Manifiesto Internacional N° 6

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manifiesto

INTERNACIONAL http://eltopoobrero.wordpress.com/ Corriente Socialista Revolucionaria - El Topo Obrero

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A 83 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE LA IV INTERNACIONAL

Publicación del Comité de Enlace Partido de la Causa Obrera y CSR El Topo Obrero Septiembre 2021 N°6

www.causa-obrera.org Causa Obrera

CUBA:

¿ESTADO OBRERO O ESTADO BURGUÉS?

Chile:

LA REVOLUCIÓN DEL OCTUBRE CHILENO Venezuela:

LA LEY ANTIBLOQUEO, LAS ZEE Y LA DERROTA DEL MOVIMIENTO OBRERO VENEZOLANO

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Cuba: Comenzaron las manifestaciones:

LA LUCHA DEBE SER CONTRA EL IMPERIALISMO YANKI Y LA RESTAURACIÓN CAPITALISTA QUE IMPULSA EL GOBIERNO CASTRISTA DEL PCC Pag. 15

Cuba:

¿ESTADO OBRERO O ESTADO BURGUÉS? Pag. 22 Cuba:

LA CLASE OBRERA TIENE LOS DÍAS CONTADOS PARA INDEPENDIZARSE COMPLETAMENTE DEL CASTRISMO Y SALVAR LA REVOLUCIÓN. Pag. 28

LA DEFENSA DEL TROTSKISMO CONTRA EL CENTRISMO Y LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER DE ALGUNOS INTELECTUALES MARXISTAS

LA REVOLUCIÓN DEL OCTUBRE CHILENO

LA LEY ANTIBLOQUEO, LAS ZEE Y LA DERROTA DEL MOVIMIENTO OBRERO VENEZOLANO

Revista editada por el comite de enlace CSR-El Topo Obrero (Venezuela) / PCO (Argentina y Chile) en conjunto con los compañeros del FSR (Bolivia).

POLÉMICA:

SOBRE EL PROGRAMA DE TRANSICIÓN


"A 83 años de la fundación de la IV Internacional reproducimos el saludo grabado de Trotsky a una reunión masiva en Nueva York, realizada para celebrar el acontecimiento y el décimo aniversario del movimiento trotskista norteamericano”

LA FUNDACIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL má s importante. Sobre cada uno de nosotros cae una tremenda responsabilidad histó rica.

Espero que esta vez les llegue mi voz y poder ası́ participar en esta doble celebració n de ustedes. Ambos acontecimientos, el dé cimo aniversario de nuestra organizació n norteamericana y el congreso de fundació n de la Cuarta Internacional, son incomparablemente má s dignos de la atenció n de los obreros que las gesticulaciones belicosas de los jefes totalitarios, las intrigas diplomá ticas o los congresos paci istas.

El partido nos exige una entrega total y completa. Que los ilisteos sigan buscando su individualidad en el vacıo ́ ; para un revolucionario darse enteramente al partido signi ica encontrarse. Sı́ , nuestro partido nos toma por entero. Pero en compensació n nos da la mayor de las felicidades, la conciencia de participar en la construcció n de un futuro mejor, de llevar sobre nuestras espaldas una partı́cula del destino de la humanidad y de no vivir en vano. La idelidad a la causa de los trabajadores nos exige la mayor devoció n hacia nuestro partido internacional. El partido, por supuesto, tambié n puede equivocarse. Con el esfuerzo comú n corregiremos los errores. Se pueden in iltrar en sus ilas elementos poco valiosos. Con el esfuerzo comú n los eliminaremos. Las miles de personas que entren mañ ana a sus ilas probablemente carezcan de la educació n necesaria. Con el esfuerzo comú n elevaremos su nivel revolucionario. Pero nunca olvidaremos que nuestro partido es ahora la mayor palanca de la historia. Alejados de esta palanca, cada uno de nosotros no es nada. Con esta palanca en las manos, somos todo.

Los dos hechos pasará n a ser importantes hitos histó ricos. Es necesario hacer notar que el surgimiento del grupo norteamericano de bolcheviques leninistas, debido a la valiente iniciativa de los camaradas Cannon, Shachtman y Abern, no fue un hecho aislado. Coincidió aproximadamente con el comienzo del trabajo internacional sistemá tico de la Oposició n de Izquierda. Es cierto que la Oposició n de Izquierda surgió en Rusia en 1923, pero la tarea regular a escala internacional comenzó con el Sexto Congreso de la Cominten. Sin que mediara un encuentro personal entre nosotros, llegamos a un acuerdo con los pioneros norteamericanos de la Cuarta Internacional, ante todo, sobre la crıt́ica al programa de la Internacional Comunista. Y en 1928 comenzó el trabajo colectivo que despué s de diez añ os llevó a la elaboració n del programa que recientemente adoptó nuestra conferencia internacional. Tenemos derecho a a irmar que en esta dé cada fuimos persistentes, pacientes y honestos. Los bolcheviques leninistas, los pioneros internacionales, nuestros camaradas de todo el mundo, buscaban el camino de la revolució n, como genuinos marxistas, no en sus sentimientos y deseos sino en el aná lisis de la marcha objetiva de los acontecimientos. Sobre todo' nos guiaba la preocupació n de no engañ ar a los demá s ni a nosotros mismos. Investigamos seria y honestamente y encontramos algunas cosas importantes. Los hechos con irmaron tanto nuestros aná lisis como nuestros pronó sticos. Nadie puede negarlo. Ahora es necesario permanecer ieles a nosotros mismos y a nuestro programa. No es fá cil. Las tareas son tremendas, los enemigos innumerables. Só lo tenemos derecho a dedicar tiempo y atenció n a la celebració n de este' aniversario en la medida en que las experiencias pasadas nos sirvan para prepararnos para el futuro.

No somos un partido como los demá s. No en vano la reacció n imperialista nos persigue furiosamente. La camarilla bonapartista de Moscú la provee de asesinos a sueldo. Nuestra joven Internacional ya tiene muchas vıćtimas. En la Unió n Sovié tica se cuentan por miles. En Españ a por docenas. En otros paı́ s es por unidades. En este momento los recordamos a todos con gratitud y amor. Sus espı́ritus continú an la lucha entre nosotros. Los verdugos, llevados por su estupidez y su cinismo, creen posible atemorizarnos. ¡Se equivocan! Los golpes nos hacen má s fuertes. La bestial polıt́ica de Stalin no es mas que una polıt́ica desesperada. Pueden matar a algunos soldados de nuestro ejé rcito, pero no atemorizarlos. Amigos, repitamos nuevamente en este dı́a de celebració n: no nos pueden atemorizar. La camarilla del Kremlin necesitó diez añ os para estrangular al Partido Bolchevique y transformar al primer estado obrero en una siniestra caricatura. La Tercera Internacional necesitó diez añ os para abandonar su propio programa y convertirse en un cadá ver maloliente. ¡Diez añ os! ¡Só lo diez añ os! Permı́t anme terminar con una predicció n: durante los pró ximos diez añ os el programa de la Cuarta Internacional se transformará en la guıá de millones de personas y estos millones de revolucionarios sabrá n có mo dar vuelta al cielo y la tierra.

Queridos amigos, no somos un partido igual a los demá s. No ambicionamos solamente tener má s a iliados, má s perió dicos, má s dinero, má s diputados. Todo eso hace falta, pero no es má s que un medio. Nuestro objetivo es la total liberació n, material y espiritual, de los trabajadores y de los explotados por medio de la revolució n socialista. Si no la hacemos nosotros, nadie la preparará ni la dirigirá . Las viejas internacionales -la Segunda, la Tercera, la de Amsterdam, y podemos agregar tambié n el Buró de Londres- está n completamente podridas. Los grandes acontecimientos que se ciernen sobre la humanidad no dejará n piedra sobre piedra de estas organizaciones que se sobreviven. Só lo la Cuarta Internacional mira con con ianza el futuro. ¡Es el partido mundial de la revolució n socialista! Nunca hubo un objetivo

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¡Viva el Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos! ¡Viva la Cuarta Internacional

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LA REVOLUCIÓN DEL OCTUBRE CHILENO

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l levantamiento popular chileno de octubre del 19, se ha de incorporar al arsenal polıt́ico de los explotados sirviendo como una pieza programá tica fundamental para comprender el desarrollo de la lucha de clases y la experiencia de la clase trabajadora en el contexto internacional. Como toda revolució n protagonizada por los explotados, una de sus primeras batallas polıt́icas consiste en ser reconocida como tal y esta es la primera de las tareas que hemos de abordar los marxistas revolucionarios. Hasta el dıá de hoy son mú ltiples los sectores polıt́icos —de la burguesıá liberal y de la pequeñ aburguesıá— que cali ican a este proceso como un «despertar ciudadano», transversal y de los «territorios» cuyo alcance fundamental es el reclamo de mayor participació n en las decisiones sociales y en el reparto de la riqueza social generada por el modelo. Su triunfo principal: h a b e r l o g r a d o i n s t a l a r u n a C o n v e n c i ó n Constitucional que redacte una Constitució n democrá tica y que es presidida por una mujer mapuche. Es moneda corriente en estos aná lisis, como corolario, atribuirle al levantamiento un sentido integrador de las identidades y minorıás, o el cará cter motorizador de má s amplios consensos sociales. No es necesario explicitar, de entrada, que todo consenso es la imposició n de la voluntad de una minorıá. Todas estas lindezas —que por clemencia denominaremos «posmodernas»— se presentan como superadoras del ideario revolucionario, reducen a la clase obrera al burocrá tico e impotente «mundo sindical» e invariablemente proponen como re s p u e s t a a c u a l q u i e r p ro b l e m a s o c i a l s u «visibilizació n», institucionalizació n y la creació n de algú n estatuto jurıd ́ ico. Es lo que llaman «la sociedad de derechos». En un sentido prá ctico el posmodernismo propone como salida a la crisis social el fortalecimiento institucional capitalista, en tanto las ideas deben ser cali icadas no por aquello que declaman, sino por aquello que materialmente convocan a realizar. Por eso má s allá de la parafernalia democrá tica y progresista, el discurso identitario, de minorıás y de consenso social, en la prá ctica se revela como aristocrá tico, antidemocrá tico y patronal, del momento que traducen toda su polıt́ica en el mero accionar institucional y electoral. La pusilanimidad descrita sirve de base a la elevació n de categorıá programá tica, el desarme polıt́ico y organizativo de los trabajadores. En efecto, todo el discurso contra los partidos, las jerarquıás y los programas polıt́icos, propone un modelo organizativo aparentemente horizontal, sin estructura operativa y sin programa. Tal planteamiento — aunque resulte increıb ́ le y contra toda evidencia histó rica— Publicación del Comité de Enlace PCO-CSR El Topo Obrero -

es presentado como representativo de un nuevo modelo de transformació n social que se hace cargo de las «nuevas realidades» del mundo contemporá neo. Quié nes ası́ se expresan, retrocediendo 2500 añ os en el pensamiento polıt́ico hasta la caverna de Plató n, pretenden demostrar que el simple enunciado de sus postulados «construye realidad». Pero la lucha de clases, ese inclemente y feroz topo del que nos hablaba Marx, pone a cada cual en el lugar que el enfrentamiento social demanda. Ası́ las cosas, el Frente Amplio, hace muy poco el epıt́ome de la renovació n polıt́ica, ha devenido de forma incuestionable en uno de los

pilares del ré gimen capitalista chileno, al punto que uno de sus má ximos dirigentes se empinará con la mayor de las certezas como el pró ximo Presidente de la Repú blica. La Lista del Pueblo que hace 6 meses, se nos presentara igualmente como la revelació n del proceso constituyente incorporando a los independientes y a los movimientos sociales con 27 representantes en la Convenció n, ha naufragado de forma estrepitosa: perdió a sus convencionales y muere fraccionada por querellas internas que poco tienen que ver con la polıt́ica. Está demostrado, las palabras no construyen realidad, sino que el accionar de las clases en la historia y es precisamente el de la clase trabajadora chilena el que a partir del levantamiento popular de ese ya lejano 18 de Octubre, que se expresó como crisis revolucionaria, abrió espacio a un proceso polıt́ico que sigue en curso y cuyo contenido de clase la proyecta como revolució n socialista. Nos hemos referido a la «lectura» que la pequeñ aburguesıá hace del proceso, angustiada por el colosal enfrentamiento entre la burguesı́a y el proletariado. El destino de tales corrientes ya está signado por el proceso polıt́ico, reducido al

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trabajadores —una asamblea llamada Fuerza Portuaria que agrupaba poco má s de 400 portuarios—respondieron endureciendo las medidas y formando piquetes de autodefensa que paralizaban el centro de la ciudad y enfrentaban en agotadoras jornadas de lucha callejera a las FFEE antimotines.

plano electoral institucional, sin que merezca mayor interé s por su previsible evolució n. Sin embargo, es necesario poner de relieve qué ocurrió en tal levantamiento y de qué forma el mismo sigue vivo azuzando el con licto social. Piñ era se impuso con cierta comodidad en las presidenciales del 2017 ante un opaco candidato de la Nueva Mayorıá, un ya olvidado —tuve que buscar en Google su nombre— Alejandro Guillier. La Derecha pinochetista cali icó el triunfo con adjetivos rimbombantes («aplastante», «histó rico», etc.) precisamente porque sabı́an que habı́a sido un triunfo electoral pıŕrico que abrıá sombrıás proyecciones. Desde su instalació n, la segunda presidencia de Piñ era reveló su precariedad y su falta de apoyo popular. La frustrada designació n de su hermano Pablo como embajador en Argentina, fue el primero de esos sın ́ tomas. Luego se produjo la humillante, en la prá ctica destitució n, del Ministro de Cultura Mauricio Rojas, un trá nsfuga, ultrarreaccionario y negacionista de las violaciones a los DDHH. Todo esto ocurrió antes de los primeros seis meses de gobierno, un invierno que terminarı́a con un pequeñ o levantamiento popular en la denominada «Zona de Sacri icio» del complejo industrial Quintero-Puchuncavı́ y el sospechoso asesinato del pescador y activista Alejandro Castro, el «Macha», el 4 de octubre de 2018. La respuesta popular, que mereció este crimen reeditó ya como protesta callejera la repulsa popular a Piñ era que hasta ese momento se habıá hecho sentir principalmente en las redes sociales, haciendo desaparecer de escena por completo los intentos de la Nueva Mayoría (ex Concertació n) de rememorar los 30 añ os del triunfo del No en el Plebiscito de Pinochet.

Mientras Piñ era trataba de restarle relevancia al con licto cali icá ndolo como «privado», el propio Von Appen demandaba una intervenció n represiva que aplastara fıśicamente el movimiento. Esta divisió n en el frente patronal fue aprovechada por los portuarios quienes comenzaron a acaparar la atenció n pú blica despertando la solidaridad de otros sectores de trabajadores. La situació n, por su explosividad, tensionó a todo el arco polıt́ico: Piñ era que trataba de evitar comprometerse en nuevas acciones represivas, herido como estaba por el caso Catrillanca; la oposició n, por su lado reducıá su discurso a un impotente llamado al diá logo. El en ese entonces debutante alcalde frenteamplista de Valparaıśo, Jorge Sharp, intentó traducir la polı́ t ica opositora de diá logo, sin que tuviese ningú n resultado. La llamada «alcaldıá ciudadana» hizo mani iesto su compromiso de clase con el empresariado sumá ndose a la presió n dirigida desde las cá maras empresariales por el «desorden», el impacto en el comercio y la actividad turıśtica en la medida que se aproximaban las iestas de in de añ o. El con licto terminó en un acuerdo tripartito, en el que Piñera comprometió bonos y recursos en capacitació n. Un triunfo parcial que no impidió que el grupo má s relevante de activistas de este con licto pasara a engrosar las listas negras de Von Appen, planteando por lo mismo otras tareas polıt́icas al sector. La Unión Portuaria apoyó despué s de esperar por semanas que el movimiento se ahogara en el aislamiento y la corrupta y veterana burocracia sindical de Roberto Rojas fue desplazada por una de nuevo cuñ o, encabezada por Pablo Klimpel que ha encabezado un nuevo perıo ́ do de silencio sindical. Los portuarios escribieron una pá gina má s en su historia de lucha, sin embargo, habı́an protagonizado la primera huelga polıt́ica despué s de iniciada la transició n del 90, que no só lo enfrentó al gobierno, sino que barrió con la burocracia sindical e instaló una asamblea permanente —la mentada Fuerza Portuaria— dando forma a los primeros grupos de autodefensa del movimiento, una Primera Línea nacida en el con licto.

Poco má s de un mes despué s —el 14 de noviembre del mismo añ o— el asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca, fue la chispa que encendió el movimiento. Pasaron horas desde que el comunero fuese asesinado por las FFEE de Carabineros en la lejana Temucuicui, para que en Santiago la Plaza Baquedano se llenara de manifestantes bajo el verso de Raúl Zurita proyectado contra los edi icios: «Que su rostro cubra el horizonte». Miles y miles de manifestantes salieron a ocupar plazas y avenidas. Miles que demandaban justicia para e l m a p u c h e y c a s t i g o a l o s p o l i c ı́ a s a s e s i n o s , responsabilizando a Piñ era y a su primo el Ministro de Interior Chadwick, como autores de este alevoso crimen polı́tico. Todos los intentos de justi icar el asesinato de Catrillanca —al que inicialmente se cali icó como delincuente desde La Moneda— terminaron en un completo fracaso, ocasionando el mayor descré dito de un gobierno que a todas luces carecıá de toda legitmidad.

Este con licto, que hemos detallado en grandes lın ́ eas, rompe el delicado equilibro en el que se sustentó el ré gimen de la transició n post Pinochet. El elemento determinante para este salto no fue la envergadura del con licto, sino que su radicalidad y la capacidad que tuvo para acaudillar un movimiento que enfrentó , clase contra clase, al ré gimen en su conjunto. La asamblea de la «Fuerza Portuaria» fue una señ al y una lecció n para el conjunto de los trabajadores. Esto se vio nıt́idamente re lejado durante el 2019 en el formidable paro docente, que por casi 60 dıás puso nuevamente en las cuerdas a Piñ era, un movimiento huelguıśtico en que las asambleas de base, asambleas de trabajadores, fueron disputando el poder polıt́ico que la burocracia PC-Concertació n tuvo de forma omnım ́ oda durante casi tres dé cadas sobre el gremio docente.

Tres dıás despué s, los portuarios de Valparaıśo, tras má s de treinta añ os de inactividad huelguı́stica, anunciaban la paralizació n del puerto no el má s grande, pero el de mayor tradició n polı́ t ica del paı́ s . Los obreros portuarios se movilizaban contra la precarizació n laboral y los despidos masivos perpetrados desde las concesionarias portuarias de Luksic y Von Appen. Luksic, el primero, el grupo econó mico má s grande de Chile y uno de los má s importantes de Amé rica Latina, pactó rá pidamente y logró sacarse el con licto de encima. Sin embargo, Von Appen (TPS) endureció su posició n y demandó de Piñ era el apoyo polıt́ico y de la fuerza pú blica. Los

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Este marco general de agudizació n de los antagonismos de clase, sentó las bases para el estallido revolucionario. De un lado un gobierno dé bil y de discurso versallesco, caracterizado por la continua autoproclamació n como el mejor gobierno de la historia, con un presidente con aspiraciones de lı́der mundial y un discurso oligá rquico delirante, colisionó frontalmente con un amplio espectro de con lictividad social, con un creciente agotamiento de las ilusiones democrá ticas y una tendencia a la acció n directa. Por eso el simple salto de los torniquetes de los secundarios —precedido por declaraciones provocadoras de los ministros del gobierno y la ocupació n policial de la columna vertebral del transporte pú blico del Metro— actuó como detonante para un levantamiento popular sin precedentes en nuestra historia. De forma casi muda y sin direcció n polıt́ica formal, millones de trabajadores ser volcaron furiosos a las calles en todas las ciudades del paıś. Só lo en Santiago fueron incendiadas 20 estaciones de Metro y atacadas severamente otras sesenta má s. Los edi icios corporativos de los bancos, multinacionales, concesionarias, portales de autopistas, fueron saqueados e incendiados. Vehıćulos nuevos fueron usados como barricadas y sus locales comerciales del gran comercio de los Mall fueron saqueados, haciendo ver las escenas iniciales de Robocop como una torpe e infantil parodia. Los muchachos alimentaban las barricadas con ropa nueva, con televisores y refrigeradores. Los supermercados fueron igualmente saqueados por turbas no só lo empujadas por el hambre, sino que tambié n en un acto de justicia social. «Ahora nos toca a nosotros» murmuraban mientras salıán con carros de los enormes supermercados de las grandes cadenas. Ritualmente, al menos la primera semana los locales eran saqueados y luego incendiados. La fuerza represiva devino en absolutamente incapaz para enfrentar tamañ a insurrecció n. Piñ era, que mientras se iniciaron las manifestaciones fue fotogra iado celebrando un cumpleañ os en una elegante pizzerıá del barrio alto de Santiago, instruyó a sus ministros para que salieran a reparar junto a la fuerza pú blica los destrozos y colaboraran en el aseo de la ciudad. No tuvo tiempo de farsa alguna. El mismo 19 de octubre, rodeado de los altos o iciales del Ejé rcito anunció la declaració n del Estado de Excepció n Constitucional, toque de queda en todo el territorio nacional y la ocupació n militar del paıś, una escena explıćita de autogolpe de la que abrió el campo para la masiva y sistemá tica violació n de los DDHH. Por orden de Piñ era fueron asesinados má s de 40 compañ eros en un espacio de dos meses, má s de 400 fueron mutilados ocularmente, miles de detenidos fueron a abarrotar los cuarteles policiales donde fueron abusados por Carabineros. Decenas y centenares de miles fueron metó dicamente apaleados y gaseados por el aparato represivo del Estado capitalista. Cada uno de estos atentados, como suele ocurrir en los estallidos revolucionarios, lejos de atemorizar a la població n, actuaban como convocatoria a nuevos y má s amplios sectores a la movilizació n. Piquetes de autodefensa, formados por trabajadores jó venes se desplegaron contra la ofensiva militar del ré gimen, piquetes expresivos del movimiento y bautizados como la Primera Lın ́ ea de la insurrecció n. En los Publicación del Comité de Enlace PCO-CSR El Topo Obrero -

barrios obreros reverdecieron las asambleas populares y cabildos que daban espacio a la organizació n y a la discusió n polıt́ica. Los trabajadores encontraban en estas formas de organizació n la trinchera que por dé cadas la burocracia sindical le habıá negado en sus centros de trabajo. Liberados del discurso derrotista e institucional de los partidos del ré gimen y de la burocracia sindical, los trabajadores comprobaron en la prá ctica que era posible acabar con el gobierno y echar abajo el ré gimen del hambre y la explotació n. Tres huelgas generales polıt́icas 23 y 24 de octubre y 12 de noviembre terminaron por tumbar a Piñ era. El 28 de octubre Piñera se vio obligado a retirar los militares de las calles, los que fueron derrotados por la movilizació n desde el mismo momento que el General Iturriaga —a cargo de la Regió n Metropolitana— dijera el 24 de octubre que é l «era un hombre feliz y que no estaba en guerra» contrariando el discurso incendiario de Piñ era, quié n habıá declarado la guerra a los movilizados. Al dı́a siguiente cerca de tres millones de movilizados salieron a las calles y plazas de todo el paıś, dando lugar a la llamada marcha má s grande de la historia de Chile. Los hechos descritos, salvo para un obtuso escé ptico o un pusilá nime, no pueden sino ser caracterizados como una revolució n obrera. Un levantamiento de los trabajadores en contra del ré gimen capitalista en toda su forma y que só lo pudo ser contenido mediando el acuerdo expreso o tá cito de todas las fuerzas polı́ t icas del ré gimen, aquellas con representació n parlamentaria. En efecto, mientras la llamada Mesa de Unidad Social que agrupaba a las principales organizaciones de trabajadores perdıá el tiempo en reuniones con los ministros de Piñ era, proponié ndoles diá logo a quienes tenıán sus manos manchadas con la sangre del pueblo, los partidos silenciosamente —desde la UDI hasta el Frente Amplio— articularon las redes para imponer sobre el movimiento, el 15 de noviembre, el Acuerdo por la Paz, un acuerdo contra el pueblo cuya primer y explıćito sentido fue legitimar la represió n, desmovilizar y reencauzar el proceso hacia la vıá institucional. Que el ú nico sujeto —el resto irmó representando a sus partidos— que haya irmado personalmente ese acuerdo, Gabriel Boric, sea hoy muy p ro b a b l e m e n te e l p ró x i m o g o b e r n a n te , reve l a l a trascendencia de ese acto polıt́ico. A partir de ese Acuerdo, Piñera siguió en La Moneda con la ú nica inalidad de administrar el proceso, pero dejó objetivamente de gobernar. A partir de ese 15 de noviembre el Gobierno pasó a las manos de las fuerzas conjuntas de sus suscriptores, quienes pactaron el proceso constitucional en curso, establecieron el ré gimen de acuerdos y se comprometieron a preservar la institucionalidad amenazada por la revuelta. Hace unos dıás, conversando con un viejo cuadro estalinista, é ste me dijo sin ningú n tapujo que el Acuerdo habıá que suscribirlo «sı́ o sı»́, porque lo contrario «era empujar al pueblo a un bañ o de sangre». Hagamos a un lado toda diplomacia y el caracterıśtico hablar oblicuo que tenemos los chilenos. Quienes suscribieron ese Acuerdo (UDI, RN, Evópoli, DC, PS, Frente Amplio) y quienes se sometieron a é l (PC y saté lites), no lo hicieron para impedir que el pueblo sea masacrado. Es má s, buena parte de sus

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suscriptores han sido propiciadores de cuá nta masacre haya tenido lugar en nuestro paıś. Porque esto no se trata de la moral barata con la que se llenan mani iestos por la democracia y los DDHH, esto se trata de que con ese Acuerdo se pactó defender el orden social cimentado en la gran propiedad privada de los medios de producció n, el capitalismo, contra cualquier acció n revolucionaria. El fondo del Acuerdo es un pacto contra toda revolució n.

esto? Por supuesto que no. ¿Saltó por los aires el orden establecido para volver al estado inicial? Tampoco. Transitamos por un recodo en el camino del proceso revolucionario abierto, ante é l la burguesıá le ha opuesto sus esclusas institucionales, para ganar tiempo, para dividir y reinar. Para recrear la ilusió n de que su democracia es el ú nico orden posible, má s allá de que otro resulte deseable, pero imposible.

El poeta romano Horacio —un hombre cuya vida es un tributo a la resiliencia— dijo «parirán los montes, nacerá un ridículo ratón», en referencia a quienes prometen la grandeza en los textos y propician lo miserable en la realidad. La frase pareciera haber sido pronunciada mientras se observa el proceso constituyente chileno, que a la postre no es cualquier ejercicio jurı́dico, sino que una proeza institucional de enormes arcos y guirnaldas, totalmente vacıá de contenido. Porque en esto se ha resuelto la promesa democrá tica de los acuerdistas, en la continuidad de la miseria del gobierno del gran capital.

La respuesta está en manos de la clase trabajadora, de los obreros, del proletariado, de la inmensa mayorı́a social protagó nica del levantamiento revolucionario del Octubre chileno. Para articular tal respuesta resulta imprescindible la construcció n de un partido polıt́ico, un Estado mayor de las masas en lucha, una nueva direcció n polıt́ica que proclame abiertamente la necesidad de acabar con el ré gimen capitalista, de expropiar al gran capital y acabar con la propiedad privada de los medios de producció n. Una direcció n polı́ t ica que a partir del conjunto de las reivindicaciones que se levantaron desde las bases del estallido, se plantee acabar con la institucionalidad patronal siguiendo el camino abierto en Octubre del 19, que es el camino que han seguido todas las revoluciones obreras desde la Comuna de Parı́s en 1871. Una direcció n polı́tica que levante la bandera roja de los trabajadores que signi ica que la lucha es sin cuartel, sin pactos, sin transiciones y cuyo objetivo es acabar con el aparato militar capitalista expresió n orgá nica de la explotació n de clase. Una direcció n que plantee abiertamente que la revolució n obrera no es solo la muerte del capital, sino que el establecimiento del gobierno obrero, de los trabajadores, de los explotados, un gobierno sustentado en los ó rganos de poder, asamblearios, de base y apoyado materialmente en el armamento general de la població n.

Ayudado por la pandemia, el ré gimen logró empujar hacia abajo el movimiento de las masas. La tragedia de la naturaleza, como en todo el mundo, ha servido al poder para imponer disciplina social y Chile no fue la excepció n. Contra los razonamientos idealistas, la sola intensi icació n de las condiciones de miseria —tal ha sido el efecto directo de la pandemia para los trabajadores— no resulta ser garantıá para el despliegue de acciones de resistencia. Al contrario, el desarrollo coetá neo de movimientos de masas importantes como el ecuatoriano y el colombiano, carentes igualmente de toda direcció n revolucionaria han contribuido con su silente inal a dar má s cuerpo al proceso constituyente. Buena parte del activismo ha sido arrastrado tras el ideario democrá tico burgué s, como decı́ a mos al inicio de esta nota, tales concepciones han permitido reinterpretar los hechos recientes de la lucha de clases y signi icarlos en funció n de la escrituració n de un texto constitucional. En lugar de una revolució n un papel escrito. Ası́ está n las cosas. Uno de los má s representativos —no voy a utilizar la expresió n «brillante»— convencionales de la —dispensen la redundancia— Convención Constitucional, el abogado Fernando Atria, adquirió notoriedad en el debate previo a la instalació n de la Convenció n, en base a su tesis de la «hoja en blanco». Esto signi icaba que la Convención Constitucionalno tendrıá má s lım ́ ite en su accionar que sus acuerdos y que la institucionalidad resultante de tal proceso se superpondrıá, superadoramente, sobre la existente. Con esto se contestaba a la Derecha que pretendıá que la Convenció n actuara como una simple cámara de reformas del orden institucional. Contra esta idea Atria a irmaba que donde no hay acuerdo, no hay norma. Por eso «hoja en blanco». Ahora instalado en la Convenció n su convicció n es otra y adquiere la forma de la defensa de la institucionalidad, en la forma de la defensa de los 2/3 para generar normas constitucionales, cuando aclara que « p r e t e n d e r q u e l a C o n v e n c i ó n p u e d e c a m b i a r unilateralmente esa regla no corresponde a lo que la Convenció n puede hacer. Entrar en esa discusió n es un riesgo para el proceso constituyente». Dicho con claridad, el proceso constituyente es la institucionalidad. ¿Se movilizaron millones, entregaron sus ojos y vida para

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Compañ eros, los marxistas lo sabemos en todo el mundo, pero lo sabemos particularmente los chilenos porque lo hemos vivido en carne propia: no hay vıás pacı́ icas ni institucionales para la «transformació n» revolucionaria de la sociedad. La derrota de la Unidad Popular es igualmente el fracaso de toda concepció n frentepopulista y de colaboració n de clases. Porque como dramá ticamente advirtieran los Cordones Industriales en su Carta a Salvador Allende el 5 de septiembre de 1973, el frentepopulismo es «responsable de llevar al paıś, no a una guerra civil que ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre frıá, plani icada de la clase obrera má s consciente y organizada de Latinoamé rica, y que será responsabilidad histó rica de este gobierno llevado al poder y mantenido con tanto sacri icio por los trabajadores, campesinos, pobladores, estudiantes, intelectuales, profesionales, la destrucció n y descabezamiento quizá s por qué plazo y a que costo sangriento de no só lo el proceso revolucionario chileno sino tambié n el de todos los pueblos latinoamericano que está n luchando por el socialismo». Ha sonado el cların ́ de la revolució n obrera, que cada cual tome su lugar en la trinchera de los trabajadores.

Colaboración de Gustavo Burgos, 02/09/2021 (Revista “El Porteñ o” de Valparaıśo, Chile)

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jurıd ́ ico para la defensa de los intereses extranjeros.

a crisis mundial que arranca en el añ o 2008 trajo el comienzo del in de la capacidad del gobierno venezolano de hacer concesiones reivindicativas y polıt́icas a la població n; la caıd ́ a de los ingresos petroleros en má s del 60% y en consecuencia la disminució n de la apropiació n que hace la burguesıá nacional de los recursos de PDVSA, los obligó a tomar medidas para no afectar las ganancias de los empresarios y a acelerar el camino, comenzado por Chá vez, de entrega de los recursos nacionales a las trasnacionales. Nosotros sostuvimos que para poder aplicar todo su programa econó mico y el respectivo plan de austeridad del chavismo, tenıá en frente la tarea de derrotar al movimiento obrero venezolano que se habıá fortalecido y multiplicado desde el paro petrolero de 2002.

La pretensió n de implementar las ZEE data del 2010 con la aprobació n de la “Ley de zonas especiales de desarrollo sustentable”, luego para el 2014 la “Ley de Regionalizació n Integral para el Desarrollo Socio Productivo de la Patria” y actualmente se discute en la AN del “Proyecto de Ley Orgá nica de Zonas Econó micas Especiales (LOZEE)”. La implementació n en Venezuela de todas las medidas devenidas de las ZEE implica la destrucció n de muchas de las conquistas de la clase obrera venezolana forjadas a lo largo de su historia, implica el desmontaje de estructuras jurıd ́ icas de conservació n de la naturaleza ası́ como la supresió n de muchos derechos democrá ticos, la implantació n de las ZEE será posible si el movimiento obrero, sus organizaciones obrera y su direcció n, es subyugada a niveles no vistos en la historia moderna venezolana, y el chavismo con un plan de inido se puso rá pidamente en acció n.

Las zonas especiales económicas La naciente burguesıá roja fue incapaz de convertirse en productiva, basó su enriquecimiento en la captació n de los recursos provenientes de la renta petrolera vıá apropiació n directa o a travé s de empresas de servicios y la mayor parte de esos ingresos salieron del paıś, el BM calcula en 300.000 millones la fuga de capital venezolano entre los añ os 2000 y 2015. Durante e s o s a ñ o s s e m u l t i p l i c a r o n e m p r e s a s i m p o r t a d o r a s y a p a r e c i e r o n p e q u e ñ a s empresarias bancarias, distribuidoras y crediticias contribuyendo en nada al desarrollo de la industria nacional. El proyecto de desarrollo industrial nacional ofrecido por Chá vez se convirtió en una gran farsa, nunca se presentó un plan de desarrollo nacional y solo se montaron minú sculas empresas que fueron arrasadas con la crisis y la corrupció n, la apuesta del gobierno fue dejar en manos del capitalismo mundial el desarrollo de la industria y economıá nacional, entregar la principal empresa y recurso del paıś a las trasnacionales. Para el añ o 2007 se establecen en Venezuela las asociaciones mixtas para la explotació n de los recursos naturales, que sustituyen los contratos de operaciones, por la cesió n del 49% del petró leo y gas producido a las empresas internacionales lo cual fue una clara privatizació n parcial de PDVSA. Pero la crisis econó mica mundial del 2008, provocó el fracaso de estas empresas convirtié ndolas en poco rentables, el gobierno entonces comenzó a manejar una propuesta que aumentará la rentabilidad a costa del sacri icio del pueblo y los recursos del paıś, las ZEE, que es la entrega de los recursos humanos y naturales a las trasnacionales, acompañ ada de la entrega de soberanı́a territorial y el establecimiento de un cará cter

La derrota del movimiento obrero venezolano Chá vez trató por distintas vı́as maniatar al movimiento obrero, que habıá demostrado su fuerza tomando el control de la principal empresa del paıś al enfrentar el paro petrolero de 2002, é sta victoria elevó el nivel de conciencia del trabajador venezolano que comenzó a creer en la propuesta de control obrero de la producció n, direcciones revolucionarias en aquel entonces la impulsaron y se obtuvieron victorias en ese sentido, pero a cada empresa tomada intervenıá el gobierno (que tenıá un gran peso sobre los trabajadores), saboteando hasta el cansancio, convirtiendo la lucha en mesas de trabajo o juntas mixtas que inalmente eran controladas por la

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burocracia del estado que a su vez intentaba cooptar a la dirigencia sindical ante el terror que el control obrero despierta en el aparato burgué s. Aunque el gobierno logró aglutinar bajo su control un gran grueso del movimiento obrero venezolano, nunca le controló completamente, y en la medida que la situació n econó mica comenzó a golpear el bolsillo de los venezolanos, las protestas y reclamos no se hicieron esperar, famosa es aquella asamblea en Guayana donde Chá vez recibió abucheos en plena alocució n. La entrada de la crisis de 2008 trajo el in de las concesiones que el gobierno podıá hacer ante la presió n de la clase obrera y puso sobre la mesa la aplicació n de un plan de austeridad para comenzar a compensar la reducció n de las ganancias de la burguesıá, pero todavıá la derrota del movimiento obrero estaba pendiente. Para el añ o 2010 el gobierno sanciona la “Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios” estableciendo penas de hasta 10 añ os de prisió n para quienes impidan la producció n, fabricació n, importació n, acopio, transporte, distribució n y comercializació n de bienes. Sirviendo para detener y apresar dirigentes obreros que de manera directa o indirecta afecten la producció n en empresas privadas o estatales. Esta ley y las venideras no discriminan e n t re a c c i o n e s o b re ra s , s i n d i c a l e s o p a t ro n a l e s , convirtié ndose en una camisa de fuerza para las huelgas, dá ndole cará cter delictivo a aquellas acciones que no sean permisadas por el estado. El gobierno comenzó a limitar, condenar y acosar a aquellas prá cticas sindicales que en los añ os de intensi icació n de la lucha de clases, le fueron vitales para su permanencia en el poder, medidas como el control obrero en PDVSA durante el paro o la toma de empresas ante los paros patronales, quiebra de empresa o desaceleració n de la producció n, son ahora delitos en los avances de los acuerdos gobierno-burguesı́a- imperialismo para enfrentar la crisis que se avecina. En el 2011 se crea la Central Socialista Bolivariana de los Trabajadores CSBT, una institució n controlada desde arriba por la direcció n del partido de gobierno creando un vın ́ culo directo entre este y las organizaciones obreras dentro de los centros de trabajo, é sta central disputa la direcció n del movimiento a la UNT que tenıá un cará cter de clase y mayor independencia, con una direcció n no controlada por el gobierno. El choque entre las dos tendencias no se hace esperar y Will Rangel antiguo dirigente sindical de oposició n, será la cabeza de la CSBT y del sindicato petrolero PDVSA, inalmente todo el peso del estado, enfrentamientos y los errores al interior de la UNT convirtieron rá pidamente a la CSBT en la principal central del paıś que representaba el sector conciliador y dependiente de la polıt́ica chavista. Las direcciones que se reivindican trotskista y que lideraron muchas de las má s importantes luchas del paıś a medida que

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avanza la crisis son llevadas a sumergirse en la polarizació n polıt́ica del paıś, vinculá ndose al bando opositor o chavista y realizando concesiones en su programa polı́ t ico para sobrevivir, su incapacidad de mantener la independencia polı́tica terminara erosionando sus bases y quitá ndole autoridad dentro del movimiento obrero. La Burguesıá Roja avanza en su plan, se sancionan nuevas leyes como la “Ley del trabajo del 2012”, que limita considerablemente el ejercicio de la libertad sindical, en particular el derecho de huelga, busca hacer responsable a las organizaciones sindicales del contrato laboral o lo que el chavismo llama “proceso social del trabajo” en funció n de los intereses de la soberanıá nacional, es decir los intereses del estado burgué s, dejando a un lado la contradicció n existente entre la clase obrera y los intereses del patrono-estado. La destrucción del salario Desde la crisis mundial del 2008, las medidas aplicadas por el gobierno no solucionaron nada, medidas como la impresió n de dinero inorgá nica, inanciamiento del dé icit iscal por parte del banco central etc. Las consecuencias se comienzan a sentir en la població n, comienza a acelerarse la in lació n y el poder adquisitivo de los trabajadores se comienza a resentir, tambié n son descuidados los programas de atenció n social como alimentos en escuelas, planes de atenció n mé dicos, presupuesto para la educació n etc. A partir del 2013 el gobierno comienza a reducir drá sticamente su capacidad de subsidiar a la burguesı́a, tomamos como referencia la eliminació n de entrega de dó lares preferenciales para la importació n. La burguesı́a nacional se calza las botas y asume la defensa de sus ganancias, ya PDVSA no puede aportar de la manera en la que lo hacıá, desde 2013 la nació n registra una caıd ́ a sostenida en sus ingresos petroleros. Entre 2013 y 2018 estos se contrajeron 65 %, al pasar de $85.603 millones a $29.810 millones, segú n cifras del BCV, y los burgueses deben recuperar sus ganancias, comienza entonces un escalada de aumento de precios, sin igual en la historia moderna de Venezuela, del acaparamiento y contrabando de productos nacionales al exterior se pasa al aumento de productos a precios internacionales (que en Venezuela habı́an estado subsidiados). Durante ese periodo las protestas populares no se hicieron esperar, saqueos como el del carupanazo fueron reprimidos fuertemente, mientras los empresarios aumentaban precios sin ningú n control de parte del estado, la instituciones encargadas de regular y sancionar, tienen la orden de hacerse de la vista , siendo ası́ có mplices en la escalada de precios. El Banco Central Venezolano no reveló las cifras de la in lació n hasta el 2019 cuando publica que entre 2016 y abril de 2019 la in lació n fue de 53.798.500 % mientras el salario del venezolano aumentó del 2013 hasta la reconversió n en el

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2018 161.166 % y para la fecha su equivalente en dó lares representa 1,76$ mientras la canasta bá sica en su má s modesto cá lculo vale 300$. La migración La crisis econó mica y la debilidad del movimiento obrero venezolano para enfrentar las medidas que iba aplicando el gobierno, condujeron al conjunto de trabajadores a buscar otras alternativas a su situació n, la emigració n a paıśes con supuestas mejores condiciones laborales o el abandono del sector laboral formal para dedicarse a actividades de intercambio comercial son las principales salidas, las ú ltimas cifras o iciales segú n el Instituto nacional de estadı́stica (2018) re leja que la població n laboralmente activa estaba en los 16 millones y la ocupada en 14,9M, para el añ o 2020 segú n cifras de ENCOVI las cifras son de 11,3M de activos y 10,9M personas ocupadas, para una contracció n de 29,3%. Venezuela tiene una tasa de actividad laboral de 59,2%, la má s baja de la regió n. Este fenó meno sumó un golpe má s a la desarticulació n del movimiento obrero, trajo como consecuencia la deserció n de algunos de los mejores cuadros sindicales, contribuyendo a enfriar muchos de los frentes de lucha, muchos sindicatos quedaron en situació n legal comprometida al no cubrir los cupos necesarios para su funcionamiento. De esta manera una nueva generació n asume con menos experiencia y formació n, alejada de la memoria historia de lucha y que tiene como referencia la polıt́ica de conciliació n, el acuerdo y negociació n propia de las centrales chavistas. Para el 6 de febrero de 2018 la Asamblea Nacional Constituyente decretó la Ley Constitucional de los Consejos Productivos de Trabajadoras y Trabajadores con el objetivo de crear organizaciones paralelas a los sindicatos que asuman atribuciones iguales pero que de iendan los derechos del estado, con esto busca dar una estocada inal a las organizaciones obreras restá ndole importancia y protagonismo al momento de enfrentarse al patrono. El 20 de agosto de 2018 fue implementada la segunda reconversió n del chavismo quitando 5 ceros a la moneda y aplanando la escala salarial, el golpe agarra desprevenido al movimiento obrero, la pregunta era ¿que pasara con las convenciones colectivas? En primera instancia esto implicó un aumento del salario mın ́ imo que se diluyó en pocos meses, pero dejó en el aire las escalas salariales, las respuesta vinieron del sector salud y el sector docente principalmente junto con algunos trabajadores de Guayana pero las protestas no fueron trascendentes. El resultado fue el aplanamiento de las escalas salariales, destruyendo ası́ añ os de lucha y conquista de las contrataciones colectivas, las escalas no fueron aumentadas en proporció n a la reconversió n si no que continuaron bajo el mismo tabulador y pasaron a ser insigni icantes.

El 11 de Octubre de 2018 circula el “memorá ndum 2792” limitando la obligatoriedad de las inspectorıás a discutir los contratos colectivos, engavetando un monto de contratos y quitá ndole al movimiento sindical una herramienta que le costó añ os construir y defender. Hubo reacciones, reclamos, protesta pero ninguna signi icativa, el trabajo estaba consumado el salario y las contrataciones colectivas perdieron signi icado, el trabajador está indefenso y el son lo dictan las medidas venidas del presidente, nunca el sindicalismo habıá sido tan insigni icante. ¿Dónde están los obreros petroleros? La empresa má s importante del paıś, experimentó durante este tiempo un enfrentamiento entre las direcciones obreras a su interior, por un lado el sector proveniente de CCURA con José Bodas a la cabeza, contra la CSBT encabezada por Will Rangel, la CSBT en este caso funcionó como una extensió n de la directiva de la empresa y el partido de gobierno, Will Rangel es tambié n miembro de la directiva y fue diputado en la Asamblea Constituyente por el PSUV, la situació n del obrero petrolero no escapó de la realidad nacional, salida de trabajadores histó ricos en la lucha a otras latitudes fue una constante, las persecuciones y acoso a lıd ́ eres obreros estuvo presente, el movimiento que resistıá a las aspiraciones de la CSBT fue erosionado y los patronales forman el grueso de la direcció n. Sin embargo las contradicciones existen y en el 2020, con mucho esfuerzo y carencia se organizan protestas con limitado alcance en los centros de trabajo, las consignas principales son por mejoras salariales y de condiciones de trabajo, un dirigente de la burocracia sindical que ahora es disidente del chavismo por la presió n de sus bases asume la vocerıá y en noviembre Edudis Girot es puesto preso por delitos asociados al terrorismo, por revelar en redes sociales negocios sospechosos de la industria petrolera, otros participantes en las minú sculas protestas son despedidos. Despejado el camino, en Febrero de 2021 Maduro llama a discusió n de las contrataciones colectivas en todos los sectores pero esto realmente no se ejecuta y solo los petroleros terminan con un documento aprobado en completo secreto y a espalda de todos los trabajadores, no hubo protesta, no hubo acciones sindicales, la reacció n del sector petrolero le permite medir la reacció n para las medidas que está n por venir. Semanas despué s, se anuncia el pago de salarios a travé s de del sistema patria, sistema de ayuda directa a la població n, con esta medida el gobierno modi ica de forma arbitraria el contrato laboral sin realizar ningú n tipo de consulta a las organizaciones sindicales, sustituyendo la responsabilidad del patrono, desconociendo por supuesto acuerdos y condiciones extra salariales que se hayan consentido de mutuo acuerdo, aunque esta medida pudiese tener la potencialidad de convertir la lucha por el salario en una lucha directa contra el gobierno, hoy solo es recibida como un nuevo

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golpe, los debilitados sindicatos ahora encuentran un escollo má s en su reclamo, EL patrono ahora culpa del retraso en los pagos o alguna falla, a un sistema que no pertenece o icialmente a ninguna institució n, no existe ni siquiera una o icina gubernamental para realizar un reclamo, los trabajadores de las instituciones pú blicas quedan en mayor indefensió n ya que sus autoridades ya no tienen injerencia en su salario y el sistema patria se convierte en su patró n. La ley antibloqueo En Octubre del 2020 la Asamblea Nacional Constituyente aprueba la “Ley Antibloqueo”, esta ley es el marco legal para que el gobierno chavista entre a la nueva fase entrega del paıś, lo sancionado en su interior solo se podrá aplicar sin un movimiento revolucionario que le enfrentase. La ley se sobrepone sobre otras leyes en funció n del interé s del estado de enfrentar el bloqueo econó mico, le permite al ejecutivo tomar medidas excepcionales y asumir tareas de defensa de los intereses de empresas privadas nacionales o extranjeras para salvaguardar los intereses de la nació n, faculta al gobierno para establecer acuerdos internacionales y obliga al resto del estado a aprobarlos, su implementació n es regulada por un ó rgano superior que designará el ejecutivo, cualquier ataque a la implementació n de la ley tiene responsabilidad penal, los recursos generados por la aplicació n de la ley será n separados del presupuesto nacional. En lo referente a los trabajadores la ley impulsa sistemas COMPENSATORIOS del salario (NO el salario), tambié n mecanismo alternativos para compensar otros derechos como pensiones, seguros etc. De manera que formaliza la aplicació n de medidas alternas en perjuicio del salario y sus bene icios. La ley le otorga al ejecutivo la potestad de vender o privatizar empresas pú blicas o ceder empresas mixtas, ası́ como tambié n alquilar arrendar partes de las empresas pú blicas. Tambié n otorga la posibilidad de devolver a sus antiguos dueñ os las empresas o tierras, que fueron estatizadas o aquellas que se encuentran en disputa jurıd ́ ica. El ejecutivo puede utilizar los pasivos o activos del estado a su criterio para incrementar el lujo de divisas hacia la economıá y realizar cualquier tipo de negociació n saltá ndose los entes regulatorios. El ejecutivo puede levantar restricciones de comercializació n a empresas privadas como lo considere. Para cerrar el candado el ejecutivo se reserva aplicar o no lo que implique la ley si lo considera contraproducente. Todo lo hecho o acordado bajo esta ley puede permanecer en total secreto, el acceso a la informació n queda restringido en la medida que esto no perjudique el objetivo de la ley. El acceso o la divulgació n de esta informació n tienen responsabilidad penal.

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Con el salario destruido y en proceso de centralizació n de parte del ejecutivo, el control absoluto de la principal central obrera del paıś, los sindicatos independientes del gobierno desmovilizados y atomizados, las organizaciones que se reivindican revolucionarias jugando un papel centrista, la burocracia del estado y los organismos represivos a inados para apagar cualquier candelita que se encienda, el chavismo encuentra viento favorable para entregar las mayores condiciones posibles al capital internacional, la diferencia pendiente con el sector opositor actualmente se está n dirimiendo en las mesas de discusió n, para poder aplicar en acuerdo el nuevo plan econó mico. Las protestas obreras aú n existen en el paıś, pero su alcance es muy limitado, está reducido a pequeñ as concentraciones y a demandas locales y puntuales, aquellas iniciativas que buscan convocatorias nacionales no logran trascendencia y rá pidamente son neutralizadas. Pero el capitalismo en el mundo está en crisis y ya no es capaz de entregar concesiones al proletariado, las contradicciones de clase al interno está n a lor de piel, las condiciones materiales son muy duras, y el gobierno avanza en sus polıt́ica antiobrera, toda la estructura burocrá tica está montada para control de los obreros y actualmente el gobierno desarrolla una polı́ t ica de aprehensió n selectiva de cualquier protesta, sea obrera o de otro sector como comunidades por la carencia de servicios, los principales lıd ́ eres son detenidos por cuerpos especiales y pasado muchas veces por procedimientos penales alejados de la legalidad. Hoy má s que nunca la falta de una direcció n revolucionaria impide uni icar las luchas y dotar a la clase de un programa que sea verdaderamente revolucionario, nosotros sostenemos que estamos en una etapa de propagandizacion, de captar y reorganizar los mejores cuadros, de reorganizació n de las fuerzas obreras y revolucionarias, construir en base a la organizació n sindical existente, pero en la perspectivas de que las contradicciones de clases se intensi ican en Venezuela, una explosió n social es posible aquı́ y en el mundo pudiendo ser arrastrados por una ola revolucionaria. De esta derrota pudié semos pasar rá pidamente a una situació n revolucionaria, pero eso dependerá entre varios factores de quien asume el liderazgo del movimiento obrero y popular, construir un partido marxista de los trabajadores, que pueda enfrentar de forma organizada y con un plan de lucha revolucionario el plan econó mico del chavismo y el capitalismo mundial, es una necesidad urgente. CSR-El Topo Obrero (Venezuela)

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Cuba: Comenzaron las manifestaciones

LA LUCHA DEBE SER CONTRA EL IMPERIALISMO YANKI Y LA RESTAURACIÓN CAPITALISTA QUE IMPULSA EL GOBIERNO CASTRISTA DEL PCC

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represió n de las diferencias polıt́icas, sin que haya ninguna expectativa o esperanza en un mejoramiento de las condiciones de vida, cuyas penurias se arrastran desde hace por lo menos tres dé cadas, luego de la caıd ́ a de la URSS.

urante tres dıás consecutivos a partir del domingo 11 de julio, se produjeron manifestaciones y protestas que protagonizaron miles de personas y abarcaron distintas ciudades de Cuba: en San Antonio de los Bañ os, en donde aparentemente estalló primero, La Habana, Santiago de Cuba, Santa Clara, Matanzas, Cienfuegos, Holguın ́ y Palma Soriano. Solo en La Habana la cantidad de manifestantes se calculaba entre 3 y 5 mil personas. Este movimiento de protesta es el má s importante de los ú ltimos añ os.

Por otra parte, es visible la desigualdad. La pobreza que padece una gran parte del pueblo contrasta con la vida de privilegios que lleva la burocracia gobernante, la que cın ́ icamente sigue llená ndose la boca con advocaciones al socialismo, mientras que ademá s de usufructuar de los bienes

La movilizació n fue lo su icientemente importante como para preocupar a un gobierno que normalmente mantiene un fé rreo control pero que, con los manifestantes en la calle se sintió directamente amenazado y, por lo tanto, desplegó el aparató represivo y movilizó sus partidarios. La represió n, incluyó duras golpizas y decenas de detenciones. Hasta ahora se sabe que hubo un muerto. Y pasados varios dıás todavıá se desconocıá el paradero de muchos de los detenidos. Estos acontecimientos han tenido gran r e p e r c u s i ó n . S e d i s c u t e s i l a s manifestaciones representan una g e n u i n a e x p r e s i ó n d e l p u e b l o trabajador o son un “creació n” arti icial del imperialismo para atacar al gobierno cubano. Que haya habido algunos elementos vinculados a los “gusanos” exiliados en Miami, o a quienes en general aspiran a someter a Cuba al imperialismo yanki, no puede ocultar el hecho de que las protestas fueron originadas por razones “legitimas” y bien concretas que afectan a los trabajadores y al pueblo pobre de Cuba: el alza de los precios de los productos de primera necesidad; los perıo ́ dos prolongados de cortes de luz; la falta de medicamentos; las largas colas para adquirir productos alimenticios debido a su escasez. Y ocurren, sobre todo, en el marco de una sorda y permanente censura y

del Estado, se transforman en propietarios -por ahora- de pequeñ os “emprendimientos” y a partir de su ubicació n en el Estado se asocian al capital imperialista. A esta situació n se vino a sumar un agravamiento de las condiciones sanitarias, que no lograron evitar una importante cantidad de contagios atribuidos a la expansió n de la cepa Delta, llegando en la ciudad de Matanzas –por lo menos- al colapso sanitario.

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A esta situació n se vino a sumar un agravamiento de las condiciones sanitarias, donde el sistema de salud se ve sobrepasado por una importante cantidad de contagios

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atribuidos a la expansió n de cepas como la Delta, la sudafricana y otras variantes que llegaron a la isla por la reactivació n turıśtica ordenada por el gobierno a partir de noviembre de 2020, en pleno auge de la pandemia, abriendo las puertas a visitantes extranjeros de paıśes con altos niveles de contagio como Canadá , Estados Unidos, Francia, Italia o Españ a. La decisió n de reactivació n del turismo fue tomada por la caıd ́ a de los ingresos en el paıś (el turismo representa un 10% del PIB) y se mantuvo a pesar del aumento registrado en los contagios, llevá ndose luego al mın ́ imo cuando ciudades como Matanzas se vieron colapsadas. El bloqueo yanki Es correcto denunciar el bloqueo como demostració n prá ctica del cará cter imperialista del gobierno yanki, y de la continuidad del “fascista” Trump y el demó crata Biden. Como explica Carmelo Mesa-Lago: “Las fuertes medidas impuestas por la administració n de Donald Trump que revirtieron el proceso de acercamiento del presidente Barack Obama y reforzaron el embargo (“bloqueo” en Cuba): la aplicació n del Tıt́ulo III de la ley del embargo que habıá sido suspendida cada seis meses por los anteriores presidentes (incluyendo a Trump) y que permite demandar a las compañ ı́ a s extranjeras que han “tra icado” con bienes con iscados por el gobierno cubano, lo cual ha paralizado la inversió n; la restricció n de vuelos a Cuba; la imposició n de un lım ́ ite a las remesas y la prohibició n a Western Union de enviar dichas remesas a una agencia cubana manejada por los militares; el endurecimiento de las sanciones a los bancos internacionales que hacen transacciones con Cuba y la reinstalació n de dicho paı́s entre los que patrocinan el terrorismo. Hasta ahora Joseph Biden no ha tocado dichas sanciones”. (1) Es evidente que el bloqueo (o embargo) por parte de los EEUU di iculta las cosas para la economıá cubana. Pero serıá necio creer que se puede hacer una revolució n que afecte los intereses imperialistas sin sufrir ninguna represalia. Pero achacarle todos los padecimientos al bloqueo imperialista es un recurso para accionar los sentimientos patrió ticos del pueblo cubano, para movilizar a todos los aliados internacionales que se reivindican antimperialistas y a los que simpatizaron o adhirieron a la causa de la revolució n cubana. Y sirve para ocultar la realidad de cuá l es la situació n actual y hacia a donde se orienta la burocracia gobernante del Partido Comunista cubano. Algunos sectores de la izquierda hablan de la “defensa de la revolució n”, para encubrir una defensa de la burocracia castrista. ¿Pero de que revolució n hablan? Lo que hay ahora no es una revolució n, sino un proceso avanzado de restauració n capitalista, que ha transformado al ex Estado obrero deformado cubano en un estado burgué s, conducido segú n el

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modelo “chino-vietnamita” por la propia burocracia gobernante. Insó litamente, algunos todavıá creen que Cuba es “socialista”, algo que nunca fue, o que todavıá se trata de un Estado Obrero que, aunque muy deformado no ha cambiado su cará cter de clase. Suponen que las relaciones no capitalistas de producció n pueden haber sobrevivido a la restauració n burguesa en la ex URSS, Europa Oriental, China, Vietnam, etc. Má s que una excepció n, serıá un milagro. Pero los que se reivindican marxistas no deberıán creer en milagros, sino en el aná lisis objetivo de la estructura econó mico social de Cuba, en la cual no solo hay una importante inversió n imperialista, sino que la propiedad privada de los medios de producció n ha sido garantizada por la reciente reforma constitucional. Otros en cambio, dicen, “hay que defender las conquistas de la revolució n”. Pero se trata de una manera vergonzante de defender al ré gimen castrista, que serıá para ellos el que representa la continuidad de la revolució n, cuando la realidad es que la mayorıá de esas conquistas se perdieron por culpa de la polıt́ica del stalinismo a la que tempranamente adhirió el castrismo a cambio de su apoyo econó mico y militar. A la burocracia stalinista nunca le interesó impulsar la revolució n internacional, sino que se dividió zonas de in luencias en los acuerdos de la segunda post-guerra de Yalta y Postdam, a partir de un acuerdo general de coexistencia pacı́ ica con el imperialismo mundial. Y como pronosticaron Lenin y Trotsky, sin el triunfo de la revolució n internacional, la caıd ́ a de la URSS tarde o temprano era inexorable. Cuba ya no es un “estado obrero”, que lo fue, aunque deformado desde su origen, por propia decisió n polı́tica consciente del aparato gobernante. La burocracia castrista gobernante fue siempre una casta pequeñ o burguesa, por su origen social, y por sus condiciones de vida. Podıá defender las relaciones de producció n “obreras”, en tanto estas les permitieran mantener sus privilegios de casta. Pero cuando, restaurado el capitalismo en la URSS, esto ya no fue posible, emprendieron como todas las burocracias stalinistas el camino de la restauració n capitalista, tratando de conservar el poder polıt́ico del Estado, en las manos exclusivas del Partido Comunista Cubano, para asegurarse un lugar privilegiado dentro de la nueva burguesıá emergente. La restauració n capitalista, como proceso viene avanzando desde hace añ os por lo menos claramente desde los '90. A las inversiones imperialistas canadienses, españ oles y francesas, no solo en hoteles y en otros emprendimientos del rubro del turismo, sino a travé s de las empresas mixtas en la explotació n del nıq ́ uel y la minerıá en general, petró leo, telefonıá, hasta en la producció n y exportació n de ron, hay que sumarle el impulso al desarrollo de la pequeñ a propiedad privada que incluye hoy en dıá a unos 600 mil “emprendedores” y abarca un 30% de la fuerza de trabajo.

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gobiernos burgueses hubieran querido hacer y no pudieron por la resistencia sindical de los trabajadores, mientras que en Cuba no hay derecho a huelga, y no se permite ninguna organizació n sindical por fuera de los sindicatos controlados fé rreamente por el PC.

“Las inversiones extranjeras en asociació n con empresas estatales (empresas mixtas), contratos de administració n, y empresas de capital totalmente extranjero, fueron ocupando las principales ramas de producció n, e incluso el sector inmobiliario y inanciero. Aproximadamente el 50% de la tierra estatal fue cedida en usufructo privado de las cooperativas de campesinos (UBPC) y a campesinos individuales, quienes aportan el 60% del total de la producció n agropecuaria, una parte de la cual puede ser comercializada en los mercados libres agropecuarios. Otras reformas fueron destinadas a favorecer la acumulació n privada de una capa de la burocracia, al permitir el establecimiento de pequeñ as industrias y comercios (pequeñ os negocios familiares). Pero ademá s se liquidó la centralizació n de las empresas estatales y con ello la posibilidad de plani icació n econó mica y se eliminó el monopolio estatal del comercio exterior. Con ello las empresas estatales producen segú n las normas del mercado y no segú n un plan elaborado centralmente por el estado. Por eso, el hecho de que una gran parte de las empresas sigan siendo estatales no puede ser el elemento determinante para establecer el cará cter de clase del estado. Es el mercado el que guıá la producció n de las empresas estatales y no un plan econó mico (sea bueno o malo) centralizado, basado en el control estatal de las principales palancas productivas. Es por esto que a irmamos que Cuba ya es un estado capitalista”. (Revista Mani iesto Internacional N°1).

El avance en la restauració n capitalista queda consagrado en la nueva Constitució n cubana aprobada a principios de 2019, cuyo artıćulo 22 dice que: “Se reconocen como formas de propiedad, las siguientes a) socialista de todo el pueblo: en la que el Estado actú a en representació n y bene icio de aquel como propietario. b) cooperativa: la sustentada en el trabajo colectivo de sus socios propietarios y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo. c) de las organizaciones polıt́icas, de masas y sociales: la que ejercen estos sujetos sobre los bienes destinados al cumplimiento de sus ines. d) privada: la que se ejerce sobre determinados medios de producció n por personas naturales o jurı́dicas cubanas o extranjeras; con un papel complementario en la economıá. e) mixta: la formada por la combinació n de dos o má s formas de propiedad…” Etc. Y el artı́culo 28 agrega: “El Estado promueve y brinda garantı́ a s a la inversió n extranjera, como elemento importante para el desarrollo econó mico del paıś, sobre la base de la protecció n y el uso racional de los recursos humanos y naturales, ası́ como del respeto a la soberanıá e independencia nacionales. La ley establece lo relativo al desarrollo de la inversió n extranjera en el territorio nacional.” La economıá cubana fue duramente golpeada por los efectos de una serie de factores econó micos vinculados a la crisis econó mica internacional, agravada por la pandemia, y por la polıt́ica de “bloqueo” de EE-UU, reforzada durante el gobierno de Trump. Cuba no superó en el plano de la agricultura el monocultivo, lo que la hace dependiente de las importaciones de un 70% de productos alimenticios para abastecer el consumo de la població n, entre otras importaciones esenciales como algunos tipos de medicamentos.

La burocracia estatal gobernante del Partido Comunista, ya no es la burocracia de un estado obrero deformado sino una burocracia que administra un estado burgué s, similar a un capitalismo de estado. Estatismo burgué s, capitalismo de Estado o economı́a mixta, no se puede confundir con la economıá de un Estado obrero. La reforma a la Constitución y la “tarea ordenamiento” Las reformas pro-capitalistas se aceleraron en la crisis provocada por la suspensió n de la ayuda econó mica proveniente de le ex URSS, con el llamado perıo ́ do especial. Sin embargo, avanzaron lento a partir de que ese lugar de auxilio econó mico fue parcialmente ocupado por la Venezuela de Chá vez, que subvencionaba los envıo ́ s de petró leo a Cuba. Vuelven a tomar impulso cuando asume Raú l Castro, en 2008, en plena crisis de la economıá mundial. Bajo su presidencia se concretó el despido de 500 mil empleados estatales (a los que se les ofreció reubicació n en peores condiciones, o recibieron licencias para trabajos independientes, o terminaron en el trabajo informal) y una reforma laboral que permite la ampliació n de la jornada laboral, sin considerar ningú n pago como horas extras, y el despido sin causa y sin derecho a indemnizació n. Reformas reaccionarias que muchos

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Afectada la economıá por la escasez de divisas, el gobierno apeló a la uni icació n monetaria y cambiaria, con la llamada “tarea ordenamiento”. Con el objetivo de favorecer las exportaciones, la uni icació n monetaria y cambiaria signi icó en los hechos una devaluació n que multiplicó por cinco los precios de los productos importados (como lo son la mayorıá de los alimentos, muchos medicamentos e inclusive productos para la higiene personal), mientras que el aumento para compensar la devaluació n apenas alcanzó a multiplicar por cuatro los salarios, lo que implicó para los trabajadores una rebaja mayor del poder adquisitivo que vienen perdiendo desde hace añ os (ya habıá caıd ́ o en 2019 un 36% en relació n a 1989). El golpe a las condiciones de vida es mucho mayor para

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el 30 % de desocupados que viven de trabajos informales, a lo cual hay que sumar la eliminació n de subsidios considerados por la burocracia castrista “excesivos” y “gratuidades indebidas”, y que por la escasez los productos indispensables se compran en el mercado negro mucho má s caros. Luchar contra el ajuste del gobierno castrista, con un programa de transición obrero y socialista En general, los manifestantes que protestan contra los padecimientos de su situació n actual, no siempre tienen un “programa” claro y de inido. Esto ocurre particularmente en los paı́ses capitalistas, dado que no hay una referencia concreta de un paı́s “socialista” que aparezca como una alternativa a sus vidas miserables. En cambio, como ocurrió en la ex-URSS, que se llamaban a sı́ mismos socialistas, o ahora en el caso de Cuba cuyo gobierno a pesar de impulsar la restauració n capitalista todavıá se llama comunista, una parte del pueblo cubano seguramente mira como referencia al capitalismo, y quizá s particularmente a los EE-UU, tanto porque allı́ está n los parientes de unos cuantos cubanos, como por los mismos motivos que vemos enormes caravanas de migrantes de los paı́ s es capitalistas centroamericanos afrontar toda clase de peligros y sacri icios para traspasar las fronteras que los separan del “sueñ o americano”, que aunque para los propios norteamericanos ya se ha desvanecido, pero para los latinos sigue siendo mejor que la pesadilla de pobreza y violencia narco que viven en sus paıśes. Pero, ya se puede ver en las condiciones actuales, la consolidació n de la restauració n capitalista acercará al pueblo cubano a las condiciones de vida de cualquier paı́ s centroamericano, pero no a la de EE.UU. No importa si la restauració n se sigue operando de la mano de los dirigentes del Partido Comunista o de los gusanos pro-imperialistas. La libertad que invocan los gusanos y agentes del imperialismo, es la libertad del burgué s para explotar a los trabajadores. Es por esto que hay que luchar contra el ajuste actual del gobierno que es parte de su polıt́ica restauracionista, con un programa de transición obrero y socialista.

reimplantació n del monopolio del comercio exterior; por granjas colectivas estatales para el campo; mayor inversió n para la producció n agrıćola, en el sistema sanitario y en la producció n de energıá, a costa de las inversiones extranjeras; que sea la clase trabajadora la que decida democrá ticamente que concesiones se hacen al capital extranjero y bajo qué condiciones; ¡Abajo el bloqueo imperialista! ¡Abajo la restauració n capitalista!; Por el derrocamiento de la camarilla burocrá ticoburguesa del PC y las FAR; Por un Estado Obrero basado en organizaciones elegidas democrá ticamente de tipo sovié tico en las empresas y toda Cuba, coordinadas y centralizadas por los propios trabajadores. La única perspectiva posible para el pueblo cubano es tomar el camino de la revolución socialista, pero NO de la que le “vendieron” los Castro, o la del “socialismo del siglo XXI” con la que Chávez engañó al pueblo venezolano, sino la de Lenin y Trotsky, impulsando la lucha revolucionaria en el plano internacional como hacía -aunque con una estrategia equivocada- el Che Guevara. Como puede verse con claridad, aislado en un solo país no se puede mantener ni la economía plani icada, ni siquiera mantener las conquistas de la revolución. El socialismo solo puede triunfar a escala internacional. Por eso la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre cubano debe tener como perspectiva conquistar la Unió n de Repú blicas Socialistas Sovié ticas de la Amé rica Latina. Esta lucha solo será posible mediante la construcció n de un Partido de Trabajadores Revolucionario, parte integrante de una Internacional Obrera Revolucionaria, construida sobre la base de los principios fundacionales de la IV Internacional. 23/7/21

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Comité de Enlace CSR-ETO/PCO Aumento de salarios que cubra el costo real de la canasta familiar; eliminar la desocupació n con el reparto de las horas de trabajo; libertad para organizar sindicatos y partidos obreros independientes del Estado; Libertad irrestricta a los detenidos por las manifestaciones del 11J; Libertad de huelga, de manifestació n y de prensa; control de precios y de la producció n por comisiones de obreros elegidos en asambleas de base; por la formació n de comité s de soldados que elijan a los o iciales; control obrero y popular de las empresas estatales en manos de las FAR (Fuerzas Armadas); por la

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Corriente Socialista Revolucionaria - El Topo Obrero (Venezuela) Partido de la Causa Obrera (Argentina)

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CUBA: ¿ESTADO OBRERO O ESTADO BURGUÉS?

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titulada “Protestas en Cuba: ¡defender la revolución!”, irmada por el dirigente Jorge Martín, en la que se reproducen videos de manifestantes que, respondiendo a la convocatoria de Diaz Canel, recorrieron las calles apoyando al ré gimen castrista. Y la nota dice: “Está claro que incluso en una situació n muy difıćil de penuria y escasez, la revolució n cubana tiene todavıá una amplia base social de apoyo que, vié ndola amenazada, sale a la calle a defenderla. Los que salieron tambié n sufren las mismas condiciones, y posiblemente muchos tienen tambié n crıt́icas hacia la gestió n del gobierno, hacia algunas decisiones que se han tomado y hacia la burocracia. Pero a la hora de la verdad saben que deben salir a defender la revolució n”.

as movilizaciones ocurridas entre el 11 y el 13 de julio, tanto en La Habana, como en otras ciudades de Cuba (los informes varıán entre 40 y 60 ciudades), que constituyeron las protestas má s importantes contra el ré gimen del PCC desde que está en el poder, han abierto una serie de discusiones entre organizaciones de izquierda, incluyendo a las que se consideran trotskistas. Obviamente que todas las derechas gusanas y las burguesıás imperialistas má s sus lacayos, festejan lo que consideran que es el principio del in del ré gimen castrista, y la liberació n plena para el desenvolvimiento de la propiedad privada capitalista de Cuba. Ellos son nuestros enemigos de clase. Quieren que la restauració n capitalista les permita recuperar sus propiedades y el poder polı́tico. Nosotros en cambio discutimos las vıás para el restablecimiento del Estado Obrero y el desarrollo de la revolució n socialista internacional. Dado que algunas organizaciones dicen que lo má s importante es defender “la revolució n”, y otras dicen que lo que hay que defender son “las conquistas de la revolució n”, adquiere una fundamental importancia la discusió n acerca del cará cter del Estado cubano en el momento actual, ya que las conquistas má s importantes de la revolució n se han conseguido con la instauració n de un estado obrero, aunque burocrá ticamente deformado. Y en ese marco, está tambié n la discusió n acerca del papel que tiene el PCC: ¿Es el defensor de la “revolució n” y de sus conquistas? Y otra cuestió n fundamental: ¿en qué medida subsisten las conquistas de la revolució n? ¿con que programa y con qué estrategia se podrıán defender o volver a conquistar?

Y agregan: “Los problemas son graves. Muy graves. Pero para plantearse có mo resolverlos, hay que entender cuá les son las causas. En primer lugar, el bloqueo. En segundo lugar, la inserció n totalmente desigual de la economía plani icada cubana en la economıá capitalista mundial. En tercer lugar, la pandemia y su impacto econó mico y sanitario. Finalmente, el impacto de la gestió n burocrá tica de la economıá en té rminos de despilfarro, ine iciencia, desidia”.

Hay corrientes del trotskismo, con muchos añ os de existencia, que sostienen que Cuba sigue siendo un Estado Obrero. Entre las má s importantes está el Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional (mandelista), la Corriente (o Tendencia) Marxista Internacional fundada por Ted Grant y hoy dirigida por Alan Woods y el CIT (o CWI) de Peter Taafe.

Es decir, identi ican la “defensa de la revolución cubana” con el régimen castrista, y sostienen que Cuba sigue siendo un Estado Obrero al a irmar que todavıá se caracteriza por sostener una economıá plani icada.

El SU-CI no se ha pronunciado con una declaració n o icial, pero los artı́ c ulos publicados por pá ginas y autores reconocidos de la organizació n, como Viento Sur y Claudio Katz, sostienen esa idea. La CMI (o IMT), por ejemplo, publica el 12 de julio una nota

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Reconocen la implementació n por parte del gobierno del PCC de “Las medidas pro-capitalistas” pero estas solo “debilitan la plani icació n y la propiedad estatal, ademá s de aumentar la

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diferenciació n social y fortalecer los elementos capitalistas en la isla”. Es decir, para la CMI Cuba sigue siendo un estado obrero con una economía basada en la plani icación centralizada por parte del estado. El régimen castrista sería el defensor de la revolución y sus conquistas, es decir, niegan que tenga una política consciente de restauración capitalista y sólo es criticable su gestión por burocrática e ine iciente, y algunas medidas pro-capitalistas tomadas ante la necesidad de afrontar los problemas económicos, que a lo sumo solo serían errores de orientación del PCC. Y por supuesto que se posicionan en el mismo “campo” junto al régimen castrista del PCC, al que le dan un apoyo “crítico”: “En la lucha que se abre en Cuba nos encontramos, de manera incondicional, en el campo de la defensa de la revolució n cubana” … “Por lo tanto, hay que oponerse a las mismas (a las manifestaciones opositoras) y defender la revolució n. Si los que animan esas protestas (y sus mentores en Washington) logran su objetivo, derrocar la revolución, los problemas econó micos y sanitarios que padece la clase obrera cubana no se resolverá n, sino al contrario.” Ante esta situació n concreta, en la que un movimiento de masas empieza a cuestionar al ré gimen castrista, la CMI borra con el codo lo que escribió con la mano en sus charlas de propaganda entre “trotskistas”: “Pero tambié n, la Revolució n Cubana y sus conquistas está n amenazadas por aquellos que en la dirigencia cubana abogan por la vıá China o, mejor dicho, como se dice normalmente en Cuba, por la vıá vietnamita. Es decir, la restauració n del capitalismo, de la dominació n del capitalismo en la isla de forma plena, en la que ya se ha avanzado hasta cierto punto. Mientras, esta restauració n se llevaba adelante por parte del partido comunista siguiendo en el poder, es decir, la vı́ a China o la vı́ a vietnamita, la restauració n capitalista controlada por arriba que ya se ha empezado a realizar. Finalmente, ante toda esta situació n, decir que nosotros, la Corriente Marxista Internacional, estamos en primer lugar por la defensa incondicional de la Revolució n Cubana contra estos peligros: tanto el peligro del imperialismo como el peligro de la restauració n capitalista interna…” (Intervenció n de Jorge Martın ́ en la charla debate: “Trotskismo y Cuba hoy”, 19 de agosto 2020, en el marco del Simposio Leó n Trotski en la Feria Internacional del Libro del Chaco, Argentina) La Corriente por una Internacional de Trabajadores (CIT/CWI), aunque marca el avance de la restauració n tambié n sostiene todavı́a el cará cter obrero del Estado: “Enfrentado a la crisis econó mica y al estancamiento antes de la pandemia, y a la pé rdida del petró leo barato que se aseguró cuando Chá vez dirigıá el ré gimen venezolano, el gobierno cubano ya habıá dado algunos pasos má s hacia la introducció n

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de medidas pro-capitalistas y la autorizació n de la propiedad privada en sectores de la economı́a. Los sectores de la economıá permitidos en manos privadas han aumentado de 127 a 2000. Es cuestionable hasta qué punto esto se ha desarrollado realmente, y el Estado probablemente conserva el control de los sectores decisivos de la economıá”. Al mismo tiempo omite pronunciarse en su programa por la caıd ́ a revolucionaria de la camarilla burocrá tica del PCC, con lo cual se puede deducir que aspiran a una utó pica autoreforma de la burocracia hacia un ré gimen de democracia obrera, o que simplemente se trata de una tıp ́ ica posició n oportunista. De todas estas posiciones, en las que anida en diferentes medidas un “espíritu capitulador”, ya sea al PCC o a una parte de él, o a un ala izquierda “comunista” crítica, nos detendremos en las que expone el PTS, ya que es la más corriente más importante del centrismo en Argentina. Hace menos de un año, otro participante en el simposio antes mencionado, Diego Sacchi, que intervino a nombre del PTS, a irmó que Cuba sigue siendo un estado obrero (burocratizado), aunque con algunas de sus conquistas “degradadas”. Y en una nota reciente, en relació n a las manifestaciones de julio, que irma con Diego Dalai (16/7), dice que: “Como vimos, el gobierno cubano viene aplicando un duro ajuste econó mico contra el pueblo trabajador. Junto con esto, tomó una serie de medidas para facilitar la inversió n extranjera con una ambiciosa “cartera de oportunidades” con má s de 500 proyectos principalmente en turismo y petró leo por 12.000 millones de dó lares. Pero lo má s importante, fue el anuncio del in de la obligació n de participació n estatal cubana mayoritaria en las inversiones en turismo, biotecnologıá y comercio mayorista. Estas medidas han degradado aún más las conquistas sociales para bene iciar a sectores de la burocracia gobernante y del Ejé rcito, y bene iciando a pequeñ os sectores medios que tienen negocios relacionados con el dó lar”. Hasta acá la posició n del PTS, no pasa de evaluar un avance cuantitativo de la “degradació n” de las conquistas sociales. Por su parte, Claudia Cinatti (en artículo del 18/7) dice que una de las causas de las manifestaciones del 11 de julio fue la “uni icació n monetaria, un saneamiento macroeconó mico a favor de la inversió n capitalista, conocida como “Tarea Ordenamiento”, en el marco de la “aceleració n de las medidas promercado que favorecen la restauració n capitalista que de inió la burocracia del PCC en su ú ltimo congreso”. Y agrega que “el curso de restauració n capitalista” fue “emprendido desde los '90 el Partido Comunista Cubano, inspirado en el “modelo vietnamita”. “Desde la extinció n de la Unió n Sovié tica y la crisis del “Perıo ́ do especial”, el ré gimen

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Pero, en la descripció n que hace Cinatti, las medidas procapitalistas adoptadas por el castrismo, está n bastante minimizadas. Veamos en algunos datos el verdadero avance de la restauración:

cubano ha adoptado como estrategia el llamado “modelo vietnamita”, es decir, medidas de apertura econó mica manteniendo el monopolio polı́ t ico estatal del Partido Comunista Cubano”. Es decir, que para el PTS desde hace 30 añ os estarıá en curso la restauració n capitalista impulsada por el propio ré gimen castrista, pero ¿Cuba sigue siendo un Estado Obrero?

“Las reformas econó micas en Cuba, de apertura a las inversiones extranjeras vienen sucedié ndose desde dé cadas atrá s; en 1982 con el decreto Ley 50 se autorizó dicha inversió n como un complemento de los proyectos nacionales y los que se realizaban con los paıśes “socialistas” europeos. Posteriormente a partir del año ´89, tras la caıd ́ a del muro de Berlın ́ y la implantació n del periodo especial, se incrementa progresivamente la inversión extranjera en áreas como el turismo, petróleo, níquel, telecomunicaciones, alimentos, exportación de tabaco y ron, lo que debilita el embargo norteamericano. Con vaivenes econó micos, las inversiones extranjeras en Cuba ya está n instaladas y se diseñ an polıt́icas para incrementarlas. En 2010 se inicia la construcció n del nuevo puerto de aguas profundas en la zona de Mariel, y se decreta la nueva zona especial de desarrollo de Mariel, en la que se establecen a partir de su entrada en funcionamiento condiciones má s favorables a la inversió n extranjera que las vigentes en la é poca, entrando en competencia directa con los capitales que funcionan en la zona comercial del Canal de Panamá ”. (Mani iesto Internacional n°1, abril de 2015)

Sin embargo, se puede percibir un cambio en la posició n de Cinatti, ya que a irma que “Junto con el bloqueo y la polıt́ica imperialista hostil de Estados Unidos, esta estrategia de reintroducció n gradual de relaciones capitalistas ha degradado de manera cualitativa las bases materiales del Estado obrero….” Sin embargo, este salto de cantidad en calidad no termina de ser evaluado en consecuencia, de manera coherente, ya que, ası́ como no se puede decir que una mujer está un poco embarazada, es decir, lo está o no lo está , tampoco se puede decir que se han degradado cualitativamente las bases materiales, y al mismo tiempo que sigue siendo un Estado Obrero. Pero, ademá s de la “degradació n cualitativa de las bases m a t e r i a l e s ”, h a y q u e a g r e g a r l e e l g i r o p o l ı́ t i c o conscientemente adoptado por parte de la burocracia castrista. El ré gimen castrista siempre fue la dictadura de una burocracia pequeñ oburguesa, obligada a expropiar, y a defender la propiedad nacionalizada para mantener el poder y sus bene icios particulares. Pero desde la caıd ́ a de las URSS, tambié n han cambiado de signo, ya que –aunque haya habido zig zags- hay una clara y de inida orientació n hacia la restauració n capitalista, como la propia Cinatti reconoce.

“Muchos de los otros atractivos de la inversió n extranjera en Cuba ya estaban recogidos en la anterior Ley No. 77 (del año 1995), como el derecho a constituir empresas de capital 100 por ciento extranjero; la protecció n y seguridad jurıd ́ ica para no ser expropiados; la libre transferencia hacia el exterior de los dividendos y las cantidades a percibir por el cierre de la inversió n; los derechos a exportar e importar sin intermediarios estatales, entre otros”. (Pé rez Villanueva, octubre 2020)

Má s adelante Cinatti-PTS describe esas “medidas procapitalistas”. “Entre las má s importantes está n las distintas reformas de la ley de inversiones extranjeras facilitando la entrada de capital imperialista; la erosión de la plani icación económica (a excepció n de educació n, salud y defensa) y del monopolio del comercio exterior (aunque en este caso con mecanismos de control estatal); el surgimiento d e u n s e c to r a m p l i o d e c u e n t a p ro p i s t a s . Y l a transformación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias prácticamente en una Sociedad Anónima que maneja un holding de las principales empresas de turismo, tiendas de divisas y otros negocios”.

“Una nueva ley para la inversió n extranjera en Cuba se aprobó el 29 de marzo de 2014 por la Asamblea Nacional. La Nueva Ley Nº 118 de Inversió n Extranjera de 2014 se desprende de lo contemplado en los lineamientos. Cuando se compara con su predecesora, la nueva ley trasciende el alcance de aquella, al ofrecer incentivos contributivos má s generosos (exenció n contributiva a los dividendos); ası́ como al permitir la inversió n en nuevas á reas (a excepció n de la salud, educació n y las Fuerzas Armadas), tales como la de bienes raıćes, entre otras. Tambié n permite la tenencia de cuentas en moneda libremente convertible en bancos extranjeros y la importación y exportación directa (Mesa Lago, 2015: 69)”. (Maribel Aponte Garcıá, CUBA: EMPRESAS Y ECONOMIA)

“En sın ́ tesis, ademá s del imperialismo y la burguesıá cubana de Miami, las principales fuerzas de la restauració n interna está n en el propio Estado –en los altos escalones de la burocracia del Partido Comunista y en particular en la cú pula de las Fuerzas Armadas– y en los sectores proto-burgueses que está n haciendo aú n una acumulació n primitiva y que probablemente se expandan a partir de la aprobació n de la nueva ley de empresas (Mipymes)”.

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“La Zona Especial de Desarrollo Mariel, creada por LeyDecreto Nº 313 de septiembre de 2013, acogerá proyectos de inversió n extranjera. Entre los incentivos que ofrece la ZED iguran: contratos a 50 añ os (en vez de a 25 añ os), con

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posibilidades de extensió n. La directora general de la O icina Regulatoria de la ZEDM, Ana Teresa Igarza, aseguró en el marco de la Feria Internacional de La Habana que unos 30 paıśes –entre los cuales se encuentran Españ a, Italia, China, Rusia, Francia, Vietnam, Brasil, Mé xico, Holanda y Canadá , estaban dispuestos a invertir en Cuba. La funcionaria recordó que esta zona franca de 465 kiló metros cuadrados se rige por un ré gimen de exenciones impositivas a la fuerza de trabajo y las utilidades que permanecerá en vigor durante diez añ os. La normativa prevé que una vez transcurrido este plazo se impondrá un tributo del 12% sobre las utilidades. Igarza añ adió que los costos de la mano de obra se decidirá n a travé s de una negociació n entre los inversionistas y una entidad empleadora estatal.” (*) “La ZED Mariel ha recibido alrededor de 300 solicitudes de inversió n para abril-mayo 2015, provenientes de 30 paıśes, con seis aprobadas en los sectores de alimentos, industria liviana, electró nicos, quım ́ icos y transporte (de los cuales 5 eran 100% propiedad extranjera (Pé rez Ló pez, 2015: 227)”. (Maribel Aponte Garcı́ a , CUBA: EMPRESAS Y ECONOMIA) + Durante 2014 continuó adelante la descentralización de la gestión en las empresas estatales. Este proceso es fuente de desigualdades en el seno de los trabajadores y a su vez de pérdida de la capacidad por parte del estado, de centralizar la evolución de los planes económicos”. + Ademá s, para 2015 ya se habı́ a n aprobado ya 498 cooperativas no agropecuarias. + Continuó el crecimiento del pequeño sector privado urbano, en el que actualmente se ocupa a 600 mil trabajadores y cuentapropistas. (*) “Otro de los aspectos que resulta novedoso en el contexto de la actualizació n del modelo econó mico lo constituyen las transformaciones que se han veri icado en el mercado laboral. Entre los aspectos que se destacan, se encuentra el incremento experimentado por la participació n del denominado sector no estatal en la creació n de nuevos empleos y, en general, la relevancia que ha adquirido en el mercado laboral nacional. Al culminar 2019, el mencionado segmento representó cerca del 33% de la ocupación total de la nació n”. (Las crisis en el desarrollo econó mico de Cuba, Hiram Marquetti Nodarse) El avance en el proceso de restauració n se ve claramente expresado en có mo se distribuye la ocupació n de la fuerza laboral, en donde el sector “no estatal” representa un 33% de la ocupació n de la fuerza de trabajo total, segú n Marquetti Nodarse, pero segú n un informe presentado por la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita Gonzá lez, en el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), las empresas estatales acumulan 1,6 millones de trabajadores (52 %), mientras las no estatales alcanzan 1,4 millones, que está n empleados en cooperativas y por cuenta propia

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(autó nomos), es decir, cerca del 42 % (EFE, La Habana, 21 abril, 2019). Sin embargo, este dato no tiene en cuenta que el Estado actúa como agencia de contratación en relación a las empresas de capital extranjero (entidad empleadora estatal). Es decir que, trabajadores que formalmente iguran como empleados del Estado, en realidad trabajan para empresas extranjeras. Por el momento no tenemos datos de cuanta cantidad de trabajadores ocupa en total este sector que representa un gran porcentaje de la actividad econó mica, pero só lo el sector de hotelerıá y turismo ocupa un 6% de la fuerza laboral. Paralelamente, en la medida que avanza la restauració n capitalista, se profundiza el ajuste contra los trabajadores: “En enero de 2009 se reformó la Ley de Seguridad Social elevando la edad de jubilació n a 60 añ os para las mujeres y 65 añ os para los hombres Desde octubre de 2009, los comedores obreros, otro de los subsidios a la clase obrera, fueron cerrá ndose y a cambio se les dio la cifra de 15 pesos diarios extra, para su almuerzo o merienda. El 10 de octubre de 2009 Lá zaro Barredo, director del diario Granma del Partido Comunista Cubano, anunció que la libreta de abastecimiento habrıá sido borrada y las ayudas en alimentos concedidas solamente a los pensionados y personas con rentas bajas”. (*) Bajo la presidencia de Raú l castro “se concretó el despido de 500 mil empleados estatales (a los que se les ofreció reubicació n en peores condiciones, o recibieron licencias para trabajos independientes, o terminaron en el trabajo informal) y una reforma laboral que permite la ampliació n de la jornada laboral, sin considerar ningú n pago como horas extras, y el despido sin causa y sin derecho a indemnizació n. Reformas reaccionarias que muchos gobiernos burgueses hubieran querido hacer y no pudieron por la resistencia sindical de los trabajadores, mientras que en Cuba no hay derecho a huelga, y no se permite ninguna organizació n sindical por fuera de los sindicatos controlados fé rreamente por el PC”. (Declaració n del Comité de Enlace Internacional PCO/CSR-ETO, julio 2021) La naturaleza de clase del Estado En 2008, escribıámos que, siendo Cuba ya un Estado burgué s, “la restauración no está totalmente consumada, por una razó n fundamental: no hay libre derecho de propiedad privada, por lo cual no hay una burguesı́a nacional ya consolidada como clase, con todos los derechos sobre la propiedad que ello implica. El estado es el que autoriza la instalació n de empresas privadas. Y solo se autorizan explotaciones pequeñ oburguesas (pequeñ os comedores llamados “paladares”, taxis, alojamientos para turistas, pequeñ as tiendas y negocios, etc., es decir cuentapropismo, pequeñ as industrias y comercios familiares). Los campesinos pueden comercializar en el mercado una parte importante de la producció n, pero no pueden comprar ni vender la tierra, que en su gran mayorıá sigue siendo propiedad estatal. En el plano de la inversió n extranjera, se les garantiza la propiedad de sus inversiones, pero en la mayorıá de los casos se trata de concesiones de explotació n a un plazo de inido, aunque en

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agencias de viaje, inmobiliarias, empresas de vuelos, importadoras, rentas de autos, almacenes, navieras, servicio de mensajerı́a y paqueterı́a, ventas mayoristas, bancos, empresas inancieras, servicios de auditorıá, empresas de construcció n, y toda la red de tiendas minoristas en CUC, y ahora en MLC…..Siendo mucho má s importante en té rminos econó micos que varios ministerios juntos, ¿no deberıá GAESA rendir cuentas de su desempeñ o ante la Asamblea Nacional del Poder Popular como es obligatorio por ley? Lejos de ello, se sabe que las propiedades bajo control militar no se subordinan a la Contralorıá General de la Repú blica ni pueden ser auditadas por este ó rgano. Los mé todos y grupos de auditorı́a que utilizan son internos y no se ofrecen los resultados pú blicamente”.

general sea por muchos añ os o renovable”. Esta caracterización debemos corregirla, en varios sentidos. Por un lado, la nueva Constitució n aprobada en 2019, ya establece legalmente la existencia de la propiedad privada como una de las formas de propiedad permitida y reconocida por el Estado, aunque é ste se reserve la potestad de autorizar la licencia para su habilitació n. La limitació n del permiso del Estado para establecer una empresa privada, só lo tiene el objetivo de evitar que sea la burguesıá gusana la que se vuelva a instalar, para privilegiar los parientes y amigos de la burocracia castrista. El sector privado de la economı́a pegará un nuevo salto con las empresas medianas, habilitadas desde este viernes 6 de agosto a la noche por un decreto-ley del Consejo de Estado, en el cual tambié n se determinó que las Pymes podrán ser estatales, privadas o mixtas y que las micro empresas podrá n tener de uno a 10 empleados, las pequeñ as, de 11 a 35 personas y las medianas hasta 100 trabajadores.

Recordemos que no hay centralizació n de la actividad econó mica de estas empresas estatales, las cuales ademá s son las que está n asociadas al capital imperialista, y vinculadas a las importaciones y exportaciones, sin que haya monopolio estatal de esa vital actividad, como reconoce Diego Dalai (18/8/20, LID-PTS): “Sobre la apertura de las importaciones (o descentralizació n del comercio exterior) hay que decir que es un nuevo golpe a una herramienta indispensable para controlar la competencia de los productos extranjeros y preservar la industria local, el monopolio del comercio exterior. Una parte de las importaciones estará regida por los intereses particulares de estas empresas y no ya por las necesidades que identi ica la plani icació n, aunque sea burocrá tica...

Esta habilitació n legal de las medianas empresas seguramente se complementará con el despido de los 1,3 millones de trabajadores “sobrantes” actualmente empleados en el Estado, que se agregará n a los 500 mil que ya despidió Raú l Castro, quien –recordemos- dijo que en el Estado sobraban 1,8 milló n de trabajadores. Con ello habrá un abundante “mercado de trabajo” para bajar el salario todo lo que sea necesario, como para ofrecer buenas oportunidades a la inversió n capitalista. Por otra parte, ya en la nota publicada en abril de 2015 decıámos que: “Hasta la Ley de Herencia ha sido preparada para cuando los altos dirigentes del PCC se lancen al reparto frontal de las propiedades del estado…”

No obstante, tambié n hay que aclarar que los compradores, solo podrá n importar productos a travé s de 36 empresas pertenecientes a los grupos empresariales estatales, como el Grupo de la Administració n Empresarial (GAE) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) o el Grupo Empresarial del Comercio Exterior (GECOMEX), creado en 2013. Esto es un lım ́ ite a la descentralizació n porque el estado seguirá todavıá como intermediario entre los capitales extranjeros y el sector no-estatal cubano. De cierta forma, sigue controlando el comercio exterior, aunque ya no podamos hablar estrictamente de “monopolio” dado que son las empresas las que deciden qué comprar, a quié n comprar y qué precio pagar, quedando por fuera del plan”.

¿Có mo es la estructura econó mica de Cuba, entonces?: Inversiones imperialistas en los sectores má s rentables de la economıá cubana; un sector de empresas privadas creciente, de pequeñ as y medianas empresas; cooperativas privadas agropecuarias y de servicios; la zona especial de Mariel. El capital privado ya ocupa un porcentaje muy importante de la fuerza laboral, mayor al 33%, sin contar al empleado por el capital extranjero, con el cual seguramente sobrepasa el 50%. En cuanto al sector estatal de la economıá en manos de las Fuerzas Armadas, segú n Cinatti, es “la transformació n de las Fuerzas Armadas Revolucionarias prá cticamente en una Sociedad Anó nima que maneja un holding de las principales empresas de turismo”, y segú n describe Alina Bá rbara Ló pez Herná ndez en un artıćulo de octubre de 2020: “En 1995 fue creado el Grupo de Administració n Empresarial SA (GAESA), una empresa adscrita al Ministerio de las FAR. En poco má s de un cuarto de siglo su crecimiento ha sido descomunal. Actualmente, y no pretendo ser exhaustiva, incluye: hoteles, hostales, restaurantes, cafeterı́ a s, centros recreativos,

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En consecuencia, ya hay una clase capitalista autóctona, que se está fortaleciendo con las medidas que toma el gobierno cubano. La burocracia castrista gobernante es parte de esta burguesía, son los representantes políticos directos de sus intereses, ası́ como de los intereses de las inversiones imperialistas de las cuales son sus socios menores. La burocracia es tambié n la administradora de las empresas del estado, que no está sujeta a ningú n control pú blico, y que só lo les paga a los trabajadores cubanos el 3% de lo que recibe de las empresas privadas extranjeras por su contratació n (****). El capital imperialista tiene un peso muy importante en la estructura econó mica de Cuba, que como

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revelaron los hechos recientes, es muy dependiente del turismo y las remesas de los cubanos exiliados o emigrados. Es decir, la restauració n capitalista ha transformado a Cuba en una semicolonia, en donde por ahora predomina el capital imperialista europeo y canadiense. Es por ello que un sector de la burguesı́a norteamericana no se quiere perder los negocios que puede hacer en la isla y presiona para que se levante el bloqueo, no importa si esos negocios los tiene que hacer con los herederos del castrismo (*****), mientras que la burguesıá gusana, con gran in luencia en Miami, presiona para asegurarse recuperar su antigua posició n de poder y, por ello, es rabiosamente anticastrista. En Cuba nunca hubo una revolució n socialista, sino una revolució n polıt́ica democrá tica contra la dictadura de Batista, que bajo condiciones excepcionales (como plantea Trotsky en el P de T), y como respuesta a las presiones imperialistas, se transformó en nacional y antimperialista, al verse obligada a expropiar al imperialismo y a la burguesıá oligá rquica nativa; y pudo hacerlo porque contaba con el respaldo de la existencia de la URSS. Al expropiar y pasar la economıá al control del Estado, se impuso la plani icación económica centralizada desde el Estado. Es decir, se constituyó un Estado Obrero, deformado burocráticamente desde el comienzo, dado el cará cter pequeñ oburgué s de su direcció n. Un Estado Obrero que tuvo un cará cter transitorio, ni capitalista ni socialista. Siendo su direcció n una corriente pequeñ oburguesa, que se constituyó en burocracia estatal, e instauró un ré gimen bonapartista, con estrecha dependencia de la burocracia stalinista de la URSS. La burocracia castrista se subordinó a la lın ́ ea stalinista de coexistencia pacı́ ica con reparto de á reas de in luencia, violada en algunos procesos de liberació n nacional en colonias africanas, en donde el castrismo intervino siguiendo las polıt́icas de Moscú . Por lo tanto, esa transición estuvo desde un principio limitada al estado nacional cubano, y por ello quedó estancada mientras era sostenida y subsidiada por la URSS, pero era imposible que se desarrollara hacia el socialismo, porque no puede haber socialismo en un solo paıś. Si no lo hubo en la URSS, menos en una pequeñ a isla. Nosotros, siguiendo a Trotsky decimos que la caracterizació n de la naturaleza de clase de un Estado depende del cará cter de clase de las relaciones de producció n determinantes: “la naturaleza de clase del estado es determinada no por sus formas polıt́icas, sino por su contenido social, es decir, por el cará cter de las formas de propiedad y las relaciones productivas que dicho estado guarda y de iende” (**). Es decir, la existencia de un Estado Obrero depende de la existencia de la economı́a plani icada centralizada por el Estado. Como ha planteado Trotsky repetidamente en diversos artıćulos, la expropiación de la burguesía es solo una condición necesaria para establecer una economía plani icada. Es allı́ donde la principal contradicció n del

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capitalismo se anula, no só lo por la apropiació n social del sobre-trabajo para iniciar la acumulació n socialista, sino porque la asignació n de los recursos de esa acumulació n se hace en funció n de un plan elaborado en base a las necesidades sociales y no sobre la base de la anarquıá del mercado capitalista. Por lo tanto, no se trata tanto de medir que porcentaje de los medios de producció n siguen en manos del Estado o no, sino que se trata de determinar si la economıá funciona segú n las reglas de la economıá plani icada o bajo las leyes del mercado capitalista. Si la economıá no funciona segú n una plani icació n estatal centralizada, funciona segú n las normas capitalistas. No hay otra posibilidad. Una economıá mixta, es una economıá capitalista. Las empresas mixtas, que funcionan con capital imperialista y fuerza de trabajo contratada al Estado, obviamente son empresas capitalistas, que se rigen segú n su propio plan de producció n e invierten o dejan de invertir segú n la tasa de ganancia que obtengan de la explotació n capitalista de los trabajadores cubanos, que luego son sometidos a la exacció n adicional de la burocracia estatal. Ya solo con la existencia de estas empresas de capital imperialista dominando un sector muy importante y amplio de la producció n, es obvio que no puede haber ninguna plani icación estatal, al mismo tiempo que, por las mismas razones cae también el monopolio estatal del comercio exterior, que es la barrera protectora del Estado Obrero en relació n al mercado mundial capitalista. En sın ́ tesis, hace tiempo que la plani icación económica centralizada no existe más, y que la economía se rige según las leyes capitalistas, por el peso de las inversiones imperialistas y la apertura de sectores económicos a la pequeña (y ahora mediana) propiedad privada. ¿Qué programa para Cuba? Segú n Cinatti-PTS: “Algunas corrientes que se reclaman trotskistas consideran que la restauració n es un proceso terminado, y que por lo tanto se trata de luchar contra una “dictadura capitalista” como cualquier otra. Desde una ló gica prá cticamente liberal, de “revolució n democrá tica”, ignoran que el imperialismo es una fuerza organizadora de la reacció n y niegan que haya aú n conquistas que defender, entre otras que aú n no se haya recompuesto una clase burguesa local”. Aú n desde la perspectiva de considerar a Cuba un Estado Obrero, el programa que levanta Cinatti-PTS omite (***) plantear la cuestió n del derrocamiento de la burocracia castrista, un concepto fundamental planteado en el programa de transición para la revolució n polıt́ica:

“Es imposible realizar este programa sin el derrocamiento de la burocracia que se mantiene por la violencia y la falsi icació n. Só lo el levantamiento revolucionario victorioso de las masas oprimidas puede regenerar el ré gimen sovié tico y asegurar la marcha adelante hacia el socialismo. Só lo el partido de la IV Internacional es capaz de dirigir a las masas sovié ticas a la insurrecció n” .

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Nosotros nos encontramos entre esas corrientes que nos “reclamamos” trotskistas y que consideramos que la restauración en Cuba es un hecho consumado. Pero no hacemos un aná lisis abstracto sino histó rico concreto del proceso que se ha desarrollado en Cuba. Cuba es un estado burgué s, pero no es como cualquier otro, porque fue un Estado Obrero deformado, en el que se ha restaurado el capitalismo. Por eso nuestro programa no es el de la “revolució n democrá tica”, sino que tiene en cuenta esta diná mica histó rica, que todavıá es relativamente reciente. Aunque nuestro programa levante consignas democrá ticas, es un programa para la revolució n socialista que no puede sino tomar muy en cuenta el desarrollo del proceso histó rico, y las actuales condiciones concretas. Por eso nuestro programa plantea: “Aumento de salarios que cubra el costo real de la canasta familiar; eliminar la desocupació n con el reparto de las horas de trabajo; libertad para organizar sindicatos y partidos obreros independientes del Estado; Libertad irrestricta a los detenidos por las manifestaciones del 11J; Libertad de huelga, de manifestació n y de prensa; control de precios y de la producció n por comisiones de obreros elegidos en asambleas de base; por la formació n de comité s de soldados que elijan a los o iciales; control obrero y popular de las empresas estatales en manos de las FAR (Fuerzas Armadas); por la reimplantació n del monopolio del comercio exterior; por granjas colectivas estatales para el campo; mayor inversió n para la producció n agrıćola, en el sistema sanitario y en la producció n de energıá, a costa de las inversiones extranjeras; que sea la clase trabajadora la que decida democrá ticamente que concesiones se hacen al capital extranjero y bajo qué condiciones; ¡Abajo el bloqueo imperialista! ¡Abajo la restauració n capitalista!; Por el derrocamiento de la camarilla burocrá ticoburguesa del PC y las FAR; Por un Estado Obrero basado en organizaciones elegidas democrá ticamente de tipo sovié tico en las empresas y toda Cuba, coordinadas y centralizadas por los propios trabajadores. La única perspectiva posible para el pueblo cubano es tomar el camino de la revolución socialista, pero NO de la que le “vendieron” los Castro, o la del “socialismo del siglo XXI” con la que Chávez engañó al pueblo venezolano, sino la de Lenin y Trotsky, impulsando la lucha revolucionaria en el plano internacional como hacía -aunque con una estrategia equivocada- el Che Guevara. Como puede verse con claridad, aislado en un solo país no se puede mantener ni la economía plani icada, ni siquiera mantener las conquistas de la revolución. El socialismo solo puede triunfar a escala internacional.

Esta lucha solo será posible mediante la construcció n de un Partido de Trabajadores Revolucionario, parte integrante de una Internacional Obrera Revolucionaria, construida sobre la base de los principios fundacionales de la IV Internacional”. (Declaració n del Comité de Enlace Internacional CSRETO/PCO, 23/7/21) Antonio Bórmida Partido de la Causa Obrera, 11/8/21 (*) Mani iesto Internacional n°1, abril de 2015) (**) ¿Ni un estado obrero ni un estado burgué s? (Leó n Trotsky, 25/11/37) (***) Cuba: causas y consecuencias del 11 de julio, Claudia Cinatti, en Ideas de Izquierda, 18/7/21. (****) “Para aquellos trabajadores empleados por las empresas extranjeras –la hotelera, por ejemplo- la agencia empleadora es el Estado, por tanto, el salario que paga la empresa en dó lares lo cobra el Estado, y el trabajador recibe só lo el 3% del monto. Ası,́ por ejemplo, un trabajador de cuali icació n media de la industria hotelera cobrarıá 420 dó lares al mes, pero al inal el Estado cubano le paga 260 pesos, 13 dó lares aproximadamente”. (Fernando López D'Alesandro, 25/7/21, Sin Permiso) (*****) “La Cá mara de Comercio de EE.UU., probablemente la institució n empresarial polıt́icamente má s activa en EE.UU., ha defendido durante muchos añ os la reanudació n de las relaciones comerciales normales con Cuba. Thomas J. Donohue, que fue durante mucho tiempo su director y que se jubiló a principios de este añ o, visitó Cuba en muchas ocasiones y se reunió con los dirigentes del gobierno. Las grandes empresas agrıćolas tambié n está n interesadas en hacer negocios con Cuba, al igual que los intereses agrıćolas y empresariales del Sur, el Suroeste y los estados montañ osos (Arizona, Colorado, Montana, Nevada, Nuevo Mé xico, Utah, Wyoming, Idaho), representados tanto por polıt́icos republicanos como demó cratas”. (Samuel Farber, 1/8/21, Sin Permiso). “…se mantienen las exportaciones agrıćolas a Cuba, que superan los 5000 millones de dó lares desde que el presidente George W. Bush las autorizó en 2001.” (Jorge I. Domın ́ guez, 24/6/17, Sin Permiso)

Por eso la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre cubano debe tener como perspectiva conquistar la Unió n de Repú blicas Socialistas Sovié ticas de la Amé rica Latina. Publicación del Comité de Enlace PCO-CSR El Topo Obrero -

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CUBA: LA CLASE OBRERA TIENE LOS DÍAS CONTADOS PARA INDEPENDIZARSE COMPLETAMENTE DEL CASTRISMO Y SALVAR LA REVOLUCIÓN. (Este documento fue publicado antes de que saliera a la luz la ley Pymes que de ine como medianas empresas hasta los 100 obreros, esta ley junto con la reforma de la Constitución del 2019, el Congreso del PCC a principios de este año que proclama en voz alta y sin siquiera sonrojarse sus intenciones restauracionistas, la eliminación de la doble moneda también este año, las facilidades para que empresas privadas exporten e importen plenamente según sus criterios reduciéndose el Estado a otorgar los permisos, las empresas que manejan las FFAA sin intervención estatal, la descentralización de empresas estatales, la penetración del capital imperialista, y otros factores que estamos analizando, son todos hitos en el proceso restauracionista que considerados en su conjunto y de la mano con las discusiones que hemos tenido con PCO de Argentina y ETO de Venezuela, han introducido la discusión en nuestra organización de que, si bien el proceso restaruracionista consta de 3 décadas, posiblemente estemos asistiendo ahora mismo al salto cualitativo del Estado Obrero al Estado burgués, puntualmente quizá desde 2019 se esté dando y se esté consumando ahora, con la consolidación de una burguesía emergente salida de las entrañas del castrismo. Esta aclaración es muy necesaria dado que tal como expresa el artículo, y de acuerdo con la caracterización histórica de nuestra organización, se considera a Cuba todavía un Estado Obrero. Esperamos se comprenda si en el futuro cercano hacemos un cambio de caracterización del Estado cubano pues determinar el momento del salto cualitativo de los fenómenos políticos es una de las decisiones más complejas)

Manifestaciones del 11 de julio: Tras las manifestaciones en Cuba el pasado 11 de julio mucho se ha discutido sobre el cará cter de las mismas. El imperialismo yanqui ha hecho una fuerte propaganda de que fueron motivadas por reclamos de “democracia” y “libertad”, seudó nimos cobardes de un restablecimiento pleno del capitalismo en la isla. Mientras que el gobierno cubano se esforzaba en tildar a los manifestantes de “elementos contrarrevolucionarios”. L a re a l i d a d e s d i fe re n t e a a m b a s concepciones, las protestas se originaron en los barrios má s populares y se extendió a varias ciudades sumando miles de manifestantes, y es producto del malestar por las penurias que está n atravesando las masas. Desde luego que EEUU aprovechó el movimiento sin un programa de inido para publicitar que era en torno a consignas afın ́ a sus intereses como “Cuba libre” ó “Patria y vida”. Pero el propio presidente cubano Diaz Canel inalmente tuvo que reconocer que el grueso de los manifestantes no eran contrarrevolucionarios y tuvo que lexibilizar la entrada de alimentos y remedios para viajeros.

Las protestas se sofocaron con fuertes represiones y centenas de detenidos. Incluso a reconocidos activistas defensores de la revolució n como Frank Garcia Hernandez. Causas: Ajustes y bloqueo en el marco de la pandemia A pesar del intento del gobierno y sus adeptos de reducir las

causas del malestar de las masas al bloqueo y la pandemia. Es evidente que a esos dos factores se suman los fuertıśimos ajustes del Castrismo. Tal como en el mundo capitalista la pandemia no ha hecho má s

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que agudizar la crisis sisté mica en curso, en Cuba no ha hecho otra cosa que profundizar los efectos por el curso restauracionista que impulsa el gobierno y que se expresa en ajustes contra el pueblo. Esto, sumado al bloqueo reforzado por la gestió n Trump, y mantenido por Biden, ha golpeado duramente a la població n. Si bien Cuba sorprendió al mundo con la creació n de vacunas propias de alta efectividad, estos tres ú ltimos meses entró en crisis sanitaria con la falta de medicamentos bá sicos y colapso de hospitales. El 2020 el PBI se contrajo un 11%, la mayor caıd ́ a desde 1993. Una de las razones fue que el turismo, tercer generador de divisas, disminuyo un 80% con la pandemia. Por su parte el bloqueo, que ya lleva 60 añ os, fue reforzado en la gestió n Trump, con nuevas sanciones inancieras y un lım ́ ite de 4mil dó lares para las remesas (2° generador de divisas), el endurecimiento de las sanciones a los bancos internacionales que hacen transacciones con Cuba y la reinstalació n de este paıś entre los que patrocinan el terrorismo. Medidas que se mantienen. Cuba, que en la divisió n internacional de trabajo a la que la sometió el estalinismo se dedico a ser mono productor de azú car, nunca genero una matriz energé tica. En la ultima dé cada fue Venezuela la que le proveyó de energıá, pero con la crisis en ese paıś, han vuelto los apagones de hasta 12 horas diarias, mismos que no se vivıán desde la dé cada del 90 luego de la caıd ́ a de la URSS. Pero los ajustes del gobierno han sido determinantes en los levantamientos. La uni icació n de la moneda efectuada este añ o, ha generado una in lació n que ha repercutido en una caıd ́ a del salario real mayor al 15%. A su vez, siendo que la mayorıá de productos bá sicos son importados, la escasez de divisas repercute en la escasez de estos productos. Como si esto fuera poco ha eliminado subsidios, medida que afecta especialmente a la població n má s empobrecida, el 30% que vive de trabajos informales, tildando a esos subsidios de “gratuidades indebidas” Por lo tanto, las causas de las protestas del 11 de julio no es el “ré gimen comunista” como pregona la propaganda burguesa mundial, sino el bloqueo imperialista y principalmente las medidas capitalistas en curso impulsadas por el propio gobierno cubano. El Castrismo que aparece en escena como defensor del ré gimen, no tiene diferencias con el imperialismo yanqui en cuanto a la bú squeda del retorno del capitalismo, sino en cuanto a los ritmos, quiere que el proceso sea controlado desde el Estado para asegurarse un papel preponderante en la nueva burguesıá emergente.

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El curso restauracionista del Castrismo en los últimos 30 años Luego de la caıd ́ a de la URSS y el “periodo especial” el Catrismo decidió aplicar el “modelo vietnamita”, consistente en medidas para reintroducir gradualmente relaciones capitalistas mediante la apertura del mercado. Estas medidas se han acelerado desde el 2008 cuando Raú l Castro sucedió a su hermano Fidel. En resumidas cuentas, se ha ido facilitando la entrada de capital imperialista, estableciendo empresas mixtas, se ha ido ampliando el sector privado en la economıá, con el despido de 500mil empleados estatales, se ha elevado legalmente la jornada de trabajo hasta 12 horas sin pago de horas extras. “A las inversiones imperialistas canadienses, españ oles y francesas, no solo en hoteles y en otros emprendimientos del rubro del turismo, sino a travé s de las empresas mixtas en la explotació n del nı́quel y la minerı́a en general, petró leo, telefonıá, hasta en la producció n y exportació n de ron, hay que sumarle el impulso al desarrollo de la pequeñ a propiedad p r iva d a q u e i n c l uye h o y e n d ı́ a a u n o s 6 0 0 m i l “emprendedores” y abarca un 30% de la fuerza de trabajo. Las inversiones extranjeras en asociació n con empresas estatales (empresas mixtas), contratos de administració n, y empresas de capital totalmente extranjero, fueron ocupando las principales ramas de producció n, e incluso el sector inmobiliario y inanciero. Aproximadamente el 50% de la tierra estatal [80% del total] fue cedida en usufructo privado de las cooperativas de campesinos (UBPC) y a campesinos individuales [hasta un limite de 24 has], quienes aportan el 60% del total de la producció n agropecuaria, una parte de la cual puede ser comercializada en los mercados libres agropecuarios. Otras reformas fueron destinadas a favorecer la acumulació n privada de una capa de la burocracia, al permitir el establecimiento de pequeñ as industrias y comercios (pequeñ os negocios familiares).”(1) El curso capitalista ha sido reforzado con la modi icació n de la Constitució n en 2019 donde se reconoce la propiedad privada en su artıćulo 22. Y en el Congreso del PCC realizado este añ o. En este mismo sentido a punto está de aprobarse la nueva ley de empresas (Mipymes). La uni icació n de la moneda mencionada fue precisamente una resolució n del reciente Congreso del partido, conocida como “tarea ordenamiento” y que consiste en un saneamiento macro econó mico a favor de la inversió n capitalista. Esta apertura al capital ejerce una fuerza centrifuga sobre dos pilares del Estado Obrero como son el monopolio del comercio exterior y la plani icació n econó mica. Respecto del primero “las formas de gestió n no estatales” (privadas) ya pueden importar y exportar desde agosto del añ o pasado, sin embargo, todavıá deben hacerlo a travé s de 36 empresas

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revolució n proletaria de ine a la URSS como un Estado proletario.” (5)

estatales aprobadas para esos servicios, desde entonces se han establecido 2mil contratos (2). Naturalmente los privados protestan contra la mediació n y control estatal. En cuanto a lo segundo, las empresas estatales tienen mayor autonomıá de acuerdo a la introducció n de criterios mercantiles, pero deben lograr el plan anual elaborado por el Estado que se de ine en té rminos de volumen de producció n y porcentajes de crecimiento, asimismo la asignació n de recursos la sigue determinando el Estado. (3)

Estamos completamente de acuerdo con esta de inició n que se cumple en Cuba con una aclaració n respecto del monopolio del comercio exterior: como hemos visto las empresas privadas ya pueden importar y exportar pero con un fuerte control estatal. Es decir, que ha dejado de ser un monopolio pero tampoco signi ica que haya sido reemplazado por el libre mercado ni nada parecido. Aun ası,́ es un paso decisivo en el camino restauracionista.

Cuba todavía es un Estado obrero degenerado: Lo que acabamos de leer signi ica que ahora mismo estamos asistiendo a un proceso avanzado y acelerado de restuaració n del capitalismo en Cuba, que para coronarse só lo le falta reconstituir una burguesıá emergente que se erija como clase dominante. Una polıt́ica correcta parte de una caracterizació n correcta. A pesar de lo avanzado del proceso restauracionista, entendemos que Cuba sigue siendo un Estado Obrero. Desde luego que degenerado, que lo es desde la revolució n misma, pues nunca el poder polıt́ico estuvo en manos de la clase obrera sino de la burocracia Castrista de cará cter pequeñ o burgué s y que se constituyo rá pidamente en capa privilegiada. Las numerosas conquistas de los primeros añ os fueron gracias al proletariado revolucionario en ascenso y a las formas de propiedad socialistas creadas por la revolució n. Sigue siendo un Estado Obrero porque: no hay una burguesıá nacional consolidada como clase, y el Estado no puede ser instrumento de dominació n de una clase inexistente. Las medidas a favor del capitalismo todavıá no han cambiado las relaciones sociales en las que se basa esencialmente el Estado, en la que sigue predominando la propiedad nacionalizada de los medios de producció n.

Puede generar confusió n que con las caracterı́ s ticas capitalistas desarrolladas má s arriba a irmemos que sigue siendo un Estado Obrero. Como dijimos el cará cter de clase de un Estado se basa en las relaciones de producció n predominantes, y por tanto en las formas de propiedad sobre los medios de producció n predominantes, no só lo en cantidad sino sobre todo en importancia. A este respecto se podrıá argumentar que la nacionalizació n de los medios de producció n ya se corresponden má s bien a un capitalismo de Estado, o má s precisamente a un estatismo, pero no es ası,́ porque en el Estatismo, detrá s de la nacionalizació n se esconde la burguesıá, clase dominante: “El estatismo signi ica la intervenció n del Estado sobre las bases de la propiedad privada, para salvarla.” Pero en Cuba el Estado no puede intervenir sobre las bases de la propiedad privada (que a pesar de haber sido consagrada por la Constitució n por el momento es complementaria), ni hay una burguesıá nativa que se deba salvar con el estatismo. Má s correcto serıá pensar que la nacionalizació n sea usada por la burocracia para crearse una base burguesa, que es lo que esta haciendo al incursionar en negocios menores, pequeñ os burgueses, pero en este caso es claramente un usurpador, un malversador de la propiedad obrera y por eso mismo todavıá no se anima a dar la cara por temor a las masas, mantenié ndose en los negocios perifé ricos al de los grandes medios de producció n estatales.

En el plano de la inversió n extranjera, se les garantiza la propiedad de sus inversiones, pero en la mayorıá de los casos se trata de concesiones de explotació n a un plazo de inido. “La burocracia no le ha creado una base social a su dominio, bajo la forma de condiciones particulares de propiedad. Está obligada a defender la propiedad del Estado, fuente de su poder y de sus rentas. Desde este punto de vista, sigue siendo el instrumento de la dictadura del proletariado.” (4) Esta es exactamente la situació n en Cuba, aunque el Castrismo este avanzando a pasos agigantados para crearle esa base social a su dominio. La legalizació n de la propiedad privada es un hito en el proceso restauracionista, pero no es tanto para consagrar lo existente como para allanarse el terreno y poder constituirse en burguesıá emergente.

El doble carácter del Estado Obrero Que en el seno del Estado Obrero existan formas capitalistas no debe sorprender porque el Estado Obrero es transitorio entre el capitalismo y el socialismo. El socialismo es un modo de producció n histó ricamente superior al capitalismo, que parte del nivel de la productividad del trabajo alcanzado por é ste ú ltimo. Esta claro que en un paıś tecnoló gicamente muy inferior a los paıśes imperialistas y ademas aislado, no cabe hablar de socialismo.

Trtosky a irma “La nacionalizació n del suelo, de los medios de producció n, de los transportes y de los cambios, ası́ como el monopolio del comercio exterior, forman las bases de la sociedad sovié tica. Para nosotros, esta adquisició n de la

Marx explicó que “el derecho burgué s (...) es inevitable en la primera fase de la sociedad comunista, bajo la forma que reviste al nacer de la sociedad capitalista despué s de prolongados dolores de parto. El derecho jamá s puede

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capitalista. La contradicció n entre las formas de la propiedad y las normas de reparto no puede crecer inde inidamente. De manera que las normas burguesas tendrá n que extenderse a los medios de producció n o las normas de distribució n tendrá n que corresponderse con el sistema de propiedad socialista.” (8)

elevarse por encima del ré gimen econó mico y del desarrollo cultural condicionado por este ré gimen”. Lenin, comentando estas lın ́ eas notables, añ ade: “El derecho burgué s en materia de reparto de artı́culos de consumo corresponde naturalmente al Estado burgué s, pues el derecho no es nada sin un aparato de coerció n que imponga sus normas. Resulta, pues, que el derecho burgué s subsiste durante cierto tiempo en el seno del comunismo, y aú n, que subsiste el Estado burgué s sin burguesıá”.

Claramente para Trotsky la restauració n capitalista se da cuando las normas burguesas se extienden a las formas de propiedad de los medios de producció n. Decimos que el Estado Obrero es transitorio entre el capitalismo y el socialismo porque estamos impregnados de optimismo revolucionario, que tiene su fundamento en las tendencias de desarrollo de las fuerzas productivas. Pero en el caso particular y actual de Cuba lo correcto es decir lo contrario, que esta en transició n, no al socialismo, sino al capitalismo. Como hemos visto la burocracia ha avanzado muchıśimo en la restauració n.

Trotsky, cita estos pasajes de Marx y de Lenin para rematar: ““El Estado burgué s sin burguesıá” se reveló incompatible con una democracia sovié tica auté ntica. La dualidad de las funciones del Estado no podıá dejar de manifestarse en su estructura. […] Los que carecen de privilegios no se sienten inclinados a crearlos ni a defenderlos. La mayorıá no puede respetar los privilegios de la minorı́a. Para defender el “derecho burgué s”, el Estado obrero se ve obligado a formar un ó rgano del tipo “burgué s”, o, dicho brevemente, se ve obligado a volver al gendarme, aunque dá ndole un nuevo uniforme.” (6) “El poder de los soviets democrá ticos resultaba molesto y aun intolerable cuando se trataba de servir a los grupos privilegiados má s indispensables para la defensa, para la industria, para la té cnica, para la ciencia. Una poderosa casta de especialistas del reparto se formó y forti icó gracias a la maniobra nada socialista de quitarle a diez personas para darle a una.” (7)

La consigna de revolución política sigue siendo la acertada: Pero si por la magnitud y avance de la restauració n parece que una revolució n polıt́ica en Cuba se debe combinar con tareas de la revolució n social, respondemos que: siendo la burocracia guardiana de los privilegios, siendo la que de iende las caracterı́ s ticas del “Estado burgué s sin burguesıá”, toda revolución política, que barre del poder a la burocracia, se ve impelida a tomar medidas socialistas, es decir que giren el timó n en direcció n al socialismo, revirtiendo el curso restauracionista con que la burocracia dirigıá al Estado. Esta claro que en el caso de Cuba, esas medidas deben ser muy profundas. Pero por profundas que sean no dejan de ser reformas, no es necesario una revolució n social porque no hay una clase explotadora que ostente el poder del Estado y la propiedad de los medios de producció n.

Es decir, que si sobrevive el Estado burgué s sin burguesıá incluso en el socialismo, etapa inferior del comunismo, mucho má s aun en un Estado Obrero que esta en transició n al socialismo, que intenta alcanzar al capitalismo en cuanto al desarrollo de fuerzas productivas, que esta lejos de satisfacer las necesidades materiales de las masas y que por lo tanto las normas de distribució n burguesas generan fuertes antagonismos que llevan a incrementar el rol coercitivo de ese Estado burgué s sin burguesıá, rol que asume la burocracia como defensora de los privilegios. Esta es la clave para entender al Estado Cubano. Si en muchos sentidos ya se asemeja a un Estado burgué s es porque, al menos en las leyes de reparto, fue desde el inicio “un Estado burgué s sin burguesıá”, y luego, con el devenir de los reveses internacionales y la direcció n Castrista, esos rasgos han crecido y se han expandido, y por tanto lo mismo ha sucedido con ese “Estado burgué s sin burguesıá” dentro del Estado Obrero. Pero, si a falta de una burguesıá, la burocracia es la que da cuerpo a esas caracterıśticas burguesas del Estado, es porque el cará cter de clase del Estado en su conjunto sigue siendo proletario. Sin embargo, esta contradicció n no puede ser eterna “Al llevar hasta el extremo —con su complacencia para los dirigentes— las normas burguesas del reparto, prepara una restauració n

Si el poder y la propiedad de los medios de producció n los ostenta la burguesıá entonces la revolució n es social. Si el poder lo tiene una burocracia en un Estado obrero, la revolució n es polıt́ica. No puede haber combinació n de ambos tipos de revolució n porque se corresponden con Estados dominados por cada una de las clases antagó nicas y por lo tanto se excluyen mutuamente. O es una u la otra. En Cuba todavıá se trata de una revolució n polıt́ica.

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¿Que implicaría en Cuba la vuelta del capitalismo? De inir a Cuba como un Estado Obrero es de suma importancia. En polı́tica es fatal confundir una situació n anterior a la derrota con una posterior. Si vuelve el capitalismo en cuba será enteramente a costa de las masas, las conquistas de la revolució n será n aniquiladas, a irmar que cuba ya es capitalista y al mismo tiempo que hay que defender las conquistas de la revolució n no tiene sentido. La contrarrevolució n triunfante es la vuelta del capitalismo, es la

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derrota de las masas. Será muy difıćil por un lapso de tiempo, incluso de añ os, poder parar un partido revolucionario y movilizar a las masas en clave de ofensiva, lo má s probable es que para que se vuelvan a levantar necesiten de procesos revolucionarios en otros paıśes que las arrastren. Esa es la magnitud de las consecuencias de una derrota en Cuba. Es por eso que la convicció n revolucionaria del pueblo cubano, su orgullo anti imperialista, es una prueba de que la revolució n no fue derrotada del todo. La vuelta del capitalismo no puede ser un simple momento dentro del proceso contrarrevolucionario, es su consumació n. Má s aun cuando el imperialismo yanqui juega un rol fundamental en ese proceso, Cuba capitalista no puede ser otra cosa que una semi colonia yanqui. El mantenimiento del bloqueo y su endurecimiento es precisamente una de las demostraciones de que el Estado Obrero sobrevive, si EEUU de la mano de la burocracia castrista logran que retorne el capitalismo a la isla, ya no habrá bloqueo, por el contrario, se fomentara el má s pleno libre comercio. En primera instancia, la burocracia castrista con los gusanos de Miami se constituirá n en la burguesıá nativa, sobre todo los primeros que se aferran al poder en tanto no tienen asegurado ese rol, y lo hará n en calidad de socios menores de las transnacionales yanquis. El programa para las masas cubanas debe partir de este hecho y de estos peligros. El programa para la revolución política en Cuba: Si bien hemos señ alado que bajo el rumbo actual la restauració n capitalista será un hecho, la historia no es automá tica, fuerzas sociales antagó nicas está n en disputa. Para que se modi ique la tendencia señ alada es necesario que surja y suba a escena un partido obrero revolucionario que acaudille a las masas cubanas, entendemos que ese partido podrá surgir y fortalecerse si lucha por el siguiente programa de transició n: En primer lugar, hay que enfrentar al bloqueo y toda forma de opresión imperialista. Si defendemos a cualquier paıś semi colonial aunque burgué s cuando enfrenta a un imperialismo, ¿Cuá nto má s cuando el Estado es obrero? En la cú spide de la defensa está n las formas de propiedad creadas por la revolució n, y todas las conquistas sociales asociadas, en salud, educació n, y mejora material de las masas. Este partido no podrá esperar que se legalice su funcionamiento, deberá por tanto aprender a desarrollar un trabajo clandestino. En esta lucha contra el imperialismo se debe demostrar el falso anti imperialismo del Castrismo, que con sus ajustes y contrarreformas ha exponenciado el efecto del bloqueo y su peso sobre las masas. Demostrar a las masas que el rumbo restauracionista esta estrechamente vinculado a los ajustes y que por lo tanto contrario a lo que digan la burocracia y los

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gusanos, que en esto se unen, el capitalismo só lo les puede traer penurias. Que para reforzar el Estado Obrero debemos luchar por: Aumento de salarios que cubra el costo real de la canasta familiar; eliminar la desocupació n con el reparto de las horas de trabajo; libertad para organizar sindicatos y partidos obreros independientes del Estado, contra los privilegios de la burocracia; Libertad de huelga, de manifestació n y de prensa; control de precios y de la producció n por comisiones de obreros elegidos en asambleas de base; por la formació n de comité s de soldados que elijan a los o iciales; control obrero y popular de las empresas estatales en manos de las FAR (Fuerzas Armadas); por la reimplantació n del monopolio del comercio exterior; por granjas colectivas estatales para el campo; mayor inversió n para la producció n agrıćola, en el sistema sanitario y en la producció n de energıá, a costa de las inversiones extranjeras; que sea la clase trabajadora la que decida democrá ticamente que concesiones se hacen al capital extranjero y bajo qué condiciones. (9) Revertir los ajustes no es simplemente una consigna de justicia proletaria, es profundamente polıt́ico, dado que las masas empobrecidas, desmoralizadas y apolı́ t icas bajo decenios de dominio Castrista, pueden ser carne de cañ ó n para la reacció n tal como demostró la ú ltima movilizació n. En otras palabras, es clave movilizarlas contra el gobierno pero con un programa propio que no pueda ser aprovechado por el imperialismo. Para este in, este programa no parte de reivindicaciones parciales, como suele ser apropiado en paıśes capitalistas, sino de la defensa de las conquistas de la revolució n, principalmente la propiedad socializada. Esto es posible porque aquı́ no se trata de algo que deba ser conquistado, sino de la realidad concreta en que han vivido todas sus vidas. Estas consignas son para un programa de transició n, las masas exigiendo el in de los privilegios, la democracia obrera, etc. comprobaran que la burocracia se resistirá por todos los medios, hasta los má s sangrientos. La vanguardia debe tener muy claro en todo momento que se trata de conducir a las masas hacia la revolución política, derrocar por la fuerza al Castrismo, barrerlo del poder. Que, al igual que la revolució n social, se trata de una revolució n violenta. El Castrismo con el poder del Estado movilizará a las fuerzas represivas en su defensa, generar la crisis en el seno de estas es absolutamente imprescindible para la victoria. Pero una revolució n violenta exige armamento y organizació n, tambié n aquı́ las milicias obreras son una piedra angular de la revolució n polı́ t ica. El partido revolucionario debe hacer lo posible para agitar el armamento entre las masas y armar al menos a la vanguardia. La revolució n polı́ t ica debe constituir en el proceso revolucionario órganos de autodeterminación de masas tipo soviets que funcionen bajo la má s amplia democracia proletaria, instituciones gubernamentales del Estado Obrero

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saneado. Muy posiblemente el imperialismo presente en la isla mediante inversiones intentará defender a la burocracia contra las masas, y antes de lograr establecer ó rganos obreros d e m o c rá t i c o s q u e r e v i s e n l o s c o n t ra t o s c o n l a s transnacionales, sea necesario expropiarlas en el marco de la revolució n polı́ t ica. Tambié n es lo má s probable que consumada la revolució n polıt́ica se cancelen contratos y se expropie al imperialismo donde los ó rganos obreros entiendan que esas concesiones no son necesarias. Sin embargo, como mencionamos má s arriba, las raıćes de la burocracia son profundas y objetivas, surgen de las condiciones de un Estado Obrero aislado y atrasado, una revolució n polıt́ica, por radical que sea, no puede ser má s que un respiro antes de que se forme otra burocracia si es que no se avanza en la revolució n internacional, fundamentalmente en la Confederación de Estados socialistas de América Latina, que por el pasado comú n de colonialismo españ ol y de opresió n por EEUU durante el siglo XX y hasta ahora, y por su conexió n geográ ica, sus proletariados está n estrechamente v i n c u l a d o s y s u s p r o c e s o s p o l ı́ t i c o s s e a f e c t a n profundamente. El proletariado cubano, que esta en la encrucijada para salvar al Estado Obrero, tiene que independizarse completamente de la burocracia castrista que ha traicionado a la revolució n, inspirá ndose en la certeza de las siguientes palabras: “Como fuerza polıt́ica consciente, la burocracia ha traicionado a la revolució n, pero por fortuna, la revolució n victoriosa no es solamente una bandera, un programa, un conjunto de instituciones polıt́icas; es tambié n un sistema de relaciones sociales. No basta traicionarla, es necesario, ademá s, derrumbarla. Sus dirigentes han traicionado a la Revolució n de Octubre pero no la han derrumbado, y la revolució n tiene una gran capacidad de resistencia que coincide con las nuevas relaciones de propiedad, con la fuerza viva del proletariado, con la conciencia de sus mejores elementos, con la situació n sin salida del capitalismo mundial, con la inevitabilidad de la revolució n mundial.” (10)

Archivos/Resolucion%2053%20Indicac%20metod%20Plan %202022.pdf http://www.granma.cu/cuba/2020-12-17/ ministro-de-economia-y-plani icacion-detalla-plan-de-laeconomia-de-2020-y-los-objetivos-generales-del-2021 4. L. Trotsky – La revolució n traicionada cap 9 5. Ibid 6. Ibid cap 3 7. Ibid cap 9 8. Ibid 9. https://causa-obrera.org/20201/07/23/ cuba-comenzaron-lasmanifestaciones-la-luchadebe-ser-contra-el-imperialismo-yanki-y-larestauracion-capitalista-que-impulsa-el-gobierno/ 10. L. Trotsky – La revolució n traicionada cap 9

Fabriles Socialistas Revolucionarios (Bolivia)

Notas: 1. https://causa-obrera.org/20201/07/23/cubacomenzaron-lasmanifestaciones-la-lucha-debe-ser-contrael-imperialismo-yanki-y-la-restauracion-capitalista-queimpulsa-el-gobierno/ 2. https://www.ipscuba.net/espacios/crece-presenciacubana-en-el-comercio-exterior/ 3.htps://www.mep.gob.cu/sites/default/ iles/Documentos/

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(viene de contratapa) El mé todo de la crıt́ica de RA es el siguiente: Apela al “sentido comú n” de los militantes, a “la interpretació n del marxismo como una religió n”, que siempre que le conviene ha criticado, cuando se hacen referencias a los maestros fundadores del marxismo leninismo. Luego trata de establecer, sacando de contexto, amalgamando posiciones y falseando, que tanto Marx, como Engels y Lenin apoyaron la “divisió n” o “separació n” del programa má ximo y el programa mın ́ imo. Como a Marx, Engels y Lenin no se los podrıá acusar de reformistas, RA trata de contraponer sus posiciones con las de Trotsky, para demostrar que Trotsky rompe la tradició n marxista, que el programa y el mé todo de Trotsky es opuesto al marxismo. Luego establece una continuidad entre Trotsky los trotskistas, para atribuir los problemas centristas de estos ú ltimos a Trotsky. Pretende ademá s demostrar que la divisió n del programa en mın ́ imo y má ximo no puede ser cuestionada por reformista, sino que por el contrario esa es la verdadera tradició n del marxismo representada en la posició n de RA, contra la de Trotsky, la cual serıá “absurda” y oportunista. 6-La posició n de RA es una ruptura con el trotskismo a favor del reformismo, a partir de volver a la divisió n del programa má ximo y el programa mı́ n imo, escondiendo el real signi icado de esa divisió n. Rechazamos completamente la crıt́ica referida al P de T, o a que Trotsky serıá el responsable de la adaptació n oportunista de sus epı́gonos centristas actuales. Sin embargo, su crıt́ica es correcta en relació n a como utilizan los centristas que se reivindican trotskistas el “mé todo” del programa agitando o propagandizando consignas aisladas, que sin ser parte de un sistema de consignas que le de contenido polıt́ico, se transforman en vıás de adaptació n al ré gimen, o cuando no hay condiciones en la lucha de clases, en impotente agitativismo. 7-Para desarrollar esta discusió n, hará falta comenzar por el principio. En primer lugar, hay que distinguir entre el programa propiamente dicho y lo que se conoce como “tá ctica” o “mé todo”. Para empezar, digamos que el programa de transició n (en adelante P de T) no contiene só lo consignas transitorias. Como dice en su texto: “La Cuarta Internacional no deja de lado el programa de las viejas “mın ́ imas” en la medida en que hayan conservado al menos parte de su fuerza vital. De iende infatigablemente los derechos democrá ticos y las conquistas sociales de los obreros. Pero lleva a cabo este trabajo cotidiano en el marco de la perspectiva actual correcta, es decir, de la perspectiva revolucionaria. En la misma medida en que las viejas y parciales reivindicaciones “mın ́ imas” entran en con licto con las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente –y esto se produce a cada paso- la Cuarta Internacional propone un sistema de reivindicaciones

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transitorias, cuya esencia se encierra en el hecho de que se orientará n cada vez má s abierta y decisivamente contra las bases mismas del ré gimen burgué s. El viejo “programa mın ́ imo” queda reemplazado por el programa de transición, cuya tarea consiste en la movilizació n sistemá tica de las masas para la revolució n proletaria”. RA se lanza contra el hecho de que el programa de transició n reemplace al programa mın ́ imo. Y se pregunta: “¿Por qué desde 1914? Trotsky explicó el abandono de la divisió n entre programa má ximo y mın ́ imo porque, en su opinió n, a partir de 1914, y a nivel mundial, la economıá capitalista ya no crecıá. El PT se abre con esa idea: “la premisa econó mica de la revolució n proletaria ha llegado hace mucho tiempo a su punto má s alto… las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer”. Por lo tanto, ya no habıá posibilidad de reformas má s o menos serias en bene icio de las masas. En consecuencia, seguıá el razonamiento, las reivindicaciones mın ́ imas debıán combinarse con las transicionales; ya no tenı́a sentido diferenciar programa má ximo y mın ́ imo; esta diferencia podıá ser correcta al perıo ́ do anterior a 1914, pero no a partir de esta fecha. Sin embargo, desde 1914 a 2021 las fuerzas productivas, a nivel mundial, han crecido. Y las masas han obtenido mejoras reformistas. ¿Con qué argumento entonces se dice que ya no tiene sentido la divisió n entre programa má ximo y mın ́ imo?” Vamos por partes para desenredar la amalgama con la que RA trata de establecer un argumento contra el P de T: Dice RA: “Trotsky explicó el abandono de la divisió n entre programa má ximo y mın ́ imo porque, en su opinió n, a partir de 1914, y a nivel mundial, la economıá capitalista ya no crecıá. El PT se abre con esa idea: “la premisa econó mica de la revolució n proletaria ha llegado hace mucho tiempo a su punto má s alto… las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. En consecuencia, seguıá el razonamiento, las reivindicaciones mı́ n imas debı́ a n combinarse con las transicionales; ya no tenı́a sentido diferenciar programa má ximo y mı́nimo; esta diferencia podı́a ser correcta al perıo ́ do anterior a 1914, pero no a partir de esta fecha”. Efectivamente, entre 1914 y 1938 se sucedió la primera guerra mundial hasta 1919, un crecimiento icticio para absorber la desmovilizació n de las tropas al inal de la guerra, la depresió n de los añ os '30, la recuperació n keynesiana, una nueva crisis en el 37-38, y los preparativos para la segunda guerra, como ú ltimo recurso de la burguesıá imperialista para salir de la crisis, dirimiendo por la fuerza de las armas quien serıá el imperialismo hegemó nico. Pero RA no se pronuncia acerca de si esa posición era correcta o no. Trotsky al igual que Lenin caracterizaron la é poca imperialista como una é poca de decadencia y descomposició n capitalista, é poca de crisis guerras y revoluciones. En ese marco el programa de transició n, como método, es un programa para la é poca, lo mismo que sus principales consignas, aunque, en el mismo sentido que dice Engels cuando se re iere al

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programa de transició n del Mani iesto Comunista, deba ser actualizado. Y acá viene el razonamiento espurio de RA: “Sin embargo, desde 1914 a 2021 las fuerzas productivas, a nivel mundial, han crecido. Y las masas han obtenido mejoras reformistas. ¿Con qué argumento entonces se dice que ya no tiene sentido la divisió n entre programa má ximo y mın ́ imo?” ¿Qué signi ica esto? Veamos la situació n entre 1914 y 1938 para cuando Trotsky escribe el programa. ¿Acaso los marxistas revolucionarios los bolcheviques leninistas deberıán haber enfrentado la primera guerra mundial la gran depresió n y la segunda guerra armados só lo de un programa mın ́ imo para la acció n? ¿Ası́ que el balance que hace RA despué s de dos guerras mundiales es que las masas han obtenido mejoras reformistas? Inclusive sobre la inalizació n de la guerra hacia 1945 hubo situaciones crı́ t icas con levantamientos de masas, en las que el stalinismo intervino para estabilizar a favor del acuerdo con las potencias imperialistas vencedoras. ¿Qué pasó despué s? Efectivamente, a partir de la enorme destrucció n de fuerzas productivas durante 30 añ os de 1914 a 1945, y habiendo de inido la segunda guerra un imperialismo como dominador exclusivo, se dieron las condiciones para que hubiera un perıo ́ do de expansió n de las fuerzas productivas, que se conoció como boom econó mico, y que abarcó aproximadamente unos 20 añ os entre 1948 y 1968. En ese perıo ́ do, sı́ es verdad que en los paıśes desarrollados centrales y en algunos paıśes semicoloniales “las masas” obtuvieron mejoras reformistas, sobre todo en Europa con el llamado “estado de bienestar”. Aunque fue el factor predominante de ese perıo ́ do y ocurrió gracias al pacto de Yalta y Postdam entre EE-UU, Inglaterra y la URSS, no fue una situació n lineal, ya que en los 50 estalló la guerra de Corea, se produjo la revolució n china, la revolució n cubana, y en Africa hubo varias guerras de liberació n de las colonias de los imperialismos debilitados por la guerra. ¿Por qué habría dejado de tener sentido, entonces el programa de transición?, si “no deja de lado el programa de las viejas reivindicaciones mínimas en la medida en que hayan conservado al menos parte de su fuerza vital”, es decir, que todavı́a esté n planteadas en el orden del dı́a para determinadas situaciones y paıśes. Entre el 68 y 74 se produjo una nueva crisis en el sistema imperialista mundial, que en Amé rica Latina dio lugar a la imposició n de dictaduras sangrientas para aplastar al movimiento de masas que venıá en ascenso y a su vanguardia radicalizada. Tras la derrota yanki en Vietnam, recié n a partir de los '80 hubo una recuperació n de esa crisis debido a que, con la ofensiva “neoliberal”, el imperialismo pudo imponer una mayor explotació n a los trabajadores, y una mayor exacció n a las semicolonias, con lo que se recuperó la tasa de ganancia de la burguesıá mundial. Tras las crisis generales del 82 y del 86, la derrota para la clase obrera mundial que signi icó

restauració n del capitalismo en los ex Estados Obreros burocrá ticos le permitió al imperialismo primero recuperarse y luego un importante crecimiento en base principalmente a las inversiones en China. Pero, ese desarrollo del que habla RA, no fue lineal, ni uniforme, ni continuado, y ademá s se asienta en las derrotas de la clase obrera. No se trata de un perıo ́ do de crecimiento orgá nico, como en el perıo ́ do del capitalismo joven o maduro. Esto queda en evidencia con la sucesió n de crisis en paıśes y regiones durante toda la dé cada de los '90, hasta la crisis asiá tica de 1997, la crisis general llamada de las “punto com” del 2000-02, y la crisis de 2007-09 que todavıá continuaba con un estancamiento declinante y entrando en una nueva recesió n cuando estalló la pandemia y empujó a la economıá a la depresió n. Pero como dijo Trotsky “Mientras exista el capitalismo, las oscilaciones cıćlicas son inevitables. Las mismas acompañ ará n al capitalismo en su agonıá de muerte, de la misma forma que lo acompañ aron en su juventud y en su madurez” (3). Y que mientras el capitalismo viva tendrá “pulso”, pero los latidos no son iguales en la juventud que en la vejez. De allı́ que no se pueda comparar de ninguna manera el “crecimiento dé bil”, sostenido con un altıśimo endeudamiento de los Estados, prá cticamente un estancamiento, con el perıo ́ do del capitalismo progresivo, todavıá joven o entrando a su madurez preimperialista. Por otra parte, RA hace una interpretació n erró nea de como Trotsky plantea el problema de la crisis capitalista, ya que nunca Trotsky formuló ninguna ley suprahistó rica de estancamiento permanente. Trotsky adhiere a la teorı́a marxista de la (tendencia decreciente de la tasa de ganancia (TDTG), es decir, a la que indica que el crecimiento de las fuerzas productivas (FFPP) terminan “chocando” con las relaciones de producció n capitalistas y provocando el derrumbe de todo el sistema en una crisis general, en el marco del desarrollo desigual de las potencias imperialistas. Sin embargo, este lım ́ ite del capitalismo imperialista se puede “ c o r r e r ” p a ra a d e l a n t e e n b a s e a l o s e l e m e n t o s contrarrestantes de la TDTG, que operan por medio de la lucha de clases y por medio de la extensió n de la base en la que rigen las relaciones capitalistas, por ejemplo, la ampliació n del mercado mundial a partir de la restauració n capitalista que abarcó a una parte considerable de la humanidad. Para citar solo un ejemplo que desmiente la acusació n de que Trotsky tenıá la idea de un estancamiento permanente de las fuerzas productivas aportamos esta cita, entre tantas: “Me parece que el defecto principal del informe del camarada Varga es la naturaleza abstracta, no só lo de la exposició n, sino tambié n de su contenido. El planteó esta cuestió n: está n desarrollá ndose o no las fuerzas productivas del capitalismo; y tomó en consideració n la producció n mundial de los añ os 1900, 1913 y 1924 calculada para Norteamé rica, Europa, Asia y Australia. Sin embargo, esto no es relevante para resolver la cuestió n de la estabilizació n del capitalismo. No se puede medir la situació n revolucionaria en esta forma. Se puede medir la producció n mundial, pero no la situació n

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todos. Lo fundamental es que este programa fue concebido para ser aplicado por la clase obrera desde el poder: “la primera etapa de la revolució n obrera es la constitució n de la clase obrera en clase directora, la conquista del poder pú blico por la democracia”. El programa tenıá sentido entonces en conexión con la toma del poder por los trabajadores”.

revolucionaria, porque la situació n revolucionaria en Europa, en las condiciones histó ricas actuales, está determinada en un grado importante por los antagonismos entre Europa y Estados Unidos, y dentro de Europa misma -interrelaciones entre la producció n alemana y la inglesa, la competencia entre Francia e Inglaterra, etc.-. Como mı́ n imo, las bases econó micas de estos antagonismos determinan la situació n revolucionaria en una forma inmediata. Que las fuerzas productivas han crecido en los EE.UU. en los ú ltimos 10 añ os, está fuera de toda duda. Tampoco podemos cuestionar el hecho de que las fuerzas productivas en Japó n han crecido durante la guerra y está n creciendo ahora. Tambié n crecieron y continú an creciendo en la India. ¿Y en Europa? En Europa, no está n creciendo ni en general ni en su conjunto. Por lo tanto, la cuestió n bá sica se resuelve no calculando la producció n, sino por medio de un aná lisis de los antagonismos econó micos. El meollo de la cuestió n es é ste: EE.UU. y, en parte, Japó n, está n empujando a Europa a un callejó n sin salida, no dejá ndole ningú n mercado para sus fuerzas productivas, que fueron solamente en parte rejuvenecidas durante la guerra”. (4)

Por supuesto que el P de T tiene sentido en conexión con la toma del poder, porque só lo se puede “aplicar” por medio de la dictadura del proletariado. Y porque es un programa para la revolució n socialista, no para la conquista de la repú blica burguesa o para su reforma. Es por eso que Trotsky ubica al programa de transició n como “Una serie de medidas transitorias que corresponden al estadio del capitalismo monopolista y a la dictadura del proletariado con una secció n referente a los paı́ s es coloniales y semicoloniales… Corresponde a aquella parte del Mani iesto Comunista de Marx y de Engels que ellos mismos cali icaron de anticuada. Es só lo parcialmente anticuada; parcialmente es muy buena y debe ser renovada en esta conferencia”. (5) Por eso podemos decir desde ya que, la formulación de un programa de transición lo ubica a Trotsky mucho más cerca de la “tradición” marxista, que a RA con su insistencia en la división entre programa máximo y mínimo.

Ahora la crisis que se arrastra desde por lo menos el 2007, se re leja en los crecientes antagonismos internacionales entre EEUU, dividido internamente al igual que Europa, China y Rusia; en la lucha de clases en general y en particular en los levantamientos populares ocurridos en Amé rica Latina. ¿Cree RA que, en la situació n actual deberıámos actuar en la lucha de clases, en esos levantamientos, con el programa mın ́ imo?

Hay que aclarar que el MC, ası́ como no hace ninguna referencia al programa mın ́ imo, tampoco explicita ningú n “mé todo” de agitació n relacionado con el programa. Solo está n formulados los principios comunistas y el programa de transició n. Por eso cada vez que se quiere establecer cuá l era “el mé todo” o la tá ctica” para la acció n en el movimiento de masas sostenida por Marx y Engels se debe recurrir a otros textos. Tampoco el “mé todo” está contenido en el texto del programa sino en comentarios posteriores, pero estos, en su mayorı́a, son “actas” de discusiones entre los dirigentes trotskistas, por lo que para poder comprenderlos hay que tomarlos de conjunto y no de manera aislada o sacando frases de contexto. Pero si de verdad se quiere entender el “método” que plantea Trotsky hay que leer los principales textos escritos para orientar la intervención política en los países en los que se desarrollaban las situaciones más candentes de la lucha de clases: España, Alemania, Francia.

8- Luego trata de establecer la idea de que, tanto Marx, como Engels y Lenin aprobaban la división entre programa mínimo y máximo, sin especi icar épocas históricas, ni condiciones de tiempo y lugar, para contraponer esa falsedad con la formulación de Trotsky, planteando la idea de que Trotsky rompe con la tradición de Marx, Engels y Lenin. Ahora veamos, en qué consiste el primer programa comunista formulado por Marx y Engels: el Mani iesto Comunista. Como el mismo RA reconoce, allí no se trata de ningún programa mínimo, sino de un programa máximo y un programa de transición. Bajo el subtitulo El programa transicional en Marx y Engels, en su primera nota crıt́ica RA escribe: “Hasta donde alcanza mi conocimiento, el programa de transició n fue presentado por primera vez por Marx y Engels en El Mani iesto Comunista. Se trata de medidas para impulsar a la clase obrera hacia la abolició n de la propiedad privada, hacia el socialismo. Entre ellas, la expropiació n de la propiedad de la tierra; el establecimiento de impuestos fuertemente progresivos; la abolició n de la herencia; la con iscació n de la propiedad de los emigrados y enemigos de la revolució n; la centralizació n del cré dito por el Estado y de todos los medios de transporte; el trabajo obligatorio para

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9- ¿Por qué en el Mani iesto Comunista no hay una división entre programa máximo y mínimo, si como sostiene RA esa sería la tradición marxista? El Mani iesto Comunista es un programa para la revolució n socialista, que para Marx y Engels debıá comenzar en los paıśes “maduros”, es decir, en los cuales habıá ya un su iciente desarrollo de las fuerzas productivas, y como mı́nimo ya predominaba en la estructura econó mica burguesa, la gran industria. En el añ o que fue escrito (1848), esas condiciones solo existıán en Inglaterra y parcialmente en Francia. La divisió n de programa má ximo y programa mın ́ imo, surge

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11-El programa mın ́ imo que planteaba Lenin, era tan radical y jacobino como el que formulaba Marx para Alemania. Y planteaba la misma alianza de clases: la pequeñ oburguesıá y el proletariado. Solo se diferenciaba en que en Rusia la pequeñ oburguesıá revolucionaria era el campesinado (no la urbana) y que el proletariado podrıá acceder al poder junto con el campesinado para instaurar un gobierno provisorio que serıá la dictadura democrá tica de obreros y campesinos.

de la necesidad de tener un programa para intervenir en las revoluciones burguesas que ocurrı́ a n en los paı́ s es de desarrollo burgué s atrasado. Es ası́ que, ni bien se terminó de constituir la Liga de los Comunistas, y a poco de formularse aquel primer programa comunista, Marx y Engels junto a los obreros revolucionarios de la Liga (en su mayorıá obreros alemanes provenientes de la Liga de los Justos) se dirigen fıśicamente a Alemania para intervenir en la revolució n que allı́ habıá estallado. Entre las primeras circulares escritas por Marx como dirigente de la Liga, se destaca la “Circular de 1850”, en la que luego de que, por la propia experiencia descartara la posibilidad de una revolució n dirigida por la burguesı́a (esta habı́a pactado con la monarquı́a en la Asamblea Constituyente de Francfort), plantea la posibilidad de que la pequeñ oburguesıá urbana sea la clase dirigente, que asuma la tarea de la conquista del poder.

El programa mın ́ imo de la socialdemocracia rusa tenıá tres consignas fundamentales: la nacionalizació n de la tierra, las ocho horas de trabajo y la Repú blica burguesa, que se conquistarıá por medio de la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Si no es para una separació n de la revolució n en etapas histó ricamente necesarias, como era para el caso de Alemania en 1848 o en Rusia a principio del siglo XX ¿qué sentido puede tener la división y separación de los programas mínimo y máximo? Acaso el señ or Astarita, que insiste tanto con esa divisió n ¿piensa que hace falta una revolució n por etapas, que primero hay que luchar con un programa mın ́ imo por la repú blica burguesa, o por la Asamblea Constituyente dentro del régimen burgués para democratizarlo, como propone el PTS de Maiello y muchos otros partidos del centrismo y oportunismo que se reivindican trotskistas?

Es para Alemania, como paıś de desarrollo burgué s atrasado, que se formula por primera vez no solo un programa dividido en má ximo y mın ́ imo, sino una estrategia de revolució n en etapas, aunque formulando una tá ctica para una lucha ininterrumpida entre ellas. Aunque hay que decir, que el programa mın ́ imo de la Circular era un programa democrá tico revolucionario, a lo jacobino, y a la necesaria etapa de un poder encabezado por la pequeñ oburguesı́ a , Marx la consideraba tan breve y vinculada a la revolució n obrera francesa, que allı́ aparece por primera vez el concepto de “revolució n permanente” planteado por Marx.

A diferencia de como la plantea el PTS y otros centristas y oportunistas, la Asamblea Constituyente que planteaba la resolución de los partidarios de Lenin se formulaba como una conquista democrática como consecuencia de la insurrección contra el Zar:

10-Es decir, la división entre programa máximo y programa mínimo se plantea como una necesidad sólo para países de desarrollo burgués atrasado, en los cuales era inevitable una etapa de revolución democrática burguesa previa a que estuvieran dadas las condiciones para plantear una revolució n socialista. Siguiendo esta concepció n materialista, es que Lenin va a plantear tambié n la necesidad de que en Rusia hubiera una revolució n democrá tica burguesa antes de que se pudiera plantear la tarea de luchar por la revolució n socialista. Tal como lo explica en “Dos tá cticas de la socialdemocracia”, escrito en 1905: “Anotemos, en in, que, al ijar como tarea del gobierno provisional revolucionario la aplicació n del programa mın ́ imo, la resolució n elimina con ello las absurdas ideas semianarquistas sobre la realizació n inmediata del programa má ximo, sobre la conquista del Poder para llevar a cabo la revolució n socialista. El grado de desarrollo econó mico de Rusia (condició n objetiva) y el grado de conciencia y de organizació n de las grandes masas del proletariado (condició n subjetiva, indisolublemente ligada a la objetiva) hacen imposible la liberació n completa inmediata de la clase obrera”.

Se diferenciaba claramente de “la burguesı́a liberal, que expresa sus deseos por boca de los jefes del llamado 'partido constitucional demó crata', no exige el derrocamiento del gobierno zarista, no propugna la consigna de gobierno provisional, no insiste en las garantıás reales para que las elecciones sean completamente libres y justas, para que la asamblea de los representantes pueda ser efectivamente de todo el pueblo y efectivamente constituyente” (6). Como ya sabemos, esta posició n era apoyada por los mencheviques.

¿Qué tiene que ver ese programa mínimo con la situación actual del capitalismo en la época imperialista?

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En cambio, Lenin planteaba que: “El proletariado r e v o l u c i o n a r i o , p o r c u a n t o e s t á d i r i g i d o p o r l a socialdemocracia, exige el paso completo del Poder a la Asamblea Constituyente, tratando de conseguir con este in no só lo el sufragio universal y no solo la completa libertad de agitació n, sino, ademá s, el derrocamiento inmediato del gobierno zarista y la sustitució n del mismo por un gobierno provisional revolucionario”. (7) Es decir, el sistema de consignas que constituía el programa de acción inmediato propugnado por Lenin se articulaba así: Derrocamiento revolucionario del Zar; gobierno provisional revolucionario de obreros y campesinos que convoque una Asamblea Constituyente apoyada en el pueblo en armas. ¿Alguien ha visto un programa así formulado, entre las organizaciones centristas y

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oportunistas que se reivindican del trotskismo? Ese era el programa mínimo de Lenin, antes de febrero de 1917. Estaba formulado para la revolución democrática, porque las condiciones objetivas eran inmaduras para levantar directamente el programa y la estrategia de la revolución socialista. 12- RA nos quiere engañ ar como hacen los stalinistas y los reformistas, para establecer la idea de que no hay continuidad entre el bolchevismo y el programa de transició n trotskista, insistiendo con la cantinela de que los bolcheviques movilizaron a las masas con tres consignas mın ́ imas: paz, pan y tierra. ¿Có mo puede a irmar que, al mismo tiempo que el bolchevismo levantaba con las Tesis de abril un programa transicional y una estrategia para la revolució n socialista, movilizaba a las masas ¡con un programa mın ́ imo!? Que el programa para un paıś atrasado (como era la Rusia de 1917) contenga consignas mı́nimas y democrá ticas está dentro de la diná mica de la revolució n y su cará cter permanente. Otra cosa es decir la falsedad de que la revolución rusa se hizo agitando sólo consignas mínimas. Un poco al pasar, como para exponer el método de la “crítica” de RA digamos que mientras que ahora dice que “en 1917 los bolcheviques conquistaron el poder agitando tres demandas propias del programa mínimo, paz, pan y tierra”. (*en 1917 los bolcheviques conquistaron el poder agitando tres demandas propias del programa mın ́ imo –paz, pan y tierra-, pero vinculando su realizació n a la conquista del poder por los soviets.) En 1996 a irmaba que “Evidentemente, en las vísperas de la toma del poder Lenin no planteaba movilizar en torno a consignas mínimas (casi no hay huelgas reivindicativas en Petrogrado y Moscú, entre febrero y octubre), sino en torno a la consigna de “todo el poder a los soviets”, explicando que el resto de las demandas se efectivizarían a partir de la toma del poder. También plantea en varios escritos de 1917 la realización parcial (subrayado en el original) de las consignas transicionales (el control obrero, la toma de tierras, la obligación de trabajar), pero para que se hagan cargo los soviets, NO como demandas a la burguesía y a su Estado; y por supuesto, encaminadas todas a la toma del poder, porque siempre insiste que su realización será precaria, limitada, hasta que no se haya derrotado el poder de la burguesía. (8) 13-Como ocurre permanentemente en todo el curso del desarrollo de su “crıt́ica” RA omite, en su “relato” polé mico con Maiello, lo que no le conviene explicar porque va en contra de su posició n. Se olvida que las Tesis de Abril, no tienen conexión directa tanto con el grado de ascenso expresado en la revolución de febrero, como con la experiencia práctica que había demostrado que el campesinado fue incapaz de sostener una posición independiente y cedió el poder a la burguesía, apoyándola luego el gobierno provisional burgués. Como RA no puede negar que las Tesis de Abril, siendo un programa y una estrategia para instaurar la

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dictadura del proletariado, contenían un programa transicional, le atribuye como in “impulsar la movilizació n hacia la abolició n de la propiedad privada, una vez que se hubiera tomado el poder”. Pero veamos lo que dice en su “critica al P de T”: Allí escribe RA: “Siguiendo una de inición de Lenin, podemos decir que las reivindicaciones mínimas son aquellas que, en principio, no cuestionan la propiedad privada capitalista ni su Estado [68]; por ejemplo, son demandas mínimas el aumento de salarios, la libertad de los presos políticos, el derecho al voto, e in inidad de otras exigencias de las masas explotadas y oprimidas [69]. En cambio, el objetivo de la toma del poder, las medidas de socializació n y las proyecciones de transformació n social profunda dan forma a los programas má ximos. Las consignas transicionales entran en el esquema del programa má ximo. Fueron formuladas en mani iestos o tesis estraté gicas (las veremos en el Mani iesto Comunista y en las «Tesis de Abril») para impulsar la movilización hacia la abolición de la propiedad privada, una vez que se hubiera tomado el poder. Fueron pensadas para preparar la transició n al socialismo; aunque no son socialistas, son incompatibles con la sociedad capitalista. Entre las má s conocidas está n el reparto de las horas de trabajo hasta acabar con la desocupació n, sin disminució n salarial; la obligació n de trabajar; la anulació n de la propiedad privada de la tierra [70]; la anulació n del derecho de herencia; la abolició n del secreto comercial y el control obrero de empresas; la nacionalizació n de la banca y grandes monopolios y su puesta bajo el control obrero”. (9) Ra que cali ica varias veces de “absurdo” el “mé todo transicional” de Trotsky, piensa que los trabajadores llegarıán a conquistar el poder movilizá ndose por demandas que el capitalismo está en condiciones de otorgar. ¿De donde surgiría, entonces, en la conciencia de los trabajadores la necesidad de armarse para enfrentar el aparato represivo del régimen burgués, incluyendo por supuesto a las FFAA, y conquistar el poder, si las reivindicaciones por las que luchan pueden ser conquistadas en el marco del capitalismo? En las Tesis de Abril podemos ver que, aunque los bolcheviques eran una minorı́a, contrariamente a lo que recomienda RA, desarrollaban una “explicació n paciente” dirigida a las amplias masas planteando que los Sóviets de Diputados Obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y propugnando la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Sóviets de Diputados Obreros. ¿Para qué? Para aplicar el programa de las Tesis de Abril, que se completa en el artı́culo de Lenin “La catá strofe que nos amenaza…”, con la “Nacionalizació n de los consorcios, es decir, de las asociaciones monopolistas má s importantes de los capitalistas (consorcio del azú car, del petró leo, del carbó n, metalú rgico, et.)”, Sindicació n obligatoria (es decir, agrupació n obligatoria) de los industriales, los comerciantes y los patronos en general, y con

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las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente –y esto se produce a cada paso- la Cuanta Internacional propone un sistema de reivindicaciones transitorias, cuya esencia se encierra en el hecho de que se orientará n cada vez má s abierta y decisivamente contra las bases mismas del ré gimen burgué s”. ¿Qué sentido tendría la “división de programa mínimo y máximo, sino es para una revolución por etapas o para desarrollar una política reformista adaptada al régimen burgués? ¿RA considera que estamos todavía en una época de capitalismo progresivo?

la abolició n del secreto comercial. 14- Tambié n las Tesis de abril planteaban tareas internas al partido y entre otras, la “reforma del programa mínimo, ya anticuado”. Pero d e a q u í RA int ro d u ce o t ra f a l sed a d p a ra desprevenidos, diciendo que, en 1917, cuando se discutía la revisión del programa del partido, Lenin quería mantener la “división” del programa mínimo y el máximo, induciendo la idea que la posición de Lenin de entonces se contrapondría con la de Trotsky, cuando la realidad es que a lo que Lenin se oponía era a la posición de Bujarin que directamente quería eliminar el programa mínimo (10), mientras que Trotsky, que cali icaba la posición de Bujarin como “una caricatura” de la revolución permanente, estuvo de acuerdo con Lenin.

Nuevamente RA insiste con el método de querer contraponer a Marx y Engels con Trotsky. Su lógica plantea que, si Marx y Engels escribieron y apoyaron los programas tradicionales del Partido Obrero Francés y el Programa de Erfurt de la socialdemocracia alemana, si Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht militaron con ese programa, ¡cómo criticar la división del programa máximo y mínimo, o cali icarla de reformista! RA omite que RL y KL militaron en el ala izquierda de la socialdemocracia con críticas a la creciente in luencia re f o r m i s m o d e B e r n s te i n , y ro m p i e ro n co n l a socialdemocracia para adherir a la III Internacional. Y que criticaron el programa reformista, justamente cuando la guerra terminó con el período de crecimiento orgánico del capitalismo.

Si RA reconoce que la polé mica de Lenin iba dirigida contra Bujarin, si no es pretendiendo amalgamar posiciones, para qué escribe cantidades de pá rrafos señ alando que Lenin estaba en contra de “suprimir” la divisió n del programa mın ́ imo y el má ximo, queriendo contraponer esa a irmació n con el concepto planteado por Trotsky en el P de T, si está muy claro que Bujarin lo que proponıá no era suprimir la divisió n entre ambos programas, sino directamente eliminar el programa mı́nimo, mientras que en el P de T se aclara perfectamente para cualquiera que sepa leer, que ¡¡¡no deja de lado las reivindicaciones mínimas!!! E inclusive tiene dos apartados, uno para los países atrasados y otro para los países fascistas, en los que las reivindicaciones mínimas para el primer caso y las democráticas para el segundo mantienen una gran importancia.

“Aquı́ tenemos, camaradas, las bases sobre la cual se construye el programa que adoptamos hoy dıá o icialmente y que pudo verse en proyecto en el folleto: ¿Qué quiere la Liga Espartaco? Estas bases se encuentran en oposició n consciente con las posiciones de inidas en el programa de Erfurt, en oposició n consciente contra la separació n de las "pretensiones mın ́ imas" inmediatas de la lucha polıt́ica y econó mica de una parte, y de un programa má ximo, el objetivo inal del socialismo, por la otra. En oposició n consciente con esta manera de ver del programa de Erfurt, liquidamos los resultados de los ú ltimos setenta añ os de desarrollo y, en particular, los resultados inmediatos de la Guerra Mundial, declarando: ahora, no hay para nosotros ni programa má ximo ni programa mın ́ imo; el socialismo es una sola y misma cosa; es el mın ́ imo que debemos realizar hoy dıá [¡Bien, bien!]. [Rosa Luxemburgo] (11)

15-Como dice el P de T: “La socialdemocracia clásica, que operaba en una época de capitalismo progresivo, dividió su programa en dos partes independientes una de otra, el programa mínimo, que se limitaba a reformas en el marco de la sociedad burguesa, y el programa máximo, que prometía la sustitución del capitalismo por el socialismo en un futuro inmediato. Entre el programa mínimo y el máximo no había ningún puente”. El P de T no elimina el p ro g ra m a m í n i m o , p e ro va d i r i g i d o c o n t ra l a socialdemocracia que durante y después de la guerra sigue sosteniendo una posición reformista. Por eso Trotsky presenta al P de T, como ese puente para llevar la conciencia de las masas proletarias a entender la necesidad de la conquista del poder.

16-Respondiéndole a Maiello que también hace referencia a la posición arriba planteada por Rosa Luxemburgo, RA contesta: “El discurso de RL en la fundació n del PC de Alemania se da en el contexto de una revolución en desarrollo. Con la revolució n de noviembre de 1918 (el “febrero” de 1917 ruso) habıán surgido consejos de obreros y campesinos, la crisis era mayú scula, existıá el antecedente inmediato de la toma del poder por los bolcheviques, y las masas estaban movilizadas. Por eso, el programa que propone RL está concebido en la perspectiva “de la realizació n inmediata del socialismo” (de la revolució n socialista)”.

Debemos repetir lo que está escrito en el P de T: “La Cuarta Internacional no deja de lado el programa de las viejas reivindicaciones “mínimas” en la medida en que hayan conservado fuerza vital. De iende infatigablemente los derechos democrá ticos y las conquistas sociales de los obreros. Pero lleva a cabo este trabajo cotidiano en el marco de la perspectiva actual correcta, es decir, de la perspectiva revolucionaria. En la medida en que las viejas y parciales reivindicaciones “mın ́ imas” entran en con licto con

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“El de 1919 es entonces un programa para una revolución inminente, o en curso –por eso RL lo compara con el Mani iesto Comunista. Pero Maiello nos lo presenta como el modelo del programa revolucionario desde 1919 en adelante, ya que en é l no igura la divisió n entre programa má ximo y mın ́ imo”. Tal parece que RA no acepta la tesis leninista que a principios del siglo XX se inició una nueva é poca en el desarrollo del capitalismo. Ası́ como tampoco acepta la teorıá trotskista de la revolució n permanente, segú n la cual la economıá mundial está en su conjunto, madura para el socialismo. Y que el programa general deberá responder a esas condiciones objetivas. Es por eso que el Mani iesto Comunista no es un programa para una revolució n inminente, sino para una época de revolución socialista. Como dice Trotsky “Los autores del mani iesto pensaban que el capitalismo podrıá tirarse a la basura mucho antes de que se transformara de r é g i m e n r e l a t iva m e n t e r e a c c i o n a r i o e n r é g i m e n absolutamente reaccionario. Esta transformació n só lo ha terminado de con igurarse ante los ojos de la generació n actual, y ha hecho de nuestra é poca una é poca de guerras, revoluciones y fascismo”. Es decir, lo que está planteado para la época, es el programa de la revolución socialista, no el programa de la revolución democrático-burguesa ni un programa mínimo para la reforma de un capitalismo progresivo. La divisió n entre programa mın ́ imo y má ximo, no tiene sentido pues, porque las consignas mínimas y democráticas (por ejemplo, la Asamblea Constituyente) no “coronan” una etapa histó ricamente necesaria de la lucha de clases, sino que por el contrario son incidentales y episódicas. El programa debe expresar “una visió n clara y honesta de la situació n objetiva”, “de las tareas histó ricas que de ella se desprenden”. Eso no quita que el sistema de consignas que constituye el eje de la polıt́ica del partido revolucionario, deba adaptarse segú n las distintas situaciones de la lucha de clases, ya que obviamente no es lo mismo la situació n del movimiento de las masas proletarias despué s de una derrota contrarrevolucionaria, a la de un ascenso pre o revolucionario. Porque el objetivo de la polıt́ica es acercar el factor subjetivo, es decir la conciencia de la clase obrera, a las condiciones planteadas objetivamente, hasta que lleguen a la comprensió n de la necesidad de que deben conquistar el poder para desarrollar la revolució n socialista. Las masas trabajadoras só lo pueden llegar a esta conclusió n mediante su movilizació n, mediante su experiencia prá ctica. No como piensa RA, con un programa mın ́ imo que no excede el marco del ré gimen burgué s y só lo con la crıt́ica al capitalismo y propaganda. Obviamente que, en una situació n de derrota o reacció n, pueden predominar en la polıt́ica del partido, las consignas mın ́ imas y democrá ticas. Pero el propio RA hace un tiempo no descarta que aún en período de chatura de la lucha de clases las consignas transitorias pudieran ser propagandizadas: “Otra cosa es que el partido “levante” el programa de transición ante las masas. En mí crítica al Programa de

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Transición y en artículos de Bandera Roja o en volantes, explicamos muchas veces que el proletariado en el poder tomará medidas transicionales. Pero esto no es lo mismo que decir que debamos salir a agitarlas hoy ante las masas para que se movilicen por ellas, sino para hacer propaganda. Incluso en 1917 el partido bolchevique utilizó las consignas transicionales en los dos sentidos: por un lado, para que las masas, desde los soviets, las pusieran en práctica en muchos lugares, parcialmente; pero, en segundo término, como explicación de que haría el proletariado apenas tomara el poder para sacar a Rusia de la catástrofe económica y social…El programa de transición puede “tener sentido” para la educación revolucionaria, pero “no ser aplicable” –más que muy parcialmente y en condiciones de doble poder- antes de la dictadura del proletariado; sólo esta puede aplicar el programa de medidas transicionales”. (de la Respuesta al Grupo Trotskista Causa obrera, 1996. No reproducimos la parte en que RA nos bastardea y nos trata de estú pidos porque no coincidıámos con su “crıt́ica”, a un pequeñ o nú cleo de cuadros medios que recié n se constituı́a despué s de la ruptura-expulsió n del MAS y la LIT morenistas). Como vemos el señor Astarita se ha “perdido entre tres pinos”.

Sobre el método 17-El programa debe expresar las tareas objetivas que debe cumplir el proletariado desde el poder. No el atraso de la conciencia del proletariado. Es un instrumento para superar ese atraso. El programa que se adapte al atraso en conciencia de los trabajadores será sin duda un programa oportunista. Por eso una cosa es el programa que plantea las tareas que llevaran adelante los trabajadores desde el poder, y otra cosa es có mo llevar el programa a los obreros. Eso lo hacemos a travé s de la polıt́ica, que incluye un sistema de consignas y las tá cticas correspondientes a la situació n. Pero el programa no só lo es una guıá para la acció n, es decir para la intervenció n en la lucha de clases, sino una guıá para las tres tareas permanentes del partido: agitació n, propaganda y organizació n. Es decir, del programa desprendemos un sistema de consignas que, dependiendo de la situació n polıt́ica, tendrá n un cará cter má s agitativo o má s propagandıśtico, pero siempre con el sentido de buscar movilizar a las masas. 18-El método del P de T tiene como antecedente inmediato la tesis sobre táctica de la III Internacional. Aunque RA, lo niegue, haciendo como el tero: “Ni siquiera en el Cuarto Congreso de la IC, en el que más se discutió de táctica, asomó siquiera la política basada en la agitación transicional que defendería luego Trotsky”. Veamos que dice la Tercera Internacional: “Los partidos comunistas só lo pueden desarrollarse en la

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lucha. Aun los má s pequeñ os de los partidos comunistas no deben limitarse a la simple propaganda y a la agitació n. Deben constituir, en todas las organizaciones de masas del proletariado, la vanguardia que demuestre a las masas atrasadas, vacilantes, có mo hay que llevar a cabo la lucha, formulando para ello objetivos concretos de combate, incitándolas a luchar para reclamar la satisfacción de sus necesidades vitales, y que de ese modo le revele la traició n de todos los partidos no comunistas. Só lo a condició n de saber colocarse al frente del proletariado en todos los combates y de provocar esos combates, los partidos comunistas pueden ganar efectivamente a las grandes masas proletarias para la lucha por la dictadura. Toda la agitación y la propaganda, toda la acción del Partido comunista deben estar impregnadas de la creencia de que, en el terreno del capitalismo, no es posible ningún mejoramiento duradero de la situación de las masas del proletariado, que sólo la derrota de la burguesía y la destrucción del Estado capitalista permitirán trabajar para mejorar la situación de la clase obrera y restaurar la economía nacional arruinada por el capitalismo. Pero esa creencia no debe llevarnos a renunciar al combate por las reivindicaciones vitales actuales e inmediatas del proletariado, en espera de que se halle en estado de defenderlas mediante su dictadura. La socialdemocracia que ahora, en momentos en que el capitalismo ya no está en condiciones de asegurar a los obreros ni siquiera una existencia de esclavos satisfechos, presenta el viejo programa socialdemócrata de reformas pací icas, reformas que deben ser realizadas por la vía pací ica en el terreno y en el marco del capitalismo en quiebra, esta socialdemocracia engaña a sabiendas a las masas obreras. No solamente el capitalismo durante el perıo ́ do de su desintegració n es incapaz de asegurar a los obreros condiciones de existencia algo humanas, sino que también los socialdemócratas, los reformistas de todos los países, prueban diariamente que no tienen la menor intención de llevar a cabo ningún combate por la más modesta de las reivindicaciones contenidas en su propio programa… …es preciso tomar cada necesidad de las masas como punto de partida de luchas revolucionarias que en su conjunto puedan constituir la corriente poderosa de la revolució n social. Los partidos comunistas no plantean para este combate ningún programa mínimo tendiente a fortalecer y a mejorar el edi icio vacilante del capitalismo. La ruina de este edi icio sigue siendo su objetivo principal, su tarea actual. Pero para cumplir esa tarea, los partidos comunistas deben plantear reivindicaciones cuya realización constituya una necesidad inmediata y urgente para la clase obrera y deban defender esas reivindicaciones en la lucha de masas, sin preocuparse por saber si son compatibles o no con la explotación usuraria de la clase capitalista. Los Partidos comunistas deben tener en cuenta no las capacidades de existencia y de competencia de la industria capitalista, no la fuerza de resistencia de las inanzas capitalistas sino el

aumento de la miseria que el proletariado no puede y no debe soportar. Si esas reivindicaciones responden a las necesidades vitales de las amplias masas proletarias, si esas masas están compenetradas del sentimiento de que sin su realización su existencia es imposible, entonces la lucha por esas reivindicaciones se convertirá en el punto de partida de la lucha por el poder. En lugar del programa mínimo de los reformistas y centristas, la Internacional comunista plantea la lucha por las necesidades concretas del proletariado, por un sistema de reivindicaciones que en su conjunto destruyan el poder de la burguesía, organicen al proletariado y constituyan las etapas de la lucha por la dictadura proletaria, cada una de las cuales, en particular, sea expresió n de una necesidad de las grandes masas, aú n si esas masas todavıá no se ubican conscientemente en el terreno de la dictadura del proletariado. En la medida en que la lucha por esas reivindicaciones abarque y movilice a masas cada vez más grandes, en la medida en que esta lucha oponga las necesidades vitales de las masas a las necesidades vitales de la sociedad capitalista, la clase obrera tomará conciencia de que, si quiere vivir, el capitalismo debe morir. Esta comprobación hará surgir en ella la voluntad de combatir por la dictadura. (12) 19-Otro ejemplo de la continuidad entre la III Internacional y programa transicional del trotskismo, es el programa de acció n para los sindicatos aprobado en el mismo III Congreso de la IC, que combina consignas mın ́ imas con la supresió n del secreto comercial; piquetes de autodefensa y el control obrero de la producció n. Pero RA sigue maniobrando y falsi icando. En la crítica al P de T (1999) dice: “…las consignas transicionales -salvo la nacionalizació n de los medios de producció n-está n concebidas para agitarse sin especi icar qué relació n guardan con la toma del poder. Si bien el texto reconoce que no pueden lograrse plenamente bajo el capitalismo [78] (13), en la agitació n esta condició n no se hace explıćita. Y ahora para respaldar su posició n trae como referencia la crıt́ica de Engels a Heinzen: “… si esas medidas transicionales se relacionan “con una situació n pacı́ ica, burguesa… está n destinadas a sucumbir”. […] hay que explicar que las medidas transicionales “solo son posibles porque detrás de ellas está todo el proletariado puesto de pie, apoyándolas con las armas en la mano”. De faltar esas condiciones son quimeras de reformadores sociales, posiblemente bienintencionados, pero impotentes”. Pero es mentira que esa cita, la mencionada con la llamada 78, sea la ú nica referencia a la relació n entre las consignas transicionales y el poder. En el subtı́ t ulo “La expropiació n de distintos grupos capitalistas”, dice en el punto 4 “Enlazamos la cuestión de la expropiación con la de la toma del poder”.

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En el subtítulo “Expropiación de la Banca privada y

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de una relació n de fuerzas cualquiera, como si se tratara de una huelga. Y esta es una posició n oportunista.

estatización del sistema de créditos”, dice “Sin embargo, la estatización de los bancos sólo producirá estos resultados favorables si el poder estatal mismo pasa por completo de manos de los explotadores a mano de los trabajadores”.

Pero en el P de T dice:<<La cuestió n no está en una colisió n “normal” entre intereses materiales opuestos. … Si el capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen inevitablemente de las calamidades generadas por el mismo, dejémosle perecer. Lo “realizable” y lo “irrealizable” es en este caso una cuestió n de relació n de fuerzas que só lo la lucha puede resolver. Por medio de esta lucha y al margen de cuá les sean los logros prá cticos inmediatos, los obreros comprenderán mejor la necesidad de liquidar la esclavitud capitalista.>> (15)

En el subtítulo “Soviets” dice: “Ninguna de las reivindicaciones transitorias puede realizarse plenamente en las condiciones de mantenimiento del régimen burgués”. 20-Como RA no encuentra otro punto de apoyo, tiene que recurrir a la crıt́ica de Engels a Heinzen de quien Engels decıá: “El Sr. Heinzen es un antiguo liberal… uno de los hombres má s ignorantes de este siglo… Nunca antes ningú n partido habıá criticado a los comunistas de manera tan estú pida y obtusa como lo hace Heinzen… En Suiza trabó amistad con el savant sé rieux1(el gran sabio o gran erudito) Ruge, quien le enseñ ó la poca ilosofıá que sabe, que consiste en un batiburrillo de ateı́smo y humanismo feuerbachiano, reminiscencias de Hegel y alguna frase retó rica de Stirner”. (14) ¿Esta es la persona con la que compara a Trotsky para criticarlo? Engels critica a Heinzen porque: “En lugar de estudiar la situació n de Alemania, hacié ndose una idea general de ella y deduciendo a partir de ahı́ qué progreso, qué desarrollo y qué pasos son necesarios y posibles; en lugar de adquirir una clara visió n de la compleja situació n de cada clase en Alemania en relació n con las demá s y con gobierno y deducir qué polıt́ica hay que seguir; en resumen, en lugar de adaptarse al desarrollo de Alemania, el Sr. Heinzen exige bruscamente que el desarrollo de Alemania es el que tiene que adaptarse a é l”. ¿En qué país, puede a irmar RA que Trotsky hizo algo igual? Y ¿en qué momento Trotsky plantea la “agitación” del programa de transición para situaciones pací icas, para que le quepa la crítica de Engels a Heinzen?

La consigna planteada en el P de T no se relaciona con cualquier situació n normal, pacı́ ica, sino con una en la que hay una crisis que provoca desocupació n, caıd ́ a de salarios y en la que ademá s se prepara la segunda guerra mundial que estallará al añ o siguiente. ¿De qué situació n pacı́ ica habla RA?

21-El P de T no es un listado de consignas inconexas, que se agitan aisladas unas de otras. RA omite que la consigna de “soviets” y gobierno obrero y campesino “coronan” el P de T y como dice en este último subtítulo: “Cada una de las reivindicaciones de transición debe conducir, por tanto, a una misma y sola conclusión: los obreros tienen que romper con todos los partidos tradicionales de la burguesía para establecer, junto con los campesinos, su propio poder”. Ra deforma y saca de contexto para que encaje en sus argumentos, y dice: “Por eso, cuando habla del reparto de las horas de trabajo y la escala mó vil de salarios, el PT explica que ante las objeciones sobre la «imposibilidad» de lograr esta demanda los militantes deberı́ a n responder que todo dependıá «de la correlació n de fuerzas». Con ello trata de vincular la posició n de Trotsky sobre esta consigna, con la crıt́ica de Engels a Heinzen, ya que en el P de T se estarıá planteando que una consigna que só lo es realizable con los trabajadores en el poder, se podrıá realizar en el marco del ré gimen burgué s y en una situació n pacı́ ica, dependiendo

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Tal como explica Trotsky: “Estamos en un perı́ o do de capitalismo declinante, de crisis que se vuelven cada vez má s tempestuosas y terribles, de una guerra cercana. Durante una guerra los trabajadores aprenden muy rá pidamente. Si dices, esperaremos, miraremos, y luego haremos la propaganda, entonces no seremos la vanguardia, sino la retaguardia”. (16) Por otro parte, el señor RA ha escrito: “Pero el pasaje que cité de Lenin, con el que estoy de acuerdo, dice que las medidas transicionales las toma, es decir, las aplica, el proletariado desde el poder. Agreguemos que algunas de estas medidas Lenin consideraba que podían ser aplicadas parcialmente por los soviets, por el poder de las masas, como preparación de la insurrección. Pero la esencia del asunto no cambia, porque siempre están ligadas al poder; en este segundo caso, al doble poder…” (17) Es decir, que RA al reconocer que las consignas de transición pueden aplicarse, aunque fuera parcialmente en el período de doble poder, es decir, antes de que los trabajadores conquisten el poder, reconoce que se pueden aplicar según “la relación de fuerza” necesaria para imponerlas. Ese es su único signi icado. No creo que RA desconozca la discusió n de Lenin cuando se elaboraba el programa socialdemó crata ruso, acerca del rescate de la tierra, en el cuá l Lenin planteaba con iscar las tierras de la corona y la nobleza terrateniente sin pagar rescate, cuestió n que era rechazada por Plejanov porque lo consideraba irrealizable. A lo que Lenin contesta: “lo realizable o irrealizable es una cuestión de relación de fuerzas”, en el mismo sentido que plantea Trotsky: “Como principal argumento contra esta reivindicació n, ante todo se nos dirá , probablemente, que es irrealizable. Si esa objeció n viene respaldada ú nicamente por frases contra el “revolucionarismo” y la “utopıá”, diremos de antemano que semejantes frases oportunistas no nos asustará n lo má s mı́nimo y no les concederemos la menor importancia… Haremos observar tan só lo que esta reivindicació n no se presenta independientemente, sino que forma parte de la

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reivindicació n de apoyar al campesinado en la medida en que es revolucionario. El problema de la forma concreta y la fuerza con la que habrán de manifestarse estos elementos del campesinado, lo ha de decidir la historia. Si cuando se dice que unas reivindicaciones son “realizables” no se entiende su correspondencia general con los intereses del desarrollo social, sino su correspondencia con el conjunto de las condiciones económicas y políticas existentes en ese momento, tal criterio es totalmente erróneo, como lo ha demostrado Kautsky de un modo convincente…ningún socialdemócrata ha propuesto limitar sus reivindicaciones al estrecho marco de lo que es posible en el momento dado y en las condiciones dadas. (18) 22-Cuando RA reconoce la validez de la propaganda del P de T ante las masas, y para que no quede duda hace referencia a “volantes”, está reconociendo que entre la agitació n y la propaganda hay un tercer plano, que nosotros llamamos agitació n propagandıśtica. En las conversaciones del P de T entendemos que Trotsky se re iere a esto cuando plantea preparar “la voluntad de las masas mediante la propaganda” y tambié n Lenin cuando en abril de 1917 llamaba a “explicar pacientemente”. No es una propaganda como cursos para la vanguardia con muchas “ideas”, sino es una propaganda del programa de acció n, que gira alrededor de un eje de agitació n articulado en un sistema que le otorgue pleno sentido y contenido. 23-Trotsky nunca plantea la agitació n de una consigna sola, siempre insiste en que del programa hay que destacar un “sistema de consignas” adecuado a la situació n polıt́ica. Exige su explicació n paciente o “popularizació n” entre las masas, antes de que pueda transformarse directamente en acció n. Esa explicació n paciente puede adoptar la forma de “campañ a”. Y aunque esta campañ a pueda partir haciendo eje en una consigna, esta no está aislada, sino articulada en un sistema, que se irá desenvolviendo a medida que se desarrolle la campañ a y el diá logo con sectores de la clase trabajadora. Pero ya que RA quiere apoyarse en discusiones orales de Trotsky, en lugar de hacer un balance de conjunto de sus posiciones escritas sobre los principales acontecimientos revolucionarios o prerrevolucionarios de ese perıo ́ do (sus escritos sobre Españ a, Alemania y Francia), le vamos a recordar una de esas conversaciones: “…hemos de tener un programa de reivindicaciones transitorias, la más acabada de las cuales es un gobierno obrero y campesino. Nosotros estamos por un partido, por un partido independiente, de las masas trabajadoras, que tome el poder del estado. Debemos concretarlo: estamos por la creación de los comités de fábrica, por el control obrero de la industria a través de los comités de f á b r i c a … H e m o s d e d e s a r ro l l a r e s te p ro g ra m a paralelamente a la idea del partido obrero en los sindicatos y a la de la milicia obrera. …este programa de transición surge de las condiciones actuales de la sociedad capitalista, pero conduce

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inmediatamente más allá de los límites del capitalismo. No se trata de un programa mínimo reformista, que jamás ha incluido la milicia obrera o el control obrero de la producción”. (19) 24-Entonces: ¿Qué es el programa? Una guıá para la acció n. ¿Y cuá les son las tareas y acciones que desarrolla un partido? Agitació n, propaganda y organizació n, obviamente en el marco de la intervenció n directa en la lucha de clases y enfocadas en pos de la lucha por el poder, pero adaptadas a la situació n polıt́ica. Como dice el P de T: “La tarea estratégica del período próximo –período prerrevolucionario de agitación, propaganda y organización- consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones revolucionarias objetivas y la inmadurez del proletariado y su vanguardia (desconcierto y desánimo de la vieja generación, inexperiencia de la joven). Es necesario ayudar a las masas, en el proceso de su lucha cotidiana, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa socialista de la revolución. Este puente debe contener un sistema de reivindicaciones transitorias, que partan de las condiciones actuales y de la actual conciencia de amplias capas de la clase obrera y conduzcan invariablemente a un solo resultado inal: la conquista del poder por el proletariado”. Ese sistema de consignas o “programa de acció n”, se desprende del programa general y se corresponde con la situació n polıt́ica. No con una consigna aislada, sino solo a travé s de un sistema es que puede adquirir contenido ese programa de acció n. Junto con las tá cticas, esto constituye la polıt́ica del Partido. 25-Y esta concepción surge de la comprobación práctica de que las masas no aprenden por “diligencia escolar”, por medio de la propaganda sola, que aprenden por su experiencia en la lucha, y que por lo tanto hace falta un programa de acción tendiente a movilizar a las masas. ¿Para qué? Para que a través de su experiencia avancen en su conciencia y entiendan la necesidad de tomar el poder. El programa debe cumplir esa función, llevar a las masas a esa comprensión, servir de puente entre sus necesidades actuales y la necesidad de tomar el poder para resolver esas necesidades. RA desconoce la necesidad de la polıt́ica, de la acció n del partido para movilizar a las masas. Estas p u e d e n l l e g a r e s p o n t á n e a m e n t e a u n a s i t u a c i ó n revolucionaria, pero el partido que no tratara de movilizar a las masas y se quedara esperando el estallido espontá neo, no podrıá aspirar a ser nunca su vanguardia ni su direcció n. 26-Todo esto RA lo desconoce porque, o nunca ha emprendido seriamente la tarea de construir una organización para llevar a la práctica sus posiciones revisionistas del trotskismo y el leninismo, o ha fracasado rotundamente en sus intentos. (Quizá s está esperando que los obreros lo vayan a invitar para dirigir una internacional como hicieron con Marx para la fundació n de la I Internacional).

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Pero el problema es que los “obreros” in luenciados por RA (como, por ejemplo, Beto Pianelli y Carlos Ghioldi) han buscado como dirigentes a buró cratas como Yaski y dirigentes polı́ t icos como CFK, transformá ndose ellos mismos en buró cratas.). No es que RA no tiene estrategia, ni siquiera tiene praxis. El problema es que RA no es un dirigente polıt́ico, ni un constructor de partido, sino un intelectual ofendido con aquellos que no lo reconocen y no aceptan sus posiciones. Con el desparpajo de quien en su casa tiene espejos de madera, RA Pregunta: “ ¿alguien puede citar, aunque sea un caso en que esta tá ctica haya tenido é xito? …¿Dó nde resultó exitosa? La respuesta es que en ningú n lado. ¿No es hora de sacar un balance, de explicar qué ocurre con esta polıt́ica?” ¿Cómo puede exigir entonces algún balance a otros? ¿por qué no empieza por hacer un balance de cómo le ha ido a él con la “táctica” que de iende? (por ejemplo, con un Balance de la Liga Marxista y la LSR que alguna vez integró junto a Jorge Guidobono). Los centristas 27-Entonces se vuelve muy pertinente la pregunta de MM: ¿a quien va dirigida la crítica de RA? Lo que dice RA presentado como “critica” al P de T es un mamarracho caricaturesco. En cambio, es muy acertada la crıt́ica de RA, si es dirigida a los centristas que se reivindican trotskistas. El mé todo que critica RA no es el de Trotsky ni el del P de T. Es el mé todo del PTS y otros. Nunca relacionan el eje de agitació n con la necesidad de tomar e l p o d e r, c o m o p l a n t e a T r o t s k y p e r m a n e n t e y consecuentemente. Por eso la “agitació n” de la campañ a electoral, nunca se transforma en un puente que lleve a la conclusió n de la necesidad de la toma del poder. Y menos que menos se planteó como tarea, en un principio, la organizació n para luchar por esta consigna, sino solo como propuesta que los diputados llevarı́an al Parlamento. Y cuando esto ocurre, cuando presentan un “proyecto” de ley, ni siquiera plantean que es para ayudar a que los trabajadores hagan la experiencia, para que terminen de romper con las ilusiones democrá ticas y parlamentarias, sino que, al revé s, las cimientan. Veamos lo que escribe Maiello: “En Argentina el Frente de Izquierda viene planteando la perspectiva de reducir la jornada laboral y repartir las horas de trabajo para combatir el lagelo del desempleo y la precarizació n, pelear por una jornada de 6 horas diarias, sin afectar el salario y asegurando un ingreso mın ́ imo acorde a la canasta familiar, “repartir las horas para trabajar todas y todos”. Por otro lado, ahora hay proyectos de ley que plantean algú n tipo de reducció n de la jornada laboral presentados demagó gicamente por sectores sindicales del Frente de Todos

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como Sergio Palazzo y Hugo Yasky, sin estar dispuestos a llamar a ninguna lucha por ello, como es de esperar para quienes son parte de la escandalosa tregua frente al ajuste del gobierno”. En realidad, no es ası.́ El PTS no viene levantando esa consigna, aun cuando ya estaba planteada por la realidad objetiva, sino que la incorpora recié n ahora en la campañ a electoral. Probablemente sea la consecuencia de los impulsos burgueses de un capitalismo mundial en crisis, como explica Anino, en una nota publicada hoy 29/8 en IDI: “El debate sobre la reducció n de la jornada laboral está instalado no solo en Argentina, sino que los propios gobiernos capitalistas lo impulsan en distintas geografıás: los ensayos má s difundidos recientemente son los de Islandia y el Estado Españ ol. El debate emerge de la propia realidad de un capitalismo mundial en crisis, con creciente desigualdad en la distribució n de la riqueza, con una distribució n irracional de las horas de trabajo y con desempleo cró nico. Existe un terreno fé rtil en el que se debaten las posibilidades de su realizació n, las formas de su implementació n y los mé todos para su conquista”. Por otra parte, recié n ayer en un spot de campañ a aparece una referencia que vincula la reducció n de la jornada laboral con algú n tipo de lucha, aunque es mala, ya que en lugar de plantear como eje la organizació n independiente de los trabajadores, parte de la “exigencia” a la burocracia sindical, que el propio Maiello dice que no está n “dispuestos a llamar a ninguna lucha por ello, como es de esperar para quienes son parte de la escandalosa tregua frente al ajuste del gobierno”. Lo que brilla por su ausencia, es la referencia a la necesidad de instaurar un gobierno de trabajadores para que la formula transicional de esa consigna puede sostenerse, como dice Anino: “Bajo estos requisitos, la reducció n de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo exigen, no solo, obviamente, una lucha organizada de la clase trabajadora, sino que incluso su conquista parcial, hará necesario un control de los trabajadores en los lugares de trabajo para evitar las previsibles maniobras patronales. La conquista duradera y generalizada, necesariamente, planteará la lucha por un gobierno de trabajadores”. (20) Anino, balbucea tım ́ idamente a cuenta del PTS y en una nota de la revista teó rica, pero esta vinculación entre la necesidad de instaurar un gobierno de trabajadores y la plena ocupació n con salarios que cubran las necesidades elementales no se encuentra en sus spots de campaña y en las largas entrevistas a Myriam Bregman, que generosamente le conceden los medios, en los cuales resalta particularmente que no es antisemita, no vayan a perderse los votos de los judı́os porteñ os. Tampoco ha desaparecido del todo la preferencia de las consignas reformistas como las que plantea de manera oportunista Del Cañ o para que, “contra los privilegios” de la “casta” gobernante, los diputados cobren como una maestra. Peor el reemplazo marketinero de las consignas polıt́icas por un slogan de campañ a que aparece

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Antonio Bórmida 29/8/21 Partido de la Causa Obrera

poniendo en el centro una necesidad del aparato polıt́ico: ser tercera fuerza, sin distinciones de clase con los otros dos frentes patronales, sin explicar en pos de que estrategia. A lo sumo y con poca energıá se repite la letanıá “para fortalecer las luchas”. La consigna del gobierno de trabajadores aparece “para los dıás de iesta”, só lo a veces, en las campañ as electorales y no justamente en primer plano. Pero cuando despunta una crisis el gobierno de los trabajadores desaparece de la escena y aparece la sacrosanta Asamblea Constituyente, que ahora ha retomado con é nfasis tambié n Altamira como eje de su campañ a. Ubiquemos esta lı́nea polı́tica, que para el PTS es una estrategia universal, por lo menos para los paı́ s es semicoloniales, y veamos qué cará cter tiene esta consigna y como se “agita”. La Asamblea Constituyente es una institució n de cará cter burgué s. ¿Có mo puede ser entonces la estrategia de poder del programa de una organizació n que se reivindica trotskista? Tampoco puede sostenerse que sea una consigna transicional, sino que claramente se trata de una consigna democrá tica. Y como dice el propio P de T, estas consignas son incidentales y episó dicas, es decir, nunca pueden tener un cará cter estraté gico, ni pueden constituir una etapa independiente de la revolució n. El P de T dice que tiene importancia en paıśes como China o India, es decir, en un paıś colonial (India) o uno semicolonial bajo una dictadura militar (China). Pero, para que esa consigna democrá tica pueda cumplir un rol progresivo en la movilizació n de las masas, la consigna de AC no puede agitarse sola, sino como la planteaba Lenin bajo el Zar: Solo puede ser libre y soberana una AC que sea fruto de la insurrecció n, convocada por un gobierno obrero y campesino, y apoyada por el pueblo en armas. Pero el PTS, ni en la propaganda plantea ese sistema de consignas, que es el ú nico que le puede dar un contenido progresivo, sino que a lo má ximo dice que la AC se puede conseguir con la movilizació n y sobre las ruinas del ré gimen. Y justamente en varios paıśes cuando el ré gimen está en ruinas y hay una gran movilizació n ocurre que la burguesıá saca de la manga de los reformistas la AC para desviar el movimiento, sacá ndolo de la vıá insurreccional para llevarlo a la vıá muerta de las elecciones dentro del ré gimen burgué s. El problema del PTS no es tanto el agitativismo y menos de un programa transicional. Incluso desde la constitución del FIT, su programa no contiene ninguna referencia sobre qué hacer con las fuerzas armadas y el aparato represivo. El PTS que se especializa en Clausewitz y da catedra de estrategia militar, ¿cómo es que ni siquiera aclara su posición respecto a ese punto? Pero es caracterıśtico del centrismo petesiano, defender algunas posiciones correctas en el plano teó rico, hablar de la estrategia revolucionaria en densos libros, o hacer una defensa en general má s o menos correcta del P de T, como en esta polé mica, pero en la prá ctica tener una polı́tica oportunista, adaptada a la legalidad parlamentaria.

Notas

(1) Los artıćulos de la polé mica intercambiados entre Rolando Astarita y Matıás Maiello se pueden leer en el Blog de Rolando Astarita y en la pá gina web de Ideas de Izquierda respectivamente. (2) Programa de transició n, respuesta a crıt́ica del PTS. (3) Flujos y re lujos (25 de diciembre de 1921) (4) Sobre la cuestió n de la “estabilizacion” de la economıá mundial (Discurso del camarada Trotsky sobre el informe del camarada Varga) 25 de mayo de 1925 (5) P de T, pá g. 86, Ediciones Crux (6) Dos tá cticas de la socialdemocracia en la revolució n democrá tica, pá g. 1 (7) Dos tá cticas de la socialdemocracia en la revolució n democrá tica, pá g. 1 (8) Respuesta al Grupo Trotskista Causa Obrera, 1996. (9) Crıt́ica al P de T pá g. 16, Ediciones Crux. (10) Sobre la revisió n del programa del partido, Lenin, OC, Tomo XXVI, pá g. 137, editorial Cartago. (11) Nuestro programa y la situació n polıt́ica. Discurso en el Congreso de fundació n del Partido Comunista Alemá n (Liga Espartaco)-KPD(s)”. Rosa Luxemburgo, 31 de diciembre de 1918. (12) 3er Congreso de la IC, Tesis sobre Tác ca; 5. Combates y reivindicaciones parciales.

(13) E n l a l l a m a d a 7 8 d i c e : « N i n g u n a d e l a s

(14) (15) (16) (17) (18) (19) (20)

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re i v i n d i ca c i o n e s t ra n s i to r i a s p u e d e s e r completamente realizada con el mantenimiento del régimen burgués». Los comunistas y Karl Heinzen, octubre de 1847. P de T, pág. 36, Ediciones Crux. P de T, pág. 101/102, Ediciones Crux. Respuesta al Grupo Trotskista Causa Obrera, 1996. Lenin, OC Tomo IV, editorial Cartago, “Proyecto de programa de nuestro par do” pág. 246 P de T pág. 96/97. Reducción de la jornada laboral y trabajo para todes: claves del debate; Pablo Anino

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La defensa del trotskismo contra el centrismo y la insoportable levedad del ser de algunos intelectuales marxistas 1-Recientemente se han publicado varios artıćulos de una polé mica entre Rolando Astarita (en adelante RA) y Matıás Maiello (en adelante MM) dirigente del PTS, en relació n al programa de transició n. (1) Este es un capıt́ulo má s del embate de Astarita contra el P de T, que data desde hace má s de 25 añ os. Ahora ha encontrado una nueva oportunidad para su crıt́ica en la consigna que ha tomado la campañ a electoral del PTS, “proponiendo” la reducció n de las horas de trabajo. 2-Es curioso que el PTS reciba esta crıt́ica justo cuando ha dejado en un segundo plano sus consignas directamente reformistas de campañ as anteriores, por ejemplo, la que insistıá en plantear que un diputado gane como una maestra, pero sigue usando slogans marketineros en lugar de consignas polıt́icas, como en este caso, el deseo de que el FITu sea la “tercera fuerza” sin mayor especi icació n, a la cual despué s, nos referiremos. La consigna de la campañ a actual del PTS se completa agregando que esa reducció n de las horas de t r a b a j o s i g n i i c a r ı́ a q u e trabajarıámos menos sin pé rdida salarial y trabajarıámos todos, con un sueldo mı́nimo que cubra la c a n a s t a f a m i l i a r. E s d e c i r, representa en lenguaje actual la consigna del programa de transició n: “escala mó vil de salario y horas de trabajo”. 3-A primera vista, pasar de una consigna reformista a una consigna transicional es un giro a la izquierda del PTS, es decir, a una consigna que, en caso de que los trabajadores se movilizaran y lucharan por ella, en su desarrollo, apuntarıá contra el ré gimen burgué s. Sin embargo, má s adelante veremos los problemas que deja en evidencia la propaganda y agitació n polıt́ica del PTS. Que el eje de esa formulació n, la reducció n de las horas de trabajo, sea coincidente con campañ as encaradas por diferentes sectores reformistas y directamente burgueses, sobre todo en Europa, o que, esa formulació n limitada haya sido tomada por algú n sector de la burocracia sindical aspirante a la conducció n de la CGT, como el dirigente de la bancaria, Sergio Palazzo, no es una casualidad, como veremos má s adelante, pero no menoscaba en principio su importancia. Esta importancia reside en que el contenido

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polıt́ico de la consigna apunta a dar respuesta a uno de los principales lagelos a los que somos sometidos los trabajadores por el ré gimen burgué s: el aumento de la desocupació n. Pero sı́ deja en evidencia que la reducció n de las horas de trabajo, como consigna aislada y sin má s especi icaciones, sin vincularla al salario y sin plantear las condiciones en que esa reivindicació n puede ser conquistada, puede ser tambié n asimilada dentro del ré gimen burgué s. 4-Pero la crıt́ica de Astarita (2) no se limita a la forma o a las condiciones en que la consigna es presentada por el PTS, sino que, en primer lugar, arremete contra el programa de transición en sí, ese es su eje. Y só lo en segundo lugar discute acerca de la situació n polıt́ica en que la agitació n de esta u otras consignas transicionales es oportuna. Y al hacerlo, RA tambié n embate contra lo que se llama el “mé todo” del

programa de transició n, que tergiversa diciendo que consiste en la agitació n de una sola consigna por vez. Es decir, atribuye el origen de esta prá ctica de la que acusa al PTS y a los trotskistas (en general), al programa de transició n y a su mé todo, el que serıá una creació n del propio Trotsky, sin antecedentes en la tradició n marxista o má s bien en contra de ella. 5-Para apoyar su crıt́ica, RA pretende apelar a la autoridad de Marx, Engels, Lenin (un mé todo que el mismo RA le critica a otros), y de las Tesis sobre tá ctica del Tercer Congreso de la III Internacional, y a la discusió n de Lenin con Bujarin sobre la revisió n del programa del partido.

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