CAROHANA S8

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Director: Juan Páez Ávila

CAROHANA C AROHAN A ANDRÉS

ELOY

INMORTAL

“Ya tenemos cien años alabando a los muertos, sin recordar que América necesita vivir” “A Dios que me dé tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero que no me dé un hijo de corazón solitario” “Por mí, ni un odio, hijo mío/ni un solo rencor por mí/no derramar ni la sangre/ que cabe en un colibrí”

Nro. 8 / Junio 2015


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Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).

Nuestro

Instituto Pedagógico “Luis Beltrán Prieto Figueroa”. Cátedra libre literaria: Juan Páez Ávila

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Juan Páez Ávila Boris Izagu irre: “Es m que apre entira errores, londes de tus s repites ig ual” KARLA FRANCESCHI C

SUBDIRECTOR REVISTA CULTURAL Gorquin Camacaro

Y ilfredo Páez

ENTREVIS AZPARRE TA LEONARDO CRÍTICO N GIMÉNEZ, DE TEATR O

JEFE DE REDACCIÓN

DANIEL FERMÍN

Reinaldo Chaviel

Necesid

EDITORIAL

CONSULTORA JURÍDICA

DISEÑO Andreina Rincón Barquisimeto, Venezuela Todos los Derechos. Copyrigth c Septiembre año 2014

GRÁFICO

DIRECTOR DE ADMINISTRACIÓN Fundación CAROHANA

aestros

ANTONIO PÉREZ ESCLAR ÍN CERVAN EN ALG TES Y EL QUIJO ESPAÑOUNAS NOVELAS TE LAS DE N UESTRO Ángel Basanta TIEMP

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EDITORIAL

Andrés Eloy José Pulido

“¿Y si reencarnó y es un mariachi? Un mariachi con una trompeta. Uno de los cientos de mariachis que afinan, que tocan, que esperan a sus clientes en la Plaza Garibaldi. Las cámaras turísticas retratándolo, captando y congelando el gesto de un músico que se queda con la trompeta levantada y el rostro confundido. Tiene que repetirse cada cierto tiempo ese gesto angustioso, sobre todo cuando pasa por la calle donde ocurrió el accidente el 21 de mayo de 1955. Esa desazón. “¿Por qué me duele la cabeza cuando paso por aquí? ¿Por qué siento deseos de expresar tantas cosas juntas al doblar esta esquina?”. El mariachi amanecido, buscando el último taco antes de irse para la casa, La trompeta guardada en el estuche de cuero agrietado con su interior de trapo verdoso. El mariachi sentado en el autobús donde los pasajeros de la madrugada dejan caer las cabezas hacia el respaldar del otro. Todos aprovechando para dormitar y él sin poder hacerlo porque en las arcillas recónditas de su memoria hierve un géiser incómodo. “Es que no puedes seguir siendo tan sensible, Paquito”, le dice el guitarrista cada vez que lo mira clavado en la acera tan inmóvil, contemplando a una mujer desharrapada. Pulsa imagen de muerta: el pantalón se ha transformado en una muestra de grasa callejera; se ha roto por encima de una nalga cenicienta que no vibra. No atrae a los hombres, no despierta ternuras maternales o fraternales en las mujeres. Ni siquiera un forense la miraría dos veces. Se está despertando. Más allá anida otra mujer harapienta, enloquecida de hambre y desilusiones. Atropellada por la miseria. “¿Y si reencarnó en un mendigo o en una mendiga?” “¿y si no reencarnó?” “¿y si está allí, nada más, en su poesía?”. Surgen tantas preguntas con sólo ver su fotografía de flaco narizón. Esa mirada suya, quemada por la tristeza irremediable, con el alma vuelta y vuelta encima de las brasas, dejando escapar aromas de atavismos populares. Esa nariz de pájaro atrapado por el hechizo del mestizaje mientras las palabras fluyen en bandadas y se van a posar sobre las líneas eléctricas del barrio. Esos grillos carcelarios paralizándolo en el estrecho calabozo donde está condenado a cadena perpetua por haberse comunicado nítidamente con los seres humanos más sencillos y haber usado la rima en un continente musical y absurdo donde los esclavos bailaban y cantaban al son del látigo, a pesar del látigo. Esa cara con ganas de preguntar. Ese gran preguntador vestido con su traje de lino blanco –“¿qué se hizo, dónde está mi traje?”- a lo mejor flota como un susurro por la Caracas del 2001 o por el México de 2001 preguntando a cada loca, a cada mendiga “¿cómo te llamas?” “¿eres la loca Luz Caraballo?” y ellas respondiendo “no…no…no…” y él insistiendo “sí, sí eres…claro que sí eres ella.” -¡Ay, esas madrugadas de México y Venezuela¡ llenas y llenas con niños dormidos en los quicios, en las escaleras, en los porches de los edificios quebrados. Los hijos de todos etcétera y etcétera. Esos amaneceres llenos y rebosando de mujeres engurruñadas, bultos sin sueños y sin besos. Miles de locas Luz Caraballo ¿no? miles y miles ¿no? y un solo Andrés Eloy Blanco, ¿no? La pobreza siempre como una marca, como un eslogan, como el logotipo de este continente, de este territorio ecológicamente propicio para las injusticias. Nadie como que se acordó de él esta vez, nadie como que sacó uno de sus poemas y lo leyó en mayo, por lo menos. Pero ahí están las locas y los locos, los niños y los pobres, esperando que los escriban. Son carne de escritura, de discursos, de retóricas. Están allí para avergonzar a todos los presidentes habidos y por haber. Son el poema que la sociedad escribe a su pesar. Probablemente él ha reencarnado en un músico de la noche, en un músico desfasado. Un mariachi con la trompeta levantada tratando de recordar las notas melancólicas y difíciles del juicio final.

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Andrés Eloy Blanco, un encuentro con el lector “Ellos los poetas miran hacia la vida de una manera Deliberada y como más allá de la misma” Yeats DEL TEXTO A LA CRÍTICA El 21 de mayo de 1955, fallece en México Andrés Eloy Blanco, una de las personalidades más destacadas del pensamiento venezolano en el siglo pasado. Este intelectual, fue escritor, periodista, parlamentario, dramaturgo, orador, cuentista, conocido en Venezuela como “El poeta del Pueblo “. Su quehacer poético tiene como asiento la vitalidad cotidiana y las maneras sencillas del pueblo en sus más sinceras manifestaciones, lo cual da como resultado que sus poemas, calen hondo en el corazón de los venezolanos del momento confiriéndoles una gran popularidad; que va a estar respaldada, por su gran maestría en la versificación, que está presente en los temas: populares, épicos, coloquiales y teatrales. Entre sus críticos, algunos, lo ubican como un poeta de transición entre los girones del modernismo, que en Venezuela se mezcla con los retazos del neoclasicismo y con un diluido romanticismo, de manera que las tendencias vanguardistas van a tener en Andrés E. Blanco, entre otros, como su más calificado representante. Vale resaltar que en el año 1918, un grupo de poetas venezolanos cuestionan y se desligan de la retórica que está presente en los más diversos aspectos posrománticos y modernistas, entre ellos se encontraba Andrés E. Blanco. Otra parte de la crítica considera que el bardo, no hace concesiones a ningún istmo, porque defendía la idea que lo novedoso muchas veces estaba muy cerca de la moda, a la cual la poesía no puede obedecer, ya que esta debe ser una manera de abordar la vida concreta de un pueblo ; Liscano ( 1989) afirma, “Su principal problema fue, precisamente, tratar inútilmente de situarse en la tradición de ruptura, de presunta novedad que nuestra civilización se ha puesto se ha puesto a exaltar desde la Revolución Francesa y el Romanticismo .Según lo expuesto y afirmado muchas veces por Liscano a Andrés E. Blanco, se le debe considerar como un poeta tradicionalista. Al margen de estas consideraciones, si revisamos con atención sus textos que es un poeta donde están presentes múltiples tendencias. Popular: Soneto de la rima pobre Me das tu pan en tu mano amasado, Me das tu pan en tu fogón cosido, Me das tu pan en tu piedra molido Me das tu pan en tu pilón pilado… Frente a este poema de corte hondamente popular, encontramos el poema CANTO A ESPAÑA, dentro de la corriente modernista, por el cual le otorgan en 1928 el premio de la Real Academia de la Lengua Española: Modernista: Canto a España Yo me hundí hasta los hombros en el mar de occidente, Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón, 04

Frente al sol las pupilas, contra el viento la frente Y en la arena sin manchas sepultado el talón… Se encuentran también en otros poemas, la vena coloquial y el vanguardismo. Lo que permite destacar que Andrés E. Blanco fue y es verdaderamente un aeda, que se acercó a las diversas corrientes de su momento histórico. VISIÓN HOLÍSTICA DEL BARDO. Nace el poeta en Cumaná el 6 de agosto de 1897 de la unión de Luis Felipe Blanco y Dolores Meaño, comparte su infancia y juventud entre las ciudades de Cumaná, Porlamar y Caracas, con sus padres y seis hermanos. En 1944, contrae nupcias con Liliana Iturbe, de esa unión nacen Andrés Eloy y Luis Felipe. Padre y esposo amoroso, da fe de esto en su libro GIRALUNA, cuyo nombre surge de la manera como el poeta llamaba a su esposa en la intimidad. De esa fidelidad a su devoción poética y familiar, donde palpita la serenidad, el altruismo, su gracia y la conciencia de la paz y la responsabilidad de la paternidad, nace un poema de largo aliento titulado: compuesto por quince poemas subtitulados, destacándose en este estudio: LOS HIJOS INFINITOS Cuando se tiene un hijo, Se tiene el hijo de la casa y al de la calle entera, Se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga Y al del coche que empuja la institutriz inglesa Y al niño gringo que carga la criolla Y al niño blanco que carga la negra Y al niño indio que carga la india Y al niño negro que carga la tierra… En el campo político, el vate se destaca por su gran sentido de la amplitud, de comprensión y de solidaridad, se pudo constatar esta actitud en su actuación como constituyente y congresista respetuoso de las leyes y amigo de la tolerancia, palabras que quedan afirmadas en su propia declaración: Más que un político, soy un hombre de letras; un poeta prestado por la poesía a la política,… si algo puedo representar en la lucha es la insurgencia contra el aislamiento en la asignatura de la preocupación social, del contacto de la tierra y los seres; la conciencia del deber humano que tiene faenas constructivas para toda la fila que corre del juglar al albañil… Su inmensa tolerancia queda refrendada por sus escritos provenientes de su quehacer político. Leamos este texto suyo. …Una llamada a nuestros adversarios, entre los candidatos vencidos hay hombres de grandes méritos; su buena voluntad debe aprovecharse… Desde aquí los llamamos, desde aquí los invitamos a los García Maldonado, a los Ruiz Rodríguez…, a que se acerquen a nosotros, a que se convenzan de que en el Concejo no se está haciendo sistemática predisposición, sino que firmes en la defensa de los principios sagrados, tenemos el deseo de ser


útiles y requerimos de ellos que así como compartieron con nosotros la gloria de la lucha, compartan la gloria del trabajo… Concejal por el voto popular. Caracas, 15 de diciembre 1938 En este multifacético creador vamos a encontrar también, la persistente sagacidad del periodista que en una prosa prístina pudo mantener al público lector, al tanto de las actividades políticas, literarias, sociales, económicas, y de cualquier otro tinte que se sucedían en el país, a través de sus leídas columnas que aparecían en El Nacional (reloj de arena), El Universal (puerta sin llave), El País ( campanada ), El periódico se convirtió también en un pórtico donde pudo desarrollar su vena humorística en la que hizo gala de un fino manejo del lenguaje, destacándose en la anécdota, el verso jocoso y la prosa humorística, por su ingenio se desplazó Venezuela del momento festejada con su humor sano y popular El periódico venezolano El Morrocoy Azul, lo contó entre sus fundadores y sus más egregios columnistas, es en este impreso donde el poeta da a conocer lo mejor de su veta satírica, siempre usando seudónimos. El humorismo de Andrés E. Blanco se sigue considerando un tema inédito y es al parecer de la crítica un rico filón donde se puede encontrar un obra coherente y de fuerza original, como señala (Liscano 1989), …acaso su

objetivos, debemos averiguar cómo se puede hacer para que esta obra se mantenga en el tiempo y en el espacio y siga el rol que juega el lector en el triángulo autor, texto, lector. Es lector el responsable de actualizar el texto ( poesía, narrativa, …), es él donde la obra se realiza, pues es en la lectura donde cobra vida el mundo posible del texto y el lector es el encargado de darle vida a la obra a través de sus actos de lectura. Si queremos mantener la vigencia, la importancia y la popularidad de la obra de Andrés E. Blanco en nuestro país, es necesario que tengamos claro que las sociedades cambian y sus necesidades son cada día distintas y aceptando la parte de responsabilidad que nos toca; es necesario estar a la altura de dichos cambios y elaborar fórmulas que permitan actualizar y vitalizar la obra del poeta. Para que esto se haga posible habrá que construir, rescatar y fortalecer los vínculos del sector institucional, público, privado, académico, promocional; local y nacional que se ocupan de la literatura y lectores de este país. Para concretar esta meta, es necesario una actividad sostenida a mediano y largo plazo que tenga su expresión tangible en congresos, foros, concursos literarios, reediciones de la obra, concursos de afiches…alrededor de la obra del poeta, sin olvidar que es el momento de la galaxia electrónica y que es necesario entrar en ese mundo “ tecnointermediado “ y hacer uso de la red. REINALDO CHAVIEL MORELIA MUÑOZ

MARTÍN PESCADOR En el mar no hay quien se aburra: Una ola es una burra Y otra ola es una potra; Entre las dos van nadando Y Martín está gozando Una ola y parte de otra Su prolijidad le permitió incursionar con éxito en la dramaturgia, fruto de ese esfuerzo existe una treintena de obras de teatro nacidas de su pluma, entre ellas, Catalina la Grande, El Cristo de las Violetas, Tragedia Pascual, Una Doña Bárbara de Película, y otras más, la mayoría de ellas desconocidas. En este campo Andrés E. Blanco también dejó un aporte significativo que forma parte de la riqueza dramática del teatro contemporáneo en Venezuela. La vigencia de su obra poética, está ligada al sentimiento popular que de ella emana, sin lugar a dudas su poesía es la más reconocida por los venezolanos, muchos de sus poemas han sido musicalizados y cantados, sus versos se declaman con frecuencia, el pueblo se siente identificado con su canto. Su popularidad está afincada en la estructura lírica de sus poemas y en la asunción verdadera y sentida que hace el poeta de las peripecias diarias de los venezolanos, en una perfecta sincronía con la sentimentalidad de la gente de nuestra tierra. En su canto están presentes la legitimidad, veracidad, ritmo y comunión temática. Aun así, con todo lo que significa la obra de quien han denominado “ EL POETA DEL PUEBLO VENEZOLANO” , es indudable que ahora en el siglo XXI, si queremos que sus creaciones mantengan la vigencia y el interés en este país que ha pasado por tantos cambios, se hace necesario que se inscriba en una revalorización del pasado y presente de nuestra literatura, debemos dejar de lado la tendencia a negar, ocultar y olvidar nuestros logros ; para alcanzar estos

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A 60 años de su luz

LUIS DANIEL ÁLVAREZ V.

Es difícil imaginar una conversación de amistad sin que la universalidad de su obra se haga presente. Muchas noches de versos nostálgicos y de esperanza, en las que incluso la noción del tiempo se ha perdido, para pasar a contar árboles y preguntarse ¿cuántos pinos tiene una hora?, se ve complementada por el recuerdo del que probablemente es el ejemplo más idóneo para definir el civilismo en Venezuela. A la concepción tradicional de las botas y charreteras supo enfrentar su excelsa pluma de poeta, su palabra virtuosa de periodista, su sentido de justicia de abogado, su acuciosidad como parlamentario y su fino proceder de diplomático para abogar por la libertad y por la equidad. Siempre Andrés Eloy Blanco será motivo suficiente para escribir y reivindicar, más que el 21 de mayo se cumplieron 60 años de su desaparición física en México, país en el que vivía desde que los gritos hirientes y humillantes del militarismo silenciaron abruptamente la primera experiencia democrática de Venezuela. El Presidente, hombre que sentenció a Doña Bárbara bajo la legalidad de Santos Luzardo, y su canciller, el que aseguró que el mejor lugar para querer es el mar, debían vivir la pena de medio luto de la flor de apamate que implica dejar el país para marchar a un incierto exilio y a una desconocida existencia. Andrés Eloy, con la confianza con que lo bautizó el pueblo venezolano, revive constantemente en el pleito entre amar y querer y bajo la brisa fresca de Chachopo, cuando se mezcla con el sueño de su Cumaná natal y la fuerza del mandato que repite sin cesar el carácter divino que tienen las hijas del Cid y que tiene por fondo el sol que quema blancos y suda negros. Pero hace falta el poeta para seguir soñando. Una sociedad que no sabe qué más esperar para que le quiten la larga venda que le pusieron en la cara, una ciudadanía que no se da cuenta que con riscos y ajetreos se le van poniendo feos los deditos de sus manos. Cuando acabó la lúgubre tiranía gomecista que asolaba a Venezuela, en un acto simbólico fueron a parar al mar los grillos que ahorcaban los tobillos de los presos políticos. Andrés Eloy Blanco vaticinó que tal vez lo más complicado sería ahogar los grillos que encadenan la mente que son mucho más poderosos y perversos. Con Andrés Eloy Blanco vive el recuerdo del verdadero debate parlamentario, esa campanita para dirigir el debate que era el símbolo de la expresión popular y que tendía la mano pese a las diferencias. Tristemente, en muchos periodos de la historia, pareciera que el minúsculo instrumento ha sido sustituido por una corneta que exhala órdenes y mandatos, como si un espíritu de estructura militar quisiera apoderarse de la casa de la civilidad. Queda el legado de hombres como Andrés Eloy Blanco para mover a la sociedad y hacerla pensar en que así como una mano avara cortó el Limonero del Señor, una garra cruel trata de cercenar la rama de la libertad. Tal vez cierto espíritu de querer llevar a la ciudadanía por trochas transitadas hace décadas, haga que no se rinda el merecido, justo y obligatorio homenaje al poeta a sesenta años de su desaparición física. El mal que nos aqueja no tiene nada de dulce y está prohibido 06

avanzar a La Renuncia de las convicciones que llevarán a mejores momentos, pues la vida termina reivindicando los grandes hechos. Andrés Eloy Blanco pasó a la posteridad por abogar por la creación de Israel y Palestina y alertar en las Naciones Unidas que una tercera Guerra Mundial repercutiría en la población, principalmente en los niños. En estas épocas de violencia desatada, pérdida de valores y simpleza para hablar de muerte y miedo, la Venezuela de Andrés Eloy, ese Río de Siete Estrellas, debe releerlo, admirarlo y aplicarlo para terminar de romper los grillos que oprimen las ansias de libertad.


SESENTA INOLVIDABLES MENSAJES DEL POETA DE MI PUEBLO EN MEMORIA DE ANDRÉS ELOY BLANCO 60 AÑOS DE SU AUSENCIA. 21 de mayo de 1955 RECOPILACIÓN: DANIEL E. CHALBAUD LANGE Valencia. Mayo 2015 MI PROPÓSITO Verdaderamente constituye un inmenso orgullo para cualquier ser humano conocer o tratar personalmente a los grandes hombres o mujeres quienes, con su genialidad, nos definen destinos o nos llenan, a través de los sentidos, de la necesaria paz que las limitaciones nos impide alcanzar. ¡Cómo hubiéramos querido conocer a Jesucristo, Bolívar, Miguel Ángel, Aristóteles, Cervantes, Mozart, Babe Ruth, Teresa de la Parra y, otros tantos, quienes de alguna manera hubieran llenado de complacencia nuestro espíritu. Entre esos “otros tantos” y en mi caso, debo obligatoriamente expresar el vacío espiritual que llevo al no haber podido conocer o tratar personalmente a Aquiles Nazoa y a Andrés Eloy Blanco. Mi propósito, me obliga a referirme a ANDRÉS ELOY BLANCO en ocasión a la conmemoración de los 60 años de su fallecimiento. Desde niño la lectura de sus poemas, en alguna forma y en algunos instantes, ha colmado la ansiedad de mi espíritu en la búsqueda, quizás también momentánea, de la paz. Y es que Andrés Eloy Blanco tuvo la gran virtud de escribir para todos, jóvenes, adultos o ancianos y, para todos los tiempos. Sus versos viajan, con su pueblo, acompañando a las sombras, a la luna y a las estrellas, a los mares y a los ríos, a las madres y a los hijos, al colibrí y al gato verde y….a la Patria. Sus versos serán eternos porque acompañan a cosas sencillas para alcanzar lo más complicado: el hombre, semejanza a Dios. Mi propósito, como “lechero de su literatura”, es hacer llegar, no se a cuántos, parte de sus mensajes que, en cada poema y en cada discurso, exponía Andrés Eloy Blanco para los hombres de su época y que, multiplicados en sus propios hijos, llegarán a nuevos y mejores tiempos. Daniel Chalbaud Lange MENSAJES EN SUS POEMAS 01. “Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria, como olvidé la gloria que me dejaba en ella” 02. “A cada instante renunciamos un poco de lo que antes quisimos” 03. “¿Para qué quiere una estrella quien tiene el Cielo en sus brazos? 04. “Aunque la Virgen sea blanca píntame angelitos negros” 05. “Así es el amor como la muerte, que cuando va a llegar nadie la espera” 06. “Dos cielos bendigamos: la Patria, donde nuestro corazón está preso; la Madre, que es la patria que primero habitamos” 07. “¡Son iguales la madre de Cristo y la de Judas, porque ambas 07

están hechas de pulpa milagrosa!” 08. “Que robe voz de cigarra, que robe luz de cocuyo, pero si tiene lo suyo que me mande mi guitarra” 09. “Cuando el pan se pone amargo, o ha llorado el panadero o el que come está llorando” 10. “Nacimos en la pura tierra de Venezuela, más poblada en la gloria que en la tierra” 11. “El hijo vil se le eterniza adentro y el hijo grande se le muere afuera” 12.

“Queriendo se tiene un gozo, amando se tiene un hijo”

13. “Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera” 14. “Qué bien se ve todo el mundo por el cristal de las lágrimas” 15. “Yo no sé qué es lo más bueno, yo no sé qué es lo peor, no sé si amor con presencia o presencia sin amor” 16. “Quédateme un poco más, márchateme un poco menos….. vete marchando de espaldas para creer que regresas” 17. No cierres los ojos porque me ennochezco, no cierres los labios porque me ensilencio” 18. “La Reina rompió el espejo y no le valió de nada, en vez del espejo grande mil espejitos quedaban” 19. “Hermano, la cruz es la gracia de Dios en el alma del fuerte” 20. “Y digo que mis hijos son un grito que ordena, en el nombre del Padre, de la Madre y del Hijo, respeto al alma propia sobre la carne ajena” 21. “Sabed que soy poeta, hijos míos, un hombre que nombra y que camina, sin camino y sin nombre” 22. “Lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es dar más sin decir lo que se ha dado” 23. “A Dios que me dé tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero que no me dé un hijo de corazón solitario” 24. “Por mí, ni un odio, hijo mío/ni un solo rencor por mí/no derramar ni la sangre/ que cabe en un colibrí”


25. “Si alguien te pide un pedazo de pan, dáselo y no porque para hacer un nido hay que pecar” preguntes bajo que tienda va a comérselo. Si alguien te pide agua, 46. “¿Cómo se me agarra la envidia de esa mariposa rayada dásela y no preguntes si va a regar su huerto” que tiene la esperanza en un día? 26. “Para el bueno, la idea tiene el ancho del mundo y un pan 47. A Juan Bimba: “Su malicia no es mala, nace del mal que le es del tamaño del hambre del hambriento” han hecho. Ama a Páez sin saber por qué. Ama a Bolívar con vago temor de no reconocerlo. Se va acercando al libro y le acaricia el 27. “La sombra es lo único que no arrastra el agua” lomo, como si temiera espantar un caballo” 28. “Quemar un poema es tan desalmado, tan inútil y tan 48. “Ya está bien cerca la noche, ya el cocuyo está allá arriba mezquino, como matar un niño” 29. “Dios tiene su mar para que florezcan las costas; Dios encendiendo las estrellas” tiene su selva para que florezcan los ríos; Dios tiene sus cárceles 49. “Hay hombres de viaje largo. Se les conoce en el modo de para que florezcan las Patrias” no ver, al dar la mano” 30. “Que puro se pone un pecho cuando se le cuelga un niño, “América, desnuda, dormía frente al mar, y la tomaste en pero no hay nada más puro ni mejor para mirarlo que un pecho 50. brazos y la enseñaste a hablar. Ven… aquí verás musgo en los fuera del pecho y un niño al lado” senderos, porque para tus lanzas no tenemos molinos y para tus 31. “Si eres malo con Venezuela, es lo mismo que si al espejo escudos no tenemos cabreros” de tu madre lo quebraras con una piedra” MENSAJES EN SUS DISCURSOS 32. “Sabrás cuántas estrellas tiene el cielo cuando sepas que 17. “Es necesario que se sepa que un Partido Político no es un el cielo tiene una sola estrella para cada momento”. bloque de mármol de donde la voluntad de un hombre, armado con 33. “Desde este calabozo donde los hombres mueren, saludo un cincel y de un martillo, va plasmando la estatua de la opinión pública, unitaria y definitiva. Un partido político es ante todo, una al Hombre virgen que parirá cuando convenga”. Asamblea de Pensamientos. “La Patria es de todos: nadie se ha ganado el derecho 34. “Amigo, hay que estar preso para saber lo hermoso que es 18. exclusivo de amar a su Patria. Hay que presumir en todos el lo hermoso” derecho de amarla y la voluntad de amarla” “¡No señores! El cielo no se gana apartando nubecitas 35. “Así debe estar la Patria, que mientras están sus novios 19. metidos en la Cárcel, se deja crecer las trenzas y pone triste la con el paraguas y atropellando angelitos con los pies: el cielo se gana ayudando a los demás a ganar la tierra” cara” 20. “Nosotros creemos que, si aquí hay muchos enemigos de 36. “Yo soy un poco de ese manjar simple que es el niño la democracia, lo democrático es que peleen aquí, con armas cuando lo bautizan, hasta que el Cura lo pone a punto de sal para cívicas; y si escogen las otras, el pueblo venezolano sabrá probarles que la democracia es invencible en Venezuela” que se lo coma la vida” 21. “Para formar una nación hay que formar un grupo de 37. “La justicia entre nosotros es muy sencilla, Udón: la hombres libres, para formar un mundo hay que formar un grupo de naciones libres” justicia es que “el otro” nunca tiene razón” 22. “Encuentro que no han estado algunos Diputados ni 38. “Ya tenemos cien años alabando a los muertos, sin siquiera a la altura de la ecuanimidad parlamentaria; y las sesiones han tenido ciertos momentos que recuerdan el zaguán recordar que América necesita vivir” de esas casas donde se vende ropa vieja” “Cuando una Asamblea hace una Constitución, hace el 39. “Que hermosos son nuestros versos antes de haberlos 23. espejo de un pueblo. Cuando se hace el espejo de un pueblo tiene escritos” que haber un buen pueblo para mirarse en él” “Cuando se hace una Constitución se hace un código de 40. “Que ciencia tan rebelde, hermano mío, es esta ciencia de 24. moral, pero no se hace una moral; cuando se hace una saber renunciar” Constitución se hace una norma de conducta, pero no se hace una 41. “No es que la pena sea más grande, es cosa de Dios, que conducta; cuando se hace una Constitución se hace una Ley de buen gobierno, pero no se hace un gobierno” hace una pequeña y otra grande y grande las dos” 25. “Yo le tengo más miedo a una mala autoridad de pueblo que no tenga en sus manos sino uno de esos pequeños machetes 42. “Todos llamáis abismo lo que no podéis ver” a quienes la malicia llanera apellidó “gucharaca”, que a un 43. “Mi corazón es un reloj que de meditar las horas se atrasó” escuadrón de tanques que lleva en el tope los tres colores de mi patria y en su seno cinco soldados de mi tierra” “Hay un hombre que escribe llena un libro, y en todo el 44. “Ya el palacio celeste abrió la puerta. Está naciendo el día. 60. libro no hay un solo pensamiento suyo. Este es como el lechero de Toda la eternidad de Dios dormía” la literatura: repartidor de la divina leche del pensamiento ajeno”. 45. “El árbol de Dios es taciturno, sobre su paz las aves no vienen a cantar: no hay nido con pichones en su frescor nocturno, Daniel Chalbaud Lange. Valencia, mayo de 2015 08


Nuestro Andrés Eloy

Hace 60 años falleció en México el insigne poeta, orador, político, parlamentario... JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ

Hace 60 años falleció en México el insigne poeta, orador, político, parlamentario y ciudadano Andrés Eloy Blanco. Nunca como hoy es tan apremiante su mensaje, el ejemplo de su virtud civil, la perennidad de su obra. Acude a su memoria la Patria ofendida por sus indignos hijos, aquellos que olvidaron sus aspiraciones, quebrantaron sus derechos, burlaron su confianza, utilizaron sus recursos para satisfacer ilicitudes y apetencias.

No obstante nuestras faltas por las cuales tuvimos: "dos tiranos y veinte genízaros" y junto a ellos, la corte interminable de serviles, exaltaba el poeta a aquellos intelectuales que representaron: "plumas mojadas de austeridad", a los soldados que constituyeron: "el sostén de la democracia", al: "estudiante de pie" ante las injusticias y, sobre todo, al: "pueblo venezolano, cruzado de cicatrices, hambriento y optimista" por el cual fue a la cárcel, al destierro y asumió las exigencias de la lucha social.

Opuesto al autoritarismo, a la falta de libertades ciudadanas, al extravío del destino histórico de la nación, el poeta enfrentó a las dictaduras y a sus causas: la ignorancia, el atraso, la carencia de principios, costumbres e instituciones democráticas. Somos un país levantado sobre el culto a los héroes, aletargado en las lecciones del: "quebranto epopéyico", en "las viejas teorías del providencialismo" y en los frecuentes: "pronunciamientos de caserío" y en el cual la Ley se subordina al mandato del déspota.

En una hora decisiva de nuestra historia, Andrés Eloy convocó a Venezuela a superar: "nuestros propios egoísmos" y conducirnos: "por el nuevo concepto del deber" desde el cual él actuó con estricta probidad política, altura intelectual, fidelidad republicana. Creyó en la escuela como una verdad; en la responsabilidad del pensamiento; en salvar a la Patria de: "los depredadores"que invocan: "a Bolívar en sus depredaciones"; en el pueblo, su pueblo, grande, fuerte, virtuoso y libre.


A 750 años del nacimiento de Dante Alighieri El papa Francisco se unió a los actos previstos este lunes en el Senado italiano para conmemorar la efeméride y que comenzaron con una intervención del cómico, director y actor, y gran apasionado de Dante, Roberto Benigni.

Roberto Benigni recita unos fragmentos de "Paraíso", de la "Divina Comedia" de Dante (AFP)

Ciudad del Vaticano.-(AFP) El papa Francisco alabó hoy "el altísimo valor universal" y aún de gran actualidad de las obras del poeta italiano Dante Alighieri, autor de la "Divina Comedia", y del que hoy se celebra el 750 aniversario de su nacimiento. En un mensaje enviado al presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, Gianfranco Ravasi, el pontífice se quiso unir así a los actos previstos este lunes en el Senado italiano para conmemorar la efeméride y que comenzaron con una intervención del cómico, director y actor, y gran apasionado de Dante, Roberto Benigni. "Con este mensaje quiero unirme también yo al coro de los que consideran a Dante Alighieri un artista de altísimo valor universal que tiene aún mucho que decir y donar a través de sus obras inmortales", dijo el papa. Bergoglio destacó la utilidad de Dante "para quienes desean recorrer el camino del verdadero conocimiento, del verdadero descubrimiento de sí mismo, del mundo y del sentido profundo y trascendental de la existencia". El papa argentino recuerda cómo muchos de sus predecesores recurrieron en sus documentos a la figura de Dante por su "actualidad y su grandeza no solo artística, sino también teológica y cultural". Entre ellos, cita la encíclica "In praeclara summorum" (1921) de Benedicto XV, dedicada al centenario de la muerte del llamado "Sumo poeta", y que Pablo VI también dedicó a Dante su documento "Altissimi cantus" (1965). Francisco señala además cómo en su primera encíclica, firmada con Benedicto XVI, "Lumen fidei" para describir la "luz de la fe" se hace referencia a "las sugestivas palabras del poeta". 10

Para Jorge Bergoglio, "La Divina Comedia" (1555) "es un gran itinerario, un verdadero peregrinaje tanto personal e interior como eclesial, social e histórico (...) para llegar a una nueva condición, marcada por la armonía, la paz y la felicidad". "Dante es, por tanto, el profeta de la esperanza, anunciador del rescate, de la liberación, del cambio profundo de cada hombre y mujer, de toda la humanidad", añade Bergoglio. El pontífice también desea que en esta celebración, así como en la preparación del VII centenario de la muerte en 2021 sus obras "vuelva a ser comprendidas y valoradas".


Boris Izaguirre: “Es mentira que aprendes de tus errores, los repites igual”

KARLA FRANCESCHI C.

Influenciado por las mujeres de su vida, el escritor creó su versión de la espía británica Rosalind Fox, la protagonista de su más reciente novela: Un jardín al norte acostarte un poquito. — Un jardín al norte se lee muy rápido — ¿En serio? A mí me preocupa eso porque yo entiendo que este libro tiene la intención de ser leído, pero no rápido. Siempre pienso que tiene que haber un truco en el que yo mismo pueda controlar la voracidad del lector. Ya he conseguido algo que lo atrape y no lo suelte. — ¿Qué descubrió de Rosalind Fox que lo llevó a hacerla su protagonista? — Cuando me propusieron revisar a Rosalind Fox dije: “Esa tipa es una franquista”. María Dueñas creó un personaje con el cual te identificas porque se hizo a sí misma, pero con una mujer británica novia de un ministro de Franco es muy difícil crear empatía. Raquel Gisbert, como buena editora, persistió. Fuimos a comer con María Dueñas y fue allí donde ella me dio unas fotocopias de un libro publicado por Rosalind Fox. Yo, muy profesional, me leí sus memorias, que son las de una persona acostumbrada a mentir. Ahí entendí por qué no era la protagonista de El tiempo entre costuras, pues es muy complejo pensar qué hay que hacer. Pero lo asumí, luego de advertir que sería una ficción. Al principio me molestó que nunca revelara su edad, pero luego me acordé de varias mujeres que hacían lo mismo. Todo el tiempo pensé en dos mujeres que me ayudaron a hacer esta novela. Una de ella es Elisa Lerner, porque en mi infancia fue la referencia de aquello que me gustaría ser si no fuera hombre: escritora atrapada en sus misterios, en etapas entre la novela y la dramaturgia, una gran cronista. Era la amiga escritora de mis padres, porque el resto eran hombres. Y la otra fue claramente Sofía Ímber, en el sentido de que considero que ella es la imagen del siglo XX en Venezuela. Y Rosalind Fox representa a este siglo. Ella fue imbatible, apareció y lo dominó todo. — ¿Qué le atrae de ella? — Me gusta de ella que no tiene miedo. Es una persona sin temores, pero me parece que es verídico que las mujeres tengan menos miedo que los hombres porque tienen que hacer tantas cosas que es imposible que se detengan a pensar que no pueden. Es muy difícil ser mujer y uno de mis grandes descubrimientos con esta novela es que las mujeres no le han temido a nada, nunca. — ¿Y usted tiene miedos? — Sí, claro. Tengo miedo a equivocarme en directo y me acaba de pasar. Cuando hice la alfombra roja de los Billboard no sabía qué decirle a Marc Anthony, hice un trabalenguas y él, claramente, tuvo que decir que no entendía la pregunta. ¡Fue horrible! — ¿Y cómo lo afronta? — ¡Pues aguantas! Tienes miedo a equivocarte, pero una vez que lo haces lo sueltas porque ya no hay más nada que hacer.

Boris Izaguirre baja con retraso al lobby del hotel donde se hospeda. “Me tardé ordenando la habitación”, se excusa. A él, como a Rosalind –la protagonista de su más reciente novela, Un jardín al norte–, lo marcaron algunas frases de su madre, la bailarina Belén Lobo, que falleció en noviembre. “Mi mamá era muy organizada, siempre nos decía: 'La ropa te tiene que durar toda la vida'. Ella hacía esfuerzos para que yo aprendiera a doblar correctamente la ropa. Era increíble que una mujer tan intelectual tuviera esas fijaciones como madre. Otra frase de mi mamá que era buenísima es: 'No hace falta que llames la atención con la ropa porque ya lo haces”, recuerda. Cuando creaba su propia versión de la condecorada espía británica Rosalind Fox, Izaguirre pensaba en las mujeres de su vida. No solo en su madre, también en Margarita Zingg, a quien dedica el libro; Elisa Lerner y Sofía Ímber, a quien considera la encarnación del siglo XX. Con una prosa suelta, ligera y descriptiva, en Un jardín al norteIzaguirre guía en un viaje de Londres a Calcuta y de allí a Portugal, Marruecos y España. Colores y aromas se mezclan a lo largo de las páginas del libro. También amor, traición y mucha acción, propia de una espía. Una mujer que se atrevió a usar pantalones en los años treinta. “Me encantó cuando, con 13 años, decidió vestirse de amazona para una cena formal (…) He escrito muchas protagonistas femeninas, pero ninguna como Rosalind”, expresa. Hace 23 años se fue a España, pero en este momento repite de nuevo la historia de desarraigo porque pasa la mayor parte del tiempo en Miami. No se imagina regresar al país porque, aunque se siente caraqueño, no se siente venezolano. Considera que marcharse fue su mejor decisión. — ¿No come arepas afuera? — No, ni las como ni las preparo. Me doy cuenta de que yo no soy nada venezolano. Puede que sea caraqueño, pero venezolano no. Me divierte mucho que la gente me diga: “Gracias por representarnos tan bien”, pues nunca me he planteado representar a nadie que no sea yo mismo. — ¿Cuando se fue del país pensó que lo recibirían como ahora lo hacen? — Lo del sábado en la noche (cuando presentó el libro en el Festival de la Lectura Chacao) fue una cosa muy emocionante. Es verdad que he vivido experiencias de contacto con el público muy increíbles en el Poliedro, con el Miss Venezuela, en las te aplauden a ti aunque el protagonista es el concurso. Pero el sábado era todo para mí. Nunca me lo imaginé. Tampoco pienso que sea buena idea complacerse con el regreso del hijo pródigo porque no es un regreso. La idea del regreso me choca mucho. Por ejemplo, la gente espera que rehagaCrónicas marcianas y no lo hago porque considero que no va a funcionar. No creo en los regresos… Con los novios quizás sí, pero para una lata o 11


Pero sí tengo miedo a fallarle a la gente y ese temor crece, siempre. Me he equivocado mucho y he tenido suerte de poder recuperarme. Sin embargo, siempre tienes esa sensación de que llegará un momento en el que no podrás hacerlo. Es mentira que aprendes de tus errores, nunca se aprende nada de ellos. Los repites exactamente igual. — ¿Y hay algún error que no quisiera repetir? — Volver a hacer un programa de televisión que no sea bueno (risas). — Un jardín al norte es un libro muy descriptivo. — Es un placer ¿verdad? Le agradeces tanto al autor cuando piensa en eso (risas). Me encanta porque es un esfuerzo muy grande, describir y escribir toma tanta energía, hay que tener buena memoria, ser disciplinado. Sobre todo porque yo he aprendido a escribir demás para tener más capacidad de recortar. Eso lo aprendí en El Nacional. Siempre he tenido esa audacia de saber qué quitar. En efecto, hay que describir porque todo lo que ella narra ya no existe, ha sido sustituido por otras cosas y esa es un poco la magia de la novela histórica, que hay que recuperar el pasado. — Y esa es una de sus complejidades. — Pensé mucho en Villa Diamante, una novela sobre la realidad pero que es una ficción. A mí me encanta. Una vez más, tiene mucho que ver con mi educación periodística, porque aunque en el periodismo no puedes inventar, te das cuenta de que la propia realidad te pide que ficciones para que se lea mejor. Eso te hace más escritor, te da un estilo. Pero fue un placer. Todas mis novelas son cinematográficas, yo escribo guiones de películas que nunca se hacen. — ¿Le gustaría que se hiciera una película de Un jardín al norte? —No, porque esa es la magia de mis novelas: que nunca se hagan películas. — ¿Qué le dejó Rosalind, aparte de las ganas de vivir sin miedo? — Yo tengo pruebas absolutas de que no tengo miedo. No lo tuve al dejar el país antes que se pusiera de moda. Entre las personas que conozco estás esperando la frase “salir del país” después del saludo. Lo he hecho y el resultado parece sensacional, pero el proceso sí que es duro, aunque en mi caso no lo ha sido. El momento en el que dices “no voy a volver” sí es complicado. — ¿Ahora vive entre Miami y España? — Sí, en cierta manera lo repito en este momento. Miami ocupa cada vez más espacio y se hace más verdadero, más mío. Mi trabajo ahora está en Estados Unidos. Y eso significa que mi vida diaria ya no está solo en Madrid. Pienso mucho en eso, hace 23 años era más lanzado. Ahora están Rubén, nuestra casa, mi nombre, mi sitio… Pareciera muy loco hacerlo, pero pienso ¿por qué no? — ¿Después de 23 años extraña algo del país? — ¿Viste que desayuné perico? (risas) Venezuela es muy difícil de extrañar porque los tiempos han cambiado y las condiciones son diferentes, todo es más cercano. El domingo anterior estaba en Madrid, en la semana en Miami y ahora estoy aquí. Pienso que soy muy caraqueño, me gustó darme cuenta de eso en la plaza Altamira, que ha sido un espacio tan importante para los habitantes de esta ciudad y para mí. Todo pasa por esa plaza. Claro que extrañas, que sientes, que te duele, que esperas que todo se resuelva. Pero también cada día estoy más convencido de que hice lo absolutamente correcto porque yo no podía estar aquí. No solo para cumplir las palabras de Sofía Ímber, quien me dijo: “Boris, tú no puedes seguir más en Venezuela, vas a ser un 12

marico; en cambio, si te vas al mundo serás un gran homosexual”. Y espero haberme convertido en eso, por lo menos en tamaño sí (risas). — ¿Ha pensado cómo sería su vida de haberse quedado? — No tendría tan buena relación con mi país. Creo que era necesario. El sábado, una infinita cantidad de gente me decía: “Gracias por representarnos tan bien”. Yo encuentro que tienen razón, aunque no fue mi meta porque no tengo ninguna, pero sí represento muy bien lo que es un venezolano. — ¿Por qué no tiene metas? — Porque me parece una pérdida de tiempo; además, es una cosa mercantil. Mi meta es adelgazar, porque debería ser increíblemente flaco, como Fran Beaufrand. En realidad esa es mi meta. — Muchos no coincidirán con eso. —Es que hay tanto que hacer, tanto que organizar. Una de las razones por las que llegué tarde es porque detesto el desorden y cuando desperté parecía que por la habitación había pasado Mick Jagger. Mi mamá era muy organizada, siempre nos decía: “La ropa te tiene que durar toda la vida”. Ella hacía esfuerzos para que yo aprendiera a doblar correctamente la ropa. Era increíble que una mujer tan intelectual tuviera esas fijaciones como madre. Otra frase de mi mamá que era buenísima es: “No hace falta que llames la atención con la ropa porque ya lo haces”. Eso es algo que siempre me ha acompañado. Aunque todavía me visto de manera exagerada, ¿quién se viste con estos colores? No estoy en la lista de los mejor vestidos, que es otra meta (risas). Con eso bajo la santamaría. — ¿Qué le falta por hacer? — Comencé escribiendo diálogos y pensé que lo iba a hacer por siempre. Y nunca lo he hecho. Soy un gran espectador de teatro, pero cuando me siento a escribirlo me doy cuenta de que no lo sé hacer. Es curioso, pero sí, me falta escribir para teatro. No sé trasladar la acción al escenario, me da pena. No lo entiendo, lo tuve y se me fue. — Vivió el último año de su madre mientras escribía la novela. ¿Hay algo de eso que haya incorporado? — Cuando estaba enferma, sin duda. Hay una frase de Rosalind en la que dice que lo peor de estar enfermo es que sientes que te conviertes en un estorbo, en una carga, en un problema para quienes están alrededor tuyo. A mi mamá eso le molestaba muchísimo y creo que era lo que más le perturbaba. La enfermedad de mi mamá lo primero que me hizo descubrir es que el cáncer no es solo de los pacientes sino de toda la familia. Para mí fue muy revelador. Su última lección como madre fue enseñarnos a entender cómo se marcha alguien. Dejó todo totalmente organizado. Y se lo digo a mi papá: “Tú no puedes irte sin dejarlo todo como hizo Belén”. Ella se dio cuenta de que iba a vivir un año y se tomó ese tiempo para dejar todo listo. Una enseñanza extraordinaria, desde luego. Me da mucha pena que no haya leído esta novela, aunque se murió leyendo, aferrada a una edición de unos relatos cortos de Flaubert. Mi papá se la leyó muy rápido y peleaba con él, le decía que le tenía que durar. — ¿Pero cómo se pueden extender las ganas de leer un libro? — Es complicado. Yo también estaba convencido de que la tenía que escribir de una tajada. Mis amigos me decían que vivía la novela, que estaba loco porque en un momento determinado tuve que investigar cómo era ser adúltero, porque no bastaba con leer sobre ese tema sino que había que vivirlo. Y, sin consentimiento, hice esa investigación y me enamoré aquí en Caracas. Está nombrado en mis agradecimientos como esencial para esa novela. Ahora me da mucho miedo tener que


enamorarme para escribir cada novela. — ¿Le hizo bien enamorarse fuera de su matrimonio? — Bueno, ha sido muy duro. No sé si fue enamoramiento. No creo que vuelva a amar a otra persona como amo a Rubén, lo dudo muchísimo. Por eso es que yo he dicho que pasé muchos peligros, atravesé arenas movedizas con nombre de varón, pero no me ahogué. — ¿Cómo maneja eso en una relación de tantos años? — ¡Es por el bien de la novela! Tenemos que pensar en eso. Es el pan que llevo a casa. Entonces, bueno, la novela tiene que salir bien ante todo. Lo que importa es eso, yo no importo. Nada más importa sino que el libro sea bueno, que lo lean. Pase lo que pase, eso es lo primordial. Así tenga que perder un brazo o mi belleza física. Y al contrario, creo que soy mucho más guapo ahora y eso es porque me arriesgo. — Eso lo comparte con Rosalind. — Pero ella me lo ha dado más a mí. El arrojo. Y no solo ella sino todas las mujeres que conozco. Mis amigas y por supuesto Margarita Zingg, a quien está dedicada Un jardín al norte. Mientras escribía pensaba en ellas. He escrito muchas protagonistas femeninas, pero ninguno como Rosalind, sinceramente.


Alemania despide a Günter Grass con un gran acto homenaje

"Ya no hay escritores, ninguno como él", dijo el autor estadounidense John Irving, amigo y admirador de Grass, en el discurso central del homenaje.

Lübeck.- Alemania despidió al premio Nobel de Literatura Günter Grass, fallecido hace más de un mes, con un gran homenaje, al que asistieron varias figuras de la vida política y literaria del país, incluyendo al presidente Joachim Gauck. Unas 900 personas participaron en el acto celebrado en el Teatro de Lübeck, la ciudad del norte de Alemania en la que Grass pasó buena parte de su vida y en la que falleció el 13 de abril a los 87 años como consecuencia de una infección. "Ya no hay escritores, ninguno como él", dijo el autor estadounidense John Irving, amigo y admirador de Grass, en el discurso central del homenaje. Irving, quien consideró al autor de "El tambor de hojalata" como su modelo e inspiración, lo calificó también de "rey de los vendedores de juguetes". "Ahora nos abandonó y se llevó todos los juguetes de este mundo", concluyó. En la ceremonia se recordó tanto la rica obra literaria de Grass como su compromiso político, que en conjunto lo convirtieron en modelo de intelectual de izquierda comprometido y en una de las figuras más influyentes desde la posguerra en Alemania. "Pocos como él encarnaron el papel del artista como crítico que controla la política", elogió la secretaria de Cultura del gobierno de Angela Merkel, Monika Grütters. Entre los invitados había también diversos miembros del partido socialdemócrata, al que Grass estuvo estrechamente unido, incluido el jefe del partido, Sigmar Gabriel. "Una y otra vez me dio consejos, también sin que lo pidiera", recordó el ahora vicecanciller alemán. El ex canciller Gerhard Schröder, otro socialdemócrata, calificó también a Grass como "un consejero brillante y muy crítico". Helene, hija de Grass, leyó durante el homenaje poemas de su padre junto con el prestigioso actor Mario Adorf, quien interpretó uno de los roles protagónicos en la versión cinematográfica de "El tambor de hojalata" que ganó un Oscar en 1980. También participaron escritores como Adolf Muschg o Benjamin Lebert y el alcalde de Gdansk, ciudad natal del autor, Pawel Adamowicz. Grass fue enterrado a fines de abril cerca de Lübeck en una ceremonia íntima en la que sólo participaron sus familiares más cercanos. 14

"En sus novelas, en sus cuentos y en su lírica se encuentran las grandes esperanzas y equivocaciones, los miedos y los anhelos de generaciones enteras", definió el día de su muerte Gauck sobre la importancia de Grass para la Alemania moderna.


DANIEL FERMÍN

ENTREVISTA LEONARDO AZPARREN GIMÉNEZ, CRÍTICO DE TEATRO “El teatro padece una crisis" "El problema del teatro venezolano es que transformó el arte en una mercancía" Leonardo Azparren Giménez (Barquisimeto, 1941) desarrolla desde hace más de 30 años un proyecto que intenta construir la historia del teatro nacional. Primero fue la publicación en 1996 de los documentos sobre la actividad teatral en el país durante la época de la colonia; ahora la edición de una antología que reúne dos siglos de dramaturgia en tres tomos. Clásicos del teatro venezolano, publicado por Bid&Co, agrupa obras de 44 autores locales. Gaspar Marcano, Domingo Navas Spínola, Eduardo Blanco, Salustio González Rincones, Rómulo Gallegos, Julio Planchart, Andrés Eloy Blanco, Ida Gramcko, Arturo Uslar Pietri, Elisa Lerner, Ugo Ullive, Román Chalbaud, Gilberto Pinto, César Rengifo, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón, Elio Palencia, Rodolfo Santana. La selección ofrece un panorama general de lo que se hace desde principios del siglo XIX. Venezuela reflejada en escena. "Pertenezco a una generación a quien se le dijo que el teatro nacional comenzó a finales de los 40 o principios de los 50 del 1900. Crecimos ignorando nuestra propia historia dramatúrgica. Si algo tienen los escritores locales es que son autores cuyas obras siempre miraron al país", dijo Azparren Giménez, que planea un cuarto tomo para incluir a los que dejó fuera (Manuel Antonio Marín, Teófilo Leal, Ángel Fuenmayor). La antología se divide por períodos y temas. La etapa de la consolidación del teatro nacional en el siglo XIX, que se caracterizó por el romanticismo; la ruptura de autores que se interrogaron sobre el país a principios del XX; la muerte de Juan Vicente Gómez, que hizo que se preguntaran por el futuro: la ruralidad, lo urbano, la economía petrolera; la llegada de la democracia con la caída de Marcos Pérez Jiménez. Leonardo Azparren Giménez encuentra diferencias entre la dramaturgia que se hacía en siglos pasados con la del presente. Que el teatro comercial copa la cartelera del país. "Comparto el criterio de que hoy en día el teatro venezolano padece una crisis de creatividad que debe preocuparnos a todos y que no le veo superación en el corto plazo. Al no haber políticas gubernamentales abiertas y democráticas se ha restringido el teatro de arte". La falta de apoyo estatal, la añoranza por Cabrujas, la marginación de las obras de texto, Azparren Giménez lamenta lo efímero de las piezas actuales. "El problema del teatro local es que transformó el arte en una mercancía, y toda mercancía es perecedera. Carlos Giménez decía que el teatro comercial es un medio de vida y el teatro de arte es un modo de vida. La nueva dramaturgia no está acompañada de una crítica que la ayude a crecer a su lado". William Shakespeare durante la era del teatro isabelino, Lope 15

de Vega y Calderón de la Barca en el siglo de oro español. Cada época tiene sus autores. "El que quiera hacer teatro de arte hoy se tiene que sacrificar. En los 60, gente como Chalbaud o Cabrujas pasó mucho trabajo. Nadie les regaló nada, pero como el teatro era su modo de vida, era vivir o morir", concluyó Azparren Giménez. La historia dirá quiénes se convertirán en futuros clásicos.


ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN

Necesidad de maestros Un buen maestro es la principal lotería que le puede tocar a un grupo de niños o jóvenes Por la larga vida de alumnos que todos fuimos -y muchos siguen siendo- pasaron y siguen pasando una enorme cantidad de maestros, maestras y profesores. La mayoría de ellos se borraron de nuestras vidas sin dejar surco ni huellas. Sin duda alguna, esos docentes nos ayudaron a aprender algunas cosas, pero no marcaron nuestras vidas, no dejaron en nosotros una huella indeleble, no contribuyeron de un modo decisivo a nuestra formación. A otros los recordamos con dolor: egoístas, altaneros, irresponsables, flojos, corruptos... Su recuerdo reabre en nosotros viejas heridas: nos sentimos maltratados por ellos, les teníamos miedo, nos humillaron. Preferiríamos que no hubieran pasado por nuestras vidas: nos deseducaron. Pero, sin duda alguna, también tuvimos la inmensa suerte de contar con algún maestro o maestra a quien recordamos con verdadero agradecimiento. Nos supimos queridos, aceptados, comprendidos; nos abrió la vida a nuevos e insospechados horizontes; nos ayudó a conocernos, a creer en nosotros, a atrevernos a remar hacia dentro con valor en el torrente de la vida. Sembró en nosotros con su palabra y con su vida, semillas de generosidad, de entusiasmo, ansias de vivir de otro modo. En breve, marcó nuestra existencia con una huella indeleble. De algún modo, aunque no hayamos vuelto a saber de él o de ella, sentimos que sigue viviendo y dando frutos en lo mejor de nosotros. Ellos sí fueron verdaderos maestros, educadores. Y no los recordamos tanto por los conocimientos que nos transmitieron, sino porque nos enseñaron a ser, nos motivaron a vivir con autenticidad, nos dieron el aliento y la ayuda para hacerlo. Ser maestro, educador, es un privilegio y una gran responsabilidad; implica la convicción de vivir una vocación especial de formación de genuinas personas y ciudadanos responsables y solidarios; la alegría que es consecuencia de disfrutar de este privilegio, que Gabriela Mistral definió como la tarea de "crear el mundo del mañana". Tarea hermosa y apasionante, un desafío por el cual vale la pena gastar una vida. Un buen maestro, un educador, es la principal lotería que le puede tocar a un grupo de niños o jóvenes en la vida. Él o ella pueden suponer la diferencia entre un pupitre vacío o un pupitre ocupado, entre una vida trivial o una vida con sentido, entre un delincuente o una persona entregada al servicio de los demás. Por ello, la educación no puede ser meramente un medio para ganarse la vida, sino que debe asumirse como un medio para dar vida, para defender la vida, para provocar las ganas de vivir con sentido y con proyecto. Necesitamos maestros y maestras con vocación y tratados según la trascendencia de su misión: salarios dignos, condiciones de trabajo seguras y en ambientes propicios; una 16

adecuada selección para acceder a los cargos; una distribución del horario que permita impartir clases pero también prepararlas, corregir evaluaciones, formarse y perfeccionarse permanentemente y también descansar.


CERVANTES Y EL QUIJOTE EN ALGUNAS NOVELAS, ESPAÑOLAS DE NUESTRO TIEMPO La influencia directa o indirecta de Cervantes en la novela actual -como en la de cualquier época posterior a la aparición del Quijote- ofrece un campo de estudio tan amplio y diverso que, para no perderse arrastrados por el vértigo, exige inicialmente una rigurosa delimitación de los contenidos que una breve exposición como ésta se propone abarcar. Por eso, sin rechazar de antemano posibles referencias a otras obras cervantinas y a algún escritor anterior a la guerra civil (por ejemplo, Unamuno), me ceñiré aquí a la presencia explícita o implícita del Quijote en algunas novelas españolas de los últimos treinta años. Y aun así, con un tiempo y un espacio claramente limitados (novelas españolas de nuestro tiempo), se corre el peligro de caer en situaciones extremas como la mera acumulación de apuntes eruditos o la enumeración de coincidencias tan ocasionales como superfluas. Porque Cervantes sabía muy bien que en su aparente afán de acabar con un género literario ya pasado de moda encubría otra ambición mucho más trascendente: inventar otro género literario nuevo. Y como con el Quijote "asumió un puesto tan destacado en el canon de los clásicos europeos y se encontró tan cerca de los orígenes de la novela, estaba destinado a figurar en la formación de casi todos los demás novelistas». Fue un ensayista francés, René Girard, quien afirmó que «no hay una idea de la novela occidental que no esté presente en germen en Cervantesl>. Sin pretender atribuirle todas las paternidades posibles, es claro que Cervantes se encontrará siempre en el origen de este o aquel procedimiento, porque él llevó a cabo la ideación de un género libérrimo, en el cual se cumple como única regla la de transgredidas todas. Como ya apuntó Leo Spitzer, su obra «es simplemente la exaltación de la independencia de la mente humana y de un tipo de hombre particularmente poderoso: el artista. [ ... ] una novela que es un canto y un monumento al escritor en cuanto escritor, en cuanto artista. Porque no nos llamemos a engaño: ( ... ] el verdadero héroe de la novela lo es Cervantes en persona, el artista que combina un arte de crítica y de ilusión conforme a su libérrima voluntad».} Tal vez por esto mismo Cervante atinó concediendo igual ilusión de libertad a su inmortal hidalgo manchego. Aquel "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme [ ... ]» se ha hecho célebre y ha dado lugar a interpretaciones diversas. De todas ellas importa destacar especialmente la ofrecida por Leo Spitzer y J.B. Avalle-Arce, quienes ampliaron la explicación del comienzo del Quijote como una cuestión de historia literaria. Constituye una defensa a ultranza de la libertad del creador y la transmisión de esa misma libertad al nacimiento de don Quijote como personaje de ficción. Con la negativa del autor implícito a dar el nombre del lugar manchego se produce la superación de los rígidos cánones de la retórica tradicional, según los cuales la cuna del héroe determinaba su vida. Cervantes rehúsa dar la 17

Ángel Basanta

cuna exacta del héroe para que su autonombrado don Quijote inicie su andadura libre de todo determinismo. Tampoco revela su genealogía ni su nombre inequívoco. Por eso, después de don Quijote el personaje literario es más libre y ya fue posible imaginar un Amadís que no fuera de Gaula o un Lazarillo que no naciera en el Tormes. Porque don Quijote es el primero de una larga serie de personajes visionarios que le sucedieron al que podemos considerar padre de sí mismo: "liberado de la determinación y determinismo de patria, padres, nombre, y demás datos especificadores, el personaje pronuncia el fiat lux de su mundo, que se estructura de inmediato con la solidez que le confiere el descansar sobre una consciente voluntad de autorrealización: él, don Quijote, su caballo, Rocinante, su amada, Dulcinea»;4 y así toda la realidad que vive en su quimera caballeresca. Cervantes fue aún más allá en el logro de la libertad artística. Exigida ésta por el autor y transmitida también al personaje, se completa el proceso comunicativo dejando idéntico grado máximo de libertad al lector. Recordando una afirmación de \Vayne C. Booth, según la cual, para gozar de una obra novelística, el lector ha de coincidir, en gran medida, con las creencias del autor, Helena Percas de Ponseti lo ha señalado con toda claridad: "En el caso del Quijote todo lector concuerda con las creencias del autor porque se encuentra libre de establecer cuáles son las premisas del autor así como las alternativas mismas que ofrece el tema. De esta suerte identifica sus conclusiones con las del autor. Pero Cervantes no lo dirige ni abierta, ni tácitamente, hacia su punto de vista o sus creencias, aunque, como dice Américo Castro, "por entre las mallas de la invención y estructuración, se deslizan ciertas preferencias y esperanzas". Cervantes deja siempre al lector en su "libre albedrío", corno le promete en el Prólogo de la primera parte».5 Junto con esta libertad del autor, del personaje y del lector, v además del perspectivismo sistemáticamente empleado para hacer frente a la relatividad esencial de todas las cosas humanas, otro de los hallazgos cervantinos más trascendentales está en su anticipación de la diferencia entre novela y romance. Cervantes creó la novela moderna y puso los cimientos de una teoría válida de la misma porque, en palabras de Riley, percibió «una distinción entre dos clases de prosa narrativa que la crítica no empezó a reconocer debidamente hasta un siglo más tarde»:ó el romance o narración libre y de mayores vuelos imaginativos, sobre algo fabuloso, y la novela o relato de algo verídico o probable, relacionado con la actualidad histórica. En el Quijote se alcanzó por primera vez el equilibrio «entre lo poéticamente ideal y lo históricamente posible», una síntesis de «vida soñada y vida vivida». Con ello, en palabras de Avalle-Arce, Cervantes se adelantó en la superación integradora de ambas modalidades: «El Quijote es el admirable resultado de un esfuerzo intelectual ceñido y ponderado que dio la necesaria,


imprescindible, maleabilidad a novela y rommzce para llegar a la aleación de ambos términos. Y de aquí surgió la novela moderna».7 No parece exagerado, pues, afirmar que Cervantes se encuentra siempre detrás de tantas inquietudes y tantos logros de todos los grandes renovadores de la novela. Su obra está presente en muchos autores, ya sea en una relación de simple motivo, anécdota o de aspectos esenciales del contenido, ya sea en otra relación más formal de estructura y técnica narrativas. Con razón Carlos Fuentes llegó a formular este interrogante de imposible respuesta, con la que concluye esta introducción ya demasiado extensa: «¿Dónde termina la cueva de Montesinos y empieza la realidad? Nunca más será posible saberlo porque nunca más habrá lectura única: Cervantes ha vencido a la épica en la que se apoyó, ha puesto a dialogar a Amadís de Gaula con Lazarillo de Tormes y en el proceso ha disuelto la normatividad severa de la escolástica y su lectura unívoca del mundo».8 Su herencia literaria fue continuada primero por la escuela anglocervantina del siglo XVIII, con Henry Fielding, Samuel Richardson, Laurence Sterne y Tobias George Smollet como exponentes máximos. Su semilla fructificó en los grandes novelistas ingleses, franceses y rusos del siglo XIX, con discípulos tan egregios como Dickens, Stendhal. Balzac. Flaubert y Dostoievski, a los cuales se sumaron también escritores norteamericanos del mismo siglo, como Nathaniel Hawthorne, Herman Melville o Mark Twain.9 Y, después de tantos años de emigración por las literaturas occidentales, el genio de la novela moderna regresó a su patria de origen sobre todo por medio de varias novelas de Pérez Galdós, en figuras y situaciones que van desde La desheredada (1881) hasta Nazann (1895) y Halma (1895), pasando por El amigo manso (1882) y Ángel Guerra (1891), entre otras. Ya en nuestro siglo, la huella de Cervantes es general en todos los grandes renovadores de la ficción contemporánea, desde Joyce, Kafka y Unamuno hasta Nabokov, Milan Kundera, García Márquez, Carlos Fuentes o Torrente Ballester, pasando por André Gide, Thomas Mann o Jorge Luis Borges. Porque se halla en la formación literaria de los novelistas más importantes y, como señala Paul Hazard, goza "del privilegio de las grandes obras maestras de cuyo espíritu la humanidad vive eternamente sin saciarse». La reivindicación de la libertad creadora, la percepción y superación de las diferencias entre novela y romance, el perspectívismo relativizador de todo lo humano, la eliminación de las siempre borrosas fronteras entre la realidad y la ficción, el aprovechamiento máximo de procedimientos técnicos como la parodia o el artificio del manuscrito encontrado, el descubrimiento del diálogo como medio de individualización de los personajes, como base de lo que con el tiempo acabaría llamándose novela polifónica y como fundamento del proceso dialéctico de desnudamiento de almas, la dimensión lúdica de la novela y su explotación en diferentes tipos de intertextualidad y en el discurso autorreflexivo de la metaficción, la inclusión de todos los elementos de comunicación que intervienen en el proceso literario desde el autor implícito hasta el narratarío y el lector implícito, y, en fin, la ironía y el humor, tan relacionados con la ambigüedad y el carácter lúdico del relato, son algunas de las inmensas aportaciones de Cervantes al arte de la novela. Partiendo del perspectivismo cervantino, los máximos exponentes de la renovación de la novela llegaron al extremo de la disolución de la historia y del personaje en un denodado ensayo de los más audaces experimentos narrativos. Con razón afirma Riley que

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,dos personajes autónomos de Pérez Galdós, Unamuno y, sobre todo, Pirandello, se hallan precedidos, unos tres siglos antes, por don Quijote y Sancho. Lo mismo podríamos decir de algunas de las ideas que aparecen en escritores tan dispares como André Gide y Lewis Carrol!. Mucho antes que Edouard, en Los monederos falsos, Cervantes escribió un libro acerca de "la lucha entre lo que la realidad le ofrece y lo que trata de hacer con lo ofrecido"».1O Y en la reflexión sobre sus conocidas paradojas terminales el novelista cbeco Milan Kundera acoge a Cervantes y a Kafka en la misma interrogación: «¿No es el propio don Quijote quien, después de tres siglos de viaje, vuelve a su aldea transformado en agrimensor? Se había ido, antaño, a elegir sus aventuras, y ahora, en esa aldea bajo el castillo, ya no tiene elección, la aventura le es ordenada».!! En la novela española del primer tercio de nuestro siglo la herencia de Cervantes se encarnó en Unamuno, por más que el autor de la personalísima Vida de don Quijote y Sancho confesara que «me siento más quijotista que cervantista»12 y repitiera hasta la saciedad su apasionada defensa de don Quijote frente a su creador. Lo cierto es que el escritor vasco ofrece numerosos aspectos de prosapia cervantina en la construcción de sus narraciones. Los ejemplos abundan en Niebla (1914), la más cervantina de todas tanto en la forma como en el contenido. La misma inspiración inicial de la teoría de la nivola o relato «vivíparo», compuesto «a lo que salga», explicada en el capítulo 17 de Niebla por Víctor Goti, personaje que a su vez está escribiendo una novela, arranca de Cervantes, a quien, según Willard F. King, Unamuno dedica una «velada y equívoca apología» en el prólogo de Víctor Goti.!3 Este personaje es ya cervantino en si mismo: está fuera de la novela porque es amigo de Unamuno y escribe el prólogo; está dentro porque es personaje de la obra, en la cual aparece además como inventor de la nivola; y en ello hace recordar al bachiller Sansón Carrasco, que en la segunda parte del Quijote entra en la novela con la primera parte ya leída y se dispone a ejercer la crítica literaria. Cervantino es también Augusto Pérez, el protagonista de Niebla, cuya alma virgen de paseante de la vida despierta al sentimiento trágico de la existencia después del encuentro casual con Eugenia Domingo del Arco. Su parecido con don Quijote ya lo señaló Willard F. King: el héroe cervantino crea el ideal de Dulcinea y por ella emprende sus aventuras; Augusto Pérez, «gemelo espiritual de don Quijote», forja una imagen ideal de Eugenia tan distinta de la real como Dulcinea podía serlo de la aldeana tobosina, y por su amor intenta llevar a cabo diversas aventuras de índole espiritual (e incluso material, como pretender levantar la hipoteca de la casa de Eugenia). Y de ascendencia cervantina es igualmente el procedimiento de intercalar en la novela historias secundarias ajenas a la principal. En Niebla hay varias interpolaciones relacionadas con el matrimonio y, en conjunto, ofrecen un abanico de opciones que pueden orientar a Augusto en su decisión. Una de ellas es la historia tragicómica de don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, que Víctor Goti cuenta a Augusto Pérez y que piensa incluir en la novela que él está escribiendo, metiéndola «de cualquier manera, corno Cervantes metió en su Quijote aquellas novelas que en él figuran».14 Si a todo esto añadirnos el parecido de ciertos episodios, el eco repetido de alguna frase del Quijote en la disputa entre Unamuno y Augusto Pérez, y el desarrollo narrativo de las problemáticas relaciones entre realidad y ficción -cuya filiación cervantina ya estudió Blanco Aguinaga-,15 hay que concluir con WiHard F. King que el parentesco espiritual de Niebla con el Quijote es evidente: «Muy


al contrario del Quijote del siglo xx, escrito por el Pierre Ménard del cuento de Borges, que repite la novela de Cervantes en todos sus aspectos externos [ .. .], Niebla rehúye el parecido superficial, pero quiere reconstruir la forma interior y el significado "eterno" del original».16 La presencia de Cervantes en las narraciones de Unamuno no se reduce sólo a Niebla. Del Quijote aprendió éste el artificio del manuscrito encontrado, en el cual se sustenta la estructura narrativa de San Manuel Bueno, mártir (1931). Del sobrenombre de Alonso Quijano el Bueno escogió el apellido del cura de Val verde de Lucerna, el cual protagonizó la ficción de creer en lo que predicaba a sus feligreses. Con Cervantes quiso competir Unamuno en sus Tres novelas ejemplares y tm prólogo (1920). Y un alter ego del Rector de Salamanca, el personaje de La locura del doctor Montarco, tiene como lectura preferida el Quijote. Precisamente este personaje aparece citado en La saga/fuga de J.B. (1972), de Gonzalo Torrente Ballester, donde se recoge la invención de que Unamuno se inspiró en la figura extravagante de don Torcuato del Río para la creación del doctor Montarco. La referencia puede ser accidental; pero no lo es la presencia de Cervantes y de Unamuno en La saga/fuga de J.B. y en Fragmentos de Apocalipsis (1977), de las cuales trataremos más adelante. Antes hemos de referirnos brevemente a otras narraciones de posguerra en las cuales la huella cervantina es fácilmente detectable. Prescindiendo de la biografía novelada que Sebastián Juan Arbó publicó en 1945 y de textos como Las gallinas de Cervantes, de Ramón J. Sender, autor de las Novelas ejemplares de Cíbola (1975), hemos de recordar aquella "historia castellana y llena de mentiras verdaderas», Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951), en la cual Rafael Sánchez I<"erlosio, autor de un libro de ensayos con el cervantino título de L,as semanas del jardín (1974), llevó a cabo una versión a lo poético de un relato picaresco. Los epígrafes de los capítulos de Alfanhuí guardan un evidente parecido con los del Quijote, tanto en su construcción lingüística como en su relación con el contenido de los mismos. Por razones de índole formal, es obligado detenerse algo más en las narraciones de Francisco Ayala, autor también de importantes ensayos sobre Cervantes. Uno de los aspectos que los estudiosos de la obra ayaliana han ponderado con mayor énfasis en relación con Cervantes es la presentación de Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962) como dos novelas complementarias, siendo la segunda, réplica o secuela de la primera. La relación de ambas narraciones con las dos partes del Quijote no tardó en ser advertida. Andrés Amorós señaló que el enlace de El fondo del vaso con Muertes de perro «es múltiple y complejo: igual que en la segunda parte del Quijote, los personajes se refieren a la primera novela como a una obra literaria con existencia real, independiente».J7 En efecto, en el capítulo 1 de la primera parte de El fondo del vaso, el narrador, José Lino Ruiz, se refiere a Muertes de perro como un libro divulgado y leído al que califica de «panfleto infame», con {(absurdo título», contra la memoria del presidente Bocanegra, cuyo nombre él se propone ahora «reivindicar rebatiendo, refutando y desbaratando tantas especies odiosas contenidas en las páginas que ese renacuajo de Pinedo escribió". Después, el narrador de El fondo del vaso reconocerá que es difícil rebatir al narrador de Muertes de perro, porque el "libro se escurre entre las manos, y casi no hay manera de cogerlo en un renuncio». Esta irónica autocrítica que Ayala pone en boca de sus

narradores responde al modelo cervantino de incluir en las novelas la crítica de las mismas. En su prólogo a la edición conjunta de ambas novelas, Baquero Goyanes expone los puntos básicos de su relación con el Quijote. Igual que Cervantes resucita a don Quijote para narrar su tercera salida en la segunda parte de la novela, Ayala, que había acumulado muertes en la primera obra, elige como narrador de la segunda a José Lino Ruiz, uno de los personajes a quien erróneamente se había dado por muerto al comienzo de la primera. Con ello se establece una fuerte conexión estructural de complementariedad, no de continuación, entre ambas novelas, en lo cual también pudo haber influido el ejemplo de Galdós en Nazarín y Halma, cuya relación con las dos partes del Quijote fue comentada por el mismo Ayala. 18 De ascendencia cervantina es también el gusto de Ayala por la novela como tragicomedia, por la parodia, la ambigüedad y el perspectivismo múltiple como vías de indagación en la complejidad de la naturaleza humana. Prefiere el uso de la primera persona porque, como ha explicado Estelle Irizarry, <de permite escurrirse de una identificación específica con los múltiples "yos" de sus obras ficticias. Quisiera emular el fenómeno que ha observado en Cervantes -ser transparente y ambiguo a la vez-, transparente y sincero en la visión del mundo aportada en sus obras, y ambiguo en cuanto a su persona y las experiencias vitales que nutren sus novelas».19 De igual modo, en sus relatos cortos supo Ayala continuar el legado cervantino, como se aprecia, sobre todo, en El rapto (1965), original refundición de un cuento narrado en el Quijote -ya comentada por Alberto Sánchez-,2° en los irónicos desdoblamientos del autor en los prólogos a sus colecciones de cuentos -por ejemplo, Ins usurpadores- y en la ironía y el complejo entramado de voces literarias de El jardín de las delicias (1971). Por eso se ha dicho que su aportación al arte de la novela consiste en «haberse atenido a aquellas fundamentales y poderosas novedades que supuso el arte narrativo de Cervantes, estudiadas atentamente, intentando extraer de ellas todas las consecuencias posibles, jugando, musicalmente, a introducir variaciones dentro de las técnicas y de los recursos que el autor del Quijote supo incorporar al gran arte de la novela moderna».21 En el mismo año de 1962, en el cual se publicaba El tondo del vaso en Buenos Aires, aparecía en España una novela que marcó un histórico cambio de rumbo en la narrativa española de posguerra. Aquella obra fue Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, con la cual se produjo la superación del trasnochado realismo social y la novela española se entregó a la experimentación de técnicas narrativas más audaces. También en la novela de Martín Santos se vislumbra la huella del Quijote y, sobre todo, una gran admiración por Cervantes, a quien se dedica un velado homenaje en la confusión de nombres de la mujer del Muecas: en dos ocasiones se le da el nombre de Ricarda, una en boca del Muecas y otra en la voz del narrador, quien, mucho después, cuando reconstruye el pasado de ella, «se equivoca» y le llama Encama, adoptando el nombre que le daban sus amigas de soltera.22 Más que un desliz del autor, Alfonso Rey cree que dicho error es intencionado y lo considera como «un jocoso cervantinismo»: "del mismo modo que su admirado Cervantes dio cinco nombres diferentes a la mujer de Sancho Panza, nuestro autor pudo decidir que tuviera dos la mujer del Muecas, uno por cada aparición».23 También le parece a este crítico «un tributo

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de admiración» a Cervantes el em· pleo de los diálogos como instrumento para revelar «los más menudos recovecos del alma», lo cual se manifiesta especialmente en «la sensación de vida y verdad que emanan" los personajes de tercera fila en Tiempo de silencio.24 Otros aspectos cervantinos de esta novela pueden ser la fusión de narración y reflexión, el perspectivismo múltiple y el auténtico alarde de referencias y alusiones literarias que componen un complejo muestrario de intertextualidad, con varias citas de Cervantes incluidas. Asimismo, se insertan en la tradición cervantina determinados paralelismos apreciables en las conductas de don Quijote y de Pedro, en su lucha por un ideal o un proyecto personal,en que «en los dos la consciencia del fracaso aparece como un acto de lucidez final y de asunción de la derrota», e incluso en la resonancia cervantina de la pareja formada por Pedro y Amador.25 Mas, con ser esto así, lo más destacable en la relación de Martín Santos con Cervantes es la profunda admiración de aquél por éste, fruto quizá de la afinidad espiritual entre ambos. Esta admiración por el hombre y el escritor se concentra en la reflexión sobre Cervantes incluida en la duodécima secuencia de Tiempo de silencio. En esta digresión se evoca a Cervantes en relación con la ciudad en que vivió; se le considera como "el hombre que más sabía del hombre de su tiempo»; se cree inaudito que de aquel pueblo hubiera podido salir el genial creador de don Quijote; y se sugiere que la locura del personaje es fingida y forma parte del juego narrativo, en lo cual Martín Santos insinúa la explicación que años después desarrollarán ampliamente Arturo Serrano Plaj~ en su libro Realismo «mágico» en Cervantes (1967) y Gonzalo Torrente Ballester en El «Quijote» como juego (1975). Así lo prueba la siguiente cita: "Lo que Cervantes está gritando a voces es que su loco no estaba realmente loco, sino que hacía lo que hacía para poder reírse del cura y del barbero, ya que si se hubiera reído de ellos sin haberse mostrado previamente loco, no se lo habrían tolerado y hubieran tomado sus medidas montando, por ejemplo, su pequeña inquisición local, su pequeño potro de tormento y su pequeña obra caritativa para el socorro de los pobres de la parroquia. Y el loco, manifiesto como no-Ioco, hubiera tenido en lugar de jaula de palo. su buena camisa de fuerza de lino reforzado con panoplias y sus veintidós sesiones de electroshockterapia».26 Aunque sea sólo de pasada, conviene recordar que 1962 fue también el año de Bomarzo, la gran novela histórica en la cual Mujica Laínez recrea la época de la Italia renacentista del siglo XVI. En el último capítulo de Bomarzo, "Mi Lepanto», se incluye un sentido homenaje al autor del Quijote en la figura del joven soldado que socorre al narrador protagonista. Éste le regala después un ejemplar de Orlando furioso, recibe a cambio las obras de Garcilaso y se lamenta finalmente de que, dentro de un ejército de ochenta mil hombres, «nadie presintió que entre nosotros pasaba, recatándose, oscura, encamada en un muchacho de Alcalá que dejó una mano en la empresa, la dolorosa gloria». De igual modo recordaremos también aquí El pastor Quijótiz (1969), de José Camón Aznar, quien inicia el Prólogo de su novela con esta advertencia: «Bien se podía titular este libro "Tercera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", pues en él se narra la verídica historia de nuestro caballero en esa triste época de su vida en que, vencido, se acogió al oficio pastoril como el más propio a sus aficiones y deleites para pasar el año de noviciado».27 A partir de Tiempo de silencio, con el auge de la novela hispanoamericana en España, la narrativa española acusa el

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impacto de las renovaciones formales y se entrega a una prolongada experimentación de las nuevas técnicas narrativas. De la atención preferente al documento testimonial y a la denuncia social se pasa entonces a la primacía de los aspectos formales, a la valoración del texto narrativo como discurso. Con algunos más, es otro novelista de la generación del Medio Siglo, Juan Goytisolo, quien impone en los años siguientes un giro copernicano en su trayectoria narrativa, con la trilogía de «La España sagrada», tamhién llamada «Del desarraigo y la ruptura». En una de estas novelas, Reivindicación del Conde don Julián (1970), también puede rastrearse la manifestación de ciertas actitudes y motivos de ascendencia cervantina. Esta novela es un texto creado en permanente pugna literaria con otros textos, muchos rechazados por negativos, algunos homenajeados por positivos. En palabras de su autor, «Don Julián es un texto que se alimenta de la materia viva de otros textos. En este aspecto, sigo la tradición cervantina»,28 en la cual la parodia y la intertextualidad se conforman en una pluralidad de lecturas. Con el fin de aclarar la dicotomía entre crítica y homenaje, el autor ha explicado que en este «diálogo intertextua}" hay cuatro autores cuya sombra planea constantemente sobre la novela: Fernando de Rojas, Fray Luis de León, Góngora y Cervantes; y especifica que la relación con Cervantes es «de estructura, fundada en el propósito de forjar como él una obra que sea a la vez crítica y creación, literatura y discurso sobre la literatura».29 Con ello, el propio Juan Goytisolo aclara uno de los aspectos fundamentales de su novela, el sentido y el funcionamiento de esta tensión constante entre creación y destrucción. De este modo, Reivindicación del Conde don Julián exige del lector un esfuerzo de re-creación intertextual necesario para recomponer el rompecabezas verbal. Pero, como advierte Linda Gould Levine, en la novela misma el lector cuenta con «varias pistas y claves sobre cómo entenderla y descifrarla. La más importante se encuentra en la ya famosa escena de la biblioteca de Tánger, donde el narrador se dedica, con una mezcla insólita de pasión y travesura, a profanar los textos sagrados de la literatura española con su bolsa abundante de moscas, tábanos y abejas. En varios lugares, Goytisolo ha señalado los paralelos entre esta escena de Don Julián y el escrutinio de la biblioteca del Quijote por el cura y el barbero, añadiendo que la influencia de Cervantes en esta parte fue inconsciente, pues "es posible 'cervantear' sin que uno lo sepa"».30 Aunque es obligado señalar también, como lo hace Gould Levíne, una diferencia fundamental entre ambos «escrutinios»: en Cervantes algunos textos se salvan del fuego, en Juan Goytisolo (<no escapa ninguna palabra del golpe mortal de las moscas, abejas y tábanos espachurrados en sus páginas». En los años setenta, con la contribución de Juan Goytisolo y Juan Benet, entre otros, la novela española cayó en la desviación contraria a la que había corregido Tiempo de silencio. Con el realismo social "la balanza del arte narrativo se había peligrosamente escorado hacia el referente. Pero aquel exceso explica Darío ViIlanueva- da paso ahora al contrario: la novela abandona la historia y se hace sólo discurso».3! Era necesario, pues, otro cambio de rumbo para restablecer el pacto narrativo con el lector. A ello contribuyó notablemente Gonzalo Torrente Ballester, el más fiel continuador de la herencia cervantina en la novela actual. Y lo hizo primero por medio de la ironía, la parodia y la recuperación de la historia y del romance en La saga/fuga de J.B. (1972) Y después a través de la construcción lúdica y


metanarrativa en Fragmentos de Apocalipsis (1977). El autoconfesado cervantismo de Torrente Ballester aparece muy pronto en la obra del novelista español galardonado con el Premio Cervantes 1985. Se remonta ya a algunos títulos de sus obras de teatro, como El casamiento engañoso (1939) o República Baratana (1942); continúa en novelas como Don Juan (1963) y Off-side (1969), uno de cuyos personajes es un precursor de José Bastida: se trata de Leopoldo Allones, «el novelista drogadicto que está escribiendo una novela magistral sumido en la miseria y en la enfermedad y viviendo a costa de la prostitución de su hija (la referencia cervantina la hace el propio novelista con toda claridad)>>;32 el cervantismo de Torrente se intensifica en las dos novelas citadas de la «Trilogía fantástica", la segunda de las cuales fue escrita a la vez que su original ensayo El Quijote como juego (1975); perdura en novelas posteriores, por ejemplo, en la convención del «manuscrito encontrado» en Quizá nos lleve el viento al infinito (1984) y La rosa de los vientos (1985), en cuyo prólogo Torrente recuerda el ejemplo del Quijote; y llega hasta Yo no soy yo, evidentemente (1987), en que la parodia de la multiplicidad del yo organizada en la interrelación del plano ficticio y el real conduce en último término a Cervantes. En El Quijote como juego, Torrente Ballester explica la locura del héroe como una ficción, un juego perfectamente codificado por el caballero. Don Quijote finge estar loco y se propone jugar a caballero andante, para lo cual transforma la realidad y la adecua a su ficción caballeresca. Aunque el narrador afirma una y otra vez que don Quijote está loco, a menudo se dan pistas que permiten entender precisamente lo contrario: que don Quijote es el creador de su propio mundo y que es consciente de ello. Al poco de publicarse La saga/fuga de J.B., Torrente, que siempre confesó lo mucho que esta novela suya debe a Cervantes y a la escuela anglocervanti-na de los siglos XVIII y XIX, declaraba que «en el Quijote he aprendido lo que es una novela como sistema lúdico».)) Como Cervantes en el Quijote, Torrente logró en La saga/fuga una síntesis de realismo y fantasía que hacía años venía intentando, una original superación de la dicotomía romance y novela. También aquí se levanta una gran ficción por medio de la capacidad imaginativa del narrador protagonista. José Bastida, que siempre tuvo deseos de ser otro y habla con cuatro interlocutores o hipóstasis de su personalidad, es un mísero profesor de gramática en Castroforte del Baralla, donde los nativos se organizan en una renovada Tabla Redonda grotesca. Bastida, feo y hambriento, es convocado porque conoce la historia de la ciudad y la leyenda de los Jota Be, lo cual aprovecha el humilde profesor para desplegar su imaginación e ir venciendo con sus invenciones a las personalidades más ilustres de Castroforte, al boticario Reboiras, al profesor de la Universidad de Cornell Jesualdo Bendaña e incluso a su admirado lingüista Jacinto Barallobre. Y también aquí se le dan pistas al lector para que advierta que Bastida está inventando. Como señala Angel Loureiro, «Bastida domina la novela inicialmente por sus vastos conocimientos acerca del pasado de Castroforte y poco a poco por su superior imaginación. Como Alonso Quijano en la interpretación del Quijote de Torrente, el profesor de gramática es un actor, un hombre "seducido por la posibilidad que la imaginación le ofrece de moldear su vida a su gusto". Y si Alonso Quijano se sirve de su imaginación para crear a don Quijote, Bastida inventa a sus cuatro interlocutores y el resto de las fantasías

de La saga/fuga. En ambos casos, ser es poner en palabras la imaginación».34 Por ello, los elementos de relación entre esta novela y el Quijote son muchos y diversos. Bástenos aquí una escueta enumeración de algunos: la concepción lúdica de la novela, la parodia, la ironía, el humor y la incorporación a la novela de la reflexión sobre su propia escritura. A ellos cabe añadir la aparición del «autor dramatizado» en la referencia de Bastida a «un artículo leído cierta vez, de un tal Torrente, en el que el autor describía un manuscrito de Rilke»;35 la interpolación de numerosas narraciones secundarias; el perspectivismo y la ambigüedad derivados del uso por parte de Bastidanarrador de fuentes documentales de las que él mismo desconfía; la deformación cómica de ciertos nombres, como Robaperas (Robespierre), Paco de la Mirandolina (Pico della Mirandola) o Almirante Valentín, deformación popular del nombre de John Ballantyne; el empleo de nombres cervantinos para designar realidades castrofortinas, como La cueva de Montesinos, denominación dada por los ultras a la logia de Lilaila Barallobre; o el humorístico relativismo lingüístico buscado en la explicación filológica del neologismo escopetástasis, que tanto puede significar <<restauración por la escopeta, revolución», como "éxtasis por la escopeta», orgasmo, quizá, puesto que en "el área lingüística de Castroforte no es difícil homologar las significaciones de escopeta y miembro viril. La saga/fuga de LB. surge, pues, como un moderno «Quijote» de la cultura actual. Así lo ha visto también Ángel Loureiro: «Con el pretexto de burlarse de unas convenciones caducas el Quijote sentó las bases de la novela moderna. Sin pretender equiparar ambas novelas, puede afirmarse que La saga/fuga obedece a un propósito de renovación semejante. Parodia de una cultura y de unas convenciones de escritura y de lectura, indagación acerca' de los límites y el poder creador de la palabra, tras su destrucción irónica se advierte el ansia de crear una nueva forma que sea expresión mejor de nuestras ansias».37 Después de recuperar la historia como ingrediente narrativo por excelencia y de apurar las posibilidades del relato hasta límites extremos, Torrente Ballester escribió Fragmentos de Apocalipsis, un ensayo de metaficción con profundas resonancias cervantinas, comentadas, entre otros, por Darío Víllanueva. 38 Una de las más notables es la ideación lúdica de esta novela, en la cual el autor de El Quijote como juego consigue armonizar los tres planos formados por el diario de trabajo del narrador, la narración fantástica y la crítica autorreflexiva de la propia escritura, en un irónico empeño cervantino de mostrar cómo se hace una novela. En esta metanovela o relato especular «el texto narrativo no se nos presenta tan sólo como resultado, sino por el contrario también como proceso: el discurso cuenta una historia, pero a la vez cómo la historia se ha ido contando sin renunciar a la explicitación de las dificultades técnico-compositivas quc haya sido necesario resolver en el transcurso de toda la operación».39 Y la invención de esta simbiosis de creación y crítica autorreflexiva en una estructura especular que inserta la literatura dentro de la literatura también corresponde a Cervantes. En su libro sobre el Quijote, Torrente explica que la máxima aspiración de don Quijote en la primera parte consiste en ser personaje de un libro. En la segunda parte de la novela don Quijote ya ha visto cumplida su aspiración: varios personajes de la misma han leído la primera parte, con lo cual ésta se incluye como referente literario en la 21


Cervantes en la novela actual sin referirme a algunos de los más destacados novelistas de las generaciones más jóvenes, la del 68 y la de los ochenta. Entre ellos el legado de Cervantes sigue vivo en su renovado afán por contar historias. En dicho cometido ocupan ya un lugar importante escritores corno Eduardo Mendaza o Luis Mateo Díez, en cuyas obras el cervantismo es fácilmente detectable. Así ocurre en El misterio de la cripta embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982), de Eduardo Mendoza, en las cuales la influencia de Cervantes se asocia con la de Baraja, Valle-Inclán y los autores de la novela negra norteamericana; yen La verdad sobre el caso Savolta (1975) y La ciudad de los prodigios (1986), las dos novelas mayores de este autor, en las cuales también la herencia de Cervantes perdura entreverada con la picaresca, la novela bizantina y el actual género policíaco.44 El cervantismo de Luis Mateo Diez se manifiesta en sus universos novelísticos provincianos combinado con la herencia esperpéntica de Valle-Inclán y los microcosmos urbanos de los novelistas italianos de posguerra. Así ocurre en la ironía, la parodia y en los diálogos polifónicos de Las estaciones provinciales (1982); y, sobre todo, en una de las mejores novelas españolas de los últimos tiempos, La fuente de la edad (1986), distinguida con el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura. Aquí se aborda tangencialmente el terna de la locura, en la figura de Dorina y en varios locos refugiados en el monte; se narra una disparatada excursión serrana por La Omañona, emprendida por una extravagante cofradía que posee una lengua retórica peculiar y cuyos miembros soportan la amarga realidad amparándose en sus propias ficciones, mitos y constantes chifladuras; y, sobre todo, se combinan la ironía, la parodia y el humor de raigambre cervantina con la caricatura quevedesca y la deformación esperpéntica en una visión crítica del franquismo en los años cincuenta que concluye con un grotesco desenlace de signo rabelaisiano en el cual los cofrades llevan a cabo su venganza carnavalesca contra la ciudad hostil y asfixiante.45 Sólo por afán de acercarnos a la más estricta actualidad recordaremos finalmente dos novelas del año 1988. Una es Mar desterrado, de Mariano Antolín Rato, en la cual el correlato del Quijote se manifiesta en el pintor Marco Leyden como personaje creador de su propia realidad, adoptando para sí el nombre de Ismael y el de Mílady para su esquiva Dulcinea, así como también en la figura de José Doria, quien ensarta citas cinematográficas con la misma facilidad que Sancho Panza refranes; la otra es El desvelo de Ícaro, de Fernando de Villena, el cual presenta su obra como "peregrina novela», actitud cervantina que impregna todo el texto, desde el prólogo "Al lector» y las múltiples referencias y alusiones a la vida y obra de Cervantes hasta las frecuentes apelaciones al lector y las digresiones autorreflexivas sobre su forma de novelar torciendo el cauce en muchos meandros, pasando por la explícita relación que el narrador establece entre su situación de enfermo que escribe y las figuras de El casamiento engañoso y El coloquio de los perros. También cabría recordar otras novelas, como Mil ochenta y seis demonios (1988), de Álvaro Custodio, o La hija de King Kong (1988), de Fernando Arrabal. Pero no se trata de ampliar la exposición y caer en la casuística. La presencia de Cervantes en la novela española actual es tal vez más intensa que en ningún otro momento de nuestra historia literaria. Un rápido examen es suficiente para descubrir su herencia en novelistas de las últimas generaciones, representadas en esta escueta visión panorámica por Francisco Ayala, Torrente Ballester, Luis Martín Santos, Juan y Luis Goytisolo, Eduardo

continuación. Se establece así el juego especular de la novela en el cual Cervantes se sirve también de la continuación apócrifa de Avellaneda. Todo esto es aprovechado por Torrente en Fragmentos de Apocalipsis, cuya concepción lúdica y metafictiva llega a recordar incluso el cervantino motivo del robo de personajes cuando don Justo Samaníego, el autor de las «secuencias proféticas}), decide robarle materiales y figuras al narrador principal para transformarlos y darles un destino diferente al pensado por éste. En las páginas de su diario íntimo el autor explica su proyecto de juego especular consistente en «jugar con el lector una partida a cartas vistas, poniéndole delante de una manera sistemática todo eso que se le suele ocuItar. [ ... ] yo no voy a describir, yo le voy a contar a usted cómo describo. No voy a contar, sino que le voy a mostrar a usted cómo cuento; no voy a inventar, sino que le voy a contar a usted cómo invento [, .. ]»,40 y en el prólogo que más tarde antepuso a la novela se refiere a ésta como «el testimonio de un proceso creador difícil y finalmente frustrado; en que los contenidos serán ficticios (acaso algunos no lo sean), pero el proceso, no. Fragmentos de Apocalipsis no es una obra realista. sino el testimonio de una realidad».41 La modernidad de estos planteamientos metanarrativos ha sido destacada por varios autores y críticos, desde Carlos Fuentes hasta Daría Villanueva, pasando por Lucien Dallenbach, cuyo libro, le récit spéculaire. Essai sur la mise en abfme, apareció el mismo año que la novela de Torrente. En todos estos ensayos se pondera la radical modernidad de la metanovela y su entronque con la tradición cervantina.42 Por encima de los tres siglos que los separan, Carlos Fuentes sitúa a Cervantes y a Joyce en el centro del «conflicto de la gestación verbal,,; sus palabras «son las palabras iniciales de la novela}) y «superan el conflicto porque instalan la crítica de la creación dentro de sus propias páginas. En el Quijote [ ... ] es una crítica de la lectura; en Ulises y Fimzegans Wake, es una crítica de la escritura».43 En nuestra literatura última la metanovela o relato especular tuvo su momento de mayor intensidad en los años de la transición política. En su aceptación y difusión influyó sin duda la novela de Torrente Ballester, si bien hay que recordar el ejemplo de novela en la novela realizado por José M.a Merino en la Novela de Andrés Choz (1976). Entre sus manifestaciones más significativas hay que recordar aquí por su filiación cervantina directa o indirecta los siguientes títulos: El cuarto de atrás (1978), de Carmen Martín Gaite, El Valle de los Caídos (1978), de Carlos Rojas, la serie de Antagonía (1973-1981), de Luis Goytisolo (y su novela siguiente, Estela del fuego que se aleja, de 1984), Gramática parda (1982), de Juan García Hortelano, La tribada falsaria (1980) y La tribada confusa (1984), de Miguel Espinosa, casi todos los ejercicios de escritura narrativa de Juan Goytisolo en estos años, y el ejemplo más extremo de metanovela en la literatura española última: la autorreflexividad de una escritura en proceso de descomposición ideada por Julián Ríos en Larva (1983) y en Poundemonium (1986), continuación de la anterior, con una pareja protagonista que el autor presenta corno «dos atolondrados que se tornan por personajes de novela e intentan meterse en la piel de sus dobles, "Babelle" y "Milalias", que inventaron para prolongar la vida en ficción -y viceversa. Los trances de estos dos amantes, aquejados de una sanchijotesca folía a dos: escrivivir peligrosamente, que se aventuran por los vericuetos escabriosos de un boscoso jardín y los recovecos y rinconetes más recónditos de una casa de trócame roque, a orillas del Támesis, durante las mil y una noches de una noche". No quisiera terminar estos apuntes sobre la presencia de

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Mendoza y Luis Mateo Díez, entre otros. Con ello se documenta asimismo la permanente vuelta a Cervantes en los momentos y tendencias más significativos del curso novelístico de los últimos años, desde el afán de renovación experimental hasta la recuperación del romance y de la narratividad de la intriga, pasando por la dimensión lúdica de la novela especular. Si la herencia de los grandes libros se conforma con la suma de sus múltiples y diversas lecturas, la trascendencia del legado cervantino queda lúcidamente ponderada en estas palabras de Milan Kundera,46 con las cuales concluye mi intervención: "Cuando Dios abandonaba lentamente el lugar desde donde había dirigido el universo y su orden de valores. separado el bien del mal y dado un sentido a cada cosa, don Quijote salió de su casa y ya no estuvo en condiciones de reconocer el mundo. Éste, en ausencia del Juez supremo, apareció de pronto en una dudosa ambigüedad; la única Verdad divina se descompuso en cientos de verdades relativas que los hombres se repartieron. De este modo nació el mundo de la Edad Moderna y con él la novela. su imagen y modelo». Por eso, la vigencia de Cervantes en la novela actual se debe a que, más que decirlo o hacerlo todo, Cervantes, como ha recordado Carlos Fuentes, lo prometió todo y nos dio la

novela potencial, abriendo así la posibilidad de todos los planteamientos narratológicos. Addenta: transcurridos ya casi dos años desde la redacción y lectura de este trabajo como ponencia en el 1 Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas (nov.-dic. de 1988), la deseable curiosidad intelectual me obliga a una elemental actualización que incluya nuevas informaciones que aquí ya sólo puedo citar. Entre las últimas novelas de manifiesta prosa fría cervantina resulta inexcusable la referencia a la ideación de un Quijote de la Pampa argentina en Ñandú (1989), de Juan Antonio Cabezas, al juego de autores y narradores en el complejo entramado constructivo desarrollado por Javier García Sánchez en El mecanógrafo (1989) y, sobre todo, a la fabulación cervantina en todos sus componentes temáticos y formales, quijotesca íncluso en el más estricto sentido del término, imaginada por Luis Landero en Juegos de la edad tardía (1989). De las recientes aportaciones documentales y críticas sólo añadiré dos fichas bibliográficas: los libros de Ana L. Baquero, Cervantes y cuatro autores del siglo XIX (AZarcón, Pereda, Valera y Clarín), y de Carmen Escudero, Cervantes y la narrativa de Francisco Ayala, ambos publicados en 1989 por la Universidad de Murcia.


¿Cuándo comenzó a ser esta gente para nosotros mismos?

Enrique Viloria Vera

ESTA GENTE: dos pasiones encontradas

Esta gente es la realidad escindida que se nos metió en el tuétano de los huesos y pudo con Gumersindo, y está pudiendo con cada uno de los treinta millones de venezolanos, porque esta gente, somos nosotros todos, nadie escapa de ella. Siendo así no veo cómo esto va a cambiar en el futuro inmediato, esta gente no tiene un final previsible… Francisco Suniaga placer de los amores furtivos, a fin de evitar, en lo posible, el riesgo, la incomodidad, el desaseo, el peligro, de los hoteles de turismo o de los dos baratones moteles de comida rápida de la isla. Por ese tiempo el estado de ánimo del jurista era de fiesta y esplendor. En efecto, señala el escritor: “…se sentía eufórico, optimista, un varón en el pico de su capacidad sexual, capaz de cumplir con la responsabilidad que la madre naturaleza le había impuesto a su género: aparearse con hembra capaz de procrear. En otras circunstancias y tiempos, esa felicidad inusitada lo habría llevado a presagiar que alguna tragedia estaba por ocurrir y a desplegar cierta cautela, pero, enamorado y ciego de lujuria como se encontraba, no quiso pensar en augurios buenos ni malos. Contrario a lo que había sido su historia personal – una larga sociedad con el pesimismo – se negaba siquiera a considerar su dicha inesperada como una anormalidad sospechosa. Más aun, se lisonjeaba con las posibilidades de felicidad erótica que le inspiraba su nueva pareja y vivía el sueño de un renacimiento sexual con visos de eternidad, sí, un hombre en el cénit de su vida”. Y como es habitual lo que iba a ocurrir, sucedió, y sobrevino en el peor momento de su historial erótico, Benítez comenzó a experimentar unas ganas constantes de orinar y la incomodidad de no poder hacerlo plenamente, situación que imputaba a causas distintas a la de una impensable y lejana enfermedad de próstata. Sin embargo, al año de esas dolencias, un lunes en la mañana, al orinar, el jurista experimentó un severo ardor en la uretra que achacó al picante añadido a unos calamares el domingo anterior en un merecido y familiar día de playa. Luego de varios y sucesivos desagradables episodios al momento de ir al baño, Elvira - la fiel y preocupada esposa - lo convenció para que fuera al médico. “Cheo” Villarroel su médico amigo y viejo compañero de aulas, lo trató y prescribió hasta que fue inevitable la operación para resolver la hiperplasia que padecía. Después de la exitosa intervención, Cheo le comunicó a José Alberto, aquello que no quería escuchar en esos momentos de henchidos placeres sexuales, de coitos excepcionales y orgasmos sin parangón: “En cuanto al sexo (…) te recuerdo la prescripción: tienes una cuarentena mínima de un mes. Bajo ninguna circunstancia la violes, aunque te sientas bien, porque el coito es traumático, te puedes lastimar seriamente y sangrar, es una herida abierta la que tienes allí adentro, no lo olvides”. Elvira lo entendía con resignación, Dinorah, por el contrario, lo urgía con ardor: “¿Y va

La más reciente obra de Francisco Suniaga, Esta Gente (Randon House Mondador, SAS, Bogotá, 2012) puede ser considerada como una novela de dos pasiones encontradas. Recordemos que una pasión, de acuerdo con el DRAE, tiene varias acepciones, entre ellas subrayamos las siguientes: por un lado, inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona, y por el otro, apetito o afición vehemente a algo. Ambas acepciones nos proporcionan los criterios con que vamos a interpretar la novela Esta Gente de Suniaga. Dos pasiones encendidas son, en nuestro criterio, los fundamentos de la trama que se desarrolla en una isla, Margarita, proclive y detonante de pasiones tropicales de diferente cuño y sino. La primera de esas apabullantes pasiones, es de tipo carnal, esa que se traduce en la inclinación, en la preferencia muy viva de alguien por otra persona, ésta es la que experimenta feroz y desgarradamente José Alberto Benítez - ese abogado margariteño cercano a los sesenta años de edad, excelentemente formado en los asuntos de su profesión en Venezuela y en Alemania, correcto en sus actuaciones, casado a los treinta años con la maestra Elvira e iniciado tardíamente en el sexo, en Boston, con una moza cubana – por Dinorah Josefina Terán Machuca – Fiscal Cuarto del Ministerio Publico en la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, tachirense, cuarentona, soltera y en la denodada búsqueda de un cada vez más difícil compañero que le alivie la soledad presente y futura - . Ocurre que Benítez, el puritano, aquél para quien “el sexo de una mujer continuaría siendo (…) un misterio ecuménico al que iba a destinar horas y horas de ensoñación por el resto de su existencia” se topó de buenas a primeras , sin anestesia, verdaderamente, en vivo y en directo, con el sexo depilado de Dinorah, con “la venerable concha de una mujer absolutamente pelada – como se imaginó que habían sido todas antes de que existiera la vergüenza en el mundo – por lo del oscurantismo sexual, poco faltó para que aplaudiera y gritara ¡bravo! Se abalanzó sobre ella con el empuje de un mastodonte prehistórico en celo; quería tocarla, besarla, lamerla, pasar su rostro por aquellas mejillas suaves y trémulas: Tal fue el nivel de exposición de sus atavismos que ella luego se jactaba: Yo a usted ya lo tengo dominado con mi totona mágica, José Alberto”. Y así sigo siendo hasta que otra pasión más sublime se impuso sobre ésta de carne, cama y sexo. Sin embargo, durante un contradictorio período de varios meses, signado por el goce y la culpa, el abogado Benítez y su estrenada amante se encontraron en la casa de ella, para disfrutar diariamente del 24


a esperar tres semanas para que nos veamos de nuevo? Bien podría invitarme a una comida un día de estos. Ande, invíteme a almorzar la semana que viene...” Y el abogado invitó a yantar a la fiscal, sin imaginarse la importancia que tendría ese almuerzo en el destino final de su relación adúltera con la infatigable y demandante tachirense, a la que visitó - vencida la cuarentena, temeroso y con el corazón enloquecido - esperando a solas y en la cama con Dinorah, la llegada del ansiado momento: “A pesar de sus temores, todo funcionó a la perfección, todo excepto su cerebro, que volvió a jugarle una mala pasada. La preocupación por tener un coito de excelente calidad, para demostrarle a ella que era un verraco (…) El coito iniciado con óptimos augurios devino en un acto mecánico, sin contenido, y su erección languideció sin estrépito, pero de manera definitiva, incapaz de producirle placer a ella ni sentido a él. Algo se desconectó entre su cabeza y su miembro y de nada valieron el reposo, las caricias de ella, las explicaciones que ambos se dieron ni la confianza ciega que tenía en la industria farmacológica. Gallo postrado, sentenció con amargura”. Ciertamente la pasajera felicidad de Benítez con Dinorah no estaba exenta de dudas y prejuicios relacionados con la injusta traición a Elvira, con el reiterado adulterio con A de aventura y atrevimiento. De allí que una tarde, una de esas de bienvenida tertulia con los camaradas de siempre en la Plaza Bolívar de La Asunción, el abogado contertulio se franqueó con su viejo amigo el psiquiatra Pedro Boadas y le confesó: “Estoy enredado…con otra mujer (…) la verdad es que no podría explicarte con precisión de qué va esta relación, porque ciertamente tiene varios ingredientes, aunque el sexo, lo reconozco, es el factor principalísimo”. Boadas escuchó con atención el detallado relato de su adúltero compañero, para simplemente ilustrarlo y aconsejarlo acerca de su delicada situación: “No estás viviendo nada nuevo José Alberto eso es lo que en Margarita, desde maríacastaña, hemos llamado encueramiento (…) Pues ya llegará el día en que tendrás que saber cuál es el punto de quiebre”. Y la otra pasión libertaria que anida en Esta Gente, hizo vertiginosa su aparición en la vida del abogado para generar inesperados e inauditos hechos y situaciones, y propiciar de paso el ansiado punto de quiebre requerido por Benítez, el amante, para disolver el vínculo adúltero y retornar al conyugal. En efecto, un día sin más, Gumersindo Salazar - su ex profesor en el Liceo Rísquez, periodista y editor, cronista de Porlamar, amigo muy cercano del padre de José Alberto, integrante del grupo de señalados notables de la isla - se presentó, como ofrecido, a la oficina del abogado para hablarle “de un asunto muy importante”, un viejo sueño, una pasión militante, un proyecto por el cual estaría dispuesto a ofrendar la poca vida que le quedaba; “ver a Margarita, como un Estado libre e independiente, igual que Trinidad o cualquiera de esas otras islas del Caribe”. Estupefacto e incrédulo, Benítez escucho pacientemente la monserga del anciano independentista, quien le adujo – entusiasta y convincente - razones muy de fondo y de diversa índole: históricas, jurídicas, políticas, antropológicas, idiosincrásicas, para justificar aquello que los ojos y el entendimiento del abogado se negaban a admitir, dado el peligro inmanente y la trascendencia de la pasión de Don Gumersindo; una pasión patriótica, sublime, libertaria, que no tenía nada que ver con la suya de bajo vientre, de orgasmos bienvenidos en medio de un adulterio

ejercido con arrebato en lecho ajeno. El anciano adujo argumentos de distinto tono y naturaleza en el intento de enrolar a su ex discípulo en las filas de su descabellada causa independentista, arguyendo de entrada y sin miramientos que: “Margarita nunca necesito de los gobiernos de Caracas para resolver las dificultades que podría traer consigo la insularidad (…) para nosotros ser una isla no ha sido un problema sino una bendición”. Para darle más énfasis a su argumentación, y ante el alegato de Benítez de que ese proyecto era un verdadero disparate, Salazar le interpuso además la incontestable realidad del imaginario caribeño tan pleno de realismo mágico, al que tampoco escapan los margariteños: “Por esta razón, en el Caribe, históricamente, no ha habido una idea, por loca que parezca, que no haya prendido, que no haya tenido seguidores, y algunas de ellas incluso se han impuesto contra la lógica más avasallante. Eso fue así desde los piratas y corsarios, pasando por Henri Cristophe, el negro esclavo de Haití que se proclamó rey, hasta nuestros días. Por ejemplo, ¿tú has visto una vaina más loca que tomar una sociedad moderna y gobernarla según las percepciones de la economía de Inglaterra que tuvo un filósofo alemán de mediados del siglo XIIX? Un hombre tan irresponsable que, mientras escribía sus teorías los hijos se le morían de hambre. Algunos podrán pensar que es una tontería, pero nunca he seguido a nadie que no haya sido un buen padre de familia”. El secesionista margariteño contaba además con dos grandes argumentos de fondo que servían por sí solos de poderosa sustentación jurídica de su propuesta independentista. El primero de ellos, tenía que ver con la absoluta nulidad del vínculo original de la Provincia de Margarita con la naciente Venezuela independiente, que la llevo a ser una de las siete estrellas del nuevo pabellón nacional, recuerda Salazar: “En Margarita, en la asamblea que representaba a los habitantes de esta isla, se designó diputado al congreso de las provincias, de la Capitanía General de Venezuela, a un ciudadano de Pampatar, Manuel Plácido Maneiro (…) Por esas cosas de nuestra política, (…) mientras el congreso de las provincias de Venezuela estaba deliberando en Caracas, aquí en Margarita, donde había mucha gente que objetaba la elección de Maneiro, se realizaron unas maniobras que condujeron a la convocatoria de una nueva asamblea provincial de ciudadanos. En ella se destituyó a Manuel Plácido Maneiro como representante de la Provincia de Margarita y se designó a otro ciudadano, Obdulio Rodulfo (…) Rodulfo partió para Caracas tan pronto le resultó posible (…) Así que el nuevo representante llegó a Caracas exactamente el 6 de julio, un día después de realizada la sesión que declaró la independencia, pero, curiosamente, un día antes de que se firmara el Acta lo cual, y eso es un hecho histórico comprobado, se hizo el día siete. Fundado en los documentos que lo acreditaban como nuevo representante, Obdulio Rolando realizó gestiones para ser él que firmara el Acta (…) Juan Germán Roscio (…) para solicitar el impasse solicitó que el pleno del congreso designara una comisión que decidiera quién iba a firmar por Margarita (…) El dictamen de la fulana comisión (…) al parecer le dio la razón a Rodulfo. Digo al parecer porque la decisión nunca apareció registrada en acta alguna (…) Pasado un mes de la declaración de independencia (…) Rodulfo introdujo ante la secretaría del congreso una carta que montaba un auténtico libelo de demanda, donde 25


a esta gente por dentro, como si fuésemos un cuerpo que genera anticuerpos contra sí mismo. Así nos dividiéramos hasta el infinito y quedáramos solos en el universo, esa realidad distinta que nuestra intolerancia genera va a estar allí, sin remedio, esta gente”. Benítez vislumbró finalmente que la pasión de la carne no podía estar en contradicción con su pasión por la justicia y la libertad, en fin, que no podía ser cómplice de esta gente. .

amanuenses hicieran una nueva copia del Acta que debía ser firmada por él y, de nuevo, por los demás diputados del congreso. (…) Tengo en mi casa una copia de la carta introducida por Rodulfo (…) Hay un amigo, integrante de nuestro grupo, un historiador, margariteño de pura cepa, Pedro Incera, profesor universitario jubilado, que lleva una semana en Sevilla, consultando esos archivos y nos llamó para decirnos que ya dio con las cajas donde están los documentos del congreso de julio de 1811 (…) Si aparece ese documento (…) pues quedaría claro que la firma por parte de Maneiro, en aquella fecha del siete de julio, estuvo viciada de toda nulidad y no habría discusión posible sobre eso. Esa acta, como te voy a explicar, se ha convertido en un documento increíblemente importante. Tan pronto lo tengamos…” El segundo argumento jurídico de índole jurisprudencial tenía que ver, de acuerdo con la bordada perorata de Gumersindo, con decisiones del Tribunal Supremo de Justicia; según el independentista “… de esas sentencias se puede deducir que para el TSJ ciertos actos viciados de nulidad al momento de su realización no se convalidan nunca y, más aún, que el lapso para demandar su anulación es imprescriptible, infinito (…) A la luz de esta novísima norma jurisprudencial que ordena realizar de nuevo el acto viciado, y así subsanarlo en su origen el vicio, según me explicó el doctor Espinoza, sigue siendo nula, no se convalidó a pesar de los actos ratificatorios de esa voluntad realizados por Margarita como entidad política, y por los margariteños como pueblo, desde la independencia hasta nuestros días (…) según esas nuevas sentencias, formalmente, no somos parte de Venezuela, nuestro vínculo con la república nació nulo, y continúa siendo nulo porque no se convalidó con la realización de actos posteriores. En consecuencia, en sano derecho, sólo falta demandar la nulidad, según los nuevos criterios, y quedamos desligados de Venezuela”. Benítez, quien fue consultado no por este asunto secesionista, sino para ver si ayudaba a construir un informe sobre la supuesta venta de Margarita, en tiempos de Gómez, a Alemania, se vio – entre ingenuidades e intrigas – envuelto en la revuelta secesionista, a riesgo de su propia seguridad personal. Gumersindo Salazar dio la rueda de prensa en la que anunció el proyecto independentista, fue hecho preso por traición a la Patria, confinado a un sucucho húmedo y maloliente, irrespetando su condición de octogenario enfermo, y sin que se le otorgara la prevista y justa detención domiciliaria. En fin, el privado de libertad – como eufemísticamente llaman ahora a los presos – inició un ayuno que quince días después lo llevó a la muerte. A todas estas, Dinorah Terán – Dino para su jefa - , la fiscal y amante de José Alberto, el abogado de Don Gumersindo, se negó enfáticamente a tener alguna consideración para con el anciano, argumentaba: “Usted está empeñado en que yo lo salve de sufrir las consecuencias de su insensatez y no puedo hacer eso. No puedo salvarlo de eso ni que fuese mi abuelo (…) La conciencia que tiene uno y el sentido de justicia se corresponden, Benítez. ¿Es que usted no entiende lo que está pasando? Hay una realidad que se concreta en que los que nunca fuimos nada, los que nunca importábamos nada, como yo, ahora somos e importamos. Ese proceso se ha ido afirmando no sólo en la justicia sino en las demás áreas públicas de la nación, y en su desarrollo, se cometen hechos que parecen ser injustos, pero que analizados en profundidad y retrospectivamente, fundados en la historia no lo son”. Benítez entendió a cabalidad que “los venezolanos llevamos

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CATHERINE MEDINA MARYS

Ida y vuelta del FITC2015 “El Festival Internacional de Teatro 2015 regresó después de un año de ausencia con un formato dividido en tres temporadas”

Contra todo pronóstico y la convicción de que la cultura es un punto de encuentro para la ciudadanía, el Festival Internacional de Teatro 2015 regresó después de un año de ausencia con un formato dividido en tres temporadas. En esta primera oportunidad grupos de Argentina, México y Alemania demostraron su propia manera de hacer teatro. Estas fueron mis observaciones. México: Está escrita en sus campos El único sonido que se escucha en la sala, además del bullicio del público entrando, es el de las balas y la ráfaga de metralletas en algún lugar de Ciudad de México. La guerra declarada al narcotráfico sin acciones realmente efectivas es el tema central de Está escrita en sus campos, proyecto del director y actor mexicano Francisco Barreiro con el colectivo Lagartijas Tiradas al Sol. No puedo calificar Está escrita en sus campos como una pieza de teatro sino como una exposición sobre la cruenta historia del narcotráfico en México. Una obra teatral tiene un protagonista, personajes principales y secundarios que viven o recrean una historia con altos y bajos que se desarrolla en un tiempo y lugar determinado. Y lo que ocurre con esta pieza mexicana es que, a pesar de que tiene un personaje central –Barreiro expone la historia a través de un rapero y narcomenudista apodado El Tigre"– no tiene un argumento sólido con nudos o un clímax definido. La consecuencia de esto es una pieza excesivamente larga que se torna aburrida pasada la hora y media de espectáculo. Barreiro logró una excelente puesta en escena que combinó elementos audiovisuales, rap en vivo y entrevistas grabadas, evidencia de una investigación exhaustiva y minuciosa que funcionarían para un documental o reportaje extenso. Como ponencia sobre el narcotráfico,Está escrita en sus campos destaca por su crudeza, veracidad y creatividad para hablar sobre un tema tan censurado y controversial como el narcotráfico mexicano y su relación con el gobierno. Argentina: Sudado El Festival continuó su viaje haciendo una escala en Argentina con una pieza que poca relación guardada con su título. Sudado, del director Jorge Eiro, se ambienta en un local a medio construir ubicado en un barrio peruano de Buenos Aires. El hijo del 27

fallecido dueño de la constructora llega a dos días de la inauguración del bar y debe lidiar con los retrasos en la obra con dos obreros: Ricky, argentino, y Lalo, peruano. Según la sinopsis, Sudado trata sobre el desarraigo, la migración del país natal a otro cuyas costumbres son muy distintas a las propias. Al leerla pensé en todos mis amigos y familia que partieron de Venezuela y se han abierto camino en un país que aún no asimilan por completo. Pero lejos de esto, Sudado tiene un argumento flojo que se mantiene a flote gracias a la comicidad típica argentina, una rockola peruana de mal gusto y lugares comunes sobre la ineficacia generalizada de quienes trabajan en construcción. Hacia el final, la pieza baja el ritmo drásticamente con una conversación incómoda y mal iluminada de los tres personajes que pudo haberse eliminado sin problema. Sudadoconcluye con un portazo, un grito y sonidos confusos que no lograron explicar cómo se siente ser extranjero en un país extraño. Alemania: La Princesa y Pierre La muestra de teatro internacional ofrecida por el FITC2015 llegó a su fin con el debut de la directora Milena Baish para el Teatro Grips de Alemania con La Princesa y Pierre. Con una escenografía impecable y efectos musicales y lumínicos de igual calidad, Baish logra desarrollar con soltura una historia sencilla y juvenil sobre el acoso escolar, la presión social y el papel de la familia en el desarrollo de la personalidad en la adolescencia de la mano de Lisasophie, una estudiante ejemplar, y Pierre, un joven con problemas de aprendizaje y adaptación. La historia no presenta novedades. Es la combinación infalible de una joven aventajada que logra ponerse en los zapatos de un compañero en desventaja, y éste a su vez le enseña que existen placeres más allá del éxito estudiantil. Hay un intercambio, un viaje de personaje, y el final de la pieza es satisfactorio y bien logrado, a pesar de lo predecible. A pesar de todo, la primera edición del FITC2015 cumplió con las expectativas del público: traer a Venezuela grupos dinámicos y emergentes con una manera distinta de ver el mundo y hacer teatro. En una Venezuela donde cada día se cierran más las posibilidades de viajar, se agradece el esfuerzo de la directiva del FITC2015 por acercarnos una pequeña ventana al mundo.


Eco: "Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas"

Una casa envuelta en libros, literalmente, con más de 35.000 volúmenes ordenados por temas en sus infinitos pasillos, y repleta de obras de arte donde Eco, a sus muy bien llevados 83 años, recibe infatigable a los periodistas para hablar de "Número cero". Madrid.- (Efe) El escritor y filósofo italiano Umberto Eco vuelve a la carga con "Número cero", una novela donde critica el mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia. Una parodia sobre estos tiempos convulsos, porque, en opinión del profesor, "esa es la función crítica del intelectual". "Esa es mi manera de contribuir a clarificar algunas cosas. El intelectual no puede hacer nada más, no puede hacer la revolución. Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas", precisa a Efe. "Una vez escribí que el intelectual verdadero no es el que habla a favor de su partido, sino en contra de su partido", explica el autor de "El nombre de la rosa", en una entrevista hecha en su casa de Milán, frente al castillo Sforzesco, cerca del Duomo. Una casa envuelta en libros, literalmente, con más de 35.000 volúmenes ordenados por temas en sus infinitos pasillos, y repleta de obras de arte donde Eco, a sus muy bien llevados 83 años, recibe infatigable a los periodistas para hablar de "Número cero", el libro publicado por Lumen que sale a la calle este jueves en español, y que ha sido editado en 35 países. "Todos los periodistas están viniendo aquí. Siento no haber ido a España -dice-, porque es un país que me gusta mucho. Barcelona es una de las ciudades donde me gustaría vivir; pocas me gustan para eso, solo tres o cuatro, como París, Barcelona o Amsterdam", sostiene este hombre amable y oceánico, uno de los semiólogos e intelectuales europeos de máxima referencia, dedicado al ensayo y a la novela. Un autor que posee títulos tan simbólicos y exitosos como las novelas "El nombre de la rosa" (1982), "El péndulo de Foucault" (1988) o "El cementerio de Praga" (2010), o como sus ensayos "El problema estético" (1956), "El signo" (1973), "Tratado de la semiótica general" (1975) o el famoso "Apocalípticos e integrados" (1964), que se estudió durante años en las facultades de Ciencias de la Información. Algo que puede volver a repetirse con esta nueva novela periodística, más breve que las anteriores, que solían tener 600 páginas; por eso suena de diferente manera, como dice su autor. "Esta me ha salido con ritmo de jazz, las otras eran como una sinfonía de Mahler y esta es más de jazz por el argumento, con temas más rápidos, como es el periodismo". Un oficio que el autor conoce bien, porque se siente parte de él. 28

Eco dice que "Número cero" es una novela más breve y "suena a jazz" (Efe)

Eco escribe desde 1960 muchos artículos y ensayos en prensa también sobre los "mass media", por eso esta crítica la hace desde "el interior" de la profesión. La historia comienza con la creación, por parte de un empresario italiano (que hace pensar en Silvio Berlusconi) de "Número cero", un ejemplar de un periódico en pruebas que se desarrolla en 1992. Este periódico quiere salir con la intención no de informar sino como herramienta de poder para meter presión, desacreditar a políticos y rivales o crear informes, noticias falsas y complots. "Desde hace más de diez años tenía esta novela en mi cabeza, siempre he querido hablar de los problemas del periodismo y ahora también de Internet, donde se puede mentir mucho. Yo lo utilizo -añade-, por ejemplo, para esta novela, donde me he informado sobre la autopsia de (Benito) Mussolini". "Pero internet es como el automóvil, no se puede pasar la vida en internet como no se puede estar todo el día en el coche", advierte. Y es que "Numero cero", además de ser una radiografía sobre lo peor del periodismo, del poder y la corrupción -"no son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias y saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia", dice un personaje-, es también la visión de Italia de los últimos 30 años. Una Italia cuya historia es la de "un pueblo de puñales y venenos", como dice una de las protagonistas. "Elegí 1992 para situar el libro porque en ese momento hubo esperanza, nació 'Manos Limpias' y parecía que todo iba a cambiar, la lucha contra la corrupción, pero llegó Berlusconi y las cosas fueron justo al contrario". El libro termina con sabor agridulce porque si bien antes todo era más opaco, y a quien revelase información o descubriera, algo importante, le podía costar la vida, "hoy, cuando afloran los nombres de corruptos o defraudadores y se sabe más, a la gente no le importa nada y solo van a la cárcel los ladrones de pollos albaneses", dice Eco. Y eso se plasma en la novela, que termina con un buen reportaje de la BBC, que tras ser visto por un personaje dice: "Las personas decentes seguirán votando a los truhanes porque no darán crédito a la BBC, porque no verán programas como los de esta noche, porque estarán enganchados a la telebasura...".


García Márquez: voz de río (A un año de su muerte)

Leandro Area Pereira

Hace tiempo ya que algún país ha debido tener la hidalguía de llamar a uno de sus ríos con el nombre del Gabo. “Vamos a bañarnos al Gabito”, exclamarían los muchachos retozones del sitio, sin saber en qué profundidades se bautizan. Porque de sacramento se trata. Veamos lo del río.

calorón bajo las tejas o entre las redes de un chinchorro cinético. Todo en verdad verídico y fatídico, como un camello atravesando el ojo de una aguja. Prefiero entonces referirme al don inescrutable, al privilegio, de ofrecer una mano que al abrirse inspira tal confianza y devoción en el que da la suya, que se deja llevar por esos rumbos culebreros, que el artista propone, provoca y enaltece, que son los de la emoción transferida, la ilusión comunicada y la iluminación auténtica.

Cuando trato de apreciar el significado que para mí tiene el escritor de marras, no puedo relacionarlo sino con el agua. Nada de mineral, animal o vegetal lo define, sino materia líquida dentro de una madre. El río lo es, lugar de alumbramiento, territorio amniótico, cuenca hídrica. Nunca maciza, terminal, antes bien A Gabriel lo hemos perseguido todos desde niños; nos ha dado flexible, juguetona, ligera de bambú, la obra de García Márquez de vivir cuando moríamos, enseñado a pecar sin sentir culpa que nos baña, absorbe, lava y mece. allí estaban a la vera del río esas guayabas y su olor sacrosanto El ahogo emocionado que ella provoca no tañe lamentos y para perfumarnos de perdón y escondernos de Dios entre las menos pesadumbres. Su obra es agua que pasa, brilla, ramas. Nos ha dado de comer pasando él hambre o en cambio transporta; lugar de sombras entretejidas y de asombros prospero, enseñado a mentir cuando la verdad era falsa o fugaces; geografía cercana al lugar donde se establecen y insuficiente, a morir de pie aunque fuera descalzos, mandarle crecen los pueblos, los amores, los bichos y sus víctimas, las pan a quien le falten dientes, y dar las gracias ahora a quien muertes pestilentes que flotan, sitio donde la gente lava hasta los merece tanto que un río es un regalo de ternura, cosecha de su intestinos; donde pesca, sancocha, fríe, canta, pelea también, lluvia en este mundo seco. inventa, escupe, orina y llora. Tornasol donde van a beber los pájaros y los venados, las mariposas y gente de burdeles, las anacondas y los circos, y huele a húmedo y profundo, y más oscuro aún cuando sobre lo mojado llueve y se borran las huellas, y el camino se encharca, que de ello trata también la literatura. Ponerse en las manos del Gabo no da miedo, al contrario, se deja uno llevar, pues cuando nos abre las puertas de sus libros que son como sus casas íntimas, deja el lector de ser un nombre para convertirse en un personaje más de sus novelas o sus cuentos, porque héroes no hay, a pesar de Bolívar; y allí todos somos mortales, más o menos simpáticos, entrañables o crueles. Hay en sus obras, siento, una posibilidad de desdoblamiento en el lector que quiere dejar de ser lo que es, o no lo intuye aún, y así mudar de piel, para por fin convertirse en su deseo y encontrar en esa dimensión el río que lo acompañará cambiando de por vida y que no pide a cambio sacrificios u ofrendas. Se ha hablado tanto de él y de su obra, se ha dicho, escrito y más que martillado, que no oso repetirlo de tan trillado que es, magnifico, importante. Tan solo me conformo en jurungar el anatema que constituye lo del “realismo mágico”, que en verdad lo es porque así existe en la implacable desmesura del paisaje, también en el narrar lo incomprensible que todos entendemos y de lo que nadie se ríe para no hacer por supuesto el ridículo, o en los apolillados personajes de almidón y tiovivo que distraen el

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El periodismo como literatura

Trabajó en diarios, escribió artículos y creó una fundación para periodistas ESPECIAL Todo sobre el Nobel colombiano LEILA GUERRIERO

Quizás uno de los mayores aportes de Gabriel García Márquez al oficio periodístico, más allá de los valores de su obra de no ficción, haya sido el de sostener, a lo largo de su vida, que él era, sobre todo, un periodista, y en dar muestras —con hechos concretos, con declaraciones en las que decía cosas como “Aprendí a escribir cuentos escribiendo crónicas y reportajes” o “El periodismo me ayudó a escribir”— de que lo decía en serio. Empezó a ejercer el oficio cuando tenía 20 años, en El Universal, de Cartagena de Indias, y desde entonces y hasta su último emprendimiento periodístico, cuando en 1998 compró la revista colombiana Cambio, todos sus actos indicaron que para él el periodismo no era un ganapán ni un oficio bastardo, sino una forma de la literatura a la que valía la pena entregarle la vocación y la vida. Si se hace un paralelo entre su obra periodística y su obra de ficción se ve que, por ejemplo, mientras trabajaba en El Espectador, de Bogotá (y daba forma en 1955 a las veinte entregas consecutivas de lo que sería después el libro Relato de un náufrago), o era corresponsal de Prensa Latina, escribía El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora. Aún después de Cien años de soledad, la novela de 1967 que lo puso bajo los reflectores, siguió publicando artículos en El tiempo, de Colombia, y después en EL PAÍS, de España. A un año de la aparición de El amor en los tiempos del cólera, en 1985, publicó un libro de no ficción: Miguel Littin, clandestino en Chile. Y, cuando ya no necesitaba demostrarle a nadie lo que podía hacer, investigó y escribió Noticia de un secuestro, en 1996. Fue uno de los pocos autores latinoamericanos de su generación —otro, insoslayable, es Mario Vargas Llosa—, que creyó que el periodismo bien hecho podía llegar a ser un arte, y que actuó en consecuencia. Cuando ganó el Nobel, en 1982, convocó al argentino Tomás Eloy Martínez para hacer, con el dinero del premio, un periódico que iba a llamarse El Otro, y que no llegó a existir. En 1992 formó parte de QAP, un noticiero televisivo de mucho éxito en Colombia. Finalmente, en 1994, cuando hacía doce años que había ganado el premio Nobel y veintisiete que había escrito Cien años de soledad, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Llevaba casi tres décadas en el centro del escenario, recibiendo todo tipo de honores como escritor de ficción y, sin embargo, decidió apoyar un proyecto destinado a gente que vive de contar historias reales para estimular “las vocaciones, la ética y la buena narración en el periodismo”. Desde entonces, la Fundación trabaja de diversas formas —sobre todo, aunque no sólo, organizando talleres para periodistas— en torno a ese mandato. Hoy, el panorama de la crónica en habla hispana no es idílico, pero tampoco el peor de todos los posibles. El premio que otorga la Fundación —reeditado en 2013 bajo el nombre de Gabriel García Márquez—, se transformó en uno de los más prestigiosos y mejor dotados del oficio. En los últimos años, casi todas las casas editoriales tienen una colección de crónica y varias revistas del

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continente americano —El Malpensante, Etiqueta Negra, Soho, Anfibia, Gatopardo—, cultivan el género. Para las nuevas generaciones, los referentes del oficio ya no son sólo Tom Wolfe o Truman Capote, sino también —quizás sobre todo- periodistas de habla hispana, muchos de los cuales han sido sus maestros en talleres de la Fundación: Alma Guillermoprieto, Martin Caparrós, Alberto Salcedo Ramos, Juan Villoro. Es difícil pensar el estado de la no ficción en América Latina sin tener en cuenta ese gesto de García Márquez que, veinte años atrás, decidió crear esta fundación para periodistas cuando, con todo su nombre, con todo su poder, pudo haber hecho otra cosa: un festival de cine, un premio de novela, o nada. Si hoy muchos periodistas de nuevas generaciones se dedican a su oficio sin sentir que necesitan validar su trabajo con, además, una potente obra de ficción, es, en buena parte, gracias a ese gesto.


Filósofo Emilio Lledó, premio Princesa de Asturias de Humanidades

"Pensador de relevancia internacional y de trayectoria ejemplar en el ámbito de las humanidades, Lledó concibe la Filosofía como meditación sobre el lenguaje y subraya la tendencia natural del ser humano hacia la comunicación", afirmó el presidente del jurado al anunciar el galardón en una breve ceremonia televisada desde Oviedo, en el norte de España.

Madrid.- (EFE) El filósofo, ensayista y académico español Emilio Lledó, de 87 años, fue galardonado este miércoles con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, en reconocimiento de una vida dedicada a pensar sobre la naturaleza del ser humano.

el modo de instalarse el hombre en la sociedad o en la naturaleza", subrayó por su parte la Fundación, recordando sus numerosos reconocimientos internacionales entre los que figura el premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña de la Academia Mexicana de la Lengua 2014.

"Pensador de relevancia internacional y de trayectoria ejemplar en el ámbito de las humanidades, Lledó concibe la Filosofía como meditación sobre el lenguaje y subraya la tendencia natural del ser humano hacia la comunicación", afirmó el presidente del jurado al anunciar el galardón en una breve ceremonia televisada desde Oviedo, en el norte de España.

Dotados con 50.000 euros (unos 56.000 dólares) y una escultura creada por Joan Miró, los premios Princesa de Asturias distinguen a personas o instituciones relevantes en ámbitos que van de la investigación científica a los deportes pasando por la cooperación internacional y la concordia.

"Hace suya la razón ilustrada a través de un diálogo que impulsa la convivencia en libertad y democracia", agregó el jurado, que optó por Lledó entre 28 candidaturas de 15 países que incluían al historiador mexicano Miguel León-Portilla, a la periodista británica Christiane Amanpour del canal estadounidense CNN, a la revista satírica francesa Charlie Hebdo o al grupo cómico-musical argentino Les Luthiers.

En las pasadas semanas fueron galardonados el cineasta estadounidense Francis Ford Coppola con el premio de las Artes y la economista francesa Esther Duflo con el de las Ciencias Sociales.

El dibujante argentino Quino, creador de Mafalda, había sido el recompensado el año pasado en la categoría de Comunicación, siguiendo en las últimas ediciones a la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz y al japonés Shigeru Miyamoto, creador de El premio de Comunicación y Humanidades es el tercero de los personajes como Mario Bros y considerado el padre del ocho que cada año desde 1981 concede la Fundación Príncipe videojuego moderno. de Asturias, rebautizada ahora como Fundación Princesa de Los galardones de esta 35 edición serán entregados en el otoño Asturias en honor a la pequeña Leonor de Borbón, de 9 años, nueva heredera al trono de España tras la proclamación de su boreal en una ceremonia en Oviedo, sede de la Fundación Princesa de Asturias, presidida por los reyes de España. padre, Felipe VI, como nuevo monarca en junio. Nacido el 5 de noviembre de 1927 en Sevilla, en el sur del país, Lledó estudió filosofía en las universidades de Madrid y Heidelberg, en Alemania, donde conoció a pensadores como Hans-Georg Gadamer, Karl Löwith y Otto Regenbogen. Más tarde enseñó en ambas instituciones, así como la Universidad de Barcelona y la Universidad Nacional de Educacion a Distancia de Madrid. Miembro vitalicio del Instituto de Estudios avanzados de Berlín desde 1988 y miembro de la Real Academia Española desde 1993, es autor de una veintena de obras que incluyen "El silencio de la escritura" (1981), "Imágenes y palabras: ensayos de humanidades" (1998), "Elogio de la infelicidad" (2006) y "Los libros y la libertad" (2013). "La felicidad se ha convertido en una constante en su trabajo", recordó este miércoles el Centro Internacional para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de la Lectura de Madrid donde Lledó participa actualmente en un ciclo de conferencias analizando el pensamiento del griego clásico Epicuro y su filosofía de la felicidad en tiempos de crisis. Para él "el lenguaje es un elemento esencial en el pensar y en

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La cultura judía en un diccionario

FRANCISCO JAVIER PÉREZ

La recuperación del léxico de una lengua deviene en el logro más singular de los diccionarios. Acompañada de una técnica de descripción y de un saber sobre la materia, la recogida léxica será, en definitiva, la que paute el mérito de cualquier diccionario, pues supondrá la respuesta al uso inmediato y la gestión de evaluación significativa sobre lo que el léxico representa para una comunidad de hablantes. Representatividad y significación, entonces, como los temas capitales a tener en cuenta en la recolección léxica y en la elaboración diccionariológica. Ellos determinan el sentido del diccionario, el método para su elaboración, su estructura y su artesanía explicativa. También, claro, el impacto que deberá tener sobre los hablantes, ya que más que ninguna otra especie metalingüística (la lengua que estudia la lengua) es el diccionario el que más se entromete en la vida de los usuarios y el que domina, en suma, los derroteros semánticos de los que hablan una lengua. Los refinamientos disciplinarios formales que se imponen los autores de diccionarios no son otra cosa que una consecuencia de lo que quiera explicarse y de las voces que se hayan convocado para ser la imagen de una lengua toda, de una variante dialectal, de una especia jergal, de un sector tecnolectal o de un ámbito específico del saber. En otras palabras (y ajenos a todas las formas de la utopía), el léxico de una lengua podrá describirse en su totalidad o en sus parcialidades gracias al diccionario y ello determinará la forma que deba manifestar el prodigio analítico para cumplir el rol icónico que le corresponde por naturaleza, no otro que ser la imagen de una lengua (y de una cultura) tal como las palabras (entidades con vida propia), así lo quieran. Estas ideas, y otras que espigaremos seguidamente, se agolpan para intentar evaluar la naturaleza y la riqueza de este Diccionario de cultura judía en Venezuela. Una mirada inconclusa (Asociación Israelita de Venezuela/ Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, 2014) y la contribución enorme que él reporta. Esta hermosa obra pretende convertirse en la imagen de la cultura judía en Venezuela a través de las palabras que la determinan (en otra terminología, entradas y lemas que componen el diccionario) y gracias a un aparato descriptivo ajustado a estos fines. Por ello, el usuario-lector encontrará en sus páginas un nutrido y diverso repertorio de tópicos temáticos que le permitirán ordenar el cuadro prodigioso de lo que ha significado y significa la materia judía en nuestro país. Sin ánimo de aplauso fácil, sus autores, la exquisita y reconocida escritora y poeta Jacqueline Goldberg –una de las voces esenciales de la lírica más renovadora y perdurable de la Venezuela de hoy– y Abraham Levy Benshimol, profesor universitario y destacado líder de la comunidad judía de Venezuela, han querido hacer de este diccionario un complejo repertorio de propuestas descriptivas en el que se reúnan lo biográfico, histórico, contemporáneo, crítico, general,

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aperturista, multidisciplinario y lo pluritemático en un solo cuerpo de polifónicas intenciones. Cumplir con todo ello y, más todavía, que todo ello sea el retrato perfecto de la materia que se impone estudiar lexicográficamente, son méritos muy grandes de todo diccionario que éste ha alcanzado sin pretensiones y sí con muchas precisiones. El alcance de su contribución puede ser vislumbrado y calibrado por el rigor de una disciplina ganada por la rutina tesonera y por la pureza expositiva de los contenidos variadísimos que esta obra agrupa. Como una coleccionista, la autora va recogiendo con generosa amplitud y con nutricia justicia los asuntos que deberán traducirse en palabras-lema de la obra y, asimismo, con conocimiento experto va ofreciendo de cada una de ellas las mejores informaciones y conceptos; sublime utilidad del diccionario que al unísono, como ninguna otra creación del intelecto, conceptualiza mientras informa e informa para conceptualizar. También, sin que lo notemos, está siempre allí la presencia ausente del crítico que evalúa sin cesar lo que debe estar y lo que silencia y lo que tiene que decir y lo que olvida. Ausente presencia del estudioso (ahora trocado en lexicógrafo) que, también sin cesar, decide cómo debe presentar lo que está y qué debe aportar sobre lo que está en relación a la semántica y a la temática que motivan la fragua del diccionario. Hacer referencia, aquí, al contenido en sí de la obra no tiene sentido, toda vez que la agudeza y el rigor de este trabajo están a la vista. Sólo señalar que representa contribución gigante para el conocimiento de la cultura judía en Venezuela y para el conocimiento de Venezuela, pues la presencia judía ha sido y es clave en muchos ámbitos de la vida nacional de todo tiempo, al punto de no resultar fácil prescindir de esta materia cuando se busca comprender la médula compleja de la sociedad venezolana. En otro sentido, sí señalar que la variedad de opciones de exploración en cuanto a la riqueza del corpus es muy grande, ya que no solo sigue los trayectos ortodoxos de la materia, sino que aborda todo tipo de contenidos en donde la materia judía esté en juego (por ejemplo, los artículos “Miss Venezuela” para resaltar la presencia hebrea en algunos aspectos del certamen; o el dedicado a monseñor Salvador Montes de Oca, que fue asesinado en Italia, en 1944, a manos de los nazis, el único venezolano que corrió esta desgracia: “Murió víctima de los nazis en la llamada masacre de la Certosa o del Monasterio di Farneta, cuando soldados de las SS ingresaron en la Cartuja donde los monjes habían hecho una excepción a sus votos de silencio absoluto y de aislamiento para dar refugio a un grupo de partisanos de la resistencia italiana antifascista. La noche del 1º de septiembre de 1944, los alemanes violaron el recinto y apresaron a los monjes y a sus huéspedes. Al día siguiente, se les permitió celebrar una última misa antes de ser repartidos en diversas cárceles, en las que serían torturados y fusilados alrededor del 10 de septiembre. Fueron doce los monjes


asesinados, entre ellos el prior del Monasterio de la Cartuja de Farneta di Lucca, y el venezolano, monseñor Salvador Montes de Oca, cuyos restos permanecieron en una fosa común hasta 1967, cuando fueron reconocidos y enterrados bajo el presbiterio de la catedral de Valencia”). El mejor elogio que puede quererse para un diccionario es el de los usuarios haciendo el reconocimiento de la obra. El diccionario participa, aquí, de su destino como libro. En una carta escrita por Thomas Mann a Theodor W. Adorno, en 1952, encontramos la clave. El novelista le confiesa al filósofo que le ha cautivado su tratado aforístico Mínima moralia. Le dice que cada bocado de este libro es una “delicia concentrada” y, tanto así, que cada palabra es tan densa que equivaldría a lo que ocurre con una ínfima partícula del espacio, que si la pesáramos en la Tierra sus

pocos gramos espaciales corresponderían a varias toneladas terrestres. Confiesa también que cuando dice que ha leído suficientemente el libro, se le presenta y lo demanda algún tema nuevo y el embrujo continúa sin solución de culminación a la vista. Estamos en presencia de un libro con poderoso campo gravitacional y que embruja sin solución de continuidad. Estamos en presencia de un diccionario que será reconocido por sus usuarios y elogiado por ellos. Estos son los méritos agudos de esta notable investigación lexicográfica y quiero confesar, como Mann a Adorno, que me siento encantado con sus concentradas delicias, con sus muchas toneladas de saber y cautivado por ese encanto que impide dejarlo a un lado, seducido por cada una de sus nuevas y renovadas demandas.


CECILIA DREYMÜLLER

Günter Grass entre tambores Fue el escritor alemán más popular y polémico. El griterío mediático sobre sus posturas políticas casi tapó su vasta obra Era el escritor alemán más popular y más polémico a la vez. Al acabó escribiendo una revisión feminista de la historia humana, final el griterío mediático sobre sus posturas políticas casi tapó la protagonizada por las más potentes féminas. vasta obra literaria, leída igualmente por colegiales y 5. De la sensualidad y la seducción a través de platos catedráticos. sabrosos La obra de Günter Grass, también la infravalorada poesía de los 1. El golpe genial del tambor. Por muy prolífico que fuera como escritor (medio centenar de años cincuenta -Las ventajas de las gallinas de viento-, está títulos entre poesía, teatro, ensayo, memorias y narrativa), la poblada de todo tipo de animales comestibles y cocineras o obra de Grass que todavía se leerá dentro de 200 años será El cocineros, aparte de que en general rebosa de placeres tambor de hojalata. El realismo mágico de la truculenta sensuales. Abrir un libro suyo, incluso un relato tan serio como El autobiografía de Oscar Matzerath -el pícaro enano que narra su encuentro en Telgte (tal vez su obra más redonda), significa carrera de tamborilero en el Tercer Reich y en la posguerra desde entrar en un mundo de alegre sensualidad, pues no sólo de pan la celda de un psiquiátrico-, es capaz de trascender las fronteras y viven sus personajes y los platos de lo que se sirvió en su mesa épocas. García Márquez se inspiró en su estilo para Cien años de vienen explicados siempre con todo lujo de detalles (recetas soledad, pero también Paul Celan (por cierto, el primer lector de incluidas). la novela), Salman Rushdi o Nadine Gordimer se declararon lectores fervorosos de sus cerca de 800 páginas, que hasta ahora se tradujeron a más de 50 lenguas. Contar la historia alemana de la primera mitad del siglo XX en clave de humor ya de por sí constituyó una proeza; Grass se inspiró en la novela picaresca, en el Simplicius Simplicissimus, y consiguió romper el maléfico hechizo del pasado que tenía presa la sociedad alemana de posguerra. 2. El animal político Nunca se podrá destacar demasiado la importancia de Grass para eldevenir democrático de la joven República Federal Alemana. Quien quiere convencerse de la brillantez y del apasionamiento de su oratoria, de la firmeza de su compromiso político, que lea sus “Artículos y opiniones”, recopilados en la ejemplar edición de la Obra ensayística completa de Galaxia Gutenberg. 3. Origen polaco El hecho de haberse criado en Gdansk no sólo llamó la atención de sus lectores sobre el pasado de esta región de Polonia (ahora visitada por turistas literarios de todo el mundo), sino que contribuyó también al acercamiento de ambos países. Pues Grass usó desde los años sesenta, en plena Guerra Fría, su fama internacional, para promover todo tipo de encuentros con escritores, disidentes y políticos de la nación vecina. 4. El machista feminista El segundo polo de fuerza de la que se nutría la narrativa de Grass, después del opulento barroquismo de la novela picaresca, eran los cuentos de los hermanos Grimm. Si el modelo del tamborilero era pulgarcito, para su segundo intento de escribir una gran epopeya, El rodaballo, partió del cuento de pescador y su mujer. En esta sabrosa antropología de la pareja a través de tres milenios, se presentan nueve variaciones sobre los deseos de las mujeres. Grass, que en la vida no disimulaba mucho su lado machista, empezó inocentemente con un cuento de hadas y

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John Banville: "Abrir un libro nuevo es una experiencia erótica" "El libro va a sobrevivir en papel porque es maravilloso y contiene mundos enteros" y no se parece nada a leer en un dispositivo electrónico, que "no tiene textura, no huele, es insípido", asegura el autor. La Coruña.- El escritor irlandés John Banville confiesa sentir un placer inmenso cuando la tinta de los periódicos se queda impregnada en sus dedos mientras los lee, al igual que cuando tiene entre manos un libro en papel que puede oler, tocar e incluso saborear. "Abrir un libro nuevo es una experiencia erótica", asegura Banville, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, en una entrevista con Efe con motivo de la inauguración hoy de la cuarta edición del Festival CoruñaMayúscula en la ciudad gallega de La Coruña (noroeste de España). Banville (Wexford, Irlanda, 1945) comenzó su carrera como periodista, una profesión que cree que hoy en día corre igual suerte que los periódicos, que "están en peligro de extinción", pero que, sin embargo, "sobrevivirán". Así como la sociedad se "obsesionó" con la electricidad en su momento pero "ya nadie hoy en día le presta atención", dentro de cincuenta años ocurrirá lo mismo con internet y las nuevas tecnologías, que ahora son como "juguetes". Banville, que publicó su primer libro en 1970, una recopilación de relatos titulada "Long Lankin", y es autor de títulos como "Antigua luz", "El Mar", "Imposturas", "Los infinitos" o las negras "El Lemur", "El secreto de Christie" y "Venganza", prefiere que los libros tengan "buen aspecto", sobre todo los infantiles, que "tienen que oler bien y saber bien, porque los niños a veces los muerden". "El libro va a sobrevivir en papel porque es maravilloso y contiene mundos enteros" y no se parece nada a leer en un dispositivo electrónico, que "no tiene textura, no huele, es insípido". Galardonado con prestigiosos premios como el Booker, Frank Kafka y el Irish Book Award, es uno de los mejores escritores vivos en lengua inglesa al que le ronda el Premio Nobel, un galardón que reconoce que le gustaría ganar porque "es como esa ilusión infantil cuando te regalan por Navidad el camión de bomberos de color rojo". Recuerda del momento en el que recibió el Premio Príncipe de Asturias el año pasado como algo "maravilloso", aunque no cree que los galardones sean "muy importantes" porque "no tienen un efecto real en el trabajo", y asegura que si fuera uno de esos escritores que se dejan influir por ellos sería "muy pobre". Para Banville, un renovador del lenguaje y un estilista amante de la prosa poética y elegante en la que su ingenio y su humor negro muestran la influencia de Nabokov, el arte de la literatura es 35

"hacer que estilo y contenido se fundan en uno", con una función importante del idioma, que hace que algunos de sus libros "no se puedan traducir". En este contexto, el escritor irlandés lamenta el "desastre de perder el gaélico" porque "cuando una lengua muere, que hay lenguas que mueren cada semana, es algo que afecta a su gente porque conlleva una parte de la cultura que se va con ella". Como autor de novela negra que se esconde bajo el seudónimo de Benjamin Black, resucita a otro monstruo sagrado del género, Raymond Chandler, a través de su protagonista Philip Marlowe, al que ha retomado para ser el eje central de su última obra, "La rubia de ojos negros", que centra hoy su participación en la apertura de la "misteriosa" edición de este festival coruñés de la literatura.


INDIRA ROJAS

Los 100 del maestro Castellanos El pianista fue uno de los primeros compositores nacionalistas del país Era él, junto al compositor Raimundo Pereira y al trompetista Demóstenes Puche en una competencia de comida en un restaurante a pocas cuadras del instituto de música. Era él, probando un plato mientras descubría, cual catador profesional, qué ingredientes y en qué cantidad había usado el cocinero. Era él, quien encantado visitaba los restaurantes de comida china con su familia. Era él, Evencio Castellanos, quien a sus 29 años se graduó como maestro compositor de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, siendo parte de la primera generación de egresados de la cátedra de composición del maestro Vicente Emilio Sojo, de tendencia nacionalista. La fecha: 4 de julio de 1944, una época en la que Venezuela tanteaba en sus cimientos una identidad cultural y musical para rescatar el folklore y trasladarlo a un formato académico. Desde entonces, Castellanos -quien cumple hoy 100 años de haber nacido en Cúa, estado Miranda- figuró como un destacado pianista y se le conoció como uno de los pupilos y amigos más cercanos a Sojo. Durante su carrera llevó la batuta del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela (1946), y de la Orquesta Estudiantil de la misma institución (1969), y fue fundador y director del Collegium Musicum de Caracas. Además, el compositor se dedicó a la docencia, hasta principios de la década de los 70, en la Escuela Superior de Música. Su hijo menor, Luis Castellanos, recuerda que su padre infundaba un respecto solemne entre sus estudiantes; un rigor académico que no era en absoluto el reflejo de una personalidad severa o desagradable. "Era muy exigente con la disciplina y el estudio. Los alumnos le tenían miedo, pero en el hogar era un padre amoroso. Además, era un hombre altruista", cuenta. "En la Escuela Superior se le acercaban viejitos a pedirle dinero, y cuando le sobraba dinero, y cuando le faltaba también, les daba". Para Alba Quintanilla, primera mujer en dirigir una Orquesta Sinfónica en el país, fue uno de sus principales maestros. A diferencia de la mayoría, no sentía temor ante su presencia en el aula. "Era muy humilde en el trato, no tenía pretensiones ni nada por el estilo", dice la compositora merideña, quien llegó a las aulas del compositor a los 14 años. Un vals en piano, de su autoría, le bastó para llamar la atención del maestro Sojo, quien advirtió en la entonces adolescente un oído absoluto para la música y mucho talento para tocar el instrumento. Pronto dispuso que Castellanos fuera también su tutor. Las técnicas que enseñaba en el piano eran tan particulares como su manera de dar clases, en las que enseñaba las tonalidades musicales comparándolas con los colores. "Fue algo que me marcó", comenta Quintanilla. En la Escuela Superior La también arpista permanecía mucho más tiempo en el instituto que en su casa porque, cuenta, quedaba muy lejos. Para ella era una suerte tal situación, pues no solo tuvo la oportunidad

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de ser guiada por grandes nombres de la música venezolana. También era parte de las experiencias de la familia formada por los músicos de la Escuela Superior y conocía las anécdotas que le rodeaban. Entre ellas, la de que el tranquilo y sereno maestro Castellanos hizo una competencia con Raimundo Pereira en la que ganaría quién comiera más arepas. "No sé quién obtuvo la victoria finalmente, capaz quedaron empatados. Creo que cada uno se comió como 4 ó 5". El hijo menor del compositor rectifica la veracidad del relato, pero aclara que su padre no era víctima de la gula. "Era más bien un gourmet, porque le gustaba comer bien. Podía degustar una comida y sentir la receta con su paladar. No solo sabía los ingredientes, también su proporción". En casa de los Castellanos, la madre anotaba en un cuaderno las fórmulas culinarias que el músico aplicaba en la cocina por intuición, para garantizar un registro de estos platos espontáneos. "Mi papá era un gran cocinero, pero no le hacía falta saber las medidas o una receta en particular". Las memorias del hijo menor del compositor también incluyen las visitas de alumnos, músicos, e incluso pintores a su hogar. El guitarrista venezolano Miguel Delgado Estévez presenció en su infancia esta camaradería entre el gremio artístico, y recuerda que Castellanos visitaba la Ciudad de Calabozo, Guárico, junto a su tío Antonio Estévez. Ya en su adultez, aprecia en la discografía del pianista, que se cuenta entre sus pertenencias más queridas, "una gran sabiduría, pues es un material histórico. Allí está plasmado todo lo que absorbió de Sojo. Los discos son hermosos y él fue todo un maestro". Castellanos recibió el premio especial del Ateneo de Caracas (1952) por su Homenaje a Teresa Carreño. También fue galardonado con el Premio Nacional de Música (1954) y con el Premio Nacional de Música (1962).


Pérez Bonalde: Ese poeta nihilista

Muchas personas asociarán el nombre de Pérez Bonalde con una plaza o una estación del metro al oeste de nuestra ciudad capital. Algunos recordarán a un poeta estudiado en alguna lejana clase de literatura durante la secundaria, autor de "Vuelta a la Patria", un emotivo poema donde se ha querido ver reflejado el sentimiento patriótico y la identidad cultural del venezolano

HELENA AZPÚRUA DE ALFONZO

Muchas personas asociarán el nombre de Pérez Bonalde con una plaza o una estación del metro al oeste de nuestra ciudad capital. Algunos recordarán a un poeta estudiado en alguna lejana clase de literatura durante la secundaria, autor de "Vuelta a la Patria", un emotivo poema donde se ha querido ver reflejado el sentimiento patriótico y la identidad cultural del venezolano, especialmente la del caraqueño: Caracas allí está; sus techos rojos, su blanca torre, sus azules lomas y su banda de tímidas palomas hacen nublar de lágrimas mis ojos. Sin embargo, muchos desconocen el verdadero valor de Juan Antonio Pérez Bonalde dentro de la literatura nacional; después de Andrés Bello, ha sido el mejor poeta que tuvo Venezuela durante el siglo XIX. Lamentablemente, no podemos olvidar que el clima político del siglo pasado, con la cantidad de guerras, revoluciones y montoneras, desfavoreció a que prosperaran la literatura y el arte en nuestro país. Poetas como José Antonio Maitín y Abigaíl Lozano, predecesores de Pérez Bonalde dentro de la poesía romántica venezolana, no tenían grandes conocimientos de versificación castellana y tomaron como modelos a poetas españoles (Campoamor o Zorrilla), quienes no fueron precisamente los mejores autores románticos europeos. Sus poesías eran artificiosamente lacrimosas, cargadas de un sentimentalismo al que le faltaba autenticidad. "Canto Fúnebre" de Maitín no tiene la vitalidad ni la fuerza expresiva de "Flor" de Pérez Bonalde, la mejor elegía de la literatura romántica venezolana. La obra de Pérez Bonalde la conforman dos poemarios, algunos poemas sueltos y traducciones poéticas, recopilados por la Biblioteca Popular Venezolana en 1947, bajo el auspicio del Ministerio de Educación. Si bien su obra lírica no fue muy extensa, la calidad artística de sus versos nunca fue igualada por los románticos venezolanos anteriores y contemporáneos a él. Además de la expresión auténtica de sus sentimientos, Pérez Bonalde supo dotar a sus poemas de un ritmo y una musicalidad extraordinarios; elementos que lo acercaron a movimientos literarios posteriores. Fue un adelantado para su época. La patria es el exilio En 1877 publicó Estrofas, poemario en el que se incluye "Vuelta a la Patria", obra que expresa dos sentimientos muy contrastantes: la alegría del desterrado por regresar a su tierra después de varios años de ausencia y el dolor por la muerte de su madre, ocurrida durante su exilio. Como se ha dicho anteriormente, esta obra ha sido vista como la máxima expresión del sentimiento patriótico, con lo que se pierde su verdadero sentido. El concepto de patria evoluciona a medida que se desarrollan los versos. Al principio, la patria es Venezuela; después, se restringe a Caracas, su ciudad natal a la que quiso profundamente. Sorpresivamente, el significado de patria cambia y se transforma en la madre fallecida, a la que no pudo

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acompañar en su agonía por causa de su destierro; dolorosamente, la pérdida de su madre significa para él ser un eterno despatriado: ...Más, ¬¡ay! ¿a dónde voy si ya no existe del hogar y madre el venturoso centro?... En 1880 publicó Ritmos, un poemario en el que se incluye "El Poema del Niágara", un extenso trabajo donde se plantean temas filosóficos; el misterio que guarda la naturaleza ante el hombre, el problema del ser. El autor usó como pretexto poético al Niágara, río de imponente caudal, aun para nosotros los hombres contemporáneos, acostumbrados a domar a los elementos naturales. El poeta le pregunta a las fuerzas naturales sobre el significado de la vida, el destino del hombre, a lo que ellas dan respuestas aplastantes, desesperanzadoras, nihilistas: Después que todo pase, cuando la muerte, al fin, todo lo arrase, sobre el océano que la vida esconde, dime qué queda; dí, ¿qué sobrenada?... y el eco me responde, triste y doliente: ¡nada! En 1883 compone "Flor", un hermosísimo y trágico poema que refleja el sincero dolor que le causó la pérdida de su pequeña hija, fallecida a la edad de tres años. Nunca antes en nuestra poesía se habían expresado con tanto lirismo sentimientos tan desgarradoramente auténticos, así como tampoco se había manifestado tanta rabia y rebeldía hacia los designios de la Divinidad como la expresó Pérez Bonalde en estos versos. La búsqueda ansiosa del Ser Supremo, un tema constante en su obra, llega a su punto más devastador y nihilista al rebelarse y cuestionarlo: ¡Señor! ¿existes? ¿Es cierto que eres consuelo y premio de los que gimen, que en tu justicia tan solo hieres al seno impuro y al torvo crimen? "Responde entonces: ¿por qué la heriste? ¿Cuál fue la culpa de su alma triste? ¡Señor! ¡Respóndeme en la conciencia! Traductor de sentimientos poéticos La muerte de Flor trajo una profunda tristeza en su vida y comenzó un proceso de autodestrucción que lo llevaría a un final prematuro. Ella también truncó su actividad creadora, aunque realizó algunas traducciones. Gracias a sus dotes de políglota, Pérez Bonalde tradujo con gran maestría obras de poetas alemanes, portugueses, franceses, anglosajones y clásicos grecolatinos. En 1885 tradujo el Cancionero, obra del poeta Enrique Heine. Arturo Uslar Pietri afirma que Menéndez y Pelayo definió este trabajo como: "uno de los libros de poesía castellana que más instinto poético demuestran, aún siendo traslado de pensamientos ajenos". Edgar Sanabria lo consideró un intérprete de esos versos y no un simple traductor. En 1887 tradujo magistralmente "El Cuervo", poema de Edgar Allan Poe. El éxito de sus traducciones radica en que conociendo a la perfección el


alemán y el inglés, Pérez Bonalde mantuvo intactos el ritmo, la musicalidad y el sentido poético que estos versos tenían en sus lenguas originales. Además, ese espíritu melancólico y lúgubre que expresaron Heine y Poe en sus obras se adecuaba perfectamente con la manera de sentir de nuestro poeta: Tu mano apoya contra el pecho mío: ¿Oyes de un rudo golpe la inquietud?... Es que hay adentro un carpintero impío Que labra mi ataúd Lastimosamente, Juan Antonio Pérez Bonalde no dejó huella en los poetas venezolanos contemporáneos o posteriores a él. Es más: por un tiempo fue olvidado. En parte, este olvido se debió a que su producción literaria la escribió fuera de nuestro país, cuando él era un exiliado. Con el tiempo, se ha descubierto el gran valor lírico que tiene su obra, por lo que se hace necesario dar a conocer a nuestra gente que Pérez Bonalde no es simplemente el nombre de una calle cualquiera, sino uno de los mejores poetas que ha tenido Venezuela a lo largo de su historia. El Cuervo (fragmento) La ventana abrí –y con rítmico aleteo y garbo extraño– entró un cuervo majestuoso de la sacra edad de antaño. Sin pararse ni un instante ni señales dar de susto, con aspecto señorial, fue a posarse sobre un busto de Minerva que ornamenta de mi puerta el cabezal; sobre el busto que de las Palas la figura representa fue y posóse -y ¡nada más! Trocó entonces el negro pájaro en sonrisas mi tristeza con su grave, torva y seria, decorosa gentileza; y le dije: "Aunque la cresta calva llevas, de seguro no eres cuervo nocturnal, viejo, infausto cuervo obscuro vagabundo en la tiniebla!... Dime –¿cuál tu nombre, cuál?, En el reino plutoriano de la noche y de la niebla"... Dijo el cuervo "Nunca más". Asombrado quedé oyendo así hablar al avechucho, si bien su árida respuesta no expresaba poco o mucho; pues preciso es que convengamos en que nunca hubo criatura que lograse contemplar ave alguna en la moldura de su puerta encaramada, ave o bruto reposar sobre efigie en la cornisa de su puerta cincelada, con tal nombre: "Nunca más" Más el cuervo fijo, inmóvil en la grave efigie aquella, sólo dijo esta palabra, cual si su alma fuese en ella vinculada –ni una pluma sacudía ni un acento se le oía pronunciar... Edgar Allan Poe *Traducción de Juan Antonio Pérez Bonalde Biografía en breve Si algo marcó la vida de Juan Antonio Pérez Bonalde fue su condición de desterrado; casi la mitad de ella la pasó involuntariamente fuera de Venezuela. Entre 1861 y 1864 vivió en Puerto Rico y Saint Thomas, junto con su familia, para huir de la Guerra Federal. Durante esa época se desempeñó como maestro en un colegio que fundó su padre. Ya para entonces conocía varios idiomas extranjeros. En 1870 se vuelve a ir de Venezuela por ser enemigo político de Guzmán Blanco, hasta que regresa definitivamente al país en 1889, cuando ya estaba moral y físicamente destrozado, con muy poco tiempo de vida. A excepción de un corto período en Venezuela durante 1876, en

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esos casi 20 años vive en Nueva York donde, de acuerdo a Arturo Uslar Pietri, trabajó para una empresa farmacéutica, lo que le permitió viajar como representante comercial, conocer lugares exóticos y aprender nuevas lenguas. Además, conoció y entabló amistad con José Martí, uno de los iniciadores del modernismo, y con Nicanor Bolet Peraza, escritor y compatriota suyo que también estaba exiliado. Allí contrajo matrimonio, desastroso desde sus comienzos, del cual tuvo a su única hija, Flor, cuya muerte lo lanzó a refugiarse en el alcohol y las drogas, vicios que lo condujeron tempranamente a la tumba en 1892, a los 46 años de edad. Ese mal de patria Por Jesús Sanoja Hernández En octubre de 1992 Rafael Cadenas recibió el Premio de Poesía Pérez Bonalde, instituido en memoria de quien escribió lo más importante de su obra en el destierro. Cadenas, a su vez, había marcado época en nuestra literatura con su libro Los cuadernos del destierro, ediciones Tabla Redonda. Se tiene al poema "Vuelta a la patria" como estremecedora expresión del reencuentro con la tierra nativa, que es simbólicamente la Madre. Toda larga ausencia tiende a crear nostalgia, según Paz Castillo, precisamente al referirse a aquella pieza antológica: "La nostalgia, ese sentimiento melancólico y dulce, / mal de patria –homesickness– como la llaman los ingleses, o saudade como dicen los portugueses, ha inspirado muchos cantos famosos desde Homero hasta nuestros días". Desde luego, no todos los artistas se sumergen en esas aguas donde reina la nostalgia. Cuando Boggio tornó a Venezuela por algunos meses, en 1919, dijo que él tenía dos patrias; Francia (el país de la formación) y Venezuela, "donde tengo enterrado el ombligo". No más. El choque con la tierra-madre fue muy distinto en uno y otro. Aunque Estados Unidos, medido en el tiempo, fue el país receptor de Pérez Bonalde, tres años de su adolescencia transcurrieron en Puerto Rico, hacia donde habían emigrado sus padres por razones políticas. En 1864 regresó apara ingresar al periodismo. Ernst A. Johnson, Jr., quien realizó minuciosos estudio acerca de "los años de formación" del poeta, incluyó lo que tal vez podría ser el último (o si no, uno de los últimos) testimonios de Pérez Bonalde cristiano, más tarde inclinado al librepensamiento. Johnson lo calificó de "sermón" u "oratoria eclesiástica ex cathedra". En él desplegaba fervoroso cristianismo, desde el título ("Jesús") hasta el final. Decía, por ejemplo: "Hemos sido lanzados a la vida como en pleno océano. / Es necesario nadar o perecer". Antonio Padrón Toro dio a conocer en 1980 su tesonera investigación sobre el poeta (J.A. Pérez Bonalde, un hombre de hoy) y nueve años más tarde, en declaraciones para El Nacional, basándose en un artículo de Manuel Revenga en El Cojo Ilustrado, abril de 1892, inquiría acerca del misterio de "las obras inéditas" de Pérez Bonalde: 1)Traducción de los exámetros de Lucrecio, De rerum natura; 2)Libro de viajes; 3)Estudio sobre Maquiavelo; 4)Tres volúmenes de poesía listos para darse a la imprenta; 5)Artículos polémicos y estudios críticos. El triunfo de Guzmán Blanco, 1870, lo había lanzado de nuevo al exilio, esta vez en Nueva York donde trabajó para la firma Lanman y Kemp-Barclay. Se abrió el período de viajes a lo largo de una etapa que terminaría en 1889 cuando preparó nuevo retorno. Traductor –y afirman los críticos que excelente– del Cancionero de Heine, ¿fue acaso el perdido Libro de viajes un


adentrarse en los Cuadros de viajes del gran escritor alemán? Al ascender Andueza al poder se produjo, pues, ese tercer regreso, porque el segundo, no muy duradero, lo había emprendido en tiempos del breve gobierno de Linares Alcántara. La muerte se le acercaba. El cuerpo estaba minado por el alcohol y las drogas, el alma por el desencanto. Fueron los días de "quiero irme" y del hastío, la inseguridad, el doble sentimiento que había dominado a Heine frente a Alemania, amor y rechazo. Paralizado por la hemiplejia,

moriría frente al mar, en La Guaira, el 4 de octubre 1892. No todos lo habían comprendido y no faltó quien, inflado de aristocratismo e ímpetus raciales, lo llamara negro. Al comienzo del nuevo siglo, miembros de una sociedad martiana y librepensadora exaltaron su obra. Uslar, por su parte, lo catalogó como el más alto y culto poeta después de Bello: "Estuvo, como ningún hispanoamericano de su hora, en contacto con las literaturas europeas". *Publicado el 14 de junio de 1998


MARIANO NAVA CONTRERAS

La rebelión de Ortega y Gasset A Mafer A todos nos ha pasado que alguna vez nuestro padre o nuestra madre, o alguno de nuestros abuelos, nos dicen algo que solo podemos entender muchos años después, cuando lo vivimos. De hecho, lo hemos dicho, la tragedia griega está llena de pasajes donde algún personaje dice "ahora que lo he vivido lo entiendo", "ahora lo sé porque lo estoy viviendo". Esto nos indica claramente que hay otro tipo de conocimiento que se desprende de la experiencia, del haber vivido en carne propia lo que antes se nos explicó y no pudimos o no quisimos entender. Esto que ocurre en nuestra vida personal, ocurre también a los países y a los pueblos. A veces, o siempre (raro más bien que no pase), ocurre a algunos pueblos algo que ya antes había ocurrido a otros. Y pasa también que ciertas mentes clarividentes son capaces de anticipar con lo que ocurrirá, se adelantan a los acontecimientos y advierten de los peligros que se ciernen. Solo que la sociedad no les hace caso o no puede ver estos peligros, o no quiere, porque tenía que vivirlos. Algunos han llamado a esto la "maldición de Casandra", la princesa troyana a la que Apolo castigó dándole el don de la adivinación, pero también haciendo que nadie creyera sus profecías. Casandra fue de las pocas que predijo el fin de Troya a causa de la trampa del caballo, así como la única que vaticinó la muerte de Agamenón a manos de su mujer, pero nadie le creyó y no pudo evitar estas tragedias. Como podremos imaginar, estas personas sufren demasiado, o por lo menos deben sentirse muy frustradas. Por eso algunos dicen que los pensadores y los artistas (también algunos economistas) son, como esos adivinos a los que nadie les cree, una suerte de mártires intelectuales, víctimas de su propio don y de su propia inteligencia. Hace poco se cumplieron 85 años de la publicación de un libro singular y profético como pocos. La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset, es uno de los textos fundamentales del pensamiento político europeo del siglo XX. Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de filosofía política en La Coruña, dice que se trata de "uno de los tres libros más difundidos de la cultura española", sin duda uno de los más inteligentes. El volumen, que recoge una serie de artículos aparecidos desde 1926 en la revista "El Sol" de Madrid, advierte de un peligro formidable que se cierne sobre la cultura: el ascenso al poder de lo que Ortega llama el "hombre-masa". El hombre-masa compone la "sociedadmasa", que surge gracias a la estabilidad y la comodidad garantizadas por el estado de bienestar. Masa, pues, "será aquel que no se valora a sí mismo", el que se siente "como todo el mundo", y por tanto "no se angustia, sino que se siente a salvo al saberse idéntico a los demás". La sociedad-masa se contrapone a "la minoría selecta", aquellos que "se exigen a sí mismos más que los demás, así no logren cumplir sus propias exigencias superiores". El peligro surge de la llegada al poder de la masa, de los peores, cuyo conformismo puede conducir a un estado de inamovilidad y mediocridad generalizadas.

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Uno de los libros más inteligentes del siglo XX tenía que ser también uno de los más incomprendidos. Pronto fue leído en clave política, malinterpretándolo y empobreciéndolo. Mientras los marxistas vieron en él una crítica de la lucha de clases, identificando al hombre-masa con el proletariado, otros vieron aquí un prejuicio contra el acceso del ciudadano común a las comodidades del capitalismo. Pocos advirtieron que La rebelión de las masas, a pesar de ser un libro profundamente político, excede con mucho lo político, pues el hombre-masa es, más que una clase social, un estado psicológico. El hombre-masa no es otro que el idiotés, ese ciudadano conforme y egoísta al que tanto despreciaban Platón y Aristóteles cuando criticaban el populismo de Pericles. La rebelión de las masas apareció en el turbulento año de 1929, "época de descensos y caídas", nos dice Ortega, cuando Alemania e Italia presenciaban la imparable carrera de Hitler y Mussolini hacia el poder, y en Rusia el "camarada" Stalin perpetraba sus espantosas purgas. Mientras, la economía de Estados Unidos se hundía y en España el reinado de Alfonso XIII daba paso a la dictadura de Primo de Rivera. En siete años estallará la guerra civil. Hoy, a estas alturas del desastre, todavía hay gente que se empeña en ver el mundo como una lucha fundamental entre la izquierda y la derecha, lo cual, a nivel personal, me parece muy bien porque cada quien tiene derecho a tener su mundo del tamaño de una lenteja si le da la gana. El problema es cuando pretenden imponernos esta forma de pensar y obligarnos a tener nuestro mundo del tamañito del de ellos. Para éstos parece escrita esta soberbia defensa de la democracia liberal, por quien llegó a afirmar que "ser de la izquierda, como ser de la derecha, es una de las infinitas formas que el hombre puede elegir para ser un imbécil".


La vida de Clarice Lispector inspira la novela ganadora del Alfaguara Guelfenbein habló con todos los miembros del jurado y se puso "muy contenta" cuando le dijeron que la decisión se adoptó por unanimidad. Y eso que entre los 707 originales presentados había también otras novelas "muy buenas". La competencia fue "muy dura", le comentaron. Madrid.- (EFE) La vida de la escritora brasileña Clarice Lispector fue "la semilla" de la que nació la novela "Contigo en la distancia", con la que la autora chilena Carla Guelfenbein ganó por unanimidad el Premio Alfaguara. Una historia sobre "el talento, la mentira y la imposibilidad de los afectos". Y una novela intimista sobre "las envidias entre escritores, ese sentimiento humano tan común y del que nadie quiere hablar. Ha sido un desafío hacerlo", afirmó hoy la ganadora en una entrevista telefónica con Efe, poco después de que el jurado le hubiera comunicado la noticia del premio. El fallo de este premio, dotado con 175.000 dólares, se hizo público en Madrid, en un encuentro al que asistieron numerosos escritores, editores y periodistas. Ganar este galardón es "como un sueño" para Guelfenbein (Santiago de Chile, 1959). "Es un salto importante para un escritor" por la difusión que tiene luego el libro en todos los países hispanohablantes. Se enteró de la noticia cuando la llamó el presidente de jurado, Javier Cercas, a las seis de la mañana, hora chilena, y ella estaba dormida. Fue su hija la que recibió la llamada y, dado el asunto, la despertó de inmediato. Guelfenbein habló con todos los miembros del jurado y se puso "muy contenta" cuando le dijeron que la decisión se adoptó por unanimidad. Y eso que entre los 707 originales presentados había también otras novelas "muy buenas". La competencia fue "muy dura", le comentaron. La librera Concha Quirós le aseguró que su novela, "además de ser una historia potente, le iba a gustar a la gente", algo que a Carla Guelfenbein le interesa "mucho: poder llegar al lector". Javier Cercas leyó el acta del jurado, en la que se destaca que, en la obra ganadora, "la autora ha sabido entrelazar amores y enigmas con una escritura a la vez compleja y transparente. Tres voces muy bien ensambladas iluminan las zonas oscuras de la mentira y de la verdad, del talento y de la mediocridad, del éxito y del fracaso". La novela seleccionada habla "sobre la genialidad, la creatividad y la poesía". Estructuralmente, "Contigo en la distancia" es una obra "muy compleja", con varias historias que se entrelazan, dijo Guelfenbein a Efe. Ocurre en dos tiempos, en los años cincuenta y en la época actual, y "hay cuatro personajes que están unidos por el de Vera Sigall, una escritora de culto", para la que se ha inspirado "de alguna manera en la brasileña Clarice Lispector". Sigall es el apellido de la bisabuela de Guelfenbein, procedente de Ucrania, al igual que Lispector, una autora a la que la ganadora del Premio Alfaguara ha admirado desde siempre. "Hay muchos aspectos de su vida con los que me puedo sentir identificada", asegura. En esta novela de tintes policíacos, el lector sabrá desde el comienzo que Vera Sigall ha tenido un accidente y está en coma. Toda la trama gira en torno a la vida de esta escritora, 41

reconstruida por tres personajes adicionales que "van introduciendo a su vez nuevas historias". "Es una novela de amor, pero también sobre el talento, la mentira, la imposibilidad de los afectos y la distancia entre los seres humanos", añade la autora. En "Contigo en la distancia" se reflexiona sobre la literatura y la creación, pero "no es una obra hermética". Tiene también "un sesgo policial" porque desde el comienzo del libro se abre una investigación para saber por qué Vera Sigall está en coma. La presencia femenina de Sigall impregna toda la novela, entre otros motivos porque esa mujer "comete el pecado mortal de ser más inteligente" que el resto de los personajes, subrayó Abad Faciolince, miembro del jurado. El carácter intimista de la novela ganadora es un rasgo común a otras obras de esta autora que se exilió con su familia en Inglaterra en 1976, tres años después del golpe militar de Augusto Pinochet, donde estudió Biología y Diseño. Guelfenbein comenzó a escribir desde niña y fue también una gran lectora. Su madre, "una filósofa de mentalidad práctica", le inculcó que trabajase en algo que la hiciera "independiente económicamente". Y por eso, trabajó durante años como diseñadora gráfica, al tiempo que no abandonaba la literatura. Hace quince años decidió dedicarse solo a escribir. "Contigo en la distancia" es su quinta novela, tras "El revés del alma" (2003), "La mujer de mi vida" (2006), "El resto es silencio" (2009) y "Nadar desnuda


OSCAR RODRÍGUEZ ORTIZ

PACHECO, EL CRÍTICO Dedicamos esta semana un Dossier en homenaje al escritor Carlos Pacheco, quien nos dejó repentinamente el 28 de marzo de este año. Oscar Rodríguez Ortiz escribe sobre él: “A partir de una posición inicial, Pacheco examina su propio decurso y no demora en calificar sus inicios como cientificistas, hasta arribar en el sexto decenio de su vida a la madurez humanística”. En su entrevista a Pacheco, José Castro Urioste se refiere al venezolano como “uno de los intelectuales venezolanos más destacados de su generación” Para Luz Marina DESDE LUEGO que, entre muchos, eligiendo unos pocos, términos tales como “comparatismo contrastivo”, “dolor de significación”, “novelas en miniatura”, “economía cultural”, “comarca oral”, así como también “comunidad imaginada” o “narración calidoscópica”, lo mismo que “viaje transcultural”, “cardumen narrativo” y muchos otros, enuncian de una vez por todas las peculiaridades verbales y conceptuales de Carlos Pacheco. Los ha empleado con verificable y repetido acierto para estudiar una gama muy diversa de textos literarios. De distintas épocas, preferentemente las modernas y los actuales. Unos conceptos que vienen de un sistema, de una sólida teoría y se constituyen a su vez en un sistema crítico que, pese a la terminología, jamás rechaza al lector con un lenguaje oclusivo o un modo de razonamiento que no pueda seguir el lector atento, no necesariamente el especializado. Son, como diría otra vez Pacheco con su terminología específica: un texto crítico comunicado “competente y gentilmente a una lectoría interesada”. A no desperdiciar el juego con la palabra lectoría, que remite nada menos que a “autoría”, una entidad que equipara los dos extremos de la obra literaria, su producción y su recepción. Ambos provienen de las doctrinas literarias prevalecientes en el momento: la obra como realidad de palabras o como realidad de comunicación. Estos términos, separados aquí inicialmente de sus contextos y distintos en sí mismos en tanto a su valor teórico, son sin duda una de las vías para seguir los rastros de un crítico que ha escrito y publicado sus trabajos a partir de los años setenta del siglo XX. La fecha dice mucho. La época en que con toda precisión estos conceptos –sus similares o equivalentes– se dan cita en buena parte de las obras que estudian la diversidad del fenómeno literario. Se trata, en lo que nos concierne más, de un crítico venezolano a quien debemos nuevas esclarecedoras lecturas. Se trata, igualmente, de un crítico latinoamericano por sus temas y preocupaciones conceptuales que, además, exalta al máximo sus vinculaciones con la crítica latinoamericana que se escribe a partir de esa misma fecha y a quien la crítica de este continente reconoce luego entre los suyos, a su vez en una jerarquía de primera línea. Es más, como Pacheco ha afirmado en diversos trabajos, su interés por la literatura venezolana fue posterior a su iniciación en la latinoamericana, toda vez que los estudios universitarios realizados en su mayor parte en el exterior, lo llevaron primero a aquel propósito. Lamenta no haber concurrido al curso panorámico, al seminario específico, a la orientación profesional sobre la literatura de lo de aquí. Son sin embargo ausencias que no han notado sus alumnos ni resentimos sus lectores cuando nos enfrentamos repetidamente a sus solventes estudios de literatura venezolana. Se consulta entonces el “diccionario” de uno de los más importantes críticos literarios de la Venezuela contemporánea. 42

Detrás de esos términos están los años dedicados a los estudios literarios, la investigación, la docencia, prólogos, compilaciones, antologías, la concepción y realización de proyectos de obras colectivas, números monográficos de revistas, ponencias, participación en foros, artículos de prensa, traducciones, labor editorial, promoción cultural, espacios todos donde se mueve el crítico académico contemporáneo. Adelantando el argumento, justamente la época en la que la crítica literaria venezolana cambió de sustentación y de rostro y pudo mostrar un elenco de nombres particulares a quienes prestar atención y de la cual aprender lo nuevo en tanto novedad necesaria y no novelera y lo nuevo del abordaje que ha resultado lo más interesante para entender el pasado reciente y remoto. Las sonoras palabras “comparatismo contrastivo” se refieren al posible mejor modo de abarcar lo hispanoamericano y lo brasileño simultáneamente, en lo semejante y lo distinto, lo regional y nacional, lo antiguo y moderno al mismo tiempo, con el propósito de elaborar algún día una historia de la literatura continental, proyecto colectivo o utopía en el que ha estado Carlos Pacheco junto a muchos otros desde hace tiempo. “Dolor de significación” es un concepto central para poder tener acceso a la sustancia de la obra de Roa Bastos, el desterrado autor de Yo el Supremo. Para tal novela Carlos Pacheco redactó uno de los más memorables prólogos de Biblioteca Ayacucho en los años ochenta. “Novelas en miniatura” es un modo acaso más eufónico y no manualesco de llamar a las cinco novelas cortas de Ednodio Quintero, aplicable a otros escritores. “Economía cultural” es una de las miles de expresiones útiles en los estudios culturales latinoamericanos de esta época. “Comarca oral”, más metafórico, enuncia uno de los temas y rasgo cultural latinoamericano a los que el autor ha dedicado más tiempo, su caballo de batalla. Esa comarca forma un volumen completo. De hecho es una expresión tan cara que sus distintos mails la contienen. “Comunidad imaginada”, equivalente de la tan mal usada o gastada “imaginario” –adjetivo sustantivado de proveniencia gálica– habla del país que se proyecta desde la vivencia de lo nacional en varias fechas que conciernen a los siglos XIX y XX. La “narración caleidoscópica” como el “viaje transcultural” son dos propósitos de someter la tradición de lectura de la novela Cubagua a una nueva vía de acceso gracias a las renovadas teorías de los fenómenos culturales latinoamericanos. “Cardumen narrativo” alude a los cuentos de Antonio López Ortega. Sin embargo en esta galería de términos no debería pasarse de largo por un sustantivo que es frecuente y continuo a lo largo de los años en los trabajos críticos de Pacheco, el humilde “pespunte” con el cual se permite describir su tarea de costura literaria. Dice el DRAL que es pasar la aguja dos vences por el mismo lugar. Es lo que queda resaltado y Pacheco aprovecha para buscar significaciones. Toda esta terminología no anuncia entonces un enfoque tecnocrático y


autoritario de la crítica literaria, profesoral, en el mal sentido. Al contrario. Hasta en las excursiones más teóricas aflora la vivencia personal del lector concernido y emocionado. Tales términos facilitarían asimismo hacer el repaso de algunos momentos de la obra crítica de Carlos Pacheco en busca de su definición de crítica literaria. Es un concepto centralísimo en quien expone permanentemente una clara conciencia que resulta evidente a la lectura. El lector de su trabajo crítico se da cuenta de que el autor a su vez se da cuenta de lo que es la crítica y con tal concepto razona todos sus asuntos. Comenzando por el final, cuando la experiencia de treinta y tantos años de labor ya enuncian su modo definitivo: que no existe una sola vía analítica o interpretativa que pueda dar cuenta de la totalidad literaria, derivada de que no hay un único acercamiento a la verdad real o ficticia de la literatura. Que la crítica parte del presupuesto inseguro de que la realidad no es tenida por estable, que las herramientas para abordarla tampoco son seguras en sí mismas. No hay nada único, exclusivo o para siempre. El observador no pronuncia las palabras definitivas. Cuando estudia las concepciones de la crítica en un fecundo autor como Alfonso Reyes –como se sabe, uno de los pocos autores continentales en tener una teoría literaria propia– encuentra que al final de su evolución, en el dilema entre lo sistemático y lo disciplinado contra lo artístico e intuitivo, vence el creador y el maestro Reyes pasa de crítico a ensayista: el crítico que corona su tarea sabiendo que ha de iluminar el camino del hombre. Supremo ejemplo en la cultura latinoamericana. Suprema inspiración para quien quiera apostar por la crítica ideal: define, describe, analiza, ordena, relaciona. A Pacheco pues le interesará entender la complejidad y diversidad inabarcable del fenómeno literario. A partir de una posición inicial, Pacheco examina su propio decurso y no demora en calificar sus inicios como cientificistas, hasta arribar en el sexto decenio de su vida a la madurez humanística: “Ninguna exigencia metodológica o ideológica debe separar al crítico del placer de la lectura y la escritura. En estas prácticas, al menos para mí, debe haber sistema, orden, plan; pero antes debe haber interés, disfrute, espontaneidad, conexión empática.” Habla también como muchos otros críticos del “hiperlector” que refiere, desde luego, lo que él piensa es un crítico literario como evolución de sus creencias anteriores hasta llegar a su posición presente. Ha habido el recorrido del conocimiento a la sabiduría. El de Pacheco, no es, desde luego, un caso único o aislado en la historia de la crítica aunque sí expone una nota personal que le ha permitido, sin caer en un potage ecléctico, mantenerse por encima de los dogmatismo doctrinales y analíticos, así como de las sucesivas modas y tics que ha conocido esa misma historia literaria occidental y latinoamericana en todos los años que Pacheco lleva trabajando. A destacar, también inmediatamente, como un peculiar rasgo más que estilístico de estilo intelectual, el que en todo ese tiempo haya rehuido las varias jergas –la “tecniquerías” de que hablaba Unamuno en su época- que se han sucedido unas a las otras en tan largo tiempo y han pugnado por ser el metalenguaje exclusivo de la academia entre la era estructuralista y posestructuralista, el universo de la posmodernidad y la crítica cultural, la multiculturalidad, etc. Claro y clarificador. Afán de entender lo otro. Serio pero no solemne. No se observa tampoco que haya hecho uso de sus estudios y ponencias para adelantar una pugnaz campaña contra las concepciones críticas ajenas o contra particulares escritores con los que antagoniza. Nada de descalificaciones, intemperancia polémica o de la amargura de ver que otros

piensan distinto. Ningún desdén hacia las letras venezolanas, desdén que es producto, dice, de una baja autoestima En sus trabajos escritos y éditos no se busca acentuar el relumbrón del hallazgo, la puya y la burlita, la ironía, el lucimiento. Es, repitámoslo, un estilo intelectual sosegado y equilibrado, caballeroso, en el que, cosa muy curiosa, quien resulta protagonista de sus trabajos críticos sobre obras, autores, períodos, conceptos, son todos estos y no la persona del crítico, que sin embargo está presente como subjetividad interpretadora, abierto con sinceridad a percibir lo que autores, obras, períodos, conceptos signifiquen. Ese estilo es una toma de posición ante sí mismo y ante el mundo. Perspectiva sorprendentemente apolínea, a la que no falta un poco de humor, que acaso facilite leer como un continuo su trayectoria en busca de sus puntos de concentración. Ideando periodizaciones que todavía no han sido establecidas y mucho menos aceptadas, sería muy restrictivo llamar a los finales de los años setenta en la cultura latinoamericana la época del posboon (se debería decir, como se acepta, bún). El término causa malestar. La polémica de la década anterior estaba cancelada en la fundamental o apenas daba coletazos. El pleito había quedado empatado toda vez que los adversarios de ambos bandos no habían ganado o impuesto una sola respuesta a la demanda de si fue un fenómeno cultural o un hecho de mercado. Ahora había otras obras que demandaban el interés de los lectores y exigían otras posturas críticas para entenderlos y ubicarlos. Con el tiempo, que hace la historia, tal vez al más famoso tema del momento haya sido la narrativa de los dictadores cuyos argumentos externos más notorios era que un grupo de narradores, independientemente, editaran simultáneamente en el curso de pocos años novelas sobre tal tema y que esas obras se convirtieran en fenómenos editoriales, menos que el bún, pero parecido. Y desde luego el significado de ese tema para la especificidad de la cultura y las sociedades latinoamericanas. Aquí se inicia Pacheco como crítico al producir varias monografías. El resultado de su trabajo se verá, por ejemplo, en 1987 en el volumen Narrativa de la dictadura y crítica literaria pero principalmente en el prólogo que escribe a Yo el supremopara Biblioteca Ayacucho, volumen publicado en 1986 aunque redactado mucho antes. Será el primero de sus temas, temas que en la crítica de Pacheco funcionarán como ciclos que se extienden a lo largo del tiempo. Fenómeno a la vez social y literario al mismo tiempo. La penetración de ese corpus narrativo lleva a la necesaria especialización en Yo el Supremo que es la suma y cumbre de semejante tema. De hecho, la obra de Roa Bastos llegará a representar una de las obras más difíciles, compleja, elusiva y de múltiples significados en la historia literaria latinoamericana. A ella dedica Pacheco diversos acercamientos graduales, particularmente tres a destacar aquí. Se parte del presupuesto de que esta novela es inabarcable en sí misma, que ninguna de las doctrinas y métodos que se le apliquen llegarán a agotarla. En un trabajo de 1982, en un Simposio de la Universidad de Maryland, inicia la exploración de las primeras claves de una lectura polifónica, que continúa en un trabajo publicado en 1994 en la RevistaLiteraria Latinoamericana y en el prólogo a Yo el Supremo de Biblioteca Ayacucho. En los tres se examinan y esclarecen las perspectivas dialógicas de Bajtin, su famosa polifonía tan apta para estudiar progresivamente los arcanos enigmas de la novela paraguaya. Se estudia su intertextualidad, el interjuego y la parodia. Yo el supremo, dice, no es la solución de problemas sino una plataforma de lanzamiento de problemas para el crítico y el lector, obra que 43


a su vez no es un juicio condenatorio o reivindicativo de una determinada realidad social, política, estética o moral. Ninguna crítica es suficiente, ninguna dará cuenta definitiva de un libro que se propone como la obra absoluta e imposible. Este es el efecto que la obra estudiada tiene en la conciencia del crítico y en su vivencia de lo que es la crítica. Esta temática viene de sus tiempos de investigador en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. Esa época singulariza la aparición formativa de la primera generación de un equipo de críticos que posteriormente tendrán relieve en las tareas académicas y en la elaboración de conocimientos. En este caso grupal el tiempo lo ha demostrado. La futura historia de la crítica en nuestro país tendrá que dar cuenta en su día de este conjunto de investigadores institucionalizados como de un período preciso a partir del cual se historie el capítulo contemporáneo. Segundo capítulo de la crítica académica iniciada en los años treinta en nuestro país. En los treinta y cuarenta y en los sucesivos los núcleos fueron el Instituto Pedagógico y la Facultad de Humanidades de la Universidad Central. De ellos egresan, respectivamente, nada menos, Domingo Miliani del Pedagógico, Guillermo Sucre y Orlando Araujo de la UCV. Les sigue con el tiempo la creación del Instituto de Investigaciones Literarias de la UCV y la creación de entes similares en otras universidades. Más tarde vienen las tareas de posgrado y doctorado latinoamericanista de la Universidad Simón Bolívar. El CELARG fundado por Domingo Miliani pretendía ser una especie venezolana del Colegio de México. De este último núcleo sale Carlos Pacheco. Crítica latinoamericanista y estudios latinoamericanos, pero ¿hay otra posible para un crítico paraguayo, hondureño o venezolano? De sus inicios Pacheco hace pronto un balance: “Leída veinte años más tarde, varios rasgos se hacen evidentes en la crítica que practicábamos entonces: uno, el afán documentalista, que nos enseñó el rigor en el manejo de fuentes, aunque al mismo tiempo nos convertía en obsesivos coleccionistas de datos y fichas bibliográficas; dos, el impulso contextualista, que nos llevaba a insertar y hacer dialogar el corpus literario bajo estudio con el presente socio-histórico; tres, la exigencia de un fundamento histórico actualizado; cuarto, la confesa y militante asunción de una voluntad pragmática y una posición ideológica de orientación genéricamente marxista; y cinco, la consideración de todos nuestros objetos de estudio en el marco de una dimensión latinoamericanista.” Mucho más tarde confiesa también: “Podríamos hoy ser bastante críticos de aquellos primeros palotes de nuestra carrera, especialmente en lo que se refiere al mencionado fanatismo documentalista y sobre todo a esa certeza ideológica que sentíamos invulnerable hasta lindar con la intolerancia.” Junto a la novela de los dictadores, acaso por exigencia misma del género literario, Pacheco se interesará simultáneamente por la llamada “novela histórica” que es una manera de estudiar la relación entre tiempo y ficción. Un repaso a la bibliografía principal de Pacheco daría como estadística que a este último tema ha dedicado no menos de diez sustanciosos trabajos, mientras que al tema de los dictadores dedicó seis y a la obra de Roa Bastos once. Este tema relaciona la obra de Pacheco con una larga tradición latinoamericana en la que se estudian los aspectos socio-históricos de los textos literarios. Registro crítico que a partir de los años ochenta del siglo XX se ofrece como medida de la producción cultural ante la historia. Además, si bien Pacheco acepta el magisterio de Ángel Rama, de Julio Ramos y las otras estrellas de este universo, su crítica no es crítica del discurso ni cae en la trampa de la terminología gongorina como aquella de la “práctica transnacionalizada”, “discurso 44

metropolitano” u otros términos semejantes. Crítica sin temor de lo “políticamente correcto”, o a lo “críticamente correcto” para la época. Que la ficción sea una historia alternativa conecta con el siguiente gran tema de Pacheco: la oralidad. Veintiún trabajos ha dedicado al asunto en su bibliografía principal. Parte de la certeza muy contemporánea del desmembramiento del logocentrismo, así como del eurocentrismo y el etnocentrismo por la visión alternativa y la diversidad. Antes de la historia y antes de las grandes narrativas, como diría el pensamiento de la época, está el texto hablado. Este es distinto del glosario al que tuvieron que apelar las narrativas criollista y nativistas. En la oralidad hablan los ágrafos. La palabra escrita no basta para comprender las variedades de la cultura. Este texto hablado es el origen del más acentuado interés temático de Pacheco: el cuento. Ha recordado como experiencia biográfica su vinculación con el cuento contado en su infancia y luego su dedicación privilegiada hasta convertir el cuento en el género literario preferido, incluso sobre la novela que tan puntualmente estudió porque el cuento es esencialmente ficción. Este interés se volcó en una pieza singular trabajada en compañía de Luis Barrera Linares: El cuento y sus alrededores. Aproximaciones a una teoría del cuanto publicada originalmente en l993 y ampliada el 97. Se trata de la recopilación de la poética del género, de Poe a Cortázar con trabajos decisivos. Para Pacheco significó al hallazgo como crítico y lector de un concepto angular y acertadísimo: la “competencia cuentística” que juega, como se sabe, con el concepto lingüístico de Chomsky. Necesidad de una definición para la comprensión académica del fenómeno, según las estrictas exigencias de un crítico que debe atender a la narratividad y ficcionalidad del texto, pero asimismo al placer y entera aceptación de que en el cuento siempre queda un no sé qué inexplicable. De la misma manera el interés de Pacheco no podría excluir de sus consideraciones un hecho como el llamado “minicuento”, tipo discursivo nuevo, en formación, reciente en la historia, tanto en Venezuela como en el mundo. No menos la repetida incidencia del cuento en la historia de la narrativa venezolana de ayer y hoy con su renovado auge en nuestros días, pese a la competencia comercial de la novela, también en auge. Él habla de tsunami narrativo. Posteriormente Pacheco, esta vez en compañía de Antonio López Ortega y Miguel Gomes, realiza la trabajada antología en dos tomos La vasta brevedad. Antología del cuento venezolano del siglo XX. Su discurso de incorporación a la Academia Venezolana de la Lengua fue el homenaje de lector empedernido al cuento de su país y a los excelentes practicantes de la esa narrativa en nuestro tiempo. En la actualidad Pacheco trabajó con Carlos Sandoval y Barrera Linares un asunto que llena de expectativas a los lectores seguidores y practicantes del género literario y de los libros de Carlos: establecer el canon del cuento venezolano. Cuántas controversias y coincidencias anunciaba ya semejante enunciado. La trayectoria crítica de Pacheco pasa, como no ocurre con frecuencia en otros críticos, por el trabajo de grupo. Como autor o codirector ha participado en las dos mayores experiencias de la crítica literaria en tanto conjunto ocurridas durante los últimos recientes tiempos. El primero es el volumen colectivo Nación y literatura, preparado con Luis Barrera Linares y Beatriz González Stephan. El libro recoge de la dispersión y ensambla en la unidad 60 trabajos críticos de 57 autores que van desde la formación de la sensibilidad criolla a la cultura petrodemocrática. Es una suerte de balance generacional pese a la diversidad y heterogeneidad de los participantes. El libro colectivo y representativo de una generación y una época. Recuerda que la


crítica académica venezolana tuvo se segunda etapa en los años setenta del siglo XX y era natural y resultaba natural y exigente que mostrara su patrimonio al finalizar el milenio. Su subtítulo señala, por una parte, la preocupación muy contemporánea de la crítica latinoamericana por entablar una relación entre el proceso literario y el proceso de la nación. Por otra parte, que es solo un fragmento de la intelección de la literatura: es el itinerario de la “palabra escrita” en la cultura venezolana. La magnitud e importancia de este volumen editado permite prefigurar lo que habría sido, de editarse, la obra monumental que este mismo equipo de profesores se impuso para elaborar a finales del XX y primeros comienzos del nuevo siglo Medio milenio de literatura venezolana, que ha venido quedando inédito por diversas razones editoriales. Muchos más temas y colaboradores para una obra de tres volúmenes. Una magnitud semejante tiene en el terreno de la crítica literaria contemporánea de Venezuela la obra con la que Carlos Pacheco corona su trayectoria de escritor. Se trata de

la publicación más o menos simultánea de tres volúmenes en los que se recoge su obra dispersa de más o menos treinta años. Bajo el nombre común de “Ojo crítico” se juntan los trabajos dedicados respectivamente a la teoría y práctica del cuento, al uso de la crítica y los intelectuales latinoamericanos, a la ficcionalización de la historia en la hispanoamericana y por último a la oralidad y la escritura en esa misma literatura. No es común, más bien es excepcional, que un crítico se disponga a publicar de manera sincrónica su valoración de la época moderna de la literatura del continente y de su país. Sus trabajos en equipo y los personales que apenas hemos mencionado singularizan la labor de quien, para la segunda decena del siglo XXI, representa el crítico venezolano más representativo. En el futuro, cuando se compile el canon de la crítica literaria venezolana de esta época el peso de los aportes de Pacheco que se perciben hoy no tendrá sino su confirmación.


Los primeros pasos en el periodismo de Vargas Llosa, retratados en un libro En una entrevista con Efe, Gargurevich, de 81 años, explicó que la idea de este libro, que es una reedición del que publicó hace diez años en la Universidad Pontificia Católica del Perú, surgió mientras navegaba por los archivos del diario La Crónica y se topó con una "cosa mejor que la que estaba buscando". nombres que se inventó.

Lima.- (EFE) Los primeros pasos en el periodismo del premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, con solo 15 años de edad en el diario La Crónica, cuyo ambiente le sirvió después de inspiración para su famosa novela "Conversación en la Catedral", son retratados en un libro del periodista Juan Gargurevich.

Pero además, según Gargurevich, que también trabajó en "La Crónica" aunque no coincidió con Vargas Llosa porque entró dos años después, el nobel peruano también escribió notas policiales que no fueron firmadas.

"Mario Vargas Llosa: reportero a los 15 años", publicado por Planeta, es el resultado de la investigación del historiador de la prensa peruana Juan Gargurevich, que presentará el libro en Lima el próximo sábado, cuando el nobel peruano cumple 79 años.

El fuerte de "La Crónica" era la información policial que publicaba "con absoluta irresponsabilidad", ya que se inventaban los datos para "dar color" a las notas, recuerda Gargurevich que coincidió con Vargas Llosa en Radio Panamericana en 1958.

En su libro, Gargurevich atribuye a Vargas Llosa varias notas En una entrevista con Efe, Gargurevich, de 81 años, explicó que la idea de este libro, que es una reedición del que publicó sobre sucesos policiales que conmovían en aquella época a los hace diez años en la Universidad Pontificia Católica del Perú, limeños que estaban bajo la dictadura de Manuel Odría. surgió mientras navegaba por los archivos del diario La Crónica y Una de ellas sobre la joven artista francesa Jacqueline André se topó con una "cosa mejor que la que estaba buscando". que rodó por los acantilados de la Costa Verde limeña y fue Lo que Gargurevich encontró fueron las primeras notas encontrada muerta en la madrugada al pie del mar. firmadas por Vargas Llosa en 1952, cuando inició su aprendizaje Gargurevich dijo a Efe que Carlos Ney Barrionuevo le contó periodístico durante sus vacaciones escolares tras dejar el que Vargas Llosa ponía el color a las notas policiales porque "era Colegio Militar Leoncio Prado. muy imaginativo" y hacia muy buenas descripciones. Gargurevich recrea el bohemio periodismo limeño de los años En opinión de Juan Gargurevich, el impacto principal que tuvo 50 en el tabloide La Crónica, en el que el joven Vargas Llosa entabla amistad con otros redactores como Carlos Ney para Vargas Llosa su paso por La Crónica es que lo hizo Barrionuevo y Milton von Hesse, quienes junto con el asomarse a "una realidad que él no conocía" de muertes, experimentado jefe de policiales Luis Becerra integraban un asesinatos, noches de trago y burdel y le hace "tener calle" a los 15 años. grupo que solía terminar las noches en algún prostíbulo. Fue el propio padre de Vargas Llosa quien puso fin a las El propio escritor recuerda en sus memorias "El pez en el agua" "las canas al aire de aquel verano de hombre grande" y menciona prácticas de su hijo en La Crónica al enterarse de que pasaba a Magda de la que cree que se enamoró "aunque entonces, sin "malas noches en lugares de dudosa reputación", explicó el duda, no se lo habría contado a ninguno de mis amigos de investigador en su libro. bohemia, pues ¿qué hombre en sus cabales se enamoraba de Para el también decano de la Facultad de Comunicación de la una puta?", recoge Gargurevich en su libro. Universidad Católica, "La Crónica" es un punto de partida para el En su temprana incursión periodística, Vargas Llosa firmó Nobel peruano, "es una pista de despegue" y le descubre que varios artículos de opinión en la sección editorial "Nuestros "con su pluma puede vivir". redactores", que aparecen completos en el libro de Gargurevich. Según Gargurevich, la novela "Conversación en la Catedral" El primero de ellos publicado el 16 de febrero de 1952 se titula son "memorias que tienen que ver con la experiencia en La "Esfuerzo a favor del teatro en el Perú" en el que Vargas Llosa Crónica". elogia la labor de Guillermo Ugarte Chamorro al frente de la En la segunda parte del libro, Gargurevich también explica las Escuela Nacional de Arte Escénico. diversas reacciones que provocó esta novela entre los A este artículo le siguieron otros dos de salud, otro sobre los periodistas del diario La Crónica en los que están basados chistes y un quinto sobre los espectáculos de cachascán algunos de los personajes de una de las obras cumbre del nobel (derivado del inglés "catch-as-can", agarra como puedas) en el peruano. que se burla de las peleas que sostenían luchadores con

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Los yermos de Fabio Morábito

“El poema funciona como trampa, al exponer como acciones únicas el ascenso de la lagartija por el muro y el espesamiento del matorral” LUIS MORENO VILLAMEDIANA

La obra de Fabio Morábito busca, de manera constante, conformar un espacio topográfico descentrado, a espaldas de las direcciones más acreditadas. Lo que sus textos conforman es como un hinterland metropolitano, casi utópico, donde se hacen posibles la transgresión y la excentricidad. Con ello, Morábito se permite la detallada descripción de unos usos que parecen responder a una lógica ajena al realismo literario, como si la creación de esos lugares preteridos asignara a los personajes y al propio argumento unas directivas inéditas difíciles de prever y de anclar. Sus textos consiguen retorcer el determinismo que Émile Zola propugnaba en Le roman expérimental, según el cual hay leyes que administran la conducta humana; la literatura, en consecuencia, tendría el propósito de hacer evidente esas leyes por medio de la observación de la esfera social. Más adelante, la teoría marxista y los discursos literarios respaldarían, con variaciones, el estatuto de ese correlato entre el comportamiento y su expresión. En cierto modo, Morábito establece en sus páginas una serie de suposiciones sobre los lugares que nos fuerzan a preguntarnos por la ecología de las rarezas anecdóticas, psíquicas, gestuales. Esa característica ya estaba en los poemas iniciales del autor como prematuras pautas de lectura: en el volumen Lotes baldíos, Morábito se refería a la “escritura nómada, //anónima, interior, /que todos entendemos. /Una ciudad sin ella //no es nada, está bien muerta”. En esos versos es clara la analogía entre el espacio y la escritura como soportes de acciones propias del anonimato. La naturaleza ambulante de esos trazos nos remite a la noción de un libro simultáneamente ubicuo e inestable, que sostiene la voz de la tribu y al mismo tiempo la dispersa. En general, eso daría a entender que el catálogo de esos textos urbanos es un despropósito; sin embargo, al enfocarse en esos signos más bien recónditos y hacerlos el fundamento de su literatura, Morábito elige su revaloración y nos permite reconocer una serie de operaciones humanas cotidianas y exaltadas, en ocasiones aún absurdas. Lo que se ejerce allí es, al cabo, una contradicción aparente: es la cualidad opaca, casi gris, de la ciudad lo que le da energía. No se vindica un régimen de exaltaciones capaz de ubicar y enfatizar los hitos de un tejido urbano, sino otro distinto, fundado en la atenuación y la señal de la privacidad.

Protegidos por el muro, asciende la lagartija, se espesa el matorral entre basuras. Si hay otra vida, que sea así. Atrás de un muro ser sólo botellas rotas, latas rendidas de lluvia. Las estrofas son una paradójica mise en scène: por un lado, hacen la apología de la inmovilidad y el desabrimiento, e insisten en ordenar una postal donde solo son visibles los residuos de un universo casi extinto; por el otro, son la preparación de una serie de narraciones que continuamente rebaten aquel carácter estático, pero se fundan en él. Los incidentes de muchos relatos aguardan en potencia en aquellos solares, como refutación de la línea que asegura que allí “no sucede nada”. El poema funciona como trampa, al exponer como acciones únicas el ascenso de la lagartija por el muro y el espesamiento del matorral. También, puede hacer pensar en una distribución espacial muy categórica, cuyo plano señala sin dudas los límites de los conurbanos. Sin embargo, la cartografía empleada por Morábito opta por la ambigüedad de las fronteras entre los diversos territorios y propaga la realidad de la “otra vida”, contigua a las botellas y las latas. Eso confirma una modalidad de representación que prefiere los énfasis asordinados de un suburbio cada vez más abarcador, que termina por desvirtuar la dialéctica que enfrenta las nociones de centro y periferia. Es allí donde, como indica Gina Saraceni, “el poeta descubre que también la basura que naufraga en su propio deterioro puede revelar otra verdad de las cosas”.

En La lenta furia, los escenarios mantienen esa cualidad menguada, como una forma de confirmar las particularidades de cada hecho y atribuirlas, siquiera en parte, a la súbita conciencia de la consunción total. Los objetos rotos y mellados resultan como los núcleos a partir de los cuales Morábito logra organizar sus cuentos. Ese ambiente semi-olvidado detrás de las paredes promueve variadas posibilidades de figuración, pero sólo pueden darle nacimiento a lo anómalo. Muchas páginas del libro describen con cierta distancia lo que resultaría un listado de conductas teratológicas si se aceptara de antemano la noción de Territorio de rarezas En el poema “Seis lagartijas”, muchos versos actúan como una normalidad. Pero no: lo que se declararía estándar es apenas revelación en reverso, a partir de la descalificación atenuada del una contingencia que cuenta como mito fundador de otras literaturas. Lo que se propone esa compilación es, más bien, paisaje: resaltar un cierto estatuto de lo surreal: los lugares elegidos son, La ciudad tiene lugares en términos artísticos, como mesas de disección extrapoladas donde no sucede nada, de su contexto primario, y de esa manera propician la frecuente lotes baldíos ocultos reunión de lo bastardo, lo onírico, lo fortuito, lo puramente previsible. tras una barda. Afuera, un número de teléfono se despinta, nadie compra. 47


Mircea Cartarescu: La poesía está en una feliz agonía desde hace 2.000 años Autor de novelas y volúmenes de cuentos traducidos a varios idiomas, la edición en castellano ha sido la primera que se ha realizado de "El Levante", a la que han seguido otras en francés, sueco o alemán. "Nunca me repito; cada libro toma una dirección distinta al Madrid.-(EFE) Mircea Cartarescu, considerado el más importante escritor rumano en la actualidad, destila poesía a anterior y creo que no me estimaría a mi mismo si continuara por pesar de que hace dos décadas que no escribe en verso, un un camino que creo que se ha cerrado", dice este autor que ha género que está "en una feliz agonía desde hace 2.000 años" y escrito "de todo menos teatro". en el que publicó en 1990 su epopeya "El Levante", que ahora se Pero asegura que no le interesa nada que no sea poesía y la edita en castellano. busca incluso cuando lee libros científicos, metafísicos o novelas Cerca de siete mil versos componen la versión original de "El realistas: "No me interesan los personajes, ni la trama, sino lo Levante", un clásico en Rumania y cuya versión en castellano poético de los libros y los sentimientos que se encuentran". publicada por Impedimenta en España y Latinoamérica ha sido Por ello, sostiene que pese a que no lo haga en verso siempre preparada por el autor para su traducción. escribe poesía aunque sea en forma de novela. Al fin y al cabo, "Hice un sacrificio convirtiendo el libro en prosa para que recalca, "la poesía es una forma de mirar el mundo". pudiera ser traducido", explica en una entrevista con Efe Para Cartarescu, "escribir es una gran y continua alegría" y no Cartarescu (Bucarest, 1956), candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones, consciente de que era la "única un trabajo, de tal forma que se siente privilegiado por haber conseguido poner en práctica su sueño de joven y hacer durante oportunidad" de que esta obra pudiera salir de Rumania. toda su vida lo que más le gusta. Autor de novelas y volúmenes de cuentos traducidos a varios También como profesor intenta transmitir su pasión por la idiomas, la edición en castellano ha sido la primera que se ha realizado de "El Levante", a la que han seguido otras en francés, lectura a los jóvenes, aspecto sobre el que cree que no hay que alarmarse demasiado pues dice que no se lee menos en la sueco o alemán. actualidad que en otras épocas y ve en los libros electrónicos Una obra que se enseña en las escuelas y en los libros de texto "una oportunidad, no un peligro". de su país y de la que el autor cree que se hará cercano al público español por su carácter mediterráneo. En el Mediterráneo se desarrollan las tres cuartas partes de esta epopeya, que comenzó a escribir en 1987, "en los peores años" de la dictadura de Nicolae Ceaucescu, recuerda el autor. La obra, que transcurre en el siglo XIX y contiene elementos muy orientales, "no es un simple viaje a través de la literatura rumana, sino también un poema sobre esa dictadura, sobre la revolución y el derrocamiento de un tirano detestable", en el que se podía identificar a Ceaucescu. Por eso, agrega, es también un libro político, una novela picaresca y un escrito de iniciación en la cultura y la poesía rumana pero también en las ideas universales del hombre y la historia que pueden trasladarse a otros países, especialmente en Latinoamérica. "Muchas veces bromeamos con la idea de que Rumania es un país latinoamericano que se ha perdido en Europa porque nos unen muchas similitudes", asegura Cartarescu, que siente muy cercanos a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Ernesto Sábato o Augusto Roa Bastos. Su paso a la narrativa la explica en el hecho de que sintió en cierto momento que la poesía moderna rumana "había llegado a sus límites" y por eso decidió "hacer otra cosa". 48


Opiniones deslumbrantes

ALIRIO PÉREZ LO PRESTI

Arturo Uslar Pietri, inicialmente a través de sus libros y artículos de prensa, pero particularmente mediante el uso de la televisión, desarrolló una labor educativa dirigida a grandes grupos de connacionales que difícilmente pueda ser comparada con la labor desarrollada por otros hombres de pensamiento. Además de esta labor de enorme valor pedagógico de difusión de la cultura, existe otro elemento, a mi juicio significativo que vale la pena analizar en relación a este inusual hombre: en especial a raíz del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, Arturo Uslar Pietri propició un fenómeno que con rareza se ve en las sociedades: que un hombre de pensamiento, un intelectual, logre establecer una relación directa con los ciudadanos que percibían en su figura un icono que lograba canalizar inquietudes, creaba confianza en quienes lo escuchaban, pero de manera primordial contaba con la credibilidad de la mayor parte de los habitantes. Fue una relación en donde las personas se vincularon de manera afectiva y cognitiva con un escritor, un hombre de ideas. Existen varias razones que permitieron que se diera ese vínculo tan loable y sin dudas inherente a una dinámica asombrosa. Es propio del ser humano que sintamos admiración y respeto por quienes poseen virtudes excepcionales o son capaces de realizar actividades que nos parezcan fuera de lo común. Se da con mucha facilidad con los deportistas y los artistas en general. Los primeros por sus habilidades físicas y los segundos por mostrar lo creativo, lo cual con frecuencia nos divierten y conmueven. En el caso de los hombres de pensamiento el asunto es un tanto diferente por cuanto la persona de ideas induce a que cuestionemos nuestras propias creencias y en definitiva nos pone a pensar. Que un ser sea admirado por su capacidad de poner pensar a todo un colectivo es una labor insólita y poco frecuente. Más rara en el caso de Uslar que adquirió el carácter de fenómeno de masas.

sustituida por el hombre que hace vida política con aspiraciones de poder, porque contrario a la figura de pensamiento, que promueve el cuestionamiento de las cosas e induce a las personas a pensar, en general los políticos hacen lo posible por producir el fenómeno contrario: Inducir a que en vez de cuestionar, se afirme y en vez de pensar se den como hechos irrevocables las acciones que el político realiza u omite. En este sentido, la función social del hombre de ideas se muestra como antípoda frente a las del político. Mientras el primero induce la duda, el segundo fomenta la creencia, al punto de exaltar las pasiones y llegar incluso a promover actitudes fanáticas. En términos generales los hombres que son convenientes para el desarrollo positivo de una sociedad son los que intentan unificar y los inconvenientes son los que tratan de dividir y enfrentar a las personas. Es inherente a los sistemas que aquellos espacios vacíos dentro de cualquier estructura sean substituidos o llenados con otros elementos. En el caso de Uslar y su enorme influencia en nuestra sociedad, el lugar que ocupaba no fue sustituido por otra personalidad o grupo de hombres que hicieran su sana y necesaria función. Por ello vemos cómo en la Venezuela actual, sean voces de hombres de pensamiento de otras latitudes las que vuelcan nuestro interés y deseo de escuchar lo que a bien tengan por opinar. Los venezolanos estamos pendientes de lo que personas de ideas de otros lugares dicen. Como ejemplo citaré dos casos emblemáticos de figuras pensantes a las cuales d e s d e Ve n e z u e l a s e l e s e s c u c h a c o n a t e n c i ó n , independientemente de que se esté de acuerdo o en desacuerdo con lo que opinan. Me refiero al peruano Mario Vargas Llosa y al chileno Fernando Mires. Ambos egregios, talentosos y reconocidos hombres de pensamiento que cumplen la función de críticos sociales en una nación que se quedó sin referentes de elevado nivel propositivo.

Las dinámicas sociales terminan produciendo sus propios liderazgos intelectuales, imprescindibles para su desarrollo. Es importante reconocer que mientras Uslar se mostraba como Estos son tiempos que inducen a que circulen las ideas y se un crítico social, sin ser copartidario de agrupaciones políticas en reinventen los talentos. Para bien de nuestra nación. particular, su grado de aceptación y credibilidad aumentaban. ¿Quiere decir que una persona intelectual y políticamente "independiente" tiene mayor credibilidad para el común de las personas que una figura que aspira a un cargo político? La respuesta puede ser afirmativa, y nos obliga a ver el duro contexto en el cual se encuentran los políticos honestos, que de por sí tienen puesta encima la lupa de la suspicacia por el hecho de aspirar a ser servidores públicos a través de la ocupación de un cargo en particular. Cuando un hombre del nivel de Arturo Uslar Pietri influencia una sociedad, al punto de convertirse en una especie de referencia "moral" e intelectual, su desaparición nunca será 49


Pérez Reverte, Murakami y 50 sombras entre los libros más vendidos

La historia del millonario guapo y sádico que capturó los caprichos de los lectores en febrero aún generaba grandes emociones en marzo, a poco de lanzada la película.

Montevideo.- Dos nuevos lanzamientos --la última novela del prohibida en España. español Arturo Pérez Reverte y la más reciente traducción del Nacido en Cartagena en 1951, Pérez Reverte se convirtió en japonés Haruki Murakami-- se abrieron paso en marzo en el mercado librero en español, aún dominado por "50 sombras de una de las figuras más importantes de las letras españolas tras dedicarse inicialmente al periodismo y cubriendo en particular Grey". conflictos de guerra. Su colección "Las aventuras del capitán La historia del millonario guapo y sádico que capturó los Alatriste" ha sido desde su lanzamiento a fines de los '90 un gran caprichos de los lectores en febrero aún generaba grandes éxito de ventas en el mercado en español. emociones en marzo, a poco de lanzada la película, pero las ventas comenzaron a recatarse para dar paso a las novedades 4. "Hombres sin mujeres", Haruki Murakami La última entrega del japonés Murakami es una colección de del mes. siete relatos "en torno al aislamiento y la soledad que preceden o A continuación, los cinco libros más vendidos en el mercado siguen a la relación amorosa: hombres que han perdido a una mujer, o cuya relación ha estado marcada por el desencuentro", hispanoparlante este mes: según publica la editorial TusQuets en su descripción del libro. 1. "50 sombras de Grey", de E.L. James Murakami, autor de la aclamada "Tokio blues", nació en Kioto El relato erótico del multimillonario Christian Grey y su relación sadomasoquista con la recién graduada Anastasia Steele en 1949 y dirigió durante años un club de jazz, género musical dominó el mercado del libro en 2011 y vuelve ahora a dominar las que impregna su obra. ventas gracias al estreno mundial de la adaptación al cine el 14 5. "La oculta", Héctor Abad Faciolince de febrero, con Jamie Dornan y Dakota Johnson. En el mercado colombiano en particular, la última novela de Grey es un multimillonario al frente de un imperio económico. Héctor Abad entró con fuerza tras su lanzamiento en noviembre, Anastasia es una estudiante ingenua y sin dinero. En el "cuarto dominando poco a poco las listas de éxitos del mes y rojo" del "golden boy", lleno de látigos, esposas y aparatos de destronando a los omnipresentes best-sellers de E.L. James y suplicios, el ejecutivo inicia a la joven en el sadomasoquismo. John Green. La historia versa sobre una finca en un lugar remoto de las montañas colombianas, donde han vivido varias Nacida en 1963 en Londres, Erika Mitchell (seudónimo E.L. generaciones de una familia. James) es una exejecutiva de la televisión que se dedicó Considerado uno de los escritores contemporáneos más inicialmente a escribir historias del género "fan fiction", en el que emblemáticos de Colombia, Héctor Abad Faciolince (Medellín, se reinventan los personajes de novelas populares. 1958) es escritor y periodista; fue columnista primero de la revista Semana y luego del diario El Espectador. 2. "El teorema de Katherine", de John Green Los lectores hispanoparlantes descubrieron a John Green gracias a su novela de 2012 "Bajo la misma estrella", que cobró impulso después de haber sido llevada al cine y catapultó la traducción de sus novelas anteriores. Publicada en inglés en 2006, "El teorema de Katherine", recientemente traducida al español, es la historia del joven Colin Singleton, con una afición por las chicas llamadas Katherine, quien se embarca en un viaje en carretera con su mejor amigo. Nacido en Indianápolis en 1977, Green es actualmente uno de los autores estadounidenses más importantes de la llamada "Young Fiction" o literatura juvenil. 3. "Hombres buenos", Arturo Pérez Reverte Lanzada el 12 de marzo, la última novela de Pérez Reverte cuenta la historia de dos académicos de fines del siglo XVIII que emprenden un aventurero viaje a París para recuperar la Enciclopedia de D'Alembert y Diderot, que entonces estaba 50


Prohibido hablar, prohibido reírse

SERGIO RAMÍREZ

El asalto despiadado de unos fanáticos yihadistas al periódico humorista Charlie Hebdo, y el asesinato masivo causado por este ataque, que diezmó la plana mayor de la redacción del semanario, entre ellos varios de los dibujantes de caricaturas de Mahoma, ha sido uno de los hechos que mayor indignación y repudio ha causado. Todo pasó hace ya algunas semanas, pero nunca se llega tarde a esta clase de acontecimientos. Se trata de un ataque a la libertad de expresión y un ataque a la libertad de reírse, perpetrado desde las oscuras cavernas de la ignorancia fundamentalista que se profesa como religión, porque la ignorancia también llega a ser una profesión de fe. Como no entienden de bromas, las risas las apagan a fuego de metralla. La indignación despertada por este crimen inaudito ha sido como una gran ola que ha estallado por todas partes, muy saludable en un mundo donde todos los días vemos amenazada la libertad de palabra por la pesada mano del poder. Periodistas decapitados por denunciar a los traficantes de drogas, y perseguidos y encarcelados por exponer los actos de corrupción gubernamental; diarios y revistas que se cierran por temor ante la represión, o por amenazas, o porque los gobiernos les quitan o restringen el acceso al papel de imprenta, o la publicidad oficial; estaciones de radio y televisión compradas por el poder, para acallarlas o mediatizarlas. De todo eso, que no son sino formas de intolerancia, tanto como la intolerancia religiosa, somos testigos a diario en América Latina. Pero al paso de esa ola de indignación, comenzamos a escuchar voces que nos preguntan si los redactores y caricaturistas de Charlie Hebdo no debieron ser más moderados para evitar así la represión brutal de que fueron víctimas. Nos dicen que si se hubieran abstenido de burlarse de Mahoma, porque todas las religiones merecen respeto, esa tragedia se habría evitado. O sea, que estaba en manos de las propias víctimas evitarse el riesgo de ser asesinadas, con solo hacer uso de la moderación y el buen juicio. ¿Por qué caer en actos de provocación, si uno sabe que en eso le va la vida? Esas reflexiones sobre la prudencia desbordan la infamia de los asesinatos de París, y se extienden a todo el oscuro territorio de la libertad de expresión, amenazada en tantas partes. ¿Por qué un periodista de esos que son asesinados en Honduras o en México no piensa mejor en la familia que va a dejar desamparada, antes de exponerse, con sus pertinaces denuncias, a la ira de los narcotraficantes o de los pandilleros? ¿Por qué mejor no se quedan callados los medios de comunicación que hacen revelaciones peligrosas para que no les pongan una bomba? ¿Por qué no guardan silencio los periódicos a los que reprimen negándoles papel, y así tendrán suficiente para imprimir todo lo que quieran, menos aquello que al poder no le gusta? Si se trata de una fiera que ya sabemos que es peligrosa, que tiene colmillos afilados, y no entienden ni de chistes ni de bromas, ¿la sensatez no nos indica que no debemos provocarla, ni burlarnos de ella, ni reírnos en sus narices? Estos razonamientos son parecidos a los que se usan para eximir de culpa de los agresores sexuales. ¿No harían mejor las mujeres 51

en vestirse de manera recatada, en lugar de usar provocativos escotes, o minifaldas atrevidas? Son ellas las que los incitan al pecado, y después no deberían quejarse si las violan. Si esta lógica de la cobardía prosperara, estaríamos aceptando que la libertad de expresión debe ser cedida por partes, según la conveniencia de la sensatez lo vaya dictando, y luego, cuando abriéramos los ojos, nos daríamos cuenta de que la hemos cedido toda, y la hemos dejado en manos de quienes, gracias a nuestra prudencia, la estarían ahora administrando: los fanáticos que solo saben leer en las páginas en blanco del libro de la ignorancia. Los capos del narcotráfico. Los dueños iluminados de la verdad. Los autócratas que tienen proyectos de redención para sus pueblos, y a quienes la palabra libre estorba sus planes. Y habríamos cedido también el saludable derecho de reírnos en público. De reírnos de las ideas fijas y solemnes, de las verdades cerradas, de los personajes pomposos que tanto se toman en serio a ellos mismos, de las ridiculeces y de las iniquidades del poder, de los políticos corruptos, de los oropeles y fastos con que se visten los reyes del narcotráfico y sus acólitos. Permitiríamos ser expulsados del mundo de la risa, que es por naturaleza irreverente. No hay risas reglamentadas. Y como la risa es un don creativo, también los administradores y censores, o supresores, de nuestra libertad nos exigirían entregar el resto de nuestras potestades creativas. Escribir solo aquellas novelas que no ofendan al Dios autoritario que los extremistas tienen en sus cabezas; no más caricaturas, canciones ni películas opuestas a la fe de otros, que debemos respetar al precio de pagarles el tributo del silencio. Un escritor argelino, Kamel Daoud, se está viendo en esas ahora mismo, después de la publicación de su novela Meursault, contrainvestigación, candidata en Francia al premio Goncourt. Un oscuro clérigo salafista que dirige el grupo Frente Despertar Islámico, nada versado en literatura, tildó al novelista de enemigo de la religión, y llamó a su ejecución pública “por la guerra que está instigando contra Dios y el profeta”. Ahora Daoud se halla bajo amenaza de muerte, aunque la solución, para su tranquilidad, hubiera sido presentar primero su libro a la censura de un ungido de la fe, que apenas sabe leer, a fin de que suprimiera lo que no fuera de su gusto. Y los caricaturistas de Charlie Hebdo estarían vivos si hubieran hecho lo mismo, someter sus dibujos a los dueños de la sanidad religiosa, que no entienden de bromas ni de risas. Así viviríamos todos felices, serios y callados, contemplando en la pared de nuestras celdas mentales el rótulo: “Prohibido hablar, prohibido reírse”.


Norma Isabel Pinto

Asistí a un excelente concierto de nuestra orquesta donde se interpretó la maravillosa Sinfonía N° 6 en Fa mayor de Ludwig van Beethoven mejor conocida como “Pastoral”. Una obra inspirada en el campo y que captura magistralmente la esencia de la Naturaleza. Para los que hemos visto la película “Fantasía” de Walt Disney, al oír la sinfonía Pastoral, nos resulta inevitablemente difícil no trasladarnos al escenario mitológico del monte Olimpo que diseñó Disney para sus dioses griegos, mientras danzan y se divierten en verdes prados de manera elegante y graciosa. Pero más inevitable aún, es ubicarme en aquella película estadounidense de 1973: “Cuando el destino nos alcance” (Soylent Green en inglés) protagonizada por Charlton Heston y Edward G. Robinson, basada en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! del escritor de ciencia ficción Harry Harrison. La trama de la película se ubica en el año 2022, en la ciudad de New York habitada por más de 40 millones de personas. El largometraje nos presenta un futuro distópico, una sociedad indeseable en sí misma donde aparecen dos grupos físicamente separados: una pequeña élite que mantiene el control político y económico de la ciudad, y disfruta de libertades para acceder a ciertos lujos como carne, verduras, jabón de baño y agua caliente para ducharse; y otro grupo mayoritario que vive en las calles o hacinado en edificios totalmente precarios, que sobrevive solo con agua embotellada y dos variedades de galletas como única fuente de alimentación: soylent rojo y soylent amarillo, debido a que la producción de alimentos naturales se extinguió por el efecto invernadero. El asunto es que la compañía Soylent, que es la que fabrica y provee los alimentos procesados de concentrados vegetales, está sacando al mercado un nuevo producto llamado Soylent Green (soylent verde) basado en plancton marino, según dice la empresa. La situación se complica cuando un joven policía llamado Robert Thorn (Charlton Heston) se ve involucrado en la investigación del asesinato de uno de los principales accionistas de la empresa Soylent, y aquí es donde la cosa comienza a ponerse interesante. Thorn vive con su amigo "Sol" Roth (Edward G. Robinson), un anciano que se ha quedado con los recuerdos del pasado y se la pasa contándole a Thorn acerca de las bondades del planeta, de cuando era más habitable y había suficiente comida y agua para todos. Como Thorn no ha conocido un mundo diferente a este desastre ecológico donde habita, pues no muestra mucho interés, e incluso le cuesta creer las historias que le cuenta Sol. En el desarrollo de la película Thorn visita el sitio donde asesinaron al ejecutivo de la empresa Soylent. Cuando llega al apartamento comienza a recorrerlo y se encuentra maravillado con algunos productos que jamás había visto: una nevera con alimentos frescos, licores, un baño con ducha, agua caliente, 52

Ellos no Saben

jabón de baño, una biblioteca, etc. Aprovecha su condición de policía y agarra varias cosas y se las lleva para su casa. Esa noche Sol le prepara una cena, donde por primera vez Thorn prueba los exquisitos manjares de ese pasado. A partir de una investigación, Sol descubre una terrible verdad relacionada con el Soylent Green y decide ponerle fin a su vida en un sitio llamado El Hogar, que permite el suicidio selectivo de manera legal. En El Hogar se le recrea a la persona el mundo como era en su época de juventud mientras su vida se va extinguiendo. Thorn logra entrar al lugar y consigue a Sol en una sala aislada separada por un vidrio. Lo tienen en una camilla frente a una enorme pantalla donde se ven las imágenes de ese mundo maravilloso que el siempre le ha contado, con praderas, cascadas, verdes montañas, manantiales, animales, etc. mientras oye la Pastoral de Beethoven que el mismo ha seleccionado como música de fondo para su inevitable muerte. Thorn observa con asombro las imágenes de ese mundo desconocido, y con lágrimas en los ojos le dice a Sol por un micrófono antes de que sus ojos se cierren para siempre: “I didn´t know” (yo no sabía). Sin tratar de idealizar tiempos pasados, creo que la misma situación se está dando con nuestros niños y jóvenes: “They don´t know” (ellos no saben), porque durante los últimos años se han acostumbrado a una realidad que para ellos pareciera normal. Se han habituado a vivir sin agua y sin luz, en constante miedo cuando ven un motorizado, mirando para todos lados cuidando que no les roben la cartera o el celular. Ellos no saben lo que son juguetes de buena calidad o de variedad de golosinas, solo conocen anaqueles vacíos en los supermercados y se han acostumbrado a lo que hay, además de las colas interminables para conseguir alimentos. No estamos muy lejos del 2022 y mientras haya orquestas seguramente vamos a seguir oyendo la sinfonía Pastoral de Beethoven. El problema hoy día es el otro y pareciera que el destino ya nos alcanzó, pues es un hecho la escasez de agua y de vivienda digna, la gravedad de la crisis energética, y ni hablar del desabastecimiento de alimentos y productos elementales como el jabón de baño y el papel higiénico, entre otros, algo que se ha vuelto realmente alarmante. Pareciera que algunos están muy conformes con sus galleticas rojas. Yo ni de casualidad.


Rosa Montero: "La memoria es un cuento que nos contamos para vivir" Buenos Aires.-(EFE) La memoria es un cuento que nos contamos a nosotros mismos, cambiamos continuamente y nos resulta esencial para vivir, asegura la escritora española Rosa Montero que, en una entrevista con Efe en Buenos Aires, reconoce que la escritura "es parte de lo que me mantiene en pie".

Montero presenta en estos días en la Feria del Libro de la capital argentina "El peso del corazón", una novela en la que recupera a Bruna Husky, una detective replicante en el mundo del año 2109.

Tampoco hay una cultura de la vida, "no estamos preparados para vivir. Nadie vive en el presente, todo el mundo vive con la maleta de piedras del pasado y proyectando a un futuro inexistente". Por eso, "el momento de la felicidad nunca llega, porque nunca vivimos el presente".

Montero presenta en estos días en la Feria del Libro de la En este juego perverso, la memoria personal ocupa un papel capital argentina "El peso del corazón", una novela en la que recupera a Bruna Husky, una detective replicante en el mundo fundamental, porque "es un cuento que nos contamos y cambia todo el rato. Nos es esencial para vivir y nos permite dar una del año 2109. cierta apariencia de orden a nuestras vidas", asegura. Un trabajo que se sale de los límites del género de ficción y La memoria pública "son muchos cuentos" y "la democracia que, explica la autora, es una mezcla de novela negra, política, permite que emerjan varias memorias históricas". romántica y de relato mítico. En el caso de España, "se está volviendo a recuperar la Husky es fruto de un "mundo propio" que Montero ha creado memoria" histórica y, aunque es un proceso lento y complejo, "no aprovechando "todos los recursos de la literatura del siglo XXI". somos desmemoriados", ni el caso español es el único, "pasa en Bruna, que nació en "Lágrimas en la lluvia", "se ha convertido muchos países". en un personaje fortísimo para mi", admite la escritora, "el Rosa Montero considera que crisis, como la que golpea a personaje que más me gusta" y que "se parece mucho a mí en lo España, tienen costes sociales "monumentales" que están profundo”. afectando especialmente a los jóvenes e incluso a los niños. La detective es "una fiera, más exagerada que yo. Ella es como Sin embargo, en material cultural se muestra más optimista y un tigre encerrado en una jaula, y yo como un gatito metido en apunta que estos periodos suelen dar paso a un "florecimiento de una caja de cartón", continúa. la cultura, del ingenio y la creatividad" porque se buscan canales Ambas comparten las mismas obsesiones -la memoria, la alternativos para crear. muerte, la identidad -, temas que han acompañado la literatura "Estamos en un momento maravilloso" para literatura en de Rosa Montero desde su primera novela, "Crónica del España, opina Montero, que augura que, pese al avance de las desamor" (1979). nuevas tecnologías y de los libros digitales, sus próximas "Todos escribimos siempre sobre nuestros mismos fantasmas, novelas se seguirán leyendo en papel. intentando encontrar la mejor forma de contarlo", apunta "En mi propio mundo, en 2109, sigue habiendo libros en papel", Montero, que ha logrado con la literatura una forma de subraya, mientras adelanta que está ya volcada en una nueva enfrentarse a esos miedos. novela "contemporánea y urbana", de la que no quiere dar "Desde que me recuerdo como persona, me recuerdo detalles, y que Bruna Hasky le está pidiendo volver con una escribiendo", continúa. "La escritura forma parte de lo que me tercera entrega. permite mantenerme en pie". "Tengo la sensación de que va a ser lo mejor de mi", adelanta En "El peso del corazón", Husky se enfrenta a una trama de Montero, segura de que "lo mejor de mi vida, está por llegar". corrupción internacional y se muestra obsesionada por la fecha de su muerte, que los replicantes conocen desde su creación. En la vida real, "no se podría vivir sabiendo cuando vas a morir", señala la autora de "La función Delta", convencida de que los escritores "estamos más obsesionados con el paso del tiempo y la muerte que la mayoría". Montero lamenta que la cultura actual no sólo no contribuya a que las personas acepten la idea de la muerte sino que la "escamotea, la esconde". "Hay una cultura de negación" y "es nefasto". 53


Sánchez Ferlosio: "El capitalismo está destruyendo el mundo" Este nuevo título, "Campo de retamas", con mucho material inédito, es la oportunidad de poder hablar con el Premio Cervantes 2004, el mejor y más completo escritor español vivo, para muchos. Madrid.-(EFE) Toda una vida dedicada al estudio, al lenguaje y a la escritura, Rafael Sánchez Ferlosio no publicaba desde hace cinco años, aunque no ha dejado de escribir ni de observar la realidad y el extravío humano. Ahora, a sus 87 años, publica "Campo de retamas", con todos sus pecios o reflexiones. Un libro, editado por Literatura Random House, que es el exquisito bocado que antecede a la publicación de casi toda su obra; la reedición de sus novelas y la publicación de sus ensayos y artículos para final de año. Y este nuevo título, con mucho material inédito, es la oportunidad de poder hablar con el Premio Cervantes 2004, el mejor y más completo escritor español vivo, para muchos. "El capitalismo está destruyendo el mundo", dice a Efe Ferlosio (Roma, 1927) ante una pregunta sobre Podemos, formación de izquierdas de cuyos integrantes dice que "son como niños, lo que dicen es de cajón, pero imposible. No sé -confiesa- cómo se puede ir contra el capitalismo tan feroz que tenemos encima".

publicidad, que se ha hecho la dueña del mundo. Es la protagonista, se cuela en todas las partes y es lo que más se ve, como en las llamadas revistas femeninas. Hoy es todo belleza, moda. La televisión es pura publicidad. Es terrible". "Y hasta en Venezuela, un país que no tiene ni para comer continúa-, las jóvenes se operan de estética, como muestran las revistas, mujeres infantilizadas. Es una pena. Hemos pasado del feminismo del siglo XX, una palabra que les debe parecer antigua, a la 'feminidad' que es la palabra del siglo XXI. El siglo XXI es el siglo de la feminidad", subraya. "La publicidad también está en las novelas, el cine, se ha quedado en la cultura y la mujer lee muchas novelas. El origen de las novela es para las mujeres. También el Quijote creo que en parte fue escrito para las mujeres", añade este apasionado de la lingüística, de sus frases largas y subordinadas, su famosa hipotaxis. "Las frases largas también fracasan, las frases tienen que ser respiratorias", añade.

Obsesionado también con la escritura y la lectura, Ferlosio Opiniones vertidas con la máxima pulcritud intelectual, que es la que caracteriza al autor de "El jarama", la novela por la que antes devoraba periódicos. Recortaba y recortaba y hoy tiene ganó el Nadal en 1955 y que ya detesta, como a la precedente, numerosas carpetas con apuntes y escritos, aunque reconoce que aunque está bien de salud, se cansa y solo lee dos rotativos, "Industrias y andanzas de Alfanhuí". "El País" y "ABC". Tímido y tierno, con esos ojos de búho siempre en posición de Pero tiene a alguien que le pone muy en conexión con la vida y vigía, Ferlosio no da importancia a que toda su obra se edite ahora en Ramdom House, tras haber estado sesenta años en es un nieta Laura. La casa está llena de sus juguetes y Ferlosio la Destino. "No tiene importancia eso, no sé por qué los periodistas acompaña a sus recitales en un coro, sigue sus buenas notas e se la dan", subraya. "Todo eso lo hace el editor (Ignacio incluso va con ella al cine, algo que no hacía desde hacía años. Echevarría)", quien se ha encargado del excelente cuidado de Pero a Ferlosio le duele dice "las catástrofes del siglo XX", y le "Campos de retamas". preocupa mucho las causas internacionales, como la reelección El libro reúne sus aforismos, sus dardos, sus opiniones sobre el de Natanhayu- "porque amenaza la guerra", advierte. poder y el sustrato ideológico que se esconde bajos estereotipos Además de otra de sus constantes preocupaciones que es su y frases comunes, sobre la guerra, el cine, las revistas femeninas, el deporte, la cultura, "como instrumento de control rechazo al deporte. "La apología de deporte es la reina de las social", el mercado, la sintaxis, el lenguaje u Occidente, entre relaciones de poder", precisa. "No me gusta el sacrificio, al final todo se resume en ganar o perder, no hay otra", concluye. otros bocados. Y es que Ferlosio no ve razones para ser optimista. "No tiene Todo para demostrar que el exceso de profundidad no es bueno, que "la verdad no está siempre dentro del pozo", como sentido el optimismo" y lo ejemplifica con una palabra en alemán, dice en el epílogo del libro, donde pide que no se le tome "Schwarzseher", que explica muy bien su ser: "el que ve todo negro". demasiado en serio. Algo que es imposible porque su prosa y su pensamiento se hacen adictivos y necesarios, como su conversación, que salta de su repulsa por el deporte a su interés por el canciller alemán Otto von Bismarck -"fue un retórico y un llorón, pero inventó la sociedad de bienestar, pactó y marcó al ejército"- o su máxima obsesión y preocupación hoy: el dominio de la publicidad. "Lo que más me interesa por encima de todo -recalca- es la 54


UN GRAFFITI EN LA PARED

Denis Pérez

Estas son horas menguadas. He notado vehementes deseos de volver a mi casa. Mi casa es tal vez solo una representación simbólica gestada en mi pensamiento con magia propia que me coloca misteriosamente en un marco de tiempo y espacio ya remoto. Cuarenta y dos años atrás. El reino de mi infancia. Eran días en que todavía usaba pantalones cortos. Que tal vez no había mudado los dientes totalmente o quizá aun me chupaba uno de mis dedos. El espacio es la fotografía de un cuarto, una esquina y un grafiti. Un cuarto que hacía esquina en el cruce de calles de una barrida popular de Carora: Pueblo Aparte. Las calles son la Lídice y la San Pedro. Allí estaba erigida una de las casas donde viví. Un ángulo muy castigado por el sol, una ausencia casi total de porches sembrados con rosas como corresponde a las casas de todo pueblo del interior del país, y sí, una que otra vez, una simpática caravana de cabras yendo muy disciplinadas, casi en formación militar, hacia un destino incierto pero alentado seguramente por su instinto animal caprino. La casa en que viví durante mi primavera y espigamiento, era más amplia, no se reducía a un único cuarto, sino dos. Altos, con paredes frisadas de bloques, pasillo y zaguán con su piso de cemento muy bien lustrado. Ventanas batientes de madera con rejas de metal que daban solamente a la calle Lídice y un patio modesto que era vigilado con mucho celo por un cují caprichoso, que se negaba a morir y al que extrañamente nunca vi que le permitiera a los pájaros su derecho de anidar como Dios manda. Desde luego, el patio sí honraba la tipicidad de toda vivienda pueblerina nacional. Albergaba una especie de tímida fronda. Francamente muy pequeña, donde solo crecieron cayenas y botones de zábila, y donde mi abuela sembró una horqueta de tres puntas para sujetar la tinaja de agua fresca que se mimetizaba, sin embargo, con el anémico follaje. Había también, mas al fondo, un espacio para el gallinero, para una pipa de agua asentada en cuatro piedras traídas de alguna quebrada aledaña que siempre estuvo allí erguida como un policía de rolo. Un limonero donde se recogían las gallinas en el ocaso. Un almendrón gallardo y majestuoso, solo si lo colocamos en perspectiva del enjuto y endiablado cují. Un guanábano que nunca dio fruto. Y finalmente, no mas de seis latas de manteca, que mi abuela “Gacha” preparaba como si fuesen porrones, para sembrar allí plantas de Siempre vivas, violetas y amarillas, que colgadas de la pared, parecían bucles de una princesa en tiempos quijotescos. En rigor, ese ángulo catastral que mis parientes escogieron para vivir terminó constituyéndose en dos casas, una nueva, que fue la que recién describí, y otra vieja, de bahareque, con un solo cuarto, (el que capitaliza mis recuerdos y al cual deseo volver, pero sé que ya no existe), un zaguán anémico y penumbroso. La cocina comedor, donde “San Antonio”, esa deidad mas de Curarigua que Caroreña, tenía su humilde panteón, al que mi abuela acudía sin faltas todos los amaneceres mientras estuvo viva, a ofrendar sus rezos y plegarias y a depositar, alguna que otra vez, una monedita de plata en el recipiente de madera en forma de zapatilla, plata de verdad. Como la del Potosí. Más 55

fuerte que el bolívar de ahora. Todo en arrebato de fe y esperanza. Centrada, sin embargo, en que a la familia no le faltara el pan nuestro de cada día. A la casa nueva se le entraba por la calle Lídice. Para hacer lo propio con la casa vieja, había que entrar por una espacio no muy amplio, que daba directamente a la mesa de comer y al Santo negro, imán de los tamunangueros, donde debió haberse colocado una puertecita a la medida de la talla de quienes allí vivíamos, pero que nunca se hizo y menos mal que fue así, porque ahora que lo recuerdo, esta sala comedor era tan modesta y elemental, que parecía una choza bosquimana, no obstante que su verdadero encanto, estaba en el fogón. Pero es al cuarto de la casa vieja que ansío volver. No es solo el símbolo o la metáfora de mi casa. Es más que eso. Su única ventana de madera con malla metálica, también daba a la calle Lídice. Era oscuro y fresco como una ermita abandonada. El techo era un prodigio de paja con barro, madera y tejas. Contaba además con una cama que era una delicia, al menos para mí, porque aunque parecida a la cama legendaria de Miranda en La Carraca, sin colchón ni buenos resortes, cubierta solamente con recortes de telas, prendas en desuso y cartón; me permitía, sin embargo, atesorar profundos y reparadores sueños. Caer rendido, como se dice, en los brazos de Morfeo. Falta algo. El grafiti. Alguien lo estampó en una de las cuatro paredes. La pared más desnivelada de toda la casa pero quizá de la misma estirpe que el cují. Dura como una piedra. Nadie apostaba por ella. Llegó a doblarse como la columna vertebral de un paciente sicótico o también conforme los caprichos de las presiones del viento. Nunca cayó, pese a que muchas voces agoreras en el barrio vaticinaban con ahínco que de un momento a otro caería, y hasta se refocilaban con las ondulaciones que iba tomando la pared en forma de “S”. Creo que esa pared alguna vez fue verde. Quizá amarilla. Lo que me importa es que del lado interno, alguien estampo el grafiti. Permítanme contarles. En la cama de marras, descubrí un libro y puedo decir que en él hice mi primera lectura. Era una edición de bolsillo de las “Selecciones Read Digest. Leí solamente un artículo sobre una mancha en la piel a nivel de las costillas que tenía una persona y se le convirtió en cáncer. Yo tengo ahora, por cierto, algo parecido en mi costilla derecha y estoy chorreado. No solo por la posibilidad de que aquella primera lectura vaya a resultarme tan premonitoria y el tipo de la mancha, la referencia del mencionado artículo 42 años después sea yo mismo, pero con otro nombre y nacionalidad, ¡no! También estoy chorreado porque soy hipertenso y la situación de la salud, los hospitales y las medicinas en el país, está hecha una verdadera calamidad. Seca como toda nuestra topografía. Como la mata de guanábano que no da frutos. Desde esa cama me conecté con el grafiti. Siempre me ocupé de mirarlo con detenimiento. Quería entenderlo y no lo conseguía. Me llevaba la oración escrita en la mente y la repetía como un mantra pero no podía dar con la explicación y entendimiento de esa inscripción en la pared encorvada. Para


mis adentros, llegue a tener miedo de que la pared de verdad pudiera llegar a caer sin antes yo dar con el significado de aquella oración escrita con pintura negra. Me lo tomé como un enigma. A nadie le confié ni mis cavilaciones ni mi ansiedad. Fue tiempo después que entendí que solo era un slogan político. Que probablemente mi abuela, que era copeyana, en tiempos de caldera, quiso o permitió que allí, muy privadamente, se estampara en spray de color negro, con letra clara y legible, un mensaje político: “CAMBIO,… COPEY SI”. Los puntos suspensivos casi me vuelven loco. El verbo cambiar no lo entendía políticamente por causa de mi edad. Ahora sí, pero por causa del desastre político, social y económico que estamos viviendo en estos aciagos y abrumadores momentos. Ese grafiti me fijó muy bien el significado de cambiar política y socialmente las cosas cuando estas no funcionan. Ya en Caracas, toque el tema con un italiano vendedor de pizzas, en una esquina de Los Chaguaramos, en la ciudad de Caracas. Su nombre era Orfeo. Su negocio, la Roccolano. Este caballero con nombre de abolengo mitológico, me habló de sus últimos días en Italia y de que en su juventud estudio ingeniería. Era de poco hablar, el tipo. El día que realmente nos hicimos panas fue cuando me pidió que le facilitara un buen libro. Una buena novela. No dudé ni por un momento y le ofrecí “En nombre de la Rosa”, de Umberto Eco. A partir de entonces, nuestra amistad se hizo más sólida e interesante, sobre todo para mí, que súbitamente dejé de pagar las pizzas, conseguía dinero prestado cuando andaba mal de hacienda y conseguí una parada obligatoria donde soltar mis

arengas. Hasta que un día me ripostó lo siguiente, el amigo itálico: “Lo que pasa, Denis, es que aquí Uds. dicen de todo y no pasa nada. Así veo yo que entienden muchos en este país la democracia. Allá, no dices nada pero igual te joden porque eso es una dictadura. En una dictadura tienes que decir o callar lo que el régimen diga”. Como yo no sabía qué era una dictadura, mi aspiración ciudadana del momento se limitaba a militar en un partido socialista, a cuestionar a cal y canto la democracia blanquiverde existente, y si acaso, educarme en una mejor democracia, donde la institucionalidad, fuere, en el mejor de los casos, un ingrediente para el desarrollo del país, la libertad y el respeto de los derechos humanos. Había entonces muchos defectos, pero nunca imaginé, que como ahora, se haya desvirtuado tanto otro viejo grafiti que yo mismo escribí en aquella maltrecha pared, antes de que cayera, debajo del que me veló el sueño, señalando que: “El cambio…debe ser por un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”. Esa y que fueron palabras de Lincoln. A cualquiera le parecerá que son más bien de un adeco o un copeyano cualquiera. Yo la estoy pronunciando, como lo dijo Octavio Paz en el Ogro Filantrópico: “En fin, no pido nada del otro mundo, pido lo que tienen, cada uno a su manera y en dosis variable; un Mitterrand en Francia, un Felipe González en España, un Soarez en Portugal, un Teodoro Pektoff en Venezuela. Un poco de independencia, realismo e imaginación”.


Una novela original

RICARDO GIL OTAIZA

Desde hace algunos años les sigo la pista a varios novelistas españoles que han llevado carreras ascendentes. Se me vienen a la mente Javier Marías, Javier Cercas, Álvaro Pombo, Rosa Montero, Enrique Vila-Matas y Juan José Millás. De éste último, guardo un grato recuerdo de su novela El mundo (2007), ganadora del Premio Planeta, entre otros galardones, que me mantuvo sentado unas cuantas horas hasta que agotado cerré el libro con la satisfacción de haber leído una magnífica obra. Por cuestiones de la crisis la llegada de los libros españoles a Venezuela se ha hecho irregular, lo que de alguna manera trastoca poder seguir la línea ascendente de sus ingentes novedades. Tenía como opción la compra por Internet, pero la cosa se ha puesto tan escandalosa y los dólares tan escasos, que no me queda otra alternativa que esperar con calma las ediciones venezolanas, que salen a cuenta gotas por la escasez de papel y por los altísimos costos de producción. A finales de 2014 llegó a nuestras librerías La mujer loca(Seix Barral), de Juan José Millás. Quien lea de manera ligera y desprevenida el primer párrafo podrá sufrir un desencanto, o dejar de lado el libro, ya que son líneas flojas, aparentemente absurdas, que no todo lector está dispuesto a tolerar de entrada. La experiencia dice que atrapas en las primeras de cambio a un lector, o lo pierdes para siempre. Esto lo entiende un autor como Marías, que teje tal complejidad e intriga en su primera oración, que no nos queda otra opción sino caer rendidos ante el libro para develar lo que vendrá luego. Álvaro Pombo, hace otro tanto, suscitando una especie de complicidad con el lector que lo atrapa de inmediato. Cercas es más duro en este aspecto, y sus comienzos novelescos son en este sentido más tradicionales. Rosa Montero es una experta en el oficio de atrapar lectores, y ya en la primera línea nos tiene literalmente a sus pies. Vila-Matas, al igual que Marías, se devana los sesos en las primeras palabras y teje ante nuestros ojos toda una argucia narrativa que nos impele a seguirle hasta el final. En cambio Millás comienza un tanto light, ligero, pausado, como si su estrategia consistiera en ir calentando los motores hasta llegar a cimas de tensión e intriga. Claro, en este lapso corre el serio riesgo de que sus lectores lo abandonen, porque no todos tenemos la paciencia para estar de copilotos mientras el conductor se pone de acuerdo con la máquina en cuanto a fuerza y velocidad. Les transcribo el primer párrafo para que juzguen: "Pobrema, por ejemplo, jamás había sido escrita ni pronunciada, no estaba en ningún libro ni en ningún periódico, no formaba parte de ninguna canción, de ningún verso, ni de manual alguno de instrucciones". ¿Y? Se pregunta de inmediato el lector, tratando de indagar un poco más allá para encontrarle un sentido, una lógica (dentro de la dialógica narrativa), pero nada, vacío absoluto, tensa calma. Muchas páginas después vamos entrando en el denso torbellino novelesco, en una trama que arrastra por su descarada originalidad: una mujer un tanto desquiciada por la gramática teje su existencia en lo que las palabras dicen y no dicen. Adjetivos, sustantivos, verbos, adverbios, sintaxis y morfología se hacen dueños del escenario, y se echa andar una suerte de 57

tragicomedia que va in crescendo hasta alcanzar un nivel portentoso y magistral. A la larga esta mujer (llamada Julia) deja de ser el centro de la trama para convertirse en su excusa, y es entonces cuando irrumpen personajes como Juan José Millás (si, el autor se hace fábula y en su trama no pega una en la literatura ya que sus historias se le pudren), Emérita (una enferma desahuciada que desea morir por decisión propia), Micaela (la psicoanalista de Millás), el cura Camilo y Serafín (el esposo de Emérita), quienes entrecruzan sus vidas para generar una historia sobrecogedora, de gran fuerza dramática, que cautiva no sólo por la realidad que perfila (la eutanasia), sino porque en medio de tanto dolor es posible hallar también un resquicio para el humor y la esperanza.


Vargas Llosa alerta del peligro de la desaparición de los libros físicos El Premio Nobel de Literatura hizo estas afirmaciones en el marco del Foro Internacional del Español bajo el título El periodismo y el lenguaje Periodismo y literatura son contrarios y, aunque hay "periodistas y periodistas", consideró que es una "combinación El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa alertó del difícil hacer del lenguaje algo funcional y a la vez tener estilo". peligro "para la cultura de la libertad" que implicaría la En otras épocas "periodismo y literatura se confundían" y los desaparición de los libros y de los periódicos físicos, aunque grandes escritores eran grandes periodistas, como Azorín y otros confía en que esto no llegue a ocurrir. de su generación, así como Ortega y Gasset "con más del 80% Vargas Llosa hizo estas afirmaciones durante la conversación de su obra escrita para periódicos". que mantuvo con Antonio Caño, director del diario El País, en el Eso ha cambiado mucho, llegándose a veces a ese periodismo marco del Foro Internacional del Español bajo el título El que se ha convertido en fuente de entretenimiento y que ha dado periodismo y el lenguaje. origen al periodismo amarillo "que incurre en una distorsión de la "No creo que los libros desaparezcan, pero sí que se reduzca realidad con el objetivo de ser más escandaloso". tanto el público lector que los libros sean algo absolutamente Para él, uno de los peligros más grandes del periodismo es que marginal", afirmó el peruano y acotó que si ese proceso no se es capaz de sacrificar la verdad para ser más llamativo. detiene el resultado será trágico. (EFE)

Vargas Llosa no ha dudado en considerar que el lenguaje que También se mostró temeroso con que "la cultura de las pantallas" sea cada vez más la cultura de entretenimiento "lo que se utiliza en el periodismo se ha vulgarizado "y ya no hay palabras que no se puedan utilizar. Se ha cargado de verdad y de impediría el desarrollo del espíritu crítico". vulgaridad". Para el escritor, si la sociedad del futuro va a reemplazar las Las redes sociales han contribuido a ello y aunque no está en grandes novelas por series de televisión "el resultado puede ser un mundo en que desaparezca la libertad. Puede venir un contra "de ese periodismo de tabletas", cree que la abundancia retroceso hacia la barbarie, un mundo sin libertad manipulado de información ha hecho que se pierda la jerarquización que establece lo que es importante. por los poderes", dijo. Además, "la vulgarización y la falta de objetividad es tal que la Por ello, es importante defender los libros y la cultura de la palabra escrita "que produce mejores ciudadanos, con más revolución audiovisual te permite una manipulación de la sensibilidad, más imaginación y, sobre todo, mayor espíritu información que antes parecía imposible". crítico". Por otra parte, las redes sociales han contribuido a la Vargas Llosa recordó que su primer trabajo como periodista homogeneización del idioma "y el español se ha consolidado fue a los 15 años durante unas vacaciones de verano. "Andaba muchísimo". con vocación literaria viendo qué carrera alimenticia podía seguir Otro peligro es la limitación de caracteres en las redes sociales y pensé que el periodismo podía ser". "que afecta al lenguaje y a la información misma que puede verse Esta experiencia, recordó, "fue fascinante" para su trabajo de tergiversada, vanalizada y deformada". escritor posterior. "Desde entonces he hecho periodismo hasta el Para el escritor la gran pregunta es "¿cómo podemos cuidar el día de hoy", una actividad que desarrolla en paralelo con la de escritor. "Es una fuente magnífica y fundamental de lenguaje? Algo fundamental es no encasillarlo en partes rígidas ya que "una de las cosas maravillosas que tiene nuestro idioma experiencias". es que está en permanente creatividad, que se renueva y Durante el encuentro, el Premio Nobel consideró "muy enriquece. Creo que cuantas menos trabas haya mejor", interesante"" la relación entre periodismo y literatura, aunque el comentó. lenguaje que se utiliza en ambas actividades tenga "una Ante las críticas a la forma de hablar de algunos políticos, el diferencia muy grande". Premio Nobel dijo que "quizá no sea bueno para la democracia En el periodismo hay que buscar un lenguaje "que comunique despreciar sistemáticamente a los políticos, ya que tenemos el y lleve al lector a aquellos lugares que tú quieres transmitir". En la riesgo que los sustituyan otros personajes como los que han literatura, por el contrario, "es el lenguaje el que crea la historia, sembrado de sangre la historia". más que la experiencia vivida. Se trata de dos maneras muy El Premio Nobel de Literatura adelantó que un posible título distintas de utilizar el lenguaje, que en el periodismo es un medio para la novela en la que trabaja actualmente es 'Cinco esquinas'. y en la literatura además de un medio es un fin en sí mismo". 58


Alessandra Coronel

como un sueño que gira, despreocupado del éter y lo eterno nada te haría intocable luego de un viaje tan largo vagas libremente desde las profundidades de la historia y dices que los duendes trepan a tu espalda y que juntos profanan el Ávila así lo crees entre el humo y la distancia. donde todo lo que habita es un palpitar de luces un asalto a la palabra y a la montaña todo lo que siempre fue en la dimensión de lo vivido De repente Se precipita De repente. Estos cimientos simulando figuras y estrellas me hablan de la existencia de una fiera oculta entrar en la galaxia Bucare Constelación 21 planeta 21-B Ese planeta, el planeta Atesorando el viento y la fotografía que se eriza frente a la computadora. Escudriñas en lo lejano para llegar a la metamorfosis del espacio atestado de libros y calles que esperan

Puedo asumir este instante

por las prolongaciones de un sueño. donde los arboles corren y se fugan por la ventana espíritus que se reinventan en el éxtasis de la imaginación. Esto eres, y lo que se reconstruye Nadie habita la imagen más perdida de la fe No hay fe sin creencias Dudas Tiempo enjaulado Me cuentas que la ciudad revienta el cemento malicioso para que los pájaros huyan al corazón de la guitarra. que las flores hablan con sueño de mujer dormida pero los arboles huyen corren y se fugan por la ventana para probar la ¨Merengada de cambur más rica de toda la bolita del mundo¨ el desdoblamiento de una fruta que se reintegra a las flores para ser tu sueño nuevamente y evadir respuestas inconclusas. Continúas viendo la tarde como un lejano día un barco enorme que te ata a los árboles y al sol. La necesidad de existir más allá del más acá Mientras la piedra más suave del universo Te sonríe diciendo: ¨deja la locura José¨


ESCOZOR Leonardo Pereira M

Duele ser el elegido XII MI SEMEN en el altar de la ley Se hace dolor con tinte de sabio Volveré por la revancha XIII NO ALCANZO a espantar de mi celda Las voces de los muertos que reclaman mi Dios hecho a Imagen y semejanza mía XIV EL RIESGO es único Pero no tengo sino que recoger El Arco Disparar Y advertirles que no escucho la campana XV A ESTA hora empieza El carcelero a cortar raíces Debo interrumpir la ceremonia XVI SI PUDIERA recordar quién soy Este río no albergara misterios Mis noches de tigres emprenderían la Búsqueda Entendería porque Juandemaro Desteje el Apocalipsis Hablándome siempre de Gunter Grass Poco o nada me resulta celebre Un hedor a esperanza me mantiene en vilo Una bandada de Escorias Elevan mi alma pecadora XVII ESTA noche Me cubro de estallidos XVIII ME TEMO seco y asqueroso Asumo el sacrificio XIX SOLO me veo El espejo me lastima Hijo del verbo XX NUNCA vi tantos negros juntos Apesto a silencio XXI A LOS demonios No les agrada mi olor a soledad Huyen despavoridos

I ME esfuerzo Por saber quién soy Dicen que soy un cadáver insepulto Sé que dirán que soy maniático De espaldas me encontraran II No me agrada este muro Aquí todo hiede a mierda III ABRO mis ojos Y el espejo es inexacto IV ESTO Me arrebata Yo solo me tengo a mi mismo V SE QUE es imposible ocultar que soy el preso más peligroso Han descubierto que me masturbo /con la palabra VI PROCURO esconderme de mi yo La gloria me aguarda Nada parece más estable que mi muerte Este olor a azufre no me tienta No alcanzo a borrar los rostros De quienes creí mis amigos VII LA VIDA que soñé Se perdió en el inventario VIII ME diviso Muero de lluvia IX LADRO Me veo Disimulo No me acostumbre a este animal Que voy siendo X HACIA DONDE me llevara esta rabia El ocio resquebraja la ciudad que imagino No puedo disimular el temor a encontrarme Mi novenario aún no ha comenzado No basta con apedrear el pájaro Intenso es el látigo del amo Escucho que afuera piden mi libertad Mis mujeres piden a gritos mi cabeza Son mis amigos quienes llevan el hacha Hacia donde me llevara esta rabia. XI OTRO DIA la espina en el ombligo Espejismo a golpes de piedra Desbastan el escozor que queda Alambres de púas siembran en mi boca 60


Omar Ocariz

CONTROVERSIAL BIOGRAFÍA DE ELENA GARRO Primera esposa del Nobel mexicano Octavio Paz En el número anterior de nuestra revista CAROHANA, es decir el 7, en la página 46 se publicó una interesante entrevista titulada “Un libro explora el lado periodístico y el activismo de Elena Garro”, que la agencia de noticias alemana DPA le hizo a la profesora y escritora Patricia Rosas Lopátegui, autora de la biografía de Elena Garro, primera esposa del escritor Octavio Paz, Premio Nobel de literatura 1990. Esta entrevista, también, fue publicada en nuestro país por el diario El Universal, edición del 26 de febrero de 2015. La DPA la justificó en razón de que el 1 de marzo se llevaría a cabo, en el Palacio del Museo de Bellas Artes de México, la presentación de la reedición del III Tomo, por cierto con el título ampliado de “El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica” En honor al espíritu de ecuanimidad que rige e inspira nuestra labor editorial, nos hemos impuesto la necesidad de publicar dos trabajos adicionales en números subsiguientes de la revista digital CARHOANA, a objeto de que nos brinden un mayor caudal de información y de opinión sobre este polémico tema de la biografía de Elena Garro elaborada por la profesora Patricia Rosas Lopátegui. El primero, escrito por la magnífica periodista y escritora mexicana Elena Panitowska, Premio Rómulo Gallegos 2007, con la obra “El tren llega primero” y Premio Cervantes 2013, entregado el 23 de abril del 2014 en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Este trabajo titulado “Una biografía de Elena Garro”, fue publicado en la Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, de Ciudad de México, en su número 602 del domingo 17 de septiembre del 2006. El segundo, un trabajo interpretativo del ensayista, crítico literario y biógrafo mexicano Christopher Domínguez Michael, titulado “El asesinato de Elena Garro, de Patricia Rosas Lopátegui”, publicado en la edición de octubre del 2006 de la revista azteca Letras Libres, cuya dirección está bajo la responsabilidad del historiador Enrique Krause. Una biografía de Elena Garro Elena Poniatowska* ¡Qué escritor no quisiera tener un biógrafo tan enamorado de su personaje como Patricia Rosas Lopátegui! Su capacidad de entrega no tiene límites. Su admiración se desborda en cada página. Que Elena Garro era una seductora absoluta, queda comprobado en este libro que lleva el escandaloso título de El Asesinato de Elena Garro. Elena Garro y Helena Paz, foto tomada del libro Yo soy memoria

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Elena Garro fue un ser lleno de contradicciones y enigmas. Para ella nunca hubo medias tintas. ¿Se comió el personaje a la escritora? Elena es un icono, un mito, una mujer fuera de serie, con un talento enorme. A nadie deja indiferente. Impresionó a todos los que la conocieron, marcó con una huella indeleble a quienes la trataron; imposible para su hija Helena Paz vivir y "ser" sin ella. Sin embargo, con su muerte, no ha crecido su leyenda. Quien la sostiene con lealtad admirable es Patricia Rosas Lopátegui, que la envuelve en libros como caricias e insiste en que la recordemos y le rindamos tributo. Este tercer tomo, El asesinato de Elena Garro que le dedica, Patricia recoge artículos dispersos en revistas y diarios. Sin embargo, habría que asentar que Elena no tiene identidad periodística, es decir, quienes la tratamos la considerábamos una extraordinaria escritora, pero no una periodista. El periodismo no fue su profesión, la literatura sí, y la ejerció en forma maestra. Además de escribir esporádicamente en revistas de poca monta, salvo Siempre! (Sucesos y Revista de América no circulaban), Elena solo escribía (y muy bien) cuando algún acontecimiento suscitaba su indignación. El reparto de la tierra, la miseria de los campesinos, el líder de la cnc, Javier Rojo Gómez y Carlos Madrazo, el ingeniero Norberto Aguirre Palancares, el coprero César del Ángel, fueron sus temas. También escogió escribir sobre Régis Debray y Roberto Fernández Retamar, entre otros. Estos artículos, sin embargo, no añaden un centímetro a su estatura de novelista, cuentista y autora teatral. Patricia Rosas Lopátegui, profesora de la Universidad de Nuevo México, estudia la vida y obra de Elena Garro y la encumbra. Ningún biógrafo más apasionado por su sujeto que ella. Idolatra a Elena Garro, no le cuestiona nada. Le reza, la convierte en santa. Después de dos libros, Yo solo soy memoria y Testimonios de Elena Garro, nos da a conocer el último tomo de la trilogía, El asesinato de Elena Garro. Nos avienta de cabeza al mundo ardiente y peligroso del periodismo de la Garro, del que se sabía poco o nada, ya que publicó primero en Presente, un periódico de Cuernavaca desconocido en el Distrito Federal, y más tarde sólo lo hizo de vez en cuando en revistas como Sucesos y Siempre! Quizá en los primeros años, en 1941 en la revista Así, pudo considerársele una periodista de vanguardia, porque habló de la situación de la mujer cuando pocos lo hacían en una sociedad misógina y sexista. Las abnegadas mujercitas mexicanas debían bordar pañuelos con orillas de llorar y sonar la nariz de sus hijos. Nada mejor que el confinamiento para esos seres débiles y pasivos que paren con dolor. Elena Garro salió de su casa dando un portazo, y sólo con ese acto se convirtió en una amenaza para el statu quo. En los cuarenta, Elena entrevistaba a quien se le daba la gana y como se le daba la gana. Ningún jefe de redacción a quien rendirle cuentas, ninguna orden de trabajo como la recibimos todos los reporteros. Así, Elena escoge a la cantante de ópera Lolita González de Reachi (¿quién será?), le pregunta si su marido se opone a su carrera y le señala que "de Reachi" significa ser propiedad de un hombre. También dialoga con la


actriz Isabela Corona (a quién Juan Soriano le pintó un fabuloso retrato) y con la pintora Frida Kahlo, tres mujeres que luchan por destacar (bueno, Frida Kahlo luchó por sobrevivir). Ninguna de las entrevistas es memorable, en cambio un reportaje en la cárcel de mujeres sí lo es. "Mujeres perdidas" es una excelente crónica y, para hacerla, Elena convivió con las presas. Elena Garro tampoco se consideró feminista: "El día en que manejemos ideas propias, entonces seré feminista, pero mientras manejemos intelecto masculino, no soy feminista. [...] No. No hay mujer que haya tenido una sola idea." ¿Y Marie Curie? ¿Y Simone Weil? ¿Y Simone de Beauvoir? ¿Y Marguerite Yourcenar? ¿Y, en México, Sor Juana Inés de la Cruz, Frida Kahlo o Rosario Castellanos,su contemporánea? En las páginas que siguen abundan los comentarios de Patricia Rosas Lopátegui basados en la información de Elena Garro. Como Patricia no vivió los acontecimientos, sólo puede verlos a través de Elena. La información que Elena le da es un amasijo de contradicciones, cuando no de falsedades, lo cual hace que su trabajo sea sesgado y tendencioso porque las inexactitudes se vuelven imposturas. Parcial, Patricia Rosas Lopátegui afirma que su periodismo no es constante porque Octavio Paz la limita. Nos dice que en 1957 Octavio "accede" a que Elena se dé a conocer como dramaturga, cuando es vox populi que fue Octavio Paz quién, loco de entusiasmo, presentó al grupo Poesía en Voz Alta las obras Andarse por las ramas, Los pilares de doña Blanca y Un hogar sólido. Si viviera todavía Juan Soriano lo corroboraría. Un hogar sólido fue un prodigio al que tuve el privilegio de asistir. Elena, vestida de terciopelo negro, subió al escenario a recibir un prolongado aplauso al lado de Guillermo Dávila, gran amigo de Carlos Pellicer, Juan Soriano, Juan José Gurrola y otros, y Octavio no cabía en sí del orgullo. Sonreía aun más que Elena. Para esto, la mujer de teatro había escrito, según ella desde 1958, el espléndido drama histórico Felipe Ángeles que Coatl, de Ernesto Flores, publicó en Guadalajara en 1967, y otra obra maestra, Los recuerdos del porvenir, cuyo manuscrito extravió. Elena hablaba de un baúl mágico lleno de obras prodigiosas que se extraviaba en los países en los que residía. La semana de colores, publicado en 1958, es un libro maravilloso. Octavio Paz admiró a su mujer que no dejaba de asombrarlo, mejor dicho, de inquietarlo y desazonarlo hasta despeñarlo al fondo del infierno. Ella es la que brilla, la estrella, la de los propósitos que Paz festeja y necesita. La escucha arrobado, ríe de sus ocurrencias y concuerda con ella cuando ataca a éste y a otro. Discuten y él se rinde. ¡Qué hermosa pareja! Elena lo estimula y le rinde pleitesía. "Tus ojos son los ojos fijos del tigre y un minuto después son los ojos húmedos del perro. / Siempre hay abejas en tu pelo. […]/ Patria de sangre, / única tierra que conozco y me conoce, / única patria en la que creo,/ única puerta al infinito." Elena fascina no sólo a su marido, sino a quienes la cortejan. Es una mujer de mundo. También Octavio es un hombre de mundo. Enamoran, ríen, se burlan de pretendientes y pretendientas, son los reyes de la noche. Encandilado por todos los sentimientos encontrados que le provoca su mujer, Octavio Paz llevó el manuscrito de Los Recuerdos del Porvenir a Joaquín Diez Canedo, quien lo lanzó en 1963. Un año después, Octavio de nuevo se enorgulleció de que le dieran el Premio Xavier Villaurrutia, en 1964, aunque ya estaban separados. "Es la mejor escritora de México" declaró. Según Patricia, para Elena el trabajo de creación estaba prohibido y le era difícil escribir. Sin embargo, la misma Elena contaba que pasaba muchas horas

sola y que podía vivirlas a su antojo. ¿Quién le prohibía qué? Otra vez, según Patricia, Octavio Paz. Las contradicciones y las falsedades se van acumulando a lo largo de las páginas porque Elena es la única fuente de información y Patricia Rosas Lopátegui le cree a pie juntillas. A finales de la década de los cincuenta, Elena se preocupa por los campesinos de Ahuatepec, Morelos, y se enfrenta al banquero Agustín Legorreta. Convertida en luchadora social, fustiga al pri y alaba a Javier Rojo Gómez, que dirige la cnc. Nada le importa más que el reparto de tierras y la suerte de los indios, como ella los llama. "Me crié entre ellos y para mí son tan queridos como mi familia española. Aparte de esta razón sentimental los indios son las personas cultas del país […] Los indios son muy inteligentes, han sufrido mucho. Se les ha prohibido hasta tener memoria, porque la Conquista de México les quitó hasta la memoria, entonces ellos existen casi de contrabando y a escondidas... Me parece que lo que les sucede es un pecado terrible. ¡Y los quiero mucho y me produce mucha pena que los exploten de esa manera, que los maten de esa manera y que no tengan derechos!" Elena aparece en las reuniones campesinas en Morelos, a las que puede acceder gracias al líder campesino Cristóbal Rojas, director del periódico Presente, y causa sensación. También llega despampanante y furiosa al despacho del gobernador, al del procurador de justicia y todos los ujieres le ceden el paso. Ir vestida con prendas de Dior, de Chanel o de Jacques Fath es una estrategia para impresionar, como lo son los abrigos de piel y las suaves chalinas color beige o palo de rosa o verde pistache, los favoritos de Elena. Sorprende a todos, la reciben y su reacción ante ella oscila entre el miedo y el deslumbramiento. Ataca a los intelectuales: "Yo creo que todos están más o menos ligados con el gobierno, o tienen una chamba en el gobierno, o la han tenido. ¿No te parecen entonces una farsa sus gritos y sus grandes escritos?" A Octavio Paz le hace la vida de cuadritos, teme sus escándalos, nada peor que se le aparezca y le grite en cualquier restaurante. Todavía años después de su divorcio, cuando a Octavio lo hacen miembro del Colegio Nacional, en 1967, su máximo temor es que llegue Elena a sabotear el acto. "Elena es de armas tomar, es tremenda." También, como nos lo informa Patricia, desenmascara a la política cultural mexicana, su totalitarismo, la sociedad patriarcal, las "cabezas pensantes" que la mantienen marginada. Siempre que puede le pega a los intelectuales, cualquier ocasión es buena. Escribe en Sucesos para todos: "La Revolución careció de un sistema filosófico. Los intelectuales mexicanos acostumbrados a pensar poco y a disfrutar de muy buenas prebendas, se abstuvieron de ejercer el pensamiento y antes y después del asesinato de Francisco I. Madero prefirieron las carteras de ministro a la incertidumbre del desempleo." "Los intelectuales han jugado a todas las barajas", acusó en 1968. Según Patricia Rosas Lopátegui, mientras Garro hacía pública la barbarie de funcionarios, caciques y empresarios mexicanos, la obediencia de Octavio Paz al régimen era premiada con el puesto de embajador en India, en septiembre de 1962. ¿Cómo explicarse entonces la renuncia pública de Octavio Paz, en 1968, a raíz de la matanza de Tlatelolco? Elena Garro convivió con líderes campesinos y padeció el asesinato de Rubén Jaramillo. Lo conoció y trató a su familia: "Los intelectuales usaron la bandera de Rubén Jaramillo, pero jamás se ocuparon de él. Yo lo conocí, yo lo traté, ellos no." Años más tarde, gracias a otro líder campesino, Florencio Medrano Mederos, el fraccionamiento Villa de las 62


Flores, que pertenecía al hijo del gobernador de Morelos, Felipe Rivera Crespo, se convirtió en la colonia Rubén Jaramillo. En 1973 (Elena andaba huyendo), cuando fui a la colonia a hacer un reportaje que habría de publicarse en el libro de crónicas Fuerte es el silencio, los campesinos me preguntaron si no conocía "a otra güerita como usted", y resultó ser Elena Garro. "Quería enseñarnos a leer y a escribir para que pudiéramos defendernos." Lo cierto es que la cercanía de Elena con los campesinos es el fundamento de su mejor obra. Su preocupación es auténtica. Elena, católica, lucha contra el mal que se les inflige a los más pobres, le indigna el despojo de que son víctimas. Al defenderlos escribe sus mejores páginas y hace gran literatura. A Sergio Pitol le entusiasma "La culpa es de los tlaxcaltecas". "¡Es un cuento magistral!", exclama. Todo lo que escribió Elena fue más o menos autobiográfico: "Yo no puedo escribir nada que no sea autobiográfico; en Los recuerdos del porvenir narro hechos en los que no participé, porque era muy niña, pero sí viví –le confía a Roberto Páramo–. Asimismo en las dos últimas novelas, Reencuentro de personajes y Testimonios sobre Mariana, trato las experiencias y sucesos que me acontecieron en la multitud de países donde he vivido. Y como creo firmemente que lo que no es vivencia es academia, tengo que escribir sobre mí misma." Elena decía cosas muy buenas: "Cualquier experiencia o experimento es una aventura y la aventura es la cualidad superior del hombre. Una obra de arte es una aventura." "No me considero original; me ha interesado sobre todo tratar el tema del tiempo, porque creo que hay una diferencia entre el tiempo occidental que trajeron los españoles y el tiempo finito que existía en el mundo antiguo mexicano." "En la política se condena a la belleza cuando ésta interfiere con el poder." "Los políticos, como los escritores, pueden permitirse todo menos aburrir al público." "El miedo es el peor consejero, no aconseja sino crímenes. Detrás de cada dictador hay un potencial de miedo infinito." "El presidente no es más que un empleado del pueblo: no es Dios. Yo creo que Dios no dura seis años ¿sabes? Si un administrador no satisface las necesidades, que se vaya. Puede haber otro más apto." "Estamos en el tiempo de matar: se empieza matando en el nombre de una idea y se termina asesinando en el nombre de un jefe. ¡Y un jefe es una mentira!" "El fin de todo acto político es la toma del poder. Y el fin del poder es conservarlo. Toda política está fundada en una filosofía o ideología. La monarquía sostenida por la filosofía espiritualista y religiosa se fundó en el derecho divino. La gran burguesía arrebató el poder a la nobleza fundándose en los derechos humanos y la abolición del derecho divino. A su vez, la pequeña burguesía representada por Marx y Lenin, carente de poder económico y de poder divino, fundamentó su derecho al poder político en la intelectualidad. Y de hecho la gran revolución comunista no es sino el asalto al poder de la clase más ávida: la pequeña burguesía." Contestataria y coqueta a la vez, Elena le asegura a Carlos Landeros: "Si fuera castrista lucharía por el castrismo y yo sólo peleo por la Constitución mexicana. Yo soy agrarista guadalupana, porque soy muy católica. Devota del Arcángel San Miguel y de la Virgen de Guadalupe, patrona de los indios.” A partir de 1963, los acontecimientos se precipitan y a Elena, anticastrista, la involucran en las investigaciones de la cia sobre el asesinato de John F. Kennedy. Ya no sólo le preocupan los asuntos campesinos, Elena conoce al presunto asesino (desde luego, ligado a Cuba) y lo denuncia. A partir de entonces cobra vida su novela aún no escrita, Andamos huyendo Lola, porque, acorralada por sí misma y por las intrigas, se acentúa su delirio de persecución, su paranoia. En 1965, Madrazo, presidente del pri, intentó reestructurar al 63

partido oficial. Elena publicó una entrevista con él de casi cien páginas en que lo elogia demasiado y lo convierte en un héroe. Cita a Carlos Madrazo: "Creo en la rebeldía como una forma viva del pensamiento. Creo que es una de las formas más vivas de expresión. Los grandes sabios, los grandes escritores, los descubridores, no han sido otra cosa que rebeldes." "El amor es un método de conocimiento y creo que fue el método empleado por Balzac." "Porque el hombre confronta su estatura pequeña con los valores superiores por los que debe vivir y morir. La lucha es eso: un riesgo y esto no debe aceptarse si uno no está dispuesto a llevarla hasta su final. Los hombres nos dividimos en dos grupos: los que aprendemos a morir y los que aprenden a vivir.". "La izquierda mexicana ha creado, a través de la historia del país, un clima de combate civil, y de ella han surgido todos nuestros grandes hombres." "El hombre es falible, pero para mí vale igual quien se equivoca actuando en pos de una idea generosa, que aquel que teóricamente es perfecto pero que nunca ha hecho nada." Elena asegura que el pri es una empresa privada y no un partido político, y es muy buena su crítica a Lauro Ortega, "hombre enormemente rico y actual dirigente del pri, que representa en México a la empresa japonesa Mitsubitsi y trabaja para ella obteniendo desde el poder todos los contratos que la favorezcan aunque resulten onerosos para el país". En todas partes, Elena suelta el nombre de Madrazo, cualquier ocasión es buena para hacer la apología de su ídolo. Lo apoyó hasta ir con Gregorio Ortega (director de la Revista de América a quienes todos llamaban Orteguita) a pedirle que encabezara el movimiento estudiantil que terminó en la masacre del 2 de octubre de 1968. Madrazo, como buen político, se negó. Elena siguió yendo a las asambleas en Ciudad Universitaria a gritar: "Madrazo, Madrazo, Madrazo." Él iba a llevar a cabo la Reforma agraria, él haría justicia, él combatiría el racismo, él, que ya despertaba pasiones, controversias, discusiones; él, sólo él, que leía a Balzac, que tenía cifras y datos en la punta de la lengua, el informado, el activista, el gran lector, el hombre pensante decía la verdad al igual que Churchill. Madrazo superhombre desbancaría a los protagonistas de la historia universal. Activista, Elena decía de sí misma que era una partícula revoltosa. También el Distrito Federal estaba revuelto. Elena iba y venía, argumentaba, denunciaba y volvía a denunciar. "La mujer de Octavio Paz", comentaban a pesar de la separación. Su hija Helenita, aun más airada, arrebataba la palabra: era muy evidente la presencia de las dos Elenas en actos públicos que invariablemente causaban sensación. Dos mujeres rubias y guapas, impecablemente vestidas, sobre sus altos tacones, abanderaban a Madrazo. (Para ser un poco frívola, habría que recordar que Elena tenía piernas tan hermosas, o más, como las de Marlene Dietrich). En todas partes se les reconocía, en algunas corrían a recibirlas, en otras, huían. "Mucha gente me ha dicho que si no tengo miedo de señalar a los que violan las leyes –le dijo a Carlos Landeros–, pero por qué voy a tener miedo, si yo no hago más que repetir lo que dicen las cabezas del gobierno." Quien habría de huir con su hija tomada de la mano fue la propia Elena. El 17 de agosto publicó en la Revista de América "El complot de los cobardes" acusando a los intelectuales de mandar a los jóvenes al matadero. Todavía el 22 de agosto de 1968 la Chata encabezó una manifestación frente a la Embajada de la urss contra la invasión de Checoslovaquia. "Helena, la hija del poeta Octavio Paz" consignan los periódicos. A propósito de la actitud antiintelectual de Elena, Archibaldo Burns habría de decirle a Patricia Vega: "Mira, en el '68 vi poco a Elena, pero ella tenía la obsesión de siempre: Octavio Paz, y quería fastidiar a los amigos intelectuales de Octavio –lo fueran o no, esto es importante, porque ella los veía como los amigos de Paz–, por


eso decía que todas esas gentes estaban mandando a los estudiantes de carne de cañón, que los iban a matar y que iban a dar a la cárcel, mientras ellos estaban muy cómodamente instalados en sus casas. Ella pensaba que los amigos de Octavio estaban haciendo eso; además Elena detestaba a los comunistas, les tenía un odio feroz." El 7 de octubre de 1968 culpó a quinientos intelectuales y los madracistas se equivocaron al decirle que fuera a esconderse. La propia Elena, ya muy acelerada, llamaba a la Dirección de la Federal de Seguridad: "Habla Elena Garro. Insisto en que vengan a aprehenderme. Que me fusilen si soy culpable." ¿La ayudaron después los políticos que tanto había ensalzado? Rojo Gómez, Madrazo y Palancares, le aconsejaron prudencia. Las cosas se habrían calmado y nada le habría pasado si hubiera permanecido en México. Su propio delirio la empujó a denunciar a quien se le dio la gana. Barrió con quinientos intelectuales. (No sabía yo que había tantos). Incluyó, por ejemplo, a Leonora Carrington (quién no tenía nada que ver) simplemente porque la gran pintora era amiga de Octavio. Ninguno de los acusados le habría hecho daño. ¿Para qué? Ella se bastaba sola. "Fue cuando decidí huir para escapar a mi asesinato que aquellos estudiantes, que nunca supe si lo eran, me vinieron a comunicar." ¿Y la Chata? Ninguna mención a su hija. ¿A poco a ella iban a dejarla viva? A partir de entonces se agudizó su delirio en el que introdujo malamente a su hija, la Chatita. Octavio Paz alguna vez exclamó: "Lo que no puedo perdonarle es lo que le ha hecho a nuestra hija." A Octavio debió dolerle la carta que Helenita, su hija, le escribió a cambio de su poema rechazando asistir a la Olimpiada Cultural que se iniciaría el 12 de octubre de 1968. Juan Soriano resume con inteligencia la situación de Elena Garro en el '68, y Elena lo cita: "Juan Soriano me dijo mucho después: 'Actuaste siempre como una persona libre, sin grupo o partido y eras el blanco ideal.' Por eso digo que no tengo lugar ni a izquierda, derecha o medio centro. Soy una outcast, una indeseada." Estigmatizada por Octavio Paz, crucificada por Octavio, obsesionada por Octavio, hablaba de él cuando Octavio ya no la mencionaba. O apenas y en función de su hija. A Gabriela Mora le dijo: "Yo vivo contra él, estudié contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí a los indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo que soy es contra él. Mira, Gabriela, en la vida no tienes más que un enemigo y con eso basta. Y mi enemigo es Paz.”

Que Elena Garro sedujo hasta los últimos años de su vida, lo dicen sus entrevistadores, que terminaban arrodillados a sus pies. Así le pasó al reportero Luis Enrique Ramírez, que quería enviarle su sueldo a París. "¡Pero Luis Enrique, las condiciones de Elena son mucho mejores que las suyas!" Luis Enrique gastó lo que no tenía para llamarla por teléfono a París. Una Elena de casi ochenta años lo había subyugado en la casa de Devaki, en Cuernavaca. También Patricia Vega quedó prendada. La voz baja y delgadita de Elena, apenas el susurro de una voz, embrujaba. Había que acercarse mucho para no perder una sola de sus mágicas palabras y los oyentes se quemaban. Elena resultó ser un veneno muy poderoso, pero la primera que se envenenó fue ella misma. Muchos años antes, cuando Carlos Fuentes supo que Elena Garro estaba en el Festival de Cine de Cannes con Archibaldo Burns y que se había metido a bañar en Eden Roc, comentó: "Se han de haber envenenado hasta los que se bañaban en el mar de Mármara." ¿Quién mató a Elena Garro si no la propia Elena Garro? A cinco años de su muerte, es posible descubrir que el verdadero asesino de Elena fue su vida alejada de la realidad, incluso de sí misma. Su paranoia no tuvo límites. En cada esquina se fraguaba un complot en contra suya. Helenita, la Chatita como le decían, y ella, corrían el máximo peligro. Las seguían por la calle, su teléfono estaba intervenido, querían acabar con ellas. ¿Quiénes? ¿Quién podría matarlas? ¿Los estudiantes? ¿Los campesinos? ¿Los empresarios? ¿El gobierno? ¿Quiénes eran los autores de las maquinaciones? Aunque aseguró que el ex presidente Adolfo López Mateos, durante su sexenio, le ordenó a Octavio Paz sacarla del país, lo cierto es que también le dijo a Carlos Landeros, en 1965, que el gobierno la quería: "A mí el gobierno me quiere muchísimo. La prueba de que hay la máxima libertad de prensa soy yo." Por fin, ¿me quieres o no me quieres, como dice la canción? Para documentar la mala situación económica de las dos Elenas, Patricia Rosas Lopátegui comenta que Elena le dice al poderoso y temido secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, que ella ya sabe que él se la quiere echar al plato, pero en México, en lenguaje popular "echar al plato" significa hacer el amor, y Patricia le da una connotación trágica. Elena no tiene qué comer, no tiene nada en su plato. "Elena representa el signo de su desamparo, y al encontrarse en una situación vulnerable, se representa como una figura sometida y postrada a través del símbolo del alimento que yace en un plato y puede ser ingerido, o un cuerpo extendido con el que se puede hacer lo que se quiera." ¡Nada más irreal y absurdo! Elena coqueteó con casi todos los personajes sobre quienes escribió, incluso con aquellos a quienes atacó como Titino Agustín Legorreta, o Norberto Aguirre Palancares, a quién consideraba guapísimo. "Se parece a Robert Oppenheimer", o César del Ángel, el líder coprero a quien escondió en su casa durante días, y Carlos Madrazo, que para ella fue Dios sobre la Tierra. Todos le correspondieron. Era una hechicera. Cuando no la veía, Carlos Madrazo le enviaba con su chofer estuches con brazaletes y collares a su casa de Alencastre, y ella sacaba a bailar al chofer. A Fernando Gutiérrez Barrios, Elena le escribió una carta francamente lacayuna llamándolo "D'Artagnan", guapo, inteligente, leal, benevolente, impartidor de justicia, y se comenta que con él hizo un pacto secreto ligado al Movimiento Estudiantil. Elena se echaba a la bolsa a quién se le antojaba. Por ejemplo, le cayó muy en gracia a su casero, el abogado Raúl Cárdenas, quien venía a cobrarle la renta de la casa de

Elena Garro con Helena Paz foto: Héctor García

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Alencastre (que casi nunca pagaba), pero salía encandilado después de varias horas de conversación prodigiosa. Durante toda su estancia en México, el poeta cubano Roberto Fernández Retamar no salió de Alencastre, embrujado por las dos Elenas. "Es guapísimo, parece un príncipe italiano." Exaltada, Garro escribe cinco artículos sobre Régis Debray, y asiste a una manifestación callejera frente a la Embajada de Bolivia donde se hace notar (siempre se hacía notar). De Régis escribe: "Militares que chorrean sangre de pobre, no pueden hablar en el nombre de los pobres para atacar a un joven que piensa que esos pobres son defendibles." Rodeada de gatos franceses y gatos mexicanos que no se llevaban entre sí y necesitaban dos piezas para no pelearse, una para los franceses y otra para los mexicanos, en un mísero departamento de Cuernavaca, sentada en un sillón con sus inseparables cigarros Lucky Strike, la atmósfera en la que vivió sus últimos días fue deplorable. El olor a amoniaco descendía hasta la calle, pero ni una ni otra de las dos Elenas parecía notarlo. Al contrario, le cedían su espacio a los gatos. Elena, en los huesos, se nutría de café, Coca Cola y cigarros. La Chata y ella peleaban. Quienes la visitaban regresaban deprimidos, pero todavía subyugados por su encanto. "Están muy mal, de veras sus circunstancias no podrían ser más adversas." Se hacían colectas, el dinero desaparecía en un santiamén. No hubo complot, ni confabulación, ni conspiración en contra suya. Las novelas y los cuentos de Elena eran leídos y comentados. Muchos universitarios querían hacer su tesis sobre su obra, no sólo en México sino también en Estados Unidos. Jóvenes entusiastas deseaban verla, "no seas mala, me muero por conocerla", y varios periodistas andaban tras una entrevista con ella. Su traición (porque la llamaron traidora) sólo acentuó el mito que empezó a fabricarse en torno a ella. Su teatro seguía llevándose a escena, no sólo en foros universitarios sino en Oxolotan, Tabasco. En 1991, durante el primer viaje, María Alicia Martínez Medrano montó con niños y ancianos en el campo tabasqueño varias de sus obras, entre otras Perfecto Luna, El árbol. Elena prefirió quedarse en Cuernavaca con Devaki, su hermana, en vez de acudir a ver esta función que mucho la habría gratificado. Monterrey, la primera ciudad en invitarla, le rindió un magno homenaje antes de su regreso definitivo a México, en 1993. (Desde el hotel llamó todos los días por teléfono al cuidador de sus gatos. ¿Sería Albano, su hermano bien amado?). Puebla la hizo hija predilecta y le dio las llaves de la ciudad. En varias ciudades de la República la recibieron con emoción, y Elena encontró lectores fervientes. También en Bellas Artes se hicieron mesas redondas en las que participaron decenas de admiradores. Imposible decir: "Me roban, me atacan, no reconocen mis méritos, me odian, me quieren eliminar, me atosigan." El desplome final se debió a la confusión, la falta de realismo que la hizo actuar en contra suya. Cuando la invitaron a regresar a México, creyó que el gobierno le iba a poner casa. No fue así. La verdad, el gobierno habría podido hacerlo. Conaculta, sin embargo, trajo a siete gatos franceses en sus debidas jaulas. A Elena le fue otorgada la beca de creadores eméritos, y a su hija, poeta, otra beca. A lo largo de los años, Octavio Paz nunca dejó de enviarles su pensión. Sari Bermúdez, al frente del Conaculta, se convirtió en su hada madrina y cuidó de su salud, pero Elena tuvo que arreglárselas sola en el departamento de su hermana Estrella, recién muerta. ¡Qué tristeza todo! Las dos Elenas querían regresar a París. Así las vio Patricia Rosas Lopátegui, solas y desconsoladas, y por eso el homenaje que les rinde y el fervor con el que se los rinde es doblemente valioso. Les tiende la

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mano a las caídas, a las abandonadas, a las que equivocaron el camino, a las del regreso a la "penitenciaría", como llama Elena al feo edificio cubierto de barrotes negros. "No reconozco a México, todo ha cambiado para mal." Vieja y enferma, Elena Garro volvió al principio de sus Recuerdos del porvenir: "Aquí estoy, sentado(a) sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra [...] estoy y estuve en muchos ojos, yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga"... "Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme."


Falleció la pintora argentina-venezolana Pilar Vázquez La artista expuso en el Museo de Bellas Artes de Caracas, así como en galerías de Buenos Aires y Estados Unidos. "Bailarinas" de Pilar Vázquez (Cortesía)

Pilar Vázquez expuso en sus primeros años en las principales La artista plástica Pilar Vázquez falleció el pasado jueves 29 de galerías de Buenos Aires, luego en Venezuela, en París y en los mayo. últimos años de su vida en Washington (tres veces), en Nueva La información la dio a conocer su hija Marina Parilli, concertista York, en el Venezuelan Arts Center, y en numerosos estados del norte de Estados Unidos. En este país así como en Venezuela de guitarra clásica. obtuvo numerosos primeros premios en los concursos de Vázquez nació en Buenos Aires donde se graduó de escultora institutos de arte como: Warren, Naperville, Algonac, Flint, Salón en la Escuela de Bellas Artes. Luego se radicó en Venezuela y se Municipio Girardot, de Maracay, Salón Luis Alfredo López dedicó a pintar en soft pastel, pastel, donde llegó a ser calificada Méndez, Salón Cristóbal Rojas, entre otros. por críticos como Perán Erminy, quien aseguró que su obra es "pintura de alta calidad". Igualmente, Eduardo Robles Piquer, Ras, dijo de su trabajo que es "pintura de los dioses, es la primera en Venezuela en el difícil arte del pastel". En una oportunidad, el artista Pascual Navarro le dijo a Pilar: "en tu pinturas trasciendes el mundo conocido al desconocido". Igualmente, Marcos Milliani, quien la presenta en el Museo de Bellas Artes, comentó: "revive y evidencia una vieja constancia de alta pureza y calidad"; y Blanca Guzmán señaló que es una "obra digna de estar a la par o por encima de los impresionistas modernos" lo que corrobora el crítico francés Jean Callens, quien la compara con Odilon Redon en las flores, con Degas en las figuras, con Turner en sus paisajes neblinosos de San Antonio de los Altos, y aún más termina escribiendo "...aventajando al siglo XVIII específicamente francés en las virtudes y gracias del pastel".

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MEMORIA DEL PRIMER ANIVERSARIO DE LA CÁTEDRA LIBRE DE LITERATURA JUAN PÁEZ ÁVILA

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO DE BARQUISIMETO “LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA” CÁTEDRA LIBRE LITERARIA JUAN PÁEZ ÁVILA

CUANDO EL AFECTO UNE TRABAJO CON LÚDICA (Memoria primer año de la CLLJPA UPEL-IPB) “El Tamaño de tu éxito será del tamaño de tu esfuerzo” Fransisco de Miranda Presentar el informe del primer año de la Cátedra Libre Literaria Juan Páez Ávila, es jugar con el tiempo, es abrazar la amistad, es reconocer en el otro es sueño de muchos, es decirle al Dios Cronos que el tiempo duerme en Carohana. El 7 de mayo del año 2014, en estos mismos espacios del Pedagógico de Barquisimeto sector oeste, fue instalada formalmente la Cátedra Libre Literaria Juan Páez Ávila (CLLJPA UPEL-IPB), organización que tiene como objetivo principal el estudio y la promoción del pensamiento literario del humilde escritor, periodista, profesor, político y amigos de esta casa de estudios, quien funge como presidente y epónimo de la Cátedra y quien no descansa de trabajar creando actividades, acuerdo y alianzas, entre la Cátedra libre y otras organizaciones intra y extra universitarias; ese es el Lic. Juan Páez Ávila, para quien solicito fuerte aplauso.

intercambiado sueños, proyectos, ideas, textos; hemos diseñado alianzas, programado visitas a otras instituciones, expoferias de libros, muestras pictóricas, jornadas de reflexión del pensamiento literario de Juan Páez Ávila, publicaciones, hasta concursos literarios.

Se han consolidado y hemos acompañado Juan Páez a reuniones, talleres, charlas, encuentros con estudiantes; respondido con asistencia a invitaciones de : Universidad de Yacambu, República de Guarimure en Carora, Ateneo de Carora Guillemo Morón, Ateneo de Duaca Kotepa Delgado, Ateneo de Cabudare, Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, entre otras instituciones. Programas de radio y medios impresos, han dedicado espacios para informar a sus seguidores de nuestro quehacer y actividades, debemos destacar el apoyo del diario El Impulso y el programa radial Hacedores de la Palabra de la Asociación de Escritores del Estado Lara (ASELA), donde su Asimismo, quiero recordar palabras de nuestro director decano locutor y productor el Ing. y escritor Pedro Lozada, en la mañana Dr. Nelson Silva, al momento de inaugurar el pasado año la de hoy será juramentado como nuevo miembro de la CLLJPA, Cátedra - “He visto e inaugurado cátedras en esta universidad junto a otro grupo de profesores de nuestra región. que no pasan de su inauguración, por favor, espero que la de Continuando con las actividades desarrolladas en este año que Juan Páez Ávila supere mis expectativas”, palabras más, palabras menos. Señor Director Decano, aquí estamos, luego de hoy se vence, se resalta la participación de las Profesoras Eslis Suárez, Mireya Grau, María Alvarado y el Profesor Claudio un año de actividades y con para la posteridad. Aldazoro, quienes desde la asignatura Castellano y Literatura de Institucionalmente hemos recibido apoyo directo del bachillerato, han sembrado en sus estudiantes el hábito de la Departamento de Literatura, gracias Dra. Zully Camacaro y su lectura y la escritura, teniendo como apoyo la obra literaria de excelente equipo, quienes nos han abierto las puertas de la Juan Páez Ávila, y organizando actividades a las que ha asistido Coordinación y de la sala de reuniones, ambiente 069, donde la el epónimo y miembros de la Cátedra. Cátedra sesiona con regularidad los martes; espacio para la tertulia y el encuentro, donde se cuela Zully para darnos una Por supuesto, la presencia de la Cátedra dentro del Pedagógico afectuosa bienvenida y compartir alguna texto, poema, cuento o de Barquisimeto, se observa desde nuestra participación en la fragmento de su preferencia. También agradecemos el apoyo programación y actividades del Aniversario de la fundación del brindado por el Decanato de esta casa de estudios, el Programa Instituto, la labor académica desarrollada por los profesores de de Extensión Sociocultural, las jóvenes del personal Literatura, Carmen Mayela Évora, Juan Carlos Araque y José administrativo Glorielbis Naveda, Orlanyis Torrealba y Rosana Sánchez Barón, quienes incluyeron novelas y cuentos de Juan Páez Ávila entre los libros a estudiar en las cátedras que dictan, y Aponte, así como la oficina de Prensa. Durante las reuniones de los martes, los catedráticos hemos la participación del Prof. Wilfredo Páez, en representación de la

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Cátedra en el Núcleo Universitario de Directores de material promocional, cartas, reconocimientos, sello de la Cátedra, papelería, traslados, refrigerios…, como dijo Cátedras Libres de la Región Centroccidental. sabiamente el poeta Antonio Machado "En cuestiones de La Cátedra Libre Literaria Juan Páez Ávila, conformada en cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se sus inicios por una docena de profesoras y profesores de gana lo que se da". esta universidad y otras organizaciones, entre los que Señoras y Señores presentes, hoy la Cátedra Libre señalo: Profa. Sylvia Camacho, Profa. Carmen Mayela Évora, Profa. María Antonia Quintero, Profa. Daisy de Literaria Juan Páez Ávila UPEL-IPB a quien represento, Rosas, Profa. Mireya Grau, Prof. Alonso Pérez, Prof. entrega este informe del primer año de trabajo, logros, Wilfredo Páez, Prof. David Vargas, Prof. Gorkin Camacaro, aciertos y desaciertos, así como futuras acciones, todo Prof. Reinaldo Chaviel, Prof. Juan Carlos Araque, Profa. gracias a la amistad, el afecto y las ganas de hacer lo que Morelia Muñoz Directora-Coordinadora, Prof. Juan Páez nos gusta de manera placentera, aportando nuestro grano Ávila Presidente-Epónimo y de manera directa indirecta de arena en la construcción de un mejor país. Profa. Zully Camacaro y Prof. Nelson Silva. Pues bien, hoy Muchas Gracias. tenemos la suerte de contar con otros profesores quienes se Morelia Muñoz suman a esta causa, seguidores, promotores y lectores de la Directora Coordinadora Cátedra Libre Literaria obra literaria de Juan Páez, a quienes hoy juramentaremos, ellos son: Profa. Eslis Suárez, Profa. María Alvarado, Profa. Raiza Lucena, Prof. Cristopher Valera, Prof. Claudio Aldazoro y el Ing. Pedro Lozada. Bienvenidos y Gracias. Otro paso más en un año de gestión. Así como sumamos talento humano, también hay logros materiales, como lo es la Revista Digital Carohana, órgano divulgativo de la Cátedra, donde escritores del país y otras latitudes envían sus aportes literarios. Su formato digital, permite el alcance de un amplio mercado lector en el ciberespacio. Con orgullo presentamos las seis primeras publicaciones. De igual manera queremos presentar las bases del Primer Concurso Literario de la Cátedra Libre, esta primera edición será de carácter Municipal en el municipio Torres, para enaltecer la labor realizada por los docentes y estudiantes que en esa región han venido realizando con el estudio de la obra de Juan Páez Ávila, en las próximas se ofertará para el estado y el país y quien quita su carácter internacional, todo dependerá del apoyo y receptividad de nuestras autoridades. Planes a futuro de la Cátedra Libre, sí; continuar trabajando en la promoción de la obra literaria de nuestro epónimo y a través de ella promover otros escritores de la región y el país, continuar vinculando la obra de Juan Páez con otras artes y saberes en espacios intra y extra muros. Apertura de clubes de Creación Libre, donde se lea, escriba, discuta y conozcan la obra del epónimo, compartiendo con otras artes, saberes y creaciones del hombre (Música, Danza, Teatro, Cine, Gastronomía, Artes Visuales, Cuentacuentos, Títeres, Poesía, Dramaturgia, Turismo…), que permitan ampliar el ámbito de acción dentro y fuera de la Universidad. Asesorías para la creación de otras Cátedras Libres en organismos públicos, privados, educativos, comunales entre otros. Estamos claros de la situación presupuestaria que actualmente atraviesan las universidades, donde la UPEL no se salva, es por ello que durante este primer año de acción, la mayoría de las actividades desarrolladas fueron financiadas por miembros de la Cátedra, así como autogestiones realizadas internamente. Para continuar con los proyectos venideros requerimos de las autoridades a las cuales está adscrita la Cátedra, asignación de recursos materiales y financieros; cabe destacar la premiación del Concurso Literario, la elaboración de la revista, material de oficina para elaboración e impresión de invitaciones,

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Primer capítulo de la novela a solicitud de algunos profesores y estudiantes de la UPEL

CRÓNICA DE UNA UTOPÍA JUAN PÁEZ ÁVILA Con algunos minutos de retraso para llegar al aula a la hora fijada para rendir mi último examen y optar al grado de Licenciada en Comunicación Social, descendí del vagón del Metro en la estación de la Plaza Venezuela y comencé a caminar apresurada hacia la Ciudad Universitaria. Cuando atravesé el puente sobre la Autopista Francisco Fajardo oí varios disparos y sentí caer a mi lado una lluvia de piedras, me sobrepuse a la sorpresa y al miedo y seguí adelante, decidida a conquistar mi gran ilusión de graduarme y ejercer la profesión de periodista. Un grupo de jóvenes encapuchados me recibió en la puerta de entrada, uno de ellos se me acercó y me dijo que estaban realizando una protesta como parte de una nueva gesta revolucionaria, que le daría continuidad al Sueño Bolivariano de la independencia americana. -Allí estás más segura –me expresó y caminó conmigo hacia el edificio de la Escuela. –Esta protesta es por la libertad de los militares bolivarianos presos, pero ya la vamos a suspender, se cumplió el objetivo de llamar la atención de los caraqueños que transitan por la autopista y del nuevo gobierno que se instalará en los próximos días. Voy a ordenar la retirada, espérame y te sigo explicando -agregó y se dispuso a regresar. -Te acompaño, quiero observar de cerca lo que puede ser la última protesta estudiantil universitaria que presencie antes de graduarme. -Mucho gusto. Yo soy el Teniente Feliciano Leal, me inscribí en la Universidad para coordinar con los estudiantes la lucha por la libertad de los militares quienes, si no les es sobreseída la causa, pueden ser condenados a una larga pena de prisión. Yo le había oído decir a mi tío Doménico que con el cambio de gobierno era posible que esos presos fueran liberados como consecuencia de una esperada política de pacificación del nuevo Presidente y así se lo comuniqué a mi primera fuente militar y universitaria. -¿Cuál es el nombre completo de tu tío? -Doménico Bermúdez. -Si eres sobrina de Doménico podemos a trabajar juntos, él nos ha acompañado en nuestras conspiraciones desde hace mucho tiempo. Yo lo he visto una sola vez, pero me han hablado de él todos mis compañeros. Este es un movimiento histórico, tú debieras escribir la crónica o la novela -porque, te repito, esto es un sueño de nuestras próximas acciones. -Yo soy Carlota Bermúdez, he participado en diversos movimientos

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estudiantiles en secundaria y en la Universidad por nuestras reivindicaciones, no conozco a los militares, me llama la atención su participación en la política, y te acompañaré, por ahora, como observadora. Mientras se esperaba el sobreseimiento de la causa de los militares, entre la Ciudad Universitaria y el Fuerte Tiuna se establecieron vasos comunicantes entre algunos profesores y estudiantes universitarios con oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales con claros objetivos políticos subversivos. El Teniente Leal me confió luego que su finalidad era coordinar una conspiración cívico-militar y liberar a los oficiales detenidos por participar en un intento frustrado de golpe de Estado, con el cual estuvo comprometido hasta el día de la sublevación, cuando no recibió información precisa y permaneció aislado en su unidad militar. Conocía a algunos dirigentes políticos con quienes se había reunido antes de la rebelión militar derrotada, me presentó al Profesor Víctor Alviares, a la Profesora Julia de Suárez y al bachiller Cecil Bracho. Después que salió de la Escuela de Administración me invitó a su casa en la urbanización El Valle, donde vivía en un edificio de apartamentos, construidos especialmente para oficiales subalternos y suboficiales, uno de los cuales le había sido asignado y ocupaba con su mujer y sus tres hijos menores. Su esposa, América Casanova, no había llegado de la Universidad donde también estudiaba en la Escuela de Educación. Los tres niños estaban en la calle jugando con sus amiguitos. Los llamó y les ordenó: -Tienen cuarenta y cinco minutos para que hagan la tarea que les asignaron en la escuela y luego se van a dormir. Al llegar su esposa me presentó como su compañera de estudios que estaba interesada en escribir un reportaje o una crónica sobre la lucha revolucionaria, y luego le planteó: -Después que me inscribí en Administración, vengo pensando que uno de los dos tendrá que dejar de estudiar, tenemos prácticamente abandonados a nuestros hijos, y por el camino que van pueden terminar en delincuentes. -No exageres, Feliciano, este es un barrio sano. -La que exagera eres tú. Este barrio era sano cuando tú y yo nos enamoramos. Hoy corren peligro hasta los varones. Pero quien más me preocupa es Marilyn que ya se va a desarrollar, yo prefiero un hijo ladrón y hasta criminal y no una hija puta. -No te preocupes por Marilyn, ella ya se sabe defender. Yo he


hablado mucho con ella, habla tú con los varones. De inmediato me enteré que Feliciano hablaba muy poco con Felipito y Roberto, excepto para ordenarles realizar las tareas escolares y recordarles que deberían portarse como hombres, que no se dejaran tocar los fondillos, su mayor preocupación era enseñarlos a pelear, para su defensa personal en la calle e incluso para que defendieran a Marilyn. -Cuando estén más grandes los voy a llevar a un burdel para que se cojan una puta y sepan lo que es ser machos. -Tú siempre con tu machismo, no te olvides que tenemos una hija que debe ser educada con sentido de igualdad de derechos. -La pedagogía que estás estudiando la aplicas tú. Yo sigo creyendo que lo mejor que he aprendido es la disciplina militar. -Trataré de retirar alguna materia para llegar más temprano y atenderlos más de cerca. Voy a preparar la cena y luego estudiaré por lo menos unas dos horas antes de irme a la cama- le respondió la esposa. La acompañé a la cocina y allí me confió que pensaba que su marido jamás dejaría de ser militar, aunque pasara a retiro. Su mentalidad estaba conformada para ordenar a unos y obedecer a otros, según la jerarquía; por primera vez había experimentado la disyuntiva de conformarse o enfrentarlo, sin embargo una breve reflexión la condujo a no entrar en discusión y prolongar el matrimonio hasta cuando se graduara y alcanzara independencia económica. Mientras América preparaba la cena, Feliciano leía el periódico, hojeaba un libro de Administración recién adquirido o veía televisión. Después de cenar decidió irse a dormir a su cuartel en el Fuerte Tiuna, tenía que levantarse a las 5 de la mañana y conducir sus tropas a los ejercicios de rigor. Se despidió de su mujer cuando ésta comenzaba a estudiar y los niños dormían. América me pidió que me quedara a dormir en el cuarto de Marilyn. A su regreso el día siguiente Feliciano me informó que al llegar al Batallón de Conscriptos fue llamado por el Capitán Valdivieso quien estaba de guardia, y pensó que le reprendería por inscribirse en la Universidad. -Teniente, no se vaya todavía a su camarote, quiero hablar un poco con usted. -¡A sus órdenes, mi Capitán! -Vamos a dejar a un lado el protocolo militar, quiero que me hables un poco de la Universidad. Yo sueño con estudiar Ciencias Políticas, no para ser político, sino para conocer la Teoría General de una ciencia que nos incumbe a todos. El Teniente Feliciano pensó que el Capitán Valdivieso podría estar en una función de inteligencia, tratando de conocer sus actividades universitarias y su posible relación con la política, pero le parecieron sinceras sus palabras y decidió explorar sus verdaderas intenciones. -A usted le puede convenir más que a mí, estudiar en la Universidad. -¿Por qué crees que la Universidad me puede convenir, yo no diría más, pero por lo menos igual que a ti? -Muy sencillo, mi Capitán. Usted es uno de los primeros de su promoción y puede llegar a Comandante del Ejército o a Ministro de la Defensa. Y si tiene un título universitario y conocimientos profundos de la política, hasta podría ser Presidente de la República. Valdivieso reaccionó muy halagado y decidió confiarle sus reales intenciones a su subalterno. -Yo quiero ser muy franco contigo, Feliciano, nos conocemos

desde hace mucho tiempo, hemos servido juntos y sé que eres un hombre leal y en quien se puede confiar. Un grupo de oficiales fraguamos un plan militar para liberar a más de 300 compañeros que están presos. Yo no estoy entre los detenidos, aun cuando estaba comprometido con el alzamiento militar, porque intuí que estábamos debelados e iríamos al fracaso, pero El Sueño de Bolívar lo haremos realidad en el futuro. -Cuente conmigo, Capitán. Creo que ha habido fallas al no contactarnos antes. Si nos unimos podemos liberar a nuestros compañeros detenidos e incluso tomar el poder. Feliciano no consideró prudente informarle de sus contactos con los civiles de la Universidad, pero fue muy firme en la decisión de acompañarlo en sus planes, recordó las palabras de Doménico Bermúdez, conspirador consuetudinario, la primera vez que se reunieron, cuando le expresó que había que empezar de nuevo la agitación política y la conspiración militar. Sobre esto también decidió callar en espera de que su superior le revelara la trama de la posible conjura. El Capitán le expresó que formarían un batallón de primera línea, que podían irse a dormir tranquilos y hablarían al otro día El Teniente Leal pasó gran parte de la noche pensando cómo darle esta noticia a sus compañeros de la Universidad, sin incurrir en una imprudencia que pusiera en peligro la marcha de una posible y nueva conspiración. No confiaba mucho en Víctor Alviares, su profesor de estadística y coordinador del grupo político del cual formaba parte, lo consideraba casi un fracasado desde que se enteró que tenía varios años tratando de escribir su trabajo de ascenso; siempre se excusaba por el exceso de reuniones a las que tenía que asistir, por la actividad política que le quitaba todo el tiempo que necesitaba para investigar y ponerse a redactar su ensayo sobre “La Administración Eficiente de una Empresa Pública”. Alviares siempre se despedía de las reuniones manifestando su disposición de continuar investigando. Vivía en un apartamento en la Avenida Las Ciencias en la urbanización Los Chaguaramos, con su esposa, Susana Alviares, quien además era su prima hermana y comenzaba a perder la configuración de su elegancia debido a su primer embarazo. Antes de salir de su casa le pasó la mano sobre el vientre, y Susana le dijo: -Cuando nazca nuestro primer hijo tendremos que mudarnos de este pequeño apartamento, para que tenga dónde dormir separado de nuestra intimidad, sobre todo si es una niña. -Con este sueldo de instructor es muy difícil que podamos mudarnos a un apartamento más caro. -Pero tú ascenderás este año, mi amor. -Estoy en eso, pero las actividades políticas, después que hicimos contacto con los militares presos, no nos dejan ya ni preparar clases. Menos mal que yo tengo varios años dictando la misma materia y me la sé de memoria. -Tendré yo que salir también a trabajar. Susana era una muchacha muy bella, de rostro angelical, medía un metro setenta centímetros y muy afecta al buen vestir, había interrumpido sus estudios de Administración después que se casó y salió embarazada. Cuando le confesó a su profesor que ella se había inscrito en la Universidad para buscar marido y ya lo había conseguido, éste le contestó que no tenía por qué continuar los estudios y debía dedicarse al cuido de su hogar. -En este país no le dan trabajo a ninguna mujer embarazada –le respondió su marido. -Ya vendrán momentos mejores y podremos salir de este apartamentico.

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Ella lo abrazó y le dijo al oído: -El médico recomienda que tengamos relaciones sexuales cada vez que podamos, para que la vagina no pierda elasticidad. Víctor le levantó la bata de casa y comenzó a acariciarle la barriga y el pubis. Cuando Susana se sintió excitada le expresó: -Quiero que me hagas el amor hasta el día del parto, pero estás muy gordo. Tienes que colocarte de lado o yo encima de ti. Desde ese momento decidieron hacer el amor en todas las posiciones posibles, siempre y cuando no presionaran el vientre protuberante de Susana. Al final del éxtasis le preguntó: -¿Cuándo vas comenzar a escribir el trabajo de ascenso? -La próxima semana, mi amor, estos días estoy hasta aquí –y se pasó el dedo índice por el borde superior de la frente. -No tengo tiempo para más nada, que no sea reunirme con el grupo Autonomía y participar en la elaboración del programa económico del próximo gobierno, que por los vientos que soplan o hay un golpe de Estado o cualquiera de nuestros Comandantes será candidato presidencial y ganará las elecciones. -¿Entonces, me sacarás de aquí? -Seguro, mi amor. Pero ya me tengo que ir a una reunión con el Teniente Feliciano, Cecil Bracho y otros compañeros que ya deben estar en la Universidad. Bracho fue el primero en llegar al recinto universitario, después de tranquilizar a su mamá con quien vivía en un apartamento en El Cementerio, una urbanización de clase media de bajos ingresos que se convirtió en zona roja por la proliferación de delincuentes, de quienes se había hecho amigo y, además, respetar por la fortaleza de sus músculos y por el porte de una pistola de alta potencia que siempre lo acompañaba. Su única preocupación era su madre quien lo había concebido siendo una joven soltera del barrio que se enamoró de un guapo muchachote quien, después de embarazarla, asesinó a un vecino para robarlo y purgaba varios años de prisión en una cárcel del interior del país, acusado de ese y otros delitos menores que lo caracterizaban como un azote de barrio. El pequeño apartamento era producto de la herencia que había recibido su madre, Carmela Bracho, de sus padres. Cecil se levantó en un medio duro y peligroso. Cuando era muy pequeño lo protegió Carmela, a quien los malandros respetaban por temor a una posible e inmediata liberación de “Puño de Hierro”, como llamaban a Jorge Luna, su concubino encarcelado y sin sentencia firme. Cecil realizó sus estudios en la Unidad Educativa “Miguel Antonio Caro”, en la que se destacó como buen estudiante y, en los dos últimos años de bachillerato, como líder y agitador estudiantil, militante del grupo de ultra izquierda denominado Ezequiel Zamora. En la Universidad Central de Venezuela fundó el movimiento Autonomía y dirigía un grupo subversivo, formado por estudiantes y algunos malandros de El Cementerio, a quienes él reclutaba y controlaba, apoyado en su prestigio de dirigente universitario y jefe de los encapuchados que enfrentaban a la policía e incluso a la Guardia Nacional, cuando aquélla no era suficiente para repelerlos. Muchos delincuentes llegaron a temerle y a tenerlo como su auténtico jefe político y militar. -La situación militar sigue encendida, varios oficiales se preparan para rescatar a los militares presos e incluso para insurgir en una rebelión militar. No puedo dar detalles por razones obvias –comenzó expresando el Teniente Feliciano en la reunión de rutina que todos los días realizaban en diferentes cafetines de la UCV. -¿Qué opinan del papel de los civiles? Algo que nos interesa mucho a nosotros, que nos quemamos el pecho provocando a la

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policía para paralizar la ciudad –planteó Cecil Bracho. -La verdad es que no hablamos de ese tema, pero sin duda que los militares cuentan con la participación de los civiles en la agitación de la calle, que justifique su intervención -respondió Feliciano. -El movimiento debe ser cívico-militar, para que no pase lo del 4 de Febrero, que nos dejaron esperando las armas, tal como lo planteó Doménico la última vez que nos reunimos con él para evaluar la situación política del país –planteó Cecil. -Doménico está fuera de órbita. Yo reitero lo que siempre he dicho, el verdadero poder lo tienen los militares. Tenemos que visitarlos en la cárcel y ponernos a la orden de ellos. Nosotros hacemos todos los programas de gobierno que se requieran –insistió el Profesor Alviares. –No te preocupes por eso, Cecil. Siempre participaremos los civiles. Si alguien sabía lo que significaba el poder de fuego de los militares, era precisamente Cecil Bracho quien con sus puños y su pistola 45 tenía a raya a los delincuentes de su barrio, y sin disparar un tiro acosaba por horas a la policía de la ciudad. Reivindicó la tesis del gobierno cívico-militar, para poder encontrar respaldo en la población. La reunión se prolongó hasta que el Profesor Alviares manifestó que tenía que dictar una clase y Feliciano debía asistir a ella. Cuando circulaban los rumores de posible golpe de Estado o de que los militares presos podrían recobrar la libertad, la discusión se extendía por horas, ninguno asistía a sus clases y se dedicaban a planificar la posible participación en el gobierno de los militares o en la campaña electoral. Caía la tarde cuando el Profesor Alviares se levantó y comunicó: -Hoy no tenemos conclusiones definitivas. Vamos a aumentar nuestros contactos con los militares activos y con los presos, quienes están más conectados entre sí que nosotros con ellos. Nos reunimos el lunes en este mismo cafetín. -Sin embargo, antes de retirarnos yo quiero expresar algo que considero importante –planteó Doménico, quien había llegado con algunos minutos de retraso. -Hemos agotado todas nuestras energías exponiendo nuestras vidas detrás de una capucha, lanzando piedras y quemando carros para desafiar a la policía y crear las condiciones para un levantamiento militar, y esos carajos, que están presos, se sublevaron cuando todo estaba tranquilo. Creo, Cecil, que nos jodimos y habrá que empezar de nuevo. La alianza cívico-militar sigue teniendo vigencia, es un mandato histórico, como lo demuestran la Revolución de Octubre de 1945 y el 23 de Enero de 1958. -Pero la vaina sigue igual, Doménico. Aquí como que hay que pensar en otra vía, para resolver los problemas del país -le respondió Aliviares. -Otra vía es la electoral y esa sólo sirve para solucionar los problemas personales, no los estructurales de la sociedad venezolana. Doménico pensaba que el Teniente Leal podría ser el responsable de que no le entregaran las armas a los civiles el día de la sublevación de los militares. Feliciano tampoco confiaba en él, por lo que le respondió que antes de que se pueda intentar una nueva insurrección militar, termina su carrera de Administrador, se gradúan todos los que estudian y los profesores pasarán a la categoría de jubilados. -Y aunque no aparezca entre los comprometidos, estoy seguro que me pasarán a retiro –dijo al final de su intervención, reservándose el secreto de la marcha de la conspiración. -Yo seré abogado –afirmó Cecil Bracho. Sin embargo, reitero que debemos hacer contacto con los oficiales presos, para conocer


las verdaderas causas del fracaso de la insurgencia militar e incluso qué planes tienen, qué contactos existen todavía en las Fuerzas Armadas, que uno pueda explorar. Doménico estuvo a punto de explotar impulsado por la indignación y la impotencia. Logró sobreponerse y volvió a intervenir. -Creo que no hay nada qué consultar con un grupo de militares fracasados, sobre todo con el máximo líder, que no entendieron el valor histórico de la conjunción de fuerzas cívico-militares. Me gustaría oír la opinión del Profesor Alviares. Víctor Aliviares aparecía como el Comisario Político de ese grupo de revolucionarios, pero no pasaba de ser un simple coordinador de las reuniones. -Es muy temprano para formarse un juicio definitivo acerca de lo que pasó. Lo prudente es esperar algunos meses, incluso por razones de seguridad de nosotros mismos, para evaluar los hechos y resolver, no qué vamos a hacer porque nosotros somos revolucionarios, sino cómo vamos a continuar nuestras luchas por un país libre e independiente. Las palabras del Profesor Alviares crearon una atmósfera de cierto escepticismo, lo cual fue aprovechado por Doménico para levantarse y despedirse. -No estamos para descansar, ni para esperas prudenciales, pero comprendo que la situación es compleja. Yo seguiré trabajando por el triunfo de la revolución, espero que nos

veamos lo más pronto posible. Te llamo, Víctor. -Nos llamamos, Doménico –le respondió. Una vez que quedaron solos, el Profesor Alviares dio continuidad a la reunión y expuso los resultados de una encuesta que acababan de hacer en la Escuela y en la cual participaron algunos estudiantes como encuestadores, y que ya había sido procesada en su mayor parte. Los militares presos aparecían con más apoyo de la población que la mayoría de los líderes políticos de los partidos tradicionales. Si permiten que uno de nuestros comandantes se presente como candidato presidencial, hasta desde la cárcel, gana las elecciones. -Yo tengo entendido que no habrá candidato y que se llamará a la abstención –expresó Cecil Bracho. -Ese es el problema que tenemos, habrá que esperar un poco, el poder lo tenemos a la vuelta de la esquina. Hay varios amigos tratando de convencerlos para que cambien de opinión. Mañana los van a visitar varios notables de Fundapatria. Nosotros iremos después. Así que no se vayan a meter en vainas raras con Doménico. Dedíquense a sacar sus carreras, que yo voy a preparar mi trabajo de ascenso. Al salir de la reunión llamé a mi tío Doménico y le pedí me contactara con alguno de los prohombres de Fundapatria, para ir a la cárcel y entrevistar a los presos.


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