CONTIGO… ¡directo a la vida! [haz espacio] Poco a poco, llegamos al final de nuestro año pastoral juntos. Hemos caminado y compartido la aventura de adentrarnos en el Corazón de nuestro Dios que es, ante todo y sobre todo, misericordia y ternura. Un Corazón que nos pide no pararnos, no estarnos quietos, mirando nuestro ombligo. El P. Dehon decía que había que "salir de las sacristías" e "ir al pueblo". Todos tenemos "sacristías", lugares donde todo está más que colocado, donde nos sentimos seguros. Pero nuestro Dios nos pide salir de las seguridades, echarle valor y ser audaces, ser hombres y mujeres "inquietos" que buscan algo más en su vida y en sus relaciones. El Corazón de Dios habla al corazón del hombre y le pide ir a los otros, encontrarse con ellos, hablarles del Amor que todo lo puedo y todo lo sana, de Dios. Él estará con nosotros, ¡contigo!, no temas. Canto FA
DO RE SIB RE SOL DO
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FA DO rem solm DO FA (DO)
ubi caritas Deus ibi est.
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[espacio de la oración] Salmo 102 (Cantamos todos entre estrofa y estrofa. Cada estrofa la recita despacio quien quiera espontáneamente, como portavoz de todos ante Dios)
Ubi caritas et amor, ubi caritas Deus ibi est (bis). Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía al Señor, y no olvides sus beneficios.
El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos, reveló sus planes a Moisés, sus hazañas a los hijos de su pueblo.
El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades ; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura, que sacia de bienes tus años.
El Señor es compasivo y misericordioso, rico en clemencia y lleno de amor. No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas. Como la altura del cielo sobre la tierra, así es su amor con los que le honran; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.
[espacio de la Palabra] La Palabra: Mateo 25, 14-30
«Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por www.espaciodeespacio.blogspot.com
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eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo." Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará."
La vida: es tiempo para la audacia En algunas parábolas, instintivamente sabemos que los protagonistas no representan a Dios. Nadie pensaría en identificar al malvado juez (Lucas 18, 2) “que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres” con el Señor. Igualmente, en algunas parábolas los personajes pueden comportarse de un modo que difiere bastante de los valores cristianos. Las cinco vírgenes prudentes (Mateo 25, 112) que rechazan compartir su aceite están lejos de ser un ejemplo del amor y generosidad cristianos. Así, entendemos que, aunque es adecuado buscar en las parábolas una enseñanza acerca de Dios y su Reino, no todos sus elementos son necesariamente coherentes con el mensaje evangélico. Estos elementos están al servicio de un punto que sí está en la línea del Evangelio. Lo importante es encontrar ese punto y descubrir cómo los otros elementos lo ponen de relieve. Lo mismo ocurre en esta parábola. El señor duro, que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció, no debería hacernos pensar en Cristo. Lo relativo al Reino se encuentra en otro lugar. Uno de los personajes se comporta de una manera totalmente errónea. Ha entendido mal el tiempo en el que estaba viviendo. Los primeros siervos, que han recibido cinco y dos talentos respectivamente (una suma enorme, pues un talento equivalía al sueldo medio de un trabajador durante veinte años), se dan cuenta de que la confianza concedida es para tomar iniciativas. Y, de hecho, trabajan para sacar un beneficio de aquello que su señor les ha confiado. El enorme error del tercer siervo es pensar que el tiempo entre la partida del señor y su regreso es un tiempo para el miedo (v. 25). Así que va y esconde su talento bajo tierra. En esta parábola, Cristo quiere que sus seguidores entiendan la naturaleza del tiempo en el que tendrán que vivir hasta su regreso. No es un tiempo para el miedo y el inmovilismo. Forzados a vivir en un mundo cambiante, los discípulos están llamados a algo más que la pasividad. Tienen que hacer que el tesoro que les ha sido confiado dé frutos bajo las nuevas condiciones. Deben hacer uso de su imaginación. Esto requiere una buena dosis de audacia y creatividad; de riesgo, de “dejarse descolocar por Dios”; de salir de la comodidad. •
¿Cómo me ayuda esta parábola a entender lo que Dios espera de mí, de nosotros? ¿Qué riesgos estoy llamado a asumir para permitir que la justicia y el amor crezcan en el mundo?
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“La Iglesia no es un museo, sino un jardín, algo vivo, que debe ser cuidado para hacerlo más hermoso”. ¿Cómo pueden estas palabras del Papa Juan XXIII mostrarnos el significado de la parábola de los talentos?
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[espacio del corazón] Momento de silencio y de compartir. Quien quiera puede compartir en voz alta una pequeña reflexión, un trozo de la Palabra de Dios que le haya llamado la atención. Puede también pedir por algo o alguien, o dar gracias.
Canto:
Oración: Padrenuestro.
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