V ioletas deprimavera y amor

Violetas de primavera y amor

Antes de comenzar quiero reiterarles mi más puro y profundo amor a su existencia, solicitarles su comprensión, ya que los conceptos que manejaremos en estas páginas requieren de cierto camino previo evolutivo y de comprensión sobre la metafísica, por lo mismo humildemente les solicito que si ustedes son nuevos en este sendero por favor comiencen por una lectura menos compleja, “Selecciones” un libro de introducción a la metafísica como el Abc de la metafísica, y no por uno que puede romperles esquemas de un modo un poco brutal.

Recuerden que la información siempre les será trasmitida en el justo momento en que su existencia esté lista para asumir y com

Una invitación a leer

prender los conceptos. Si hoy no es su momento aún de leer estas páginas no se preocupen, mañana lo será, disfruten de sus momentos de aprendizaje como disfrutan de sus vacaciones en un lejano país.

Amados hermanos Maestros Ascendidos en la Tierra: éste es un nuevo libro que juntos escribiremos, ustedes lo hacen indirectamente a través de las grandes enseñanzas que de modo indirecto nos comparten; aunque no todos nos puedan mirar, aunque no todos nos puedan escuchar, aunque no todos nos conozcan por nuestros nombres, basta y sobra con que en su corazón exista un sentimiento de amor hacia ustedes mismos, hacia sus otros semejantes, hacia nuestra amadísima madre Tierra o un simple y tierno inicio de apertura espiritual.

El camino es grande; sin embargo es hermoso, está colmado de amor divino, de esperanza, de seguridad y de bondades infinitas. Seguramente se preguntarán quién les escribe estas líneas, pero no quiero ser tan sublime ni tan distante, quiero mostrarme ante ustedes mis hermanos como su amigo, su hermano, su camarada, así que prefiero que lo puedan adivinar a lo largo de estas páginas. Pero descuiden, amados hermanos míos, de no lograr descubrirlo, al final del mismo revelaré mi identidad; descuiden, pistas les daré. Digamos que jugaremos a encontrar al amigo ascendido porque prefiero ser su amigo a ser su maestro.

Quizá para muchos será fácil descubrir mi identidad bajo la siguiente frase:

“Violeta soy como mis amadísimas flores, cada una de ellas representa la luz de sus almas dentro de sus corazones; algunas esperan ser bañadas por la luz del Sol para poder florecer porque aún no descubren su verdadero potencial de flor”.

Es precisamente a estas últimas a quien todos nosotros, ustedes y nosotros, debemos ayudar a crecer pero sobre todo ustedes, porque mientras más tarden en descubrir su camino más tardará en aparecer la primavera para todos los seres que habitan el planeta Tierra, por eso el compromiso es mutuo y debe ser directo, asertivo y colmado de infinito amor y paciencia para tolerar los errores de sus hermanos menores, como antes vuestros padres, abuelos y otros hermanos lo han sido con ustedes que por así decirlo se encuentran en la secundaria de

la vida espiritual; pero recuerden: aún les falta graduarse de la universidad con doctorado incluido. Descuiden, hay mucho tiempo para que puedan cursar estos estudios que enriquecerán sus almas hasta lograr que sea libre y perfecta, tan perfecta como cuando comenzaron su sendero sobre la Tierra.

Cómo funciona este humilde texto que les presento ahora, es muy sencillo. Aunque existen capítulos compuestos en un orden, el mismo orden no tiene relación con un grado de importancia, simplemente a cómo me van fluyendo los mismos con base en cómo sean ustedes prontos a comprenderlos. Basta con que en el transcurso de estas páginas ustedes recuerden siempre que son siempre seres divinos de luz.

Amados hermanos: lean en el orden que les apetezca, no importa cómo lo hagan si lo hacen con sus corazones. El verdadero mensaje radica en el hecho de que en esta ocasión queremos que el alumno que hay en ustedes se convierta en nuestro maestro. Se preguntarán: ¿cómo asumir tal rol? Es muy sencillo.

Cada uno de ustedes posee dentro de sí un ser divino puro y superior que está unido a la energía divina y creadora del universo, nosotros que seremos sus alumnos en este nuevo sendero de experimento, necesitamos ser guiados por su luz interior, por su parte divina. Queremos y necesitamos que cada uno de ustedes sea capaz de visualizarse como un maestro ascendido, pero no a través de la soberbia de sentirse perfecto; la forma correcta de hacerlo es por medio de la humildad de sentirse un ser que debe aprender más de sí mismo, pero que al mismo tiempo es capaz de ayudar, respetar y guiar a sus hermanos menores que menos saben de su alto potencial astral. En la medida que el hombre cambie su visión de ser imperfecto y se autoconsidere un ser superior, un maestro ascendido, asumirá por ende la responsabilidad de sus actos y la responsabilidad asimismo de regalar su amor, su más alta y pura esencia, a sus hermanos. Será capaz de perdonar, de ayudar, de tolerar las fallas de sus otros hermanos porque comprenderá que la grandeza del hombre radica en el hecho de reconocer su imperfección y de trabajar para desarrollar y potenciar su perfección divina. Mientras más amor seas capaz de dar, mientras más respetes a tus hermanos, sean de sangre, de vida, de universo, no importa que ahora sean distantes de tu vida porque quizá en un futuro próximo pueda ser tu esposo, tu amigo, tu maestro o aquel que

sin conocerte sea capaz de amarte y de tenderte la mano cuando más lo necesites.

Su tarea ahora y reflexión es empezar a efectuar una lista visualizándose como maestros ascendidos, porque dentro de ustedes, desde que nacieron, desde el instante en que sus almas se crearon, ya son maestros ascendidos. Está en su naturaleza aunque la sociedad los haya conducido a olvidarlo. En esa lista escriban las acciones y tareas que pueden desarrollar para el bienestar de ustedes, de sus hermanos los otros seres vivientes y ¿por qué no?, también de nosotros. Empiecen por las acciones más simples, como, por ejemplo, si el perro de la vecina ladra porque lo tienen amarrado a un árbol, en lugar de echarle agua, háblenle mirándolo a los ojos y díganle en silencio o a voz alta: “Amado hermano perro, comprendo tu frustración y la respeto y yo tu hermano oraré para que tu hermano menor, el que se llama tu amo, comprenda

el terrible mal que causa a sí mismo trasportando sus cadenas internas y materializándolas a través de tenerte encadenado, oraré por ti para que él, tu amo, supere sus cadenas y sea liberado pronto para que te permita liberarte y no debas nunca jamás volver a compartir su penitencia”.

Si para hacer salir a su maestro ascendido interno tiene el problema de conducirse siempre hacia sus semejantes con malas palabras altisonantes, entonces, amados hermanos, se requiere que ustedes aprendan a respetarse a sí mismos porque aquel que se dirige siempre en forma ofensiva a la vida y a los demás es aquel que debe comenzar por amarse, por respetarse y por olvidar su imperfección. En la medida en que deje de conducirse a cada segundo con los demás con palabras ofensivas como forma normal de expresión, en la misma medida descubrirá cualidades internas en sí mismo que antes no descubrió ni fueron tampoco visibles ante los demás por no haber sido previamente capaz de autorrespetarse. Lo mismo cabe para los hermanos autodestructivos que lo hacen mediante el consumo de drogas o de alcohol.

La vida no debe ser un calvario autoimpuesto, debe ser una liberación, una transmutación. Más adelante les escribiré otra carta pero sé bien que todos estamos sumamente ocupados y que nuestras funciones nos aguardan.

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