5 minute read
LA ESCUCHA CIRCULAR por PABLO BAS (AR)
LA ESCUCHA CIRCULAR
Advertisement
por Pablo Bas / Músico, compositor, artista sonoro y docente
Inseparables como el río de su lecho lo son el sonido de la escucha. Si la palabra oír es la elegida para denominar la función biológica, involuntaria e incesante, del sistema auditivo en acción; por su parte la palabra escucha refiere al acto voluntario, a la intención que se tiene hacia lo que se percibe auditivamente. En la escucha, en particular en la escucha activa, aquella que es atenta y dirigida, los vínculos con otros seres y con lo que nos rodea se estrechan haciendo eje en lo sonoro desde luego, aunque no exclusivamente en ello ya que la actitud de escucha atenta excita a todo el sistema sensorial. La escucha atenta irradia a su alrededor y despliega cartografías temporales que evidencian en lo sonoro la topografía del instante como un modo de “esculpir en el tiempo”, tomando prestada la expresión de un gran director de cine. Implica este tipo de escucha una actitud predispuesta y permeable para abrirse a dar y recibir intercambios con otros seres y con entornos físicos, inclusive más allá y también más acá del fenómeno sonoro en sí.
En contextos como el actual de pandemia que afecta vastas regiones del planeta, en el que los contactos directos se restringen porque revisten riesgo de trasmisión de una patología muy contagiosa y sin cura conocida, la escucha atenta emerge como posibilidad de vinculación muy valiosa y potente y también como alternativa, de cierto modo supletoria aunque claramente parcial, para dichos impedimentos y distanciamientos físicos. De alguna manera, y más allá de la coyuntura actual, estar a la escucha se puede describir como estar al acecho para atrapar y a la vez ser atrapado por los contextos, por los otros y por las dinámicas cruzadas de ambos. En este sentido la escucha participa de una circularidad que comprende y se propaga sobre aspectos afectivos, psicológicos, emocionales, tal vez sinestésicos también, entre otros con los que vincula en forma directa en circuitos pendulares.
Aquello que Michel Chion menciona respecto del sonido dentro del campo audiovisual con el nombre de valor añadido, en referencia a la relación del sonido con la imagen y cómo aquel resignifica a ésta cuando ambas materialidades confluyen en la simultaneidad audiovisual, es algo que también ocurre en la experiencia cotidiana y que excede por mucho a ese campo artístico y comunicacional particular haciéndose extensivo a todas las dimensiones de la vida en la que lo sonoro tiene participación. Es decir, valor añadido a partir de lo sonoro es omnipresente, se produce de manera constante y en todas partes para quienes tienen capacidad de percepción auditiva.
Lo sonoro interactúa con (y resignifica a) las otras percepciones, por lo que se podría decir en los términos de Chion que añade valor, así como también otros registros sensibles añaden valor, interactúan y resignifican, a lo sonoro en un continuo que fluye y que no se detiene ni se compartimenta en categorías creadas para su racionalización o por necesidad de contar con elementos discretos para su descripción. Esto ocurre al mismo tiempo que, como el propio Chion sostiene, la imagen del audiovisual otorga valor añadido a lo sonoro, algo que es extensible en la vida cotidiana a las demás experiencias sensibles en el continuo sensorial / perceptivo y en todas las direcciones (los estudios sobre transmodalidad abordan este tema desde el punto de vista del cognitivismo).
Entonces las vías son de múltiples idas y vueltas, simultáneas, paralelas, oblicuas, en todas direcciones, irguiéndose como un entramado multidimensional y dentro del cual desde esta perspectiva destacamos lo aural / audible. Lo hacemos mediante el despliegue de la escucha atenta que entonces, no solo potencia la comunicación, sino que también permite penetrar entre los pliegues e intersticios de aquello que no se presenta como evidente y ante lo cual con los otros sentidos resulta imposible acceder.
Océano sonoro
La escucha circula y fluye en experiencias y prácticas inmersivas y emersivas en las que no hay puntos de llegada ni de partida aunque sí hay dinámicas, polaridades, pulsaciones partícipes de movimientos continuos que desconocen causalidades y no se interesan por comienzos ni finales. En la totalizante
confluencia de estímulos perceptibles, en cualquier entorno, y junto con las propias acciones, casualmente reverberamos en una suerte de magma sonoro vibrante, un océano de vibraciones atravesado por infinidad de corrientes internas sonoras que develan espacios, revelan territorios, recorren geografías. Los espacios son entornos sonoros resonadores en los que a la vez inevitablemente resonamos. Así es que cada espacio, cada entorno con sus formantes, modela y moldea las escuchas. Estas, a su vez, construyen y proyectan paisajes sonoros. Como seres (re)sonantes emitimos sonidos que emergen en proyección circundante desde la propia escucha irradiada hacia el entorno de otros seres y de cosas que habitamos, los que reverberan con nosotros y con los cuales reverberamos. Entonces el entramado es descentralizado, de múltiples fluidos vibrantes, sonoros inacabados, sin bordes definidos, con límites imprecisos y fluctuantes. Allí, que también es aquí, el espacio es el cauce de la escucha. Y todo vibra.
Sonocartográfico
El fenómeno sonoro se fija y se aplana con las tecnologías de registro digital que descomponen y reducen la multidimensionalidad de la experiencia a una miniaturización discreta de datos binarios de ceros y unos. El nuevo elemento que se crea, al ser impulsado para una reconstrucción evocativa mediante la escucha, puede que remita a la experiencia que lo motivó pero ineluctablemente es diferente a ella.
Por medio de diversos recortes, inevitables e imprescindibles, opera una distancia en la representación respecto del fenómeno al que remite que posibilita el surgimiento de un espacio poético, un espacio en el que el tiempo se detiene un instante y el sentido se silencia, que potencialmente surge como espacio de significación que podría ser ocupado. De igual manera ocurre con los espacios y territorios y su representación mediante mapas. En el Taller de grabaciones de campo y mapa sonoro reflexionamos y trabajamos sobre los puntos de encuentros de ambas materialidades de los que surgen en síncresis asociaciones que potencian nuevas narrativas audiovisuales.