Documentos Javerianos 7

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ISSN: 2027-632X

Sin toga ni birrete oxoniense Manuel BriceĂąo JĂĄuregui, S.J.

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Documentos Javerianos


Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Sin toga ni birrete oxoniense Manuel Briceño Jáuregui, S.J.

Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Gran Canciller P. Adolfo Nicolás, S.J. Vice-Gran Canciller P. Carlos Eduardo Correa Jaramillo, S.J. Rector de la Universidad P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J. Vicerrector Académico Luis David Prieto Martínez Vicerrectora de Investigación Consuelo Uribe Mallarino Vicerrector del Medio Universitario P. Luis Alfonso Castellanos Ramírez, S.J. Vicerrectora Administrativa Catalina Martínez de Rozo Vicerrector de Extensión y Relaciones Interinstitucionales P. Luis Fernando Álvarez Londoño, S.J. Secretario General Jairo Humberto Cifuentes Madrid Director del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J. P. Jairo Bernal Parra, S.J. Subdirectora del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J. Alma Nohra Miranda Leal


Sin toga ni birrete oxoniense Manuel Briceño Jáuregui, S.J.

Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Documentos Javerianos es la publicación seriada que presenta temáticamente documentos conservados en los fondos y colecciones temáticas del Archivo Histórico de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia; ellos dan cuenta del actuar histórico de rectores, directivos, profesores estudiantes, egresados y amigos institucionales en su vida cotidiana tanto como en los procesos creativos, investigaciones, programas académicos y presencia en los distintos acontecimientos de la vida nacional.

Reservados todos los derechos

Diseño y diagramación

© Pontificia Universidad Javeriana

Paola Andrea Pineda Sánchez

Primera edición: Noviembre de 2014

Fotografías

Bogotá, D.C.

John Jairo Oviedo Capera

ISSN: 2027-632X Número de ejemplares: 1000 Impreso y hecho en Colombia

Diseño de cubierta Paola Andrea Pineda Sánchez

Textos

Imagen de cubierta

Jaime Escobar Fernández

Caricatura del P. Manuel Briceño, S.J., por Héctor Osuna Publicado en el periódico El Espectador, noviembre 2 de 1992, p. 2A

Curaduría documental Hernando Castro Vargas Revisión de textos

Impresión Javegraf

Alma Nohra Miranda Leal

Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.


¡Gracias, Dios mío, gracias, por tantos años llenos! Por las muchas mercedes que yo no merecía, por el camino franco de estos hermanos buenos y la bondad sin límites de vuestra Compañía! ¡Un retazo de vida! ¡Son diez lustros terrenos que pasé a vuestro lado con la promesa mía: y, aunque ofendido os tenga mi ingratitud sin frenos, mis manos consagradas os tocan cada día!... Recuerdo ... Fue de niño... La vida azul y blanca... Pude escoger camino... La puerta estaba franca... y elegí libremente mi punto de partida ¡Jamás me he arrepentido! Que si posible fuera volver atrás el tiempo, Señor, yo lo volviera ¡para poder de nuevo consagraros la vida! P. Manuel Briceño, S.J. Julio 29 de 1985 A los 50 años en la Compañía de Jesús

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CONTENIDO

Presentación 11 Manuel Briceño Jáuregui, S.J. sin toga ni birrete oxoniense, a modo de introducción 13 Manuel Briceño “oxoniense” La lectio brevis en tiempos de Manuel Briceño, S.J. Manuel Briceño, S.J., el estudioso Manuel Briceño, S.J., el docente

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Manuel Briceño multifacético De alumno a profesor Se manifiesta el poeta El ilustrador Director de escena Músico de tiempos libres “Poieo” ποιητής

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Briceño íntimo Briceño epigrafista, sus posibles significados Briceño, el orador sagrado

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“Briceñadas” 71 “Manolo”, bromista impenitente 73 “Manolo”, tras la máscara del seudónimo 78 “Manolo”, festivo 81 Tu Manojo

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Imágenes  87


PRESENTACIÓN El Archivo Histórico de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá se complace en ofrecer a la comunidad de académicos nacionales e internacionales el conjunto de documentos privados, poemas íntimos, informes de investigación y otros escritos del Padre Manuel Briceño Jáuregui, S.J. reunidos en el Fondo que lleva su nombre. Los investigadores de las más variadas disciplinas podrán consultar para estudio y análisis documentos de indudable valor histórico, literario, lingüístico, teológico y humano, todos ellos trabajados con pasión y rigor por este inolvidable jesuita modelado en la estricta Ratio studiorum durante su formación religiosa, nutrida luego y enriquecida por el rigor de los estudios en la Universidad de Oxford donde alcanzó el Ba. of Arts y el Ma. of Arts. Los ensayos, borradores de poemas, ilustraciones en plumilla, mapas y esquemas de puentes y defensas que enriquecían sus clases memorables sobre La Guerra de las Galias de Julio César o las guías de cátedra corregidas y aumentadas una y otra vez con notas al margen para explicar las poesías de Horacio, los epigramas de Catulo o Marcial cuidadosamente seleccionados para estudiantes religiosos en formación y otros elementos, cuya enumeración escapa a los alcances de una presentación, quedan disponibles para cuantos se interesen por explicar las fuentes, métodos y resultados que modelaron la personalidad de “Manolo” como se le llamaba familiarmente y él agradecía en complaciene sonrisa. El Archivo Histórico adelantó con paciencia benedictina la clasificación del cúmulo de documentos reunidos en el Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J.; faltaba completar la obra con la guía impresa que mostrara la cara oculta del radiante “Scholar” no solamente en la Academia Colombiana de la Lengua, que presidía, sino en las muchas otras que lo tuvieron entre sus miembros más ilustres; el “Manolo” cotidiano optimista, alegre, descomplicado y amistoso quedó al margen en los numerosos homenajes tributados después de su muerte y por ello, el sesgo manifiesto en el despojo de la “toga y birrete oxoniense” que marca este folleto.

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La redacción de los textos se encomienda a uno de sus incontables discípulos afortunado, por adentrarse en la cotidianidad del personaje, tal vez con más suerte que los demás; fue necesaria intensa labor de convencimiento, porque a la manera de Pericles, en la célebre oración fúnebre, era renuente a exaltar las virtudes de los homenajeados porque quienes los conocían tendrían derecho a reclamar la brevedad de los elogios y el resto, podría decir con razón que exagera el encomio. Muchos podrán reclamar la omisión de este o aquel detalle en la vida del personaje pero sabrán comprender la enorme dificultad que habría significado el ampliar la consulta, no solamente por límites de tiempo sino por el engorroso empeño de darle algun orden a tan predecible diversidad.

P. Jairo Bernal Parra, S.J. Director del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J.

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MANUEL BRICEÑO JÁUREGUI, S.J. Sin toga ni birrete oxoniense1, a modo de introducción

Manuel Briceño Jáuregui, S.J. (1917-1992) era Presidente en funciones de la Academia Colombiana de la Lengua cuando murió en España mientras atendía la invitación como conferencista a los homenajes en honor de Antonio de Lebrija durante la celebración de los 400 años del descubrimiento de América y al Congreso de Presidentes de las Academias de la Lengua. Todas los círculos científicos, literarios e históricos de los que formaba parte, además de intelectuales y personas de variada condición, publicaron elogiosos comentarios sobre las cualidades intelectuales de “Manolo” como familiarmente se le llamaba y lamentaron su inesperada desaparición lejos de la Patria a cuyo servicio entregó inagotables conocimientos sobre la cultura Greco-Latina tanto como las reconocidas condiciones de poeta, versificador fácil y picaresco, historiador, prosista singular y amigo indeclinable. Quedó por fuera de las necrologías del momento el aspecto quizás más destacable de su personalidad restringido a quienes tuvieron el privilegio de tratarlo de cerca y muy lejos de su condición de reconocida autoridad en humanismo clásico; aquel personaje renunciaba diariamente a su “toga y birrete oxoniense” para entregar a raudales calidez humana a cuanta persona del común que asidua u ocasionalmente acudiera a su trato siempre jovial y pleno de familiaridad. La obra escrita del jesuita de “toga y birrete oxoniense” está publicada y tuvo amplia difusión tanto en medios especializados como de cultura general; por razones evidentes no así sus apuntes personales, notas al margen, cartas en verso a sus familiares, borradores de poemas en servilletas de cafetería, resúmenes de lecturas, borradores de escritos en proyecto como El genio literario romano que no alcanzó a terminar y que complementaría su monumental obra en 3 volúmenes sobre El genio literario griego. 1 La RAE define el término “oxoniense” así: “Perteneciente o relativo a esta ciudad de Gran Bretaña (Oxford).

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Por fortuna, parte muy importante del archivo personal de “Manolo” se salvó providencialmente y por dicha casualidad hoy podemos verificar en su fuente borradores de trabajos, notas, agendas con el registro de sus compromisos y hasta la delicada rendición de cuentas al superior Povincial de los jesuitas sobre sus ingresos y gastos a lo largo del año. Con el correr de los días y gracias a la persistente insistencia de la Dra. Alma Nohra Miranda Leal, Subdirectora del Archivo Histórico Javeriano, hoy podemos tener acceso al material supérstite debidamente clasificado, del Master of Arts de Oxford pero sin la “toga y el birrete oxoniense” del académico. En buena hora se produce este ejemplar de Documentos Javerianos con la reseña de los principales acápites del acervo cultural, intelectual y humano de Manuel Briceño Jáuregui, S.J. que deja libre al escrutinio público este personaje singular y memorable, resultado de una formación religiosa en búsqueda del “gentilhombre” al servicio de Dios y la impronta humana del “gentleman” que le dejó su paso por Oxford. A los investigadores de disciplinas tan importantes como historia, literatura, educación, filosofía y cultura clásica les queda la misión ineludible de escrutar todo el material del Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., quizás el más grande y prolífico humanista clásico a la altura de sus cohermanos en religión Félix Restrepo Mejía, S.J., José Celestino Andrade, S.J., Eduardo Ospina Bernal, S.J., Daniel Restrepo, S.J., Jaime Rojas Llorente, S.J., José Vargas Tamayo, S.J. y otra pléyade de jesuitas ilustres por sus aportes a la cultura clásica y literaria en Colombia.

Jaime Escobar Fernández

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Img. 1 Manuel Briceño, S.J. con toga y birrete oxoniense

Manuel Briceño “oxoniense”

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LA LECTIO BREVIS

En tiempos de Manuel Briceño, S.J.

Según parece, la costumbre de la lectio brevis era tradición de origen romano y posiblemente vivida por los primeros jesuitas que asistieron a centros de formación filosófica y teológica en la Ciudad Eterna, tradición que se perpetuó en los colegios y universidades de la Compañía de Jesús desde la época del Renacimiento. ¿Qué es la lectio brevis? La “clase corta” consiste en la exposición muy inferior al tiempo en que transcurre la clase normal y durante ella el profesor de la materia motiva a los estudiantes con la explicación del sentido y finalidad del tema que se va a desarrollar, la importancia de la misma, sus relaciones con otros campos del conocimiento y el aporte a la formación del hombre superior resultado de la educación mediante los mejores ideales del mundo greco-romano llegados hasta nosotros en su literatura de incomparable perfección y belleza. La lectio brevis de Manuel Briceño para sus clase de griego, era de especial solemnidad e intenso impacto emocional pues la pronunciaba revestido con sus atuendos de graduación en Oxford, birrete y toga de la época mientas al fondo en el salón de clase y en diagonal a su espalda, pendía un enorme mapa de Grecia.

Img. 2 Movimiento de los griegos para llegar a Troya y la ruta de Odiseo para regresar a Ítaca de donde partió

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Durante la exposición, Briceño resumía los momentos más emocionantes de la antigüedad clásica con especial predilección por Sófocles y el ciclo trágico de Edipo Rey además de la oratoria en su máximo exponente, Demóstenes. De especial impacto, la exposición sobre el ideal del hombre griego y por qué no había modelo de formación que se pudiese proponer para ser imitado y con ello conseguir los más elevados niveles de cultura según se había experimentado con éxito en la formación del “gentleman” anglosajón. Si la lectio brevis de Manuel Briceño abría los cursos regulares de latín, la escena era casi invariable: arreos de magister de Oxford y en diagonal a su espalda un gigantesco mapa del Imperio Romano; si se trataba del análisis y comentarios del De Bello Gallico de César no escatimaba alabanzas para las gestas del “Gran Capitán” como reiteradamente gustaba llamarlo pero si se trataba de la poesía de Horacio el entusiasmo era contagioso y hablaba con fervor del arte sin par del Venusino, algunas de cuyas odas tradujo y se esmeró por enriquecer los apuntes que apoyarían sus clases.

Los apuntes personales de Manuel Briceño eran manuscritos en su primera fase con una impecable caligrafía la cual generaba emoción estética y era de la misma calidad en sus apuntes que en el tablero de la clase. Cuando estimaba que el manuscrito estaba completo, lo mecanografiaba con toda pulcritud en su vieja máquina Erika de caracteres itálicos o la muy sofisticada para la época en caracteres griegos sin “repisado de letras” llamado así cuando por error de dactilografía una letra quedaba impresa sobre otra. Img. 3 y 4 Esquemas de apoyo de estudio sobre “Edipo Rey” de Sófocles

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Img. 5 y 6 Apoyos didácticos y apuntes durante su estadía en Oxford para el estudio de Demóstenes

El curso de griego le daba la oportunidad de manifestar las más contagiosas vivencias de satisfacción especialmente cuando se iba a estudiar la oratoria en su más sobresaliente modelo, Demóstenes y en especial el discurso sobre “La corona” que había traducido personalmente con especial fervor y explicaba en detalle con la singular maestría y entusiasmo que desplegaba generosamente en sus clases fueran de latín o de griego.

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Img. 7 “Adiuncta” o anexos para ampliar la información y mejor comprensión de su curso sobre la obra de Julio César

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Img. 8 Plano del puente de César

a,a’ Dos vigas de pie y medio de grueso b,b. Travesaños de dos pies de espesor c,c. Soportes d,d. Plataforma construída con traviesas a lo largo del puente e,e. Soportes oblicuos (clavijas) en la parte inferior del río. f,f. Angulos al frente del puente g. Fortificación h. Traviesas i. Recubierta con maderos a noventa grados (90º)

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MANUEL BRICEÑO, S.J. El estudioso

¿Cómo alcanzó Briceño la cota de prestigio académico reconocida universalmente cuando culminó su periplo vital? Tres parecen ser las causas de tan aclamados logros intelectuales: curiosidad sin límites, trabajo incansable y sus modelos clásicos griegos o latinos.

Img. 9 Manuel Briceño en su oficina y el característico “arrume” de libros en su escritorio

Curiosidad sin límites. Al revisar los contenidos de cuanto nos queda de sus escritos personales y objetos cotidianos como el pequeño ajedrez magnético, los artilugios como aprendiz de mago, sus “recortes” de periódicos y revistas con ilustraciones que le llamaban

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la atención, el curso de dibujo por correspondencia así como la variedad de obras en su biblioteca personal, la conclusión no puede ser distinta que aplicó sin límites al dictum platónico aristotélico de que sin asombro no hay conocimiento2.

Img. 10 El ajedrez que le acompañó durante muchos años

Trabajo incansable. El recuento de las obras publicadas unido a los innumerables manuscritos, notas al margen, borradores de investigaciones en curso, obra poética y dibujos en plumilla, corrección de pruebas de imprenta, conceptos técnicos solicitados por la Academia Colombiana de la Lengua, permiten deducir que Briceño fue trabajador compulsivo; pruebas al canto los borradores de los sonetos a los padres jesuitas Francisco Rengifo y Alfonso Borrero. Sin tener en cuenta el tiempo que le dedicó a sus actividades sacerdotales, la jornada laboral tuvo que haber sido superior a las 18 horas diarias.

2 διὰ γὰρ τὸ θαυμάζειν οἱ ἄνθρωποι καὶ νῦν καὶ τὸ πρῶτον ἤρξαντο φιλοσοφεῖν (Arist. Methaphisica, 982b [10] Ed. de W.D. Ross. Oxford: Clarendon Press. 1924.

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Img. 11 y 12 Sonetos a los padres Francisco Rengifo S.J. y Alfonso Borrero S.J.

Modelos clásicos griegos y latinos. El contacto diario y por años con sus modelos clásicos le enseñaron, sin duda, tres valores clave en su vida: variedad de temas en el empeño intelectual; dejar por escrito el fruto de sus investigaciones y el trabajo permanente e infatigable. Las obras de Demóstenes, Tucídides, Platón, Aristóteles, Cicerón y Virgilio, por ejemplo, hoy causan asombro no solamente por su calidad, extensión, contenido y eso sin tener en cuenta las obras perdidas en los avatares del tiempo; allí encontró Briceño venero insustituible para saciar sus ansias de saber.

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Fuentes testimoniales, “La silva” personal. ¿Qué es “La silva”? La expresión española viene del latin “silva” que significa bosque, selva y que por analogía se trasladó al archivo personal que acoge al conjunto de apuntes tomados en pequeñas tarjetas de 16 x 11 cms. y clasificadas por orden alfabético según los temas. “La silva” era almacenada en gavetas de madera, casi siempre cedro a las que no se les daba acabado con lacas industriales sino mediante “taponado” que era el preparado resultante de diluir goma laca en alcohol industrial, mezcla que se aplicaba al mueble mediante un turupe de tela empapado en líquido y frotado una y otra vez al rayo del sol hasta lograr el brillo final y resplandeciente que se conseguía.

Img. 13 “La silva” tenía dos modelos: uno elegante con la técnica del “taponado” y otro más rústico, tal como se aprecia en la ilustración

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Crear, mantener y enriquecer “La silva” fue preocupación muy sentida de todo jesuita principalmente durante el período de formación; la de Briceño se perdió en parte y cuanto sobrevivió ha sido clasificado, dentro de lo posible, con paciencia benedictina en un extraordinario esfuerzo del curador a cargo del Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J. en el Archivo Histórico de la Universidad Javeriana de Bogotá, el historiador Hernando Castro Vargas. Cuadernos de apuntes de las clases en Oxford. Briceño conservó con especial afecto sus cuadernos de apuntes durante los estudios en Oxford y en ellos se observa la madura meticulosidad de todos sus trabajos: anotaciones precisas, caligrafía impecable y orden admirable.

Las “pestañas” con el alfabeto griego en el costado derecho del cuaderno es muestra palpable de la rigurosidad que caracterizó el trabajo intelectual de Briceño. Img. 14 Uno de sus cuadernos de estudio durante sus estudios en Oxford (1957)

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La colección con el registro de sus chistes predilectos. Quizás sea esta la mayor prueba de su rigor metodológico: registraba por escrito en libreta especial aquellas chispas de ingenio vertidas en forma de chistes tanto en inglés como en español. Gozó el Padre Briceño de merecida fama entre sus contertulios por el chiste oportuno, la gracia en su expresión y el entusiasmo con que los compartía; para cada ocasión y con cualquier pretexto, siempre tenía un chiste a flor de labios.

Img. 15 Cuaderno donde recopilaba gran número de chistes

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MANUEL BRICEÑO, S.J. El docente

No hay reunión de antiguos discípulos de Briceño sin el recuerdo emocionado de sus clases magistrales, extraordinarias, inolvidables. ¿Por qué ese recuerdo imperecedero? Quizás pueda explicarse por algunas o todas estas razones: Rigurosa preparación de sus clases. Al menos durante el período en que fue profesor de griego y latín de los jóvenes jesuitas que cursaban el programa de humanidades, todas las clases eran cuidadosamente preparadas y puestas por escrito gracias a una de las máquinas de escribir legendarias en la época: Erika; poseía además, otro equipo con caracteres griegos y en ella preparaba los textos, ejercicios y ejemplos en ese idioma.

Img. 16 Examen para latín avanzado redactado a la manera de las universidades inglesas cuyo influjo todavía mantenía fresco

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Lectura en voz alta de sus apuntes para la clase. El gesto ritual e invariable al iniciar cada jornada en el aula de clase consistía en colocar sobre la mesa del profesor (la cátedra) el atril sobre el que desplegaba una muy ordenada carpeta de argollas. Con perfecta dicción y a la manera de quien interpreta el personaje en la obra de teatro bien fuera en el escenario o en micrófono abierto, iba exponiendo las ideas que había preparado por escrito para elucidar el tema del día; hacía todo este espectáculo con tal naturalidad que no parecía estar leyendo el texto sino compartiendo con los estudiantes sus reflexiones sobre el tema; en tal sentido encarnaba el “lecturer” del que sabemos por referencia, era práctica común en las universidades inglesas de los siglos XIX y XX.

Las preguntas para exámenes jamás fueron redactadas la víspera. En la ilustración puede observarse parte de su “banco de preguntas” en perfecta armonía con las clases de literatura griega.

Img. 17 Banco de preguntas para su clase de griego

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Compromiso emocional con el tema. Las clases de Briceño estaban muy lejos de ser el frío enunciado de principios, normas, interpretaciones e ideas sobre cualquiera de los temas de su docencia que eran principalmente de autores latinos como Cicerón, César, Horacio, Catulo o Salustio como también en griego principalmente Demóstenes de quien había realizado una excelente traducción del Pro corona; cada clase era un despliegue de emociones y compromisos afectivos con el autor que explicaba; era innegable su predilección por Julio César de quien nunca se cansó de aplicarle toda variedad de epítetos en cuanta ocasión se le presentaba.

Img. 18 Cuestionario de examen con base en el banco de preguntas

Apoyos didácticos. Recurría Briceño a toda clase de elementos para mantener la atención pero especialmente para establecer relaciones que le permitiera a los estudiantes evocar con facilidad las ideas expuestas en clase; de particular recuerdo es la escena contada una y otra vez por sus discípulos cuando al dar comienzo al De Bello Gálico de Julio César enunciaba la primera frase del Gran Capitán, como solía llamarlo: “Galia es omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur” (toda la Galia está dividida en tres partes de las cuales una la habitan los belgas la otra los aquitanos y la tercera, en su propia 30

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lengua los celtas y en la nuestra galos); inmediatamente pasaba al tablero y dibujaba con enorme facilidad el mapa de las Galias y en cada una de las tres partes ubicaba los respectivos habitantes de dichas regiones.

Img. 19 y 20 Cuestionario de examen con base en el banco de preguntas

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Para el griego, le encantaba “jugar” con el doble sentido de las palabras: para el verbo poieo (hacer, crear) solía relacionarlo con los “pollos” asociado a una expresión muy suya: “pelemos un pollo” para indicar bien el consumo de esa carne o la redacción de algún poema costumbrista o serio; para recordar el significado de “pan”, en griego artos solía decir que de eso era bueno consumir “arto” (bastante) pan. La inolvidable “adiuncta”. El sentido general en español de la palabra latina “adiuncta” es la de “anexos”; pues bien, la adiuncta de Briceño eran explicaciones históricas, geográficas y de circunstancias dentro de las cuales era posible una mejor comprensión del texto y que se constituyeron en la base de su monumental obra en 3 volúmenes El Genio literario griego y el plan del complemento que previó pero no alcanzó a culminar con su inesperada muerte: El Genio literario romano. Dentro del acápite adiuncta será necesario ubicar las lecturas sobre asuntos relacionados con el tema de estudio que él interpretaba con maestría; la más recordada de todas eran los fragmentos del Julio César de Marco Jelusich.

Img. 21 Aparte de su trabajo “El genio literario romano”

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Img. 22 Manuel Briceño, su gesto característico

Manuel Briceño Multifacético

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DE ALUMNO A PROFESOR El poemilla en griego de la ilustración es indudablemente una hermosa metáfora transcrita en letras latinas y el tema también expresado en latín y español. Se trata de la feliz metáfora elegida para manifestar el aprecio al maestro quien convirtió “con su amor” un “peral silvestre” con su “tronco inútil” en nueva realidad porque desde entonces “[...] sólo exhalo / de mis frutos y mis ramos / buen olor, /y mis peras son de néctar / y están llenas de encantos / y color”.

Img. 23 Homenaje de Briceño a su maestro

El texto original griego no aparece; solamente su transcripción en alfabeto latino sin mucha técnica tal como lo exigen las normas internacionales al respecto. El rescate de aquello que debió ser la forma original griega es de la autoría de Jaime Escobar Fernández.

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ΑΧΡΑΣ Διδάσκαλῳ μαθετής ἦν πάρος μὲν ἀχράς νωθής ὄπωπας ζείδωρος ἐγώ πρέμνον ἐρεμίας νῦν δὲ μετέμφυτος όθνεῖος κλάδοις ἡμέρα ζάλλω· νέρθε γὰρ ἀχράς, ὕπερθε πέλω εὔπνοος ὄχνη. πολλὴ σοι χάρις ὦ φυτοεργή, ὅς κενῷ φλοιῷ ἐρρίζωσας πτορζ(θ)ον (?) εὔκαρπον

Al maestro, el discípulo En olim silvestris eram pinus Foecundus nothi fructus ego, Truncus eremi; nunc autem inditus Ramo externo dulciter augeor; Infra nam rudis, insuper attamin Olidus acresco et fragrans pirus. Plurima sit tibi plenaque gratia, Arboricultor, vano cortice Nam insevisti germen fructifer.

Era yo peral silvestre, Abatido y marchitado Por el sol, Tronco inútil del desierto Y de frutos muy bastardos Productor. Hasta que una mano amiga Con grandísimo cuidado Me injertó. Desde entonces sólo exhalo De mis frutos y mis ramos Buen olor, Y mis peras son de néctar, Y están llenas de encantos Y color. Por eso, buen jardinero, Muchas gracias con agrado Te doy yo, Que injertaste en mi corteza Un retoño fecundado Con tu amor.

¿Quién era el maestro y quién el discípulo agradecido? ¿Por qué no fue remitido transcrito en alfabeto griego? ¿Por qué las variaciones de la traducción latina y española muy aproximadas como es evidente? Algunas hipótesis al respecto: El encabezado con el anagrama J.H.S. (primeras letras del nombre de Jesús en griego: ΙΗΣους) podría indicar que el autor fuera Briceño por cuanto él acostumbraba encabezar sus escritos más importantes con este anagrama. En “El peral silvestre” el “discípulo” se autodenomina silvestre, “tronco inútil del desierto” y al maestro llama “buen jardinero”. La casa de formación de los jóvenes jesuitas en Santa Rosa de Viterbo (Boyacá) se inició en un terreno más bien ralo y con el tiempo se llenó de jardines, senderos, árboles de pino y magníficos huertos de peras, ciruelas y manzanos por mano de excelentes “jardineros” como lo eran los Hermanos Coadjutores españoles (jesuitas no sacerdotes) principalmente vascos; por lo demás, el tema del “desierto” es protagonista de varios de sus poemas más íntimos como “Soy un hijo del desierto yo adivino en sus aduares”; la edición comentada, a cargo del Instituto Caro y Cuervo, “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Pedro de Solís y Valenzuela y tales indicios nos permiten lanzar la hipótesis de la autoría del poema. 36

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Se destacan los epígrafes AMDG y BMV que corresponden a la expresión Ad Maiorem Dei Gloriam - para la mayor gloria de Dios (AMDG). Como invocación: Beata Maria Virgo - Bienaventurada Virgen María (BMV) o como dedicatoria Beatae Mariae Virgini - para la Bienaventurada Virgen María (BMV)

Img. 24 Homenaje a los estudiantes de Juniorado de la Provincia de Irlanda

Si “El peral silvestre” (ΑΧΡΑΣ) es de autoría de Briceño estaría dirigido a su maestro de griego y sería anterior a 1939 como también a sus estudios en Oxford donde seguramente tuvo que aprender la técnica de transcripción del griego al inglés que no utiliza en la transcripción; el poemilla posiblemente lo dirigió a su maestro durante o al final de la etapa (Segundo de Retórica) de Estudios Clásicos, de rigor en la formación de los jesuitas. ¿Quién era el maestro de griego supuesto destinatario de “El peral silvestre”? Por el Catálogo de la Provincia sabemos que en 1939 el profesor de griego en Santa Rosa de Viterbo era el P. Bernardo Acevedo, S.J. quien muy poco tiempo después, año de 1940, iría a Beijing a estudiar Chino para su futuro desempeño como misionero en ese país; en tal caso, se da la probabilidad de que haya sido un homenaje postrero antes que medianero de Briceño a su maestro o quizás, homenaje en la fiesta de despedida al futuro misionero de China y “buen jardinero” del joven helenista en ciernes.

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SE MANIFIESTA EL POETA El análisis de las condiciones poéticas de Briceño obligatoriamente debería empezar por esta primera muestra de su talante versificador y literario pues elige para estrenarse el más exigente formato promulgado por el poeta Guillermo Valencia (1873 - 1943) quien dijera: “Quiero el soneto cual león de Nubia: de ancha cabeza y resonante cola”. En el Fondo Manuel Briceño Jáuregui reposa la más amplia y variada colección de escritos en versos magníficos, fáciles, transparentes, emocionantes, amenos y admirables no solamente por la variedad de temas sino también de metros, metáforas, epítetos e imaginación maestra en la rima exacta porque fue poeta de rigor tanto en el metro como en la rima.

Img. 25 y 26 Sus primeros versos. En el texto resaltado obsérvese la tilde diacrítica del monosílabo “sál” para distinguir el imperativo del verbo “salir” del condimento culinario.

¿Quién modeló la inspiración poética de Briceño tanto en la forma como en el fondo? Encontrar la respuesta será tema de futuros investigadores y está a disposición de los estudiosos; por ahora baste señalar que admiró a Rubén Darío y en honor al nicaragüense publicó el opúsculo Rubén Darío: artífice del epíteto con los auspicios de la Universidad

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Católica Andrés Bello, Facultad de Humanidades, Institutos Humanísticos de Investigación, 1972. El metro del poema de Briceño en “El centenario de Lourdes” y “La marcha triunfal” del nicaraüense dan pie para aventurar un muy probable influjo del segundo sobre el primero. “La salutación del optimista” de Darío el nicaragüense la conocemos en versión latina a cargo de Briceño como también “La epopeya de la espiga” del santandereano Aurelio Martínez Mutis quien ganó el concurso de poesía con ocasión del Congrego Eucarístico en el año de 1913 y cuya versión fue publicada en el volumen XXII, No. 3 (1967) de Thesaurus; otras traducciones al latín se conservan en el Fondo del Archivo Histórico. Briceño leía en voz alta poetas colombianos de su preferencia: Palemón el estilita (al que alude en el soneto a la Grisales) y Los camellos de Guillermo Valencia cobraban nueva vida en su voz. De la presencia en su biblioteca de poemarios de Jorge Robledo Ortiz puede colegirse el aprecio por este autor y sin duda, por Homero de entre los griegos y Horacio, Ovidio, Marcial y Catulo entre los latinos le ayudaron a formar esa visión poética de la realidad en las composiciones más formales de Briceño y de estos últimos el espíritu burlón y epigramático de sus Sonetos costumbristas.

Img. 27 Soneto de Guillermo Valencia

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Desde el comienzo mismo como poeta y a lo largo de su obra empleó amplio vocabulario caballeresco que se irá desparramando a la largo de su trabajo poético y que manifiestan a las claras el noble idealismo que le caracterizó: soldados, hidalguía, castillos, caballeros, valientes fijodalgos, honor, “polida armadura”, tahalíes, yelmo, princesas, guerra, guardia para citar solamente los más recurrentes.

Img. 28 Temas recurrentes en sus poesías están intimamente relacionados con ambientes de caballería al estilo de los que acompañaron junto con el “flos sanctorum” la convalecencia del fundador Ignacio de Loyola

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Otra muestra de poesía que realizaba Manuel Briceño era mas “intimista” o como el la clasificaba “avinagrada” por la expresión de sentimientos que surgen de manera inevitable en momentos de crisis y se mantienen en reserva por obvias razones.

Img. 29 y 30 Dos de las principales poesías “avinagradas” de Briceño

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EL ILUSTRADOR Entre los documentos del archivo personal de Briceño se encontró el Manual de dibujo recibido en contrapartida a su inscripción en el curso por correspondencia que en algún momento de su vida se propuso adelantar como también la más variada colección de recortes de revistas y periódicos cuyos dibujos o caricaturas le llamaban la atención y que quizás recogió para “inspirarse” sobre temas, técnicas o estilos propios de ese arte.

Img. 31 Herramientas para el dibujo, en las cuales se destacaba las plumillas cuyos variados usos hicieron posible reproducir múltiples dibujos

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Img. 32 y 33 Cuaderno de examen e ilustración en plumilla “Aprendiz de violín”

“Aprendiz de violín” es la melodía que recoge el libro Cultura musical que escribió el P. Juan José Briceño Jáuregui, S.J. hermano de Briceño y para quien dibujó la ilustración de la tonadilla: “Tengo inmediato a mi cuarto / un aprendiz de violín / de violín, que se ha propuesto sin duda / a no dejarme dormir. / Por la mañana el solfeo; / por la tarde ñiñi guñi guñi”. ¿Por su espíritu no sería también letra de Briceño?

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¿Utilizó Briceño esos recursos técnicos aprendidos en el curso de dibujo y la observación de modelos? Si bien su carrera de ilustrador apenas da para una breve mención, conviene destacar dos ámbitos de su trabajo artístico: el primero de ellos, el aporte ilustrativo a la obra de su hermano Juan José Briceño, S.J. que apareció publicada con el título de Cultura musical pues allí acompaña la partitura y la letra de una tonadilla que lleva por título “El aprendiz de violín”; la ilustración con técnica de plumilla del violinista frente a su partitura y al pie de la imagen las letras BRICSJ, que equivalen a BRICeñoSJ; el segundo campo en el que ejerció su predisposición y técnica del dibujo fue la de mapas con los que ayudaba a hacer más reales los acontecimientos que se describían en los textos latinos y griegos de sus clases. El conjunto de mapas e ilustraciones de la pluma de Briceño dan cuenta o de su talento natural para el dibujo enriquecido por las técnicas aprendidas en el curso por correspondencia o fruto del estudio juicioso y constante mil veces ensayado, del que apenas nos quedan estos modelos que aplicó en el mejoramiento de sus capacidades didácticas en las lenguas clásicas, tema en el que quizás sea difícilmente superado.

Img. 34 Croquis de las Galias

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El muñeco articulado forma parte de los elementos didácticos que acompañaban el estuche “Equipo profesional” y que guió a Briceño en los bocetos y obras finales de los dibujos originados en su pluma.

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DIRECTOR DE ESCENA Quizás sea otro de los aspectos pasados por alto en los diversos elogios, con ocasión de su muerte e incluso en el aniversario, dos décadas después: las condiciones de director de escena manifestadas en tres aspectos en el ejercicio de sus actividades pedagógicas.

Img. 36 Traducción de Briceño durante sus estudios en Oxford

Lectura pública de dramas y comedias. Las obras de teatro solían tener su propia “liturgia”: los asistentes encontraban en el tablero de clase el nombre de la obra y los respectivos personajes, factor sorpresa de innegable impacto; sentado en la cátedra, con el texto en el proverbial atril, empezaba la lectura de los parlamentos cambiando la entonación

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de cada uno de los personajes mantenida durante la lectura. Terminada la interpretación seguía el análisis ceñido al escrito que había preparado para el efecto: “Cuarenta maneras de interpretar un drama”; semejante tratamiento recibieron Mariana Pineda (García Lorca); Marianela (Pérez Galdós); Los árboles mueren de pie (Alejandro Casona); Casa de Muñecas (Ibsen); La zapatilla de raso (Claudel); El sí de las niñas (Fernández de Moratín); Los intereses creados (Benavente); Malvaloca (Hermanos Alvarez Quintero) y otras comedias de los mismos dramaturgos. Las Academias Literarias. Durante la etapa de formación humanística en Santa Rosa de Viterbo, se organizaban dos o tres veces al año eventos literarios y científicos llamados genéricamente “Academias”. Briceño fue el organizador y entrenador de las “Academias Literarias”; la mecánica era aparentemente sencilla; el tema conductor que bien era la descripción de personajes, paisajes, animales o “luchas” en sus distintas modalidades: animales, militares, políticas, religiosas.

Img. 37 Borrador del drama histórico representado en la obra de teatro “Así en la tierra como en el cielo”

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Briceño seleccionaba el fragmento que mejor se acomodase al tema y además, breve; con la más fina sicología seleccionaba el candidato que habría de interpretar públicamente el texto; todos los elegidos eran debidamente motivados para que memorizacen el fragmento y una vez logrado ese objetivo, cada uno era sometido a estricto entrenamiento en técnicas de vocalización, entonación y gestualidad; ni qué decir que el resultado final era memorable.

Img. 38 Programa de la puesta en escena “Así en la tierra como en el cielo”

Dramas llevados a la escena. El desarrollo de la memoria, la sensibilidad, el estímulo a las capacidades de empatía, el ejercicio de la declamación y el esfuerzo por vencer el pánico escénico eran desarrollados a través del teatro en sus tres modalidades fundamentales: drama, comedia y zarzuela; Briceño intervino en todas esas modalidades como directorentrenador. Particularmente notable fue la representación primero en Santa Rosa de Viterbo y unos pocos años después en el Teatro Colón de Bogotá de El proceso a Jesús del dramaturgo y comediante italiano Diego Fabri (1911-1980) en ese entonces todavía en vida. De don José María Pemán (1897-1981) llevó a las tablas El Divino Impaciente, drama en tres actos y un epílogo todo ello escrito en verso y estrenado en 1933, con la figura de San Francisco Javier critica la disolución de la Compañía de Jesús y el laicismo rampante del momento en España. 48

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MÚSICO DE TIEMPOS LIBRES Nacido en tierra de músicos, Santander del Norte tanto como Santander del Sur y en un ambiente en el que la musicalidad es casi genética, crecieron tanto Manuel como Juan José el uno humanista clásico y el otro músico de naturaleza con formación avanzada tanto dentro como fuera del país.

Img. 39 Era común el acompañamiento de los hermanos Briceño Jáuregui en la composición y letra de las obras musicales

Juan José, el músico, dejó enorme legado de música tanto religiosa como folclórica en compañía de su poeta de cabecera: Rodolfo Eduardo de Roux, S.J quien es el autor de casi todas las letras de las canciones reconocidas por tribunal tan competente como el Festival del Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca.

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Briceño, contrario a su hermano Juan José apenas fue músico de tiempos libres y en muy pocas ocasiones ante amigos especiales interpretaba en un flautín barato de plástico con perfecta precisión el bolero de Agustín Lara, “Solamente una vez, amé en la vida, / solamente una vez, y nada más, / una vez nada más en mi huerto, brilló la esperanza, / la esperanza que alumbra el camino, de mi soledad” pero eso sí: inmediatamente antes o después de la interpretación advertía con toda claridad que “le cantaba a la Virgen”.

Img. 40 La interpretación de villancicos, himnos y canciones fue siempre de especial significado en las casas donde se formaban los jesuitas

¿Por qué “solamente una vez amé en la vida” la interpretaba con tanto sentimiento e insistencia? Quizas, al igual que su padre y fundador Ignacio de Loyola, Briceño tuviese la propia “dama de sus pensamientos” que sería “la señora no de vulgar nobleza, ni condesa, ni duquesa, mas era su estado más alto que ninguno de estos”, según testimonio del mismo Ignacio. Sabemos que “la dama” de San Ignacio probablemente fuese Germana

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de Foix, viuda del Rey Don Fernando El Católico pero nunca sabremos quién lo fuera aquella sobre la que Briceño, igual que San Ignacio escribió “tan poseído en ella tenía el seso, que se estaba embebido en pensar en ella dos, tres y cuatro horas sin sentirlo, imaginando lo que habría de hacer en su servicio; los medios que tomaría para poder ir a la tierra donde ella estaba; los motes, las palabras que le diría; los hechos de armas que haría por ella; y estaba con esto tan envanecido, que no miraba cuán imposible era poderlo alcanzar”.

Img. 41 Toledo (Norte de Santander) fundado en 1795; cabecera municipal desde 1886

Briceño tenía en su repertorio buen número de canciones de uso cotidiano en paseos y fiestas de la comunidad, registradas todas ellas en “cancioneros” de la época de los que se conservan algunas ediciones de distintas fechas; varias canciones populares que hacían Sin toga ni birrete Oxoniense Manuel Briceño Jáuregui, Universidad Javeriana Femenina. Primeros S.J. años

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referencia al amor o las mujeres, se cantaban en comunidad con letras debidamente enmendadas pero las melodías eran elegidas con frecuencia por Briceño como música de coplas de su autoría llenas de un humor sencillo y reconfortante para recordar los eventos memorables de la comunidad en que vivía o los personajes que pasaban por su vida y a los que les rendían homenajes familiares.

Img. 42 Las coplas en las reuniones familiares se recitaban o se cantaban con la música de alguna canción popular, tal como se puede observar en las “Coplas de despedida”

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EL TORETE CECILIO (Canción) Letra: Manuel Briceño Járuegui, S.J. Música: Guiddo Arteaga Sarasti, S.J. Recopiló: Jaime Escobar Fernández ESTROFA Tengo un torete muy regordete no hay en el mundo nada como él. Es mi “Cecilio” mi gran idilio ¡Ay quién pudiera ser como él! CORO ¡Cinco mil pesos en cada pata! ¡Ay quién pudiera ser como él! (se repite el coro)

El encargado de agregarle música a los versos de Briceño, originados en el proyecto de lago concebido por el P. Emilio Arango, nace en la ciudad de Pasto el 15 de septiembre de 1935; ingresa a la Compañía de Jesús en 1954 y muere repentinamente en la ciudad de Quito, Ecuador. Guiddo como era llamado familiarmente, era “músico de oídas”; nunca hizo estudios en este arte que posiblemente adquirió en casa escuchando el piano y también la cítara interpretados magistralmente por su señora madre.

Img. 43 Al piano Guiddo Arteaga Sarasti, S.J. (1935 - 2000)

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No es posible recuperar la fecha exacta de los hechos relatados acá pero sucedieron muy probablemente en el año de 1959. En los jardines aledaños a la casa de formación que poseían los Jesuitas en Santa Rosa de Viterbo apareció de la noche a la mañana un fornido torete que empezó a pastar moviéndose tranquilamente ante los atónitos ojos de los jóvenes religiosos en proceso de formación. Alguien “bautizó” al torete con el nombre de “Cecilio” y la primera oportunidad en que se reunieron los jóvenes para algún festejo familiar Briceño se asoció con Guiddo estudiante entonces de humanidades clásicas y excelente músico, preciosa voz y hábil intérprete de distintos instrumentos musicales para “celebrar” al nuevo miembro de la comunidad: “¡Cecilio!”.

EL LAGO DEL PADRE EMILIO (Canción) Letra: Manuel Briceño Járuegui, S.J. Música: Guiddo Arteaga Sarasti, S.J. Recopiló: Jaime Escobar Fernández ESTROFA El Padre Emilio tiene el halago al pie del monte de hacer un lago; la cosa es fácil y muy sencilla si algún buldózer mueve la arcilla.

CORO ¡Viva el Provincial! ¡Viva! ¡Que viva el Rector. ¡Viva! y esta juventud de mantequilla (se repite el coro)

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Hacia el año 1958 la extracción de arcilla para la fabricación de ladrillos en la casa de formación de los jesuitas en Santa Rosa de Viterbo dejó enormes cavidades que recogían notables volúmenes de agua no suficientes para ser lago pero con buenas posibilidades, aprovechando las condiciones del lugar. Era superior Provincial de los jesuitas en Colombia el P. Emilio Arango, S.J. y en visita a los jóvenes en formación les propuso que durante los tiempos libres removieran la tierra para adecuar el terreno y con el material resultante se formara un tambre (muro de contención) que retuviera la mayor cantidad posible de agua. La obra del lago comenzó con ilusión ante la posibilidad de remar en medio del paisaje extraordinario que ofrecía el lugar.

Muy popular entre los estudiantes jesuitas de humanidades clásicas, el protagonista de la tonadilla nace el 20 de mayo de 1909; ingresa a la Compañía de Jesús en 1927; es ordenado sacerdote en 1938 y emite sus últimos votos (coronación de su vida religiosa) en 1944. Desempeñó el P. Emilio, como se le conocía familiarmente, importantes cargos académicos y administrativos entre ellos el de Rector de la Universidad Javeriana (1950-1955) y Superior de los Jesuitas colombianos (Provincial) entre los años 1955 y 1961, pocos meses antes de su intempestiva muerte.

Img. 44 P. Emilio Arango Arango, S.J. (1909-1961)

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Luego de unos meses de haber lanzado la idea del lago, regresó el P. Emilio a revisar el avance del proyecto que obviamente no había sido significativo a pesar del uso intenso de mano de obra juvenil apenas apoyada por picas, palas y carretillas en manos inexpertas para semejante materia. “¡Juventud de mantequilla!” exclamó el Provincial cuando contempló el inconcluso lago. Briceño notó la decepción del P. Emilio expresada en la rotunda sentencia “¡Juventud de mantequilla!”; quizás en desagravio, se preparó la tradicional y siempre esperada “merienda al aire libre” en la que el chocolate, el pan y el queso eran “condimentados” con canciones, coplas y breves representaciones cómicas cuyo fondo era casi siempre el aspecto jocoso de alguna situación vivida; Briceño captó la tensión del momento y para aliviarla redactó los versos que enseguida musicalizó Guiddo Arteaga, excelente músico, preciosa voz y buen ejecutante del piano y el acordeón. Llegó el invierno y el lecho del lago, todavía sin concluir, se fue llenando con las aguas lluvias hasta el punto en que de noche, reventaron el terraplén de contención y corrieron torrenciales ladera abajo en tumultos de lodo y piedras que fue arrasando cuanto encontró a su paso y terminó por dejar marca en uno de los costados del casco municipal.

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“POIEO” ποιητής Tuvo Briceño numerosos y entrañables amigos tanto como sinceros admiradores; uno de ellos, afortunado por haber tenido la suerte de guardar durante varios años la mayor parte de lo que hoy constituye el acervo documental en poder del Archivo Histórico de la Universidad Javeriana de Bogotá; dos entre los muchos ejemplos posibles se adjuntan a la manera de ilustración.

Img. 45 Invitación de Briceño a Jaime Escobar

La aparente inocencia de la leyenda de puño y letra de Briceño tiene dos aspectos que pasarían inadvertidos al lector común: 1.

Después del nombre del destinatario “Prof. Jaime Escobar”, añade la palabra “Poĩeo” que tiene significado especial por cuanto es sabida la afición por gusto o por mandato médico para el disfrute de una suculenta presa de pollo y se

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aprovechaba de la relativa homofonía de “poieo” y “pollo” como alusión clara al destinatario de los buenos momentos compartidos frente a una suculenta ración de tal plumaje. 2.

Todo versificador suele recurrir a los dedos de la mano para verificar si el conteo de las sílabas del verso en proceso está completa o si por el contrario “cojea” expresión familiar del oficio pero sucede que este conteo se realiza pasando el dedo pulgar sobre el meñique, anular, medio e índice de la mano derecha en la mayoría de los casos y si la cuenta es correcta el gesto de aprobación se hace juntando el indice y el pulgar que se retiran de la mano un poco hacia la derecha; semejante gesto es parecido al que realiza quien despluma un pollo para llevarlo al sancocho y de ahí la ambivalencia de la expresión “poieo” que tanto en su lenguaje escrito como simbólico es, con la disculpa del aparente elogio, la invitación a comer pollo.

3.

La expresión ποιητής (poiētḗs, poeta) se debe a que solía someter a su acertado juicio poético mis trabajos en tal sentido, tarea obligatoria durante la formación humanística a lo largo de los años vividos en Santa Rosa de Viterbo, (1955-1960).

4.

El título de “Prof.” (Profesor) que me adjudica se debe a que en esa época (1987) era yo docente en varias instituciones educativas de Bogotá sobre temas que había aprendido con su inigualable tutoría de muchos años.

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Img. 46 Manuel Briceño, durante su viaje a Grecia

Briceño Íntimo

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BRICEÑO EPIGRAFISTA

Sus posibles significados

Algunos de los apuntes, versiones primarias de artículos o estudios que se guardan en el Fondo Manuel Briceño Jaúregui del Archivo Histórico de la Universidad Javeriana están encabezados por conjuntos de letras mayúsculas sin aparente significado; JHS, BMV, AMDG son universalmente conocidos pero no así DMLTVS y MVSSITM.

Img. 47 Extracto del poema “El Tordo”

Se entiende por EPIGRAFE las inscripciones en monumentos conmemorativos, estelas3, sepulcros; dedicaciones a personas de relevancia histórica, edificios, acueductos, lugares memorables. La expresión española es transliteración del vocablo griego original y el RAE la acoge en sus acepciones “3: Inscripción en piedra, metal, etc. y 4. rótulo (título)”. 3 Elemento en material duradero generalmente en forma de columna donde se inscribe el epígrafe en mayuscula sostenida y sin signo ortográfico alguno.

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Los epígrafes se escribían sobre superficies generalmente reducidas y ante la necesidad de aumentar el tamaño de las letras para mayor legibilidad, se recurría al empleo de acrónimos4 comprendidos con facilidad por los ciudadanos. Pedro Batlle Huguet en su tratado de Epigrafía Latina5 trae varios ejemplos: Amico Bene Merito - al amigo que bien se lo merece (A.B.M); De Decurionum Sententia Faciendum Curavit - con respecto a la decisión de los decurios vigilaron que se cumpliera (D.D.S.F.C), Dic Qui Legis Sit Tibi Terra Levis - Tú que (esto) lees, di que la tierra te sea benigna (D.Q.L.S.T.T.L), inscripción muy común en epigrafías funerarias.

Img. 48 Su característico epígrafe IHS en su poema “Lejos de tí”

4 La RAE define así el término: “Tipo de sigla que se pronuncia como una palabra; p. ej., o(bjeto) v(olador) n(o) i(dentificado) (OVNI). 5 Batlle Huguet, Pedro: Epigrafía Latina, Barcelona: Colección de manuales “Emerita” No. 5, MCMXLVI.

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Varios trabajos de Briceño están encabezados con epígrafes; muy común el anagrama JHS que es la trascripción latina de las tres primeras letras mayúsculas de la palabra “Cristo” en griego (ΙΗΣΟΥΣ). Ad Maiorem Dei Gloriam - para la mayor gloria de Dios (AMDG), casi siempre al final del escrito, tributo de admiración y respeto a la divinidad muy en el sentido de la epigrafía romana que encabezaba con el Deo Optimo Maximo – a Dios el mejor y más grande (DOM) sus conmemoraciones más importantes.

Img. 49 Poema en honor a su padre y el cual puede considerarse como“avinagrada”

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Los griegos siempre iniciaban sus más importantes realizaciones con el reclamo del favor divino; La Ilíada y La Odisea invocan a la Musa en su preámbulo; Demóstenes en el exordio de su discurso más importante, Pro Corona, reclama el auxilio divino de todos “los dioses y diosas”; Ión fundamenta su talento de rapsoda homérico insuperable, gracias a la posesión divina, al “endiosamiento” para suplir la pequeñez del bardo frente a la grandeza de la obra que interpreta; Virgilio incerta La Eneida en la misma tradición: “Musa, mihi causas memora” (Musa, recuérdame los orígenes...). Con ocasión del VI Congreso Eucarístico Internacional (Bogotá, 22 a 24 de agosto de 1968) se abrió convocatoria pública para la composición del himno oficial del evento. Juan José Briceño Jáuregui, S.J. le solicitó a su hermano Briceño y al amigo entrañable Rodolfo Eduardo de Roux Guerrero, S.J autor de la letra de muchas canciones de Juan José, el que compusieran la letra para el himno que se presentaría al concurso; no resultaron ganadores pero se conserva la letra propuesta por Briceño y encabezada con el epígrafe MVSSITM.

Img. 50 Himno del Congreso Eucarístico

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¿A quién le implora el favor divino para obra de tanta trascendencia? Por más que uno de sus discípulos más queridos Antonio Gómez Caycedo, S.J. le insistiera en explicarlo; nunca lo consiguió según él mismo lo testifica. Habida cuenta de estos antecedentes epigráficos vale la pena intentar alguna hipótesis plausible con respecto al MVSSITM que encabeza la propuesta de letra para el himno oficial del VI Congreso Eucarístico Internacional de Bogotá y muchos de sus numerosos escritos. Las poesías que Briceño dedica “a la dama de sus pensamientos” que diría S. Ignacio y que el poeta manifestó en su constante y cariñosa relación con la Madre de Jesús, permiten suponer que reclama de ella la asistencia necesaria en el éxito de la transcendetal tarea que le encomendara su hermano músico. Para una mejor compresión del epígrafe lo graficamos a la manera de acróstico; es decir encabezando cada renglón con la primera letra del epígrafe respectivo.

Maria Virgo Sanctissima Sine Invocare Tua Merita

María Virgen Santísima Permite Invocar Tus Merecimientos

El poema que Briceño dedica a la “Reina de la paz” ambientado en selvas, bejucos, ríos, espumas y demás componentes propios de los escenarios de violencia del momento, está encabezado con el epígrafe DMLTVS sobre el que carecemos de información confiable; por ello debemos arriesgar alguna hipótesis plausible.

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Img. 51 Era común en Briceño dedicarle poemas a la Virgen como fuente de gran parte de su inspiración

Por razones más poderosas que las que lo motivaron a encabezar la propuesta de letra para el himno Eucarístico con el MVSSITM recurre ahora el poeta al empleo de este nuevo acrónimo en forma de epígrafe, en perfecta concordancia con el anterior y que al ser colocado el uno frente al otro podría indicar que la invocación del primer epígrafe es reforada con la del segundo.

Da Mihi Lucem Tuam Virgo Sanctissima 66

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Da (reclamo de apoyo) A mí (dame, concédeme) La luz (claridad mental) Tuya Virgen Santísima


BRICEÑO El orador sagrado Dos son las fuentes que nos permiten mencionar las condiciones de orador sagrado del Padre Manuel Briceño: las homilías que pronunciara bien como miembro de las distintas Academias a las que perteneció o bien como Presidente de la Academia Colombiana de la Lengua con ocasión del fallecimiento o los aniversarios de sus colegas y el sermón de su primera Misa. Al examinar las homilías que Briceño en actos litúrgicos en los que desempeñaba el papel de celebrante principal, se pueden identificar algunos rasgos sobresalientes: No improvisaba: sus intervenciones las escribía en medias páginas tamaño carta, conocidas familiarmente entre los jesuitas de antaño como “pagellas”; doble espacio y tipo de letra equivalente a la Times New Roman de hoy en 12 puntos.

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Img. 52 “Pagellas” para la homilía de Jorge Sánchez Camacho

Rigor en la escritura: al revisar los textos de algunas homilías llama la atención el que corrigiera algunas expresiones que juzgaba necesario mejorar mediante un sistema por lo demás ingenioso: escribía en papel aparte la nueva expresión, la recortaba a la medida exacta del lugar a donde debería ir y la pegaba sin equivocar 68

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ni la alineación del texto ni el espacio disponible; por supuesto que también abundaban en forma manuscrita las adiciones y supresiones que juzgaba necesarias para mejorar el texto. Brevedad del mensaje: rara vez el mensaje de las homilías sobrepasaba la cuartilla y media a doble espacio; la lectura de un texto de tal extensión se prolonga entre cinco y siete minutos, duración apenas necesaria para no restarle importancia al tiempo que la trascendencia de la liturgia reclama para sí. Realidad y mensaje bíblico: no solamente era sobresaliente en el Padre Briceño su cultura literaria, histórica y clásica sino también la Bíblica; cuando presidía las liturgias de difuntos siempre iluminó el dramatismo de la realidad presente con las enseñanzas del mensaje Bíblico que tomaba del libro de los Macabeos, El Eclesiastés, La Sabiduría, los Evangelios o de las Cartas Apostólicas. Evolución de su oratoria sagrada: es notable la diferencia de estilo en el sermón de su primera misa con el que emplearía al final de sus días cuando debió participar intensamente en sepelios y aniversarios como función no solamente sacerdotal sino de la vinculación a distintas academias. Llama la atención el que una persona con la facilidad de palabra, la erudición histórica y literaria, dueño de donosura en su prosa fácil, clara y amena jamás confiara a la improvisación sus intervenciones homiléticas siempre mecanografiadas y solamente una vez manuscrita: el sermón de su primera Misa. El primer sermón en su contenido: el texto señala tres partes debidamente identificadas con las letras griegas α, β, γ al inicio de párrafo; α, elogio del heroísmo en el seguimiento al llamado divino; β, generosidad en el seguimiento, ilustrado con el ejemplo de misioneros en la India; γ, la acción divina mediante la cual “Dios fue purificando el corazón del futuro sacerdote, a costa de duros sacrificios, para convertirlo en el padre de las almas, de los afligidos, de los menesterosos y de los que sufren”.

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El primer sermón en su forma: se conserva el texto manuscrito y desde luego con enmiendas antes, durante e incluso, después de haberlo pronunciado; tiene el tono solemne de la oratoria sagrada del momento con respetuosa alusión al “Venerable Señor Cura Párroco” y a sus “amadísimos hermanos míos en N. Sr. Jesucristo”; cuando se dirige a los asistentes emplea la segunda persona: “Escuchadme un ejemplo”, “¿[...] y qué pensáis, amados hermanos míos?” “[...] Pero ved aquí, amados hermanos míos en N. Sr. Jc.”, “[...] todas las noches, al morir la luz, le veréis con un libro en las manos”. El primer sermón en su estilo: saludos de rigor; breve introducción que en la retórica clásica se denominaba “exordio” en el que fue maestro Cicerón; el núcleo del mensaje, “narratio” (α, β), “argumentatio” (γ) y la conclusión o “peroratio” que estructura con la plegaria en favor de sus parientes, amigos y conciudadanos en la “fiesta blanca de la Inmaculada” (8 de diciembre) y con “el Sumo Sacerdote de la Patria Celestial”.

Img. 53 Apartes de su primer sermón

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Img. 54 Manuel Briceño, con su gesto de picardía

“Briceñadas”

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“MANOLO”

Bromista impenitente En la memoria de sus más entrañables amigos queda el recuerdo risueño de sus bromas, lujo del que eran afortunadas “víctimas” las personas de mayor confianza; bromas que tenían su momento preciso, circunstancia puntual y efectos calculados. Conserva el Archivo Histórico de la Universidad Javeriana, algunos de los artilugios que fue atesorando “Manolo” a lo largo de la vida pero más especialmente en los últimos años cuando quizás la edad lo resguardaba de toda sospecha cuando le “jugaba” alguna broma a sus más allegadas amistades. El cono sorpresa y el huevo para el desayuno En el variado arsenal de bromas que “Manolo” acostumbraba jugarle a sus amigos esta el clásico helado que corona el barquillo en forma de cono. Con gesto muy convincente “Manolo” ofrecía al amigo el refrescante bocado que al momento de aceptarse, desprendía la parte superior y apenas quedaba la mano extendida del invitado con el barquillo vacío. Cuando la broma estaba programada para las primeras horas de la mañana al visitante se le invitaba a consumir suculento huevo frito debidamente servido. Conmovido el invitado se aprestaba con alguna resistencia a degustar el manjar que resultaba ser de plástico y no de gallina. La pícara sonrisa del uno y la carcajada del frustrado comensal consolidaban el acercamiento mutuo y la amistad se hacía más fuerte y duradera.

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“Manolo” tenía cierta predilección por lo que podríamos llamar “juegos de magia” de muy elemental factura pero maravillosamente empleados para el disfrute de su propio espíritu burlón y el gusto por la risa espontánea que arrancaba con sus bromas.

Img. 57 Artilugios de magia

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¿Por qué “Manolo” desarrolló y empleó con maestría tan diversas formas de acercarse a la gente? ¿Qué interés tenía el prestigioso Scholar en humanidades clásicas en recurrir a su gracia en contar chistes, su picardía tanto en la propuesta de una broma como en sus resultados? ¿Su habilidad para hacer en versos fáciles y metro riguroso su crítica a la vida pueblerina de Colombia tal como queda consignado en su obra “Trescientos sonetos costumbristas” e innumerables coplas, no publicadas, en los más diversos temas y circunstancias?

Img. 58 Poema inspirado en su encuentro con un chileno durante sus estudios en Londres

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En alguna tienda de juguetes o de “bromas” en quién sabe dónde y cuándo, “Manolo” consiguió un ejemplar especial de Charles Atlas (1892-1972) reconocido culturista que logró desarrollar la más impresionante musculatura jamás imaginada con la que ganó muchísima fama a comienzos del siglo XX. Uno de los íconos clásicos del nuevo Atlas de la mitología griega (motivo adicional de simpatía para “Manolo”) posaba en mínima ropa interior para dar paso a la flamante musculatura; aquello era fuerza, poder y “belleza corporal” de acuerdo con los cánones de la época. El moderno Atlas se fabricaba en material flexible con posibilidad de acumular agua. En el momento más oportuno ante quienes pensaba que podrían recibir la chanza y con la “debida motivación” el victimario oprimía el muñeco que descargaba por la vía obvia de evacuación de los fluidos renales; víctima y victimario reían estrepitosamente aunque por doble motivo: el uno por la sorpresa de tan inesperado baño y el otro por los efectos de su picardía premeditada. La broma de Charles Atlas quedó en la memoria de muchos con el nombre genérico de “El muñeco”.

Img. 59 “El muñeco” Charles Atlas

¿Por qué un pequeño tablero de ajedrez entre los objetos cercanos al afecto del “bromista impenitente”? Que se sepa, Manolo jamás manifestó mayor interés, acaso ninguno, por el juego-ciencia; entonces la respuesta posiblemente esté en otra fuente y la sospecha apunta hacia la conjunción de elementos en la ilustración donde el caballo luce el galardón alcanzado: la W de Win (victoria) Wintomylon y la “W” del laboratorio Winthrop fabricante del medicamento; el señalamiento de que es “Wintomylon la pieza más útil” para el objetivo final: JAQUE MATE todo ello en el contexto de la lucha entre piezas negras y blancas por la captura del Rey contrario. No es probable que “Manolo” hubiera comprado el ajedrez promocional del laboratorio farmacéutico porque este tipo de mercadeo va por otros caminos; seguramente llegó

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a su poder como regalo de algún médico amigo conocedor de la faceta bromista de su paciente y él lo mantuvo quizás por alguno de estos motivos o por todos ellos: a. “Modelo” junto con otros muchos más para sus ilustraciones en plumilla. b. Simpatía por la escena como reflejo de su espíritu de chispeante humor. c. Es el contexto de lucha entre piezas blancas y negras, tema frecuente de sus poesías, como en aquel llamado a sus hermanos en religión: “Jesuitas, hurra, alerta que a guerra llamando están / cerrad las puertas abiertas / que van a quedar desiertas / las filas del Capitán”.

Img. 60 Ajedrez Wintomylon

“Manolo” era hombre de profunda espiritualidad claramente manifestada por ejemplo, en sus distintos poemas de intimidad y posiblemente quiso también hacer “uso de su libertad”6 para apropiarse de la explicación que San Pablo propone sobre su punto de vista a los cristianos de Corinto sumidos en peligrosas divisiones entre seguidores de distintas tendencias de acuerdo con sus respectivos “evangelios” con mención explícita de Apolo; en búsqueda de la conciliación de las tendencias en conflicto se ofrece como ejemplo: “me he hecho igual a todos para de alguna manera poder salvar a algunos”7 y “Manolo” lo practicó al pie de la letra. 6 Ἐλεύθερος γὰρ ὤν (1. Cor. 9, 19) 7 τοῖς πᾶσιν γέγωνα πάντα, ἵνα πάντως τινὰς σώσω (1 Cor. 9, 22)

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“MANOLO”

Tras la máscara del seudónimo “Manolo” siempre firmó todos sus poemas y a la mayoría le añadió la fecha de composición con el dato exacto de día, mes y año; sin embargo, en varias oportunidades recurrió al expediente de emplear seudónimos posiblemente en previsión de las críticas que pudiese recibir por la naturaleza del tema y su condición de sacerdote; dos poemas merecieron el recurso al seudónimo y en ambos casos cargados de fina ironía. Teófilo. En el soneto “El cura de mi lugar”, encontramos un escrito cargado de ironía sobre las novedades litúrgicas surgidas de la autorización del Concilio Vaticano II para emplear las lenguas locales y que algunos sacerdotes llevaron a extremos escandalosos para la época, moda que no ha desparecido del todo. Por el texto mismo del soneto es evidente el contrate entre la tradición y las novedades del momento y ello podría explicar el seudónimo de origen griego compuesto de dos palabras “Teo” (transliteración acomodada de la palabra griega para designar a Dios: Theós) y “filo” también de origen griego para expresar amistad, aprecio, cercanía; así pues la queja de un “tradicionalista” expresado como “el amigo de Dios” enfrentado a un “modernista” manifestación palpable de que “el diablo anda suelto”

Img. 61 Se desconoce el lugar donde se publicó “El cura de mi lugar” , no obstante “Manolo” guardó dentro de sus documentos un recorte del mismo

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El soneto aparece con la autoría de “TEOFILO” evidente seudónimo posiblemente de doble propósito: proteger al autor de las críticas, en este caso, miembro prominente de la Compañía de Jesús y en segundo lugar por la reivindicación tradicionalista de la liturgia quizás de origen más divino que humano; en efecto por su etimología puede implicar dos significados correlativos mas no excluyentes: “el que ama a Dios” o “el que es amado por Dios” razones poderosas para la defensa que hace el autor sobre la ancestral tradición litúrgica en la celebración de la Misa. “Jersey”. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) describe como: “(Del ingl. jersey), m. Prenda de vestir de punto, cerrada y con mangas, que cubre desde el cuello hasta la cintura aproximadamente”. “Tirilla blanca”. Refuerzo de material resistente, generalmente de plástico blanco, en el cuello de las sotanas primero y después en las camisas del orden eclesiástico (clergyman) para mantener la horma de la prenda también llamado “alza cuello”. “Dice y hace lo que le da la gana”. Aunque convenientemente disimulada se oculta aquí una crítica a las nuevas corrientes litúrgicas surgidas después del Concilio Vaticano II que además de permitir el uso de las lenguas locales en los ritos tradicionales hizo más flexibles las hasta entonces rígidas normas en la materia, fielmente obedecidas por el clero en general y ahora llevadas muchas veces al otro extremo por las nuevas corrientes progresistas con los resultados que cuestiona “Manolo” en el primer verso del segundo terceto: “Su MISA no es católica, es mundana”. Los puntos centrales de la queja de Teófilo están escritos en mayúscula sostenida: “EL CURA DE LA IGLESIA DE MI VILLA / DICE Y HACE LO QUE LE DA LA GANA”, dos últimos versos del primer cuarteto; MISA, primer verso del segundo cuarteto; “ES QUE EL DEMONIO ESTA DE VACACIONES”, remate del soneto. El parnasianismo poético nacional proclamaba que el soneto debería ser “de ancha cabeza y resonante cola” con ello hacía énfasis en la importancia poética e ideológica del último verso. Todos los tercetos del soneto son un reclamo evidente y el cuestionamiento ácido a las nuevas “tendencias litúrgicas” y el remate del soneto no deja lugar a dudas sobre su franca oposición a esas novedades: “ES QUE EL DEMONIO ESTA DE VACACIONES”.

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Anécdota Irreverente por Casimiro Buenavista. Con la doble ironía de “Casi- miro” y “buena vista” firmó el soneto a la diva del momento Amparo Grisales en visión enervante por la triple convergencia de trópico, playa y traje de baño más allá de la moda tradicional que lucía en ese momento la protagonista.

El “estilita” acomodado a “Ruiz Lara” por Casimiro Buenavista es clara alusión al protagonista del poema de Guillermo Valencia “Palemón el estilita” a quien identifica el bardo como “sucesor del viejo Antonio / que burló con tanto ingenio las astucias del demonio” […] “Palemón el estilita era un santo hasta que […] de la turba que le oía / una linda pecadora / destacóse: parecía / la primera luz del día, / y en lo negro de sus ojos / la mirada tentadora / era un áspid”; luego, lo inevitable: […] “y el buen monje / la miraba, / la miraba, / la miraba, / y, queriendo hablar, no hablaba, / y sentía su alma esclava / de la bella pecadora de mirada tentadora”.

Img. 62 Soneto completo de “Anécdota irreverente”

En “Anécdota irreverente” “Manolo” prefiere ponerse al abrigo de los seudónimos como protección a las críticas por ser sacerdote o por sus acostumbradas bromas de todo tipo como cuando trae a cuento el personaje de farándula e ícono sexual del momento la diva Amparo Grisales, soneto que trascendió al gran público con la autoría de “Casimiro buenavista” y sobre el cual la Grisales comentó con el desparpajo que la caracteriza: “otro [piropo] que me parece curioso y me da risa es que dicen que yo tengo el [trasero] caído, pero caído del cielo”8.

8 Entrevista a Amparo Grisales en People en español 12 de julio de 2010

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“MANOLO”

Festivo

La inteligencia además de brillante y el sentido de observación particularmente desarrollado, le permitían a “Manolo” tener a flor de labios chascarrillos, retruécanos9, calambures10, coplas irónicas, versos hilarantes y adaptaciones humorísticas de melodías en boga o versos de hondo arraigo popular como “El renacuajo paseador” de Rafael Pombo en cuya molde vació el punzante llamado de atención a su hermano “Roque Julio cazador”, fuente de más de una preocupación familiar según se desprende de las cartas que enviaba la angustiada madre del hijo travieso al orgullo de la familia, el jesuita en formación.

Img. 63 Facsímil de la carta dirigida por la mamá de “Manolo” con las quejas que posiblemente dieron orígen a su Roque Julio Cazador

9 Retruécano. Para la RAE: “Inversión de los términos de una proposición o cláusula en otra subsiguiente para que el sentido de esta última forme contraste o antítesis con el de la anterior. U. para referirse a otros juegos de palabras”. 10 Calamabur. Para la RAE: “Agrupación de las sílabas de una o más palabras de tal manera que se altera totalmente el significado de estas”. Por ejemplo “no sabe ni pío”, decía Briceño con el doble sentido tanto de “sabe” equivalente a “conocer” como también a “sabor”; “pío” es la expresión referida a los pollos que “pian” en su juventud y el contrasentido de jóvenes tan inmaduros que ni “pían”.

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Acomodaba con facilidad e ingenio punzante, la letras de conocidas melodías del momento para festejos especiales de la vida de su familia extensa o de sus hermanos en la Compañía de Jesús, actividad que se conocía con el nombre genérico de “coplas” interpretadas en público por dos o tres cantantes acompañados o no por algún instrumento musical como acordeón o guitarra; tal el caso de “Roque Julio cumpliendo años” con la instrucción precisa de que deben ejecutarse las coplas “sentado, no alzado”; el sentido de tal orden para los ejecutantes se desprende de una de las varias aventuras de Roque Julio que concluye con la expresión “que viva la perra amén” si se tiene en cuenta que en el lenguaje popular “perra” hace referencia a los efectos del consumo excesivo de chicha, cerveza o aguardiente. Donaldo Ortiz Lozano, jesuita como “Manolo”, fue objeto de coplas y versos punzantes en diversas festividades de comunidad. Ortiz Lozano, legendario encargado de las relaciones con los exalumnos de instituciones jesuíticas, viajaba con alguna frecuencia a representarlos en diversos congresos y reuniones fuera del país, hecho que le daba la ocasión a “Manolo” para sacarle en cara a Donaldo los “títulos colorados” de sus viajes. En la vida comunitaria de los jesuitas con “el título colorado” se designaba la intención de orden superior para realizar acciones generalmente en provecho propio como en el caso de “asistir a un congreso” –intención superior- y de paso ir de turismo –provecho personal- por lugares de interés particular.

Img. 64 Muestra de uno de sus poemas donde el personaje principal es Roque Julio Cazador

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Img. 65 Su última conferencia horas previas a su muerte

Tu Manojo

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TU MANOJO “ Me han dolido los años...” P. Manuel Briceño, S.J. en su cumpleaños Te “han dolido los años”... ¡Ay qué dura esta pena interior que nos obliga a engendrar en nosotros, cual la espiga, el grano que en el surco se madura! Goces tiene el dolor, en su amargura, que el correr de los años no mitiga pues la mano de Dios que los prodiga es siempre cariñosa, amable y pura. Ya verás qué dichosa nuestra suerte cuando al postre instante de la muerte se congreguen allí tus “Caballeros”... Al mirarte las manos... ¡Ah, Dios mío! serán tus perlas blancas de rocío un manojo radiante de “luceros” Jaime Escobar Fernández

“Me han dolido los años” es el título del soneto que Briceño escribió al celebrar sus 50 años de vida y nunca me quiso contar la causa de ese “dolor”; este soneto fue mi respuesta a su gentileza en compartirme “el dolor” de su medio siglo de existencia. La alusión a los “Caballeros” y los “luceros” se debe a que eran términos de su predilección en las poesías que le inspiraban los jóvenes jesuitas a quienes formaba en humanidades clásicas en Santa Rosa de Viterbo. Briceño murió repentinamente en España a donde había sido invitado para dar una conferencia sobre Antonio de Nebrija con ocasión del IV Centenario del descubrimiento de América y por lo tanto no fue posible que “... al postrer instante de la muerte / se congreguen allí tus “Caballeros”...” Donde menos lo imaginó y cuando menos lo pensó Briceño rindió su castillo ante el gran capitán. Sin toga ni birrete Oxoniense Manuel Briceño Jáuregui, Universidad Javeriana Femenina. Primeros S.J. años

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IMÁGENES Img. 1 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J. Img. 2 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 185 - Mapas, croquis y originales. Img. 3 y 4 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 35 - Apuntes y escritos sobre Sófocles. Img. 5 y 6 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 24 - Apuntes y estudios sobre Demóstenes. Img. 7 y 8 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 25 - Apuntes y estudios sobre César. Img. 9 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J. Img. 10 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 19 - Juegos y elementos de pintura. Img. 11 y 12 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 92 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 13 “Las silvas” son de Jaime Escobar Fernández, quien las proporcionó para su fotografía y dar una idea de su forma y contenido. Img. 14 y 15 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 15 - Cuadernos de estudio. Img. 16 - 20 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 124 - Preguntas y temas propuestos por el P. Manuel Briceño a sus alumnos. Img. 21 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 14 - Capítulos sueltos El genio literario romano.

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Img. 22 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J. Img. 23 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, ,S.J., carpeta 96 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 24 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 97 - Poemas en latín del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 25 y 26 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 99 - Mecanografiado: Mil y un versos por el P. Manuel Briceño. Img. 27 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 79 - Poemas. Img. 28 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 98 - Mecanografiado: Selección de versos por el P. Manuel Briceño, S.J. Img. 29 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 96 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 30 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 96 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 31 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 19 - Juegos y elementos de pintura. Img. 32 y 33 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 138 - Dibujos del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 34 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 185 - Mapas, croquis y originales. Img. 35 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 19 - Juegos y elementos de pintura. Img. 36 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 73 - Programas y obras de teatro dirigidas por el P. Manuel Briceño.

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Img. 37 y 38 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 71 - Programas y obras de teatro dirigidas por el P. Manuel Briceño. Img. 39 y 40 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 182 - Estudios musicales y partituras. Img. 41 y 42 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 183 - Letras de himnos y canciones. Img. 43 Fotografía proporcionada por Jaime Escobar Fernández. Img. 44 Colección archivos fotográficos. Img. 45 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 170 - Eventos e invitaciones. Img. 46 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J. Img. 47 - 49 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 95 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 50 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 183 - Letras de himnos y canciones. Img. 51 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 95 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 52 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 160 - Semblanzas y homilías. Img. 53 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 121 - Reflexiones del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 54 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J. Img. 55 - 57 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 18 - Juegos y elementos de magia.

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Img. 58 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 92 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 59 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 18 - Juegos y elementos de magia. Img. 60 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., caja 19 - Juegos y elementos de pintura. Img. 61 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 95 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 62 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 92 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 63 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 131 - Correspondencia del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 64 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 95 - Poemas del P. Manuel Briceño, S.J. Img. 65 Fondo Manuel Briceño Jáuregui, S.J., carpeta 134 - Fotografías P. Manuel Briceño, S.J.

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Documentos Javerianos 07 Se termin贸 de imprimir en Noviembre de 2014, en los talleres de Javegraf, Bogot谩, D.C., Colombia. Fue compuesto con tipos Adobe Garamond Pro, Univers Condensed, Helvetica Neuey BernhardMod BT, e impreso en papel esmaltado 115 gr 4x4 y propalmate 240gr a 4x0.


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