Metralla DĂas perdiendo el tiempo
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Metralla DĂas perdiendo el tiempo.
Miguel GutiĂŠrrez Esteban.
Copyleft 2000 Miguel Gutiérrez Esteban. De la presente edición copyleft 201 4 Seña Gregoria Ediciones. Ilustraciones Eric Fritz, http://www.vintagevectors.com/animals/farm-animal-vector-art-set/ Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del impresentable titular de este copyleft, bajo sanciones establecidas en el código secreto y estricto de las tascas y las perrilleras, la no reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, la escritura cuneiforme y cirílica y la mondadura de patata sobre papel de estraza, queda así mismo rigurosamente prohibida la no distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos y será escandalosamente repudiado encontrarse con el autor y no invitarle a una cerveza. Para empezar.
Biblioteca de Alejandr铆a, Secci贸n Rabia.
1. Perdido, hasta el culo de cerveza rodando por la acera mecido en tus solemnes palabras quedas. Borracho lindando el infinito, aplastado por la marea del encabronamiento y el descontento pertinaz. Riendo al dar tumbos rejuvenecido en la catarsis de la fiesta del olvido. GolpeĂĄndome con los coches, con la gente, despampanante entre extraĂąos que se extraĂąan perfectamente acostumbrados y llorando a medias entre carcajadas nerviosas, -7
mecido en tus palabras lentas y borracho de ellas y de todo, la epoje de la cerveza tiene alas y tiene recuerdos y no piensa o no quiere, tomando de lo que no tomo me desgasto, tomando de lo que no queda me perpetro y siento (no sé si aún sabemos lo que es eso). No sé si queda otra forma aprisionado entre los cierres metálicos de los establecimientos que van cerrando.
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2. Tengo tengo tengo tengo y no quiero no quiero no quiero tener porque cuando tengo tengo tengo no hago más que temer perder perder perder que es algo que no sentía cuando... Y me da igual porque no le doy la razón a nadie y no deseo que signifique mi funeral como vivo no quiero dar razones a los que no tendrán más remedio que salir de su ostra tarde o temprano. A ver qué tal les sale.
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3. Y —no por nada: ciento dos cuarenta y tres barra dos seis cinco cuatro dos barra cincuenta y cuatro— me dirige la palabra: goto delia delia delia tres ram end (# dos uno seis#*) le arranco la cabeza con una piedra y me como sus entrañas y le descuartizo lentamente con la hoja de un informe atrasado. Bastardo. Él no tiene la culpa, por lo que no puedo evitar sentirme culpable de haber acabado con una rueda que ya tiene sucesor.
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4. ¡Dios! No podéis ni tan siquiera imaginar lo jodido que me siento, pero intentaré explicarlo: me siento en el sofá del salón y me levanto, estoy inquieto, abro la nevera y saco un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del cuello al fondo, me siento en el sofá del salón y me levanto, estoy inquieto, abro la nevera y saco un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del cuello al fondo, me siento en el sofá del salón y me levanto, estoy inquieto, abro la nevera y saco un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del cuello al fondo, me siento en el sofá del salón y me levanto, estoy inquieto, abro la nevera y saco un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del - 11
cuello al fondo, me siento en el sofá del salón y me levanto, estoy inquieto, abro la nevera y he terminado la reserva así que medio borracho me encamino al bar compasiva Biblioteca de Alejandría, sección Rabia, y vomito en un baño porque no es el mío y no debo limpiarlo. Con el estómago vacío me siento en la banqueta de la barra y me levanto, estoy inquieto, abro la cartera y compruebo disponibilidad y pido un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del cuello al fondo, me siento en la banqueta de la barra y me levanto, estoy inquieto, abro la cartera y compruebo disponibilidad y pido un litro de cerveza y me lo tomo a trancas y barrancas del cuello al fondo, me siento en la banqueta de la barra y me levanto, estoy inquieto, abro la cartera y compruebo disponibilidad y me largo 12 -
completamente ido sin saber bien qué estoy haciendo y buscando entre las caras de la calle un amigo o lo que sea que me invite a un litro porque mi rabia es infinita y tiene la forma de una piedra de sal en el estómago y no pienso aguantar que me expliquen que lo mío es una enfermedad terrible y que debo someterme a tratamiento, más bien les sometería yo a todos ellos por no beber lo que dé de sí el cuerpo o los ojos o la boca o el infierno personal que tenemos todos en este corral idiota. No entiendo cómo pueden tener la frialdad del acero mientras desaparecen desaparecen se esfuman obliterados en silencio, perdidos como inviernos pasados, alucinaciones de un segundo que aplastó la lucidez vesánica de los caminos de cera.
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5. No me gusta generar imágenes equivocadas en ningún caso. Mi problema no es una excepción. Pero no lo soporto.
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6. Y así ando y hago el amor no sé por qué porque lo que yo quizá necesito es violencia y automutilación a mansalva. Fumar colillas, oler como un puto perro, sentir los sobacos pegados por el sudor rancio gomoso del abandono, beber garrafón y vestir con andrajos, no tener nada para escribir y hacerlo en el aire con mi dedo mientras imagino lo que sería lo que sería todo si fuese de otro modo.
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7. Y por eso (y sólo por eso) hago esto no debiendo hacerlo no estando capacitado no queriendo. Porque si todo fuese de otro modo no reventaría de esta forma no tendría que hacerlo y quizá hiciese arte, y te diría te quiero no exactamente como ahora lo hago. Quizá no sería un sentimiento velado. Vámonos a ver a alguien. Dime que esté agusto sin beber, que hable de todo un poco y comente la política y el tiempo, dime que te rodee con mi brazo y que ría los chistes mientras... No puedo casi ya más. 16 -
O ya casi no puedo mรกs. Ya sabes: B.A.R.
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Imposible rescate.
1. Esto es lo que tú querías. Era esto. Andabas perdido buscando en los bares y en los cementerios respuestas que amoldaran con el pensamiento y, pensabas, desgastabas los zapatos en pasos necesarios. Seguías seduciendo una realidad fácil que no deseaba eludirte. Quisiste entrar lo suficiente como para no darte cuenta de que ya estabas dentro. Querías lo que aguardabas y mirar lo que ya tenías no era opción alguna. Sólo la inocencia. - 21
2. Y no entendía cómo poder seguir siendo así en el espacio y el tiempo corrompido del mantenerse vacío en un rictus estúpido e incomprensible, en un llanto silente autoproclamado de engaños. Y él no entendía cómo volvía cada día a comprar pan y ajo, la carne y la fruta y el pescado. No se entendía a sí mismo en eso porque era imposible hacerlo. Estaba serenándose en los movimientos rutinarios que le dan el tibio sentido a la vida de no carecer de lo necesario. Y aunque no lo entendiera era algo.
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3. Un imposible cigarro pende de la boca de ella mientras me deja colarme en su entrepierna, estando en esta tarde de domingo por la tarde en la que el tiempo se acelera. Un imposible viaje ribeteado de espera, de años mirando con ojos inquisitivos los ciclos mecánicos del viaje a ningunaparte. Y ella es posible que esté en otro sitio, en algún punto remoto escribiendo poemas y tomando cerveza al sol del mediodía. Imposible rescate. Imposible enlace. Fin de la transmisión.
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4. Lo recuerdo perfectamente aunque me traicione la maldita memoria: estamos tomando café en una cafetería confusa y desdibujada y ella me pregunta por si quiero ir a alguna parte y yo no sé que contestar porque he perdido demasiado el tiempo desnudándome para no apegarme a nada. Ella lo entiende porque suena resuena el sordo golpe de los acontecimientos sin sentido que se repiten como las gotas de lluvia sobre la tierra sobre la tapa del ataúd sobre el cuerpo del muerto.
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5. Lo recuerdo alto y claro y efectivamente estábamos en una piscina de aguas azules bajo cielos azules yo disimulando una erección y ella disfrutando de mi situación común y ridícula y queríamos martini o queríamos besarnos y follarnos definitivamente y fumar largos cigarros satisfechos mientras nos acariciábamos sobre una hierba verde en la que nacían toallas de diseño inefable y alto y claro recuerdo el sol de la tarde anaranjado para atraer la noche y la inaccesibilidad de la licra de tu bañador y lo demás se aleja...
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6. Lo recuerdo tajantemente tú o ella estás o está disfrutando de una noche de luna llena en mitad de la nada en una aldea de Guadalajara invocando a ciertos particulares dioses que no conocemos más que de oídas —perfectos así para jugar— estimulando sensorialmente el alma y la fiesta empapadita de alcohol y el aire huele a humedad en el lavadero y el pilón tiene espuma de jabón de grasa de cerdo y tú y yo y las cosas dando vueltas en círculos concéntricos exactamente sobre la frente despejada de nuestras cabezas.
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7. O no recuerdo nada pero quiero o estoy burlando el tedio con inventos o lucido recuerdo cómo la mañana nos sorprendió sobre la hierba de la vera del río rodeados de botellas de cerveza vacías con tu mano en mi mano y sonrisas sobre la resaca, la halitosis y la mala ostia del despertar o no recuerdo nada o es que tú te has ido y no tengo constancia de vivir lo que he vivido.
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8. Y quizá no quiero recordar lo que no quiero porque llegó el tren —que, por otra parte, casi siempre llega— y de repente estaba yo en la estación agitando la mano con unas gafas de sol de recuerdo agitando la mano imbécil sin darme cuenta de nada feliz por tener parcelas de tu cuerpo de prestado en mi piel, en mis labios, en mi pelo trofeos de guerra, ecos de combates mayores, sombras desleídas e impotentes ante un próximo e inevitable rescate imposible.
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9. Y ahĂ, teniendo lo suficiente para nada, compartiendo con el cenicero las colillas buscando restos de vodka en los vasos que se apilan en la cocina, en zapatillas, pensando en aquello o inventando aquello o simplemente deseando aquello mientras me ducho, me lavo los dientes, me afeito, me peino, me visto, me calzo, me voy al trabajo.
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1 0. Y ya en el autobĂşs y ya en la puerta y ya tomando un cafĂŠ y ya en el ascensor y ya en mi sitio y ya mientras enciendo el ordenador y ya mientras abro el telĂŠfono y ya mientras contesto mi cerebro se nubla y muta. Engrasado cien por cien. Seis horas y media de calma vendida y/o bendita.
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Epopeya de un hombre privado de sue単o.
1. Reflexiones aparte me consuelo repitiéndome como se repiten los días cada día y: hace frío aquí, en casa colillas rescatadas del cenicero y la cama deshecha pensamientos huidizos y acobardados y una camisa para combatir el hielo que esta bien dentro y platos sucios en el fregadero vasos sucios en el fregadero cubiertos sucios en el fregadero pensamientos que no quiero me levanto y rebusco otra vez en el cenicero, sin suerte anotación primera: no duermo. - 33
2. No hay tabaco esto es un documento grรกfico.
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3. Tengo poesía en la punta de mis dedos, pero escribo con el bolígrafo. Él sólo entiende de trazos.
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4. Arranco la esquina de la habitación con las manos mientras consumo un cigarro que será imposible rehabilitar jamás. Tengo dentro un corazón de ceniza que no creo dispuesto a intentar un armisticio. Tú —¿qué tú eres ya?— llamas a la puerta que suena de repente como si jamás lo hubiera hecho y abro. Entras y preparas café mientras yo me recupero en el baño. Te estás riendo como si jamás lo hubieras hecho, a medias divertida y a medias compasiva y comprensiva. Cuando salgo me olvide los pantalones dentro y de nuevo me escondo, no lo soporto, no me entiendo. Tomas café sola en el salón y yo consigo llegar al pasillo —esta vez con pantalones— 36 -
asomar la cabeza, verte tan hermosa con la luz filtrada por las cortinas, removiendo con la cucharilla has encendido la tele te pregunto qué quieres verte tan solo verte ven aquí Te dije que sí. Sí. Pero cogí la puerta y me fuí esperando que no estuvieras a mi vuelta. Porque hay demasiadas cosas que filtran luces sin la misma inocencia que las cortinas.
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5. Y me fui y quede dormido en un banco donde desperté en un perfecto punto de congelación y volví a la calefacción de mi casa pero tú estabas aún allí y un poco cabreada intentaste entenderme una vez más. Yo me escondí en el baño y me quedé dormido y ni aún así desapareciste porque eres un sueño que necesito aunque entienda que no existes. No me queda más remedio que huirte. No puedo volverme rematadamente loco. Porque quizá tú estés en otra parte. Pero desde luego no aquí.
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6. Apilo los cigarros junto al cenicero y voy contando: 1 0, 9,8,7, 6,5, 4,3,2,1 , Al final cero. Empiezo a verte un poquito menos.
7. Me siento algo desplazado y no entiendo no entiendo cuรกndo comenzรณ todo a parecer otra cosa que no era ni la de antes ni la correcta. Retomo el control del reloj y retomo el orden de los acontecimientos y sumo y sigo y me siento a los pies de la cama (donde nunca estuviste) y reviento en nรกuseas pero no vomito, pienso que existo y por lo tanto me callo y me jodo y me voy al trabajo.
Biblioteca de Alejandria, secci贸n Rabia 5 Imposible rescate 19 Epopeya de un hombre privado de sue帽o 31
Este libro se termin贸 de maquetar con Scribus el 08/02/201 4 en Ajalvir.