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Cuentos cortos

2015

Cuentos cortos

INSTITUTO SUPERIOR TECNOLOGICO PUBLICO ARGENTINA COPILADO POR: ANGEL QUIÑONEZ GASTELÚ 23/11/2015 Angel Quiñonez Gastelu

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H

abía una vez un elefante que fue a pasear a la granja. En la granja se encontró con un gato y este le dijo ¿qué haces en la granja? ¡Los elefantes pertenecen a la selva! ¿Quién fue a la granja? ¿Con quién se encontró el elefante? ¿El elefante es de la granja o de la selva Era verano. María tenía calor. María quería comer un helado pero no había. Fue al refrigerador y sacó un jugo. ¡Ay que rico está el jugo! María se refrescó.

¿Era invierno o verano?

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Cuentos cortos ¿María pudo comer helado? ¿Dónde encontró María el jugo?

Es tiempo de navidad. Pablo le hizo una carta al viejito pascuero y le pedió una bicicleta. Este año se portó muy bien. ¡Ojala le traiga el regalo que pidió!

¿Qué tiempo es? ¿A quién le escribió una carta Pablo? ¿Qué le pidió Pablo al viejito pascuero?

Ya es de noche. Las estrellas están en el cielo. Un gato sale a caminar. Tiene mucha hambre. De repente se encontró con un ratón y se lo comió. ¿Es de día o de noche? ¿La luna brilla en el cielo? ¿Quién sale a caminar?

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Cuentos cortos ¿Qué hizo el gato con el ratón?

Pedro fue al supermercado a comprar huevos, para hacer un queque. Pasó por la cajera y los pagó. Al salir del supermercado tropezó y los huevos se cayeron. Pobre Pedro se quedó si hacer queque. ¿A dónde fue Pedro? ¿Qué compró Pedro? ¿Para qué quería los huevos? ¿Pudo hacer Pedro el queque? Ana quería lavarse los dientes sola. Se miró al espejo y comenzó a cepillarse los dientes. La boca se llenó de espuma. Ana se enjuagó con agua fría. ¡Qué blancos quedaron sus dientes!

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¿Qué hizo Ana? ¿Con qué se llenó su boca? ¿Cómo estaba el agua que usó Ana? ¿Cómo quedaron los diente de Ana? Juan no ve bien. Él va a ver a un doctor. El doctor le dice que debe usar anteojos. Juan le hace caso y compra un par de anteojos. ¡Ahora si que ve bien! Juan le agradece al doctor. ¿Cuál es el problema de Juan? ¿A quién le pide ayuda? ¿Cómo soluciona su problema? Angel Quiñonez Gastelu

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¿Juan se enoja con el doctor?

Victoria se pone un vestido azul. El cielo se nubla y comienza a hacer frío.

Victoria corre a su pieza y se cambia de ropa. Sus pantalones y un chaleco son más abrigados. Victoria no se refría. ¿Qué tiene puesto Victoria al principio? ¿De qué color era el vestido? ¿Qué hace Victoria para no tener frío? ¿Se refría Victoria? Angel Quiñonez Gastelu

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Es muy temprano en la mañana. Juan está durmiendo. Su mamá lo despierta con un beso: “¡Juan, levántate! ¡Tienes que ir al colegio!”. Juan se estira y da un bostezo. Su día comenzó.

¿En el cuento es la mañana o la noche? ¿La mamá despierta a Juan con un vaso de agua en la cabeza? Juan se estira y ¿cae de la cama? Había una vez una niña que no quería comer frutas. Su papá le decía: “hija, debes comer manzanas y naranjas, tienen muchas vitaminas. La fruta te hace bien.” ¡Un día la niña probó una manzana y le gusto! Ella dijo: “¡las manzanas son dulces y jugosas!”

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EL EREMITA ASTUTO

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E

ra un eremita de muy avanzada edad. Sus cabellos

eran blancos como la espuma, y su rostro aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de vida. Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo flexible como un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pero, a pesar de ello, no había logrado debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto Angel Quiñonez Gastelu

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Cuentos cortos en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya. Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al astuto eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo

acontecido. Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones de gran precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el ermitaño. De nuevo, el eremita, con su Angel Quiñonez Gastelu

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Cuentos cortos tercer ojo altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario. En unos instantes, reprodujo el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas idénticas a la suya. El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales. Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó: --Muy bien, pero que muy bien. !Qué gran proeza! Y tras un breve silencio, agregó: --Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo. Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar: --¿Cuál? Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte. *El Maestro dice: El ego abre el camino hacia la muerte y nos hace vivir de espaldas a la realidad del Ser. Sin ego, eres el que jamás has dejado de ser.

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SÓLO SE NECESITA MIEDO Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por yoguis y maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba. El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo: --¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar! El asceta dijo: Angel Quiñonez Gastelu

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Cuentos cortos --Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. !Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo! --¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra? Y el asceta repuso: --Sólo se necesita miedo. *El Maestro dice: Caminar hacia la Verdad es más difícil que hacerlo por el filo de la navaja, por eso sólo algunos se comprometen con la Búsqueda.

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PUREZA DE CORAZÓN Se trataba de dos ermitaños que vivían en un islote cada uno de ellos. El ermitaño joven se había hecho muy célebre y gozaba de gran reputación, en tanto que el anciano era un desconocido. Un día, el anciano tomó una barca y se desplazó hasta el islote del afamado ermitaño. Le rindió honores y le pidió instrucción espiritual. El joven le entregó un mantra y le facilitó las instrucciones necesarias para la repetición del mismo. Agradecido, el anciano volvió a tomar la barca para dirigirse a su islote, mientras su compañero de búsqueda Angel Quiñonez Gastelu

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Cuentos cortos se sentía muy orgulloso por haber sido reclamado espiritualmente. El anciano se sentía muy feliz con el mantra. Era una persona sencilla y de corazón puro. Toda su vida no había hecho otra cosa que ser un hombre de buenos sentimientos y ahora, ya en su ancianidad, quería hacer alguna práctica metódica. Estaba el joven ermitaño leyendo las escrituras, cuando, a las pocas horas de marcharse, el anciano regresó. Estaba compungido, y dijo: --Venerable asceta, resulta que he olvidado las palabras exactas del mantra. Siento ser un pobre ignorante. ¿Puedes indicármelo otra vez? El joven miró al anciano con condescendencia y le repitió el mantra. Lleno de orgullo, se dijo interiormente: “Poco podrá este pobre hombre avanzar por la senda hacia la Realidad si ni siquiera es capaz de retener un mantra”. Pero su sorpresa fue extraordinaria cuando de repente vio que el anciano partía hacia su islote caminando sobre las aguas.

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Cuentos cortos *El Maestro dice: No hay mayor logro que la pureza de corazón. ¿Qué no puede obtenerse con un corazón limpio?

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