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Cuerpos y technopolítica: Performance art en streaming --------------Alejandro de La Fuente Investigador y archivista en Artes Montreal, Canadá
“La proximidad física constitutiva del juego social ya no está inducida por la primacía del contacto carnal, sino por la producción previa de flujos electrónicos susceptibles de organizar en diferido el encuentro localizado entre los cuerpos” (Sadin, 2018, p. 139) “Nada está conectado a todo, todo está conectado a algo” (Haraway, 2020, p. 61)
La tecnología digital y virtual tiene sus ventajas: acceso inédito a la información, indiferencia de la localización, intensificación y aceleración de intercambios entre los usuarios. Pero, a su vez, tiene grandes desventajas como son la falta del componente humano y la inmovilidad del cuerpo. La discusión sobre el humanismo la vamos a descartar por que ingresaremos de lleno al mundo digital. El asunto de la inmovilización del cuerpo es el punto en el que nos vamos a concentrar. Pienso que la performance es muy relevante cuando queremos crear formas de remover los cimientos de la sociedad, de crear formas alternativas a las relaciones humanas rituales (performativas), de compartir espacios geográficos y de protegernos como “comunidad” así como delimitar a los “otros”, en otras palabras, de contrarrestar el complejo sistema de control bipolítico. Eso es básicamente una sociedad humana, en la cual el cuerpo es central para controlar a la población, desde al menos el siglo XVIII, como nos enseñó Foucault con sus investigaciones sobre el poder disciplinar (Vigilar y Castigar, 1975).
Política en el mundo digital El filósofo Éric Sadin denomina como “gubernamentalidad algorítmica” (1) (2018, p. 137) al creciente dominio de las estadísticas, el análisis de datos, data-mining y la Inteligencia Artificial; que ayudan a determinar patrones de comportamiento que informan las decisiones corporativas y del Estado que se toman sobre la sociedad. Se trata de un “entramado de fuerzas artificiales que orientan la vida de otra manera más fértil o activa” (2018, p. 132). Es decir, una technopolítica que viene a reemplazar el concepto foucaulteano de la biopolítica. En tiempos de pandemia mundial la technopolítica es la herramienta privilegiada de control sobre la población. El cuerpo es el lugar donde se inscribe el poder condenándolo a ciertas escenas específicas de visibilidad y enunciación, ocupando los conceptos del filósofo francés Jacques Ranciére. Los cuerpos precarios son relegados a las escenas menos visibles volviéndolos vulnerables a la violencia y la muerte (precarizándolos como diría Butler). Pero la revolución tecnológica impulsó un reordenamiento del reparto de lo sensible. “Hay una tensión cada vez más íntima o ‘carnal’ entre anatomías humanas y objetos técnicos” (2018, p. 82). Además de nuestra relación con los aparatos tecnológicos como prótesis de nuestros cuerpos, existe el contenido virtual, el espacio digital que permite el internet y que crea una nueva escena de enunciación. En línea con la corriente cyberpunk: “la net [internet] es una casa para la anarquía”. (2)
1.Sadin, Éric. 2018. La Humanidad Aumentada: La administración digital del mundo. Buenos Aires: Caja Negra. 2.Kirtchev, Christian. 1997. A Cyberpunk Manifesto. Revisado en: http://project.cyberpunk.ru/idb/cyberpunk_manifesto.html
Imagen de Plano de vivienda de Ce Pams en Santiago