Psicopatologia 1er resumen

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA FACULTAD DE PSICOLOGIA MODALIDAD SEMIESCOLARIZADA

ALUMNA: EVA LUZ GUERRERO LOPEZ DR. CARLOS VARELA NAJERA MATERIA: PSICOPATOLOGIA RESUMEN

4 SEM GRUPO 4 FEBRERO 2014


UNIDAD 2 PRIMER RESUMEN

LOS CINCO MODELOS PSICOPATOLOGICOS LACANIANOS La orientación lacaniana incluye ciertos aspectos que aparecen también en alguno de los modelos anteriormente referidos y su exposición no está exenta de dificultades. Ya que ni es suficientemente conocida ni las interpretaciones que de ella se han difundido son siempre fieles al espíritu de tus textos. A fin de glosar los fundamentos y desarrollos más importantes de esta última corriente, procederemos a subdividir la exposición en cinco apartados; cada uno de ellos representa un modelo psicopatológico diferenciado pero diacrónicamente arriculado. La psicogenesis: la paranoia de autopunición y la causalidad esencial de la locura. La psicogenesis; la paranoia de auto punición y la casualidad esencial de la locura. Describió Lacan la personalidad en función de tres aspectos, en primer lugar un desarrollo biográfico, concepción de sí mismo, cierta tensión de las relaciones sociales y afectadas con respecto a los demás. Sabido es que clerambault distinguió en el seno de las psicosis, por una parte, unas formas clínicas puras, esto es, los trastornos psicóticos que pertenecen a la psicosis alucinatoria crónica de ballet, y las esquizofrenias, los delirios pasionales y los trastornos maniaco –depresivos. Nudo idóneo afectivo inicial, que en el caso de la erotomanía consiste en la siguiente formula: es el objeto el que ha comenzado y el que más ama o el único que ama. Es necesario diferenciar la psicosis alucinatoria crónica de las demencias precoces cuya especificidad radica en una verdadera disolución de la personalidad. Las psicosis maniaco-depresivas, son tradicionalmente clasificadas aparte, incluso si el automatismo mental pudiera determinar cierta excitación. También concedió cierta importancia a la noción de la degeneración, si bien rehusó admitir la existencia de psicosis infantiles, adscribiendo sus trastornos correspondientes dentro de los retrasos mentales. Critica de una teoría organicista de la locura, el organodinamismo de Henri Ey. La locura es un fenómeno del pensamiento. Ey estimaba que la locura es el límite de la verdad humana, Lacan afirmo lo contrario, que el ideal mismo de la libertad, es el que casi universalmente se tiene como la condición de que la humanidad, es un


ideal fundamentalmente insensato. Lacan opina que la reivindicación es para el la consecuencia lógica de una captación total por la imagen narcisista. Segundo modelo: las consecuencias del estadio del espejo Este modelo de anclaje halla su punto de anclaje en la teoría del estadio del espejo, como formador del yo. En su artículo La Famille distingue tres fases críticas importantes en el desarrollo del niño, cuya significación global, no encuentra su resolución más que en los modos de identificación imaginarios. Se trata del complejo de destete, del complejo de destete, del complejo de intrusión y del complejo de Edipo. La exposición del complejo de destete, evoca en muchos aspectos: la descripción freudiana de la fase oral. El complejo de intrusión o estadio de espejo es considerado como un momento de rivalidad fraternal, rivalidad en la que el sujeto experimentara su ser en relación a su imagen, la cual identificara a la de otro. Tercer modelo: el nombre-del-padre y el predominio del significante en lo simbólico. El fetiche perverso y las formaciones del inconsciente neurótico El axioma central de este periodo consiste en considerar que la estructura psíquica está determinada por la consistencia del otro, definido como el otro de los significantes y del lenguaje, siguiendo el modelo de la antropología estructural, es decir como medio de transmisión intergeneracional del significante fálico. Este tercer modelo diferencia abiertamente neurosis, psicosis y perversiones. Los diferentes casos presentados a lo largo de este periodo están todos articulados en torno a tres elementos fundamentales: la cadena significante inconsciente, situada en el lugar de otro, el desconocimiento imaginario y el falo en tanto que apuesta fundamental de la existencia del sujeto. El significante fundamental y el esquema óptico La triangulación edipica está compuesta por cuatro elementos falo-madre-padrehijo. Tenemos una pareja perfecta sosteniéndose en espejo. Pero algo no funciona porque el falo se desliza siempre en otra parte. Mientras que Freud había sugerido que las paranoias eran el resultado de un tipo particular de represión de tendencias homosexuales. Elaboración de las perversiones Relativamente tardías en comparación con sus investigaciones sobre la psicosis, las primeras teorías de Lacan sobre las perversiones datan de la década de los cincuenta, dichas elaboraciones teóricas están íntimamente articuladas a la cuestión del fetichismo. El estudio del caso Gilde permite a Lacan mostrar la


evidencia de un impasse fundamental del deseo en el sujeto perverso, afianzar la demostración de una non-transmisión del falo por intermedio de la madre, cuya solución se alcanza mediante la instauración del fetiche, a la vez que se comprueba que el nombre del padre está ahí adecuadamente ubicado. La neurosis obsesiva: al inicio de los años cincuenta expuso Lacan su lectura abiertamente estructuralista de la neurosis obsesiva, es la obsesión entendida como el resultado directo de la deuda paterna. La neurosis histérica, las consideraciones sobre la histeria en este periodo en una lectura estructuralista, Lacan se dedicó a examinar las relaciones de objeto, contrasta y confronta punto por punto el caso de Dora con el de la joven homosexual, quien si mantiene una posición imaginaria perversa. La fobia, Lacan propone ahí su análisis innovador del caso de la fobia infantil conocido como Juanito a quien Freud dedico un ensayo, para Lacan, la fobia no es un desplazamiento del terror causado por el padre, tal como propone Freud, sino una sustitución del padre allí donde es insuficiente. Primeramente conviene advertir que en la obra de Lacan se aprecia un rechazo de la concepción clásica de la discordancia, esto es, de la desarmonía como desviación y anormalidad. Se puede considerar que existe una discordancia normal. Posición doctrinal del psicoanálisis respecto a los fenómenos elementales y la estructura, confrontación con otras teoría Una peculiaridad notable del psicoanálisis lacaniano consiste en el desarrollo de la teoría de los fenómenos elementales. Aunque variados en su textura fenomenológica, todos los fenómenos elementales presentan ciertos rasgos comunes y pueden hallarse especialmente en tres ámbitos; el pensamiento, la vivencia del cuerpo y los sentimientos, especialmente los enigmáticos y la perplejidad, los de inefabilidad y las auto-referencias.


UNIDAD 3 SEGUNDO RESUMEN LA CLINICA LACANIANA LA HISTERIA II EL GOCE DE LA HISTERICA Freud considera con frecuencia la neurosis como un conflicto entre dos instancias que define el yo y el ello, o el superyó. Por un lado el lazo de la pulsión, por el otro el de lo razonable. El síntoma es algo que surge mucho después de la aparición de las pulsiones. La pulsión es anterior no solo al síntoma sino también a lo que podemos llamar al sujeto de lo inconsciente. Si el freudismo, o el posfreudismo es el conjunto del psicoanalítico, pues bien ya no hay posibilidad de evolución, de revolución o de impugnación, dentro del psicoanálisis mismo. El mérito de la histérica, es que el síntoma ofrece clásicamente desconcierta, interpela lo suficiente al médico para que este haga el esfuerzo de pasar de la naturaleza somática a su traducción de palabras. El deseo cumplido, no es un deseo muerto, ya que vuelve a partir hacia otros objetos, renace en ellos, aunque renacer es un término dudoso: resucita mejor, es lo suficientemente vago para que sepamos que paso antes. El deseo resucita en otros objetos pero por haberse cumplido una primera vez, deja huellas y estas son las que llegan a constituir justamente al sujeto de lo inconsciente. El síntoma histérico es una palabra faltante, un significante faltante y por el agujero que resulta de este corte insignificante, aparece algo que es la especificidad de la histérica, el cuerpo en todas sus formas nombrables e innombrables. Descubrimos cada vez que hay una pérdida de objeto real en el nivel del cuerpo. “Considero como histérica a cualquier persona que en una situación sexual, no siente nada o solo siente asco”. Dice Freud. Esa crisis de nervios lo que se describió como crisis histérica y ahí está otro de los méritos de la histérica, que es manifestarnos por medio de esos síntomas que la histeria esta entre nosotros. Lo importante es señalar en esos síntomas: se trata de un recorte que afecta las funciones sensoriales y las funciones motrices. Se trata de anestesias parálisis histérica. Es preciso que no haya falla, que no haya dehiscencia en la belleza de la histérica. Para volver a la perfección, no se trata de la preocupación habitualmente atribuida a la neurosis obsesiva, sino de una perfección particular, la de la imagen ofrecida al otro. El Penisneid es lo que Freud habría indicado como la reivindicación, ese deseo de tener pene propio, era uno de los constituyentes esenciales de la


sexualidad femenina. Aparece algo así como la posibilidad de un deseo insatisfecho, deseo insatisfecho debido a la situación del padre, a su ubicación como imposible, intocable, un deseo insatisfecho, un deseo contrariado por el padre. El término se aplica en diferentes profesiones para designar a toda una serie de personas. El goce del amo no es el goce de la histérica. El amo es incapaz de hacer que la histérica supere esa hendidura entre lo que señale hace un momento como solicitaciones pulsionales por un lado y las restricciones de la realidad por el otro. La incapacidad del amo para hacer salvar esa falla ocasiona la imperfección del goce. La renuncia a la perfección no tiene ninguna relación con la resignación, al contrario. En la medida en que la asunción de la mortalidad o la aceptación del riesgo del deseo y el amor nos llevan a cierta posición, esta es una posición de lucha por lo que se desea. No hay un ser hecho para otro. Pero a partir del momento en que corremos el riesgo de perder, hacemos nuestra al mismo tiempo la posibilidad de ganar. Por lo tanto ninguna renuncia en el sentido de la resignación. “El contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico para cuya solución hemos de traducir cada uno de los signos al lenguaje de ideas latentes, incurriríamos desde luego en error si quisiéramos leer tales signos dándoles valor de imágenes pictóricas y no de caracteres de una escritura jeroglífica”. Debemos utilizar para nuestra interpretación su sentido literal, dice Freud. Hacer ficción del falo sin creer serlo. Atreverse a realizar ciertos actos únicamente posibles a partir de una posición fálica y saber que eso no nos hace hombres. Saber que en el acto de enseñar, tanto el hombre como la mujer se ven enfrentados a la falta, no de un orgasmo sino a la constitutiva del sujeto. Saber que ir más allá del padre es matarlo o castrarlo en lo imaginario y no en la realidad. Saber que si hay que transmitir, algo a enseñar, es como soportar esa falta. Este examen del trauma sexual a la luz del genitivo exhibe un interés complementario, el de proporcionar un criterio de diferenciación entre neurosis obsesiva e histeria. Si bien Freud describió en definitiva la neurosis obsesiva a la que dio marco posteriormente adoptado en gran medida por la psiquiatría, la distinción lógica de la histeria y la obsesión se mantuvo difusa en su obra. La etiología de la histeria es sexual y la histérica hace de la insatisfacción su causa. Es el lugar del semblant, que el analista es llevado a ocupar a veces, aquello que puede llevar a veces aquello que puede posibilitar esta operación. La misma no es sin la lectura de la letra del cuerpo de palabras.


Tiene el mérito de mostrar que la castración puede separar del objeto, pero también de sí mismo, si puede metaforizarse de este modo el trazo uno simbólico de la identidad. De allí una vocación posible de un hijo que quiere ser amado por su padre como una esposa, cosa que la religión dice crudamente, habida cuenta de que la preservación de la unidad del dios pasa por la renuncia de los hijos. El deseo ha sido desde los comienzos de la enseñanza de Lacan y durante una parte de la misma, uno de los conceptos mayores. Fue tal vez perdiendo un tanto el estatuto del articulador central en la conceptualización lacaniana y otros han sido los maternos que adquirieron preeminencia en la última época de su enseñanza. Señalare una diferencia; no es lo mismo entonces el lugar, el deseo como lugar, que el objeto que viene a obturar esta falta, será preciso en nuestra practica diferenciar y articular estos dos matemas a/S(A). El hacerse el hombre en la vertiente de la histeria masculina, responde al anhelo mismo de la mujer, en cuanto ella misma seria histérica, se trata de hacerse el hombre al que la histérica supone saber la mujer, es un hacerse el hombre supuesto saber la mujer, que responde al anhelo supuesto de la mujer y deja a quien se identifica con él en una posición tan frágil como sin respiro. La noción de perturbación sexual va a sustituir progresivamente al concepto vago de degeneración hereditaria para dar lugar a la teoría de la seducción, desarrollada desde fines de 1895 y que suplanta desde entonces cualquiera teoría de las predisposiciones hereditarias. La histeria es determinada por un incidente sexual primario sobrevenido antes de la pubertad acompañada de asco y espanto, en el caso del obsesivo, ese mismo incidente estuvo acompañado de placer. En posición del inconsciente Lacan dice que el neurótico ignora la trama de la palabra gracias al espeso tejido del fantasma, que opone la resistencia necesaria para rechazar al sujeto del deseo, efecto de la palabra y llevarlo a no ser otra cosa que el objeto del deseo del otro. La experiencia psicoanalítica es el trayecto necesario para que un sujeto llegue a saber que no hay palabra que diga su deseo, ya que esta es incompatible con ella. Darse cuenta que la palabra conduce inexorablemente a la falta de otro es resultado de un análisis que llega a su fin lógico. Quedarse mudo es la manera más cómoda de evitar este doloroso descubrimiento.


TERCER RESUMEN UNIDAD 4 PSICOSIS DE LA ESTRUCTURA AL TRATAMIENTO LA LEY Y LOS LUGARES. EL ABUSO DE LA PROYECCION Freud tomo de la psicología y la fisiología la asociación de ideas, otra referencia de la psicofisiológica fue la de arco reflejo que se consideraba el punto de partida y de toda actividad psíquica y que direccionaba los estímulos de un polo perceptivo a uno motor. La representación delirante se clasifica en la psiquiatría junto a la representación obsesiva como una perturbación puramente intelectual y la paranoia junto a la locura obsesiva como psicosis intelectual. Una vez que la representación obsesiva se ha reconducido a una perturbación afectiva y se ha demostrado que debe su intensidad a un conflicto, es forzoso que la representación delirante caiga bajo la misma concepción, ella es consecuencia de unas perturbaciones afectivas y debe su intensidad a un proceso psicológico. La paranoia crónica en su forma clásica es un modo patológico de la defensa como la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria. Uno se vuelve paranoico por cosas que no tolera, suponiendo que uno posea la predisposición psíquica peculiar para ello. Según Freud. La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable para el yo proyectando para el mundo exterior el sumario de la causa que la representación establece. Tiende a dispensarse, el reproche, después consigue dispensar el reproche y lo lanza hacia afuera, con lo que lo mantiene lejos del yo. El abuso paranoico de la proyección consiste en que la segunda rama del silogismo se corta. En cuanto a la función de delirio Freud dice: en todos los casos la idea delirante es sustentada con el que yo se defiende de alguna otra idea penosa insoportable. Así pues aman al delirio como a sí mismos. He ahí el secreto. En la conceptualización freudiana, la piedra angular que sostiene toda neurosis, propone una doble temporalidad para pensar la determinación de la neurosis, en lo que llamara complejo de Edipo, ninguna neurosis habrá de resolverse sin un análisis de la escena infantil, introduce los anudamientos vitales. En la paranoia: los fragmentos de recuerdo que retoman están desfigurados, pues los sustituyen imágenes análogas de lo actual, su desfiguración es simple por sustitución temporal, no por formación de un subrogado. En la neurosis Freud encuentra: el yo consciente se contrapone a la representación obsesiva como algo ajeno, le deniega creencia con ayuda de la representación contraria, formada largo tiempo antes de la escrupulosidad de la conciencia moral. El estadio de la enfermedad es ocupado por la lucha defensiva del yo contra la representación obsesiva, lucha que crea incluso síntomas nuevos,


los de defensa secundaria. Y en la paranoia: puesto que el reproche primario le fue denegada la creencia, el queda disponible sin limitación alguna para los síntomas de compromiso, el yo no los considera ajeno, sino que es incitado por ellos a unos intentos de explicación que es licito definir como delirio de asimilación. Aquí con el retorno de lo reprimido en forma desfigurada, la defensa fracasa enseguida y el delirio de asimilación no puede ser interpretado como síntoma de la defensa secundaria, sino como comienzo de una alteración del yo, como expresión de avasallamiento. Los fragmentos que retornan están desfigurados pues los sustituyen imágenes análogas de lo actual, por tanto su desfiguración es simple, por sustitución temporal no por formación de un subrogado. El yo consciente se contrapone a la representación obsesiva como a algo ajeno le deniega creencia con ayuda de la representación contraria formada largo tiempo antes de la escrupulosidad de la conciencia moral. El estadio de la enfermedad es ocupado por la lucha defensiva del yo contra la representación obsesiva, lucha que crea incluso síntomas nuevos, los de la defensa secundaria. El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. Desempeña un papel en la prehistoria del complejo de Edipo, el varoncito manifiesta un particular interés hacia su padre, querría crecer y ser como el, hacer sus veces en todos los terrenos. Toma al padre como su ideal, esta conducta nada tiene que ver con una actitud pasiva o femenina hacia el padre (hacia el varón en general) al contrario es masculino por excelencia. Se concilia con el complejo de Edipo, al que contribuye preparar. La investigación freudiana en el campo de la neurosis problematizo desde el comienzo la referencia al padre, revelando que en lo que llamamos así coexisten una serie de dimensiones cuya diferencia y relación reciproca es menester situar, las dos más importantes: la función atribuible al padre por una parte y por otra su complejo ensamble a lo que llamare aquí el personaje paterno. El abandonar la primacía explicativa de la proyección deja un vacío teórico que no resulta fácil salvar y que Freud de hecho nunca salvara por completo. Solo en este contexto se entiende la enigmática frase que Freud desliza y cuyo mensaje quedara dirigido a los analistas que lo seguirán. Existe una modalidad defensiva mucho más enérgica y exitosa que consista en el que yo desestima (verwerferm) la representacion insoportable junto con su afecto y se comporta como si la representacion nunca hubiera comparecido. Solo que en el momento en que se ha conseguido esto, la persona encuentra en una psicosis que no admite otra clasificación que confusión alucinatoria.


Narcisismo, se designa a aquella conducta por la cual un individuo da su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza su satisfacción plena. Cobra el significado de una perversión que ha absorbido toda la vida sexual de la persona, su estadio se aborda entonces con las mismas, expectativas que el de cualquiera otra de las perversiones. En nuestros análisis hallamos que los paranoicos procuran defenderse de una sexualizacion, de sus investiduras pulsionales sociales, nos vemos llevados a suponer que el punto débil de su desarrollo ha de buscarse en el tramo entre autoerotismo, narcisismo y homosexualidad y ahí se situara su situación patológica, quizás la podamos determinar aun con mayor exactitud. Una predisposición semejante debimos atribuir a la dementia praecoz o esquizofrenia y esperamos obtener en lo sucesivo puntos de apoyo para fundar el distingo en la forma y desenlace de ambas afecciones por medio de unas diferencias que les corresponden en la fijación predisponente. A grandes rasgos una oposición entre la libido yoica y la libido del objeto. Cuanto más gasta una tanto más se empobrece la otra. El estado de enamoramiento se nos aparece como la fase superior del desarrollo que alcanza la segunda, lo concebimos como una resignación de la personalidad propia en favor de la investidura de objeto y discernimos su opuesto en la fantasía (o percepción de si mismo) de fin de mundo de los paranoicos. El extrañamiento parafrenico respecto del mundo exterior reclama una caracterización más precisa. También el histérico y el neurótico obsesivo han resignado hasta qué punto los afecta su enfermedad el vínculo con la realidad. Pero el análisis muestra que en modo alguno han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas. Aun lo conservan en la fantasía, han sustituido los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo y los han mezclado por un lado y por el otro han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus fines en esos objetos. A este estado de libido debería aplicarse con exclusividad la expresión que Jung usa indiscriminadamente introversión de la libido. Los parafrenicos, parecen haber retirado realmente su libido de las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía, y cuando eso ocurre parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere reconducir la libido al objeto. Podemos decidirnos a considerar la erogeneidad como una propiedad general de todos los órganos y ello nos autorizaría a hablar de su aumento o su disminución en una determinada parte del cuerpo. A cada una de estas alteraciones de la erogeneidad en el interior de los órganos podría serle paralela a una alteración de


la investidura libidinal dentro del yo. En tales factores habríamos de buscar aquello que está en la base de la hipocondría y puede ejercer sobre la distribución de la libido idéntico efecto que la contracción de una enfermedad de los órganos. La hipocondría es la parafrenia, lo que las otras neurosis actuales son la histeria y la neurosis obsesiva, depende de la libido yoica, así como las otras dependen de la libido objeto, la angustia hipocondriaca seria del lado de la libido yoica el correspondiente de la angustia neurótica. El narcisismo primario que suponemos en el niño y que contiene una de las premisas de nuestras teorías sobre la libido es más difícil de asir por observación directa que de comprobar mediante una inferencia retrospectiva hecha desde otro punto. Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos habremos de discernirla con renacimiento y reproducción del narcisismo propio ha mucho abandonado. La sobreestimación, marca inequívoca que apreciamos como estima narcisista ya en el caso de la elección de objeto, gobierna como todos saben este vínculo afectivo. El llamado delirio de ser notado o ser observado que con nitidez aflora en la sintomatología de las enfermedades paranoides, el delirio de observación lo figura en forma regresiva y así revela su génesis y la razón por la cual el enfermo se rebela contra él. El proceso de represión propiamente dicha consiste en un desasimiento de la libido de personas y cosas antes amadas. Se cumple mudo, no recibimos notica alguna de el nos vemos precisados a inferirlo de los procesos subsiguientes. Lo que se nos hace notar ruidoso es el proceso de restablecimiento, que deshace la represión y reconduce la libido a las personas por ella abandonadas. En la psicosis el remodelamiento de la realidad tiene lugar en los sedimentos psíquicos de los vínculos que hasta entonces se mantuvieron con ella o sea en las huellas mnémicas, las representaciones y los juicios que se habían obtenido de ella hasta ese momento y por los cuales era subrogada en el interior de la vida anímica. La base de la que parte lacan es el esquema Z surgido por simplificación de lambda. Esto lo constituye en un recorrido parcial dentro del esquema R que abarca otros elementos y relaciones y deja planteado que la estructura de la realidad depende de cómo se establezca la relación del sujeto con su otro A. volviendo al esquema Z la eliminación del trayecto punteado de lambda establece una secuencia necesaria entre los elementos que constituyen esa relación, que lacan diferencia de su disposición espacial. El falo imaginario: determinado por el falo simbólico y puesto en funciones por el padre, queda situado como el operador de la estructura asociado a la vida y es así solitario desde el principio del placer freudiano, es lo que permite por una parte, que un sujeto se registre como viviente y recordemos que en la psicosis esto no va


de suyo y en segundo lugar que alguien quiera persistir en esa condición como justamente se acostumbra a Freud de que no suceda en la melancolía. Es oportuno esbozar aquí una tesis la clínica de las llamadas neurosis narcisistas o como también se le llama en la actualidad clínica del fracaso del fantasma podría entenderse como una clínica del fracaso del falo que entre otras consecuencias acarrea una particular labilidad del marco fantasmatico pero que es compatible con cierta eficacia del padre en la estructura. En los efectos que responden en un sujeto a una demanda determinada van a inferir aquellos de una posición con relación al otro, al que sostiene en cuanto sujeto. Quiere decir que el lenguaje permite considerarse como el tramoyista o incluso como el director de la escena de toda la captura imaginaria de la cual en caso contrario el no sería un títere vivo. El estado terminal de la psicosis no representa el caso coagulado en que desemboca la resaca de un sismo sino antes bien esa puesta al día de líneas de eficiencia que hace hablar cuando se trata de un problema de solución elegante. La característica del analista es situarse en el lugar del semblante en posición de objeto que causa el decir del analizante y su división, si esa posición es insoportable podemos inferir en esta cita que es virtud del goce que comporta y que no es ocioso interrogar, pero es su carácter parcializado y su articulación al semblante (apariencia) lo que permitiría que esa posición no sea equivalente al masoquismo, el analista hará semblante de objeto-causa, las condiciones de la estructura serán tales que ese recorte parcializado de goce este efectivamente al alcance de quien se analiza. En el análisis del neurótico, la interpretación del analista juega con el equívoco a fin de separar la letra de sus relaciones de sentido. Es preciso que el analista soporte los fragmentos de dialogo donde pierde el hilo significativo del discurso sin precipitarse en soldarlo en los carriles del discurso compartido. Suponer el saber no es comprender, esta frágil frontera debe ser mantenida. En lo que se refiere a la transferencia todo indica que existe en la psicosis, pero a diferencia de las neurosis, donde estás desarrolla una psicosis pasional. A este proceso lo denominaremos erotomanía de transferencia, siendo la erotomanía la modalidad del amor de transferencia propia de la psicosis. Suplencia: falta de algo, carencia. Aquí es fundamental la posición de cada analista con respecto a la castración que le permita soportar esa precariedad y los accidentes a los que conduce y también podríamos pensar diferencias entre aquellas suplencias que evitan la posibilidad de un desencadenamiento y aquellas otras que se sitúan en la línea de la restitución freudiana o aun de la estabilización.


El analista aunque está impedido de traducir o descifrar un texto, puede sin embargo está en posición de suponerle un sentido. Esta maniobra transferencial posibilita que progresivamente el decir del paciente vaya echando amarras en lo imaginario y estableciendo un lazo social con el analista. El delirio de dos constituye un lazo social de similares características y que también permite el mantenimiento estabilizado de una psicosis, a diferencia de aquel que queda subyugado por el poder de convicción del delirante y se convierte a su vez en portavoz, el analista no valida ni invalida el valor de verdad del delirio, sino que encarna el punto de apoyo para que el sujeto pueda transferir al otro un sentido. El paranoico reconstruye su mundo claro que no mas esplendido, pero al menos de tal suerte que pueda volver a vivir dentro de él. Lo edifica de nuevo mediante el trabajo de su delirio. Lo que nosotros consideramos la producción patológica la formación delirante es en realidad el intento de restablecimiento, la reconstrucción. Freud quien se encargó de separar de la neurosis de angustia proponiendo su etiología sexual autoerotica aunque no desconoció su reversibilidad en aquellos sujetos que se ha dispuesto a abandonar su particular modo de satisfacción, quienes podrían sucumbir en una auténtica neurosis de angustia. El lugar que posee allí el termino ker que sería aproximado a lo que en nuestra cultura llamamos felicidad es considerado como amoral o inmoral. La depresión es considerada como una categoría cultural específicamente occidental impregnada de otras nociones más generales e implícitas sobre la naturaleza de la persona y de la emoción. Esto ha sido discutido desde los mismos herederos de estas escuelas fenomenológicas en desarrollos posteriores como la escuela en chile que verificaron mediante un trabajo clínico de investigación, innecesaria, distinción entre depresiones endógenas y reactivas alojando a todas ellas en aspecto endorreactivo al modo de tipo melancólico de Tellenbach.


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