El beso de judas fotografia y verdad

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loan Fontcuberta

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Con su propuesta, Llorens y Sugimoto sientan el contra­ punto teórico a la noción modernista del "instante deci­ . " SIV Uno recicla irónicamente una estética pretérita y su material de trabajo es la historia; el guiño con el pasado se .mpone como una tabla de salvación intelectual. El otr medita sobre la memoria; cualquier instante de todos los instantes basta para saber la historia del universo. La me­ moria no es más que el "recuerdo" de un pasado ilusorio. En Llorens el mundo de ayer se proyecta y se desvanece en el mundo de hoy; en Sugimoto no hay ayer ni hoy ni mañana.

POÉTICA Dr. lOS ERRORES

Las imágenes, de una perfección glacial, de Sugimo­ to contrastan con las de Martí Llorens, que obtenidas con su cámara de cartón nos invitan a otra lectura en el orden de la estética fotográfica. Este tipo de prácticas nos permite asistir a un regreso a la tosquedad de los orígenes del proceso fotográfico en numerosas formas de creación artística. Por un lado, constituye el indicio de una con­ testación del espíritu fetichista que envuelve el desarro­ llo tecnológico; por el otro, traduce la voluntad de profundizar en procedimientos que se consideraban su­ perados y obsoletos. Queda latente la certeza de que no pucde haber superación; Ernst Gombrich sentenciaba que "en arte no hay progreso sino simples cambios de propósitos" .

L¡ ciudad fantasma

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La recuperación de unos medios y de una estética ya "'uperada" se legitima con un nuevo uso crítico que jus­ tamente ironiza los objetivos programáticos que guiaron aquellos medios y aquella estética. Lo que antes era un ac­ idente, ahora es un efecto voluntario. Que los dcfectos se conviertan en signos intencionales forma parte de la evolución de la conciencia. Se trata sin duda de la salida a un proceso de agotamiento y saturación paulatina. Esto, que es aplicable a todos los ámbitos de la creación, nos permite comprobar, si nos ceñimos a la fotografía, que las vías consolidadas con las vanguardias históricas han sufrido un enorme desgaste. El afán por ahondar en la verdadera sustancia de lo fotográfico condujo -pense­ mos en el corpus comenzado por Eugene Atget y Alfred Stieglitz y proseguido por Albert Renger-Patzsch y Ed­ ward Weston- a la sobrevaloraci6n de una serie de cuali­ dades: máxima resoluci6n, fiel traducci6n de la escala to­ nal, instantaneidad, etc. U n repertorio programático, en definitiva, según el cual los fotógrafos habrían asumido el origen óptico-mecánico de su medio. La cámara estenopeica ha estado abanderando en los últimos años buena parte de la discusión de ese reper­ torio. El modelo de lo fotográfico se ha guiado por una obsesión de perfección y exactitud que sólo se compren­ de en el contexto histórico del positivismo. Uno de sus formuladores, Hippolyte Taine, que era profesor en la escuela de Bellas Artes, defendía que· "todos los semi­ mientas, todas las ideas, todos los estados de ánimo son resultados, tienen sus causas y sus leyes; todo el futuro de la historia consiste en la búsqueda de estas causas y de estas leyes. Mi propuesta concreta consiste en la asimila­


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