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LA DEVELACION La mañana era fresca, el tiempo perdonó el calor y la frescura dejaba que el acto transcurriera, fieles se congregaron, muchos medios de comunicación, habló Juan Manuel Diez Francos, alcalde de Orizaba, mencionó que en Orizaba gobierno y la iglesia iban de la mano, decía que Orizaba era el corazón de toda la región de las altas montañas, pero que era una ciudad que abría sus brazos a todos, en clara referencia a esa gente foránea que acompañaba al homenaje del Cura mendocino, porque el Papa Francisco asegura que deben llamárseles curas, independiente del grado de Obispo o Arzobispos o Cardenales. Develaron la placa. Todos en negro, ceremonia de respeto, luctuosa para un hombre cristiano, católico, bueno y muy humano, que siempre tendía la mano a quiénes la necesitaban. Uno de los 12 hijos del gran luchador social, don Melitón Reyes Andrade, de los cuales 11 aún sobreviven y no eran, como me dijo uno de sus hermanos, los 12 apóstoles porque en ellos hubo un traidor y aquí no hay ninguno, más bien los compararía con las 12 tribus. San Agustín decía: “No seáis sabios para vosotros solos. Recibe el Espíritu. En ti debe haber una fuente, nunca un depósito, de donde se pueda dar algo, no donde se acumule. Dígase lo mismo de la alforja.” Eso era Hipólito. Cerró los discursos el
Obispo Francisco Eduardo Cervantes, ponderó el trabajo eclesiástico de quien creó la Diócesis de Orizaba en tiempo de Juan Pablo Segundo. Un hombre muy respetado, que luego se fue a Xalapa y se lo llevaron, como se llevan las cosas buenas a aquella Diócesis. Pero cada que podía el hombre venía a congregarse con su familia, una familia muy unida, muy querida y muy respetada. Se develó el pequeño monumento con una placa en su memoria (1946-2021), los fotógrafos de los medios imprimían sus placas. El obispo invitó a recorrer el callejón y de allí a oír la misa en su memoria. A la entrada saludé al padre Helkyn, que oficiaría misa con el jefe, estreché su mano. La gente comenzó a entrar, primero el alcalde con la familia y luego la feligresía. Los pueblos agradecidos honran a sus gentes buenas, a sus hijos nacidos para hacer el bien. Orizaba honró a Hipólito Reyes Larios. Monseñor que está sepultado junto a la tumba jalapeña al lado de San Rafael Guízar y Valencia, descansando en paz y seguro, desde el cielo, donde debe estar, se maravilló con este homenaje y mandaría el mensaje a su familia de seguir unidos como siempre lo hicieron, desde que sus padres les conculcaron ese ejemplo. Buen homenaje orizabeño. Siga descansando en paz, Monseñor. Aquí se le recuerda con cariño y amor. www.gilbertohaazdiez.com análisis político 5