CORPORACION VIDA, JUSTICIA Y PAZ FORO POR LA PAZ: DESARROLLO RURAL Y TERRITORIO “SEMBRANDO DESARROLLO RURAL.LABRANDO RECONCILIACION Y COSECHANDO PAZ” Con este título, la Corporación ha convocado al XXIV Foro por la paz del próximo 13 de septiembre. Se trata de promover en la sociedad del Oriente antiqueño la importancia del desarrollo rural, como escenario que garantiza una paz sustentable y duradera en horizonte de reconciliación. No dudamos en afirmar que las gentes de nuestra región, siguen siendo personas honestas, laboriosas, amantes de la paz y con raíces profundas de valores y virtudes sembradas por nuestros mayores. Igualmente somos conscientes de que nuestro suelo es rico desde el punto de vista agrario y en recursos naturales. Pero la cruel violencia que azotó al país, hizo fuerte meya en las familias, comunidades, veredas, pueblos, destrozando en gran medida el tejido social, desplazando de su entorno religioso, cultural, económico, político a muchos miles de personas. Otra de las realidades que no podemos desconocer es el cambio que se ha dado en el uso de la tierra, particularmente en el altiplano (Valle de San Nicolás), que de zonas de cultivo de pancoger, ganadería lechera, bosques nativos, han pasado a ser parcelaciones y urbanizaciones. Es innegable que el desplazamiento forzado dejó despoblados nuestros campos. Tampoco podemos negar que los cultivos ilícitos han incursionado en nuestro territorio, sobre todo en la zonas Páramo y bosques y el narcotráfico en la zona del altiplano. Es increíble que nuestra población campesina (aunque diezmada) que es cerca del 60% de la población, sólo posee el 2.13% de la propiedad rural; mientras que el 40% de la población urbana tiene el 50% del suelo productivo. También es gravísimo constatar que el 50% de la población campesina, ha sido desalojada y despojada de sus tierras (Fuente: Acción social 2011). Para la Asociación de Campesinos de Antioquia (Agosto de 2013) la región ha sido de las de más desplazados en el departamento. Poblaciones como San Carlos, Argelia, Nariño, San Francisco más del 50% de la población, la mayoría campesinos, pequeños latifundistas o familias asalariadas, se han desplazado en los últimos 20 años. Con respecto a la propiedad de la tierra también hay situaciones alarmantes: en San Francisco de 1735 predios rurales, sólo 212 tienen títulos de propiedad; la gran mayoría de los 1735 predios, se enmarcan en la figura jurídica de ocupantes (Datos del Comité Municipal de Atención Integral a la población Desplazada. Mpio. De San Francisco 2007). Por ende, la propiedad de la tierra, es del Estado. Otra realidad incuestionable de nuestra región, es la poca tecnificación de los cultivos, la carencia de cooperativas que den valor agregado al producto, la inestabilidad de precios, el pésimo estado de las vías veredales, el alto costo del transporte de los productos de las veredas a las cabeceras, el altísimo costo de los insumos agrícolas y la temeridad frente a los préstamos por la incertidumbre de las cosechas por los inviernos o veranos. Otro fenómeno que se ha ido generalizando es la migración de los jóvenes que hacen su bachillerato rural a las cabeceras municipales o a la ciudad, en busca de mejores oportunidades ya de estudio o de empleo. Frente a este panorama qué hacer? · Sin romper el esquema injusto y desigual de la distribución de la tierra, no es posible resolver el problema estructural que aqueja al agro en nuestra región. El beato Juan Pablo II afirma con vehemencia: “clases poderosas que tenéis a veces improductivas las tierras que
esconden el pan que a tantas familias falta: la conciencia humana, la conciencia de los pueblos, el grito del desvalido, y sobre todo la voz de Dios, la voz de la Iglesia os repiten conmigo: no es justo, no es humano, no es cristiano continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Hay que poner en práctica medidas reales, eficaces, a nivel local, nacional e internacional…y es claro que quien más debe colaborar es quien más puede” (Oaxaca Mexico. 1979). · Es urgente cambios radicales para devolverle a la agricultura de nuestra región, el lugar y valor que ocupó otrora: “En muchas situaciones son necesarios cambios radicales y urgentes para volver a darle a la agricultura – y a los hombres del campo – el justo valor como base de una sana economía, en el conjunto del desarrollo de la comunidad social. Entre esos cambios, es vital formar al campesino y su comunidad en lo que significa la autogestión y en los grandes avances de la ciencia y técnica, para que pueda entrar eficazmente en los modernos procesos productivos, económicos y sociales” (Laborem exercens 21). · No podemos eximirnos ninguno de los habitantes de la región, ni las autoridades locales, regionales y nacionales, de la tarea de reconstruir el tejido social de la población campesina. Para ello es preciso garantizar el retorno con dignidad, seguridad y garantías de pleno ejercicio de los Derechos humanos, para alcanzar el verdadero desarrollo humano integral: “El destino universal de los bienes comporta un esfuerzo común dirigido a obtener para cada persona y para todos los pueblos, las condiciones necesarias para un desarrollo integral, de manera que todos puedan contribuir a un mundo más humano, donde cada uno pueda dar y recibir, y donde el progreso de uno no sea obstáculo para el de otros ni un pretexto para su servidumbre” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia No. 174). · Otros factores esenciales para el logro de una región en desarrollo y paz estable y duradera son: () Trabajar con las autoridades locales y departamentales para la legalización de los predios rurales. () Condonación de las deudas anteriores al desplazamiento por parte del Banco agrario o entidades oficiales. () Conformación de comisiones rurales de Derechos Humanos. () Formación de líderes campesinos, en lo socio-económico, socio-político y socio-cultural, para que puedan ser artífices de su propio desarrollo y de sus comunidades. () Una política agraria que forme parte de la Constitución Nacional, que, siendo política de Estado, sea de obligatorio cumplimiento para todas las autoridades y ciudadanos. Esperamos que el próximo foro por la paz, nos de luces y abra caminos, para que podamos construir la patria en que todos quepamos y en la que como hermanos, seamos todos Uno. Monseñor Gilberto Muñoz Ospina