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Editorial Queridos amigos de la Red Mundial de Oración. Como ustedes saben el Apostolado de la Oración es la Red Mundial de Oración del Papa y se encuentra en un proceso de recreación con una maravillosa aceptación en todo el mundo. El Papa Francisco nos ha brindado su apoyo y confianza. Se ha involucrado personalmente, por eso a comienzo de este año nos invitó a rezar por sus intenciones a través del lanzamiento de “El Video del Papa” (http://thepopevideo.org/es.html) con una excelente aceptación a nivel mundial. Desde entonces todos los meses hay un video del Papa explicando las intenciones del mes. Una de las novedades de la recreación del Apostolado de la Oración es la invitación que nos hace a movilizarnos por las intenciones de cada mes. Pero, ¿qué significa «movilizarnos por las intenciones del Papa»? «Intención» es un término que expresa la decisión o determinación de la voluntad de hacer algo. Por eso, cuando el Santo Padre nos pide movilizarnos por sus intenciones nos invita a realizar acciones concretas para que se haga realidad lo que nos pide cada mes. En todo el mundo existen instituciones, fundaciones y ONG que trabajan para dar respuestas a las necesidades concretas de la humanidad y de la Iglesia que el Papa recoge en sus intenciones. Es por ello que al momento de hablar de «movilizarnos por los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia» nos está pidiendo colaboración para hacer realidad un mundo más justo y fraterno. El Apostolado de la Oración es una red de oración y de solidaridad. Otra novedad es el lanzamiento de la aplicación para rezar a través de los teléfonos celulares llamado “Click to Pray” (https://www.clicktopray.org/). Esta aplicación propone un ritmo diario de oración que nos conecta con el mundo. La oración personal debe ayudarnos a mantener y profundizar el vínculo con Jesús y con los demás. La profundidad de nuestra oración está relacionada con la capacidad de conectar con los demás, de servir, de ayudar a los que más necesitan como nos pide el Papa en este año de la misericordia. Cuanto más profunda es nuestra relación con Jesús más hondo es nuestro compromiso con los desafíos de la misión de la Iglesia. 3
Estamos trabajando para quienes no pueden acceder a las oraciones de Click To Pray por medio del celular puedan hacerlo en un material impreso. Próximamente te diremos cómo podrás adquirirlos. También te contamos que puedes descargar la aplicación TELEGRAM para recibir todos los días las oraciones. Si lo haces agrega en la barra de “Buscar” @redmundialdeoraciondelpapa y selecciona para unirte a la red. Esperamos que estas dos iniciativas nos ayuden a rezar junto al Papa Francisco y a colaborar con él en la misión que Dios le ha encomendado. En este número de la revista te ofrecemos el extracto del capítulo «Por qué orar, cómo orar “del libro de ENZO BIANCHI titulado «¿Qué es la oración?». Creemos que nos ayudará para profundizar en el sentido de la oración, para descubrir la belleza de aprender a rezar y para establecer con Jesús un vínculo cada vez más fuerte y seguro. También, como de costumbre, encontrarás el material para los grupos de oración (GAO) y el material para los encuentros de formación para los ministros de la Eucaristía y el taller de Padres. Queremos aprovechar para agradecerte la ayuda que nos das para el sostenimiento de la oficina regional del Apostolado de Oración. Por medio de la tarjeta que te hemos enviaado puedes acercarte a cualquier Pago Fácil y contribuir con esta obra. Toda ayuda es bienvenida. Tu colaboración y solidaridad para nosotros es muy apreciada. Gracias. El 3 de junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús. Es un día de fiesta para toda la Iglesia y en especial para la Red Mundial de Oración del Papa porque muchas personas se consagran al Sagrado Corazón. Como verás estamos lanzando la nueva medalla de consagración. Esperamos que sea de tu agrado. Seguimos unidos en la oración junto al Papa Francisco. Dios te bendiga. P. Javier Rojas s.j 4
El Mensajero
del Corazón de Jesús Propiedad de la Asociación Civil Apostolado de la Oración Registro de la propiedad intelectual: 5072268 Mayo/Junio 2016 - Nº 884 Director: Javier Rojas sj Colaboradores: Verónica Saez, Juan Carlos Cruz, Guillermo Randle, SJ Diseño Gráfico: Lily Mereles: glmereles@gmail.com Impreso en: Perfil Gráfico perfilgrafico@speedy.com.ar Suscripción: Cada número: $40 Anual: $240 Los costos no incluyen gastos de envío. Forma de pago en Argentina • Pago Fácil (solicitar credencial de pago) • Giro postal desde cualquier banco: Sucursal Correo Central a nombre de: Asociación Civil Apostolado de la Oración • Depósito en Banco Comafi Argentina Cta. Cte. Nº 0640 00003/9. CBU: 2990064206400000390008 Asociación Civil Apostolado de la Oración CUIT: 30-50013029-2 Próximamente formas de pago en Uruguay. Pasado el envío siguiente al término de la suscripción, ésta será automáticamente dada de baja. Para suscribirse puede comunicarse con nuestra administración por: Teléfono: (11) 4952-7051 Carta: Hipólito Yrigoyen 2005 (C1089AAM) Bs. As. - Argentina. o por Email: ao@apostor.org.ar
Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social.
Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz.
Para que quienes trabajan en los medios de comunicación se sientan llamados a ser constructores de diálogo y generadores de espacios de encuentro que nos hagan crecer en fraternidad.
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ENZO BIANCHI : «¿Qué es la oración?». Extracto del capítulo «Por qué orar, cómo orar “
Esta afirmación de Agustín (Confesiones 1,1,1), bastante célebre y repetida de generación en generación, puede resumir bien el fundamento puesto para la oración cristiana desde la época de los grandes Padres hasta nuestros días. En tal visión, la oración expresa el deseo del bonum supremo que habita en el hombre, y es entendida como un movimiento del corazón hacia lo infinito, lo eterno, lo absoluto. De ello se sigue una definición acogida sustancialmente, si bien con matices diversos, por todos los autores espirituales de Oriente y Occidente: «La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes», como escribía sintéticamente Juan Damasceno (La fe ortodoxa 111,24), definición retomada en Occidente por Tomás de Aquino (cf. Summa theologica II-II, q. 83, a. 1). Pues bien, hoy esta definición de la oración como acontecimiento situado en el espacio de la búsqueda de Dios por parte del hombre, aun cuando no sea desmentida, parece al menos insuficiente, porque los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, en particular los pertenecientes a las nuevas generaciones, son alérgicos a las concepciones ascendentes y «verticales» diseminadas en toda la espiritualidad 6
cristiana. Esta alergia puede ser saludable, en la medida en que nos ayuda a focalizar un dato muy presente para el hombre bíblico: la Presencia de Dios es dada, no plasmada o alcanzada por el hombre con sus fuerzas; y al hombre le corresponde acoger su venida epifánica, y también su retirada al silencio o el escondimiento. En otras palabras, el Dios de la revelación bíblica no es el objeto de nuestra búsqueda, sino quien tiene la iniciativa, es el sujeto, es el Dios viviente que no está al final de un razonamiento nuestro, no se encuentra en la lógica de nuestros conceptos, sino que se da, se entrega en la libertad amorosa de sus actos, que lo muestran buscando constantemente al hombre. Es él quien quiere y establece un diálogo con nosotros, es él quien desde el Génesis hasta el Apocalipsis viene, busca, llama, interpela al hombre, pidiéndole sencillamente ser escuchado y acogido. El Dios que «nos amó primero» (1 Jn 4,19) habla e inicia el diálogo; el hombre, frente a esta autorevelación de Dios en la historia, re-acciona en la fe a través de la bendición, la alabanza, la acción de gracias, la adoración, la petición, la confesión del propio pecado... En suma, reacciona a través de la oración, que es siempre respuesta a Dios, encaminada hacia el amor a él y a los hermanos. Teniendo en cuenta esta perspectiva, menos explorada por la tradición espiritual, mi deseo no es redefinir la oración cristiana, porque escapa a toda «fórmula», sino que más bien trataré de resituarla, con mucha humildad,
en el seno de la Biblia. En él se pone claramente de manifiesto que la oración, como acabamos de decir, no es búsqueda de Dios, sino respuesta; que sus formas son accidentes, mientras que lo sustancial es la relación con Dios; que su fin es el agápé, la caridad, el amor: la oración es una apertura a la comunión con Dios y, por tanto, al amor, porque «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16). El «yo» que responde a Dios está definitivamente descentrado en la oración, mientras que el sujeto agente es Dios mismo, el cual, derramando en nuestra oración su amor, lo difunde en el mundo a través de nosotros, constituidos amantes. 1. La oración cristiana es ante todo escucha En la perspectiva que acabamos de esbozar, la oración cristiana es ante todo escucha para llegar a acoger una presencia, la presencia de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La operación es sencilla, pero no por esto es fácil; por el contrario, es laboriosa y requiere capacidad de silencio interior y exterior, sobriedad, lucha contra los múltiples ídolos que nos amenazan. Dios habla: esta es la afirmación fundamental que atraviesa toda la Escritura, es lo «verdaderamente importante», sin lo cual no podríamos tener ninguna relación personal con Él. Con decisión absoluta, con iniciativa libre y gratuita, Dios se ha dirigido a los hombres para entrar en relación con ellos, para entablar un diálogo encaminado hacia la comunión. En el Deuteronomio se 7
pone esta reflexión en labios de Moisés; «Sí, pregunta a la antigüedad, a los tiempos pasados, remontándote al día en que Dios creó al hombre sobre la tierra y abarcando el cielo de extremo a extremo, si ha sucedido algo tan grande o se ha oído algo semejante. ¿Ha oído algún pueblo a Dios hablando desde el fuego, como tú lo has oído, y ha quedado vivo?» (Dt 4,32-33). Dios se revela como Palabra y hace de Israel el pueblo de la escucha, antes aún que el pueblo de la fe, revelando su vocación permanente: la llamada a escuchar. No es casual que la oración judía esté acompasada por el Shema ‘ Yisra ’el, el «Escucha, Israel» (cf. Dt 6,49), una orden que, de distintas formas, se repite con frecuencia en la Torá, la cual, en cambio, raramente pide que se hable a Dios. Si la oración del hombre como deseo de Dios presenta un movimiento ascendente de palabras hacia el cielo, la escucha, en cambio, está caracterizada por un movimiento descendente, por un descenso de la Palabra de Dios al hombre: el verdadero orante, a partir de Abrahán (cf. Gn 12,1), es quien escucha, quien presta oídos a Dios. Por eso, «escuchar vale más que un sacrificio» (1 Sm 15,22), es decir, vale más que cualquier otra relación hombre-Dios que se apoye sobre el frágil fundamento de la iniciativa humana. Además, se podría decir que, si para Dios, «al principio existe la Palabra» (cf. Jn 1,1; Gn 1,3.6...), para el hombre «¡al principio existe la escucha!». En el Nuevo 8
Testamento se sintetiza esta verdad de modo admirable en el exordio de la Carta a los Hebreos: «Muchas veces y de muchas formas habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio del Hijo» (Heb 1,1-2); ahora es a Él, al Hijo, a quien debemos escuchar, porque así lo ha ordenado la voz del Padre: «Este es mi Hijo querido. Escuchadle» (Mc 9,7). Está claro, por consiguiente, que la oración auténtica brota donde hay escucha. «Habla, Señor, porque tu siervo escucha» (1 Sm 3,9): este es el primer acto de la oración, que nosotros -lamentablemente- tenemos de continuo la tentación de convertir en: «Escucha, Señor, porque tu siervo habla». Sí, la escucha es oración y tiene una primacía absoluta, ya que reconoce la iniciativa de Dios, el hecho de que Dios es el sujeto de nuestro encuentro con él: no es pasividad, sino respuesta activa, acción
por excelencia de la criatura hacia su Creador y Señor. Es significativo que, a la invitación que le dirige Dios para que le presente peticiones, el joven rey Salomón respondiera pidiendo un leb shomea‘ (1 Re 3,9), «un corazón capaz de escuchar» -no un «corazón dócil», como traducen algunas versiones de la Biblia-: «Al Señor le pareció bien que Salomón pidiera aquello» (1 Re 3,10). Esta es, de hecho, una súplica muy agradable al Señor en nuestra oración, porque es la petición engendrada por la voluntad de Dios, es la petición primordial, la necesidad primera y fundamental, el presupuesto de la fe. No es casual que Pablo diga que «la fe nace de la escucha» (fides ex auditu: Rm 10,17). Se comprende, entonces, por qué, cuando le preguntaron cuál era el primer mandamiento, Jesús respondió primero: «¡Escucha!», sabiendo que de tal capacidad proviene también la de conocer y amar al Señor
Dios y al prójimo (cf. Me 12,29-31). Así se esboza el movimiento global de la oración cristiana: de la escucha a la fe, de la fe al conocimiento de Dios, y del conocimiento al amor, respuesta última a su amor gratuito y preveniente al hombre. No se dirá nunca suficientemente que donde no está bien clara la primacía de la escucha de Dios, la oración tiende a convertirse en una actividad humana y está obligada a nutrirse de actos y fórmulas, en los que el individuo busca su satisfacción y seguridad: se convierte en la epifanía de una arrogancia espiritual, en el sucedáneo del propio cumplimiento de la voluntad de Dios. A lo sumo, se transforma en una disciplina de concentración que tal vez elimina las distracciones, pero no abre realmente a una atención orante al Señor que habla (cf. Dt 4,32-33) y que ama (cf. Dt 7,7-8): ¡que habla porque ama! Por último, hay que recordar un dato del que es más difícil tomar conciencia, pero que siempre «envuelve» nuestra oración: con la escucha de la Palabra entramos en el misterio del diálogo intratrinitario. La comunión de amor que reina entre el Padre, el Hijo y el Espíritu es, en efecto, alimentada por la escucha recíproca, como atestiguan algunas palabras de Jesús: «A vosotros os he llamado amigos porque os comuniqué cuanto escuché a mi Padre» (Jn 15,15); «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad... no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que oye» (Jn 16,13); «Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado» (Jn 11,41). 9
GUIA: Seguimos rezando con las intenciones del Papa Francisco. LAS MUJERES EN LA SOCIEDAD, para que en todos los países del mundo sean honradas y sea valorizado su imprescindible aporte social. También este mes tenemos una conmemoración muy importante: CORPUS CHRISTI, dividiremos nuestra oración en dos tramos. Exposición del Santísimo. GUIA: Para San Ignacio la presencia de la mujer es tan fuerte que aunque no se encuentre relatado en los textos del Nuevo Testamento, él no duda que la primera aparición de Jesús Resucitado, fue a su madre, María, EE (299)….Esto, aunque no se diga en la Escritura, se da por supuesto al decir que se apareció a tantos otros…… Ignacio en EE (300) y (301) reza con la aparición a las mujeres. Ellas son las primeras en ir, con sentimientos de tristeza. No pueden asumir, como dice Marcos, que era el primer día de la semana, una alegoría de la Nueva Creación. Jn 20, 11-18 y Mc 16,9 - 11 En los evangelios la mujer siempre está presente a los ojos de Jesús: la mujer con hemorragias, la samaritana, la mujer adúltera. En cada caso el Señor nos deja enseñanzas. Vamos a rezar con el texto de Jn 8, 1 - 11 Leemos con lentitud, saboreando cada palabra de esta lectura de San Juan. Estar en tu presencia. GUIA: A la luz de los Ejercicios Espirituales Ignacianos: 1-¿Qué te dice en tu interior la actitud del Señor?¿Es un justiciero o un vengador? ¿Antepone el Amor y el perdón a la Ley? 2- ¿Qué hubieras hecho, en el lugar y situación de Jesús? 3- ¿Te revela el texto que el Señor, es compasivo y perdona? Jesús nos enseña nuevamente el camino del perdón y el Amor. Descubrimos como en el evangelio los escribas y fariseos, acusan a la mujer, situación que no sería la misma si la falta la hubiera cometido un hombre. Francisco nos pide tomar conciencia, de la desvalorización que sobre la mujer se ha hecho durante siglos y nos convoca a trabajar en su revalorización.
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Finalizamos este primer momento dando gracias a Dios por tanto bien recibido de Él, rezando la oración que nos enseñó: Padre nuestro... Corpus Christi: GUIA: Alma de Cristo, santifícame, CUERPO DE CRISTO, sálvame….. El Cuerpo de Cristo, en la segunda semana de los ejercicios se ubica inmediatamente antes de la Pasión. Cumpliendo absolutamente el plan salvífico del Padre, antes de ser el Cordero ofrecido como prenda de reconciliación, nos deja su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del Pan y el Vino. Rezamos con el texto de Jn 6, 46 - 58. GUIA: Meditamos en silencio. Lo que luego hará en la Última Cena, lo anuncia, reiterando la importancia trascendental de haber venido a quedarse con nosotros en cuerpo y sangre, como expresión de su Amor Eterno. Jeús se convierte así en comida y bebida de salvación. Luego del mayor acto de amor que será su pasión y muerte por nuestros pecados, en que se ofrece como prenda de reconciliación con el Padre, su resurrección vence el pecado. Llevemos a Jesús a los demás entregando nuestra vida eucarística. Todos estamos invitados a la mesa del Banquete del Reino, debemos vivir el Cuerpo de Cristo y transmitirlo. Petición final: GUIA: Durante esta Hora Santa, hemos estado meditando y rezando sobre dos temas que parece no tuvieran relación. Sin embargo la Vida de Jesús, que fue una constante y permanente entrega de Amor, siempre lo encontramos en cada pasaje del Nuevo Testamento. Cerca del más débil, del más pobre, del más necesitado, del más alejado. Enseña que el amor está por encima de la Ley. El no defiende el pecado, pero se compadece del pecador y lo perdona, sana al enfermo y regala su Cuerpo como signo de su Vida entregada por nosotros. Le pedimos a nuestra Madre, que nos recuerde que tenemos la misión de llevar a Jesús a nuestra vida cotidiana. Rezamos tres Ave Marías…
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ORACIÓN INICIAL: Padre: Envíanos tu Espíritu para que guíe, inspire y sea escuchada nuestra oración. Te lo pedimos por tu Hijo, nuestro Señor. Amén
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Qué le sucederá a quién ama a Jesús? • Jesús promete que después de su partida; vendrá Otro. ¿A quién se refiere y cuál será su misión? • Jesús pre-anuncia su partida. ¿Qué nos deja de regalo? • ¿Qué dice Jesús acerca de su Padre? • ¿Qué sentimientos se despiertan en mí en la lectura de este texto?
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La Iglesia, con el Evangelio de esta semana nos va preparando para la fiesta de la Ascensión y de Pentecostés. Por eso toma un texto de la “despedida” de Jesús, un trozo de los discursos de la última Cena, que ya empezamos a leer en la hojita anterior en donde vemos que el Señor quería llevar paz, consuelo y confianza a sus discípulos. Sin ninguna duda, Cristo trata de descubrir un nuevo “modo” de estar presente. a)
En
junto
su con
animará
a
Palabra: Si somos fieles a ella, Jesús vivirá en nosotros su
Padre
amar
y,
como
el Él,
Amor para
con
que
cumplir
ellos su
están
unidos,
mandamiento
nos
nuevo.
b) Por el Espíritu Santo: Que nos enviará el Padre en su nombre. Él nos recordará, es decir sacará de adentro nuestro: de nuestro corazón y de nuestra memoria todo lo que Jesús dijo y nos enseñará todo sobre Él. c) Por su paz: Jesús es el Mesías prometido que nos trae la verdadera paz. Cada vez que se presenta resucitado, saluda “la paz esté con ustedes”y nos deja la paz que no es la calma pasajera de este mundo, sino que es la paz de Dios que proviene del amor del Padre, y nos lleva a vivir una “vida nueva” sostenida por el Espíritu Santo en medio de nuestras dificultades y problemas. d) Por la fe: Todo esto que nos revela y nos cuenta, es para que cuando
se
cumpla
“ustedes
crean”.
El
su
muerte,
aceptar
su
resurrección mensaje
nos
y
ascensión
garantiza
su
al
cielo
compañía.
“Me voy, pero volveré” nos sostiene en la alegría del amor, “se alegrarían de que vuelva junto al Padre” y descarta la angustia y el temor que nos podrían asaltar por su alejamiento físico: “No se inquieten ni teman”. Al finalizar este tiempo de Pascua, en que hemos sentido al Señor tan cerca y nos arrebató el gozo de descubrirlo vivo y presente, no podemos “aflojar” en nuestro entusiasmo y alegría espiritual. AUNQUE NO LO VEAMOS, ÉL SIEMPRE ESTÁ.
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Leemos las preguntas y nos damos tiempo para que cada uno pueda decir lo suyo • ¿Qué sentimientos o pensamientos surgieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: “Señor, cuida y protege a nuestras familias” • Con el Papa Francisco oramos: Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social. OREMOS • Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz . OREMOS • Recemos ahora hermanos, por nuestras intenciones….…
Jesús nos invita a continuar creciendo en el amor a El y a nuestros hermanos. Por eso te proponemos que al final de cada reunión, formules un propósito para vivirlo en la semana. Si el propósito es comunitario debe ser consensuado por todo el grupo. Nos proponemos esta semana rezar todos los días la Oración de san Francisco para la paz interior: Señor haz de mí un instrumento de tu paz. Donde haya odio, ponga yo amor. Donde haya ofensa, ponga el perdón. Donde haya discordia, ponga yo unión. Donde haya error, ponga la verdad. Donde haya desesperación, ponga la esperanza. Donde haya tinieblas, ponga la luz. Donde haya tristeza, ponga la alegría. ¡OH, Maestro! Haz que yo busque consolar aunque no sea consolado; Compadecer, aunque no sea compadecido, Amar, aunque no sea amado. Porque dando es como se recibe, Olvidando es como se encuentra; Perdonando, se alcanza el perdón; Muriendo se alcanza la vida eterna. Amén.
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mayo 8
7º DOMINGO DE PASCUA - ASCENSIÓN DEL SEÑOR ORACIÓN INICIAL: ¡Señor!: Que tú subida al cielo nos anime a vivir de tal
modo que deseemos encontrarnos contigo en la casa del Padre. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Con qué palabras se va despidiendo Jesús de sus discípulos? • ¿Qué promete enviarles y qué les pide? • ¿A dónde los llevó y qué sucedió allí? • ¿Qué hicieron los discípulos?
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Con estas palabras termina el tercer Evangelio. Podemos decir que son las últimas recomendaciones, el testamento final, las palabras de despedida de Jesús a sus amigos y por eso son como un resumen, una síntesis de lo más importante en su vida. Comienza el Señor recordando que lo que había sucedido estaba escrito, es como reconocer que su existencia fue el cumplimiento del proyecto de su Padre Dios y, lo fundamental de este plan salvador se puede decir en dos pequeñas frases: “debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día”. Esto es el centro, el núcleo del Evangelio, de la Nueva Noticia, lo que verdaderamente ocurrió con Jesús y eso mismo debía proclamarse a todas las naciones, a todo el mundo, para el perdón de los pecados. Esta es la misión que le toca a la Iglesia: “MEDITAR… LA CONVERSIÓN PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS”. Jesús resalta que sus apóstoles y discípulos son testigos de todo esto. Son ellos los “portadores, los que llevan en sus obras y palabras esta verdad, porque han visto y oído”. Sin embargo sólo podrán cumplir este encargo del Señor por la fuerza que viene de lo alto, la promesa del Padre que no es otra cosa que el regalo que nos hace Dios de su “Espíritu Santo”. Así concluye su discurso de “adiós” y sube al cielo pero dejándoles su bendición que abarca a todo el mundo y alcanza a todos los tiempos. Bendición que significa que, a pesar de su ausencia física, Él estará con nosotros siempre, por lo cual, en vez de tristeza, sus discípulos regresan a Jerusalén “con gran alegría” y “permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios”. Su bendición es “palabra” de fecundidad y vida nueva. Esa bendición asegura la alegría, la alabanza agradecida de la Iglesia y los frutos de su misión evangelizadora. Su partida es el comienzo de una nueva era, la de la vida “nueva”, bajo el signo de la bendición de Dios, la que vence al pecado por la conversión, la que tiene la fuerza del Espíritu Santo, porque descubre que Jesús “sufrió y resucitó de entre los muertos al tercer día” por nuestra salvación.
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Leemos las preguntas y nos damos tiempo para que cada uno pueda decir lo suyo • ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos:“Te lo pedimos Señor; ¡Escúchanos!” • Con el Papa Francisco oramos: Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social. OREMOS • Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz .OREMOS • Para que esta festividad de la “Ascensión” nos enseñe a saber “ascender” sobre los problemas y preocupaciones de nuestra vida. OREMOS • Recemos ahora hermanos, por nuestras intenciones particulares …
En esta semana nos proponemos: • Hablar con algún familiar, amigo o vecino invitándolo a participar de nuestros grupos GAO. • Para que siguiendo la intención del Papa busquemos un momento para rezar el santo Rosario por “la evangelización de los pueblos y la paz del mundo”
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: ¡Señor!: Que tu Espíritu Santo nos guíe por el buen camino,
para cumplir la misión que nos pides. A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
• Una persona del grupo lee atenta y pausadamente, los demás escuchan en silencio. • Manteniendo el silencio, cada uno lee el texto y lo medita. Puede leerse varias veces.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Dónde estaban los discípulos y cómo se sentían? • ¿Por qué Jesús les mostró sus manos; y qué les dijo? • ¿Cómo se sintieron ellos al verlo? • ¿Qué signo realiza Jesús, antes de enviarlos. Qué les dijo?
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“Al atardecer del día siguiente de la resurrección, estaban los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos”, impedidos de comunicar el espíritu de Cristo, hecho de valentía y puerta de salida hacia los demás. ¿Qué luz nos da este hecho? Hacernos ver, por ejemplo, que cuando recibimos una gracia, como fue la resurrección para los discípulos, luego sobreviene la tentación como fue la de encerrarse, pero que por contraste ayuda a distinguir con claridad la gracia recibida, y a tomar conciencia de que la vida en el Espíritu es una alternancia permanente de estados de consolación y desolación, que son precisos discernir para actuar. - A nivel eclesial nos ilumina, por ejemplo, en lo que fue la irrupción del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II, frente a la que algunos – como también pasó a otros después del Vaticano I – quedaron a continuación desconcertados, por no decir tentados, y por miedo se encerraron a su acción en su mente y en su corazón. - Ahora bien, el problema no es el miedo y el encierro, sino el no detectarlos y discernirlos como señales contrarias a la acción del espíritu de Cristo, hecho de valentía y apertura, que a veces, como dice Isaías, “arrasa bastiones”. - Tal lo acontecido en Jerusalén, cuando a pesar de estar cerradas las puertas, Jesús se puso en medio de ellos, les dio la paz e insufló el Espíritu para ser enviados a proclamar su misericordia y su amor a todos los hombres. Lo mismo acontece hoy en la Iglesia del siglo XXI, cuyo mensaje pascual es, por un lado, llevar adelante la cultura del encuentro, de la reconciliación, la solidaridad, y la paz como tarea permanente. Y por otro lado, es estar atentos a cierta colonización de nuestras mentes con lenguajes y criterios ajenos al Evangelio. Que esta hora del mundo nos encuentre a la altura del llamado a una
verdadera
reevangelización
y
maduros
en
el
discernimiento
para
ayudar a distinguir y diferenciar con claridad el espíritu de Cristo y de su evangelio, desconocido sin embargo todavía, por algunos cristianos. Guillermo Randle, SJ
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RECONOCEMOS EL PASO DE DIOS EN NUESTRA REUNIÓN Leemos las preguntas y nos damos tiempo para que cada uno pueda decir lo suyo • ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
OREMOS JUNTOS A cada intención respondemos:“¡Envíanos Señor tu Espíritu Santo!” • Con el Papa Francisco oramos: Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social. OREMOS • Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz . OREMOS • Para que el Espíritu Santo ilumine las mentes y los corazones de aquellos que tienen el poder de gobernar las Naciones y busquen en todo momento la rectitud en su actuar, la equidad en la distribución de los bienes materiales, la justicia ante los atropellos a la dignidad humana y la paz para todos los ciudadanos. OREMOS • Recemos ahora hermanos por nuestras intenciones particulares ….
Orar al Espíritu Santo:
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mayo 22
: Dios de bondad y misericordia que has querido vivir en
comunidad junto con tu Hijo y el Espíritu Santo, enséñanos a vivir siempre el bien común para todos. Te lo pedimos a ti Padre que vives y reinas con tu Hijo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén
• Una persona del grupo lee atenta y pausadamente, los demás escuchan en silencio. • Manteniendo el silencio, cada uno lee el texto y lo medita. Puede leerse varias veces.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Por qué Jesús les dice: “tengo muchas cosas para decirles, pero no las pueden comprender ahora”? • El Espíritu que Jesús nos prometió enviar: ¿Qué nos anunciará? • ¿Cuál es el sentido de las palabras de Jesús del v. 15?
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Jesús en este Evangelio quiere revelarles a los discípulos algo muy íntimo y profundo, tanto que es muy difícil explicarlo con palabras. Para ellos será inexplicable porque no lo sintieron o experimentaron personalmente), así el Señor les mostrará un poquito de este MISTERIO, advirtiéndoles de entrada que son cosas que todavía no las pueden comprender (V.12) que hace falta que el Espíritu de la Verdad los vaya “metiendo”, introduciendo, guiando hacia la Verdad completa (V. 13). El texto que meditamos esta semana quiere prepararnos también a nosotros para presentarnos “la verdad más grande, más hermosa y más importante que los hombre podemos conocer”. El Espíritu “no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído”. Su tarea, su obra es hacer presente y actual al Hijo y a su Palabra. Su función es glorificar al Señor Jesucristo, al anunciarnos permanentemente lo que recibió de Él (V.14). Pero así como el espíritu nos recuerda, transmite, hace presente al Hijo de Dios, éste Espíritu habla de “sí mismo” o “por sí mismo”. El Hijo todo lo recibe del Padre, por eso dice: “Todo lo que es del Padre es mío” (V.15). Internamente el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten todo, todo lo tienen en común: la misma vida, amor, gloria, poder, sabiduría, eternidad; tanto que siendo tres, son un sólo Dios. “Todo lo que es del Padre es mío” dice Jesús y hablando del Espíritu de la verdad dirá: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”. Es así, tal cual: “El Padre entrega todo lo suyo al Hijo, lo único que no puede dar es su “paternidad”, siempre fue así, Él es y será Papá porque siempre tuvo, tiene y tendrá un Hijo. También el Hijo recibe todo de su Padre y vive en perfecta entrega y obediencia a Él, lo que Él no puede donar al Padre es su ser de Hijo, porque es su identidad. Entre ambos existió siempre una corriente profunda de mutuo amor y vida, del uno hacia el otro, que los comunica y los hace ser UNO; este Amor que los une es otra persona, es el Espíritu Santo. 22
Leemos las preguntas y nos damos tiempo para que cada uno pueda decir lo suyo • ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? •
¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Te lo pedimos por intermedio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. • Con el Papa Francisco oramos: Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social. OREMOS • Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz . OREMOS • Para que nuestra fe se alimente en el amor al Padre Creador; al Hijo Redentor y al Espíritu Santo Consolador. OREMOS. • Presentemos ahora nuestras intenciones personales y oremos por ellas…
En esta semana nos proponemos: • Reunir alimentos, ropa o dinero con generosidad y acercarlos a la parroquia. • En forma personal intentamos durante la semana mejorar nuestras relaciones en la familia, el trabajo, con los vecinos, etc.
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mayo 29
ORACIÓN INICIAL: Señor Jesús; aumenta nuestra fe en tu discreta presencia
en el Pan Eucarístico y en la realidad de los pobres, carentes de lo necesario para vivir con dignidad. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos”. Amén.
• Una persona del grupo lee atenta y pausadamente, los demás escuchan en silencio. • Manteniendo el silencio, cada uno lee el texto y lo medita. Puede leerse varias veces.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Qué hizo Jesús con la gente? • Al caer la tarde surgió un diálogo entre Jesús y los discípulos. ¿Podemos recordarlo? • ¿Qué milagro se produjo con los cinco panes y los dos peces? ¿Alcanzó para todos? • ¿Qué nos enseña Jesús y qué sentimientos se despiertan en mí?
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¿Dónde está la luz en el texto del evangelio de hoy? En el hecho de que la multiplicación de los panes, figura y preparación de la eucaristía, muestra un estilo de vida, una manera de encararla como donación, como entrega, como un ser para los demás. ¿Qué más nos revela este hecho iluminador? Por un lado, que el amor es comunicación, servicio y ayuda, visualizado en el pan partido y ofrecido. Por otro lado, que Jesús no sólo habla de Dios, sino que lo revela como donación amorosa. Asimismo, nos ofrece la fuerza y el apoyo para sostenernos en su seguimiento y poder alimentar a otros, no sólo en el cuerpo, sino también en el alma y en la vida según el Espíritu. Para mostrarnos esto, tuvo la delicadeza de hablarnos en el lenguaje humano de los sentidos y de lo tangible en el pan y el vino, consagrados en su Cuerpo y Sangre, la única y verdadera fuerza para el camino hacia la casa del Padre. La luz del evangelio de hoy está, por tanto, en el “estilo de vida eucarístico” de Jesús, manifestado en esta ocasión en el hecho de que (en el lugar elegido para retirarse y descansar con sus discípulos), se vio invadido por la gente que lo siguió, a la que no sólo recibió y curó, sino que también, al final de aquel día, dio de comer. Para esto nosotros, como los discípulos, sólo tenemos cinco panes y dos peces, demasiado poco para ofrecer a tantas necesidades como nos rodean, pero Él todo lo puede, con tal que caigamos en la cuenta que no estamos solos, sino con El, que obra en nosotros si le entregamos lo poco que somos y tenemos. Él hará el resto. Este trabajar con Él será señal además, de que nuestra casa, figura del alma, no está vacía y de que, por tanto, la Eucaristía se realiza en nosotros al aprender a conjugar nuestra vida con Él y los demás, y dejar de lado, como decía santo Tomás Moro, “esa cosita molesta que se llama yo”. La luz que el texto de hoy te da ¿no es suficiente para saber por dónde y cómo debes proceder para encaminar y dar sentido a tu vida?
Guillermo Randle, SJ
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San Ignacio, recomendaba al que hace los ejercicios espirituales que: “después de terminada la oración… miraré cómo me ha ido; si mal.. o si bien… y buscaré sacar algún provecho para mi vida” (EE. 77). En este paso vamos a reconocer la presencia de Dios a lo largo de nuestra oración y del compartir juntos. Hacemos un momento de silencio y respondemos a la pregunta: ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Escucha Señor nuestras plegarias - Junto al Papa Francisco oramos: “Para que los desempleados reciban el apoyo y el trabajo que necesitan para vivir con dignidad” OREMOS. - “Para que Europa reencuentre sus raíces cristianas a través del testimonio de fe de los creyentes” OREMOS. - Para que seamos generosos al compartir nuestras vidas y nuestros bienes materiales con aquellos con quienes vivimos y con los que están carenciados del pan material para vivir con dignidad. OREMOS. Pedimos, ahora, al Señor por nuestras necesidades…
- Busquemos un tiempo especial para compartir un rato de oración en silencio ante el Señor Resucitado que se hace Pan Eucarístico. - Preparemos un pan o una rica comida para compartir con los de nuestra familia; pensando que estamos sirviendo la comida al mismo Jesús que vino a visitarnos.
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Para que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren, incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad.
Que los seminaristas, los novicios y novicias tengan formadores que vivan la alegrĂa del Evangelio y les preparen con sabidurĂa para su misiĂłn.
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HORA SANTA GUIA: Tomaremos como reflexión la relación central que existe entre los EE de San Ignacio, el Apostolado de la Oración y el Sagrado Corazón de Jesús. Cuando en 1844 un grupo de estudiantes jesuitas en Toulouse, Francia, ansiosos de partir a misionar a tierras lejanas, escuchaban la propuesta de ser apóstoles mediante su oración, sintieron la invitación a una ofrenda radical de su corazón. Su misión en ese momento era estudiar y no podían partir físicamente a otras tierras, pero fueron desafiados a hacer de toda su vida una tierra misionera. Debían comenzar cada día con una oración de ofrenda en que dirían a Dios que querían vivir esa nueva jornada toda para Él y sólo para Él. Le ofrecían cada una de las pequeñas o grandes cosas que hicieran ese día, con el sincero deseo de hacer todo, absolutamente todo, de acuerdo a su voluntad. El estudio, el trabajo y la sencillez de la vida diaria se convirtieron en el campo apostólico donde esos entusiastas jóvenes colaboraban con la misión de toda la Iglesia. Y sus vidas cobraron un nuevo sentido. Esta nueva propuesta espiritual, que llamaron el Apostolado de la Oración, brotaba claramente de los Ejercicios Espirituales. Era una forma de repetir y renovar cada día la ofrenda de la vida con la que terminan los EE: “Tomad, Señor, y recibid todo lo que soy, todo lo que hago, todos mis deseos, mis proyectos, mis tristezas, mis esperanzas. Quiero orientar mi vida sólo por ti, con el corazón desapegado, en seguimiento de Cristo. Quiero vivir sólo para ti, dame la gracia de alcanzarlo”. Entendieron que estaban invitados a repetir cada mañana la respuesta generosa a la pregunta del Rey Eternal. Cada jornada era puesta bajo la Bandera de Cristo. Como el Corazón de Cristo, en completa disponibilidad a la misión del Reino. Esto es la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, la total disponibilidad a la voluntad del Padre, la completa autodonación, que se hace Eucaristía, que da la vida en la Cruz por los seres amados. “Tomad, Señor, y recibid… Lo ofrezco todo, no me quiero reservar nada. Libérame de mis afectos desordenados, dame conocimiento interno de tu corazón de hombre, para que más te ame y te siga”. Los EE nos enseñan a vivir con el corazón libre para el Señor. En el mes del Sagrado Corazón, que San Ignacio nos ayude a vivir la espiritualidad del Corazón de Jesús. 28
Exposición del Santísimo: GUÍA: Atentos, con gran devoción recibimos la custodia que nos trae el Cuerpo de Jesús, vivo, bajo la especie de pan. Permanecemos unos momentos de profundo silencio y respeto, mientras le decimos: Señor mío y Dios mío. Gracias Señor, porque has querido quedarte con nosotros, con tu Cuerpo y con tu Sangre. Te amo Jesús, quiero y estoy dispuesto a seguirte. Gracias Señor, porque me has mirado…….Nos quedamos unos minutos saboreando esta soledad, Jesús frente a mí, regalándose en la Eucaristía. Estar en tu presencia. GUÍA: Queremos seguir a Jesús. Pero para poder optar y seguir a Jesús tenemos que conocerlo antes. Sólo podemos seguirlo si lo conocemos y lo amamos. EE (104): “tomar conocimiento interno del Señor, para que más le ame y le sirva”. Leemos el texto de Lc 4, 14 - 24 Releamos los puntos de la lectura que más nos han llamado nuestra atención. Es muy fuerte cuando asegura que hoy se ha cumplido lo que hemos escuchado en la Escritura. Nos está diciendo: soy Yo, a quien buscan y quieren seguir. ¿Estamos decididos? . Cuando estemos convencidos de estar dispuestos a seguirlo, nos presentará otra nueva decisión…. Nos quedamos meditando unos minutos y le pedimos fuerza a nuestra Madre que nos muestre el camino para seguir a Jesús. Rezamos tres Ave Marías.. Reconocer el paso de Dios: GUÍA: Si dije: “Sí, quiero seguirte”, San Ignacio nos dice que antes de ver cual es el camino al que Dios nos está invitando a seguir, es bueno conocer ese camino. Es la meditación de las dos banderas. ¿Qué reinos son los que queremos para nosotros? ¿qué cosas dirigen nuestro interior, que nos obligan a plantear un duro combate entre lo que hemos sido hasta hoy y lo que el Señor nos está pidiendo?. Es un esquema de discernimiento. ¿Queremos seguir apegados a lo que venimos viviendo desde hace mucho? o estamos verdaderamente decididos a seguir la bandera de Jesús, aunque esta sea comprometida como en el texto de Lucas que leímos antes. Seguramente que el mal espíritu, tratará de mostrarnos que es mejor seguir donde ya estábamos, menos comprometidos. El Señor nos está esperando. Estamos ante una gran disyuntiva: Si decidimos hacer este camino, estamos a punto de aumentar nuestro compromiso con el Señor.
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Pidamos fuerza a nuestro Padre para que nuestra decisión sea libre y comprometida. Habiendo decidido que vamos a tomar la bandera de Jesús, ahora San Ignacio nos presenta las alternativas de hasta cuanto estamos dispuesto a seguirlo. Para ello nos presenta una meditación donde se muestran tres binarios, sale de lo cognitivo para preguntarle a nuestro corazón, hasta donde llega mi voluntad de entrega. Nos ayudamos con el texto: Mc 10, 17 - 22. Éste es el primer binario que nos presenta San Ignacio. Estamos dispuestos a seguir a Jesús, a dar todo y ser sus discípulos?. Si es así puede aparecer la tentación de querer tener un Cristo a quien seguir pero poniendo condiciones, este es el segundo binario que nos presenta San Ignacio, un Cristo a nuestra medida, de estampita, que está ahí pero no molesta. ¿Ese es el Cristo que estamos dispuestos a seguir? y no el Cristo real, que se entrega por nosotros en el mayor acto de amor, dar la vida para posibilitar nuestro reencuentro con el Padre. Ignacio nos presenta entonces un tercer escalón donde ya no hay condicionamientos. Estamos dispuestos a … EN TODO AMAR Y SERVIR. Queremos realmente hacer la voluntad de Dios y para ello aprendemos a hacernos indiferentes a las cosas que nos rodean, en el sentido de que no obstruyan nuestra decisión de seguir a Cristo. Petición final. GUIA: Hoy ha sido un día de mucha reflexión. Estamos comenzando a abrazar la espiritualidad del Sagrado Corazón con el compromiso de poner el nuestro a su voluntad y de seguir a Jesús. Repitamos una y otra vez, la moción del comienzo de nuestra Hora Santa: En el mes del Sagrado Corazón, que San Ignacio nos ayude a vivir la espiritualidad del propio Corazón de Jesús. Al despedirnos repetimos tres veces: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO 30
JUNIO 5
: Padre Bueno, danos la gracia de recurrir siempre a Ti en los momentos de dificultad. No permitas que las angustias, soledades y momentos de tristeza nos haga abandonar la fe que profesamos.
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • Sitúate en la escena que relata el evangelista Lucas y responde ¿Cómo describirías la situación en la que se encontraba la viuda? • ¿Cuál es la actitud de Jesús ante el dolor de la mujer? • ¿Cómo resuenan las palabras de Jesús si estuvieran dirigidas a ti «Muchacho/a yo te lo ordeno, levántate» • También compartimos esta otra pregunta: ¿Crees que hay personas que sufren porque esperan que resucite en ti la vida? ¿Hay muerte en tu vida?
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Desde que nacemos no hacemos otra cosa que anhelar algo que no poseemos, pero que necesitamos para vivir con plenitud. Nuestro error está en pensar que podemos saciar los anhelos más hondos del corazón satisfaciendo nuestras pequeñas necesidades de cada día. Por eso no es malo sentir la sacudida de la crisis que nos advierte de nuestro error. A veces la crisis no es ruptura desgarradora. Solo el «mal sabor» que va dejando en nosotros una existencia vivida de manera mediocre. Tengo de todo, podría ser feliz, ¿de dónde me brota esa sensación de vació y falsedad? ¿Por qué esa nostalgia a veces tan fuerte de algo diferente, más bello y auténtico que todo lo que me rodea? Otras veces es el cansancio de vivir haciendo siempre lo mismo, la frustración de vivir de manera repetitiva y mecánica. ¿Eso es todo? ¿Me he de contentar con levantarme, trabajar, descansar el fin de semana y volver de nuevo a hacer el mismo recorrido? ¿Qué es lo que anhela mi ser? Tarde o temprano llega también la crisis que rompe nuestra seguridad. Vivíamos tranquilos, sin problemas ni preocupaciones. Todo parecía asegurado para siempre. De pronto una enfermedad grave, la muerte de un ser querido, la crisis de pareja… ¿por qué no hay dicha duradera? Una cosa es clara: mis deseos no tienen limite, pero yo soy frágil y limitado. En el fondo, ¿no estoy deseando algo que supera todo lo que conozco? Son muchas las personas que experimentan algo de eso más de una vez en su vida, aunque luego no hablen de ello si sepan cómo explicarlo a otros. Pero estas crisis se dan y son importes, porque crean un espacio para hacernos preguntas, liberarnos de engaños y arraigar mejor nuestra vida en lo esencial. Los evangelistas nos presentan a Jesús como fuente de esperanza en medio de las crisis del ser humano. En el relato de Lucas se nos dice que Jesús se encuentra con un entierro en las afueras de Naín. Sus ojos se fijan en una mujer rota por la desgracia: una viuda sola y desamparada que acaba de perder a su único hijo. Jesús solo le dice dos palabras: «No llores». Siempre es posible la esperanza. Incluso ante la muerte. José Antonio Pagola.
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Siguiendo la recomendación que hace San Ignacio, «después de terminada la oración… miraré cómo me ha ido; si mal… o si bien… y buscaré sacar algún provecho para mi vida» (EE. 77). En este paso vamos a reconocer la presencia de Dios a lo largo de nuestra oración y del compartir juntos. Hacemos un momento de silencio y respondemos a la pregunta: ¿Qué sentimientos o pensamientos surgieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Escucha Señor nuestras plegarias - Junto al Papa Francisco oramos: “Para que los ancianos y personas que se encuentran solas tengas atención y cobijo de sus familiares” OREMOS. - “Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas.” OREMOS. - Para que seamos generosos al compartir nuestras vidas y nuestros bienes materiales con las personas que lo necesitan. OREMOS. Pedimos, ahora, al Señor por nuestras necesidades…
- Busquemos un tiempo para realizar una visita al Santísimo Sacramento y tener un momento de adoración. - Visitemos a un enfermo o familiar que se encuentra solo y necestia de apoyo y cuidado.
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JUNIO 12
Danos Padre tu Espíritu Santo para que crezca en nosotros una mayor confianza en vos que siempre nos socorres en nuestras debilidades. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo que vive contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • • • •
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Describe el diálogo entre Jesús y Simón ¿Qué le dijo Jesús a Simón sobre la pecadora? ¿Cuáles fueron las palabras de Jesús hacia la pecadora? También compartimos esta otra pregunta: ¿Qué nos enseña Jesús y qué sentimientos se despiertan en mí?
Mientras en la primera lectura de hoy el rey David se humilla y confiesa su pecado y sobre esta confesión es perdonado, bien diferente aparece el perdón en el evangelio, que podemos titular: “el pío fariseo y la prostituta”. A ella, que altera el festín del fariseo, sus numerosos pecados le son perdonados porque amó mucho. Misteriosa declaración. Por supuesto que la expresión “amó mucho”, no se refiere a los pecados cometidos por amor carnal. Y sin embargo, si ella fue una amante culpable, fue y permanece siendo una mujer que ama de alguna manera, no una mujer instalada en su propia justicia. Es aquí donde la gracia divina del perdón encontró en ella el punto de contacto para moverla a su maravilloso testimonio de arrepentimiento. Aquí está la luz del evangelio: en el amor como su columna vertebral; y no en el pecado, que aunque todavía no purificado en ella, ofreció sin embargo, la capacidad de reconocerse como pecadora y abrirse, no sólo al arrepentimiento y a la purificación interior, sino hasta dejar entrar al mismo Jesús en su alma; quien al no buscar el pecado, sino su salvación, hizo posible un cambio de rumbo, al decirle: “tu fe te ha salvado”, es decir: “tu confianza y tu decisión por mí, te han salvado”. El concurso de la gracia siempre preveniente y el cebo de un amor auténtico en la mujer, permanecieron como un todo que no debemos disociar, porque allí precisamente estuvo en potencia la posibilidad del cambio, en el hecho, en una palabra, de que la gracia no anula la naturaleza, sino que la asume y encamina. Por el contrario, en el amor pequeño y mediocre del que se cree “justo” como el fariseo, el amor de Dios que perdona no puede insertarse sino con dificultad e insuficiencia, por aquello de que “nada separa tan radicalmente de Dios como una piedad segura de sí misma, pero pobre en el amor”. ¿Llega hasta ti la columna vertebral del evangelio que es el amor? Guillermo Randle, SJ
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San Ignacio, recomendaba al que hace los ejercicios espirituales que: “después de terminada la oración… miraré cómo me ha ido; si mal… o si bien… y buscaré sacar algún provecho para mi vida” (EE. 77). En este paso vamos a reconocer la presencia de Dios a lo largo de nuestra oración y del compartir juntos. Hacemos un momento de silencio y respondemos a la pregunta: • ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Te lo pedimos Señor, ¡escúchanos! • Con el Papa Francisco oramos: “Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social”. OREMOS • “Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz”. OREMOS. • Para que podamos superar nuestras debilidades y pecados como la murmuración, las críticas, los enojos y los pensamientos negativos. OREMOS. • Pedimos ahora al Señor por nuestras necesidades personales….
En esta semana nos proponemos: • Hagamos un esfuerzo por no hablar mal de otra persona y por buscar la cercanía con aquellos con quienes estamos alejados. • Busquemos la forma de ayudar con algo material a alguna persona o familia necesitada.
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JUNIO* viernes 24
“Señor Jesús, al celebrar hoy el nacimiento de San Juan Bautista, renovamos nuestra acción de gracias por la vida que nos has regalado a cada uno de nosotros y por la fe que has encendido en nuestros corazones”.
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • Narra cómo Isabel, Zacarías y su familia resuelven poner al niño el nombre de Juan. • ¿Con qué expresiones los vecinos comentan el nacimiento de Juan? • ¿Cómo se describe al niño Juan en el versículo 80?
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Como el nacimiento de Jesús el ángel Gabriel anuncia también el nacimiento de Juan Bautista (Lc. 1,13). El ángel Gabriel es como un “vocero” de Dios, anunciando lo “imposible”. Pero mientras María confía totalmente en la palabra del ángel (Lc. 1, 38), Zacarías, a pesar que era un sacerdote, no podía confiar debido a su avanzada edad y la esterilidad de su esposa Isabel (Lc. 1,18). Como consecuencia de su confianza María comienza a hablar proféticamente (Lc. 1, 46–53), mientras Zacarías por su desconfianza y falta de fe, se queda mudo (Lc. 1,20). Sin embargo, el “milagro” ocurre: Isabel queda embarazada y da luz a un hijo. Los parientes y vecinos se alegran y se preguntaron a la vez: ¿Qué va a ser este niño? Nosotros, siglos después sabemos qué grande fue este “niño” que exigió la conversión de cada uno; pues Jesús mismo dijo de él “que entre los hijos de mujer no hay ninguno más grande que Juan Bautista” (Lc 7,28). Pero de lo que nos olvidamos muchas veces y el evangelio de hoy nos lo recuerda claramente es: a) Dios es un Dios que actúa por su gran misericordia (Lc. 1,57). b) Cuando uno confía totalmente en Dios y cuando uno se siente lleno del Espíritu Santo, se le abren los ojos y la lengua y uno es capaz de hablar proféticamente como lo había hecho María (Lc. 1, 46–53) y como lo había hecho Zacarías (1,67-79) al enterarse de que Dios actúa (Lc. 1, 66). c) Aparentemente para ser grande entre los hombres y delante del Señor es necesario que se rompan costumbres familiares y tradiciones: Juan Bautista, ni recibe el nombre de su papá Zacarías ni el nombre de otro familiar como habría sido normal en ese entonces. Juan no es y no debe ser una copia de su papá o de cualquier otro familiar. Juan recibe el nombre que Dios le había dado y con su nombre auténtico vive también la tarea que le había confiado Dios, es decir: su misión de profeta.
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San Ignacio, recomendaba al que hace los ejercicios espirituales que: “después de terminada la oración… miraré cómo me ha ido; si mal… o si bien… y buscaré sacar algún provecho para mi vida” (EE. 77). • En este paso vamos a reconocer la presencia de Dios a lo largo de nuestra oración y del compartir juntos. Hacemos un momento de silencio y respondemos a la pregunta: • ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Escucha Señor nuestras plegarias • Junto al Papa Francisco oramos: “Para que los desempleados reciban el apoyo y el trabajo que necesitan para vivir con dignidad” OREMOS. • “Para que Europa reencuentre sus raíces cristianas a través del testimonio de fe de los creyentes” OREMOS. • Para que el testimonio de fe de Isabel y Zacarías nos enseñen a confiar en la acción providente de Dios sobre nuestras vidas. OREMOS. Presentemos, ahora, nuestras súplicas y peticiones al Señor…
En esta semana nos proponemos: • A nuestras oraciones diarias agreguemos un Padrenuestro para que el Señor acreciente nuestra fe y la de nuestra familia, como la de Isabel y Zacarías. • Brindemos afecto o un pequeño regalo (caramelo, por ejemplo) a un niño de nuestra familia o de algún vecino.
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JUNIO 26
Señor Jesús abre nuestro corazón y nuestro entendimiento para que al leer y meditar tu Palabra, ella nos ayude a llevar una vida digna de buenos hijos tuyos. Te lo pedimos a ti que vives y reinas con el Padre, en la unión del Espíritu Santo. Amén
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto y lo medito en silencio.
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos: • ¿Hacia dónde se encaminó Jesús y para qué envió mensajeros? • ¿Qué dijeron Santiago y Juan y qué hizo Jesús? • Mientras iban caminando, ¿Qué diálogos tiene Jesús con la gente? (Leer V. 57-62) • ¿Qué nos enseña Jesús y qué sentimientos se despiertan en mí?
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El seguimiento al que nos invita Jesús, como preparación para el encuentro definitivo con Él, va más allá de la exigencia puesta por el profeta Elías a Eliseo en la primera lectura de hoy. ¿En qué consiste esta exigencia y dónde está la luz del evangelio de este domingo? La exigencia se ve en las reacciones de los tres hombres que se acercaron a Jesús mientras iba camino a Jerusalén con sus discípulos. • El primero desistió de seguirlo cuando vio efectivamente que Jesús no tenía dónde descansar, al haber sido rechazado su hospedaje por los samaritanos, enterados que iba a Jerusalén. • El segundo quiere ir antes a enterrar a su padre, pero en cambio, mejor es seguir a quien es Señor de muertos y vivientes y está más allá de la vida y de la muerte. Jesús lo hizo pasar así del argumento que moraliza -y hace del evangelio lo que no es-, al punto de vista de la vida según el Espíritu que requiere presteza en su realización. • El tercero pidió antes ir a despedirse de los de su casa. Aquí Jesús fue más lejos que el profeta Elías, porque la decisión exigida por el Reino es inmediata. Es a partir de esta pauta que se ha de ordenar la relación con la familia y los demás. La luz en este evangelio está en el llamado que nos hace a la libertad, no a lo antojadizo, porque “para ser libres nos libertó Cristo”. Y además en la respuesta, que sólo puede darse en la libertad interior, la disponibilidad o la preferencia por Él sobre todo lo demás. Esta libertad interior, disponibilidad o preferencia por Cristo, se realiza en el servicio de unos y otros en el amor e implica una lucha permanente contra lo que nos esclaviza y se opone a la libertad que nos es prodigada. Sólo así podemos elegir lo que más nos ayude a un seguimiento cercano, porque el amor de Dios es totalizante y no se conforma con medianías. Su realización es sólo factible con Él y no mediante un acto solitario y voluntarista, porque en el fondo de lo que se trata es de amarlo, más aún, de creer que Él te ama. Guillermo Randle, SJ
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RECONOCEMOS EL PASO DE DIOS EN NUESTRA REUNIÓN San Ignacio, recomendaba al que hace los ejercicios espirituales que: “después de terminada la oración… miraré cómo me ha ido; si mal… o si bien… y buscaré sacar algún provecho para mi vida” (EE. 77). •
En este paso vamos a reconocer la presencia de Dios a lo largo de nuestra oración y del compartir juntos. Hacemos un momento de silencio y respondemos a la pregunta:
• ¿Qué sentimientos o pensamientos se movieron en mi interior mientras meditaba en silencio o cuando escuchaba el testimonio de las otras personas del grupo? • ¿Ha cambiado algo en mí?
A cada intención respondemos: Escucha Señor nuestras plegarias Junto al Papa Francisco oramos: “Para que los desempleados reciban el apoyo y el trabajo que necesitan para vivir con dignidad” OREMOS. • “Para que Europa reencuentre sus raíces cristianas a través del testimonio de fe de los creyentes” OREMOS. • Para que no seamos sordos a la voz del Señor cuando nos llama a un mayor compromiso de fe y de servicios en favor de nuestra vida personal y espiritual o de aquellos con los que vivimos en familia. OREMOS. • Pedimos, ahora, al Señor por nuestras necesidades…
En esta semana nos proponemos: • Para que poniendo la “mano en el arado” miremos adelante e invitemos a otras personas a integrar la Red de Oraciones del Papa Francisco y a formar parte de los grupos GAO
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La Red Mundial de Oración del Papa ofrece a los párrocos estos encuentros, como un aporte a la formación de los Ministros de la Eucaristía en el año Jubilar.
Hemos sido creados por la Palabra (“…y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza “. Gen. 1, 26) para que nos comuniquemos con los demás y con toda la Creación. El Ministro de la Eucaristía evangeliza con la Palabra de Dios que ha meditado, interpretado, amado y da testimonio de ella con su vida.
Enséñanos Señor a meditar y amar tu Palabra de tal modo que la anunciemos a través de la nuestra y con el testimonio de nuestras vidas.
Una persona lee el texto, en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. Volvemos a leer el texto y lo meditamos en silencio “Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el SEÑOR le había dado a Israel por medio de Moisés. Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la 43
lectura, y la leyó en presencia de ellos en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley. Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie. Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!». Luego adoraron al SEÑOR, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente. Los levitas (sacerdotes) exponían la ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Ellos leían del Libro de la Ley de Dios con claridad e interpretando el sentido, de manera que se comprendía la lectura. Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote escribano y los levitas (sacerdotes) que instruían al pueblo, dijeron a todo el pueblo: “Este es un día consagrado al Señor su Dios, por lo tanto, no estén tristes ni lloren” Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley. Después añadió: “Ya pueden retirarse, coman bien, beban un buen vino y manden una porción al que no tiene nada preparado, porque este es un día consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, porque la alegría en el Señor es la fortaleza de ustedes”. Y los levitas serenaban al pueblo, diciendo: “¡tranquilícense! Este día es santo: no estén tristes”. Todo el pueblo se fue a comer y a beber, a repartir porciones y a hacer grandes festejos, porque habrían comprendido las palabras que les habían enseñado”.
• ¿Qué dice el texto de Nehemías, de qué trata? • ¿Con qué actitudes era leída la Palabra de Dios? • ¿Con que actitudes era escuchada la Palabra de Dios? • ¿Qué significa “comprender e interpretar” la Palabra?
Reflexionamos en silencio las siguientes preguntas y las compartimos con el grupo. • ¿Con qué actitudes me acerco a leer o escuchar la Palabra? • ¿Comprendo la Palabra cuando le leo? ¿Busco interpretarla para el momento que estoy viviendo en mi vida?
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Elige y señala con una “X” dos o tres de estos textos bíblicos sobre la Palabra con las que más te identificas. Reflexiona un momento en silencio y luego comparte con el grupo. 1- “La Palabra de Dios es viva y poderosa, más cortante que cualquier espada de dos filos”. (Hebreos 4, 12-13) 2- “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia” 2 Timoteo 3; 16-17 3- “Tú Palabra es una lámpara para mis pies; es una luz en mi sendero”. Sal 119; 105 4- “No se contenten sólo con escuchar la Palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. Santiago 1; 22 5- “La hierba se seca y la flor se marchita, pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. Isaías 40; 8 6- “Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la Palabra de Dios y la obedecen”. Lucas 11; 28 7- “Por tanto, todo el que me oye estas Palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca”. Mateo 7; 24 8- “El camino de Dios es perfecto; la Palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios para los que en él se refugian”. Salmos 18:30
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La Red Mundial de Oración del Papa ofrece a los párrocos estos encuentros, como un aporte a la formación de los Ministros de la Eucaristía en el año Jubilar.
JESUS, nos enseña que él es el Camino, la Verdad y la Vida y quién lo sigue no andará en la oscuridad. La fe y la vida del cristiano se hace creíble y luminosa en la medida que sigue el camino de Jesús. Pero a Jesús no le fue fácil anunciar “el amor y la misericordia del Padre” sabemos que en muchas oportunidades se sintió solo, cansado y fracasado. Recorriendo nosotros el mismo camino también podemos experimentar los límites del cansancio, rechazo y frustración. En este “Encuentro” reflexionaremos sobre el “cansancio” en el Ministerio de la Palabra y la Eucaristía. 46
Señor Jesús, sabemos que has sufrido cansancio y rechazo al anunciar la bondad, el amor y la misericordia de nuestro Padre Dios; acompáñanos a nosotros cuando vivamos una situación semejante a la tuya.
• Una persona lee el texto evangélico en voz alta; los demás, dejamos que la Palabra resuene en nuestro interior. • Vuelvo a leer el texto (una y más veces) y lo medito en silencio
• ¿Qué dice el texto de Isaías que Jesús leyó en la Sinagoga? • ¿Por qué Jesús dice que los profetas Elías y Eliseo; fueron enviados a evangelizar a los paganos (en los países de Sidón y de Siria) y no al pueblo de Israel? • ¿Cómo reaccionaron los judíos que estaban en la Sinagoga de Nazaret, al escuchar las palabras de Jesús? • ¿Cómo se sintió Jesús en la Sinagoga de su pueblo?
¿He tenido experiencias de fracaso e indiferencia, semejantes a la Jesús, cuando hablé de él con algún familiar, amigo o vecino? ¿Siento vergüenza de hablar de Jesús? ¿Por qué? ¿Qué sentimientos se producen en mí cuando mis palabras son bien recibidas o rechazadas?
Para intercambiar experiencias. Señala con un rectángulo SI cuando actúas de ese modo y NO cuando haces lo contrario. Cuando estés en duda señala ¿? 1- Aprovechas las preguntas o comentarios que expresan tus hijos, o miembros de tu familia sobre la fe, para ayudarles a que vayan conociendo mejor a Dios? SI | NO | ¿? 2- Cómo Ministro de la Eucaristía ¿realizas el ministerio con humildad, escucha y unción? SI | NO | ¿?
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3- ¿Descubres en el rostro del pobre, del enfermo, del minusválido o del anciano…; la presencia oculta de Cristo sufriente? SI | NO | ¿? 4- ¿Eres compasivo y misericordioso ante las debilidades y errores de los demás? SI | NO | ¿? ¿Te has sentido decepcionado, cansado y con deseos de abandonar el Ministerio? SI | NO | ¿? 6- ¿Al anunciar a Jesús has experimentado el rechazo? SI | NO | ¿? 7- ¿Encuentras consuelo cuando ejerces el ministerio (sirviendo en el Altar; visitando enfermos…)? SI | NO | ¿? 8- Reaccionas mal cuando alguno de tu familia, no practica la fe como tú lo haces? SI | NO | ¿? 9- ¿Piensas que una persona que no tiene experiencia de amor a los demás no puede amar verdaderamente a Dios? SI | NO | ¿? 10- Consideras que ayudaría a tus hijos a crecer en su fe el integrarse voluntariamente a un grupo de niños, adolescentes o jóvenes? SI | NO | ¿?
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