H I S T O R I A
O R I G I N A L
P O R
J U A N
J O S É
C R I S T I A N I
La Convencion Anual de Brujas
Historia Original por Juan José Cristiani Diseño Editorial por Juan José Cristiani y Osdi Serna Ilustraciones por Juan José Cristiani y Osdi Serna
Dedicado a nuestras brujas favoritas. Balboa y Pablangry.
La Convencion Anual de Brujas
ILUSTRACIÓN POR JUAN JOSÉ CRISTIANI
Picharda ¿Te ha pasado alguna vez? ¿Despertar en medio de la noche y escuchar un ruido extraño? ¿Sentirte cansado, triste y somnoliento sin ninguna razón? Si es así es posible que hayas tenido la visita de una bruja, una bruja que probablemente quería asustarte o quizás... ¡Devorarte! Hay brujas de todo tipo, gordas con verrugas en la nariz, ancianas encorvadas y horrorosas, tan delgadas y feas que te ponen los pelos de punta, tan bellas y atractivas que podrían seducir a cualquier chico. Pero la bruja de la que les voy a hablar es como ninguna. ¡Quería ser la más mala y aterradora! ¡Que con el simple movimiento de su varita mágica cualquier cosa que deseara apareciera frente a ella! ¡Ser la bruja más respetada de todas! Pero Picharda no tenía ninguna de estas cualidades apreciadas por las brujas. Picharda tenía 1991 años, muy pocos, si eres una bruja. Tenía grandes ojos magenta y la piel de una rara combinación entre piel rosa de bebé y azul turquesa. Más que una bruja temida Picharda parecía un extraterrestre. No era la mejor en los hechizos, una vez intentó convertir a su gato en un gran tazón de dulces para atraer niños, pero consiguió encenderlo en una bola de fuego que asustó a todos. Hasta hoy su gato sigue en llamas inapagables. Es por eso que ahora lo llama Chispa.
Cada año todas las brujas del mundo montan sus escobas y se dirigen a la gran Convención Anual De Brujas, un evento en el que todas ellas se comparten noticias sobre el mundo mágico, el número de niños que han asustado, las técnicas mágicas que han ideado para quitarles la felicidad y el número de pequeñines que han devorado, en la convención se premia a la bruja más aterradora con el título de Bruja del Año. Al no ser la más hábil de todas, la Convención de Brujas no es el evento favorito de Picharda. Sus compañeras siempre se burlan de su extraña piel alienígena y de su flameante Chispa. Tiene tantos sobrenombres que muchas de las brujas ni siquiera saben su nombre real. Picharda, cansada de todo esto, estaba dispuesta a que este sería su mejor año. Acabaría de una buena vez con todas las burlas de las otras brujas. Y para lograrlo debía construir la mejor trampa caza niños. No atrapar a uno ¡Cientos! ¡Miles! Demostrarles en la próxima Convención de Brujas que era capaz de ser tan cruel y despiadada como todas las demás brujas ¡Convertirse en la Bruja del Año!
Monchis Después de una larga y cansada noche de pesadillas Monchis despertó y examinó en el espejo su habitual cara de aburrimiento, su pálida y blanca piel y su cabello castaño y despeinado, aún sin darse cuenta de lo tarde que era. Le esperaba un día terrible: llegó tarde a la escuela, reprobó su examen de matemáticas y todos en su salón de clases empezaron a llamarlo tonto, el brabucón de la escuela que siempre lo atormenta lo obligó a comerse un sándwich de gusanos y la maestra lo castigó enviándolo a sacudir estantes en la biblioteca porque lo atrapó haciendo el dibujo de un robot asesino durante la clase de inglés. Sí, fue un mal día y se pondría peor. En el camino a la biblioteca escuchó cómo un niño decía que Monchis era más blanco que un fantasma. Hizo caso omiso del cruel comentario y decidió empezar con el castigo designado. Mientras monchis limpiaba sin parar y atravesaba espesas nubes de polvo algo en un estante viejo, lejano y oculto de la vista de ojos curiosos le llamó la atención. Un libro, un encantador y pequeño libro con una cubierta color verde y bellas piedras azul marino adornaban la portada, yacía bajo un grupo de pesados libros de historia. Monchis dejó un momento sus deberes y se acercó al estante para ver de qué se trataba.
"El martillo de las Brujas" se leía en la portada con letras doradas. Ahora que lo veía de cerca, las piedras azul marino en conjunto formaban la silueta de un martillo. Dió una rápida ojeada y se detuvo en el capítulo XV "La Convención Anual de Brujas". Siendo un fanático de la ciencia ficción, Monchis no dudó ni un segundo en tomar el libro y llevárselo a casa. Justo cuando guardaba el libro en la mochila escuchó una risa chillante, estridente y aterradora. Los pelos de la nuca se le erizaron mientras volteaba a ver para encontrarse con... Nada. Monchis se sintió confundido, estaba seguro de que había escuchado algo. "Quizá es mi mente jugándome bromas y rogándome ir a casa" pensó para si mismo. Una hora y 14 estantes desempolvados después el castigo de Monchis había terminado. Era hora de volver a casa y examinar el misterioso Martillo de las Brujas, no era una novela, ni un cómic, tampoco se trataba de un cuento o de un aburrido libro de historia, parecía más una guía. Una rara guía para cazar brujas. Capítulo I: Cómo identificarlas. Capítulo II: Mascotas mágicas. Capítulo III: Varita mágica. Capítulo VIII: Escoba Voladora. Capítulo XIV: Dónde viven. Capítulo XV: La convención anual de brujas y un largo capítulo XVI: Cómo acabar con ellas. Monchis, exhausto por un día terrible decidió que no era el mejor momento para una lectura tan rara. Así que puso el pequeño libro bajo su almohada y decidió dormir sólo para encontrar en sus sueños terribles risas, dedos puntiagudos y verrugas en la nariz. ¡Brujas!
ILUSTRACIÓN POR OSDI SERNA Y JUAN JOSÉ CRISTIANI
Picharda Tocaron a la puerta de la casa de Picharda. -¡El correo! Gritó una voz masculina desde afuera. Picharda lo ignoró, estaba ocupada frente al espejo intentando nuevos conjuros para cambiar su tono de piel. Sólo se tomó un momento para ver cómo un sobre amarillento se deslizaba bajo la rendija de la puerta. -¡Está aquí! dijo Picharda, más que un tono de sorpresa su voz sonaba resignada. Abrió el sobre para encontrarse con un trozo de papel que con una excelente caligrafía anunciaba: Es un honor para nosotros invitarla a la Cien Mil Ochocientos Treinta y Tresava Convención Anual de Brujas. No dude en llevar planos, estrategias, chismes y cualquier otra cosa de utilidad para la caza de niños, la convención se celebrará en el Castillo De Madamme Fortuna dentro de 7 días ¡Esperamos, no, no, OBLIGAMOS su asistencia! ¡Gracias! Con cariño Lucrecia Lucifer -Directora del departamento de Brujería. Y de repente, por obra de magia unas letras de caligrafía un poco más descuidada en un intenso rojo escarlata aparecieron al final: ¡CUIDADO! EL MARTILLO HA SIDO ABIERTO DE NUEVO. Picharda aún conmocionada por su plan de ser la Bruja del Año y asustada por el mensaje de precaución enviado por el departamento de brujería dejó escapar un chillido, se estremeció por el terror.
Sí, Picharda sabía muy bien lo que el Martillo de Brujas contenía. Hace 900 años aproximadamente Picharda fue perseguida por una orda enfurecida con antorchas y tridentes. Trataban de acabarla por ser una bruja, de no ser por un hechizo disfraz que le dejó la piel azul turquesa y los ojos magenta no habría sobrevivido, aunque después de tanto tiempo no ha podido revertir dicho hechizo. El Martillo de Brujas era un libro hecho para identificar a una bruja en donde sea, mostraba todas sus características, sus debilidades, sus fortalezas y en las manos equivocadas podría significar el fin de todas las brujas de la tierra. Aunque... Ahora que Picharda analizaba la situación ¿Qué mayor logro que obtener el Martillo de Brujas y entregarlo a las demás? ¡Le tendría asegurado el respeto de sus compañeras! ¡Le tendría asegurado el puesto de la Bruja del Año! De inmediato Picharda buscó entre todas sus cosas, su bola de cristal. Nunca tuvo una buena relación con ella, siempre se calentaba y muy a menudo la quemaba. Pero sin dudarlo una sóla vez Picharda la consultó: Oh Bola de Cristal necesito saber en dónde está, una pista, o la verdad en dónde el Martillo de Brujas está. La bola de cristal resplandeció y el brillo proveniente de ella calentó las manos de Picharda, una voz
resonó: -A donde los niños van a aprender y a estudiar, a su propietario encontrarás, piel blanca como la harina y una cara aburrida son el enemigo a enfrentar. Sin duda alguna el Martillo en sus manos tendrás. Picharda rió con locura, como una verdadera bruja malvada, su risa era terrible, horripilante y de no haber sido porque empezó a ahogarse con su propia saliva y toser como una anciana enferma cualquiera que la escuchase se habría infartado de miedo.
Monchis Una risa horrible cortada por una tos enfermiza despertó a Monchis de su sueño justo antes de que la alarma que indicaba la hora de levantarse sonara. Fue una semana escolar rara, llena de pesadillas, escuchando voces provenientes de ningún lugar. Culpó al Martillo de Brujas -¡Después de leer 9 capítulos en una semana es normal que escuche cosas! ¡Es asombroso! Se decía a sí mismo, aplaudiendo su fascinación por lo sobrenatural. Ese día después de un largo y cansado día de escuela, después de nuevamente sufrir los acosos del brabucón, las cosas parecían demasiado raras, un extraño viento azotaba la calle, muy raro para ser un día de primavera. Lo que lo hizo recordar una parte del primer capítulo del Martillo de Brujas "Cómo identificarlas: 1. Drásticos cambios en el clima". Las recientes coincidencias lo pusieron aún más emocionado que el hecho de escuchar las voces. Acababa de recordar la segunda parte "2. Siempre acompañadas de misteriosas mascotas" cuando a su derecha vió una bola de fuego moverse agilmente. Esto sin duda lo sorprendió, pero más que atemorizarlo le causó curiosidad. Observó con atención la bola de fuego y tras unos segundos identificó... Una cola peluda, bigotes, nariz, colmillos y unos tiernos ojos -¡Un gato!.
-¡Un gato en llamas! dijo con asombro Monchis. ¡Esto es increíble! Sólo falta la tercer cosa para identificarlas "3. Siempre traen con sigo una vari..." no había terminado la frase cuando frente a él, de la nada, se materializó una mujer de tes azul turquesa y furiosos ojos magenta, monstruosamente grande y con serpientes por cabello, en la mano traía una vara que lanzaba una brillante luz. Con una voz como traida del infierno, la horripilante mujer dijo: ¡NECESITO EL MARTILLO! ¡DAME EL MARTILLO DE LAS... No terminaba su frase cuando la gran mujer se encogió torpemente a su tamaño natural, los cabellos de serpiente se convirtieron en spaghetti sobre su cabeza y los furiosos ojos magenta se convirtieron en una amable mirada del mismo tono. ...BRUJAS! Terminó con una voz chillante pero para nada temible. Monchis soltó un chillido ahogado, no, no era de miedo ¡Era risa! La temible aparición que después se convirtió en algo ridículo le causó a Monchis tanta gracia que el estómago le dolía, incluso podía jurar que el gato en llamas también reía.
ILUSTRACIÓN POR JUAN JOSÉ CRISTIANI
Picharda ¡Otro momento frustrante! Justo cuando creyó que su hechizo para lucir aterrorizante había funcionado, algo sucedió y volvió a su colorida y nada temible forma original. Sus recursos se agotaban, así que apuntando su varita mágica hacia el niño que reía freneticamente justo frente a sus ojos y con la voz más amenazadora que pudo Picharda dijo: -¡Te lo advierto! Dame el libro y no saldrás herido, si te resistes haré que mi temible gato te ataque y te consuma en sus llamas! Muy tarde. Chispa se encontraba ahora ronroneando a los pies del niño que tenía cara aburrida. Picharda empezaba a darse por vencida, su horrible entrada y su supuesta feroz mascota había terminado en fracaso. Así que en un intento desesperado, y después de unos complicados movimientos de varita ¡Puff! El niño se convirtió en una rana. Picharda soltó una cruel risa, se acercaba para capturar a la rana cuando esta habló. -¿Por qué quieres el libro? ¿Es importante para tí? Si lo pides por favor te lo daré con gusto; como siempe el hechizo de Picharda no tardó en desvanecerse, ahora tenía frente a ella una rana, que crecía hasta llegar al tamaño del niño. Picharda se sintió confundida, no por la falla en su hechizo, sino por las palabras del niño-rana.
ILUSTRACIÓN POR OSDI SERNA
-¿En serio me lo darás? Dijo Picharda en un chillido ahogado, sus ojos magente dejaban asomar pequeñas lágrimas de color púrpura, ni siquiera ella sabía que las brujas lloraban. -¡Claro! Dijo el pálido niño mientras sacaba de su mochila el libro azul. Pero dime, ¿Cómo te llamas? ¿Por qué lloras? -¡No lloro! ¡Las brujas no lloramos! ¡Somos fuertes y temidas! Gritó Picharda alzando la voz y tratando de ocultar su llanto. -Oh, de acuerdo dijo el muchacho con un tono de tristeza, algo en él le inspiraba confianza a Picharda, así que inhaló aire con todas sus fuerzas y le dijo -¡Soy Picharda! ¡La más temible de las brujas! ¡Devoro niños sin piedad y todos hacen siempre mi voluntad! -Un gusto conocerte. Dijo el niño, mi nombre es Monchis. Y dime Picharda, ¿Para qué quieres este libro? ¿Planeas acaso destruír algunas brujas?. Un terrible pensamiento pasó por la mente de Picharda ¡Con el Martillo de Brujas podría acabar con todas aquellas que se burlaron de mí! -¡SÍ! Gritó sin darse cuenta de su alto tono de voz. -¿Por qué quieres hacer eso? Preguntó con gran curiosidad Monchis. Picharda sintió en el tono de voz del niño que se decepcionaba de ella, así que dijo sus razones: -¡Porque ellas son crueles! ¡No soy para nada la más temida! ¡Ni siquiera me gusta comer niños! ¡Todas las demás brujas se burlan de mí!
Nuevamente las lágrimas púrpuras se dejaban ver por los ojos de Picharda. -Oh entiendo, respondió el muchacho. Yo también me siento así algunas veces, aunque dudo que destruirlas sea la solución. ¿Sabes Picharda? ¡Deberíamos de ser amigos! -¿Amigos? Respondió confusa Picharda, no era experta en el tema, su única compañía era su gato en llamas, no habían muchas brujas interesadas en frecuentarla. Picharda dudó y dijó: -¿Por qué querría ser tu amiga?
Monchis Recordando el capítulo XV del libro y con toda la emoción del mundo Monchis respondió a la pregunta de la bruja: -¡Porque yo te ayudaré a convertirte en la Bruja del Año! Monchis notó de inmediato que Picharda estaba en shock, supuso que a cualquier bruja le sorprendería que un niño de 9 años supiera un secreto tan grande y tan importante como lo era la Convención Anual de Brujas. Así que tratando de justificarse dijo: -Sí, leí el Martillo de las Brujas, sé todo sobre ustedes. Lo malvadas que pueden ser, sus grandes poderes y su importante convención anual. ¡Y yo quiero ayudarte a convertirte en la bruja del año! Y con un tono que parecía de un eterno agradecimiento, pero disfrazado de altanería la bruja respondió: -¿Y cómo pretendes tú, un niñito de cara aburrida y piel blanca ayudarme a mí a ser la bruja del año? Monchis se detuvo a pensar por un segundo. ¿Cómo lograr que Picharda no fuese ridiculizada nunca más? ¿Cómo lograr que no sólo ganase el premio, sino también fuera aceptada y querida? Y una brillante idea cruzó su mente: Si tú no puedes ser tan poderosa como ellas, bueno, logremos que ellas sean tan NO poderosas como tú. La bruja puso una cara de confusión que la hacía lucir un poco tonta. Y dijo ¿Y cómo haríamos eso?
¡No hay forma de quitarle los poderes a una bruja! -No, respondió Monchis, pero hay una forma de que ellas luzcan como tú. ¡Asustándolas! Picharda frunció el seño y gritó -¡Eso he intentado todo este tiempo! ¡No funcionó! -Pero todo este tiempo no has tenido un amigo dijo Monchis guiñando un ojo.
ILUSTRACIÓN POR JUAN JOSÉ CRISTIANI Y OSDI SERNA
Picharda El viaje en escoba de Picharda hacia la convención de brujas fue lo más incómodo que ella había del mundo. Llevaba a un niño en la parte de atrás y a su gato en llamas dentro de una canasta en la parte delantera, el viento soplaba fuertemente y de vez en cuando Picharda perdía el equilibrio, sin embargo, pese a todas las adversidades que el viaje enfrentaba Picharda se sentía muy feliz ¡Picharda tenía un amigo! ¡Un amigo que la ayudaría! Aterrizaron un poco lejos del castillo de Madamme Fortuna y se escondieron detrás de un árbol, Picharda se concentró y le rogó a su vara mágica como si ella tuviera vida que el hechizo que estaba por ejecutar funcionara. Movió la varita hacia adelante, hacia atrás, a los lados y tras las orejas de Monchis, dijo unas palabras incomprensibles al oído humado y ¡Puff! tras una nube de humo mágico.... ¡Monchis no estaba! ¡Ahora era invisible! ¡El hechizo de Picharda había funcionado a la perfección! Llegaron al castillo de Madamme Fortuna, en la entrada había un gran anuncio en letras mágicas que cambiaban de color que decían "Bienvenidas a la Cien Mil Ochocientos Treinta y Tresava Convención Anual de Brujas". Picharda tragó saliva antes de abrir las grandes puertas y en cuanto lo hizo sucedió lo inevitable.
ILUSTRACIÓN POR JUAN JOSÉ CRISTIANI
-Vaya, vaya, pero si es la chica más azul del mundo ¿Qué tal tu viaje desde Júpiter? chilló con una horrible risa una bruja de dientes puntiagudos. -¿Acaso tu gatito tiene calor? Le dijo una mujer alta, encorbada y que moqueaba mientras acariciaba a un sapo peludo. -¡Qué bueno que vienes Picharda! ¡Pero esta vez procura mantener tu varita alejada! ¡No nos vayas a convertir en clones de ti! ¡Tontos y feos! Rió una bruja con cara de caballo. Picharda sintió el viejo sentimiento de dolor al oír éstas palabras, pero no hizo caso, sabía que justo detrás de ella tenía un amigo, un amigo que en ese momento era invisible, pero que estaba ahí para ayudarla. Eso le dio fuerzas y aún después de los terribles comentarios Picharda seguía de un excelente humor y con una gran sonrisa en la cara. 20 minutos después Madamme Fortuna, una bruja regordeta experta en la bola de cristal que usaba un turbante color púrpura subió al estrado y usando su varita mágica como micrófono su voz resonó fuerte por todo el castillo: -¡Bienvenidas compañeras Brujas a la Convención Anual! Es un placer para mí informarles que éste fue un estupendo año. La taza de niños devorados aumentó en un 6% y el miedo sobre nosotras aumentó en un 4%. ¡Felicidades por tales hazañas! Las brujas aplaudieron. -Sin embargo, también hay malas noticias. Dijo Madamme Fortuna con seriedad, -Mi bola mágica de inmediato me
informó que el Martillo De Las Brujas fue abierto. Al terminar esta frase todas las brujas empezaron a murmurar, unas pusieron caras pálidas, al parecer no todas estaban al tanto de la noticia. -¡Pero no desesperen! Dijo Madamme Fortuna interrumpiendo los murmullos. -¡Sabemos que es sólo un niño el poseedor del Martillo! ¡Estamos tras su pista! Es un tema delicado a tratar, del que hablaremos la tarde de mañana. Mientras tanto, ¡Que empiece la Cien Mil Ochocientos Treinta y Tresava Convención Anual de Brujas! Los aplausos de las brujas emocionadas apagaron por completo la tensión que la mala noticia les había dado. Se dio paso a la primera presentación de la Convención. Picharda la reconoció, era la bruja con cara de caballo una de las que se habían burlado de ella, presentó una lámina mágica que le mostraba al público excelentes trampas para aterrorizar niños, incluían gusanos gigantes y sapos de color rojo que escupían mocos. Todas las demás brujas le prestaban gran atención cuando después de un humo mágico apareció en el estrado junto a la bruja con cara de caballo el niño de pelo castaño y cara aburrida y no sólo eso, llevaba en su mano el pequeño libro azul Marino.
Monchis Monchis pudo ver cómo todas las brujas ponían una cara de sorpresa, algunas incluso se desmayaron. Hubo una gran conmoción en el castillo. Entre todo el caos una bruja enana y con muchas verrugas que se encontraba sentada al frente del estrado le lanzó un hechizo de rayos amarillentos a Monchis, el niño pudo sentir cómo sus dos manos y piernas se hacían delgadas y peludas ¡Lo habían convertido en una araña! ¡Una gran araña de tamaño descomunal! El hechizo fallido de la bruja enana causó aún más terror, quién habría pensado que las brujas le temían a las arañas gigantes. Muchas brujas montaban sus escobas y trataban de salir del castillo, pero era muy tarde. Un gran incendio acechaba la puerta, las ventanas y cualquier posible salida del castillo. Misteriosamente las llamas parecían tener vida propia, se movían de un lado a otro como una especie de cola evitando que las brujas abandonaran la convención -¡Chispa! Pensó la araña-Monchis, el gato de Picharda era ahora gigante y con un poder increíble, haberlo convertido en un gato llameante no había sido, después de todo un error tan malo por parte de Picharda. Monchis empezaba a divertirse siendo una aterradora araña cuando otro rayo, esta vez de color marrón y lanzado por una bruja de piel morena
Al ver su reflejo en un espejo cercano a él se dio cuenta de que ya no era una araña, esta vez el hechizo le había dado grandes y peligrosos cuernos afilados, y un fuerte cuerpo ¡Ahora Monchis era un gran toro! -Al parecer cuando las brujas están aterradas sus hechizos no son los mejores, pensó el toro-Monchis. El plan iba a la perfección.
ILUSTRACIÓN POR JUAN JOSÉ CRISTIANI Y OSDI SERNA
Picharda Toda la escena era increíble, brujas que Picharda había visto tan poderosas e importantes ahora lloraban como bebés en un rincón del castillo, brujas que eran bellísimas y de piel suave como la de un bebé ahora tenían horribles llagas alrededor de su boca mientras su piel se pelaba como cuando una persona se quema de sol. La bruja de dientes puntiagudos ahora estaba siendo perseguida por el toro-Monchis, corría con una torpeza tan graciosa, que pese a todo lo que ocurría muchas de las brujas rieron. El sapo peludo de otra de las brujas que se burló de Picharda ahora estaba calvo de nuevo, al parecer sólo se trataba de un viejo peluquín que perdió mientras su ama trataba de huir de la convención.Todo estaba fuera de control, era la hora de actuar de Picharda, se acerco al estrado y con el mismo hechizo que usó Madamme Fortuna su varita funcionó como micrófono y dijo -¡Yo me encargaré de esto! –Algunas brujas pusieron una gran cara de sorpresa, otras rieron, otras simplemente la ignoraron. Y ahora con toda la concentración del mundo y moviendo su varita en círculos, cuadrados y raras florituras un rayo blanco le dio en la espalda al toro que nuevamente volvió a su forma humana. Otro movimiento de varita y ¡Puff! Las llamas de todas las salidas del castillo habían desaparecido.
Un breve momento de silencio total, en el que podías escuchar hasta tus propios latidos cuando... Todas las brujas sin excepción, desde las más escalofriantes hasta las más bellas aplaudieron con locura aclamando a su nueva heroína Picharda. Pero esto aún no se había acabado, de repente una bruja de hermosos ojos azules le gritó a la bruja enana que lanzó el primer hechizo contra Monchis: -¡Todo esto fue tu culpa anciana tonta! ¡Al parecer tu cuerpo es tan pequeño que no tiene cerebro! Los ojos de la bruja enana se humedecieron con gotas púrpura que intentó ocultar y después de un intento desesperado de no ser culpada gritó: -¡No! ¡La culpa es de ella! Señalando a la bruja de piel Morena que convirtió a Monchis en toro. Una vez más el caos se apoderó del lugar, una bruja culpaba a la otra, muchas volvían a llorar cuando eran llamadas tontas, perdedoras, feas y apestosas. Picharda bajó del estrado tomó aire y usando su varita micrófono dijo con todas sus fuerzas -¡Ya Basta! ¡Esto tiene que parar ahora mismo! Todo mundo guardó un incómodo silencio. Picharda observó con atención a las demás brujas examinándolas, todas y cada una de ellas tenían pieles de colores brillantes, sus hechizos-maquillaje se habían desvanecido, todas tenían esa misma cara de frustración que Picharda
conocía a la perfección cuando un hechizo no salía bien, todas eran igual a picharda a su manera. -¿Qué no ven? ¡Mírennos! Todas tratando de ocultar nuestra colorida piel y nuestra torpeza en los hechizos, todas pretendiendo ser mejores y burlándose de quienes no pueden ocultar sus defectos. Dijo Picharda, -¡Debería de darnos vergüenza! Todas las brujas bajaron la mirada, era evidente que se sentían terribles. Cuando dando un suspiro, la bruja con cara de caballo dijo -¡Ni siquiera puedo comer niños! ¡Me encantan los dulces! -¡Igual que yo! Dijo una bruja al fondo del castillo -¡Y yo! -¡Y yo! Al parecer todas las brujas odiaban comer niños. -¡Y odio esta tonta convención! Dijo una Madamme Fortuna totalmente calva ahora que había perdido su turbante en medio del caos.
Monchis Monchis se abrió paso entre la multitud, llegó al lado de Picharda y tomando su varita-micrófono dijo ¡Pues qué esperan brujas! ¡Sean felices! ¡Sean amigas! Y así fue, 30 minutos después habían brujas convirtiendo sus mapas y planos en deliciosos dulces que compartían unas con las otras. Habían brujas con pieles de colores alegres, rosa pastel, amarillo limón, azul celeste, naranja brillante y por supuesto, el azul turquesa de su querida amiga Picharda con quien ahora jugaba a saltar la cuerda.Fue un estupendo día para todos, Monchis tenía una maravillosa amiga con quien contar. Y Picharda estaba rodeada de amigas que le ofrecían con mucho gusto el título de la Bruja del Año. Al día siguiente, la escuela incluso parecía mejor, las pesadillas de Monchis se habían acabado, había sacado un 9 en su examen de inglés y… Oh no, el brabucón iba hacia Monchis con un gran sándwich de lombrices en la mano cuando, Monchis sabía lo que le esperaba cuando ¡Puff! De la nada, alrededor del brabucón aparecieron cientos de brujas con caras enojadas y cabellos de serpiente que decían en una aterradora voz: ¿Con que te gustan las lombrices eh? ¿Qué tal si te convertimos en una? Las terribles risas hicieron que el brabucón se pusiera aún más pálido que Monchis, estaba aterrorizado.
Jamás volvió a molestar a Monchis o a ningún otro niño en la escuela. Todo era mejor ahora. Después de tanto tiempo Picharda al fin tuvo un mejor amigo con quien comer dulces y jugar con Chispa, la convención anual de brujas se sigue celebrando y ahora es un gran festín de pastelillos de chocolate y divertidísimos juegos de video. Así que si algún día despiertas en medio de la noche y escuchas un ruido extraño, te sientes cansado, triste y somnoliento sin ninguna razón quizá se trate de alguna bruja que quiere compartir un tazón lleno de dulces contigo.
Fin
La Convencion Anual de Brujas Ser una bruja es una tarea dificil. Y cuando eres una de piel azul turquesa lo es aún más. Picharda, la más extraña de todas las brujas no descanzará hasta convertirse en la más popular en La Convención Anual de Brujas. Y quizá lo logre con la ayuda de su amigo Monchis y su llameante gato Chispa. Descubre lo increíble y mágica que esta historia infantil puede llegar a ser.