La influencia de la Épica Griega en la Literatura

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La épica helena: el héroe en la literatura Aitana Samaniego La épica clásica tuvo su origen en el seno de la cultura griega durante la época micénica. Acompañada por la perfección formal de la Ilíada y la Odisea se posiciona como un referente de la literatura universal. Desde su concepción hasta la actualidad, se puede afirmar que, ninguna épica de ningún otro pueblo ha acuñado de un modo tan completo los conocimientos compartidos de generación en generación como la épica griega. La diferencia entre su significación histórica en la vida de su pueblo y las obras épicas de otras culturas, se manifiesta por medio de la influencia de Homero que, se extendió, sin interrupción alguna, a través de más de un millar de años (Jaeger, 2001). De esta manera, la fuerza vital de la épica homérica produjo en la época helenística, la perduración de su historia y tradiciones, lo cual se vio instaurado en la solidez imperecedera de aquellos poemas. Ahora bien, con respecto a la influencia de la épica clásica en la literatura, a lo largo del tiempo, se pueden

citar

innumerables ejemplos; donde se engloban dioses, guerras, héroes y situaciones fantásticas. Elementos que se componen como integrantes del inconsciente colectivo, de varias culturas, y que suponen una parte imprescindible en la creación narrativa. En el presente trabajo me gustaría tratar la figura del héroe épico y su importancia y vigencia en la literatura, siendo este una fuente de constantes resignificaciones en varias obras literarias.


Desde poemas como la Ilíada y Odisea hasta las tragedias griegas el arquetipo heroico

se

instaura

como

parte

fundamental en el desarrollo de la narración. El héroe épico cumple siempre con un propósito inmaterial, guiado hacia el triunfo personal y el reconocimiento de sus hazañas. Su esfuerzo y su vida entera se constituyen como una incesante lucha para alcanzar la supremacía entre sus pares (Jaeger, 2001). De ahí el goce inagotable en que la épica entrega la historia de estos personajes y la relación con su entorno. Esta fascinación por las acciones y logros que grandes héroes, como Aquiles y Ulises, han logrado traspasar fronteras temporales y culturales, llegando a estar presentes

en

contemporáneas

obras de

alta

producción literaria. Esto gracias a la resignificación del arquetipo heroico

establecido

en

los

antiguos poemas épicos helenos. La figura del héroe se constituye, entonces, en una especie de reminiscencia que impregna el inconsciente colectivo y se manifiesta en distintas épocas; acompañada de un contexto cultural que la dota o resalta de nuevas características.


Así, la reescritura y renovación de este arquetipo permite estudiar su evolución y puntos de encuentro a lo largo de la historia literaria. Encaminado hacia el cumplimiento del viaje interno y externo, el héroe no solamente ha logrado superar todos los retos que se le interpongan, sino que ha traspasado su historia a innumerables escritos. En su célebre obra, Campbell (1959, p. 35) escribe lo siguiente: “El camino común de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la fórmula representada en los ritos de iniciación: separación-iniciación-retorno, que podrían recibir el nombre de unidad nuclear del monomito”. Es decir, la transformación del héroe se logra mediante las situaciones que el viaje le permita experimentar. Razón por la cual, varias de estas expediciones y travesías efectuados por esta figura, no sólo se llevan a cabo por todos los confines de la tierra conocida sino, también, en el mundo trascendental donde habitan los espíritus, dioses o ancestros. La amplitud en tipos de héroes que podemos encontrar, su complejidad e incluso sus momentos de duda y sus imperfecciones, sirven especialmente a esa identificación del lector y a su fascinación por la historia que el narrador le ofrece. Desde los héroes de la épica clásica hasta Harry Potter o Percy Jackson, el arquetipo de héroe épico asume una mayor grandeza cuando más extrañas, inhóspitas, duras y lejanas son las tierras visitadas y las acciones heroicas realizadas. Estos trayectos se convierten entonces en parte primordial de la imagen que dicho personaje proyecta a los otros. Es importante


recordar, en este punto, que toda imagen se constituye a través de una constante comparación entre la identidad a la alteridad (Moll, 2002, p.349). Así, tras un proceso final de apoteosis la figura heroica se transforma en un mediador entre el mundo de los dioses y los hombres; su vida, personalidad y hazañas son recitadas una y otra vez de generación en generación. Es así que, al igual que otras grandes figuras de la épica clásica, el héroe toma impulso y trasciende el tiempo y el contexto en una basta cantidad de obras. La épica clásica tanto como género como creadora de personajes inolvidables se establece hasta la actualidad como la base de muchos relatos, novelas y guiones. Asimismo, las hazañas, enseñanzas, y desafíos cursados por innumerables héroes han sido acogidos, a lo largo de los años. por propuestas literarias que llaman siempre a la reflexión sobre lo clásico y su vigencia.


Referencias Campbell, J. (1959).​ El héroe de las mil caras.​ Fondo de Cultura Económica México. Jaeger, W. (2001). Paideia: los ideales de la cultura griega. Fondo de Cultura Económica México. Moll, N. (2002. Imágenes del otro <<otro>>. En Gnisci, A. (ed). Introducción a la Literatura Comparada (pp. 347-387) Editorial Crítica.


La épica griega: la resignificación de Kafka Anita Palán Con el pasar de los años, la épica griega ha sido uno de los principales influyentes en la literatura gracias a la diversidad de sus temáticas, motivos e historias. La épica ha hecho posible que varios acontecimientos, a lo largo de la historia, tengan una explicación razonable y competente para compartir con la humanidad. Es así que varios autores, de diferentes épocas y lugares, han hecho uso de estos orígenes y varias figuras femeninas y masculinas para crear sus propias versiones. Ya que, no solo se enfocan en el héroe clásico, sino de criaturas o seres enigmáticos que la épica griega transmite. Debido a esta influencia, Kafka escribe “El silencio de las sirenas” en 1917, este relato es la resignificación del origen clásico de Ulises y las sirenas. Esta transformación se establece al anular el canto de las sirenas, lo cual se contrapone con la referencia clásica y da como resultado una mutación silenciosa, que muestra la influencia de la épica clásica en la literatura. En este sentido, se puede destacar lo que se presenta en ​Por qué leer los clásicos ​de Ítalo Calvino (2009): Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres) (p. 3). Lo que sustenta la idea de la perpetuidad de la épica griega en la cultura y que se puede vincular con la construcción de literaturas de diferentes lugares y tiempos; estas nuevas creaciones pueden emitir innovadores mensajes que forman parte de variadas formas de ver el mundo y comprender la literatura. Es por ello que, en este trabajo se enfatiza en una perspectiva distinta de las sirenas y del Ulises clásico, el cual toma un giro interesante a lo


largo del relato que escribió Franz Kafka, donde podemos conocer otro punto de vista del mito y las letras. Por tanto, es menester recurrir al indicio de las sirenas, el núcleo de las voces. En la Odisea de Homero, en el canto X, Circe advierte a Ulises que debe obturar con cera los oídos de sus compañeros y que él debe atarse de pies y manos al mástil de su embarcación, de esta forma puede escuchar los cantos. Así lo hace Ulises en el canto XII, resiste aferrado con cuerdas y con el corazón a punto de salir del pecho hasta que los cánticos cesen. Las voces melódicas de las sirenas tienen el don del saber, quienes las escuchan contentos se alejan con el conocimiento de mil cosas. Por lo cual, el viajero en ese momento recibe esas dulces voces con anhelo. De forma adicional, en ​Por qué leer los clásicos​, se nos remite a un indicio peculiar en cuanto a la travesía de Ulises: Por tanto la novedad de la Odisea es haber enfrentado a un héroe épico como Ulises «con hechiceras y gigantes, con monstruos y devoradores de hombres», es decir, en situaciones de un tipo de saga más arcaica, cuyas raíces han de buscarse «en el mundo de la antigua fábula y directamente de primitivas concepciones mágicas y xamánicas» (Calvino, 2009 , p. 9) Es decir, que la travesía del héroe se enfoca en dar a conocer lo que antes no se había escrito. Homéro, tiene que direccionar a Ulises donde antes no se llevaba a ningún guerrero: a la aventura. Es así que, el giro que se muestra en la Odisea es evidente a comparación con el de


la Ilíada, pero es este contraste lo que ha permitido que las diferentes perspectivas y recursos sean más amplios para la comprensión y perseverancia de los clásicos.

En el caso de las sirenas, el autor les arrebata su mayor cualidad: la voz. “Las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio” (Kafka, 1917). A pesar de que se supriman los cantos, el lenguaje corporal que mantienen en sus cuerpos es magnífico, es ahí cuando se da apertura a una nueva forma de comunicar: la corporalidad. Esta expresión corpórea no tiene como fin la seducción, como desean sus cantos, sino que desafía la atención del héroe por su mirada. Es así que se evidencia la influencia de la fuente épica en distintas épocas y literaturas, en este caso la de Kafka, que transforma lo que ya está escrito, pero que se remite completamente a lo clásico. Entonces, Ulises, no obtiene lo que busca. Por tanto, al involucrarse la ausencia de la voz, esta especie de juego de posesión desaparece, ninguno sabe con exactitud cómo llegar al otro. Las sirenas, estratégicamente, no buscan obtener nada de Ulises; al igual que no desean maravillar por sus cantos y conocimientos al héroe. Estas criaturas no quieren que él las posea, sino que anhelan herirlo al no corresponder su ambición por oírlas. Además, el trabajo de Kafka se remite a la duda sobre esta figura heroica. En el último párrafo se enfatiza cómo con la astucia de Ulises, al usar su fama como escudo, se protege con su larga travesía y reputación ante los olímpicos; ya que cuenta que escuchó el mágico canto, cuando no lo hizo.


Por ende, la presencia de la épica en la literatura a lo largo de los años es evidente. En el caso de la narrativa kafkiana, las resignificaciones son enigmáticas, ya que el autor nos presenta un punto de vista diferente que, incluso, pone en duda lo ya conocido. No obstante, la referencia épica está muy marcada por sus personajes y el viaje clásico que nos habla Homéro, pero Kafka le da un giro que se remite al silencio y a una nueva faceta de Ulises.


Referencias Calvino, Í. (2009). Por qué leer los clásicos. Siruela Kafka, F. (2003). ​Cuentos completos​. Valdemar. Homero. (1993). ​Odisea.​ Gredos.


La épica helena y su representación de Atenea

Dennis Medina

En la épica helena, los dioses y diosas del panteón griego se asocian a ciertas áreas de importancia en la vida de los hombres: el amor, la guerra, los elementos naturales, la salud, entre otros. Para fines de este análisis se tomará como eje central la deidad Atenea, la diosa de la inteligencia, la sabiduría y estrategia guerrera. Quien forma parte de varios poemas épicos debido a su estrecha relación con los héroes y con el concepto del polemos. Para comenzar con el análisis hay que tomar en cuenta que la deidad se diferencia del resto desde su misma concepción. Este acontecimiento narrado en la ​Teogonía p​ or Hesíodo (1995) determina a Atenea como la diosa que sale de la parte racional del cronida: Zeus rey de dioses tomó como primera esposa a Metis, la más sabia de los dioses y hombres mortales. Mas cuando ya faltaba poco para que naciera la diosa Atenea de ojos glaucos, engañando astutamente su espíritu con ladinas palabras, Zeus se la tragó por indicación de Gea y del estrellado Urano (…) Pues estaba decretado que nacieran de ella hijos muy prudentes: primero, la doncella de ojos glaucos Tritogenia que iguala a su padre en coraje y sabia decisión (...) Pero Zeus se la tragó antes para que la diosa le avisara siempre de lo bueno y lo malo. (p. 56 ) Atenea es la encarnación de la sabiduría heredada de su madre y ,como ya postuló el aedo, el coraje y prudencia de su padre. La divinidad que nace de la cabeza de Zeus como una adulta, vestida con su armadura, marca una imagen poderosa en relación con las asociaciones que tenemos con respecto a inteligencia:


Como se puede deducir a partir de su apariencia militar, los griegos la consideraban patrona de la llamada “guerra justa”, la guerra defensiva, y en particular de la estrategia y las tácticas es decir, de la parte aparentemente intelectual de los conflictos armados. (Benavides, 2010, p151) Atenea es la contraposición de Ares, su hermano paterno, ella representa un aspecto de la guerra más elaborado, filosófico y vinculado al arte de la estrategia, en definitiva una visión de la guerra desde la superioridad del conocimiento. Por otra parte, su hermano encarna el aspecto cruel y visceral de la guerra, una faceta que se da solo por el deseo de destrucción. Es así que la diosa, a lo largo de las narraciones épicas, ha sido construida no solo como una deidad que representa la feminidad, sino que se la ha tomado como como elemento que crea el polemos bajo condiciones intelectuales. Atenea representa las características referente a los héroes, es por ello que, en la mayoría de los poemas épicos es la diosa quien va a respaldar a los guerreros en sus hazañas. pues si bien la construcción de sus relatos hablan sobre las proeza de los héroes, estos no habrían conseguido sus objetivos sin la protección y consejo de la deidad. Dentro de las obras épicas la diosa da su apoyo a varios héroes: Odiseo, Telémaco y Heracles. Figuras heroicas que, gracias al consejo de Atenea, de los ojos claros, consiguieron sus objetivos. Los referentes épicos no solo han hecho que la figura de esta diosa se convierta en la de una consejera, sino que también la han convertido en la representante de la justicia, como en el caso de las tragedias que conforman la Orestiada. Obras donde la divinidad crea un juicio para comprobar si Orestes, uno de sus protegidos debe ser considerado culpable por tomar venganza contra su madre, debido al homicidio de su padre.


Gracias a la épica helena, la concepción de la diosa ha logrado convertirse y adaptarse a la modernidad. Por ejemplo, ha sido innovada en el mudo de la literatura con una reinterpretación de ella en la saga juvenil de ​Percy Jackson y el ladrón del rayo. ​Obra en que la diosa aparece como una mujer adulta y tiene una hija, a quien como guiño a sus acciones en la épica clásica, ayuda en su camino para convertirse en heroína. La diosa también ha sido llevada al ámbito de los videojuegos como ​God of War en donde la deidad ha conseguido apoyar al protagonista en su construcción como héroe, pero a quien ella manipula para conseguir el objetivo de ser la nueva diosa suprema después de que Kratos elimina a Zeus.

La hija de Zeus, no solo se ha transformado para permanecer como una figura que atraviesa el tiempo, sino que también se ha reconfigurado para la nueva realidad en la que se vive. Es así que su mito se ha transformado en un Manga y después en una animación, en la cual se presenta una reinterpretación de la diosa, una reconstrucción que la acerca más a la


humanidad. A pesar de ser una deidad de los doce olímpicos es ella quien, a modo de Jesus, reencarna cada 240 años para salvar al mundo del mal, acompañada de sus caballeros. La animación presenta a Atenea como la diosa de la sabiduría y estrategia guerrera, más centrada en sus obligaciones como diosa de la guerra que impide que el mundo sucumba bajo el poder de figuras malignas. Para finalizar, la figura de la diosa Atenea ha pasado por varias interpretaciones desde sus apariciones en las obras épicas. Ha logrado convertirse en una figura que refiere a la fortaleza, decisión y sabiduría al momento de tomar decisiones o estar en una situación difícil. La deidad se muestra como un símbolo del consejo y guía del héroe para cumplir sus objetivos, además de ser tomada como representación del equilibrio y la justicia dentro de algunas obras posteriores que la nombran. Por lo que la influencia de la épica clásica ha permitido que nuevas representaciones de la divinidad sean creadas, pero siempre manteniendo la esencia clásica y enigmática de la diosa Tritogenia.


Referencias Benavides, P. (2010). ​Palas Atenea: visiones y modelos culturales de la inteligencia y el conocimiento. Hesíodo. (1995). ​La Teogonía.​ Barcelona: Fontana. Homero. (1996). ​La Odisea.​ Madrid: Gredos.



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