COLUMNA DE OPINIÓN ANGIE PALACIOS PERIODISMO DE ANÁLASIS LEIDY DIANA LOPEZ Sobre ¿Cuál es la sociedad que queremos? Por: María Jimena Duzán
Debido a las multitudinarias marchas que se presentaron en las ciudades de Barranquilla, Bogotá y Bucaramanga convocada por la iglesia católica y cuyo fin era el de defender la familia “tradicional” se convirtió en el escenario perfecto para que saliera a flote todo tipo de conductas y actitudes reprochables por parte de nuestra sociedad, y como era de esperarse por parte de funcionarios de nuestro gobierno, que no desaprovechan cualquier oportunidad para politiquear. Lo más preocupante de la situación es que dicha marcha fue convocada debido a los malentendidos que hubo acerca de las cartillas que la ministra Gina Parody habría aprobado para difundir en los colegios del país, pero lo que se pudo apreciar es que la indignación del pueblo no es como tal el tema de las cartillas si no el hecho de que nuestra ministra haya aceptado ser homosexual, lo cual le dio más trascendencia al asunto. Tras las marchas realizadas es evidente apreciar a un país fuertemente católico y muy mal gobernado, ya que se están defendiendo los derechos de solo una parte de nuestra sociedad (obviamente los que se apegan a la iglesia católica y a la “buena moral”) y el otro porcentaje que, ¿No tienen nuestros mismos derechos?, es evidente que nuestros senadores, ministros y candidatos presidenciales se aprovechan de este tipo de situaciones para sacar a flote todo tipo de artimañas y revolver la religión con política una mezcla que para muchos resulta letal.
Es increíble que en pleno siglo XXI aun existan personas tan homofóbicas, racistas e intolerantes, yo personalmente respeto la posición sexual que cada individuo decida tener sobre su cuerpo, con lo que si no estoy de acuerdo es que niños inocentes se vean involucrados en este tipo de disputas de las cuales no decidieron hacer parte, lo que se debería enseñar a nuestros niños es aprender a respetar las diferencias y que este tipo de marchas se convirtieran en espacios dedicados al dialogo y resolución de conflictos sin acudir a conductas intolerantes y violentas.
Por: Angie Palacios