Un Curso De Milagros Libro de ejercicios Tercer Repaso Lecciones 111120
Introducción Hoy comienza nuestro siguiente repaso. Cada día repasaremos dos de las últimas veinte lecciones durante diez días consecutivos de práctica. Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que se te exhorta a seguir tan fielmente como puedas. Entendemos, por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada día y cada hora del día lo que aquí se sugiere como óptimo. Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado. No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas. Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta. Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica por no haber estado dispuesto a dedicarle el tiempo requerido. No te engañes a ti mismo con respecto a esto. Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de situaciones estar fuera de tu control. Aprende a distinguir aquellas que parecen situaciones que no son propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad. Aquellas sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo, No estás dispuesto a cooperar en la práctica de la salvación sólo si ello supone un obstáculo para los objetivos que son más importantes para ti. Una vez que dejes de otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de práctica se conviertan en los substitutos de las letanías que les dedicabas. Pues no te aportaron nada. Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo. Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en paz. El formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado.
Lee las ideas y comentarios que se ofrecen para los ejercicios de cada día. Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocupaciones. Invita las ideas a tu mente, y deja que ésta las use según crea conveniente. Ten fe en que sabrá usarlas debidamente, pues para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti. ¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente? Ten fe, durante estos repasos, en que los medios que el Espíritu Santo utiliza no pueden fallar. La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda. Dale instrucciones al principio, luego relájate con completa confianza y deja que la mente utilice los pensamientos que le diste tal como te fueron dados para que ella los utilizara. Se te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguridad de que harías un buen uso de ellos; con la absoluta fe de que entenderías sus mensajes y los utilizarías en beneficio propio. Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. Ella no fallará. Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación. Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya también. Hacemos hincapié en lo beneficioso que sería para ti dedicar los primeros cinco minutos del día a tus repasos, así como los últimos cinco antes de irte a dormir. Si esto no es factible, trata por lo menos de dividirlos de tal manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora antes de irte a dormir. Los ejercicios a llevar a cabo a lo largo del día son igualmente importantes, o incluso más importantes. Te has sentido inclinado a hacer los ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a ocuparte de otras cosas a las que no aplicas lo que has aprendido. Como resultado de ello, no has reforzado suficientemente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer. He aquí otra oportunidad de hacer un buen uso de él. Durante estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca inactivo entre tus dos sesiones de práctica más largas.
Intenta dar a tus dos ideas diarias un repaso breve, aunque serio, cada hora. Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más tarde. No necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. repite la idea, y deja que tu mente descanse en silencio y en paz por un rato. Luego puedes dedicarte a otras cosas. trata, sin embargo, de mantener el pensamiento vivo en ti, y deja que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del día. Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. No es cuestión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. La ayuda que te puede prestar es infinita. Y su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda. Procura, pues, tener presente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean santas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser. Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe repetir a la hora en punto, así como del que se debe repetir media hora más tarde. No te olvides. Esta segunda oportunidad de repasar cada una de estas ideas producirá avances tan grandes que emergeremos de estos repasos con ganancias tan extraordinarias en nuestro aprendizaje que de ahí en adelante marcharemos sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe. No te olvides de lo poco que has aprendido. No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora. No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio.
LECCIÓN 111
Repaso de las lecciones 91 92 Para los repasos de mañana y noche: (91) Los milagros se ven en la luz. No puedo ver en la obscuridad. Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mi. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una. Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. Mi debilidad es la obscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe su lugar. A la hora en punto: Los milagros se ven en la luz. Media hora más tarde: Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.
LECCIÓN 112
Repaso de las lecciones 93 94 Para los repasos de mañana y noche: (93) La luz, la dicha y la paz moran en mi. Soy la morada de la luz, la dicha y la paz. Les doy la bienvenida a la morada que comparto con Dios, porque formo parte de Él. 94) Soy tal como Dios me creó. He de ser eternamente como siempre he sido, al haber sido creado por el Inmutable a Su Semejanza. y Soy uno con Él, así como Él es uno conmigo. A la hora en punto: La luz, la dicha y la paz moran en mi. Media hora más tarde: Soy tal como Dios me creó.
LECCIÓN 113
Repaso de las lecciones 95 96 Para los repasos de mañana y noche: (95) Soy un solo Ser, unido a mi Creador. Mías son la serenidad y la paz perfecta, pues soy un solo Ser, completamente integro, uno con toda la creación y con Dios. (96) La salvación procede de mi único Ser. Desde mi único Ser, cuyo conocimiento aún permanece en mi mente, veo el plan perfecto de Dios para mi salvación perfectamente consumado. A la hora en punto: Soy un solo Ser, unido a mi Creador. Media hora más tarde La salvación procede de mi único Ser.
LECCIÓN 114
Repaso de las lecciones 97 98 Para los repasos de mañana y noche: (97) Soy espíritu. Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación. ¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser? A la hora en punto: Soy espíritu. Media hora más tarde: Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
LECCIÓN 115
Repaso de las lecciones 99 100 Para los repasos de mañana y noche: (99) La salvación es mi única función aquí. Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de ellos junto con él. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial. Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo, pues Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo. A la hora en punto: La salvación es mi única función aquí. Media hora más tarde: Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
LECCIÓN 116
Repaso de las lecciones 101 102 Para los repasos de mañana y noche: (101) La Voluntad de Dios para mi es perfecta felicidad. La Voluntad de Dios para mi es perfecta felicidad. Lo único que me puede hacer sufrir es la creencia de que hay otra voluntad aparte de la Suya. (102) Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz. Comparto lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mi, Su Hijo. Lo que Él me ha dado es lo único que quiero. Lo que Él me ha dado es lo único que existe. A la hora en punto: La Voluntad de Dios para mi es perfecta felicidad. Media hora más tarde: Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
LECCIÓN 117
Repaso de las lecciones 103 104 Para los repasos de mañana y noche: (103) Dios, al ser Amor, es también felicidad. Quiero recordar que el amor es felicidad y que nada más me puede hacer feliz. Elijo, por lo tanto, no abrigar ningún substituto para el amor. (104) Busco únicamente lo que en verdad me pertenece. El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio. Éstos son los regalos que mi Padre me dio. Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece. A la hora en punto: Dios, al ser Amor, es también felicidad. Media hora más tarde: Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.
LECCIÓN 118
Repaso de las lecciones 105 106 Para los repasos de mañana y noche: (105) Mías son la paz y la dicha de Dios. Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en grato intercambio por todos los substitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo intenté. (106) Déjame aquietarme y escuchar la verdad. Permite que mi débil Voz se acalle, para poder oír así la poderosa Voz de la Verdad Misma asegurarme que yo soy el perfecto Hijo de Dios. A la hora en punto: Mías son la paz y la dicha de Dios. Media hora más tarde: Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
LECCIÓN 119
Repaso de las lecciones 107 108 Para los repasos de mañana y noche: (107) La verdad corregirá todos los errores de mi mente. Me equivoco al pensar que hay algo que pueda hacerme daño. Soy el Hijo de Dios, Cuyo Ser descansa a salvo en la Mente de Dios. (108) Dar y recibir son en verdad lo mismo. Hoy lo perdonaré todo, para así poder aprender a aceptar la verdad acerca de mi, y llegar a reconocer mi impecabilidad. A la hora en punto: La verdad corregirá todos los errores de mi mente. Media hora más tarde: Dar y recibir son en verdad lo mismo.
LECCIÓN 120
Repaso de las lecciones 109 110 Para los repasos de mañana y noche: (109) Descanso en Dios. Hoy descanso en Dios y dejo que Él obre en mi a y través de mi, mientras descanso en Él en silencio y con absoluta certeza. (110) Soy tal como Dios me creó. Soy el Hijo de Dios. Hoy dejo a un lado todas las enfermizas ilusiones que albergo acerca de mi mismo y dejo que mi Padre me diga quién soy. A la hora en punto: Descanso en Dios. Media hora más tarde: Soy tal como Dios me creó.