¡A mí me funciona!

Page 1

ES14 DE JUNIO DEL 2014

Texto Antonio Ortí

¿Qué hace un psiquiatra si se desanima? ¿O un endocrino para no engordar? ¿Qué estrategia sigue una experta en saber dormir cuando no puede pegar ojo? Se ha extendido la moda del “a mí me funciona”, trucos caseros que se propagan cual vídeo viral, con sus aspectos positivos y negativos

17

EN FAMILIA

“¡Pues a mí me funciona!” He aquí un nuevo grito de guerra que se abre paso en internet y que tanto puede guardar relación con un particular que ha descubierto que ponerse un ajo en el ombligo pegado con esparadrapo le sirve para no picotear entre horas como con una mamá a la que alguien le ha trasladado la teoría de que nunca hay que ceder con un bebé “porque son muy tiranos y luego se aprovechan de ti”. Se trata del amifuncionismo, expresión que designa las soluciones que alguna vez le funcionaron a una persona en particular, normalmente próxima (por ejemplo, a un familiar, amigo o vecino), y que posteriormente pasan a aplicar otras personas pensando en obtener el mismo resultado. Sin embargo, precisamente por no basarse en la evidencia científica sino en la credibilidad de un conocido, este A mí me funciona tiene su lado oscuro: lo que circunstancialmente puede irle bien a una persona, a otra, en cambio, puede sentarle como un tiro. El ejemplo que pone la doctora Harried A. Hall, que lleva ya un tiempo intentando desmitificar las llamadas medicinas alternativas en EE.UU, es el siguiente: Jacqueline Jones era una mujer de 50 años –escribió Hall en el blog científico ScienceBased Medicine– que había sufrido asma desde que tenía dos años. Un buen día, leyó algo sobre un tratamiento cuasi milagroso de hierbas que curaba una gran cantidad de dolencias, incluyendo el asma, y supuso que la información era cierta, porque incluía un montón de testimonios de gente que había probado el cóctel de hierbas en sus propias carnes y que había conseguido dejar de tomar su medicación. Total, que Jacqueline guardó en un cajón sus tres inhaladores y el nebulizador, así como los esteroides, y se pasó a las hierbas. En dos días estaba en el hospital con un ataque de asma enorme que la llevó a permanecer internada en el centro hospitalario durante seis semanas, tras desarrollar una pleuritis (una inflamación de la pleura, la membrana que cubre los pulmones). Aunque el motivo por el cual algunas personas piensan que algunos de estos remedios raros funcionaron con ellas daría para escribir un libro, la doctora Harried A. Hall enumera una serie de posibles razones: una persona puede haber recibido dos tratamientos y que el tratamiento equivocado se lleve el crédito; la diagnosis o el pronóstico inicial pudiera haber sido incorrecto; una mejora de ánimo temporal puede confundirse con una cura y, muy especialmente, que confundimos correlación con causalidad. El ejemplo aquí sería: canta el gallo, inmediatamente sale el sol, así que el sol sale gracias a que canta el gallo.

MARKKU HEIKKILÄ

¡A mí me funciona!

16

Por razones fáciles de entender, donde más éxito tienen los ¡A mí me funciona! es en el tratamiento de las enfermedades, aunque también extienden sus tentáculos a cualquier otro ámbito de la vida, en especial al comer –y lo mismo a la mejor forma de adelgazar–, al dormir y a la crianza de los niños. Unos cuantos ejemplo extraídos de distintos foros: “me dijo una amiga que tomar un zumo de limón rebajado con agua todas las mañanas iba muy bien para adelgazar y es verdad, ¡funciona!” (en realidad, tomar un zumo de cualquier cítrico por las mañanas simplemente aporta menos calorías que, por ejemplo, unas tostadas con mantequilla y mermelada, pero no “quema la grasa”, como se rumorea); “si quieres dormir profundo lo que tienes que hacer

¿QUÉ HIZO CARLOS GONZÁLEZ CUANDO SUS HIJOS LLORABAN? ¿LOS COGÍA EN BRAZOS O LOS DEJABA LLORAR? Pediatra

“Corría a cogerlos, porque me angustia muchísimo que un niño llore. Como médico y como padre de tres hijos, siempre he hecho todo lo posible para calmarlos como sea”, explica el autor de Mi niño no me come (Planeta, 41 ediciones; traducido al japonés, ruso, alemán, francés, turco, inglés e italiano), de Bésame mucho, Creciendo juntos y Comer, amar, mamar, entre otros. ¿Y cuando no comía alguno de sus hijos, qué hacía Carlos González? “Pues dejarlo en paz. Por suerte, fue una de las pocas cosas que

tuve claras desde el principio”, contesta. “Yo no sabía cuánto tenía que comer exactamente un niño, así que les dejaba hacer hasta que no quería comer más y no le forzaba a acabarse la verdurita. Y si no le gustaba una cosa, pues comía otra”, indica este zaragozano que es padre de un varón y de dos niñas, ahora ya mayores. “Mucha gente dice que si a su hijo no lo obligan, no come. Pero se trata de un claro caso de falso amifuncionismo falso. Estas personas interpretan que si no se hubieran pasado cuatro horas con la cuchara

“SI MIS HIJOS, NO COMÍAN LES DEJABA EN PAZ. SI NO LES GUSTABA UNA COSA, COMÍAN OTRA”

diciendo ‘abre la boca que viene el tren’ o ‘si te acabas la sopita luego te llevaré al parque o te dejaré ver los dibujos’, sus hijos poco menos que se hubieran muerto de hambre. Pues no, no se hubieran muerto”, tranquiliza. “Mis hijos, cuando comían solo dos cucharadas, es porque no tenían más hambre y volvían a comer cuando les entraba el apetito”. ¿Y qué le dirías a tu hijo si te echara en cara que su hermano o su hermana es tu preferido? “No me pasó jamás, pero si me hubiera ocurrido

le habría dicho que ‘por qué dices eso: yo os quiero a todos igual’. Pero no digo que esto no pase. Uno puede querer a todos sus hijos y a alguno, por algún motivo, quererlo aún más que a los otros. A ver, lo que no me parecería bien es querer a uno y al otro no. Pienso que muchos padres y madres tienen un hijo favorito y me parece humano”, tranquiliza González. ¿Premiaba Carlos González a sus hijos cuando se portaban bien? “No. Creo que jamás he dado a mis hijos premios o castigos. Sí los he felicitado. Y no les he castigado pero si que me he enfadado con ellos, a veces, incluso demasiado. Ahora sé que tanto los premios como los castigos son contraproducentes desde un punto de vista científico. No los llevaba al zoo porque sacaban buenas notas. No, los llevaba al zoológico porque los quería mucho y porque tenía ganas de que nos lo pasáramos bien el sábado por la tarde”. Carlos González se despide comentando varios amifuncionismos que circulan por internet. Así, sobre la teoría de que el bebé debe de dormir con luz y con ruidos para que se acostumbre, González señala que no es imprescindible, pero que tampoco es malo. En cambio, se muestra mucho más contundente en relación a un amifuncionismo muy extendido: nunca hay que ceder con un bebé porque son muy tiranos y luego se aprovechan de ti y te esclavizan. “Es absolutamente falso. He escuchado esta teoría montones de veces. Es justo al revés: cuando te mantienes firme, le enseñas a tu hijo a mantenerse firme. En la práctica, lo que estás haciendo es darle a tu hijo un modelo de conducta, es decir, como tú eres de ordeno y mando, tu hijo también lo acabará siendo, con lo que le estarás enseñando todo lo contrario: a ser un tirano”.


“NO HAY QUE COMBATIR EL ESTRÉS CON COMIDA, ME PONGO UNA CANCIÓN QUE ME GUSTA”

es sacar de la habitación las fotos, los cuadros y los espejos”; “me han dicho que tengo que intentar que mi bebé no duerma mucho por el día para que por la noche duerma mejor”; “he escuchado que si te tomas durante un tiempo dos cucharadas de vinagre de manzana se te acaba yendo la migraña”, y un largo y asombroso etcétera. Lo que está claro es que algunas personas confían en que las cosas que les dieron buen resultado a sus familiares, vecinos o amigos tengan el mismo resultado con ellas, tal vez porque seguir su consejo les resulta más cómodo y barato que acudir a un profesional, sea del ramo que sea. En vista de ello, ES ha consultado a cuatro grandes especialistas de otras tantas disciplinas para que expliquen qué remedios se dan a ellos mismos cuando tienen que aplicarse las teorías que les han permitido ganarse un merecido prestigio. O lo que es lo mismo: si se trata de seguir un consejo ajeno, mejor que provenga de alguien bien informado. s ¿Cuál es su particular “a mí me funciona”? Opine en Lavanguardia.com/estilos-de-vida

oliva, un lácteo y un zumo de naranja. “También realizo pequeñas cuotas de ejercicio físico en mi actividad diaria. Aunque me gustaría tener más tiempo para ir a dar paseos en bicicleta o esquiar, lo que hago diariamente es simplemente caminar más. Aquí en este hospital tenemos diez plantas y algunos trayectos los hago subiendo a pie por las escaleras, en lugar de coger el ascensor o de utilizar las escaleras mecánicas. También vuelvo a casa muchos días caminando, lo que me representa un paseo de veinticinco minutos”, detalla. ¿Y cuantas veces come, tres o cinco? “Normalmente, cinco. A poco que tengo tiempo, tomo a media mañana un minibocadillo en lugar de un bollo. También me gustan los dulces, claro. Aquí no se trata de excluir ningún alimento, sino que en función de la actividad física que realizo y de mi peso me permito tomar chocolate y dulces o voy con un poco más de cuidado”. Y dos buenas recomendaciones más: es muy importante comer sentado y, a ser posible, con la familia, ya que cuando se come solo se come peor. La segunda sugerencia es que comer delante de una pan-

¿CUENTA OVEJITAS ROSA JOVÉ, CUANDO NO PUEDE CONCILIAR EL SUEÑO? Psicóloga Autora de “Dormir sin lágrimas” (La Esfera de los libros)

talla propicia la elección de alimentos menos saludables y en mayor cantidad. ¿Y cuándo está ansioso Albert Goday, no se come una bolsa de patatas fritas? “No, esto es una trampa. Muchos snacks están diseñados para que su consumo se convierta en un hábito. Pero no hay que combatir el estrés con comida porque esto puede llegar a generar un problema médico. Es peligroso darse este tipo de recompensas. Esta es una de las razones por la que en tiempo de crisis hay más

obesidad y también de que las familias con situaciones socioeconómicas desfavorables tiendan a engordar en mayor medida”, avisa. ¿Qué hace entonces? “Me pongo una canción que me gusta. Muchas veces, cuando estamos ansiosos, lo que necesitamos es mascar, morder, así que cualquier cosa crujiente puede ayudar. Cuando tengo esa sensación, como palitos salados”. ¿Bebe agua en las comidas o refrescos azucarados?. “Agua. Es cuestión de hábitos. Si nun-

ca los has tomado, raramente los añorarás. Ocasionalmente, puedo tomarme vino con las comidas o un gin-tonic algún día del fin de semana que salga, eso sí”, admite. “Al final, hay una serie de consejos generales que no dependen del amifuncionismo y que se pueden resumir en comer saludablemente, sin estigmatizar ningún alimento, en hacer actividad física, en dormir las horas correctas y, en definitiva, en llevar un estilo de vida sano”, manifiesta.

Más bien las ovejitas la cuentan a ella. “En mi familia –explica esta psicóloga– tenemos lo que llamamos el gen Jové, que nos permite dormir a pierna suelta. Sólo diré una cosa: el día que me casé, mi padre se escapó de la boda para ir a dormir la siesta. Somos una familia de dormilones”, bromea esta leridana habituada a lidiar con amifuncionismos en su consulta. “Me han dicho que cuando llegue a la menopausia ya no podré decir lo mismo, porque los ciclos de sueño se alteran, pero, de momento, no sé lo que es tener insomnio”. Con todo…¿se toma una infusión Rosa Jové justo antes de meterse en la cama los días que está especialmente despierta? “No, en todo caso

un vaso de leche caliente. La leche contiene triptófano y, si se trata de eso, ayuda a dormir más que una manzanilla o una tila. Pero, insisto, no hablo por experiencia propia, pues desconozco lo que es dormir mal. ¿Y leer? ¿Va bien para dormirse? “Funciona cualquier cosa que te relaje –responde Rosa Jové–. Hay personas a las que va bien ver la televisión diez minutos antes de dormirse, que escuchan la radio con la luz apagada o que leen un libro. Cada cual sabe lo que le funciona bajar el nivel de actividad. Esto es como pegarse una ducha antes de irse a la cama: hay a quien le relaja y hay a quien le despierta, como a mí. Yo, aunque tenga sueño, me doy una ducha antes de

acostarme y me quedo más fresca que nada”, revela para dar a entender que no hay fórmulas fijas y que lo que le va bien a alguien no tiene por qué dar idéntico resultado con una persona distinta. ¿Conoce algún buen truco mental para tranquilizarse? Por ejemplo, como se recomienda a veces, recordar todo lo sucedido durante el día, paso a paso, desde el mismo momento de despertarse… “Lo de repasar el día no lo aconsejaría, porque hay personas que tienen días muy malos y solo lograrían ponerse más ansiosas. El mejor truco es no agobiarse: si no duermes un día, no pasa absolutamente nada. Mi segunda recomendación es prepararse un guión agrada-

TANYA LITTLE

Vicepresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad

Con sentido común, ignorando las estrafalarias teorías que circulan en un campo abonado a los amifuncionismos. “Es un término muy pertinente. Muchas personas perciben que su peso no es el adecuado lo que unido a que a personas de su entorno parece haberles funcionado una determinada estrategia para perder peso, que propicia que proliferen mitos sobre el sobrepeso y la obesidad”, recalca Goday. Ponerse un ajo en el ombligo pegado con esparadrapo no evita picotear entre horas. Tampoco es eficaz beberse un zumo de limón o pomelo en ayunas, no disuelve la grasa corporal. “El problema es que cada metabolismo es diferente, lo que significa que cada persona acumula un exceso de peso por una serie de razones muy distintas, por lo que le funciona a alguien en concreto para adelgazar es posible que a otra persona no le produzca ningún resultado”, contesta. Todo esto está muy bien, pero… ¿qué hace el doctor Goday para no engordar? “Básicamente, intento no saltarme ninguna de las tres comidas principales del día”. Su desayuno: pan con tomate y aceite de

EN FAMILIA

¿QUÉ ESTRATEGIA SIGUE LUIS ROJAS MARCOS, CUANDO LE INVADE EL PESIMISMO? Psiquiatra, autor de ‘La fuerza del optimismo’ (Aguilar)

“Bueno, cuando no estoy optimista y me siento un poco triste y negativo, a mí particularmente me funciona muy bien hablar con otras personas. Incluso aunque sobre el tema del que hable no me sienta optimista…”, explica Luis Rojas Marcos quien, tal vez por haber tenido que lidiar a lo largo de su carrera con el sufrimiento humano ha escrito algunos de los libros de referencia sobre esta materia: Los secretos de la felicidad, La autoestima, Antídotos de la nostalgia,

Superar la adversidad: el poder de la resilencia (todos ellos publicados en Espasa), además de La fuerza del optimismo (Aguilar). “Otra técnica que me ayuda cuando estoy pesimista –explica Rojas Marcos desde Nueva York, donde trabaja– es decir: ‘Vamos a ver, Luis, repasa tu vida y contesta: ¿tienes más recuerdos positivos o negativos? Y como en mi caso tengo más experiencias en general positivas pues pienso, bueno, pues si esto ha sido así, el futuro no tiene porque ser

“CUANDO ME SIENTO TRISTE, ME FUNCIONA HABLAR CON OTRAS PERSONAS”

N. MCCOMBER

¿CÓMO PREDICA CON EL EJEMPLO ALBERT GODAY, PARA NO ENGORDAR?

19

18

KEIICHI HIBARI

ES14 DE JUNIO DEL 2014

“¿CONTAR OVEJAS PARA DORMIR? ES MEJOR INVENTARSE UNA HISTORIA”

diferente. Es una forma más racional, tal vez, de atacar la falta de optimismo. Pero, a nivel general, lo que más me ha ayudado es el ejercicio físico: andar, correr un poco, cuidar el jardín…han sido para mí la mejor medicina”. De hecho, una de las cosas que sigue haciendo este maratoniano que también ha subido a pie los 1.860 escalones del Empire State Building hasta la planta 102, es irse a Long Island a corretear por la playa con su perro Charly. Por cierto, aunque se desconozca, Rojas Marcos fue de pequeño un niño hiperactivo cuya desbordante vitalidad llevó a mal traer a sus profesores. “A mí me fue bien la música y, en concreto, tocar la batería. La cuestión es encontrar un pasatiempo muy vital. Como decía mi madre, la música amansa las fieras. A mí me ha servido mucho para mantenerme tranquilo y distraerme de una forma constructiva. En ese sentido, tocar la batería es el instrumento ideal para un niño hiperactivo, porque te obliga a mantener un ritmo. Pero, claro, los vecinos no sé qué pensarán”, bromea el que fuera de joven integrante del Cuarteto Yungay, un conjunto de música andaluz. Más cosas: ¿qué remedio le suele dar mejor resultado para superar un enfado? “A mí me va muy bien cuando tengo un enfrentamiento con otra persona es coger el teléfono y hablar con alguien, si es que no tengo a nadie a mi alrededor. Y no necesariamente hablar del enfado. También me ayuda salir a la

calle y conectar visualmente con otras personas para distraerme, si es que no puedo hablar con alguien. En cambio, quedarme en silencio después de un enfado me va fatal”, reconoce. En cuanto a las pequeñas y grandes cosas que hace el psiquiatra sevillano para predicar con el ejemplo y ser feliz, Rojas Marcos señala que ser altruista y ayudar a otras personas da excelentes resultados. “Al final te ayudas más a ti mismo que a los demás. Está demostrado científicamente que cuando ocurre un desastre de cualquier tipo, natural o humano, la persona que adopta la actitud de ayudar a sus semejantes supera mucho mejor el trauma que haya podido sufrir, sea psicológico o físico”, reconoce Luis Rojas Marcos quien no en vano vivió muy de cerca la tragedia humana que originó el 11-S, ya que cuando se produjeron los ataques que derribaron las Torres Gemelas ocupaba el cargo de presidente ejecutivo del Sistema de Sanidad y Hospitales Públicos de Nueva York. En este sentido, el método que mejor le funciona a Rojas Marcos cuando siente ansiedad es separar lo que le pasa a él en concreto de lo que le pasa al resto de la gente. “El miedo y la ansiedad tienen los mismos síntomas –aclara–. Quiero decir con esto que, a menudo, en España, la queja es un instrumento tremendamente popular a la hora de compartir nuestro día a día con los demás”. Él, con todo, recomienda “ser siempre positivo”.

ble un par de días antes. ¿Qué historia me podría preparar yo? Pues que voy caminando por la playa –responde– y me voy encontrando con amigos a los que hace tiempo que no veo y que hablamos”, explica esta especialista. “Este es el verdadero sentido de contar ovejas: no pensar en nada más. Lo que ocurre es que pasarse media hora contando ovejas no es del todo agradable, por eso recomiendo un guión alternativo”, sonríe. ¿Y respirar? ¿Cómo hay que absorber el aire para mecer y acunar al cerebro? “Funciona muy bien la respiración abdominal, que se utiliza mucho en el yoga. Se trata de inspirar profundamente, poniéndose la mano en el estómago y notar que sube y,

a continuación, soltar el aire lentamente, para que la respiración se vaya normalizando y deje de ser acelerada”, recomienda. Jové da su opinión sobre varios amifuncionismos que circulan por internet: es cierto que los ciclos del sueño son de 90 minutos, por lo que es aconsejable dormir en múltiplos de esta cifra. Respecto a si ayuda dormir en una habitación sin cuadros y fotos, Jové manifiesta que “depende de la persona”. Y en relación a si dejar el móvil cerca de la cama provoca que el cerebro altere la frecuencia de sus ondas y no descanse asegura que “no está comprobado, a mí no me representa ningún problema”, concluye.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.