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Fallece el sacerdote Antonio Hiraldo Velasco

«Considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús». En los Hechos de los Apóstoles encontramos esta cita que bien podría resumir la hoja de servicios de un buen sacerdote, que entregó su vida a la Iglesia que amaba, de la que se sentía hijo y a la que sirvió sin descanso en condiciones no siempre fáciles. El sacerdote Antonio Hiraldo Velasco ha fallecido en Sevilla a los 85 años de edad, y con él perdemos a una de las personalidades más sobresalientes de la historia reciente de la Iglesia Diocesana.

SEVILLA.- Antonio Hiraldo nació en Morón de la Frontera (Sevilla) el 14 de marzo de 1938, y la fecha de su ordenación, el 18 de junio de 1961, es la del comienzo de un ministerio entregado al pueblo fiel que se le encomendó en cada momento, desde la esfera parroquial hasta responsabilidades al más alto nivel. Dan fe de lo primero en las parroquias de San Juan Bautista, de Villanueva de San Juan, y San Román y Santa Catalina, en la capital.

Cursó estudios de Teología y Ciencias de la Educación en Roma (de 1965 a 1969). A su regreso a Sevilla, el cardenal Bueno Monreal le encomendó la coordinación del Sínodo Hispalense de 1973, del que fue secretario. Fue la primera de muchas tareas que llevó a cabo Antonio Hiraldo en la Archidiócesis, dando muestras de una gran capacidad de trabajo, aunando en torno a sí a un valioso equipo humano. Compatibilizó estos servicios con su faceta formativa, fue director del Secretariado de Coordinación Pastoral, vicario episcopal de Enseñanza y Catequesis y presidente del patronato de la Escuela de Magisterio Cardenal Spínola.

Su capacidad de gestión sobrepasó la esfera diocesana, lo que le llevó a ser secretario de la Asamblea de Obispos del Sur de España entre 1983 y 2017, delegado episcopal para la primera visita del papa Juan Pablo II a Sevilla (1982) o director del Pabellón de la Santa Sede en la Exposición Universal de 1992. Todo ello le hizo merecedor del título de Prelado de Honor de Su Santidad, que le entregó el nuncio en España, mons. Mario Tagliaferri.

Miembro del Cabildo Catedral desde 1994, sus problemas en la vista le apartaron de la primera línea de la gestión en la Iglesia sevillana. En una última etapa de siete años, fue director espiritual del Seminario Metropolitano.

“Testigo excepcional de nuestra historia diocesana reciente”

“Don Antonio ha empleado casi 62 años de su vida sacerdotal en Sevilla. Todos los presentes somos testigos de las cualidades que el Señor le concedió, de su preparación y capacidad de trabajo, de su generosa entrega. Con libertad de espíritu y, al mismo tiempo, desde la fidelidad al Señor, a la Iglesia y a las personas, desarrolló su ministerio sacerdotal intensa y extensamente”, afirmaba monseñor Saiz Meneses en la homilía pronunciada en las exequias por Antonio Hiraldo.

Uno de los concelebrantes en la misa que se celebró en la Catedral fue el arzobispo de Granada, mon- señor Gil Tamayo, que lo definió al que fuera secretario de la Asamblea de Obispos del Sur de España como “un gran sacerdote, un hombre de Dios y un hombre de Iglesia”. Subrayó la “profunda entrega” de Antonio Hiraldo a la Iglesia en Sevilla y en Andalucía, “con un gran sentido sacerdotal y, al mismo tiempo, con una humanidad grande que iba pareja a su estatura”. Su falta de visión “no le impidió tener una gran visión de fe sobre todas las cosas, y eso es lo que ha hecho de este hombre un gran servidor de la Iglesia”.

Miguel Ángel Núñez, párroco de San Nicolás, tuvo ocasión de compartir tareas eclesiales a nivel regional con don Antonio: “Se nos ha ido un testigo excepcional de nuestra historia diocesana más reciente”. No se quiso olvidar Miguel Ángel Núñez de “ese cuidado que tenía Antonio Hiraldo de la persona: Cuidar de las personas una a una, y tal vez esto es lo que pudo hacer tanto en su parroquia como luego, en estos últimos años, en la dirección espiritual del Seminario hispalense”.

Hermandades Y Cofrad As

En 2022 se cumplía el 775 aniversario de la reconquista de Mairena del Alcor por San Fernando y del patronazgo de San Bartolomé sobre la villa. Por dicho motivo la Hermandad Sacramental solicitó una año jubilar para la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, que fue abierto el pasado 9 de septiembre. Esta hermandad, una de las sacramentales “puras”, se considera fundada a principios del XVI por Teresa Enríquez, la “Loca del Sacramento”, que ha sido recientemente proclamada venerable por el papa Francisco. Entre sus muchos cultos, festeja solemnemente la Resurrección del Señor así como el sacramento de la Eucaristía, que resplandece de una forma especial durante este tiempo pascual hasta la festividad del Corpus Christi.

Sobre este Año Jubilar, el hermano mayor José Manuel Ortega señala que más que cultos externos y extraordinarios “al ser una Archicofradía que tenemos muchos cultos durante el año, decidimos aprovechar cada celebración para antecederla de las actividades formativas oportunas, que es lo que más hemos enfatizado”. Y destaca la celebración de una Eucaristía según el rito hispano-mozárabe, “que fue oficiada solemnemente por Luis Rueda, delegado diocesano de Liturgia, que previamente, nos impartió una sesión formativa referida a este rito”.

Pero, sobre todo, se sienten complacidos “con las peregrinaciones de las hermandades y asociaciones de la localidad y de otras poblaciones de la diócesis”, y que la mayor satisfacción de este año jubilar sea “la respuesta de la comunidad parroquial y el beneficio espiritual que están logrando los peregrinos, teniendo un acercamiento al Señor por intercesión de nuestro santo patrón”.

A pesar de sus muchos títulos, la fi- nalidad principal de esta hermandad es “rendir culto público al Santísimo Sacramento”. Y presumen de contar en la villa “con un fortísimo pulmón de devoción eucarística, que tiene el jueves como jornada por antonomasia”, y que ha dado como fruto la creación una capilla de adoración permanente a Jesús Sacramentado en Mairena del Alcor.

Esta hermandad mantiene la celebración del triduo de Carnaval “con el formato tradicional desde el siglo XVIII. Se reza cada día el trisagio angélico y se cantan los gozos al Santísimo Sacramento, con unas letras y acordes musicales singulares”. Además del Monumento, “donde cada Jueves Santo se traslada al Señor tras los Oficios y hasta la medianoche es velado por los hermanos y feligreses”, resalta la jornada radiante del Corpus Christi, un mañana muy especial en Mairena, donde la hermandad, tras el triduo preparatorio y una vigilia, organiza la procesión eucarística, “con un cortejo que realza la Verdad suprema de la presencia de Cristo bajo las especies de pan y vino, que se quiso quedar con

En la Sacramental de Mairena del Alcor “nos afanamos en hacer sentir y propagar la alegría de la resurrección” nosotros, como dice el Evangelio, hasta el fin de los tiempos”.

Ahora en Pascua de Resurrección, han celebrado con júbilo la Misa solemne de Resurrección, “concluyendo con una procesión eucarística por las gradas altas del templo parroquial, que antecede a la salida procesional de la imagen bendita de Cristo Resucitado”. Desde el año 2000 se venera en la parroquia una imagen del Resucitado, obra del artista local Antonio Gavira Alba, a la que durante la cincuentena pascual dedican un triduo y vía lucis. El hermano mayor concluye manifestando que en la Sacramental de Mairena del Alcor “nos afanamos en hacer sentir y propagar la alegría de la resurrección. Transmitir que Dios vive y esa vida inunda nuestras casas y de manera alegre lo celebramos”.

ARCHICOFRADÍA SACRAMENTAL DE MAIRENA DEL ALCOR Parroquia Santa María de la Asunción

Dirección: Calle San Bartolomé 26. 41510. Mairena del Alcor (Sevilla) Web: sacramentalmayrena.org

Teléfono: 606 277 953 Twitter: @SacramentalM Instagram: @hdadsacramental

Lecturas del Domingo -16 de abril-

Primera lectura Hechos de los Apóstoles 2, 42-47 Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común

Los hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según

Salmo responsorial Sal 117 la necesidad de cada uno. Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

R/: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

- Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

- Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los que temen al Señor: eterna es su misericordia.

- Empujaban y empujaba para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.

- La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Segunda lectura 1 Pedro 1, 3-9

Mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final. Por ello os alegráis, aunque ahora

Evangelio según san Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

‘ L a i n c r e d u l i d a d d e s a n t o T o m á s ’ C a r a v a g i o

«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Lo que ocupa el centro del relato evangélico de este domingo es la fe pascual y su contenido. El texto tiene como eje el binomio ver y creer. Se recoge el motivo, también presente en los sinópticos, de la duda sobre el Resucitado y su superación (Mc 16,9-14; Mt 28,17; Lc 24,11.21-24.37-38.41).

El déficit de experiencia conduce a Tomás a la duda en un triple nivel. Primeramente, rechaza el testimonio de los discípulos, o sea, el kerigma pascual. No quiere apoyarse en la experiencia ajena para creer, sino fundamentar su fe en una experiencia propia. En segundo lugar, exige una prueba directa que confirme el testimonio de los

Lecturas de la semana

apóstoles, quiere ver y tocar. Solo una verificación empírica de la resurrección puede llevarlo a la certidumbre. Por último, al pretender verificar la resurrección de Cristo en base a criterios de este mundo, Tomás pretende someter lo divino y su verdad a su juicio de hombre. De este modo, impide a Dios ser Dios y manifiesta su incredulidad. Es importante hacer notar que el contexto de las apariciones es el día del Señor con toda la comunidad reunida (Jn 20,19.26). El resucitado es quien toma la iniciativa estigmatizando la incredulidad de Tomás y abriéndole el camino de la fe. Jesús le ofrece la experiencia empírica que pide, aunque el texto no indica si Tomás llega a tocar, solo confirma que ha visto. Pero al ver le acompaña el creer. Esto es así porque, aunque sus ojos le muestran la humanidad de Jesús, su fe le lleva a percibir la auténtica identidad del Resucitado que ya no pertenece al mundo histórico, sino al divino. Ha recuperado el lugar que tenía junto al Padre antes de que el mundo existiese (Jn 1,1; 17,5). Tomás personifica al creyente de las generaciones posteriores que debe percibir de modo sacramental a Cristo y celebrarlo en el día del Señor reunidos en comunidades que vivan según el modelo que nos ofrece la primera lectura.

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