Resumen la vision fotográfica

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Resumen la visión fotográfica: Vamos a hablar de fotografía y fotografías, y confiamos en disfrutar con ello. Es probable que en un principio no podamos plasmar de una manera practica algunas de las ideas, pero con un poco de tiempo no ayudaran a obtener una formación fotográfica mas sólida, conceptos claros y tendrán su aplicación practica. Lo que leamos en estas páginas busca que nuestras fotografías sean más conscientes, mas pensadas, mejores. La fotografía ha servido para mostrarnos el mundo, mostrarnos su apariencia, han transcurrido muchos años desde Joseph Nicéphore Niépce y la primera fotografía en 1824. Las fotografías nos enseñan el aspecto del mundo desde el objetivo de una cámara, no es tan solo una herramienta de precisión óptica sino que persigue fines estéticos. Es por ello por lo que en las fotografías vemos el mundo desde la intención creativa de una persona. La fotografía nos muestra el mundo tal como el fotógrafo quiere que lo veamos. La visión fotográfica va a tratar de acercarnos mas a sus cualidades, haciendo hincapié en la idea de que para hacer fotografías es obligado pensar en términos visuales, pensar visualmente. Lo que diferencia a los grandes fotógrafos de otros que no lo son tanto es que los primeros miran el mundo de una manera especial, los mejores fotógrafos tienen mucho interés en el mundo, pero lo tienen aun mas en las buenas fotografías. Mirar el mundo con visión fotográfica supone tratar de obtener de él nuevas imágenes, nuevas apariencias, nuevas experiencias y nuevos significados, nuevas realidades: hago fotografías para saber como se ve el mundo en fotografías. Internet: todo el tiempo que empleemos en averiguar mas sobre lo que hablamos no será tiempo perdido, con una iniciativa propia investigando llegaremos mucho más lejos en nuestro aprendizaje. Estas paginas no están estructuradas sino como un cúmulo de propuestas e ideas que van entremezcladas y repitiéndose, muchas veces superponiéndose y que podremos considerar puntos de partida y nuevos planteamientos. Sin una gran curiosidad, sin un gran interés por aprender, por conocer, no hay fotografías buenas, la fotografía es un medio para curiosos con constancia. Lo que cuenta es que vayamos haciendo nuestro archivo personal y que iremos renovando y añadiendo nuevas imágenes y desechando aquellas que dejaron de gustarnos. En estas paginas no hay fotografías es un intento didáctico de que este libro sea un curso y que nuestros deberes nos obliguen a tomarnos molestias de buscar y rebuscar. Lo que leamos quizás necesite de un reposo posterior Algún día fotografiar será tan fácil como pintar con un lápiz de colores, george eastman a finales del siglo XIX lanzaba una cámara pequeña que prometía revolucionar la practica de la fotografía, hizo posible que estuviese al alcance de todos, el reverso se encontraría en el hecho de que lo que obtenemos con facilidad puede no ser muy interesante, damos por hecho que nosotros buscamos en la fotografía algo mas que instantáneas para el recuerdo. Partamos de algunas ideas básicas simples: fotografiar es muy fácil y obtener buenas fotografías no lo es, una razón importante es que las buenas fotografías exigen mucha dedicación, la fotografía no es solo un oficio, sino un medio de expresión, de creación, dedicación mental fundamental, pero no garantiza el éxito. Es difícil ser un buen fotógrafo sino tenemos tiempo para hacer fotografías, nunca conseguiremos obtener buenas fotografías sino las hacemos. La fotografía necesita dedicación y tiempo, hacer fotografías no es lo mismo que disfrutar admirando buenas


fotografías. El equipo y la técnica, herramientas importantes o los medios de que dispongamos no son definitivos para obtener buenas fotografías, pero si dominar las herramientas. Hacer fotografías requiere un considerable esfuerzo físico y mental (fotografiar es una tarea exigente) y es algo con lo que debemos contar. La búsqueda fotográfica puede generar la ansiedad de la creación, planificar nuestro trabajo fotográfico requiere un orden. Una razón que puede provocar cierto abandono tiene que ver con que muchas veces nuestros resultados nos frustran, puede deberse a que no sepamos hacia donde vamos y cual es el fin. Si no sabemos lo que buscamos y lo que queremos, puede aparecer cierto desasosiego, una crisis creativa. Esperemos que este curso nos sirva para saber un poco mejor que es lo que queremos, los resultados no llegan cuando nuestras expectativas van por delante, peligro de que claudiquemos. La fotografía puede ser una pasión, e incluso una obsesión. ¿Qué es una buena fotografía?, ¿a que llamamos nosotros bellas imágenes?, ¿Cómo se consigue una buena fotografía?, ¿Cómo hay que mirar para conseguir una buena fotografía?, ¿Podemos pensar en una fotografía ideal? Las difíciles respuestas a estas preguntas siempre han corrido a cargo de los grandes fotógrafos que nos han enseñado a ver de otra manera, nos han mostrado una nueva apariencia del mundo, han expresado el mundo en términos fotográficos. La cámara solo certifica, da forma, pone en página las imágenes que ya teníamos en la cabeza desde hace mucho. Las imágenes que nuestra progresiva e imparable formación visual fue intuyendo. Lo que vemos en una fotografía es lo que el fotógrafo miro, reconoció y atrapo o bien construyo, forzó, obligo, para obtener su fotografía, quizás las fotografías sean testimonios del mundo, pero ante todo son testimonios de la mirada del fotógrafo. Y nosotros, ¿Qué tipo de fotógrafo querríamos ser? 1salimos a la calle, para intentar obtener momentos plenos de significación de un mundo en continuo movimiento. Podríamos identificarnos con Henri Cartier-Bresson. O somos invitados respetuosos al espectáculo del mundo, o somos anfitriones en nuestra casa, voy a ver que hay por el mundo, voy a ver que me encuentro, voy a ver que trozo de mundo convierto hoy en una de mis fotografías. Se trata de un mundo encontrado, es un mundo por el que uno pasea y de vez en cuando alguien te dice “hola”, ¿es clara esta idea? Un fotógrafo rápido sabe que se le escapara su instante y la única fotografía posible. La expresión de esas personas es tan fugaz como el disparo de la cámara, es como si las personas viviesen una centésima de segundo. El momento decisivo, ese instante no es universal, es tan solo su momento el que el necesita para sus fotografías, no buscamos otra cosa que no sea una imagen fotográfica que exprese, que emocione, que haga pensar, que sorprenda, una imagen que nos llene. 2Lo que nos interesa es construir imágenes, hacer al mundo que pose para nuestras fotografías: Richard Avedon, no sale a la calle, sino que se queda en su estudio, crea el espacio, su espacio, un decorado, un escenario y propone una representación y se prestan a ser retratados a la su manera para obtener fotografías como desea. El azar no debe formar parte de su fotografía, parte de una imagen mental previa ¿Podemos ver la diferencia entre estas dos actitudes?, ¿Concebimos otras posibles maneras de plantear la toma fotográfica? Momento fotográfico: se trata de algo más que de un momento, el fotógrafo percibe algo, mueve su cámara, selecciona el espacio, el momento, encuentra en su visor la fotografía que reconoce como suya, cualquier trozo de espacio-tiempo que le permita


hacer una fotografía, solo encuadra aquello que pueda producir una de sus fotografías. No buscamos escenas, sino miradas. El reto para un fotógrafo no es solo saber lo que busca, sino saber que lo que busca no existe hasta que no este en su fotografía. ¿Cómo se consigue esa imagen que expresa, que emociona? La respuesta es: aun no lo sabemos, pero estamos en ello. ¿Qué es lo correcto? Una buena fotografía, reconocer lo correcto es la dificultad, lleva tiempo adquirir la capacidad de hacer lo correcto, es un concepto inexistente hasta que el artista lo propone, todo lo demás lo podemos aprender con manuales. Que tipo de fotógrafo queremos ser, ¿Nos sentimos mas identificados con quien fija su cámara en un trípode o con quien va por el mundo cámara en mano?, ¿Nos enfrentamos a ese azar o nos sentimos mas cómodos creando pequeños mundos? La pregunta es ¿Qué tipo de fotógrafos somos o nos gustaría ser? Otra pregunta ¿Fotógrafo de blanco y negro, o de color? Otro paso ¿Cuál seria el tema de nuestras fotografías? La fotografía necesita de simplificación, es un medio que siempre ha estado envuelto en una cierta bruma seudo-artística, pero fotografiar es algo muy simple, directo, a nivel de piel, puede ser apasionante, lo difícil es mirar; es ahí donde tiene que situarse nuestro aprendizaje. Si ya hemos tomado alguna pequeña decisión y tratamos de mantenerla, estaremos recorriendo mucho camino. Renacimiento: nos ha enseñado a mirar y a mostrar el mundo con orden de una manera racional, a enmarcar el mundo, encajarlo entre cuatro lados. El arte, el hecho, seria una actividad intelectual, materia y forma de conocimiento. Hace consciente nuestro individualismo, nuestra intención de expresarnos como personas únicas. La fotografía es un medio idóneo para individualistas, fotografiar es una actividad solitaria, la mirada es intransferible, la mirada supone como comprendemos el mundo. Los pintores comienzan a ser artistas, uno de los momentos más apasionantes de la historia de la mirada. Para entendernos, para comprender las razones de nuestros ojos, consideremos el renacimiento como la primera gran revolución de la mirada, ahora vendrá la segunda gran revolución, otra vuelta de tuerca, una revolución llamada instantánea. La fotografía fue presentada en 1839 y no fue hasta cincuenta años mas tarde cuando pudo ser usada con cierta comodidad, durante esos años estuvo en una fase experimental, hasta entonces había sido una actividad costosa, cámaras grandes y pesadas, emulsiones lentas y procesos de revelado muy complejos. Lo primero que dice un fotógrafo con sus fotografías es Yo estuve aquí, lo que estas viendo en esta fotografía es lo que yo vi cuando dispare la cámara. Se trata de ver el mundo como quiero verlo. El éxito de George Eastman fue absoluto, a partir de ello la fotografía pudo estar en las manos de miles de inexpertos con el privilegio de acceder a momentos memorables de la existencia. Había nacido la instantánea, esta instantaneidad en la toma dio pie a una autentica revolución visual. Imágenes en manos de analfabetos visuales, imágenes que rompían con toda la tradición visual desde la irrupción de la perspectiva, la fotografía se va a convertir en otra manera de mostrar las cosas. La instantaneidad es la gran revolución de la fotografía y produce un hallazgo visual sin precedentes: el mundo puede ser mostrado en su fluir, no es necesario que se pare y pose para nosotros. Le dejamos andar y lo atrapamos sin pedirle permiso, sin que se entere. Puede ser representado sin normas, sin las ataduras del arte, puede ser mostrado no artísticamente. Se trata de la libertad total, actividad carente de exigencias técnicas y manuales, irreflexiva, imágenes antiestéticas. La representación iba a estar en manos de desinteresados visuales. Sin embargo si hay un nuevo interés, el interés por el testimonio, por el documento.


Busquemos esas instantáneas de formato circular de finales del XIX y principios del XX, imágenes que muestran un mundo que ya esta vivo. Fotografías anti-artísticas que nos entusiasman, es una parte más de la magia de la fotografía, eso que es inexpresable y que porta toda gran imagen, esa complicidad con imágenes supuestamente banales, intranscendentes. Si nuestra cámara es de medio formato tendremos que enfocar con cuidado, tomándonos nuestro tiempo, o quizás si es de gran formato, pesada, nos hace falta un trípode, hacemos una toma y tenemos que cambiar de placa. Todo el proceso es lento, quizás debamos quedarnos en nuestro estudio, no importándonos las incomodidades ya que conocemos los resultados. Una cámara de 35mm esta hecha para “cazadores”, una de medio formato nos sitúa en ese terreno intermedio que nos permite ir por la calle pero con algo de lastre. Estaremos mas cómodos en un mundo donde el azar pueda posar y nos permita mirar hacia abajo, podremos optar por ciudades, paisajes o por nuestro estudio en el que todo lo que ocurre depende de nuestro capricho. Los fotógrafos debemos encontrar nuestros espacios mágicos, esos lugares, situaciones, temáticas, donde nos sintamos cómodos y nuestras fotografías parezcan surgir más fácilmente. Si decidimos crear nuestra obra, o bien trabajar, tratemos de cercar nuestro espacio temático y visual. Volvamos a lo esencial, elijamos lo que nos gustaría convertir en fotografías, debemos contar con que no hay situaciones excepcionales, somos nosotros quienes creamos las situaciones privilegiadas. Dos grandes nos enseñaron que fotografiar no necesita de grandes pronunciamientos de orden estético, sino de la comprensión de que si dejamos en paz al mundo y tan solo lo colocamos frente a la cámara, su simple presencia puede ser arrolladora. El esfuerzo de llevar a cabo nuestro proyecto temático, quizás se vea amplificado por el hecho de que nuestra ansiedad puede ser indirectamente proporcional al tiempo de reflexión que hallamos dado a la visión fotográfica que queremos aplicarle. Los comienzos de la fotografía, un medio que nació en una época en la que la idea de arte era sinónimo de pintura, de “saber pintar”, la fotografía representaba un medio de reproducción mecánica y automática de la naturaleza y que no necesitaba del genio del artista. Muchos fotógrafos quisieron reclamar para la fotografía la categoría de medio artístico, esta necesidad de arte se concreto en una gran confusión al mezclar formas de expresión, este “equivocar la realidad de la fotografía” se plasmo sobre todo en el Pictorialismo. Esta confusión de medios pudo ser producto de un complejo de inferioridad de la fotografía hacia la pintura y fue algo que entorpeció el desarrollo de la fotografía como medio de expresión y de creación, ¿Cómo se hace arte con la fotografía, un medio de reproducción mecánica donde no existe la mano del artista?, ¿Cuál es entonces el merito de la fotografía? La respuesta es hacer fotografías que no pareciesen vulgares fotografías. Las “malas influencias” del pictorialismo siguen aun vigentes en cuanto que aquella mezcolanza de medios aun continua provocando idead confusas en muchos aficionados. El pictorialismo reclamaba para la fotografía la categoría de medio artístico, pero en términos pictóricos. No se podía concebir que un medio de reproducción mecánica de la naturaleza, produjese imágenes nobles, dignas de ser consideradas obras de arte. En otras palabras, fotógrafos con alma de pintores que querían ser “artistas” a la manera de los pintores, quizás todo ello sea algo tan simple de explicar como que la fotografía cayo en manos de personas con vocación pictórica frustrada, esta pretensión aun sigue vigente e insistamos en que la fotografía es otro mundo. Lo que muchos fotógrafos-artistas no lograban comprender es que la apariencia del mundo vista en un papel podía ser fascinante, siempre que estuviese mirado por un artista.


Es difícil decir que es un artista, podríamos adelantar que es una persona capaz de crear obras de arte, muchas veces se confunden las personas que son artistas con las que tan solo poseen tendencias, aficiones artísticas. En el medio fotográfico ocurre con mucha facilidad, quizás se deba a una herencia negativa de aquella confusión pictorialista. En nuestro caso seria un ejercicio preguntarnos si somos artistas o si tan solo poseemos gustos artísticos. Si fuese lo primero el tiempo respaldara ese talento para el arte que poseemos, si pertenecemos al segundo grupo y lo aceptamos nos quitaremos un peso de encima, podremos dedicarnos a obtener excelentes fotografías, siempre que no nos exijamos que sean artísticas peyorativamente. En ciertos oráculos del arte actual, “artístico” significa “apuntarse a lo que se lleva”, en otros significara “muy bueno, diferente, extraordinario”, es fácil equivocarse de oráculo y debemos saber por donde andamos. Lo cierto es que muchas de las más extraordinarias fotografías han sido realizadas por fotógrafos. La tentación de “hacerse artista” para evitar el hecho cierto de que hacer buenas fotografías es difícil. Nombres de mujeres son los que están revitalizando la fotografía contemporánea, nombres de una tremenda fuerza que están llevando a la fotografía a otros lugares, importante hacer hincapié en ello porque una nueva sensibilidad, nueva mirada, nueva opinión ha ampliado la fotografía contemporánea de una manera extraordinaria. Decenas de grandes nombres que tendremos que ir conociendo si queremos tener una visión amplia de la historia de la fotografía. Dos mundos paralelos y antagónicos son los que aparentan ser las instantáneas fotográficas y las obras de arte pictóricas. Sin embargo, pensemos en que probablemente vayamos por buen camino si nuestras fotografías poseen la libertad, la espontaneidad y el estilo de aquellas instantáneas, si nos reconocemos como herederos de ellas, estamos optando por la fotografía en estado puro, porque fue inventada por aquel desbarajuste visual. Puede parecer paradójico, pero la fotografía que nos interesa no proviene de los salones decimonónicos del arte sino del anti-arte, de los que tan solo querían fotografiar la vitalidad, la realidad del mundo. Con la naturalidad de quien tiene una visión sin prejuicios, sin malos hábitos, sin falsas intenciones, sin burdas pretensiones. Las imágenes fotográficas, las más inocentes, las indiferentes, pueden ser apasionantes, este poder de seducción a priori es algo que debe ser aprovechado por los fotógrafos. Una cámara en manos de un espíritu artístico con pretensiones artísticas puede producir resultados temibles, ya que puede ser ese gesto que destruya esa capacidad de atracción. Es el gesto que maquilla artificialmente el mundo, lo convierte en una pobre caricatura de si mismo. Quizás sea nuestra educaron sentimental, nuestras buenas intenciones, nuestra idea pueril de lo que significa belleza, de lo que significa arte. Permitámonos radicalidad en esta materia ya que muchos aficionados han frustrado sus aspiraciones por no haber evitado algunas trampas conceptuales, por no haber tenido paciencia para intentar poner en orden ciertas ideas. Intentemos aclarar algunas cosas, porque es importante para comprender la fotografía, para saber de que se trata ese medio y queremos disfrutar y para que nuestras fotografías sean mejores. Cartier-bresson: el gran fotógrafo hacia fotografías del mundo que le rodeaba y poco a poco pensó en tomárselo en serio, fueron aficionados que se lo tomaron muy en serio. Así empiezan casi todos los grandes, poco a poco, cada vez con mas interés, con mas profundidad, es una forma de profesionalidad. ¿Qué es lo que hace posible las buenas fotografías? La cámara fotográfica es un cuaderno de bocetos, cuestiona y decide a la vez. Para significar el mundo es necesario sentirse implicado en lo que se encuadra a través del visor. Esa actitud exige concentración, sensibilidad y sentido de la geometría. Fotografiar es retener la respiración cuando todas nuestras facultades convergen para captar la realidad que se escapa, fotografiar es al mismo tiempo reconocer un hecho y la


organización rigurosa de formas percibidas visualmente. Ideas útiles: concentración. Una máxima concentración hace muy difícil errar, es el olvido de uno mismo, la pregunta ¿Cuál es la diana?, se dispara en el momento en el que el centro de la diana esta donde tiene que estar, es el momento elegido por el tirador, un instante después y la diana o nuestros ojos se han movido. Es el momento decisivo, el instante en el que la significación es máxima, una capacidad para ver al milímetro todo lo que esta ocurriendo en el visor; significar el mundo. El fin de las buenas fotografías es aportar nuevos significados a lo que vemos, un mundo con nuevos rostros; una cierta sensibilidad. Ese don que es importante poseer para realizar cualquier actividad. Un talento que no tiene porque ser el del genio, pero si debe poseer compatibilidad con lo que se quiere hacer. Es necesaria una sensibilidad para ver lo que otros no ven, una gran curiosidad es obligada; una manera de vivir. La fotografía es un estilo de vida, mirar las cosas de otra manera, desde otra perspectiva; sentido de la geometría. Un buen gusto a la hora de componer una imagen, un interés en que las cosas produzcan una sensación de armonía; momento decisivo. El instante donde todo converge, expresión, significado, orden, armonía… atrapado al vuelo y previsualizado antes de disparar la cámara. Es necesario disparar antes de tan siquiera tener el arma en la mano. Dejaremos que el mundo hable en su entorno natural. Otros nombres de diferentes momentos decisivos quizás puedan provocarnos cierto rechazo o indiferencia en un principio, ello se puede deber a que nuestra mirada fotográfica esta muy condicionada por maneras muy arraigadas, unidireccionales, puede ser que rígidas, de entender como deben ser las fotografías. Son imágenes que comienzan a exigir una complicidad que va mas allá de la simple simpatía hacia un mundo humano, ordenado y transparente. Quizás estemos pidiendo a las fotografías orden renacentista, narración sin fisuras, información no fotográfica, quizás nos estemos equivocando de medio, ya que esas labores las puede realizar mas cómodamente la televisión, con sus imágenes en movimiento, con su narración no estética, con su contexto. Continuemos con un breve análisis de esa manera de entender la fotografía: Cartier-Bresson es un clásico con una formación clásica, su sentido de la geometría no es el del aficionado. El truco seria el de aprovecharse de la instantánea, pero renegando de su desorden, de su falta de compromiso, de su imprevisión, de su falta de pretensión, de rigor, de seriedad, de conocimiento. Pone orden en una manera caótica de obtener imágenes y representar el mundo, trata de facilitarnos la imagen del mundo, pero el orden es el de un clásico no muy diferente al de aquellos artistas del renacimiento. Esta idea quizás pueda parecernos extraña, pero nos lo parecería menos si intentásemos ponernos en su mirada, intentemos estar detrás de su cámara ya que lo que vemos es lo que el vio durante una fracción de segundo, lo reconoció y lo dio por bueno. También querríamos averiguar porque obtiene todas las fotografías que obtiene y no otras, adelantar que las fotografías no surgen ni de las buenas intenciones ni tan solo de la intuición o del azar, sino que exigen de esfuerzo, constancia, curiosidad, actividad, un bagaje de información, de formación de datos culturales, de referencias, de conocimiento, de fracasos previos. La historia de la fotografía es una colección de instantáneas cultas, adultas, extraordinarias, cada vez mas y mejor trabajadas, mas pensadas, de miradas mas reflexivas, menos casuales, mas conscientes, mas inteligentes, siempre jugando con la potencia de la visión, de la simplicidad, con el azar, forzando hasta el limite el filón visual. Además de la tentación de la pretensión artística, otro de los problemas que pueden afectar a nuestras fotografías puede provenir de la facilidad con la que se obtienen este tipo de imágenes. La conclusión es que probablemente nos tomaríamos muy, muy en serio la toma fotográfica si un rollo de película nos costara


diez veces mas, como si la tarjeta de nuestra cámara digital no pudiese borrarse y volver a grabarse, seguramente nuestras fotografías estarían mas trabajadas. La extrema facilidad y el bajo coste con que se obtienen fotografías nos puede hacer olvidar que las fotografías necesitan ser elaboradas. Nosotros deberíamos decir que nuestras fotografías están tomadas en 1/60 de segundo después de haberlo pensado mucho. Esta ética de la economía es más apreciable en esa otra manera que conocemos de hacer fotografías. Nuestro 1/60 es la última pincelada de un proceso complejo y laborioso. Si creemos que tan solo ese instante es el necesario para la autentica elaboración de la obra, no estamos mirando el mundo como los grandes fotógrafos. ¿a que queremos referirnos cuando hablamos de fotografía inacabada, no terminada? A aquellas imágenes que no están conseguidas, que no nos emocionan, imágenes aceptables pero débiles, sin fuerza, sin compromiso visual, sin fuerza moral, sin convicción, sin autentico gesto o intención, sin claridad conceptual, sin esa dedicación y concentración que exigimos. ¿Cómo es posible dejar inacabada una imagen? Porque puede que solo hayamos empleado poco mas de 1/60 de segundo de nuestra vida. Podemos ser mejores o peores, mas dotados o menos, pero nunca negligentes, desinteresados o perezosos. ¿Qué más ha hecho Cartier-Bresson además de proponernos un estilo, una manera de ver? Nos ha mostrado mucho del ser humano que vive junto a nuestra casa y al que apenas conocemos, y también nos ha mostrado al ser humano que vive lejos y que es igual que nosotros y nos lo ha situado delante de nuestros ojos. André Kertész, pendiente de ese sentido de la geometría, de la forma acabada de una imagen, preocupado por un mundo que nos espera para que obtengamos de el su mejor perfil. El universo en estado latente esperando a que le hagamos una fotografía, los objetos fotografiados existen realmente cuando son mirados, nombrados, cuando extendemos y ampliamos su significado. Un mundo que no se mira es un mundo en total oscuridad, a la espera de que amanezca, allí estará el para arrancarlo de esa pasividad, de ese anonimato, de esa falta de atención. Hagamos lo que hagamos con nuestra cámara no nos olvidemos de la obra de André. Nada de lo que hemos hablado serviría para mucho si no pudiésemos aplicarlo a nuestros intereses. Una vez más digamos que todo el tiempo que empleemos en curiosear por las muchas páginas estará muy bien aprovechado. El tener las ideas claras va a simplificar mucho la caza, no va a dispersarse, no va a alejarse de su cometido. Sabe que no se puede ir a por todo, que ni los mejores pueden. Sabemos que esta dotado para cazar fotografías, hablamos de una energía no dispersa, comprometida en una clara dirección. El mundo es el que es y en realidad no es tan grande, seria pretencioso por nuestra parte suponer que vamos a mostrar cosas de el que nadie ha visitado, por el contrario, podríamos dar a conocer nuestro punto de vista, una visión única, nuestra mirada. Las fotografías no solo muestran el mundo sino que muestran como lo miramos. Una buena fotografía es finalmente un punto de vista bien expresado. El mundo puede que sea el que es y quizás no sea tan grande, pero por suerte para la fotografía y para nosotros la realidad si parece ser infinita. En otras palabras, el mundo ya ha sido visto por activa y por pasiva, pero lo que aun no ha sido visto es su imagen en nuestras fotografías. De eso trata hacer fotografías. Si reflexionamos quizás sintamos una muy buena sensación, la intuición de que comenzamos a comprender de qué trata la fotografía, de que todo es posible con nuestra cámara, seamos pacientes. El gran reto del fotógrafo es conseguir que la fotografía le permita expresarse visualmente, conseguir arrancar ese potencial que el lenguaje posee. El desafío seria el


de reciclar cosas de ese espacio que siempre ha estado ahí y que todo el mundo se ha hartado de ver. Quienes hacemos fotografías nos enfrentamos a ciertos problemas básicos, querer expresar el mundo a través de fotografías. Para poder expresar algo hay que tener algo que decir, algo que plantear, que enseñar. No olvidemos que nuestra respuesta apenas puede ser otra que opinar sobre como debe ser el aspecto de una buena fotografía. Esta es la única opinión que realmente nos debemos exigir. La opinión fundamental e irrenunciable debe ser una opinión visual. La fotografía se plasma como imagen y nuestras opiniones sociales, morales, políticas… pasan a segundo plano, anteponer cualquier tipo de opinión a la visual quizás nos haga aparentemente mas comprometidos con ciertos aspectos del mundo, pero no mejores fotógrafos. Esta confusión, la de anteponer elementos no fotográficos a los estrictamente fotográficos, se puede percibir en algunos fotógrafos que se juegan la vida y creen que una guerra es suficiente para respaldar su calidad como fotógrafo. Lo que de verdad nos importa en una fotografía es su fuerza como imagen, su potencia, su capacidad para que nos deje fascinados, para que no podamos apartar la vista de ella, para que nos inspire. Lo que nos importa es que nos mire de tal manera que queramos saber más, esa fascinación puede surgir de múltiples elementos, como el misterio. Buscamos la materia prima de nuestra fotografía en lugares recónditos. También podemos pensar en algo más cercano y tangible: el misterio de la luz, del color, del blanco y negro. Debemos saber como conseguir esa imagen mostrando el mundo. Las fotografías son testimonios, pero nuestro autentico fin al disparar debería ser que nuestras fotografías sean testimonios de cómo hemos mirado las cosas. La técnica es suficientemente sencilla como para que no fallemos, el fotógrafo que no se aplica en lo que llaman técnica no es un buen fotógrafo. Una fotografía no esta acabada hasta que podamos tenerla presente en un papel. No debemos descuidar el oficio: el positivado, ni la tecnología analógica ni digital van a salvar nuestro mal hacer, y, por el contrario, ambas van a ser excelentes cómplices en nuestro buen hacer. Muchas de las fotografías nos hablan explícitamente del ser humano, ya que lo que nos interesa primordialmente son las personas. Es a través de los demás como posiblemente mejor nos expresamos, nos sirven para comunicarnos, para los fotógrafos el mundo fotográfico son las personas. El tema de las fotografías son las personas, pasamos la mayor parte de nuestra vida escaneando rostros, cuerpos y lugares que son habitados. Utilizamos nuestro escáner para vivir y sobrevivir, pero nos puede servir para fotografiar. Estamos utilizando nuestra mirada estética, lo que la fotografía nos pide es que sepamos interpretar esa imagen. Finalizado este arduo proceso ya podemos fotografiarlo para hacer lo que queramos. No olvidemos que la cámara es una maquina que tan solo proporciona información, somos nosotros quienes aportamos el lenguaje. La mayor parte de las fotografías que nos interesan ahora, son instantáneas hechas por muy buenos fotógrafos, herederos de la revolución visual del nuevo medio y de una buena asimilación de la visión del arte occidental, son fotógrafos de instantáneas cultos y conscientes. Las buenas fotografías son imágenes arriesgadas, imprevisibles. Dos ideas: los mejores fotógrafos no tienen un equipo fotográfico mejor al nuestro, no tienen porque tener más medios que nosotros, estamos en igualdad de condiciones. Y lo que hace posible que las fotografías de estos fotógrafos sean mejores, es su compresión de la fotografía gracias a la calidad de formación. Hay un intento de comprender y un compromiso de trabajo ¿Cómo se adquiere esta formación?, un interés obsesivo no seria un mal camino, el talento existe y no se vende con una cámara, sin embargo no es suficiente. La comprensión de lo que vemos no es tarea fácil.


Busco registrar lo que esta ahí, intento borrar los recuerdos que llegan a asfixiar lo que vemos. Es deseable que estos pensamientos actúen cuando estamos tras la un visor, son ideas-fuerza que muchas veces olvidamos que existen y que pueden hacer posibles nuestras buenas fotografías, el desafío es conseguir imaginar las fotografías. Imaginemos nuestro visor con la tapa del objetivo puesta, cuando miramos por el visor no vemos nada, solo confusión y frustración. Nuestro lienzo negro que habrá que sustituir por una imagen, ¿Qué imagen queremos ver ahí en lugar de esa mancha negra que hay que iluminar?, ¿sabemos lo que queremos ver? Puede ocurrir que no sepamos para que fotografiamos, como si la tapa del objetivo se hubiera bloqueado, llamemos a estas circunstancias momentos negros, pero con el convencimiento de que saldremos de ellos reforzados. El espacio es todo el que hay y prácticamente infinito, porque nosotros ya no buscamos lugares sino espacios, algo que no existe a no ser que lo creemos. Buscamos plasmar dos tipos de opiniones, una visual y otra temática. En el primer caso nos referimos a la fotografía como imagen y en el segundo como documento. Nuestras fotografías tienen que ir creando una realidad nuestra, un discurso visual convertido ya en experiencia fotográfica, nuestros espectadores quieren ver nuestra opinión fotográfica sobre el mundo. ¿Qué puedo decir de esa fotografía? Nuestra tendencia nos lleva a priorizar el comentario desde el punto de vista narrativo, la puramente visual, en esa parte que concierne a la fuerza de la imagen. Ese esfuerzo de lenguaje debemos hacerlo como fotógrafos. Todas nuestras grandes opiniones sobre las cosas se vendrán abajo si nuestro primer interés no es el de crear imágenes potentes. La fotografía nos sitúa en un lugar incomodo, no nos enseñaron que la cámara sirve para describir, pero con la dificultad de no poder explicar nada, la fotografía es un medio para hablar sobre el mundo pero nuestra hoja nos permite solo cubrirla con luces y sombras, la fotografía es un extraño lenguaje que no permite vocalizar, la fotografía es ante todo armonía, y las fotografías también se construyen. Buscamos una luz comprometida, de presencia aplastante, que hable, que oscurezca, que penetre en las cosas, que nos sitúe en otro lugar. Lo que diferencia a los fotógrafos es que saben ver con una cámara. Si un fotógrafo no hace buenas fotografías es que aun no lo es, no ha aprendido a ver con una cámara. Tengamos en cuenta que lo que proyectamos en una fotografía es nuestra visión total del mundo, nuestra concepción de toda realidad. Cuanto más exista detrás de nuestros ojos, mas realidad mostraremos. Con la fotografía lo primero que debemos hacer es aprender a leerla, entenderla, comprenderla en su totalidad y solo después, interpretarla. Nuestra fotografía debería buscar esos “nuevos sonidos del mundo” y con el privilegio de no tener que dedicar demasiadas horas al instrumento. Los fenómenos sirven para que podamos narrarlos. Los testimonios sirven para que podamos fotografiarlos. Los grandes fotógrafos saben que fotografían para hablar de cómo deben ser las buenas fotografías, y lo que ocurre en el mundo es la materia prima de la que se nutre la fotografía. Habla la fotografía, y a continuación el mundo que la hace posible. Si una imagen carece de esa potencia, no nos interesa demasiado, como fotógrafos. Muchos confunden la visualización fotográfica con la presencia de los hechos fotografiados, relacionan la calidad de su fotografía con la calidad del acontecimiento, una idea equivocada, una trampa en la que no debemos caer. Cada píxel es parte determinante de la imagen que vemos, si nos lo repetimos, cuando estemos mirando a través de nuestra cámara, aumentaran nuestras posibilidades de éxito.


Es importante que diferenciemos donde hay un testimonio del mundo y donde hay un testimonio de una mirada. Es la diferencia entre la acción de inventariar y la acción de obtener fotografías con finalidad estética. Nuestras fotografías apenas deben dependen de un mundo exterior fortuito, sino de un mundo nuestro que quedara plasmado. A veces miramos nuestras fotografías con mucha mas condescendencia que las de los demás, ello se puede deber quizás a la fascinación que nos producen nuestras imágenes, es importante que nos distanciemos, que sepamos mantener una distancia emocional e intelectual. También nos puede ocurrir lo mismo con el mundo que con nuestras recién obtenidas imágenes: nos crea tanta fascinación el espectáculo que se nos ofrece que podemos llegar a olvidar que la belleza del mundo no es causa de una gran fotografía y que nuestra tarea es la de obtener una buena fotografía, investigar lo que vemos en lugar de contemplarlo y lo hacemos con un medio que escribe en prosa, y la fotografía parte de que el mundo también esta escrito en prosa. Nuestra máxima preocupación como fotógrafos debería ser la de plantear propuestas visuales, proponer nuevos pensamientos, nuevas miradas. Hagamos un esfuerzo por no percibir el color como pigmentos sino como luz, quien sabe fotografiar en color solamente ve luz, esperara, al igual que el fotógrafo de blanco y negro, a que la luz sea la adecuada, no existe un color bonito en fotografía, sino una bella luz en color. Ello llega cuando hemos entendido que el color es ese posible y extraordinario elemento que podemos regalar a nuestras fotografías y con ello expresar nuevas cosas que transcienden de lo cromático. Las fotografías son naturalmente en color, a no ser que las forcemos a ser en blanco y negro. Lo que nos importa es con que ojos miramos el objeto, como lo situamos visual y conceptualmente en nuestra memoria, en el espacio que hemos construido para el. La fotografía se aprovecha del extraordinario espectáculo del mundo y los fotógrafos del mundo, del lenguaje, de su apariencia, de su ruido, de lo que dice, tan solo hay que escuchar, ir a por ello y pulsar el obturador de nuestra cámara, el mundo no nos falla, tan solo hace falta que sepamos reconocer cuando nos ofrece nuestra fotografía. Seamos críticos y analistas de nuestras fotografías, pero antes de disparar. Uno de los privilegios de ser fotógrafo es que podemos ver nuestras fotografías antes de hacerlas y podemos ver lo que no queremos. Para nosotros el tema es el motor de arranque de nuestro trabajo, es el estimulo que necesitamos para aplicar nuestra visión fotográfica, y será el suelo sobre el que apoyarnos durante toda nuestra aventura fotográfica. Una fotografía tiene vida propia; lo que ocurrió un día delante de la cámara es una realidad ajena a la realidad de una imagen fotográfica, cuando cojamos una cámara, seamos conscientes de que nuestra tarea no es la de salvar al mundo, ni dar a conocer lo que existe a ocho mil kilómetros de distancia, ni expresar sentimientos a través de complicadas simbologías, sino obtener mejores fotografías, fotografías realmente buenas. Puede ser que la mejor manera de obtener nuestras mejores fotografías sea la de quitarnos de encima todos esos fantasmas que nos suponen una carga insoportable, los prejuicios, los malos hábitos adquiridos, imposiciones, la necesidad de arte, las estafas. Quizás las fotografías no se lleven bien con los buenos sentimientos, ni con las metáforas, ni con los símbolos, ni con los mensajes o panfletos, ni con el humor, no con la anécdota, ni con un pensamiento suave, ni con un mundo idealizado. La fotografía es un medio en principio rudo, no excesivamente simpático y que pide a gritos la realidad directa y frontal, le gusta mas la prosa que la poesía, parte en pedazos el tiempo y el espacio, lo que hace presente ya no existe, no explica de que se trata aquello que muestra, puede violar sin ningún pudor lo privado. El hecho de que muchas personas se rechacen en las fotografías es un darse cuenta de que la fotografía ataca lo intangible, lo invisible, al otro lado de las cosas y en un lenguaje que no es el nuestro. La fotografía


simplemente actúa. Una de sus facetas mas atractivas es que la poesía fotográfica se dirige directamente a la inteligencia, la fotografía exige que el mundo este escrito en piedra. Lo que un fotógrafo debería ver es su fotografía colgada en una pared, en un libro, en un contexto, en un cierto discurso, esa es su imagen, su visión, y en ella debe estar incluido este marco el que hablamos, este entorno que es parte de la propuesta del fotógrafo. La fotografía también reclama algo mas que buenas imágenes, reclama un espacio donde ubicarse, donde plasmar su significado, una puesta en escena, una presencia adecuada. Se trata de hacer una presentación del mundo de una determinada manera. Podemos saltarnos sin miedo toda la tradición de la mirada de occidente, podemos mostrar el mundo como queramos, pero hay actitudes que no son validas: No es valido que nuestras copias sean deficientes, no es valido que una copia no sea como tenia que haber sido, no es valido que una fotografía esta mal iluminada, mal expuesta. Pero hay que saber mas normas y lo que si hay en el hacer fotográfico son gestos, son estos los que determinan la validez de una imagen, es lo mas difícil de adquirir en nuestra formación porque son nuestra visión, la puesta en escena de nuestros conocimientos, de nuestra maestría, de nuestra inteligencia fotográfica, el gesto lo es casi todo, el gesto es la imagen. Más allá de nuestra obligada responsabilidad técnica, no vale que nuestras fotografías sean malas copias de buenos originales. Si es importante que nos sepamos influenciados por otras miradas. El aprendizaje se consigue sobre lo que otros aprendieron y nos enseñaron, la fotografía es un juego divertido y estimulante donde los haya. Tampoco es un buen gesto utilizar el mundo exterior como alma de nuestras fotografías, estas se obtienen de dentro hacia fuera y no al revés, no fotografiamos cosas, sino que obtenemos fotografías a partir de las cosas, las fotografías son siempre responsabilidad nuestra. Tengamos en cuenta que una fotografía no es lo que ocurrió, no es el testimonio, es lo que ocurre en ella, la responsabilidad del mundo es mínima y la del fotógrafo toda. Otro intento de explicación de lo que puede ser una fotografía. Un testimonio, una huella de nuestra actividad en el mundo. Si además con ello, mostramos que las cosas y los hechos existen, bienvenido sea. Tendremos tiempo de poner en orden todo aquello que en principio podría parecernos confuso. Uno de los peores gestos es que lo que comunique nuestra fotografía este fuera de nuestro tiempo, de nuestra contemporaneidad, que lo que digamos suene a ya oído, a falta de frescura, de naturalidad, la pretensión artística es un mal gesto en fotografía. El público agradecerá nuestras buenas y simples fotografías y nosotros sentiremos el alivio de no tener que cargar con la obligación de hacer arte a cualquier precio, no se nos perdonara el gesto del ingenuo. El fotógrafo debe ser más culto visual y conceptualmente que el público, debe ir por delante o a la par. El reto al que nos enfrentamos es grande, ya que no es suficiente que nuestras imágenes estén bien hechas, se exige que posean algo más que la virtud de estar bien expuestas. Un intento de aproximación a una cierta estética fotográfica podría comenzar diciendo que la fotografía es un medio al que no le gusta ser excesivamente explicito, es un lenguaje no verbal, no le gusta tocar las cosas, disfruta con las verdades a medias, le atrae un mundo escurridizo de significados inciertos, no esta cómoda entre quienes la utilizan para desahogarse. Lo que vemos es lo que hay de materia prima para la cámara, todo esta a la vista y la fotografía solo registra lo que se ve. Son los fotógrafos los que pueden mostrar un mundo diferente, la fotografía tiene capacidad para mostrar aquello que sepa mostrar el fotógrafo. La fotografía utiliza lo visible para hablar de lo invisible, la fotografía utiliza lo visible para inventar la realidad, todo lo que se dice y no se dice puede ser cuestionado. Hacer fotografías es ciertamente intentar desenmascarar al


mundo. No lo podemos hacer sin una cabeza llena de datos y opiniones, sin las espaldas cubiertas de ideas, de conocimientos e información. Una mente fotográfica debe carecer de prejuicios, debe edificarse con todo aquello que amplíe el conocimiento, el lenguaje. Es necesario tener un superávit de lenguaje, se trata de intentar saber más, ¿a que llamamos mejores fotografías? Quizás a las que son más inteligentes, más cultas. La fotografía es un medio culto. La palabra ruido es una metáfora útil para adentrarnos en el espacio del lenguaje, para mostrar el ruido no hay que hacer mucho esfuerzo porque este esta ahí, pero para mostrar el silencio nos hace falta utilizar nuestros mejores recursos, el mundo en silencio es anterior a las palabras, un mundo en silencio carece de significado, un mundo dicho en voz muy baja es como un eco. La fotografía puede tratar del silencio del mundo, como si todo existiese en silencio, es un silencio extraño, otorga a las cosas una apariencia incierta, inestable. La fotografía es un medio que nos muestra lo que ya no existe, el pasado, la oscuridad. Una de las grandes cualidades de la fotografía es que puede tratar de un mundo anterior a las palabras, puede tratar de los silencios que se intercalan entre los ruidos, una de las tareas realmente atractivas puede ser la de jugar con los significados, nuevos pensamientos para viejos objetos, la fotografía es un juego apasionante siempre que no le pidamos mas de lo que nosotros podemos dar. ¿a que llamamos ruido? Ese significado nítido que nos da nuestro mundo, a lo que esperamos de el, la fotografía al ser un medio de lo visible, siempre trato con el mundo que conocemos, un mundo lleno de ruido. El reto es pensar un mundo sin palabras. Si queremos una buena fotografía no sonriamos, la sonrisa natural produce demasiado ruido. Llamamos silencio al lenguaje que hemos dado a las cosas, las buenas fotografías muestran lo visible y pueden conducirnos a lo invisible, trasladan lo tangible a otro lugar, como si la sola presencia del mundo en un papel ya fuese capaz de generar reacciones asociativas en cadena hasta el infinito. La fotografía sirve para mostrar paisajes en los que nunca ocurrió nada, las opciones que tiene nuestra cámara para reinventar el mundo son innumerables, basta con que le obliguemos a que actúe como queremos que lo haga. La forma de hacer hablar al mundo es mirarlo a los ojos, es un gesto obvio para la fotografía, el gesto de describir. Solo pasa, solo ocurre, lo que se describe. Lo que dicen las palabras no pueden decirlo las fotografías y lo que dicen las fotografías no pueden decirlo las palabras. Esta puede ser una de las razones por las que texto y fotografía pasean juntos muy a menudo. Fotografiar de frente puede querer decir fotografiar sin distraerse con fáciles tentaciones. Nosotros aportamos lo invisible, el pensamiento que envuelve todo lo que vemos. Una cámara ve el mundo con una mirada extremadamente vacía, nosotros codificamos la mirada vacía de la cámara. La fotografía es un medio cuyo gran merito es su capacidad para descalificar un mundo cierto, la razón es mostrar las cosas, su apariencia, no es mostrar la verdad de las cosas, las fotografías que nos enganchan nos muestran parcelas de lenguaje en atractivos embalajes. No buscamos la verdad en el mundo, sino fotografías que nos miren, la verdad fotográfica. Estamos aprendiendo el arte de envolver bien, se trata del escalón previo el de presentar bien el producto. ¿Qué es lo que va dentro de nuestra fotografía?, los presentes están ansiosos por saber que es lo que hay dentro, esperan que haya sido inventado y fabricado por nosotros, esperan nuestro comentario del mundo, que les contemos algo que no conocían, nosotros no fotografiamos cosas, sino lo que esta escondido en ellas, de ahí que la fotografía cubra las expectativas del mas exigente, la fotografía camina siempre por la superficie, pero sabe que tiene fisuras, que puede bajar la guardia, que puede dejar sus “secretos” al descubierto. Comprender esto es fotografiar con plena consciencia.


Nos encontramos ya en la recta final y continuamos dando vueltas al hecho de la fotografía, hacer fotografías exige un esfuerzo físico, de tiempo, de disponibilidad, de atención, de muchas ganas. Hacer fotografías nos supone también un esfuerzo económico. Actuemos como si cada vez que disparamos nuestra cámara, se estuviese fugando nuestro dinero. Pensaríamos mejor nuestra decisión de hacerlo, como si cada mal disparo desgastase inútilmente nuestra cámara, nuestra mirada, nuestra profesionalidad, y sobre todo, nuestras energías. Eso no tiene nada que ver con la actitud de hacer fotografías gratuitamente, este no es un consejo para ahorrar dinero, sino para practicar lo que llamaríamos contención. La contención es una rara virtud que consiste en no quererlo todo, en saber hasta donde podemos llegar, supone un orden mental y una elección, la obligación de rechazar. La visualización es una parte de la visión fotográfica, visualizar es ver la potencia de una futura imagen, fotografiar es visualizar, lo que importa es comprender lo que vemos, imaginar la futura fotografía cuando estamos con el ojo en nuestro visor. Un punto de vista seria: primero, ser un buen fotógrafo y después buscar ese arte contemporáneo que nos subyuga, no existen las buenas ideas sino se plasmas. Las ideas solo son ideas siendo fotografías. Esta es una de las grandes dificultades, tener algo que decir y decirlo bien, es fotografiarlo bien, convertirlo en una fotografía. La dificultad estriba en que la única idea valida solo es aquella que esta sobre un papel fotográfico. La fotografía aunque congenia con las palabras, no es literatura, sino un medio visual, no hay ningún argumento que pueda salvar a una fotografía de una “debilidad “ visual. No hay ningún argumento que pueda salvar a una fotografía de esta debilidad, una fotografía tan solo debe aspirar a que un publico quede “atrapado” por su potencia, el mensaje es la imagen. Fotografiar es presentar, representar, escenificar, teatralizar, situar delante de la cámara objetos, personas y lugares, el espacio que los envuelve y se confunde con ellos, y transportarlos en el tiempo, distorsionar su imagen, su significación, su realidad, su nombre, su existencia. El fotógrafo se asemeja al mago, el que transforma un lugar en otro, lo hace aparecer y desaparecer, convierte lo obvio en mágico, lo invisible en tangible. Si el escenario es llenado y con su situación en el tiempo y el espacio, estamos ya inmersos en el gran espectáculo pero si somos conscientes de que la escenificación esta en nuestra cámara, ya no disparamos la cámara a todas horas y a todas partes, somos fotógrafos y nuestro primero y fundamental objetivo es crear extraordinarias imágenes que nos dejen impresionados. Si ya comprendemos que la fotografía es un interlocutor mudo podemos intentar desenmascarar lo que esta tras lo visible, de incomodar a las apariencias, porque hay algo que los fotógrafos saben, que el mundo muestra mil caras y la cámara disecciona lo que esta frente a ella. Si consiguiésemos llegar a desenmascarar en una mínima parte una de esas mil caras, estaríamos ya haciendo autenticas fotografías. La fotografía contemporánea trata de mostrar ese silencio oculto por la presencia de las apariencias. Extrañamiento es una expresión muy apreciada en los textos sobre fotografía. Extrañar lo que vemos es el desafío de gran parte de la fotografía contemporánea. La razón es que siempre hemos acomodado el mundo para que nos sea familiar. Es muy probable que a la fotografía le guste el desafío de enfrentarse a esa familiaridad del mundo, y prefiera la realidad en estado puro. La dificultad de la realidad. Desfamiliarizar lo que se daba por nítido. Es esa realidad desfamiliarizar a la realidad familiarizada, ¿Por qué? Porque buscamos mas realidad de la que hay con nuestra cámara. Las fotografías las hace el mundo, pero hay que averiguar como, insistimos en lo que estamos hablando con: el uso del color no es una simple preferencia, es un


autentico gesto, un elemento de gran expresión, ese nuevo color es una nueva visualización del blanco y negro. La luz artificial chocando con la natural es otro elemento “explosivo”, la luz que servia para iluminar se convierte en un elemento desclarificador, oscurece las luces naturales, aísla, parece apagar la luz de la verdad. Si la luz artificial actuaba para ayudar a la natural, su nueva misión es otra muy diferente, sitúa a nuestro modelo en tierra de nadie, en un paisaje extraño. El mundo es un rival a batir y al cual hay que arrancarle sus secretos, sus mil caras y donde casi nada parece estar en la superficie, el mundo tiene sus secretos y no los desvela tan fácilmente. Mirar por el visor de una cámara con nuestro lenguaje articulado, con nuestras palabras, es como clavar un clavo con un destornillador. Este curso ha querido proponernos una reflexión sobre la fotografía, añadamos que la experiencia demuestra que lo adquirido gracias a haber reflexionado no se olvida tan fácilmente. Consideremos estas líneas como una base para plantear y desarrollar nuestra carrera fotográfica. Lo importante es que hayamos estado pensando sobre lo que puede decir fotografiar. A partir de ahora, continuemos tratando de aprender más y más, en realidad es ahora cuando comienza nuestro curso. Tres enemigos: las buenas intenciones solo interesan a quienes nos aprecian mucho. Lo que hemos llamado espíritu artístico raramente coincide con la capacidad de hacer obras artísticas. La falta de afición, los grandes fotógrafos son grandes aficionados.


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