Quality sport 05

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QUALITY SPORT mayo 2012 - www.qualitysport.org

5 número

NOS GUSTA EL DEPORTE

marcelo BIELSA: “Un hombre con ideas nuevas es un Loco hasta que sus ideas triunfan” “Rendirse no es una opción”. (Steve Prefontaine, atleta. 1951-1975)

Talant Dujshebaev Un ganador impulsivo

wembley 92 Koeman enterró la maldición


E D I TO R I A L QUALITY SPORT www.qualitysport.org

Una oportunidad única

@qualitysport_es Redacción Nacho Labarga Pablo Berraondo Eduardo Fernández - Abascal Luis Labarga Álvaro Rama Juanma Lamet Miren Izquieta Javier Brizuela Abel Hernández Quique Setién Alberto Benítez Sergio Rodríguez Álvaro Calleja Carlos Zúmer Adrián Calviño Noel Barberá Rafael Plaza Jorge B. Montañés Nahúm Varas Dani González García Arte Pedro Salazar Izaskun Pérez David Gutiérrez Daniel Monreal

La diferencia entre lo efímero y lo eterno es la genialidad en las jugadas decisivas. El momento en el que si la pelota quiere entrar, si la sangre fría permite pensar cuando millones de personas están pendientes de tu golpeo, te conviertes en una memorable fotografía. En todos los casos acabamos levantando las manos, bien para taparnos los ojos y lamentarnos o bien para saltar, reír, abrazar sabedores de ser partícipes de la historia de nuestro deporte. El factor suerte sólo lo puede controlar el trabajo. Paciencia, buen hacer y trabajo. Las oportunidades llegan, el momento de gloria está para disfrute de quienes saben que han nacido para permanecer en la retina de sus seguidores. La singladura de Quality Sport comenzó hace más de dos años en las aulas de una Facultad de Periodismo. Hoy, después de darnos a conocer en los kioscos de toda España, llega nuestra mejor ocasión y estamos dispuestos a aprovecharla. Tras una muy grata experiencia en los kioscos y un inmejorable resultado en nuestra prueba online, llega la oportunidad de

Fotografía Juan Flor Álvaro Pérez

aprovechar una realidad ambiciosa de presente y futuro como es

Diseño web Emma Badía Miguel Barrenechea

salto cualitativo que nos falta para llegar a todo tipo de usuarios y/o

Han colaborado en este número Santiago Siguero Ángel Liceras Mª Mercedes Corrales María Sorribes Rodrigo Álvarez Echarri

nuestra inclusión en Orbyt. Este nuevo paso nos permite dar el lectores. Con este salto estaremos más cerca que nunca del lector gracias al kiosco virtual más importante de nuestro país, con posibilidad de descarga inmediata a cualquier hora del día en cualquier lugar del mundo. El equipo joven y dinámico que compone Quality Sport apuesta por los nuevos lenguajes online que se adaptan a los soportes más

Dpto. Publicidad publicidad@qualitysport.org Guillermo Alonso Asier Rebollo

vanguardistas, con una defensa a ultranza de las imágenes y los textos

Edita Quality Multimedia S.L. Paseo de la Castellana 266, 6º C 28046 - Madrid qualitysport@qualitysport.org

reside en estas nuevas plataformas. El éxito de audiencia que tuvo el

cuidados, siendo fieles a la variedad y profundidad garantes desde nuestro nacimiento. Entendemos que el futuro del nuevo Periodismo número cuatro de nuestra revista ha hecho que repitamos también esta fórmula en el quinto gracias a Underarmour antes de dar el salto definitivo a Orbyt. Confiamos en que nos acompañéis. Quality Sport. Nos gusta el deporte.


PERFILES 14. Marcelo Bielsa: Seducción a través de la pelota

SUMARIOMAYO2012

Análisis del ‘loco’ que ha revolucionado Bilbao.

30. VALERY YANCHY Los guantes de un taxi. 22. IAN POULTER Golf y moda sin complejos. Valery Yanchy (página 30) Foto: Álvaro Pérez.

ENTRE 72. Talant Dujshebaev VISTAS La leyenda del balonmano, ahora en el Atlético de Madrid. 38. Fernando Belasteguín El jornalero del pádel. FOTO 62. Fotoperiodismo GRAFÍA Beatriz Guzmán: Ella estuvo allí. Fotografía y deporte van de la mano. 6. RADAR La previa más visual del deporte nacional. 44. GIRO DE ITALIA La rosa más bella.

CULTURA 90. Julio Ruiz: Emoción sonando en blanco y rojo

Los temazos del fútbol. La mejor relación entre el indie nacional y el deporte rey.

106. LA HUELLA DEL TIEMPO Wembley 92. Koeman enterró la maldición. 96. LA PELOTA HECHA CELULOIDE La íntima relación entre deporte y cine. 98. LA PARTIDA INMORTAL La partida más popular del olimpo del ajedrez. 86. ENMIGOS DEL ALMA Rivalidades que han marcado al historia del deporte. 100. DIEZ DISCURSOS QUE CAMBIARON LAS HISTORIA DEL DEPORTE

REPOR 52. Del gol en Las Gaunas... A la melancolía en el graderío. Relato de un equipo modesto que se TAJES ....codeó en la cumbre del fútbol. 50. HISTORIAS DEL TOUR La ira de Bjarne Riis. 58. UN CONSUELO TITÁNICO Alberto Benítez busca en la Milenio Titan Desert la oportunidad que le niega la carretera.

26. EL RETO DE MADRID Tierra azul para un torneo singular. 68. EL ADIÓS DE POULIDOR El oro asturiano de Carles Castillejo.

80. Un tanto para la pelota vasca

Los protagonistas de un deporte con manos de hierro.

OPINIÓN

12. JON RIVAS Desaliñado Bielsa. 108. JOAQUÍN MANSO El fútbol esterilizado.


RADAR

El Circuito de Cataluña, compuesto por más de 4 kilómetros y 16 curvas, se inauguró en 1991. Ese mismo año, en septiembre, se disputóel Gran Premio de España de Fórmula 1. Además, desde 1996 acoge una prueba del Mundial de Motociclismo.

Gran Premio de España. Se disputará el domingo 13 de mayo en el Circuito de Cataluña. Fernando Alonso consiguió la primera plaza en 2006 y el pasado año, pese a quedar quinto, protagonizó una de las salidas más espectaculares de la temporada adelantando a 3 monoplazas, Vettel incluido, y situándose en una momentánea primera posición.


RADAR

El pasado año, en categoría femenina, las españolas Tara Pacheco y Berta Betanzos consiguieron la medalla de oro. España es la tercera en el medallero por detrás de Alemania y los Países Bajos. En categoría masculina, la última medalla conseguida fue el bronce logrado por Gustavo Martínez y Dimas Wood en 2003. Fotos: Federación Catalana de Vela-Alfred Farré

Campeonato del Mundo de Vela de la Clase 470. Se celebrará entre el 10 y el 19 de mayo en Barcelona. Las regatas se iniciarán el dia 13 y un día antes tendrá lugar la ceremonia de inauguración. La sede del Campeonato será el Centro Internacional de Vela de Barcelona que está ubicado en el Parc del Fòrum, un edificio construido recientemente para la disputa del Mundial.


RADAR

Sexta final europea para el Atlético de Madrid. Venció la Recopa frente a la Fiorentina (1962) y la Europa League ante el Fulham (2010). Perdió la Recopa frente al Tottenham (1963) y Dinamo de Kiev (1986) y la Copa de Europa ante el Bayer Múnich (1974).

Bucarest 2012. Segunda final europea de la historia del Athletic. En 1977 se jugó el título de la extinta UEFA. En la ida cayó 1-0 en Turín, en la vuelta vencieron 2-1 en San Mamés. En la misma temporada perdieron la final de la Primera Copa del Rey también en el Vicente Calderón. El campeón fue el Betis en los penaltis (8-7). En ambas finales fue titular Ángel María Villar.


OPINIÓN

Desaliñado Bielsa

L

P O R

J O N

o confieso: la llegada de Marcelo Bielsa a Bilbao me dejó frío. Era, de repente, cambiar un modelo de juego que había funcionado durante cuatro años; lanzarse a una aventura nueva con unos futbolistas que se habían adaptado al método de Caparrós, el entrenador capaz de meter al Athletic en Europa dos veces en tan poco tiempo, el hombre que había resucitado a Llorente, que había descubierto a unos cuantos jóvenes prometedores. Las cosas, además, no pintaron bien al principio. Los futbolistas tardaron en comprender lo que el técnico rosarino quería. El Athletic no empezó bien la Liga y tuvo una pizca de fortuna en la eliminatoria previa de la Europa League, que consiguió atravesar sin disputar gracias a la UEFA que promocionó a su rival, el Trabzonspor, a la Champions. Sin embargo, las señales que llegaban de fuera contradecían los hechos. El trabajo de Bielsa era seguido al milímetro por la prensa y la afición de Chile, con un fervor que rayaba en el fanatismo. Algo tenía que haber hecho muy bien para que se produjera ese fenómeno. Poco a poco, la fisonomía del equipo fue modificándose, los jugadores comenzaron a encontrarse más cómodos; Bielsa rectificó algunos detalles y tras esa variación voluntaria –y convencida- de su idea, comencé a sentir una especie de fascinación por el técnico argentino que no me había provocado ningún entrenador rojiblanco de las últimas décadas, porque me di cuenta de que Marcelo Bielsa, a pesar de su aspecto ciertamente desaliñado, de su gesto huraño a veces, aunque siempre educado, es una persona fundamentalmente honrada; que nunca miente a sabiendas, que no pone excusas. Si dice que su equipo mereció ganar es porque lo piensa, y al revés. Nunca se escuda en el árbitro, en las lesiones, en el cansancio, en el campo, en el tiempo o en cualquier subterfugio populista que tanto resultado les da a otros entrenadores. Si el árbitro falló, se juega mejor y se hacen más ocasiones para obviarlo; si hay un jugador tocado, juega otro; si el césped está dañado, se arregla; si los futbolistas no aguantan el ritmo se les sustituye. Nada más. Y nada menos. Bielsa se ha adaptado como un guante al Athletic, y el Athletic a Bielsa. Nunca entrenó a puerta abierta allá donde fue, y en Lezama lo hace siempre porque sabe que los aficionados rojiblancos son parte fundamental de la entidad; atiende con paciencia a quienes se lo solicitan, nunca niega una sonrisa a los seguidores. Es tan cercano con la gente como distante con la vanidad. No la conoce. Sólo le interesa el juego, no los fastos. Por eso creo que dentro de unos meses, cuando llegue la hora de renovar, lo hará. Está a gusto en Bilbao y el Athletic está muy cómodo con Bielsa. “Los entrenadores ganamos cantidades desmesuradas” suele repetir. Pero no le moverá el dinero. Sólo el fútbol.

R I VA S

“EL ARGENTINO ES TAN CERCANO CON LA GENTE COMO DISTANTE CON LA VANIDAD. NO LA CONOCE”

* Jon Rivas es periodista de El Mundo especializado en información del Athletic de Bilbao y de ciclismo. 12

QUALITY SPORT MAYO 2012


FOTOS: JUAN FLOR

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arcelo Bielsa tiene algo que seduce. Posee una capacidad innata de embelesar a cuantos saben de él a través de una personalidad intrigante, sorprendente y, en apariencia, contradictoria. Su obra supera con creces al mero fútbol. Quien desea conocer a Bielsa no tiene tanta inquietud por analizar al entrenador como por descubrir a la persona. Solo alguien como él es capaz de generar un ejército de ‘viudas’, que es como se hacen llamar todos aquellos chilenos que añoran la presencia del entrenador de Rosario al frente de la ‘Roja’ original.

El día que abandone Bilbao, por una razón o por otra, muchos aficionados del Athletic también enviudarán. “Necesitábamos una persona de su talla humana, intelectual y futbolística. Se lo digo en serio”, le sinceró un seguidor en Lezama durante una de esas eternas firmas de autógrafos que realiza. “Y yo no le creo”, le respondió el argentino, tan humilde, tan mortal. La afirmación, extendida, de que Bielsa ha cambiado más de cien años de historia del Athletic es desproporcionada, pero es evidente que su carisma y su forma de afrontar el día a día han supuesto un vuelco en un club cuyo rasgo más significativo, además de la filosofía, era la año-

ranza romántica de lo que fue y no regresará. Su personalidad es la raíz del cambio. Marcelo Bielsa es solo uno, pero tan complejo que no cabe describirlo en plenitud desde una misma perspectiva sin caer en contradicciones. EL ENTRENADOR Siempre ha nadado a contracorriente. No por un afán de llevar la contraria, sino por fidelidad a unos principios férreos que sigue hasta el extremo. El fútbol moderno se mueve en la obsesión de encontrar la mejor forma de defender. El 1-0 como resultado preferible al 4-3. Gol y repliegue es una de las máximas de casi todos los

equipos. En el Athletic en concreto, esa filosofía era llevada hasta ahora a rajatabla. “Siempre me planteo los partidos con la misma idea de que la mejor manera de imponerse es protagonizando”. El libreto de Bielsa es, en realidad, muy sencillo. Sus equipos atacan siempre. No importa que el resultado sea abultado a su favor o que a falta de escasos minutos una eliminatoria esté resuelta. El repliegue voluntario no es una opción, puesto que la prioridad siempre es la portería contraria. Este planteamiento le ha dado más de un disgusto, puesto que al Athletic se le han escapado bastantes puntos en los últimos minutos de los


“Es un regalo para el fútbol tener personas como Marcelo Bielsa. Con este tipo de hombres el fútbol tendrá larga vida” Pep Guardiola, entrenador del Fútbol Club Barcelona.

partidos. Empero, Bielsa prefiere la “honestidad” al resultadismo. Esta idea explica sus sorprendentes comportamientos en el banquillo. En los últimos compases del Athletic-Málaga de esta temporada (3-0), el rosarino se desgañitaba desde el área técnica corrigiendo las posiciones y los movimientos de los suyos. No importó que la renta fuera abultada, la relajación no existe en sus equipos. En cambio, es capaz de no moverse de su asiento cuando el Athletic pierde. Si considera que sus hombres hacen lo que deben, aún cuando el marcador no acompaña, no hay nada que corregir ni reseñar. Pero quizá es Lezama el lugar donde se puede observar al Bielsa más puro. El que en ocasiones muestra un semblante serio durante dos horas y el que, otro buen día, abraza a Iker Muniain y se ríe junto a él. Dentro de ese ‘primer Marcelo’, también se atisban dos versiones: el puntilloso que se deja la voz en cada ejercicio de los suyos y el que camina sin rumbo por el campo de entrenamiento, con los brazos en la espalda y la mirada clavada en el césped, como si todo cuanto le rodea le fuera ajeno. Sus métodos de preparación también le señalan como una ‘rara avis’ del fútbol. Realiza trabajo de agrimensor, dividiendo con cintas el terreno de entrenamiento según las necesidades de la sesión. Después, lo ‘decora’ con picas, muñecos llenos de aire y agua que simulan defensores a los que en el vestuario se les conoce como ‘alemanes’ y demás elementos. Dedica horas a simular situaciones de juego sin balón de por medio. “El ‘11’ va al ‘4’”, espeta alguno de sus numerosos ayudantes. El extremo izquierdo finge presionar al central derecho y todo el equipo se mueve en consonancia a ese desplazamiento. Los jugadores reconocían al inicio de la temporada que les desconcertaban estas sesiones y que les costaba asimilar este tipo de ejercicios. Bielsa les pidió entonces que confia-

ran en él, algo que la plantilla del Athletic siempre ha hecho con los ojos cerrados. Con el tiempo, los futbolistas comprendieron que esas situaciones que ensayaban eran reales y, en efecto, esos ejercicios ficticios que se simulan en Lezama tienen un calco práctico durante los partidos. EL COMUNICADOR “Yo utilizo 50 frases para redondear una idea y explicarla con propiedad. Después, ustedes tienen que sintetizarlas en una línea. Eso me aterroriza”. Las ruedas de prensa son quizá el trance más amargo que ha de pasar Bielsa durante su trabajo. No le terminan de agradar y, desde su época como seleccionador de Argentina, tiene malas experiencias con algunos periodistas. Hay temas de los que no habla, salvo rarísima excepción: futbolistas rivales, árbitros, futuro, objetivos finales de una temporada, declaraciones de otras personas que no le inmiscuyen directamente… Resulta poco permeable a las preguntas de la prensa, aunque no rehúye ninguna cuestión relacionada con sus decisiones tácticas. Siempre que se le pregunta por qué ha jugado un futbolista y no otro o por el motivo de una sustitución, contesta con minuciosidad. Tampoco pone peros a desvelar su once inicial en los días previos a los partidos. De hecho, ha llegado a disculparse tras cambiar de idea y alinear a un futbolista distinto a los esperados. Contesta casi siempre con la cabeza baja y el tono pausado, pues entiende que las respuestas son generales. Sólo cuando se enfrenta a una cuestión inesperada o a alguna pregunta que presupone algo que él no cree cierto, fija la mirada en el periodista que le interpela. En esos casos, suele establecer un diálogo con el informador para puntualizar y dejar la clara la cuestión. No concede entrevistas ni aparece en medios de manera independiente. Su única comparecencia reciente de este tipo se produjo en una televisión chilena para contribuir en la recaudación de fondos para las víctimas del terremoto que asoló el país andino en 2010. Más allá de ese gesto solidario, ni una excepción: “Fíjese que lo miré con simpatía pero, por su oficio, no puedo hablar con usted”, le comentó con una sonrisa a un periodista que se acercó a saludarle en su primer día en Bilbao. Aunque rechaza las conversaciones individuales, siempre se pone a disposición de la prensa. En una ocasión, el departamento de prensa del Athletic advirtió por SMS en mitad de un entrenamiento matinal que la rueda de prensa sería por la tarde y no tras esa misma sesión, como estaba previsto. Muchos medios habían desplaza-


do ya hasta Lezama los elementos técnicos y humanos necesarios para cubrir su intervención. Se le preguntó si estaba dispuesto a ofrecer la rueda de prensa tras el entrenamiento. Bielsa, muy atento, se puso a la entera disposición de los periodistas y fue él mismo quien telefoneó al responsable de comunicación del club para interesarse por esta disyuntiva. Por decisión del club, la rueda de prensa se mantuvo por la tarde. El entrenador se disculpó por el malentendido. EL ÍDOLO Cuando Marcelo Bielsa llegó a Bilbao, ya se conocían sus rasgos más distintivos. Uno de ellos era su celo por el trabajo del equipo, lo que le llevaba a realizar todos los entrenamientos a puerta cerrada. Pero el argentino asumió desde el primer día que eso no iba a ser posible en Lezama. Ese 13 de julio de 2011 ni siquiera tenía planeado pisar el césped. Las cerca de 2.000 personas que se acercaron a las instalaciones para verle a él (el equipo ya llevaba tres días trabajando) le hicieron cambiar de idea. Una vez que los futbolistas acabaron con el trabajo que tenían encomendado, el entrenador salió del edificio de Lezama, tomó a un niño de la mano y dio una vuelta al ‘ruedo’. Varios meses después, la realidad es que apenas ha entrenado una decena de veces a puerta cerrada. La entregada afición del Athletic le entusiasmó. Asumió que no podía cerrarles la puerta de Lezama. Él siempre tiene tiempo para atender a los hinchas. En una ocasión, el club pidió prisa al

argentino tras un entrenamiento, puesto que el equipo debía coger un avión. Bielsa contestó: “Sería una falta de respeto no atender a toda esta gente que solicita mi atención”. Cuando todos los aficionados consiguieron su autógrafo o su fotografía, se retiró al interior de las instalaciones. Sólo entonces. La ‘locura’ por el equipo aumentó tras la eliminatoria frente al Manchester United. Desde entonces, varios centenares de aficionados acuden a los entrenamientos del equipo los viernes y los sábados. Y siempre que un niño grita”¡Marcelo!”, Bielsa dirige la mirada hacia el muchacho y le saluda con una sonrisa. Eso, claro está, siempre que el párvulo (o hasta tres) en cuestión no le acompaña durante la sesión. Son famosos los episodios en los que el argentino dirige un entrenamiento junto a algún joven aficionado. Lo hizo desde el primer día. “Es un acto demagógico que practico allá donde voy”, explicó, simpático, entonces. Meses más tarde, un periodista le volvió a preguntar por este hábito: “¿Usted tiene hijos o sobrinos? Esto es lo mismo. Es muy difícil negarse a la forma en que un chico te pide presenciar desde dentro el entrenamiento”. Pocos entrenadores son tan distantes con la prensa, pero quizá no hay ninguno tan cercano al aficionado. EL CIUDADANO El sueldo de Marcelo Bielsa en Bilbao ronda los dos millones de euros, lo que le convierte en el tercer empleado mejor pagado del Athletic, solo por detrás de Llorente y a un nivel muy similar al de Javi Martínez. Cabe esta apreciación para dar mayor valor a los hábitos comunes del entrenador argentino. El parking de Lezama, como el de las instalaciones de entrenamiento de cualquier equipo de Primera, es una suerte de concesionario de lujo, con coches caros y espectaculares. Entre todos esos vehículos destaca el SEAT Ibiza blanco con el que se mueve el rosarino. Bielsa, pudiendo conducir casi cualquier coche del mercado, se decanta por un modelo sencillo, al alcance de cualquier núcleo familiar. Es cómodo y funcional, no necesita más. Otro rasgo distintivo en el mundo del fútbol es la vestimenta. Trajes caros y ropa de marca suelen identificar a entrenadores y jugadores de elite. No a Marcelo Bielsa. La leyenda cuenta que solo ha vestido de etiqueta una vez en su vida. Cierto o no, seguro que tal relato no se aleja mucho de la realidad. En Bilbao, solo se le ha visto con chándal, ya sea el del club o alguno de Adidas, la marca que le viste.

El entrenador argentino es un católico confeso y practicante, pero ni siquiera sus visitas a lugares sagrados hacen que se desprenda de la ropa deportiva. Desde que entrena al Athletic, se conoce su asistencia a tres lugares sagrados: la habitual ofrenda floral del equipo a la Virgen de Begoña, su famosa visita al convento de las clarisas de Gernika y el funeral de la madre de un amigo que tiene en Bilbao desde hace muchos años. A los tres sitios fue con chándal. ¿Una falta de respeto? No, es la forma de vida de Bielsa. Incluso en su alojamiento es así. Podría vivir en el chalet más lujoso de Bizkaia o en el piso más amplio del centro de Bilbao. Sin embargo, lo hace en un hotel en Getxo, al lado de la playa, donde despierta todos los días aún de madrugada y solicita la prensa del día nada más abrir los ojos. Bielsa disfruta de su vida en Bilbao. Se siente querido y respetado. El Athletic es un equipo que le viene como anillo al dedo. Su política de cantera le permite promocionar jóvenes promesas, uno de sus principales principios futbolísticos. Además, cuando llegó destacó del club rojiblanco que es “lo más parecido a una selección nacional”, por el sentido de pertenencia que genera su singular

“Es el primero en quien pensé porque era perfecto para dirigir al Athletic. Quien dude de él, no tiene cultura futbolística” Josu Urrutia, presidente del Athletic Club.

política de fichajes. Y, claro está, está completando la temporada más exitosa de la entidad en los últimos 25 años. Todo, en definitiva, presupone la continuidad del argentino, pero no hay que olvidar que le llaman el ‘Loco’. Quizá algún rasgo aún desconocido de su personalidad le empuje a dar por finiquitada su etapa en Bilbao. Si así fuera, una nueva oleada de ‘viudas’ asolará el fútbol mundial. Nadie quiere despertar de este sueño, de este ‘Athletic, karajo!’.


“Cuando lo conocí me llamó la atención que era una persona muy inteligente, muy culta y austera. Yo creo que él es atractivo. Es un tipo interesante. Es guapo y misterioso. Esa combinación es fatal para las mujeres” Michelle Bachelet, ex presidenta de la República de Chile. “Es un orgullo, un honor, jugar ante él, es como mi segundo padre. Mucho de lo que tengo como técnico es herencia suya. Le tengo un gran cariño y una gran admiración” Mauricio Pochettino, entrenador del RCD Espanyol. “Es un entrenador que donde ha estado ha transmitido una marca y un registro. Eso más allá de los resultados que haya podido tener siempre es admirable y creo que es lo más importante que tiene” Diego Simeone, entrenador del Atlético de Madrid. “Es el mejor entrenador que he tenido. Sacó lo mejor de mí dentro del campo y me formó también como persona” Javier Zanetti, jugador argentino del Inter de Milán. “Bielsa fue el único entrenador que me marcó a fuego. Los otros no me importaban. Solo les hacía caso para que me pusieran” Gabriel Batistuta, ex jugador de la selección de Argentina. “Es una persona difícil de descifrar, pero como técnico es de lo mejor que hay en el mundo” Claudio Bravo, jugador de la Real Sociedad y capitán de la selección de Chile. “Le recuerdo con cariño, pasión, emoción y profesionalidad. Me marcaron mucho tanto él como todo su equipo técnico” José Rojo ‘Pacheta’, entrenador del Real Oviedo y ex jugador del Espanyol. “Si lo escuchas, si te contagias, creces como jugador. Es el mejor técnico del mundo y la persona más honesta que conocí.” Germán ‘Mono’ Burgos, segundo entrenador del Atlético de Madrid y ex portero de la selección de Argentina.


TEXTO NACHO LABARGA | FOTOGRAFÍAS VOLVOINGOLF.COM

S

u aparición en la primera ronda del Open Británico 2004 luciendo unos pantalones estampados con la bandera británica dio la vuelta al mundo. Ian Poulter no era un recién llegado al golf profesional pero esa imagen le dio a conocer como el golfista irreverente y peculiar que es. La estampa forma parte del imaginario colectivo del golf moderno, en el que el atuendo del jugador forma parte del espectáculo y en el que, si hablamos de moda, hay que contar con Ian Poulter. “Nunca pude imaginarme que acabaría en periódicos de todo el mundo. Para mí fue solo algo muy divertido, algo que reflejaba mi personalidad, la de un jugador que sale al campo a divertirse”, recuerda el inglés. Los famosos pantalones fueron vendidos para una obra benéfica por 10.000 dólares, y su dueño terminaría lanzando, tres años después, su propia marca de ropa. No ha sido la única vestimenta que ha atraído como un imán los objetivos de los fotógrafos. Poulter no tuvo problemas en lucir otros pantalones con la bandera de las barras y estrella en el US PGA Championship del mismo año, o estampados con la jarra de clarete en los Open británicos siguientes.

El británico de 36 años no nació para pasar desapercibido. Su arrolladora personalidad le ha situado en el punto de mira en numerosas ocasiones, tanto por su ropa como por sus palabras. Todavía le persiguen, como la famosa imagen de los pantalones, las declaraciones que realizó a una revista de golf en las que aseguraba que cuando su juego estuviera a punto, sólo él podría hacer frente a Tiger. La frase causó bochorno y sorna a partes iguales. Por entonces, en enero de 2008, contaba con siete victorias en el Circuito Europeo, -la más importante, el Volvo Masters 2004 que ganó a Sergio García en play-off en Valderrama-, pero estaba fuera del top 20 mundial. Gracias a su victoria en el WGC Accenture Match Play en 2010 escaló hasta el quinto puesto del ranking mundial, su mejor posición hasta la fecha, y en 2011 ganó el Volvo World Match Play Championship en Finca Cortesín, convirtiéndose en el único jugador del mundo que ostenta los dos títulos más importantes en esta modalidad. El inglés batió en la final al actual número uno del mundo, Luke Donald. Su palmarés ha crecido hasta los 14 títulos internacionales, y es ya tan brillante como el colorido de la ropa que le gusta llevar.


“El golf y la moda son mis grandes pasiones”, asegura el inglés afincado en Florida. En el golf se introdujo gracias a su padre, buen jugador aficionado, quien le regaló una madera 3 a los cuatro años. Su primer contacto con el negocio de la ropa tuvo lugar de adolescente cuando empezó a vender ropa en un mercadillo para poder permitirse comprar la ropa que le atraía. La familia también influyó. “Mi madre trabajaba en una tienda y a mi padre le gustaba vestir bien, supongo que algo viene de ahí”, comenta. A los 19 años se hizo profesional inspirado por las grandes figuras que veía en televisión, Nick Faldo, Ian Woosnam, Severiano Ballesteros o Payne Stewart y en el año 2000 hizo realidad uno de sus sueños, competir con sus ídolos en el Tour Europeo. El inglés realizó un gran debut, con victoria en el Open de Italia y premio al rookie (novato) del año. Para hacer realidad su otro gran sueño –tener su propia línea de ropa- tuvo que esperar otros siete años. “Cuando viajaba por todo el mundo dibujaba diseños en los sobres de hoteles o en cualquier papel, soñaba con que algún día podría llevar mis propias creaciones”, recuerda. En 2007 nació IJP Desing, que hoy está presente en más de 20 países bajo el lema look good, feel good, play good. La pieza principal de sus colecciones son los pantalones, a partir de los cuales, diseña el resto de prendas. Especialmente populares se han hecho sus escoceses (tartans) en versión larga o corta, que cuentan con un certificado oficial del Scottish Tartan Authority. Cada temporada, lanza

tres nuevos modelos, seis al año contando las colecciones de invierno y verano. IJP Desing se presenta como una marca de gran calidad, funky y diferente, que fusiona la comodidad con la moda y que permite a quien la lleva expresar su propia personalidad y estilo. Aunque hay concesiones a una línea más clásica (pantalones lisos, blancos, negros o grises), la ropa diseñada por Ian Poulter es para gente que, como a él, no le importa demasiado el qué dirán. Pero detrás de ese poco convencional estilo hay algo más que un deseo irrefrenable de llamar la atención. La forma de vestir refleja la confianza que uno tiene en si mismo, y esa confianza es vital en un deporte como el golf. Ni el mayor de sus enemigos puede negar que Ian Poulter es uno de los jugadores con más fe en sí mismo.

En su recién estrenada columna del Huffington Post americano, lo deja bien claro. “La moda en el campo de golf significa mucho más que llevar ropa bonita. Para mí tiene mucho que ver con la actitud y la confianza. La mayoría de la gente no se da cuenta de que la forma de vestir condiciona mucho. Influye en cómo te ve el resto de personas, pero lo más importante es que tiene un efecto en ti mismo, en cómo actúas”. Si el inglés cuida siempre su apariencia dentro y fuera del campo de golf, es en los Majors, cuando se hace más evidente. En su doble faceta de empresario y jugador asegura que el Masters de Augusta es el mejor escaparate para ver y mostrar las tendencias del año. “Debuté en 2004 con un par de zapatos rosas, mi color favorito, siempre llevo algo especial”. Este año no dudó en mostrar vía Twitter los conjuntos elegidos para lucir en el Augusta National a los más del millón doscientos mil seguidores que tiene. En mayo volverá a España para defender el título en el Volvo World Match Play Championship -http://www. volvoworldmatchplay.com/- que tendrá lugar del 17 al 20 en Finca Cortesín (Málaga) y lo hará en buena forma. Esta temporada ya ha firmado un séptimo puesto en el Masters de Augusta y un tercero en el Arnold Palmer Invitational del circuito americano. Si a algún aficionado le gusta la ropa que lleve, solo tienen que entrar en su web y comprarla. Puede que vestir al más puro estilo Poulter no tenga un reflejo en su tarjeta, pero compensará ver la cara de sus amigos en el tee del uno.

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EL RETO DE MADRID TEXTO ÁLVARO RAMA La undécima edición del torneo que se disputa en Madrid estrenará un novedoso y controvertido elemento: la arcilla azul que sustituye a la tradicional tierra batida de color anaranjado.


REPORTA JE

U

n deporte movido por sensaciones, abrigado por la tradición, acoge una innovación cuyos artífices revisten de progreso. Las circunstancias especiales de Madrid, ubicada en una altitud imponente, contribuyen a configurar un escenario espinoso para los jugadores. Al marcado pique de la pelota y una velocidad inusual para un evento de tierra batida se les une otro factor a tener en cuenta. En su undécima edición, cuarta sobre polvo de ladrillo, el torneo madrileño incluye un novedoso y controvertido elemento: la arcilla azul. Foco de aplausos y recelos, supondrá un componente adicional de adaptación. Madrid circula a otro ritmo. El frenético curso de las esferas lleva al combinado nacional de Copa Davis a evitar la disputa de eliminatorias por estos lares. Desde 2008, y no sin polémica, no se celebra una serie de la competición por países en la capital. El entramado de factores configura un escenario que no se ajusta al arquetipo de desgaste tras la línea sobre el que tiende a cimentarse el jugador español. Xavi Segura, explica la circunstancia. “Se debe fundamentalmente a la altitud. En Ecuador hubo polémica por jugar al futbol. Se llegaba a decir que era otro deporte diferente. Imaginad la situación con una bola de tenis que pesa tan poco. Puede afectar mucho la gravedad. Mientras Madrid se encuentra a unos 600 metros de altitud, París está prácticamente al nivel del mar. Lógicamente la bola corre más en la capital de España. Esto siempre va a beneficiar al jugador agresivo. Otorga un plus a la potencia”. Jugadores más tensos En superficies lentas, comenta el experto, se utiliza una tensión más baja en busca de potencia. El bote de pelota frena su velocidad. Así, el jugador tiene más tiempo para preparar el impacto y soltar un golpe fuerte. En pistas más rápidas, por el contrario, se emplea una tensión superior para lograr control. La bola viene a mayor velocidad y el jugador necesita bloquear el impacto.

Madrid es un torneo de tierra batida. Pero, entre otros factores, su circunstancia geográfica lo convierte en un evento de ritmo de pelota más vivo. Los profesionales, acreedores de una sensibilidad que escapa al resto de los mortales, deben actuar en consecuencia. “Suelen jugar con la tensión con la que están acostumbrados a utilizar en tierra. Pero teniendo en cuenta que estamos en altitud, tienden a optar por sumar uno o dos kilos de tensión. A modo de ejemplo, si Nadal juega el Conde de Godó (ATP de Barcelona) a 24 kilogramos, en Madrid lo hará a 25 kilogramos. Todos tienen en cuenta el tema de la altitud. El primer año los jugadores empezaban a preguntar mucho. Ahora ya saben que tienen que encordar un poco más alto”. Adaptación al medio Actualmente la superficie dura copa buena parte del calendario tenístico. Aproximadamente dos de cada tres eventos se disputan sobre dichos suelos. En este sentido, los competidores especializados en suelos arcillosos representan una figura en recesión, dando paso al talento multi-superficie con mayores prestaciones sobre cemento. Así, Segura considera que un jugador puede notar que no se trata de un evento de tierra batida al uso, pero sin llegar a suponer un problema grave de adaptación. “Hoy día por lo que exige el circuito cada vez hay menos especialistas en superficie dada. Hay más torneos de rápida. Lo lógico es prepararse más para lo que más vas a jugar”. A pesar del contraste de sensaciones, Xavi considera que los jugadores cuentan con tiempo suficiente como para aclimatarse al entorno y realizar los pequeños ajustes necesarios de cara a la competición. “El típico español, argentino, francés con más apego por la tierra batida puede encontrar diferencias respecto a torneos preliminares como Barcelona, Estoril o Montecarlo. Madrid tiene condiciones distintas, pero los jugadores llegan con varios días para poder preparar bien el torneo. Debido a la altura les

“La bola corre más en la capital de España. Esto siempre va a beneficiar al jugador agresivo. Otorga un plus a la potencia” 28

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“Los competidores especializados en suelos arcillosos representan una figura en recesión, dando paso al talento multi-superficie con mayores prestaciones sobre cemento” va a correr un poco más la pelota, les va a llegar con más peso. Pero no creo que haya grandes modificaciones en los entrenamientos. El planteamiento de partido es el mismo”. La altitud del torneo constituye una circunstancia muy puntual en el curso. Carente de una presencia reseñable en la disciplina, Segura no considera que encarne un factor decisivo. “Lógicamente los jugadores que no suelen entrenar en altura lo notan. Pero sólo juegan un par de torneos en altura. Es como el que no sabe jugar en hierba. Representa una parte minúscula del calendario. No creo que para Madrid vayan a variar los preparativos. Es un torneo especial por esto. Pero, si nos fijamos, seguimos viendo los mismos nombres en las últimas rondas”. Cada vez más distinto Encuadrado en mitad de la temporada de arcilla, intercambió las fechas con el torneo de Roma para atenuar el contraste de sensaciones antes de llegar a Roland Garros. Teñido de azul por motivos comerciales, supone la ruptura casi total con el abanico de eventos que lo rodean. Un torneo cada vez más distinto que Nadal llegó a etiquetar de ‘incómodo’. “Debemos de reconocer que los jugadores incluso en una temporada como la de tierra, donde tienen todos los torneos uno tras otro, encuentran mil dificultades. Al margen de las geográficas o climatológicas, está la complicación de las pelotas. Viniendo todos los torneos de tierra seguidos es impensable que no haya una unificación de bolas. Si, además de hacerle viajar, a un jugador le metes otro tipo de pista... la tierra azul, quieras que no, le puede despistar. Es otra dificultad añadida” incide. La competición representa una suerte de vasos comunicantes. La superficie, una variante más dentro del tablero. En este sentido, es de esperar reflexiones de diverso tipo una vez disputado el torneo. “Unos dirá que va mas lenta, otros que más rápida, otros que no va bien. Es un deporte de sensaciones. Lo que le va bien a uno a otro le va peor. Puede haber algo de confusión pero surgido por temor a la novedad que

por lo que pueda realmente pueda representar”. Estéticamente la impresión es evidente. Sin embargo, quienes han probado la superficie destacan que ahí, en la percepción ocular, terminan las diferencias con la arcilla tradicional. Carlos Moyà, codirector del torneo, apunta a un impacto visual de 10-15 minutos sobre una superficie idéntica en características a la tierra batida roja. Fernando Verdasco, cuya base de entrenamiento se encuentra en la capital, se ha pronunciado en la misma dirección. Xavi, artesano de sensaciones, muestra su parecer. “A nivel técnico no se me ocurre por qué la bola tenga que ir distinto. Si jugadores de la talla de Carlos o Fernando no han notado diferencias es que no habrá muchas. Aunque sería bueno conocer la opinión de jugadores más versados en tierra como Nadal, Ferrer o Mónaco, por ejemplo”. Las argumentaciones esgrimidas por el balear, de hecho, se basan en una línea de ruptura de tradición más que de incomodidad en el desempeño. Torneos como Charleston (verde) o Houston (granate) emplean otros tonos de arcilla (a modo de destacado) El detalle más llamativo del torneo, como decimos, lo configura la pigmentación de la arcilla. El contraste es importante al pasar del habitual piso cobrizo a un intenso color azul. Con sinceridad Xavi se reconoce no experto en superficies, pero indica que en su área de trabajo los tintes de los materiales suelen tener incidencia importante en las prestaciones. “Los grip blancos, debido al tinte, tienen mayor adherencia que los grip de color. Con los cordajes también hay diferencias. Por ejemplo, cuando Ferrero aún no había empezado a competir en Copa Davis siempre jugaba con un cordaje lila. Esa tonalidad se la llegó a prohibir Prince porque el logotipo no se distinguía en las cuerdas. Empezó a jugar con color normal y lo notaba. Veremos cómo afecta a la tierra”. El momento de hacer balance llegará al término del torneo. Hasta entonces tendremos 9 días de competición para disfrutar del mejor tenis en la capital de España 29


REPORTA JE

LOS GUANTES DE UN TAXI TEXTO ADRIÁN CALVIÑO FOTOGRAFÍAS ÁLVARO PÉREZ



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s 9 de marzo de 2012 y ante un atestado Pabellón de los Deportes de A Coruña, Valery Yanchy (Lida, Bielorrusia, 1977), español de adopción, está ante el momento estelar de su pertinaz carrera hacia un pedacito de éxito: el combate por el título europeo vacante del peso mosca. Ciertamente, la reedición de dicha pelea, pues meses antes había sido declarado nulo el combate entre ambos aspirantes, Yanchy y su contrincante, Silvio Olteaunu. Valery, boxeador tremendamente técnico, de golpeo preciso y movimientos acompasados, parte como favorito. De piernas rápidas, centelleante sobre el ring y con una dura pegada que parte desde la distancia, prefiere rehuir el cuerpo

a cuerpo, no es su terreno. El suyo es otro tipo de boxeo, más cercano a la modalidad olímpica, donde comenzó a dar sus primeros guantes y aprendió la mayoría de lo que sabe. En la cima de su carrera, ante su gente e hipermotivado, solo tiene en mente derrocar a su adversario. “Él es un boxeador con muchos contactos con el promotor de los grandes boxeadores españoles. Tuve dos peleas con él al inicio de mi carrera y en ambas le gané. Aguantar es su principal arma, pero es mucho menos técnico que yo, menos boxeador”, apostilla Valery, el púgil que llegó del frío y se convirtió en estrella europea al amparo galaico. Sencillo, conciso, directo y alejado del estereotipo de boxeador, Valery relata su vida sin tapujos

“Los golpes más duros son los que da la vida, no los que recibes sobre el ring. Estos pasan, los de la vida son los complicados, los que quedan ahí para siempre” “No me gustan los arbitrajes y la dificultad para ganar una pelea fuera de casa, los intereses que hay detrás, todas las cosas extrañas. Todo el mundo sabe lo que hay, pero no se habla de eso”.

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“Pelear en EEUU es un sueño para mí. Pero ya no tengo 20 años y es muy difícil que lo consiga. Pude haber ido en el pasado, pero finalmente no pudo ser porque ya tenía una familia”

ni cortapisas: “Soy muy sincero y voy siempre de frente. Quizás por eso no tenga muchos amigos; pero los que tengo, son de verdad”. Sus ojos no esconden, no engañan; vidriosos, acompañan la cruda narración de una resquebrajada voz que mira al pasado. Su nariz desfigurada, hundida y serpenteante, da muestra de los golpes que ha recibido durante todos estos años sobre un ring, pero también es metáfora de los sufrimientos de una vida entera, como una cruel y física extrapolación: “Los golpes más duros son los que la vida te da, no los que recibes sobre el ring. Los del ring pasan, los de la vida son los complicados, los que quedan ahí para siempre y son difíciles de superar”. Con 11 años, Valery, compaginándolo con fútbol y lucha grecorromana, comienza con el boxeo: “En mi país se empieza más temprano, es como aquí el judo. Y yo, de pequeño, era bastante travieso; me metía con los grandes siendo muy pequeñito y siempre recibía. Entonces, me animé a ir a boxeo para poder defenderme”. Aquel niño pronto se convirtió en joven promesa amateur e integrante del equipo nacional de su Bielorrusia natal. Sin embargo, diferentes imprevistos y lesiones le impidieron acudir a Europeos, Mundiales e incluso Juegos Olímpicos con su país. Una sucesión de golpes le había privado de su sueño, una concatenación de adversidades que no hizo más que desilusionarle deportivamente. Obcecado y valiente, ciudadano del mundo y todavía en la veintena, dejó todo a un lado y probó suerte en Holanda, Alemania y Polonia. Pero su sino era recalar en España. “Me fui a Rusia a trabajar durante un tiempo para ahorrar de cara al viaje y nos vinimos a Almería con lo puesto”, señala. El boxeo ya estaba en un segundo plano; Valery se había olvidado casi por completo de su vida como púgil años atrás, antes incluso de llegar a España. Alejada de las carreteras principales, su vida discurría por vías secundarias; en el sur pe-

ninsular, con su mujer y una maleta de ropa, trabajando en la agricultura andaluza, Valery estaba más preocupando de forjarse un futuro estable y el boxeo no entraba en una ecuación que tenía el trabajo de sol a sol como factor determinante. Tristemente, las vicisitudes del destino lo habían empujado a dejarlo de lado. Pasaron los meses y, de nuevo a la aventura, se trasladó a Marbella, donde trabajó como camarero, portero, en la obra… “Sin papeles, te agarras a cualquier cosa. Trabajé de lo que pude y todo lo que el tiempo me permitía. En esa etapa, tomé realmente consciencia de la vida”, destaca. Y fue allí en Marbella donde comenzó a gestarse una bendita segunda oportunidad y el girar de la ruleta que es la vida le situó en mejor posición, una posición un tanto más alejada de las dificultades a las que estaba acostumbrado: “Conocí a un entrenador y me dijo que, si sabía de boxeo, fuera a hacer guantes. Tumbé a uno, a otro, a otro más… Se quedó impresionado e hice contactos. Conocí a Chano Planas, el que todavía es mi entrenador hoy en día, y me fui a vivir a Lugo. Chano confió en mí desde el primer momento y quería hacerme campeón, aunque le costó adaptarme al profesionalismo”. Trasladado a Lugo, sus primeros pasos en su vuelta a los cuadriláteros no fueron nítidos, pues entrenaba dos veces a la semana en Coruña, todo lo que su trabajo en una empresa de plásticos lucense le permitía. Sin embargo, de la mano de Chano Planas, su pasión fue en aumento y Valery se topó con su suerte, encontró su lugar: se trasladó definitivamente a Coruña para volcarse en su sueño y, aunque al principio trabajó de camarero o portero en horario nocturno, halló por fin su particular maná conduciendo un taxi; su equilibrio perfecto entre trabajo y deporte. “Es complicado. Cuando estaba preparando el Campeonato de Europa, a las 8 de la mañana ya estaba con el taxi, paraba a las 11.30 para hacer pesas y volvía al taxi hasta 35


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“El boxeo me abrió muchas puertas, y no solo a nivel personal. Yo podía salir de mi país gracias a que tenía el visado debido al boxeo”.

“El boxeo no es violencia. Son dos personas encima de un ring peleando. Uno contra uno, deporte por deporte, por ganar. Es un deporte de honor. Y sueles acabar dándote un abrazo con tu rival”

la hora de comer. Media hora para comer y otra vez al taxi a trabajar, hasta las 18.00 que volvía al gimnasio a entrenar hasta las 20.00. Y luego otra vez al taxi hasta las once de la noche. No hacía otra cosa. Pero si quiero algo, voy a por ello”, comenta. Con esa filosofía de vida, tenaz pero relativamente resignada, persigue sus metas, pues es consciente de la más que difícil situación que atraviesa el mundo pugilístico en España: “El boxeo no da para vivir. Como mucho, vivirán diez personas del boxeo en España. Mira mi caso, soy boxeador de élite, entre los tres o cuatro mejores de Europa en mi peso, y conduzco un taxi”. Es el precio que tiene que pagar un deporte denostado, cada vez más alejado de los focos. Llegó al 9 de marzo dispuesto a derrotar a Olteaunu y subir a los altares. Nada más lejos de la realidad, pues todo se transforma en rabia, dolor, decepción e incluso ira nada más terminar el combate: aunque nada debería haber fallado, pese a que era favorito, el destino, una vez más, no quiso ser amable y Valery cayó derrotado a los puntos; por un punto de diferencia exactamente, en lo que fue una decisión muy rigurosa, controvertida y verdaderamente cuestionada: “Me da mucha rabia haber perdido esa pelea, con el arbitraje y todo lo que hubo alrededor. Soy mejor boxeador que él, tendría que haber ganado. Al día siguiente prácticamente estaba llorando como un niño. Trabajas como un cabrón durante tan36

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to tiempo para que luego te lo arrebaten de esa forma”. A la carrera del púgil bielorruso todavía le queda un largo trecho hasta su fin: “No pienso en la retirada, tengo la cabeza muy metida en el boxeo y físicamente estoy bien, ni tengo lesiones ni estoy quemado”. Porque ‘The Gentleman’ -así se le conoce debido a su honestidad y a su elegancia y limpieza sobre un ring -, pese a tener los pies en la tierra, respira boxeo: “Lo llevo dentro, es algo que forma parte de mí y no me imagino sin él. Ahora me toca esperar. He retomado los entrenamientos hace nada porque me tomé un mes de vacaciones. Mi entrenador me echó del gimnasio, me dijo que tenía que desconectar del boxeo, comer lo que quisiera, hacer lo que quisiera. Toca seguir preparándome y esperar”. El título le obsesiona: “Si tengo que estar hasta los 40 para alzarme con un campeonato, estaré. Mi único deseo es hacerme con un cinturón de campeón. Tengo que conseguirlo, y no solo por mí, sino por toda esa gente que me ha apoyado. Desde mi mujer hasta Chano, que ha apostado mucho por mí e incluso ha llegado a perder dinero”. Irredento luchador, combatiente en la adversidad y merecedor de una mejor estrella, el boxeo está en deuda con Valery Yanchy, un tipo normal con su trabajo mundano y el sacrificio por bandera. Un campeón sin gloria que conduce un taxi mientras sueña con su título 37


BELAS ´ TEGUIN El jornalero del pádel Texto Rafael Plaza Fotografías Victoria Gracia

vuelvo loco “ Me dentro de la pista.

Me transformo por completo

BELASTEGUÍN

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ENTREVISTA

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ernando Belasteguín es un jornalero en la élite del deporte. Un campeón con los pies en la tierra. No tiene problemas en reconocer que cuando se retire tendrá que seguir trabajando para poder vivir, pese a llevar más de diez años como número uno del pádel, pese a superar ampliamente el centenar de títulos en su bolsa de viaje, pese a ser una estrella del deporte que empezó a jugar frente a una pista construida delante de su casa. Así es Bela. En un rincón de la Pampa argentina un joven de doce años corre tras un balón de fútbol gastado. Mueve su menudo cuerpo a la velocidad de la luz mientras sortea rivales de su misma estatura en el camino hacia la portería contraria. Es un partido improvisado entre los niños de la zona en una tarde de verano. Todavía no ha caído la noche. El sol sigue bañando la región que se encuentra a cientos de kilómetros de Buenos Aires. Y no hay nada que hacer. No hay nada mejor que hacer para arrebatar las horas a un reloj que parece eterno. En el pequeño pueblo donde vive Fernando Belasteguín (Pehuajó, 1979) no hay un cine, ni un centro comercial, ni tan siquiera una zona de recreo para divertirse. Cuando construyeron una pista de pádel delante de su casa, Fernando vio cumplido un sueño. Allí pasó las horas y los días jugando. Allí le vio el padre de Matías Díaz, jugador profesional, y le invitó a entrenarse en un centro de alto rendimiento que su familia tenía en Buenos Aires. Un viaje eterno de autobús marcado por las siete horas de camino que tenía que soportar cada fin de semana. Mereció la pena. Fue el comienzo de un ganador. Ahora, y desde hace diez años, es el número uno del circuito profesional de pádel. Junto a Juan Martín Díaz, su pareja en el circuito, ha conquistado todos los rincones del universo encerrados en una pista y sigue con el hambre del primer día. Creció jugando al fútbol. ¿Lo echa de menos? Muchísimo. Es el deporte que más me gusta de todos y ahora ya no lo puedo practicar por miedo a lesionarme. Llevo el fútbol en la sangre.

Pasó una época compaginando ambos deportes. ¿Cuánta parte de responsabilidad tiene el padre del jugador Matías Díaz en su decisión final? Yo lo digo siempre. Si no hubiera sido por la familia Díaz yo habría terminado jugando al fútbol en el equipo de mi pueblo, estudiando ciencias económicas y siendo el contable de alguna empresa o de un banco. Ellos me vieron jugar un campeonato argentino cuando tenía 13 años, me invitaron a entrenar a su centro de prácticas en Buenos Aires y a los 15 años me hicieron debutar profesionalmente. Y bueno, hace 18 temporadas que vengo dando guerra. ¿Qué es lo primero que le llama la atención para empezar a jugar? Es un deporte muy fácil para pasártelo bien desde el primer día. Es el arma fundamental que tiene el pádel y por el cual todo el mundo es tan aficionado a jugarlo. Debutó en 1995. ¿En qué ha cambiado el pádel desde entonces? En todo. Como en cualquier actividad profesional ha existido un gran cambio en los últimos quince años. Por suerte, nosotros seguimos teniendo ganas de mejorar y de ir aceptando y adaptándonos a esos cambios. ¿Y usted? Yo también he cambiado. He ido sumándole puntos de ataque a mi juego. Soy un jugador mucho más ofensivo de lo que era hace cinco o seis años. Espero ser todavía mucho más ofensivo de lo que soy. Su carrera es un expediente impecable difícilmente igualable. Si soy sincero no me doy cuenta. Tengo una personalidad que me hace preocuparme únicamente de mejorar todo lo que tengo mejorable. Sé que tengo muchísimo margen para hacerlo. Los diez años de número uno los voy a disfrutar cuando no juegue más. Ahí voy a ver todo lo que hice, miraré mi currículo y podré decir que no lo hice mal. En el deporte profesional, y más aún en uno tan nuevo como el pádel en el que casi todos han sido campeones del mundo alguna vez o han ganado a un ganador, las cifras ponen a cada uno en su sitio.

“LOS 10 AÑOS DE NÚMERO 1 LOS VOY A DISFRUTAR CUANDO NO JUEGUE MÁS. AHÍ VOY A VER TODO LO QUE HICE” 40

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BELASTEGUÍN

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ENTREVISTA Cuando no juegue más veremos en qué posición me coloca la historia del pádel, pero contra las números no se puede luchar y no hay mentira mi currículo y podré decir que no lo hice mal. En el deporte profesional, y más aún en uno tan nuevo como el pádel en el que casi todos han sido campeones del mundo alguna vez o han ganado a un ganador, las cifras ponen a cada uno en su sitio. Cuando no juegue más veremos en qué posición me coloca la historia del pádel, pero contra las números no se puede luchar y no hay mentira que valga. Cada uno tiene sus cifras y ya veremos en qué posición estoy cuando me retire. En tenis, Jimmy Connors ganó 109 títulos. Es una marca inverosímil. En su currículo brillan 155 coronas. ¿Cómo mantiene la motivación cada día? Vengo de una familia en la que me enseñaron que lo

poco que uno puede conseguir se logra trabajando. Abro la puerta de mi casa y solo con mirar en la calle ya soy consciente de la suerte que tengo por poder dedicarme al deporte profesional y subsistir de ello. Si no doy las gracias y no me esfuerzo cada día al máximo sería un desagradecido con la vida. Además de todos los torneos me voy a llevar el mejor premio que puede tener un deportista: la tranquilidad de haberlo dado todo. Es como cuando agarras una esponja y la exprimes al máximo hasta que ya no sale una gota más de agua. Este es el mejor premio que se puede llevar un deportista de su carrera profesional. Yo espero poder tener eso. Que cuando me retire sea capaz de decir que no pude hacer nada más. Que hice absolutamente todo. Ese es el mejor premio que me voy a llevar cuando no juegue más. Entre 2005 y 2007 sumó un año y nueve meses

Fernando Belasteguín en pleno esfuerzo durante un partido oficial de la temporada 2011.

sin ser derrotado. ¿Se siente invencible en ese momento? No, porque cuando piensas que eres invencible bajas la intensidad de los entrenamientos y ahí es cuando comienzas a perder. Esa época la disfrutamos ahora sabiendo que hemos estado veintiún meses sin perder un partido, que es una auténtica barbaridad. En aquel momento no. Cuando te sientes invencible empiezan los problemas. ¿Qué factores influyen a la hora de elegir a Juan como compañero? Influye que te lleves bien con él y que logres hacer una pareja muy compensada. Tengo la suerte de jugar con Juan desde hace once años y es una persona que después de todo este tiempo sigue haciendo cosas que no dejan de sorprenderme. Estoy junto a un genio. Puedo presumir de jugar al lado del mejor jugador del mundo. ¿Qué le distingue del resto para ser el mejor del mundo? El talento y las ganas de triunfar que tiene. Muchos jugadores han tenido muchísimo talento, pero sin la mentalidad ganadora que tiene Juan. Se han juntado en él el talento y la mentalidad. Ambos han logrado que la gente se interese más por el pádel. ¿Son conscientes del legado que dejan a este deporte? Ni nos consideramos estrellas, ni consideramos que hemos aportado algo para que el deporte crezca. Somos dos personas a las que nos encanta lo que hacemos. Dos personas que se dedican a una actividad profesional. Si eso hace que la gente sea más aficionada, nosotros encantados. ¿Cuál es su mayor defecto? Me vuelvo loco dentro de la pista. Me transformo por completo. Cuando me veo en vídeos me asombro de mi cambio al entrar en la pista. Ha llegado a decir que juega ‘feo’. ¿Por qué? Es lo que siento. Técnicamente soy un jugador poco atractivo. No tengo un golpe que llame la atención. No tengo una buena técnica en ninguno de los golpes. Por eso intento explotar al máximo todos los errores de mis rivales. En eso sí soy bastante bueno, pero técnicamente no me considero bien dotado. ¿Se entrena la concentración? Hacemos entrenamientos a una alta intensidad para simular la competición lo mejor posible. Tenemos un equipo con un psicólogo que es la pieza fundamental en este aspecto. Entrenó con Corretja, el actual capitán de Copa

Davis. ¿Está vinculado al mundo del tenis? Me encanta. Como todo aficionado me gusta ver deporte profesional. Si puedo ir a ver tenis, como sucedió en la final de la Copa Davis del año pasado, siempre lo hago. Tengo una buena relación con mucha gente del mundo del tenis. Con Àlex Corretja, con Sergi Bruguera que también viene a entrenar dos o tres veces al mes a hacerme de sparring. Tengo una relación excelente y una admiración muy grande hacia los jugadores de tenis. ¿Significa un problema la poca repercusión mediática del pádel? A nivel profesional ha crecido mucho. A nivel amateur es increíble. No debemos olvidar que es un deporte nuevo, tiene solo veinticinco años de vida y ahora está explotando. Se juega en España y en otros pocos países. Pensamos que porque es un éxito aquí, es un éxito en todo el mundo y no es así. Pienso que si los medios se vuelcan se llevarían una grata sorpresa de la audiencia que podría llegar a tener. Poco a poco. Con los años vamos a tener ese apoyo de la prensa que tanto se necesita y que tanto estamos pidiendo las personas que lo practicamos. ¿Se puede vivir de este deporte? En mi posición, sí. Tengo la suerte de vivir del pádel y de mantener a mi familia, pero no de ahorrar. Cuando no juegue más tendré que ir a trabajar como cualquier otra persona. Voy a tratar de disfrutar la mayor cantidad de años posibles, y cuando me retire trataré de seguir vinculado al mundo del deporte y de enseñar todos mis conocimientos. ¿Hasta qué posición del ranking? Los primeros quince o veinte del ranking viven del pádel, pero mes a mes. En cualquier caso, cuando no juguemos más tendremos que seguir dando clases en algún club o trabajando de alguna forma. Actualmente, los primeros veinte de la clasificación pueden comer del pádel. ¿Le gustaría que fuese deporte olímpico? Antes que fuese deporte olímpico me gustaría que pudiese salir en los medios nacionales. Hay muchísimos pasos previos antes que estar en unos Juegos Olímpicos. ¿Cuál es el mayor éxito de su carrera? La tranquilidad de que lo doy absolutamente todo. No me voy a quedar nunca con la excusa del perdedor. El mejor premio es haberlo dado todo en cada nuevo día de entrenamiento. ¿Qué le interesa al margen del deporte? Que mi familia sea feliz


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La rosa más bella

TEXTO DANI GONZÁLEZ FOTOS MOVISTAR TEAM

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olcanes, sterratto, Dolomitas, polémica, huelgas, Toscana, protestas, sur, ciclistas manifestados contra el organizador a pie de puerto, ruinas griegas, romanas, normandas y fenicias, el Mediterráneo, Milán. Es el Giro, la preciosa gran vuelta por etapas, la que mejor proyecta en su recorrido la idiosincrasia del país por el que transcurre. Todo en ella, como en Italia, es extremo; como si continuamente tratara de evitar un encuentro fortuito con el Tour de Francia. No quiere la ronda rosa mirarse a los ojos con su vecina del oeste, tan similar, tan diferente. Al norte de los Pirineos todo es perfección, sincronización, organización. En la bota… En la bota puede ocurrir cualquier cosa. Es la historia de esta bellísima carrera, la más excesiva del calendario. Histriónica en muchas ocasiones, espectacular siempre. No importa que se haya convertido en un pequeño reducto de corredores locales, al fin y al cabo también La Vuelta lo es. No importa su trágica historia, tampoco su lado cómico. El Giro de Italia llega cada mes de mayo, entre otras cosas, para recordar leyendas, para sentirse como Stendhal en Florencia, Toscana, una de las cunas del ciclismo transalpino, ante los inverosímiles paisajes que muestra al mundo. El comedido exceso de la Santa Croce cautivó al genio francés, y es ese exceso del Giro el que cautiva al mundo del ciclismo. Muchos en el pelotón acuden a Italia por el mito que supone el simple hecho de estar en la salida. Por el exacto desorden en el que se desenvuelve esta carrera única, desgarbada, adolescente en su comportamiento. Existen ejemplos. Excesivas fueron la victoria de Berzin, la ascensión de Pantani al Mortirolo o la de Contador al Etna. Excesivo fue el espectacular adelantamiento de Indurain a Chiapucci junto al Duomo de Milán. Excesivas fueron las exhibiciones de Merckx, que extendió su canibalismo por toda Europa sin contemplaciones. También en Milán es recordado el implacable belga. Y excesiva fue también la absoluta división en la que se sumió la sociedad italiana con la enorme rivalidad que Fausto Coppi y Gino Bartali protagonizaron durante sus vidas encima de la bicicleta.


REPORTA JE La derecha y la izquierda. El cristianismo y el ateísmo. Dos formas de entender el contexto político en el que se desenvolvía su deporte. Pura literatura que Italia supo convertir en Historia. Como tantos otros personajes populares del siglo XX los dos ciclistas más importantes de la historia del país se mantienen vivos en el imaginario colectivo italiano. No hay retransmisión de la RAI en la que no sean mencionados. Tampoco la prensa escrita se olvida de Fausto y Gino. Ahí están. Perennes, asomándose al mundo cada mes de mayo. Fue Coppi el primer corredor en alcanzar la cima del Paso dello Stelvio (Stilfser Joch en alemán). En 1953, con la Segunda Guerra Mundial y sus trágicas consecuencias aún en las espaldas de Europa, el piamontés ascendió a la mole de piedra dolomítica por primera vez en la historia. 2.225 metros de altitud, uno de los lugares más cercanos al cielo en los que jamás estará un ciclista que no haya pisado nunca la cumbre de la Marmolada y que este año vuelve al Giro de Italia. Será el 26 de mayo en la penúltima etapa y antes de encontrarse con el infierno de piedra, con la escasez de oxígeno y con ese rugoso y rudo asfalto, el pelotón habrá pasado el Mortirolo, otra de las montañas convertidas en cultura pop por este maravilloso evento deportivo. Después, al día siguiente, ya solo quedará Milán con su característica y habitual contrarreloj en los alrededores del Duomo. Más belleza, más imágenes únicas. De nuevo Stendhal. El Stelvio abunda en lo extraña que es una ronda que perfectamente podría ser capaz (no es el caso) de dar salida a una etapa en Roma y al día siguiente otra en Sicilia, con lo que supone desplazarse por el país una vez situado al sur de la capital. Pero el extremismo del Giro no se convirtió en crónico hasta la llegada a la dirección en 2004 de Angelo Zomegnan, el periodista de La Gazzetta convertido en director de carrera que asumió la gestión absoluta con el objeto de revitalizar una competición que se moría de a poco y cuya endogamia podía conducir incluso a su desaparición definitiva. Lo vio claro desde el principio Zomegnan; había que buscar audiencia para convertir el pelotón en un espectáculo rentable. Todo valía. Incluidas extravagancias como la incorporación del sterratto procedente de la Strade Bianche, el descenso hacia la muerte que podía haber supuesto la jornada del Crostis o viajes entre etapas de centenares de kilómetros. Una nueva forma de entender el ciclismo que maridaba a la perfección con la visión del mundo de una Italia cada vez más berlusconizada en todos los aspectos. Pero esa época terminó (en parte). Esta edición será la del ‘Año I después de Zomegnan’, aunque la carrera heredará parte de su particular visión del ciclismo. La salida, en una proyección de la visita de la Vuelta a Holanda en 2009, un prólogo, será el 5 de mayo en Herning (Dinamarca) y en las planicies de Jutlandia pasará el pelotón los dos siguientes días antes de la primera jornada de descanso, que conducirá a toda la estructura de la carrera a las calles de Verona, una de las ciudades más bellas del mundo. Contrarreloj por equipos de 32 kilómetros para desentumecer y el


REPORTA JE

comienzo del Giro de verdad, que se deslizará hacia el sur por el Adriático entre etapas prácticamente llanas y otras salpicadas de pequeñas tachuelas en los Apeninos, algunas de ellas con final en alto. Así será hasta la llegada a Lago Laceno el domingo 13 de mayo, el lugar perfecto para comenzar a intuir quiénes serán los uphill finishers que puedan tener algo que decir durante los siguientes días. Una vez tocado el festivo sur toca el regreso hacia el industrializado norte donde, no es casualidad, se celebran la mayor parte de carreras del calendario italiano. En Asís, cerca de la Basílica de San Francisco, volverán los finales de postal con otra llegada que se presume espectacular, aunque solo sea por el marco. Liguria, la costa, Sestri Levante y un día antes de la ascensión de 28 kilómetros a Cervinia del sábado 19 de mayo, una etapa de 120 kilómetros que unirá las localidades de Savona y Cervere. Como en los viejos tiempos, será la tercera semana la que acumule no solo los tótems alpinos, sino también los pocos kilómetros contrarreloj que convierten esta edición en completamente impredecible incluso a la hora de elegir a los probables favoritos. Estará seguro Iván Basso, el héroe de la patria, el hijo rebelde que regresó al redil, y también Cunego y Scarponi, que serán a priori los principales representantes transalpinos. No estará Alberto Contador, el vencedor de la última edición (ahora para Scarponi tras el laudo del TAS) y Nibali ha elegido el Tour y la Vuelta después de brillar en el inicio de la temporada siguiendo el ejemplo del resto de fuoriclasse, los obsesionados con el Tour. Antes del comienzo de esa semana, la que se supone decisiva para poder al menos disputar la contrarreloj final de 31 kilómetros en Milán con la maglia rosa sobre el pecho, el domingo 20 de mayo se visitará el entorno donde se celebra el Giro de Lombardía, el ‘monumento’ de septiembre. De ahí, tras el día descanso se pasará a la monstruosidad de una edición que recuerda a las de épocas pretéritas. Viernes, Treviso-Alpe di Pampeago; 197 kilómetros: Manghen, Alpe di Pampeago, Lavazè y otra vez Alpe di Pampeago para concluir. Sábado, Caldes Val di SolePasso dello Stelvio; 218 kilómetros: Tonale, Aprica, Teglio, Mortirolo por una vertiente nunca vista antes y el Stelvio, protagonista de la Primera Guerra Mundial por hacer frontera con el Imperio Austro-Húngaro, que volverá a serlo en esta edición del Giro. De ahí a las calles de Milán, la capital industrial de Italia y también de muchísimas otras cosas. La sede de la mayor parte de los partidos políticos y de la mayor parte de las cabeceras de periódicos. También de La Gazzetta dello Sport, la organizadora una vez más de esta maravillosa competición de 23 días que después de visitar Verona, Lago di Garda, Cortina d’Ampezzo, Modena, Asís o Treviso solo podía terminar ante la majestuosidad del Duomo milanés. De nuevo Stendhal. Es el Giro, la carrera más bella.


CARLOS ZÚMER

LA IRA DE BJARNE RIIS

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unca sabes cuando el delfín va a devorar al Rey antes de lo previsto, o al menos a conspirar contra él. Confabuló Fernando VII en Aranjuez contra su padre, Carlos IV, con los hilos de Godoy y Bonaparte de por medio. Christopher Moltisanti amagó con moverle el agua a Tony Soprano como antes lo hizo, a sangre y

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fuego, Lord Macbeth contra el Rey Duncan de Escocia. En deporte, por supuesto, hay infinidad de casos de traiciones y relevos antes de tiempo. Son motines a bordo, sean silenciosos o bravucones, por deporte o por pura conspiración, del hombre outsider –a veces del todo desconocido- contra el hombre fuerte del lugar. Ocurrió con Fausto Coppi y Gino Bartali

dentro de aquel fantástico equipo Legnano, o con Cunego y Simoni en el Saeco del Giro 2004. El ciclismo, por supuesto, aporta muchos y buenos ejemplos. Cuando sucede, normalmente, el hombre derrocado no suele dar crédito a lo ocurrido. Más que tristeza, incurren en una tremenda frustración y en un violento desengaño contra algo del todo inesperado que no pueden ni quieren entender. A veces, incluso, exteriorizan en furia y dejan imágenes muy elocuentes del golpe de estado y sus consecuencias. La estampa de Bjarne Riis superado y tremendamente enfadado es una de esas imágenes que nunca olvidaremos. De todas las asonadas, golpes o reemplazos generacionales, sin duda los más rotundos son los que se producen por el simple peso de las circunstancias. En este caso, por la mera ley de la carretera. En el Tour de 1997 las cosas no salieron según lo previsto para el Team Telekom. Salieron triunfantes con los nueve primeros dorsales de un pelotón de 198 unidades pero su jefe de filas, Bjarne Riis, vigente campeón, no rindió del todo desde el principio. Sin embargo, cuando la carrera llegó a sus últimos lances las cosas no podían ir mejor para el combinado de Walter Godefroot. ¿Cómo se explica esto? Sencillo: la segunda baza del equipo sí funcionó. Rindió a niveles insospechados y explotó sin que nada ni nadie pudiera remediarlo. La historia del gregario que sobrepasa al patrón, en efecto, volvió a repetirse. Jan Ullrich tomó la salida en Ruan con las obligaciones del subalterno y acabó coronado en París con el luminoso amarillo enfundado en el pecho. Riis, su superior, había protagonizado un día antes, en la vigésima etapa y con todo el pescado vendido, la imagen que mejor explicó cómo fue aquel Tour ’97 para el ciclista danés. Tomó la salida de la contrarreloj de Disneyland -brillantemente ganada por Abraham Olano- con más de 18 minutos perdidos. En efecto, era la vigésima etapa y no hacía falta decir que aquello era poco menos que un descalabro. Desafortunadamente para él, la carretera y sus rigores aún le preparaban la puntilla. Salió a la crono de 63 kilómetros en séptimo lugar, en calidad de séptimo clasificado. Estaba débil y desmotivado y los primeros parciales así lo reflejaron. Andaba pedaleando sobre el manillar de triatlón, el dorsal uno a la espalda y la ‘cabra’ surcando con apatía el asfalto. Cuando la rotulación mostraba sus casi 3 minutos de pérdida en el primer paso intermedio la toma del helicóptero captó, de súbito, cómo el ciclista danés deceleraba y echaba pie a tierra, no sin antes dar un golpe de enfado sobre el manillar. Se detuvo y a los pocos segundos llegó el coche del Telekom, de

donde baja un mecánico que le cambia la rueda lenticular trasera con rapidez. Con un buen puñado de segundos perdidos Riis reemprende la marcha mostrando evidente desgana, pero no ha recorrido ni diez metros cuando vuelve a dejar de pedalear. Mira entre gruñidos hacia abajo, hacia su rueda recién cambiada. Se detiene y se baja bruscamente tras un frenazo, y en ese momento, esta vez ni corto ni perezoso, agarra su bicicleta con ambas manos y la tira contra la cuneta con furia. La bici cae con inocencia sobre la hierba mientras el comentarista se desgañita comentando la jugada. Mientras, desde el lado contrario una familia lo observa todo con curiosidad. Lo que sigue es una continuación surrealista. Llega otra vez el mecánico con una bici nueva en las manos pero Riis la rechaza insistiendo en hacer funcionar la primera bicicleta cambiada. El esforzado mecánico lo consigue y el vigente campeón del Tour volverá a ponerse en marcha empujado por el pobre hombre de equipo, acelerado y totalmente fuera de sí. En la meta, más de 9 minutos de inmisericorde castigo. En París, 26 y 34 segundos. La acción quedó en la retina de todos los aficionados y pronto se convirtió en la imagen más comentada de la edición del Tour’97. En realidad, en esa situación se explicaba buena parte de lo que había pasado durante aquellas tres semanas. Su significado de frustración y mal genio fue elocuente para todos los que estaban delante del televisor aquel verano de transición. Ciertamente, tanta decepción no puede sino venir de un entorchado que se vio incapaz de defender pero, muy especialmente, de las circunstancias especiales que se dieron en su derrota. Aunque la tremenda progresión de Ullrich ya venía del año anterior, 1996, y la pujanza del ciclista alemán era carne presente y mera cuestión de tiempo, pocos esperaban que aquel año el joven Jan ya diera el salto definitivo. A juzgar por su estallido en la contrarreloj de Disneyland, Bjarne Riis no encajó bien la idea de que las especulaciones hechas hacía un año pudieran ser ciertas. Entonces se dijo que Ullrich –recordemos, 2º clasificado ese año- ya era más fuerte que él pero que no le ganó por jerarquías de equipo. Fuera cierto o no, en cualquier caso, la de 1997 fue una caída de lo más rigurosa. El cambio de testigo fue especialmente doloroso porque se produjo por el simple peso de la competición. No hubo conspiración, ni zancadillas, ni aprendices díscolos y advenedizos que esconden puñales. El adelantamiento fue a plena luz del día y a la vista de todos y no fue sino la carretera quien dictó sentencia. Aquel año Ullrich fue mucho mejor y así lo supo la ira de Bjarne Riis, que no pudo contenerse contra aquella pobre bicicleta. Sobre la hierba yacía la sombra de su retirada HISTORIAS DEL TOUR

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DEL

¡GOOOOOOOOOL EN LAS

GAUNAS! Relato de un equipo modesto que se codeó en la cumbre del fútbol

AQUEL LOGROÑÉS DE SIEMPRE Texto

Quique Setién Para quien no estaba acostumbrado a aparecer permanentemente en los pasillos de los juzgados, siete meses eran mucho tiempo, demasiado. Jesús Gil y su “ostentórea” difamación a punto estuvieron de retirarme del fútbol. La barrera de los treinta estaba a punto de ser traspasada y la inactividad a esas edades pudo ser mortal. Pero apareció el Logroñés de Marcos Eguizábal, un equipo humilde pero serio, como en el que ahora mismo me encuentro. No hubo nadie más dispuesto a ofrecer otra oportunidad a un penado. Ni siquiera en su propia tierra. Por eso siempre me sentí agradecido a este equipo y a esta ciudad. Carlos Aimar me recibió con una fuerte palmada en el pecho. Eso sí, a escondidas. Su permiso de trabajo no estaba en regla y en dos semanas se tuvo que ir. Las Gaunas era otra cosa, más parecido al viejo Sardinero, muy lejos del Vicente Calderón. Allí no había que alzar mucho la vista. Des-

de la hierba podías reconocer a cada uno de los aficionados, sentir su calor y su pasión, el mismo de quien vive un acontecimiento único. Tras unas semanas de trabajo, Lotina y Nano, los suplentes de casa, decidieron que era el momento de que volviera a jugar. El Valencia nos ganó. Los 13 minutos que estuve en el campo no sirvieron para cambiar las cosas. Pero me volví a sentir futbolista. Allí me encontré con Manu Sarabia. Ya lo había hecho antes pero vistiendo camisetas diferentes. Jugar a su lado me hizo mejor. Extendíamos los partidos hasta bien entrada la noche delante de una buena chuleta de Fermín bien regada con algún Bordón del Pre-

La “ostentórea” difamación de Jesús Gil estuvo a punto de retirarme del fútbol. sidente. El mismo que a todos nos prometía representar en nuestras localidades el día que dejáramos el fútbol. Fue el comienzo de una amistad sincera y duradera que se cimentó sobre el entendimiento del juego.

Recuerdo la cerrada ovación de San Mamés a uno de los mejores jugadores que vistieron esa camiseta el día que volvió con el Logroñés. La temporada 89-90 fue de las grandes, de las que uno recuerda sin esfuerzo. Habíamos perdido a Abadía y Ruggeri, firmados por el Atlético de Madrid y Real Madrid, pero llegaron jóvenes auténticos como Aragón, Cristóbal, Maqueda, Vilchez, Angoy, Linde, Rosagro y entre ellos un muchacho desconocido de Villarcayo que devoró por completo el carril izquierdo de aquel viejo campo. Pedro se presentó con la temporada empezada pero pronto se ganó a todos. Fue el jugador revelación. El que más kilómetros hizo. A todos daba soluciones. Corrió como un poseso detrás de cualquier pelotazo, llegara o no, daba igual. Era obvio que no quería volver al pueblo. A Manu y a mi nos miraba como si fuéramos extraterrestres. Por eso el día que pegó aquel zapatazo en el Bernabéu que se coló junto al palo de Buyo, todos nos lanzamos en su busca para abrazarlo. Fue un momento histórico de verdad. Aún recuerdo perfectamente el gesto del golpeo y la trayectoria que

A la izquierda, el Logroñés de 1943, con el mítico Miguel Muñoz en sus filas (fila de arriba, cuarto por izda.). A la derecha, el primer autobús del equipo, de los años 50. Equipo del Logroñés de la temporada 1989-90. En el circulito, el rostro de Quique Setién.

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A LA

marcó el balón hasta chocar con la red. Fue el empate a tres. Unos meses después firmó por el Atlético de Madrid. Un punto nos faltó para ir a Europa. No pudo ser pero el año fue inolvidable, aunque no para José Luis Romero que dejó su puesto a David Vidal. Con él se fue Islas. Portero argentino que dejó una huella difícil de borrar y no por sus actuaciones bajo los palos. Sus salidas al campo eran dignas de una estrella de cine, enviaba besos con ambas manos a las cuatro gradas de las Gaunas mientras, aún no sé muy bien si en serio o en broma, se los devolvían con aplausos a la vez que coreaban su nombre: Islas, Islas, Islas….. y todos pasmados presenciándolo un domingo tras otro. No gustó tanto cuando en aquel partido en Zaragoza dio por finalizado el mismo cruzando los brazos ostensiblemente. El Zaragoza nos había marcado unos minutos antes. Aún quedaba el descuento y todos nos fuimos a por el empate. En ese tiempo dos contras pudieron terminar en gol pero no fue así. En la segunda se dirigió a buscar el balón andando, le reclamamos a gritos que se diera prisa, la respuesta fue: ¿qué queréis que nos metan tres, o qué? Ese era Islas. La llegada de David Vidal cambió muchas cosas. Podría contar mil anécdotas. Para unos fue entretenido, para otros un tormento. No fue un mal año pero le faltó la alegría pasada. El vestuario se partió

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entre los que nos divertíamos y los que sufrían. Lung fue el que peor lo pasó. Sus 34 años e internacionalidades con Rumanía no le sirvieron de mucho. De aguantar a Ceaucescu pasó a hacerlo con David Vidal. Acudía a mí a menudo en busca de consuelo con lágrimas en los ojos por la presión a la que estaba sometido. Para Sarabia fue un último año muy triste. Igual que para muchos jóvenes que fueron llegando aquella temporada y la siguiente. Tres años y medio y 119 partidos de Liga después abandoné el Logroñés. Volví al Racing con muchas dudas para jugar en 2ª División. Marcos Eguizábal cumplió su palabra y me dejó ir. Lo hice con mucho pesar. El Logroñés me dio la oportunidad de jugar de nuevo y me juntó a futbolistas extraordinarios con los que disfruté como nunca.

MELANCOLÍA

OTROS CLÁSICOS DEL LOGROÑÉS

EN EL

GRADERÍO Carnets fechados en 1940 de dos de los primeros socios del Logroñés: Pelayo Fernández López y Abelardo López Ulecia.

Recuerdos de infancia de un aficionado que vio a su equipo en Primera

postales desde las gaunas Texto

Luis Labarga

Las salidas al campo del portero Islas eran dignas de una estrella de cine. La llegada de David Vidal para unos fue entretenida. Para otros, un tormento.

Luis Islas, en la temporada 1988-89. Ese año fue nombrado el mejor portero de la Liga.

Agradecimiento a Manuel Martínez Pascual (Sorzano, 1947) por la cesión de su colección fotográfica del CD Logroñés, que se expuso recientemente en el Ayto. de Logroño, y a la que ha dedicado por entero su vida (siendo reconocida como la colección más extensa del equipo).

Estadio municipal de Las Gaunas. Un frío que resquebraja hasta la vista. Empate a cero en el marcador tras una infame primera parte. Las gradas se hallan semivacías. Un señor obeso de kilométrica papada, ataviado con chándal y una gorra del Logroñés, es el único que alza la voz entre un público mortecino: “Como baje al vestuario, me voy a hacer una bufanda con los pelos de los huevos de esa

panda de mercenarios”. Hay un murmullo opaco en el campo y hasta los focos parecen farolas de luz gaseosa. El ambiente está desangelado. Hace ya muchas temporadas que esto no es lo que era. Cuando he llegado al nuevo y flamante estadio del equipo de la ciudad, me he sentado en una butaca que me ofrece el mismo ángulo de visión que aquélla en la que me ubicaba en el viejo Las Gaunas: la número 29, sita en la fila 5 de la grada de Preferencia. Me apetece recordar viejos tiempos. “¡Esto no es un campo, es un futbolín!”, me acuerdo que jaleaban los hinchas rivales para avivar la rabia del respetable aficionado del Logroñés. “A

vuestra madre sí que le gusta el futbolín, mamarrachos”, solía responder a media voz uno de los socios más leales al club en los 90, provocando las risas cavernosas de los colegas cuarentones que se sentaban a su alrededor con sus puros y sus pacharanes. Lo dicho: eran otros tiempos. Quizá era incluso otro fútbol. Giro la cabeza hacia atrás como si aquella vieja gloria aún permaneciera dos filas más allá, pero el asiento está vacío y caigo en la cuenta de que ni siquiera éste es el mismo estadio. A mis 12 años, cuando acudía cada domingo como socio, las fanfarronadas que disparaba “el del puro” (así lo llamaba mi madre con guasa después

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de que un día le contara que el tipo me atufaba con el humo partido tras partido) eran parte del espectáculo de cada jornada. A David Vidal, situado en el banquillo pocos metros más adelante, lo tenía frito: “¡Míster, cabrón, gesticula un poco más que si no mañana no te van a sacar en El Día Después!”, le gritaba, mofándose del histrionismo con el que el entrenador dirigía al equipo desde el área técnica, que ciertamente se incrementaba cuando se acercaba una cámara del Plus. Me río solo degustando este añejo flash back y enciendo un cigarrillo, que esto no es el Camp Nou y aquí al menos aún se puede fumar. Me quedo con la vista fija en el césped y, de pronto, como en un impulso, miro hacia mi derecha. Busco a mi padre, que siempre se sentaba en la butaca de al lado. Él fue quién me hizo socio del equipo y aficionado al fútbol. Su esfuerzo le costó, por cierto. Me rasco la barba y le pego otra calada al pitillo, exhalando el humo despacio. Sin duda alguna, si algo echo de menos es su presencia. No porque no esté conmigo (tiene la salud de un roble), ni porque no haya vuelto a compartir un partido con él (hace tiempo que dimos el salto al Bernabéu), sino porque, súbitamente, comprendo que aquél tiempo, el mismo que ahora intento refrescar en mi memoria, se evaporó hace ya muchos años. Buceo entonces, casi inconscientemente, entre las imágenes de aquella época como si

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revisara un álbum fotográfico desordenado o una troceada grabación en Super 8. Y percibo esos retales del pasado como si visionara una vida en la lejanía. Las gélidas mañanas camino del colegio Maristas. Los rayos de sol colándose entre las ramas del pino de la huerta. La mano de mi hermana apretan-

“¡Esto no es un campo, es un futbolín!”, jaleaban los hinchas rivales para avivar la rabia. do la mía al corretear por el pasillo de casa de los abuelos. La señal de la Cruz que mi padre grababa en mi frente con su pulgar justo después de acostarme. Los besos insonoros de mi madre en el antebrazo para aliviar una picadura de avispa. Los partidillos de fútbol que jugaba en la habitación con mi hermano, que dejaban nuestro cuarto como si lo hubiera pisoteado con saña un hipopótamo enfurecido… También evoco las cabalgatas que mi primo y yo hacíamos en la piscina sobre un dinosaurio inflable. Y el tortazo que me pegué con el monopatín tratando de emular en el parque de las Chirivitas a Michael J. Fox en Regreso al futuro. Y las risas con mi hermana tras dejar la bolsa de basura en la puerta de los vecinos mientras huíamos escaleras abajo. Y las merendolas con los amigos tras jugar un partido de futbito. Y las canciones de Simon&Garfunkel que mi madre tarareaba mien-

tras hacía la comida. Y la luz blanquísima de los veranos en el sur. Y aquel footing con mi padre que antecedía al baño en el mar de La Carihuela. Y el Logroño otoñal, pleno en destellos vivos y anaranjados. Y el beso en la mejilla de aquella chica del cole. Y la medalla de mi hermana en el campeonato de gimnasia rítmica. Y los brincos de alegría ante los regalos de los Reyes Magos. Y aquella manera dulcísima con la que mi madre me peinaba el flequillo mientras le recitaba la lección… Y, de repente, aparecen ahí… Entre todo ese marasmo de postales, como si fueran una parte imborrable de ese álbum, se mezclan las fotografías de aquéllos felices domingos por la tarde. El campo de Las Gaunas a reventar, con “el del puro” atufándome la cabeza y gritando: “¡Ese de negro es un hijoputa!”. La banda musical tocando en la grada Paquito el Chocolatero, con el estribillo “¡Logroñés, Logroñés!” espoleado por las gargantas de los miles de aficionados allí presentes. El paradón de Lopetegui que hace contener la respiración a todo el campo. Los decibelios de un aplauso entusiasta ante la pared que Setién le ha tirado a Polster. Las bravuconadas de los Gaunas Sur a los Indar Gorri de un fondo a otro del estadio. El abuelo que se limpia el sudor de la tensión con el pañuelo mientras su nieto le escruta con curiosidad. El marcador, con varias bombillas fundidas, que anuncia un gol del Barça en El

Autógrafos de la colección de Manuel Martínez Pascual firmados por los ilustres García Pitart (izquierda) y Anton Polster (derecha).

Molinón. Cáscaras de pipas alfombrando los graderíos. El balón que sale del campo tras el despeje de Iturrino. El resoplido del presidente Eguizábal en el palco. El silencio ante el 0-1. El miedo al resultado. La emoción de la Liga… Y esa carrera por la banda de Abadía, encorajado, superando en velocidad al lateral del Real Madrid. Y el tanto del empate con un zapatazo seco y letal. Y los 10.000 aficionados que brincan de sus asientos en centésimas de segundo. Y el grito ensordecedor que se escucha hasta en el último rincón de Logroño. Y el delirio de un campo en llamas que tiembla y escupe haces de luz hacia el cielo oscuro. Y Pepe Domingo Castaño aullando en las ondas: “¡¡¡Gooooooooool en Las Gaunas!”. Y mi amigo Felipón y yo que escalamos la valla verde que nos separa de la cancha, enfervorecidos por la pasión. Y mi padre que nos grita, vigilante: “¡Cuidado, chavales!”. Y la afición que se hace un todo compacto propulsada por una alegría incontenible. Y el pitido final, y los saltos, y el himno, y la locura, y la vida…

Termina el partido con empate a cero. Los jugadores se retiran cabizbajos. Los apenas 800 aficionados desfilamos hacia la salida enmudecidos, escépticos y pelados de frío. Me fijo en un niño de 12 años que va con su padre. Su gesto revela, sin lugar a dudas, que está deseando llegar a casa para echar una partida a la PlayStation antes de cenar. Los focos del campo se apagan en pocos minutos. Una leve llovizna riega la ciudad. Ya nadie canta gol en Las Gaunas. Me enciendo otro pitillo y me dirijo hacia casa. Durante el paseo voy pensando en lo

El resoplido del presidente Eguizábal en el palco. El silencio ante el 0-1. El miedo al resultado. La Liga. afortunado que fui al poder ver al equipo de mi ciudad en Primera División. Al menos, el partido me ha reportado esa sensación. Las riadas de gente en el campo, el sentir los colores desde la grada, las ganas de que llegase el domingo

siguiente, la efusividad de un abrazo con un desconocido tras el gol de la victoria… Que esas experiencias formen parte de los recuerdos de la infancia y la adolescencia, como de las que cualquier otro chico de provincias cuyas postales serán similares a las mías, es la razón por la que el fútbol adquiere el más profundo de sus sentidos. Después de un rato caminando, me giro hacia atrás y veo que Las Gaunas es una mancha oscura recortada en la noche. Apago el cigarrillo de un pisotón y me abrigo con la bufanda. Mientras observo el campo, pienso que ojalá el Logroñés vuelva a ocupar un lugar de honor en el fútbol para que, así, ese chaval de 12 años pueda disfrutar de esa ilusión y guardarla para siempre en su memoria. O, al menos, si acaso los tiempos han cambiado tanto, para que yo pueda volver un día con mi padre a ver un partido contra el Real Madrid y recordemos, en silencio y mientras vemos correr a los jugadores en el campo, el brillo feliz de aquellos maravillosos años 57


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Foto: cincuentaonce.com

UN CONSUELO

TITÁNICO ALBERTO BENÍTEZ BUSCARÁ EN EL MILENIO TITAN DESERT 2012 LA OPORTUNIDAD QUE LE NIEGA LA CARRETERA TEXTO ALBERTO BENÍTEZ

Foto: Conchi Torralba.

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edalear sobre una bici de montaña durante seis etapas; 680 kilómetros a través de dunas de arena, zonas pedregosas y con el clima desértico del sur de Marruecos azotando con el mazo. Así es la Titan Desert, una carrera de superación personal, un reto para amantes del sacrificio. El ciclista profesional Alberto Benítez, de 31 años, ha corrido las tres pruebas por etapas más importantes del mundo: Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta España. Tras su rueda ha dejado alguna vez a Philippe Gilbert o Damiano Cunego, recuerda, pero esta temporada la carretera le ha dado la espalda. Tras tres meses llenos de dudas, el destino le coloca entre los 413 valientes que intentarán completar la VII Milenio Titán Desert del 29 de abril al 4 de mayo. El Team GO Fit-Deporinter confía en Benítez su rol de jefe de filas. Su ilusión es acabar esta temporada en algún equipo profesional, volver al circo que ya echa de menos, y sueña con que un triunfo en la Titán Desert le dé esta oportunidad. “Es un objetivo que multiplica mis ganas de salir a entrenar cada mañana”, dice Alberto Benítez, que ha cambiado su fina Fuji Altamira por la Orbea de 29 pulgadas con la que acudirá a disputar la maratoniana prueba. “El lado humano de la carrera será nuevo para mí y es lo que más me atrae, pero te mentiría si te digo que no voy a intentar estar con los mejores”. No lo tendrá fácil. La Titán Desert es ya un reto por si solo, una aventura que aúna la tensión de la competición y el espíritu de la supervivencia. El ganador del Tour de Francia 2006, Óscar Pereiro, ‘sólo’ pudo ser quinto en la edición de 2011. El tricampeón y defensor del título en esta edición Roberto Heras, tres veces ganador de la Vuelta a España, es el rival a batir. “El otro día leí que Roberto estaba en Portugal con su equipo preparando la carrera y pensé ‘buf’ cómo van a andar estos”, explica el ciclista chiclanero. “Yo espero compensar mi falta de experiencia con el ritmo que traigo de la carretera. Creo que los problemas mecánicos seleccionarán la carrera”. Cada una de las seis etapas de la Titán Desert 2012 es crucial para la victoria final. Un pinchazo inoportuno puede eliminarte de la general cualquiera de los seis días. Pero en esta séptima edición todos temen la cuarta etapa entre Tourza y Alnif. 101 kilómetros que combinan la alta montaña (2044 metros de desnivel) con pasos estrechos muy pedregosos. El ‘Killo’, como le conocen en el pelotón, explica

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entre risas las diferentes situaciones que imagina cuando se ve pedaleando por el desierto del Sáhara. “Si es que yo nunca me he ido de camping”, exclama Benítez, cuando le recuerdan que en la Titán debe convivir en haimas en mitad del desierto. “A ver cómo me las apaño con el GPS”, espeta: “Yo me dedicaba a dar pedales y si pinchaba ahí estaba el coche del equipo. En la Titán voy a tener que buscarme las ‘papas’”. Benítez no será el único ciclista profesional que ha encontrado en la Titán Desert un ‘consuelo’ para combatir la falta de vacantes en el circuito profesional. Fran Pérez (corredor del Movistar Team en 2011) o Jesús del Nero, ex compañero de Benítez en Saunier Duval, también estarán en la línea de salida de Merzouga. “Hablo con ellos y estamos todos igual, con muchas ganas de vivir la aventura y llenos de dudas”, dice Alberto. “A ver si hacemos grupeta y no nos perdemos”. Todo aquel ciclista que llegue a la meta de la sexta y última etapa en Maadid podrá considerarse un héroe. La Titán Desert respira competitividad y tensión por delante y solidaridad y superación por detrás. Para vivir nuevas experiencia sobre la bicleta parten a tierras africanas otras glorias del ciclismo. José Manuel Moreno Periñán, medalla de oro en los Juegos de Barcelona 92, o David Etxebarria, ganador de dos etapas en el Tour de Francia, también correrán la Titán Desert 2012. Moreno Periñán, de 43 años, completará en el desierto de la Titán un salto espectacular. De campeón olímpico en la modalidad de un kilómetro contrarreloj en pista, a recorrer 680 kilómetros en una bicicleta de montaña tratando de no hundirse en la arena. Correrá en el mismo equipo que Alberto Benítez. “Me lo plantearon desde Go Fit Deporinter como un reto, ahora que hacían 20 años de mi medalla en Barcelona y me pareció fantástico probar algo nuevo”, confiesa Periñán, que ha conseguido lo máximo en pista, corrió en carretera con el equipo Kelme y ahora se marcha al desierto. Respecto a las posibilidades de su compañero Benítez lo tiene claro: “Tiene la fuerza de profesional y un corazón especial. Ya le he dicho que no se haga líos con el GPS, que siga a Roberto Heras”, espeta mitad en broma y la otra en serio. “Puede estar entre los cinco primeros”. Uno de los compañeros que lleva Roberto Heras en el Gaes Elite 1 será David Etxebarria. A sus 38 años, el ahora director del equipo ciclista amateur

Koplad Uni2 asegura que a la Titán va “para vivir la aventura” “Corredores como Heras o Israel pertenecen al pequeño grupo de deportistas que va a disputar al máximo la Titán, yo ya estoy en el grupo que corre para vivir nuevas aventuras, disfrutar de la convivencia en un lugar tan exótico y experimentar nuevos límites con este reto personal”, explica el ex corredor de la ONCE, aunque, lógico en él, no descarta del todo su faceta competitiva. “Ayudaré a Roberto

(Heras) en lo que pueda, creo que la primera hora y media de cada etapa si estaré arriba y arrimaré el hombro”. Juantxu Abasolo, participante de la pasada edición, expresó al periodista Iñaki Pardo sus motivos para acudir de nuevo a la cita: “Cuando acabas no quieres volver más, pero a los veinte días ya estás pensando en organizarte para repetir el año que viene”. La Titán, el ciclismo y el ciclista: la satisfacción de sufrir 61


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BEATRIZ GUZMÁN ELLA ESTUVO ALLÍ

ATLÉTICO DE MADRID - REAL MADRID En la temporada 2007-08, el Real Madrid visitó el Vicente Calderón para enfrentarse al vecino en un encuentro de Liga. El ‘7’ del Real Madrid no falló a su cita con el gol ante su rival preferido. Guzmán captó el instante de su celebración gracias al control remoto.

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eatriz Guzmán lleva más de 15 años siendo los ojos del diario MARCA. Su vida sólo se entiende en imágenes. Un recorrido fijado en instantáneas que ha ido haciendo a lo largo de todos estos años. Comenzó en el instituto haciendo prácticas y de ahí pasó a la plantilla del periódico deportivo más vendido de nuestro país. Algunas de las fotografías de nuestra memoria colectiva salieron de su cámara. Pese a ser una de las fotógrafas más reconocidas, Guzmán nos devela la humilde fórmula del éxito: “el buen fotógrafo es

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FOTOPERIODISMO quien tiene buena suerte. Puedes ser muy bueno, pero si no tienes suerte...”. El 80% de sus fotos son de temática futbolera, pero no por ello se siente anclada en el deporte rey. “Me gusta variar e ir a todo tipo de eventos, aunque sí que es cierto que lo que más me suele tocar es ir a partidos de fútbol”, explica la fotógrafa a Quality Sport. Dos de esas imágenes que más le transmiten son las que aparecen en este número de fotoperiodismo. La primera corresponde a un gol que anotó Raúl en la temporada 2007-08. “El de aquella tarde fue tan sólo uno de los muchos que el delantero madridista metió al Atleti, ¡era su víctima preferida!”, recuerda Guzmán. La foto la consiguió gracias al control remoto. “Yo no estaba ahí justo detrás de

la portería, sino que fue con el sistema remoto, que consiste en colocar una cámara en la posición que quieras y accionarla desde donde estés”. La otra corresponde a uno de los Clásicos entre Barcelona y Real Madrid. Fue en noviembre de 2010 cuando los azulgranas atestaron un severo golpe a los de Mourinho con un contundente 5-0. “Esta imagen de Valdés agarrándose a las redes representa la rabia contenida. La hice con el mismo sistema remoto que la de Raúl en el derbi del Vicente Calderón”, rememora Guzmán. Además, a la fotógrafa, quien reconoce que se reparten los eventos a los que ir, le ha tocado cubrir gran variedad de disciplinas. Entre ellas, algunos acontecimientos más exóticos como el reto del

MUNDIAL DE ATLETISMO 2005 Guzmán captó esta foto artística durante una prueba atlética del mundial de atletismo disputado en Helsinki.

DUELO DE ESTRELLAS Cristiano Ronaldo y Usain Bolt, estrellas mundiales del deporte, se citaron en la redacción de MARCA para realizar una entrevista conjunta. Los dos campeones posaron ante las cámaras compitiendo en un pulso. Ambos estuvieron bromeando durante toda la sesión.

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FOTOPERIODISMO Aconcagua. “Siempre acudo a todas los sitios originales”, cuenta de forma cordial. Pese a que ha estado en cantidad de lugares, el que más le ha impactado fue la reciente rueda de prensa que convocó Contador en un hotel de Pinto para explicar todo su caso por el positivo. “Nunca he visto a tanto fotógrafo junto”, aclara.

Por su cámara han pasado muchos de los grandes protagonistas del deporte mundial. También Cristiano Ronaldo y Usain Bolt, a quienes tuvo la suerte de fotografiar cuando ambos acudieron a la redacción de MARCA en verano de 2010. “Aquella tarde resultó graciosa. Como no podíamos ponerles a correr entre las mesas y ordenadores de la redacción,

ISINBAYEVA SE EXHIBE EN MADRID La atractiva atleta rusa logró el récord mundial rompiendo la barrera de los cinco metros en la capital española.

EL VALDÉS MÁS ENÉRGICO El guardameta del FC Barcelona celebró de esta alocada manera uno de los goles de su equipo en el 5-0 que los azulgranas endosaron al conjunto de Mourinho en noviembre de 2010.

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se nos ocurrió retarles a que echaran un pulso en la ‘pecera’. Se nota por sus brazos que ambos están haciendo fuerza, no les gusta perder ni ahí”, apunta Guzmán, la fotógrafa que relaciona a la buena fotografía con la suerte. Ella, como dice el refranero, siempre acude a su encuentro estando en el lugar y el momento adecuado.

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REPORTA JE

El adiós de Poulidor ÁLVARO CALLEJA Carles Castillejo, cinco veces segundo, una vez tercero, dos veces quinto, lanzó al mar de Gijón aquello de ‘El Poulidor español’ después de colgarse, al fin, el oro en el Campeonato de España de Cross

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luvia, viento y barro, mucho barro. Y una recta de hierba. Cincuenta metros, cuarenta, treinta, veinte, diez, cinco… Y los puños al aire, los brazos abiertos, los ojos cerrados pero con licencia para apuntar al cielo. Y un sueño hecho realidad. Por fin, campeón. Por fin, el primero, el mejor. Este año, sí. El momento tan ansiado ha llegado. Es el turno de disfrutar. El oro es suyo, de ese hombre suscrito a la banda de aquellos eternos segundones que nunca se rinden, que persisten, sin mostrar debilidades, sin agachar la cabeza, más allá del fracaso, que siempre lo hacen bien, notable alto, pero nunca extraordinariamente bien, sobresaliente que se resiste. Son los que viajan con espíritu de perpetuos luchadores desafortunados, de persistentes soñadores que, una y otra vez, se topan con alguien que les adelanta, que les deja atrás, impotentes y pensativos, siempre tan cerca de la gloria, siempre tan lejos. “Me faltaba ser el mejor. Cumplí un sueño”, recuerda para Quality Sport Carles Castillejo, atleta catalán de 33 años que el pasado 4 de marzo despegó de su alma la pegatina de segundón para coronarse

campeón de España de campo a través, el título que tanto quería, el oro que llevaba persiguiendo durante más de ocho años. Tantas veces acariciándole, tantas veces terminando frustrado y cabreado, derrotado unas veces, la mayoría, por la supremacía de Tete de la Ossa, el africano manchego, y otras, las últimas, por los nacionalizados Alemayehu Bezabeh y Ayad Lamdassem, africanos de verdad. Ellos fueron el Jacques Anquetil o el Eddy Merckx de Castillejo, chico humilde y cercano que ya era para todos ‘El Poulidor’ del cross nacional, ese deportista humano que entra en el corazón de los aficionados por la vía de la derrota, de la cercanía por su mala suerte. “Y no, no era una frustración, sino una motivación. Perder era lo que me hacía seguir hacia delante y luchar, año a año, por conseguir la victoria”. Así, año a año, peleó Carles, pelo corto, bajito y delgado, cuerpo de corredor, por llegar al final de un sueño que se había tornado pesadilla. Acostumbrado a oler el triunfo siempre desde cerca. Cinco platas y un bronce para decorar su cuello entre 2004 y 2009. Parecía mentira. No podía ser. Qué malvado el destino. Era la his-

EL ADIÓS DE POULIDOR

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REPORTA JE toria de Raymond Poulidor, cuantas veces sufriendo por un Tour que nunca llegó, en la figura de un barcelonés criado en Rubí. “Me iba tan bien siendo segundo que llegué a pensar que ganar no tenía sentido”, suele decir ahora el ciclista francés, orgulloso de ser de pueblo, ídolo por ser un perdedor. Pero Carles, no. Carles sí que encontraba en la victoria un sentido: “En mi cabeza sólo había un resultado, quería ganar”. Y en el apodo de ‘El Poulidor español’, una nota positiva: “Eso demuestra que tenía una regularidad muy buena”. “Antes de la carrera no sabía si iba a ganar o no, si iba a estar en el podio o no. Sólo sabía que iba a correr un año más con el mismo objetivo de siempre: dar el 100% y disfrutar”. Y disfrutó tanto que, sin darse cuenta, estaba en el lugar más alto del podio, el lugar al que una pared invisible cada año le impedía subir. “Han sido casi diez años dando al poste hasta que, por fin, he podido ganar ‘mi’ carrera. Es algo que me llena de alegría”. Alegría que inundó la cara de Castillejo tras dos años de ausencia entre los tres primeros. En 2010, en A Coruña, hizo su peor actuación. Quinto puesto inesperado que volvió a repetir el año pasado en Haro, aunque con mejores sensaciones después de una fractura de sacro que apenas le había dejado entrenar. Todo ello, sumado a su salto a maratón, a sus cambios en la preparación, le sumergió en un mar de dudas. Un mar en el que navegó hasta su llegada a Gijón, una travesía en el que unas molestias inexplicables en el talón y un fuerte resfriado le metieron el miedo en el cuerpo. “¿Y si este año, tampoco?”, debió pensar el catalán, padre de una niña llamada Inés con la que viajó, junto a su mujer, hasta la ciudad asturiana. “A pesar de todo, tenía mucha confianza. Una confianza basada en los últimos entrenamientos que había hecho. Me había quitado todos los miedos”. Mente despejada. Sin temor a nada ni a nadie. “Me daba igual quién estuviera. Sabía que si daba todo, podía ganar”. Y dio todo. Y ganó. Acertó Castillejo para cerrar de una vez una historia de amor no correspondida con varios cambios de ritmo. El primero de ellos, al comienzo, cuando apenas la prueba tenía cinco minutos de vida, fue para probar las fuerzas de los rivales en una mañana desagradable, con paraguas por todas partes. Las fuerzas de Javi Guerra, un segoviano de mechas rubias que era su mayor amenaza, de Sergio Sánchez, el mediático y sorprendente subcampeón del mundo bajo techo, de Jesús España, el madrileño que perdió sus opciones al principio por una mala colocación, sorprendido por un primer arreón 70

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del leonés, al que nadie esperaba, al que todos dejó boquiabiertos. “Pero yo sabía que si Sergio era de la partida, iba a dar guerra”, señala Castillejo, un Castillejo con la tradicional vestimenta catalana y que se pegó a Sergio Sánchez antes de su intento inaugural, el que predecía que estaba fuerte, muy fuerte. Atacó, ligera mirada atrás, tras el paso de un pequeño obstáculo, aprovechando un zigzag de curvas, y cogió por sorpresa a Javi Guerra, que por un parón se reinsertaría instantes después de nuevo en cabeza. Ya estaba avisado. Por eso, a los cambios de ritmo de Sergio Sánchez respondió y fue uno de los siete componentes del grupo de cabeza. Estaban los tres favoritos, los africanos El Mouaziz y El Amrani y los inesperados Ricardo Serrano y Pedro Nimo, quinto y sexto en meta. Emoción servida. Sufrimiento para todos. Caído El Amrani y cortado Nimo, Carles volvió a la carga. Guerra y Sergio se pegaron a su espalda, El Mouaziz y Serrano, descolgados. “Pasé de la euforia del principio a las dudas de mitad de carrera para volver a la euforia del final”. Euforia que desató Castillejo con un brutal cambio cuando oyó la campana. Última vuelta. Ataque duro, de los ganadores, de los que gustan a la afición. El segoviano resistió y Sergio Sánchez, manguitos en los brazos, sin sus gafas habituales, cedió. Siguió apretando y Javi Guerra, poco a poco, también acabó cayendo. Cabalgada hacia la gloria. Miró para atrás y confirmó lo que todos ya sabíamos. Adiós al segundón. Hola, campeón. “El triunfo va para mi mujer, para mi hija, para mi fisio Isabel y para mí, que también me lo merezco”. Medalla partida en trozos a repartir. “Corrí tácticamente perfecto”, sigue recordando el catalán. “He culminado un invierno para enmarcar”. Un invierno de ganador. Ya no recuerda que es ser perdedor. Campeón de España de maratón en diciembre, en Castellón, mínima olímpica incluida –“iré a Londres para hacer marca personal, a correr lo más rápido que pueda”- y, entre otros triunfos de nivel, victoria espectacular en Granollers, en media maratón, aplastando a Patrick Makau, plumarquista mundial. “No me lo esperaba, no se lo esperaba nadie. Fue una sorpresa para todos. A falta de 300 metros ni me imaginaba que podría descolgarle. La marca fue normal. Lo anormal fue ganar a Makau. Tengo ya motivación para todo el año”. Un año que ha comenzado como nunca, en el que ha descubierto la senda del triunfo hasta convertirse en el único español con los títulos de cinco mil, diez mil, maratón y cross. “Me faltaba ser el mejor y ya lo he conseguido”

Castillejo, en plena disputa del Campeonato de Europa celebrado en 2010 en Barcelona. Foto: Félix Sánchez/ Fotorunners.es

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ENTREVISTA

TALANT ´ DUJSHEBAEV “EL F.C. BARCELONA ES MI RAZÓN DE SER DEPORTIVA” TEXTO JAVIER BRIZUELA NOEL BARBERÁ NACHO LABARGA

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FOTOGRAFÍAS BEATRIZ MORENO

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ENTREVISTA En sus inicios profesionales en la antigua U.R.S.S. aprendió el valor del esfuerzo y la disciplina. También comprendió que el segundo puesto nunca es un premio. Talant Dujshebaev, uno de los mejores jugadores de la historia y actual entrenador del BM Atlético de Madrid, analiza pasado, presente y futuro para Quality Sport. De origen kirguiso, su nacionalización en 1995 propulsó al balonmano español. Esta temporada ha conquistado Supercopa y Copa del Rey, pero su ambición solo se toma un respiro con la Liga o la Champions. Un afán competitivo que ha engendrado multitud de títulos y grandes rivalidades. Enemigos deportivos a los que lejos de odiar, necesita para ser quien es. Un ganador compulsivo. Como jugador reunió un palmarés envidiable y como entrenador va camino de ello. ¿Cuál ha sido el secreto para comenzar su carrera en los banquillos de una manera tan exitosa? Nunca pienso hasta dónde voy a llegar. Me dedico a trabajar, a disfrutar y a intentar ser competitivo. No hay que poner límites a tus posibilidades, pero tampoco hay que obsesionarse con el éxito inmediato. El trabajo diario es la clave para ser competitivo y aguantar muchos años en la élite. ¿Qué sintió al sentarse por primera vez en un banquillo? Me sentí un poco extraño. He tenido la suerte, nada más acabar mi carrera de jugador, de empezar una nueva etapa como entrenador, y además en un club grande. Los primeros seis-siete meses seguía teniendo la vena de jugador, y eso me perjudicó en ocasiones. Pero luego, según pasó el tiempo, lo fui llevando mejor. ¿Esa nostalgia le ayudó a convertirse en entrenador-jugador en 2006? No, fue algo circunstancial. Tuvimos la mala suerte

estar pendiente de muchas cosas a la vez. ¿Cuál es la gran diferencia entre competir en la pista y dirigir desde el banquillo? Son dos mundos totalmente distintos. Cuando eres jugador eres responsable de ti mismo, no de todo el grupo. Cuando dejas de jugar, al principio te cuesta mucho pensar como entrenador. Tienes a tu cargo 16-17 jugadores más el cuerpo técnico. Tienes que intentar llevarlos como una familia. Ahí sí que la experiencia y la psicología son fundamentales. ¿Aplica con sus jugadores los métodos con los que usted se ejercitaba bajo el régimen soviético? Algunos sí, pero ningún extremo es bueno. Ni un sistema dictatorial ni uno tan democrático en el que cada uno pueda hacer lo que quiera. Tiene que haber un equilibrio. ¿Cómo vas a aplicar métodos que odiabas como jugador al equipo que ahora entrenas? He tenido la suerte de crecer en mi país, vivir en España y Alemania, y tener entrenadores de países diferentes: Hungría, Croacia, Rusia, Alemania o España. Vas aprendiendo de todos y te quedas de cada uno con lo que más te interese. De los entrenadores que ha tenido, ¿cuál ha influido más en su manera de dirigir a un grupo? Spartak Mironovitch. Era el seleccionador del Equipo Unificado en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Como entrenador, para mí ha sido el más interesante, a su manera. También trabajar con Juan de Dios Román es impresionante, igual que aprender de la inteligencia de Veselin Vujovic. La mayoría de los entrenadores que he tenido me han dejado cosas que he ido aplicando. La U.R.S.S. era una fábrica de campeones mundiales y olímpicos, pero creados a partir de métodos de entrenamiento durísimos. ¿El fin justificaba los medios?

“DEJAMOS MORIR A TODOS LOS DEPORTES Y LUEGO DECIMOS QUE EN LOS JUEGOS HABRÍA QUE SACAR MÁS MEDALLAS” de que Uros Zorman, el central, acababa de llegar y en el inicio de Liga tuvo una lesión de ligamento cruzado. Vimos que iba a ser muy difícil sustituirle y yo me veía en condiciones de jugar, así que optamos por la decisión de mi vuelta a la competición. Volví en ese momento, pero nunca más volveré a hacerlo. Fueron meses muy complicados, en los que tenía que 74

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Seguramente no, pero la mentalidad y la educación entonces eran totalmente diferentes. En un país de tantos millones de habitantes la competencia por llegar a la élite era brutal. En mis inicios, en la U.R.S.S. había seis o siete candidatos de gran nivel por puesto para ir a la selección. Podías montar cuatro equipos para ir a ganar los Juegos, pero solo podían ir unos pocos. Ahí

se escogía a los supervivientes, los que aguantaban los procesos de selección. Sabíamos que el segundo puesto no existía. Solo había una opción: ganar. Cuando en 1990 la U.R.S.S. perdió la final del Mundial contra Suecia, hubo seis o siete jugadores de aquel equipo que no volvieron nunca más a la selección.

Él fue quien me trajo de vuelta a España tras mi etapa en Alemania. Era complicado volver, pero Domingo montó el proyecto del Ciudad Real y quiso contar conmigo, primero como jugador y luego como entrenador. No es fácil confiar en alguien sin experiencia para el banquillo de un club grande. Y él lo hizo.

“¿RECHAZAR OFERTAS MILLONARIAS? MUCHAS VECES LA LEALTAD A UNAS PERSONAS Y UN CLUB ES LO PRIMERO” Patriotismo y lealtad Años después, fue uno de los primeros deportistas nacionalizados en obtener éxitos con España. ¿Sintió en algún momento recelo por parte del entorno o la afición? Nunca. Siempre he tenido el cariño de la gente y nunca podré hablar mal de nadie. Algunos no me creen, pero yo no me siento extranjero. Soy español y me siento muy feliz en este país. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero he dado a España lo mismo que cualquier otro español o más. En primer lugar me siento español; luego cántabro, manchego, madrileño o de donde sea, pero España está por encima de todo. Durante su carrera ha demostrado que el dinero no es prioritario. Como jugador declinó ofertas muy suculentas de Catar y como entrenador ha rechazado en numerosas ocasiones al Hamburgo… Rechazar esas ofertas no fue una heroicidad. En la vida hay que saber ser agradecido y hay un presidente que ha confiado mucho en mí desde el primer día. Los deportistas tenemos un problema muy grave: muchas veces no somos conscientes de que algún día se acaban nuestras carreras y hay gente que no está preparada para la vida post-deporte. Tenemos casos de suicidios, de adicción a las drogas o al alcohol. ¿Rechazar ofertas? Muchas veces la fidelidad y la lealtad a unas personas y a un club que te han dado muchas cosas es lo primero. Pero también hay que entender a los profesionales que se van por una oferta mejor. La vida de un deportista es muy corta y a veces deben aceptar las mejores ofertas desde un punto de vista económico. Es normal. A un camarero le dan 1.000 euros en un bar y 2.000 en otro y debe cambiar. Eso sí, también hay que sopesar las ofertas desde la perspectiva deportiva. Siempre ha tenido una relación muy especial con Domingo Díaz de Mera…

¿Lo pasó mal cuando hace unos meses se filtraron sus supuestos acuerdos con el Hamburgo y la selección de Catar? No. Esto ocurre en muchas ocasiones y sé que la prensa a veces se nutre de este tipo de noticias. Lo veo como algo normal. Tengo la conciencia tranquila porque yo no filtré nada. No fue la primera vez, ni será la última, en la que se habla de si me quedo o me voy. Pero el que empieza todos los años con el equipo el 1 de julio soy yo. Vencedores en la Supercopa y la Copa del Rey, segundos en la Liga Asobal y a un paso de la Final Four de la Champions. ¿El curso va bien, no? Soy partidario de hacer los balances después del último partido. La temporada está siendo muy buena, pero luego no ganas la Liga o la Champions y ya no te parece tan buena. Para otros equipos no, pero para nosotros el éxito en un año lo marcan los títulos grandes. Se deduce de sus palabras que si el equipo queda segundo en Liga y juega en la Final Four de Colonia, pero no la gana, no estaría satisfecho… Para mí, en una temporada, para calificarla de muy buena, es preciso ganar la Liga o la Champions. El año pasado ganamos Supercopa, Copa Asobal y Copa del Rey, pero quedamos segundos en Liga, Champions y Mundialito de Clubes. Eso para mí es una temporada de aprobado, no más. El equipo ha llegado a estas alturas de curso algo cansado y los jugadores se quejan mucho del calendario. ¿Es tan exigente el ritmo de competición? Yo llevo muchos años quejándome, porque lo que hacen los dirigentes del balonmano con nuestros jugadores es inhumano. Ponen muchos torneos y los participantes son los mismos. Entre 200 y 250 internacionales que lo juegan todo, más de ochenta 75


ENTREVISTA partidos al año. Yo no creo que el balonmano sea mejor por tener más partidos y más competiciones como piensan ellos. La calidad de los partidos baja mucho por el cansancio de los jugadores. El atractivo de la Bundesliga Con todo lo que ha conseguido, ¿le quedan sueños por cumplir en el balonmano? Siempre digo que el que conoce la Bundesliga sabe que para un profesional del balonmano es como la NBA en baloncesto. En Alemania el balonmano se ve, sin menospreciar a nadie, desde otra perspectiva. Vas a los campos y hay 7.000, 10.000, 15.000 personas. Están prácticamente siempre llenos, sobre todo para ir a ver a un Kiel o un Hamburgo. Eso sí, nosotros somos tan competitivos como ellos gracias a clubes como Barcelona, Atlético, Ademar, Valladolid o Caja3 Aragón. Pero no hay que ser hipócritas. La Bundesliga está a años luz de nuestra liga. ¿En ese deseo de entrenar en Alemania tiene algo que ver el hecho de que no triunfase allí como jugador? Tuve la suerte de jugar en Alemania, pero me equivoqué en algunas decisiones y no cumplí los objetivos deportivos que me marqué. Me gustaría triunfar como entrenador allí, pero yo estoy ahora en el BM Atlético de Madrid y ojalá esté aquí hasta que llegue el día de ser seleccionador de España o de otro país. Ha expresado muchas veces su deseo de ser seleccionador… El mayor sueño que se puede perseguir en el mundo del deporte es participar en unos Juegos Olímpicos. Y quiero hacerlo como entrenador. Los Juegos son el mayor escaparate para la mayoría de los deportistas. Solo estar en la Villa Olímpica es algo maravilloso. ¿Qué le falta a la Liga española para llegar a ser como la alemana? El problema no es la Liga en sí. Es una cuestión cultural. No es por criticar, pero el reparto de dinero en España para los distintos deportes ha sido muy desproporcionado. En nuestro país, el fútbol es el número uno, el rey de los deportes. Como en prácticamente todo el mundo. Al fútbol se le ha dado en España el 99% del dinero destinado al deporte, más las cantidades relacionadas con el reparto televisivo. Mientras ocurre esto, el resto de deportes se están muriendo. A veces no hay ni instalaciones para entrenar y luego decimos que en los Juegos habría que sacar más medallas, pero si no se invierte en todos los deportes... ¿Dónde está el próximo Fermín Cacho? 76

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¿Hay otra Marta Domínguez? Ahora son ustedes los que visten los colores de un histórico del fútbol. ¿Cómo es su relación con el Atlético de Madrid? Muy buena. No tenemos ninguna duda de que pertenecemos a este club. Nos vemos poco con ellos porque seguimos viviendo y entrenando en Ciudad Real, pero vamos a verles y apoyarles cuando tenemos la oportunidad. ¿Se sienten apoyados por su estructura económica y organizativa?

En cierto modo sí, pero son los dirigentes los que conocen los datos. Estamos muy agradecidos al Atlético de Madrid porque nos ha dado la posibilidad de seguir vivos en el balonmano. Con vistas a la próxima temporada, la incorporación de Xavier Barrachet y la renovación de Kiril Lazarov dejan entrever un proyecto ilusionante… Sin duda. Además, nosotros ya estaremos instalados en Madrid. Entrenaremos aquí y tendremos más posibilidades de atender a la prensa o de ir a los colegios para promocionar al BM Atlético de Madrid.

Tenemos que estar con la gente joven, porque son los futuros socios y seguidores del balonmano. Que sepan que en Madrid hay un gran equipo para que se sientan identificados con nosotros. ¿Se ve dirigiendo ese proyecto desde el banquillo? Nunca he dicho que me vaya a ir. También hay que tener claro que la primera cabeza que rueda siempre es la del entrenador. Por eso un técnico nunca puede hacer planes más allá de uno o dos años. Tenemos nuestras perspectivas de futuro, pero si los resultados no acompañan es mucho más fácil echar a uno que 77


ENTREVISTA a 16 o 17 jugadores. Si el año que viene estoy aquí querrá decir que lo estoy haciendo bien. Si no, me buscaré la vida. ¿Está preparado el Atlético de Madrid para ganar al F.C. Barcelona Intersport en el Palau y triunfar en la Final Four de Colonia? La mejor manera de ser competitivo es pensar día a día. El trabajo diario ofrece muchas enseñanzas y me falta mucho por aprender hasta llegar a ser, por ejemplo, un seleccionador nacional. Hay títulos que los he perdido yo como entrenador por pensar más allá del siguiente compromiso. Hace dos años cedimos en la semifinal de Copa del Rey ante el Ademar de León por mi culpa. Antes de ese partido ya estaba preparando la final contra el Barcelona. Ese fue mi gran error. Si pienso ahora en el choque del Palau y me dejo puntos antes, lo que yo piense no sirve de nada. Ganar es complicado, pero lo más difícil es repetir victoria. No es fácil motivar a un jugador que ha ganado cuatro Ligas seguidas y tres Champions. Eso se consigue con el trabajo día a día. ¿Se considera un buen motivador? No es que sea un gran motivador, sino que he aprendido a lo largo de los años a tener paciencia y a

que con 40 años te dan más rendimiento que otros que tienen 24 o 25. También está claro que hay que renovarse poco a poco. En los siete años que llevo de entrenador hemos cambiado a muchas piezas, pero David Davis, Didier Dinart, Alberto Entrerríos, Jonas Kallman, “Jota” Hombrados y Arpad Sterbik permanecen. Son seis que están conmigo desde el principio. Nosotros hemos intentado cambiar cada año 2-3 jugadores. No más. Luego los jugadores cumplen años y hay que rejuvenecer la plantilla, pero con tranquilidad. Sin ningún tipo de prisas. Madridista y atlético Usted es seguidor del Real Madrid. ¿Cómo compagina esa afición con su condición de entrenador del Atlético? Siempre digo que soy del Madrid y nunca nadie me va a cambiar eso. Sin embargo, ahora soy entrenador del BM Atlético de Madrid, por lo que también soy “colchonero”. Veo todos los partidos del Atleti, porque yo pertenezco a este grupo. Cuando juega el Atlético de Madrid contra el Real Madrid no sé quién quiero que gane. En los demás encuentros, que ganen los dos.

“ NO HAY QUE SER HIPÓCRITAS, LA BUNDESLIGA ESTÁ A AÑOS LUZ DE NUESTRA LIGA” respetar a todos los rivales al 100%. Si no respetas a tu rival, lo pasarás mal. Con su carácter ganador, ¿siente frustración por no poder competir de igual a igual en el aspecto económico con el F.C. Barcelona y los grandes clubes alemanes? El dinero nunca debe ser una excusa. Luego puede venir alguien de Guadalajara y decirme que por qué lloro, si entreno al BM Atlético de Madrid. Ojalá pudiéramos tener las mismas posibilidades económicas de otros equipos, pero hay que ser realista y trabajar día a día. ¿Llorar? Siempre digo que hay otros sitios donde puedes llorar, pero un conjunto grande no puede pensar en esas cosas. ¿Cuáles son las prioridades para el próximo curso en la confección de la plantilla? No habrá muchos cambios. Para cambiar jugadores tienes que atender a su rendimiento, no a su carné de identidad. Hay jugadores como “Jota” (Hombrados) 78

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¿Ese declarado madridismo supone una motivación extra para los enfrentamientos contra el Barcelona? Amo y respeto al F.C. Barcelona. Siempre quiero ganarle y es mi mayor enemigo, pero no le veo con odio, sino con naturalidad y deportividad. Sin el F.C. Barcelona yo no sería grande. Moriría deportivamente. Si he crecido como jugador y ahora estoy creciendo como entrenador es también gracias a ellos. En el fútbol, Barcelona y Madrid tampoco podrían vivir el uno sin el otro. Messi y Cristiano hacen cosas increíbles porque se motivan mutuamente. En mi caso, cuando veo la camiseta del Barcelona, solo quiero “matarles”, deportivamente, claro. Hablando de respeto al rival, ¿cómo valora la actitud de una afición como la de Cuenca, que siempre le ha creado tantos problemas? En todos los campos de todos los deportes siempre hay 200-300 maleducados. De todas formas, insultar

en España es gratis. A mí me han dicho barbaridades y me han escupido delante de policías que no hacían nada. Si tú les pides protección, ellos te dicen que no compliques las cosas. Dan ganas de denunciar a los propios agentes. Si esto lo leen policías y se enfadan, que se enfaden. También es cierto que he tomado café en Cuenca antes de un partido y venía la gente a charlar conmigo sin problemas. Toda democracia tiene que tener sus límites, porque a veces es una tapadera para que la gente haga lo que quiera, sin recibir ningún castigo por ello. Y cuando contestas a los que te insultan, la gente te juzga a ti. Luego yo tengo que calmar a mis jugadores cuando les llaman hijos de p…. Te duele por ellos. Estamos en el siglo XXI y algunos no se dan cuenta. ¿Cree que tiene mayor autoridad sobre su plantilla por ser quien ha sido como jugador? Creo que sí. Me metí en los banquillos justo después de colgar las zapatillas. Ellos sabían mi personalidad como jugador, el carácter que tenía en la pista y los logros que conseguí como profesional. Eso puede generar más respeto por su parte. Sin ninguna duda. En su equipo, ¿prima el orden táctico o la calidad individual de los jugadores? Ni una cosa ni la otra. El sistema es importante, pero la calidad de los jugadores es la que da o quita la oportunidad de ganar títulos grandes. Tiene un hijo que es jugador profesional y además milita en la Liga Asobal. ¿Cómo es su actitud con Alex Dujshebaev? Tengo dos hijos y a los dos les gusta el balonmano. Los quiero con locura y quiero ser para ellos no sólo un padre, sino alguien en quien ellos confíen. Quiero que vengan a pedirme consejo. Para mí eso es lo más importante. No me gustaría que se obsesionasen con ser grandes jugadores de balonmano, fútbol, baloncesto o de lo que sea. Deseo que sean buenas personas, bien educadas. Mi relación hacia ellos no es tanto de padre a hijo como de hermano mayor a hermano pequeño. ¿La familia ha sido un obstáculo en algún momento de su trayectoria profesional? He tenido la suerte de tener una mujer que también ha sido deportista y siempre ha entendido la situación. Nunca me ha creado problemas en este sentido. Soy un afortunado. Estoy en el mundo del balonmano, que es lo que más me gusta, y tengo cerca a mi mujer e hijos, que para mí son lo máximo. ¿Es supersticioso? ¿Alguna manía confesable? Sí, hay muchas. Siempre intentas entrar a la pista con el pie derecho, mantener la misma rutina, que no se te

cruce el gato negro… Por ejemplo, yo me afeito justo antes de salir hacia el partido. Nunca lo hago la noche anterior o por la mañana. Para terminar, y como número uno del balonmano mundial, ¿qué deportista ha sido el referente de Talant Dujshebaev a lo largo de su carrera? Siempre he tenido muchos espejos en los que mirarme, sobre todo cuando era joven. Cuando ni siquiera conocía el balonmano me encantaba un atleta de triple salto, Viktor Saneyev. Fue tres veces consecutivas campeón olímpico y a la cuarta perdió el oro en el último salto por unos pocos centímetros. No tuvo problema en felicitar al atleta que le había quitado el primer puesto. También había en la U.R.S.S. un nadador que era una leyenda: Vladimir Salnikov. Él fue cuatro veces campeón olímpico, y no consiguió más medallas porque no fue a los Juegos de los Ángeles por el boicot. Además, ver a Raúl es increíble. Soy raulista a tope. Luego están Nadal, Arantxa Sánchez Vicario, Gasol, Indurain… Hay muchos

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Foto: Aspe

Titín III.

Óscar Insausti Guelbenzu.

43 años. Pelotari riojano en activo. Ha ganado la final por parejas.

48 años. Medalla de oro olímpica en Barcelona 92, cuatro campeonatos del mundo y ocho títulos de campeón de España.

“La afición ya no son solo hombres mayores, sino jóvenes y mujeres”

Cuando todavía Disney era solo un señor llamado Walt un día empuñó la cesta punta. También el revolucionario mejicano Pancho Villa le daba a la pala en sus horas libres. Aquella afición aristocrática que inauguró el rey Luis XVI, que vivió una época dorada en los años 20 con el Jai Alai y que cuenta con embajadores en todo el mundo, es hoy un deporte empapado de encanto folclórico y valores humanos, pero también, según muchos, viciado por los intereses empresariales, enfermizo, contagiado por la crisis y, al mismo tiempo, con ansias de ser olímpico. El proyecto Frontón 2020 impulsado por la Federación Internacional de Pelota Vasca ha nacido al calor de Madrid 2020 con el objetivo de convertir este deporte en olímpico. Hasta ahora solo es considerado deporte ‘reconocido’, es decir, que puede aspirar a ser olímpico. Dar el siguiente paso conllevará medidas como reducir el número de instalaciones de cuatro a una; las especialidades de 14 a seis (cuatro masculinas y dos femeninas); aumentar la participación de mujeres; revisar el calendario de competiciones; investigar, homogeneizar y simplificar materiales. Hay muchas pelotas rebotando. Expertos ‘pelotazales’, pelotaris, veteranos e instituciones lanzan aquí sus tantos.

Augusto Ibañez Sacristán, Titín III, es a la pelota lo que Messi al fútbol, con la diferencia de que el pelotari riojano reconoce estar al final de su carrera, aunque envejezca con la misma salud deportiva que el vino de su tierra. Su soltura lo demuestra. Hace solo unos días que se alzó ganador del campeonato de parejas junto a Merino II. Lleva ya 20 años como profesional de la mano de Aspe y reconoce que ahora se vive un momento especial: “Están saliendo muchos jóvenes y se está jugando bien en las escuelas y federaciones. Además, ha cambiado la afición: antes eran hombres y gente mayor, ahora son jóvenes y se ven cada vez más mujeres”. Él mismo evangeliza desde su Centro de Entrenamiento de Pelotaris Titín III introduciendo en este mundo a niños desde los cuatro años de edad. Desde su experiencia, reconoce que la pelota mano está viva, “pero la crisis ha reducido el número de profesionales”. Por eso, ve “genial” el proyecto 2020 para hacer olímpica a la pelota. “Supondría un logro importantísimo”, explica ilusionado. La pelota le ha acompañado toda su vida y ahora que confiesa que “la retirada está más cerca que lejos”, sigue repitiéndose aquella frase que le dijo un día su abuelo antes de saltar a la cancha: “Sal y disfruta”.

“Hacía tiempo que no veía tanta y tan buena cantera de pelotaris” Recuerda que en aquellas olimpiadas del ’92 no se entendía que un deporte tuviera 14 modalidades diferentes. Por eso cree que es “vital y determinante simplificar, de otra forma es imposible vender este deporte y avanzar”. Él debutó con 30 años y se retiró casi una década después, pero sigue muy ligado a la pelota y a todo lo que se mueve desde las canteras. “Hacía tiempo que no veía tanta afición”. Se refiere, por ejemplo a los Hermanos San Miguel que están formando a más de 400 niños en distintas escuelas y clubes navarros. ”Es una cuna con mucha calidad”, apunta. Aún con todo, reconoce que “pasamos un momento complejo y en el futuro volverán a resurgir las modalidades menos populares. La herramienta será clave en paleta goma y cuero”. Su nombre es una referencia en los podios, pero él se queda con las personas que ha conocido en sus años como pelotari, y con la lección de sacrificio que le enseñaron las canchas.


Foto: Asegarce

Foto: FIPV

Carlos Zuluaga

Rubén Beloki.

Ángel Arraiza

Alfonso Echavarren.

Editor de la publicación digital manista.com de campeón de España.

38 años. Pelotari navarro recién retirado. Debutó con solo 18 años, y con 20 se hizo con la Txapela Manomanista de Primera, lo que le erigió como el campeón más joven de la historia.

Secretario general de la Federación Internacional de Pelota Vasca.

17 años. Zaguero de pala cuero y pala corta. Preseleccionado para el Mundial Sub-22.

“Si no se consigue sacar adelante Frontón 2020, la pelota está muerta”

“Me gustaría llegar a pelotari profesional con el apodo Echavarren”

“No lo veremos”, parafrasea al presidente de la Federación, Dominique Boutineau, al pensar en ser olímpicos. “Pero hay que intentarlo”, añade él. Y en ello están. Cuenta que el proyecto Frontón 2020 ha tenido que lidiar con muchas opiniones en contra, sobre todo en los lugares donde más arraigada está la pelota, como Navarra y País Vasco. Pero ya ha arrancado y parece difícil echar el freno. “Si no se consigue sacar adelante, la pelota está muerta”, sentencia. “Necesitamos que se juegue en más países para ser olímpica y, de esta manera, conseguir más apoyo, más difusión y, en definitiva, más reconocimiento”, explica. En su periplo para difundir la práctica de la pelota vasca, Boutineau y Ángel hacen las maletas a menudo, viajan a Francia, Suiza, América y han llegado hasta la India, donde disfrutaron incluso de un partido de pelota entre niños de la tribu de los adivasis. Se enorgullece de su trabajo como pregonero de este deporte que aún hoy practica y que difunde valores tan importantes como “el juego limpio, la deportividad, el esfuerzo, la superación y la colaboración”. Y a ellos alude para que el proyecto que ha hecho suyo, el proyecto olímpico, se haga realidad algún día.

Cualquier adolescente de su edad soñaría con pasarse el día dándole al balón. Pero lo suyo es la pelota, ese deporte que le enseñó su abuelo cuando solo tenía cuatro años en un frontón de Pamplona. Alfonso es una de las jóvenes promesas de la pelota. Despunta en la pala cuero y pala corta en posición de zaguero y su sueño es ser profesional “y tener como apodo ‘Echavarren’”. Confiesa orgulloso su afición y su capacidad. Es campeón de España juvenil y estos días se entrena duro para participar el próximo mes de noviembre en el mundial Sub-22. Al mismo tiempo saca adelante 2º de Bachiller y está atento a los partidos de sus pelotaris de referencia, como Txiki y Sfkufca. Y como no podía ser de otra manera, les sigue en las redes sociales. “Y también a algún pelotari francés”, añade.

“La riqueza de la pelota es su propio hándicap” Mira a la pelota con la pasión de un aficionado y el ojo crítico de un experto ‘pelotazale’, como se denomina en euskera a los seguidores de este deporte. “La pelota mano profesional tiene mucho seguimiento mediático y mucha audiencia, pero ha decrecido la apuesta, que es uno de sus grandes ingresos, además de que hay menos afluencia a los frontones por el precio de las entradas”, reconoce. Desde manista.com, publicación que creó en 2001, recibe visitas de todo el mundo y muchos mensajes de aficionados, incluso desde el alto Orinoco. La afición es mucha, pero “la misma riqueza que tiene este deporte es un hándicap para crecer. A nivel internacional necesita un empujón para evolucionar. Hay que ir a la cancha y a los materiales sencillos para conseguir que la pelota se pueda practicar incluso en la Plaza Roja de Moscú”.

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“Es momento de proyectos nuevos para seguir adelante” Esta mañana, Rubén Beloki se ha sentado en las gradas para ver a los chicos que entrena en Asegarce, el mismo club que llevó en la camiseta durante los 20 años que ha sido profesional, hasta el mes de diciembre pasado que decidió retirarse. De fondo se escuchan con eco los golpes de la pelota contra la pared, los derrapes de las zapatillas en el suelo… y, mientras, recuerda cuando él tenía la misma edad que esos jóvenes y debutó en las olimpiadas de Barcelona ’92, donde la pelota acudió como deporte de exhibición. “Sería precioso que fuese olímpico, pero tantas modalidades son un lastre que lo hace difícil de exportar”, y aunque es consciente de que “algunas de ellas saldrán perjudicadas”, está convencido de que “es momento de proyectos nuevos para salir adelante”. Además, cree que tener un frontón en Madrid sería determinante. “Hace poco viajamos a Barcelona con el equipo y fue un éxito. En la capital hay mucha afición y eso sería un buen espaldarazo para la pelota”, reclama. Todo con tal de difundir el deporte que le ha enseñado tantas cosas: ”Es sacrificado, muy duro, se juega con las manos, duelen y se fastidian, pero es de los más nobles que conozco, el único, creo, en el que compartes vestuario con tu oponente”.

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Allende los mares América guarda una parte importante de la historia de la pelota vasca y de la afición actual. México es el gran embajador y le siguen Estados Unidos, Argentina y Uruguay. Así lo demuestran las cifras de visitas a manista.com, web que edita Carlos Zuluaga. La práctica de la pelota en todos estos países está muy arraigada y no solo por el número de seguidores, sino que América es una cantera de buenos pelotaris como los argentinos Facundo Andreasen y los hermanos Gabriel y Jorge Villegas. Pero quizá la figura de las figuras es Waltari Agustí. Con 32 años ha sido el primer pelotari cubano en conquistar el título mundial. El a veces hiperbólico periodismo deportivo dice de él que es “como una pantera negra en mitad del rebaño”. Desde que dejó su Habana natal en 2004 se gana la vida en Francia como trinquetista profesional, jugando 90 partidos al año. Waltari ya es un nombre mítico para la pelota. Lo sabe y lo explota en cada uno de sus partidosespectáculo. De Cuba para el mundo.

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Foto: FIPV Arriba, una imagen antigua de pelotaris en el frontón Boise, en Idaho, Estados Unidos, que en marzo celebró su centenario. Debajo, Waltari Agustí y un sello cubano homenaje a la cesta punta


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ENEMIGOS DEL ALMA TEXTO SANTIAGO SIGUERO

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lo largo de la historia del deporte, como de la historia en general, han abundado los antagonismos, las dualidades, las rivalidades entre personas, personajes y personalidades arrolladoras en las que cada una de las partes era a la vez antítesis y complemento esencial de la contraria. Cara y cruz, yin y yan, la fuerza que alimenta a la contraria y que a su vez se alimenta de ella. A mejor enemigo, mayor crecimiento propio. Cuanto peor, mejor. El espectacular duelo que están manteniendo Leo Messi y Cristiano Ronaldo esta temporada nos sirve la coartada perfecta para repasar algunas de las más rivalidades deportivas más señaladas. El combate entre el argentino y el portugués forma ya parte de la historia del fútbol, pero respetemos los tiempos. Tiempo habrá para contárselo a nuestros nietos. Vamos ahora con algunas de las historias que aún cuentan nuestros abuelos. Bobby Fischer Vs. Boris Spassky El frío, hierático y casi profiláctico mundo del ajedrez propició uno de los duelos más explosivos de la historia del deporte. Lo protagonizaron Boris Spassky, paradigma del dominio de la URSS en esta disciplina, y Bobby Fischer, un yanqui mucho más que excéntrico. Lo más singular del duelo es que fue una metáfora de la Guerra Fría que, desde la conclusión de la II Guerra Mundial, mantuvo a Estados Unidos y la URSS al borde del conflicto armado durante más de cuatro décadas. Spassky era el perfecto producto del sistema, la punta de lanza de un país con tres millones de peones del ajedrez, disciplina en la que, según los postulados del comunismo, reflejaba su superioridad moral e intelectual sobre el mundo capitalista. Fischer, por su parte, desbordaba cualquier estereotipo: era infantiloide, caprichoso, iracundo y simplemente genial. Su odio hacia lo soviético iba más allá de la ideología. Consideraba que los ajedrecistas de las URSS se conchababan en los Mundiales, que dominaban con puño 86

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de hierro desde 1948, para impedir el triunfo de cualquier otro país. Por todo esto, el desafío de Fischer a Spassky fue un acontecimiento planetario, que dividió al mundo en dos mitades. En lo deportivo, fue el duelo entre un genio solitario y un funcionario sobre el que se cargó todo el peso de un estado. El ‘match’ tuvo lugar en Reijkjavik, escenario neutral y tan gélido como las relaciones entre las dos superpotencias. Y, aunque Spassky empezó ganando, Fisher acabó imponiendo su infinito talento. Aunque, en realidad, nadie salió vencedor de aquel duelo. Fisher no volvió a jugar una partida oficial y en 1975 fue desposeído del título al enfrentarse a la FIDE a cuenta del reglamento en la defensa de su corona ante Anatoli Karpov. Después de eso, se esfumó. Mientras, Spassky, señalado por ensuciar el prestigio de su país con la derrota ante el enemigo yanqui, tuvo que abandonar la URSS y obtuvo la nacionalidad francesa en 1984. Ambos ajedrecistas volvieron a enfrentarse en 1992, en Montenegro, en plena Guerra de los Balcanes, a cambio de una jugosa bolsa, contraviniendo el mandato de la ONU. Fischer ganó de nuevo y solicitó la nacionalidad islandesa para evitar volver a Estados Unidos, del que se consideraba un exilado político. Y desapareció de nuevo hasta su muerte, en enero de 2008. Muhammad Ali Vs. Joe Frazier Muhammad Ali y Joe Frazier protagonizaron seguramente el combate de boxeo más largo de la historia. A Frazier, la amargura de la derrota le persiguió hasta su muerte, a finales de 2011. Y Ali lleva años pagando las consecuencias de una rivalidad brutal en su cuerpo y en su mente, devastada por el Parkinson. Se dice que Frazier jamás superó la tremenda humillación pública a la que le sometió Ali antes de su primera pelea, en 1971. Sobre todo, porque fue Frazier, vigente campeón de los pesados, quien más presionó ante el mismísimo Richard Nixon para que Ali recupe-

rara la licencia que le fue retirada tras negarse a tomar parte en la Guerra de Vietnam. No sólo eso. Durante el tiempo en que Ali fue marginado por el sistema -tras su conversión al Islam, pese a haber alcanzado ya la cima al proclamarse campeón más joven de la historia, en 1964-, llegaron a trabar algo muy parecido a la amistad. Frazier no sólo ayudó a Ali a nivel administrativo; llegó a prestarle importantes sumas de dinero. Sin embargo, antes de su primer combate, conocido como ‘La Pelea del Siglo’, Ali comenzó a mostrar una ingratitud cuyas sombras persiguieron a Frazier hasta el final de sus días. “Es demasiado feo y tonto para ser el campeón”. “Yo soy el verdadero campeón, el campeón del pueblo. Él tiene el cinturón de Ali”, dijo ‘The Gratest’, recordando cómo fue desposeído del título tras su sanción. Pero en ese primer combate, celebrado en el Madison Square Garden, la táctica de Ali -pues de eso se trataba- no funcionó. Alimentó el rencor de Frazier, tremendo pegador, que le ganó a los puntos. Y la brecha entre ambos púgiles se hizo cada vez mayor. Antes del segundo combate, celebrado tres años más tarde, ambos se engancharon en directo en un programa de la ABC y acabaron rodando por el suelo del estudio. Ali se impuso sobre el ring y se ganó el derecho a disputarle el título a George Foreman en el celebérrimo combate de Kinshasa que se narra en la magnífica “Cuando fuimos reyes”. Ali ganó también ese duelo y recuperó el cinturón de campeón. Antes de la pelea, usó con Foreman la misma táctica que con Frazier. Le menospreció en público, le vejó ante la prensa y los aficionados, y ante el pueblo de Zaire. Así era como Muhammad Ali entendía el negocio: más bronca previa a las peleas equivalía a mayores bolsas para él y sus rivales, incluido Frazier. Algo que éste jamás llegó a entender, pese a que en la tercera y última confrontación entre ambos (1975), Don King le garantizó un mínimo de dos millones de dólares. Fue la célebre ‘Thrilla in Manilla’, posiblemente la mejor de la trilogía, que volvió a co-

ronar a Alí. Tras aquel combate, éste quiso explicarle a su rival que todas aquellas ofensas cargadas de veneno eran sólo parte del juego. Primero lo intentó a través de un hijo de Frazier, luego mediante amigos comunes… No hubo manera. Frazier jamás perdonó a Alí. En su biografía, llegó a afirmar que no sentía lástima por la durísima enfermedad de su rival y que no le importaría cavar con sus propias manos la fosa para enterrar a su enemigo. Al final fue Frazier, aún lleno de rencor, el primero en irse a la fosa. El cuerpo de Alí aún mora entre nosotros. Ayrton Senna Vs. Alain Prost Dos formas de pilotaje, casi de vida, y desde luego de actitud ante la muerte. Prost, pura elegancia francesa, la temía. Senna, todo exuberancia brasileña, no. Prost, vigente campeón, frente a Senna, al que fichó su propio equipo, McLaren, para asegurar el título en 1989. El propio Prost avaló el fichaje. Fue una convivencia imposible, como se demostró en esa curva de Suzuka en la que el aspirante, que necesitaba acabar por delante para optar al campeonato, arruinó las opciones del galo, las suyas propias, y cualquier posibilidad de convivencia en el futuro. Se trataba, claramente, de una cuestión personal. “Senna, metafóricamente, quería destruirme”, llegó a decir Prost. Desde luego, es difícil no darle la razón viendo imágenes del documental sobre la vida del brasileño, cuando a ambos, en un momento de descanso entre ensayo y ensayo, se les pregunta por sus opciones en el Mundial. “Debería haber dos títulos de campeón”, dice Prost, diplomático. Senna sonríe forzadamente y responde: “Ya, pero sólo puede haber uno”. Y desvía la mirada. El incidente de Suzuka es sólo la punta del iceberg de la pugna entre los dos pilotos, que después de aquel episodio decidieron separar sus caminos. El choque privó a Senna del título de 1989 -pudo acabar la carrera, pero fue descalificado, lo que coronó campeón a su 87


C U LT U R A compañero-, y llevó a Prost a Ferrari. Lejos de Senna, pero no lo bastante como para evitar una nueva embestida del brasileño en 1990. “Lo que ha hecho es repugnante. Es una persona sin valores”, dijo, mientras sopesaba seriamente la retirada. “Senna cree que no puede matarse. Se cree Dios”. Aquello fue más que una crítica. Fue casi una profecía. Ni siquiera el año sabático del francés templó los ánimos. Regresó en las filas de Williams, el mismo equipo al que Senna quería ir cuando su McLaren dejó de ser competitivo. Pero una cláusula en el contrato del francés le vetaba, expresamente, como compañero de equipo. Senna se mofó del “cobarde” de Prost y, en el GP de Brasil, el francés necesitó escolta policial para acceder al circuito. Tal era la animadversión que despertaba entre los paisanos de Ayrton. En 1993, Prost se retiró. Senna confesó a sus íntimos que gran parte de su motivación para seguir compitiendo y mejorando se fue con el francés. En abril de 1994, Senna moría en Imola. Apenas dos días antes, habían comenzado a reconducir su relación. Pero el crono se detuvo de la forma más brusca posible para el brasileño. Y, en cierto sentido, también para el francés: “Con su muerte, siento que ha muerto también una parte de mí”. Borg-McEnroe Fue el primer gran duelo mediático en la historia del tenis, un juego dominado -como todos los de origen inglés- por un escrupuloso respeto de la tradición, las normas y la caballerosidad. Todo cambió cuando irrumpió la figura de John McEnroe, un neoyorquino de Queens, heterodoxo y lenguaraz, que se atrevió a desafiar la gélida perfección que representaba Bjorn Borg. Ambos tenistas respondían a dos modelos radicalmente opuestos. Borg era cerebral, respetuoso, implacable desde el fondo de la pista. McEnroe era un genio en la volea, de un carácter volcánico, irascible, el terror de los jueces de silla. Paradójicamente, el clímax de su rivalidad llegó en su primer gran duelo, la final de Wimbledon de 1980. Borg encadenaba cuatro títulos en Londres, donde era admirado por los varones y adorado por las ‘fans’ -sus partidos provocaban fugas masivas en los colegios femeninos de ese histórico barrio londinense-. En la final, era el favorito indiscutible de La Catedral ante un McEnroe que fue abucheado al salir a la pista tras su gamberrísima conducta en la semifinal ante Jimmy Connors. El sueco se llevó el duelo, primero de la serie “Fuego contra Hielo”, en cinco sets, con un histórico 88

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tie break en el cuarto (16-18 para el americano). Ambos se enfrentaron un total de 14 veces, con empate a siete, aunque McEnroe ganó tres de las cuatro finales de Grand Slam en las que se cruzaron. La prematura retirada de Borg, con apenas 26 años, acabó con el duelo que, a través de la televisión, introdujo el tenis en millones de hogares de todo el mundo. McEnroe reconoció tiempo después que, con el adiós del sueco, el tenis había dejado de ser “tan divertido” para él. Curiosamente, el sueco de hielo tuvo fuera del deporte una vida mucho más descontrolada que el controvertido estadounidense. Coqueteó con las drogas y hasta se especuló con un intento de suicidio. Pese a

ser una de las grandes estrellas en la historia del tenis, ha atravesado por graves problemas económicos. McEnroe accedió hace poco (2011) a prestarle su imagen para una nueva línea de la marca de ropa interior del sueco, bautizada ‘Bjorn ama a John’. Antes, en 2006, ya impidió que Borg subastara sus trofeos de Wimbledon y algunas raquetas. “¿A ti qué te pasa? ¿Es que te has vuelto loco?”, le espetó. Una frase que nadie hubiera puesto en boca de ‘Big Mac’ hace tres décadas. Y menos dirigida a ‘Iceborg’. Magic-Bird Posiblemente, la rivalidad más mercadotécnica en la

historia del deporte. Aunque no sólo. De hecho, estamos ante dos de los mejores jugadores de la historia del baloncesto, que tuvieron la mala suerte de que Michael Jordan explotara muy poco después que ellos. Con todo, tiempo más que suficiente como para cimentar dos carreras legendarias. Bird y Johnson eran rivales desde la universidad. Su primer duelo fue en la final de la NCAA de 1978, y se lo llevó Magic, aún con pelo a lo afro, a mayor gloria de Michigan. Sólo unos meses después, ambos estaban ya en la NBA, en dos franquicias muy diferentes, con perfiles que parecían diseñados en función de aquellas dos promesas: Bird, blanco, trabajador, tradicional, curtido por una infancia dura, en los Celtics de Boston, ciudad industriosa, de inviernos gélidos y raíces marcadamente irlandesas; Johnson, negro, extrovertido, espectacular, casi frívolo jugando, en los Lakers de Los Angeles, la cálida meca de Hollywood, capital mundial del pecado. Entre Celtics y Lakers acabaron con la dinastía de los Sixers de Julius Erving, y luego lucharon a cuchillo por el dominio de la NBA. Su primera final llegó en 1984, con triunfo de los Celtics. Magic se tomó revancha un año después. Y, en el 87, nuevo triunfo ‘laker’ -en el 86 Boston le ganó la final a Houston-, cuadrando el círculo de un filón que fue muy bien explotado por la NBA. La liga, que acababa de derrotar a la ABA en una feroz pelea por el mercado del basket en Estados Unidos, supo ver la oportunidad que se abría con la explosión de estas dos estrellas y sentó las bases de una explotación comercial que, a día de hoy, sigue siendo referencia mundial. Son míticos varios de los spots de la época, como aquel en el que Bird y Magic posan, espalda con espalda, como en un duelo del viejo Oeste, con sendos pares de zapatillas Converse a modo de revólveres en sus manos. Pero, sobre todo, son míticos sus partidos, sus enfrentamientos, su duelo de estilos -el ‘showtime’ angelino frente a la sobriedad de los bostonianos-, como lo es su presencia en el Dream Team de 1992, el primero y genuino, para ganar el oro en Barcelona’92, tan sólo unos meses después de que Johnson anunciara que era sepositivo. Desde hace unas semanas, en Broadway se puede ver un musical basado en la rivalidad entre estas dos estrellas del baloncesto. “Ahora nos queremos, pero no siempre fue así”, comentó Magic durante su presentación a los medios. Ambos ex jugadores han estado involucrados en el proyecto. Así como la propia NBA. La veta sigue produciendo más de 20 años después 89


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JULIO RUIZ: EMOCIÓN SONANDO EN ROJO Y BLANCO TEXTO ABEL HERNÁNDEZ FOTOGRAFÍAS MERCEDES RAMOS Abel Hernández (Madrid, 1973) desde hace unos quince años se dedica a escuchar, componer y tocar canciones en proyectos como Migala, Emak Bakia o más recientemente El Hijo. Escribe cada semana sobre lo musical en toda su anchura en su blog en elcultural.es La columna de aire. Ha sido muchas veces entrevistado por Julio Ruiz... y en esta ocasión se intercambian los papeles


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omo cada día, Julio Ruiz está trabajando en Disco Grande, el legendario programa de radio sobre música que dirige desde hace ya 41 años cuando le vengo con esta entrevista. Sucede que se trata de una inversión de papeles un tanto extraña para los dos: antes siempre fui yo el interrogado. Sale a mi encuentro tan entusiasta como acostumbra. Parece que le gusta el cambio de roles y, sobre todo, se le ve como un crío con indumentaria nueva con esta primera incursión en la literatura que le ha llevado a reunirse con suotra gran pasión además de la música: el Atleti. “Es un gran honor que los responsables de la editorial Libros del KO me hayan buscado. Me sedujo por completo escribir un libro con plena libertad de enfoque sobre el club de mis amores.” No me extraña nada el título que ha dado a su debut: “Yo me voy al Manzanares”. Ese Manzanares

que ya no es sólo un propósito de río metropolitano sino un estadio en su ocaso y, todavía, el emblema de un club que, éste también, es más que un club: una dolorosa pasión. No me extraña porque el nombre de este madrileño nacido en 1952 está ligado como pocos a la difusión y el descubrimiento de cierta música Pop que se sitúa al margen de la corriente principal. El Atleti, el club de los indios a la orilla del río, es sin duda uno de los clubes “alternativos” de entre los históricos: “La comparación está muy clara. Barça y Madrid son el mainstream y todos los demás los pobres indies que intentan sacar la cabeza a ver si se codean en las listas de éxitos oficiales… Claro que me gustaría el toque romántico de que todos fueran iguales y partieran en su carrera hacia la meta compitiendo con las mismas posibilidades y con una bolsa de billetes idéntica y allá cada cual si luego invertía bien o desperdiciaba su cuenta corriente.”

Antes ya escribió sobre deporte en MARCA o en El Sol pero esta novela de ahora es un pequeño repaso histórico y sentimental desde la invención y la memoria familiar. Las gestas y desvelos del deporte y más especialmente del fútbol y del Atlético aparecen como una herencia que se transmite de generación en generación. “Yo me voy al Manzanares” trenza las vidas de Goyo, Valentín y Gabi, tres seguidores de la rojiblanca (el que más y el que menos también futbolistas) a lo largo de casi un siglo: “Hay un tío, un sobrino y el hijo de ese sobrino... tres generaciones y tres épocas distintas de mi Atleti que engarzan con distintas aventuras de los protagonistas que se cruzan o conectan con las de nuestro equipo favorito”. Historia e historias, recuerdos y pequeñas epopeyas, fantasía y biografía propia, ¿cuánto hay de épica y cuánto de memoria? “Si hablamos del Atleti hay épica y drama. Es una convivencia típica a lo largo de la Historia. En mi libro, hay recuerdos y hay fabulación pero ha mandado bastante lo de trasladar al papel un muestrario de vivencias.” Estoy seguro. Me cuenta que su primer recuerdo futbolístico es “ir de la mano de mi tío y a toda velocidad camino del estadio Metropolitano Avenida de Reina Victoria abajo… En distintos momentos de mi vida me han emocionado rojiblancos como Ufarte, Luis, Gárate, Futre, Kiko...” La emoción va con Julio, quien gusta lo de ponérsela a la vida como una banda sonora, a las cosas y también al fútbol. Cada capítulo de su novela acaba con una canción que funciona como metáfora de un clima emocional. Como él conoce (muy bien) a un enmascarado llamado DJ Rojiblanco, me atrevo a preguntarle si le gustaría pinchar en los medios tiempos de los partidos del Atlético. “Me apunto sin duda a ponerle música a un control de espaldas, a una cabalgada por la banda o a un paradón... Sería una gran ilusión que el DJ Rojiblanco pinchase algún día en el Calderón. Para impulsar algún vibrante Atleti-Barça podría poner Looking at you de MC5, por ejemplo”. El Pop y el Sport, las dos grandes manifestaciones

Portada del nuevo libro de Julio Ruiz

de la cultura de masas, la democratización del gusto y la igualación social de las costumbres surgidas durante el siglo pasado, “dos manifestaciones artísticas” como él las define: “el pan y fútbol existió ayer, existe hoy y existirá mañana. Pero también se puede disociar y no utilizar la pasión por tu equipo como anestesia de otros dolores”. Dejo a Julio sonriente entre sus discos, trabajando en su Disco Grande o en la próxima aparición del DJ Rojiblanco e ilusionado por la inminente salida de su libro. Y creo adivinar algo travieso en su voz cuando dice “creo que es algo puntual, aunque nunca se sabe si ahora cojo carrerilla…” Ya conocen lo siguiente: chuta y ¡gol en el Manzanares!

“Cada capítulo de su novela acaba con una canción que funciona como metáfora de un clima emocional” 92

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OPINIÓN

TU VOZ EN COLOR JUANMA LAMET

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ciones de España) y sobre todo por vocación, Julio Ruiz es uno de los cuatro o cinco druidas de la religión indie en España, como lo fue John Peel en Gran Bretaña. Julio Ruiz vive en la era pop, que es esa espiral de melomanía que se retroalimenta ad aeternum, pero siempre avanzando, en una constante búsqueda de nuevas canciones perfectas y

maquetas prometedoras. Para darles color con su voz rara y familiar. “Viviendo en la era pop, tu voz en color”, cantaban Los Flechazos, que son un grupo de Disco Grande como lo son Los Planetas o La Buena Vida o Penelope Trip, o tantos y tantos otros que han dibujado la línea de vida de la música independiente española.

Han pasado cuarenta y un años. Cuarenta y un años que dan para viajar del vinilo al podcast, del transistor al blog, del siete pulgadas al iTunes... y de su voz a nuestros corazones. Pero, vamos a ver: ¡un tío al que le piden que elija una canción de los 60 y escoge On a carousel, de The Hollies, sólo puede merecer respeto y admiración! Salud, Julio. Y gracias

an cayendo uno tras otro los años de Disco Grande como hojas de un calendario antiguo. Son ya cuarenta y un años de radio en vivo, fresca y urgente. Cuarenta y un años de irreductibles sonidos modernos y maquetas recién horneadas. Lleva ya Julio Ruiz más de cuarenta calendarios barbeando los micrófonos con su voz aguda y su aire entrañable, al compás de una ética independiente a prueba de bombas. Cuatro décadas. Se dice pronto. Cientos y cientos de programas. La mayoría de ellos, en esa “otra” radio que es Radio 3. A los 18 años le entró el calambre de las ondas y ahí sigue, por suerte. Era 1971, cuando en España los yeyés se apuntaban al rock progresivo y Serrat subía a los altares mediterráneos. Así que toda su vida adulta la ha pasado Julio Ruiz desprecintando, masajeando e influyendo oídos con sus selecciones de música nueva. Al fin y al cabo, hacer radio es saber seleccionar canciones y saber contar lo que ocurre alrededor de ellas y de sus autores. Y a este locutor lenguaraz se le nota que le encanta contar historias, batallitas de las que te sacan la mueca cómplice. La voz de Julio es una marca de identidad. Vas conduciendo y la radio sintoniza una voz. Y ya sabes que estás escuchando el programa Disco Grande, que has entrado en el planeta Ruiz. Como pasaba antaño con Ordovás y con Manrique. Lo que ibas a empezar a escuchar mañana o pasado mañana te lo pone Julio hoy. Olfato para el talento, se llama eso. Julio es un hombre de radio, aunque ha colaborado, y mucho, con medios escritos y con programas de televisión. Y pincha discos en festivales, fiestas, guateques y salas indies. Y cuando pincha se hace llamar Dj Rojiblanco. Fan empedernido del Atleti de Madrid y zurdo, se cambiaría por Paolo Futre con los ojos cerrados. Por una galopada por la banda. Por un gol de volea. Bien pensado, el braceo de Futre en los amagos tenía un toque rockero y era muy parecido a los giros de Pete Townshend en los riffs inmortales de The Who. Pero el fútbol no le da de comer. Periodista por carrera (se licenció en una de las primeras promo94

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dad presente, donde intentar comprender al de enfrente implica necesariamente la alineación con sus ideas, incapaces como somos de disociar el querer entender del asumir. De hecho, la comunidad científica en bloque se sintió fascinada por tratar de averiguar las claves del odio e incluso el sadismo que los soldados alemanes llegaron a mostrar hacia los judíos en los campos de concentración. En los célebres Juicios de Nüremberg se fueron apuntando algunas de las hipótesis que se corroborarían con el arresto, juicio, alegato y ahorcamiento de Adolf Eichmann, otrora cabeza visible y mando ejecutor del genocidio hebreo, quien introdujo la variable de la autoexculpación en base a la obediencia y la sumisión a las órdenes.

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ás de una década había transcurrido desde el epílogo de la II Guerra Mundial y el porqué y el cómo seguían siendo las cuestiones que atormentaban a ilustrados y científicos. Porqué tras la que en 1918 se denominó la ‘Gran Guerra’ se repitieron los mismos errores, con los agravantes de la dilatación en el tiempo de batalla, el aumento de la crueldad y el sanguinarismo y la multiplicación exponencial del número de víctimas. Cómo el ser humano, que se diferencia del resto de seres vivos por su raciocinio, pudo desprenderse de tal atributo y de cualquier atisbo de piedad para desenterrar todos los demonios del mal y abrir la ‘Caja de Pandora’ para que la Humanidad viviera uno de sus episodios más negros: el Holocausto nazi. Por aquel entonces no existía la falta de espíritu crítico de la que adolece la socie-

En 1961, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram abordó la directriz marcada por Eichmann. Así, quiso detectar los niveles de sumisión que alcanzan los individuos en aquellas ocasiones en que el mandato de un superior choca con sus convicciones personales y con los dictados de la razón. Milgram evitó que el azar de la cotidianeidad introdujese alguna variación en los resultados obtenidos, huyendo de la mera observación, recreando las condiciones idóneas para su estudio. El punto de partida fueron 400 sujetos que se ofrecieron voluntarios para un experimento que a sus ojos versaba sobre el aprendizaje y la memoria. Si bien el deseo oculto del psicólogo era escudriñar el grado de obediencia a una figura autoritaria. Tras amañar un supuesto reparto de roles, el sujeto investigado tenía a su alcance una mesa con 30 interruptores que en intervalos ascendían de los ’15 voltios, descarga ligera’ a los ‘450 voltios, XXX’. Separados por una mampara opaca, un supuesto voluntario, en realidad un actor, era atado a una silla eléctrica. Dispuestas las fichas sobre el tablero únicamente restaba mover la única pieza, el ‘peón’ cuya obligación era ir aumentando la intensidad de las descargas a cada error forzado por el hombre amarrado a los falsos electrodos, en una secuencia de respuestas que debía memorizar. La dinámica

era satisfactoria hasta que a la quinta descarga se comenzaban a escuchar los gemidos de la víctima, en unos alaridos que se tornaban súplicas para que le permitieran abandonar el experimento. En la horquilla de los 180 voltios al máximo de los 450, el actor golpeaba la pared con insistencia, lloraba y gemía, e incluso al accionar el botón de ‘peligro: descarga extrema’, cejaba en su empeño simulando una posible defunción. Casi veinte años después, Henri Verneuil trasladó a la gran pantalla el experimento de Milgram en el film francés ‘I… comme Ícaro’ con la austeridad que caracteriza al celuloide galo. El talento que rebosa en la mejor obra de su filmografía le permitió no sólo recrear la presión a la que se sometía a los sujetos, sino revestir la ciencia en un eficiente e intrigante thriller político donde encubiertamente se refiere a las investigaciones posteriores al magnicidio de John Fitzgerald Kennedy. La inmortalidad de la cinta reside en un guión de orfebrería que se adentra en las instituciones para-gubernamentales y que rebaña en la psicología humana. Sirvan la autoexculpación de Eichmann, la experimentación de Milgram y la ulterior recreación de Verneuil para entroncar con las dos personalidades más jerárquicas, autoritarias y poderosas que cohabitan en el fútbol español y que por los años de los años serán recordadas: Josep Guardiola y José Mourinho. El poder que emanan hacia sus supeditados y admiradores es similar, por no decir idéntico. Los atributos coercitivos que se han otorgado y que adoptan forma en ese halo cuasi místico que parecen desprender, se ha configurado de una manera tan distinta que toca recurrir a dos términos procedentes de la Roma Imperial. Los mejores pensantes de la civilización latina diferenciaban entre la ‘auctoritas’, término que remite a la legitimación social de una figura debido al prestigio adquirido y a la aceptación popular, y la ‘potestas’, fórmula que condensa la esencia más pura del poder, el que se impone por medio de la fuerza. En tanto que canterano, catalán, jugador de leyenda del club e integrante del equipo que conquistó la celebérrima Copa de Europa de Wembley, Guardiola no tardó en asentarse en la institución blaugrana como el factótum culé. En tanto que guerrero del fútbol que salió victorioso y campeando, cual conquistador extremeño en la España colonial, de todas aquellas batallas que libró en Portugal, Inglaterra e Italia, Mourinho

impuso su jerarquía en la Casa Blanca a base de los galones y la potestad que otorgan los títulos. La única salvedad en la deidad que de ellos ha construido el imaginario popular, reside en la imagen que configura el entorno mediático. En la Ciudad Condal todo son loas, odas y épicas homéricas que ensalzan los valores del nuevo referente espiritual del barcelonismo, sin nadie que se atreva a cuestionar siquiera ni una sola de sus decisiones. Mientras, en la capital, los antaño voceros de Florentino se debaten entre seguir el camino marcado por el dedo índice del luso o mantener una encarnizada displicencia sobre sus métodos y demonizar su figura. Tan idolatrados como repudiados en cada destino del puente aéreo, el caso es digno de estudio. Cómo sino explicar que aquel que será entronizado como mejor jugador de la historia exprese que su técnico es más indispensable para el club que él mismo. O peor aún, cómo entender que la afición del Mejor Club del Siglo XX permita no ya que un único individuo entierre el señorío y la ejemplaridad de la institución de Chamartín, sino que además le coreen cual redentor de lo que podría comenzar a considerarse la refundación del madridismo. Por si alguien tenía curiosidad, dos de cada tres de los sujetos que investigó Milgram administraron las cargas eléctricas hasta el final. Quizás la misma proporción de aficionados blancos y culés imbuidos por los encantos de sus técnicos que crean fervientemente que la competitividad de sendos clubes centenarios únicamente pasen por mantener en sus filas a sus técnicos actuales. Haciendo un paralelismo con la cita de Paul Auster, quien considera que “el fútbol es un invento de los europeos para odiarse sin la necesidad de matarse”, y salvaguardando las obvias diferencias respecto a Eichmann, quizás únicamente un sociólogo pueda traer algo de luz a los sentimientos tan exagerados como polarizados que ambos preparadores despiertan. Mientras tanto, los cinéfilos esperaremos ansiosos a que algún director avezado sepa honrar cuando toque a Verneuil, para hacer justicia en una película a la batalla enmascarada que mantienen aquellos que fueron segundo entrenador y jugador de un mismo bando. Dos estrategas tan pluscuamperfectos como personalidades enigmáticas


vencer fue capaz de sacrificar un alfil, luego dos torres y, más adelante, su reina para dar mate con su otro alfil y los caballos. Inmolar, ante el asombro del público, las piezas a priori dotadas de mayor poder de destrucción. “En esta partida, se suceden con una continuidad casi constante los momentos brillantes, todos los cuales ostentan el sello de genio intuitivo”, declaró años después Wilhem Steinitz, el primer campeón oficial del mundo, que dominó el ajedrez durante la última parte del siglo XIX. El desarrollo de La inmortal en la que, de acuerdo a los preceptos románticos, no era de caballeros no aceptar las piezas que el contrincante cedía, se puede estudiar en muchísimos manuales de ajedrez. Aquellos que sientan pereza por los apuntes algebraicos podrán encontrar estupendas recreaciones didácticas en Youtube. La historia de este juego como casi siempre fue

La

magia en lo intrascendente. Ésa es la clave de La inmortal, la partida más popular del olimpo del ajedrez. Se jugó el 1 de junio de 1851. Tuvo un inicio previsible y tan sólo formaba parte de un gran torneo, ni siquiera era una final. Pero era tal su belleza que las jugadas fueron incluso telegrafiadas a París desde Londres poco después de su desenlace. No sería hasta cuatro años después cuando el jugador austriaco Karl Ernst Falkbeer decidió bautizar este monumento como La inmortal. El enfrentamiento entre Adolf Anderssen, blancas, y Lionel Kieseritzky, con negras, duró poco más de una hora y tuvo lugar en el Simpson´s Grand Divan Tavern. Un club londinense en el aristocrático bulevar Strand, donde compartían interés y respeto el alcohol, los habanos y el tablero. Esta reunión se puede considerar como el primer gran torneo internacional de la historia del ajedrez. Allí habían sido convocados por el campeón ingles, Howard Staunton, los mejores jugadores europeos. Llegados desde San Petersburgo, Berlín, Budapest y París, 16 ajedrecistas se retarían para dilucidar quién era el más fuerte. Ambos jugadores eran matemáticos. Anderssen, de naturaleza afable, llegaba a Londres con un gran prestigio nacido más por su planteamiento de ingeniosos

problemas de ajedrez, que por el combate cuerpo a cuerpo. Por su parte, Kieseritzky, el perdedor inmortal, era, según los cronistas del torneo, uno de los grandes favoritos. Este jugador duro y huraño de origen estonio residía en París, donde malvivía jugando en el popular Café de la Régence a cambio de cinco francos a la hora. Para estimular el desafío de sus contrincantes muchas veces les concedía un caballo de ventaja. Es necesario recalcar que la magia de La inmortal radica en su elogio a la valentía.. Representa la victoria del estilo romántico, que iba a iniciar su decadencia frente a una escuela más analítica que dirigiría el futuro del juego. Es como si a los nostálgicos se les hubiese permitido regatear la crueldad de la Historia y contemplar cómo la Hungría de Puskás, la Naranja mecánica de Cruyff o el Brasil del 82 levantaban la Copa del Mundo de fútbol. Ese valor estético es lo que significa La inmortal y por ello, a pesar de algún error de Kieseritzjy , siempre ha gozado del respeto de los Grandes Maestros de las generaciones posteriores. La estrategia del ajedrez está más basada en la amenaza que en el ataque directo, cuando el error es más vital que la verdad. Quizás porque huela a desafío. La grandeza del juego del alemán Anderssen reside en su resolución majestuosa, en aquella que con el fin de

generosa con el vencedor y mezquina con el derrotado. Anderssen moriría en 1879 revestido de gloria. La revista de ajedrez Deutsche Schachzeitung le dedicó un obituario de nueve páginas. Sin embargo, Kieseritzjy sólo sobrevivió a la partida dos años. Murió arruinado en un sanatorio mental parisino y los periódicos escribieron que nadie acudió a su entierro. Tal vez el mayor homenaje que ha recibido La inmortal haya venido del cine. En Blade Runner (1981), el ingeniero J. F. Sebastian, con la ayuda del Nexus6 Roy, reproduce en su partida de ajedrez la trampa ideada por el jugador alemán para entrar en los aposentos del fabricante de replicantes Tyrell, que como Kieseritzky se traga el señuelo. Y es que, al igual que la brillante estrategia de Anderssen, los replicantes ambicionaban en aquel imaginario 2019 que se prolongara su vida, es decir, un primer paso hacia la inmortalidad.


C U LT U R A

DIEZ DISCURSOS QUE CAMBIARON LA HISTORIA DEL DEPORTE TEXTO ARITZ GONZÁLEZ*

Comunicar es Ganar (Asesores de comunicación para deportistas de élite).

¿Qué importancia adquieren los entrenadores en los éxitos de sus equipos? ¿En qué medida influyen las palabras de ánimo que reciben los deportistas por parte de sus preparadores antes de un gran acontecimiento o durante el trascurso de éste? ¿Deben ser dichas charlas exclusivamente tácticas, o por el contrario tender hacia la motivación y la emotividad? La comunicación cobra una relevancia capital en el mundo del deporte, aunque no siempre es fácil cuantificarla. Existe unanimidad en un aspecto: lo ideal es combinar los mensajes dirigidos a la cabeza con aquellos que penetran directamente en el corazón.

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25 de junio de 1978. Fútbol. Final del Mundial. Argentina-Holanda. Estadio Monumental Antonio Vespuci. Buenos Aires. El país anfitrión de la Copa del Mundo lleva más de dos años sufriendo la atroz dictadura militar de Jorge Rafael Videla. El pueblo argentino necesita una alegría. La selección albiceleste está dirigida por el rosarino César Luis Menotti, ‘El Flaco’, afiliado al Partido Comunista. Ubaldo Fillol, portero titular y una de las estrellas del combinado, recuerda así la arenga previa a la final: «No la voy a olvidar en mi vida. Fue impresionante, nos hizo salir a la cancha como leones y confiados en que íbamos a lograr el título. Nos dijo que tomásemos conciencia de que estábamos a 90 minutos de quedar en la historia grande del fútbol argentino y mundial. Que lo hiciéramos por nuestras familias, por nosotros y por la historia de nuestro fútbol. Nos agradeció lo conseguido hasta el momento y aseguró que es-

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taba orgulloso de nosotros, que ya habíamos cumplido con él y con la nación. Una de las cosas que más me marcó fue el comentario de que si no salíamos campeones, el único responsable de esa derrota iba a ser él, que nosotros nos quedáramos tranquilos, que hiciéramos lo mismo que en los partidos anteriores y que no cambiáramos nuestra manera de jugar y sentir el fútbol. Recuerdo que fueron 13 minutos de una charla fenomenal y motivadora como ninguna otra. No hacía falta más. El mensaje fue claro y lo asimilamos con facilidad. Así era ‘El Flaco’». Argentina vence a Holanda por 3-1 en la prórroga, y las calles de Buenos Aires son tomadas por miles de jubilosos seguidores.

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24 de junio de 1995. Rugby. Final del Mundial. Sudáfrica-Nueva Zelanda. Ellis Park. Johannesburgo. El combinado africano regresa a las competiciones oficiales tras quedar excluido de las ediciones de 1987 y 1991 debido a la política

de apartheid llevada a cabo en el país. Nelson Mandela, quien lleva poco más de un año gobernando, se autoimpone unir a Sudáfrica a través del rugby, el deporte favorito de los blancos y odiado por los negros. Parece un reto imposible de lograr. Diez minutos antes del comienzo del partido, Mandela entra al vestuario local vestido con una camiseta de los Springboks. El lenguaje corporal transmite tanto o más que las propias palabras. «Mirad, chicos, jugáis contra los All Blacks. Son uno de los equipos más potentes en el mundo del rugby, pero vosotros sois todavía más potentes. Y sólo tenéis que recordar que toda esta multitud, tanto negros como blancos, está con vosotros, y que yo estoy con vosotros». Para Joel Stransky, el medio apertura de los sudafricanos, «supo dar exactamente con el tono adecuado. Fue una auténtica inspiración. Yo habría pensado que era completamente imposible hacer más intensos los sentimientos que teníamos antes del 101


C U LT U R A encuentro, pero Mandela lo consiguió. Nos aceleró todavía más». Sudáfrica da la campanada y se impone a Nueva Zelanda por 15-12 ante los 62.000 eufóricos aficionados blancos y negros que en las gradas de Ellis Park celebran la hazaña como una nación unida. Joel Stransky anota todos los puntos de su equipo en la final.

03 25 de mayo de 2005. Fútbol. Final de la Champions League. Milan-Liverpool. Atatürk Olimpiyat Stadium. Estambul. Italianos e ingleses se ven las caras en el último y decisivo partido de la Copa de Europa. Es la primera temporada de Rafa Benítez al frente del banquillo red. El Milan llega como favorito, tras haber finalizado primero de grupo por delante de Barça, Shakhtar Donetsk y Celtic de Glasgow. En octavos de final elimina al Manchester United, al que vence en los dos partidos; en cuartos humilla a sus vecinos del Inter, a los que endosa un 5-0 en el global de la eliminatoria; y en semifinales supera al PSV Eindhoven por el valor doble de los goles en campo contrario. El Liverpool, por su parte, disputa en agosto de 2004 la tercera ronda previa de clasificación para el torneo. Los de Benítez pasan esa eliminatoria sufriendo ante el Grazer austriaco, que profana Anfield Road al vencer en el mítico estadio inglés en el partido de vuelta. Ya en la fase de grupos, el Liverpool llega a la sexta y última jornada con la necesidad de imponerse a Olympiacos por dos goles de diferencia. Steven Gerrard, de un formidable zapatazo desde fuera del área, pone el definitivo 102

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3-1 en el minuto 86, y su equipo se clasifica en segunda lugar, empatado a puntos con los griegos, y por detrás del Mónaco. El Deportivo de la Coruña cierra el grupo. Bayer Leverkusen, Juventus y Chelsea son las otras víctimas del Liverpool en su camino hacia Estambul. La final no comienza bien para los ingleses, ya que Paolo Maldini pone en ventaja al Milan en el primer minuto. Dos goles más de Hernán Crespo antes del descanso dejan a los de Benítez a la espera de una proeza. Para colmo, el australiano Harry Kewell, lesionado, tiene que dejar su puesto a Vladimír Smicer a lo largo del primer período. Pero en el segundo tiempo ocurre el milagro. Gerrard, Smicer y Xabi Alonso empatan la final en seis minutos, los transcurridos entre el 54 y el 60. La prórroga termina sin goles, y el Liverpool se impone en los penaltis por 2-3, con el portero polaco Jerzy Dudek como estrella. ¿Qué ocurre en el vestuario inglés durante el descanso para que los jugadores acaben creyendo en la remontada? ¿Cuáles son las palabras de Benítez a sus muchachos? Existe una gran mística en torno a dicho discurso. No obstante, el día en que se cumplieron cinco años del épico enfrentamiento, el madrileño reconoció que «la charla no fue tan poética como se dice». Pese a la desventaja en el marcador, los miles de seguidores red que abarrotan el Atatürk Olimpiyat Stadium no dejan de cantar el You’ll never walk alone, mítico himno extra oficial de la entidad, durante el intermedio. Benítez aprovecha esa emoción: «Les dije que dieran la cara por los aficionados, apelé a su profesionalidad y les señalé que si marcábamos pronto lo podía-

mos lograr. Luego he visto en vídeo cómo cantaba nuestra gente al descanso y era algo impresionante».

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9 de octubre de 2011. Baloncesto. Primera jornada de la Liga ACB/ Endesa. Real Madrid-Fuenlabrada. Palacio de los Deportes. Madrid. El caprichoso calendario empareja en la jornada inaugural de la presente temporada de basket en España a dos equipos madrileños. Derbi para abrir boca. Como consecuencia de la huelga que los jugadores de la NBA llevan a cabo, el famoso lockout, varios de los mejores baloncestistas del mundo dejan temporalmente la competición americana y fichan por conjuntos europeos hasta que se desbloquee la situación en Estados Unidos. El Real Madrid es uno de los equipos que sale beneficiado de esta situación, al contar entre sus filas con Rudy Fernández. El Fuenlabrada, por el contrario, no amplía su plantilla. La igualdad predomina durante buena parte del primer cuarto, que finaliza 24-21, gracias a un triple del propio Rudy a ocho segundos de la conclusión del mismo. Pero el duelo se rompe en los diez minutos siguientes. Al descanso, el luminoso señala un claro 45-28 para los locales. 88-70 es el resultado final. Las crónicas del día siguiente reflejan la «gran victoria del Real Madrid» y el «ilusionante debut de Rudy» con la camiseta blanca. El partido no tiene más misterio. ¿O sí? Durante uno de los tiempos muertos, el entrenador del Fuenlabrada, Porfirio Fisac, da una charla que se sale de lo común. Deja la pizarra a un lado, y en lugar de hablar de la táctica a seguir, trata de

transmitir confianza a sus pupilos: «Miradme a mí, a la cara, a los ojos, quiero ver mi semblante. ¿Lo entendéis? Si yo estoy de mala leche, si yo estoy cabreado porque no estoy cómodo con vosotros, lo muestro. ¿Pero me veis a disgusto con vosotros? Estoy metido en el partido, estoy a gusto. Me da igual el resultado, mi equipo acabará jugando un buen basket y más continuo». Aunque cae derrotado en el Palacio de los Deportes, el Fuenlabrada termina la primera vuelta entre los ocho primeros, y obtiene así

su pasaporte para la Copa del Rey. Equipos con mayores presupuestos y aspiraciones, como el Gescrap Bizkaia, Valencia Basket o Gran Canaria se quedan fuera.

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18 de diciembre de 2011. Balonmano femenino. 3º y 4º puesto del Mundial. Dinamarca-España. Ginasio do Ibirapuera. Sao Paulo. España viaja a Brasil con el ambicioso proyecto de subir al podio de una Copa del Mundo. Se antoja inevi-

table reflexionar sobre lo que ocurrió dos años atrás, en la última cita mundialista, cuando las españolas se plantaron en semifinales pero terminaron cuartas. España termina segunda de grupo, por detrás de Rusia. En octavos de final elimina a Montenegro; y en cuartos hace la machada de dejar fuera de su Mundial a Brasil, anfitrionas y una de las favoritas para conquistar el oro. Noruega, a la postre campeonas, se cruza en el camino de las españolas en las semifinales. 103


C U LT U R A Dinamarca cuenta sus partidos por victorias hasta que se planta en la antesala de la gran final, donde cae derrotada por Francia. A falta de cuatro minutos y medio, cuando el marcador refleja un 16-20 a favor de España, pero con Dinamarca apretando y recortando la diferencia, el seleccionador Jorge Dueñas pide un tiempo muerto para tratar de explicar cómo penetrar a través de la defensa presionante que plantean las escandinavas. «¿Sabéis jugar a los diez pases?», comienza preguntando Dueñas. «Se trata de que no botemos. Si una ataca por el centro, la otra hacia el exterior. Y el bote siempre en profundidad». Los diez pases es un tipo de ejercicio que se practica cuando alguien está aprendiendo a jugar a balonmano. Consiste en abrir el campo y estar continuamente haciendo desmarques para que la jugadora que tiene el balón encuentre diferentes alternativas de pase. La estrategia de Dueñas da resultado. España amplía diferencias y termina imponiéndose a Dinamarca por 18-24. El balonmano femenino español conquista, de esta manera, el mayor éxito de su historia en los mundiales. Gracias, entre otras cosas, a los diez pases de Jorge Dueñas.

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«Disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo». Ésta es la definición que el diccionario de la Real Academia Española otorga a la palabra ‘motivar’ en su tercera acepción. En teoría no parece una acción tan complicada de lograr. Pero lo es. ¿Cómo se puede «disponer del ánimo de alguien»? Existen multitud

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de variantes, pero sólo unas pocas resultan verdaderamente satisfactorias. 1 de octubre de 1975. Boxeo. Campeonato del Mundo de los Pesos Pesados. Muhammad Ali-Joe Frazier. Coliseo Araneta. Manila. Ali y Frazier se ven las caras sobre un cuadrilátero por primera vez en 1971, con victoria para Frazier por unanimidad. En 1974, Ali gana en 12 asaltos. En el combate de Filipinas, tercero y último entre estos dos míticos boxeadores y bautizado como ‘Thrilla in Manila’, hay en juego mucho más que un título. El campeón de este épico desempate sería recordado eternamente. El perdedor también, pero menos. Angelo Dundee es el entrenador de Ali. Durante esta tremenda pelea, que el propio Ali recordaría posteriormente como «lo más cercano a morir», éste no puede más. Entonces aparece Dundee y le convence para seguir. Según el promotor de boxeo Bob Arum, «sin Dundee, Ali no hubiese tenido la fuerza de regresar y detener a Frazier». Finalmente, Ali noquea a Frazier en el decimocuarto asalto. «Angelo fue el más grande a la hora de motivar a los boxeadores. No importa cuán mal estuviesen las cosas, Angelo le daba un giro positivo a éstas. Eso era lo que Ali más amaba de él. En los 45 años que he estado en el mundo del boxeo, él es el mejor entrenador que he visto», sentencia Arum.

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27 de mayo de 2009. Fútbol. Final de la Champions League. Barcelona-Manchester United. Estadio Olímpico. Roma. Tras alzarse con los títulos de Liga y Copa, el Barça viaja a Italia decidido a conquistar el triplete. Mientras los futbolistas culés ca-

lientan sobre el césped, Pep Guardiola y sus ayudantes convierten su vestuario en una sala de cine. Tienen preparada una sorpresa que ningún jugador conoce. Tres días antes del choque, TV3 comienza a preparar un vídeo encargado por Guardiola y que pretende servir de motivación para sus pupilos. El único requisito que pone el entrenador es que aparezcan representados absolutamente todos los futbolistas de su plantilla. Después de calentar y a pocos minutos de disputar el partido más importante del año, a los jugadores del Barça se les dice que deben ver un vídeo. En él, se mezclan imágenes de los futuros héroes de Roma en encuentros de esa misma temporada con otras de la película ‘Gladiator’, muy apropiadas teniendo en cuenta la ciudad en la que se disputa la final. Cuando la sesión motivacional finaliza, algunos jugadores lloran y otros aplauden y animan. El Barça ha comenzado a ganar la Champions League antes incluso de saltar al campo. 90 minutos después y tras una nueva lección sobre el césped del ‘Pep Team’, el Barcelona se impone al Manchester United por 2-0 con goles de Eto’o y Messi.

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28 de agosto de 2009. Fútbol. Supercopa de Europa. BarcelonaShakhtar Donetsk. Stade Louis II. Mónaco. La temporada 2009/10 arranca para el Barça como terminó la anterior. Triunfando. La Supercopa de España conquistada frente al Athletic Club supone el cuarto título del año. Pero los catalanes quieren más y se autoimponen hacer historia logrando los seis títulos del año natural 2009. El quinto trofeo no se antoja, a

priori, el más complicado. La Supercopa de Europa se disputa a partido único, en campo neutral y contra el Shakhtar Donetsk de Ucrania. Pero el gol no llega y los nervios sí. No se mueve el marcador en el tiempo reglamentario, por lo que es necesaria una prórroga. Justo antes del inicio de ésta, Pep Guardiola reúne a sus chicos sobre el césped del Louis II y les lanza una arenga que demuestra lo mucho que confía en su método: “Asegurad el pase. Sin riesgos atrás. Hacedlo bien. Cuando pasemos el balón, ni uno al medio. Como siempre. Jugad a tener el balón y, sobre todo, vamos hacia adelante. A lo nuestro. Vosotros por delante del balón. Ellos están esperando a la contra y no van a cambiar. Hacedlo más que nunca. A lo nuestro: el balón. Si tenemos el balón podemos hacer lo que sabemos. En 30 minutos podemos hacer gol. No preocuparos. No preocuparos de nada. Haced lo que sabéis. Con paciencia. No nos volvamos locos porque si no, nos van a matar. Tocamos y tocamos. No preocuparos, no preocuparos. Paciencia. Los 10 hacemos las operaciones igual que siempre. Ahora más que nunca es moverse, moverse y moverse. Abrimos el campo y en principio buscamos la banda, y ya habrá espacios por el centro. ¿OK, señores? Como siempre. ¡Vamos, eh!” Cinco minutos antes de llegar a la lotería de los penaltis, el canario Pedrito encuentra el hueco y anota el único gol del partido. A esta plantilla de leyenda sólo le queda un trofeo por lograr en 2009 para hacer pleno. El 19 de diciembre lo consigue al proclamarse campeón del Mundial de Clubes tras imponerse a Estudiantes por 2-1. Por primera vez en la historia del fútbol, un equipo gana seis títulos en un mismo año.

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- ¿Sacador?, pregunta Pepu. - Sacamos balón, bloqueo ciego del pequeño al 5 para el alley oop, y del 4 al pequeño, responde decidido Germán Gabriel. En ese instante, el resto de compañeros se anima a dar su opinión acerca de la táctica a seguir. Finaliza el tiempo muerto. Pepu Hernández no añade ninguna otra orden. De este modo transmite a sus hombres la idea de que confía en sus decisiones. El partido termina 67-63 para los madrileños, tras una prórroga.

Les cuenta que ha visto un perro perseguido por tres caballos por las calles de Barcelona. El perro es el propio Real Madrid, y los tres caballos, el Barça, el ambiente y la historia reciente. Los pupilos de Laso saltan a la cancha con una chispa especial y arrasan a los culés, como demuestra el 74-91 final. El Real Madrid se lleva la Copa del Rey de baloncesto 19 años después. Ni tres caballos ni 300 serían capaces de frenar a un perro tan motivado

6 de noviembre de 2011. Baloncesto. Sexta jornada de la Liga ACB. Asefa Estudiantes-CAI Zaragoza. Palacio de los Deportes. Madrid. No siempre son necesarios discursos grandilocuentes para motivar a una plantilla. En ocasiones no hace falta tanto. Es más: a veces, escuchar funciona major que hablar. Eso debe de pensar el entrenador del equipo local, Pepu Hernández, cuando solicita un tiempo muerto. En vez de dictar la siguiente jugada, es el ala-pívot Germán Gabriel quien toma la palabra.

19 de febrero de 2012. Baloncesto. Final de la Copa del Rey. Barcelona-Real Madrid. Palau Sant Jordi. Barcelona. A Pablo Laso le corresponde la misión casi imposible de ‘quitarle’ el título al Barça, uno de los mejores bloques de Europa, en su propia ciudad. Para ello, evita hablar de baloncesto en la charla previa al gran acontecimiento. En su lugar, Laso reúne a sus jugadores y les pone un vídeo con imágenes de todos ellos durante la temporada, antes de inventarse la fábula del perro.

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Wembley 92: El disparo a la historia de Ronald Koeman POR JAVIER BRIZUELA

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abían pasado seis años desde que un equipo llamado Steaua de Bucarest y un portero de nombre Helmuth Duckadam se cruzasen en el trayecto del FC Barcelona hacia su primera Copa de Europa. Seis primaveras de ansiedades, remordimientos y malos recuerdos. También de esperanza, porque muchos seguían confiando en los desagravios del destino tras la pesadilla vivida en el Sánchez Pizjuán el 7 de mayo de 1986. Sus anhelos encontraron las respuestas iniciales en la figura de un entrenador holandés avalado por un colosal pasado como jugador: Johan Cruyff. Considerado como uno de los mejores futbolistas de la historia, Cruyff no era un desconocido en Barcelona. Deleitó al Camp Nou vestido de corto durante cinco temporadas. La llegada de El Flaco al banquillo culé explicitaba una apuesta por el juego de posesión, alegre y ofensivo, sin excesivos rigorismos tácticos. Justo antes de enfrentarse a la Sampdoria el 20 de mayo de 1992 en la final de la Copa de Europa, en Wembley, la sufrida afición blaugrana recordaba bien la coyuntura deportiva e institucional que rodeaba al club cuando Cruyff pasó a ser el técnico del equipo. La Quinta del Buitre estaba en su apogeo y la presidencia de Núñez había sido cuestionada por la propia plantilla con el famoso motín del Hesperia. Los dos primeros cursos de Johan no fueron fáciles. Su filosofía futbolística requería un reposo y una asimilación que la directiva supo interpretar. Para edulcorar la espera, llegaron dos títulos (Recopa en la 88-89 y Copa del Rey en la 8990 ante el Madrid), pero los blancos seguían mandando en España. Por fin, en la temporada 90-91, el Barcelona conquistó la Liga. Con un tridente foráneo inmejorable (Koeman, Laudrup y Stoichkov) arropado por Bakero, Eusebio o un lampiño Guardiola, el cuadro catalán encaraba la Copa de Europa 91-92 con el convencimiento

de que los complejos del pasado podían superarse. En las horas previas al partido decisivo ante los italianos, acudía a la llamada de la memoria la eliminatoria de octavos contra el Kaiserslautern, superada con un cabezazo agónico de Bakero en Alemania que elevó al racial centrocampista al santoral culé. Tampoco había caído prisionero de la amnesia el triunfo crucial contra el Benfica en la liguilla de cuartos. Una victoria que valía el pase a la tercera final de Copa de Europa tras las decepciones de Berna (1961) y Sevilla. De todas formas, el pasado tiene la relevancia que se le quiere conceder desde el presente. Nada de lo anterior importaba cuando el alemán Schmidhuber decretó el inicio del choque en Wembley. La Sampdoria no imponía tanto como sus paisanos del Milan, el Inter o el Nápoles, pero eran italianos y, por tanto, ultracompetitivos. Además, anhelaban revancha (el Barcelona les había arrebatado la Recopa en 1989). Dirigidos por el histórico Vujadin Boskov, sus pilares eran un portero solvente (Pagliuca), el trabajo y la clase de Toninho Cerezo y Lombardo en el mediocampo y la pegada virtuosa de Vialli y Mancini. Enfrente, el juego desenfadado de los chicos de Cruyff, expresado a la perfección en la famosa sentencia con la que Johan parece que les arengó en el vestuario del templo inglés. “Salid y divertíos”. Nadie dudaba de que los jugadores del Barça disfrutaban con el balón y su posesión infinita, pero una final es un partido diferente. A los catalanes les costó controlar el ritmo. La inspiración se había marchado justo cuando era más necesaria. Pagliuca desbarató un par de opciones culés, materializadas por Koeman (de falta) y Stoichkov (cabezazo a centro de Eusebio), en la primera mitad. La espesura dominante en los 45 minutos iniciales también se alteró en un disparo a bocajarro del inconfundible Lombardo que despejó Zubizarreta. La Sampdoria aguardaba aga-

“La llegada de ‘El Flaco’ al banquillo culé explicitaba una apuesta por el juego de posesión, alegre y ofensivo” 106

zapada, pero mantenía afiladas las garras que le habían transportado a la final. La dinámica del juego favorecía los intereses italianos. El Barça tomó conciencia de ello y salió en el segundo tiempo con más intensidad y empuje. Como la calidad venía de serie, el cuadro azulgrana empezó a merodear con mayor frecuencia la portería transalpina. Julio Salinas (en una acción embarullada que se topó con los reflejos de Pagliuca) y Stoichkov estuvieron cerca de marcar. La Sampdoria, a lo suyo, amenazó el arco español en una jugada rápida de Lombardo que Vialli, solo ante Zubizarreta, culminó con un remate desviado. Los minutos se consumían y el 0-0 persistía. La prórroga acechaba cuando Stoichkov reapareció. El temperamental delantero búlgaro se benefició de una asistencia genial de Laudrup y encaró a Pagliuca. El corazón de los culés dejó de latir cuando Hristo cruzó su disparo. Falsa alarma. El balón chocó con el poste y un lamento generalizado recorrió el sector blaugrana de Wembley. Stoichkov maldijo con sus característicos aspavientos la fortuna italiana. Vialli replicó en dos secuencias consecutivas. Una la truncó un acertado Zubi y la otra se perdió cerca del palo derecho tras un toque lleno de clase del internacional azzurro. Ahora tocaba respirar de alivio y coger aire. No había vuelta atrás. La final se decidiría en treinta minutos adicionales para los que los jugadores tenían las fuerzas justas. Quizás ni eso. La prórroga es una instancia decisoria donde se aglomeran pensamientos, deseos y sensaciones a un ritmo difícil de asimilar por los sufridos protagonistas. La conjunción del ansia de victoria con el extremo cansancio físico y psicológico da como resultado una receta casi invariable. Los equipos contendientes atacan sin demasiada convicción. Reculan porque saben que un error a esas alturas es fatal. Y prefieren no perder que salir a ganar. El Barça lo siguió intentando, pero la

gasolina escaseaba. Únicamente una oportunidad de Bakero rompió un guion que parecía contar con el consentimiento tácito de ambas partes. Costaba creer que el atractivo conjunto de Cruyff quisiese entregar su destino a otra tanda de penaltis como la de Sevilla ante el Steaua, pero los minutos pasaban y las ideas se agotaban. El balón parado no era el recurso de cabecera de aquel Barcelona, pero todo vale en circunstancias extremas. Más si se cuenta con un jugador como Ronald Koeman. Eso debió pensar el sufrido seguidor blaugrana cuando vio al defensa holandés preparado para golpear el cuero tras una falta de Invernizzi a Eusebio cerca de la frontal del área. Corría el minuto 112. Stoichkov sacó en corto, Bakero paró el esférico y Ronald lo reventó con la diestra. El balón atravesó la barrera como un misil y no paró hasta impactar con violencia en la red de la portería de Pagliuca. Koeman corrió poseído por el éxtasis del momento. Sus compañeros lo abrazaron con pasión. Cruyff, en la banda, mantuvo la compostura, pero intuía culminada la obra que había comenzado cuatro años antes. La conquista de la primera Copa de Europa de la institución legitimaba su apuesta atrevida e inmortalizaba su figura, origen de un legado que todavía perdura en Can Barça. En la final de Wembley se desecharon complejos atávicos y paranoias victimistas. El encuentro supuso mucho más que un magno trofeo continental levantado al firmamento de Londres por José Ramón Alexanco. Invirtió tendencias históricas que parecían inamovibles y exorcizó los fantasmas del derrotismo. Esos a los que ahora Guardiola (titular ante la Sampdoria) cierra las puertas del Camp Nou mientras entrena a uno de los mejores equipos de la historia, digno heredero de aquel Dream Team. El pesimismo patológico busca otra sede, porque ya no es bienvenido en Barcelona. Desde aquel 20 de mayo de 1992 LA HUELLA DEL TIMEPO

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OPINIÓN

El fútbol esterilizado

E

P O R

J OAQ U Í N

MA N S O

l fútbol de ayer empezó a morirse el día en el que un constructor de la España próspera fichó a golpe de pasta a la estrella del Barcelona para hacerse presidente del Real Madrid y engordar su propia vanidad. Y principalmente, para llevarse por delante aquella convención romántica e ilusionante de que los futbolistas juegan por sus colores, máxima ingenua que ya no significa nada en el Santiago Bernabéu. Lo hacen por dinero, idiotas. Los marcadores del estadio exhiben ahora antes de cada partido una película que intenta ser un resumen de la historia del club, pretendidamente grandiosa, pero en realidad es la revelación de su actual escala de valores: en ella tiene tanto espacio Di Stéfano como David Beckham, el futbolista maniquí que destacó más por lo segundo que por lo primero. A las imágenes les acompaña una ópera postmoderna, ridícula y sedante. Doce años después del fichaje de Figo, la mercantilización galopante y descontrolada del fútbol que promociona Florentino Pérez ha provocado ya desajustes tan acusados que la gran mayoría de los partidos que disputa el Real Madrid en cualquier campeonato ha quedado desprovista de las emociones que despertaba antaño, sustituidas por un espectáculo plastificado y esterilizado, cada vez menos deportivo y más circense. El público que acude al Bernabéu es mero atrezzo, en amplia parte forastero de paso, y suele comportarse en un silencio expresivo de la naturaleza de su vivencia, superficial e intrascendente, para nada vinculada a aquel acogedor sentimiento de pertenencia a un proyecto colectivo que perseguía permanecer en la memoria. Si no fuese por los palcos vip, ni siquiera sería necesario que asistiesen espectadores al campo. Los futbolistas, apolíneos superdotados que salen siempre victoriosos sin esfuerzo, actúan como individualistas histriones, construyen su propio icono publicitario pendientes de la morisqueta, del peinado pintoresco o de la ocurrencia irreverente que alimente el gigantesco mercado de información organizado en torno al producto. El personaje más cotizado en las televisiones es ahora el entrenador del Real Madrid, un tipo que ni siquiera juega al fútbol, síntoma inequívoco de que la competición ha pasado a importar poco. Ganar ligas o copas de Europa dejará muy pronto de ser un hito meritorio y se convertirá en pura rutina, más o menos prescindible según las circunstancias. En cuanto se elimine ese obstáculo que es la inmensa minoría que todavía llena El Molinón o San Mamés, molesto residuo del fútbol de ayer, habrá una superliga europea y puede que mundial, modernísima, neotecnologizada, en manos de las casas de apuestas, de los fabricantes de calzoncillos y de las televisiones por satélite. Se crearán clubes franquicia instantáneamente, en cualquier parte y en cualquier momento, y triunfar o perder será lo de menos, siempre que el negocio funcione. Probablemente irá todo de maravilla, no habrá sufrimiento, sólo alegrías. Pero habrá dejado de ser fútbol.

“EL PÚBLICO QUE ACUDE AL BERNABÉU ES MERO ATREZZO, EN AMPLIA PARTE FORASTERO DE PASO”

* Joaquín Manso es periodista de El Mundo desde 2006, asignado a las áreas de Tribunales e Investigación. 108

QUALITY SPORT MAYO 2012



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