Lenguaje con perspectiva de gĂŠnero, igualitario y no sexista
ORDENANZA ARTÍCULO 1º: El Objeto de la presente Ordenanza es promover el uso del lenguaje con perspectiva de género en la Ciudad de La Plata, de conformidad con el Anexo I que forma parte de la presente Ordenanza.ARTÍCULO 2º: El Departamento Ejecutivo deberá:
Promover el uso igualitario y no sexista del lenguaje en todas sus dependencias.
Capacitar al personal y a funcionarios/as para la utilización del lenguaje con perspectiva de género en las redacciones de todas las publicaciones, comunicaciones, documentos y/o resoluciones.
Brindar guías gratuitas para el uso igualitario y no sexista del lenguaje.
Realizar campañas de concientización sobre la necesidad de utilizar un lenguaje igualitario y no sexista en las escuelas de la región.-
ARTÍCULO 3º: Honorable Concejo Deliberante deberá:
Promover el uso del lenguaje igualitario y no sexista.
Capacitar a concejales y concejalas, al personal funcionario y al personal asesor en la utilización del lenguaje con perspectiva de género para toda la producción legislativa.
Brindar guías para el uso igualitario y no sexista del lenguaje.-
ARTÍCULO 4º: Declárese de Interés Municipal el texto de la Unesco Recomendaciones para un Uso No Sexista del Lenguaje.-
ARTÍCULO 5º: Asígnense las partidas presupuestarias correspondientes para cumplir con los fines de la presente norma.-
ARTÍCULO 6º: de Forma.-
ANEXO I
RECOMENDACIONES PARA EL USO DEL LENGUAJE CON PERSPECTIVA DE GÉNERO i.
Uso del genérico universal
Un buen número de sustantivos en español son utilizados con el género gramatical masculino como universal para referirse a la totalidad de las personas, con lo que se incurre en el error de reforzar la asociación del “todo” con los hombres. Existen diferentes opciones que se pueden utilizar para hablar o referirse a colectivos, grupos o plurales formados por mujeres y hombres sin incurrir en un uso sexista o discriminatorio, como por ejemplo, utilizar sustantivos colectivos no sexuados, las palabras “personas o personal”; sustituir el grupo representado por sus funciones o recurrir a la doble forma femenino-masculino:
ii.
Uso de abstractos
Otro error muy común en el uso sexista del lenguaje es hacer referencia a los cargos como si todas las personas que los ocupan fueran hombres, invisibilizando a las mujeres. Para corregir esto se recomienda utilizar abstractos:
Si no se conoce el sexo de la persona a quien se hace referencia, evite el uso de los pronombres masculinos y utilice las palabras “quien” o “quienes”:
iii.
Uso de artículos y pronombres
Los artículos se pueden utilizar para enunciar la diferenciación de género sin repetir el sustantivo. Es recomendable alternar y cuidar la concordancia entre el último artículo con el sustantivo:
Otro uso no sexista del lenguaje lo podemos realizar al sustituir el genérico masculino por los pronombres “nos”, “nuestro”, “nuestra”, “nuestros” o “nuestras”, tal y como se muestra a continuación:
Una alternativa para evitar las generalizaciones en masculino es utilizar la tercera persona del singular (véase primer ejemplo), o bien recurrir a formas impersonales, empleando el verbo en voz pasiva refleja, es decir, con el verbo conjugado en trecera persona, precedido de la palabra se, como se muestra en el segundo ejemplo.
iv.
El uso de diagonales y paréntesis en los vocativos
Cuando se desconozca si el mensaje será recibido por un hombre o una mujer use las diagonales o el paréntesis en los vocativos1:
v.
Uso de títulos académicos y ocupaciones
Un error generalizado es mencionar los títulos académicos y las ocupaciones en masculino. Evite el uso del masculino cuando se refieran a las mujeres.
También hay que evitar el uso exclusivo del género gramatical femenino para las profesiones tradicionalmente asociadas con las mujeres. Una opción es anteponer la palabra “personal” al sustantivo:
En gramática no existen sustantivos invariables. La feminización de las palabras está determinada por los cambios en la realidad social y en el consenso de la comunidad de hablantes. Por ello, evite el uso exclusivo del masculino para nombres que tienen su correspondiente género femenino, y use los artículos y concordancias correspondientes:
1 Sustantivo o adjetivo con el que se llama a alguien.
vi.
Uso de las formas de cortesía
Hay un sexismo oculto en las formas de cortesía, ya que regularmente se emplea “señorita/señora” para referirse a la mujer soltera o casada, respectivamente; no obstante, para el hombre se ha utilizado “señor” con independencia de su estado civil. En nuestro lenguaje los hombres disponen de personalidad y respeto en sí mismos, mientras que las mujeres lo adquieren por su relación con éstos (es decir, si está casada o por parentesco). Asimismo, el término “señora” suele utilizarse para denotar una relación de subordinación y propiedad en relación con el esposo, empleando por ejemplo “Señora de Pérez” o “Señora Pérez”, situación inexistente en el caso de los hombres casados. En consecuencia, para evitar la preservación de las desigualdades y asimetrías entre mujeres y hombres en las formas de cortesía, se sugiere utilizar el término “señora” sin distinción de edad o estado civil, a manera de un vocablo de respeto para todas las mujeres, cuando el contexto de las formas de cortesía lo permita y tal como se hace en otros países. Asimismo, al referirse a una mujer casada, no debe utilizarse el apellido de su cónyuge ni usarse la preposición “de”.
Cuando se dirige una invitación a una pareja, suele emplearse “Sr. Pérez y esposa” o “Sr. y Sra. Pérez”, lo cual soslaya el hecho de que la mujer es una persona singular, independientemente de la relación marital. En estos casos se recomienda incluir el nombre y apellido de las personas, antecedido por la abreviatura “Sra.” o “Sr.”, o bien referirse simplemente al nombre de cada uno de los cónyuges, como se muestra a continuación.
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FUNDAMENTOS El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo. Los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite sobre las mujeres son el reflejo del papel social atribuido a éstas durante generaciones. A pesar de que el papel de las mujeres en la sociedad ha experimentado desde principios de nuestro siglo, particularmente en las últimas décadas, profundas transformaciones, los mensajes que el lenguaje sigue transmitiendo sobre ellas refuerzan su papel tradicional y dan una imagen de ellas relacionada con el sexo y no con sus capacidades y aptitudes, intrínsecas a todos los seres humanos. Habrá quizá quienes piensen que intentar liberar el lenguaje de ciertos usos lingüísticos sexistas equivale a poner la carreta delante de los bueyes, ya que el lenguaje, que refleja los prejuicios sexistas acumulados durante generaciones, no cambiará hasta que la igualdad de las mujeres con los hombres no se sancione realmente en la práctica y. consecuentemente, los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite vayan desapareciendo paulatinamente con el tiempo. Sin embargo, pese a su dimensión conservadora y su carga tradicional, el lenguaje, por su estrecha relación dialectica con el pensamiento, puede cambiar gracias a la acción educativa y cultural, e influir positivamente en el comportamiento humano y en nuestra percepción de la realidad. 3 Es menester que los organismos públicos sean ejemplificadores en el uso del lenguaje con perspectiva de género, para ello es necesario una capacitación permanente que promueva su uso y permita al personal y a las/los Funcionarias/os redactar, utilizando un lenguaje igualitario, todas las publicaciones, comunicaciones y/o documentos que emanen del Estado. El lenguaje que utilizamos ejerce una gran influencia en la concepción sexista que vivimos a diario, el lenguaje sexista ha contribuido durante siglos a establecer unas relaciones injustas entre los sexos. Existen en nuestro idioma una serie de mecanismos verbales mediante los que la
2http://hivhealthclearinghouse.unesco.org/sites/default/files/resources/santiago_10_recomendaciones_len guaje_no_sexista.pdf 3 http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001149/114950so.pdf
discriminación sexual, directa o indirectamente, se recre, reproduce y mantiene; y ello es así porque tales mecanismos operan reflejando, construyendo, perpetuando y naturalizando el sexismo y el androcentrismo. Algunos de estos fenómenos naturalizados son: a) asociaciones verbales que superponen a la idea de mujer otras ideas como debilidad, pasividad, labores domésticas, histeria, infantilismo, etc. Y que suponen una minoración de las mujeres. Por Ejemplo: la asimilación de la mujer como el sexo débil, construcciones lingüísticas donde las mujeres siempre ejercen un rol pasivo: los novios llevan al cine a sus novias; maridos sacan a cenar a sus mujeres, etc; la expresión Mujeres y niños que asimila ambas categorías; b) Mención de las mujeres únicamente en su condición de madres, esposas, etc., es decir, en función de los y las demás con quienes se relacionan; así como tratamientos de cortesía para mujeres que recuerdan su dependencia del varón (señora, señorita), frente al tratamiento de señor para hombres, independientemente de su estado civil. Este fenómeno pone de manifiesto lingüísticamente la creencia de que las mujeres no tienen personalidad por si mismas, sino que su posición e incluso su mera existencia les vienen dadas por su situación relativa con respecto a las demás personas, atribuyéndoles un destino de mera relación, sin considerarlas en sí, por sí, o para sí, sino en las otras personas, por las otras y para las otras. c) La existencia de un orden jerárquico al nombrar a mujeres y hombres, ordenamiento que refleja y reproduce la jerarquía social: padre y madre (como en el DNI), nunca al revés, hombres y mujeres, hermanos y hermanas, etc. d) La ausencia de nombres para denominar profesiones en femenino. La lengua tiene un valor simbólico enorme. Lo que no se nombra o no existe o se le está dando carácter de excepción, es por esto que denominar en masculino a una mujer que practica una profesión o cargo tiende hacia cuatro objetivos: invisibilizar a las mujeres que los ocupan; presentar su caso como una excepción que demuestra, no que las demás mujeres podrían, sino que ni podrían ni deberían; marcar con una dificultad más el acceso a algunos cargos. (Claro ejemplo es el de la ex Presidenta Cristina Fernández a quien muchos medios le negaban la existencia de la palabra Presidenta y se negaron a usar ese término) e) La ocultación de la mujer en el lenguaje por el empleo reiterado de voces masculinas en sentido genérico (los ediles, los directivos...), y, como consecuencia, la identificación de lo masculino con la humanidad. Tal ocultación tiene unas implicaciones importantes en el desarrollo de la identidad personal y social. Los fenómenos a, b y c son sexistas porque gracias a ellos las mujeres aparecen en el discurso de forma sesgada, parcial y discriminatoria. Los d y e son eminentemente androcéntricos porque ocultan la presencia femenina o la subordinan a la masculina. Un ejemplo bien conocido, cuando la Biblia en un mandamiento dirigido supuestamente a toda la humanidad ordena «No desearás a la mujer de tu prójimo», lo está
haciendo adoptando una órbita androcéntrica porque confunde a los varones con los seres humanos.4 En este sentido, es importante el desarrollo de políticas públicas tendientes a cambiar este uso naturalizado del lenguaje, no podemos permitir que se siga cosificando a la mujer y quedarnos de brazos cruzados. No hay dudas de que este es un largo y difícil camino, que el lenguaje que tenemos arraigados desde nuestra niñez no es fácil de modificar en las practicas cotidianas. Pero tampoco hay dudas de que deber ser el Estado el que encabece una fuerte campaña contra la discriminación hacia la mujer en todo sentido, partiendo de la base de avanzar paso a paso hacia un uso no sexista e igualitario del lenguaje. Si logramos que nuestro municipio redacte todos sus documentos utilizando un lenguaje con perspectiva de género será un gran primer paso en este camino que se viene transitando desde hace ya tiempo, entendiendo que el reclamo por #NiUnaMenos debe ir más allá de la asistencia posterior y debe buscar la prevención de la cosificación del género femenino. Por todo lo expuesto solicito la aprobación del presente proyecto de Ordenanza.
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4http://www.bizkaia.eus/home2/Archivos/DPTO1/Noticias/Pdf/Lenguaje%20Gu%C3%ADa%20lenguaje %20no%20sexista%20castellano.pdf 5http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/campus/doc/htmls/zona_igualdad/Banco_de_recursos/Doc umentacion/doc13.pdf