Shabat
שבת Numero Único—Mayo 2014
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-.Shabat .Mayo 2014 · Numero Único
Presentación.La vida judía podría definirse como la santificación del tiempo. “¿Qué puede hacer un judío durante su vida sino aprender a saborear el cielo?” (Les bâtisseurs du temps, Ed. De Minuit, Paris, p.64). Es en el reino del tiempo donde el hombre puede encontrarse con Dios y tomar conciencia de que cada instante es un acto creador, ya que el tiempo es renovación perpetua. “Un mundo sin tiempo seria un mundo sin Dios, un mundo que existiría en si mismo y por sí mismo, sin renovarse, sin Creador… Un mundo en el tiempo es un mundo centrado en Dios; es la realización de un designio
Edita: Antonio Barranco Montilla
infinito, no una cosa en sí sino una cosa hacia Dios y para Dios… La fuente del tiempo es la eternidad; el secreto del ser es la eternidad en el seno del tiempo” (Ibíd., pp. 204-205). Mientras que la semana sigue el ritmo del sábado , la primera de las fiestas en cuanto se anticipa en el mundo venidero, el año, sigue el ritmo de las solemnidades que constituyen el memorial de la historia judía, esencialmente de las intervenciones de Dios en la historia de su pueblo, de las visitas de Dios a su pueblo.
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Introducirnos en el Shabat Recuerda el día del Sábado para santificarlo. Seis días trabajaras y harás todos tus trabajos, mas el séptimo día es sábado, en honor del Señor; no harás ningún trabajo ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu ganado, ni tu huésped que esta dentro de tus puertas; porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo santificó. (Ex 20, 8-11). El Shabat es la única fiesta mencionada en el Decálogo y también la única que tiene un nombre especial. Los demás días de la semana son solamente numerados (día primero, día segundo, etc.).
meta hacia la cual se mueve todo lo pasajero; el Shabat ilumina los demás días de la semana.
En la tradición judía esta designación de los días tiene varias interpretaciones: los días de la semana representan lo temporal y transitorio, el Shabat lo eterno y duradero; el Shabat es la
En su libro El Shabat y el hombre moderno, Abraham J. Heschel escribe: “El séptimo dia es como un palacio en el tiempo. No representa una fecha sino una atmosfera, un medio ambiente”.
En el Zohar se dice: “El Shabat no está para los días de la semana, los días de la semana están para el Shabat.
“el Shabat lo eterno y duradero; el Shabat es la meta; el Shabat ilumina”
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El Shabat en la Biblia Tres textos bíblicos dan una importante enseñanza acerca de la celebración y la vivencia del Shabat: Libro del Génesis: La primera se encuentra en el libro del Génesis: “Quedaron, pues, acabados los cielos, la tierra y todo su cortejo astral. Y habendo acabado Elohim en el séptimo día la obra que había hecho, descanso en el día séptimo de toda la obra hecha. Y bendijo Elohim el dia séptimo, y lo declaró santo” (Gn 2, 1-3). La creación culmina con el reposo de Dios que es una nueva actitud del Creador respecto a su creación. La tradición rabínica, al estudiar estos textos, llega a la conclusión expresada en el siguiente midrás: ¿De qué carecía aún el universo, después de seis días de creación? De la menujá. Vino el Shabat, vino la menujá y el universo quedó completo. La menujá, que se traduce por “descanso”, tiene un sentido mucho mas amplio que el concepto negativo de abstenerse de trabajar. Menujá en la Biblia significa tranquilidad, serenidad, felicidad,
paz, armonía. En el Talmud, la palabra menujá es sinónimo del mundo venidero, de la vida eterna: Dijo el Santo, bendito sea, sobre el cuerpo de los justos: “Entraran en la paz” (Sab 152b). En el midrás Génesis Rabá 10,9 se lee: ¿Qué fue creado en el día séptimo? La tranquilidad, la serenidad, la paz y el reposo. Isaac Abrabanel, insigne sabio sefardí, que salió
de España con los expulsados de 1492, escribe en su comentario al libro del Éxodo: En el séptimo día concedió Dios la fuerza de acción continua a los creados para que continúen , aumenten, crezcan y multipliquen a sus semejantes en forma permanente. Dios no suspendió la obra de la creación porque quisiera descansar, sino porque el trabajo no tiene sentido sin la armonía y la tranquilidad.
Esta idea de la importancia de la menujá se expresa también en la oración de la noche. Durante la semana se reza: “Vela por nosotros al salir y al entrar”; en Shabat se dice: “Extiende sobre nosotros la tienda de tu paz”. Otra enseñanza importante se encuentra en el versículo “y bendijo Dios el séptimo día” (Gn 2,3). EN su comnetario a este versículo, Rabí Shelomo ben Adret de Barcelona afirma que Dios hubiera podido crear el mundo con una sola palabra. Sin embargo, quiso hacerlo en seis días, pero el mundo fue perfecto solamente en el séptimo. Por este motivo bendijo Dios el Shabat, lo llenó de su presencia y le concedió el poder de comunicar su bendición a aquel que lo respete. La bendición que recibe el hombre en Shabat se refleja en toda su apariencia: “Lo bendijo con el brillo del rostro del hombre; no brilla igual el semblante del hombre durante la semana que en el día de sábado”. (Génesis Rabá 11). Dios no solo bendijo
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el Shabat sino que también lo “santifico”, hizo del sábado algo especial, lo separo para que sea “un palacio en el tiempo” como dice Heschel. Según el midrás Números Rabá, el Shabat es “todo santidad” y según la Mejilta a “Éxodo, que recuerda una antigua tradición, el mundo venidero se caracteriza por la misma santidad que posee el Shabat y éste posee una santidad semejante a la del mundo por venir. En el relato de la Creación todos los días terminan por “hubo una tarde, hubo una mañana” pero no así en el Shabat. Por esta razón el sábado esta considerado como el día abierto hacia la escatología. Es una visión hacia la eternidad, el anuncio del Reino de Dios en la espera del Mesías. En el comentario midrásico al libro del Éxodo se dice: “Si Israel guarda un solo Shabat tal como debe ser guardado, vendrá el Mesías” (Exodo Rabá 25,12). Otro comentario al texto del Éxodo 31,14 recuerda que quien guarda el Shabat da testimonio de
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que Dios creó el Universo. Maimonides reitera la misma idea: “...perpetuar de generación en generación una doctrina tan relevante y trascendente como es la creación del mundo”. Observar el Shabat equivale a una proclamación de fe en Dios Creador; es una enseñanza de que el mundo fue creado por Dios que es el Señor de todo lo que existe. En su tratado Horeb, Simshón Refael Hirsch explica de la siguiente manera la ley del descanso sabático: “Cada sábado el hombre devuelve el mundo a Dios y de este modo proclama que la suya es solamente una autoridad prestada”. Libro del Éxodo: El segundo texto importante referente al Shabat se encuentra en el libro del Éxodo que insiste en la obligación de “recordar” con el siguiente midrás: “Cuando la obra de la Creación estuvo terminada, el Séptimo Día imploró: Hacedor del Universo, todo lo que Tú has creado forma parejas; a cada día de la semana Tú le has dado un compañero, únicamente yo he quedado solo. Y
Dios le respondió: La Comunidad de Israel será tu pareja; tal promesa no será olvidada. Cuando el pueblo de Israel estuvo en pie frente a la montaña del Sinaí, el Señor les dijo: Acordaos de que dije al Shabat: la Comunidad de Israel será tu pareja; de ahí: Recuerda el día del Shabat para santificarlo” (Génesis Rabá 11,8). Según la interpretación que Abraham J. Heschel da a este midrás, el destino de Israel es el de “prometido del Shabat” ya que, en la lengua del Talmud, la palabra hebrea lekadesh (santificar) significaba consagrar a una mujer, desposarla. Ibn Ezra, siguiendo el libro del Éxodo (Ex 31,13), enseña que el mandamiento “recordar” tiene por finalidad no olvidar que el mundo tiene un Creador y que el Shabat es signo de alianza entre Dios y el pueblo. Según Rashi, “recordar el Shabat” significa tenerlo siempre presente y considerar este día como la meta de los demás días de la semana. Shamay decía que todo lo
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bueno que se encuentre en un dia de la semana habría que guardarlo para disfrutar de ello en el Shabat. Libro del Deuteronomio: El siguiente texto del Deuteronomio, en su referencia al Shabat, insiste en la conmemoración del éxodo, liberación de la esclavitud de Egipto. “Guardaras el día del sábado, santificándolo, como el Señor, tu Dios, te ha mandado. Seis días trabajaras y harás todas tus tareas, mas el séptimo es de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu sierva, ni tu toro, ni tu asno, ni ninguna bestia tuya, ni el extranjero que mora dentro de tus puertas, a fin de que descansen y como tú, tu esclavo y tu sierva. Y te acordaras de que fuiste esclavo en el país de Egipto, y el Señor, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por eso el Señor, tu Dios, te ha mandado guardar el sábado” (Dt 5,12-15). También el hombre de hoy debe vivir el Shabat
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como una liberación de las esclavitudes cotidianas materiales y morales. El descanso sabático no es un desprecio del trabajo ya que en el mismo texto se dice: “seis días trabajaras”. Tampoco es una renuncia a los logros de la civilización; es independizarse de ella no dejarse dominar por las preocupaciones del éxito, del dinero, de la técnica, que tantas veces enfrentan a los hombres entre sí. “La obligación de trabajar durante seis días forma parte de la alianza de Dios con el hombre como lo es el deber abstenerte de trabajar durante el séptimo día” (Abot de Rabí Natán, cap. II). Es un día en el cual hay que hacer realidad la
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justicia social y afirmar la igualdad entre los hombres; en el que se debe recordar que todos los hombres son hijos del mismo Dios y, por consiguiente, todos son hermanos. No debe trabajar ni el extranjero, ni el esclavo, ni nadie, y todos deben poder gozar de la menujá del Shabat. Es un dia que recuerda el respeto a la naturaleza, incluso los animales deben tener un descanso. No se trabaja en los campos, no hay que alterar la naturaleza. En este texto se recuerda la obligación de “guardar” el Shabat; guardarlo como signo de don total a Dios y sobre todo como un regalo preciosos que Dios hace a Israel. Muchos textos de los sabios hablan de ese don y subrayan su importancia en tanto que signo de la intimidad entre Dios e Israel:
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“Dijo Rabí Yojanan en nombre de Rabí Simón bar Yojay: Cada mandamiento que el Señor entregó a Israel , lo entregó en publico, excepto el Shabat, que les fue conferido en secreto, por ello se ha dicho: “es una señal entre Yo y los hijos de Israel para siempre”. “El santo, bendito sea, dijo a Moisés: Un regalo bueno tengo en mis tesoros, se llama Shabat, y es-
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toy deseosos de entregarlo a Israel” (Sab 10b). Según otra tradición, quien guarda el Shabat recibe el perdón de sus pecados. Dijo Rabí Jiyá nar Abá en nombre de Rabí Yojanán: “Al que observa el Shabat de acuerdo con las leyes se le perdona que haya practicado la idolatría, como la generación de Enósh, porque dice lo escrito: Bienaventurado el hombre
(enosh) que guarda el Shabat para no profanarlo (mejaleló). No leamos mejaleló sino majul lo (se le perdonará)” (Sab 118b). Al guardar el Shabat, Israel se liberó de la asimilación durante todos los exilios y persecuciones, por eso dice la tradición: No es Israel quien Guarda el Shabat, es el Shabat quien guarda a Israel.
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Las leyes y costumbres del Shabat En el Talmud de Jerusalén, los sabios subrayan la importancia de observar las leyes y costumbres que distinguen el Shabat de los demás días de la semana: La Torá nos previene en doce oportunidades acerca de la observancia del Shabat, para demostrarnos cuán importante es este mandamiento; nuestros sabios declararon que quien guarda el Shabat es como si observara todos los mandamientos de la Torá (Ned III,9). En la Misná son enumerados treinta y nueve trabajos básicos prohibidos en Shabat. Estas prohibiciones se fundamentan en los trabajos que se tuvieron que hacer para construir el Tabernáculo en el desierto de Sinaí: Los trabajos principales son cuarenta menos uno: sembrar, arar, segar, engavillar, majar, bieldar, limpiar, moler, cribar, amasar, cocer, esquilar, lavar la lana, mullirla, teñirla; hilar, tejer, hacer dos cordoncillos, tejer dos hijos, separar dos hilos; hacer nudos, soltarlos, hacer dos costuras, desgarrar algo con objeto de hacer
dos costuras, cazar un ciervo, matarlo o despellejarlo, salarlo, curar la piel, pulirla, cortarla; escribir dos letras, borrar con el fin de escribir dos letras, edificar, demoler, apagar, encender; golpear con martillo, transportar de un ámbito a otro. Éstos son los cuarenta trabajos fundamentales menos uno (Sab VII,2). El código de Shuljan Aruj explica que los derivados de los trabajos prohibidos son ilimitados ya que abarca todas las clases de actividad humana en relación con el desarrollo de los medios técnicos de la época, puesto que la Tora es eterna y sus leyes se aplican a todas las generaciones. Lo que se debe tener en cuenta ante todo es la prohibición de crear algo nuevo porque Dios no creó en el séptimo día. Sin embargo, existe la obligación de profanar el Shabat cuando la vida está en peligro porque los mandamientos de Dios están dados para hacer vivir según esta escrito en el libro del Levítico: “Observareis mis estatutos y mis ordenanzas destinadas a hacer vivir al hombre” (Lv 18,5). En el tratado Yomá, los sabios insisten en la obligación de salvar la vida: Dondequiera que haya duda de si una vida pueda estar en peligro, las
leyes del Shabat pueden ser suspendidas (Yom VIII,6). Se puede calentar agua para una persona enferma en el Shabat… No esperéis a que el Shabat concluya, suponiendo que él mejorará, sino que calentareis agua para él inmediatamente, porque dondequiera
que haya duda sobre si esta o no en peligro una vida, las leyes del Shabat pueden quedar en suspenso… Y esto (violación de las leyes del Shabat) no ha de ser hecho por gentiles o por menores de edad (a los que obligan la observación de las leyes del Shabat), sino por judíos adultos (Yom 84b). Este cuidado de la vida supera las obligaciones de una estricta observancia y debe aplicarse incluso para salvaguardar a los animales. Para ilustrar esta enseñanza se da, en el Talmud, el ejemplo de un animal caído en una charca y se explica como hay que sacarlo de allí. El relato concluye con la siguiente explicación:
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Evitar el sufrimiento de los animales es un precepto bíblico está por encima del emitido por los rabinos (San 128b). Llegada la tarde del viernes , antes de la entrada del Shabat, la madre de familia, que ya preparó la casa y la mesa para la fiesta, enciende dos velas. Una corresponde a “recuerda el
será bendecido con hijos estudiosos de la Torá (Sab 23b). Al encender las velas se pronuncia la siguiente bendición: Bendito seas Tú, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has ordenado encender las luces del Shabat. En la mesa se ponen
Shabat” (Ex 20,8) y la segunda a “guarda el Shabat” (Dt 5,12). Según el Talmud de Jerusalén, la mujer debe encender las luces del Shabat y de las fiestas porque Eva trajo la oscuridad al mundo. Dijo Rab Huná: Todo aquel que enciende regularmente las luces del Shabat
dos panes cubiertos con un paño especial para el Shabat, en memoria de la doble porción de maná que recibían los israelitas en el desierto del Sinaí los viernes por la tarde. (Ex 16, 22-26). Honrar el Shabat debe notarse también en la manera de vestirse; los sabios mismos daban ejemplo
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de esta manera de celebrar el día: Rabí Janiná se vestía de gala los viernes, vísperas de Shabat, y decía: Venid y salgamos a recibir a la reina Shabat. Rabí Yanay se vestía los trajes de Shabat y decía: “Ven, novia”, “Ven, novia” (Sab 119a).
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Servicio Vespertino en la Sinagoga El Arvit, o servicio vespertino, del viernes por la noche, llamado Kabalat Shabat (recepción del Shabat), comienza con salmos en honor del sábado. Luego se canta el Lejá Dodí, poema compuesto por Shlomo
Haleví Elkabets a principios del siglo XV inspirándose, probablemente, en las palabras de Rabí Janiná y Rabí Yanay: Venid y salgamos al encuentro del Sábado, la reina del Sábado, la novia. El canto del Lejá Dodí comienza con estas palabras: Vamos, amado, al encuentro de la novia, a recibir el Shabat y termina con las siguientes: Ven con paz, Shabat, corona de tu esposo, ven también con canto y regocijo, entre los fieles del
pueblo elegido. Ven, novia; ven, novia, reina Shabat. Al pronunciar este ultimo verso, es costumbre volverse hacia la puerta de entrada para dar la bienvenida a la novia Shabat. Un cuento popular da esta explicación a dicha costumbre: Un día los pobres se quejaron ante Dios: Señor del Mundo, nos has olvidado cuando repartiste los bienes materiales, pero ¿por qué haces también distinción entre ricos y pobres en la sinagoga? Los ricos ocupan los primeros bancos, pero nosotros, los necesitados, estamos parados en la ultimas filas. ¿Acaso el Juez de todo el mundo no hará justicia? Y Dios les respondió: Tenéis razón, hare justicia con vosotros en el día mas santo de la semana. El viernes por la noche, al terminar el Lejá Dodí, toda la comunidad se volverá hacia la puerta. En este momento, los menos favorecidos, de repente, estaréis en la primera fila, y los ri-
cos estarán detrás de vosotros, en los últimos bancos. (Sidur Ha-Mercaz p. 225). Acogido el Shabat con el canto del Lejá Dodí, se recitan otros dos salmos y la oración del Kadish (El Kadish es una oración de alabanza a Dios muy antigua que se recita en arameo). Sigue el Shema Israel, con sus bendiciones y la Amidá, y termina el oficio con la lectura del capitulo 2, 1-3 del libro del Génesis y bendición sobre el vino.
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Kidush El Kidush u oración de consagración, lo recita el cabeza de familia a su regreso de la sinagoga todos los viernes por la noche en la víspera de las fiestas, antes de la cena festiva; es una de las costumbres mas importantes que han contribuido al mantenimiento de la familia. Según la tradición, el Kidush tiene su origen en el mandamiento “Recuerda el día del Shabat para santificarlo” (Ex 20,8). Es lo que afirma también Maimónides: Es un mandamiento positivo, establecido por la Torá, el santificar el día de Shabat, según leemos: “Recuerda el Shabat para santificarlo”. Es decir, recordando con alabanzas y consagración, recordarlo a su entrada y a sus alida: a la entrada, con el Kidush; y a
la salida, con la Habdalá. (Leyes del Shabat 29,1). Los sabios del Talmud atribuyen la institución del Kidush a los Hombre de la Gran Asamblea, quienes, según el Pirké Abot (Capitulos de los Padres), recibieron las tradiciones de los profetas: Dijo Rabí Jiyá bar Abá en nombre de Rabi Yojanan: Los Sabios de la Gran Asamblea establecieron para los israelitas las Bendiciones, las Oraciones, la Consagracion (Kidush) y la Habdalá (Ber 33a). El Kidush se debe recitar con vino, un vino apto incluso para ser ofrecido en el Templo, es decir, de buena calidad, como si se ofreciera a una persona que se quiera honrar: Dijo Rabi Zutra bar Tuvyá en nombre de Rab: No se recita el Kidush sino sobre un vino que es apto para la libación sobre el altar del Templo (BB 97a). En tiempos de escasez, como, por ejemplo, du-
rante el exilio de Babilonia, el Kidush se incluía en el oficio de la noche: Dijo Rabí Yose ben R. Bun: Es costumbre en nuestro país que allá donde escaseaba el vino el lector pasabra frente a la Tevá, recitaba una de las siete bendiciones y la rubricaba con “Santifica a Israel y al dia de Shabat”, cumpliendo con ello el Kidush (TY Ber 8,1). También se podrían emplear otros líquidos como jugos de frutas, licor de higos, pero la ley determina que, donde no haya vino, el Kidush se diga sobre los dos panes del Shabat. Durante el periodo del Segundo Templo, se introdujo la costumbre de recitar el Kidush sobre el vino en las sinagogas, en consideración a los pobres y a los viajeros que luego comían y dormían allí, y también en el hogar antes de la ce; tal era la practica en tiempos de Hilel y Shamay.
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Celebración en el Hogar Al volver de la sinagoga, ante la mesa, se recita o se canta el siguiente himno: La paz sea con vosotros, ángeles guardianes, Enviados del Altísimo, el supremo Rey de Reyes, el Santo, bendito sea. Venid en paz, ángeles de la paz, Enviados del Altísimo… Bendecidme con la paz, ángeles de la paz, Enviados del Altísimo… Partid en paz, ángeles de la paz, Enviados del Altísimo… Con este canto se saluda y se despide a los ángeles que, según la tradición, acompañan a los fieles desde la salida de la sinagoga hasta sus hogares. Leemos en el Talmud (Sab 119a) el siguiente midrás: L a víspera del sábado, cuando el hombre regresa a su casa procedente de la sinagoga, le acompañan dos ángeles oficiantes: uno bueno y otro malo. Al entrar en la casa y ver encendidas las luces de Shabat, la mesa preparada y la cama cubierta
con la colcha, el ángel bueno exclama: ¡Ojala ocurra lo mismo el próximo sábado!, y el ángel malo se ve obligado a responder: Amén. Pero si no esta todo en orden, el ángel malo dice: ¡Ojalá ocurra lo mismo cuando llegue el próximo sábado!, y el ángel bueno se ve obligado a responder: Amén. Luego se entona el Éshet Jáyil, del ultimo capitulo del libro de los proverbios, en alabanza a la madre de familia. Es costumbre bendecir a los hijos con la frase: Que Dios te haga semejante a Efraím y Manases, y a las hijas: Que Dios te haga semejante a Sara, Rebeca, Lea y Raquel. Seguidamente el cabeza de familia pronuncia el Kidush comenzando por los
versículos 1-3 del segundo capitulo del Génesis: Quedaron, pues, acabados los cielos y la tierra y todo su cortejo astral. Y habiendo acabado el Señor en el
séptimo día la obra que había hecho, descanso en el séptimo día de toda la obra hecha. Y bendijo Dios el día séptimo y lo declaró santo, porque en el había descansado de toda la obra que Dios al operar había creado. Los sabios del Talmud conceden mucha importancia a la recitación de este versículo que recuerda que Dios es el Creador y Señor del Universo y entrega su obra al hombre para que éste la continúe: Aquel que pronuncia esta oración el viernes al anochecer es considerado por las Sagradas Escrituras como su se asociara con el Santo, bendito sea, en la tarea de la Creación (Sab 119b). Sigue la bendición sobre la copa de vino con la siguiente oración: Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, creador del fruto de la vid. Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos santificaste con tus mandamientos, te complaciste en nosotros y con amor y agrado nos has legado el santo sábado en memoria de la obra de la Creación, pues éste es el
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primero de los días de santa convocación, en recuerdo del éxodo de Egipto; y tu sábado santo nos lo has legado con amor y agrado. Bendito seas Tú, Eterno, santificador del Shabat. Al terminar la bendición , el que la recitó bebe un poco y reparte a los demás comensales. Luego tiene lugar la bendición sobre el pan, de la siguiente manera: empieza con el lavado de manos para lo que se recita la bendición: Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos santificaste con tus mandamientos y nos ordenaste lavar las manos. Este lavado ritual antes de comer recuerda que después de la destrucción del Templo ya
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no hay altar para los sacrificios. La mesa se considera como altar y la comida como sacrificio. Terminado el lavado de manos se vuelve a la mesa, se descubren los dos panes (jalot) y se pronuncia la bendición: Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, que sacas el pan de la tierra. Luego se parte el pan y se distribuye a los presentes. Antes de comerlo, casa uno le pone un poco de sal en memoria de los sacrificios que se ofrecían en el Templo. En la cena de Shabat se sirven platos especiales según las costumbres de los diversos países. En general se prolonga la cena con el canto de las zemirot, poemas compuestos en su mayoría en la Edad Media, en honor del Shabat y de la belleza del descanso sabático. Leemos (Dt 28,47): “Por cuanto no serviste al Señor, tu Dios, con alegría y regocijo de corazón”. ¿Cuál es la adoración que se hace con alegría y con regocijo de corazón? ¡Pues se refiere al
canto! (Arak 11a). Es un deber religioso,
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una mitzva, tener tres comidas durante el sábado, en honor de los tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob; la primera, el viernes por la noche; la segunda, el sábado después del oficio de la mañana; y la tercera, después de Minjá, la oración de la tarde. El pobre también debe de tener lo necesario para estas tres comidas: Al pobre que va de un ligar a otro… Si es Shabat, se le ha de dar alimento para tres comidas (Pea VIII,7). Es costumbre hacer una cuarta: la cena después de la despedida del Shabat. En el Talmud se subraya el carácter especial de las comidas del sábado: Un emperador le preguntó a Rabí Yoshúa ben Jananyá: ¿Cómo se explica que la comida del sábado despida un olor tan agradable? Y el le contesto: Tenemos una especia llamada “sábado” que ponemos en la comida y le da su fragancia. El emperador le pidió: Dame un poco. Y Rabi Yoshúa le contesto: Para quien guarda el sábado es útil, pero para quien no observa el sábado no tiene ninguna utilidad. (Sab 119a). El Shabat recuerda también lo que dice el profeta Isaías: ...si llamas al sábado “delicia” (Is 58,13).Aun las mas pequeñas cosas pueden contribuir a hacer del Shabat un
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“deleite”: ¿Cómo hacer que el Shabat sea un deleite? Rabí Yudá, el hijo de Rabi bar Samuel bar Shilat, dice en nombre de Rab: Con un plato de vegetales y un gran pescado con ajo. Rabi Hippá ben Ashay dice en nombre de Rab: Incluso algo muy pequeño, si es preparado especialmente en honor del Shabat, es un deleite (Sab 118b). Otras actividades, como el estudio de la Torá, una vida de familia mas intensa, el encuentro con amigos y parientes, lecturas interesantes, algunos juegos, un reposo mas prolongado, forman también parte del deleite del Shabat. La importancia de la justa observancia del sábado esta expresada por un relato en el Talmud: Erase un hombre lla-
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mado Yosef, conocido por el especial cuidado que ponía en honrar el Shabat. Tenia como vecino a un pagano muy rico, al que los adivinos habían predicho que su propiedad pasaría a poder de Yosef el Sabatario. Para impedir que se cumpliera la predicción, el pagano fue y vendió su propiedad y, con el dinero obtenido, compro una piedra preciosa que coloco en su turbante. Cierto día, al cruzar un puente, una ráfaga de viento arrojó el turbante al rio y un pez lo engulló. El pez fue pescado y la víspera del sábado lo llevaron al mercado. ¿Quién quiere comprar? voceaban. Y dije-
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ron: Ofrécelo a Yosef el Sabatario, pues éste suele comprar. Se lo ofrecieron y lo compró para celebrar el Shabat. Cuando abrió el pescado encontró la perla preciosa en us interior y la vendió por treinta bolsas de monedas de oro. Un anciano le encontró y le dijo: ¡A quien honra el Shabat, el Shabat le recompensa! (Sab 119a).
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La Habdalá El Shabat termina, al inicio del anochecer, con la ceremonia de la Habdalá (separación) que fue instituida, según la tradición, por los Hombres de la Gran Asamblea. Una copa rebosante de vino simboliza la ayuda divina para una semana de abundancia y prosperidad. La vela, que debe tener por lo menos dos llamas, representa la esperanza de que la nueva semana traerá luz y felicidad. El aroma de las especias inunda la casa con el perfume de la santidad de Shabat. Según Maimonides, la costumbre de usar estas especias durante la Habdalá tiene como fin dar alegría al alma triste por la salida del Shabat. Los tres elementos, el vino, la luz y las especias, se interpretan también como consagración de los cinco sentidos para su buen uso
durante la semana: gustar el vino, oler las especias, sentir el calor del fuego, ver los símbolos y oír las palabras de las bendiciones. L a oración de la Habdalá comprende cuatro bendiciones: La bendición sobre la copa de vino. La bendición sobre las especias. La bendición sobre el fuego. La bendición de separación. Terminada la Habdalá, se sirve una cuarta comida, Melavé Malaká, con la que se despide a la reina Shabat. Una tradición atribuye esta cena al rey David, figura de Mesías, quien, sabiendo que moriría en un sábado, celebraba un banquete al finali-
zar este día, por lo que se la llama también “Comida de David el rey ungido”. Gracias a esta Seudá, se atrae la Kedushá del Shabat a todas las comidas de la semana.
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