Redacciรณn:
La vaca Andrea Piccardo
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La vaca Andrea Piccardo
Las vacas son animales muy Ăştiles; de ellas obtenemos carne, cuero, leche, ademĂĄs de otras cosas, como la manteca y el yogur.
Hay vacas de distintas variedades y colores; algunas son marrones, otras negras, otras marrones con manchas blancas, otras blancas con manchas negras...
Otras son azules, con manchas amarillas, cuernos dorados y unas alitas rosadas, como la que está en la ventana y me dice: —Hola, soy Adelaida, ¿querés venir a pasear conmigo?
—¡Dale! —le digo, entonces cruzo de un salto la ventana, me subo al lomo peludo y la vaquita se pone a volar, mientras mi casa se achica más y más hasta que desaparece bajo una nube.
Aterrizamos en un lugar que tiene un paisaje muy hermoso en el que se mezclan todos los tonos de verde (en un diseĂąo parecido al tapizado de los sillones de la sala). A lo lejos veo unas cuantas vaquitas azules pastando, pero me fijo bien y no es pasto lo que comen.
—¿Qué están comiendo? —le pregunto a Adelaida. —Libros —me dice muy seria. —¿Cómo? —le digo sorprendida. —¿No sabías? Las vacas azules nos alimentamos de libros. —¡Qué interesante! ¿Y vienen de distintos sabores? — pregunto en tono burlón.
—¡Claro! Hay libros salados, dulces, amargos. Algunos son muy sabrosos, y otros desabridos. También están los que son difíciles de digerir.
—Ah, mi maestra dice que los libros son muy importantes. Nos dio una lista que debemos leer —le digo. —Y... yo no sé si los libros serán importantes, nosotras los comemos porque nos gustan, nadie nos obliga. Si hablamos de alguna utilidad, lo único que puedo decirte es que, después de hacer caca, en el campo crecen un montón de flores.
—¿Cierto? — digo incrédula. —¡Cierto! Y además de servir de excelentes abonadoras del suelo somos buenas contadoras de historias y algunas poetas. Vení, te voy a presentar a mis amigas.
En el camino puedo ver que es cierto lo de las flores, porque el prado estรก lleno, ยกy son iguales a las de la cortina de la sala!
Las vaquitas me reciben con mugidos variados mientras Adelaida me las presenta. Les gusta la idea de contarme cosas. Me dicen que cada vez viene menos gente a visitarlas. Entonces me parece ver unas nubecitas de tristeza en sus miradas.
Una vaquita llamada Victoria me cuenta esta historia: “Había una vez un pueblo en el que cada uno hacía lo que quería. A veces, lo que quería hacer uno molestaba a los otros, entonces decidieron escribir leyes para mejorar las relaciones: Primera ley: Todos podrán ser libres de hacer todo lo que quieran, menos aquellas cosas que todos los demás no quieran que hagan.
Segunda ley: Todos los que hagan cosas que los demás no quieran que hagan, tendrán una penalización adecuada al caso. Y desde entonces en ese pueblo se pasaron discutiendo qué es lo que les molestaba que los otros hicieran y poniendo castigos.” —Y las relaciones mejoraron? —pregunto. —Eso no lo sé, pero creo que nadie más pudo hacer todo lo que tenía ganas de hacer. ¿A vos qué te parece? ¡Podrías terminar el cuento! — dice Victoria con una sonrisa vacuna.
Una vaquita llamada Sofía me recita esta poesía: En esta cajita mágica quisiera guardar: una manta rústica, una iglesia gótica, un velo translúcido, un príncipe tímido, una niña intrépida, un rincón del trópico, una noche mística, brillos de luciérnagas, poemas sinfónicos, discursos ilógicos y un montón de etcéteras. Y yo le digo: —Hay palabras difíciles que no entiendo, ¡pero me encanta cómo suenan! —Podrías seguir guardando palabras lindas en la cajita —me responde Sofía.
No sé si pasan horas o siglos, cuando recuerdo mi tarea para la escuela. —¡Uy! ¡Tengo que volver a casa!
Adelaida me mira con esos ojazos de vaca en los que se refleja todo el mundo y me dice: —Dale, pero cuando tengas ganas, ¥venà otra vez a volar conmigo!
Entonces me subo otra vez sobre su lomo y bajamos hasta llegar a mi casa, justo cuando mi mamá dice “ya está la merienda” y se siente un riquísimo olor a leche chocolatada.
Textos e ilustraciones: Andrea Piccardo Diagramación: Camila Jara Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier método gráfico, electrónico, mecánico y fotocopiado sin autorización por escrito de la autora. Asunción, abril 2020 ISBN 978-99967-0-546-5