TALAVERA POBLANA
talavera poblana
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Su distintivo es su acabado vítreo en color blanco marfileño como base de la decoración. La auténtica talavera de Puebla sólo proviene de aquel estado, específicamente de las localidades de Atlixco o Cholula, debido a la calidad de las arcillas que ahí se encuentra y a la tradición de su manufactura, que se remonta al siglo XVI. Los colores empleados en su decoración son el azul, el amarillo, el negro, el verde, el naranja y el malva (violeta pálido). La producción de talavera en Puebla alcanzó un gran desarrollo gracias a la disponibilidad de su barro y a la gran demanda de azulejos para revestir las iglesias y conventos. En términos formales, la tradición surgida en Puebla se acuñó con el nombre de talavera poblana, diferenciándola así de las talaveras españolas. Es una mezcla de técnicas cerámicas chinas, italianas, españolas e indígenas. Ulteriores esfuerzos para preservar y promover la artesanía han ocurrido a finales del siglo XX, con la introducción de nuevos diseños decorativos y la llamada denominación de origen para proteger la autenticidad de las piezas de talavera elaboradas con los métodos originales del siglo XVI.
CARACTERÍSTICAS La talavera es un tipo de cerámica mayólica, que se distingue por su blanco vítreo como base de color. La auténtica talavera sólo proviene de la ciudad de Puebla y de las localidades de Atlixco, Cholula y Tecali de Herrera, debido a que el tipo de barro y la historia de la artesanía provienen de esa región. Todas las piezas son elaboradas a mano en torno, y el vidriado contiene estaño y plomo, como han sido hechas desde la época virreinal. El vidriado debe craquelarse, ser ligeramente poroso y casi blanco. Sólo se permite usar seis colores: azul, amarillo, negro, verde, naranja y un violeta pálido, que deben generarse a partir de pigmentos naturales. Los diseños de color tienen una apariencia difuminada a medida que se funden con el vidriado. La base, la
talavera poblana parte que toca la superficie no visible, no es vidriada y expone la terracota, la cual debe tener inscrito el logotipo del fabricante, las iniciales del artista y la ubicación de la fábrica en Puebla. Hoy en día, sólo las piezas provenientes de zonas designadas y de talleres específicos que han sido certificados están permitidos para llamar a sus obras talavera. La certificación es emitida por el Consejo Regulador de la Talavera, un cuerpo regulatorio especial. Sólo nueve talleres hasta ahora han sido certificados: Talavera Uriarte, Talavera La Reyna, Talavera Armando, Talavera Celia, Talavera Santa Catarina, Talavera de la Nueva España, Talavera de la Luz, Talavera de las Américas y Talavera Virgilio Pérez. Cada una de las cuales debe pasar por una inspección bianual de sus procesos de fabricación. Las piezas son sometidas a 16 pruebas elaboradas por laboratorios certificados internacionalmente.2 Aunado a esto, hay una prueba hecha por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Puebla para asegurar que el vidriado no contenga plomo o de cadmio, dado que la mayor parte de las piezas se usan para servir alimentos. Sólo aquellas piezas salidas de los talleres que alcancen los estándares están autorizadas para llevar la firma del alfarero, el logotipo del taller y el holograma especial que certifica la autenticidad de la pieza.
PRODUCCIÓN El proceso de la elaboración de la talavera es complicado y prácticamente no ha cambiado desde la temprana época virreinal. El primer paso es mezclar arena negra de Amozoc y arena blanca de Tecali. Es entonces lavada y filtrada para quedarse con las partículas más finas. Esto puede reducir el volumen en un cincuenta por ciento. En seguida la pieza es modelada a mano en un torno, y dejada a secar varios días. Viene entonces el primer cocido, a una temperatura de 850 °C Tras comprobar que no tiene fisuras o defectos. Se aplica el vidriado inicial o fondo blanco-marfil. Posteriormente, el decorado se pinta a mano. Finalmente se expone a un segundo cocido para endurecerlo. Este proceso puede llegar a tomar tres meses para la mayor parte de las piezas, pero en algunas puede durar hasta seis.
El proceso es complicado a un grado tal que durante la época virreinal los alfareros encomendaban las piezas con oraciones especiales durante el proceso de cocimiento.
talavera poblana USO
ANTECEDENTES
La talavera se emplea principalmente para utensilios de uso común tales como platos, jarrones, tibores, floreros, lavamanos, artículos religiosos y figuras decorativas. Sin embargo, una cantidad importante se destina a la decoración interior y exterior de edificios en México en forma de azulejos, en especial en la ciudad de Puebla. La cocina poblana es uno de los motivos decorativos de la Talavera, desde los azulejos que decoran los muros y tarjas hasta los platos y otros utensilios de cocina. Constituye un estilo de decoración en las cocinas mexicanas. En las antiguas cocinas conventuales muchos diseños incorporaban el emblema de la orden religiosa. Muchas de las fachadas del centro histórico de Puebla están decoradas con estos azulejos, así como fuentes, patios, iglesias y otros edificios, y constituyen parte importante de la arquitectura barroca poblana. El empleo de azulejos era una demostración del estatus económico familiar o de la iglesia. Esto condujo a un dicho que dice: "No aspirar a construir una casa de azulejos equivale a no aspirar a mucho en la vida." Demostrar un nivel de vida alto no estaba restringido a Puebla.
El origen de estas lozas se sitúa en China. Las técnicas y diseños chinos fueron llevados a la península ibérica vía Mallorca por alfareros de la España musulmana a finales del siglo XII. De allí se extendió al resto de Europa, con el nombre de mayólicas. Entre los diversos centros españoles de industria cerámica se hizo especialmente popular el de Talavera de la Reina (Toledo, España), que junto con Sevilla acapararon las exportaciones de loza al Nuevo Mundo. En México se incorporaron ulteriores influencias chinas e italianas a medida que evolucionaba en España, así como la formación de gremios con el fin de regular la calidad. Hay varias hipótesis sobre cómo se introdujo la cerámica mayólica a México. La más común y aceptada es que fue introducida por monjes, que bien pidieron artesanos a España o sabían producir la cerámica ellos mismos. Estos padres requerían azulejos y otros objetos para decorar sus nuevos conventos, así que, para satisfacer la demanda, los artesanos españoles o los mismos padres enseñaron a los indígenas a producir la cerámica vidriada. Un número significativo de alfareros laicos fueron a México desde Sevilla y Talavera de la Reina durante la muy temprana época virreinal. Más tarde, Diego Gaytán, alfarero oriundo de Talavera, revolucionaría la alfarería poblana.
talavera poblana De finales del siglo XVI a mediados del XVII, el número de alfareros y talleres se mantuvo al alza, y cada uno comenzó a crear sus propios diseños y técnicas. El gobierno virreinal decidió regular la industria con gremios y estándares. En 1653 se crearon las primeras ordenanzas, que estipulaban a quiénes podía llamarse artesanos, la categoría del producto de calidad y las normas de decoración. El resultado fue la homologación y el incremento de la calidad. Algunas de las reglas establecidas por las ordenanzas incluian el uso del azul cobalto en las piezas más finas, la firma para evitar las falsificaciones, la creación de niveles de calidad (fina, semi-fina y uso diario) e inspecciones anuales por parte de maestros alfareros.
El periodo entre 1650 y 1750 pasaría a denominarse "la Era Dorada de la talavera". Puebla fue conocida como el centro alfarero más importante de la Nueva España. Las piezas eran exportadas a todos el territorio, y eran enviadas a Guatemala, Cuba, Santo Domingo, Venezuela y Colombia. Durante esta época, el empleo del azul
en la talavera fue reforzado por la influencia de la dinastía Ming, cuyo arte llegaba a México a través de los galeones provenientes de Manila. Las influencias decorativas de Italia en el siglo XVIII introdujeron el uso de otros colores. Durante la Guerra de Independencia, los gremios de alfareros y las ordenanzas se abolieron. Esto permitió que cualquiera produjera cerámica a su libre albedrio, a expensas de la calidad. El mercado de la talavera colapsó, y de los 46 talleres productores del siglo XVIII sólo 7 persistieron después de la guerra. La talavera pasó por un periodo difícil al final del siglo XX, debido a la competencia de cerámica proveniente de otros estados de la República, a las importaciones baratas y la falta de diseños imaginativos y modernos.