El levantador de pedidos
El aire es pesado los zapatos negros de cuero se arrastran por las veredas su mirada se levanta firme hacia delante y marcha paso tras paso. La ropa le dificulta y se le vuelve pesada. Incómoda. Las manos mojadas, la transpiración surge desde debajo del gorro y recorre toda la cara hasta la barba. En un diciembre latinoamericano cargado de sol y altas temperaturas, la emblemática figura se dirige en todas direcciones. La gente en la calle lo saluda. Los niños se agolpan a su alrededor y le recuerdan que fueron buenos ese año y que se merecen una bicicleta. El taxista toca bocina y lo llama a los gritos Las madres piden permiso para tomar fotos a sus hijos con el adorable personaje. Sin embargo él les contesta “no soy Papá Noel, soy el levantador de pedidos.” Un recorrido de verano para poner Fin al año.