Me sepulto, entre lo hecho; y lo que deje de hacer. Entre lo que pensé; y lo que nunca se me ocurrió. Entre lo que creí, fuera sano; y el tiempo, que me lo negó. Me sepulto, entre lo que no busque; y lo que olvidar es, vano empeño. Entre la espera por algo mejor; y el viento, que nunca me lo llevo. Entre anhelar surcar los aires; y no morder el polvo de terrenales. Me sepulto entre tantas ideas, que hagan dignos poemas. Entre búsquedas y encantos, Que alcancen dádivas; no recatos. Entre caminos y rapidez, con acciones siempre de lucidez. Me sepulto, para tratar de encontrar, entre tantas cosas, la llamada, libertad. Entre palabra y palabra, alcanzar una mañana, ésa que no tenga disfraz, que sea todo un festival. Porque al poder expresar el pensamiento, el lenguaje logra ser eslabón, entre la tierra y el cielo. Pruneda.

Avaricia. Trataba de esconderse la avaricia, con gran afán y mucha pericia, buscaba no se le notará la codicia, pues presumía de democracia.


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No importaba el fingir demencia, ella luchaba porque se le viera la miseria, porque revelar su riqueza, más rápido la llevaría a la pobreza. Trataba de ocultarse con discreción, que no delatará su posición, o fuera a denunciarse, por tanto interés, que es esclava del deseo por poseer. Siempre piensa en guardar, para salvarse, no sabe que hay que dar, para que alcance, es tan pobre y mezquino, como un higo; y prefiere dinero, que amigo. Se encarcela con mil cerrojos, se entierra y cierra sus ojos, para negar, es bueno cualquier escondrijo, es tan preciado, como un hijo. Es la tacañería, una enfermedad, que nunca se alivia, ni conoce felicidad, ni al pariente da hospitalidad; y si hay fiesta, luce su morosidad. La avaricia, amenaza la generosidad, el avaro, empaña su bondad, nunca es claro en su caridad, y pasa el día contando y contando, sin terminar. Pobre avaricia, hasta le cuesta ofrecer una caricia, desprenderse, es como su mortaja, su tesoro no lo goza; lo trabaja y lo vigila. Y su alma es prisión, sin comida.

vivir. Hoy me encontré algo en mi pecho,

Pruneda.

Hoy quiero


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me toque una bolita, no hay otras, es única, es del tamaño de una canica. Hoy me toque una bolita, la siento como una masita, es tan grande, como mí miedo, pero tan pequeña como mí sosiego. La calma me la ha quitado; y mis sueños, me los está robando, no hay dolor, pero si temor, mal presagio, no crece rápido. Hoy me toque una bolita, no sé si mala será, pero me hizo, presa ya; y lloró, pienso y también rezo. Mañana iré a revisión, porque es peligroso, lo dicen en televisión; y pido con mucho fervor y confianza, que este daño, me de ventaja. Aún con cobardía, quiero una salida, aún sin fiesta, deseo una brecha, una oportunidad de gozar más días; y entender y apreciar, lo que deje pasar. Y lograr dar las sonrisas que negué, las caricias, que esperar dejé, el cuidado, a un hijo, que algún día soñé, porque sin ilusión, no vale ningún corazón. Pruneda.

Así es la vida.


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Como el musgo, que se aferra a la roca. Como la ola, que la orilla quiere alcanzar. Como barco, que la mar pretende conquistar. Así es la vida. Su fuerza la hace mostrar. Como flama, que lucha por continuar. Como nube, que sombra procura dar. Como aquel que quiere reír y logra llorar. Así es la vida. Su deseo es colosal. Como el sendero, que envidia ser camino. Como el callejón, que un día fue bulevar. Como flor, que sueña poder volar. Así es la vida. Tiene gran afán. Como el divino aliento, que da todo nacimiento. Como el trabajo, que a veces es preocupación. Como derrota, que ayuda al encuentro de ser mejor. Así es la vida. Capricho y otras, fantasías. Como aventura, que enciende y da locura. Como peligro, que roba reposo y seguridad. Como despedida, que no importa si esta vestida. Así es la vida. Una tirana semilla. Pruneda.

Mi tienda.


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Esta tienda no está en venta, ni tampoco se traspasa, sólo se da en renta, si le interesa, porque es herencia, para mi existencia. No la tengo en venta, no tiene puertas, atiende todo el día, fue una donación antes de nacer, por eso, le tengo tanto querer. No es para venta, ni cambio, ofrece creencias, ilusiones y a veces flores; también, valor, bondad y ánimo, el tesoro más importante está al fondo, ¡no es oro! Esta tienda no está en venta, porque para poder estar bien, ha desafiado faenas, si ahora vuela, es porque, todo sueña; y siempre está abierta. En venta no la tengo, cualquier entrega, será con reserva, para evitar la mercancía dañar, que es frágil e imposible de reparar. Esta tienda no está en venta, vela, por estar en constante primavera, espera, por encontrar buen inquilino; y evitar, todo el tiempo el frío y el hastió. Esta tienda es tu corazón, de él emana el amor y la caridad, de él, se apoya el instinto y el presentimiento, con él, se esmera el servicio y la cordialidad, se advierte la simpatía y la bondad. Pruneda.

feliz.

Soy


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Soy feliz, porque de niño, siempre estuvo su cariño, y el secreto, no está en la luna; está, antes de salir de la cuna. Soy feliz, porque para ella fui su tesoro, que me cuido, como quien es de oro; y para ser sereno, tuve de alimento su seno, sus caricias, mantuvieron mi inocencia y el sueño. Soy feliz, pues su mirada siempre me vigilaba, mi infancia, cada día a su lado era color y fiesta, aún ronda su fragancia y parezco ver su lozanía, los recuerdos son la vía, que me acorta, lejanía. Soy feliz, por haber su tierno trato, tenido, ya que con el, me enseño, mi destino, porque cada sonrisa, aún es para mí, una brisa; y cada desengaño, un motivo de consuelo. Soy feliz, porque nunca claudicó en su atención, porque sus manos me bañaban y vestían, de comida y dulces, me revestía; y cada regaño, era un consejo disfrazado. Por ello soy feliz, porque de niño, siempre estuvo su cariño; y el misterio, no está en la atención y la labor, antes bien, es parte del gran amor. Pruneda.


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Carta de divorcio. 1.

Inicio sin una real justificación. Empiezo con una sincera lamentación. Comienzo por decir, difícil decisión. El principio antecede al final inevitable. Todo nace para poder de este mundo acabarse. Terminar es menester de todo existir, Porque siempre florece lo que va a morir. Una flama o un incendio, llega el momento que queda extinguido. El trabajo es empezar, concluir es el pesar. No debemos olvidar la alegría del empiezo, porque siempre ayuda del acabar, el esfuerzo, y entender que no hay motivos, ni razón; para comprender del todo, al corazón. ¿Y por qué dar termino a ésta relación? Ninguna razón, sólo es por si sola, una división. Es algo que no apoya la comprensión. Es como toda separación. Un dolor inmenso, una gran decepción. No encontraremos camino de resignación. No lo hay, cuando se pierde la pasión. Y toda la intensión, es mera provocación. Estoy convencido que es lo mejor. Se tenga o no se tenga, tanto amor. ¿Qué no es el momento? Ningún día es bueno, para hacerse el muerto.


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Pruneda.

Carta de divorcio. 2.

Qué fácil, no lo es. Que es imposible, es un modo negado e inaccesible. Qué nos vamos a extrañar. Dudarlo sería un engaño. Qué no podremos vivir, si antes de conocernos, vivir pudimos. Te pido serenidad y esperanza, una te regala la tranquilidad y la otra toda la confianza. Porqué con ambas la vida continúa; y el recuerdo, siempre será un regalo, para facilitar la amistad, debemos vestir la cama, para agilizar los reclamos y decirnos, que fue por amarnos. Para hacer cómoda ésta despedida, te sugiero que ames a la vida, que se es frágil al placer; y la voluntad es comprender. Tengo mucho agradecimiento a ti, a la vida y al tiempo, porque con los tres, pude ser feliz; y provocar una primavera con paisaje, un tanto con coraje y otras veces me sentí salvaje. Nunca las cosas podrán continuar iguales, pues nuestras vidas tienen males, que nos separan y nos condenan, a una distancia en que los ojos no velan. Pruneda.


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¿Dónde están los colores? 1. ¿Dónde están los colores? están perdidos, hasta en las flores, no se hayan; estarán malgastados sus dones; ¿o es acaso por mis ojos otoñales? Todos escaparon de sus lugares, unos creen, que se fueron a otras ciudades. No olvidar que un mundo sin colores, ni es reino, ni lleva camino, ni ofrece un alegre destino. ¿Dónde están los colores? dicen que el negro se fue, a esconderse a una cueva, donde no se ve. ¿Sabes dónde quedó el azul? se oculto entre nubes, porque siempre ha querido volar, también en el cristal de tus oceánicos ojos; y otra parte, en el inmenso mar. ¿Qué el, sol guarda el amarillo? se lo llevó, para tener más brillo; frecuente la ambición, del que tiene más; difícil entender la riqueza y la vanidad. Sabes, el color verde, está reservado, al huerto celestial. Te lo digo, porque fue trasladado, me dijeron, que por no ser cuidado. ¿Y el rojo dónde está? bajo la tierra, se fue a sepultar.


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¿Entonces el color de mi sangre? supongo, que será del color de tu coraje. Pruneda.

¿Dónde están los colores? 2. ¿Del blanco, de ése sí has de saber? malas noticias, se mancho tanto, que es difícil reconocer. ¿El que pinta café en sus muchas tonalidades? dicen que se lo trago la tierra y se hizo lodo, otros, pregonan que escondido como el oro; y algunos más, guardado, para sepultar. ¿El qué destaca en rosa? que hasta conquista corazones. De ése, no tengo razones, parece que fue robado, por una mariposa. ¿El matiz qué anuncia el gris? ¿sabe usted, si tuvo fin?. Dicen, no me lo crea que se lo llevó, una tormenta. Estoy seguro que no podremos vivir, siempre se pierde el color, cuando se va a morir. No imagino éste mundo sin sus coloridos, sin duda, que estaríamos vencidos. Se tendría perdido el amor y la dicha. Estaría incierto la noche y el día. Todo camino, sería de sombra y muerte. Y ni pensar, el color de mi suerte. Pruneda.


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Mis cercanos parientes. Hoy fui a visitar a unos parientes, son tan lejanos, como mis dientes; tempranito les gusta que llegue a verlos, cuando empiezan, por estirar sus huesos. Todavía no les llevan de comer, a la mayoría, aunque todos los alimentos, son para ellos alegría, tienen un hambre feroz, valga la expresión, como los mantienen, ninguno mata por diversión. Todos se saludan, nadie se siente abandonado, algunos son por naturaleza callados, otros flojos y esperanzados, y muchos más, laboriosos y empeñosos. Están enjaulados, pero no pierden su libertad, porque esa, está en su instinto y su manera de actuar, aunque estén encerrados, todos son hermanos; y por estar vigilados, la seguridad, no es motivo de intranquilidad. Cuando voy a saludar a mis parientes, no tengo prisa, ni montaña que escalar, ni montes, ni horizontes, que alcanzar, con mis ojos, el ambiente se hace familiar. Los halló en un rincón o guarida artificial, trepados en árboles o en un pastizal, cada uno, en su propuesto habitad, cada uno, luchando con la hostilidad. Me gusta tomarme fotos con ellos,


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por si tardo en ir o cambian los vientos, pasan los meses y los años, como largos caminos; y aunque tengo ganas, a veces es cosa de tiempos. Ya es hora del zoológico cerrar; y es el momento, de tenerme que retirar, a todos les prometo, de nueva ocasión visitar, son también mis parientes y no por ello, los debo olvidar

Pruneda.

¿Dónde está la riqueza? 1.

¿Dónde está la riqueza? en los confines de la tierra, o en mi casa. En el miedo por la pobreza, o en el cuidado a lo que tengo. ¿Dónde está la riqueza? en la felicidad ajena, o en el afán diario por la vida. En la moneda que guardas, o en la ayuda que da confianza. ¿Dónde está la riqueza? en la abundancia y el lujo, o en la prosperidad y el gusto. En la suma de tesoros, o sólo en lo que alcancen a mirar mis ojos. ¿Dónde está la riqueza? en la fortuna y el bienestar, o en las virtudes y el cuidar. En el dinero que gasté O el mal del que te aparté. Pruneda.


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¿Dónde esta la riqueza? 2. ¿Dónde está la riqueza? en el derroche y el despilfarro o en el ahorro y en el cuidado. En la ociosidad y la pereza O en la ocupación y la entereza. ¿Dónde está la riqueza? en la tumba que promete herencia o en la cuna que ofrece esperanza. En la frívola escusa de la razón O estar todo el tiempo en el corazón. ¿Dónde está la riqueza? en la larga lucha por tener o en aquel amor por mantener. En el oro, en la plata y en los bienes O en disfrutar cada día, con lo que tienes. ¿Dónde está la riqueza?....


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Pruneda.

Me asomo hoy. Me asomo hoy al mundo. Y con voracidad, alimento busco, porque para este comensal, el reloj no es compás. Sin mesa, es un banquete; sin sazón, es un deleite. Me aferro tenga o no apetito; porque sin quererlo, con ello conquisto. Me asomo hoy al mundo. Siento mi piel y el roce de mis cobijas, siento el calor de sus manos y lo suave de sus caricias. El baño me avisa su presencia y un beso tu despedida. Toda ella es cuidado, toda ella, un ángel a mi lado. Me asomo hoy al mundo. A ese jardín de olores; fragancias, esencias y flores. El perfume como puerta a la memoria y me acorta tú distancia, el aroma. Enorgullece mi llegada un arreglo de flores con un mensaje. ¡Qué felices y sonrientes! Soy un alma de… dos corazones. Me asomo hoy al mundo. Que enorme es el sonido, lo hay en la música y en el canto, en el ladrar de mi perro y en la risa de mi hermano. Está , en las campanas de la iglesia y en los rezos de mi abuela, en el tic tac del reloj y en el silencio de la soledad, en el latido del corazón y en la melodía de tú voz. Me asomo hoy al mundo. Al gran paisaje de luces y colores,


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que brillan y que alegran mis sueños e ilusiones. La sonrisa que al verla, me permite conocer, este sentido, que me hace la belleza entender. Que me da alcance y destino a mis manos y a mi ser y a ese rostro que con dulce mirada, asomada en mi cuna, me da la esperanza y la fortuna. Pruneda.

Connubio. 1.

El vestido blanco, dicha suprema e inocencia. Es acaso pureza o primavera o es el destino de lo divino y del cielo, el anhelo. El anillo que desposa, es acaso por su forma circular, la manera de cerrar o denota amor eterno que sólo tiene quien anda con ensueño. Las arras, moneditas de oro o plata, representan compartir; pero no el cuerpo, ni el gusto, sino algo más profundo. Es para decirnos, que el dinero de este mundo, es pasión, es martirio, es para muchos… un delirio. El lazo, es alianza de amor, es comprometer a quererse,


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es mantener pasiones e ilusiones, es fragancia, es primavera, es suspiro, es infierno, es la guerra, es desnudez; Âżo es cadena tal vez?

Pruneda.

Connubio. 2.

El ramo, es de muy bellas flores, para espantar con sus perfumes, a quien osen cuartar, a la infancia de los enamorados, que viven de su fragancia.

El pastel, es presagio de suerte, y que al repartirlo, se desea fertilidad a la hembra y que preserve la semilla; que tenga destino y sea fecunda y que al paso del tiempo, no quede en nostalgia y duda.

La luna de miel, ĂŠste es el viaje de todas las faces y que para convencer, un brebaje hecho de miel. Esta aventura tiene mucho de vino y algo de divino, tiene de todo: pasiĂłn, arte, vida y muerte


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cielo e infierno, sonrisas y llantos.

Y con el paso de los años, un recuerdo, que bonita tradición es la boda, aunque nunca entienda la razón.

Pruneda.

Cuando pasa el tiempo. 1.

Se pasan las horas, se terminan los días, se acaban los años, y toda la vida… te pasas buscando. Se pasan las horas, de diversión y placer, de angustia y de dolor, de ilusión y de luchar, sin lograr olvidar. que las horas pérdidas, es muerte vivida. Se terminan los días, sin que podamos detener, al enemigo que nos hace envejecer. Ese día que nos quita la voluntad; pero mañana el cielo, nos dará otra oportunidad.


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Porque el dueño del día, nos mantiene la existencia y el destino. Y celeste o profano, con amor o con recelo, Él dirá, si perdimos o ganamos... el cielo. Pruneda.

Cuando pasa el tiempo. 2.

Se acaban los años y con ello los fracasos, y también las ganas de más desengaños. Se acaban los años y entendemos que la vida, se mide por sus alegrías.

Que necesitamos fuerza, para pasar el día; porque hay días que parecen años y hay años que parecen días. Se acaban los años…


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Y toda la vida y en todos los tiempos, pensamos ¿Qué sería la vida sin la muerte? Porque a medida que declinamos, se dificulta todo, se complace menos, se descuida el pensar y en ocasiones, olvidamos perdonar.

Pruneda.

Afán. Más que buscar el silencio, deseo la armonía. Más que existir, darle motivos a mi vivir. Más que en algunos momentos, energía; el gozo fecundo de la alegría. Más que pureza y cordura, que figure siempre, esperanza y locura. Más que evitar el sufrir y la agonía, que la muerte sea un todavía. Más que entender la presencia y sus formas, que mi destino tenga conciencia y aurora. Más que lograr claridad ante los hombres, que siempre transparencia tenga a sus corazones. Más que ser dueño de todo, que mi sueño, no se manche de lodo. Más que alcanzar el cielo, nunca dejar de suspiros y anhelo.


ODAS DE AEDO

Más que ser felices con lo obtenido, esforzarnos por ser dueños, de los sentidos. Más que palabras y reflexiones, que ofrezcamos consuelo y aliento. Más que camino y distancias, debemos usar manos… y alas. Pruneda.

Quiero tener. Quiero tener la memoria de un elefante, para que no me olvide de mis amores. Del caballo su gallardía, pero sin soberbia que arruine mi armonía. La astucia del zorro, sin que con ello, haga trampa por el oro. Quiero tener del lobo la ferocidad, para defender mi dignidad. La laboriosidad del castor, que no descanse y comparta con amor. Del león lo majestuoso, porque aun con sencillez, sea vistoso. Quiero tener del jilguero la alegría, y que sea motivo de canto, cada día. Del águila su mirada,


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y cuidar las riquezas que hay en mi casa. De la tortuga la calma, porque el que tiene paciencia, paga. Quiero tener del gallo su canto despertador, para que madrugue y sea trabajador. Del perro su nobleza y fiesta, para que en la vida, tenga puertas abiertas. La serenidad y la conchudez del gato, para no morir de un infarto. Quiero tener de todos los animales, solo puras cualidades y poder entenderlos y cuidarlos. Y saber que de este mundo, yo no soy el dueño, más bien un invitado, que les esta haciendo daño. Pruneda.

Las ventanas. 1. Tengo ventanas, donde escapan mis miradas. Unas vigilan mis propiedades, otras ventilan mi casa, otras llenas de pasiones, y muchas más al paso de aromas, liberan recuerdos y cautivan amores. Hay ventanas que dan alegrías, cuando a través, diviso mi visita. Hay panorámicas que dan sensación de dominio, y otras tan pequeñas, que me hago adivino.


ODAS DE AEDO

Tengo ventanas, donde escapan mis miradas. Unas reforzadas con balcón y bella herrería, que como estrada y salida, está prohibida. Ventanas que te dan la aurora, y dejan asomar una serenata sonora. Esas ventanas que al paso de los rayos de cada amanecer, da la certeza de nacer. Las ventanas del alma: Los ojos, que aprueban o castigan; que invitan o condenan, y pocas de las veces, a perdonar nos enseñan. Tengo ventanas, donde escapan mis miradas. Hay ventanas en todos lados, en aviones, autobuses, barcos y edificios. Las ventanas asoman, las ventanas acercan, las ventanas husmean y algunas están calladas o cerradas. Pruneda.

Las ventanas. 2.

Las ventanas no deben estar tapadas, ni ocultar o tener impureza, por eso son buenas, porque dan transparencia. Casi todas las ventanas son espejos, porque al verlas, ofrecen reflejos. Pero ayer descubrí la ventana más triste, una ventana que limpiaba un niño, era el parabrisas de mi auto, es mi hermano, disfrazado de castigo.


ODAS DE AEDO

Lo hizo con una actitud de amargura, desconozco su negrura. Lo hizo con esmero y a conciencia, le importaba si siento, su presencia. Lo hizo como avisando su destino y no dudo, que negando lo divino. Lo hizo con dignidad, pero sin pasión, porque le falta a su vida, ilusión. Mira por esa ventana, en lo más profundo y no ignores a la gente de ese mundo. No sólo mires el camino, la luna o el jardín, ayuda para que nunca dejes de ser feliz. Pruneda.

Mujeres. I.

Hoy nació una hermosa niña, gracias a mamá. Su llanto el aviso, nada más. Alimento a toda hora, el aseo cada rato. Y los brazos y canciones, el arrullo que disipa. Son sus juegos, mi alegría. Y su rostro, la de un ángel. No me canso de mirarle y hasta espero, pa´ comer.


ODAS DE AEDO

Mi tristeza cuando llora. Y al colegio tiene que ir, porque grande es ahora y deseo porvenir. Ah qué prisa por la vida, con amigas, siempre está. Es la urgencia o primavera, o es anhelo por volar. Amorosa y sensitiva, ella es. Yo la cuido como estrella y al cielo pido yo, que el destino sea bueno, como siento, serlo yo. Pruneda.

Mujeres. II. A la mujer de mi vida, flores a cada día. De su alma a la cama, su fragancia y el acuerdo. Y fastuosos y desnudos, sin cubrirnos ni espada, y entre guerras y victorias, vino siembra y la alborada. Corazón es el camino cada día. El guisar, el lavar, el comprar,


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a la casa atender y arreglar. Cosa fácil toda es, si siempre se adelanta el querer. Porque todo el tiempo, al trabajo con cariño, por los suyos siempre está. Y no digamos, la gran batalla, que es en su maternidad. Es sin duda soñadora, y a la vida se aventura. Y es en cada gestación, la morada y la estación. Y es también en cada uno, El camino a este mundo. Pruneda.

Mujeres. III. Y al paso de los años, con cuidados y estudios. Atenciones y también preocupaciones, se desgasta esta vida. Con el tiempo entendemos, que el soporte es cariño, que tuvimos cuando niños. Que logrando engendrar y al tiempo educar. Y a esas vidas ofrecer, con la vida el querer.


ODAS DE AEDO

No me importa quien me cuide, al final de mis caminos. Lo que tengo cabe todo, en mi mente y en mis ojos. Las riquezas son los tiempos, que podremos recordar. Y decir con mucho orgullo, y un abrazo muy cordial. Que me voy al otro mundo, con mi Dios y con mi triunfo. De saber que al dar mi vida, la mansión me espera arriba. Pruneda.

Perdón . Yo sé que estás en un lugar donde nadie, ni nada, te hace daño. Allá donde sólo lo bello, persiste. Donde lo eterno, es un instante. Y la morada, sólo es de los merecidos. Hoy quiero y necesito decirte…


ODAS DE AEDO

Perdón por no abrazarte más veces, cuando estaba contigo. Perdón por todo lo que omití y no denunciar lo mucho que te amaba. Hoy quiero decirte… Perdón por no comprender tu preocupación, cuando tarde llegaba a casa. Perdón por no saber que cada beso, que cada caricia; era un pedazo de tu vida. Hoy necesito decirte… Perdón porque mi juventud y el egoísmo, no me hizo entender la grandeza de tu amor. Pero con la certeza de que estás con Dios, hoy que te pido perdón, sueño con poder disfrutar la gracia, de guardarte siempre en mis recuerdos… mamá.

Pruneda.

Soy un asesino. 1. Soy un asesino. Porque ensucio las playas. Porque enveneno los ríos. Por ensombrecer el aire. Por talar los árboles.


ODAS DE AEDO

Soy un asesino. Porque desperdicio el agua. Porque no detengo al que daña. Porque creo que Ecología, es solo una palabra. Porque la basura, será mi tumba. Soy un asesino. Porque no denuncio el crimen. Porque el camino digno, no lo sigo. Porque mi corazón corrompido no distingue. Porque la contemplación gana a la acción. Soy un asesino. Por dejar perder al arroyo y al rio. Por dejar morir a tantos seres. Por tener los bosques y montes más desnudos y quitarles su belleza y sus secretos. Soy un asesino. Porque el planeta es mi casa y entre envidias y luchas, entre petróleo e intereses, entre arrecifes e inundaciones; se alejan las ilusiones. Pruneda.

Soy un asesino. 2. Soy un asesino. Porque tengo que reconocer, que la naturaleza, es mas importante que la belleza. Porque mi coraje debe ser mayor, que la de aquel salvaje.


ODAS DE AEDO

Porque vale más la vida, que la despedida. Porque es más supremo el sueño, que el empeño.

Soy un asesino. Porque quiero un futuro seguro. Quiero un cielo, que tope con el suelo. Quiero que mi conciencia, valga más que mi experiencia. Porque sólo el cuidado, me aleja del pecado.

Porque mi casa es éste planeta. Por ello y sólo contigo, lograremos salvar el nido obligada faena, hacer la tarea.

Pruneda.

¿Qué me está pasando? Cuando te levantas igual que anoche o más cansado. Cuando sientes malestar, por lo cenado. Cuando el estuche de tus lentes, esta extraviado. cuando no aseaste tus dientes, porque lo has olvidado. Cuando el baño por mucha necesidad, no puede ser diario.


ODAS DE AEDO

¿Qué me está pasando? Cuando manchas tu ropa al comer. Cuando tomas muchas tabletas por aquel padecer. Cuando notas que a tu cabello, tinte le falta Cuando la tarea más elemental, bonanza apagada. ¿Qué me está pasando? Cuando el camino va del brazo de la fatiga y es la distancia una tirana, que no mitiga. Cuando el día es más corto y la noche más larga y la pastilla para dormir, es obligada. Cuando nos parece que la alegría es de otros. Cuando cada amanecer más que un triunfo, es un desafío. ¿Qué me está pasando, estaré envejeciendo?

Pruneda.

Dioses . Por Júpiter, cuidaré los cielos. Por Neptuno, respetaré los mares. Por Ceres, atenderé las cosechas.


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Por Hestia, mantendré el fuego en mi hogar. También… Buscaré la justicia, por Temis. Sembraré este planeta, por Gea. En todos mis actos trataré de ser prudente, por Metis. Preservaré el día y la noche, por Las Horas. También… Las Musas, serán fuente de inspiración a todo cuanto haga. Por Afrodita, haré todo con amor. Por Baco, llevaré mis sentidos hasta el éxtasis. Por Apolo, ayudaré a curar. También… Por Marte, evitaré las guerras. Por Mercurio, seré claro en todo lo que diga. Por Fauno, conservaré los bosques. Por Minerva, comprenderé a los demás. También… Respetaré el tiempo de los otros, por Cronos. Las hazañas de alguien, me recordará a Heracles. Evocaré siempre para ser mejor a: Diana, Pan, Vulcano, Juno, Perséfone, Urano… y demás deidades griegas; que buenas o malas, también fueron romanas. Pruneda.

Sueño. El sueño, la amante celosa. La gran transformadora. La que necesitamos cada noche,


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porque el insomnio, nos mataría. El sueño, nos hace libres. El sueño, nos pone alas y nos deja volar. Es la pesadilla, la que nos aterra. Y es la siesta, la que nos recupera. El sueño, prospera nuestra ambición y al despertar, es igual la condición. Si dormido sueñas, eres dueño del mundo, si despierto lo haces, el empeño es nulo. Si el sueño es por relación amorosa, seguro es de color de rosa. Si el sueño es dorado, date por bienaventurado. Si el sueño es con pecado, ten cuidado. Si es por oro, no vayas a perderlo todo. Si el sueño lo vistes de luto, hay difunto. Si el sueño es con mujeres, evita que sean parientes. Vuelvo al sueño para no morir. Y que el descanso me permita esconder; mis vacios, mis querellas y poder agradecer, al día, al vivir, hasta el fin de mi existir. Pruneda.

La lengua. Tienes el don de la palabra. Por ti fluye el pensamiento, la ira y la pasión.


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Avisas con el llanto al nacer. Si hay sed o fatiga, además lo confirmas. Ayudas en el catar y también en el hablar. Eres portadora de noticias y tragedias. En momentos tienes ligereza y en otros, complacencia. En el amor eres elemental y del beso esencial. Estás en el prevenir y en el aconsejar, así como en el informar y el denunciar. Sabes todos los idiomas y siempre te das a entender. Con elogios o enredos, tu intención es carcomer. Eres tan versátil, como el paisaje que afanas explicar, he intentas ser los ojos, del que no sabe mirar. Tan buena eres en la letanía, como erótica en la compañía. Separarte del cerebro, locura; lejos del corazón, amargura. A veces atarantas y agobias, porque es tu naturaleza, careces de nobleza y no conoces la indulgencia. Tienes un poderío si te propones destruir a tu enemigo. Prisionera, viajas como espada y quien bien te conoce, de ti no descansa.

tengo.

Pruneda.

Quiero y


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Quiero la fuerza de la voluntad. Quiero el poder de las decisiones. La satisfacción en mis logros. Y el escudo, en la salud. Tengo la desgana del dolor ajeno. Tengo la mueca de la desilusión. La espada de la amenaza. Y la tristeza de mis ausencias. Quiero el monte de la ambición. Quiero la riqueza del interior. La jornada que me alcance. Y del silencio la mesura. Tengo la llama que reclama. Tengo labores que me cansan. Los tributos que me matan. Y las palabras que a veces mancho. Quiero el hambre del pobre. Quiero la escasez del rico. Los acuerdos del éxito. Y las playas de los europeos. Tengo la ignorancia que me da maldad. Tengo las dudas que me enseña el miedo El rezago en el uso. Y del cielo, toda esperanza. Pruneda.

A veces quisiera…


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A veces quisiera… Que mi razón no fuera cadena del corazón. Que mis manos fueran auxilio y no favor. Que mis labios tuvieran, sólo sonrisas. Que mis ojos al verlos, mostrarán paisajes. A veces quisiera… Que mis pies adivinarán el firme camino. Que mis oídos recogieran sólo melodías. Que todos los días, los sintiera regalo. Que la verdad no sea la mía, sino la de los demás. A veces quisiera… Que la vida se cuidará como se cuida el amor. Que cada palabra ofrecida fuera de esperanza. Que los olores fueran de amores y flores. Que mi memoria guarde, sólo a la gente buena. A veces quisiera… Que mañana el pecado no me alcanzará. Entender que la vida, es la tela de mi existencia. Que no pierda la fragancia de la inocencia. Y que la dádiva como la belleza, se agradecieran. A veces quisiera… Conocer mi destino y tocar lo divino. Un día estar en total armonía. Que no agobié mi alma la melancolía. Y poder sacarle lo mejor a la vida. A veces quisiera… Pruneda.


ODAS DE AEDO

Una oportunidad para vivir. 1. Hoy quiero una oportunidad. Me estoy formando bien. Creó que seré algún día, de gran estima en tu vida. Siento que creceré sano y fuerte y seré alguien importante. Hoy necesito una oportunidad, que me aliente mis sueños. Que como tantos nacen y no, como muchos mueren. Deseo estar compartiendo alegrías y esperanzas y ser parte de una familia. Yo sé que no es tu momento, pero sí el mío; puesto que ya estoy aquí. No me dejes perder, antes de conocerte. Estoy, y sé, que éste mundo, ésta lleno de peligros, tristezas y carencias. Aun así quiero conocerlo y esforzarme por mejorarlo. ¿Cómo? En su momento lo sabré. Pruneda.


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Una oportunidad para vivir. 2.

Hoy espero que tomes, la mejor decisión de tu vida y ofrecer vida, ese don, que te fue otorgado.

No dejes de pensar en mí. ¿Cómo seré? ¿A quien de los dos, me pareceré? Si tendré tu mirada o su sonrisa.

Espérame como un regalo, que puedes tener. Algo del cielo, que lograste obtener.

Gracias, mamá.

Pruneda.


ODAS DE AEDO

Esperanz a. La confianza del mañana, al final de la jornada. Al ocaso de la tumba, la creencia de lo eterno. Ante tanta aflicción, el aliento que mitiga. Del futuro, la ilusión y en el querer, porfía. Me permite alcanzar el cielo, siempre con un toque de consuelo. Me ánima para seguir, firme en el amigo y en el vivir. Del día me conforta, con su gran amanecer. Y de la noche, me ofrece, seguridad y poderte ver. Consolar es sin duda, su forma de saludar. Si el frío de la indiferencia recae, abriga sin cesar. Si me falta el alimento; pienso, que fácil consigo entenderlo. El desaliento no progresa y el momento es sorpresa. Creer que prometer, es tu forma divina.


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Y con esperar, suficiente en ésta vida. Pruneda.

¿Qué es ciencia? Es el símbolo del saber, que nos prospera la razón. Para algunos es sólo erudición para otros es celeste su condición. Inteligencia es una forma de manifiesto. Es el principio de la verdad. Es solo la forma de conquistar. Es el instinto, en su modo de dictar. Es el sendero para llegar al meollo y a veces, la distancia entre otro. Para unos, leyes de justicia, para otros, motivo de existencia. Es un rumbo para entender todo o una manera de hacer mucho nudo. Puede ser dogma o facultad, tener duda o parecer locura. Es algo conocido como sabiduría, para llegar siempre, con disciplina. Y aunque el ejemplo necesita lucidez, a veces gana la testarudez. Es el arte de comprender. Es el motivo y la causa. La travesía en la sapiencia. Y la piedra de la elocuencia.


ODAS DE AEDO

Pero aunque se pueda conocer a la ciencia, en su camino no es tan ciencia, a veces, carece de conciencia y otras, de requerida paciencia. Pruneda.

Pintor. 1. Siempre usa el pintor, el recurso seductor. El tesoro del artista, la visi贸n que cristaliza. Santa Lucia, protectora de los ojos, Saludo lejano y escudo temprano. Es la vista, el sentido emperador del mundo, con el se atrapan, la luz, el color y lo oscuro. Para toda obra, requisito el talento. Y el pincel, al contacto con el lienzo. En la pintura, la armon铆a y la belleza. Y reflejar en cada trazo, la destreza. Ya sea una maja, una familia o un paisaje. Siempre con ingenio en las manos, su lenguaje. Y en cada quimera, dibuja pasiones y protesta. Usa la paleta, como todo un poeta. Si el cuadro lo amerita, le da algo de vida, pero si hay fama, a los cielos alcanza.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

Pintor. 2.

Es expresar la grandeza y el arte de la naturaleza. Es el dominio de las sombras y composici贸n en las texturas. Es un poema sin letras. Es la mezcla de muchos sentimientos. Es profundidad y existencia. Es la manifestaci贸n de gustos y penas. Cuando logres y descubras en cada una de tus pinturas, la amargura, la tortura y la locura. O la gloria quisieras alcanzar, no olvides, el m茅rito debes dar. Pues, no es para el hacedor, que a lo divino quiso penetrar, sino al Creador, que por amor, con tu obra, te quiso consagrar.

Pruneda.


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Me fio. Me fio, de quien me fija la mirada, de quien, al saludo aprieta mi mano, de quien, da un abrazo por el tiempo dejado, de quien, bajo la palabra apremia su fuerza. Me fio, de quién ofrece una sonrisa, de quien, es corresponsal de una caricia, de quien, usa suave expresión inesperada, de quien, su encuentro es agrado propiciado. Me fio, de aquel que con un ademán, saluda, como quién intenta agrandar distancia, o alejar contacto que empeñe su persona, como si estuviera dañada su memoria. Me fio, de ese que inclinando el rostro, que ocultando la mirada, que bajando los ojos, pareciera que funda humildad, ¿ o es acaso, para encubrir inseguridad? Me fio, de aquella que el beso ofrece, aunque al alma, el agrado niegue.


ODAS DE AEDO

De ese beso, que gustoso parece plantarse y qué solo disfrazar bienvenida, pretende. Me fio, del que levanta su copa, que brinda alegría y desea compañía. Que bebe con mesura, sin perder la cordura porque al final lo que vale es la decencia, no la amargura. Pruneda.

No estoy loco. No estoy loco, porque sueñe despierto, no estoy loco, porque tenga esperanza, porque busque justicia o, porque quiera paz en el mundo. No estoy loco, porque me agrade el silencio, o me engrandezca con el amor. No estoy loco, por admirar la inocencia, o por indagar tú esencia. No estoy loco, por desear correr por los montes y querer robar olores a las flores. No estoy loco, por anhelar alcanzar la luna, por hurtar un suspiro, o abrazar desafíos. Estoy loco, por no vibrar ante las emociones, por ser tacaño con mis deseos. Estoy loco, por no contentarme en amar el momento y siempre buscar en todo, lo eterno. Estoy loco, por matar los afanes y las pasiones, por esconder, lo que me delata y me desvela. Por no querer vivir con la muerte y no querer morir por la vida.


ODAS DE AEDO

Estoy loco, por dañar mi medioambiente, por no ordenar mis pertenencias. Estoy loco, por postergar mis lecturas, por usar siempre, las mismas palabras y dudas. Estoy loco, por ser tardo al esfuerzo, porque de la vida, no soy ejemplo. Estoy loco, si pienso que razón y locura, tienen distancia, es sólo literatura. Pruneda.

Me han robado la sonrisa. 1. Ayer me robaron la sonrisa. Me robaron la alegría. Fue por alguien que perdí. A veces le digo a Dios.

Por qué das y quitas. Por qué pones a prueba la fe. Por qué obligas, a la constante esperanza.

¿Es acaso, por la grandeza de tu ser? ¿O es por la misericordia, con qué me ves?

Ayer me robaron la sonrisa. Y con ello, Mucho de lo que yo tenía.


ODAS DE AEDO

Fue por alguien que perdí.

Dime Dios, ¿estoy a la obediencia, sin el entendimiento? O ¿el entendimiento me es ajeno, a tú existencia?

¿Por qué estoy teniendo tanta, zozobra y tristeza? Y no me das el consuelo, que un hijo espera. Pruneda.

Me han robado la sonrisa. 2.

Es por eso el descontento y el enojo, pero no dudo que, aunque ciego a tu imagen, y pobre entender a tu presencia.

Siempre estaré cobijado. Siempre estarás a mi lado. Y darás a mi corazón lo que necesito, para seguir con la razón.

Aunque, ayer me robaron la sonrisa, Y… Fue por alguien que perdí.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

La televisión. A todas horas la miro, ventana de mi distracción; a todas horas hay algo que ver, aunque sólo sirva para entretener. A todas horas del día, nos dice como funciona la vida; si dejas de informarte, es como ocultarte. A todas horas en casa encendida, para mi mente poco entendida; aun para descansar o dormir, y también al despertar o el aburrir. Si está apagada, te invade la angustia. si está prendida, te roba la lectura.


ODAS DE AEDO

A veces, te acerca el mundo y siempre, te mantiene mudo. Según el canal de preferencia, se asoma la limpieza. Los hay de deseo, locura o amor, también de justicia violencia, o razón. A todas horas la miro, buscando respuestas o atino. Que desvergonzada, me ofrece, nada. Y quedo atrapado en la almohada. Mañana me volverá a mentir, invitando a competir. No dudo, víctima de nuevo caer, porque la vida es soñar y creer. Pruneda.

Habladurí a. Entre tu cielo y mi infierno. Entre el feliz blanco, de una novia. Y el lejano negro, de la viuda. Anda por la vida, la palabrería. Entre su verdad y mi mentira. Entre mi risa y el llanto. El embuste, el enredo y el engaño. Anda por la vida, la palabrería. Entre su algarabía y mi sosiego. Entre tu bullicio y mi tranquilidad. La boca tu casa y mis oídos el hogar. Anda por la vida, la palabrería.


ODAS DE AEDO

Entre los días y las noches. Entre seducción y argucia. Ganando batallas perdiendo la guerra. Anda por la vida, la palabrería. Entre lo fingido y lo veraz. Entre lo ilusorio y lo probado. La astucia del trato, y mi recato. Anda por la vida, la palabrería. Entre tu querencia y mi inocencia. Entre tu historia y mi memoria. Los sueños se hacen pesadillas. Anda por la vida, la palabrería. Entre tu destino y lo entendido. Entre tu manera y mi duda. Entre tu existencia y mi conciencia. Anda por la vida, ésta compañía. Pruneda.

Dos palabras. Permíteme dos palabras, que quiero decir: Una es por necesidad para vivir. La otra sólo por si acaso. Se me ocurre morir. Permíteme dos palabras, para mi alma confortar: Una es para nunca condenar. Y la otra, para suavizar. Antes de irme a reposar. Permíteme dos palabras, porque es mi deber: Una es más grande que mí querer. Y la otra resalta mi ser.


ODAS DE AEDO

Todo, antes de que llegue a doler. Permíteme dos palabras, por principio: Una da la vida y el regocijo. La otra te concede matar, el odio y la ofensa. Para que sea antes de partir, tú recompensa. Permíteme dos palabras, para concluir: Una es el Amor, la llave para unir. La otra, el Perdón, la muerte del rencor. Ambas agonizan, si no son atendidas. Con la primera, entras bien a éste mundo. Con la segunda, tus culpas y penas aligeras. La viga no miras y la falta indultas. El amor da la vida, y el perdón da el descanso. No es con mérito, ni por servicio o bondad, el que logres entrar a la eternidad. sino por señorío, mandato y gracia antes de que dejes ésta casa. Pruneda.

La puerta. 1.

Yo tengo una puerta, que ésta medio abierta, que todos conocen, como tentación. Yo tengo una puerta, que ésta maltratada, por eso, tiene cerrojos, en el corazón.


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No es por prudencia, que es reservado, no cuenta con ojos, y es amor callado. Yo tengo una puerta, llamada memoria, en ella yo guardo, recuerdos y lo olvidado.

Y al paso del tiempo, señal en mi vida, distancia bendita, dolor que mitiga. Yo tengo una puerta, que sólo concede entradas, escucha lisonjas, y algunas palabras. Las quejas, olvida, repara suspiros, y nunca en la vida, ignora latidos.

Pruneda.

La puerta. 2.

No quiero omitirlo, porque el oído es sagrado, sí van incluidos, las risas y llantos. Yo tengo una puerta, que sirve de entrada, al buen bocadillo,


ODAS DE AEDO

que ofrezca el bolsillo. Sino se comprende, todo lo que he dicho, prefiero callarlo, y darlo por hecho. Que sólo escucha, entiende y ve, quien quiere y sabe, ganar al perder. Yo tengo una puerta, locura directa, es un requisito, amar, por principio. No cuenta con llave, está reparada, y espera la crucen, en está mañana. Yo tengo una puerta, te invito a pasar, lograr con tu estancia, el cielo alcanzar. Pruneda.

Le tengo un encargo. Le tengo un encargo, es para el baño, hágalo “al grano”, no desperdicie el líquido vital, puede ser causa letal. Le tengo un encargo, que antes de comer o probar bocado, desear al prójimo o al hermano, vestido, sustento y buen provecho.


ODAS DE AEDO

Que antes de usar papel, o escribir una carta, piense en el árbol, es un encargo. Antes de gastar sin necesidad, piense en la otra felicidad, la ayuda, puede engrandecer, pero la renuncia, siempre enriquecer. Antes de ir a dormir, una oración de agradecimiento; y otra de petición y ruego, para que nos incluya en su testamento. Le tengo un encargo, que antes de irse, y hacer maletas, de abrazos y buenos deseos, nunca llantos, ni reclamos. Le tengo un encargo, que antes de un viaje. El equipaje; y no olvidar, que para vacacionar, es menester, presupuestar. Antes de despedirme, un ultimo encargo, que todo lo bueno, viene de adentro, que el corazón, sólo se asoma o se refleja, cuando es invitado a la fiesta. Pruneda.

¿Que es el

Amor?

Es mamá, es papá; son quienes cuando somos niños, nos cuidan siempre del mal vecino.


ODAS DE AEDO

Yo sé ¿Qué es amor? dijo la razón, es un toque de locura, es el engaño del corazón. Nosotros sí sabemos: del llorar, del sufrir y del reclamo, afirmaban la nostalgia, el recuerdo y el agobio. Sólo es la engorda del orgullo, proclamaba, vanidad. Es romanticismo puro, es amor al futuro, aseguraban la esperanza y el consejo. El amargado creé que sólo basta una sonrisa, interrumpió diciendo la alegría, y dejo escapar la risa. El amor es deseo, es querencia apasionada, gritaba la mocedad un poco excitada. El cansado tiempo dijo: el amor usa engaños, que se logran mirar con los años. Algunos coincidieron que el amor es: entrega, verdad, sincero sentimiento; nada más falso, musitaron, la ofensa, la queja y el desengaño. Le preguntaron a un poeta ¿qué es el amor? y contesto, el amor es, el poder del alma. Y cuando le toco responder a la muerte, dijo: ¿qué se siente?

Pruneda.

La vida talada. 1.

La vida tan corta y siempre reclama, exige atenciones, y dan sinsabores, obliga a tenernos alerta


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y el corazón, su trabajo constante.

La vida tan corta y siempre presumida, cuando esta con nosotros, arrogantes nos viste y a sabiendas de lo efímero de su estancia, siempre ofrece la certeza de lo eterno.

La vida tan corta y siempre engañosa, nos sugiere un sin fin por hacer de cosas, nos obliga a confiar en el mañana y antes de darnos cuenta, con la muerte pacta.

La vida es corta, para el feliz o el desdichado, si se es rico o se es pobre, si se alcanza el entender, o si se llega a la vejez.

La vida es corta, para quienes amamos, para quienes perdemos, para quienes admiramos, para quienes son parte de nuestra vida.

La vida siempre será corta, no importan los años ocupados, no interesan los logros alcanzados, o los sueños anhelados. Pruneda.

La vida talada. 2.

No lustra la fama, ni el canto, ni el cine,


ODAS DE AEDO

la ciencia o la vida santa, de todos modos el destino, siempre nos alcanza.

Y más temprano que tarde, entendemos que la vida es corta y que nunca será suficiente el tiempo vivido, ni como fue atendido.

Porque seguirá siendo ésta vida, tan corta, como un suspiro. todo lo amado lo sentiremos robado, y todo futuro será ufano.

Pruneda

Busca.

Porque anhelas la perfección.


ODAS DE AEDO

Busca. Porque requieres entender el amor. Busca. Porque deseas vivir la paz. Busca. Porque precisas sentir la esencia. Busca. Porque la dicha, tu coraz贸n alcance. Busca. Porque para el bien, saeta puedas ser. Busca. Porque el secreto de la vida, encuentres. Busca. Porque seas noticia de buenaventura. Busca. Y porque tengas la fe, sobre todo lo citado. Busca a Dios. Esta a tu lado.

Pruneda

El gigante invisible. 1.


ODAS DE AEDO

El virus de la fiebre, la cefalea, la tos y mucho más, todo ello lo hace un agente contagioso y letal. Nos ataca sin cesar, ni compasión y se adueña de la situación.

Al país las puertas le tuvieron que cerrar, Descansando escuelas para no arriesgar, No les importo, dijeron que fue por seguridad Y muchos otros lugares quedaron en oscuridad.

Deportes, diversiones y sitios de convivio, ante el peligro, todo fue prohibido. Teatros, cines, iglesias y centros culturales, no acudían, ni los animales.

Los mítines, las marchas y otros reclamos, de ellos, todos descansamos. No hubo bloqueos, ni quejas sociales, se veían limpias y tranquilas las ciudades.

Se dice que la corbata, el pañuelo y la bufanda, son para el virus, el camino donde anda. ¿Por donde atacaría? nadie lo sabía, por no tenerlo como visto, más peligro.

Producía pánico el saludo el abrazo o el beso, hasta un viento fuerte, era anuncio de muerte. Si tenía catarro, de los ya conocidos, de todos modos, sus santos óleos, atendidos. Pruneda.

El gigante invisible. 2.


ODAS DE AEDO

Dicho bicho, podía ocultarse en cualquier persona, no importaba si era andrajosa o escrupulosa. El peligro ahí estaba, atacando al semejante y el uso todo el día del alcohol y el detergente.

Podía estar en picaportes, puertas y barandales y por igual en platos, manos y celulares. Muchas fueron las medidas de las autoridades, pero pocos eran los que acataban las recomendaciones.

Guarde su distancia, frecuente aseo de manos, uso constante del tapabocas y el saludo, ni de hermanos. Es el gigante invisible, estén alerta, toda la población, que sin dar tregua, no tiene consideración.

Se transforma rápido de ave a puerco, Hasta llegar a lo nuestro. Parece el mensajero de la muerte, de éste mundo conocido, a otro por conocerte.

Así que por causa de la maligna influenza, muchos pasaron a mejor vida, pero el miedo no se quita y sólo habita en este mundo, la que nos da vida y confianza…. la esperanza.

Pruneda.


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La vida es un líquido. 1.

Tláloc Tláloc. Son tus hijos los ríos, los lagos y los mares. Son las lagunas y también los manantiales. Se están secando tus cuencas y riberas. Y no hay lágrimas, ni sudor que reanimarlas puedan. Tememos que terminen en riachuelos y aguas negras y que no sirvan en el riego, ni en las siembras. Que no nos alcance y que peligre la suerte, que grite tan fuerte, como la muerte. Para su cuidado, no tuvimos educación, ahora el pecado, nos roba la ilusión. Porque sabemos que es un recurso natural, que lo toma, toda planta y animal. Tláloc. Necesitamos del arroyo y del litoral, del chaparrón y del temporal, también del aguacero y del chubasco, aunque a veces, inundes a Tabasco. Tláloc. Te pedimos perdón, sabemos de la contaminación. Te pedimos ayuda, para que no nos alejes, la lluvia. Te solicitamos consideración, palabras de corazón. Te insistimos conserves tu naturaleza, que es toda belleza. Tláloc. Necesitamos de un milagro inmediato, que atesore un aliento. Necesitamos que el grifo, sea del agua su camino, porque nuestra historia sería un gemido.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

La vida es un líquido. 2.

¿Qué le pasaría a cada estación del año? ¿Qué le pasaría al huerto y a los rosales? ¿O a la sed de muchos colegiales? de seguro sufrirían, hasta los seres celestiales.

Agua, eres saciedad de toda sociedad. Agua, eres esperanza, para quién del suelo trabaja. Agua, eres líquido que fragua la vida, y en lágrimas, bálsamo que mitiga.

Estas en la brisa, y en la llovizna. En la nieve y en la nube. En la fuente y en los ojos del triste. Y en todo lo que existe.

Agua, te precisamos en el vaso, en el tinaco y en la cubeta. En el regar, el mojar, y en el lavar. En el diario tomar e hidratar. Dinos Tláloc, ¿Cómo podemos conservar, éste líquido que es vida y bienestar?

Pruneda.


ODAS DE AEDO

Pandora .

Hecha de arcilla por manos de dioses, un soplo de vida, Atenea otorgo. La elocuencia y el engaño, Mercurio enseñó; Y Apolo de música la educo.

El gran Zeus una caja obsequio, una trampa que fue con saña, una venganza que no olvido, contenía los males que aquejan a los mortales.

Desposada Pandora la caja entregó, y fue Epimeteo, quién la abrió, saliendo de ahí el dolor y el quebranto, perturbando sin parar por aquel agravio.

El duro trabajo y la enfermedad, también los conflictos y la maldad. Muchos horrores que nos afligen, y todos que nos hacen infelices.

Y cuenta la historia que de esa cajita, no pudo salir la llaneza Esperanza, que aun continua en el fondo luchando, atrapada promesa como mariposa.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

¿Qué es un libro? Es un amigo muy cercano. Es la ventana al saber. Es camino a mi entender. Y la mejor ruta para, comprender.

Es la palabra humana, del decir. Tiene el poder para discernir. Al través de las letras, el hablar. Y con la mirada, mi vida ilustrar.

De aconsejar, un instrumento. Una limosna para el obtuso. Para mi juicio, innovación. A los prejuicios, es invasión.

Todo aquello que me enseña. Y pone a mi entendimiento seña. Es realidad, inducida. Es verdad, concedida.

Es un invento invencible. Es un arma inocente. Es el regalo de la razón. Y es un juego a la ilusión.


ODAS DE AEDO

¿Qué es un libro? Es pasión desbordada. Es el decir, sin ser escuchado. Es gritar, lo no pronunciado. Es, el andar y estar bien armado. Pruneda.

Aves y cualidades. 1. Aves de mil colores. Aves de hermosos plumajes. Aves de nutridas cualidades. Aves de mis emociones.

Son las aves de rapiña, que surcan los cielos como tigres y leones; y todos ellos, son depredadores; y para sus crías conservarlos, sus nidos los hacen elevados.

Aves de imponente estampa. Aves de vistosos plumajes. Que con picos, plumas y trinar, su naturaleza hace resaltar.

Abubilla, habita Madagascar, El águila puede ser dorada ó imperial. El ave más grande, el avestruz. Y el búho cornudo, un rapaz nocturno.

Son los buitres, los grandes basureros,


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junto con las hienas, los chacales y los perros, se dice sin excepción y no por su color, que son emblema de paternal amor.

La cacatúa, los loros y los pericos, aprender a repetir y son harto parleras, por eso tienen sus pajareras, porque chirrían, las muy parlanchinas. Pruneda.

Aves y cualidades. 2.

La calandria, imita a otras aves. El campero, semeja el martilleo. Unos cantan, otros silban y muchos pían. ¿Conoces gente presa de esa naturaleza?

Un curioso rasgo destaca al cálao, levanta con barro un muro en el nido; y prisionera la hembra, la alimenta, hasta que hay crías, entonces los libera.

Aves de hermosos plumajes. Pájaro color marrón y tejedor, es el gorrión. El colibrí, su vuelo semeja a la abeja. El pico de marfil, carpintero picamaderos.

Para un largo viaje por el mar, el albatros es comodidad. De etiqueta, chistoso en su andar, de lejos parece un niño, es el pingüino.


ODAS DE AEDO

En asamblea los papagayos, son un concierto de gritos y ruidos. Es el rey de los trepadores, estos animalotes; y se han convertido en carnívoros, parecen zopilotes.

De los mencionados y descritos, sí encuentran en familiares o conocidos, un aire o semejante apariencia, pues es simple y llana coincidencia. Pruneda.

¿Cómo no tengo un amigo? ¿Cómo no tengo un amigo? Con el que pueda conocerme más con el que tenga un poco más, con el que siembre confianza, mi día, con el que con su fortaleza, entienda mi naturaleza.

¿Cómo no tengo un amigo? Que con su pobreza, entienda mi riqueza, que con su consejo, logre ser más viejo, que con sus palabras, alcance montañas, que con su bondad, mi mano atienda la necesidad.

¿Cómo no tengo un amigo? Que con su mano, sienta que es mi hermano, que con su alegría, aleje la envidia, que con su distancia, fortalezca mi paciencia, y con sus razones, enriquezca mis dones.


ODAS DE AEDO

¿Cómo no tengo un amigo? Que con su compañía, festeje el día, que con su libertad, mis alas agitar, que con su alma, se me abra una ventana, que con su saber, la paz conocer.

Pruneda.

Éramos doce. Éramos doce, como las manecillas de reloj. Éramos doce, como los meses del año. Éramos como eslabones, nuestros corazones. Éramos doce, como los apóstoles del Señor. Doce éramos, que compartíamos la sangre. Doce que pocas veces juntos celebrábamos. Doce que cada uno su historia tenía, dentro y fuera de la casa, o en familia. Éramos doce, como las manecillas. Desde la una hasta las doce. Sin la presencia de una, quedamos once. Y el cielo, los corazones conoce. Éramos doce como los meses del año. Cada uno festejaba su cumpleaños. Algunos recordaban los de otros. Y abrazos y saludos, no faltaron. Doce éramos y poca frecuencia por avivar. Pero usanza tenían por la nostalgia.


ODAS DE AEDO

La memoria los mantenía cerca, si se encontraban, era día de fiesta. Éramos doce, como fuertes eslabones. A veces las manos, cansados otoñales. Otras, los ánimos, flores de cristales. Y muchas más, ganas sepulcrales. Éramos doce como los apóstoles del Señor, cada uno tenía su propio destino y temor. Siempre buena intención y por delante, la oración, como quien quiere, para su hermano, lo mejor. Pruneda.

Palito de madera. 1. Palito de madera y punta de grafito. Instrumento de mi letra y primicia, para el saber.

Palito de madera y punta de grafito. Si se comete error, u omisión, la goma se alista, a la acción.

Palito de madera y punta de grafito. Con él, aprendes a escribir y con ello a decir.

Siempre has estado en mi vida y en la de mis recuerdos.


ODAS DE AEDO

Caligrafía, para una letra bonita. Dictado o copiado, para no olvidarlo.

Al amparo en toda mi tarea, palito de madera, Más de cien veces te me perdiste, de seguro, a otro su faena asististe.

Pruneda.

Palito de madera. 2.

Nunca he dejado de necesitarte, palito de madera. Para no olvidar, es menester anotar, calle, número o nombre, hay que apuntar.

Sabemos a ciencia cierta, que a la mejor memoria superas, pues con lápiz y papel, hasta la muerte puedes detener.

Palito de madera y punta de grafito. Guardas mi pensar y mi sentir y me das riqueza en el vivir.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

El hábito que mata. 1. Por nostalgia, o después del placer. Entre ansiedad y felicidad. Por la espera, o en el ocio. Solo o con amigos… un cigarrillo.

Famosos son los habaneros. Y nacionales, los veracruzanos. Su consumo con fines ceremoniales. Y otras veces, medicinales.

Sin olvidar, los malos alientos. Manchado de dientes y dedos. La tos, famosa del fumador. Hace al hábito, matador.


ODAS DE AEDO

La planta se adapta a climas y terrenos. Es un mal de jĂłvenes y de viejos. Razones muchas para no dejarlo. Con tal de seguir fumando.

El tabaco en cigarrillo, en pipa o masticado. Quienes lo prueban, quedan extasiados. Se ha difundido la leyenda por todo el mundo, Que hasta fuma por luto el difunto.

Pruneda.

El habito que mata. 2.

Por boca y nariz se arroja el humo. Los nervios deshechos alivio seguro. El hambre se aleja y viene, dolor de cabeza. Y otros problemas, tambiĂŠn nos aquejan.

DifĂ­cil no es, presumo dejarlo. Necesito tiempo para yo lograrlo. Ya son 40 veces de intentarlo. Estoy a un paso, de alcanzarlo.


ODAS DE AEDO

Me temo que es mucho el empeño. Siento que me falta más cariño. Mi triunfo será, no encenderlo. Antes de caer al féretro.

Pruneda.

Un adiós más… 1.

Pobre sería cualquier explicación, antes bien, ni justificación. Todo pasa por algo y por algo todo pasa.

Escuchar es, querer oír, y mirar es, querer ver. Ni oye ni ve, por mucho querer, ni escucha ni mira, el que porfía.


ODAS DE AEDO

No tengo corazón de hierro, ni entrañas de bronce. Lo bueno de todo, es el goce, entender el momento, el éxito.

Nunca es el mejor día, para morir o tener despedida. Estamos preparados para la vida; y nunca para la ida.

Por eso, las palabras son tan sólo eso, y el recuerdo, el tesoro ante el tiempo. Nada perdura en lo bello de la emoción, porque algo nos dice, que esa no es la intención.

Pruneda.

Un adiós más… 2.

Es, al contrario un cambio permanente, que ayude al camino y no a la muerte. Detenerse no es desánimo ni renuncia, es comienzo, es una nueva caricia.


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Sin embargo, todo andar nos lleva, a algún lugar y por algún sendero, que no por estar andado, es el camino indicado.

Sólo te pido un alto y un pensar, que nos aleje de este pesar. Que lo que tiene de encanto, es lo que tiene de llanto.

Entiende y entiendo, que solos no podremos, que es necesario que la distancia pactemos, que si nos hemos lastimado, el tiempo es aliado; y tiene compasión, de todo enamorado.

Pruneda.

La receta. Un libro de consulta, cuando la alegría reine. Un libro de consulta, cuando dañe la tribulación. Un libro de consulta, para consolar al afligido, Un libro de consulta, para tener un mejor día.


ODAS DE AEDO

Un libro de consulta, para apreciar el tiempo, la amistad, la salud y la vida. No te olvides, que es la Biblia. Un libro de consulta, para dar un consejo Un libro de consulta, para estimar lo viejo. Para avivar la confianza. Para tonificar la voluntad. Para borrar la vergüenza y la culpa. Un libro de consulta. Para permitir fidelidad. Para facilitar la generosidad. Y para tener sabiduría. No olvides, que es la Biblia.

Pruneda.

A la playa… 1. Es un placer para ustedes, y disfrutar con su familia, los distintos destinos con, hermosas playas…. todas mexicanas.

Para extranjeros, no nacionales, porque pagar los precios, son garrafales,


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tienen tanta magia y encanto esos lugares, y sólo se pagan con dólares.

Pueden ser Cancún, la Riviera Maya o Cozumel. Para las vacaciones o la luna de miel. Con su belleza, ¿que más necesita la realeza? Son escenarios naturales, sin animales.

Puedes recrearte practicando buceo, velero o sólo puro paseo. Tienen sitios arqueológicos, que ya no son tan ecológicos.

Se dice que es un edén mexicano, con reservas vírgenes y aguas cristalinas. Dicen que es lo mejor para tus pupilas, para el romance, sin familias.

“Escápate y déjate consentir”; dice el dueño, ya mañana… empeñas hasta el sueño y la cama. Actividades, para todas las edades, ya lo pagarás en facilidades. Pruneda.

A la playa… 2.

La arena es blanca como talco. El servicio es cálido y hospitalario. El estilo, es contemporáneo. Y el trato, es mejor que mexicano.


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Están los más suculentos restaurantes, y no digamos la variedad en sus bares. Un oasis para los deseos y un refugio a los instintos, te ofrecen, purificar tus sentidos.

Es un lugar donde el sol tropical, se pierde entre aguas turquesas, y se te olvidan las cefaleas, las reumas y tus pobrezas.

El lujo empieza a tu llegada, al cruzar la puerta de la entrada. Exótico paisaje para tan especial evento, espero que por el precio, no pierda el aliento.

Qué mejor aventura puede uno vivir, que ser turista de toda esta belleza, y entender que no necesito salir del país, me basta con un costal lleno de maíz.

Pruneda.

Se acostumbran mis ojos. Regalo para cada amanecer. Un abanico de colores puedes ver. Desde paisajes, hasta juegos artificiales. Y la imagen efímera de la belleza. Dicen que es un sentido frio y distante,


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no es como las manos, que llevan flores, o como el oído, que escucha historias de amores, ni como la piel, que siente el agua, el viento y el placer. Su camino es a través de la mirada, es un don que se reanima en la oscuridad. Se empañan, ante el pecado y la mentira y esquivan, viendo la lejanía. Se pueden ver por ellos, los sueños, pero también, los anhelos y los desencantos. Una mirada basta, para conquistar o delatar, una mirada necesito para adivinar. Se acostumbran mis ojos. A la vida, a la guerra y a la sombra, a lo pálido de mi suerte y a lo viejo del espejo, al desengaño que abate, al ausente y a la muerte. Se acostumbran mis ojos. Al crimen y a la contaminación. A la desdicha y a la injusticia. A la basura y a la pobreza. ¿Ó es a caso qué la ceguera empieza?

Un tanto. 1.

Dichoso el que tiene prosperidad, el que disfruta con el bienestar,


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el que logra con afán, abundancia, el que sin acumular el lujo goza.

Afortunado el que tiene sin derroche, el que junta pesos y tostones, el que nunca es tacaño, con su hermano, y que su empeño, nunca es pequeño.

Porque el dinero contable y sonante, abre las puertas al elegante, abriga las intenciones del delincuente, y peca tanto el pelado como el pudiente.

Cuando hay dinero, somos la envidia, de tal fortuna. Porque con el oro siempre poderoso, y con la plata, toda la fama.

Si quieres vivir con decoro, ten oro. Si quieres amigos conservar, el ahorro fomentar. Si no quieres tener pesadilla, guarda como la ardilla. Si quieres que no te falte, no comas como elefante.

Pruneda.

Un tanto… 2.

No es merito dar lo sobrado,


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aún estando harto y holgado. La opulencia es más que riqueza, es ofrecer con poco, una promesa.

El desprenderse de la morralla, no tiene a los ojos del cielo, gracia. Es la moneda que provoca bendición un bien inmediato y una oración.

Porque mi patrimonio, no esta en mi capital, sino en el huerto celestial. No está en mis bienes ni en mis ayeres, están mis riquezas en mis quehaceres.

Esta mi fortuna en la cuna, en la conciencia y en el reparto y que se entienda, que el valor del dinero, es la distancia del corazón, al cielo.

Pruneda.

¿Qué es poesía? Dos ruiseñores en duelo de trino. Estrellas ríen a carcajadas. El nacer, ¿el atajo a la muerte?


ODAS DE AEDO

O la vida, ¿el paso a la tumba? Es la urgencia de todo principio. Es la cita que vendrá. Reponer lo mucho que perdimos. Ó aprovechar lo que nos queda. Cuando en todo, quisiera yo llegar. Ó sí tan sólo pudiera algo alcanzar. Cuando no tengo más palabras que mi cuerpo y las piernas enseñan el camino. Es candado a las caricias, sí la luna es linterna. Complicado el largo amor, y el no entender, las despedidas. El abrazo a un libro. Las tierras de un hombre. Una sonrisa por la ventana. Y ver la luz de la mañana. Creó que todo es poesía, por ver tus ojos todavía. Y porqué todo lo entiendo y anhelo. Pues no miró el espejo, sino, el cielo.

Pruneda.

Las manos. 1.


ODAS DE AEDO

Tenemos dos para cada ocasión. Levantar la cosecha prometida. Tocar para poder entrar. Como alivió para aquel prurito. Obligadas, en el saludo y en el despido.

Tenemos dos para cada ocasión. A una fruta podemos sopesar. A una guitarra afinar. Se usan con las palabras para enfatizar. Y también para quién pide caridad.

Tenemos dos para cada ocasión. Para el aseo diario, es menester. Sirven para ayudar y defender. Para desvestir y vestirse. Y en la palma, un vistazo a la suerte.

Tenemos dos para cada ocasión. Atendemos con ademanes la cortesía, y también el agradecimiento. A la amada, un beso con suspiro, al enemigo, oculto las mías.

Pruneda.

Las manos. 2.


ODAS DE AEDO

Tenemos dos para cada ocasión. Nos provoca a las caricias, o nos sirven con ingenio. A tu casa para llamar, y en el espejo, al peinar.

Tenemos dos para cada ocasión. Para el pintor, su creación. Para el escritor, sus ideas. Para el músico, su instrumento. Y para el obrero, su trabajo.

Tenemos dos para cada ocasión. Siempre para el abrazo y el sustento. Necesarias para la oración. Si se pierde la ofrenda, se ausenta la pericia. Porque es un regalo, que me tiene acostumbrado.

Pruneda.


ODAS DE AEDO

Quinceañera. 1. Sólo una ocasión, en la vida se festeja. Es un don y una belleza, fantasía, es la cuestión.

Sólo una vez, puedes reunir por ese motivo, tanta gente que te quiere, sin ser todos tus parientes.

Sólo una oportunidad, de agradecer a Dios, por alcanzar tan importante edad, que te llevará a muchos años más.

Sólo una gran fiesta, para compartir con quienes, te acompañan, un gesto de amor y amistad.

Sólo un día, el regalo y el soñar y seguir con la confianza, del mañana por llegar.

Pruneda.


ODAS DE AEDO

Quinceañera. 2. Sólo un corazón, para tal ilusión, como buena doncella, ha de tener su estrella.

Sólo una copa, para desbordar con alegría, las emociones y lo profundo, que es estar en este mundo.

Y

Sólo un momento, de dolor, para aquellas, que su historia fue robada, y al cielo fueron llamadas.

Pruneda.


ODAS DE AEDO

A Laura. Para la compañera de mi vida, que decide compartir los días, que tiene la fuerza de la tierra, y con calma suma alegrías.

Para la mujer de mi juventud, la que con delirio encendido y brío de volcán, me dio, los frutos de mi tenacidad.

Para la madre de los hijos, que con trabajo y desvelo, con energía y amor, nunca duda de los dones, y su bendición.

Para la creyente de mi Dios, que ha sido el eslabón, un mundo para los dos y siempre el regreso, es el corazón.

Para la amiga de mis infortunios. El consuelo al dolor ajeno. De la noche oscura, siempre la luna. Y de las cargas y penas, ella es una.

Para la pareja de mi oración, porque con ella busco misericordia,


ODAS DE AEDO

sentir que estando bien, el cielo me sabe escuchar y con ello, mi vida alumbrar. Con amor.

Pruneda.

Salud, Don vino. Don vino, es mi enemigo. El me suelta, la lengua. Me entorpece los sentidos. Mete discordia a mis amigos. Y aumenta, mis enemigos.

Don vino, es mi enemigo. El justifica mis errores. Tonifica mis defectos. El me roba mi paciencia Y con ello, mi decencia.

Don vino, es mi enemigo. El me enga単a todo el a単o. Me quita el dinero. El me busca y me seduce. El me hace estar enfermo.

Don vino, es mi enemigo.


ODAS DE AEDO

Y por ello, mi fastidio. Don vino, es mi enemigo. Y por ello mi delirio. Don vino, es mi enemigo.

Pruneda.

Los diez Mandaecos. No tendrás otro ambiente, más que el que respiras.

No harás mal uso del aire, ni ensuciarás las aguas.

Amarás el cielo, y al reino vegetal.

No utilizarás al mundo, con daño ó para abuso.

Descansa y contempla a la naturaleza, ella no tiene prisa.

Cuidarás de los bosques, los arroyos, los ríos, los montes, y los mares…., para que tus días sean gratos y prolongados.

No tales, no podas, no quemes leña.

No cometerás ecocídio: no contamines, no provoques incendios. Ni arrojes basura fuera de su lugar.

No hurtarás hortalizas, ni frutas, ni agua ó tierra; por fácil que sea.


ODAS DE AEDO

No envidiarás el jardín de tu vecino, ni te introducirás a él.

Pruneda.

¡Qué miedo!

Se acerca el día de muertos. Y todos se levantan contentos. Unos con los dientes pelones. Y otros pelones y sin dientes.

Muchos estuvieron en reposo. Y otros salieron del calabozo. Pero todos al panteón irán. Después de un baile singular.

Todos con ingenio y respeto. Los altares fueron a levantar. Para la muerte ahuyentar. Y claro, la vida disfrutar.

Me da miedo la calavera. Me da miedo el panteón. Pero más miedo nos da Sin ojos ni corazón.

En Pátzcuaro la fiesta es en grande. Vienen gringos de todas partes.


ODAS DE AEDO

Nosotros no tememos a la muerte. Pero deseamos, tener mejor suerte.

Michoacán entero festeja. La muerte con alegría. Calacas por todas las tejas. Asustan a la mayoría.

Pruneda.

La basura. Todos lo ven, y a nadie le agrada, el polvo acumulado, por más de una semana. La escoba entra en acción, también el trapeador, estéril la misión, de aquel recogedor. Tirar y levantar, a ésta suciedad, parece la función, de ésta sociedad. Residuos son el foco, de tan grande infección, malolientes y dañinos, parecen su intención. A todas horas pasa, el carro colector, se lleva la basura, gritando el conductor.


ODAS DE AEDO

Creemos que se aleja, a un mejor lugar, mañana moraleja, volverá a contaminar. Mejor no producirla, en casa no hay lugar, personas educadas, debemos demostrar. Pruneda.

Almo/hadas . Hay almohadas compartidas, que dificultan despedidas, porque atrapan corazones, tempestades y hasta flores. Hay almohadas estorbosas, que incomodan y que rosan. Que por uso y frecuencia, lastimaron la presencia. Hay almohadas consejeras, nos auxilian en querellas y suavizan los problemas, si bajamos las estrellas. Hay almohadas que ayudan, reconcilian en la duda. Que permiten abrazar y hasta logran saludar. Hay almohadas que son de guerra, siempre pegan y enredan. si es de día, tal vez siesta, si es de noche, ocasión de fiesta.


ODAS DE AEDO

Hay almohadas de lectura, que mantienen la cordura, que nos tienen cómodos, aunque seamos más de dos. Hay almohadas para sueño, algunas de plumas de ganso. Otras suaves para el regazo, sin perder el alma, ni el encanto. Pruneda.

Lucia. 1. “Es el corazón una entraña. Es el centro del amor. Es camino para el afecto y el valor. Es ayuda y empuje a la caridad y por su sangre y linaje, inspiración y coraje”. Gracias, palabra mágica, que tanto se usa de entrada en un escrito, como de salida por todo lo recibido. Es el lubricante de la vida, se viva de pie o de rodilla. Gracias, palabra mágica. Es sin lugar a dudas, una puerta, una ventana. Es la caricia del favor o del auxilio y es el regalo del perdón para el amigo. Es tan difícil expresar un agradecimiento, porque siempre va cargado de sentimiento. Porque es del corazón su memoria, y cosecha de la amistad y de su historia. Gracias por su vida, por la confianza depositada, por el cariño que en cada ocasión, demostraba , y que buscaba más amarrar, que desatar


ODAS DE AEDO

porque es más importante unir, que separar. Gracias por cada consejo, y por sus preguntas. Por su ocurrencia e ingenio, gracias por su trato y su gentileza porque los años no debilitaron su esencia. Gracias por sus enojos, que fueron senderos. Gracias por los sábados, domingos y días festivos, algunos eran abrigo, para nuevos entendidos, otros, ya sabemos, perdiendo o cediendo. Pruneda.

Lucia. 2. Gracias por enseñarnos su grandeza y ese andar con tanta firmeza Porque sin correr ni saltar Muchos sentimos, verla volar Porque sabemos que cada mañana, descomunal batalla. Qué algunos pasos, fueron llantos. Qué las penas a veces fueron cadenas. Fueron muchos años de saludos y despedidas, fueron de trabajo y conversaciones atrevidas. Pero ¡qué curioso!, hizo falta más presencia, creo que sentiré ese infinito vacio de su ausencia. Como me hubiera gustado, que quienes creyeron conocerla, Hubiesen aprendido De su grandeza y belleza. “Entender que el abismo, viene de uno mismo. Que todo anhelo, viene del cielo. Que el silencio, es fresco viento. Y que la historia, es sólo memoria”.


ODAS DE AEDO

A Dios le tengo una petición Y no es desconsideración, Que siempre nos guarde en su corazón Y de vez en cuando por favor, una oración. Muchas, muchas… gracias

LUCIA. Pruneda.

Elsa. 1. Que maravilla es celebrar la existencia, porqué doce lustros es toda una experiencia. Es un portento, poderlo conmemorar, con salud, con amor y en un buen lugar.

Que milagro es la vida, aunque te acostumbres a ella. Es siempre de admiración, el toque de la creación. Es sin duda alguna, historia y destino, es también, recuerdos y olvidos.

En la vida hay distancias, sorpresas, tragedias y comedias, y al vivirla tenemos, silencios, mentiras, deseos y dudas. Es la vida un sinfín de ocasiones y destierros, donde lo sublime son los principios y los regresos.

La vida nunca será perfecta, ni comprensible, por no poder conservar a las personas más queridas; por tener que dar cabida a otras sonrisas. Es todo un misterio, que yo no entiendo.


ODAS DE AEDO

Pruneda.

Elsa. 2.

Pero que maravilla es la vida, sola o compartida. Sea corta, larga, pero bien cumplida, con todas sus velitas, porqué cuando está festejada, va muy bien encaminada, así es la vida, difícil, bella y complicada.

Es de asombro, reconocer la vida como un tesoro. Haber logrado prosperidad sin vanidad. Alcanzar los bienes, sin perder virtudes. Y robar al arte, la paz y sus colores.

Seis décadas es una buena vereda. Es un excelente tiempo de huella. Estoy seguro por la apariencia, que hay más cuerda.


ODAS DE AEDO

Se que tu secreto es el amor a la vida; como yo a la poesía.

Deseo un granel de bendiciones en todos tus quehaceres. Que cada día el anhelo, se enrede en tu cabello. Que el festejo, sea cada año, porque más tiempo hace daño. Y como regalo final, ésta poesía que esta por terminar.

Pruneda.

ADN Del ABC. Mi abecedario, el genoma de mi idioma. El abecedario, según su acomodo y sentido, es palabra, verso o libro. Puede significar infierno o paraíso. Es grandioso contar con tantos vocablos, que con dirección y manejo, liberas las letras y los consejos Que es auxilio para acentuar, salvar o condenar y es sin duda, elocuencia en el pensar. Me ayuda para poder decir lo que creo. A mi pensamiento también lo ordeno. Si no fuera por mi abecedario, daría lo mismo callarme, que gritarlo. Porqué mi idioma tiene su genoma, si no que sería de mi decir, pensando en nombrar una orquídea, mencionaría un clavel; algo parecido; como en la torre de Babel. Porqué no es lo mismo volar que correr, el miedo que el desierto,


ODAS DE AEDO

la riqueza que la nobleza, la humedad que la moral. El abecedario, es para todos, un milagro que se ofreció a toda la humanidad, ¿Sería que fue un robo a la divinidad? Como fue el fuego en su oportunidad Que bueno sería hablar el mismo idioma y entendernos con pocas palabras, sin necesidad de imponer nuestras ideas, y ser traductor de los que creen y esperan. Pruneda.


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