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1. Entrevista a Curro Peña.

Curro Peña es doctor en Derecho por las Universidades de Milán y Málaga, con una tesis sobre los derechos de las personas LGTBI solicitantes de asilo en Europa. Actualmente es consultor en el equipo de investigación de ILGA Mundo, divulga sobre cuestiones jurídicas LGTBI en prensa, su Twitter (@Currikitaum) y su blog, Queerídico.

¿Cuál es la situación general, a nivel de tendencias, del discurso LGTBI en el mundo?

En primer lugar, el auge y la fortaleza del movimiento anti-género que se opone a los derechos de las mujeres y de las personas LGTBI. El movimiento anti-género se adapta a cada territorio y toma el discurso que más le conviene para implantarse, como en Estados Unidos, con una aprobación masiva de leyes contra los derechos de las personas trans y el resto de personas LGTBI, o en algunos países se ha centrado mucho en la educación en diversidad o la oposición al reconocimiento de las parejas del mismo género.

Otra tendencia sería (relacionada un poco también con este movimiento anti-género), una expansión de las leyes que buscan criminalizar a las personas LGBTI a través de la censura. Un ejemplo serían las leyes anti-propaganda LGBTI de Rusia o de Hungría más recientemente, y también en Estados Unidos, China, algunos países latinoamericanos, países africanos, se está incidiendo mucho en censurar publicaciones que defiendan a las personas LGBTI, censurar el activismo, restringir, en definitiva, esa libertad de expresión.

Y luego, una tendencia más positiva, paradójicamente, pues a la vez hay otros países que están avanzando más que nunca hacia el respeto a los derechos de las personas LGTBI, donde aprueban, si no el matrimonio igualitario, las formas de reconocimiento de las parejas del mismo género, la autodeterminación de género para las personas trans, y/o prohíben las terapias de conversión (son, por ejemplo, países como Vietnam, o Filipinas).

Parece que en los últimos años existe una deriva que conduce hacía el incremento de los discursos de odio LGTBIfóbicos, incluso en países que se consideran avanzados democráticamente.

¿A qué se debe esta deriva?

Creo que influyen diversos factores. Por un lado, el movimiento anti-género que ha conseguido condicionar el debate en muchos países en torno a las personas LGTBI. Lo hemos visto en España, cómo todo el discurso en torno a la ley trans se ha convertido prácticamente en una necesidad constante de defender, no ya la propuesta legislativa, no los avances en derechos de las personas trans en particular y de las personas LGTBI en general, sino en defenderse de ataques y bulos constantes, mentiras una detrás de otra, para eso condicionar el debate. Es importante tener en cuenta es que no se puede disociar en muchos países este auge de los discursos anti-LGTBI del auge del nacionalismo. En muchos países se ha instrumentalizado el odio y la demonización de las personas LGTBI por parte de partidos ultranacionalistas que construyan a las personas LGTBI no solo como una discreción de las normas sociales, como una vulneración o como algo que va contra las costumbres o algo que es inmoral, sino que precisamente por ir contra esas tradiciones o por ir contra unos valores que se consideran el núcleo de la nación son además un problema, una amenaza para toda la nación. Son una especie de amenaza externa lo que busca es acabar con la soberanía. Este discurso lo vemos constantemente en Rusia, en Hungría, en Polonia, pero también en países africanos, en países del Golfo. Es en general una constante, esa relación entre derechos de las personas LGTBI y amenaza a la soberanía. Se identifica la defensa de la diversidad sexual y de género con Occidente, con Europa, y así se permite esa construcción de los derechos de las personas LGTBI como una amenaza externa que viene de Europa o de Occidente en general para acabar con la soberanía de esos otros países.

África sin duda ahora mismo es un punto preocupante para los derechos de las personas LGTBI en muchos aspectos. No solo aquellos países que están criminalizando, en algunos de ellos se están viendo incrementos, tanto del discurso de odio como de detenciones a personas LGTBI. or ejemplo, en Ghana. Pero también, especialmente en el área de África Oriental, la ley ugandesa, la ley anti homosexualidad ugandesa, se ha contagiado a otros países de la región. En Kenia o Tanzania se están discutiendo leyes similares, y ha habido un intento también en otras zonas de África, como en Senegal. Sin embargo, también hay que decir que algunos otros países, menos, han tenido progresos importantes en los últimos años. Botsuana no hace tanto que ha despenalizado los actos sexuales consentidos entre personas adultas. También Namibia, muy recientemente, ha empezado a reconocer los matrimonios igualitarios celebrados en el extranjero. Ha empezado a haber focos de progreso también en África, que creo que es importante destacar para evitar esas lecturas muy esencialistas de que los derechos LGTBI no tienen futuro en África.

Hablemos de la situación en Europa del Este. Tanto en países democráticos que forman parte de la UE como en un Régimen autoritario como el de Rusia (¿podría volver a repetirse la persecución y tortura de personas lgtbi como la ocurrida hace pocos años en Chechenia?)

Bueno, respecto a Europa del Este, haría una reflexión sobre la necesidad de no asumir que es un bloque uniforme y que en todos los países ocurre lo mismo. Es cierto que, en Rusia, que era un país ya muy difícil para las personas LGTBI desde hace años, la invasión de Ucrania ha exacerbado la persecución y la opresión de cualquier tipo de disidencia, lo cual, por supuesto, en el caso de las personas LGTBI ha implicado una represión mucho mayor. Se han cerrado ONGs, se está persiguiendo a activistas. Hay muchísimos casos todas las semanas de personas a las que se les aplica la legislación anti-propaganda. Incluso tenemos casos ya de personas que han sido detenidas por supuestamente practicar relaciones sexuales en su casa en virtud de estas leyes anti-propagandas o de otras. Leyes que además se han recrudecido en el último año y que se seguirán probablemente agravando porque es el discurso dominante. Lo mismo también es preocupante el caso de Hungría, Polonia dentro de la Unión Europea. Especialmente en el caso de Hungría porque parece que ahora también hay nuevas propuestas para seguir ahondando en esa puerta que ya abrió la ley anti LGTBI recientemente aprobada hace dos años. Sin embargo, creo que también hay que destacar que hay países que están haciendo esfuerzos por reconocer y garantizar los derechos de las personas LGTBI. Estonia está discutiendo ahora la aprobación del matrimonio igualitario, pero también Lituania está avanzando hacia la aprobación de las uniones civiles. En Ucrania también se está discutiendo un proyecto de ley para reconocer legalmente a las parejas del mismo género. Y hay iniciativas similares en muchos otros países. Diría que hay como dos velocidades, dos grandes grupos más bien. Uno en el que ese movimiento anti-género tiene un gran poder y está frenando no solo cualquier progreso sino que además está intentando aprobar leyes principalmente anti-propaganda. Es preocupante la situación en Bulgaria, donde se ha prohibido el cambio de género registrado a las personas trans. Mientras que otros están avanzando en la dirección contraria. Ucrania, Moldavia, Lituania, con mayor o menor éxito y no sin dificultades en ningún caso, pero hay un ímpetu ahí. Hay que señalar que ese impulso a los derechos de las personas LGTBI tiene mucho también de apartarse de Rusia. Y eso en sí mismo es una relación entre el nacionalismo y los derechos de las personas LGTBI, pero en este caso en sentido contrario, de intentar afirmar la identidad nacional y europea de estos países en oposición a Rusia a través de la defensa de los derechos de las personas LGTBI.

Respecto a la tarea que realizas en ILGA, ¿cuál es la relevancia de identificar y monitorizar estos temas?

El trabajo que se hace en el equipo de investigación de ILGA, como puede ser la base de datos de ILGA que hemos publicado recientemente, nuestros informes, como “Nuestras Identidades Bajo Arresto”, o el monitoreo de medios que hacemos de manera constante, tiene mucha relevancia en la práctica y mucha utilidad. Ha servido al equipo para poder responder a solicitudes de información sobre cuáles son las tendencias en el ámbito de los derechos de las personas LGBT en el mundo o en una región concreta, o también para elaborar informes sobre la situación real, en la práctica, tanto legal como real, en un país concreto. Creo que la investigación en el activismo es esencial. Es fundamental que se destinen recursos a monitorizar la situación en todo el mundo, a evaluar la legislación y las políticas que afectan a nuestras comunidades en el mundo, precisamente porque la información es poder. Y una organización como ILGA Mundo está especialmente capacitada y en una posición especialmente ventajosa para llevar a cabo esos esfuerzos de investigación y poder llegar allí donde otras organizaciones necesitan. Hacemos un esfuerzo especial por países que no tienen esos recursos (por ejemplo, países de Oceanía, o de África), para visibilizar su situación a nivel mundial.

¿Crees que es necesario mantener la celebración y manifestaciones del Orgullo LGTBI en países donde ya se han podido conquistar más derechos?

Sin duda, porque al final lo que se está reivindicando en esas fiestas es nuestro derecho a ser felices y nuestro derecho a vivir en sociedad. Aunque hayamos conquistado más derechos, queda mucho camino por delante. En España la Ley Trans se queda muy corta en muchos aspectos y queda también mucho que conquistar a nivel social. Las leyes no nos lo van a dar todo, tenemos que convencer a la sociedad, tenemos que erradicar la LGTBIfobia a través de convencer a la gente. Y para eso tenemos que seguir manifestándonos y para eso tenemos que seguir reivindicando. Pero es que además, tenemos que seguir haciéndolo por todo el movimiento LGTBI en el mundo, porque hay muchos países en los que no se puede y cada vez se está restringiendo más esa capacidad de reivindicar. Tenemos que aprovechar esta libertad que tenemos aquí para dar visibilidad a las personas y a las activistas de esos países, especialmente si están aquí, y apoyar sus reivindicaciones.

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