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Testimonio de Leandro Verteramo Diplomático argentino de intercambio

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El 2021 fue un año que se caracterizó por ponernos frente a desafíos tanto en lo personal como en lo colectivo. Mientras que el año 2020 se encontró marcado por el impacto disruptivo del estallido de la pandemia del COVID-19, el 2021 exigió un mayor nivel de madurez a nivel social para impulsar las medidas que permitieran volver a la normalidad o construir una nueva normalidad.

En este sentido destacaron particularmente el diseño e implementación de planes de vacunación, pero también la apelación a herramientas innovadoras que nos permitieran dar continuidad a las actividades que realizáramos antes de la pandemia.

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Como un ejemplo de resiliencia, las herramientas digitales permitieron mantener las actividades de la ACADE y en particular el programa de intercambio con el Instituto del Servicio Exterior de la Nación de la República Argentina (ISEN), el cual reviste una relevancia vital para fortalecer las relaciones amistad entre ambos países, y el entendimiento de nuestros pueblos.

Las dificultades experimentadas desde lo colectivo se entrelazaron con los desafíos a nivel personal, cuando me fue asignada la posibilidad de realizar el intercambio a principios de 2021. Lo que inició como un desafío repleto de incógnitas ante el conocimiento de que el intercambio se realizaría de manera virtual y estaría cursando con colegas a quienes no conocería en persona, fue poco a poco transformándose en una experiencia enriquecedora gracias al personal de la ACADE, los equipos docentes y particularmente mis colegas.

En todo momento la ACADE, por medio de sus funcionarios y funcionarias, se mostró a plena disposición para coordinar las clases, atender las particulares demandas o inquietudes que pudiera tener y allanar todos los caminos para maximizar los beneficios resultantes de la experiencia del intercambio.

Asimismo, los contenidos abordados en el programa académico me permitieron complementar la formación obtenida en el ISEN, particularmente la agenda de Chile en política exterior y los puntos en común compartidos por nuestros países. Destaco en particular haber podido abordar de manera exhaustiva la política de integración fronteriza chilena, tomando conocimiento de primera mano de los desafíos más recientes que caracterizaron la política exterior, y cuáles continúan siendo los principales asuntos pendientes y desafíos a abordar proactivamente. Asimismo, el intercambio me permitió ratificar la relevancia de los

derechos humanos en cuanto eje compartido sobre el que se estructuran las sociedades chilena y argentina, que requiere nuestro constante esfuerzo y responsabilidad para continuar avanzando.

En otra línea, la realización del intercambio con la ACADE me llevó nuevamente a estudiar e investigar sobre asuntos centrales en la realidad del siglo XXI y desafíos que debemos estar preparados para abordar. En este sentido, el rol de las tecnologías en la política exterior fue uno de los temas principales por cuanto por una parte requirió una fuerte investigación en lo concerniente a las políticas desarrolladas actualmente por terceros países, pero también exigió mantener una predisposición abierta para conocer iniciativas concretas que exceden el campo tradicional del saber de la diplomacia, y adentrarse en debates concernientes a la interacción entre esta última y las nuevas tecnologías. De manera complementaria, la curricula de la ACADE incluyó talleres específicos sobre las temáticas actuales de la política internacional, como la competencia entre potencias por el liderazgo global o las dinámicas de regiones involucradas en conflictos de incidencia global, complementando ello con cursos concernientes a negociaciones diplomáticas, el rol de los diplomáticos y los márgenes de acción existentes.

Finalmente, quiero destacar a mis colegas de primer año, quienes en ningún momento dejaron de hacerme sentir como uno más. Al inicio, era un desafío compartir clases con personas a quienes no conocería personalmente, pero rápidamente quedó a la vista que ello no sería ningún obstáculo para generar una genuina relación de compañerismo y amistad. Compartir las clases nos llevó a generar grupos de estudio, fortalecer nuestros conocimientos a partir de intercambiar experiencias previas o puntos de vista distintos, organizarnos para hacer frente a situaciones concretas comunes como los exámenes o presentaciones, pero en adición a ello, también realizamos videoconferencias para conocernos mejor e ir rompiendo el hielo poco a poco. A tal punto fue el compañerismo generado, que cuando tuve la posibilidad de viajar a Chile en diciembre para participar de la ceremonia de clausura del año académico, al verme con mis colegas sentí estar entre personas amigas y así disfrutamos una tarde conociendo Santiago.

Agradezco a la ACADE por haberme extendido la invitación para participar en el intercambio con el ISEN, y más allá de las dificultades planteadas por el contexto atravesado, fue posible dar una respuesta resiliente que permitiera dar continuidad a una valiosa tradición que más allá de permitir ampliar nuestros conocimientos, nos permite trazar puentes entre nuestros países, generando entendimientos mutuos y reforzando la amistad a ambos lados de la cordillera de los Andes.

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