Análisis narrativo de la película “El juego perfecto” NOMBRE: Diego Mauricio Sarango Zurita
MATERIA: Literatura
CURSO: 3º Bachiller “D” Informática El juego perfecto, película basada en la historia real ocurrida a un equipo de béisbol en 1957, el cual llega a la liga mundial infantil de béisbol. Dicho equipo nace en la ciudad de Monterrey, en uno de los pueblos más humildes de la región. En la película, los niños son monaguillos de la iglesia del pueblo y bajo las riendas del padre Esteban, quien tiene una gran fe en Dios y les transmite a los chicos marginados, a los que atiende con dedicación, este amor por él. Algunos de estos niños son hijos de obreros de la Compañía Fundidora y el Padre Esteban trata de inculcarles virtudes y disciplina por medio del deporte, del béisbol para ser más precisos. Un día, Ángel Macías, pitcher del equipo, se encuentra con Cesar L. Faz quien formó parte de los Cardenales de San Luis, pero no como jugador, sino como aguador. Sin embargo, esto no lo saben los niños ya que él les hace creer que entrenó a dicho equipo. Ángel convence a Cesar L. Faz de formar un equipo con los niños del pueblo y jugar béisbol en forma. Cesar L. Faz inicialmente se niega, fundamenta que no tienen un lugar en donde jugar y que nos son los integrantes necesarios para formar un equipo de béisbol. Al tener los niños el deseo de jugar béisbol, se reúnen y acondicionan un terreno abandonado como campo de entrenamiento. Cesar ve el deseo de los niños por jugar y finalmente decide aceptar ser el entrenador. Reclutan a otros niños y comienzan los entrenamientos diarios. Después de unos días de entrenamiento aparece la oportunidad de que el equipo vaya a Estados Unidos a competir en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas de 1957 en Williamsport, Pa., para lo cual, los niños vencen obstáculos como la prohibición de los padres, el poco o nulo apoyo económico, la distancia, etc. Sin embargo, la ilusión de los niños es tan grande que ellos siguen adelante sin importarles nada más que el béisbol. Llegando a Estados Unidos, se enfrentan a la discriminación existente de la época: blancos contra negros. El mexicano, no es blanco, por lo tanto tampoco entra en el estereotipo que merece respeto. Incluso, durante una entrevista, haciendo alusión a la diferencia de estaturas, se les pregunta a los mexicanos si no tenían miedo de jugar contra niños que eran mucho más grandes que ellos, a dicha pregunta, la respuesta histórica que dio Gerardo González “no los vamos a cargar, sólo vamos a jugar con ellos”, dicha respuesta fue objeto de risas y burlas, sin embargo, poco a poco los niños mexicanos demostraron que sus palabras eran verdad. “Los pequeños gigantes” como los llaman, vencen uno a uno a los contrincantes con los que se enfrentan, reciben ayuda de un jardinero del campo de béisbol, quien conoce técnicas de lanzamiento, también reciben guía espiritual del hermano de este jardinero quien es sacerdote. Este último sustituye al padre Esteban quien tiene que regresarse a México y “el nuevo padre” se encarga de leerles el salmo 180, el cual es leído a los niños antes de todos los partidos.
En el último partido, la gran final, los niños se enfrentan a una última situación, Cesar, su entrenador, se siente mal al haberles mentido sobre su verdadera historia en los Cardenales de San Luis, por lo que decide decirle la verdad a su equipo, sin embargo, y para su sorpresa, su equipo ya tenía conocimiento de la realidad de su trabajo en los Cardenales, por lo que, a partir de ese momento se enfocan únicamente en el juego, deseando como un gran extra que sea un juego perfecto, es decir, que ningún jugador del otro equipo logre llegar a primera base. Esta situación casi se ve frustrada por el descontrol del pitcher, ante los recuerdos de la mala relación con su padre, para lo cual, el entrenador interviene a tiempo y le da una medalla que un par de días atrás su padre había enviado haciéndole sentir su apoyo. Mientras el juego está realizándose, en Monterrey la ciudad se detiene, pues todo el pueblo quiere escuchar el juego de “sus niños”, la fundidora deja de trabajar y los empleados van a sentarse con la comunidad para saber el resultado del partido. Al escuchar el resultado final los pueblerinos estallan de emoción, pues sus hijos habían conseguido alcanzar su sueño, jugar béisbol y ganar. Tras haber ganado el título de la serie mundial infantil, los niños antes de regresar a México, visitan la Casa Blanca donde los recibe el presidente con respeto y admiración. Cuando los niños llegan a México son recibidos por una cantidad exorbitante de personas que los vitorean y alaban con gran amor y admiración, y como no hacerlo si por primera (y única ocasión) los mexicanos les ganaron a los estadounidenses en un juego en el que ellos eran los expertos y haciéndolo con honores, con “un juego perfecto”.