El pequeño

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El pequeño, lugar de revelación “Mientras tú me amas, yo existo” Paul Claudel En el encuentro pasado, gracias a Marie France, entramos en profundidad en el tema de la Fragilidad . La pregunta que vamos a tratar hoy es: ¿Cuál es nuestra actitud, nuestra respuesta frente a la fragilidad? ¿Cómo apareció en mi historia personal y de qué forma? 1-Panorama general: Por un lado, el sentimiento de fragilidad en el mundo no ha sido nunca tan grande como en el presente. Por diferentes causas todos estamos reunidos en estas experiencias de catástrofes, de problemas económicos y políticos, por el fenómeno de la globalización y de la comunicación, que hacen de nosotros un receptáculo receptáculo inmediato de todas las fragilidades del mundo que también nos afectan psicológicamente y crean un sentimiento de interdependencia. Nuestros esfuerzos loables por compensar, reparar, integrar al más frágil en nuestra sociedad, se topa con una realidad social que está cada vez más fragilizada y que engendra nuevas fragilidades, muchas veces más íntimas, más psicológicas y desgraciadas… Es decir, la fragilidad está por todas partes ;fragilidad de la paz, de nuestros vínculos familiaresfamiliares la fragilidad del sistema financiero, etc. 2-La La pregunta antropológica: ¿Cómo vivir humanamente dentro de este contexto histórico social? ``Vivir humanamente es saber ver en el orden aparente de hoy, las pequeñas y grandes anomalías que son semillas de cambio, presagios de de equilibrio del mañana´´( “Acoger Nuestra Humanidad”)…….. Esta apertura a los “signos de nuestro tiempo” es lo que nos permite preguntar con cierta urgencia: ¿quién es el hombre? .Jean Vanier en el retiro que dió en Chile en el 2005 nos decía que la pregunta gunta que urge en este presente no es ¿quién es Dios? sino más bien ¿quién es el hombre? Y creo que la insistencia de Jean por la pregunta por el hombre encierra también una preocupación por la situación del mundo. Creo que el horizonte al cual está dirigiendo diri la mirada Jean Vanier es la Paz del mundo como si ésta dependiese de la respuesta que demos a la pregunta de ¿quién es el hombre?,¿ quién es cada uno de nosotros?,¿ cómo podemos devenir cada vez más humanos?


Siempre va a estar, allí, en el centro de nuestro actuar, aunque más no sea en forma implícita, una concepción del hombre. Si alguien no puede esperar una autonomía completa y vivir según los valores de la sociedad¿ es realmente humano? ¿No juega subliminalmente en nosotros esta concepción del ser humano , como “animal racional”, y no es esta definición la que está por debajo de una sociedad que, en última instancia , va generando una marginación con relación al débil, al que no es útil, al que no se puede valer por sí mismo... Al que tiene que depender de otros, al que nos ``hace perder tiempo´´,al que no nos da una posibilidad de utilidades…Acaso ¿no está unida la concepción del hombre con un tipo de sociedad y no está unida ese tipo de sociedad con el riesgo en el cual estamos permanentemente en relación a la paz? La concepción del hombre es lo que está subyaciendo a un orden social y un orden social que excluya a una parte de la sociedad es un orden aparente que encierra una ´´anomalía´´ que pone en riesgo la paz. Esta pregunta antropológica es una pregunta entonces que tiene una gravedad y una profundidad muy grande. Tiene también una dimensión profética que anuncia un nuevo orden, una nueva convivencia que dependerá de esa nueva visión del hombre, de una nueva visión del amor. ¿Podremos nosotros sobrepasar el sueño de controlar, dominar todo y aprender, no tanto a controlar sino más bien vivir con la naturaleza y los hombres? En efecto, cuando nuestra civilización ve los más pobres o los más frágiles como problemas a ordenar, negando la complejidad de su ser, de sus relaciones con nosotros, ella niega su misma humanidad y los hace callar. La búsqueda de la eficacia contra la miseria es muchas veces la causa. Hacer emerger el pensamiento, las aspiraciones, las estrategias que desarrollan los más pobres como fuente de un nuevo conocimiento, de una nueva acción colectiva y de un nuevo proyecto de civilización…es lo que necesita nuestra sociedad….Pero para ello tenemos que entrar dentro de nosotros mismos…de nuestra visión de lo humano para saber cómo devenir más humanos y así trasformar la sociedad … 3-El largo camino hacia nuestra identidad: En efecto, nuestras vidas están conducidas muchas veces por una urdimbre de prejuicios que nos van pautando el sentido de la misma.. En estos prejuicios que forjan nuestro “imaginario colectivo” la fragilidad es un escándalo, no va con nuestra concepción de lo humano, muy fundado sobre la definición clásica del “hombre como animal racional”; y todo ésto interviene para ver a la persona con discapacidad, al anciano, al enfermo, como cuasi humanos….como una pesada carga. Nadie quiere la fragilidad, nadie quiere ser vulnerable…no estaría bien buscar la fragilidad como tal…Marie France nos decía la vez pasada que la fragilidad no es un bien en si mismo. En nuestra vida tratamos de tener una vida satisfecha…con nuestras necesidades cumplidas y los diferentes roles que ejercemos en nuestra sociedad que nos van planificando. Sin embargo en nuestra vida, la fragilidad aparece y, muchas veces, lo hace de forma violenta, como un momento trágico de nuestra existencia, quebrando las estructuras que nos habían acogido y que nos habían dado sentido a nuestra vida, a nuestra forma de ver las


cosas y de accionar en el mundo. Este quiebre es como si el orden de la vida se volcara, mostrando toda su fragilidad y contradicción. a-Entrar en la experiencia: Cada uno en su propia historia podrá reconocer ese momento que nos abre al desafío de la libertad. ¿Cuál es en mi propia historia personal aquel acontecimiento que me puso en camino hacia mi ser profundo? No podemos abordar esta cuestión sin apelar a nuestra propia experiencia de fragilidad; lo maravilloso de nuestra experiencia particular es que en un punto toca una profundidad humana que la hace universal, es decir, si bien es particular, única, se universaliza en la medida que expresa una condición del hombre. Entonces, no puedo comenzar a reflexionar sobre esta cuestión tan honda sin compartir con uds. la propia experiencia que ha hecho que hoy esté en el Arca, en un camino especial espiritual y humano: Recuerdo que cuando estaba embarazada de Sofía mis 5 hijos mayores eligieron el nombre de Sofía… Cuando comenté en un grupo de filósofos que se iba a llamar Sofía, comenzaron a jugar con el significado del nombre, que como uds. saben quiere decir ¨sabiduría¨…filosofía es “amor a la sabiduría”, y cuando nació Sofía nació con SD!! Fue una gran paradoja ponerle este nombre…. Pero a lo que voy es que de alguna manera está tan identificada la verdad con la razón, con la inteligencia, que hay una sabiduría que queda fuera y que es la que la que se pone de manifiesto con la fragilidad, con la vivencia de nuestra pobreza: “la verdad de nuestro corazón…”; el camino de la sabiduría del corazón, donde reside nuestra verdad profunda. Este es el camino que me gustaría recorrer junto con uds. y desde la experiencia que cada uno tenga por la aparición de la fragilidad en sus vidas y de las diferentes reacciones que ella haya suscitado… La fragilidad, que, como decía Marie France, significa que algo “se quiebra fácilmente”, que “se rompe” pone al desnudo nuestra “vulnerabilidad”. La crisis, este “ romper” lo que está dado estatuído, nos da la oportunidad de descubrir una novedad!! Cuando aparece la enfermedad, un accidente, la discapacidad, el hombre experimenta hasta el fondo su pobreza estructural, su necesidad absoluta del otro y por lo tanto, su “vulnerabildad”….la necesidad de depender de la gratuidad del amor”… y ésta necesidad en mí surgió como una pregunta que manifestaba esa vulnerabilidad que ocultamos normalmente y que en ese momento quedó en mí al desnudo. En efecto, cuando estábamos en el cuarto solos con Georgie, mi marido, recién nacida nuestra querida hija Sofía, le pregunté : ¿¨Me vas a dejar ¨?…en ese momento no sabía de donde surgía esa pregunta, ya que estábamos en un momento muy bueno de nuestro matrimonio. Luego comprendí que desde ese fondo del corazón en que nos sentimos vulnerables, desde esa desnudez surge el miedo al abandono y la vergüenza. Cuando tenemos un hijo con discapacidad sentimos que hay una falla que viene de nuestra naturaleza, de nuestra maternidad; hay sentimientos de gran confusión y de culpa cuando nuestro hijo pone al descubierto nuestra íntima fragilidad; como una falla ontológica queda al descubierto nuestra nada de criatura, nuestro ser mortales…todo este mundo interior estaba recubierto, revestido, por otras capacidades. Sí, la conciencia de la


desnudez es la que nos da culpa, miedo, vergüenza, la que negamos en general porque no confiamos en que vamos a ser amados allí en lo más pobre, en lo que no tiene ningún mérito; ¡!y este es el sentimiento que tiene la persona con discapacidad cuando es marginada y se vuelve invisible a los ojos del mundo!! J.V. dice que la historia del hombre comienza en el Génesis cuando Adán y Eva al verse desnudos se esconden. Y responden a Dios: ¨ Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo y me escondí ¨. Gn. 3,7-1

b- la pregunta que nos interpela: En la historia de Jean Vanier, él comienza su camino de fundación del Arca por esa pregunta que lo interpela, que lo invita a un camino de autoconocimiento y es la pregunta que le dirigen las personas con discapacidad, del psiquiátrico, "Le Val Fleuri", cuando por primera vez se encuentra con ese mundo de sufrimiento, encerrado detrás de gruesos muros….¿Me vas a dejar? ¿Por qué me abandonaron?¿Por qué nadie viene a visitarnos? Esta pregunta nos interpela…¿por qué marginamos al pobre, qué es lo que no queremos ver? Esos muros, detrás del cual están escondidos los que no queremos ver, son la expresión de nuestros muros interiores. Este miedo a no ser amados en nuestra pobreza es el que nos pone en contacto con nuestra herida primordial y nos hace ver cómo rodeamos nuestro corazón con un muro de piedra para esconder esa desnudez, ese miedo, esa vergüenza, ese mundo de culpabilidad detrás de tantas máscaras!!.En esta situación de pobreza se puede medir la verdad de nuestro corazón-de su paciencia y humildad- y entrar en “la sabiduría del corazón”.

c- La aceptación: camino hacia la sabiduría del corazón: La fragilidad, no solo es un acontecimiento no buscado, no deseado, sino que nos arranca de una vida satisfecha y nos lleva a una dinámica interior, existencial, que frente a este acontecimiento entra en un proceso de elección. En efecto, estas situaciones son ambiguas en el sentido de que pueden hacernos retroceder hacia la ira o la fuga, o hacer crecer hacia la paciencia y la acogida. Quizás en este quiebre de la existencia, se juegue el cambio profundo y podamos abrirnos a la verdad de nosotros mismos, la del otro y la de Dios. Este es el proceso que llamamos de “aceptación”. La aceptación: es un largo proceso y que quizás no termine nunca ya que a la hora de la muerte lo renovamos con mayor radicalidad…Vamos a ver los distintos pasos de este proceso: -La negación: es la primera reacción: ¡No, yo no!! A mí no! Es la negación frente al acontecimiento no querido…una enfermedad, la muerte de alguien , el diagnóstico del hijo con discapacidad… -El resentimiento: ¿Por qué a mí? Aquí aparece ese mundo de culpabilidad, de ira, de vergüenza…La culpa está muy atada al sufrimiento. Muchas veces buscamos chivos expiatorios que vengan a justificar lo que me pasa. En el Evangelio del ciego de nacimiento los discípulos le hacen esa pregunta: “Por culpa de quién nació ciego” y Jesús responde que no fue por culpa


de nadie sino para dar Gloria a Dios. Esto no es un detalle menor. Jesús arranca el sufrimiento de esa complicidad con la culpa y lo pone en otro lugar, lo libera. Este paso de aceptación es también un paso de liberación de todo lo que teníamos escondido allí. -La resignación: Está bien, me inclino hacia lo inevitable: Recuerdo que cuando nació Sofía llegó un momento, como en una discusión interior, en una confrontación , me pregunté : Pero ¿Cuál es la misión de Sofía? Y allí vi que la misión de Sofía era la del pobre, que estaba en el mundo pero que no pertenecía al mundo….Toda nuestra belleza, éxitos, dinero, poder no le servían a Sofía….El pobre no pertenece al mundo…allí se da un encuentro entre mi fragilidad escondida por tantas vestiduras, una fragilidad subjetiva con la fragilidad objetiva de la persona con discapacidad. El pobre nos confronta, nos hace tomar conciencia de una vida aparente y mentirosa; él nos revela la verdad de nuestra existencia y el camino que conduce a la vida. Este camino pasa por la decepción de nuestra imagen ilusoria, del ideal que teníamos de nuestra existencia para pasar a la realidad de nuestra verdad. Sofía no necesitaba de todo eso y nos hizo ver cuán mundanos éramos!! Ella solo necesitaba “amar y ser amada” y así nos revelaba nuestra verdad común, nuestra común humanidad. Esa sed de amor está presente en todos nosotros, no importa la cuenta bancaria, la raza o la religión. Esa sed está puesta como un sello en nuestro corazón que nos hace necesitados y vulnerables. Lo que aparece con y gracias a la fragilidad es esta esencia vulnerabilidad, necesidad del amor del otro para ser y la necesidad de realizarnos en esa posibilidad de amar. Esta confrontación es fuente de verdad pero aún no es motivo de vida. -La aceptación será un SÍ pleno a la vida, un sí al don y a la gratuidad. Este Sí, es un paso de la autoafirmación, en un vacío interior, a la afirmación del otro que acogemos en el corazón. Esto está más allá de que sea útil, beneficiosa o capaz de construir en el mundo una obra!! Así el otro aceptado, y acogido en la hospitalidad de nuestro corazón hace surgir en nosotros un amor diferente, un amor de ternura, una capacidad de amar que desconocíamos y que trae dulzura a nuestro cuerpo y a nuestra alma. El Sí final de la aceptación no se puede dar si no se recorren todos esos lugares de muerte que albergamos... Las tristezas, depresiones, pulsiones de autodestrucción,(adicciones), baja autoestima , desesperanza, etc. El Sí a la vida del otro es una aceptación que exige la propia autoaceptación y la integración interior de todo lo que es muerte a la vida. Es un sí a una gratuidad de una presencia que no nos ofrece ningún beneficio; es entrar dentro de la lógica, no la de la razón, sino en la lógica del corazón; en una lógica que no puede prever ni controlar sino solo entrar en el diferente, con los pies descalzos, atravesar así el umbral de nuestro yo para arriesgarnos en esa tierra sagrada que es el otro. El SÍ es lo que hará que podamos arriesgarnos en el mundo interior del otro y ser transformados. La entrada en el otro solo se da a través de la ternura, fruto maduro de este peregrinar. Aquí el cuerpo es central; su desnudez es recubierta por la mirada que toca, por la palabra que acaricia, la mano abierta que deja ser en cada gesto pequeño. Entonces sí podremos entrar en la fuente de la misma y convertirnos en manantiales de vida. Esto es “la transformación”. Conclusión:


Solo cuando alcanzamos esta experiencia de nuestra común humanidad, de esta profunda unidad, podemos entrar entonces en la diferencia…No construimos la unidad desde las diferencias. Las distintas intolerancias que generan violencia se mueven en esta negación o intento de homologar las diferencias. Es desde esa experiencia de profunda unidad, desde la fragilidad, que nos sentimos perteneciendo a una humanidad común y desde este suelo común nos podemos abrir a la fecundidad de las diferencias gracias las cuales encontramos la complementariedad que nos hace plenos. Así ya nuestro orden social no estará representado por una pirámide sino por un” cuerpo”. Una nueva visión del hombre surge: Estamos hechos para la comunión , en cuya plenitud encontramos nuestra felicidad..la fiesta para la cual hemos sido creados. Quiero terminar con un párrafo: “Se trata de trabajar para hacer la vida más humana, alrededor nuestro y en nuestra sociedad…una revolución de nuestras miradas, de los corazones, de la inteligencia, tan necesaria en nuestro mundo. Este compromiso no se sitúa primeramente en el orden de la acción solidaria o de las compensaciones, sino más bien en el reconocimiento. Se trata de promover a las personas frágiles y considerar que ellas contribuyen a transformar y a enriquecer nuestras representaciones del mundo y que ellas nos invitan a ser creativos en nuestras acciones políticas. Nuestro acercamiento consiste en “probar “la fragilidad, es decir, en hacer una experiencia real y osar exponernos. En estas condiciones nosotros podemos dar “verdaderamente” la palabra, ponernos a la escucha, es decir, en la escuela de la persona frágil, no hacer las cosas por él sino aprender de ella. Es necesario comprometernos con la lógica de alianza con los más frágiles. No dar una lección a la sociedad sino participar de una formidable aventura colectiva, que abre perspectivas inimaginables y nos ayuda a salir ce nuestro callejón sin salida relacionales y sociales. ( “Tous Humains, Tous Fragiles” ed. Albin Michel, p.14, 15.)

María Luisa Malbrán

Preguntas: ¿ qué es lo que más me llegó de la charla? ¿Cuál es mi actitud, nuestra respuesta frente a la fragilidad? ¿Cómo apareció en mi historia personal y de qué forma?


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