Lamasu del Palacio de Ashurnasirpal II 883 a. C. Museo Britรกnico.
INTRODUCCIÓN Los toros alados, también conocidos como “Shedus” o “Lamassus” son esculturas monumentales con cuerpo de toro o león, cabeza humana y alas de águila. cerca de Mosul, a orillas deun afluente del rio Tigris, se encuentran las ruinas de la que fue, una de las más importantes y bellas ciudades del Imperio asirio, la ciudad de Dur Sarrukin (la fortaleza de Sargón); creada por voluntad de Sargón II de Asiria entre los a. 721 y 705 a. C. para instalar en ella su residencia real durante el periodo asirio. En 1842 se creyó que ésta podría ser la antigua ciudad de Nínive, aunque no era así. Durante este período la escultura pierde importancia por lo que tan sólo se conocen dos estatuas de reyes asirios, una de Assurnasirpal II y otra de Salmanasar III, pero destacan ante todo las gigantes estatuas que, como figuras mágicas y mitológicas que hacen la función de genios protectores, que se colocaban en las puertas de los templos, palacios o ciudades, protegían a los edificios y sus habitantes o haciendo de elemento purificador para aquellos visitantes que los atravesaban y alejaban el mal. Estos guardianes eran representaciones híbridas de distintos animales, generalmente antropomorfas con cabeza de hombre y parecidos a las esfinges egipcias. Son los conocidos toros o leones alados androcéfalos, entre los que destacan los toros que custodiaban el palacio de Sargón en Jorsabad (siglo VIII a. de C.). Estas esculturas del arte neo-asirio pueden considerarse como relieves de bulto redondo o esculturas arquitectónicas por sus lugares de colocación. El toro está representado de frente y a la vez de perfil, por eso tiene cinco patas (uno de los aspectos más llamativos), de frente está quieto y de perfil está andando. Otra característica importante son las alas: Están hacia atrás y en posición horizontal. La cabeza es humana, con melena y barbas largas y tocado con cuernos, lo que le relaciona con la divinidad. La cabeza humana está coronada con una diadema estrellada y rodeada de astas o cuernos y plumas. Sus rasgos físicos humanos se ven variados por los oídos, que son los de un toro y, representan a un hombre barbado, de pobladas cejas y ojos expresivos, de nariz prominente con bigote fino y boca elegante. La barba cubre las mejillas y la barbilla con un efecto de pelo rizado. El pelo le cae sobre los hombros y llega hasta la espalda donde aparecen sus alas (Raptor) de águila. Su cuerpo de toro de patas cortas y fuertes que marcan la musculatura y las venas le dan un aire potente y sólido y en su posición lateral efecto de movilidad. En la ciudad de Nimrud esta situada junto al río Tigris a unos 30 km Mosul, en el actual Irak, fue una de las principales capitales de la antigua Asiria. Su importancia se mantuvo incluso después de que el rey Sargón II y sus descendientes trasladasen el centro de poder del imperio a otros enclaves como Khorsabad o Nínive. A pesar de ello, a principios del siglo VII a.C. fue casi totalmente destruida por los babilonios.
Olvidados durante siglos y sepultados por las arenas del desierto, los restos arqueológicos de Nimrud fueron excavados por el arqueólogo británico Henry Layard a partir de 1845, llevándose gran parte de las piezas descubiertas a Inglaterra. Las escabaciones se centraron sobre todo en el área de la ciudadela, una extensión de veinte hectáreas en el interior de la ciudad, rodeada de un muro de unos ocho metros de altura, dentro de la cual se localizaba el Palacio Real de Asurnasirpal II. Entre los monumentos más emblemáticos que se encontraron allí, había dos toros androcéfalos alados, esculpidos en piedra entre los años 883 y 859 a.C., que estaban colocados como guardianes a la entrada de la sala del trono y que se recrea hoy en el British Museum. El tamaño de las estatuas esta entre 3,5 m de altura por 3,7 de anchura, y un peso cercano a las 10 toneladas. Los toros alados o lammasu formaban parte del grupo de criaturas características de la mitología mesopotámica. Se trataba efectivamente de animales colosales con cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre; las patas suelen terminar en cascos, como las de los toros o los caballos, pero a veces tienen garras de león. Las teorias sugieren que el cuerpo representaba la fuerza del animal; las alas, la velocidad de las aves; y la cabeza, la inteligencia humana. Los lammasu eran considerados divinidades protectoras frente a las fuerzas del mal, y su función era tanto la de proteger espacios de representación emblemática; como infundir respeto y temor a los embajadores extranjeros, mostrando el poder de la monarquía Asiria. Con ese fin se disponían, normalmente en parejas, a la entrada de los recintos reales o de los templos, acompañados de inscripciones relativas a los logros de los reyes, sus ascendientes y títulos. Los elementos iconográficos resaltan esta imagen de poder. La cabeza va rematada con una corona que parece una tiara, que es un elemento que identifica a los seres divinizados; esta tiara puede ser redondeada y con cuernos, como la que llevan los toros de Nimrud, o cuadrada, como la de los toros de Khorsabad, que se conservan en el Louvre. Además, el rostro presenta una abundante barba, símbolo de fuerza y masculinidad, y la representación de la anatomía es especialmente potente. Como estas figuras estaban pensadas para verse tanto de frente como de perfil suelen tener cinco patas en vez de cuatro, de esta forma, cuando se ven desde el punto de vista frontal parecen mantenerse firmemente en guardia, sobre sus patas delanteras, mientras que al verse desde el lateral dan la sensación de que caminan. Más allá de su valor artístico y de su antigüedad, los toros androcéfalos asirios condensan una gran cantidad de significados culturales y religiosos de una de las primeras grandes civilizaciones de la historia de la humanidad. Y desde luego no pudo ser más afortunado su hallazgo y su traslado a varios museos occidentales para asegurar su oportuna conservación.
LAMMASU Babilonia demonio protector con el cuerpo de un toro, alas de águila, y una cabeza humana. El nombre lamassu proviene de la palabra sumeria lama, que se traduce en akadiano como lamassu. Se refiere a una deidad protectora, que suele ser hembra. A menudo se representa como una figura de pie que presenta a los invitados a otro ser superior, así que en realidad es una sirvienta. Su contraparte masculina se llama alad o šêdu. Durante el Imperio Asirio (c.883-612), estos grandes toros con alas y siempre con cabezas humanas, fueron puestos como guardianes de entrada a las puertas de palacios reales como Khorsabad y Nínive. La idea general detrás de ellos era alejar del mal pero también tenian una gran función propagandistica ya que representaba la grandeza y el poder del pueblo asirio e infundian temor a los enbajadores estranjeros que visitaban los palacios. También se conocen deidades protectoras similare con cuerpo de león, se llaman generalmente “esfinges”. Estas estatuas se llamaban aladlammû “espíritu protector” o lamassu, lo que significa que la palabra femenina original se aplicaba ahora a un demonio macho. En una interpretación moderna, combinan la fuerza de un toro, la libertad de un águila, y la inteligencia de un ser humano. Las lamassu femeninas se llaman apsasû. Lammasu también se conocen de los palacios de los reyes Achaemenid. Los de Pasargadae han desaparecido, pero en Persépolis todavía podemos verlos en la Puerta de todas las naciones. Los cascos son visibles en la puerta inacabada; En el edificio que se identifica como un Salón del Consejo o un Tripylon ( “puerta triple”), los lamassu sirvieron también como los capitales de las columnas. Criaturas mitológicas similares fueron llamadas “gopathas” en persa. Hay teorias que establecen un vínculo entre el lamassu asiático y el minotaur griego, aunque el primero tiene la cabeza de un hombre y el cuerpo de un toro, y el Minotauro tiene el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro. por lo que esta teoria pierde fueza en realación con la iconografia que ya que seria todo lo contrario al Lammasu, el cuerpo del animal representa la fuerza por lo que la cabeza la inteligencia. Además de benéficos y protectores para los que los poseyeran, estos toros androcéfalos alados infundían temor y respeto a los espíritus maléficos y a los enemigos. Existía la leyenda de que mataban a los que se aproximaban, excepto a los hombres puramente buenos o totalmente malvados.
Lammasu, museo de Pérgamo (Berlín).
Bajorrelieve palacio construido Una de las puertas de Dur Shapor Sargón II en Dur Sharrukin rrukin, museo del Louvre
ICONOGRAFÍA En el arte, los Lamasu eran representados como, toros o leones alados con la cabeza de un hombre. Estos grandes genios asirios pueden verse hoy día conservados en museos como el Museo Británico en Londres, Museo del Louvre de París, Museo Nacional de Irak en Bagdad el Museo de MosuL (bueno, aquí ya no, gracias a los filantropos del ISIS que los decidieron retocar respectivamente a los pertenecientes a las capitales Dur Sharrukin y Ninive en pos de su religión), Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Museo de Pérgamo en Berlín y el Instituto Oriental de Chicago. Por los Lamasus se situaban en la entrada a la ciudad, por lo que todo el que entra los veia. Si se mira de frente, parece que está quieto y si se mira lateralmente, parece caminar. Si se mira oblicuamente, aparece representado como si tuviese cinco patas. Y son muy altos: por ejemplo, en Dur Sharrukin llego a medir 4,20m. Se hizo a propósito para que parecieran poderosos. En este caso el Lamassu está siendo utilizado como un símbolo de poder. El motivo de un animal alado con cabeza humana es común en Oriente Próximo. Por primera vez apareció en Ebla, alrededor del 3000 a. C.. El primer motivo de un Lamasu apareció en Asiria durante el reinado de Tilgat Pilser. En un período muy posterior, un león alado apareció en la bandera de la República de Venecia, refiriéndose en este caso a San Marcos Evangelista, el santo patrón de la ciudad.
MITOLOGÍA El lamasu es un genio celestial de la mitología mesopotámica. Humano por encima de la cintura y toro por debajo de la misma, pero también tiene los cuernos y las orejas de un toro y con frecuencia con alas de aguila. Los toros, en Mesopotamia, se asocian sobre todo a las corrientes de agua que llevan a la fertilidad, al poder, al estar sobre la tierra, como se aprecia en sus fuertes pezuñas. Por otra parte la cabeza humana les dota de inteligencia y tiene larga barba historiada, lo que les liga a las divinidades. La cara esculpida representa al rey que gobernaba en el momento de levantarse la escultura. Además lleva una especie de corona con cuernos (también ligada a la divinidad), cabellera espesa y cinturón (que representa el poder). Por el bajo vientre asoman escamas de pez y las alas de águila suponen relación con el sol (al igual que los antiguos egipcios, inspirado por la divinidad solar). Son seres que recrean el equilibrio entre el cielo, la tierra y el agua, y permiten intermediar entre los hombres y las divinidades. Como espíritus del hogar protegían al pueblo común. Más tarde, durante el período babilónico se convirtieron en protectores de los reyes y se colocaban en las entradas de ciudades o palacios. Los acadios asociaban al dios Papsukkal con Lamassu (vertiente femenina) y al dios Išum con Shedu (vertiente masculina).
Para proteger las casas, los Lamasus eran grabados en tablillas de arcilla, que luego eran enterradas bajo el umbral de la puerta. Se colocaban a menudo en pares a la entrada de los palacios y las ciudades, en tamaño colosal. Las entradas solían mirar cada una hacia uno de los puntos cardinales. A veces, también eran motivo de decoración parietal en los palacios asirios entre los siglos IX a. C. y VII a. C. Esta herencia asiría sería recogida posteriormente por el arte persa, donde con algunas variantes se representaron en las entradas monumentales del centro ceremonial de Persépolis.
LOS LAMMASU EN OTRAS CULTURAS En en muchas antiguas religiónes y la mitologías, las criaturas antropomorfas o seres divinos de forma humana, o con el reconocimiento de las cualidades humanas en ellos son muy comunes, las representación de estos distintos seres con carácter protector, indistintamente el transfondo, las leyendas o funciones de estos, muestran una gran similitud, por lo qué podemos encontrar un seres muy parecidos, con funciones similares o totalmente contrarias en culturas muy diversas, desde Egipto con las esfinges, en Grecia con los centauros, grifos, algunas representaciones de dragones en mitologia escandinava asta demonios (sin connotaciones negativas) en Japón. LOS TOROS ALADOS PERSAS: Los toros alados persas o Lammasus persas son el resultado de la influencia asiria y una clara influencia egipcia, esto se debe a la gran expansión de su imperio el cual abarcaba muchos pueblos diferentes con sus cultos y creencias la cuales se ven reflejadas en su cultura y sobretodo en el arte, absorbiendo y haciendo suyas las culturas propias de otros pueblos, en este caso los toros alados persas tienen las mismas funciones y connotaciones que los Lammasu asiriós, pero dando menos importancia a lo mistico y religioso y dotandolos de una función más estética y decorativa, sus diferencias son mínimas, estos Lammasus dejan de tener dos representaciones la frontal y la lateral, por lo que se elimina una de las cinco patas representandolo solamente en una posición, la otra diferencia que se aprecia esta en las alas ya que son representadas de una forma mas curvilínea con clara influencia egipcia.
LAS ESFINGES: Esfinge griega: La Esfinge en la mitología griega era un monstruo con rostro y busto de mujer, patas de león, cuerpo de perro, cola de dragón y alas de pájaro. Estacio precisa que tenía el rostro pálido, la boca llena de veneno, ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre.
La Androesfinge o Esfinge egipcia: Las esfinges eran símbolo de la realeza, ya que representaban la fuerza y el poder del león, y la vida después de la muerte, motivo por el que aparecen en muchas tumbas en forma de relieve. Durante el Imperio Nuevo se representaron como esfinges a algunos dioses, como Amón. En los últimos periodos fue habitual situar esfinges a ambos lados de las avenidas que conducían a los templos. Entre el recinto del templo de Amón en Karnak y el de Amón en Luxor, existe una avenida con cientos de esfinges con cabezas de carneros o humanas. La esfinge egipcia ha ido variando a lo largo de la historia, cambiando su apariencia según las tendencias culturales del momento. Se conocen algunas con aspecto femenino: la esfinge de Hetepheres II es la más antigua conocida. La del Museo Barracco de Roma, realizada en granito negro y atribuida a Hatshepsut, y otra conservada en el Museo del Cairo de la misma reina, sería la imagen de la primera reina-faraón en ser representada en esta forma. Otras reinas cuyo rostro se puede ver en esfinges fueron Mutnedyemet y Nefertiti. Esfinge es el nombre helenizado de un ser fabuloso que se suele representar, generalmente, como un león recostado con cabeza humana. Las Androesfinges fueron ideadas por los antiguos egipcios y forma parte de su compleja mitología. EL GRIFO: Es una criatura mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y rabo, algunos grifos se representan con orejas puntiagudas en la cabeza o plumas en la cola. De acuerdo con los mitos, es ocho veces más grande y fuerte que un león común. Para algunas culturas antiguas, el grifo tenía el poder de controlar los cuatro elementos Parece tener su origen en Oriente Próximo, pues aparece en las pinturas y esculturas de los antiguos babilonios, asirios y persas. También se encuentran representaciones de grifos en la pintura minoica, como en el famoso sarcófago de Hagia Triada.
LOS GENIOS ALADOS ASIRIOS: LAHMUS: Estos genios alados mantienen una estrecha relación con los Lammasu y son genios protectores de la mitologia mesopotámica, normalmente se los conoce como los melenudos o barbudos, o también por los fangosos. La función que tenían al servicio del dios Enki/Ea, era guardar el cerrojo de las puertas del E-Apsu o porteros de la morada o templo de Enki.
EL TRISTE FINAL: El viejo esplendor de las ruinas de Nimrud, una de las principales capitales de la civilización asiria citada incluso en la Biblia, ha llegado a su fin. Los bárbaros del autodenominado Estado Islámico han borrado sus últimos vestigios a golpe de maquinaria pesada, según han denunciado el Gobierno iraquí y los jefes tribales de los alrededores. Levantada hace más de 3.000 años, la ciudad de Nimrud -se menciona con el nombre de Calah en el Antiguo Testamento- está situada a orillas del río Tigris a unos 30 kilómetros al sureste de Mosul, la segunda ciudad de Irak, que está en manos yihadistas desde el pasado junio. Aunque parte de su enorme tesoro fue trasladado hace años al museo de Bagdad o al extranjero, aún conservaba estatuas de ‘Lammasu’, los inmensos hombre-toro alados con cuerpo de bóvido, alas de águila y testa de hombre que montaban guardia a las puertas de las ciudades o los palacetes de sus reyes. Las figuras son un icono de la civilización asiria que ocupó el norte de la antigua Mesopotamia entre el 1813 a.C. y el 609 a.C. http://www.elmundo.es/cultura/2015/03/06/54f97ee222601dbb628b4577.html