La filosofía y su relación

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1.

LA FILOSOFÍA Y SU RELACIÓN 1.1.

FILOSOFÍA Y CIENCIA

Las ciencias particulares, al igual que las demás áreas del saber, tienen su origen en la Filosofía y las orienta, como unida a un cordón umbilical, hasta la Época Moderna, tiempos en los cuales merece destacarse la participación de Francis Bacon al dar las bases estructurales del método inductivo, tan eficaz en la investigación científica. Por su parte, René Descartes constituye el método científico, permitiendo un amplio y rápido desarrollo de la ciencia. Ambos aportes marcaron el inicio de la separación de las Ciencias Particulares de su progenitora, la Filosofía. Como resultado de esta separación, encontramos una serie de diferencias entre ambos conocimientos, las que resultan de los datos recabados por cada una de las ciencias y sus respectivas exigencias metodológicas. He aquí el citado cuadro:

FILOSOFÍA

CIENCIA

1. Busca las razones absolutas de la

1. Se preocupa por el establecimiento

realidad.

2. Busca las raíces no empíricas de la

realidad.

de las leyes que rigen los fenómenos naturales. 2. Inquiere

la explicación de la realidad a través del conocimiento de las relaciones puramente fenomenales entre las cosas.

3. Desea conocer o conoce las leyes,

normas o regularidades de las esclarecer los principios variaciones fenoménicas. ontológicos o causas 4. Investiga las manifestaciones de los fundamentales. objetos físicos y sus relaciones. 4. Le interesa lo que es en sí el objeto, su sustancia, las cualidades que hacen ser al objeto tal como eres. 3. Busca


5. Le interesa el porqué de las cosas.

6. Propone posibles respuestas a las

interrogantes.

5. Le

interesa fenómenos.

el

de

los

6. Comprueba, verifica; luego acepta

o rechaza las respuestas soluciones a los problemas. 7. Busca

7. Indaga el orden del Ser, de lo

cómo

lo intangible relaciones fenoménicas.

de

o las

Absoluto.

1.2 FILOSOFÍA Y ARTE Se entiende por Arte a la actividad que el hombre realiza para interpretar o modificar la realidad, mediante la utilización de objetos materiales, los cuales son modificados con el propósito de que el espectador capte formas, colores, sonidos, armonía y sensaciones para que pueda apreciar la belleza de la creación artística, los motivos que impulsaron al artista a crear la obra, así como sus estados emocionales. Tanto la Filosofía como el Arte son actividades que tratan acerca de la realidad del hombre y su mundo. La primera estudia la realidad en conjunto con el propósito de conocerla y explicar el porqué de cada circunstancia, mientras que la segunda, busca únicamente representarla objetiva o subjetivamente o expresar algo de ella, pero vista de modo distinto, según el propósito del artista, ya sea pintor, músico, poeta, escritor, escultor o artesano. La expresión artística en los últimos años ha dado un giro en cuanto a su proyección se refiere. Como es sabido, hasta el siglo XIX, en América Latina, el arte siguió los patrones europeos, mediante los cuales, el artista se dedicó a complacer los gustos de las élites para satisfacer su ego. En el siglo XX, es orientado a la sociedad en general, proporcionándoles una serie de temas relativos a las características autóctonas y a las aspiraciones de los pueblos, dándoles una visión orientadora en asuntos de política (arte liberador), sociología (arte que destaca la problemática del hambre, desempleo, vivienda y pobreza, entre otras) y economía (se manifiesta el estado económico), entre otros. Al confrontar ambas áreas del conocimiento, encontramos las características que mostramos en el siguiente cuadro: FILOSOFÍA un saber objetivo, dependiente de las circunstancias reales e históricas.

ARTE

1. Es

1. Es

un saber subjetivo, dependiente de los sentimientos del artista, por lo que es personal.

2. Se orienta con la razón.

2. Se orienta con la imaginación.


1.3 FILOSOFÍA Y RELIGIÓN

Mujer con Sombrilla Claude Monet

Es la relación reciproca existente entre Dios y el Hombre; el conjunto de normas y dogmas que establecen la formas como se da la relación entre ambos con la finalidad de orientar al ser creado hacia la redención.

CARACTERÍSTICAS FILOSOFÍA 1. Tiene un amplio campo porque es un saber

RELIGIÓN 1. Es un saber parcial

general 2. Trata el tema de Dios como una realidad. 3. Busca respuesta acerca del universo y su

origen. 4. Se basa principalmente en la razón. 5. Orienta a las demás ciencias. 6.

Explica las posibilidades y la realidad de las condiciones de vida del presente con miras a un futuro desconocido.

2. Trata de DIOS como Ser Supremos, Creador. 3. Responde con claridad acerca del origen del

universo 4. Se basa fundamentalmente en la fe. 5. Orienta al Hombre. 6. Le dice al Hombre como fue el pasado, como es

el presente y cómo será el futuro.

7. Busca la verdad. 7. Vive la verdad


2. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

La teoría del conocimiento es una parte importante de la filosofía. Pero es difícil precisar cuál es su objeto y más aún cuáles son los resultados a los que se ha llegado en ella, sin indicar de antemano desde qué postura, o concepción filosófica se está hablando. En el artículo sobre gnoseología pueden verse algunas indicaciones respecto a los diversos planteamientos filosóficos del problema del conocimiento, y la relación de la denominación «teoría del conocimiento» con otros términos como «epistemología», &c. Aquí nos limitaremos a exponer brevemente los problemas fundamentales que plantea hoy una teoría filosófica del conocimiento. De ellos el primero es la relación entre conocimiento científico y no científico. Otro problema importante es el de la relación entre esta teoría filosófica y las diversas disciplinas científicas que también se ocupan del conocimiento. Terminaremos aludiendo a las opciones filosóficas fundamentales en teoría del conocimiento. 1. El conocimiento científico y el no científico


En el contexto de la filosofía tradicional (escolástica, fundamentalmente) es normal referirse a varios tipos de conocimiento y establecer una jerarquía entre ellos. Empezando por el llamado conocimiento vulgar o del sentido común, se pasa inmediatamente al científico y se señalan después otras formas de conocimiento como el artístico, el filosófico, el religioso o el teológico, de los cuales este último suele ser considerado el más perfecto. Dentro de este esquema es fácil advertir a veces un ligero desplazamiento hacia el irracionalismo, a partir del cual el conocimiento científico no sólo ocupa un lugar mínimo en la escala jerárquica de las formas de conocimiento, sino que incluso puede aparecer como verdadero desconocimiento, por su carácter parcial, limitado, &c. Dentro de esta perspectiva, que llamaremos –por denominarla de alguna manera– «conservadora», adquieren pleno significado los planteamientos ciertamente metafísicos (en el mal sentido de la palabra metafísica) respecto a la posibilidad, límites y esencia del conocimiento. Desde una perspectiva racionalista, sin embargo, el modelo de cualquier forma de conocimiento es el conocimiento científico. Si esta posición se lleva hasta su extremo puede llegarse incluso a negar que haya otra forma real de conocimiento que no sea el científico. Nos parece que la postura más adecuada es la racionalista (que algunos denominarán cientificista) (cientificismo), pero siempre y cuando se mantenga respecto a la ciencia una postura suficientemente crítica (El mito de la ciencia). De acuerdo con esto no parece que tenga mucho sentido hablar de conocimiento religioso o artístico, y mucho menos considerar a estas «formas de conocimiento» como más «perfectas» que el conocimiento científico. La misma idea de perfección no tiene mucho sentido aplicada al conocimiento, salvo para declarar que es perfectible. Y esto cuadra bien ante todo con el conocimiento científico. Otra cuestión es que los aspectos afectivos, emotivos, &c., que figuran en el arte o la religión cumplan también un determinado papel en la ciencia y que, por consiguiente, la separación de ésta con respecto a esas otras formas de pensamiento o de conciencia históricamente dadas sea más bien relativa. En una teoría general del conocimiento, la teoría crítica de la ciencia ocupará por lo tanto un papel central; y paralelamente la problemática sobre las «diferentes formas de conocimiento» quedaría mejor tratada en una teoría previa sobre las «formas de pensamiento» en la que se distinguieran los aspectos histórico-sociológicos o institucionales de éstas (el arte, la religión, la ciencia) como partes de la cultura, de las cuestiones valorativas (su valor cognoscitivo en este caso). 2. Teoría del conocimiento: ¿ciencia o filosofía? El conocimiento es un fenómeno con múltiples aspectos. Es un fenómeno psicológico, sociológico, biológico incluso. Cabe, pues, su estudio desde muchos puntos de vista, a partir de múltiples ciencias empíricas. También en el estudio del conocimiento científico cabe esta perspectiva científica, representada ya de hecho por la ciencia de la ciencia. La epistemología genética de Piaget pretende también constituir una teoría general del conocimiento (de tipo racionalista: el conocimiento científico como modelo más desarrollado de cualquier forma de conocimiento) con base en los resultados de ciencias positivas que se ocupan de los procesos cognoscitivos, como la psicología genética fundada y desarrollada por el mismo Piaget, la biología, la sociología y la historia de las ciencias, &c. En el artículo epistemología nos ocupamos de este programa de investigación. Por el momento aquí diremos únicamente que, en cualquier caso, no parece que pueda negarse que todas las investigaciones empíricas sobre los procesos cognoscitivos parten de preconcepciones filosóficas acerca de qué es el conocimiento – qué entendemos por conocer la realidad– sin las cuales no podrían orientarse aquellas investigaciones. Igualmente cabe señalar, al término del proceso, la posibilidad de diversas interpretaciones filosóficas de los resultados empíricos.


3. Teorías filosóficas del conocimiento De hecho, las investigaciones sobre el conocimiento (de cualquier forma que se entiendan éstas: científica y filosófica) tienen que enfrentarse desde el principio con opciones de carácter estrictamente filosófico. Tal es el caso, fundamentalmente, de la opción necesaria a favor de una de las dos interpretaciones extremas: realismo o subjetivismo idealista. La concepción realista parte del supuesto de que el mundo conocido es exterior al sujeto y de que constituye un ideal de nuestro conocimiento el adecuarse con una realidad previamente dada. La actitud realista más consecuente es la que viene acompañada del calificativo «crítico». El realismo crítico añade al realismo la idea de que nuestro conocimiento nunca agota de forma definitiva, ni se adapta (o mejor, no sabemos si se adapta) de forma exacta a esa realidad previamente dada. Frente a esta posición, las diferentes formas de subjetivismo idealista, implican en diversa medida la idea de que el conocimiento es un asunto fundamentalmente subjetivo, sin que sea posible entender la conexión entre nuestro conocimiento y la realidad que pretendemos conocer. Algunas concepciones actuales como el fenomenalismo, el operacionalismo, el instrumentalismo, representan en el fondo diversas variantes del idealismo subjetivo. Respecto a los supuestos ontológicos que pueden acompañar a las diversas concepciones sobre el conocimiento, está claro que aunque no hay una reacción de implicación lógica, las posturas más coherentes con el realismo por una parte y con el subjetivismo por otra son, respectivamente, el materialismo y el espiritualismo o idealismo objetivo.

2.1 EL CONOCIMIENTO COMO PROBLEMA

No lo parece así, a primera vista, ya que estamos tan habituados en la vida cotidiana, en todo lo que decimos o pensamos, a manejar una cantidad tan grande de conocimientos que, por eso el conocimiento se nos presenta como algo inmediato, como lo que se sabe acerca de nuestro mundo, como algo natural, que casi no cuesta esfuerzo adquirir. Todos sabemos que la tierra es esférica, que Colón arribó a América un 12 de Octubre de 1492; lo dicen los manuales escolares y los periódicos, lo repite la gente, nadie intenta negarlo. Pero nuestra perspectiva cambia radicalmente si, de pronto, hacemos una sencilla pregunta: ¿Cómo es que sabemos esto? ¿Cómo sabemos que es verdad, si no lo hemos comprobado directa y personalmente? Y aún más, si lo comprobáramos en apariencia, ¿podríamos estar seguros de lo que vemos, vimos o sentimos? Es entonces en este punto donde podemos vislumbrar que existe un problema alrededor de lo que es el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos rodean y acerca de nosotros mismos. Y este problema radica fundamentalmente en que (los seres humanos) el hombre necesita para desarrollar su vida y responder a sus inquietudes, de un conjunto amplio


de conocimientos. Pero, por otra parte, la verdad no se muestra directa y llanamente a nuestra percepción: debe ser buscada, encontrada mediante la indagación, cuyo referente son los mismos objetos de los que intentamos conocer algo. Debe hacerse entonces distinción respecto a lo siguiente: No hay que confundir una afirmación (cierta o falsa, no importa en este caso) respecto a un hecho o a un objeto, con el proceso mediante el cual se ha obtenido el conocimiento que sustenta a dicha afirmación. Vale la pena tener en cuenta que el dogmatismo (doctrina fijada) es una postura epistemológica para la cual no existe todavía el problema del conocimiento. Dicha postura da por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre sujeto y objeto; para el dogmatismo el conocimiento no es todavía un problema a causa de la noción deficiente que tiene de la esencia del conocimiento, pues no reconoce la relación que el conocimiento representa entre sujeto y objeto. Cree que los objetos del conocimiento nos son dados absolutamente y no por obra de la función intermediaria del conocimiento. Los seres humanos utilizan, para desarrollar su vida y realizar actividades, un conjunto amplio de conocimientos. Pero este conocimiento debe ser encontrado por medio de un trabajo indagatorio sobre los objetos que se intenta conocer. Por ejemplo: si un profesor nos dice (o leemos en un libro o periódico) que la economía del país crece a un ritmo del 4% anual, esta afirmación (cierta o falsa) podemos utilizarla y recordarla, al mismo tiempo que se incorpora y relaciona con otros conocimientos que poseemos de antemano. Pero resulta evidente que alguien es el responsable de esa afirmación; alguien, de algún modo, ha estudiado la economía y ha determinado por algún procedimiento que su crecimiento es de un 4% ¿Cómo lo ha hecho? ¿De qué recursos se ha valido? Cuando comenzamos a preocuparnos del modo en que se ha adquirido un conocimiento, o cuando intentamos encontrar un conocimiento nuevo, se nos presentan cuestiones de variada índole, muchas de las cuales integran el campo de la Metodología.

2.2 ELEMENTOS EL CONOCIMIENTO: Es un proceso mental que consiste en la aprehensión de la imagen de un objeto. El conocimiento presenta 3 elementos que intervienen en dicho proceso: Sujeto, Objeto y la relación de ambos elementos, que da lugar al conocimiento. Los dos elementos se dan siempre en una constante correlación, esto quiere decir que el sujeto es sujeto para el objeto y el objeto es objeto para el sujeto. La función del sujeto consiste en aprehender el objeto, la del objeto en ser aprehendido por el sujeto.


2.3

PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO Como nuestro conocimiento es conocimiento de objetos, es decir, de cosas que parecen existir independientemente de nosotros, se trata de averiguar si es posible alcanzar a conocerlos en realidad o si existen l铆mites para dicho conocimiento. A continuaci贸n hay cinco problemas que a lo largo de la HISTORIA DE LA FILOSOFIA, han intentado algunas soluciones. Estos problemas son:

1. Sobre la Posibilidad del conocimiento

2. Sobre el Origen del conocimiento

3. Sobre la Esencia del conocimiento

4. Sobre las Formas del conocimiento

5. Sobre el criterio de verdad.


2.4

CONOCIMIENTO FILÓSOFICO Y CIENTÍFICO

CONOCIMIENTO FILÓSOFICO Los filósofos, cuando realizan investigaciones para producir conocimientos no utilizan ningún instrumento de medición. El instrumento que requiere y con el cual “observa” su entorno, es básicamente el razonamiento. El trabajo filosófico es un trabajo en que la actividad racional juega un papel de suma importancia, ya que cuando generan nuevas ideas, lo hacen después de haber analizado y criticado no sólo su pensamiento sino también el de filósofos tanto anteriores como contemporáneos. El conocimiento filosófico es un conocimiento que se obtiene de los documentos escritos, pero esto no quiere decir que el filósofo se dedique únicamente a recopilar datos escritos sino que los analiza y los corrobora en la práctica humana. Dos armas que tiene el filósofo para ejercer y producir conocimientos son el análisis y la crítica. Mediante un buen análisis podemos darnos cuenta de cómo se han ido desarrollando los razonamientos. Esto nos permite detectar fallas y contradicciones en nuestras explicaciones. Mediante la crítica refutamos dichas fallas y contradicciones, y proponemos su superación. Por la crítica el filósofo busca conocer las concepciones imperantes en determinada sociedad, siendo una de las diferencias entre el científico y el filósofo la manera de abarcar los fenómenos. El científico selecciona los fenómenos y su objeto de estudio. Por su parte, el filósofo estudia los fenómenos como totalidades; busca entender sus relaciones. La filosofía se va ocupar de objetos que en algunos de los casos son abstractos, esto es, de objetos a los que no podemos conocer por la vía estrictamente sensorial, sobre ellos, intenta establecer características universales. Características del Conocimiento Filosófico: 1. Racional. Uso de conceptos, categorías y principios lógicos en la explicación de un objeto de estudio; sus conocimientos son fundamentales a través de la lógica. 2. Analítico. Distingue, separa las partes de un todo: teorías, categorías, conceptos científicos o filosóficos. 3. Crítico. Emite juicios de valor sobre una concepción filosófica imperante en la realidad, su finalidad es detectar o determinar contradicciones en su formulación. 4. Totalizador. Tener un saber o conocimiento de los fundamentos de toda ciencia o disciplina. 5. Histórico. Su problemática está determinada por condiciones histórico-sociales. 6. Sistemático. Qué exista ordenación de principios (conceptos y categorías) que sustentes las teorías o argumentaciones, de forma que éstas sean coherentes. Así, los filósofos se preguntan, entre otras cosas, si la realidad puede ser conocida, hasta qué punto puede ser conocida y con qué medios. La filosofía se nutre de la actividad científica y viceversa, con ella reformula sus problemas, investiga de qué manera se plantean los problemas de las ciencias y el tipo de respuesta que se propone para la solución. Teniendo así un saber totalizador.


Se distingue del científico por el objeto y por el método. El objeto de la filosofía son las realidades inmediatas no perceptibles por los sentidos (suprasensibles), que traspasan la experiencia (método racional). Se parte de lo concreto material hacia lo concreto supramaterial, de lo particular a lo universal. El conocimiento filosófico es un interrogar, un continuo cuestionar sobre sí y sobre la realidad. No es algo hecho, acabado. Es una búsqueda constante de sentido, de justificación, de posibilidades, de interpretación al respecto de todo aquello que rodea al hombre y sobre el hombre mismo, en su existencia concreta. La esencia de la filosofía es la búsqueda del saber y no su posesión. El conocimiento filosófico procura comprender la realidad en su contexto más universal. No da soluciones definitivas para un gran número de interrogantes, pero habilita al hombre en el uso de sus facultades para ver mejor el sentido de la vida concreta. En el campo del conocimiento filosófico siempre estarán en juego las categorías de esencia, universalidad, necesidad, fundamental, etc…

CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Va más allá del empírico; por medio de él, trascendido al fenómeno, se conocen las causas y las leyes que lo rigen. Conocer, verdaderamente, es conocer por las causas; saber que un cuerpo abandonado a sí mismo cae, que el agua asciende en un tubo en el que se ha hecho vacío, etc. no constituye conocimiento científico; solo lo será si se explican tales fenómenos relacionándolos con sus causas y con sus leyes. La diferencia que el conocimiento científico tiene con el conocimiento más o menos espontáneo que preside la vida cotidiana, "el mundo del manipular", según Karel Kosic, es antes que nada el rigor que pretende imponer a su pensamiento. El conocimiento científico elabora y utiliza conceptos, desterrando así las ambigüedades del lenguaje cotidiano. El conocimiento científico es objetivo, racional, sistemático, general, falible, metódico. Además, son sus características el desinterés y el espíritu crítico. El carácter abierto del conocimiento científico lo aparta considerablemente de todo dogma o verdad revelada, con pretensiones de infalibilidad. Es rasgo esencial del conocimiento científico su afán de demostración. La ciencia y el pensamiento científico no toleran las afirmaciones gratuitas. Una afirmación -cualquiera que sea- solo alcanza rango científico cuando es fundamentada.


Ahora bien, entre los muchos rasgos que describen al conocimiento científico es esencial el que éste resulta de una definida combinación entre componentes teóricos y componentes empíricos 2, entre "lo endógeno" y "lo exógeno". De otra parte, lo específico del conocimiento científico puede ser nombrado con el término tradicional de "explicación científica", ya que todo producto que se reconozca como "conocimiento científico" debe cumplir como requisito fundamental que culmine en una "explicación científica", o que realice algunas de sus fases preliminares. El conocimiento científico es el que se caracteriza porque: • ES METODICO: Ya que nada se deja al azar, producto de la integración científica planificada. • ES SISTEMATICA: Ya que la ciencia no es un agregado de informaciones inconexas, sino que es un conjunto de proposiciones organizadas jerárquicamente. • ES COHERENTE: Ya que no debe tener contradicciones, debe de excluirlas. • ES OBJETIVA: Ya que capta las cualidades o propiedades de las cosas tal como son, sin alterarlos ni deformarlos. • ES VERIFICABLE: Ya que debe experimentarse. • ES PREDICTIVO: Ya que anticipa como podrá ser el futuro fundado en las leyes científicas y en los sectores respectivos. 2.5

EL CONOCIMIENTO EN LA FILOSOFÍA El conocimiento suele entenderse como: •

Hechos o información adquiridos por un ser vivo a través de la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un asunto referente a la realidad.

Lo que se adquiere como contenido intelectual relativo a un campo determinado o a la totalidad del universo.

Conciencia o familiaridad adquirida por la experiencia de un hecho o situación.

Representa toda certidumbre cognitiva mensurable según la respuesta a: ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?

No existe una única definición de "Conocimiento". Sin embargo existen muchas perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento, siendo la consideración de su función y fundamento, un problema histórico de la reflexión filosófica y de la ciencia. La rama de la filosofía que estudia el conocimiento es la epistemología o teoría del conocimiento. La teoría del conocimiento estudia las posibles formas de relación entre el sujeto y el objeto. Se trata por lo tanto del estudio de la función del entendimiento propia de la persona. He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos: elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la esencia del conocimiento, cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas que


lo rodean. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. La definición más sencilla nos dice que conocer consiste en obtener una información acerca de un objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia sobre algo. El conocimiento es esa noticia o información acerca de ése objeto. La teoría del conocimiento es una doctrina filosófica. De un modo general podemos entender por conocimiento todo saber que se puede justificar racionalmente y que es objetivo. En este sentido distinguimos el conocimiento de la mera opinión, de la creencia, de la fe o de las ilusiones de la imaginación.

El conocimiento fue concebido ya desde la antigüedad de dos modos diferentes: bien como una imagen o representación mental del objeto conocido (por los estoicos, por ejemplo) o bien como una proposición verdadera (como es el caso de Aristóteles), dando lugar a distintas interpretaciones de sus características y valor a lo largo de la historia de la filosofía.

2.6 EL CONOCIMIENTO MODERNO Y COMTEMPORÁNEO

EL CONOCIMIENTO EN LA MODERNIDAD


La Modernidad es una época compleja en la Historia de la Humanidad y del pensamiento en particular. Desde el siglo XII, con el surgimiento de la (alta) Escolástica y la relectura de la obra del filósofo Aristóteles, especialmente de su Lógica y Metafísica, se fueron creando grandes sistemas de pensamiento que intentaron reemplazar a los (religiosos) que venían dominando durante la Edad Media, marcadamente cristiana y neoplatónica (salvo algunas excepciones, tal como se nos presenta a Boecio). Y he aquí donde debemos ubicar el germen del “pensamiento moderno” (en el antiguo y medioeval llevado hasta la plenitud) al mismo tiempo que la necesidad de un renacimiento filosófico más profundo e integral. § 2.1. El siglo XV trajo consigo la “revolución universal”, proveniente de muchos y diversos epicentros, y la puesta en crisis no solo el pensamiento medioeval y escolástico, sino de todos los antiguos paradigmas (y a la Tradición en general). Los avances de la ciencia fueron responsables destacados en la crítica y revisión de los antiguos paradigmas de pensamientos. En éste tiempo, el hombre volvió sobre sí, dejando de lado la fe y las cosmovisiones religiosas, así como las tradicionales explicaciones cosmológicas, y se propuso reflexionar de un modo nuevo. § 2.2. El Renacimiento y el Humanismo han sido dos fenómenos inmediatos del cambio de mentalidad que estaba padeciendo el “hombre nuevo”, moderno, y todo aquello que el hombre había adquirido con su esfuerzo intelectual y racional a lo largo de la historia comenzó a ponerse en tela de juicio y someterse a una severa crítica. Entonces, un escepticismo generalizado comenzó a impregnar todos los ámbitos de la vida del hombre –hasta la tierra, otrora firme, se volvió objeto de duda, pues la visión geocéntrica fue reemplazada por la heliocéntrica, y la teocéntrica fue superada por una antropocéntrica. § 3. Todas las cosas, en estos tiempos modernos, se podrían explicar desde el hombre y su entendimiento y experiencia. El tema filosófico principal será ahora: el conocimiento (mismo) del hombre. En efecto, tantas concepciones se creyeron dogmáticamente durante siglos... tanto se impuso la “objetividad” y verdad de las cosas, más allá de la diversidad de matices, que, al parecer desmoronarse todo, hasta la misma posibilidad de conocimiento del hombre se volvió el centro de las críticas más mordaces. Por eso, “el problema del conocimiento” del hombre (su origen, alcance y esencia) será el tema central de la Filosofía moderna.


§ 4. Como siempre, nos encontramos con distintos filósofos y distintas posturas, y también con filósofos antecedentes, entre los que se destacan el italiano Tomás de Aquino y el inglés Guillermo de Ockham, ambos pertenecientes, a su modo, a la Escolástica y con doctrinas opuestas. Tomás de Aquino fue quien reinterpretó toda la filosofía de Aristóteles, poniendo en el centro del escenario filosófico la doctrina del ser y la posibilidad de su conocimiento, a través del proceso de abstracción (cuyo puerto era la adquisición de la “esencia” universal de las cosas), y de su expresión, a través de la Lógica y el lenguaje. Por su parte, Ockham, negó la posibilidad de todo conocimiento universal y se limitó a considerar solamente lo singular concreto, recortando todo aquello que escapara a la razón, al tiempo que destacando la pobreza de las palabras para expresar adecuadamente las esencias de las cosas. § 5. Evidentemente que el hombre, por su inteligencia y sus sentidos, conoce, pero qué es lo que conoce cuando hace experiencia (personal) de las cosas (exteriores a su sensibilidad). Y he aquí ya la presentación primera de los dos elementos fundamentales en todo acto de conocimiento: el objeto y el sujeto. Y también he aquí los elementos más discutidos. En efecto, en el resultado del proceso del conocimiento, ¿dónde termina el sujeto y comienza el objeto? O, dicho de otro modo, ¿qué es lo que existe, de modo verdaderamente objetivo? § 6. Para algunos filósofos el resultado del proceso del conocimiento dependía de algunos conceptos (ideas) con las que el hombre había nacido (siendo, de éste modo, innatos). Pues el hombre no venía con el “entendimiento vacío” (tal como afirmaban los empiristas, Locke y Hume), sino que estaba ya, desde el nacimiento, “esculpido por ciertas ideas” (y estos eran los racionalistas innatistas, entre los que se destacan Descartes y Leibniz). Y ésta primera distinción es la que refiere al origen o fundamento del conocimiento (considerado como realidad final y cierta). En efecto, casi todos los filósofos coinciden en que el conocimiento comienza por la sugerencia de los sentidos, pero para los racionalistas, con las “noticias sensoriales” (o datos de las percepciones) se pone en marcha a un conjunto de ideas (que ya están en el entendimiento, y que no proceden de ninguna experiencia) que finalmente terminan edificando el conocimiento. Para los empiristas, en cambio, no hay nada en el entendimiento que no haya éste extraído de la experiencia, o que haya edificado inventado a partir de ella. El conocimiento es una realidad construida por la mente, pero su materia es íntegramente empírica. El entendimiento crea, construye, ordena, inventa, para ambos tipos de filósofos, pero la argamasa es la que cambia. Mientras para los empiristas entendimiento y experiencia-de-los-sentidos-externos es la materia del conocimiento, para los racionalistas se edifica el conocimiento en un diálogo recíproco entre ideas, datos sensoriales y la actividad de la mente o entendimiento. § 7. Habrán, desde ya, autores que contradirán los pensamientos de los anteriormente expuestos, afirmando, la imposibilidad misma de cualquier clase de conocimiento (Nietzsche y algunos escépticos), por encontrarse objeto y sujeto en dos esferas completamente diferentes e inconciliables, al tiempo que incognoscibles de modo definitivo; aquellos que tratarán de conciliar el racionalismo con el empirismo, afirmando que existen cosas objetivas pero subjetivamente conocidas (Kant), y que la razón tiene ideas (con las que puede sintetizar los datos de la experiencia), aunque todo


sus conocimientos procedan de la sensibilidad; y aquellos que, directamente, niegan toda realidad extramental, todo objeto-y-objetividad, afirmando que la existencia es tal en tanto y en cuanto “es percibida” por un espíritu (Berkeley). § 8. Con los autores del “idealismo alemán” la filosofía moderna tradicional da otro vuelco importante. Trascendiendo el kantismo, la Filosofía abandona el antiguo objeto fundamental de su reflexión, que es la cosa exterior (cosa en sí) u objeto de la conciencia, y se atreve a dar un giro radical. Los filósofos idealistas (J. G. Fichte, F. W. Schelling y G. W. F. Hegel) ya no consideran a la cosa en sí (o realidad objetiva) el objeto del conocimiento, sino que centran toda su atención en el sujeto conciente (o cognoscente) o yo (singular, finito, tal como se concibe al entendimiento humano) contingente. § 9.1. El punto de partida de toda la filosofía idealista es la disolución de la distinción (Schelling) fundamental que hizo la gnoseología clásica entre el sujeto (o yo cognoscente) y objeto (o lo conocido). En efecto, el idealismo pasa (inmediatamente) de la admisión del yo (sujeto) y no-yo (objeto) a la identificación de uno y de otro en la conciencia, y ésta disolución (de los polos gnoseológicos) es posible gracias al ansia de superación que trajo consigo la mismísima noción de progreso universal. § 9.2. La identificación de yo y no-yo (Fichte) tiene, para estos pensadores, una suerte de doble fundamento. Uno, inmanente (y que está más acá del sujeto), tal como es la actividad de su propio entendimiento, y otro trascendente, que es la existencia de un Yo superior, en el que se unifica, en última instancia, toda oposición (incluida la que existe entre sujeto y objeto). A este Yo Absoluto se lo considera de carácter divino o como al dios mismo, según el caso. Y es que el idealismo alemán es descendiente del pensamiento del filósofo Baruch Spinoza, quien consideraba a todas las sustancias (participaciones) de (la) naturaleza divina (aunque en distintos grados), susceptible de descubrimiento y conocimiento racional (es decir, filosófico), pues se halla la naturaleza (divina) en continua manifestación a la razón o conciencia. § 10. Ahora bien, es importante el modo como los idealistas explican esta manifestación en la Historia de esta sustancia divina, dios, Pensamiento, Espíritu o Yo autoconsciente absoluto e infinito. La manifestación es dialéctica, es decir, progresiva y a través de opuestos. De esta manera, la historia es considerada como un proceso por medio del cual se despliega (y manifiesta) el Yo-Absoluto. § 11. El proceso de progreso indefinido (pero racional, esto es, inteligente, no al azar) no permanece oculto al hombre sino que puede conocerse por medio de la razón (que es cierta participación directa de la Razón Absoluta). La filosofía, en particular, será la encargada, de descubrir y mostrar este despliegue del Espíritu, y ayudar a los hombres a tomar conciencia del mismo, a fin de hacerse cierto uno en el todo, asumiéndose como parte y mero momento del proceso. § 12. Precisemos un poco más. Para los idealistas, tras la realidad cotidiana que aparece a la conciencia, se da la gestación, el entretejido imperceptible, de este proceso. El proceso dialéctico consta de tres momentos o instancias: el primero es de afirmación (tesis), el otro, el segundo, es de negación (anti-tésis) de aquella tesis, y el tercero es de superación de aquellos opuestos (síntesis). Este progreso (noción que toma el


“idealismo” del Romanticismo alemán y que lleva hasta el extremo) se realiza mientras se van dando estas instancias, y de modo inexorable (necesario) e ininterrumpido. Así, la historia, y todo lo que (contingentemente) existe (y se da en ella), es un gran Fenómeno, una manifestación o fenomenología del Espíritu Absoluto divino (Hegel).

EL CONOCIMIENTO CONTEMPORÁNEO El conocimiento contemporáneo está marcado por una excesiva compartimentación. Esto es fruto de la disciplinariedad, que tiene un doble sentido: tanto induce a la delimitación de un campo específico como a la jerarquización y al ejercicio del poder. La propuesta interdisciplinar surgió para proporcionar el tránsito entre los varios compartimentos del saber contemporáneo En el conocimiento contemporáneo sufrimos una excesiva compartimentación. La organización de las disciplinas las coloca como realidades estanques, sin interconexión alguna, dificultando la comprensión del conocimiento como un todo integrado, la construcción de una cosmovisión abarcadora que permita una percepción totalizante de la realidad. Una de las tentativas de superación de esta fragmentación ha sido la propuesta de pensar un conocimiento interdisciplinar, permitiendo la construcción de aquella comprensión más abarcadora del saber históricamente producido por la humanidad. Las propuestas interdisciplinares, sin embargo, presentan unos límites muy estrechos, pues chocan como problemas básicos como, por ejemplo, la formación estanque de los propios profesionales, que necesitan vencer barreras conceptuales para comprender la relación de su especialidad con las demás áreas del saber.


3.

EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO:

El hombre es un ser material entre otros seres materiales, un viviente entre otros seres vivientes; pero eminentemente es un ser espiritual capaz de razonar y de crear. Podemos afirmar que la estructura histórica esencial del hombre es la resultante de tres factores mutuamente implicados: 1) el carácter encarnado del espíritu humano (el hombre no es pura materia ni puro espíritu, sino, en la expresión de Heidegger, ser-en-el-mundo); 2) el hecho de la intersubjetividad o dimensión relacional de la vida humana (la subjetividad humana no es una interioridad cerrada al estilo de Descartes, o de Leibniz, sino ser-con-nosotros-conciencia de); 3) la temporalidad (el hombre es también él mismo ser histórico, tiempo, historia). Precisamente la filosofía del hombre estudia las operaciones específicamente humanas, el conocimiento intelectual y la voluntad libre. A través de ella demuestra que el alma humana es espiritual, ya que es la raíz de las operaciones que trascienden el ámbito y las posibilidades de la materia. En sus lecciones de "Lógica", Kant resumía el campo de la filosofía y sus problemas básicos a las famosas cuatro preguntas fundamentales: ¿qué puedo saber? (Metafísica); ¿qué puedo hacer? (Moral); ¿qué puedo esperar? (Religión); ¿qué es el hombre?


(Antropología). Pero el problema del hombre no es sólo teórico, sino que lo involucra vitalmente porque quien pregunta se halla metido en el mismo interrogante. Y el interrogante fundamental de la antropología aborda la estructura básica y esencial del hombre que lo constituye en cuanto tal y lo diferencia de las demás cosas. La pregunta: ¿qué es el hombre? Implica de por sí una previa afirmación de una esencia ya determinada, es decir, su comprensión dentro de un horizonte metafísico, pregunta que es impugnada por los marxistas sobrevivientes al amparo del existencialismo propuesto por Sartre; quien afirmó que de algún modo se impone la noción y la necesidad de establecer estructuras básicas del hombre si queremos establecer un punto de discontinuidad como se resalta en su actividad racional y cultural respecto a las demás especies vivientes. En la historia del pensamiento antropológico, la determinación de las estructuras fundamentales del hombre conoce múltiples definiciones: el hombre como ser racional, como ser instintivo, como ser práctico-transformador, como ser cultural, como ser metafísico, como ser religioso, como ser estético, como ser trascendente, como ser-en-elmundo, etc., son determinaciones que pretenden señalar no sólo aspecto o elementos distintivos del hombre sino su núcleo fundamental. En el problema antropológico sobresalen cuatro problemas que están en estrecha relación con él: el problema de la libertad, de la cultura, de la praxis y el problema de la historia. Así, el problema del hombre no se reduce a sus orígenes físicos (la llamada teoría de la evolución), sino a su diferenciación constitutiva aunque reconociendo, como es obvio, su relación básica con el mundo animal desde el punto de vista somático. Entones la cultura aparece como una clave básica de la comprensión misma del hombre y de la historia, según sustenta Ernst Cassirer: "En el mundo humano encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre como si dijéramos ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el erector, que se encuentran en todas las demás especies animales, hallamos en él como un eslabón intermedio algo que podemos señalar como "sistema simbólico". Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana" (Antropología filosófica, 1976).

3.1 TEOLÓGICA

La Antropología Teológica es una ciencia teológica que tiene por objeto al hombre y el método propio de la teología. Para la realización de esta ciencia es necesaria la fe cristiana. Sin ésta sería imposible su realización. Objeto: El objeto de la Antropología teológica es el hombre. Intenta responder a las preguntas más radicales sobre su existencia: Origen del Hombre, sentido de la vida, del dolor, del sufrimiento, Fin del hombre. •


Método: el método de la Antropología Teológica es el método propio de la teología, donde fe y razón están estrechamente unidas. •

Como toda ciencia, parte de unos principios que son aceptados, busca un objeto de estudio, y sigue una metodología para alcanzarlo. El punto de partida de la Antropología Teológica es la Revelación Divina. Los principios o fundamentos de la Antropología Teológica, recogidos del A. Testamento y del N. Testamento, son: El hombre ha sido creado por Dios, y está hecho para Él. • Ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. • El modelo (y el fin) que Dios ha establecido para el ser humano es Cristo. La persona humana que está hecha para Dios es un ser relacional. La condición humana está dañada por el pecado. •

• •

Hay muchas ciencias que estudian al hombre, cada una con un objeto propio. Puesto que el hombre es la base de cada una de ellas, se puede hablar de complementariedad entre ciencias. Así por ejemplo, hay ciencias que estudian el cuerpo humano, otras, la conciencia libre de la persona (antropología filosófica). No obstante, el conocimiento que aporta la antropología teológica es superior a todas las ciencias que tratan sobre el hombre, pues, ésta trata de las verdades más radicales sobre su existencia.

3.2 CIENTÍFICA La antropología científica plantea el problema del origen, la evolución y las cualidades de la especie humana. Se ocupa tanto de la dimensión biológica como de la dimensión cultural; en cuanto a la primera trata de reconstruir el curso de la evolución humana mediante el estudio de los restos fósiles, en cuanto a la segunda (la antropología cultural) es la q se ocupa de la descripción y análisis de las culturas del pasado y del presente. Mientras que la antropología biológica se ocupa de las características físicas de los hombres, la antropología cultural estudia las características de las sociedades humanas: relaciones familiares, estructuras de poder, costumbres, tradiciones, lenguaje, etc.) la Antropología científico-positiva es un estudio del hombre como entidad biológica (miembro del reino animal) y como unidad de comportamiento (miembro de una sociedad), tanto en su forma y manifestaciones primitivas como actuales. La Antropología científica consta así de dos ramas: la física o morfológica y la cultural; ambas son susceptibles de ulterior división. La Antropología física, como ciencia independiente, no es muy antigua. Fue Quatrefages (1855) quien impulsó la utilización del término; más tarde, Broca profundizó los


estudios del anterior y fundó (1859) la Sociedad de Antropología en París. A partir de esa fecha aparecieron las de Londres, Berlín, Madrid, etc., con publicaciones periódicas en forma de Boletín o Memorias. Por lo que respecta a la Antropología cultural, han aparecido últimamente en su seno la Antropología social y la Antropología lingüística. Aquélla ha surgido sobre todo en Inglaterra y América, con las figuras de RadcliffeBrown, Malinowski, Warner, Firth y otros; estudia la interdependencia de los distintos aspectos de la cultura y la relación de cada uno de esos aspectos con el resto de la sociedad. La ley y la religión, por ejemplo, sólo se comprenden en el contexto de la cultura, pero jamás como fenómenos aislados. Benedict, Mead y Sapir han recalcado que la personalidad del individuo queda afectada por el complejo cultural en que se desenvuelve. La Antropología lingüística insiste en el estudio comparado de las estructuras, gramáticas y vocabularios de distintas lenguas, para llegar con ello a una reconstrucción histórica y clarificar la naturaleza del lenguaje (Lévy-Strauss, Lee Whorff).

3.3 FILOSÓFICA

La antropología filosófica (del griego άνθρωπος, ánthropos, 'hombre', y λόγος, logos, 'razonamiento' o 'discurso') se puede entender de varias maneras. Una sería el estudio filosófico del ser humano elaborado a lo largo de los siglos y actualmente, objeto de atención de los filósofos. Otra manera de entender la expresión sería más restringida, y se aplicaría a un movimiento o escuela de pensamiento fundada en Alemania en los años 1920 y 1930, de filósofos, antropólogos y sociólogos. Este movimiento tuvo una influencia decisiva en el panorama intelectual alemán del siglo XX. El tema general u objeto material de la antropología filosófica es el fenómeno humano, es decir, la serie de manifestaciones que atestiguan la presencia del hombre. Interesan especialmente aquellas manifestaciones que entrañan un cierto enigma o paradoja, tales como el fenómeno del conocimiento científico, de los juicios de valor, de la libertad, de la comunicación interpersonal y de la religión. Su objeto formal (aspecto o ángulo especial que escoge la ciencia para estudiar el objeto material) reside en las características humanas que posibilitan dicho fenómeno. La psicología y la historia, por ejemplo, coinciden en el objeto material de la Antropología filosófica, pero no en su objeto formal.


La antropología filosófica marca un punto de inflexión en la filosofía por medio de la crítica del idealismo y del dualismo cartesiano, con una concepción del hombre como una unidad física y psíquica. Fue también una respuesta a la teoría del historicismo alemán. La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales (como la biología, zoología, etología, paleoantropología, etc.) y las ciencias humanas para tratar de identificar las características de la especie humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural. Sus principales representantes son Max Scheler, Helmuth Plessner y Arnold Gehlen. También destacan cerca de esta corriente Gotthard Günther, Helmut Schelsky, Erich Rothacker y Peter Sloterdijk. En los ultimos años, algúnos intelectuales de Latinoamérica han analizado esta temática, tal como nos explica el ecuatoriano Daniel Calva (2013): "la mezcla de filosofía y de antropología, es el caldo de cultivo perfecto para la investigación socio humana, dos grandes disciplinas académicas que se parecen tanto, pero que estudian a su manera a la humanidad, juntas intentan darnos una mejor concepción del ser humano, no solo como un ser racional o como un ser biótico, sino como un ente que ama, que siente, que forja su destino".

ORÍGENES Los problemas que ocupan a la antropología filosófica se han venido planteando a lo largo de la historia, pero la disciplina como tal nace a mediados del siglo XIX. En la Edad Antigua diversos autores ofrecieron reflexiones filosóficas sobre el hombre. Como síntesis de sus ideas podemos evocar a algunos de ellos. Sócrates, quien propone una mirada reflexiva sobre sí mismo; Platón, quien sostuvo que el hombre tiene un alma unida a un cuerpo y necesita mover a ambos simultáneamente (Timeo), si bien el alma tiene el primado sobre el cuerpo (Fedón, República). Aristóteles en cambio, sostuvo que el hombre es una sustancia compuesta de cuerpo y alma. En la Edad Media reinó un periodo teocéntrico, en el que todo giraba en torno al concepto de Dios. Al hombre se le interpreta por su relación con Dios, visto como un ser creado por Dios a su imagen y semejanza (posesión de inteligencia y capacidad de amar). El hombre es considerado un compuesto de cuerpo y alma, y ésta es considerada algo de naturaleza espiritual, libre e inmortal. San Agustín se apoya en un argumento platónico y dice respecto a Platón: «Nadie como Platón se ha acercado tanto a nosotros»[cita requerida]. Aparece, por tanto, la idea de salvación eterna, ésta vida es un tránsito; un camino para conseguir la vida eterna por medio de la virtud, que consiste en obedecer los mandamientos de la


ley de Dios y conduce a la felicidad de la salvación eterna; la vida sólo tiene sentido como camino de salvación. Lo contrario sería la condena eterna. En la Edad Moderna el filósofo francés René Descartes puso la certeza del conocimiento en la pura autocerteza de la conciencia (cogito ergo sum). El «yo» de la conciencia está seguro de su propia existencia antes que de la existencia del resto de las cosas. Con la conciencia Descartes no se refiere al hombre, sino a la pura razón. De este modo en el modelo cartesiano el ser humano se presenta como un agregado de dos realidades distintas e incomunicables. Por un lado la razón, la conciencia pensante (res cogitans) y por otro el mundo corporal extenso (res extensa). Con ello se niega la unidad substancial entre cuerpo y alma espiritual en el hombre y la posibilidad de una interacción entre las dos substancias. Más tarde, Immanuel Kant contrapondrá los conceptos de naturaleza y persona. Según el Kant, la persona posee conciencia moral y es el único ser que la posee. Kant define a la persona como «la libertad e independencia frente al mecanicismo de la naturaleza entera». La persona es el único ser del universo sometido a leyes propias, es decir, sometido a leyes puras, prácticas establecidas por su propia razón. «La persona es la libertad de un ser racional sometido a leyes morales». Estas leyes morales de las que habla Kant se las da el ser racional a sí mismo, lo cual no quiere decir que sean arbitrarias. En la Edad Contemporánea se abre espacio a una amplia diversidad de corrientes que proponen una visión sobre lo que es el hombre. La mayoría de éstas son el resultado de una radicalización de las posturas surgidas en la Edad Moderna. Por un lado se posiciona fuertemente una visión materialista sobre el hombre, según la cual en el ser humano no existe más que el ser y el acontecer materiales. Se niega con ello lo espiritual en el hombre, que siglos antes había sido considerado como la esencia misma del ser humano. A favor de esta teoría se han intentado esgrimir argumentos surgidos de la teoría de la evolución de Darwin. Por otro lado, la corriente existencialista ha negado que en hombre se dé una esencia que lo determine, abogando que el hombre es ante todo indeterminación y libertad pura. En esta doctrina se enfatiza la inmediatez de la experiencia personal y la autodeterminación de la propia existencia por parte de cada individuo, con el peligro de caer en el relativismo ético. Una tercera corriente muy fuerte surgida en la Edad Contemporánea para tratar el tema del hombre es el personalismo. Esta corriente filosófica busca poner el énfasis en el significado del ser personal del hombre y su apertura constitutiva hacia los demás. Parte de la segunda formulación del imperativo categórico kantiano según el cual la persona se debe tratar como un fin y nunca como un medio.


BIBLIOGRAFĂ?A Libros: FilosofĂ­a 12 Bachillerato en ciencias y letras, Ceferino Miranda Sobenis. Internet: http://www.filosofia.org/enc/dfc/conocimi.htm http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/IDEA/2007219/lecciones/cap_2/sub2.html http://www.mailxmail.com/curso-prolegomenos-filosofia/problema-conocimiento-1 http://lorefilosofia.aprenderapensar.net/2011/09/24/conocimiento-filosofico/ http://www.webdianoia.com/glosario/display.php? action=view&id=363&from=action=search%7Cby=C http://www.monografias.com/trabajos/epistemologia2/epistemologia2.shtml http://www.filosofianueva.com.ar/ap_modernidad_bonafina.htm http://www.ucsm.edu.pe/rabarcaf/fividu07.htm http://www.es.catholic.net/conocetufe/623/3140/articulo.php?id=40447


TABLA DE EVALUACIÓN Puntualidad

3pts

Portada

2pts

Tabla de contenido

2pts

Introducción

2pts

Contenido

24pts

Ilustraciones

2pts

Conclusión

3pts

Bibliografía

2pts

Cuadro de Evaluación

2pts Total

42pts


ÍNDICE

Introducción 1. La filosofía y su relación con otras ciencias 1.1 Filosofía y ciencias 1.2 Filosofía y arte 1.3 Filosofía y religión 2. Teoría del conocimiento 2.1

El conocimiento como problema

2.2

Elementos


2.3

Problemas de conocimiento

2.4

Conocimiento Filosófico y científico

2.5

El conocimiento en la Filosofía

2.6

El conocimiento Moderno y contemporáneo

3.

El Problema Antropológico

3.1

Teológica

3.2

Científica

3.3

Filosófica

Conclusión Bibliografía

INTRODUCCIÓN


CONCLUSIÓN


REPÚBLICA DE PANAMÁ


MINISTERIODE EDUCACIÓN COLEGIO JESÚS MARÍA PLA C.

TRABAJO DE FILOSOFÍA TEMA: LA FILOSOFÍA EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO Y EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO PRESENTADO POR: ANA RIVERA MARYULIS GUERRA YARITZA ORTEGA JAVIER CÁDIZ KENNY CASTILLO ANTHONY GUERRA JOSÉ VÍCTOR PITTY PROFESORA: ALBA SÁNCHEZ MATERIA: FILOSOFÍA FECHA DE ENTREGA: 8 DE OCTUBRE DE 2014 NIVEL: XII° A AÑO LECTIVO: 2014


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