Relatos de nuestra diversidad
La vida de todos cambió. Nuestra rutina, nuestra forma de trabajar, el cómo nos relacionamos con otras personas, ya no es igual. Este tiempo difícil de pandemia y cuarentena nos enseñó a ser más empáticos, a valorar y respetar las diferencias y diversas realidades que integran nuestro entorno.
Desde distintas miradas hemos recogido grandes aprendizajes: necesitamos ser más flexibles, tolerantes, colaborativos e inclusivos. Conectarnos con otros para afrontar juntos los actuales y futuros desafíos.
Las siguientes páginas muestran 44 relatos que retratan la diversidad de trabajadores, trabajadoras y familiares del Grupo Minero. Tenemos la convicción de que una organización diversa e inclusiva nos ayuda a cumplir nuestro propósito de desarrollar minería para un futuro mejor.
Agradecemos la participación y motivación de todos quienes nos contaron las historias que hoy mostramos en este libro ilustrado.
COMITÉ EVALUADOR
Pablo Orozco, gerente de Comunicaciones Antofagasta Minerals, Camila Bernales, líder de D&I Antofagasta Minerals, Alejandra Godoy, generalista Senior RRHH, Minera Antucoya, Guillermo Cedeño, generalista RRHH y líder de D&I Antofagasta Minerals, Bein Cil Yeh Mo, generalista RRHH y líder de D&I, Minera Zaldívar.
Cuarentena en P
Compañeras de trabajo
Hoy llegué temprano a la oficina, aprovecho de avanzar antes que llegue el resto del equipo. Un poco más tarde llega mi compañera de trabajo, ansiosa, cargando con dificultad sus pertenencias. Su puesto de trabajo está contiguo al mío. Prende su computador y se prepara para una importante presentación.
Sé que está nerviosa, la miro de reojo y le sonrío. Ambas conectadas en nuestras salas virtuales, trato de poner atención en lo que habla. Veo cómo se explaya, cómoda y segura. Al terminar me mira con satisfacción, sonrío nuevamente, me quito los audífonos y la escucho: "¿Cómo lo hice mamá?"
Rosa Salas Nunez
Jefa de Relaciones Institucionales
Gerencia de Asuntos Públicos del Norte
Antofagasta Minerals
Sí, sí estuve
No supo de mi mano que la rozó tiernamente, ni de mi voz que dijo voy. Habló con su madre, historias tan antiguas que mi memoria no conoce, ya no estaba cuando la abrigué como pude.
Y no la vi más, nunca más, me la devolvieron (creo) en una caja sellada que no me dejó arreglarla, besarla, pedirle perdón y perdonarla, me la dejaron en una caja, no supe si eran sus colores o su alma. Nadie pudo verla, nadie me dijo cómo fueron esos días entre las luces traseras de la ambulancia y el cajón helado que me miraba.
Millaray Hernandez Zamorano
Ingeniera Procesos
Minera Centinela
Entre alegrías del hogar y rayitos de sol en mi jardín, han transcurrido mis días de cuarentena junto a la tecnología disparada al 100% entre el teletrabajo y estudios online de mi hija y nieta.
Con mis 78 años y mi anclaje respetuoso estoy inmersa en torbellinos de sucesos positivos y de dolor.
Aprendí a cocinar comidas saludables, conectarme más con mis seres queridos, con mis amistades, diversos trabajos caseros, leer, compartir sin preguntar, hablar con Dios e incluso participar de TikTok.
Recordaré este tiempo como la niebla que deja la “camanchaca” y que, al desaparecer, ¡vislumbraré un mejor paisaje!
Georgina Guthrie
78 años, mamá de Mónica Hohmann Guthrie
Secretaria Técnica / Minera Los Pelambres
tercer lugar
Sentarme al piano de tarde, mirar aves urbanas de mañana, escuchar sirenas y frenadas, volver a tener el pelo largo, trabajar con pantuflas y ser papá profesor por videollamada, volví a la música y a la poesía, a creer en la humanidad, aunque un poco más gordo, más alimenté a mi alma.
El celular
El abuelo Raimundo siempre fue uno de esos que odiaba la tecnología. Se formó a pulso, revoloteando entre carretas de bueyes viejos y sacos polvorientos de harina. Decía que las computadoras y celulares eran para los ineptos que no sabían hacer una operación matemática sólo con la mente. Refunfuñaba cuando le decíamos que tenía que adaptarse a los nuevos tiempos. Un día, durante la cuarentena, le compramos un celular y lo obligamos a usarlo. Aún recuerdo ver las lágrimas caer de su mejilla durante la primera videollamada con toda la familia. Participaron hasta los parientes del extranjero.
Especialista
Cuando era chico siempre odiaba que mi papá se fuera por tanto tiempo a trabajar a la mina. El turno del siete por siete se me hacía una eternidad. Hubo muchas historias que nunca vivimos, y yo nunca entendí por qué tenía ella que llevárselo por tantos días. Nunca pensé que, diez años después, por fin una pandemia lo traería de vuelta.
22 años, hijo de Richard Zepeda
Operador Mina / Minera Centinela Ricardo Zepeda mencion honrosa
Esta pandemia todos la hemos vivido de distinta manera, en cuanto a mí respecta todo comenzó un día de julio cuando me llama mi madre para contarme que mi papá había dado positivo en Covid-19. Mi corazón se detuvo y recordé a todas las familias que han sufrido en esta pandemia. Desde ese momento me preguntaba en qué había fallado como hijo, si intenté cuidarlo siempre, y mucho peor era si en la minera en donde trabajo me habían entregado tantas herramientas para cuidar de mí y de los míos.
El día 7 de julio me llama mi padre, contesté y lo primero que escuché fue: “Perdón hijo, perdóname por no haberte hecho caso, por no haberme cuidado como me lo pediste, por no haber seguido las 3 reglas que siempre me comentaste. Usa tu mascarilla, mantén distancia y lava tus manos".
Le dije que no tenía que perdonarle nada, que cuando saliera del hospital hablaríamos.
Lamentablemente mi padre falleció un 15 de julio a causa de Covid-19. Nunca olvidaré sus últimas palabras y me prometí que llevaría su mensaje a cada rincón de mi faena, pidiéndole a los trabajadores que no sean ellos quienes llamen a sus hijos o esposas o familiares para pedirles perdón por no haberse cuidado. Seguiré esforzándome en mi trabajo para que desde el cielo mi viejo se sienta orgulloso de su hijo.
Denis Cortes Gomez
Ingeniero Gestión de Riesgos Mina
Minera Antucoya
Ahí está, se llama Susana, dicen que tiene mis ojos, mi mirada. Hace 10 años la dejé en los brazos de una sonriente mujer, y sus pupilas vibrantes me llamaban aterrorizadas, pero cada mañana me llamaron menos. Y así, aprendió a caminar, hablar, leer, sumar.
Ahora casi tan alta como yo, me mira a veces sonriente, a veces atormentada, otras furiosa.
Ahora me habla ininterrumpidamente desde la mañana hasta que me duermo (sí, primero que ella). Nos tomamos un té con leche, nos sentamos cada una en lo suyo y le pido silencio de cuando en cuando.
Millaray Hernandez Zamorano mencion honrosa
Ingeniera Procesos
Minera Centinela
Marzo comenzaba lleno de ilusión: Rosario empezaba su vida escolar. Mochila nueva, uniforme impecable, zapatillas blancas relucientes y miles de aventuras por vivir. Han pasado seis meses desde ese ilusionado primer día. La mochila está guardada, el uniforme casi no ha sido usado, y las zapatillas siguen igualmente intactas. Pero… ¡las aventuras no han faltado!
Junto a su amiga Violeta, quien milagrosamente vive 45 escalones más arriba, me han demostrado que la creatividad de un niño definitivamente no tiene límites.
¿Quién dijo que no se podía hacer un picnic en el living o celebrar cumpleaños cuando no se cumplen años?
Gerente
Maldita...Bendita...Pandemia
Maldita Pandemia que no me permite abrazar a mis hijas que trabajan con delantal blanco, ni a mis padres que ya peinan canas.
Bendita Pandemia que me tiene en casa junto a mi esposo, teletrabajando hace más de seis meses.
Maldita Pandemia que me tiene prisionera en casa sin poder disfrutar del aire fresco de la playa, del parque... simplemente de la naturaleza.
Bendita Pandemia que me demostró que podía hacer rico pan, reciclar y reusar hasta lo más increíble, que podía entretenerme de la manera más simple... que no necesitaba comprar tantas cosas.
Muchas Gracias Dios mío por mantenernos sanos...
Me he sentido bien porque me cuido mucho no salgo porque hay demasiado contagio, paso en la casa nomás.
El techo
¡Hay que mejorar la casa gritaba la vieja! Agarré la escalera y emprendí rumbo a terreno desconocido, el techo. Esperé encontrarme con suculentas fosas donde escurría el agua, pero por más que buscaba no veía nada. De pronto, a pocos metros vi algo, ¡un Lego!, de ésos que más de una vez pisé descalzo. Mi hijo había convertido el techo, en su pista de aterrizaje y mi viejo Halcón-Milenario enterrado en el policarbonato yacía muerto y desparramado. Mi intención de convertir a Pablito en Jedi, me dejó sin techo, sin Halcón-Milenario y con la vieja mandándome al Sodimac más cercano.
Luis Alfaro Narea Operador Mina / Minera Centinela Pablo Melo Auditor Interno TI / Antofagasta MineralsLuciano Briceño, 10 años, hijo de Rodrigo Briceño Cortés Analista Operaciones Territorial / Antofagasta Minerals
Aburrido, pero no está mal
Estos meses en cuarentena han estado mmmm aburridos pero no está tan mal, un poco sí porque no puedes salir y estoy que me muero de ganas de poder ir a Serena, a la escuela pero no hacer tarea, sin ofender pero hay que ser realistas uno a veces no quiere hacerlas, pero bueno qué se le va hacer creo que estoy escribiendo mucho, lo bueno es que tengo las casas de mis dos tías al lado y tengo 90 palabras ya me tengo que ir pero creo que me alcanzó. Chao =).
Vicente Garviso, 17 años, hijo de Ronald Garviso Olivares Muestrero Metalurgista / Minera Centinela
Una pandemia de amor
Era tan sólo ayer que estaba de pana en mi colegio haciendo clases y ahora sólo estoy encerrado, pero este horrible y frío momento de mi existencia se volvió en el más importante. Nunca había tenido pareja en toda mi plena existencia de 17 años pero, en estos tiempos conocí a alguien, que aunque la distancia nos mate, nos amamos, nos comprendemos y nos apoyamos.
Ella es quien hace que estos momentos fríos de la vida, se vuelvan calurosos, como un gran sol calentando todo el frío páramo de mi vida, mostrándose así que al fin llegó mi primavera.
Mauricio Gómez Vega
Jefe turno Mina / Minera Centinela
Sole y el minero
Papá llega a casa después de siete días, llega con mascarilla, limpia sus zapatos y sus manos, deja su ropa y saluda con besos al aire. Sole pregunta si llegó contagiado.
- No, nos cuidamos mucho en el trabajo para llegar bien y poder abrazarnos, todos lo hacemos en la mina. Todos nos cuidamos para llegar a abrazar y besar. Hacemos muchas cosas día a día para estar bien, para salir a trabajar y no contagiar.
- ¿Los mineros se contagian?
- Claro que sí, somos especiales, pero también podemos enfermarnos.
- Qué triste saber que los superhéroes también se resfrían.
Carola Campero Fernández
Jefe Empleabilidad / Antofagasta Minerals
Mientras
estábamos en pandemia
No habría sido tan distinto si no hubiese tenido que poner el despertador en las mañanas. Antes, antes de toda esta pesadilla, amanecía incólume, sin necesidad de aviso, sabiendo el día que tocaba, y que al girarme aparecería el mar.
Tú... tú insististe en volver a aparecer, todas las mañanas, preguntando qué día es y cómo armar la semana. He intentado cerrar los ojos, darte la espalda. No he vuelto a ver el mar y olvidé si quedamos en algo...
Esta pandemia se coló en mi tiempo, y a momentos, tantos, despierto en otro año, ése que quiero olvidar.
Hilda Carvajal, esposa de Humberto Godoy Maya Jefe Turno Carguío y Transporte / Minera Los Pelambres
Tiempo de reflexión
Con la pandemia vino la cuarentena y muchas cosas cambiaron, hubo que aprender a adaptar el trabajo y estudios desde casa y con ello vinieron dificultades, estrés y cansancio, creo que perdimos mucho, ¡pero!… ganamos “tiempo”, para volver a estar cerca, mirarnos y pensar en la falta que nos hacíamos… doy gracias, que a pesar de todo lo malo que estamos viviendo, aún nos tenemos, valoremos este “tiempo juntos” porque una vez perdido no lo recuperaremos, hoy tenemos la oportunidad de cambiar y creer que podemos ser mejores personas, porque de lo contrario, todo esto, tristemente… no habrá servido de nada…
Gilda Guzmán Runco, Asistente Gerencia Corporativa de Finanzas y Administración / Antofagasta Minerals
Esta tarea me suena a Rap, sin detalles, sólo la verdad cruda y bendecida, bendecida para mí y mi familia, por la comida, buen techo, estufa y hasta frazadas que me ayudan a rapear.
Ha sido crudo, lo leo y siento, los porteros con su sonrisa día a día, crudo cuando veo tantas ollas comunes, puedo imaginar cuánto miedo, hambre y desesperanza, hasta que hago una transferencia en la comodidad de mi casa, al lado de la estufa, se me alivia la carga, rap rap. Bendito sol, bendita esperanza, que me permite valorar aún más los sonidos celestiales de lo que vivo en familia, agradecida y consciente de todo lo recibido, racatá, raaaacatá.
María Montenegro Rojas, esposa de Richard Zepeda Rodríguez
Operador Mina / Minera Centinela
Al despertar una pandemia
Al despertar me encontré en una burbuja de pandemia, no soy un submarino, pero estoy sumergida en mi departamento en cuatro paredes.
Hago ejercicios corriendo entre el living y comedor y así paso un día más. Cuando llega el momento de mi cumpleaños lo celebro en forma virtual: fue muy diferente, con lágrimas y una alegría infinita.
Pasan 30 minutos, mis familiares empiezan a llegar, yo corro a mi balcón y los veo desde lejos. Se ven diferentes con mascarillas, y me dicen a la distancia "un abrazo mamá, te cuidamos por eso no podemos entrar, ya pronto pasará".
Shelda Alarcón Ceriche, esposa de Julio Villegas González
Operador Mina / Minera Antucoya
Antofagasta marzo del 2020, fecha que cambió nuestras vidas.
Nunca pensamos vivir una pandemia tan inesperada y grave.
Todo comenzó con los noticieros informando sobre un virus mortal proveniente de China.
Utilizando mascarillas y distanciamiento social, todo era raro y anormal.
Comenzaron las cuarentenas y los permisos restringidos.
Obligándonos a quedarnos en casa, con la incertidumbre de no saber qué pasará mañana.
¿Yo seré la próxima víctima? ¿Mi cuerpo resistiría?... sólo Dios sabe.
Al final del camino todo estará escrito y pasará a la historia.
Gracias y felicidades a la empresa por cuidar de nuestra familia.
Cambio de folio
El 2020 cumplo 40 años. Tiraré la casa por la ventana, o mejor conseguiré un local para poder invitar a muchos amigos. Lo pasaremos muy bien, habrá karaoke, baile, será el manso carrete. Pensaba que por eso mi cambio de folio sería inolvidable.
Y aquí estamos a horas de cumplir los 40 años y con más de 40 días en cuarentena. Días en donde no hay restricciones de horario para compartir con mis hij@s y mi esposa. Días de juegos, días de Master Chef, días complejos, días de incertidumbre, días de maratón de series, días de hacer nada, días tristes, días alegres… Días que sin duda en algún momento pasarán a la historia y que ojalá no se volvieran a repetir nunca producto de una pandemia.
Sin embargo, estoy seguro, que en un tiempo más voy a desear volver del turno y poder desayunar, almorzar y hacer sobremesa hasta llegar a la hora de las onces junto a la familia. Cuando a causa de mis turnos, el trabajo de mi esposa, estudio de mis hij@s, va a ser tan difícil coincidir para almorzar. Ahí seguro pensaremos en que el 2020 tuvimos esa oportunidad de estar mas juntitos que nunca y esa oportunidad no se volverá a repetir.
Seguramente en unas dos décadas más cuando los hij@s hayan elegido sus propios rumbos recordaré que el cambio de folio del 2020 fue el año que más disfruté a mis grandes amores.
Jamás pensé que estaríamos pasando por algo así. Ha sido duro y en ocasiones casi insoportable llevar el día a día. Ver a la familia distante sin poder ver a mi madre del año pasado. El cumplir casi 1 año separado viviendo solo y sin poder ver a mis hijos en forma normal debido a esto. El vivir frente al mar y no poder caminar por la playa con tus mascotas. Sin duda pareciera que todo esto es sacado de una película, pero es realidad. La soledad te abraza y al final terminas aceptándola y aprendes a compartir con ella. Te hace recordar momentos y situaciones, que por más simples que fueron, a extrañar. Sé que esto de alguna u otra manera nos dejará algo a todos. Un aprendizaje una enseñanza no sé un mal recuerdo quizás. En mi caso después de esto quiero aprovechar cada momento, abrazar a aquellos que tanto extrañas y que por tanto tiempo no has podido ver.
¡¡Ya nos veremos viejita linda!!
Diego Valdivia V. Operador Mina / Minera Centinela Juan Carlos Vargas Q. Inspector Flota Mina / Minera CentinelaConversación
... ya van cuántos meses sin poder ver a las niñas, esto ya no da para más, me tiene decaído lo peor de todo que las personas no hacen conciencia y siguen...
"Mira el vaso medio lleno" -me dijo mi esposa- "véalo como nuestro segundo pololeo, los zoompleaños con disfraces, reencuentros familiares y las tardes de Netflix. Dígame si no es algo atractivo esto en esta cuarentena".
- Eso sí que sí y también la unión familiar más fuerte. De verdad que nos hacía falta algo así, este tirón de oreja por el amor a la familia y humanidad.
Crespos hechos
Despertó y se sintió resplandeciente, se maquilló y se puso su mejor traje... ese día nadie encendió su cámara.
Claudio Lepe Varela Mantenedor Mina / Minera Centinela Constanza Escobar Salas Ingeniera de Procesos / Antofagasta Minerals Daniela Armijo Carrasco Ingeniera Senior Control y Conciliación / Minera ZaldívarMis ojos por ti
Abro mis ojos, logro ver un destello de luz que se cuela por las cortinas, y por un momento pienso, será un buen día para jardinear contigo, cuidar tus rosas, para ver tus manos tan arrugaditas maltratadas por la vida, y que llenas de amor me prepararás tu delicioso arroz... por un momento sería un buen día.
Luego, pestañeo intentando abrir mis ojos, y me doy cuenta de que allí no estarás, el exterior es un campo hostil, y que las rosas aún esperan en el jardín el momento de poder decorar y acompañar tu fría lápida, contigo siempre.
Rodrigo Aranguez Operador Mina / Minera Los PelambresMe bajo del camión, un increíble volquete minero que tanta satisfacción ha dado a mi vida.
Amo mi trabajo. Disfruto tanto transportar los minerales que son el motor de nuestro país.
Respiro, mientras la mascarilla oculta mi boca y la necesidad de expresar mis emociones.
Extraño mi familia, mis hijos: dos pequeñitos que son mi adoración. Mi esposa, su abrazo, su caricia y su beso a mi llegada después de una semana de no vernos.
Tengo miedo por los míos. Me tiembla la voz cuando los escucho, afuera, un fantasma ataca y muerde la garganta y nos impide el respiro.
Patricio Inostroza Carvajal
Mi relato en tiempos de pandemia, en lo personal y en lo familiar, no ha sido para nada grato en aspecto de salud, esto si le sumamos los 5 meses que llevamos en cuarentena y con restricción vehicular en la ciudad de Iquique.
Soy trabajador de Minera Antucoya, con 5 años 5 meses de antigüedad en la Compañía de la Gerencia Mina, a fines de septiembre cumplo 49 años de edad, casado y padre de 2 hijas de 9 y 11 años respectivamente. Como experiencia, les relato lo que hemos vivido como familia y que hemos tenido que afrontar con todos los inconvenientes de por medio, que conlleva a adaptarnos a esta forma de vida.
Miércoles 11 de marzo al 14 de abril del 2020: Llego a mi casa después de haber trabajado en turno de noche, me encuentro con mi hija menor (9) con influenza febril contraída en la segunda semana de clases (en su curso casi el 50%), se controla en los días posteriores tras visita a pediatra en consulta particular.
Domingo 15: No me pude levantar, fiebre sobre 38°C, mucha tos y dolor muscular, al día siguiente, fui a consulta particular, previos exámenes, fui diagnosticado con influenza tipo A+. Siendo la más severa o fuerte que recuerde, en la cual se me sumaron otros diagnósticos, como bacterias intrahospitalarias que se me alojaron en las vías aéreas, secreciones en la garganta, pulmones y detección incidentalmente de un nódulo en la tiroides de 1,6 centímetros por una ecotomografía de tórax, este nódulo se encuentra en seguimiento.
Domingo 31 de mayo: Mi señora sufre un accidente doméstico, provocando una disyunción clavicular y hombro derecho, con probabilidad de operar, afortunadamente derivada a sesiones de kinesiología (20).
Domingo 12 de julio al 02 de agosto (21 días): Estuve en residencia sanitaria (Antofagasta) por contraer el Covid-19 en faena (5to día del turno).
Jueves 6 de agosto: Mi señora la llevo a Urgencias de la Clínica Iquique, por problemas renales, realizándose los exámenes correspondientes y tratamiento a seguir.
Lunes 10 de agosto: A raíz de ecotomografía renal, le detectan incidentalmente un tumor de 10 centímetros de circunferencia en el hígado, procediendo a acudir a un especialista internista, para realizarse los exámenes correspondientes.
Miércoles 12 de agosto: Después del último examen en ayunas, después de almuerzo, la llaman que se tiene que ir a internar inmediatamente al hospital o a la clínica, siendo esta última, en la que dictaminó que tenía que ser trasladada de urgencia vía aérea (avión ambulancia), posteriormente previas evaluaciones en la UCI y trámites entre la clínica y la isapre para las coordinaciones en Santiago.
Sábado 15 de agosto: Viajamos a Santiago en avión ambulancia, asignados a la clínica Bupa, con diagnóstico de hemangioma hepático gigante y hematoma, este último, ocasionado por la caída que sufrió el 31 de mayo.
Jueves 20 de agosto: La intervienen, realizando una embolización a dicho hemangioma.
Sábado 22: Fue dada de alta, después de haber estado entre las unidades más complejas (UCI & UTI) con pacientes Covid-19.
Actualmente y "pasando agosto" en reposo por 14 días en nuestro hogar.
Aprovecho de dar las gracias a Dios, por haber cuidado de nuestras hijas en compañía de familiares en nuestra ausencia, que para ellas fue bastante traumático y también al personal de la alta gerencia de mi empleador, quienes también estuvieron preocupados por la salud de mi señora. Gracias por todo el apoyo en estas situaciones vividas. Comparto esta vivencia, que como familia nos golpeó bastante en estos 7 meses en paralelo con esta pandemia, que ojalá llegue la cura, para poder retomar con otra visión la "normalidad" en todo ámbito y ver la vida con más responsabilidad, armonía, empatía y sobre todo, de una mejor manera de comunicarnos mirándonos a los ojos y poder juntarnos con nuestros seres queridos, de manera presencial y no a través de una pantalla.
Marcela Araya Pizarro
Especialista de Calidad Camiones Autónomos / Antofagasta Minerals
Anoche soñé que caminaba a tu negocio. Estabas linda como siempre. Me acerqué y te abracé sin que me anticiparas; sentí tu amor y olor como cuando era niña. Noté que ya no vendías útiles de oficina y escolares, sino frutas y verduras. Te habías adaptado y cambiado a lo que la gente necesitaba. En estos días, todos hemos cambiado, el mundo se adaptó. Nuestras rutinas cambiaron. Ojalá mi nueva rutina me permitiera abrazarte todos los días.
Valeria Castro
Hija de Iván Castro Molina / Programador Minera Centinela
Sobreviviendo sin vivir
La seguridad está en casa, lo repiten cada vez más. En tu familia, en las redes, y en la tele. Por nuestro bienestar nos tenemos que encerrar, pero veo cómo algunos no se pueden conservar, y otros que obligados, salen a laburar. Nuestro bienestar nos mantiene dentro, pero ¿cómo vivir sin sentir la vida pasar? ¿Sin suficiente alegría? ¿Si te hace falta respirar?
Faltan abrazos, caricias y conversar sin explotar, el estrés me hace estallar. Por ahora sobrevivo, con ilusión de que acabará. Sobreviviendo a la espera, de salir de verdad, y volver a vivir la vida una vez más.
Levantarse temprano, desayunar solo, partir al trabajo, llegar a casa tarde, cenar solo, un nuevo día.
Levantarse temprano, desayunar solo, partir al trabajo, llegar a casa tarde, cenar solo, la rutina.
Levantarse temprano, desayunar en familia, trabajar en casa, compartir con la familia, la cuarentena.
80 días en cuarentena pensando si la vida de antes volverá.
Partieron amigos así sin más, puedo enojarme o ser resiliente, entender que las crisis traen cambios. No hay año que enseñará más que este 2020.
Vivíamos a mil por hora siendo "productivos" pero sin tiempo, un día nos obligaron a quedarnos en casa sentarnos en la mesa, mirarnos y entender los miedos, alegrías, y penas de los que nos rodean.
Hoy por fin sé lo que siente mi familia, pisé el freno de la vida, sólo agradezco que seguimos juntos y podemos convertirnos en una mejor versión de nosotros.
Alison Aliaga, hija de Rolando Aliaga Poblete Minera Centinela Christopher Oliden SegoviaNicolás Guglielmi Pozo
Ingeniero Planificación Producción / Minera Zaldívar
Llegó maullando temeroso y con el corazón agitado en un día de verano. En otoño olvidaba su pasado abandonado: jugaba hasta perder el aliento, se desvanecía. Ella lo amaba más que a nada, él notó que a pesar del tiempo su corazón agitado no cedía y la nueva rutina incluía no correr. Durmieron más juntos que nunca, pero no conocería el invierno. Su corazón se quebró en el sueño como una hoja posada en el suelo. Partió abrazado a su guerrera que susurraba “El eco de tus maullidos no se perderán y resonarán en el vacío de mi pecho”.
Christian Díaz DelaigueSentimiento juvenil
La conocí en cuarentena. Entre WhatsApp, Zoom y Facebook. El corrector ortográfico fue un fiel amigo que trabajaba para nosotros. De mi pantalla salían mensajes encriptados que se impregnaban en la otra pantalla como un imán aferrado al metal. Mis emoticones parecían símbolos de un pergamino antiguo. Casi no había forma de expresar mi sentimiento juvenil. Cada ringtone era un llamado desgarrador que palpitaba y se hacía torrente en mis venas. Decidí conocerla en persona. Comisaría Virtual. Alameda con Tobalaba. Besos con mascarilla. Su piel suave como la imaginé, de guante de hule azul. Hablamos algunos minutos hasta que el permiso expiró. Nos prometimos amor hasta el término de la cuarentena. La verdad, no sé si de para tanto.
Christian Díaz Delaigue Christian Díaz Delaigue Especialista Contratos / Antofagasta MineralsEl futuro Insectos
La vida sin los insectos sería un desastre global, el hombre desaparecería en tan sólo cuatro años. Por el contrario, si alguna vez desapareciera el hombre, en cuatro años la vida afloraría en abundancia. Todos los días de encierro miraba mi ventana y pensaba en eso. Veía el jardín de mi casa y cada vez había más abundancia. Más flores, más abejas y más colibrís. Y habían pasado sólo cuatro meses. ¿Qué pasaría si fuesen cuatro años o cuatro décadas? Desde mi encierro podía percibir el alivio de la naturaleza, de los animales e insectos que revoloteaban en el jardín. Creo que hubo más polinización, más fotosíntesis, más colibrís, más vida en general. Es lo bueno y malo de las crisis.
Cuando niños todos pensábamos que de adultos nos íbamos a enfrentar a una guerra nuclear, una invasión extraterrestre o al enfrentamiento entre humanos y robots. Sarah Connor nos enseñó a preparamos para enfrentar un mundo hostil lleno de naves volando por el espacio y Terminators asesinos que venían del futuro. Pensábamos que íbamos a ser parte de la colonización de otros planetas y que nuestras preocupaciones iban a ser cuánto oxígeno quedaba en nuestro traje espacial o si nuestra nave iba a soportar la gravedad al interior de un agujero negro. Hoy día el futuro se ve muy distinto a como lo imaginábamos: Alcohol gel y mascarillas de algodón para enfrentar un virus microscópico con una corona esponjosa que se cae con el jabón.
Mundo detenido
Trabajo en un supermercado y cuando pensaba en la pandemia, los primeros recuerdos que saltaban eran los de la gente asistiendo desesperada a comprar con sus rostros temerosos y el terror del desabastecimiento persiguiéndolos. Al menos así fueron las primeras semanas en que el rugido de la pandemia llegaba como una sentencia divina o una maldición demoníaca. Muchas emociones fui viviendo, pero ahora que el tiempo ha transcurrido y todo se va calmando, he podido notar cuán absorto estaba en nimiedades que nublaban mi alma y cómo siempre estaba preocupado y agobiado haciendo las cosas por compromiso envuelto en expectativas ajenas. El mundo se ha detenido y esto me ha servido para encontrarme en cada rincón de mi hogar. Ya no hay apuro y ya no hay tanto cuestionamiento, mi ser ahora fluye como río abajo con la seguridad floreciendo en sus bordes, pues el distanciamiento y el encierro me han servido para encontrar a quien en otros lugares no encontré… A MI PROPIO SER.
Si el estallido social de octubre fue la gran oportunidad para debatir y replantearnos como sociedad si estábamos haciendo las cosas bien, esta contingencia me permitió reflexionar si en mi propia vida lo estaba haciendo. ¿Mis prioridades eran las correctas antes de la pandemia? El encierro me permitió conocer mis luces y sombras, potenciar y conocer habilidades que desconocía. Mi historia es la reflexión entre cuatro paredes, donde la única certeza es que las crisis generan oportunidades necesarias para detenerse y enfocarse en llevar una vida más plena y feliz, no mañana ni ayer, sino hoy. La vida es ahora.
Juan Ignacio Ortiz Molina Especialista Innovación / Antofagasta Minerals Felipe Arqueros Oyanadel, hijo de Marco Antonio Aqueros Arancibia Operador Planta / Minera Antucoya René Troncoso Heredia Operador Área Seca / Minera CentinelaEs como chocar con una nueva realidad que inevitablemente te hace reflexionar, cuestionar y replantearlo todo. Es un balde de agua fría que te muestra crudamente lo frágil que es la vida y el poco poder de decisión que en realidad tenemos. Un día nos levantamos creyendo que tenemos todo bajo control y al día siguiente no tenemos la capacidad de tomar la mano de nuestros seres queridos. Es recordar que de toda crisis debe salir lo mejor de uno, es la oportunidad de ser mejores. Finalmente es añorar lo que según el Principito no podemos ver con los ojos.
Claudio Seura Swaneck5 meses en familia
Recuerdo como si fuese ayer, el día en que comunicaron que la subida a faena se suspendía por la pandemia. En ese momento pensé que por fin se cumplía el sueño de estar más tiempo en casa con la familia, participar mayormente en el crecimiento y educación de mi hijo y también despertar al lado de mi esposa. A pesar de la incertidumbre de que podía pasar en la vida de nuestros seres queridos, disfruté mucho la estadía en casa y hoy extraño esos momentos en que la vida se dividía entre los quehaceres del hogar y la continuidad operacional.
cerebral y el tener asma crónico, lo mejor que uno puede hacer, es ser precavido sobre todo en estas circunstancias, a pesar de ello podemos llevar una vida plena, teniendo conciencia de lo que podemos o no hacer. Por ello, para mí esta cuarentena ha requerido, además de realizar teletrabajo, el quedarme en casa, saliendo de ella sólo para situaciones indispensables. Lo bueno es que a través de videollamadas he podido seguir hablando y compartiendo con mis seres queridos. ¡Hay que ser positivos! donde mi vida dio un giro, por la pandemia mi forma de trabajar cambió a teletrabajo los espacios en mi hogar se debieron modificar para desarrollar mis funciones, ciertos momentos siento que no soy productiva al comparar mi trabajo en terreno. Este tiempo es una oportunidad, desafío en adaptar mis rutinas salud y teletrabajo, lo rescatable de estos meses en cuarentena es acercarme mucho más a mi familia. Descubrir que soy una luchadora a pesar de todos los momentos que decaigo anímicamente.
Darío Alfaro Cabrera Analista de Medio Ambiente / Antofagasta Minerals Gabriela González OlivaresAndrés Alonso Rivas Gerente Proyecto SIAM / Antofagasta Minerals
Cuando Rosario le pidió a Rosarito que no se pusiera delante de la cámara del computador en la reunión que estábamos teniendo; Paulina y Fernanda entraron corriendo a mi cabeza.
Se escondieron tras mi silla, se me colgaron de los brazos, se subieron a mis piernas, interrumpieron mi reunión y dieron vuelta mi taza de café. Apenado, me concentré nuevamente en la reunión, pensando que era martes y que todavía faltaban cinco días para que vinieran con sus parejas, a almorzar conmigo y mi mujer en nuestra casa de toda la vida.
En este tiempo de cuarentena, me he sentido en profunda conexión conmigo misma, tiempo para valorarnos como seres, querernos, conectar con las cosas maravillosas y simples de la vida, porque lo esencial es invisible a los ojos, darnos cuenta que nuestra casa tiene vida que es mi compañera mi interlocutora, mi protección.
Somos unos privilegiados de estar viviendo el mayor despertar de conciencia que ha vivido la humanidad, estar presente de esta gran Crisis es un privilegio, vivir esta Gran Oportunidad de Cambio, de soltar el control, dejamos vivir por la vida y aprender a vivir en la incertidumbre.
Isabel Henríquez Aravena Especialista de Calidad Camiones Autónomos / Minera Centinela Alejandra Ramírez CastroHan transcurridos ya casi seis meses desde que en nuestro país se dio a conocer el primer caso de Covid-19 positivo - y aproximadamente el mismo tiempo – que yo estoy en cuarentena en mi casa. Soy paciente crónico y por pertenecer al grupo de riesgos, la empresa dispuso esta restricción, lo cual agradezco enormemente.
Hace seis meses, el coronavirus era una “noticia”, información en la televisión o en las redes sociales. Hoy, este virus tiene nombre y caras de personas conocidas y queridas que han partido por causa del contagio. Personas a las que no se les puede acompañar en sus despedidas, ni tampoco nos ha dejado abrazar a sus familias en estos momentos de dolor.
Si hoy hacemos un viaje de retroceso al inicio de este año, “Año Nuevo”… y visualizamos ese momento; probablemente nos vemos planificando nuestro nuevo año. Pero en marzo llegó un virus, tan diminuto e invisible a matarnos el 2020. Generándonos un duelo para todos en cualquier sentido. Muchos han perdido sus seres queridos, otros sus fuentes laborales, algunos quizás lo ven como la pérdida de la libertad…de tener que salir con permisos y restricciones. Otros perdimos nuestros planes o proyectos que sólo quedaron en los deseos de ese año nuevo planificado. Marzo fue un mes de shock. De intentar comprender lo que estaba sucediendo era algo real y no una serie de Netflix. En abril y mayo aún con las noticias a diario, dando reportes de los contagios y fallecidos… había que empezar a aceptar o tratar de asumir esta nueva vida. Acostumbrarse a la mascarilla, al lavado “tan” frecuente de manos, al tener que limpiar todo tan meticulosamente para eliminar algo que no se ve.
La ansiedad y el miedo se hicieron presentes. Y que la frase de Mafalda “Paren el mundo que me quiero bajar”, adquirió mas sentido que nunca. Porque el mundo paró y de algún modo nos tuvimos que bajar. Pero fue en ese momento, en que decidí en aprovechar esta pandemia como una oportunidad de transformación. Hoy estoy muy de acuerdo con los expertos en psicología cuando dicen que el Universo nos quitó el “TENER” y “HACER” para sólo
poder “SER”, y en este tiempo de cuarentena he intentado hacer una conexión conmigo, de recordar que mi vida tiene un propósito, de no olvidar la gran importancia que tiene un abrazo, un beso, las reuniones familiares… y quizás muchas cosas más que antes no le daba la importancia que hoy significa. Agradezco y me considero una afortunada a pesar de las circunstancias. De poder estar en mi casa y aún así contar con un trabajo; que además considero mi actual situación de salud y de alguna forma me cuido. Agradezco que esta pandemia fue en un siglo donde la tecnología nos permite aun a pesar de la distancia poder estar conectados, vernos aunque sea a través de una pantalla. De que existan los teléfonos inteligentes que nos hacen la vida más cómoda, más aún cuando no se puede salir. Agradezco este tiempo, porque me ha enseñado a encontrar nuevamente el sentido a la vida, a creer que todo tiene un propósito y que este virus vino para enseñarnos algo. Tengo fe que en algún momento esto va a pasar y volveremos a tener una vida MEJOR de la que teníamos, aun después de las cicatrices y pérdidas que dejará esta pandemia. Sé que queda poco tiempo para reintegrarme al trabajo, y aunque me genera un poco de temor, porque creo que muchos vamos a sufrir el conocido “Síndrome de la cabaña”, tendremos que acostumbrarnos a esta nueva forma de relacionarnos.
Alejandra Ramírez Castro Químico Laboratorista / Minera CentinelaCuarentena en 100 Palabras Relatos de nuestra diversidad